Ronald Kay El Espacio de Acá
Ronald Kay El Espacio de Acá
Ronald Kay El Espacio de Acá
983
K23
2005
1a. ed .
c.1
Ronald Kay
ediciones/metales pesados
CENTRO DE
DOCUMENTACiN
ARTES VISUALES
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e Ronald Kay
Insc ripc in N ~ 5 1949- 1980
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Sa ntia go de Ch il c. 1980
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ISBN : 956-84 15-02-5
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II
TE ORlA
Las notas aqu ex puestas , ni con mucho, tratan de cubrir el terreno por
de limit ar. Tan s lo se a lan vesti gios de a lgn catac li smo o c ierta di scontinuidad e n sus capas geo lgicas, en los que se condensa n simultneamente mltipl es momentos di stant es, que a l sa lir a n or de ti erra desc ubren
y di stinguen, en lo que en ell os irrumpe, parte de lo sumerg ido. Por rpid o
y bosquej ado que sea lo entrev isto, la ev id enc ia de lo observado a lcanza
..c ircun stanc ialment e en e l apunte fuerza concluyente, por lo que se e levar a
a mode lo para vari os fragmentos de este mapa menta l por trazar.
color), con todo lo que ellas encaman, en la crono loga arrestada, siempre igual y
repetible del automatismo; las alTanca del olvido orgnico, para hacerlas reaparecer
mudas y dobladas en la superficie estable de la instantnea.
Generada por una percepcin que no es la de los sentidos, presente pero
sobrepasada, desprendida pero fija, vaca pero sobrecargada de eternidad, la
humanidad, vuelta efi gie mecnica, pernlanece sitiada por el abrupto silencio
qumico, que intercepta la mirada habitual sobre s misma.
El lente drena todo ruido, sustrae nada menos que el odo de lo fotografiado ;
solidariamente, la aud icin pierde el contacto con la voz, el rgano vivo, la caricia interna, que inventara y articula el lenguaje, que siendo el cdigo ms complejo y diferenciado, el cdigo ms viscera l y abstracto, fu e y es la estremecedora entrada comn a la humanidad, porque mediante ella, e l hombre efimero y
frgil escucha y habla su sentido.
La foto , con las vas tas capas de s ilencio qu e en su super ficie ex ti end e
sobre la materia de las cosas y sobre el aura de las personas, crea ese di stanciam iento interno , e l vaco que atrae en las mi smas in stancias retenidas al
eco de hechos futuro s, o sea, a la interca lac in de una zo na diferente de percepc in, la lu z impa lpab le de miradas no nacidas, la latencia de una voz otra,
ajena y lej ana y sucesiva, qu e di ga lo s pai saj es de la memoria no percibida
directamente por los sentidos.
La voz est ligada a l instante, huidizo e incomparable, y a un (a) orden intangible dentro del mismo instante; lo que el odo arriesga al darle paso a la voz
interna por cuya entonacin alternan las huellas somticas que la dictan, es la traduccin, el se ll o, de su inalienabl e y conmovedora presencia perec ible, su propia
destinacin en el tiempo transitorio.
La toma convierte en demod e l momento" ', antes que este haya ocurrido, ya
que, entre otras cosas, lo hace coetneo, en cuan to procedimiento tc nico, a las
primeras foto grafias. La aparienc ia ex terior es demolida fotogrficamente. Los
gestos detenidos caen a la cmara como las prtes is de un cuerpo al que imperceptibl emente han suplantado desde hace tiempo . La apariencia pasa a ser el
vestido de s mi sma: su parli sis y abandono resuena en e l /till/o grito. Por
medi o de l objetivo fotogrfi co sa lta a la vista la anatoma mecni ca , e l
esque leto de la superfici e. En el espejo de la fotografia -luz que escribe- e lnarcisismo clsico padece un retoq ue dec isivo; introducirse en l, significa, sub
(1)
La percepci n fOlogrlica mecaniza Jo percibido. Como producto del instrumento. el '" instante" es sustra do
de la fuga cronolgica e introducido a la sincrona dcl lcnguajc fotogr fico como signo icnico (el tiem po
se precipita en espac io). hacindose as disponible: por la gramtica de la sincronicidad se hace ancxablc a
otros ti empos a otros signos.
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las cosas se les despoje de su espacialidad es la restitucin de la virtual idad que les es inherente .
Esto es lo que se connota en el lenguaj e coloquial con la palabra "ct crni / ar"' , La permanencia de la
duracin visible s to pu ede ser producida sobre la base de I.!Sla \ irlualidad originaria. la de las cosas
en el lenguaje.
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bies, se perpetan inolvidab les en nuestros oj os precarios, trasmiti endo con idnti ca prec isi n su inagotable info rmac in an despus de desaparecidos esos,
nuestros e fm eros ojos. Recuerdos que no pueden ll egar a su trmino .
Una crnica rigurosamente mecanizada se registra en las hazaas fjas por un
tiempo ilimitado; sus actores son los estereotipos instantneos de una actua lidad
siempre anacrnica; un pasado que nunca ex isti renace incesantemente a travs
de los cuellJOS incinerados por la luz en el negati vo.
En la agitacin congelada de los gestos sintti cos de pilotos de guerra, de
campeones de natacin, de nirios estragados por el hambre, de muj eres en las
poses del xtasis, se vehi culizan las energas retardadas por e l trauma pstumo
que la cmara le produce al momento fotogra fi ado.
Una hi storia apocalptica se est escribi endo con la exactitud de las demostraciones de luz y sombra reve ladas en los positivos.
De los ademanes que se escalan hasta el punto crtico de la detencin para
encontrar su momento en el tiempo retenido, se desprende un a cronologa de
dimensiones inditas. Medidas de una lgica sorprendente articulan el movimiento al interior de las imgenes bloqueadas.
En la excrecin visual de la realidad, la humanidad evaca constantemente su
instinto de muerte volviendo en cada clis al estado inorgnico, a la qui etud de
los cri stales, a la primera edad de la materi a.
Alcanzar la propia ausencia en la prehi stori a producida por la instantnea,
significa poder intelegir un pasado del que no se es consc iente, pero que desde
hace ti empo ha sido ocupado por la maquinari a ptica bajo la especie de que slo
se trata de un refl ejo inmediato y obvio de lo visible.
La hi sto ria ha sido expropiada por el dogma de la ptica representati va. La
componente ideolg ica de los medios de in formacin visual ti ene aqu su origen.
Mientras se mantenga e l dogma de la instrumenta lidad, o sea, que la relacin
fotogrfica se produce en la ev idencia de lo visibl e como reproduccin de suyo
comprensible y mi entras no se reconozca que ella traza su gra f a en el en igma
de lo visibl e, quedamos anqui losados en la repeti cin de la propi a ausencia.
Conocerse en la fot ografa es, entre otras cosas, reconocerse como efecto de
la maquinaria, como fabricacin de su construccin. Penehar en el cl/e/po
exlrG/lo generado por la semejanza mecni ca, ex ige superar un eminente obstculo di alctico: todos nuestros sentidos y mov imientos, virtualmente, ya han sido
incautados por los mecani smos de reproducc in tcni ca. Nuestro cuerpo, vittualmente, siempre es ya una fotografa. En esta perspectiva, la posibilidad de una
presenc ia aparece como "a lgo atetTadoramente enrgico y perturbador, como un
elemento an en acc in y mvil en una expresin inmovi li zada".
En e l mo ment o de la to ma oc urre la traducc in, el tras lad o y e l transporte
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materi al de lo reg istrado fotogr fi camente. En este dob laje se efecta una
repentina escis in de un a fracc in tempora l; e l desdobl ami ento introdu ce una
modifi cac in dec is iva en la estructurac in de l ti empo. Una acc in "x", p.ej .,
es di stribuida en un mi smo punto crni co en dos rdenes tempora les di fe renc iados, pero conectados entre s (concretamente, el nexo es la fotogra fi a). El
momento de di vis in y di stribuc in es un momento intercrni co. Por e l lapso
de l trns ito de un o a otro , la acc in "x" ocurre s imultneam ente en dos vers iones: en la versin transitori a de los hechos, a la par que en la ve rsin
in vari abl e de su documentaci n foto gr fi ca. La sbita y fcti ca esc isin del
ncleo temporal en su traslado fot ogr fi co produce y construye una s incrona.
Por la s incron a son pu estos en un mi smo pl ano dos rdenes tempora les: el de
lo nico, fun g ib le y contingente, y el de lo intermin able que se con se rva y
"eterni za" en la foto, di firi endo su e fecto y repercus in. Por la penetrac in
fi s ica de l instrumento en la fracc in de ti empo, se extrae vio lentamente del
interva lo, p or co ntaclo, -solidificada- la duracin como visibl e. En la
fotogra fi a, ambos rdenes entran en un a re lac in recproca de c ita y pasan a
se r, sobre la base de esta re lac in, citabl es en ge nera l: lo trans itorio, que, por
haber producido y producir en cuanto hue ll a la constante de la toma, est
inc luido en su transc ripcin y conc itado en e ll a en cuanto energa in scriptora:
y lo pennanente, que, por su pers istenc ia emanc ipada (aparente producto final
de la transcripcin), pasa a ser tcnicamente reproducibl e y as c itabl e y combin abl e a di screc in. En este recproco mecani smo de cita al interi or de la
foto, mora latente la cualidad documenta l de la hue ll a ptica .
Qu eda de mani fi esto, que la con stituc in de la foto L1 0 es e l efecto de un
mero re n ejo, s ino una traducc in que logra la separac in constructi va entre
la mirada org ni ca y e l oj o mec nico ; la di sociacin visible entre lo pticamente co nsc iente y lo pticamente inconsc iente por form ali za rl os en s iste ma s s g ni co s dife re nc iad os; la po s ibi lid ad , po r lo ta nto , de es tar
s imultneamente ell la mirada y .ji/era de ell a, sin abandonar lo visibl e. En
esta perspecti va aparece e l oj o fotogr fi co co mo critica a la mirada fi s ica:
aqu res ide su fu erza revolu cionaria.
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el
y .. 1 contro l de una
in lcncionalidad y de una conc ienc ia una fa lo 10 puede sac ar ~ in ms y de teni dam ente. para asegurar su imagen y co nservarla en la perm anencia de lo \ isibl c. El prGcedimielltofotogl'fico e/em
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Po r otra parle. frente a la novedad de las construcc iones y objetos de la revo luc in indu strial. o sea
frente a la indi ta locomotora de vapor o las fa nt sticas esclu sas del Cana l de Panam, la pintura de
prOTlIO ya no puede insta lar ve ros imi lmente los tropos del mundo mitico greco- latino. ni dcllllundo
cristi ano. Il asta ese momento. en un cuadro era "natura'" poner en escena p.ej. en el amb ient e pin tado de una arquitcclUnl renace nti sta. sea la Esc uela de Platn. sea la Fl agelac in de Cri sto. En tanto
que las inconcebibles invenciones de la revol ucin tcnica so n como posibles escena rios pi cturalcs
del todo refractarias a epi sodi os bblicos o mti cos. As el art e en el siglo X I X. se ve dc go lpe co nstre ido a pinta r so lamen te lo que el ojo desnudo ve. a entregarse a la s impres iones inmediatas de la
ret ina ( impresionismo) y ya no le es pos ible interpolar inte rca lar en el escenari o de la tcnica. en la
rea lidad real , ni a Aq ui les, ni a los A pstoles. El precio qu e le impone la tc ni ca al imaginari o pi ctura l es la abol icin del Ol impo y el deici di o, en suma el pa sado. En el momen to de la invencin de
la fotografi a la luz viene a ser el traductor de la realidad tanto pa ra el ojo mecni co como para el
natural. lo que implica que s lo lo que inmediatamentc se registra es lo v lido. el denominador
co mn , tanto para el lente como pa ra el pincel : la esc ritura de la luz (foto-grafia). y la luz del impresioni smo registran con identi ca exactitud la ausencia de Dios y de Zeus.
(3)
Tal como el lenguaje oral. por la invenci n de la esc rit ura tuvo repen tinamente su prop ia exteriori dad lingstica en ella.
Aunq ue la escritura es un cdi go digital y la folO un cdi go anlogo. se puede afi rma r que la
esc ritura es al lenguaje ora l lo que la fotogra fia es a la pintura.
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ve nci n fotogr fi ca en A mri ca: la prod ucc i n de un a unidad signi fic ati va,
qu e co nti ene e n c uanto im agen un a di sco ntinuidad te mpora l qu e la con sti tu ye y en la qu e se c itan dos ti em pos hi st ri cos di stantes. Esta relacin
cr ni ca se reve la, en cua nt o s igno, en lo fotog r fi ca me nte retenido. Habr
que enco ntrar la cua lid ad te ri ca dc la dim e ns i n co nt enida en ese abi smo
te mpo ra l. (ve r Addellda en pg ina 52)
La acc in de los proced imi e ntos fotogrficos impo rtados se rea li za a la
vez en un espaci o imag in a l infrap ic t ri co , va le dec ir e n la a usenc ia de un a
tradici n pi c tri ca co nso lid ada. La indi ge nc ia pi ctri ca e n A mri ca Latin a,
a l o ri e ntarse po r mode los impo rtados , se co nstitu ye e n ce nsura de l cosmos
visual preco lo m bin o, de nega ndo la pos ibilidad de c ua lqui er co ntinuaci n
de l espacio abierto en l. La pul s in im ag in a l de ese cos mos, a l se r
re prim ida y castrada, se co nviert e en res iste nc ia ps qui ca, en fa ntasmagora o bsesio na nte qu e desde e l in co nsc iente, s ig ue o perando, restando
rea lidad y coartando los int entos pi ct ri cos, qu e qu eda n as marcados en su
ndol e fa lli da.
La fotografia en el Nuevo Mundo le roba a la pintura desde ya, e inexorablemente, la pos ibilidad de constituirse en tradi ci n, por imponer con fu erza
soci al mas iva di mensiones espacio-tempora les pro pi as de ell a, como la
fu gac idad y la repeti c in , (l as qu e condi c io nan prcti cas ant agni cas y
descon structora s de la noc in mi sma de tradi c i n), en o pos icin a las de
sin gularidad y perdu raci n de la pintura, qu e so n prec isa ment e los cimi entos de la tradic i n. En un mundo do nde lo q ue funda la pos ibili dad de pintura ya se encueotra prev iam ente desa uto ri za do y sustra do, necesa ri amente
deben se r otra s las coo rdenadas e n do nde la vis ibil idad se orga ni ce.
La fotografi a se instala antes que la pintura en Amri ca. Retrospectivamente
la pintura pierde su virtualidad de desalTollarse independientemente del handicap
de los mecanismos de reproduccin mecnica. Por ell o se puede a fiJlllar que no
hay un so lo cuadro en el Nuevo Mundo que haya orientado y deteJlllinado de un
modo socialmente vigente y comprometedor un "pa isaje" "americano" o un "rostro ameri cano". Sabemos en forma colecti va del espac io americano por una cantidad sucesiva, di spersa y diseminada de fotos.
La fotogra fi a y los suces ivos meca ni smos de reproducc in mecnica (ci ne,
T.v. ) cond ic ionan una percepcin que se constru ye en la d istracc in y no en la
co ncentrac i n y contemplac in q ue son los modos c ultua les de percepcin de
la pintura.
La di sparidad de tramas percepti vas q ue reti CLda la espacialidad latinoamericana, la dificultad de distinguirl as y de med ir sus e rectos hace imprescindibles
(4)
tiempo cs mico. en el mOlll ento de la improntacin ptica. y por ende. lo reproducido ('sgdo.') es!!:
ma lcria~ll1 ~n tc inc luido y pa ra siempre p!"ese n!\'! en el 's ignifica nte', y.. que es la huella suya. su
legado opl lC perenne. en fin . un rec uerdo que no puede llegar a su Icnni no.
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una prax is visual que las obj eti ve y una teora que ubique las heterogneas mediaciones a que est suj eta, sta, nuestra estratifi cada percepcin.
El pa isaj e pi ctri co, en cuanto gnero y tpi co constitu yente de l espacio europeo, es la tra ns fe renc ia visual de la habitac in que de un paraje ha
hec ho una c ivili zac in; es la tradu cc in scpica de su pro longada do mesticac in, es e l sedime nto pti co de un in veterado interca mb io con un a ex ten sin domin ada. En cam bio, las vistas fotogr fi cas de l int erior de un des ierto, las in stant neas panormi cas de la se lva o de los ex tremos de la
Antrtida, no so n re fl ej o de su consuetudin ari a tenencia, sin o que impli ca n
abruptas irrupc iones en e l co ntin ente desconoc ido, a ll anami entos y vio laciones visuales de un espac io tramado por mentes otras , aborgenes'''. Estas
tomas son sel'i a les pti cas de puntos geogr fi cos desc ubi ertos; co nstituye n
pi ezas de prueba de su rea l (y no fa ntstica) ex istencia; son la noti cia documentada de su conqui sta. A la vez connotan e l in ventari o de lo por domin ar,
por oc upar, por exp lotar. So n en ciert o modo blancos. Gr fi ca mente, la
toma fotogr fi ca en e l Nuevo Mund o efect a un a toma de poses in.
Lo extico es el ltimo respl andor de la natura leza o humanidad autctona,
que se asoma y despide a la vez en esa, su primera y ltima instantnea. Y es
por eso, quizs, que cada una de esas vistas mecnicamente retenidas ti enen
ese aire de imborrabl e melanco l a, que las empalia por dentro como .Igrimas
nonatas. De esa cua lidad emoc ional que las perrnea, estudi ar los fundamentos.
Puede que esos mundos ignorados, qu e esas ca ras prefotog ni cas, que
esas colec ti vidades impintadas , que esos cuerpos refractarios, por la mx ima
distanc ia a la reproducc in mecni ca que e ll os signi fica n, co ntengan an en
su doble fo togr fi co, una res istenc ia (ya que la cmara no se encuentra en lo
encuad rado por e ll a, nada ni nad ie en lo reproducido la co rrobora, s lo la
pu ra d istancia foca l lo in vade todo, e l lente docu menta su propi a ausencia;
una res istenc ia que logra, aunque sea fugaz y tra nsitori ament e, denun c iar su
inte rve nci n devas tado ra. Es co mo s i e l apa rato fo togrfico , de hec ho
in vis ible en la toma, fuera lo efecti va ment e gra fi ado y ex puesto , como s i
emanara de aq ue ll as intemperi es so rpre nd idas , de aq ue ll a hum anid ad desco loca da, un a materi a sens ib le y efect iva que reg istra a la cmara in crustndo la indesc ifrada en su aura trans pare nte , como un fs il ignoto.
(5)
Esas fo tos enfocan, registran y doc ument an con una nitidez sin ig ual. la ausencia de pintura en
America; son nada menos que ex tensos pa isajes impin tados. Desprend idas so mbra s letale s.
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Las excreciones viscerales que despide el cuerpo manifiestan diferenciada mente el trnsito desde su interior hacia el ex terior; por ello, son los modos
ms primarios y concretos con los que el cuerpo saca y exh ibe su interioridad.
Por la va orgnica de su exteriorizac in, el cuerpo edita somti camente
tanto el aspecto destructi vo de su metabolismo (orina , heces, sudor, vmito,
sangre menstrual) , como el aspecto germinal (semen), como el meramente
expres ivo y emoc ional (lgrimas).
Ya que la lengua, la letra, el cuadro y la foto exteriorizan el cuerpo y la
mente humana y conforman las manifestaciones traspuestas, traducidas y
trasladab les del metaboli smo soci al que ell as constituyen, se puede concluir
que las secreciones orgnicas que se desprenden del cuerpo son la matri z anterior del lenguaje, los rudimentos somti cos de la imprenta y los balbuceos de
la fotografia pero inmediatos, incontro lables, autom ticos, refl ejos, involuntarios, efectos del intercambio orgnico de la comun icac in fi sica del cuerpo
con el uni ve rso natural. Las voces se minales, las letras fecales y los grafi smos
menstrual es, pronuncian lo anima l, imprim en lo in vari able y expresan lo presoc ial, y en conjunto repiten , segundo a segundo, la ineludible sujeci n del
hombre al todo del cosmos y la innegabl e in clu sin al ti empo y a la peri odicidad de la naturaleza que antecede y excede a la hi stori a.
La man cha es la impronta hm eda, la letra primordi al de di cha escritura
corpora l; es la huell a inmedi ata que el orga ni smo traza de su interior.
En la mancha de semen en la sbana (que se retira), en la man cha de
orina en la ropa interior (que se cambia), en la sa li va en el babero (q ue se
lava) , en la pus sobre la venda (q ue se bota), aparece e l oprobi o que el hombre siente frent e a lo anim al, la de ni grac in frente a lo in vo luntario, el pa vor
frente a lo automti co, y, lo trasgresor de aq uell os meca ni smos que in vaden
e inund an de naturaleza, es decir de esperm a y caca, el sublime campo de la
hi storia.
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Cuadros de Honor
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No debe ca usar extr3l'eza, entonces, que una vez reproducida una foto de
camet por un medio de in formac in y cualesquiera sea su fin alidad, a primera
vista e in vari ablemente, sta aparece med iante y en dicha publicacin como la de
un delincuente. Nunca se imprime una foto carnet en un peridi co cuando alguien
gana los 100 m. planos o dona una suma de dinero al Hoga r de Cri sto.
Ms all de toda captac in de lo "rea l", por e l uso preponderante, definito ri o y sistemt ico que nuestras soc iedades han hecho de los procedim ientos
fotogrficos , e ll os son una de las fo rmas ms efi caces de mantener e l orden
pbli co.
La ope racin de a li enac in a la qu e el individuo est "suj eto" en la foto de
cdul a, va an ms lejos: el orden establ ec ido le devue lve la ind ividua li dad
hipotecada , en forma deni gra nte, y lo rcstituye a la co ndi c in de sujeto en el
sentido peyorati vo de la pa labra ("vari os sujetos fueron aprehendidos por efecti vos de la Brigada de Homicidios ... ") cuando ste supuesta o efecti vamente ha
infringido la ley. En esa coyuntura, le estampa toda su carga negati va, le
imprim e todo su repudio , lo estigmati za a fin de marca rl o in exorabl emente en
cuanto in di viduo-anti soc ia l. La condicin de suj eto s lo le es restituida por la
soc iedad a algui en bajo la fo rma de la cu lpa.
Ese es el minuto y el espac io red ucido que precariamente habitan los suj etos de la gr fi ca de Dittborn -en especia l los de los Cuadros de Honor- donde
entrega n y rinden su persona, donde apenas sobrev iven inmortalizados.
Por la intervencin regul adora y fonna li zadora del ojo mecni co, en el
cuadri ltero de la foto de identidad se institu ye un espacio de intercambio,
donde la ansiedad de lo ntimo y el sueiio de lo singu lar se transan por el
estereotipo.
La durac in tcni ca mente memo ri zada im pone un espacio de interdi cc in,
donde cua lqui er altern ati va , cualqui er movimiento, cua lquier interl ocucin es
drsti ca mente denegada: hay que estarse ms trallquilo que ulla foto.
El mo mento automti ca mente mu ltipli cado que encuentra su dest ino en el
recuadro del ca rn et ci ii e un espac io de agon a, donde todo lo persona l se pierde
en lo tpico, do nde e l retratado pblica mcnte expira , donde l es, l pasa, l
pasa a ser nada .
( Demas iada in formaci n crea la indi fc renc ia. Cuando lOdo parece igual, la
sensibilidad pi erde la capac idad de hacer disti nc iones. Los Cuadros de Hallar
por exagerar la sim ili tud liberan lo mlti ple en rostros dc apariencia an loga;
a l en focar e l gnero, fucrza n encontrar las diferencias.)
La es pacia li zac i n mecnica de l ti cmpo dem arca en e l rea de su reproduccin una zo na de c ulpa , donde a l fotografiado , ha bi end o cedido a la
fuerza, hab iendo renun c iado o fi c ia lm e nte a lo ni co a qu e aspira, a lo que
qui zs nun ca tuvo y nunca tendr, se le progra ma e l de lito en la informa-
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El rechazo a cua lqui er identifi cac in ofic ial se reedita en e l manejo que
estos sui cidas a largo pl azo hacen de l nombre. Endosa n su sue lta identidad en
cualq uier otro si mul acro de nombre, supl antando indefi nidamente su fil iac in
a fin de esca par al rigor de la ley:
de una fi cha ex tractada del " Detect ive", N 29, mayo 1936:
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Clases de caligrafia
Dittborn hace copi ar los textos que se citan en sus seri grafias, (p.ej.
" Estampas Deportivas" , " Reinas"), a adultos que alguna vez cursaron co ntra
viento y marea las preparatorias de la escuela pblica; copistas il etrados que
son verdaderos mode los antropolgicos de una ed ucac in racionada.
La ca li gra fia torpe, patti camente esc rupul osa de estos anfibi os culturales,
es de una letra que apenas enti ende lo que traza, concentrada obses ivamente
durante el acto de escribir en su propi a imperic ia, y, a la vez, pose da por el
ex hibi cionismo en cmara lenta de s mi sma, para ostentar un saber cas i en
vano y a duras penas adquirido, apoyada antes que nada en las lneas de
cuaderno de composicin, ln eas frrea s de la institucin, ms que en la letra
de l tex to, su libel1ad.
Sobre e l trazado ca li grfico cae n dos miradas, dos recepc io nes tc nica s: la de la fotografa (koda lit), la c ua l permite cit arlo y ampli a rl o, y la
de la impres i n se ri g rfica, la c ual fac ult a ve rl o e n s u fo rm a reprodu c ida , multipli ca da y pbli ca. El me ro hec ho de qu e la letra ma nu scrita sea
pues ta e n es ce na por la cita , la ampli ac in y la impres i n, e n un es pac io
a lte rn o tan aj e no a s us propi os a lca nces, hace qu e se se ns ibili ce un a co ns id erab le energ a s ub s idi a ria a lma cenada e n e lla . Las medi ac iones tc nicas qu e conteniendo la letra manu sc rita intacta, la tran s forman , (porqu e
materi a lm e nt e es tabl ece n un a difere nc ia co n la sacr ifi ca da copi a ma nual
e n sus modo s de generar sentido), produc en en su inte ri or aquel la di sta nc ia ter ica q ue posibilita qu e la energ a rete nid a a floj e , se de sprend a y
habl e.
Porque las med iac iones mec ni cas est n apa rt ada s e n e l ti empo , de l
facsm il a tinta, es dec ir, porque so n hi stri ca me nte poste ri ores, fun c iona n
co mo un a espec ie de te lescop io te mpora l. Este cata lejos atrae, hace ta ng ibl e y di stin g ue los eve nt os qu e matri za n la grafa ms a ll , o mejo r d icho ,
mas ac, de l te nor de lo de letreado po r esa manota qu e pri o ritariamente
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40
apa rato soci a l sg ni co tc ni ca me nte ms pr im iti vo , va le dec ir, por e l cd igo de l dibuj o y de la pintura. La mano -a na lfabe ta fotogrfica- trop ieza ,
se e ntrome te como un cu erp o ex trmi o, inter fi ere, a rca iza a l remeda r co rpora lm ente, a l retraza r co n lpiz, ti za y pintura acrli ca, la h ipe rinfor macin automtica y a ut no ma de la indi fe rente mquin a fotogr fi ca.
Este modo de rece pc in, in ve rtida, no obedece a un mero arbit rio, po r
e l contra ri o, ex pli c ita ej e mpl armen te e l modo de recepc in in vete rado en
latinoamri ca, y, a l hacerl o pate nte lo e leva a mode lo de inte lecc in de los
sustratos pe rcepti vos efec ti va mente en acc in en es te es pac io soc ia l.
Los hbitos de percepcin de la tecno log a importada, tanto industri al
como in fo rmac iona l (de la cua l la cultura es slo un sub-tem) son conspi cuamente inefi cientes, demods y, en parte o del todo, obso letos respecto a los circuitos de producc in, d istribucin y consumo de los compl ej os sociales de los
que provienen.
Los signos "desarro ll ados" tanto son impo rtados por las in stituci o nes
recepti vas anac r ni cas, como impu estas a e ll as. Por esta re lac in desequilib rada son pu es tas re novadamente en desventaja. Invari abl eme nte se est
a la zaga. Q ui zs (en) es ta re lac i n (se) trate de la producc i n de esa c reciente desve ntaj a. El reg istro retrasado s lo a lca nza a tras ladar los signos
ex tranjeros. La integrac in a las ms e lementa les operaci ones producti vas
de signos de la comunid ad a la qu e se inj ert an, es s lo pa rc ial e inco nclu sa.
No hab iendo c irc ul ac in no se rea li za la co muni cac in. Lo qu e se rea li za
(recepti o praecox) toda va no tien e no mbre.
Los soportes recepti vos desconec tados y despl azados refractan entonces
los signos a lge nos , los interceptan y fru stran antes de que se di semin e su
sentido genera ti vo en una prcti ca signifi ca nte que logre qu e un a comuni dad se reconozca (aun en su di fe renc ia) y, por lo tanto , se constitu ya en
esos signos.
Como signos no co mpartidos , como rud im entos d istorsionados y emascul ados va n ac umu lando un a sobre informac in improcesada, que qu eda
fl otando co mo un excedente qu e ms que facultar la co muni cac in entre los
di stintos rganos soc ia les, la obstruye .
En el caso espec fico de l arte, la recepc in, para oc ultar la desventaj a
en que es pu esta y apa rentar de todas mane ras un a acog id a, se dedi ca o a la
copi a y sus vari ac io nes (l a que repetir a lo qu e la mano semiculta hace de
la esc ritura) o a la mera contempl ac in, la que desvi ncul ada de l cuerpo
soc ial se ensimi sma pri va ti va mente en e l feti che, al que ha sido red uc ido el
signo po r su inutili zac in. En c iertos c rculos esta mirada des loca li zada se
ape llida refi nam ie nto.
Conj ugacin: una recepc in incongruente que es un fu tu ro pasado respecto
a los signos perc ibidos; por tanto, un registro que los arruina , destrozando la
utopa contenida en e ll os. Una recepcin que, en vez de trasladar y comunicar
41
e l informado al programa indito por rea liza r que conti ene el mensaje, lo reenquista, -inacti vo-, en un pretrito imperfecto, donde contempla exttico y
des lumbrado, en esos signos ilusori amente propios, nada menos que su propi a
ex tinc in, a la que sobrev ive en ca lidad de espectro s lo para reiterarla por
ensima vez.
42
Para revelar el trato ntimo que Dittbom tiene con la matri z histrica , va le
la pena contrastarlo con los arti ficio s de la moda retro.
Emb lema de los vencedores, la moda retro -aurtica y nostlgica por
antonomasia- responde al imperativo de o lvidar e l sacrificio de los derrotados. A fin de desentenderse, se retrotraen a l pretrito.
o es azaroso que los que dominan loca licen su futuro en el pasado, y que
ste sea aq ul donde se repite con antelacin lo consumado por ell os.
Escamotear lo pe rpetrado , borrar las manchas y las hu e ll as de la act ualidad por la va de una regresin, borronea los contornos de la hi storia presente
y con ello se desd ibuj a todo concepto de hi stori a. Los vencedores, eros ionada
as su corporeidad hi strica , van al pasado como a una fiesta a duplicarse
especul amlente en los triunfos de los antepasados para cobrar cuerpo.
En este revi va l la moda ofic ia de alcahueta. Con s u pompa y su ciencia
restaura, re viste y suplanta ortopd icamente la desdatada inm ateri a lidad de
los recin arribados con las fciles e indo le ntes reencarnac iones del lujo.
Con las mi smas tiras de antes , la moda los hace igua les a los igual es de
siempre. En e l espeji smo de su se mejanza reproducen su vac o, presos.
Dittbom no vue lve e l pasado, ni para resa rcirse en l, ni para perpetuarlo .
Ms bien se mueve en e l ti empo a la pesqui sa del presente.
El pasado no es un cementerio, un depsito de horas muertas. El pasado
es un bien fungibl e que e n cada in stante se encuentra en el punto crti co de
vo lverse a ir, pero aho ra irrecupera blemente. En todo sign o se tras ladan
traspuestos momentos vivos, la energa significada de esas contingencias.
Cada signo es un modo de contener la vida y tra sladarla. Cada signo es un
modo de despe rtar la vid a en quienes lo tratan .
Dittbom penetra la memoria co lecti va como una zona de peligro, donde a
toda velocidad, co n la preca uc in req uerida, antes que sea demasiado tarde,
hay que sa lvar algunas vidas a punto de sucu mbir.
43
Un signo es la hi storia de cmo se convirti en soc ial una ex periencia individua l; cada s igno tras lada aquell a hi stori a en e l espacio y ti empo soc ial;
a ese signo se le van sumando las improntas de los cuidados y maltratos,
de las desconoc idas que le hi c ieron, de los x itos qu e tu vo a lo largo de su
trasmi sin; luego, su propi a hi stori a tambi n ti ene su hi stori a;
por las marcas que en e l signo quedan de quienes lo poseyeron y trataron,
narra la hi stori a de sus poseedores.
cad a s igno, entonces, cuenta la gesta y las peripec ias de esas mltipl es
hi stori as;
y al habl arn os, comi enza a relatar una de sus hi stori as pos ibles entretej indose en su trama in visibl e como su utpi co narrador.
En cada signo est enterrada una parte viva de la hum anidad.
En cada signo se antic ipa la inmortalidad, ni co espac io en que la
humanidad puede concebirse co mo su fin .
Dittborn no representa el mundo, sino la producc in de experiencias con
ciertas imgenes que fu gaces pobl aron la memori a popul ar y de experiencias
que se generan a travs de la modificac in y desco nstrucc in de ciertos ritos
visuales; y a esas ex periencias pertenece adentrarse en el condi cionamiento del
hombre por la tcni ca. Forman parte de las ltimas la indagac in de aquellos
mecani smos que dec isivamente han trans formado nuestro mundo.
Cada un a de las materias empleadas -tinta de timbre, acrli co, ti za, cartnfu e codifi cada por e l hombre en usos y aplicac iones espec fi cas, en una poca
fec habl e. Por consigui ente la materi a conll eva la memoria de sus usos y aplicac iones.
Cada tcni ca porta en su estructurac in un modo de re lac in con el mundo;
en esa relac in el hombre, a su vez, se comprendi a s mi smo. Toda tcni ca
es la memori a de di cha comprensin.
Trabaj ar s imultnea mente con d iferentes tc ni cas, ex ponerl as en su
montaj e, impli ca trabaj ar con co mprensiones di spares, s ignifi ca trabajar
aco mpaado po r un grupo de memori as. La reuni n de memori as hace pensar y re Oex ionar a cada una frente a la otra , las indu ce a intercambiar sus
rec ue rdos. Lo qu e emiten en conjunto es la vista qu e cada un a ha ganado
sobre las otras, es e l trabaj o que manco mun adament e han hec ho.
C it ar se ri g r fi ca me nte po r procedimi e ntos fo to mec ni cos un a fot o del
"Estadi o", s ig nifi ca ex poner un s innm e ro de tc ni cas sobrepues tas y
mo ntadas las un as en las otras: en e l pl ano de la rea li dad , p.ej ., un cuerpo
construido y reg lame nt ado por e l deport e; lu ego , e n e l pl ano de su cod ifi cac i n tras pues ta , la in stan tnea tomada por e l report ero gr fi co con una
c ma ra de un a marca eq ui s, un a apertura de lente e ne, un a pe l c ul a de un a
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da por la serigrafa de las figuras de c ue rpo ente ro de las basqu etbol ista s
(qu e es la informac in in medi ata con te ni da e n la hu e ll a pti ca de s us foto s)
se tran sm ite de modo med iato e indi so lu b lemente entreverado co n la im age n reproducida, a l pblico lector q ue se e nco ntr en y por las mi smas
foto s, como ta mbi n se tran smite la memoria com n que se ge ner de e ll as
a travs de la lectura, fo rma ndo part e de esa memoria las cos tumbres
vis ua les inc ulcad as por la rev ista se ma na l.
Una foto se in scribe en su pblico; su lmite es la visin de sus espectadores; consecuentemente, una foto est pob lada por su pbl ico.
Adems, para dar con toda la informacin que connotan las fotos , no
se pu ede exc lui r la fi so no ma de s us lectore s, m ineros del cobre de El
Teni e nt e, peque iio s ag ri cu ltores, profesio nales de pro vincia , habitante s de
los pu eb los de esa zo na del Va ll e Ce ntra l, la hinchada heterognea del
c ic li s mo y del ftb ol; co mo tamp oco pueden dejar de co nside rarse los
lu gares e n qu e la rev ista fue le da; ca m pamentos , li ceos de Ra nc agua,
c lube s depo rti vos y culturales , ofici nas, Casas de Socorro del Serv ic io
Nac io na l de Sa lud . Tamb in di c hos hogares , di chas sa la s de espera , dichas
aul as se infiltraron en las mentadas fot os.
A l e ncontrarse de un modo conc reto e n la se rigrafa, las fo tos de las
ba sq uetbo li stas Isa be l Verga ra y Mar a Ho rm az ba l co n la reescritura a
mano hee ha por S il v ia Ne icul AITepo l de l tex to de la Mistra l, cn sul
chil ena, ca mpes in a de l No rte Chic o, maes tra en Punta A re na s, Es trecho de
Maga ll anes, Prem io Nobe l, se entrec hoca n y se re lac io nan fsicame nte. a l
ni ve l de s us s ignos, fuerzas soc ia les que nun ca se han topado en e l plano
de la cultura. La desca rga s ign ifi ca ti va que se prod uce por la conex in de
estos do s c ircuit os s gni cos es de ta l ma gn itud que ilum ina la ca rn a li dad
soc ia l, la materi a pr ima hi strica co nt enida en los dos s istemas: e l de un
c uerpo hec ho letra e n la poesa y e l de los f sicos de la Hormazba l y de
la Ve rga ra forma li zados ard ua pero a la vez precariame nte en e l deporte y
s u d ifu s in inform ati va. Lo s cuatro c ue rpo s fe menin os. Isa be l, Mara ,
Si lvia y Gabri e la, en e l ahora de su co nex in, acceden a la con fli cti va
ple nitud de su se nti do .
En el espac io visua l de la serigrafa se " ll a ma" a los moment os "q ue falta n" para que e l tex to usurpado por el apara to de la c ultura profiera lo que
nunca le han dejado dec ir.
La o fe ns iva v isua l de Dittborn , desc i fra la "Ca nc in de las mu chac has
mu e rt as" por la int erpo lacin de aque ll as in sta nci as (qu e e n la se rigrafa
in vade n y ocupa n e l ca mpo de bata ll a del texto) a las qu e ha s ido denegada la cu ltura y e l arte , pone decid ida me nt e en c ues ti n ta nt o los hbitos
sentim e nta les co mo los acad mi cos de leer la poes ia.
Ditt born da e l pa so eje mp lar de delet rea r la c ultura co n los cuerpo s a
los qu e ha s ido nega da , de lee r e l arte desde lo qu e fa lt a, e n la prese ncia
46
.ESTAMPAS
DEPORTIVAS.
..\ ti1r~f)
dl'l
duda
II)s dI '"
(orrt'{'lo
Calzados LUMEK
M aqlleta prt.'/ Xl ra/orill para la\erigrafia
(jalllt'ro
124
Jcbm.l~ua
48
Leccin de fotografia
49
Mi s sentidos quedan varados frente a sus no- lab ios, su epiderm is apagada,
su sex -appea l desrti co.
Su equvoca comp lex in impenetrabl e int erfi ere la transparenci a de usos y
costumbres.
Su carisma calci nado sefiala los puntos ciegos de mi s ev idencias, confirma
mi s angustias.
Su vejez prematura, casi neo lti ca, desarticu la las convenci ones de la
cronologa.
Por su comparecencia de finad o, el lenguaje se interrumpe, se bloquea; me
bloqueo.
Contaminado por la precisin de su ausencia me t0l110 cada vez ms hostil.
Ms all de cualqui er ased io y ms ac de toda desatencin , porque el lente
Ze iss-Icon y la rotati va offset los co loc en la eternidad de lo visibl e, imponen
su damnifi cada impersonalidad, su aten'an te fi sico finiquitado.
Mientras el ti empo sigue devastando mi cuerpo contingente, ell os persisten
en los recuadros fotogrficos, en bl anco y negro.
La prensa amarill a y la noti cia polici al son las nicas bocas, eso s, bajo la
s lo altern ati va de los titulares del crimen, de l drama pas ional o del sui cid io,
por donde pueden hacerse pblicas ciertas emoc iones insoportabl es de insociales, ansiedades de puro pri vadas incontenibl es, depres iones por descorazonantes incomuni cab les, sentimientos por reprimidos inabarcables, desa li entos
por desamparados in sostenibl es, hasta hacerse, de la noc he a la maa na, vertiginosamente incontrol abl es en su urgencia de desca rga, en su deseo de participarse, en su imperio por publicarse, para dese mbocar en el orgasmo de la
sangre, en el camposa nto del homicidio.
Cuando qui ero remitirm e a las fot os de estos desventurados, la escritura
se me estre ll a co ntra el vacio que encarnan , co ntra esos ridos gri ses como
de ceni za que es tructura su huell a pt ica (toda foto es la hu ell a de lu z que un
objeto graba en el negati vo). El lenguaje se enrarece, tropi eza. se recoge y se
excede: el set de sentimi entos que manejo se desa rm a: no corre la compas in
ni el escndalo, la simpat a y la ira fra casa n frente a la inmutab le ac tuali dad
fotodocumental de estos corifeos de lo in exp reso y de lo impronunciado .
Que el sin sentid o y la violencia son en ltimo trmino lo mi smo, se certi fi ca en sus mud os documen tos enmudecedores. Tal es la materi a co nfli cti va
qu e transporta y ex pone la huell a pti ca de sus rep roducc iones. Res istente,
in accesibl e, el fot os mil de sus f sicos conti ene lo que la soc iedad rechaza,
su propio y construido ex terior; mm' x mm ' muestra lo que en la soc iedad
est fu era de fun cin: ca da tomo de esas foto grafias es un a zo na donde la
50
co munin se int errumpe y se coarta, donde se sea la como sus pendida y sin
sentido. En la impronta fotogrfica que e l apa rato registra de los portadores
del crimen , en la memori a que de e llos graba, entra a l campo de la vi s in la
ex traterritori a lidad intern a de la soc iedad, ese pramo sin signos, donde la
co lecti vid ad se ex il a con todo lo que de improcesado , de fa llid o, de inarti c ulado ti ene. La a utomutil ac in que la soc iedad perpetra sobre sus miembros se hace visibl e y no deja de ser visib le, hecha carne y hueso en la figura impresa de los mentados anti soc ia les. Di cho exterior inaprehens ible e
incodifi cab le en que e l ho mbre retorna a un estado presoc ia l, formali zado y
trasp uesto en su reprod uctibilidad por el ojo de la cmara, se vue lve emprica ment e disponib le e in eludib le. Lo que las normas lega les, lo que las instituciones, lo que las convenciones pi ctri cas y los cdigos lingsticos no han
podido ca ptar ni encauzar se torn a tangib le para el ojo y est litera lmente
prese nte en la pl enitud de su ana li zable apari c in mu ltip li cada. La inhum ana
cmara demuestra ser la ni ca capaz de confrontar, rec ibir y devo lver la
inhumanidad soc ia l: demuestra ser la ni ca capaz de inte rvenir en las in stancias en que el ho mbre es t ausente. La mq uin a fo togr fic a por la capac idad
de tomar, fij ar y memoriza r la vio lenci a, es ms reveladora y ms con fi ab le
que la soc iedad que maq uina lm ente la ni ega.
No hay ms co nducto regul ar que el marco estrec ho de la crnica roja que
o fici e la aparicin de los portadores de las baj as pasiones (o de las vcti mas en
que fueron consumadas).
La gr fica de Dittborn , po r actuali zar la se mejan za ex teri ori zada e n las
fotos de prensa de Marta Irenia Matama la , de Lui s Cceres Hern nd ez y
Dori s Ca na les, -porqu e ti e nen nombre y ape llido es tos apas ionados qu e
recorrieron las mi smas ca ll es que tran sita mos hoy- por reed itar hoy los
c liss de su vida anteri or, desprendidos de la retri ca peri ods ti ca que s lo
los ex plot y comerc ia li z un a vez ms para provocar e l hec hi zo de lo sensac iona l, por reencarna rl os en su traducc in c uid adosa mente visua l como
document os so mti cos de s mi smos, es trena las vistas puramente ca rna les
sob re e l padecimiento de estos desesperados.
La gr fi ca de Dittborn les con fiere un nuevo cuerpo erti co , aq ue l que me
ob li ga a sostener la mirada de sus reprod ucciones sin glamour, a incursionar
en su irreductibl e presencia inmov ili zada , a ex pl orar sus fisonoma s exhaustas de abandonadas, a recorre r, a pa lpar su carne ab ismada, a co nvertirme en
lo pbli co a que se vieron forzados a ll evar su mensaje indescifrado.
51
Addenda
La impron ta es una especie singular de signo, una unidad cnica, un signo matcrial ,
una espec ie de signatura natura l y mnemotc nica. La impresin simultnea de luz sideral
y de l ti empo csmico en que se fija la rplica de un segundo de la historia humana , no
slo reg istra este mismo momento, sino que lo data.
Ta l como las marcas que dejaron en e l planeta las tran sfonnacioncs geolg ica s, el
encuentro de sedimentos y capa s de di stint as e ras milenaria s, o lo s ani ll o s e n la
EII la illterseccilI del tiempo y del espacio. la gmjia de la !te registra SIlS imgel/es. mejor dicho la imerseccilI es la imagel/ . Que el espacio y el tiempo se illle/"sectel/ . es lo que constituye lo emil/entemellte documental, el il/n egable testim onio
de las imgenes.
La sea mnemotcnica es un signo emp rico y activo, un signo que la vida deja tras s .
un signo ahistrico que, sin embargo, por el sentido que retroacti vamente se le da. entra a
actu ar constan temente sobre la historia. Un signo refractario. que se impone por sobre las
convenciones, porque esta en el cnlce entre natura leza e historia ; un signo act ivo. un signo
vivo en fuga. un signo en pos de su siempre, aunque fu gaz. ine ludible signifi cado.
Por cnde, un signo centauro, medio physis, medio hi sto ria . Por una parte. impront a
del tiempo puramente fi sico del cosmos , por otra, inmerso en la histo ri a. y confiado a
la responsabi lidad de la mis ma. Un signo emprico po rquc po rque neces ita la experienc ia de la hi stori a para ser in terpretado , es decir. para hacerse cargo de l.
Esta espec ie de signos la hemos aprendido a reconocer y respetar por el psicoanlisis. por su ana log a al sntoma (g riego: s)'mpromo . de ~~l'IlIpiteill de caer j unIo. de
coinc idi r), que es la marca ex terio r del choque de dos d isc ursos en contradicc i n. es
dec ir. de un conflicto. cuya solucin es t a cargo de l suj eto del confli cto repri mido.
adems de irresuelto, in con sc ient e.
En oposicin allcnguajc que fij a un signifi cado, la fOlo fija un 'significantc ' para un
's ignifi cado' siempre Olro.
52
III
PINTURA Y GRAFICA
DE EUGENIO DITTBORN
54
.~e"'grlic(lwbre
cartlI g/'/\ /9 79
SU CONDICION
DE MEMORIA COMUN
FORZADA A LA MUERTE
Y AL OlVIDO
55
SU CONDICION
SU CONDlCION
DE ESTIftEOTPO FRAGlL
FORZADO AL ENCUADRE
Y A LA TRAMA
DE AMMA EN peNA
FORZADA A LA SI9ERFlCIE
y A LA VISIBILIDAD
su
CONDICIor.
DE FOTOGRABADO IMPRESO
FOIIZADO A LA CIRctl.ACION
y Al. T1IASPli'ELAMlENTO
su
CONOIClON
111 ANIMA EN ?ENA
FOIIZADA A LA OISPOSICION
Y A LA LEGIBIJOAD
57
su CONDICJON
DE TRANSEUNT ANONIMO
fORZADO AL EXTRAVIO
y A LA PERDlCION
58
su CONOlCION
DE ANIMA EN PENA
FORZADA A LA TINTA
Y A LA LETRA
... COfIIfCICW
DE lIIMSFUGA TEMPOIIAI.
FORZADO A LA SOBRE VIVENCIA
, Al. MACROMSMO
59
~s
semblantes
memorias
Ulgrim<ls nonatas.ji-agme"ro.
64
65
C/1/.
JlIIp,.e,~IJ/1~l''''1!m/il(lylllriltco \ohn'
66
/I/l' /9l{O
l'
Caja de herramientas
(j
Corilla y E\perfll/:a
{/Imll/adre
la memoria de mi padre
{/ Pilll/ .1' ROl/aM. ell el espacio de all
fI
(/ f lemn
68
l.
2.
3.
4.
5.
Debo mi trabajo a sustal/cias acuosas, sustancias oleagil/osas, derramadas sobre soportes pictricos, liel/zos absorbentes, tramados,
secos, opacos, lino crudo, yute, linoca, tela de buque;
debo mi trabajo al movimiento uniformemente retardado de las sustancias I/ombradas habiendo penetrado los tejidos descritos;
8. Debo mi trabajo a la preponderancia concedida a los arreglos sistemticos, pilas, rumas, hacinamientos, repartos, lminas didcticas,
insectarios, herbarios, mostrarios, listas, fosas comunes, cuadros de
honO/; paradigmas todos;
9. Debo mi trabajo al empleo de proverbios, definiciones, adagios, canciones, F ases hechas, letanas, adivina l/zas, estrofas, textos todos
encontrados hechos en el habla y en la escritura y que al igual que la
[otograjia pblica son moneda corriente, luceros apagados yen trnsito,
lugares comul/es;
10. Debo mi trabajo a la conexin y a la aptitud para articularse escel/icamente, de lugares comunes escritos con lugares comul/es fo togrficos,
conexin que remueve conmocionando y desnaturaliza quebral/do lo
archiledo en dichos comunes lugares;
11. Debo mi trabajo a Kodaliths realizados por FroilclII Hupat y Jack Ceitelis,
a partir deJotos que encontr en lbumes, magazines, peridicos, semanarios, tabloides, libros y revistas;
debo mi trabajo a Luis Oviedo Guerrero, bajo cuy a direccil/ se
realizaron en Estudios Norte las impresiol/es serigrficas sobre tela y
cartn, as como las impresiones serigrjicas sobre papel couch y cartulina previamente impresos en ojf;e t.
Eugenio Dittborn
69
DICE
1.
MATERIALES DE CONSTRUCCIO
11.
TEORIA
El tiempo que se divide
La reprod ucci n del Nuevo Mundo
El cuerpo que mancha
Cuadros de Honor
C lases de ca li grafa
La hi storia que falta
Leccin de fotografa
Addenda
20
26
30
33
39
43
49
52
54
55
60
62
64
65
66
67
68
O
O
...
v.i.s.u.a.l.
ediciones/metales pesados