Sexualidad y Reglamento en La Escuela
Sexualidad y Reglamento en La Escuela
Sexualidad y Reglamento en La Escuela
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Resumen
Este artculo tiene por objetivo analizar las formas de regulacin la construccin del
cuerpo sexuado de los y las jvenes que transitan la escuela secundaria de la Ciudad
de Buenos Aires. Para ello, en primer lugar, se presentan las distintas tensiones que
enfrenta la escuela secundaria a partir del proceso de masificacin que la sancin de su
obligatoriedad condujo, y se exponen los dilemas que adultos y jvenes enfrentan en
su cotidianeidad en las instituciones. En un segundo momento, se describe el proceso
de construccin y consolidacin del rgimen de convivencia. Y finalmente, se analizan
una serie de escenas de trabajo de campo en una escuela de la jurisdiccin cuyo Centro
de Estudiantes logra hacer efectivos modificaciones en la vestimenta.
Palabras clave
Jvenes
Escuela secundaria
Sexualidades
Rgimen de convivencia
Abastract
This article aims to analyze the ways of regulating the construction of the sexed body
of the young people in secondary school in Buenos Aires. To do this, first, we present
the various tensions facing the school from massification process after the enactment
of the law establishing its obligation, and exposed the dilemmas that young and
adults face in their everyday life in institutions. In a second step, we describe the
process of building and consolidating the school discipline regime that emphasizes in
the coexistence in school life. And finally, we analyzed a series of scenes of fieldwork
in a school in the jurisdiction where the Student Centre manages to make effective
changes in clothing.
Key words
Young
Secondary school
Sexualities
Discipline regime
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Introduccin
1. Dentro de la tradicin de los Estudios de Gnero, la expresin cuerpos sexuados ha sido utilizada por
diversas autores/as para dar cuenta
de la construccin social, histrica y
cultural del cuerpo, problematizando
la heternormatividad, los binarismos
y la instalacin de una normalidad sustentada en una supuesta
coherencia entre fisonoma, gnero
y deseo. En este sentido, la expresin
cuerpo sexuados avanza en superar las tradiciones prescriptivas de la
nocin de gnero as como tambin,
en las versiones psiquitircomdicas. Para mayor profundizacin consultar: Fausto Sterling,
Anne (2006); Butler, J (2006).
2. Trabajo de investigacin realizado
en el marco de la Tesis Doctoral
de Jesica Baez: La experiencia
educativa tras. Los modos de vivir
el cuerpo sexuado de jvenes en la
escuela secundaria, dirigida por
Graciela Morgade y codirigida por
Ana Padawer. Esta investigacin,
se ha propuesto describir dichas
experiencias partiendo de la escuela y
desde ella. Para ello se ha utiliza una
estrategia metodolgica que se ha
nutrido principalmente de los aportes
de la etnografa. El corpus emprico
se compone por una serie de observaciones etnogrficas de jornadas escolares, actividades extra-escolares,
entrevistas individuales a estudiantes,
docentes, asesoras, preceptoras,
entrevistas grupales a estudiantes
y una serie de grupos focales con
estudiantes. En este trabajo, se comprende como trans a aquellos/as/
xs jvenes que transgreden/discuten/
cuestionan las formas hegemnicas de ser mujer o ser varn
para la sociedad en la que viven.
3. En este apartado y el inicio del
siguiente se retoman discusiones
planteadas en el marco de del
Proyecto PAV Intersecciones entre
desigualdad y escuela media
(2005-2008) y el Proyecto PIP/CONICET La reconfiguracin de los
vnculos entre jvenes y adultos en
la escuela media. Experiencias del
orden de lo comn y produccin
de desigualdades (2009-2013)
ambos desarrollados desde el
rea Educacin de la Flacso.
4. El porcentaje de asistencia a establecimientos educativos de quienes
tienen entre 13 y 17 aos de edad se
increment de manera importante
en las ltimas tres dcadas. Pas
del 79% en 1980, al 88,3% en 1991 y
al 93,7% en 2001 (Total pas, Datos
Censo de Poblacin 1980 a 2001). Si
bien la asistencia de este grupo de
edad se ha ampliado, la tasa neta de
escolarizacin secundaria no ha registrado cambios muy significativos en
la ltima dcada: en 2001 alcanzaba
el 81,3%, mientras que en 2010 era
del 83,3% (datos SITEAL). En CABA, la
tasa de escolarizacin secundaria presenta algunos puntos porcentuales
ms que la media nacional, llegando
en 2010 al 89,1% (EAH, GCBA).
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compongan modos de ser cuyas operaciones bsicas difieren de las contempladas por
leyes universales y planteen de modo permanente la negociacin-, del nio al usuario
o consumidor y del empleador al emprendedor.
En contraste con esta perspectiva, otras investigaciones mostraron que hoy se ponen en
juego otros significados sobre la escolarizacin. Trabajos recientes sealaron que la
escuela se convierte, para muchos jvenes, en una etapa ordenadora de la vida, pero
tambin y quizs este sentido tenga una ponderacin mayor en un buen lugar para
estar (Dussel, Brito y Nuez, 2007). Los autores muestran que los y las jvenes rescatan
a la escuela como espacio de reconocimiento de derechos, de desarrollo personal y de
tiempo vital importante y que si bien para muchos de ellos la escuela implica obligacin y rutina, eso resulta contenedor y ordenador. En su trabajo sealan que los y las
jvenes definan a la escuela fundamentalmente de dos maneras: como una etapa de
transicin y construccin identitaria y como un espacio de sociabilidad y aprendizaje
de la relacin con los otros.
toman ritmos digitales (Feixa, 2010); ms horizontales en su contacto con las instituciones tradicionales y a la vez se mueven en la sensacin de atravesar un presente
permanente. A la vez, el proceso de mutacin tecnolgica impacta sobre la manera
de organizar la propuesta escolar. Por otro lado, el descentramiento del conocimiento
supone el descentramiento del lugar del adulto. La edad ya no funciona ms como
diferencial de acceso al conocimiento, y por extensin al respeto que debe manifestarse a la autoridad. Por ltimo, en momentos en que el acceso al consumo tiende a
una personalizacin de los gustos la escuela ofrece los mismos saberes de igual modo;
sin prcticamente articular conocimientos entre las distintas materias ms all de los
intentos aislados de algunos docentes. Mientras la escuela ofrece un men cerrado
para cada materia las personas jvenes organizan su vida y el acceso a los saberes
y conocimientos como si se tratase de un proceso de edicin, recortando, pegando,
realizando mltiples actividades diferentes entre s al mismo tiempo y eligiendo qu
aspectos les resultan ms interesantes.
En cuarto lugar, las prcticas juveniles nos muestran una tendencia a la erosin de
las fronteras tradicionales entre los sexos y gneros (Feixa, 2010). Las y los jvenes,
al menos discursivamente, valoran una mayor igualdad, repudian la discriminacin
sexo-gnero y celebran el respeto del otro/a. Ahora bien, tambin es cierto que en sus
discursos persiste un doble estndar para juzgar las conductas de los varones y de las
mujeres, aspecto que nos plantea una serie de desafos an pendientes respecto de la
igualdad de gneros. Esta produccin del cuerpo sexuado desigual en que la escuela en
parte contribuye contina operando en la construccin de una cotidianidad signada
por el sexismo y la heteronormatividad (Morgade, 2011). An as, las prcticas juveniles
ensean transformaciones culturales en relacin al sexo-gnero que parecieran ir en
una temporalidad ms vertiginosa o simplemente distinta que las de otros grupos.
Por ltimo, en momentos en los cuales la prctica de tomas de escuelas8 pareciera
haberse convertido, en el caso de la CABA, en uno de los repertorios por excelencia a
los que apelan los jvenes para expresar sus demandas es preciso dar cuenta de otras
formas polticas que emergen en el espacio escolar, as como de las diferencias en las
tradiciones, culturas polticas locales y marcos organizacionales que favorecen o dificultan la produccin de ciertas prcticas en el espacio escolar. 9 Dada la heterogeneidad
de formas de ser joven existen mltiples maneras a travs de las cuales la poltica se
hace presente en la escuela. Incluso la instancia Centro de Estudiantes adquiere otras
connotaciones. El repertorio de acciones que encontramos es por dems heterogneo;
en algunos casos de trata de modos ms explosivos, con alta visibilidad, en otros de
pequeas resistencias, con fuerte peso simblico como un grafiti en la puerta de la
escuela hasta la apelacin a la mediacin de los docentes para que el reclamo sea
resuelto por la figura directiva.
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La CABA fue uno de los distritos pioneros tanto en el impulso a nuevas perspectivas
de regulacin de las interacciones escolares como en visibilizar las desigualdades de
los gneros en la escuela. 11 Entre las iniciativas ms notable, destacamos: la Ley de
Convivencia Escolar Nro.233 y la Ley Plan de Igualdad Real de Oportunidades y de
Trato entre mujeres y varones Nro.474. La primera tuvo lugar a partir de la sancin de
la Ley de Convivencia Escolar N 223 el 5 de agosto del ao 1999, reglamentada por
el Decreto N1400/001 de 2001. La nueva reglamentacin deroga la antigua legislacin
nacional de 1943 (Decreto N150.073) por el cual se modifica el sistema de amonestaciones vigente hasta el momento, establece que cada escuela debe decidir sus propias
Normas de Convivencia a travs de un Consejo de Convivencia: un espacio de intercambio, discusin y participacin integrado por autoridades, docentes, estudiantes,
preceptores, familias y representantes de las asociaciones de estudiantes12. La segunda
ley que mencionamos, es sancionada un ao despus: el 5 de agosto del ao 2000 e
introduce la necesidad de sensibilizar, promover, desarrollar acciones a favor de la
igualdad de gnero. Entre los mbitos que seala, se contempla enfaticamente los espacios educativos y en particular el sistema educativo.
Tal como venimos sealando, la existencia de un marco comn para la jurisdiccin
no implica que todas las escuelas repliquen ni un mismo modelo de reglamento de
convivencia ni mucho menos una manera nica de tematizar las sexualidades que
avance sobre las versiones hegemnicas. En la prctica, encontramos que por lo general
se replican algunos contenidos, conceptos, situaciones en distintas escuelas y que son
menos los casos donde existe un trabajo de reflexin y construccin de las normas a
partir de los contextos especficos. Una serie de estudios nos permiten ampliar estas
diferencias.
Por ejemplo, en uno de los primeros estudios que observaron en detalle las cuestiones
que regulaban los Acuerdos de Convivencia Ins Dussel (2005) mostr que la mayora
de los Reglamentos de escuelas secundarias de la CABA que analiz consideraban a los
jvenes como incapaces y objeto de deberes y obligaciones, pero sujetos con pocos derechos. Estas nuevas normativas regulaban slo a los/as estudiantes, expresin del predominio en la ley escolar de la preocupacin por su indisciplina. Asimismo, de acuerdo a
la autora, la ausencia de regulacin de los adultos dificultaba las posibilidades de construir
un marco comn de justicia. Otras investigaciones que abordaron el estudio de estas
cuestiones hallaron que las innovaciones tuvieron un impacto diferencial en las escuelas;
los Consejos de Convivencia han funcionado de forma mucho menos regular, pero, por
lo general, los Reglamentos se han instalado como un documento legtimo que contiene
aquellas normas consensuadas para regular la conducta de los actores educativos; aunque
son pocos los casos en los que su elaboracin haba sido producto de la reflexin conjunta y de los distintos actores (Litichever y Nuez, 2011). En su tesis de maestra Luca
Litichever (2011) demuestra que, a pesar de la constatacin de la persistencia de estas
formas ms tradicionales de organizacin escolar los Reglamentos de Convivencia que
examin hacen referencia a distintas leyes y convenciones sobre las que se apoyan: la
Constitucin Nacional, Tratados Internacionales, la Declaracin Universal de los
Teniendo en cuenta estas notas, cabe preguntarse: Cul es el impacto de estas transformaciones normativas en el espacio escolar? Cmo contribuyen a la construccin de
las sexualidades en la escuela? Qu demandas, conflictos y negociaciones emergen en
torno a las formas de vestir y en el espacio escolar? En el prximo apartado indagaremos
estos interrogantes desde el anlisis de una serie de escenas escolares cuyo centro son
las regulaciones del uniforme escolar.
Varios/as de los/as adultos/as de la escuela, preceptoras/es, directivos, asesoras comentaron ese hecho como el tema del ao. Otra escena invita a la reflexin sobre ello:
Psicloga: ste fue el tema del ao: la gorrita y el guardapolvo! Ahora ya se
decidi por el consejo de convivencia que si se puede llevar y que no hace falta
venir con delantal. Para m no va. Pero ac los lmites son difciles.
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Observadora: Qu no va?
Psicloga: Ya se puede hacer cualquier cosa, no? Pero bueno, se decidi as.
Observadora: Aja.
Psicloga: No se les ve la cara, adems es ms por los preceptores que no lo
quieren controlar, y bueno, entonces mejor para ellos.
(Conversacin informal en un pasillo de la escuela, Junio, 2011)
Emergen all, dos cuestiones interesantes de indagar: por un lado, cierto descontento, por parte del mundo adulto en relacin a este cambio; por otra parte, una red de
relaciones ms compleja que negocia este cambio. Una primer lectura podra llevarnos a interpretar la modificacin como una conquista en trminos generacionales
donde los/as estudiantes agrupados por el Centro de Estudiantes, logran imponer
un nuevo orden al estado de las cosas que deja al descontento a los perdedores,
legtimos dueos de la autoridad hasta entonces. Al estilo de dos grandes bandos:
adultos y jvenes, puestos en lucha en torno los modos de vestir dentro de la escuela pudiera abrirse una lnea de interpretacin posible. Por otra parte, este cambio
acontece en una trama compleja de relaciones sociales (y con ello de poder) en un
espacio particular: la escuela.
Estos tres adjetivos definen aquello que es apropiado para toda la comunidad educativa,
la lectura externa en cambio abre toda una serie interrogantes por las traducciones
concretas que estas tres palabras tienen en la cotidianidad escolar: Qu signfica vestir
con sencillez? Con decoro? Con pulcritud? Son adjetivos que se aplica a todos los
sujetos por igual? Implica diferencias? La descripcin resulta lo suficientemente clara
para que no est explicitado en su contenido, se podra inferir, y lo suficientemente
oscuro para que est regulado en caso de transgresin. Volviendo sobre los registros
de campo, encontramos que estos adjetivos laxos regulan de manera diferencial a los
y las estudiantes. La sencillez, decoro y pulcritud reclamar formas de vestir distintas
a varones y mujeres.
En coincidencia con la llegada de la primavera, estos/as estudiantes se pasean con jeans
y calzas en las mujeres-. Remeras ceidas al cuerpo para ellas, y un tanto ms holgadas
para ellos. Pronto tambin, aparece en la escena las remeras y buzos distintivos de la
cursada del ltimo ao. Surgen entonces, nuevas uniformizaciones y con ello nuevas
diferencias pasibles de convertirse en desigualdades.
Esta ltima cuestin, sumamente paradjica, se nos presenta como una oportunidad
para leer desde otros clivajes las supuestas transformaciones en el mbito escolar
en cuanto a cuestiones tradicionales como la regulacin de la vestimenta de los y las
estudiantes. Tal como sealamos en el primer apartado, en los ltimos tiempos, el
incremento de la matrcula de la escuela secundaria posibilit el ingreso, de manera
dispar, de un sinnmero de estticas juveniles acompaado de un discurso de mayor
aceptacin en el vestuario permitido. De un modo simultneo, la contracara, o mejor
dicho, la cuestin paradjica del ablandamiento de las normas implica en muchas
ocasiones una mayor exigencia sobre la ropa que lucen las mujeres.
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La masculinidad se pone en juego en torno a esta prenda de vestir: quin lleva una
gorrita sabe que aun cuando se le es permitido contina transgrediendo. En este sentido la gorrita es una accin que discute la invisibilizacin y al mismo tiempo los sita
en el espacio escolar como varones portadores de una masculinidad desafiante. En
algunos casos, algunos adultos insisten, el pedido se reitera, y como si fuera una obra
ya ensayada que se repite una y otra vez, la escena vuelve. Una de las argumentaciones
ms fuerte que sostienen los docentes, es la dificultad de verles las caras. Sin discutir
cun o no una gorra imposibilita la visin del rostro, y aun cuando muchos de esos
estudiantes dan vuelta la gorrita dejando la visera en la nuca, la incomodidad de los
docentes aparece:
Profesora: Siempre lo mismo, tapado, Qu esconde? Por qu no quiere que lo
vea? No entiendo!
(Conversacin informal, Octubre de 2011)
En la inmediatez del anlisis pareciera que lo que est en juego desde los docentes es la
prdida de individualidad de sus estudiantes al no poder verles la cara, en simultneo,
la misma pregunta parece reclamar su inversa: qu muestra? Las gorritas hacen uniformes a los estudiantes pues son muchos quienes las llevan puesta, tambin, ponen sobre
el tapete su condicin de desafiante: son jvenes pobres que recorren una institucin
que histricamente privilegi a los sectores medios acomodados.
Las escenas presentadas nos han posibilitado explorar como las nuevas formas de
vestir tras los cambios normativos que en esta escuela acontecen y que luego quedan
formalizados bajo la escritura del Reglamento de Convivencia, implican nuevas formas de regular los cuerpos sexuados en la escuela secundaria. Mientras nuevas voces
demandan modificaciones que parecieran dar lugar a la habilitacin de estticas juveniles distintas (ir a la escuela vistiendo distintas prendas, asistir con una gorrita, por
ejemplo), as como tambin, una nueva aceptacin por parte de la escuela de esos
y esas jvenes, pronto tambin se evidencia nuevas regulaciones que fijan la mirada
particularmente en las mujeres, pero tambin en los varones marcando diferencias
que implican desigualdades.
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