Correspondencia Rimbaud

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RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA.

APUNTES
PARA UNA LECTURA DE UNE SAISON EN E1VFER
RAMIRO MARTIN

Miseria de la poesa y poesa de la miseria pretendi ser el ttulo de esta


refiexin en honor a la polmica habida entre Proudhon y Marx y que
cronolgicamente, 1846-1847, precede en siete arios al nacimiento de
Rimbaud. Dicha polmica ser el definitivo enfrentamiento entre lo que se
llamar socialismo utpico y socialismo cientfico. De alg n modo Rimbaud
parece constituir un decisivo y definitivo hito de ruptura entre los cnones
llammosles tradicionales de la poesa y la modernidad, cosa que, por ejemplo,
los surrealistas y sobre todo Breton no han cesado de repetir desde su fundacin.
A decir verdad, no han sido ni Les Illuminations, ni Une saison en enfer, ni la
lettre du voyant, ni nada que sea netamente literario lo que nos ha impulsado a
escribir estas lneas. Todo comenz con la lectura de lo que para un crtico de
la literatura no debe dejar de ser sino secundario: su correspondencia. Y no
creemos que pueda existir correspondencia de un escritor que casi nada tenga
que ver con sus escritos, como es el caso de Rimbaud. En verdad que uno senta
la obra de Rimbaud inseparablemente del envoltorio mtico y legendario del
que tanto se ha quejado Etiemble y de la aureola santificante con la que la
iglesia surrealista le ha rodeado y entronizado como uno de sus santos intercesores; avalado adems por los consabidos dogmas o si se prefiere axiomas tales
como je est un autre, changer la vie, le drglement de tous les sens,
l'alchimie du verbe... que parecen haberse convertido en los faros sin los
cuales los navos de la modernidad no habran podido sino embarrancar.
Rimbaud est surraliste dans la pratique de la vie et ailleurs, dice Breton en el Primer
manifiesto. Manifestes du suiralisme, fars, Gallimard, 1975, pg. 39. Pueden verse otras alusiones
a Rimbaud en las pgs. 30, 63, 80, 110 y 135. De argn modo el non-conformisme absolu del
que habla Breton se encarna, enu-e otros, en Rimbaud.
Anamio de Estudios Filolgicos, XIX/1996, 337-358

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RAMIRO MARTN

Confibamos encontrar en su correspondance, reiterativa hasta la saciedad, pero nunca aburrida quiz por una especie de morbo que el propio
lector se crea, una respuesta, un porqu, una explicacin, que evidentemente
nunca llega. Sus miserias, sus mezquindades, sus aspiraciones y frustraciones
se dicen alli, o se callan, se insin an y/o se ocultan. Correpondencia que, a
nuestro entender, poco tiene que ver con gran parte de la leyenda montada
en torno a Rimbaud.
Pero en esa correspondencia hemos podido percatarnos de algo que en
ella no se explica y que afecta a la dimensin literaria de Rimbaud, algo que
tiene que ver con lo que se ha denominado el primer Rimbaud y el segundo
Rimbaud. Consideramos que el impulso que mueve al Rimbaud literaria y
literalmente mudo de la segunda parte de su vida es el mismo que conduce
al Rimbaud poeta incontinente e iconoclasta de la primera. No es que al
primer Rimbaud lo muevan las musas y al segundo el deseo de hacer fortuna.
En ambos momentos quiere una sola cosa: la gloria; quiere ser alguien y por
ser alguien ser capaz de pasar temporadas en el infierno, en el suyo o en el
de frica, que tambin acabar siendo suyo. Por la gloria y por ser alguien2
Rimbaud ser capaz de prostituirse con Verlaine, con G. Nouveau o con
cualquier empresa colonialista y explotadora, traficante de armas o de negros.
Rimbaud vive y sobrevive mientras puede por una gloria, por un hacerse un
sitio al sol, que jams alcanzar. No slo no hay contradiccin entre la vida
y obra de Rimbaud, sino la ms absoluta y total coherencia. No pudo alcanzar
en vida su gloria literaria, porque ya conoce el lector la historia de la literatura
y la suerte de los literatos en los tiempos del hambre que si no fueron todos,
si fueron muchos. La otra gloria y fortuna tampoco le cupo en suerte... por
unas cuantas bagatelas.
Fueron, pues, sus cartas a la familia durante su estancia en Africa las que
motivaron con fuerza la necesidad de reflexionar sobre el qu, el cmo y el
porqu de un escritor que como Dante o Nerval desdichados cada uno a su
manera necesitan exorcizar el sentido o el sin sentido de la vida con la
terrible experiencia de une descente aux enfers. No parece que vivamos en
el mejor de los mundos posibles cuando hablamos de mundos nos referimos
al mundo exterior y al mundo interior, Marx y Freud nos lo demostraron ms
all de cualquier duda posible...
Las teoras psicoanalticas de Alfred Adler seran sumamente interesantes y pertinentes para
comprender el fenmeno del que estamos hablando. Al no ser este el objetivo del presente
artculo, invitamos al lector a consultar nuestros artculos: Psychanalyse et littrature I. Alfred
Adler, en Cuadernos de Filologa Francesa, n. 2 3, Cceres, Univ. de Extremadura, 1989. pgs.
110, y Psychanalyse et littrature II. La protestation virile de Thrse Desqueyroux. Pour une
lecture adlrienne de roman de Fr. Mauriac, en Anuario deEstudiosFilolgicos, XII, Cceres, Univ.
de Extremadura, 1989. pgs. 171-185.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

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El mundo interior de Rimbaud se nos presenta en su obra como un


paradigma de complejidad y de riqueza. Dotado con una mente privilegiada
y singular, Rimbaud puede considerarse como un superdotado, un genio, un
fuera de serie.
En nuestra refiexin dejamos de lado Les illuminations, esos fuegos artificiales de una realidad virtual, esos cortocircuitos de una imaginacin sin
freno y desenfrenada. En el fondo debemos confesar que Les illuminations nos
paralizan y sobre todo nos descolocan. Tambin nos descoloca Une saison en enfer, pero nos desafa ms directamente y es por ello que aceptamos
el reto.
Une saison en enfers

El punto de partida y el punto de llegada.


Al abordar nuestra refiexin sobre Une saison en enfen> nos vimos en la
acadmica necesidad de leer con cierta atencin los concienzudos y entusiastas
trabajos de algunos especialistas. De alg n modo el de P. Brunel 4 nos parece
el compendio y el tamiz de la mayor parte. Fue entonces cuando camos en
la cuenta de que estbamos ante una literatura si no hermtica, s al menos
delante de un texto que se prestaba ms para la hermenutica y la exgesis
que para el placer de la lectura. eCmo proceder ?
eY si replanteamos el punto de partida ? eY si descartamos cualquier punto
de llegada ?
Sera justo y razonable descartar cualquier punto de llegada lase cualquier prejuicio. La modernidad nos ha enseriado que el verso no es la nica
morada de la poesa. Este es el caso de Une saison en enfer. Ahora bien, por
principio, cualquier poesa que se precie implica un uso perverso, anmalo,
atpico del lenguaje. Eso quiere decir que las palabras son no un medio, sino
un fin en s mismas. Lo reconoce hasta J. P. Sartre 5 . La poesa es intransitiva...
Es la hipstasis del significante. El lector debe, pues, ponerse al lado y del lado
de las palabras y del significante. Si no lo hacemos as, sobre todo con textos
en los que el significado aborda temas tab, blasfemos, transgresores lo
tratamos de demostrar hace alg n tiempo con Lautramont6 corremos el
peligro de quedar hipnotizados por el significado sin percatarnos de la forma,
sin darnos cuenta de que el autor est jugando a asustar al lector, sin percibir
los rasgos de humor y de artificialidad y de artificiosidad del texto.
Todas las citas de la obra de Rimbaud se refieren a la siguiente edicin: Arthur Rimbaud.
Oeuvre-Vie. Edition du centenaire tablie par Alain Borer, Paris, Arla, 1991.
4 Arthur Rimbaud. Une saison en enfer, edit. cri que par P. Brunel. Librairie Jos Corti, 1987.
5 Qu'est-ce que la littrature?, en Situations H, Gallimard, 1948.
6 Les Chants de Maldoror ou l'avant-garde des avant-gardes, en Estudios de Lengua y Literatura
francesas, n. 2 2, Cdiz, Servicio de Publicaciones, 1988, pgs. 135-153.

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En la poesa de Rimbaud no hay mensaje, no hay sentido, no hay puerto.


Toda ella es un bateau ivre que viaja por viajar y que de paso desvela aspectos
de s mismo y de su peculiar manera de ver y sentir el mundo.
Tomemos uno de los axiomas de Rimbaud y que, dicho sea de paso, lo ha
transcendido: je est un autre.
eEs sta la frmula del desdoblamiento? 7 , edel desdoblamiento
esquizofrnico ?, ees ms bien una reformulacin del elemental dualismo en
que vivimos, nos movemos y somos?Por el contrario, el otro al que se alude
esera la cola de saurio que todo hombre arrastra tras de s?, como hubiera
preguntado C. G. Jung. 0 epor qu no la expresin ms acabada del amor y
de la transformacin que del amor resulta? Y, ya en este esfera, qu duda cabe
que podra haberla formulado Teresa de vila o Juan de la Cruz, como paradigma de la experiencia mistica: vivo sin vivir en m, en m yo no vivo
ya de Teresa de Jess.
Pero podemos ir an ms lejos, el axioma de Rimbaud podra ser tambin
una traduccin de su rechazo del principio de identidad. A lo largo de la
historia de la filosofa han existido dos grandes corrientes, dos maneras de
entender el pensamiento: la del saber esttico fundada por Parmnides sobre
el principio de identidad: El ser es y el no ser no es, y la del saber dinmico
o si se quiere paradjico, con sus orgenes en Herclito: ms all de la
aparente quietud de la realidad, todo fluye, todo es devenir, un estar constantemente siendo y no siendo.
Lo otro que yo, o quiz el otro que no soy yo, tambin puede que sea yo.
Yo estoy fundamentalmente hecho del barro de otro yo, que crea ajeno...; en
fin la dialctica del yo y del otro que ha hecho correr ros de tinta de color
existencialista, marxista quiz con la terminologa del amo y del esclavo,
freudiano, lacaniano, etc.
Pero al mismo tiempo nada hay ms creativo y delirante que lo equvoco,
lo ambiguo, lo polivalente..., cosas todas que no tienen por qu llevar a ninguna parte.
En lo que al punto de partida se refiere, y sin que creamos ser nada
originales, consideramos, con Marx, que la contradiccin es el alma de la
realidad, el motor de la historia, etc. Pero en esta ocasin vamos a valernos
de dos autores y un libro que no es suyo para articular lo que aqu pretendemos. Unamuno, Eric Fromm y la Biblia.
Nerval, por ejemplo, experimenta as este fenmeno: Une ide terrible me vint: l'homme
est double, me dis-je. le sens deux hommes en moi", a crit un Pere de l'Eglise. Le concours
de deux mes a dpos ce germe mixte dans un corps qui lui-mme offre la vue deux portions
similaires reproduites dans tous les organes de sa structure. 11 y a en tout homme un spectateur
et un acteur, celui qui parle et celui qui rpond. Les Orientaux ont vu l deux ennemis: le bon
et le mativais gnie [...] , Aurlia, Pars, Garnier-Flammarion, 1972, pg. 155.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

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Unamuno es el filosofo espariol que reivindica la contradiccin y la paradoja como medio y posibilidad para conciliar lo aparentemente inconciliable
como son la ciencia la fe, la razn y los sentimientos. Recuerdese su Sentimiento trgico de la vida. El propio Unamuno reivindica para s la contradiccin
y la paradoja como la nica posibilidad de supervivencia vital e intelectual. En
La agona del cristianismo, este telogo laico y heterodoxo afirma que el Evangelio est henchido de paradojas, de huesos que queman8.
Eric Fromm, por su parte, en tica y Psicoanlisis9 , habla de las dicotomas
existenciales e histricas del hombre. Entre las primeras, las existenciales,
aquellas con las que el hombre debe enfrentarse y que en modo alguno puede
anular, est en primer lugar la dicotoma ms fundamental: la de la vida y la
muerte. El hombre es el ser vivo que tiene conciencia de su propia condicin
en lenguaje de Heidegger se definira como un-ser-para-la-muerte. Vida y
muerte son dos realidades incompatibles. La segunda de las dicotomas es que
cada ser humano es portador de todas las potencias humanas, pero el breve
lapso de su vida no permite la plena realizacin de ellas, ni siquiera en las
circunstancias ms favorables. Dicho de otro modo: el hombre es un ser-enel-tiempo. La tercera de las dicotomas consiste en que el hombre, al mismo
tiempo que est slo, no soporta la soledad, siente la angustiosa necesidad de
estar con los otros. Kant haba hablado de la insociable sociabilidad y Sartre
siempre tan optimista ide aquella terrible verdad de que el infierno son

los otros.
Finalmente y porque se ha dicho infinidad de veces que Une saison en enfer
es una especie de contra-evangelio, traemos a colacin la Biblia porque sta
coincidiendo con Unamuno nos parece estructurada sobre la contradiccin

y la paradoja; citemos slo algunas: Dios-hombre, uno-trino, madre-virgen,


pobres-felices, llamados-elegidos, ltimos-primeros... y as ad infinitum.
Querramos recordar algunas de las cosas que H. Morier, en su Dictionnaire
de Potique et de Rhtorique, subraya a propsito de la paradoja y del oximorn:
Tous deux rveillent l'attention en heurtant l'intelligence. Tous deux
brusquent le lecteur pour qu'il ouvre les yeux. Chaque fois que l'esprit
s'endort sur des ides reues, chaque fois qu'il donne raison aux grossires
vidences, celles de la matire, du pouvoir tabli, de la vie pratique, le pote,
le philosophe et le prophte sont l pour le frapper de paradoxes, lui prouver
que les premiers seront les derniers, que qui gagne sa vie en ce monde la perd
dans l'autre; qu'une seule chose est ncessaire, et c'est une chose abstraite. Le
>>10.
paradoxe est l'arme de l'esprit militant, qui affirme sa force
8 Buenos Aires, Edit. Losada, 1964. pg. 21
9 OP. Cii., Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1969, pgs. 52 ss.
i Cf entradas Paradoxe y Oxymore, Pars, P.U.F., 1961, pgs. 802 ss., 812-813. La cita,
pg. 813.

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Por todo ello pensamos que no se puede entender Une saison en enfer sin
abordarla desde una perspectiva dialctica. Los conceptos de contradiccin,
dicotoma, paradoja, atraviesan de parte a parte la obra de Rimbaud. Sin tener
en cuenta esta dimensin proftica, luchadora y desmitificadora, el yo intimo
de Rimbaud y sus bsquedas, sus relaciones con los que le rodean y con el
mundo exterior seran ininteligibles.
Con las letras y con los negocios, con la poesa y con el silencio, Rimbaud
nos construye tambin una paradoja, una provocacin, nos arroja un puriado
de tierra a los ojos. Slo le falt ariadir, como el Cristo despus de una de sus
paradjicas parbolas, y el que tenga odos que entienda. Por supuesto que
podemos jugar a notarios y decir que Les Illuminations son su testamento
literario, podemos decir incluso que su silencio es explicable porque ya lo ha
dicho todo... Quizs Etiemble se enfade, y con razn porque eso es alimentar
el mito. Nosotros slo vemos una ltima provocacin, un ltimo desafo
Plus on me berce, moins je dors, esta frase, creo recordar, de Cirano de
Bergerac podra ser la divisa de Rimbaud. Tenemos la impresin de que
infaliblemente el escritor le ajusta las cuentas a la realidad, Ilmese sta sentido
comn, buen gusto, cnones establecidos..., Ilmese si es preciso Ren Descartes: C'est faux de dire: Je pense. On devrait dire: On me pense". Es verdad
que los poetas, la excepcin confirma la regla, son eglatras, y en el caso de
Rimbaud podra ariadirse que hace alarde de una muy notoria vanidad; basta
con leer esta carta a Izambard para que no nos quepa la menor duda. Pero
con razonamientos rayanos en el ms l cido cinismo no en el sentido peyorativo de la palabra Rimbaud le demuestra a su viejo profesor que como
ambos se deben a la sociedad, ambos se hacen mantener por ella, y con el
mismo derecho. Es en esta carta, decamos, en la que Rimbaud se atreve a
enmendarle la filosofa a Descartes. Pues bien, a pesar del anlisis certero que
hace G. Poulet en La posie clate12 , sobre el alcance de esta inversin hecha
por Rimbaud en el plano psicofilosfico, nosotros consideramos que el recurso
que Rimbaud hace al pronombre indefinido On por parte de alguien que
conoce perfectamente la etimologa on < homo, no es en absoluto una
obviedad. Quiere eso decir que el arrumbamiento del cogito de Descartes
implica, por supuesto, una puesta en cuarentena del racionalismo filosfico
y de sus secuelas, como en otros momentos lo ser de la ideologa dominante
o de la fe dominante o de las ideas recibidas, pero al mismo tiempo es una
puesta en tela de juicio de la autonoma, de la autosuficiencia y de una cierta
megalomana de ese yo. La metamorfosis que Rimbaud preconiza supondra,
por una lado, que mi yo es el objeto, el blanco, si se quiere, de la mirada, del
" Lettre a G. Izambard, en Arthur Rimbaud. Vie-Oeuvre, edit. du centenaire, op. cit., pg. 183.
12 Paris, P.U.F., 1980, pgs. 118 ss.

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sentir y del pensar de los otros, y por lo tanto que mi yo no es indiferente para
ellos; y, por otro lado, que mi yo se constituye gracias a la mirada, al pensamiento de los otros. En realidad yo no soy nada sin los otros que me piensan.
Aplquese ahora todo esto al axioma ya citado je est un autre y lase que
mi yo no es tal porque yo lo piense o lo quiera, sino que es ms bien el
resultado de lo que el otro, los otros piensan.
Sin querer nos adentramos ya en el mundo de la paradoja. Al movernos
en ese terreno, somos conscientes de que cabe la posibilidad de hacer decir
a Rimbaud lo que se nos antoje. As lo siente Etiemble: Avec un peu d'astuce
on peut, de Rimbaud, extirper, extorquer n'importe quel lment de sa fable,
ou de son mythe, tels que depuis des dcennies je les traque, les dtraque, les
matraque en vain' 3 . Eso es lo que se ha hecho con los paradjicos evangelios.
Cada cual deduce lo que le interesa y si es preciso lo contrario tambin.
Decamos antes que el escritor suele ajustarle las cuentas a la realidad.
Cuando la realidad se vuelve rugosa y hostil, las levitaciones poticas que
imaginbamos que podran predominar en poemas como Voyelles, se dan
el batacazo con les puanteurs cruelles o le sang crach. En La chanson
de la plus haute tour nos sorprende esta confesin: j'ai perdu ma vie. Todo
acaba en desilusin, fracaso, ira, agresividad, transgresin..., les haillons
pourris, le pain tremp de pluie, l'ivresse, les mille amours qui m'on
crucifi 14 ... un balance desolador.
Balance que no impide en absoluto que Rimbaud act e ua poco con el
sindrome de Nern, resumible en la famosa frase a l atribuida: qualis artifex
pereo y que parece vislumbrarse en el Adieu, de Une saison en enfer, cuando
Rimbaud dice o hace decir a su protagonista: Une belle gloire d'artiste et de
conteur emporte; lo que hace pensar a Christian Angelet que le conteur
en question pourrait bien dsigner l'histrion qui apparait un peu partout dans
la Saison 15 . Y es que el oficio de poeta, de profeta, de visionario que Rimbaud
reivindica para s, conlleva la puesta en escena, la liturgia y el ceremonial. El
escritor es consciente de la artificialidad que su ficcin implica. A lo largo de
la Saison no faltan indicios para demostrarlo, como veremos ms adelante.
Rimbaud, es verdad, se muestra como un vengador que le ajusta las cuentas
a la realidad. Al querer reinventar el amor, recuperar la inocencia, buscar el
desquiciamiento de los sentidos, est consciente o inconscientemente queriendo que su obra sea un anti-destino.
13 Rimbaud, systme solaire ou trou noir?, Pars, P.U.F., 1984, pg. 157.
Une saison en enfer, en A. Rimbaud, Vie-Oeuvre, edit. du centenaire, op. cit., pg. 451.
15 La tentation du roman chez Rimbaud, Baudelaire et quelques autres en Revue d'histoire
littraire de la France, n. 2 6, noviembre-diciembre 1992, Pars, A. Colin, pgs. 1017-1018.

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Apuntes para una lectura de

Une saison en enfer

La primera de las paradojas aparece ya en el ttulo. De sobra sabe Rimbaud


que una de las caractersticas del infierno es la eternidad. No hay temporeros
en el infierno. L'ternit./ C'est la mer alle /avec le soleil/ y en ella: L
pas d'esprance/ nul orietur. /Science avec patience,/Le supplice est s0 r'6.
La temporada en el infierno sigue la trayectoria tradicional de la descente
aux enfers a lo Dante, a lo Nerval... descente que trata de buscar un sentido
y una explicacin a la vida. Se trata, por consiguiente, de un estudio del alma
humana, siguiendo los modelos poticos, pero con una orientacin enteramente distinta y original. No hay aqu, quizs por desgracia, una Beatriz o una
Aurlia, capaces de hacer de inspiradoras o de guas en esta fatal y desesperante experiencia.
(Presentacin)

Jadis.... Nada mejor que remontar al pasado para comprender el presente. Siempre la idea de un paraso perdido. Poco se recrea en l nuestro autor.
Dos lneas ms lejos empieza su pelea personal y tenaz contra todo y contra
todos. Y toda la desgracia comienza porque: un soir, j'ai assis la Beaut sur
mes genoux. Et je l'ai trouve amre. Et je l'ai injurie. Por lo menos, esta
vez, se aducen motivaciones profesionales, y no amatorias.
Antes de entrar en materia, uno no entiende por qu textos ya enigmticos
y oscuros en s mismos, tienden a veces a ser a n ms oscurecidos con interpretaciones que, a nuestro entender, estn fuera de lugar. Como se parte de
que el texto rimbaldiano es un contra-evangelio, cualquier palabra que haga
eco a un texto evanglico parece obligar al exegeta de turno a aportar citas
del evangelio. Tal sucede con esta introduccin respecto a dos palabras que
aparecen en l: festin y trsor y que hacen que P. Brunel v7 traiga a colacin
a Mt. XXII, 2-10 y VI, 19-21, respectivamente. Cosa que nos parece desatinada,
ya que podra hacerse lo mismo con vins, justice, flaux, etc.
Por si fuera poco, en su comentario sobre crime en la frase: Je me suis
sch l'air du crime, se despacha as: La pratique du crime (ou le rve de
cette pratique) viole l'interdit de Jsus dans le Sermon sur la montagne: Vous
ne tuerez point (Matth. V,21) 18 y se queda tan fresco. Creemos que estas citas
bblicas, no aportan absolutamente nada y adems no vienen precisamente al
caso.
16 Rimbaud, op. cit., pg. 304.
Rimbaud, Une saison en enfer, libr. Jos Corti, 1987, pgs. 188 ss.
/ 8 Ibid., pg. 190.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

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El problema que se plantea es cmo de un pasado feliz e inocente, evocado


de manera alegrica en el festin, se pasa a una situacin sin esperanza, sin
alegra primero y luego desesperada y rebelde. La causa y el efecto son manifiestamente desproporcionados. Todo por haber sentado la Beaut sobre
sus rodillas etc.
Con toda razn P. Brunel dice que On ne saurait rduire cette notation
un rejet du Parnasse et de l'art classique en gnral, comme l'a fait Suzanne
Bernard. 11 s'agit ariade d'un renversement des idoles, qui n'est pas sans
prfigurer le crpuscule nietzschen I9 . La Beaut de la que habla Rimbaud,
ees un concepto abstracto ? 0 erecoge una experiencia vital ? Y eesta experiencia vital es de orden meramente esttico ?
Pues bien, en la filosofa y teologa escolstico-tomistas la Belleza es el
resplandor de la forma, es una propiedad esencial del ser, como lo son la
Verdad y el Bien. En su sentido original, todo ser es bello, como todo ser es
verdadero y bueno. Quiz radique ah el por qu Rimbaud reivindica su
inocencia original y estructural.
El artista sentar a la Belleza sobre sus rodillas. Otro tanto haran el filsofo
con la Verdad y el moralista o el poltico con el Bien el poltico con el bien
comn, que a veces se lo lleva para casa.
La Belleza, junto con la Verdad y con el Bien en su grado supremo son el
equivalente de la idea de Dios... Y quizs la actitud de Rimbaud hacia la
divinidad pasa necesariamente por la belleza, tendra en ella su punto de
origen y su punto de llegada. sa sera entonces, para l la esencia secreta del
mundo, la divinidad inmanente (y/o trascendente).
La Belleza, no sera ms que la epifana de la divinidad.. Je l'ai injurie,
sera el original rechazo, su pecado original, que sit a a Rimbaud, ideolgica,
social y estticamente fuera de la norma y de las normas.
A pesar de la carga de significacin invertida por el autor en la obra que
analizamos, nos gustara insistir en que el poeta guarda las distancias entre
continente y contenido. Los guirios al lector aparecen por doquier y sin cesar:
Sur le point de faire le dernier couac, cette inspiration prouve que j'ai
rv, Mais, cher Satan, je vous en conjure, une prunelle moins irrite, J'ai
de mes anctres gaulois l'oeil bleu blanc, etc. En estos detalles podemos ver
que el creador no se deja llevar por el vrtigo de las ideas, de la significacin,
y que, en cambio, se mantiene duerio y serior de la escritura.
Pero ese puede recuperar la clef du festin ancien? ePuede desandarse lo
andado ? Preguntas vanas pero necesarias en esta b squeda de s mismo. Por
Ibid., pg. 194.

346

RAMIRO MARTIN

via de suerios, por via diablica o divina las respuestas no se hacen esperar.
La charit primera solucin apuntada es la virtud teologal, la virtud catlica
fundamental frente a la fe virtud teologal fundamental de los protestantes ?,
o es ms bien el simple y laico amor al prjimo, el equivalente de la fraternidad
humana, de la filantropia ?
La voz interna, el doble que llevamos dentro, por via demoniaca ahora, se
encarga de desanimarlo la palabra griega Daimon significa, entre los poetas,
un dios protector bien intencionado o tambin la voz interna del hombre el
cristianismo es contra natura. Nuestro deber es ganar la muerte con el egoismo, con nuestros apetitos, nuestros pecados capitales, cosas que explicitar
muy bien en Mauvais sang. Con ese bagaje debemos abordar todos los
alimentos terrestres Tambin Rimbaud es extremista, radical, pasional, alguien que es frio o caliente, pero nunca tibio. Gide hubiera dicho de el que
es fervoroso.
La satnica satn quiere decir adversario voz interior de Rimbaud parece
ser muy entendida en materia literaria, y parece gustarle l'absence des
facults descriptives ou instructives. Normas que Rimbaud sigue al pie de la
letra. Su estilo est hecho de frases cortas. Con escasez de subordinadas y sin
transiciones. Adems su mensaje, en verdad, dista mucho de ser instructivo o
edificante.
El propio P. Brunel" nos cita a Gilles Deleuze a propsito del sado-masoquismo de Rimbaud en La Saison. Lo que constituye un argumento ms para
este vaivn de elementos contrarios que nos interesa subrayar. Nosotros llamamos la atencin sobre estos otros: dicha/infelicidad, pasado/presente, festin/
boue, charit/goisme, Dieu /Satan...
Mauvais sang

Cada pueblo tiene sus fetiches y sus estereotipos culturales, los vicios y los
defectos suele reservrselos para sus vecinos o sus enemigos. Cada pueblo cree
ser el ms inteligente, el ms astuto, poseer el pais ms hermoso, etc., virtudes
que, por supuesto, aparecern y asi lo contarn las historias de la tribuencarnadas por nuestros antepasados con el aderezo de alg n vicio ms bien
simptico y que se nos inculca desde nuestra ms tierna edad.
Nous autres Franais, nous nous voyons en gneral malins, dbrouillards
et rleurs, et ce ne sont pas les abrutis qui abondent entre Dunkerque et
Ventimille, tous les empots indcrottables qui pour des raisons diverses se
dbrouillent peu prs comme des manches dans les situations les plus
"dlicates", qui feront changer quoi que ce soit notre image.
20

Ibid., pgs. 195-196.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

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As se expresan C. Duneton yJ. P. Pagliano en su Anti-manuel de Franais"


El siguiente paso consiste en creerse de una raza superior, el siguiente apoderarse de un fusil, el siguiente...
Rimbaud parece romper el esquema y sita a sus antepasados los galos en
las antpodas de la virtud. Rimbaud parece un romano hablando mal de los
galos. Pues stos son, en verdad, una raza de degenerados. De ellos hereda el
gusto por la idolatra, el amor al sacrilegio, todos los vicios y pecados capitales
y provinciales.
Una vez dada, alterada y adulterada su denominacin de origen de pute
orine, hubieran dicho los escritores del medievo, Rimbaud salta sin transicin
al siglo XIX, siglo de la sacralizacin del trabajo, como fuerza e instrumento
liberador. Frente a este nuevo mito que empieza a tomar carta de naturaleza,
Rimbaud hace el elogio de la pereza, desacreditando a la vez la cultura y la
agricultura, o en trminos del propio autor: la main plume y la main
charrue.
Honestidad y crimen son puestos en pie de igualdad. La talla de su inconformismo nos da idea de la talla de su inadaptacin. Pero frente a todo y frente
a todos Rimbaud proclama su individualismo: Moi, je suis intact, et ca m'est
gal, que traducido podra equivaler a yo soy la inmaculada concepcin, y
eso me trae sin cuidado.
Frente al trabajo liberador y humanizante del socialismo imparable. Frente
al trabajo tradicional elemento cicatrizante del pecado original, Rimbaud se
coloca del lado de la pereza y del ocio.
El ocio le ha permitido conocer Europa, todas las familias de Europa, todas
iguales a la suya, cortadas por el mismo patrn y herederas de los valores de
la Declaracin de los Derechos del Hombre, o lo que es lo mismo, de una
burguesa que Rimbaud tampoco acepta.
El discurso de Rimbaud es casi siempre fragmentado, desgarrado, y da la
sensacin de ser espontneo. Pero es al mismo tiempo un discurso empapado
en el mtico narcisismo de los poetas.
Esa raza inferior a la que pertenece no es la raza de proletarios que est
Ilamada a levantarse, a rebelarse..., la suya es una raza inferior que slo entiende y practica una rebelin animal e instintiva como la de las bestias que
tienen hambre.
Se imagina a s mismo en un pasado lejano como un manant, un patn
arrastrado a alguna de las cruzadas. Y Rimbaud, identificndose al patn
convertido en cruzado, se ve a s mismo como el visionario capaz de recordar
21 En Ed. du Seuil, pgs. 123 ss.

348

RAMIRO MARTIN

las vistas de Bizancio, las murallas de Jerusaln... En ese pasado Rimbaud se


siente slo y sin familia. Rimbaud utiliza a menudo esta retrica del desamparo, como buscando una cierta compasin. En su correspondencia las quejas
afloran constantemente, como si el destino se ensariara con l.
Recordemos al lector que el juego de antinomias contin a: yo/ el mundo;
trabajo/ pereza; herencia cristiana/ herencia pagana; manant (etimolgicamente: el que se queda)/ cruzado (el que se va)...
La voz interior del narrador pone en escena el debate entre la sangre
pagana y la herencia cristiana.
El cristianismo, la religin de los esclavos parece ser el destino reservado para los que como Rimbaud pertenecen a esa raza inferior. Y sin embargo, dir ms tarde: je n'ai jamais t de ce peuple-ci, je n'ai jamais t
chrtien22.
,Conio escapar a este fatal destino para el que parece predestinado ?
Una posibilidad es abandonar Europa: Me voici sur la plage armoricaine 23 . Permtanme detenerme en esta frase de Rimbaud que, a nuestro
modo de entender, carece de otro alcance que no sea el potico. El ms
conspicuo de los comentaristas, P. Brunel, cree que ce choix peut s'expliquer
par le tableau extrmement sombre que faisait Michelet de la Bretagne dans
son Tableau de la France (chapitre I). Armor y apparait comme "la limite
extrme, la pointe, la proue de l'ancien monde". Un poco despus interpreta
la frase Je quitte l'Europe as: Ce dpart tait une solution pour les
proltaires. Lamenais introduit cette possibilit dans le cri de dtresse de
esclave du XVIIe. sicle (De l'esclavage moderne, pg. 487) .
Pna ser sincero, no creemos en absoluto que todo esto tenga que ver con
el proletariado, sino ms bien con el aventurero, tal y como el propio Rimbaud
nos demostrar despus con todo lujo de detalles. Sencillamente Rimbaud
elige Bretaria porque entre los siglos XVI y XVIII es la regin por excelencia
(Saint-Malo, Morlaix, Nantes, Lorient, Brest, Rennes...) convertida en centro
de comercio colonial y de pesca. Por supuesto es la salida para cualquier tipo
de aventura de la que no se vuelve o si se v-uelve es con la piel curtida y
m sculos de hierro..., con oro, mujeres y la posibilidad de hacerse un sitio en
poltica. En fin, convertido en alguien que pudiera pertenecer a una raza
fuerte. Pero Rimbaud reconoce ser un maldito, un perezoso, un borrachin y,
lo que es peor, alguien a quien le horroriza la patria.
Pero puestos a rizar el rizo, por qu no pensar que elige Bretaria porque
existe un personaje, Jean Cottereau, ms conocido por Jean Chouan, y que est
22 Op. cit., pg. 409.
23 OP. Cit., pg. 407.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

349

en los orgenes de la conocida insurreccin de los chuanes, que se alzan en


armas contra la Primera Rep blica Francesa en forma de guerra de guerrillas
y que luego acaban degenerando en bandolerismo al modo un poco de
nuestros representantes del bandolerismo romntico Diego Corrientes,
Tempranillo, etc., cuyas vctimas eran los jacobinos compradores de bienes
nacionales. No olvidemos que la ltima accin de los chuanes fue un atentado
contra Bonaparte.
Podemos pensar, pues, que la condicin de maldito, de condenado, de
hors la loi que se atribuye Rimbaud estara ms en consonancia con esta
versin que con una supuesta conciencia de proletario.
Mais on ne part pas, dir Rimbaud, que nos recuerda el final de la vida
del Buscn, cuando Quevedo nos dice que poco vale cambiar de lugar si no
se cambia de vida y costumbres...
Je quitte l'Europe/ On ne part pas. Siempre en el filo de la paradoja.
Llegamos a la tan debatida expresin: charg de mon vice, le vice qui a
pouss ses racines de souffrance mon ct, ds l'ge de raison qui monte
au ciel, me bat, me renverse, me traine. La dernire innocence et la dernire
timidit 24 . No creemos que este vicio sea la faiblesse native, celle du
proltaire, celle dont il a pris conscience quand il a eu l'ge de raison et qui,
partir de ce moment-l, l'a fait souffrir, como afirma P. Brune1 25 . Excesiva
la precocidad de quien parece que nunca estuvo en la Comuna.
Se trata como dicen la mayor parte de los comentaristas de la homosexualidad ?Puede que s. Pero puede que no. Si aceptamos como definicin de
vice (Petit Robert), no ya el mal, el pecado, la habitual disposicin para el
mal, sino la imperfection grave qui rend une personne, une chose plus ou
moins impropre sa destination, es decir, un fallo, un defecto congnito. Se
me dir que esta lectura es inviable a causa de la expresin ds l'ge de
raison, pero puede no serlo si se considera ese momento como la toma de
conciencia de la existencia de ese fallo, de esa diferencia que no excluye la
homosexualidad, pero creemos que es de otra naturaleza.Un primer borrador nos puede dar alguna pista ms. All se dice que ese vicio es como una
sombra que s'arrte et remarche avec moi. Dans mon enfance, j'entends
les racines de souffrance jete mon flanc; aujourd'hui elle a pouss au ciel
[...]. La idea de sombra como la idea de flanc, as como la idea de racines
y de semilla nos indican que se trata de algo consustancial.
Cuando Rimbaud toma conciencia de esa semilla, de esa diferencia que se
manifiesta en sufrimiento y la asume, es el momento de la dernire
innocence y de la dernire timidit.
24 OP. Cii., pg. 408.
25 OP. Cii., pg. 210.

RAMIRO MARTN

350

Como Cain, su condena ser la marche, le fardeau, le dsert; en una


palabra, el vagabundeo.
Ese consustancial vicio es la semilla de Satn, la semilla del mal, que le va
a hacerse sentir como un apestado, un condenado, un pagano, un negro. Y
es intil que trate de clamar De profundis domine.
Lo va adems a explicitar con ejemplos: Encore tout enfant j'admirais le
forat intraitable [...]. Como antes quiz al bandolero, ahora al forzado, al
presidiario que es, a la vez, visto como una especie de Juana de Arco. Mezcla
con la que Rimbaud se identifica para arremeter contra todas las instancias
del orden establecido, contra todos los valores y principios que lo sustentan:
Prtres, professeurs, maitres [...]. Je n'ai jamais t de ce peuple-ci; je n'ai
jamais t chrtien; je suis de la race qui chantait dans le supplice; je ne
comprends pas les lois; je n'ai pas le sens moral, je suis une brute [...], J'ai
les yeux ferms votre lumire. Vous tes de faux ngres, vous maniaques,
froces, avares y pasa lista a los representantes del orden social, religioso,
econmico...
Ante esta detestable sociedad se baraja otra nueva posibilidad: L'Afrique,
J'entre au vrai royaume des enfants de Cham. Pero ser en vano porque
hasta alli llegarn los blancos, que impondrn sus valores: el bautismo, el
trabajo, el vestido... ell\To estar buscando Rimbaud una especie de hombre
primitivo, natural, sin religin, sin moral, sin leyes, y quizs sin amos...?
El asedio se producir por cualquier parte a donde se vaya.
querr decir todo esto que sea l quien est equivocado y deba volver
al redil, al conformismo, volver a ser y a hacer como todo el mundo?
Y por un momento se baraja esta posibilidad: la raison est ne, le monde
estbbien. Je bnirai la vie. J'aimerai mes frres [...].
Pero la ironia ms despectiva, la mordacidad ms cruel excluirn rotundamente esa posibilidad: Apprecions sans vertige l'tendue de mon
innocence. Je ne me crois pas embarqu pour une noce avec Jsus-Crist pour
beau-pre 26. Quant au bonheur tabli, domestique ou non... non, je ne peux
pas. Para acabar diciendo que la vie est la farce mener par tous. Todo
es, pues, vano e in til, Hay que asumir la diferencia, la conciencia de saberse
condenado a errar, a la bsqueda sin fin y quizs sin finalidad.
<Nuit de l'enfer

Las posibilidades de salvacin, de conversin al Bien, a la Felicidad, se


revelan inviables. Es muy posible que en un momento determinado de la vida
26 OP. at., pg. 411.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

351

de Rimbaud se haya producido una brutal crisis de fe. En alg n momento ha


debido de existir una confrontacin entre su fe de Bautismo recibida e imbuida sin su consentimiento y su actual conviccin amoral, su conversin al
paganismo. L'enfer ne peut attaquer les paiens27.
En este apartado se escenifica el combate que, entre Satn y Cristo, tiene
lugar en el interior del narrador. A Rimbaud no le cabe en la cabeza que el
cristianismo, que es una salvacin, se caracterice sobre todo por inculcar en
sus miembros el miedo al infierno, a la condenacin eterna. El cristianismo
parece un concierto de infiernos: devrais avoir mon enfer pour la colre,
mon enfer pour l'orgueil, et l'enfer de la caresse; un concert d'enfers 28 . La
ejecucin del catecismo, su seguimiento al pie de la letra, conlleva en sus
seguidores un cruel sentimiento de angustia: Je me crois en enfer, donc je
suis. C'est l'excution du catchisme28.
Y no hay ms que leer las obras de los escritores catlicos Mauriac,
Bernanos, Julien Green... para ver cmo les obsesiona el sentimiento agudo
del pecado y de la corrupcin interior, el sentimiento de la omnipresencia del
mal en el mundo.
Para el cristiano creer poseer la verdad, o ver la justicia, son ya pecados
de orgullo. Y qu decir de la infancia... en cualquier momento le diable est
au clocher y el infierno al acecho. Rimbaud rememora las imgenes que all
en la infancia se quedan grabadas de manera indeleble. Imgenes que con
ayuda de la linterna mgica, de moda en el siglo XIX, quedaban marcadas para
siempre en las mentes de aquellos nirios. Rimbaud evoca algunas de ellas:
Jsus marche sur les ronces purpurines, sans les courber... Jsus marchait sur
les eaux irrites. La lanterne nous le montra debout, blanc et des tresses
brunes, au flanc d'une vague d'meraude 30 . En esta dimensin hay que
entender Satan, Ferdinand, court avec les graines sauvages. No es ms que
una alusin a la parbola de la cizaria (Mt. 13, 24-31). Al final la cizaria es
recogida en haces para ser quemada.
Los ecos de las escenas del evangelio son aqu muy numerosos: Tous,
venez, mme les petits enfants, que je vous console. 0 Pauvres hommes,
travailleurs! Je ne demande pas de prires; avec votre confiance seulement, je
serai heureux31.
Con muy fuertes dosis de sarcasmo, Rimbaud le sigue ajustando las cuentas
a la religin. A la seriedad y profundidad de la teologa a sus inventos de
27 Rimbaud, op. cit., pg. 415
28 Ibid., pg. 417.
Ibid., pg. 415.
88 Ibid., pg. 416.
31
Ibid., pg. 417.

352

RAMIRO MARTN

perogrullo, evidentemente que l'enfer est certainement en bas et le ciel en


haut si literal y etimolgicamente infernum quiere decir el lugar de abajo.
El recuerdo de la linterna mgica hace pensar a Rimbaud que tambin l
puede convertirse en Maitre en fantasmagories, que es capaz de desvelar
todos los misterios Mystres religieux ou naturels, mort, naissance, avenir,
pass, cosmogonie, nant". El por qu ahora Rimbaud se siente capaz de
realizar esta especie de misin de anti-Cristo vendra a desvelar lo que al
principio del captulo pareca un enigma, la fameuse gorge de poison, que
quizs no sea sino su herencia cristiana y lo que sta conlleva: C'est l'enfer,
l'ternelle peine.
No quisiramos acabar esta parte sin subrayar la textura paradjica que en
ella hallamos: el cristianismo, fuente de salvacin/ concierto de infiernos.
Observamos adems en dos ocasiones la formulacin contigua de la afirmacin y la negacin: Il n'y a personne ici et il y a quelqu'un; y al final de la
pgina: Je suis cach et je ne le suis pas.
Dlires I. Vierge folle. L'poux infernal

Puesta, una vez ms, en escena y por ende ocultacin de unos supuestos
delirios y de unos supuestos personajes. Personajes anunciados ya en el ttulo
y confirmados al final del captulo con la expresin que lo cierra: DrOle de
mnage. La saison en enfer Rimbaud no la ha pasado slo, ha estado
acompariado de un compagnon d'enfer.
Las interpretaciones que los comentaristas suelen hacer cuadran perfectamente con la dimensin paradjica que tratamos de dibujar en nuestra lectura
de la obra. P. Brunel lo dice as: Rimbaud par lui-mme se prsente donc ici
comme un Rimbaud par l'autre. Mais ce Rimbaud par l'autre est imagin par
Rimbaud lui-mme. Tel est le paradoxe de ce texte tonnant". iQu bien
queda el rizo as rizado!
Pero nosotros nos preguntamos si en este drle de mnage no sera todo
intercambiable.
Y es que la experiencia vital que Verlaine y Rimbaud han compartido debe
haber supuesto como en cualquier pareja un proyecto com n, con un
comn sentir, pensar, actuar... Toda pareja remplaza al menos temporal y
ocasionalmente un yo y un t por un nosotros. Algunas expresiones del
texto lo confirmaran: Nous nous accordions. Bien mus, nous travaillions
ensemble34.
32 Ibid., pgs. 416-17.
33 OP. cit., pg. 264; cf. tambin pgs. 266 ss.
Rimbaud, op. cit., pg. 424.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

353

Si para que todo quede en su lugar y... los mitos tambin, hay que atribuir
a priori lo que a priari se ha decidido atribuir a Rimbaud, como aquello de

Famour est reinventer o il a peut-tre des secrets pour changer la vie,


sea.
Pero tambin, si je est un autre, quizs l'autre est peut-tre moi.
Queremos decir, pues, que la intercambiabilidad podra ser pertinente.
La pareja V.-R. se revela, como otras muchas, ms bien difIcil, por no decir
imposible: Je lui faisais promettre qu'il ne me lcherait pas. 11 l'a faite vingt
fois, cette promesse d'amant. C'tait aussi frivole que moi lui disant Je te
comprends"35.
En el fondo este captulo no es ms que el relato delirante pero muy
significativo de una imposible y fracasada historia de amor. Puede ser ledo
poniendo sucesivamente a cualquiera de los personajes que en la vida fueron
Verlaine o Rimbaud, detrs de los pronombres Je o Il. Nada cambiara.
eL'poux infernal es el uno o el otro, o ms bien el uno para el otro ?eL'poux
infernal es Satn ? Otro tanto acontece con La vierge folle. eNo son ambos
compagnons d'enfer ?
El amor no puede cambiar nada, no parece ser el secreto par cambiar la
vida. Pero, ey la alquimia del verbo ?La palabra es quiz el secreto para cambiar
la vida. eEs el amor la opcin de Verlaine y esta la opcin de Rimbaud ?
Dlires IL Alchimie du verbe

0 la creencia en la literatura. A moi. eEs verdad acaso que Rimbaud cifra


su esperanza fallida 36 tambin en la palabra?
En el comentario de este captulo slo vamos a abordar las lneas que
subrayan la dimensin paradjica, el juego de antinomias que es, a la vez, el
cimiento sobre el que se estructura y se edifica la creacin potica de Rimbaud.
El propio trmino alquimia implica ya una fusin de elementos tan contrarios como son las tcnicas qumicas y las especulaciones misticas. Ni que
decir tiene que el termino verbe en tanto que expresin oral o escrita del
pensamiento, simboliza la fusin del espritu y de la materia, del alma y del
cuerpo.
Rimbaud nos relata aqu una poca de su vida en la que se muestra desde
el punto de vista esttico sensible a todo tipo de encantamientos, es decir,
35 Ibid., pg. 424.
56 En 1979 Delahaye le pregunta a Rimbaud por la literatura Laconiquement, sur un ton
o pointait si peu que rien de nervosit, [il] rpondit: "Je ne pense plus a" (Delahaye,
Rimbaud artiste, 1974, pg. 52) citado en Arthur Rimbaud. Oeuvre-Vie, edit. du centenaire,
pg. 925.

354

RAMIRO MARTN

a manifestaciones artsticas populares, ingenuas, que pueden hasta rozar el


mal gusto. La vieillerie potique avait une bonne part dans mon alchimie du
verbe 37 . Desde un punto de vista vital: amante de lo extico, de la aventura.
En tanto que escritor, Rimbaud se cree llamado y legitimado para inventar
la couleur des voyelles o regular la forme et le mouvement de chaque
consonne. En definitiva, Rimbaud se considera el elegido para inventar un
verbe potique accessible, un jour ou l'autre, tous les sens38.
Esa es la utopia potica de Rimbaud. Y su pretensin es tan enorme, tan
inalcanzable, que le llevar lo sabemos a poeta pasado al silencio: Plus de
mots.
Utopia literaria que se propone ni ms ni menos que crire les "silences",
noter "l'inexprimable", fixer les "vertiges". El proyecto, como dice P. Brunel,
se dfinit en trois oximores [...] qui en cernent et en mme temps en
dnoncent la hardiesse39.
La trayectoria potica de Rimbaud adems de meterica podra considerarse como la de quien hace de su vocacin de visionario una profesin: Je
voyais trs franchement une mosque la place d'une usine, une cole de
tambours faite par des anges Y el poeta nos descubre su mtodo:
J'expliquais mes sophismes magiques avec l'hallucination des mots. El trmino sofisma conlleva la paradoja de ser un razonamiento falso bajo la apariencia de verdad.
Despus de mostrarnos algunos especmenes de su tarea potica, Rimbaud
vuelve a insistir sobre lo que nos parece ser uno de los leitmotif subyacentes en
su Saison en enfer A chaque tre, plusieurs autres vies me semblent dues41.
Una misma persona es a la vez la bella y la bestia, ngel y diablo... capaz de
lo mejor y de lo peor. Ainsi, j'ai aim un porc, concluye con una pincelada
biogrfica.
Rimbaud se cree poseedor de la clave, del secreto, del tesoro: los sofismas
de la locura y de su sistema. Y como le suceder ms tarde a Bretn y a
Soupault cuando practiquen la escritura automtica en Les Champs magntiques,
Rimbaud siente su salud amenazada.
Acaba este captulo en medio de notorias paradojas: su fatalidad, su sufrimiento, su remordimiento no son la desdicha, sino la felicidad. No es el arco
iris el signo del pacto sellado entre Dios y los hombres, sino el signo de su
condenacin.
37 Rimbaud, op. cit., pg. 431
38 Ibid., pg. 430.
33 Op. cit., pg. 295.
40 Rimbaud, op. cit., pg. 431.
41 Ibid., pg. 435.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

355

Pero la travesia esttica no parece haber sido in til. Je sais aujourd'hui


saluer la beaut. Y hay que subrayar que la palabra beaut est escrita con
minsculas.
L'impossible

Lo imposible es el concepto filosfico que designa la barrera, el limite


insuperable, pero vistos desde la perspectiva del deseo o de la imaginacin que
pretenden siempre ir ms all. Lo imposible es esa aspiracin una especie de
tropismo hacia la que el ser trata de llegar brotar en condiciones que
desafan los principios de la fsica o de la metafisica. Es el deseo que pretende
alcanzar una meta... la idea pretendiendo encarnarse...
Lo imposible es un concepto tejido por una antinomia: afirmacin y negacin, real e imaginario... es Oriente en Occidente.
Lo imposible es querer encontrar la sagesse premi're et ternelle, la
patrie primitive 42 en un Occidente de evidencias, de pruebas, de ciencia, de
cristianismo... Oriente y lo que Oriente significa es imposible aqui y ahora.
Occidente Les marais occidentaux! , exclama Rimbaud. Paludes dir
Gide que mirar al Oriente para saborear los alimentos terrestres. Unas lineas
ms adelante, Rimbaud dice: Nous cultivons la brume! Nous mangeons la
fivre avec nos lgumes aqueux43.
Descubrir un Oriente en su vida, es el imposible que busca Rimbaud.
Cuando iniciamos la lectura de este capitulo: Ah, cette vie de mon
enfance, la grande route par tous les temps, sobre naturellement, plus
dsintress que le meilleur des mendiants, fier de n'avoir ni pays, ni amis
nos evocaba el inicio y el canto a la infancia de Bretn en el manifiesto
surrealista, pero cul fue nuestro estupor al ver a Rimbaud rematar la frase
con quelle sottise c'tait. Et je m'en apercois seulement!44.
Oriente y o que Oriente significa es imposible aqui y ahora. Y es que no
vale engariarse. De nada vale glorificar e idolatrar la infancia que ya no volver.
Porque la patria primitiva no es esa. Como no es el Edn tal como querrian
les gens d'Eglise, recuperando asi la b squeda de Rimbaud. Como tampoco
vale el intento de los filsofos al afirmar que aunque se viva en Occidente
somos libres de vivir en Oriente. Rimbaud denuncia estas falacias, estas falsas
soluciones, estos subterfugios. Occidente nada tiene que ver con la patria y la
pureza primitivas... Habra que enviar al diablo a Occidente con sus mrtires,
Ibid., pg. 440.
43 Ibid., pg. 440.
Ibid., pg. 439.

356

RAMIRO MARTN

sus artistas, sus inventores, sus saqueadores... todos en el mismo saco. Dicho
de otro modo, la religin, la ciencia recordemos que Nerval llega a decir:
L'arbre de science n'est pas l'arbre de vie 45, el arte, la economa, la poltica
y sus principios y valores constituyen para Rimbaud un Dchirante
infortune>>46.
L'clair
Frente a la sabidura oriental, la de la patria primitiva que dice que todo
es vanidad, la nueva y occidental sabidura del Eclesiasts moderno proclama
el valor del trabajo, de la ciencia, del progreso... Pero Rimbaud quiere ser
lcido y se pregunta para qu sirve todo eso.
El desorden, el sin sentido y el absurdo de la vida se pueden solucionar
falsamente ideando ces rcompenses futures, ternelles 47 . La salvacin y la
condenacin eternas. La actitud de Rimbaud es inequvoca: yo no juego. Quiz
cada ser humano tenga un papel que desemperiar en la sociedad. Pero
Rimbaud afirma taxativamente: On se passera de moi. J'ai mon devoir, j'en
serai fier la faon de plusieurs, en le mettant de ct48.
Puesto que la vida es un clair, una luz viva y de corta duracin, la opcin
de Rimbaud es eminentemente vitalista y creativa: Nous existerons en nous
amusant, en revant amours monstres et univers fantastiques, en nous plaignant
et en querellant les apparences du monde, saltimbanque, mendiant, artiste,
bandit, pretre!. Todos estos gerundios precisan el verbo existir y lo acaban
definiendo en sustantivos, definibles todos como modus vivendi ms que como
profesiones, caracterizadas todas por hacerlo a expensas de los dems, de la
sociedad. La paradoja reaparece una vez ms cuando Rimbaud en su listado
introduce, aunque marcando la ruptura con un guin, -prtre. Palabra que,
por otra parte, desencadena una red de asociaciones situadas en el pasado y
en las antpodas de su nueva actitud ante la vida. Esta serie asociativa,
hpital, encens, etc., son recuerdos de lo que l llama ma sale ducation
d'enfance. Que a su vez introduce la doble realidad del dolor y de la muerte,
frente a las cuales Rimbaud se posiciona con una actitud que nada tiene que
ver con el aistianismo: Je me rvolte contre la mort!.
Rimbaud cierra este captulo elaborado a modo de dilogo interior con
una nueva chanza sobre las creencias religiosas: chre pauvre me, l'ternit
serait-elle pas perdue pour nous!49.
Nerval, op. cit., pg. 161.
46 Rimbaud, op. cit., pgs. 40-41.
47 Ibid., pg. 445.
48 Ibid., pg. 445.

RIMBAUD 0 EL ARTE DE LA PARADOJA. APUNTES...

357

Segn Bonnefoy, a pesar del titulo, este es le point le plus noir du livre5
Paradjico detalle que contribuye a confirmar nuestra propia lectura.
Matin, porque parece haber llegado, ,a1 final de su relato infernal.
En este capitulo el autor de Une saison e. enfer se pregunta qu ha podido
pasar para que a une jeunesse aimable, hroique, fabuleuse, ' crire sur des
feuilles d'or le suceda una situacin como la actual: par quel crime, par
quelle erreur, aije mrit ma faiblesse actuelle ?51.
Rimbaud precisa que el infierno del que sale es l'ancien, celui dont le fils
de l'homme ouvrit les portes. Y aqui tenemos que volver a contradecir a P.
Brunel, que dice asi: Si l'expression "le fils de l'homme" ne surprend pas [...]
en revanche il convient de rappeler que, selon l'Ecriture, le Christ n'ouvre pas
les portes de l'enfer, mais celles du paradis 52 . Pues bien, consultamos el
Vocabulario de Teologa Bblica de Lon-Dufour 53 , y en la entrada Infierno,
apartado II, que lleva por titulo: <Jesucristo descendi a los infiernos, podemos leer, entre otras cosas: La bajada de Cristo a los infiernos es un articulo
de fe y es, en efecto, un dato cierto del N. T., y ms adelante: Hasta la muerte
del Serior era el infierno "el punto de cita de toda carne", el trmino fatal de
llegada de una humanidad exilada de Dios, y nadie podia salir antes de Cristo,
"primicia de los que duermen" (1 Cor. 15, 20-23), "primognito de entre los
muertos" (Ap. 1,5). Para la humanidad condenada en Adn a la muerte y a
la separacin de Dios, la redencin es la abertura de las puertas infernales,
el don de la vida eterna.
Recordemos que en Mauvais sang Rimbaud declara: Je n'ai jamais t
chrtien. eQu puede, pues, querer decir con lo del infierno, .l'ancien? Se
nos ocurre pensar que l se considera uno de los justos, de los inocentes. Quiz
l se compara con un cristo que ha vivido su propia pasin y muerte y bajada
a los infiernos. Lo que si se dice claramente es que se est preparando una
nueva Navidad en la tierra que nada tiene ya que ver con los tiranos, los
demonios, las supersticiones...

42 Ibid., pg. 446.


Pars, Seuil, 1961, pg. 128.
5 Rimbaud par
51 Rimbaud, op. cit., pg. 449.
52 P. Brunel, op. cit., pg. 337.
53 Barcelona, Edit. Herder, 1966, pg. 375 ss. Algo semejante puede leerse en la entrada
Infiernos (descenso de Cristo a los) del Diccionario Teolgico de K. Rahner. Barcelona, Herder,
1966, pgs. 342 ss.: Por lo menos en diez pasajes del N. T. y en la frmula del simbolo apostlico
de la fe, extendida desde el ao 370 d. C., se reconoce que Jess como muerto ha estado en
los infiernos.

RAMIRO MARTN

358

Es el amanecer de una vida nueva, hacia la patria primitiva, alcanzable con


un nuevo trabajo y una nueva sabidura y que posiblemente nada tengan que
ver con el progreso de la ciencia y de la tcnica, como tampoco con las
concepciones socialistas del trabajo.
Adieu
El adis de Rimbaud se inscribe tambin en una tonalidad de claroscuro,
a medio camino entre la esperanza y la decepcin, entre la duda y la seguridad
de un futuro distinto y nuevo.
La aventura de Rimbaud es humana y cotidiana porque en el fondo se
parece a la de cualquier mortal: Moi! moi qui me suis dit mage ou ange,
dispens de toute morale, je suis rendu au sol, avec un devoir chercher, et
la ralit rougueuse treindre! Paysan!. Sentimiento de humildad, por parte
de quien a veces, al leerlo, nos da la sensacin de un exceso de amor propio,
de arrogancia de orgullo y hasta de vanidad.
Inicia su adis con la evocacin del otorio, smbolo del ocaso, del pasar,
del transcurrir del tiempo que nos lleva inevitablemente a la muerte. Pero
tambin el otorio nos hace evocar el pasado, el glorioso verano: J'ai cr
toutes les fetes, tous les triomphes, tous les drames. J'ai essay d'inventer de
nouvelles fieurs, de nouveaux astres, de nouvelles chairs, de nouvelles langues.
J'ai cru acqurir des pouvoirs surnaturels 54; para ariadir enseguida que tiene
que enterrar su imaginacin y sus recuerdos. Une belle gloire d'artiste et de
conteur emporte. l mismo es el blanco de su propia burla.
Este es el relato de un combate espiritual, aussi brutal que la bataille
d'hommes. Une saison en enfer no es sino la espera y la b squeda de esa
Aurora, como la de Dante, Nerval, Novalis...
Je n'ai rien derrire moi, que cet horrible arbrisseau. El rbol del bien
y del mal, el rbol de la autentica ciencia, el rbol que puede hacernos como
dioses.
Aspiracin a lo infinito, a lo absoluto, a la belleza, a la verdad. Todo
empez queriendo sentar a la belleza en sus rodillas. Todo acaba ahora queriendo possder la vrit dans une ame et un corps.
La eterna busqueda del hombre.

54 Rimbaud, op. cit., pg. 452.

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