Apuntes de Filosofía Del Lenguaje
Apuntes de Filosofía Del Lenguaje
Apuntes de Filosofía Del Lenguaje
Las expresiones utilizadas no se limitan a designar algo, sino que lo designan de un modo
determinado y es el modo de designar lo que las hace diferentes.
Si dos expresiones x e y no slo designaran lo mismo sino que adems lo designaran de la
misma manera, entonces el valor cognoscitivo de x es idntico a y, sera esencialmente
igual al de x es idntico a x o y es idntico a y (en el supuesto de que x es idntico a y fuera
verdadero). Tenemos que expresiones que denotan el mismo objeto o individuo pueden
distinguirse por la manera en que lo denotan.
A lo designado por una expresin, Frege lo llama referencia, y esto lo distingue de lo que
llama sentido, en el cual se halla contenido el modo de darse de la referencia. Sentido como
el modo o manera de designar que tiene una expresin.
Referencia: lo designado por una expresin.
Sentido: modo de darse la referencia, esto es, el modo cmo se denota el objeto, el modo o
manera que tiene de designar una expresin.
Frege entiende por significado lo designado o denotado por una expresin. Frege aplica su
distincin entre sentido y referencia, en primer lugar, a las expresiones que denotan un
objeto nico, las cuales considera, en sentido amplio, nombres propios. Incluyen tanto lo
que se llama estrictamente nombre propio como lo que se llamar descripcin definida.
(Nombres propios cuya funcin se agota en la referencia).
Para Frege todo el que conoce un lenguaje comprende el sentido de los nombres que hay en
l y esto se aplica igualmente a los nombres propios.
Para Frege el sentido es, en definitiva, condicin necesaria para que el lenguaje tenga
referencia. Condicin necesaria pero no suficiente. Puesto que una expresin puede poseer
sentido pero carecer de referencia.
Una expresin tiene sentido en cuanto que expresa un modo de designacin de un objeto,
pero nada se opone a que tengamos maneras mltiples de designar, a las cuales no
corresponda en la realidad objeto alguno. El mbito del sentido crea el mbito para la
posibilidad de la referencia. La efectiva determinacin de la referencia es, sin embargo, una
cuestin extralingstica: requiere ir a la realidad y comprobar si hay los objetos a los que
nuestros modos de designacin aluden.
Lo que Frege entiende por objeto: no son objetos solamente las realidades fsicas, sino que
tambin son objetos las entidades matemticas; incluso la verdad y la falsedad. Frege
contrasta los objetos con las funciones:
Los objetos constituyen la referencia de los nombres. Los nombres son expresiones
completas que incorporan un sentido, esto es, una manera de darse la referencia, el objeto.
Las funciones, por el contrario, son designadas por expresiones incompletas o no saturadas;
las funciones incluyen los conceptos y las relaciones, esto es, los conceptos son designados
por un cierto
tipo de expresiones incompletas, esto es, por aquellas expresiones que funcionan como
predicados en la oracin.
Por otro lado:
Un objeto es algo que pertenece a una categora ltima del anlisis, y que, en consecuencia,
no puede ser ulteriormente analizado ni admite descomposicin lgica; y, por tanto, no
puede ser definido. Todo lo que puede decirse es que objeto es todo aquello que, a
diferencia de una funcin, es designado por una expresin completa, por una expresin que
no muestra ningn lugar vaco, por una expresin que funciona como sujeto en una
oracin.
Las oraciones cuyo sujeto carece de referencia no por eso dejan de ser inteligibles o de
expresar algo, a pesar de que el nombre que hace de sujeto no tiene referencia, por lo que
hay que negar que la oracin en conjunto la tenga.
La oracin tiene un sentido. El sentido consiste en el pensamiento que expresa, teniendo en
cuenta que llama pensamiento, no al acto subjetivo de representarse el contenido de la
oracin, sino a este contenido que diferentes personas en diferentes momentos pueden
representarse en acontecimientos mentales distintos.
Una oracin cuyo sujeto carezca de referencia no es ni verdadera ni falsa. Es, por tanto, la
referencia del sujeto la que nos permite asignar un valor veritativo a la oracin y es esta
conexin
entre aquella referencia y dichos valores lo que hace que la referencia de una oracin sea
precisamente su valor veritativo.
Ya que la referencia de una oracin es su valor veritativo, todas las oraciones tendrn la
misma referencia, la verdad; y todas las oraciones falsas poseern asimismo referencia
idntica, la falsedad.
Puesto que la referencia es, para el sujeto de la oracin, el objeto designado por el nombre,
los valores veritativos son objetos y las oraciones sus nombres. Todas las oraciones
verdaderas son nombres de lo verdadero, y todas las oraciones falsas son nombres de lo
falso. El valor veritativo de una oracin es la circunstancia de que sea verdadera o sea
falsa.
Frege se ocupa de subrayar que su posicin cumple con el principio leibniziano de poder
sustituir, en una oracin, una expresin por otra con la misma referencia, sin que vare la
referencia de la oracin, esto es, su valor veritativo.
Puesto que el valor veritativo de una oracin no vara al sustituir sus expresiones por otras
que posean la misma referencia, esto parece confirmar que es correcto considerar el valor
veritativo como la referencia de una oracin.
Hay sin embargo un caso en el que las oraciones no tienen como referencia su valor
veritativo: cuando aparecen como oraciones subordinadas en el estilo indirecto. Para Frege
Ambas oraciones son verdaderas, pero la primera establece una identidad valindose de
nombres que, aun con referencia idntica, tienen sentido distinto; en cambio la segunda
establece la identidad sirvindose de nombres de idntica referencia e idntico sentido, con
lo que la convierte en una verdad analtica o tautolgica, a diferencia de la verdad emprica
o de hecho que aparece en la primera.
El atomismo lgico:
La teora lgica es denominada por l atomismo lgico, caracteriza su tema como de
gramtica filosfica y es que cree prcticamente toda la metafsica tradicional se encuentra
llena de errores que se deben a la mala gramtica, y que casi todos los problemas y
(supuestos) resultados tradicionales de la metafsica se deben a no hacer el tipo de
distinciones precisas.
Russell desarrollar un tipo de anlisis del lenguaje que aspira a poner de manifiesto sus
imperfecciones lgicas, contrastndolas con las cualidades de un lenguaje lgicamente
perfecto.
Relacin entre lenguaje y realidad: la primera condicin para que un lenguaje sea
lgicamente perfecto es una condicin semntica: que las palabras de cada proposicin
correspondan una por una a los componentes del hecho correspondiente. Se exceptan
palabras que carecen de una conexin directa con la realidad (las palabras que expresan
modos de componer oraciones).
Principio de isomorfa semntica: en un lenguaje lgicamente perfecto habr una sola
palabra para cada objeto simple, y todo lo que no sea simple ser expresado por una
combinacin de palabras, esto es, un lenguaje que muestra a simple vista la estructura
lgica de los hechos que afirma o niega. De esta clase pretende ser el lenguaje de los
principia matemtica, con la nica diferencia de que este lenguaje posee sintaxis, pero
carece de vocabulario: es el tipo de lenguaje que, si le aadiramos un vocabulario sera un
lenguaje lgicamente perfecto.
Lo que Russell quiere decir: un lenguaje lgicamente perfecto podra ser un lenguaje que,
poseyendo un vocabulario, no de signos lgicos, sino de palabras, como las del lenguaje
natural, tuviera una sintaxis, unas reglas de estructuracin y composicin de oraciones,
como las de aquel clculo lgico. Los lenguajes naturales, las lenguas humanas, no son de
esa manera. A diferencia de un lenguaje lgicamente perfecto, el lenguaje ordinario se
caracteriza por la ambigedad de sus palabras, porque el significado que uno d a sus
palabras tiene que depender de la naturaleza de los objetos con los que est familiarizado, y
puesto que las diferentes personas estn familiarizadas con diferentes objetos, no podrn
hablar entre s a menos que den a sus palabras significados muy diferentes.
Si consideramos los objetos como integrantes de un hecho, podremos entonces afirmar que
los componentes del hecho que hace a una proposicin verdadera o falsa, son los
significados de los smbolos que tenemos que entender para poder entender la proposicin.
Por tanto, con esto alcanza unos tomos lgicos, las proposiciones atmicas, a las cuales
corresponden unos hechos simples, que cabe calificar asimismo como atmicos.
Pero cabe la cuestin de que puedan reducirse a aquellas todas las dems proposiciones de
un lenguaje lgicamente perfecto.
Hechos y proposiciones:
Las proposiciones atmicas se combinan entre s por los medios de composicin veritativo
funcional que establecen los principia matemtica; formas de composicin que, en el
lenguaje ordinario,
estn representadas con cierta aproximacin por palabras como y, o ,no, sientonces, etc.
A las proposiciones complejas as formadas las llama Russell proposiciones moleculares.
Es caracterstico de un lenguaje perfecto cumplir con el principio de extensionalidad, a
saber, que todas sus proposiciones complejas o moleculares puedan descomponerse en
otras simples o atmicas de tal manera que la verdad o falsedad de las primeras sea funcin
de verdad de las ltimas. De aqu que las proposiciones moleculares, puesto que son meros
compuestos de proposiciones atmicas, carezcan de correlato en la realidad. No hay o no
tiene por qu haber hechos moleculares, y es que bastan los hechos atmicos para
conectarla con el mundo.
Pero una proposicin molecular no es verdadera o falsa por s misma, esto es, en virtud de
su relacin con el mundo, sino en razn de que sean verdaderas o falsas las proposiciones
atmicas que las componen. Por consiguiente, la nica verdad que depende de los hechos
es la de estas ltimas, y para declarar verdaderas o falsas a las proposiciones atmicas nos
bastan los hechos atmicos.
El problema para Russell es que encuentra proposiciones complejas cuya reduccin a
proposiciones simples le resulta problemtica:
El primer caso es el de las proposiciones negativas que son verdaderas. El segundo son
aquellas proposiciones que expresan ciertos fenmenos mentales que implican una
proposicin, y un tercer caso de proposiciones no analizables es el de las proposiciones
cuantificadas tanto las generales como las particulares, ya que una enumeracin nunca nos
dar el carcter de generalidad. Hay que concluir que en el mundo hay hechos generales.
En el mismo caso se encuentran las proposiciones particulares o existenciales, aquellas que
afirman que hay entidades que poseen tal o cual propiedad,
p.e.: la afirmacin hay hombres; puesto que estas proposiciones tampoco son funciones
veritativas de otras ms simples, la consecuencia es que tiene que haber un tipo de hechos
que las haga verdaderas, a saber, lo que Russell llama hechos de existencia.
La argumentacin de Russell relaciona lenguaje y concepcin de la realidad de la siguiente
forma:
ninguna o bien porque hubiera ms de una, porque la verdadero estructura lgica de una
descripcin definida es hay una entidad y slo una.
Falacia de la referencia: consiste en que estemos dispuestos a decir que hay todo aquello
que tendra que ser denotado por cualquier descripcin que podamos formar
sintcticamente en nuestra lengua.
El anlisis de Russell evita esta superpoblacin del universo de nuestro discurso. La razn
es que las descripciones han desaparecido. En las proposiciones a las que nos lleva el
anlisis lgico no hay descripciones sino afirmaciones de existencia ya que la existencia de
una entidad es un presupuesto para atribuirle propiedades; anlisis que permite declarar
falsas todas las proposiciones que tratan sobre objetos inexistentes.
Denotaciones y descripciones:
Los hechos de existencia consisten en la experiencia de determinadas clases de objetos
(aunque en rigor slo la existencia de particulares estara justificada). Pero Russell no
considera como hecho
de existencia la existencia de un objeto singular. Y es que para hablar de una entidad
determinada y singular necesitamos una expresin que se refiera a ella y que la represente
en el contexto lingstico de la proposicin.
Para Russell un nombre propio ordinario no es otra cosa que una descripcin definida
abreviada, y por consiguiente tanto da emplear el nombre como recurrir a la descripcin.
Es obvio que si Madrid no existiera no podra ser nombrada, y viceversa, que si es
nombrada es porque existe. Por consiguiente resulta intil afirmar la existencia de un
objeto singular empleando para referirse a l un nombre lgicamente propio, pues el uso de
tal nombre implica ya la existencia de tal objeto,
y es que un nombre ha de nombrar a algo o no es un nombre, esto es, si no existiera el
objeto, no podramos tener un nombre propio para el. Por ello concluye Russell que si
podemos discutir la proposicin Dios existe, esto prueba que el trmino Dios no es un
nombre lgicamente propio, sino una descripcin encubierta.
La manera de hacer una afirmacin de existencia realmente informativa, una afirmacin
que pueda ser, en principio verdadera o falsa, es utilizando una descripcin definida. Pero
lo caracterstico del anlisis de Russell es que en la nueva formulacin desaparecen las
descripciones definidas, donde la existencia de una entidad es un presupuesto para la
atribucin de propiedades, y no una propiedad ms. Por eso tiene sentido, aunque sea falso,
decir que no existe la ciudad del oso y el madroo, pues esto equivale simplemente a
afirmar que no hay una nica entidad que sea ciudad
y que tenga en un su escudo un oso y un madroo, lo cual podra ocurrir o bien porque no
hubiera
Russell considera las descripciones definidas como smbolos incompletos, junto con los
nombres de clases y con los nombres propios en sentido ordinario. Esto significa que se
trata de smbolos
o expresiones que, aunque parecen ser parte constitutiva de las proposiciones, no lo son en
realidad, pues una vez que estas han sido analizadas, tales expresiones desaparecen:
Los nombres comunes o de clases, porque al analizar las proposiciones en las que
intervienen, quedarn sustituidos por nombres de particulares y de propiedades o de
relaciones simples.
Los nombres propios ordinarios porque no pueden tomarse ms que como descripciones
encubiertas o implcitas.
Tambin las descripciones con smbolos incompletos, ya que al analizar debidamente las
proposiciones de las que forman parte, desaparecen, quedando sustituidas por funciones
proposicionales cuantificadas.
Russell presentar a las descripciones definidas como una clase de expresiones denotativas
(expresin denotativa como aquellas expresiones que sirven para referirse a los objetos,
sean del tipo que fueren). Russell procede a distinguir tres tipos de expresiones denotativas
(clasificacin ms semntica que sintctica, se trata de que la expresin en cuestin tenga o
no tenga referencia):
Expresiones denotativas que no denotan nada.
Las que denotan un objeto definido. Descripciones definidas. Las expresiones denotativas
que denotan ambiguamente.
Russell establece una contraposicin entre las descripciones definidas y las descripciones
ambiguas.
Una descripcin definida es una descripcin de la forma el tal y cual, mientras que una
descripcin ambigua es una expresin cuya forma es un tal y cual. (Lo descrito por una
descripcin puede ser no slo un objeto individual, sino tambin un predicado o una
relacin).
Una descripcin definida no deja de serlo porque carezca de referencia (esto es, carentes de
denotacin o que no denotan nada): la expresin el actual rey de Francia o el segundo
satlite natural de la tierra son descripciones definidas slo que vacas, esto es, carentes de
denotacin. Puesto que
una descripcin definida no deja de serlo por carecer de referencia, lo que hace la
descripcin definida debe de ser su forma. O lo que es lo mismo: lo que hace que una cierta
expresin sea una descripcin definida es que, de denotar algo, denotar un objeto
determinado, esto es, su funcin consiste en referirse a algo definido.
Que las descripciones definidas (los smbolos incompletos) han de desaparecer tras un
anlisis de las proposiciones en las que intervienen, le conduce a Russell a afirmar que no
tienen significado por
s solos, sino que solamente tienen significado en un uso, es decir, en el contexto de la
proposicin. Y como el significado consiste para el fundamentalmente en la referencia hay
que concluir que una descripcin definida, considerada aisladamente no se refiere a nada.
Pero ocurre que, en cierto modo, una descripcin definida tiene significado, a saber, aquel
que le viene dado por lo que significan las palabras que lo componen. Por tanto, tenemos
que una descripcin tiene por s sola significado en la medida en que ste viene
determinado por lo que significan las palabras que lo constituyen, podemos llamar a esto el
sentido de la descripcin. Pero una descripcin tan slo adquiere denotacin o referencia
cuando es utilizada en el contexto de
una proposicin verdadera, proposicin que debidamente analizada resultar ser una
proposicin cuantificada.
El significado de un nombre propio es su referencia o denotacin: conocer el significado de
un nombre es conocer a quien se aplica. Pero no hay que olvidar que, en rigor nombres
propios solamente son, para Russell, trminos decticos como los pronombres
demostrativos. Lo que con certeza no son nombres propios son los nombres propios del
lenguaje ordinario que no son sino la abreviatura de descripciones.
Wittgenstein:
El lenguaje como representacin figurativa en Wittgenstein:
Tractatus Lgico-Philosophicus. Las siete principales aserciones principales contenidas en
l son las siguientes:
Form die Abbildung forma de figuracin y die abbildende Beziehung relacin figurativa.
Lo que hace de algo una representacin o figura es que consta de elementos, cada uno de
los cuales se refiere a un objeto de la realidad representada, y que esos elementos estn
Sea cual sea la riqueza de la forma figurativa, hay algo que como mnimo sta debe de
poseer: una representacin ha de tener, para serlo, una forma mnima, que es lo que
Wittgenstein llama forma lgica. Puesto que toda representacin ha de tener como mnimo
esta forma, toda representacin es una representacin lgica.
Puesto que la forma es aquello en lo que coinciden la representacin y lo representado, lo
anterior implica que todo aquello que puede ser representado, en tanto en cuanto puede
serlo, es lgico. Por
ello dice Wittgenstein la forma lgica, esto es, la forma de realidad. Con ello queda
formulado el
principio de isomorfa: la realidad es representable en la medida en que tiene una estructura
o forma lgica, justamente el tipo de forma o estructura que posee toda representacin por
el hecho de serlo. En la forma lgica coinciden nuestras representaciones de la realidad y la
realidad en cuanto representada.
existencia de lo representado sin ms determinacin, esto es, prescindiendo de toda otra
propiedad.
El espacio lgico es el mbito creado por las reglas de la lgica. En ese mbito, la forma
lgica, esto es, la estructura de toda situacin o hecho posible en cuanto posible, permite la
representacin de este ltimo, es decir, de todo hecho posible en cuanto posible.
El espacio lgico y el mbito de lo posible son lo mismo, pues la lgica es anterior a la
experiencia, es anterior a que los hechos sean tales o cuales. Solo puede representarse
aquello que es posible, y que de hecho ser existente o no existente. Si lo representado
existe, la representacin ser verdadera; si
no existe ser falsa. Pero sea lo uno o lo otro, la representacin, en cuanto representacin,
tiene un sentido, que es la situacin representada. Para decidir si es verdadera o falsa
tendremos que comparar la representacin con la realidad, a fin de comprobar si lo
representado existe o no, en consecuencia no hay representaciones que sean verdaderas a
priori, con independencia de la experiencia.
Lo nico que puede decirnos la lgica es que toda representacin es verdadera o es falsa,
pero no si es lo uno o lo otro.
Teora de la proposicin:
las exigencias de la lgica en contacto con nuestro conocimiento del mundo, requiere dar
entrada a elementos empricos ajenos a la pura lgica.
nicamente a las proposiciones elementales les es aplicable el principio de isomorfa. Las
proposiciones complejas contendrn, adems de nombres, elementos a los que nada
corresponde en la realidad como cuantificadores. Un anlisis de estas proposiciones
simples complejas nos conducir, obvia e inevitablemente, a proposiciones simples (ste es
el supuesto bsico del atomismo lgico). Una proposicin simple es una estructura o
concatenacin de nombres.
Los smbolos simples son nombres, y las proposiciones elementales son funciones de los
nombres.
La estructura de la realidad:
Cmo tiene que ser la realidad para poder ser objeto de representacin isomrfica. El
mundo es todo lo que acontece, esto es, el conjunto de los hechos; el mundo como tal
consiste y se divide en hechos, no en cosas. El acontecimiento, el hecho o caso es, a su vez,
la existencia de estados de cosas.
Un hecho es algo complejo compuesto de estados de cosas existentes. Puesto que un estado
de cosas existentes es lo que corresponde a una proposicin elemental verdadera., cabra
inferir que un hecho ser lo que corresponda a una proposicin compleja verdadera. La
inferencia, sin embargo, no es correcta. Por consiguiente, un hecho es lo que corresponde a
una proposicin compleja verdadera cuando sta queda reducida, por el anlisis a un
conjunto de proposiciones elementales y se prescinde de las constantes lgicas. O lo que es
lo mismo: un hecho es un conjunto de estados de cosas.
Una reunin o conjunto de estados de cosas no es una nueva entidad con caracteres
propios. La razn es que entre los estados de cosas no hay ninguna relacin interna o
necesaria: los estados de cosas
son independientes entre s, y de la existencia o inexistencia de uno de ellos no puede
deducirse la del otro, lo cual se corresponde con que las proposiciones elementales son
lgicamente independientes entre s.
El mundo es el conjunto de los casos o hechos, o lo que es lo mismo, de los estados de
cosas existentes. Un estado de cosas, a su vez, es una combinacin, relacin o estructura de
cosas u objetos.
Los objetos son simples, y es natural puesto que corresponden a los elementos simples de
las proposiciones, a los nombres. Los objetos son lo fijo, lo existente, por contraposicin a
su configuracin, el estado de cosas, que es lo cambiante, lo variable. La variabilidad de los
acontecimientos del mundo consiste en la diversidad de las estructuras o relaciones que
pueden darse entre los objetos, pero que por debajo de esta mutabilidad hay algo fijo e
inmutable que son dichos objetos. W. piensa que en una comunidad de todos los mundos
posibles que viene dada por una forma, una sustancia, esto es, constituida por los objetos.
Los objetos son la forma o sustancia de
todo mundo posible porque son aquello que es necesario para que algo sea mundo. Un
mundo es un determinado conjunto de relaciones entre los objetos; relaciones distintas que
dan lugar a mundos diversos. Pero sean cuales fueren las relaciones hay algo inmutable y
fijo que no difiere del mundo actual a cualquier mundo posible: los objetos. La forma (los
objetos) es la posibilidad de la estructura, pues la estructura es posible porque hay objetos
que la componen, esto es, los objetos contienen la posibilidad de todas las situaciones.
Los objetos son independientes en cuanto que pueden formar parte de todas las situaciones
posibles pero no son concebibles al margen de toda situacin, de la misma manera que no
tiene sentido concebir las palabras aisladas y al margen de las oraciones.
La propiedad que tienen los objetos de constituir situaciones o estados de cosas es interna,
esto es, no accidental, y que el considera como propiedad lgica y formal. El mbito de
todos los estados de cosas posibles constituye lo que el Tractatus denomina espacio lgico.
Las proposiciones elementales pueden ser verdaderas o falsas segn representen estados de
cosas existentes o inexistentes, pero sean lo uno o lo otro, y precisamente porque pueden
serlo, son proposiciones con sentido y esto significa que representan un estado de cosas que
sea existente o inexistente, es posible.
Los objetos constituyen la sustancia del mundo; la sustancia del mundo slo la puede
determinar una forma, y no propiedad material alguna; pues las propiedades materiales son
representadas slo por las proposiciones, y se forman slo por la configuracin de los
objetos. Los objetos nicamente
determinan la forma del mundo, o lo que es lo mismo, las propiedades lgicas de lo real.
Por otro lado los objetos carecen de color; el color es el resultado de una cierta
configuracin de objetos.
El conjunto de estados existente constituye el mundo. Pues bien, esto ms el conjunto de
estados de cosas inexistentes, pero posibles, es lo que Wittgenstein llama realidad. La
realidad es el mbito de lo posible, y el mundo es una parte de lo anterior, es decir, de lo
posible: la realidad realizada o actual.
Realidad: conjunto de todos los estados de cosas posibles (existentes o inexistentes).
Corresponde al conjunto de todas las proposiciones elementales (verdaderas o falsas).
Mundo: conjunto de todos los estados de cosas existentes. Corresponde al conjunto de
todas las proposiciones elementales verdaderas.
Estado de cosas o situacin: cualquier posible relacin o configuracin de elementos
simples. Corresponde a la proposicin elemental, que es una relacin o configuracin de
nombres.
Pseudoproposiciones lgicas:
La forma lgica es lo que toda representacin ha de tener en comn con la realidad
representada para poder representarla. Pues bien las proposiciones, aun cuando pueden
representar la realidad entera, esto es, la totalidad de los estados de cosas posibles, no
pueden representar lo que han de tener en comn con stos, la forma lgica. La razn es
que para poder representar a esta ltima, las propiedades habran de estar fuera de la lgica,
y por consiguiente, fuera del mundo.
Las proposiciones cumplen dos funciones semnticas distintas: decir y mostrar. El
principio de representacin isomrfica o figurativa se aplica exclusivamente al decir. Las
proposiciones no pueden representar su forma lgica, sino que la muestran. La funcin de
mostrar las propiedades lgicas del lenguaje da lugar a un tipo peculiar de verdades y
falsedades, las verdades y falsedades lgicas:
Pseudoproposiciones filosficas:
El planteamiento de estos problemas se debe al mal entendimiento de los lmites de nuestro
lenguaje. La filosofa no suministra representaciones de la realidad; por consiguiente las
proposiciones filosficas no tienen sentido. Las cuestiones filosficas no son cuestiones
que se puedan intentar responder; lo nico que puede hacerse es establecer que son
sinsentidos, originados en nuestro mal entendimiento de la lgica del lenguaje. De ah que
la filosofa se convierta en una actividad de clarificacin de las proposiciones, esto es, de
nuestros pensamientos, que de otra forma resultan confusos.
Segundo Wittgenstein:
Una verdad lgica es una proposicin compleja que es verdadera cualquiera que sea el
valor veritativo de las proposiciones elementales componentes, en tal caso, las condiciones
de verdad son tautolgicas.
Una falsedad lgica es una proposicin compleja que es falsa sea cual sea el valor de
verdad
de las proposiciones elementales que la componen, en este caso, las condiciones de verdad
son contradictorias.
Las tautologas y las contradicciones no dicen nada, no son representaciones isomrficas de
la realidad, no representan ninguna situacin posible. Las tautologas carecen de
condiciones de verdad porque son compatibles con cualquier situacin posible y, en
consecuencia dejan abierta la totalidad del espacio lgico; las contradicciones por el
contrario son incompatibles con cualquier situacin posible y cierran el espacio lgico sin
dejar sitio a la realidad. Las tautologas y contradicciones son carentes de sentido, pero no
necesariamente todos con todos. Para hablar de este tipo de conjuntos, como es el conjunto
de los fenmenos lingsticos, W. utilizar un trmino corriente: familia.
El ejemplo al que W. recurre para aclarar su concepcin acerca del lenguaje es el de los
juegos. La idea es que los miembros de una familia no se identifican por la posesin de una
caracterstica comn, sino por su pertenencia a una determinada red de relaciones. Tal es el
caso de los juegos. Por eso no puede darse un a definicin exacta de juego: el concepto de
juego carece de lmites estrictos.
Mas esto no nos impide usar de l con xito; no nos impide explicar a alguien qu
llamamos juego, pues podemos dar ejemplos. La definicin esencial no es el nico modo
de explicar un concepto, por lo mismo que un concepto de lmites borrosos no deja por ello
de ser un concepto. En este caso se encuentran el concepto de juego, el concepto de
nmero y el concepto de lenguaje, esto es, de fenmeno o de uso lingstico.
La comparacin del lenguaje con los juegos son piezas centrales de la nueva teora de W.
sobre el lenguaje. Por otro lado, que todas las lenguas humanas coincidan en unas
caractersticas muy generales que se hayan vinculadas a los caracteres biolgicos que
definen la especie humana, no es lo que W. pretende refutar. W. est pensando en una
definicin semntica del funcionamiento del lenguaje tal que reduce todos los posibles y
variados usos lingsticos a una nica funcin.
Es la definicin de funcin lingstica que se encuentra implcita en el Tractatus, y que
podemos explicar en los siguientes trminos: el lenguaje es la totalidad de las
proposiciones; la proposicin es el pensamiento expresado en sonidos; y el pensamiento es
la representacin lgica de los hechos
posibles. La funcin lingstica queda as restringida a la funcin representativa o
figurativa; la forma
general de toda proposicin es: as son los hechos; esto es lo nico esencial para que una
serie de signos forme una proposicin. Justamente contra toda esta reduccin esencialista
va dirigida toda la argumentacin de W. en su segunda poca.
La comparacin del lenguaje con los juegos:
No hay una funcin lingstica nica que defina al lenguaje como no hay ninguna
caracterstica nica que defina al juego. Su posicin es ahora pluralista:
El lenguaje es, desde el punto de vista de su funcin, un conjunto de actividades o usos que
forman una familia, tal y como ocurre con los juegos. Por ello y a fin de evitar los errores y
dificultades de
la doctrina atomista W. recomienda sustituir la pregunta qu es el significado? por esta
otra: cmo se explica el significado? Conveniencia de sustituir una pregunta sobre el
significado por una pregunta sobre el uso. Conveniencia que hace patente la siguiente
propuesta: Para una amplia clase de casos en los que utilizamos la palabra significado,
aunque no para todos los casos, se puede explicar dicha palabra as: el significado de una
palabra es su uso en el lenguaje.
Los juegos lingsticos son las formas del lenguaje con las que un nio comienza a hacer
uso de las palabras. El estudio de los juegos lingsticos es el estudio de las formas
primitivas del lenguaje o lenguaje primitivos.
de oraciones. En el lenguaje ordinario no podemos pretender sin falsearlo que slo son
significativas las oraciones que pueden ser verdaderas o falsas. Es la proposicin la que
determina lo posible.
El juego de lenguaje es el todo formado por las palabras o expresiones lingsticas y las
acciones con las que se hallan entretejidas.
La idea bsica es que el lenguaje es un instrumento, o mejor, un conjunto de instrumentos:
las palabras, los conceptos son instrumentos para jugar a una inmensa variedad de juegos
lingsticos.
Lo que cuenta es el uso que hacemos de esos instrumentos y para esto no basta fijarse
nicamente en el instrumento, sino que hay que atender tambin a las acciones que
acompaan a la pronunciacin de las palabras y que nos van a revelar algo muy importante:
que el uso de las palabras en el lenguaje, en los juegos lingsticos est sometido a reglas.
Es la conexin regular entre los sonidos y las acciones lo que testimonia la existencia de un
lenguaje.
Son las reglas, por su parte, las que nos permiten hablar de correccin o incorreccin en el
uso del lenguaje, y las que asimismo nos permiten prever el comportamiento lingstico de
los dems. Aunque esto no significa que las reglas hayan de estar siempre perfectamente
definidas ni que cubran todos los casos.
La doctrina anterior tiene, por lo pronto claras consecuencias para una crtica devastadora
de la teora de la proposicin que aparece en el Tractatus. La forma general de la
proposicin es: as son los hechos, pero con ello lo nico que hace es realmente delimitar la
forma a cuyo travs contempla el objeto, esto es, esta afirmacin no expresa ningn
descubrimiento acerca de la proposicin, sino tan slo el propsito de no llamar
proposicin ms que a lo que contenga esta forma. En el fondo es tanto como decir que
proposicin es todo aquello que puede ser verdadero o falso, o dicho de otro modo, que
llamamos proposicin a aquello que, en nuestro lenguaje, le aplicamos el clculo de las
funciones veritativas. Parecera entonces que tenemos un concepto de verdad o falsedad y
que todo aquello que encaja con l es una proposicin. Llamar proposiciones
exclusivamente a las oraciones que pueden
ser verdaderas o falsas, y aceptar como significado slo aquellas es algo que puede estar
justificado dentro de un determinado juego lingstico como el clculo veritativo-funcional,
pero no es aceptable desde el punto de vista de los juegos en los que empleamos el lenguaje
ordinario. En ste ltimo lo
que una proposicin sea vendr dado por el uso que hagamos del trmino proposicin, lo
que sin duda habr de remitirnos, al menos en parte, a las reglas gramaticales de formacin
Una de las consecuencias de la teora figurativa era que obligaba a hablar de hechos
inexistentes, o si se prefiere, de la no existencia de hechos, ya que la ausencia de un hecho,
p.e. que anoche soara, debe de contener la posibilidad de ese hecho. El anlisis atomista
exiga, igualmente, la existencia
de elementos ltimos en la realidad que correspondieran a los elementos ms simples del
lenguaje,
De otro mostrar que un lenguaje privado, esto es, un lenguaje cuyas palabras adquieran
significado sin recurrir a objetos o fenmenos externos, es imposible.
El uso que se hace de una expresin es comn, intersubjetivo y ha de estar, por tanto, en
conexin con objetos, fenmenos o manifestaciones que sean igualmente intersubjetivas,
comunes. La palabra no puede llegar a tener un uso si se conecta exclusivamente con algo
que sea enteramente privado y exclusivo de cada cual.
Trasladado al caso del trmino dolor y en general de las expresiones que se refieren a
sensaciones y a experiencias internas o mentales, ello quiere decir que el significado de
dichas expresiones no se puede reducir a una relacin de referencia. Las teoras
referencialistas no pueden explicar el significado de las palabras que se refieren a
experiencias internas. Hay dos cosas que W. no est afirmando: primera que no existan
experiencias internas, segunda que no se pueda hablar de ellas o expresarlas mediante el
lenguaje. Lo nico que afirma es que las palabras con las que hablamos de esas
experiencias, de lo que cada uno tiene en su caja, no pueden considerarse meramente
designativas, esto es, al modo de los nombres propios de Russell o del Tractatus. La razn
es
porque un proceso interno requiere de criterios externos. El criterio para afirmar la
existencia de un fenmeno viene dado por la definicin de este fenmeno. Decir que un
proceso interno requiere de criterios externos es tanto como decir que los trminos que se
refieren a procesos internos han de ser definidos recurriendo a manifestaciones externas.
Esta doctrina implica que sabemos lo
que significa la palabra dolor, no a causa de nuestra experiencia del dolor, sino en base a
aquellas manifestaciones externas de dolor que constituyen el criterio para decir que
alguien tiene un dolor. A esta posicin se le ha denominado a veces conductismo lgico. W.
argir en su favor siguiendo dos vas diferentes:
De un lado examinar el funcionamiento de conceptos tales como comprender, significar,
imaginar, etc.
hay una forma de vida y, por tanto, manifestaciones externas que acompaen al uso de las
palabras.
El signo S slo puede tener significado en cuanto parte de algn juego lingstico, y aqu
no hay tal juego, porque no hay ninguna actividad con la que encaje el uso de ese signo.
El habla es una actividad sometida a reglas, pero dado lo que significa la palabra regla no
tiene sentido pensar que una sola persona y una sola vez en su vida puede seguir una regla.
Actuar segn una regla es una prctica, y no basta creer que se est cumpliendo una regla
para que se la est cumpliendo realmente; por ello no es posible seguir una regla de forma
privada, pues no habra manera de distinguir, entonces, entre creer que se est siguiendo
una regla y que se est cumpliendo efectivamente.
Un lenguaje privado no es posible porque no se podra establecer diferencia entre la
correccin y la incorreccin en su uso, o dicho de otro modo, porque no existira la
posibilidad de determinar si se estaba siguiendo o no reglas y cules. El resultado es que las
expresiones que designan experiencias internas, vivencias, no constituyen un lenguaje
privado ni reciben su significado de una mera conexin directa e inmediata entre la palabra
y la vivencia.
La manera en que aprendemos el significado de los nombres de las sensaciones es a travs
de la conexin de las palabras con la expresin primitiva y natural de la sensacin y
ulteriormente la sustituyen. La idea es que al decir me duele no estoy designando mi
vivencia sino expresndola, igual que podra expresarla por un gesto de dolor. En su uso
descriptivo, las expresiones mentales
tienen como referencia las vivencias o estados mentales, y su sentido se deriva de las
manifestaciones externas de dichas vivencias o lo que W. denomina expresiones naturales.
El trmino obtiene su significado por conexin directa con sus manifestaciones externas y
nicamente a travs de estas ltimas se conecta con la vivencia. Las expresiones mentales
tendran a diferencia de otras, una peculiaridad: cuando el sujeto las emplea para hablar de
s mismo en primera persona pueden funcionar como expresiones de sus estados mentales,
vivencias, reemplazando a las manifestaciones naturales de stos. Las experiencias internas
tienen siempre manifestaciones naturales o primitivas, esto es, no lingsticas. Toda la
filosofa de W. es un intento de presentar al solipsismo como algo imposible.
La necesaria conexin existente entre el lenguaje y la actividad extralingstica hace
igualmente imposible la postura solipsista: las palabras que use el solipsista tan slo
pueden obtener su
significado de manifestaciones externas, pero nunca de lo que halle exclusivamente en el
recinto de su conciencia.
La conexin entre el lenguaje y las manifestaciones externa de las vivencias no son
conexiones contingentes sino, desde el punto de vista de la doctrina de W. conexiones que
el lenguaje tiene por definicin, que le son esenciales.
La crtica del concepto de lenguaje privado involucra una teora del significado que excede
con
mucho de la mera descripcin de los usos lingsticos. La crtica a los supuestos lenguajes
privados no se apoya pura y simplemente en una descripcin de los usos que hacemos del
lenguaje. De ah que lo ms que podramos obtener es la prueba de que, de hecho, nunca se
usa el lenguaje de modo privado
en el habla cotidiana.
a diario, los usos del lenguaje. No hay una forma lgica, una forma de la proposicin que
haya que sacar a la luz. Y, por consiguiente, no hay nada que explicar: debe de desaparecer
toda explicacin y sustituirla slo la descripcin. En filosofa no hay conclusiones que
sacar, pues lo que se enuncia es lo que todo el mundo admite, en consecuencia tampoco
hay nada que discutir en filosofa. Podra darse
el nombre de filosofa a lo que es posible antes de todo descubrimiento y de todo invento.
La filosofa no altera nada, puesto que no acrece nuestro conocimiento. La filosofa deja
todo tal y como est y
no puede modificar nuestro uso del lenguaje, ni tampoco suministrarle fundamento. En
definitiva nicamente puede describirlo.
Esta descripcin de los usos lingsticos a la que queda reducida la filosofa tiene una
justificacin: la que responde al propsito de resolver los propios problemas filosficos.
Tales problemas no son empricos sino conceptuales, y se resuelven observando el
funcionamiento del lenguaje. Lo que
se requiere es de una ordenacin de lo que ya sabemos y no una nueva informacin. El
problema filosfico es un problema que se da en el lenguaje.
Las proposiciones filosficas expresan el resultado de una especie de calambre mental
producido por una confusin con respecto a las reglas que rigen el empleo del lenguaje.
El hombre que se halla filosficamente perplejo ve una ley en el modo de usar una palabra,
y al intentar aplicar esa ley de modo consistente tropieza con resultados en los que da con
resultados paradjicos. Los problemas filosficos surgen cuando el lenguaje est de
vacaciones, cuando el lenguaje se mueve en el vaco, en lugar de funcionar. La filosofa
rectamente entendida es una tarea, y esta tarea es una lucha contra el embrujamiento de
nuestro entendimiento por el lenguaje. Presenta la tarea filosfica como una terapia: el
filsofo trata la cuestin como si fuera una enfermedad, y por eso no hay un mtodo
filosfico, sino varios mtodos, igual que diversas terapias.
Los problemas filosficos: se tratara de problemas que surgen de usar el lenguaje fuera de
su contexto habitual y la tarea debe de consistir en devolver las palabras a ese contexto
cotidiano. Los problemas filosficos no son problemas a resolver sino problemas a
disolver. El lenguaje se analiza como un conjunto de usos, y no hay, en principio, lmite a
la variedad de tales usos. Cabe entonces preguntar porqu rechazar la utilizacin metafsica
del lenguaje.
Se trata de una conexin necesaria entre uso del lenguaje y el resto de actividades que
componen una forma de vida. En ltima instancia, el filsofo, incluso el atomista lgico,
pretende hablar de
la realidad. Sin embargo no hay ningn trato con sta que parezca ser peculiar a la
filosofa, no hay actividad alguna que suministre un contexto para el pretendido juego
lingstico con el lenguaje.
Que ciertos problemas filosficos nacen de un uso peculiar e ilegtimo de las palabras es
una tesis filosfica. Cmo es posible que el lenguaje pueda llegar a crearnos esas
confusiones mentales es a su vez un problema filosfico. Y una descripcin teraputica de
los usos ordinarios del lenguaje que nos rememore las reglas que implcitamente aplicamos
a nuestro comportamiento lingstico, puede evitar nuestra persistencia en esas
confusiones, pero no impedir que continuemos plantendonos problemas filosficos.
Los usos infinitamente multiformes y variados, siempre cambiantes, sustituyen a la
proposicin como representacin isomrfica. Las condiciones necesarias que hacen posible
el lenguaje se difuminan
en una vaga conexin con la forma de vida, con las actividades extralingsticas, la cual
deja fuera nicamente a los lenguajes privados. La semntica trascendental del Tractatus
tiende a ser sustituida por la pragmtica emprica.