Vida en Las Instituciones 0 A 3 Años
Vida en Las Instituciones 0 A 3 Años
Vida en Las Instituciones 0 A 3 Años
Ministro de Educacin
Prof. Alberto E. Sileoni
Secretario de Educacin
Lic. Jaime Perczyk
Jefe de Gabinete
A.S. Pablo Urquiza
AUTORES: Claudia Soto (direccin de educacin inicial), NANCY MATEOS y ELISA CASTRO
(direccin Nacional de polticas socioeducativas)
COORDINACIN AUTORAL: ANA M. MALAJOVICH.
NDICE
el cuidado y la educacin de los ms pequeos
11
13
14
16
22
El adulto educador
El seguimiento del nio: registro sistemtico
Actividades cotidianas
Comer, dormir e higienizar en la sala de los bebs y en las de los nios de 1 y 2 aos
31
31
33
33
43
43
44
46
53
53
54
57
Los materiales
61
61
62
63
66
69
69
70
73
75
76
81
81
82
A modo de conclusin
87
Bibliografa
89
El cuidado
y la educacin
de los ms pequeos
Las instituciones que educan a nios pequeos son parte de las redes de sostn
en las que las familias se insertan, conformando apoyos que complementan y fortalecen
la tarea de crianza en el hogar (Marotta, 2009). Como primeros espacios de lo pblico,
esas instituciones se transforman, para esos pequeos y esas familias, en un espacio de
lo comn, en un entramado de interacciones, que devienen en constantes encuentros
con lo otro, con lo diferente: las distintas crianzas, las caractersticas de cada familia, de
cada cultura, las modalidades que asumen los lenguajes afectivos, corporales, simblicos, expresivos, etc. As, distintos modos de crianza hacen posible un rico intercambio
de experiencias, habilitando la construccin de nuevos significados (Rebagliati, 2009).
La tarea de cuidar y ensear, si bien es compartida, entre las instituciones educativas y
las familias, refleja propsitos y responsabilidades diferenciadas. Las familias actan desde
lgicas individuales, a veces espontneas e intuitivas. Los padres y otros adultos significativos cuidan y educan transmitiendo a los pequeos formas particulares de ver el mundo,
de acuerdo con las propias tradiciones y la cultura de su comunidad. Las instituciones
que educan, en cambio, responden a una lgica sistemtica, pblica, explicitada y crtica,
que atiende los lineamientos de las polticas educativas del momento histrico, social y
poltico. Es sobre esa base que las instituciones y los educadores definen formas de ensear y promueven aprendizajes necesarios y posibles de acuerdo a la edad de los nios.
El reconocimiento de la integralidad del desarrollo infantil y de los cambios econmicos, sociales y culturales de las ltimas dcadas exige a las instituciones que se ocupan
de la primera infancia, profundizar las estrategias para favorecer las relaciones con las
familias y la comunidad.
Los nios pequeos que concurren a jardines maternales, centros de atencin, jardines comunitarios, organizaciones de la comunidad, transitan simultneamente entre
11
12
Relaciones
con las familias
y la comunidad
Las instituciones que se ocupan de la primera infancia desarrollan distintas iniciativas
con el fin de tejer relaciones de intercambio que posibiliten la construccin de lazos de
confianza para el acompaamiento a la educacin de los nios. Sin embargo, como se
dijo antes, el reconocimiento de la integralidad del desarrollo infantil y de los cambios
econmicos, sociales y culturales de las ltimas dcadas exige profundizar las estrategias para favorecer la relacin con las familias y con la comunidad, pues adquieren
particular relevancia, dada la etapa evolutiva que atraviesan los nios. Tal como define
la actual Ley de Educacin Nacional N 26.206 debe garantizarse la participacin de las
organizaciones sociales y las familias en el ejercicio del derecho a la educacin.
Pero como seala Myriam Southwell (2006) la concepcin que supone la necesidad
de un vnculo fluido entre las familias y las escuelas para la buena educacin de los nios
no ha prevalecido siempre. Desde finales del siglo XIX y durante una buena parte del XX
para la familia la escuela era una obligacin [...] Los padres deban mandar a sus hijos a
la escuela y los educadores se encargaran a su debido tiempo de informarles sobre el
desempeo en los estudios. La presencia de la familia en la escuela no era algo esperado. De esto se deduce que la presencia de las familias en la escuela no es un hecho
dado, ni existe un carcter especfico de esa relacin que se haya mantenido invariable
en el tiempo (ME, 2010).
La inclusin de la Convencin por los Derechos del Nio en la Constitucin Nacional
de 1993, y su operativizacin a travs de la Ley N 26.061/05 de Proteccin integral de
los derechos de los nios, nias y adolescentes, constituyen un cambio de paradigma
que interpela al sistema educativo en general y a las instituciones de educacin infantil
en particular. Se trata de un conjunto de normas, instituciones, acuerdos y acciones que
implican una transformacin jurdica, institucional y cultural, que nos sita como corresponsables para que todos los nios y adolescentes gocen del ejercicio pleno de sus
13
derechos. Desde esta perspectiva, la tarea de las instituciones educativas con las familias
es fundamental. A la hora de cuidar, criar y ensear a los nios pequeos en nuestra
sociedad, las familias1 se encuentran ante una tarea que, por lo general, es demasiado
solitaria y exigente. En la actualidad, las familias se enfrentan cotidianamente con situaciones complejas que, muchas veces, no pueden resolver dentro del grupo familiar. Se
hace necesario entonces, contar con el apoyo, el asesoramiento, y la comprensin de
personas de confianza. Junto a ellos es posible compartir preocupaciones, situaciones
conflictivas, soluciones, experiencias y recursos para resolver los problemas del da a da
(MECyT, 2008: 4).
En la medida en que las instituciones y organizaciones se abren a un dilogo franco
con las familias, surgen planteos que las trascienden. Hay temas que involucran a distintas instituciones y actores y exigen ser pensados conjuntamente. Temas que no son
especificidad de cada institucin, pero s son su responsabilidad en clave de garanta de
los derechos de los chicos. Se hace necesario entonces que las instituciones busquen
mecanismos para llegar a todos los involucrados.
En este sentido, el actual modelo de sistema de proteccin integral de los derechos
de la niez ofrece un marco jurdico y poltico que incluye a todas las instituciones gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, y referentes de la comunidad, en una
red orientada a asegurar la promocin y proteccin integral de los derechos. En particular, las instituciones pblicas son responsables de participar en dicha red y de desarrollar
prcticas acordes con los principios de la Convencin. Se trata de pensar de modo
corresponsable las relaciones entre los adultos, y de estos con los ms pequeos, para
contribuir positivamente a la calidad de vida de los nios y sus familias.
14
cuidado y educacin de los nios. Por ello, se considera importante que las instituciones
educativas se vinculen en un entramado con otras instituciones, familiares y vecinos. No
para el desarrollo de acciones aisladas, sino como parte de la responsabilidad que nos
compete como ciudadanos en el cuidado y educacin de la infancia.
Es importante sealar que cuando se hace referencia a la comunidad, hay una tendencia a pensar en un grupo de personas unidas en funcin de un conjunto de intereses
en comn con representaciones y valores iguales. Sin embargo, es inevitable que se trate
de una relacin atravesada todo el tiempo por la tensin y el conflicto dado que se trata
de un intercambio entre personas, grupos, organizaciones, e instituciones diferentes. Las
experiencias y trayectorias de unos y otros se entrecruzan e inciden en las expectativas
sobre el contenido y el sentido de la relacin que los vincula. Pensar a la comunidad en
tanto, armona y ausencia de conflicto, contribuye a ocultar los desacuerdos, las relaciones de poder y los mecanismos de desigualdad que atraviesan las relaciones sociales.
Cmo se dijo antes, para la conformacin de este entramado de sostn, es necesario
que las instituciones educativas tengan un papel activo que incorpore esta tarea como
parte de su propuesta institucional.
No se trata de sustituir a las familias, sino de hacer espacio para que se muestren en sus
fortalezas y desde all pensar juntos que se quiere para la educacin de los nios. Esta
no es una tarea sencilla. Es necesario encontrar el lugar de cada uno y multiplicar las
oportunidades (Zelmanovich, 2008).
Asimismo, la escucha debe ir acompaada de comunicacin e informacin, acciones que se ligan con el tipo de dilogo a construir. La comunicacin y la informacin
oportunas tambin aportan a la confianza y al respeto por los otros. Por otra parte, la
ausencia o escasez de informacin acerca de las actividades que se llevan a cabo en
la institucin a veces inquieta a las familias. Son los educadores quienes poseen el conocimiento y los saberes acerca de estas instancias que incluyen a los nios. Por ello,
es importante tener en cuenta que las familias requieren mayor informacin acerca de
cmo se desarrolla la enseanza y el aprendizaje en nios tan pequeos, y de todo lo
que estn en condiciones de aprender o an no.
En estos casos, es valorable el apoyo de estrategias que aporten otras voces, a travs de
textos, palabras de expertos, imgenes de pelculas, sin imponer ideas; por el contrario,
con actitud abierta de reflexin y debate que propicie pensar que existen distintas formas
de crianza.
Por otra parte, en los equipos de educadores resulta importante no dejar pasar ciertos
comentarios sobre las familias que suelen producirse en la intimidad entre miembros
de la institucin. Suele hablarse sobre las familias, muchas veces delante de los nios,
cuestionando sus modos de crianza, de puesta de lmites, de elecciones personales de
sus miembros, entre otros aspectos. Constituyen formas de desvalorizacin, de desconocimiento de los derechos de esos nios y sus familias. La intimidad de las familias y los
nios deben ser resguardados. El modo que se piensa, nombra y habla sobre los nios y
las familias en la intimidad institucional es un indicador de la posibilidad de cada grupo de
trabajo de apropiarse de los criterios que en este documento se explicitan. Por otra parte,
las modalidades de hablar y quejarse en la intimidad muchas veces ocultan la inaccin
de la institucin frente a situaciones ante las cuales se debera promover la reflexin y la
puesta en cuestin de ciertas prcticas que vulneran los derechos de los nios.
Ambas organizaciones se ocupan de una tarea comn, pero hay una impronta diferente en la institucin dado que esta planifica con una intencionalidad educativa cada
intervencin. En ltima instancia, el dilogo va a referir a la forma en que se llevar a cabo
la tarea formativa y al establecimiento de confianza y acuerdos en torno a ella. Al mismo
tiempo que familias e instituciones se interroguen acerca de qu es lo que ambas estn
dispuestas a hacer para concretar dichas aspiraciones.
institucin supone, en primer trmino, conocer muy bien la comunidad en la que est
inserta para ofrecer estrategias que brinden alternativas de participacin especficas para
las familias que la conforman.
Por ejemplo, si al observar [...] que una gran proporcin de los asistentes a las reuniones son abuelos [...] sera importante reconocerlos en su experiencia y recorrido de
vida, lo que permite incorporarlos desde consignas que apelen al relato de vivencias con
sus hijos y nietos. Otro ejemplo podra ser la organizacin de grupos heterogneos, a
saber: padres y madres muy jvenes con algunos otros experimentados o bien, padres
o madres con hijos adultos y otros con hijos pequeos. Esto permite hacer jugar las
diversas experiencias en el intercambio entre pares. (ME, 2010).
22
En este sentido es necesario destacar que es la institucin quien abre la puerta, quien
recibe a quienes llegan. Esta primera situacin debe propiciar un encuentro para lo cual
hace falta pensar y definir previamente cuestiones como: quin abrir la puerta?, cmo
recibir a quienes se acerquen a consultar?, qu dir?, con quines ms dialogarn
esas familias?, recorrern la institucin, vern los espacios y los chicos jugando?, cmo
se prever la organizacin de ese momento?, qu es oportuno informar a las familias
en estos primeros encuentros?. Se trata de hacer sentir al otro que es bien recibido. Un
recibimiento que acepta al otro con su cultura, costumbres, lengua materna. Se partir de
la premisa de que el otro llega a un lugar del cual desconoce sus reglas, sus pautas, sus
sentidos. Entonces, en estas primeras situaciones los equipos de educadores debern
preparar el lugar, lo que se har y dir, y esperar la llegada de las familias cuyos hijos
luego sern sus alumnos.
La actitud de recepcin se manifiesta en las palabras, en los gestos, en un banco
o sillas dispuestos para el encuentro. En la amabilidad del trato. Una escucha atenta
a la pregunta o palabra de la familia que llega recordando que se trata del inicio de
una relacin donde el respeto y el reconocimiento del otro tienen que estar presentes.
a. Primer acercamiento
El momento de primer acercamiento de las familias a las instituciones es sumamente importante. Por ello, requiere atencin y cuidado. Es la institucin quien recibe, y
resulta significativo en este primer contacto, entendido como el recibimiento que se hace
al otro (familia) sin esperar que el otro sea como quien recibe considera que debe
ser. Una actitud que se multiplica en todo el personal de la institucin, y que se brinda
tanto a los pequeos como a sus familias. Por ejemplo, a veces, en las instituciones, se
espera un nio de la mano o en brazos de una madre joven y sin embargo ocurre que, del
otro lado de la puerta, se presenta un nio acompaado por un/a adolescente su padre
o su madre o por una abuela. Por eso, se propone esperar en todo su sentido, es decir,
esperar sin saber con quin o cmo va a llegar ese nio hasta la puerta de la institucin.
Adems, para las familias, es un encuentro con un espacio desconocido, y esto
puede implicar inquietud y tensin en los adultos y sus nios. Es importante la confianza
que se establezca en esta relacin; en este sentido hay que destacar que la confianza
es una construccin, para lograrla es la institucin la que debe establecer desde el inicio
una actitud de respeto, de recepcin, de reconocimiento del otro slo por el hecho de
ser una persona. Se trata de estar atentos a conocer quin es el que llega, ms all de
23
a participar son actitudes que pueden ser consecuencia de propuestas educativas poco adecuadas. Es importante, entonces, que los educadores conozcan
las caractersticas evolutivas propias de los nios de las edades que atienden y
sepan cmo actuar ante ellas. Es responsabilidad de los educadores generar las
condiciones adecuadas para el bienestar infantil mientras los nios estn en las
instituciones, independientemente de los criterios de crianza de cada familia.
Saber poner lmites de modo oportuno y desarrollar propuestas adecuadas a la
edad favorecer que estn bien en la cotidianeidad.
Por otra parte, dichos comentarios y formas rgidas de ver las acciones de
los nios, transmiten a las familias informacin sobre como debe ser un nio,
cuando mayormente se trata de actitudes propias de la edad y de su desarrollo.
Estos temas necesitan de tiempo y espacios para reflexionar sobre las caractersticas infantiles y los modos adecuados de vincularse con la infancia. Es
necesario recordar que las familias no siempre tienen informacin sobre cules
son las caractersticas o posibilidades de movimiento o resolucin de conflictos
en nios tan pequeos.
e. Reuniones grupales planificadas
Otros modos de encuentro, son las reuniones planificadas. Algunas son para tratar temas relacionados con el aprendizaje de los nios y otras son acordadas con las familias
segn las preocupaciones, necesidades e intereses respecto al crecimiento, las pautas
de crianza, la salud, u otros temas. Estos encuentros, tambin tienen una funcin muy
importante en la consolidacin del vnculo entre la institucin y la familia.
Cuando los adultos que estn a cargo de los nios pequeos se renen en grupos e
intercambian experiencias, la relacin con los chicos se profundiza y fortalece. Los espacios que fomentan la reflexin, posibilitan a las familias revisar lo que saben y lo que hacen, revalorizar el patrimonio cultural de cada participante, conocer otros modos de vincularse y elaborar conjuntamente estrategias apropiadas para enfrentar sus dificultades.
Es necesario revisar el cmo de estos encuentros para propiciar la participacin
de las familias. Organizar las actividades, el modo de convocar, el tiempo que durar, el
espacio que invite a participar, organizando pequeos grupos y eligiendo quin coordinar para lograr una mejor y mayor comunicacin. Suele suceder que en ocasiones la
comunicacin con las familias se plantea solo asimtricamente y no con la paridad que
la comunicacin entre adultos requiere. Cuando es as las familias experimentan la reu26
2
Se pueden encontrar temticas y recursos para la organizacin de reuniones con las familias en
http://portales.educacion.gov.ar/dnps/desarrollo-infantil/materiales-y-recursos/. Se trata de las Guas
para trabajar con las familias los contenidos de los programas de TV Primeros aos, creciendo juntos
y Educando a los ms chicos. Cuadernos para las familias, elaborados por el Programa Nacional de
Desarrollo Infantil de la Direccin Nacional de Polticas Socioeducativas.
27
En cada nota hay que tener en cuenta cmo se nombra y/o se convoca al destinatario, y si es un pedido registrar cmo se solicita, explicando para qu se requiere el
mismo; si se convoca a una reunin, es conveniente que la nota tenga la anticipacin
necesaria para que la familia pueda organizar sus rutinas y/o trabajos, indicando el horario
de inicio, finalizacin y el motivo de la reunin.
Se sugiere que las notas se dirijan a las FAMILIAS para incluir en la convocatoria a
cualquier integrante del grupo familiar. Enviar una nota no es un acto intrascendente, es
una accin que da cuenta del respeto hacia sus destinatarios. Tambin el cuaderno es
un elemento propicio para que las familias puedan volcar sus dudas e inquietudes, si as
lo requieren.
El adulto
educador
El adulto educador tiene tambin, como tarea central, seleccionar y transmitir aspectos valiosos de la cultura, adecuados a nios pequeos. As pondr a su disposicin canciones, juegos de crianza, sencillas narraciones, imgenes, poesas, que sern aspectos
que quiera acercar con sistematicidad a los bebs/nios. En esta seleccin virtuosa de
diversos repertorios locales, nacionales y mundiales, adecuados para nios pequeos,
ejercer su otra funcin primordial que es ser un mediador entre los nios y los bienes
de la cultura. No es igual reproducir en el espacio institucional las modas del mercado
comercial, que recrear aquello que se atesora, se selecciona con un inters de coleccionista, para ofrecerlo a los pequeos.
31
Actividades
cotidianas
Comer, dormir e higienizar en la sala de los bebs
y en las de los nios de 1 y 2 aos
Cada uno de estos momentos, que se despliega cotidianamente con los bebs/
nios, entrama situaciones de enseanza y aprendizaje. Los educadores clarificarn qu
necesitan ensear a los pequeos y reflexionarn cmo lo harn para brindar las mximas posibilidades en dilogo con lo que se realiza en los hogares.
La relacin afectiva y personal que entablan los adultos con los nios requiere de un
proceso de verdadera comunicacin para convertir los momentos de comer, dormir e
higienizarse en encuentros agradables, ntimos y particulares.
Comer en el jardn
Comer es un hecho nutricional y social, que encierra un alto valor afectivo y que promueve el desarrollo de aspectos personales y sociales de los pequeos.
Al alimentar a un nio le enseamos:
Que es querido, protegido, nutrido.
Que es su derecho ser alimentado y cuidado.
Que es reconocido en relacin a su singularidad (su gusto alimentario).
Que adquiere una saludable conducta nutricional.
Que participa de pautas de comportamiento social.
Que paulatinamente va adquiriendo autonoma.
En relacin con la alimentacin los adultos ensean: a recibir el bibern en
un clima de contencin y afecto; ms adelante, a incorporar el semislido
33
y la variedad de sabores; a utilizar la cuchara y el vaso, etc. Siempre generando el clima de vinculacin afectiva y el despegue a situaciones ms
autnomas, a la vez que se van transmitiendo modos sociales de usar la
vajilla, poner la mesa, servirse los alimentos, usar la servilleta, escuchar y
conversar, etc. (ME, 2013)
Alimentar a un beb
El momento de la alimentacin, especialmente en los bebs, es un momento central
de comunicacin con los otros, es aqu donde posiblemente comenzar a fijar la mirada,
a balbucear los primeros sonidos, a sonrer como respuesta placentera y social. Es un
momento en el que el beb se vincula con el adulto en una situacin social placentera,
que encierra un hecho amoroso en sentido amplio.
Al alimentar a un beb en brazos, recibe junto al alimento, la calidez que ese adulto
le comunica. Sabemos que el cuerpo del adulto puede trasmitir calor, afecto, contencin
y cuidado; de all la importancia de dar en el regazo el bibern buscando la mirada
del pequeo, y el roce sensible de su piel. A veces hablando con l, otras veces
cantando para l, algunas otras diciendo una retahla3 o realizando un juego de crianza o
simplemente guardando un silencio cmplice con el pequeo.
Las mamaderas sern higienizadas evitando guardar en ellas leche sobrante ya que
puede cultivar bacterias. El tamao de la perforacin de la tetina ser la adecuada para
permitir la alimentacin fluida evitando ahogos y conforme a las necesidades que con el
paso de los meses van teniendo los pequeos.
Es necesario que el adulto est en una silla cmoda que le permita mantener su
cuerpo plcido en actitud de entrega, y que el sonido del entorno y los requerimientos de
los otros pequeos estn contemplados para que pueda dedicarle el tiempo necesario
a una tarea que es central como garante de la vida.
En el caso que los familiares puedan hacerlo, es adecuado que sean ellos los que
concurran a dar el alimento a su beb, sin por ello temer a las angustias de encuentros
y separaciones. Por otra parte, la institucin propiciar siempre de ser posible que la
Las retahlas son piezas poticas con reiteraciones, que se utilizan en juegos infantiles, muchos de
ellos folklricos
34
madre contine el amamantamiento, ya que sabemos que es la forma ideal de vincularse y alimentar a un infante. Esto permite una respuesta inmunolgica en los bebs, a
la vez que propicia un encuentro vincular afectivo entre el pequeo y su madre. Es ideal
que en las instituciones haya un espacio ntimo donde la mam podr amamantar o un
familiar dar la mamadera. El tema de la alimentacin suele ser delicado por lo que resulta
importante acompaar, alentar a la madre a que amamante ya que siempre que lo haga
ser valioso para su beb y para ella misma, sin proponer exigencias que la madre no
pueda asumir o la hagan sentirse culpable. Es importante comprender que los horarios
en la alimentacin de bebs son variables, por lo que la institucin organizar con suma
flexibilidad las respuestas a las demandas de los pequeos.
Cuando el pediatra lo indique comenzar a recibir el semislido y se habituar a
aceptar la cuchara junto con una variedad de sabores y consistencias que el adulto
se ocupar de ensear a reconocer, nombrar y degustar. El vaso de pico, luego el de
uso convencional junto con el resto de la vajilla, sern logros que los educadores se
propondrn conversando con las familias y escuchando y propiciando las verdaderas
posibilidades de los nios.
Es adecuado que al alimentar a dos o tres nios en un mismo momento, si fuera
necesario hacerlo, la ubicacin de los pequeos sea en semicrculo, para que puedan
verse mutuamente, generndose as un espacio social y relacional. El adulto educador a
la vez que alimenta intenta generar una conversacin con las miradas y gestos. De manera comunicativa usar el lenguaje hablando por el nio y con los nios, la conversacin
estar dirigida al beb, buscando mostrarle el mundo de los alimentos, y conversando
socialmente con l de temas de su conocimiento4 evitando que los adultos conversen
entre ellos dejando fuera del dilogo a los pequeos.
35
adulto sentado a su lado. En general, comenzar a comer algunos alimentos por s mismo mientras el educador con una segunda cuchara, ir complementando el inicio de
una alimentacin a veces ms autnoma (se comenzar haciendo participar al nio en
la ingesta de alimentos fciles de incorporar por s mismo). Se anticipar, a las familias,
que en este aprendizaje es factible que el nio ensucie sus ropas con mayor frecuencia.
Asimismo, el adulto retirar los restos de alimentos de las ropas preservando y enseando a cuidarlas. Por otro lado, es recomendable el uso de baberos que a su vez sern
higienizados y recambiados con frecuencia.
Se permitir a los pequeos, alimentarse y beber alternadamente, salvo indicacin
contraria del pediatra o la familia.
El espacio relacional se cuidar para generar un encuentro social con los otros nios.
De ser posible, las mesas permitirn verse unos a otros y el adulto elegir un lugar estratgico para poder colaborar durante el momento de la alimentacin.
Hablar con los nios es ideal en este momento de modo tal que se les comunique
qu se est haciendo, ingiriendo, esperando, etc. El adulto abre un espacio de comunicacin con los silencios de los nios, con sus gestos, o con sus primeras palabras/
frases.
Es preciso acordar con las familias para ir tomando decisiones conjuntas vinculadas
con la forma de alimentar a los nios, segn sus necesidades y caractersticas particulares. As la actitud en ambos contextos buscar ser semejante permitiendo al pequeo
verdaderos aprendizajes y modalidades coherentes.
A medida que los nios puedan hacerlo, ser adecuado que colaboren en poner la
mesa (los manteles individuales, las servilletas, el pan, los vasos, etc.). De esta forma se
inician en modos de comportamiento social e irn resolviendo con mayor autonoma y
participacin algunas de las tareas cotidianas. Recordemos que es importante que la
mesa est preparada con una cierta esttica.5
Como dijimos al comienzo, este es un momento importante en relacin con diferentes enseanzas y aprendizajes que los adultos se proponen, para lo cual se organizan
acciones, espacios, materiales y decisiones acordes con estos logros alcanzables.
5
Engalanar la mesa con flores, con manteles individuales con imgenes y colores seleccionados, con
paneras, servilletas, etc.
36
Dormir en el jardn
Dormir es un hecho necesario para la salud de todo ser humano y en especial para
un beb y un nio pequeo. Le es necesario relajarse y reposar sintiendo calma y seguridad en el medio que lo cobija para reponer desgastes fsicos.
Al hacer dormir a un beb /nio le enseamos:
Que es querido, protegido, acompaado a relajarse.
Que paulatinamente va adquiriendo autonoma relativa (desde dormirse en
brazos a dormir solo en su cuna / hamaca / colchoneta / catre).
Que participa de pautas de comportamiento social (desde dormir varias veces
en el da, a dormir una siesta en la primera hora de la tarde).
A confiar en los adultos que lo reconocen y dan respuesta a sus necesidades
(tiempos, modalidad, necesidad, etc.).6
A modo de ejemplo en relacin al dormir: los adultos educadores ensean a los pequeos a relajarse y conciliar el sueo en un clima de acompaamiento afectivo que permita
una lenta y paulatina autonoma (en brazos, en las cunas, en colchonetas, respondiendo a
una demanda individual y luego a dormir una siesta con horarios ms sociales). (ME, 2013)
Es conveniente que los educadores reflexionen en conjunto sobre el trmino capricho,
ya que en algunos casos suele justificar la no atencin de los infantes. En relacin al
dormir, es necesario comprender empticamente qu requiere el pequeo para relajarse
y dormir, e ir dando respuesta a su requerimiento para paulatinamente ir proponiendo
actitudes de mayor autonoma (de dormir en brazos a hacerlo en sus cunas, catres o
colchonetas).
Dormir a un beb
Un beb de unos pocos meses pasa la mayor parte del da, y en ocasiones de la
noche, comiendo y durmiendo, permaneciendo en vigilia poco tiempo de la jornada.
Por lo tanto, estos momentos guardan una extrema importancia para su bienestar y su
contacto con el mundo social.
6
Por ejemplo: los adultos toman en cuenta al pequeo que llora, interpretan su llanto, tratan de darle
respuesta en consonancia con lo que l necesita (estar en brazos, cambiar de posicin, estar acompaado, etc.). Se parte de la siguiente idea: un nio que llora expresa algo de s y no debe ser interpretado
como un capricho que no hay que tener en cuenta.
37
7
Recordemos que con los bebs de meses el sostn en brazos junto con el mecimiento y el canto
son situaciones de crianza que transmiten contencin, afecto, presencia de otro que est para l, un
dilogo tnico necesario.
38
39
Higienizarse en el jardn
Higienizarse es una actividad en la que paulatinamente el beb / nio va participando
con mayor grado de conciencia y autonoma. Son muchas las acciones con las que se
vincula. Desde la relacin afectiva y social con el adulto educador, la vinculacin con algunos principios de higiene y puericultura que garantizan una adecuada salud hasta algunas conductas que el pequeo tiene que poder realizar y practicar como son el vestirse,
lavarse, peinarse, cepillarse los dientes , lograr el control voluntario de sus esfnteres, etc.
En relacin con la higiene enseamos a los pequeos:
A participar de la cambiada de paales e ir anticipando los momentos de control de esfnteres (reconocer que est limpio, que tiene pis, que hace caca ).
A utilizar la bacinilla y el inodoro.
A lavarse las manos, cara y dientes.
A vestirse y desvestirse.
A peinarse y cuidar el aseo de sus ropas.
A confiar en los adultos que comprenden y respetan las necesidades particulares y cuidan su intimidad.
En relacin con la higiene, les ensean a vestirse y desvestirse, a reconocer sus necesidades corporales, usar la bacinilla y el inodoro, a lavarse las manos y su rostro, a peinarse y
cuidar el aseo de la ropa, etc. Cada una de estas prcticas se adecua a la edad de los nios,
a los logros alcanzados, teniendo en cuenta sus necesidades particulares y las prcticas
familiares a las que est habituado (ME, 2013).
Higienizar a un beb
Los bebs muy pequeos suelen evacuar luego de alimentarse y son higienizados
varias veces en el da. Es importante al cambiarlos, cuidar ciertas medidas de higiene y
preservar situaciones vinculares. No se estipularn horarios fijos para ser cambiados, sino
que se respetarn las demandas individuales.
Al cambiar a un beb, es adecuado ir verbalizando y anticipando las acciones que
se van realizando, de forma tal de comunicarlas al pequeo hacindolo partcipe de la
40
utilizando el paal hasta que el nio, la familia y los adultos educadores comprendan
que el pequeo se encuentra en camino de controlar sus esfnteres. Este logro deber
ser una decisin especialmente tomada por la familia y el nio, ya que es necesario
sostenerla en el tiempo. Un tiempo despus se utilizar el inodoro que suele resultar un
elemento que produce mayor temor en los pequeos.
Algunas condiciones para recordar: nunca se iniciar el control de esfnteres antes
de los 2 aos, ya que se requiere la completa formacin de la mielinizacin del sistema
neurolgico. Nunca es adecuado retar a un nio que pierde el control y se moja, se
comprende que son situaciones habituales en todo proceso de aprendizaje. No es adecuado nombrar a la caca como algo desagradable, ya que forma parte del nio y debe
comprenderlo como una parte de l mismo. Siempre se buscar preservar la intimidad
del nio sin exponerlo a la vista de otros o permitindole disponer de un lugar para hacer
sus deposiciones que tenga una cierta proteccin (una cortina resulta segura y suficiente
y evita peligros del uso de las puertas).
Es as como el educador entrama a lo largo de la jornada una serie de experiencias
de alimentacin, higiene y sueo que se alternan con otras de juego y actividades en
donde se proponen situaciones que de forma sistemtica e intencional transmiten contenidos centrales que garantizan una educacin integral.
42
Los juegos
con bebs y nios
En las instituciones para nios pequeos el juego ha de tener un tiempo central en
las actividades diarias, es una necesidad y un derecho de la infancia y requiere de ciertas
condiciones ambientales y disposicin de los adultos para que est presente.
Qu es el juego?
Los bebs y nios realizan mltiples acciones, suelen sacudir su cuerpo, succionar
objetos, golpear, entrechocar etc. Pero cmo reconocemos que son juegos estas simples acciones aisladas?
A la hora de identificar juegos, en nios muy pequeos, observamos que en ellos
las acciones que realizan tienen una forma de jugarse, esto significa que el nio y el
adulto reiteran una secuencia de acciones, por ejemplo: se esconden, aparecen y dicen
ac est. Esta estructura o formato suele diferenciar acciones aisladas de juegos. Es
as como en el devenir de mltiples acciones, que despliegan los nios y los adultos
cuando interaccionan entre ellos, se van armando pequeos y conocidos formatos de
juego. Mencionamos algunos frecuentes: juego de toma y da, juego de ac est, juego
de hola / chau, etc.8
En el juego las acciones no responden a una situacin literal, no se golpean objetos
de verdad, ni se come, se juega a golpear y a comer. Entonces aparecen, por ejemplo,
tres golpecitos dados con una cuchara acompaados de pum, pum, pum que agrega
el adulto; o cuando un beb de 10 meses da de comer con una cuchara a un adulto
Estas ideas son una reformulacin de Cuando de jugar se trata en el jardn maternal (en Soto y
Violante, 2005).
43
mientras este sonoriza que come y ambos se ren cmplices. De esta manera, el juego
aparece y se consolida.
En todo juego hay un proceso de comunicacin entre los jugadores, ambos conocen
cmo se juega, saben que son juegos y no acciones reales. Para poder jugar con un
nio muy pequeo es necesario compartir con l esos juegos. As entonces, el adulto
dice uno, dos y tres y el nio salta desde un pequeo escaln, el nio vuelve a la posicin inicial y espera la reiteracin de las palabras del adulto antes de saltar; el juego se
reitera y se comunica entre jugadores.
Sabemos tambin que los nios pequeos exploran los objetos, sus propios movimientos y el mundo que los rodea descubriendo sus posibilidades y propiedades. Por
ejemplo golpean y escuchan diferentes sonoridades, prueban a meter y sacar objetos,
en estas exploraciones van armando juegos y vuelven a explorar. Los nios pequeos
pasan de la exploracin al juego y de este a la exploracin.
A modo de sntesis: cuando hablamos de juego en nios pequeos reconocemos
que en l hay acciones, que se producen en un mundo ficcional, en el que los jugadores
se comunican y pasan de simples exploraciones a armar juegos conocidos , reiterados,
y la mayora iniciados y enseados por los adultos.
Para ensear a jugar, los adultos habrn de desplegar algunas acciones necesarias
que a continuacin se describen:
Iniciar o continuar un juego con el nio. El educador inicia un juego a
partir de una propuesta como por ejemplo la del Caballito Gris, o contina
una accin que inici el beb, y juega con l. A modo de ejemplo: el beb
se esconde, el adulto dice: dnde est?, retira la tela que cubra al nio y el
adulto dice Ac est!
Reiterar de manera idntica los juegos con algunas variantes. Para ensear a jugar a nios pequeos los adultos volvern a jugar a los mismos juegos
hasta que stos sean conocidos por ambos (adultos y nios). Varias veces
jugar al Caballito Gris, hasta que sea el propio nio quien, moviendo el cuerpo
y con slo el gesto le pida jugar. A medida que el juego se reitere siempre
igual, comenzarn a aparecer pequeas variantes; as por ejemplo: luego de
jugar varias veces, al terminar el juego del Caballito Gris, el adulto dar un beso
al nio y lo volcar risueo hacia atrs.
Comunicar la intencionalidad ldica al nio y participar jugando.
Cuando un adulto juega con un pequeo le comunica la alegra del juego, su
participacin implica involucrarse realmente en el mismo. Los jugadores participan en acciones ficcionales conocidas que se comparten. A veces el adulto
est presente, espera, observa, deja hacer al beb /nio quien explora objetos
y movimientos y en un momento entra al territorio del juego por la iniciativa del
pequeo o del adulto.
Dar un tiempo para jugar en el que los bebs/nios y adultos participen. A lo largo de las jornadas, es importante dar tiempo de juego, en el que
el adulto est comprometido. En el entramado de tareas que se desarrollan
habr un momento central para sentarse a jugar con los nios; pero el juego
tambin estar presente en los momentos de higiene, en algunos casos, pero
en menor grado al dormir o al alimentar a los nios.
Armar escenarios/espacios de juego con materiales variados, pero a
la vez estables. Es importante, tener previstos espacios para el juego con
materiales disponibles y adecuados a los pequeos. Las salas sern ambientes donde estarn siempre disponibles materiales para jugar: un cajn slido
y limpio con una seleccin de juguetes, una hamaca balancn, una soga con
objetos para mirar, tocar, para los muy chiquitos, etc. Sern los adultos los que
cotidianamente y varias veces al da armarn espacios/sectores para jugar.
45
En un caballito gris
(nombre del nene) se fue a Pars
Al paso, al paso, al paso
al trote, al trote, al trote
al galope, galope, galope
(Cancin tradicional)
46
A la lata
Al latero
A las hijas del chocolatero.
Que me han dicho
Que van a casar
Con los hijos
Del Chiquiti, Chiquiti,
Del Chiquit, Chan
(dar saltos)
Abuelita, abuelita.
Qu hora es?
Tres pasos de elefante.
Abuelita, abuelita,
Qu hora es?
Un paso de hormiguita.
Abuelita, abuelita,
Qu hora es?
Dos pasos de bailarina.
(Juego tradicional)
El grupo de participantes, situados a varios metros de la abuelita, avanzan o retroceden segn la respuesta que esta d a su pregunta. Los desplazamientos de los participantes imitan a los personajes nombrados por la abuelita. El dilogo es abierto a la
creatividad de la abuelita (Pelegrn, 1984).
47
48
49
Juegos de construcciones
Son propuestas en las que se invita a los nios a partir de los 12 meses a armar construcciones, seguramente en un comienzo ser para derribarlas y volver a realizarlas. Estas
primeras experiencias se inician poniendo un bloque sobre el otro por superposicin o
colocando uno al lado del otro. Las cajas de cartn de diferentes tamaos, forradas de
color neutro, as como cartones planos de diferentes formas, cartones de huevos, etc.
son elementos que invitan a diferentes posibilidades constructivas. Luego, se pueden
agregar materiales de encastre sencillos (tipo cepillo o con tetones) que permiten otras
modalidades de construccin, al tiempo que exigen mayor precisin motriz. Se podrn
tambin agregar accesorios de juego (autitos, animalitos, etc.) que permitirn nuevas
oportunidades de juego y construccin.
Juegos corporales
Para generar juegos motores se pueden armar espacios con colchonetas ubicadas
a diferentes alturas, neumticos para trepar o hacer equilibrio, cajones para saltar, tablas
para deslizarse, lneas dibujadas para saltar y hacer equilibrio. Al armar un escenario/
espacio para jugar, con desafos motores, los nios participan y eligen qu y cmo hacer,
el adulto propone acciones, imita algunas que realizan los nios, los ayuda a trepar, a
saltar, y se involucra ldicamente.
y no entran. Luego tambin ensartados (un eje donde colocar anillos), ms adelante enhebrados sencillos con cordeles gruesos (por ejemplo, sogas atadas a un eje de madera, o una birome sin tinta) que resulten fciles de manipular con elementos que puedan
ser cmodamente enhebrados. En todas las propuestas, la idea es generar una accin
que exija una coordinacin motora de las manos.
Juego en sectores
Estos juegos invitan a los nios a elegir qu hacer en forma simultnea; el espacio
ofrece materiales diversos y son los nios los que deciden a qu jugar. Es apropiado, por
ejemplo, que los materiales sean suficientes pero no excesivos para permitir que los nios puedan elegir. Se podrn ofrecer sectores adecuados a las edades de los nios y en
ellos se realizarn algunas de las propuestas que anteriormente se describieron u otras
(caballitos para mecerse o saltar y/o pequeos toboganes son posibilidades adecuadas
para los nios de 1 ao que disfrutan de juegos motores, alternados con sectores que
pueden ofrecer libros, espacios para construir, dibujar, jugar con muecos, etc.).
51
52
Otras actividades
posibles
A lo largo de una jornada, son muchas las actividades que nios y adultos realizan
de manera compartida y complementaria; ya se han nombrado las actividades cotidianas (dormir, comer e higienizarse) y se han considerado algunas de sus caractersticas
necesarias; tambin se han presentado algunos juegos y, a continuacin, el material
desarrollar otras significativas actividades.
Seguramente al realizar sistemticamente estas acciones, ser el beb/nio quien, posteriormente, las muestre con el gesto de sealar y comunique su placer por aquello que
observa.
Es adecuado preparar el entorno de la institucin y de la sala con elementos para
observar: como mviles, imgenes y fotos ubicadas a la altura de los bebs y nios,
estructuras de telas con colores, transparencias, texturas que propongan escenarios para
recorrer gateando, caminando, o simplemente recostados observando.
A los nios de 1 y 2 aos es posible ofrecerles libros con imgenes de artistas plsticos que los educadores leern junto con ellos sealando, mostrando, transmitiendo
sensaciones y poniendo en palabras gestos de los pequeos.
Otra posibilidad, es detenerse a observar aquello que los nios van produciendo, por
ejemplo al iniciar una nueva propuesta de modelar, dibujar, o pintar. Recorrer los trabajos
realizados que quedarn expuestos para que los nios individualmente se acerquen a
mirarlos, tocarlos, disfrutarlos. Para prevenir roturas infortunadas, es posible contar con
una plancha de acrlico transparente debajo de la cual colocar las producciones.
Los nios se iniciarn en la produccin plstica a travs de la exploracin de diferentes elementos: arena, barro, arcilla, masa para modelar y grabar; crayones, tizas, biromes,
dactilopintura, entre otros. Estos materiales se ofrecern a los nios al acercarse al ao y
medio, y cuando ya no acostumbren llevarse a la boca los elementos.
Dejar huellas sobre diferentes materiales permitir a los nios lograr algunos movimientos ms intencionados, disfrutar de la accin y fascinarse al reconocer que algo ha
cambiado. Los grafismos se centran en el placer por el movimiento y en el descubrimiento de las acciones y huellas que sus gestos van dejando a travs de la exploracin. Estos
sern centrales en la produccin infantil puesto que la expresin sensible, lentamente, se
ir desarrollando.
Al comienzo, no habr imgenes mentales que los nios intenten reproducir, pero
paulatinamente y si hay experiencias anteriores alrededor de los dos aos los pequeos irn mencionando aquello que representan. Al conocer el mundo, apreciarlo,
comprenderlo, emocionarse con l todas estas sensaciones se irn expresando creativamente en sus trabajos. Y, a la vez, las lneas y producciones sern cada vez ms variadas
en texturas visuales y composicin.
55
Durante la produccin, es adecuado que el adulto realice acciones similares en paralelo a los pequeos, acompaando el hacer de los nios. Lo importante no es ofrecer
una forma para que el nio copie al adulto, pues esto generara inseguridad y no lo alentara a buscar su propia produccin.
Para esta clase de actividades se recomienda ofrecer variados soportes para trabajar
(horizontales: de gran tamao, de tamao individual, sobre mesas y sobre el piso; verticales: para ser contemplados de lejos, entre otros). Recordemos que el trabajo con tizas
sobre el suelo puede resultar muy agradable y adecuado y, al mismo tiempo, puede
resultar una alternativa ante la falta de papel.
Las herramientas debern permitir un manejo posible a la motricidad del pequeo:
esponjas, rodillos, pinceletas son elementos que posibilitan absorber color y volcarlo con
facilidad sobre una superficie para pintar. Tambin, con las mencionadas herramientas,
se puede pintar con agua; este material de bajo costo ofrece en especial la exploracin
de movimientos para hacerlos ms precisos, al tiempo que realizan composiciones espaciales.
Los materiales para modelar pueden ser arena, barro, masa, arcilla, barro de floristera,
(entregado en cantidad de bloque de cubo de 8 cm. aproximados de lado, suficiente
para cada nio). Recordemos que no es imprescindible agregar otros elementos ya que
lo central es dar formas con las manos, aunque tal vez se precise alguna herramienta
como por ejemplo palitos de helado de bordes redondeados. Tambin son factibles cajas para construir en la tridimensin con elementos de tamao medio para que puedan
ser asidos por los nios.
Los nios podrn pintar utilizando tmperas espesas con las manos. Tambin se
pueden emplear tmperas con algo de agua para esponja y rodillos. Ser posible trabajar
con uno o dos colores que al mezclarse formen un tercero.
Para dibujar es posible ofrecer: biromes (que los nios conocen por pertenecer a su
cultura cotidiana), crayones gruesos y medianos, tizas apenas humedecas con algo de
leche o agua y azcar para fijar el color en el papel, marcadores gruesos cuyas puntas
no se hundan con facilidad al ser utilizados por los pequeos.
Tanto soportes, herramientas y materiales tienen que ser propuestos a los nios reiteradamente para que ellos realmente exploren y se apropien de sus posibilidades. La idea
56
mientos que permiten a los nios de alrededor de un ao y ms, participar imitando los
movimientos simples que proponen los adultos. Paulatinamente, los nios irn repitiendo
algunos sonidos o palabras de la cancin que cantan los adultos. Es importante tener
un repertorio conocido por los nios que se reitere con sistematicidad para que ellos
puedan participar cada vez con mayor protagonismo.
Es interesante que el educador recupere las canciones de la comunidad en donde
se encuentra el centro infantil, armando un repertorio rico y variado que socializar entre
las familias y en la comunidad toda.
Tambin conviene hacer escuchar interpretaciones instrumentales a los nios en vivo,
si los adultos de la comunidad son msicos o dominan algn instrumento, la posibilidad
para los pequeos de escuchar el instrumento en vivo enriquece las experiencias sensibles con la msica. La presencia reiterada de instrumentistas promueve un acercamiento
privilegiado de los pequeos con experiencias musicales intensas.
A su vez, y alrededor del ao, ya es posible ofrecer a los bebs/nios instrumentos
cotidifonos para explorar la sonoridad que producen sus acciones, a la vez que perciben la variedad tmbrica de los mismos. Sern instrumentos confeccionados por los adultos, que resulten seguros y permitan la manipulacin de los pequeos; los educadores
los propondrn y tal vez puedan recibir colaboracin para su confeccin de las familias.
Algunas de las posibilidades son cotidifonos de parche (tambores, cajas, pellizcfonos entre otros) para percutir con la mano y banquetas. Los objetos de metal proponen sonidos tmbricos diversos, as llaves, argollas, campanillas, entre otros, producen al
entrechocar sonidos diferentes a los que producen los de madera. Se pueden ofrecer
entonces elementos de variados materiales (parches, metales, maderas, plsticos cuya
sonoridad resulte grata) y que proponen diferentes tipos de movimientos (sacudir, percutir, golpear, chocar, entrechocar, etc.). Tambin podrn ofrecerse instrumentos de viento,
estos sern interpretados por los adultos ya que los nios pequeos difcilmente puedan
hacerlo: diferentes elementos para soplar y producir sonidos al pasar por tubos y orificios
el aire en movimiento (tubos plsticos acanalados, por ejemplo).
Los adultos tocarn estos instrumentos frente a los nios proponiendo movimientos
y escuchas de sonidos; tambin tocarn con los nios, acompaarn melodas y canciones con ellos.
58
59
60
Los horarios de ingreso de los nios suelen ser diferentes, pero siempre es necesario
que los pequeos y sus familias sean recibidos por el adulto en forma personalizada y
directa. En algunas instituciones, las familias ingresan a las salas, acomodan a los nios
y sus pertenencias, los acuestan o los acercan al espacio de juego, conversan con los
educadores y se retiran; en otras es el adulto educador el que se acerca a la puerta y
all los recibe y entabla un breve intercambio de novedades con la familia. Recordemos
la necesidad de que cada grupo cuente siempre con dos adultos como mnimo, para
permitir en este caso que uno est con los pequeos mientras que el otro recibe al
ingresante (tareas que se alternarn segn sea el nio que ingresa y su figura clave).
Es necesario que los nios permanezcan con un mismo grupo de pares y de educadores, en un mismo espacio fsico a lo largo de un ao o ms. Dado que los bebs y
deambuladores necesitan de tiempo para establecer relaciones afectivas con los adultos
responsables y con los dems nios, as como para incorporarse al ritmo diario de las
actividades y sentirse seguros en el espacio fsico. No se considera adecuado que peridicamente sean trasladados a la sala siguiente debido a sus mayores requerimientos
espaciales.
Los pasajes anuales de sala de un grupo de nios deben realizarse con el acompaamiento de uno de los educadores, siempre en subgrupos y de manera gradual,
para que el grupo pueda conocer el nuevo espacio fsico, las actividades que en l se
realizan, a la vez que establece relacin con los nuevos adultos. La secuencia debera
contemplar en primera instancia situaciones de juego; posteriormente se incorporarn
momentos de alimentacin, luego el cambiado y como ltima instancia los momentos
de sueo. El perodo de tiempo se va ampliando sucesivamente, de forma tal que los
nios, al principio, permanecen slo un rato en el nuevo espacio y luego retornan a su
sala, hasta que se incorporan en todas las actividades y son recibidos directamente en
la nueva sala.
El perodo de inicio
Cuando los nios y sus familias ingresan por primera vez a una institucin educativa
integral, es menester que toda ella se predisponga para recibirlos, e invitarlos a que conozcan la cultura institucional. A su vez la institucin y su personal deben estar abiertos a
conocer y recibir a los nuevos integrantes y brindarles informacin y contencin.
62
sector de biblioteca con libros disponibles y otra caja/cesta con objetos para explorar. Se
organiza el espacio con propuestas variadas que se arman y desarman.
A su vez, se controla el cambiador para verificar que paales, oleo calcreo, algodn,
tollas de papel, solucin para higienizar, estn disponibles y ubicados en su lugar, fuera
del alcance de los pequeos. Se verifica que no haya desechos en los cestos para basura y que todo el espacio se encuentre en ptimas condiciones de higiene y seguridad.
El sector de alimentacin tendr lo necesario para la jornada con biberones rotulados e higienizados y sin restos de alimento, guardados en la heladera o respetando las
modalidades institucionales de organizacin y cuidados higinicos; leches para los pequeos que tomen mamaderas con sus rtulos indicando a quin pertenece para evitar
confusiones innecesarias; chupetes limpios y guardados con el nombre del beb, de ser
posible en heladeras, para evitar contaminacin.
Se recorre el sector de sueo verificando que todas las cunas tengan las sbanas en
condiciones de higiene, se las cambia, si es necesario y se verifica que tengan disponible abrigo acorde a la temperatura de la jornada.
Dos adultos disponibles esperan la llegada de los nios, cada adulto recibe, de ser
posible, a su subgrupo de nios, conversa con los adultos que los traen y se dispone
a acomodar sus ropas para permitir una jornada de juegos y actividades. Una vez cambiados, alimentados si es el horario, o puestos a descansar si es el requerimiento del
pequeo, se va produciendo un perodo de juego en el espacio preparado.
Un tiempo despus se guardan los materiales, nombrndolos, pidiendo colaboracin
a los nios que puedan hacerlo y se dispone, si es posible, una salida al espacio exterior,
o a un sector diferente de la institucin, con la colaboracin de alguna de las personas.
Se traslada a los pequeos llevndolos en cochecitos, en brazos, de la mano o simplemente gateando por s mismos. Es ideal que este espacio est prximo a la sala, y de
ser posible, que los nios estn en contacto con la luz natural y la visin de elementos
de la naturaleza. Aqu se proceder a ofrecer, tal vez, juegos tradicionales de movimiento:
en el regazo de los adultos y juegos de desplazamiento con el sostn de mano de los
educadores; se armar este espacio para permitir otro tipo de juegos de movimiento
con colchonetas, neumticos, cubos de goma espuma, cajas grandes para entrar y salir,
entre otras posibilidades.
64
Al regresar a la sala, se seleccionar msica variada, de calidad, para escuchar, sonorizar con instrumentos cotidifonos, cantar; simultneamente se otorga un tiempo para
la higiene (paales, rostro, manos, ropas que lo necesiten, etc.) para luego proceder a
alimentar y hacer dormir a los bebs que lo requieran.
Se ordenar la sala para el momento del almuerzo, adecuando espacios para que los
pequeos que ya ingieren alimento semislido o slido, se puedan ver entre ellos y con
el educador. Se colocarn baberos, se verificar que todos tengan sus manos limpias y
se alimentar a un grupo de no ms de dos o tres nios por adulto, cada cual con su
cuchara y su plato, mientras se les habla pausadamente, explicando qu come, comentando algo que est vinculado con el momento de la ingesta y se le ofrece lquido en
vasos o biberones segn las posibilidades de cada uno.
A continuacin, se higieniza a los bebes (paales, manos, rostros, ropa, baberos), se
oscurece un poco la sala respetando el horario de siesta, se invita a dormir a los que lo
requieran, mientras que a los que ya lo han hecho se les prepara un nuevo espacio de
multitarea en la colchoneta. Esta vez, un grupo de tteres y muecos blandos; un equipo
de cajas con tuberas para meter broches y objetos, etc. El cuerpo del maestro permitir
una variedad de juegos de crianza, de balanceos, de sostn, ocultamiento, un dilogo
entre las acciones del nio y los movimientos que junto a los adultos ambos realizan.
Al estar despiertos la mayora de los nios, es factible un nuevo recorrido del espacio
exterior a la sala, en un circuito que resulte seguro y a la vez desafiante; si ya hay caminadores se podrn sacar a pasear coches o peluches con cordel.
Nuevamente en la sala, se puede generar un tiempo para escuchar poesas, o juegos
con tteres, o leer libros, mientras la otra educadora cambia, alimenta o va entregando a
los que se retiran.
Un sueito de media tarde para algunos, genera una alternancia en momentos de
juego, exploracin, higiene, alimentacin y sueo que caracteriza a la sala de bebs que
tiene mucho de propuestas individuales con los nios, pero de equipo entre los adultos
educadores.
65
66
Luego sigue un momento para la escucha de cuentos usando un rotafolio o imgenes de los personajes centrales de la historia. El educador narra con un tono expresivo,
al finalizar vuelve sobre el cuento y recupera algunos gestos de los nios (yo vi cmo
se rea Juan al escuchar que la hormiga Titina).
Sigue entonces un momento para el desplazamiento y el juego motor. Lo ideal es
trasladarse a otro sector de la institucin al aire libre (de ser posible) en donde se encuentren: carritos de arrastre, carritos pie-pedal, trepadoras para explorar, caballitos de
goma para saltar, pelotas, etc. Los adultos acompaan a los pequeos colaborando en
sus desplazamientos, jugando con ellos u observndolos. En algn momento, se propone un juego tradicional de corro (salta la perdiz, hay que te corro) rondas para dos,
tres o varios nios.
De regreso a la sala, se procede al lavado de manos, higiene de paales, uso de
bacinillas para los que ya comienzan a utilizarlas (luego de los dos aos).Mientras un
adulto realiza estas acciones con los pequeos, el otro arma un sector con tteres para
mirar y jugar: con su ttere hace acciones frente a los nenes (el ttere camina, se esconde
y aparece, se peina, llora y come, no quiere comer y se duerme etc.). Entrega una caja
con tteres a los nios y juega con su ttere y los tteres de los nios, utilizando accesorios
si es necesario (peines, cucharas, telitas /mantitas para dormir, mamaderas etc.).
Cuando todos los nios estn preparados se procede a guardar los elementos de
juego y se prepara mesas y sillas para el almuerzo que puede realizarse en la misma sala
o en un comedor.
Los nios menores de 2 aos se ubican en las mesas con 3/4 nios, con un adulto
que se sienta con ellos y colabora con la alimentacin. Conviene ofrecer dos cucharas:
una la maneja el nio y la otra el adulto que colabora sin forzar para que se realice la
ingesta. Los de 2 aos ya pueden comer solos y para ello es adecuado ofrecer tanto
cucharas como tenedores, segn el tipo de alimento que se trate. En ambos casos, este
es un tiempo de encuentro con otros, donde la palabra que comunica estar presente
acompaando el almuerzo y las relaciones entre ellos.
Al finalizar, se higieniza a cada pequeo y se los dispone para que duerman (se
limpian rostros, manos, ropas, se cambian paales si es necesario, se retira el calzado).
Generalmente, la mayora duerme en colchonetas con fundas y frazadas o sabanitas. Los
adultos pasan acariciando, cantando, arrullando a cada nio que lo requiera y respetando
67
los rituales que cada uno tiene para dormir (darle un mueco, acariciarle la espalda o el
rostro etc.). Seguramente si hay nios que no duermen se les permite levantarse, pues
son los que no necesitan hacerlo, ya que llegan ms tarde a la institucin. Con este
grupo se arma un sector de libros para mirar, se les propone acompaar a los adultos
dibujando, mientras los educadores escriben o preparan materiales.
Cuando los nios van despertando de la siesta, se los higieniza, usan las bacinillas,
cambian los paales, se lavan sus caritas y manos, se acomodan las ropas y se los
calza. Se dispone de un nuevo espacio de actividad: en un sector se coloca una mesa
con arcilla para modelar, se cubre la mesa con un nylon sujeto con cinta engomada, se
entregan bloques de 15 cm por 15 cm aproximadamente a cada nio y se los invita a
explorar y modelar, un adulto sentado a su altura los observa, propone acciones, imita
otras, generando un clima de sensibilidad esttica hacia sus producciones. Al terminar
se guardan los bloques de arcilla en bolsas de nylon para que conserven su humedad
y puedan ser utilizados nuevamente. Se lavan las manos y se dispone al grupo para
merendar. La merienda se sirve en las mesas, en vasos de pico para los ms chicos y
tazas para los mayores.
La jornada continua mientras algunos son retirados y otros se disponen a jugar construyendo con bloques de plstico.
Los nenes de 1 y 2 aos tienen infinidad de propuestas para realizar a lo largo de una
jornada y su interaccin con los otros nios y con los adultos es claramente ms fcil de
organizar grupalmente que con el grupo de bebs. Con estos nios es necesario estar
muy atentos dado que sus nuevas adquisiciones motrices los conducen a exploraciones, a veces peligrosas.
68
Los espacios
institucionales
Introduccin
Se define el espacio considerando su aspecto fsico y los elementos materiales que
en l se hallan. En los diversos espacios se establece un sistema de relaciones entre
nios y adultos, entre los mismos nios, y entre todos los miembros de la comunidad
educativa. A este entramado de interrelaciones e interacciones entre el espacio y los
sujetos lo denominamos ambiente. En ese ambiente organizado por los educadores, se
desarrolla cotidianamente la propuesta pedaggica y se convierte en el territorio vital
en el que los nios aprenden.
El espacio modifica a quien lo transita, al mismo tiempo quien lo transita modifica el espacio. Los educadores toman decisiones respecto a la disposicin de los
objetos equilibrando la necesaria previsibilidad acerca de la distribucin y organizacin
que los nios encontraran cotidianamente en su sala y en las otras dependencias de
la institucin, y el desafo que el propio espacio debe ofrecer para posibilitar nuevos
aprendizajes.
Es necesario tener presente las caractersticas y necesidades de los nios al definir
la conformacin de los espacios. As, por ejemplo, los bebs necesitan ambientes dispuestos de modo diferente a los que precisan los nios de 1 y 2 aos, por las diferencias
en sus movimientos, tipos de desplazamientos, necesidades de exploracin y juego. Por
ello, organizar el espacio, es una tarea a ser considerada en la planificacin y desarrollo
de cada una de las actividades. El educador encuentra en el espacio una herramienta
al servicio de la enseanza.
Los modos en que se organizan los espacios y el equipamiento disponible representan la expresin material del tipo de tarea que cada institucin desarrolla y forma
parte de las relaciones y propuestas que all se ofrecen (ME, 2013). Considerar todos los
espacios de la institucin, en tanto lugares donde los nios pueden aprender, posibilita
69
Acerca de la seguridad
Los lmites son formas con las cuales tratamos de que los chicos no hagan
cosas que pueden daar a ellos o a otros. Porque en realidad, el lmite no es
solamente algo que tiene que ver con la convivencia, tambin tienen que ver
con ensearles a proteger su propia vida. Los nios no aprenden por ensayo
y error a vivir. No se puede aprender a vivir por ensayo y error, con lo cual
uno pone ciertos lmites desde muy temprano, con las cosas que le pueden
daar y con las cosas que pueden daar a los dems (MECyT 2008).
70
Los educadores ofrecen proteccin y seguridad al nio para que se atreva a experimentar, explorar e investigar. No prever estos cuidados hace que, realicemos un uso
desmesurado del no: no toques esto, cuidado ac, no se puede, no te subas, no
te acerques, etc. con las consecuencias que tiene para la tarea del educador y para el
desarrollo de los chicos. En palabras de Silvia Bleichmar, El lmite debe informar al nio
lo que se espera de l [] En lo posible es mejor decirle lo que debe hacer, (o poner
a disposicin lo que puede tocar) antes que decirle lo que no debe hacer (o estar permanentemente diciendo no toques esto o aquello). Los chicos escuchan ms cuando
se enuncian los limites de manera positiva(MECyT, 2008).
Aspectos a tener en cuenta en la organizacin de los espacios:
Disponer en varios lugares a la vista de los adultos, planos que indiquen las
salidas de emergencia, matafuegos, tablero elctrico, zonas de seguridad y
de riesgo. Al mismo tiempo, tener en un lugar visible para todo el personal, un
listado de nmeros de telfono a dnde llamar en caso de emergencia: bomberos, ambulancia, etc.
Accesos: puertas amplias y apertura hacia el exterior, de manera tal que permitan una rpida salida en caso de emergencia.
Pisos: es ideal que no existan desniveles en/entre las salas, pasillos y otros
espacios dentro de la institucin. Asimismo, que en las salas los pisos sean
clidos, fciles de limpiar, que amortigen las cadas, bien pegados y sin astillas (en el caso de pisos de madera).
Paredes: lisas, fcilmente higienizables, pintadas de colores claros y clidos. En
caso de existir columnas, estas tienen que tener los bordes redondeados.
Sistema elctrico: debe instalarse un disyuntor y los artefactos elctricos, tomacorrientes y llaves de luz, deben estar fuera del alcance de los nios a ms
de 1,30 mts. del piso. En caso que el tomacorriente y la llave de luz estn a su
altura, deben taparse.
Sistema de calefaccin: los calefactores o estufas, deben estar elevadas y/o
tener proteccin para evitar quemaduras.
Ventilacin y luminosidad: todos los espacios de la institucin deben permitir
una correcta ventilacin y la utilizacin de luz natural la mayor parte del da.
Aberturas: Los vidrios de las ventanas o puertas deben ser irrompibles, o contar
con lminas protectoras adhesivas. Evitar, de ser posible, la existencia de puertas de vidrio, y, en caso de existir colocar bandas de color u opacas a la altura
de la vista para hacerlas mas visibles. Las ventanas internas pueden ubicarse a
71
la altura de los nios, para que puedan ver a travs de ellas, pero para las que
dan a la calle, la altura sugerida es desde aproximadamente 1,30 cm. del piso
y casi hasta el techo para permitir una buena iluminacin.
Sanitarios: deben contar con ventilacin adecuada y en cantidad suficiente
para el nmero de adultos y nios
Baos para los adultos: es importante que estn apartados de los sanitarios
para los pequeos.
Baos para los nios de ms de un ao, estarn en la sala y se requieren,
en general, inodoros pequeos con la tapa de bao correspondiente. En
caso de no tener inodoro pequeo es importante que tenga una tapa que
se adapte al tamao de los pequeos. La cantidad de inodoros, es de dos
cada 15 nios. Para preservar la intimidad colocar una cortina o puerta. En
este caso, debe haber una distancia entre 20 y 25 cm de espacio libre para
que el nio pueda salir en caso que la puerta se trabe. No es necesario
disponer baos para varones y para nenas.
Piletones o piletas para el lavado de manos: se ubicarn cerca de los baos
de los nios y estarn a una altura que les permita higienizarse solos. En la
medida de lo posible, es importante disponer de agua caliente y fra para una
mejor higiene. Es recomendable que tengan espejos colocados a la altura de
los nios.
Equipamiento y mobiliario: es necesario que se confirme el buen estado de
cada uno de los muebles y objetos que se ponen a disposicin de los nios.
Estanteras: si estn empotradas o amuradas a la pared, se debe comprobar
la solidez y seguridad en los soportes. La altura puede variar en tanto se
utilice para los nios o para los adultos. En caso de ser para los adultos,
verificar que la altura sea mayor que la altura de un nio.
Mesas: bajas con puntas redondeadas, sin bordes filosos, con maderas o
frmicas pegadas sin astillas, con patas firmes para resistir el peso de los
objetos que se colocarn en ellas.
Muebles: con patas o ruedas resistentes al peso de los materiales que albergarn, con un ancho proporcional al alto, o sea con suficiente base para
sostener la altura y el peso del mueble.
Cunas: si son con barrales, tendrn una separacin entre las barras de no
ms de seis cm para que el nio no pase su cabeza y que el educador
pueda verlo (cuando est dormido). Algunas, visiblemente identificadas, estarn reforzadas en la base y tendrn ruedas grandes, para que en caso de
emergencia puedan salir del lugar con varios nios dentro y as desplazarse
con mayor rapidez.
72
Acerca de la higiene
Los nios pequeos perciben y reconocen el mundo a travs de la boca, recorren el
espacio gateando, se incorporan sostenindose de los objetos, barandas, sillas.
Por ello, es imprescindible poner a disposicin espacios y objetos en las condiciones
de limpieza necesarias para el cuidado de la salud infantil. Adems, la higiene se realizar
con la periodicidad necesaria segn el sector y/o superficie.
Acerca de la sonoridad
Los ruidos, los sonidos, la msica y los silencios ocupan un lugar importante a
la hora de pensar en el espacio. Contar con salas con un cierto aislamiento sonoro permitir mayor intimidad para que los nios y los adultos se escuchen o
disfruten del silencio. Si bien es conveniente la presencia de la msica, esta no
debe orse en forma permanente, para que los nios puedan orse a s mismos,
entre ellos y con sus educadores, as tendrn oportunidad de reconocerlos y
reconocerse en sus sonidos, en sus voces.
Si se cuenta nicamente con un aparato de radio, ser conveniente sintonizar
aquellas estaciones que transmiten msica, y en volmenes de sonido bajo.
Para controlar el nivel de ruidos que se producen en una institucin es conveniente utilizar algunos elementos que permiten absorber los sonidos: tal como
cartones (son ideales los maples de huevos) colocados sobre la pared, telas
gruesas en las cortinas de las ventanas, espuma de goma pegada en la parte
interna de mesas y sillas, almohadones y alfombras.
El espacio exterior
El juego al aire libre brinda nuevas oportunidades a los nios pequeos: la luz natural,
el aire y los olores del espacio exterior o de la naturaleza proporcionan nuevas percepciones.
Acceso: es importante que el acceso al lugar sea en un mismo nivel o con
rampas que faciliten el traslado de carros y/o coches de bebs.
73
El espacio exterior puede contar con una zona de parque o tierra con rboles
y plantas, o bien, se podrn colocar macetas o canteros con plantas.
Asimismo, es necesario planificar la distribucin de diferentes sectores de juego: un
lugar para algunas estructuras (como trepadoras, hamacas, etc.) otro para jugar con agua
o arena, otro para usar rodados o desplazarse llevando carritos, y una zona para realizar
diferentes exploraciones con elementos acsticos, visuales, tctiles, olfativos que ofrezcan la oportunidad de escuchar (elementos naturales, de percusin), de ver (caleidoscopios, transparencias de colores), de tocar (materiales duros y blandos, densos o fluidos,
secos o hmedos, suaves o rugosos) e incluso de oler (vegetacin con fragancias)
(MECyT, 2008).
Las estructuras de juego requieren ser construidas con materiales que faciliten
la durabilidad, la higiene y el mantenimiento del equipo. No deben emplearse
componentes txicos ni elementos metlicos que se oxiden o puedan ser
conductores de electricidad. Los metales deben estar pintados, galvanizados
o haber recibido tratamiento para prevenir la oxidacin. Una buena alternativa
es la madera, cuidando que esta haya recibido un tratamiento adecuado para
evitar el desprendimiento de astillas, susceptibles de provocar lesiones. Los
materiales sintticos tampoco deben astillarse ni agrietarse.
La distribucin en un predio de cada uno de los elementos a instalar, ya sea
juegos o equipamiento, requiere de la medida previa de las dimensiones de
las areas que ocuparn, agregando al espacio propio de cada juego, el espacio de uso alrededor. Las diferentes normas sobre equipos de juego incluyen
clculos y tablas para determinar las reas libres de seguridad requeridas para
cada equipo, en funcin de sus caractersticas y posibilidades de uso (MECyT,
2008).
Las escaleras pertenecientes a los elementos de juego, necesitan tener una
inclinacin constante, con escalones equidistantes y de construccin uniforme.
Si el tramo es de largo recorrido, es necesario prever descansos intermedios.
Para evitar resbalones, la superficie debe ser antideslizante. Adems, requiere
pasamanos o baranditas en ambos lados que aseguren un agarre eficaz.
Por ltimo, an con todas estas advertencias, lo ms importante es la mirada atenta de los educadores sobre los movimientos de los pequeos, acompandolos
y compartiendo con ellos las actividades en estos espacios.
74
Espacio para guardar objetos o juguetes de uso comn: este sector ser utilizado por los adultos, y tanto el mobiliario como los materiales tendrn accesibilidad, cuidado, mantenimiento y visibilidad. Estanteras de fcil acceso
y seguras. Materiales para compartir como por ejemplo zapatillas de arrastre,
juguetes plsticos para trasvasar, telas de diferentes texturas y colores para
ambientar las salas en diferentes momentos de juego, etc.
Espacios de usos mltiples y/o comunes: que permitan el desarrollo de diferentes actividades, tanto una reunin con familias, como un espacio de juego,
tomar una merienda o desayuno especial, o para desarrollar actividades con
las familias y los pequeos. Por el uso que se prev, conviene que sean de
fcil acceso, amplios, sin mobiliarios a la altura de los pequeos.
Cocina: es importante destacar que sea uso exclusivo de los adultos.
Biblioteca: este espacio requiere de comodidad y luminosidad. Con muebles
o estantes que permitan tener libros a la vista y al alcance de las manos de los
pequeos. En el piso se dispondrn colchonetas o alfombras para que puedan sentarse o recostarse para disfrutar al escuchar un cuento breve o mirar
un libro.
75
Sala de bebs
Esta sala requiere organizar cuatro sectores: de exploracin y juego, de alimentacin,
de cambiado y de sueo.
9
Se retoman ideas del texto: Construyendo experiencias de enseanza y cuidado en las instituciones
para la primera infancia (Ministerio de Educacin de la Nacin, 2013).
76
Sector de alimentacin
Para la alimentacin o lactancia, es importante generar un ambiente de
intimidad y tranquilidad. Por ello, es recomendable contar con sillas cmodas
para los adultos que darn en brazos los biberones, habilitar un sector para
que las madres amamanten y otro para que las familias que puedan hacerlo,
alimenten a los pequeos (en el caso de instituciones cuyos familiares trabajen o estudien en el mismo edificio o en lugares cercanos). Asimismo, es
recomendable que los nios que ya reciben alimentacin slida compartan
este momento con sus compaeros. En caso de no disponer de sillas bajas
con apoyabrazos ajustadas a la altura de la mesa, las sillas altas para bebs,
cumplen la misma funcin.
Las instituciones que albergan bebs necesitan contar con un espacio
especfico donde, a modo de una cocina de leche se puedan preparar,
higienizar, calentar y refrigerar las mamaderas o las papillas en los distintos
momentos de la jornada. En algunas instituciones este sector est dispuesto
fuera de la sala, en una cocina. En este caso, es preciso que tengan un lugar
diferenciado del resto de los alimentos.
77
Sector de higiene
Para el momento de la higiene de los bebs es preciso disponer de una
mesada o un cambiador firme y seguro de material higienizable, ubicado a la
altura de los adultos y de una pileta con ducha de mano con agua caliente
y fra, para completar de forma adecuada la higiene corporal de los ms pequeos. Estantes ubicados a disposicin del adulto contendrn los elementos
comunes como el leo calcreo, algodn, paales, etc. La ropa de recambio
de cada beb, como su toalla personal, estarn ubicadas de forma tal que el
adulto no tenga que moverse y pueda, en todo momento, sostener y cuidar al
beb evitando posibles cadas.
El sector contar tambin con perchero y pizarra o anotador grande para
las notas relevantes respecto de la alimentacin y cambiado de los nios y un
estante para el guardado de elementos necesarios.
Sector de sueo
En este sector es importante permitir el contacto visual con los otros sectores para garantizar el cuidado por parte de los adultos durante el perodo de
sueo de los bebs/nios. Asimismo, se requiere de cunas individuales con
espacio suficiente para que los educadores puedan acercarse a los bebs.
Sala de 1 y 2 aos
78
Sector de alimentacin
Para la alimentacin es importante contar con un espacio con mesas y
sillas acordes a los tamaos de los nios (cuidando que las sillas para los menores de 2 aos posean apoyabrazos para evitar cadas). En algunas instituciones la alimentacin de los nios de estas edades suele hacerse en espacios
comunes (comedor), mientras que en otras se realiza en la misma sala.
Sector de higiene
Los nios sin control de esfnteres deben ser higienizados por el adulto, por
lo que es necesario disponer de un cambiador firme y seguro dado que los
nios tienen mayor movilidad. Asimismo, se podr disponer de un espacio que
permita cambiar al nio parado (cuando no est muy mojado o con materia
fecal). Los cambiadores contarn con una pileta con ducha de mano para
completar de forma adecuada la higiene corporal y la cercana de los baos
permitir tirar la materia fecal de los paales.
Para los nios con control de esfnteres, se contar con bacinillas e inodoros pequeos.
Sector de sueo
Los nios de 1 y 2 aos pueden descansar o dormir en colchonetas o
catres individuales higienizables, con fundas de tela y mantas. Su almacenamiento ha de preservar la higiene.
La ubicacin de las colchonetas debe permitir el contacto visual con los
otros sectores para garantizar el cuidado por parte de los adultos durante el
perodo de sueo de los nios.
79
80
Los materiales
La seguridad, la higiene, la esttica
Es el educador quien elige los materiales que entregar a los bebs y nios, por ello
es necesario que su seleccin sea cuidadosa en funcin de la seguridad que estos
ofrecen. Recordemos que algunos plsticos resultan aleaciones perjudiciales para la
salud, o se pueden romper con facilidad y por ello se vuelven peligrosos, ya que los fragmentos pueden ser ingeridos o lastimar a los nios. Los materiales de pequeo tamao
no pueden ser ofrecidos sueltos a los nios, salvo que estn dentro de contenedores
transparentes cerrados con cola de pegar (por ejemplo bolitas en pequeas botellas
transparentes llenas con agua y con la tapa pegada, envases de cosmticos con tapas
sostenidas con cordeles para ser enroscados por nios de 2 aos y ms). Es recomendable que los objetos que se ofrecen sueltos no presenten un tamao menor al de una
nuez, para garantizar seguridad a los nios.
La higiene ser otra variable a tomar en cuenta al pensar en los materiales que se
ofrecen; recordemos que los nios se los llevan a la boca por lo que estos deben estar
limpios con el propsito de minimizar contagios, por lo que frecuentemente debern ser
higienizados con una solucin de agua con una dcima parte de lavandina.
Son ideales, para los ms pequeos, la colocacin de mviles ya que permiten fijar
la mirada y seguir su movimiento con la vista. Es posible seleccionarlos con criterios
estticos, hay varios artistas plsticos que trabajan en la produccin de ellos, pueden ser
referentes inspiradores. Tambin es posible colocar en los espacios sobre los cambiadores, por ejemplo, mviles sonoros que al moverse producen sonoridades gratas para
su escucha.
Se sugiere la presencia de plantas en el espacio interior ya que agregan una nota
natural, generando un ambiente clido y grato a la vista. Las plantas, ubicadas cerca de
una entrada de luz natural, pueden ser motivo de miradas de los pequeos y de exploraciones de los ms grandecitos. En el espacio para los bebs, es adecuado que haya
elementos de juego a su alcance. Un cajn slido, limpio, o una caja de cartn contendr
81
un equipo de juegos y materiales para que los nios puedan servirse a gusto y explorar y
jugar cuando lo deseen. A modo de ejemplo, y dependiendo del nmero de nios de la
sala y de sus edades, estos podran ser: tres pelotas de tela o media; tres telas/pauelos
para usos variados; tres peluches con cordel; tres sonajas con diferentes sonoridades
y variados modos de producir el sonido; tres tteres adecuados para la mano del adulto
y con posibilidades de manejo para los nios; tres cucharas y recipientes como para
comer; tres bebs; tres carritos/coches, elementos que se desplacen; tres bolsas contenedoras de tela pequeas para meter y sacar, guardar, llevar y traer; etc. Estos materiales
disponibles deben ser cambiados e higienizados frecuentemente.
Para complementar los materiales permanentes, es interesante contar con una biblioteca fija a la pared, para evitar que se caiga, que contendr libros, tarjetones con texto e
imagen para que sean mirados por los nios y ledos por los adultos. Se agrega tambin
la posibilidad de algn juego que invite al movimiento adecuado para los ms grandes:
caballitos, mecedoras, hamacas, pequeas trepadoras, son algunas opciones muy adecuadas para armar este espacio permanente. Un reproductor de msica, o una computadora resultar un complemento adecuado ubicado fuera del alcance de los nios.
En un sector cercano (armario, sala de materiales) y/o en estantes a altura, es factible
ubicar material para que sea utilizado al armar espacios determinados, o para variar el
material permanente. As, por ejemplo, habr materiales para la propuesta de la cesta de
los tesoros o de los juegos heursticos; o material para juegos motores; o una cesta de
los sonidos con variedad de cotidifonos, o un equipo de tteres y accesorios; o grandes
cajas de cartn para arrastrar y jugar, (estas pueden presentar: orificios para meter elementos, espejos irrompibles para mirarse, elementos sonoros adheridos para sonorizar,
etc.). No es recomendable que todos los materiales estn siempre a la altura de los pequeos ya que resultara una sobreestimulacin innecesaria y complicara el cuidado y el
orden de los elementos, pero para que los espacios sean significativos es necesario
evitar ambientes despojados. Son muchas las posibilidades para crear espacios con
propuestas para los nios.
paa, es decir, el poder elegir con quines van a jugar, explorar, probar; sobre todo en
los nios de 1 ao y medio y ms que ya evidencian elecciones ms personales.
La propuesta contempla varios espacios armados por los adultos atendiendo a actividades que se sostienen en el tiempo y cuya reiteracin ofrece enseanzas y aprendizajes sistemticos. Para ello, la seleccin de los materiales y el armado de sectores es
central.
Cmo complejizar la propuesta del juego en sectores? Incorporar nuevos materiales, modificar sus combinaciones, retirar un material de la escena, seran modos posibles
de promover nuevos aprendizajes en los chicos. As por ejemplo, en el sector de plstica,
un grupo de nios descubri nuevos colores. En los das subsiguientes, el maestro les
ofreci hojas de color como soporte y nuevos colores para probar otras combinaciones
(Serulnicoff, Massarini y Negri, s./f.).
Otras veces con los mismos materiales el maestro presentar nuevas propuestas: por
ejemplo en una situacin de juego dramtico podr proponer acciones diversas con los
mismos elementos en los que involucrar a los pequeos al ofrecerles participar.
El juego en sectores es una fuente muy adecuada para generar climas de participacin calmos y placenteros en los pequeos, a la vez que permite enseanzas y
aprendizajes seleccionados con continuidad y variedad adecuadas a las necesidades y
posibilidades de los nios.
85
A modo
de conclusin
Las instituciones que se ocupan del cuidado y la educacin de la infancia tienen
como tarea y responsabilidad poner al alcance de los nios todo aquello que las generaciones anteriores han ido construyendo (la cultura, las tradiciones, la lengua). Este
objetivo se alcanza a travs de las miradas, los gestos, las palabras, la disposicin del
espacio, las propuestas y los materiales que los educadores da a da ponen a disposicin de los nios.
La relacin entre la institucin y la familia es compleja y est sujeta a conflictos, tensiones y contradicciones propias del bagaje cultural, histrico y social en el que se inscriben
las prcticas de crianza. Pero la apertura, el lugar que se da a este encuentro, es una
certeza, as como lo es la confianza en la familia, en su capacidad, en lo que s sabe y s
puede y el convencimiento de que, ni familia, ni institucin, ni comunidad, pueden solos.
La participacin y la comunicacin son puentes que ponen en dilogo a unos y a otros,
creando condiciones de acompaamiento y sostn del sujeto en desarrollo.
La relacin entre familias e instituciones tiene sobre todo potencia porque, siempre,
todos algo pueden y tienen qu hacer para sostener la infancia, y es desde ah que se
comprende el proverbio africano Para educar a un nio hace falta toda una tribu.
87
Bibliografa
Barcena, F. y J. C. Melich (2000): La educacin como acontecimiento tico. Natalidad,
narracin y hospitalidad, Barcelona, Paidos.
Bruner, J. (1986): El habla del nio, Buenos Aires, Paids.
Bruner, J. (1989): Accin, pensamiento y lenguaje, compilacin de J. Lianza, Madrid, Alianza
Cabanellas, I y C. Eslava (coords.) (2005): Territorios de la infancia. Dilogos entre la arquitectura y pedagoga, Barcelona, Gra.
Calmels, D. (2001a): Del sostn a la trasgresin, Buenos Aires, Novedades Educativas.
Calmels, D. (2001b): Espacio habitado. En la vida cotidiana y la prctica psicomotriz, Buenos Aires, Novedades Educativas.
Carli, S. (1999): De la familia a la escuela. Infancia, socializacin y subjetividad, Buenos
Aires .Santillana.
Dabas, E. (comp.) (2010): Viviendo redes. Experiencias y estrategias para fortalecer la
trama social, Buenos Aires, Ciccus.
Direccin General de Cultura y Educacin (2008): Diseo curricular para la Educacin
Inicial, Provincia de Buenos Aires.
Duprat, H.; S. Estrin y A. Malajovich (1977): La institucin y la comunidad, en Hacia el
jardn maternal, Buenos Aires, Bsqueda.
Goldschmied, E. y S. Jackson (2000): La educacin infantil de 0 a 3 aos, Madrid, Morata.
Ley N 26.061: Proteccin Integral de los Derechos de las nias, nios y adolescentes.
Ley N 26.206: Ley de Educacin Nacional.
Marotta, E. (2009): Tejiendo redes para una crianza compartida, en AAVV, Educacin
inicial: estudios y prcticas, Buenos Aires, 12ntes.
Ministerio de Educacin de la Nacin (2010): Familias y escuelas. Reflexiones sobre la
construccin colectiva de lazos de intercambio para la educacin de los nios pequeos, Buenos Aires.
Ministerio de Educacin de la Nacin (2012): Polticas de enseanza. Actualizar el debate
en la Educacin Inicial, Buenos Aires.
89
90
Santilln, L. (2012b): Quienes educan a los chicos. Infancia, trayectorias educativas y desigualdad, Biblos.
Serulnicoff, A.; E. Massarini y G. Negri (s./f.): Propuesta para sala de 2 aos: El juego en
sectores, Provincia de Buenos Aires, Direccin Provincial de Educacin Inicial. Disponible en: abc.gov.ar/lainstitucion/sistemaeducativo/educacioninicial/default.cfm
Siede, I. (2007): Familias y escuelas: entre encuentros y desencuentros, en DGCyE, La
educacin Inicial hoy: Maestros, nios, enseanza, ciclo de conferencias.
Siede, I. (2009): El contexto social y el Nivel Inicial, conferencia, Ciclo 200 Conferencias
para 200 aos, Direccin Provincial de Educacin Inicial, Provincia de Buenos Aires.
Soto, C. y R. Violante (comps.) (2005): En el Jardn Maternal. Investigaciones, reflexiones y
propuestas, Buenos Aires, Paids.
Soto, C. y Violante, R. (comps.) (2008): Pedagoga de la crianza, Buenos Aires, Paids.
Southwell, M. (coord.) (2006): Las familias en la escuela, Buenos Aires, Ministerio de Educacin, Serie Explora Pedagoga.
Universidad Nacional de General Sarmiento (2010): Del proyecto a la realizacin. Escuela
infantil y sala de juegos multiedad, Buenos Aires.
Zelmanovich P. (2008): Los saberes en relacin con las subjetividades de nios, jvenes
y adultos, en Flacso: Diplomatura Superior en Currculum y Prcticas Escolares en
Contexto. clase 19, Buenos Aires, FLACSO.
Zelmanovich, P. (2005): Escuela y familia ante el cuidado de los nios y jvenes. Disponible en, abc.gov.ar/lainstitucion/sistemaeducativo/inicial/acciones/primerseminario/
pzelamnovichescuelayfamilia.pdf.
91
92
93
94
95