Edith Stein - Finitud y Eternidad
Edith Stein - Finitud y Eternidad
Edith Stein - Finitud y Eternidad
Eternidad
RobertRoda
Es un placer para mi y ocasin de gratitud,
especialmente para con los organizadores de la
exposicin,cuyasolicitudmehapermitidoajustar
mejor la charla, poder hablar hoy aqu en la
Universidad "San Pablo C.E.U.", sobre alguien
con una capacidad tan grande de avivar "los
deseosdelcorazn",comoEdithStein.
He tenido recientemente, la oportunidad de
comprobar el valor de su testimonio en el marco
de unas Jornadas que llevamos a cabo en
Tarragonaconelttulo:"TestimoniosdelsigloXX:
Literatura, Razn y Realidad". Se trataba de
realizar una aproximacin crtica al siglo que
despedimos, ayudados por la mirada de algunos
de sus autores ms relevantes. Pues bien,
mientrasautoresindiscutiblescomoKafka,Musil,
Rilke,Joyce,Machado,...identificabandediversas
formas, pero recurrentemente, la precariedad del
yo,sufragmentacin,ladificultaddeencontrarse
a s mismo, de entrar en realidad, de ser con los
dems, erigindose en sntomas del malestar de
nuestra poca E. Stein se agrandaba como
alternativa posible, incluso frente a la mayor
radicalizacindelmal.
Si "testigo", de acuerdo con su etimologa, es el
que ve y luego cuenta lo sucedido, el testimonio
de Edith Stein tiene un alcance muy especial
puestoquedafedeunapositividadltimaquelo
abrazatodo.
sistematizacinatravsdelacualpocosestaran
dispuestoaseguirlehoy.
Por eso lo que quiero hacer aqu, no es tanto el
anlisis de esta obra, cuanto recuperar, a travs
de ella, el plpito del itinerario de conciencia al
que responde, y en el cual alcanza su autntica
dimensineinters.Porquesobretodo"Serfinito
y eterno" traduce en clave filosfica la respuesta
clara y concisa a la cuestin vital, en cuyo
horizonteE.Steinsupovivirsiempre:quinsoy
yo?,qusoy?,enquconsisteelserdemiyo?,
cuandodigoyoqucosaestoydiciendo?,qu
es el hombre?, para qu vivimos?, cul es el
sentidodelser?.
Para desvelar la razonabilidad y el sentido de su
respuesta, se me han presentado, siguiendo el
intensoydramticoitinerariovitaldeE.Stein,tres
clavesdecisivasqueconvieneahoraadelantar:
La primera se remonta a 1911, a la poca de
estudiante universitaria en Breslau, cuando la
lecturadelas"Investigacioneslgicas"(Logische
Untersuchungen)deHusserl,lepermitensuperar
el atasco del materialismo, y con l, del
relativismo y del escepticismo, al mismo tiempo
que le abren el horizonte de un mtodo
convincentedeobjetividadenelsaber.
La segunda es el paso del idealismo propio de
Husserl a una posicin de realismo, vinculado a
su conversin en torno a 1920, y que esta en la
basedelplanteamientode"Serfinitoyeterno".
Ylatercera,queatravesaraalasotrasdoscomo
elhorizonteasupaisaje,seralacuestinsobrela
consistencia del yo, y la constatacin de que la
respuesta al problema de la constitucin de la
conciencia est ligado a la cuestin de la
intersubjetividad,deunmodoquefinalmenteuna
respuestaadecuadaalsentidodelserpasaporla
consideracindelsujetocomopersona.
Finalmente, la persona como vnculo especfico e
irreductible con el Misterio, se revelara el lugar
porexcelenciadeloeterno.
Pero no precipitemos desenlaces que suponen
demasiadosimplcitoscomoparapresentarsecon
claridad.
Vayamosalprimermomentoquehemossealado.
En 1911 encontramos a E. Stein estudiando
Germanstica e Historia en la Escuela de
Magisterio de la Universidad de Breslau. Se trata
de una joven de 20 aos, la nica mujer
matriculada aquel curso en la Universidad, con
una gran inquietud intelectual, que vive con
pasin sus jornadas repletas de estudio,
compromisosocialeinclusodeporte(legustaba
ladanza,remarysaliralcampoentrineo).
Est agradecida a la sociedad y al estado que le
permiten estudiar, y suea con corresponder
siendo una buena maestra. Pero adems, en un
tiempoenquelamayoradeestudiantesvegetaba
apticamente, y la causa del derecho de voto de
las mujeres no era en absoluto una cosa obvia
inclusodentrodel movimiento feminista burgus,
ellaseadhiere,liderandoaungrupodeamigos,a
la Liga prusiana, fundamentalmente socialista,
para conseguir la completa equiparacin poltica
delamujer.
Como ella misma cuenta, la continua solicitacin
de todas sus fuerzas, que le impona una vida
extremadamente intensa, le hacia sentirse "una
criaturaprivilegiada".
Sinembargo,elactivismodeesaateabiendotada
fsica y espiritualmente, autnoma y segura de s
misma, que "crea tener siempre la razn", no
consegua sofocar un sordo malestar, fruto de la
extraezaconrespectoasmismaenquelehaba
dejadosucrisisdefeensupropiatradicin.
Saboreabalaautonomamoderna,peroprontoya
nadalaprotegeradelaenormeproblemticaque
suponeparaelsujetomodernoencontrarlapropia
identidad.
Comoellamismaconfiesa:"habaperdidolafeen
las personas entre las que me mova
cotidianamente, y andaba como bajo la opresin
deunpesoenorme,incapazdealegra".
Pero le sostiene la confianza juvenil en sus
propias fuerzas, en los recursos humanos, en la
utopa: "ciertamente el mundo puede estar mal,
pero si reunimos todos nuestras fuerzas y las de
nuestros amigos conseguiremos cambiarlo. Y
ciertamentenolefaltabacoraje,habidacuentade
que la extrema inestabilidad internacional i la
conflictividad interna de la propia Alemania
anunciabanelinminenteconflicto.
Pero que la respuesta por el cambio de
estructuras nunca estuvo para ella desligada del
cambiopropio,loponeenevidenciasuinterspor
la clase de psicologa, a la que asista sin estar
matriculada.
Las ciencias positivas se presentaban por aquel
entonces como capaces de poder decir la ltima
palabra en todo, haciendo innecesarios a los
filsofos.
De hecho, despus del dominio por parte del
idealismo hegeliano, y frente a sus excesos
Manifiestamenteestamosanteunmonismosegn
el cual existira una sola realidad material, de la
queelmundofsicoyelpsquicoserandoscaras
o manifestaciones distintas, observable a travs
de los sentidos, y reductible en ltimo trmino a
medida.
Elmtododeesta"psicologasinalma",eliminaba
as cualquier engorrosa "especificidad humana",
pero al propio tiempo manifestaba su
inadecuacin al objeto. Porque cmo negar, en
efecto, realidades tan elementales como la
aperturailimitadadelprocesomismodelconocer,
olanopredeterminacindelahistoriadelhombre
desdesusfactoresantecedentes.
Husserl (18591938), en sus "Investigaciones
Lgicas" (Logische Untersuchungen, 1900/01),
tuvo la grandeza de poner cientficamente en
evidencia el reductivismo propio del mtodo
materialista, su clamorosa inadecuacin al hecho
mismodelconocimiento,alarealidadhumana.
Asumiendo, frente al idealismo, la exigencia
materialista de atenerse a las vivencias (
Erlebnisse), de remitirse a los hechos mismos (
"zu den Sachen selbst! "), le echa en cara al
psicologismoelnohaberllevadocoherentemente
esaconsignahastasusltimasconsecuencias.Si
se va al fondo en el hecho mismo de la
consciencia, se constata la presencia de un
"factorintencional"nocuantificable,noreductible
amateria,dichoexplcitamente,espiritual.
Se trata de una relacin, un vnculo especfico
dado entre el hombre y el mundo, que est en la
basedetodaobjetividad,yqueestimplicadoen
el hecho mismo de toda medicin. Y esta
dimensin esencial exige desarrollar un mtodo
adecuado que lo desvele, como condicin para
conocimiento,defactoresqueelsujetodeducede
suspropiosactosdeconciencia.
Es la posicin propia de una modernidad
racionalista y calculadora, que enjaula las cosas
de un sujeto que quiere constituirse a s mismo
desde el autocercioramento ( das Problem der
Selbstvergewisserung ), de una mentalidad
cerradaanadaquenoseaelpropioproyecto.
Para Edith Stein, conocer no poda reducirse a
unapuradonacindesentidoporpartedelsujeto,
einsisteenqueelmismoHusserlhabasealado
el factor de apertura y receptividad del
conocimiento.
Edith Stein, junto con Hedwig ConradMartius,
Scheler, Heidegger y otros, todos grandes
fenomenlogos,
siguiendo
este
camino,
comprendieron que lo razonable es someter las
ideasalaexperienciaynoalrevs.
Estabanconello,poniendoencuestinelprimado
moderno del conocer sobre el ser. Todos ellos
recuperaban, aunque de diversas maneras, el
sentido del "Kairs" ( Acontecimiento ) y del
concomitante "thaumazein" griego: la maravilla
anteeldarsedelserqueocupunlugarcentralen
latradicin.
LapasinporlaverdadconlaqueE.Steinvivila
disciplina del mtodo fenomenolgico, la fue
liberando de cualquier prejuicio o "a priori"
intelectualfrentealosdatosdelaexperiencia.Su
disposicin atenta y su actitud de compromiso
vital , le llevaron a reconocer el misterio como
fondodelser.Eltestimoniodealgunosamigos,y
algunossignoscircunstanciales,leharanvivirla
plenitud del conocimiento en la aceptacin de un
vnculo, una pertenencia, que supera la pura
eraunhombrebuenoyconunbuengustoquese
reflejabatambinensucasa.
Conlamuertedelamigolepareciquesecerraba
elmundo.
EntonceslellegdesdeGotinga,elruegodeAnna
deencargarsedeordenarellegadodesumarido.
E. Stein se alegr, pero al mismo tiempo le daba
miedo volver a aquella casa que haba conocido
tan llena de vida. Y adems qu le dira a la
viuda, ella que era incapaz de creer en la vida
eterna?.
Nofuenecesarioqueledijeranada,esms,laque
recibiconsueloyesperanzafueellaalveraAnna
con un rostro marcado por el dolor, pero
sorprendentementetransfiguradoporlapaz.Estar
con ella ( que siendo juda como su marido, se
haba, como l, convertido al cristianismo) fue
paraE.Steinocasindeexperimentarlapresencia
de lo eterno en el tiempo, de experimentar un
vnculorespectoalcualnotienelaltimapalabra
lamuerte.
Pero todo lo dicho hasta aqu, no haca ms que
prepararundesencadenantefinal.
Aconteci aquella tarde de las vacaciones de
verano de 1921, cuando habindose quedado a
solas en la casa del matrimonio ConradMartius,
quelaalbergaba,fueabuscaralgoparaleerenla
librera de sus amigos y dio con una
autobiografa:"VidadeSantaTeresadeJess".
Sepusoaleeryleyyleydurantetodalanoche.
Cuando finalmente cerr el libro se dijo: " Aqu
estlaverdad!".
sinoaaquelquesecaracterizaporinterrogarsey
por tener una cierta precomprensin (
preontolgica) del ser. Hay que interrogar a ese
que Heidegger denominar "Dasein" ( el hombre
en ltimo trmino), y que aparecer a los ojos de
E. Stein como "persona", concretando as una
disparidad de respuestas frente a una exigencia
comn.
No podemos ahora seguir pormenorizadamente
unaseriedeanlisisagudsimos,quemerecensin
duda toda la atencin. Pero s que muy
sintticamente puedo avanzar, de cara a lo que
aquestoytratandodemostrar,quelaencrucijada
donde los caminos se bifurcan se concentra
precisamente en la incapacidad por parte de
Heidegger de atender adecuadamente a la
dimensin de autenticidad del yo, que l mismo
nopuedeprivarsedereconocercomo"smismo"
frente a la impropiedad del impersonal "se" (
"uno","todos","nadie").
En efecto, el "serparalamuerte" es para
Heidegger el distintivo ms propio del Dasein, su
sentidoltimo,pero...cmopuedeserreferencia
desentidoalgoquenotieneotrasignificacinque
serelfindelDasein?Slounarespuestanegativa
respecto al darse del sentido puede mantenerse
enestaposicin,reduciendolavidaaunacarrera
de la nada a la nada. Una forma de nihilismo
trgico que halla su dignidad en la grandeza de
afirmartaninsoportablecondicin.
Sinembargo,lamismaexperienciadelaangustia
comotestimonioemotivodeunpodernoser,no
ponedemanifiesto,alavezqueaquelloporloque
el hombre se angustia, lo que ms le importa al
hombre en su ser, es decir, una posesin que se
querra,simsno,conservarynoperder?.
Silaangustiaanticiparanicamenteelserparala
muerte,sifueranicamente,comodiceHeidegger,
una"precursin"delmorir,dedndearrancara
lacomprensindelamuertecomoposibilidaddel
propio noser, de dnde la intuicin de su
ineluctabilidad?.
Racionalmentenosepuedededucirdelanadade
nuestrosermsquelaposibilidaddenoser,pero
nolanecesidaddeunseralaesperadeunfin.Y
en la precomprensin ontolgica del ser, que
pertenece al ser del hombre en cuanto a tal, la
certezadeser,apesardelaangustia,estanfuerte
que no creeramos en la muerte si no hubiera
testimonios.
Es preciso verificar si el Dasein no presenta a
vecesunserautntico(loquesignificamslleno
y no ms vaco). Se encuentran en Heidegger
sesgosquemanifiestannetamentequelaideade
serautnticoabarcaalgomsquelaprecursin(
laanticipacin)delamuerte.
La misma resolucin propia del actuar humano
implica la comprensin del propio poderser, que
hacealhombrecapazdeproyectarseasmismo,
a la vez que comprende la situacin dada,
imprevisible,yloqueestaexige.Realmente,vivir
significa realizar las posibilidades propias y
correspondientes a las exigencias del instante,
unas condiciones de vida dadas. Cmo
comprender esto de otra forma que en el sentido
delarealizacindeunaesencia(Wesen),odeun
vnculoespecfico,queescodonadoalhombre(
esdecir,conlacualesarrojadoelDasein,alser),
peroque,paradesplegarse,tienenecesidaddesu
libreparticipacin.
Heidegger evita a toda costa asumir una lgica
as no es por casualidad que sus anlisis den la
elCarmelodescalzoyelmisticismoexpresadoen
sulibro"CienciadelaCruz".Ytambinallestla
clave que le permiti abrazar la suerte de su
pueblocomolohizo.Yahestfinalmentelaclave
desde la que transmiti eternidad a nuestro
tiempo, concentrando todo un testamento en una
frase cargada de esperanza, incluso frente a la
aparentevictoriadelhorror:"Bastaqueexistauna
solapersonadignadeserllamadatal,parapoder
creer en los hombres, para poder creer en la
humanidad"