SERMN DE IGLESIA ACOGEDORA

28 de Enero 2017
BUENOS SAMARITANOS
Adaptacin del texto de Denise Lopes
Hoy reflexionaremos sobre una de los textos ms conocidos
que hay en la Biblia, cuyos personajes no son identificados por
sus nombre propios, y s por las funciones que desempean. El
texto se encuentra en Lucas 10:25-37. En este relato
encontramos:

Algunos hombres que deambulaban por el lugar los

asaltantes.
Un judo el viajero.
Un hombre consagrado a Dios el sacerdote
Un hombre que serva en el templo un levita
Un Gentil el samaritano.

La historia comienza con un hombre reconocido como alguien

muy inteligente, un perito en interpretacin de la ley de Moiss,
que se acerca a Jess para poner a prueba su debilidad a esa
misma ley. La pregunta para el Maestro fue (Lucas 10:25):
Maestro, qu debo hacer para heredar la vida eterna?

Quin es mi prjimo?
Interesante. Un hombre intelectualmente rico que deseaba
conocer la mayor riqueza que cualquier hombre podra anhelar:
vida abundante en la tierra y vida eterna. La respuesta del
Maestro se centr en el conocimiento que tena sobre la ley:
Qu est escrito en la Ley?. Y la respuesta del Doctor fue:
Amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, con todas tus
fuerzas, con toda tu mente y a tu prjimo como a ti mismo. Y
dijo Jess Respondiste bien; haz como dijiste y vivirs.

Tal vez avergonzado por responder correctamente, pero no vivir

de manera adecuada lo que la ley ordenaba, el Doctor contina
con el dilogo, intentando justificarse y dice: Quin es mi
prjimo?. No, l no tena dudas sobre la existencia de Dios y la
necesidad de amarlo. Lo que le molestaba era la identidad de
ese prjimo. Haba una sospecha escondida en su mente de que
rechazar a un gentil era incorrecto y entonces, usando una
estrategia, decidi colocar la responsabilidad en los hombros de
Jess, quien a su vez, al ver que podran surgir controversias,
decidi responder con un hermoso relato, titulado El buen
samaritano.

El buen samaritano
Seguramente ya conoce la historia: un hombre viajaba de
Jerusaln a Jeric cuando fue atacado; le robaron absolutamente
todo, entre dinero y vestimentas pero ese fue el dao menor.
Como si no fuera suficiente haberlo dejado sin bienes
materiales, los asaltantes hirieron mortalmente a este pobre
hombre, y lo dejaron prcticamente muerto.

En estas condiciones se encontraba el viajero cuando pas un

sacerdote que, a pesar de verlo ensangrentado y moribundo
decidi continuar su camino sin prestarle auxilio. Lucas 10:31
dice que el religioso pas al otro lado del camino no solamente
para ignorarlo, sino que adems para alejarse de l. El sacerdote
deca abiertamente que era un ungido de Dios y, en ese exacto
momento, estaba caminando a casa, despus de haber cumplido
con su servicio en el templo. Era de esperarse que tras una
jornada de oraciones y sacrificios, este hombre tendra el
corazn repleto de misericordia. Sin embargo el lder espiritual
pareca haber olvidado a Dios en el templo. Quizs tena mucha
prisa, o un compromiso en casa, no lo sabemos. Lo que s
sabemos es que a pesar de conocer el mandamiento sobre amor
a Dios y al prjimo, este sacerdote dej al moribundo sin
dirigirle ni una palabra de aliento.

Apareci entonces un Levita. Al verlo, la esperanza del

moribundo resurgi, pero fue en vano, porque este otro
religioso, a pesar de ser un ministro de adoracin e intrprete de
la ley, tambin hizo caso omiso a nuestro pobre amigo.
Entonces apareci un samaritano, que por casualidad pasaba por
la misma calle, Este hombre hizo lo que los otros dos se
negaron a hacer. Los judos no queran comunin con los
samaritanos y los rechazaban, no los consideraban como
prjimos en ningn sentido de la palabra. Sin embargo, este
samaritano, movido por la compasin sincera, trat al herido
con cario y amabilidad.

Pero un samaritano que iba de viaje lleg adonde estaba el

hombre y, vindolo, se compadeci de l. Se acerc, le cur las
heridas con vino y aceite, y se las vend. Luego lo mont sobre
su propia cabalgadura, lo llev a un alojamiento y lo cuid. Al
da siguiente, sac dos monedas de plata y se las dio al dueo
del alojamiento. Cudamelo le dijo, y lo que gaste usted de
ms, se lo pagar cuando yo vuelva (Lucas 10:33-35)

El Doctor de la ley, a quien Jess le estaba contando la historia,

debe hacerse sorprendido bastante cuando el Maestro present
al samaritano como la nica persona que se dispuso a ayudar a
aquel judo indefenso en la calle solitaria y peligrosa.

Entonces Jess continu: Cul de estos tres hombres era el

prjimo? (Lucas 10:36). El intrprete respondi: Aquel que
mostr misericordia para con l. Dijo entonces Jess: Ve y
haz t lo mismo. Es decir, muestra el mismo amor tierno para
con los necesitados, as demostrars que guardas toda la ley.

Los personajes de esta historia ya no son reconocidos por sus

ocupaciones y si por su caractersticas:

Los asaltantes hombres malos y corruptos;

El viajero la vctima, el prjimo que sufre;
El sacerdote el indiferente;
El levita el perezoso;
El buen samaritano el gentil
Qu lecciones podemos aprender de esta historia,
especialmente en lo que se relaciona al cristianismo, el amor
a Dios y al prjimo?

1. Cristo es el buen samaritano y el ejemplo que

debemos seguir:
El principio de amor al prjimo parte del principio de
amor a Dios. El amor evidenciado a travs de la
atencin, la bondad, la hospitalidad, la simpata y la
empata debe ser visto en cada seguidor de Jess. Esta
no es una imposicin, y si una consecuencia de la
comunin. El corazn convertido se compadece de
quien sufre, no ignora el sufrimiento ajeno, no se aleja,
no se acomoda en la silla de la iglesia. El corazn
verdaderamente convertido se acerca, extiende la mano,
comparte un abrazo, una sonrisa, comparte esperanza.

2. El prjimo es cualquier persona a quien podemos

ayudar:
Es fcil acomodarnos a la idea de que prjimo es todo
aquel con quien compartimos algn tipo de afinidad,
alguien de nuestra familia, raza nacionalidad o religin,
pero Jess refut esta idea con el samaritano como
ejemplo. Nuestro prjimo puede ser rico o pobre, un
hombre o una mujer, un anciano o un nio. Puede ser
nuestro vecino. Alguien que conozcamos en el trabajo,
alguien sentado a mi lado en las bancas de la iglesia.
Cuando dejamos de preocuparnos por nosotros mismos,
cuando dejamos de lado nuestros intereses, solamente en
ese momento podremos ver al prjimo, sus intereses y
sus necesidades.

3. La simpata, el cuidado y la hospitalidad son el amor

en accin:
La verdad divina ejercer poca o ninguna influencia
sobre los dems si aquello que profesamos creer no est
asociado a nuestra vida diaria y la manera como nos
relacionamos unos con otros en la iglesia, especialmente
con aquellos que nos visitan. La sierva del Seor
escribi: La verdadera simpata entre el hombre y su
prjimo ha de ser la seal que distinga a los que aman y
temen a Dios de los que no tienen en cuenta su ley (El
ministerio de la bondad, p. 40).

Cmo ser buen samaritano?

Al leer el relato bblico, percibimos algunas actitudes
impactantes en el samaritano:
a) El samaritano am al hombre desconocido.
Jess dijo que vindolo, se compadeci de l.
Solamente aquellos que tienen sus ojos puestos
en la cruz dejan de mirarse a s mismos y
extienden su mano al semejante. Esta no es una
mirada comn, es una mirada de amor, de
compasin. El amor sincero de Dios llev al
samaritano a compadecerse de un hombre
moribundo en la calle.
Pregntese ahora: Estn abiertos mis ojos para
poder ver la necesidad que hay a mi alrededor?
Tengo una mirada compasiva? Muchas personas
a mi alrededor pueden no estar heridas
fsicamente, pero hay heridas emocionales, soy
capaz de percibir este sufrimiento? Si no
podemos ver con los ojos del Padre,
probablemente no estemos mirndolo a l de la
forma correcta.
b) El samaritano abraz al hombre. La
compasin del samaritano no se qued solamente
en sentimientos. l se acerc, cur las heridas y
cuid de cada detalle para que el hombre se
sintiera mejor.

Como samaritanos hechos a semejanza de Cristo,

tambin debemos abrazar a sus hijos. Los gestos
acogedores normalmente son un blsamo, un
abrazo en el alma herida de quien sufre. Al
sentirse abrazados por la iglesia, nuestros amigos
 se sentirn abrazados por el propio Dios.

c) El samaritano atendi las necesidades: El

viajero moribundo haba perdido todo lo que
tena, incluyendo sus fuerzas y la consciencia,
todo esto debido a los golpes que le haban
propinado los asaltantes. Estaba lejos de casa,
solo y muy asustado. El samaritano vio las
necesidades de este hombre y sin pensarlo dos
veces, las atendi.

Atendemos de manera simple cuando

compartimos una Biblia o la leccin de Escuela
Sabtica, o cuando ayudamos a un amigo nuevo a
encontrar un texto que el pastor est
mencionando. Atendemos las expectativas de
alguien cuando le explicamos en qu consiste la
liturgia de nuestra iglesia, presentamos al
predicador, al cantante y a otros hermanos. Son
actitudes simples que pueden marcar una gran
diferencia en la vida de las personas. Cada uno
posee una necesidad diferentes y somos
motivados a colocar nuestros dones y talentos en
las manos del Seor para as poder stas
necesidades de forma correcta.

d) El samaritano acompa el progreso: Despus

de llevarlo a una posada y habiendo dado los
cuidados iniciales, el samaritano le encarg al
dueo del lugar que cuidase del hombre mal
herido. Es ms, le dijo que no escatimara en
gastos, pues l pagara todo cuando volviera. Ese
judo debe haberse dado cuenta de que los actos
de su bienhechor no eran mera obligacin, por el
contrario, eran rasgos de un carcter noble y
compasivo, fruto de una verdadera comunin con
Dios. Sin dudas este hombre se sinti abrazado y
acompaado.
Necesitamos mucho ms que recibir a las
personas; necesitamos atraerlas, invitarlas a la
prxima reunin, ver si hay deseo de conocer
ms de Jess, ofrecerse a orar por la familia,
acompaar hasta la puerta, etc. Si se cre un
vnculo de confianza, es posible intercambiar
nmeros de celular e incluso invitarlas la comer
algo en casa. Recuerde: las personas se sienten
importantes cuando no las olvidan. Acompaar
es fundamental para que el milagro espiritual
sucede. El espritu Santo, junto a la accin
humana, obrar milagros de conversin.

CONCLUSIN
La parbola del buen samaritano nos desafa a
un estndar ms elevado de amor, nos desafa a
actitudes diferenciadas como individuos y como
iglesia; nos ensea a ampliar el concepto de
quin es nuestro prjimo y cul es el verdadero
significado de compasin. Si deseamos ser ms
que los escribas y fariseos de la parbola,
debemos ser como el samaritano, amando,
abrazando, atendiendo y acompaando a los
hijos de Dios, donde se encuentren.
La preparacin para el regreso de Jess ocurre
con oracin y accin. Es tiempo de que nuestra
iglesia sea reconocida como la iglesia de la Ley y
el amor. Es hora de que seamos conocidos como
los buenos samaritanos de nuestra poca.
Mientras amamos a nuestro prjimo,
anunciamos, aceleramos y esperamos el regreso
de Jess. Por eso necesitamos tener la
experiencia de amar, abrazar, atender y
acompaar esas almas por las cuales Cristo
derram su sangre en la cruz.
Que nuestra verdad sea predicada y vivida.
Amemos en teora y prctica. Amn.