Competir, Competencia y Competitividad

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Competir, competencia y competitividad

VCTOR HUGO LPEZ LPEZ

Segn el Modelo de Competencias1 que se ha pretendido imponer desde esta inefable Secretara de
Educacin Pblica en nuestros Estados Hundidos Mexicanos (que cada vez son menos nuestros y tambin
menos Estados, pero eso s: hundidos hasta las cachas), el concepto de competencia se ha deformado
hasta contrariar sus propias acepciones que denotan formas de relacin racional entre los sujetos sociales para
significar ahora una relacin nica y verdadera en que se impongan unos sobre otros s in escrpulo alguno.
Lo que nos faltaba, pues.
Competencia (del latn competenta), significa disputa o contienda entre dos o ms personas sobre algo;
oposicin o rivalidad entre dos o ms que aspiran a obtener la misma cosa; situacin de empresas que rivalizan
en un mercado ofreciendo o demandando un mismo producto o servic io; persona o grupo rival, y competicin
deportiva. Tambin significa incumbencia (pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto
determinado), y competitividad significa capacidad de competir, as como rivalidad para la consecucin de un
fin. Y competir (del latn competre), significa contender entre s, aspirando unas y otras con empeo a una
misma cosa, e igualar a otra anloga, en la perfeccin o en las propiedades.
Pero la exaltacin de la competencia o de la competitividad en la deformacin sealada, slo ha agravado la
consecuencia generada por un sistema desigual e injusto: la degradacin y la descomposicin violenta de las
estructuras poltica, econmica y social desde la infancia. O sase que, si se quisiere precisar, significa que la
competencia (y la competitividad), como atributo personal constituye una patologa que excluye a los dems
respecto de quien funda su autoestima en funcin de asumirse superior a cualquiera, de imponerse a todos con
el argumento nico e irrebatible de la fuerza bruta. Y hgale como quiera.
Porque la agresividad cotidiana y la violencia sin freno son fomentadas por la clase dominante y su sistema que
la sostiene al reproducir la desigualdad y la injusticia (y la crueldad por aadidura), y sus recursos mediticos
constituyen un instrumento criminal que debe ser combatido por igual sin concesin alguna.
El lmite de la sobrevivencia humana basado en el dogma econmico de la expoliacin del trabajo humano para
asegurar la calidad productiva, sentencia a perpetuidad la desesperanza e inculca la desvalorizacin
individualizada como recurso nico de salvacin al considerar al prjimo como enemigo a muerte.
Porqu no mejor entonces desarrollar la cooperacin, la ayuda mutua sintetizada en la fraternidad genuina
que fundament a la Declaracin Unnime de los Trece Estados Unidos de Amrica y hasta a la misma
Revolucin Francesa desde que los enciclopedistas en la Ilustracin demostraron con su Declaracin de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano2, que slo as poda haber salvacin?.
La escuela tradicional ejerce, an con su loable e imprescindible funcin constitucional y humana, una relacin
de poder, dominante como la del sistema al que corresponde, y es, como en el hogar tradicional 3, donde inicia
el adoctrinamiento de la competencia o de la competitividad, constituyendo el espacio y el tiempo vitales por
antonomasia en los que la tal competencia est ms institucionalizada.
Esta consecuencia de la violencia institucionalizada subyace en la estructura orgnico-administrativa de todo un
pas (como el nuestro, colonizado o neocolonozado como se denomina ahora), manifestada por la
reglamentacin rgida y punitiva en sus criterios de exclusin, en la prctica viciada del abuso como expresin
del autoritarismo con sus secuelas inagotables de injusticias disfrazadas de mritos, de humillaciones,
incluyendo la violentacin flagrante de los derechos humanos.
El proyecto Tuning Educational Structures in Europe (Una introduccin a Tuning Educational Structures in
Europe. La contribucin de las universidades al Proceso de Bolonia. Universidad de Deusto. Espaa. 2006),
dice (en los trminos mismos de un neocolonialismo chabacano): Las competencias representan una
combinacin dinmica de las capacidades cognitivas y metacognitivas, de conocimiento y entendimiento,
interpersonales, intelectuales y prcticas, as como de los valores ticos , y acabala diciendo que pueden ser
genricas (instrumentales, interpersonales y sistmicas), y especficas. As dice.
As, este modelo provoca, mantiene y reproduce esta fenomenologa de la delincuencia legal e ilegal que abate
al Estado de Derecho, por lo que quiz habra que formular y desarrollar una alternativa educativa racional del
respeto, una escuela que promueva las convicciones y los principios contrarios a la competencia irracional,
1

Universidad de Deusto. Una introduccin a Tuning Educational Structures in Europe. La contribucin de las universidades al Proceso de Bolonia .
Espaa. 2006; tambin: Beneitone, Pablo et al. Reflexiones y perspectivas de la educacin superior en Amrica Latina. Universidad de
Deusto/Universidad de Groningen. Espaa. 2007.
La Declaracin de los Derechos del Hombre (aprobada el mircoles 26 de agosto de 1789 por la Asamblea Nacional Constituyente francesa), es uno de
los documentos fundamentales de la Revolucin Francesa (1789-1799). Su fundamento es la doctrina de los derechos naturales y los derechos
individuales y colectivos entendidos como universales, vlidos en todo momento, lugar y circunstancia por el hecho simple de pertenecer a la especie
humana. Su actualizacin son los treinta artculos de la Declaracin Universal de Derechos Humanos (vigente, aprobada y proclamada el viernes 10 de
diciembre de 1948 por la Asamblea General de la Organizacin de las Naciones Unidas).
Engels, Friedrich. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Colofn. Mxico, 2001. ISBN: 968-8671-26-6.

opuesta a la competitividad demencial que se asume como el atributo fundamental para el xito y en la que
se disfraza el culto a la individualidad, el desarrollo del egosmo y confirma la concepcin del prjimo como
sujeto susceptible o candidato natural a la desaparicin forzada.
Esto de confundir la discusin de ideas ticas y morales que promueven la equidad y la justicia sociales con la
confrontacin inescrupulosa cuya nica razn de ser es lograr cualquier propsito avieso sin i mportar los
medios, degenera y destruye la estructura poltica, econmica y social al desvirtuar la exposicin y el
intercambio libre, responsable y respetuoso de las opiniones, de las ideas y de los juicios en un debate genuino
con sentido y razn de ser progresista para esta especie que se asume pensante.
Y ya no queda mucho tiempo si se considera que, guardadas las proporciones, noms hay que ver cmo est
de espeluznante la existencia misma, ya no de esta especie humana, sino la del planeta porque evitar su
extincin ya es lo de menos si nos vamos a quedar sin casa 4.
Las propuestas del siglo pasado sobre la colaboracin (Freire, Paulo Reglus Neves. Pedagoga del oprimido.
Siglo XXI. Mxico. 2008. ISBN: 9682325897; Freire, Paulo. Pedagoga de la autonoma. Siglo XXI. Mxico.
2009. ISBN: 9682320690; o Lorenzo Milani, John Dewey, Clestin Freinet, Francesc Ferrer i Gurdia, etctera),
son una experiencia alentadora con gran valor didctico-pedaggico y en la direccin contraria a la
competencia o a la competitividad entre los estudiantes (vg: la colaboracin del sujeto social ms avanz ado
como apoyo al aprendizaje del menos avanzado), pero no: mejor a inculcar la estolidez, que con eso se
perpetuar la explotacin y se mantendr el control con base en la ignorancia 5. Y es que noms vase una
realidad probada hasta el hartazgo: La educacin en masa, que prometa democratizar la cultura, antes
restringida a las clases privilegiadas, acab por embrutecer a los propios privilegiados. La sociedad moderna,
que ha logrado un nivel de educacin formal sin precedentes, tambin ha dado lugar a nuevas formas de
ignorancia. A la gente le es cada vez ms difcil manejar su lengua con soltura y precisin, recordar los hechos
fundamentales de la historia de su pas, realizar deducciones lgicas o comprender textos escritos que no sean
rudimentarios6.
Y slo restara recordar entonces lo estudiado, analizado y comprobado por el seor don Valdimir Ilich Ulianov
Lenin en El Estado y la Revolucin: el Estado es un rgano de dominacin de clase, un rgano de opresin de
una clase por otra, es la creacin del orden que legaliza y afianza esta opresin amortiguando los choques
entre las clases. O como antes lo precis irrebatible don Friedrich Engels en El origen de la familia, la
propiedad privada y el Estado: El Estado es, ms bien, un producto de la sociedad al llegar a una determinada
fase de desarrollo; es la confesin de que esta sociedad se ha enredado consigo misma en una contradiccin
insoluble, que se ha dividido en antagonismos irreconciliables y que ella es impotente para conjurar. Y para que
estos antagonismos, estas clases con intereses econmicos en pugna no se devoren a s mismas y no devoren
a la sociedad en una lucha estril, para eso hzose necesario un poder situado, aparentemente, por encima de
la sociedad y llamado a amortiguar el conflicto, a mantenerlo dentro de los lmites del orden. Y este Poder, que
brota de la sociedad, pero que se coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez ms de ella, es el
Estado (pginas 177 y 178 de la 6 edicin alemana). As o ms claro?. Ah est la tal innovacin de la tal
competencia o de la tal competitividad cuyo antecedente anda en los 80s de ese ejercicio estadunidense
sintetizado en la American Competitiveness in the Twenty-First Century Act (la expresin expoliadora ltima).
O pior: hay que ver el desarrollo intelectual de esta clase poltico-gobernante y el de sus dueos, los seores
del gran capital internacional (y una que otra seora colada, porque de que la hay, se encuentra), cuando su
estulticia slo les alcanza para masacrar a quien se resista a su designio o, en el extremo de su insania
criminal, a la desaparicin forzada como recurso ltimo de intimidacin y escarmiento para quienes osaren
oponerse al escarnio sempiterno de su integridad al negarse a permanecer inmutables a sobrevivir de rodillas,
en la ms absoluta indignidad. Ah estn sus declaraciones emblemticas como homenaje a la ignorancia
supina, hechas con profusin insolente a sus propios recursos de manipulacin meditica con un poder global
de enajenacin que slo reproducen ese encanto falaz de un hedonismo extraviado de origen y de por s.
Todava se recuerda aquel trabajo magistral y desconcertante en parte por la apologa indiscreta de las hijas
bellas de la burguesa (Buuel, Luis. Le charme discret de la bourgeoisie. Serge Silberman. Francia. 1972).
Mala cosa esta.
Jueves 31 de julio de 2008.

Toon, Owen B.; Robock, Alan; Turco, Richard P.. Environmental consequences of nuclear war. Physics Today 61 (12). Pages 37-42. 2008; Sagan, Carl y
Turco, Richard. El invierno nuclear. Plaza & Jans. Barcelona. 1991. ISBN: 9788401240379, y: Sagan, Carl; Ehlich, Paul y otros. El fro y las tinieblas.
Alianza Editorial. Madrid. 1986. ISBN 84-2069-525-4; Sagan, Carl. El Universo de Carl Sagan. Cambridge University Press. Espaa. 1999. ISBN: 848323-075-5 (pginas 291-299).
5
Micha, Jean-Claude. L'enseignement de l'ignorance et ses conditions modernes. Climats ditions. Paris. 1999. ISBN: 978-2082131230 (Micha, JeanClaude. La escuela de la ignorancia y sus condiciones modernas. Acuarela Editorial. Madrid. 2002. ISBN: 978-8495627001).
6
Lasch, Christopher. Le Complexe de Narcisse. Robert Laffont. Paris. 1981. ISBN: 978-2221006214 (pages 177 & 178), y: Lasch, Christopher. La cultura
del narcisismo. Editorial Andrs Bello. Barcelona. 1999. ISBN: 978-8489691971.

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