Renacimiento y Naturalismo
Renacimiento y Naturalismo
Renacimiento y Naturalismo
Renacimiento y naturalismo
haban sido preparados por el humanismo y el aristotelismo del siglo XV. Por el humanismo,
en cuanto no slo hizo posible la disponibilidad de los textos de la ciencia antigua sino que
insisti en la naturalidad del hombre y, por lo tanto, en su inters vital por conocer el mundo
natural. Por el aristotelismo, en cuanto que intent explcitamente promover el renacimiento
de la investigacin natural, tal como la haba practicado Aristteles y puso en claro el
fundamento que la hace posible: el concepto del orden necesario del mundo.
La magia renacentista se caracteriza por dos presupuestos: a. la animacin
universal de la naturaleza que se considera movida por fuerzas intrnsecamente semejantes
a las que actan en el hombre, coordinadas y armonizadas por una simpata universal; b. la
posibilidad que con ello se brinda al hombre de penetrar de repente, con medios ambiguos
o violentos, en los secretos ms ntimos de la naturaleza y llegar a dominar sus fuerzas con
halagos y encantamientos, es decir, con los mismos medios con que se aprisiona a un ser
animado. Por medio de estos dos presupuestos, la magia va en busca de frmulas o
procedimientos milagrosos que sirvan de llave para los ms recnditos misterios naturales y
pongan al hombre de repente en posesin de un poder ilimitado sobre la naturaleza.
La filosofa natural hace ya su aparicin en algunos de los mismos sostenedores
de la magia, pero se afirma por vez primera en Telesio, abandonando el segundo supuesto.
A la naturaleza, con todo, siempre se la considera como una totalidad viviente, pero regida
por principios propios; y el descubrimiento de estos principios se convierte en objetivo de
esta filosofa. Se renuncia a la quimrica pretensin de penetrar, como por asalto, en los
misterios naturales; ms an, se niegan tales misterios; las fuerzas naturales estn patentes
y se revelan en la experiencia; slo es menester reconocerlas y secundarlas. La filosofa de
la naturaleza rompe los puentes, tanto con la magia como con el aristotelismo; pretende
375. La magia
La primera figura de mago es la de Juan Reuchlin, o Capnion (como heleniz su
nombre); lleg a la magia por medio de la cbala. Nacido el 22 de febrero de 1455 en
Phorzheim y muerto en Tubinga en 1522. Reuchlin viaj por Italia, donde conoci a Pico de
la Mirndola, el cual probablemente le encamin hacia los estudios cabalsticos. Despus
ense las lenguas hebrea y griega en Tubinga. Sus obras principales son: De verbo
mirifico y De arte cabalistica. El hombre est situado entre dos mundos: el mundo sensible
y el suprasensible; y as como participa con el cuerpo del mundo sensible y con el alma del
mundo suprasensible, su conocimiento se dirige al mismo tiempo al uno y al otro. Al
conocimiento del mundo sensible el hombre llega por medio de los sentidos, la fantasa, el
juicio y la razn. Al conocimiento del mundo suprasensible llega por medio de la mente
(mens). La mente es, pues, superior a la razn; es el ojo del alma para el mundo
suprasensible; pero, as como el ojo corpreo ve el sol y las cosas iluminadas por el sol
nicamente por medio de la luz, de la misma manera la mente ve lo divino slo por medio
de la fe divina, que encuentra inmediatamente en s misma. Esta inmediata revelacin de
Dios a la mente es la fe, la cual es, por tanto, indispensable para el conocimiento del
mundo sobrenatural y divino. La razn no sirve para este fin y el procedimiento silogstico
de que se vale es insidioso y contrario, ms que provechoso, para el conocimiento divino.
Por esto, Reuchlin ve en la cbala, entendida como una -'inmediata revelacin divina, la
nica ciencia posible de la divinidad y el nico camino para acercarse a ella. "La cbala,
dice Reuchlin, es una teologa simblica en la cual no solamente las letras y los nombres,
sino las mismas cosas, son signos de las cosas". El arte cabalstico es el medio para
alcanzar el conocimiento de estos smbolos. Este arte eleva al hombre del mundo sensible
al suprasensible; y, por la subordinacin en que el primero se encuentra respecto al
segundo, pone al hombre en disposicin de obrar efectos milagrosos que llenan de estupor
al vulgo. El cabalista es tambin un taumaturgo; y especialmente el nombre de Jess le
hace capaz de realizar milagros. La condicin necesaria y nica es una fe muy intensa;
puesto que no es el cabalista quien obra por s mismo el milagro, sino Dios, que lo ejecuta
por medio de el con la fuerza de aquel nombre milagroso.
El carcter prctico de la magia se acenta en Cornelio Agripa de Nettesheim, que
naci en Colonia en 1486 y muri en Grenoble en 1535. En su obra fundamental, De
occulta philosophia, Agripa, como Pico y Reuchlin y segn la cbala, admite tres mundos:
el mundo de los elementos, el mundo celeste y el mundo inteligible. Estos tres mundos
estn unidos entre s de tal manera, que la virtud del mundo superior influye hasta los
ltimos grados del inferior, disipando poco a poco sus rayos; y, por su parte, los seres
inferiores llegan por medio de los superiores hasta el mundo supremo. As como una cuerda
este influjo, Fracastoro recurre a la doctrina atomista y al influjo de los tomos. Da por
sentado el principio aristotlico de que ninguna accin puede efectuarse sino por contacto;
por esto, cuando las cosas semejantes no se tocan y no se mueven naturalmente la una
hacia la otra, es necesario, para explicar su simpata, admitir que de una a otra hay un flujo
de corpsculos que transmite la accin.
Una figura de mdico mago que compite con la de Paracelso fue Jernimo
Cardano, nacido en Pava en 1501 y profesor de medicina en Padua y Miln; muri en
Roma el ao 1571. En su autobiografa, De vita propia, se presenta a s mismo como una
personalidad excepcional y demonaca y relaciona los sucesos de su vida con fuerzas
ocultas y prodigiosas. Sus obras ms notables son: De subtilitate (1552), De varietate
rerum (1556) y Arcana aeternitatis (pstuma). Se trata de escritos desordenados y llenos
de digresiones; una especie de enciclopedia sin ningn plan de unidad. Admite solamente
tres elementos: el aire, el agua y la tierra, y niega que el fuego sea un elemento. Los
principios de la generacin son el calor celeste y la humedad de la tierra; lo seco y lo fro
solamente son privaciones. El calor celeste es el nico principio vital universal. Este es el
alma que da vida a todas las cosas del mundo, y el cauce de la simpata universal que une
todas las cosas naturales, desde los cuerpos celestes hasta en el grado ms bajo del
mundo corpreo. El hombre es el grado ms alto de las cosas terrestres. No es una
especie animal, como los animales no son una especie de las plantas. Ha sido creado para
un triple fin: conocer a Dios y las cosas divinas; servir de mediador entre lo divino y lo
terreno y, por ltimo, dominar las cosas terrenas y servirse de ellas para su utilidad. Para
dichos fines le han sido dadas tres facultades: la mente para el conocimiento de lo divino,
la razn para darle a conocer las cosas mortales y la mano para utilizar las cosas
Se relaciona con Paracelso Juan Bautista Helmont, que naci en Bruselas en 1557
y muri en 1644. Helmont admite como elementos fundamentales solamente el agua y el
aire, y excluye el fuego y la tierra: el agua constituye las cosas terrestres, el aire es la
materia de los cielos. El agua est constituida por tres especies primigenias, que son la sal,
el azufre y el mercurio. El espritu vital o aura vital es la fuerza animada que mueve, anima
y ordena los elementos. Este espritu no obra ciegamente, sino en virtud de una idea o
modelo, conforme al cual plasma las semillas o de las semillas desarrolla las cosas. Hay,
adems, una causa externa (causa excitans) que dispone la materia para la generacin y
facilita la accin del aura vital. La magia es, segn Helmont, el arte de realizar milagros
mediante el aura vital. Todas las cosas tienen entre s una simpata natural que condiciona
su accin recproca. Toda la naturaleza es magia y obra mgicamente. No hemos de
maravillarnos de que el hombre, que es la imagen de Dios, est tambin dotado de la
fuerza mgica. Pero aunque acepta la magia, Helmont rechaza la astrologa. Los astros no
tienen ninguna influencia sobre la formacin, las costumbres y los destinos de los hombres;
no determinan ni inclinan a nada. Son, ms bien, las seales de los acontecimientos que se
verificarn en el futuro en el mundo sublunar; sin embargo, no se puede sacar de ellos
ninguna prediccin cierta, ya que no influyen en tales acontecimientos.
Concepciones semejantes a las expuestas se encuentran en la Philosophia
mosaica del mdico ingls Roberto Fludd (1574-1637), que estudi en Oxford, pero viaj
mucho por Francia, Italia y Alemania. Como ya indica el ttulo de la obra, su doctrina es de
inspiracin cabalstica (la cbala se haca remontar a Moiss). Fludd interpreta la creacin
a partir de la nada como creacin de una materia originaria, que es la misma esencia de
Dios; de manera que en Dios las cosas existen ab aeterno, no en su idealidad, sino en su
Nicols Abbagnano
Historia de la filosofa, Volumen 2