Diablos de Yare

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Ttulo: DIABLOS DE YARE VENEZUELA: Reinsercin de una
coleccin
Autor: Eduardo Planchart Licea
ndice
Introduccin.. 2
Marco terico:
Fotografa Etnogrfica. 7
Reinsercin de una coleccin.. 16
Acercamiento a una coleccin.. 21
Investigacin y vanguardias Artsticas. 27
Intervencin urbana 32
Metodologa:. 36
Montaje..39
Equipo humano-Problemas tcnicos..40
Conclusin:
Pasado y Presente de las diabladas..41
Anexos
Milagros y Diabladas 45
Diablos y Diabladas.. 49
Testimonios de Origen de Diabladas.55
Promotores: Fundef, Conac,

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INTRODUCCION:
El proyecto Diablos de Yare: reinsercin de una coleccin,
2003 responde al esfuerzo de dar continuidad a las
investigaciones realizadas con diversos enfoques y
metodologas de FUNDEF. Las estrategias utilizadas para
reintroducir estas fotografas etnogrficas debe tener en
cuenta que la contemporaneidad, desde hace medio siglo,
plantea retos desconocidos debido a la capacidad de
penetracin y efectos que poseen los medios de
comunicacin masivos y su tecnologa. Esta situacin
induce a crear vas que permitan proteger y afianzar
las races culturales del pas, y este es uno de los
sentidos de reinsertar la coleccin fotogrfica de los
diabladas de Yare a su comunidad, reforzar la identidad
y el sentido de pertenencia. Esta experiencia se plantea
como un proyecto piloto, que intentar continuar este
proceso de reapropiacin de las colecciones a sus

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comunidades de origen, para generar un proceso de
socializacin dinmico.
Se devolvi a la poblacin de San Francisco de Yare un
fragmento, medio siglo, de su memoria visual en foto-
afiches digitales usados para intervenir el casco central
de esta poblacin, integrado por la iglesia, la plaza, las
calles aledaas a estos espacios y los puntos de inters
ritual para la celebracin. Se logr, gracias a esta
accin de arte comunitario, un significado diferente al
deambular de la poblacin por sus calles, en donde se
reencontraron con un pasado ancestral los transentes y
turistas durantes dos semanas, imgenes que huyeron de la
soledad del gabinete de un archivo audiovisual para
enfrentar el bullir urbano de un tiempo y espacio
sagrado.
Cada una de las etapas de este proyecto cont con la
activa participacin de los pobladores de Yare, para
provocar la apropiacin activa de este legado. Este
proyecto fue posible gracias a la existencia de la
coleccin fotogrfica de Fundef que documenta la cultura
popular de Venezuela desde fines de los treinta. Y entre
los primeros registros sistemticos se encuentra el
seguimiento a las diabladas de San Francisco de Yare,
1945, portafolio iniciado por la Direccin de Cultura y

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Bellas Artes, del Ministerio de Educacin Nacional. Durante
varios aos se continuo este esfuerzo, al fotografiar
metdicamente la celebracin y la cotidianidad de Yare, lo
sagrado y lo profano, a su vez se grabaron testimonios
orales y musicales. Ejemplo de esto son las fotografas
tomadas por Gonzalo Plaza entre 1945 y 1949 y las
grabaciones de Juan Liscano y algunas de fotografas suyas
de 1945.
Este registro se sigui enriqueciendo en los sesenta y
setenta, se retorno en estos aos a San Francisco de Yare
para continuarlo in situ. Pero ser hasta los ochenta,
cuando se da otro esfuerzo sistemtico en este sentido,
en lo que fue el Instituto Nacional de Folklore.
Institucin que terminara unindose a Fundef, donde un
equipo de investigacin multidisciplinario se dedic a
registrar esta celebracin popular en el mbito nacional,
parte de este proyecto se edit con el apoyo de la
Fundacin la Salle en el libro Los Diablos Danzantes,
publicacin que pronto se convirti en un hito de la
investigacin sobre la Cultura Popular.
Los diablos de San Francisco de Yare, en el Estado Miranda,
son una de las manifestaciones culturales de mayor
importancia del pas, gracias a la organizacin que gira
entorno a la cofrada y a las dinmicas relaciones que han

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establecido con su comunidad, llegando a transformarse en
un eje estructurador de la sociedad, que no slo se limita
al mantenimiento de una tradicin sino es vigilante de
sus problemas y de sus soluciones, tambin es garante de
la moralidad de sus miembros a travs de tribunales
disciplinarios, y promotor de las diversas manifestaciones
culturales de la regin. Por este esfuerzo y este apego a
sus races culturales y espirituales fue postulado a la
UNESCO para ser declarado Patrimonio de la Humanidad por el
IPC en el 2002.
La cofrada de diablos en San Francisco Yare le ha
permitido a esta poblacin transitar el tiempo y minimizar
los dramticos embates de la contemporaneidad, ncleo de
tradicin, corazn de esta poblacin que transformo este
ritual en una religiosidad de resistencia. El crear un
continuo espiritual en el tiempo y espacio le permiti a
esta poblacin no alejarse de sus races, generar
mecanismos para re-vincularse a sus tradiciones. Este no ha
sido ni es un proceso pasivo, ejemplos sobran, tal como se
evidencia en el diseo actual de las mscaras donde
predomina el imaginario universal, pues las mscaras
actuales de la diablada asume contenidos simblicos y
visuales que las asimilan al dragn chino, bestia mtica de
buen agero, dador de fertilidad y proteccin en la

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tradicin oriental. No por azar se crea una vinculacin
simblica con estos contenidos, pues tambin los diablos
de Yare, estn relacionados a los rituales de fertilidad y
a la proteccin sobrenatural, y ser representantes del
bien. Los paralelos entre estas tradiciones tan lejanas
permiten a nivel del imaginario crear un sincretismo sin
desnaturalizar el sentido de esta manifestacin de nuestra
religiosidad popular.
La fundacin de cofradas catlicas para negros libres y
esclavos contribuy a la conservacin de elementos mgicos-
religiosos y a la formacin de un catolicismo sincrtico-
popular. Los frailes espaoles fundaron estas cofradas
para fomentar la devocin a un santo y aumentar la fe en
general, sin darse cuenta de que en el seno de estas
agrupaciones se conservan las tradiciones africanas...Los
bailes los diablos en honor al Santsimo Sacramento del
Altar se conservaron gracias a la existencia de cofradas
respectivas.
(Pollank-Eltz, Angelina, La negritud en Venezuela,
Cuadernos Lagoven, 1991, p.32-33)

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FOTOGRAFA ETNOGRFICA
Las fotografas de Juan Liscano, Gonzalo Plaza, Juan
Valmillana y Edmundo Prez podran ser catalogadas como
etnogrfica, por registrar una manifestacin de nuestra
religiosidad popular, con el objetivo de preservar en el
tiempo esta expresin cultural. Se creo, as, una
coleccin visual, oral y musical para resguardar un hacer
patrimonial para la comunidad y el pas.
La fotografa etnogrfica es una herramienta metodolgica
que surge dentro de la antropologa visual, termino
utilizado por primera vez en los treinta por Margaret Mead,
quien Propone.., el trmino antropologa visual,
considerando que el uso central de recursos audiovisuales
en la labor etnogrfica constituan uno de los elementos
definitorios de dicha disciplina. A partir de ah se ha
generado toda una corriente dentro de la antropologa
moderna en cuanto a delimitar un campo y un quehacer
cientfico.
8
(Villela, Samuel, La antropologa visual y la antropologa
mexicana, Revista del Instituto de Investigaciones
antropolgicas, N 5, 1993, p.134)
La metodologa creada por la fotografa etnogrfica puede
aplicarse a investigaciones aplicadas en diversos niveles
de la cultura popular urbana y rural, ser Joan Scherer
quien postula una de las definiciones ms afortunas de la
fotografa etnogrfica:
Es el uso de fotos para la conservacin y comprensin de
culturas tanto de los sujetos como de los fotgrafos. Lo
que convierte una foto en etnogrfica no es necesariamente
la intencin de su produccin, sino como se usa para
informar etnogrficamente a sus espectadores. Esto se
puede interpretar como la produccin de registros que
documentan en el pasado, presente y futuro que proyecta
tanto el fotografiado como el fotgrafo.
(Scherer,Joan, Etnographic Photografy and Antropoplogical
Research, Edit. Hocking, 1999, pp.201-216).
La fotografa documental a partir de 1940 deja de ser
simple ilustracin, o material para enfatizar de manera
etnocntrica la nocin de raza, tipologas humanas. En este
sentido se publicaron lbumes con cientos de fotografas
caracterizadas por el mtodo antropomtrico de tipos
raciales aislados de su entorno, como el portafolio de 600

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fotografas recopilados por Damman en Hamburgo bajo el
ttulo Razas de las Humanidad, 1873-79. De igual manera
se utiliz este tipo de fotografa para postales, tal
como fue el caso de los indgenas retratados como
paradigmas de una nacin posando de manera pasivas, en
descanso, con leyendas exotistas como familia de indios
sangrientos,caciques.. con sus mujeres,etc... Imgenes
que visualmente poseen una fuerte carga ideolgica. Esta
situacin se repite desde finales de mil ochocientos,
estrategia visual que an sigue siendo empleada en Amrica
Latina y el tercer mundo, incluso han sido filmadas en las
ltima dcadas diversas pelculas y documentales que
tergiversan la naturaleza de las culturas aborgenes.
En las postales de indgenas es posible observar todo el
despliegue de la fotografa como prctica social y a su vez
como dispositivo disciplinario productor de cuerpos
dciles. Cabe sealar que este dispositivo ocupa todo un
arco de actividades, desde la bsqueda por parte del
fotgrafo de sujetos indgenas hasta la empresa editorial y
la serializacin de las imgenes junto al consumo y
coleccin de las tarjetas. La conformacin de ese retrato
racial elaborado con poses corporales se constituyen en ese
circuito y no exclusivamente en la cmara fotogrfica.

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(Massota, Carlos, Cuerpos dciles y miradas encontradas.
Lmites de los estereotipos en las postales de indios
argentinos(1900-1940), ponencia IV congreso chileno de
antropologa, 2001)
El origen del vnculo entre lo documental y lo etnogrfico
investigadores como Demetrio Bisset lo ubican en 1934 al
Einsten realizar ...un anlisis ideolgico-formal de un
fragmento de su Potemkin, preludiando los anlisis
estructuralistas de los setenta. (Briseet, Demetrio,
Acerca de la Fotografa etnogrfica, Gaceta de
Antropologa, Universidad de Malaga, N 15 Espaa, 1999, p
11-15) Sin embargo para otros estudiosos el uso de la
fotografa etnogrfica podra remontarse a fechas tan
tempranas como las ltimas dcadas de mil ochocientos, las
primeras realizaciones en este sentido, como seala Nicols
Guigou(2003)Parten de la utopa fundacional de la
Antropologa Visual recurre a su luminosa representacin
sin mediacin... Podra as citarse a la expedicin de
Haddon y de su equipo al Estrecho de Torres (1888-1899),
con su premura foto-cinematogrfica tal como la destacara
Stocking(1983); o el imagintico lugar comn de Reganault
filmando(cronofotografa) une femme oulove(1893,1894,
1985). Esta mujer africana realizando un pote de cermica,

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quedar como una de las tantas imgenes productoras de la
modernidad.
(Nicols Guigou, Representacin e Imagen: las miradas de la
Antropologa Visual, Enciclopedia, Espaa, p.134, 2003
http//:www.enciclopedia.org.uy/autores/Guigou/AntropVisual)
El rea maya de Mxico, fue una de las zonas culturales
fotografiadas casi de manera paralela al descubrimiento
del daguerrotipo con fines arqueolgicos, arquitectnicos y
etnogrficos. Dos aos despus de presentacin el
daguerrotipo en la Academia de Ciencia francesa, lo que
marca el nacimiento de la fotografa, ya se encuentra en la
zona maya al barn Emmanuel Friedrischal, quien tomo vistas
de la zona de Uxmal, Chichen Itz e Izaml.(Villela,
Samuel, 11-15). Tambin se dieron el caso de gegrafos y
exploradores que utilizaron de manera simultnea el
grabado, el dibujo y el daguerrotipo, como es el caso
Fredrick Catherwood en 1841. Entre 1858 y 1859 Desire
Charney registra fotogrficamente Uxmal, junto a otros
puntos de inters de la zona maya. Imgenes que publica en
su libro Ciudades y ruinas mexicanas: Mitla, Palenque,
Izamal, Chichn, Uxmal
El antroplogo que sistematiz la fotografa como recurso
metodolgico en sus investigaciones en las islas del
Pacfico, fue Bronislaw Malinowski, 1922, entre las

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limitaciones que encontr a su uso est el no poder
acceder acceder a la organizacin social ni sus esferas
ntimas.( Brisset, Demetrio, 1999,p.11-15)
Pero como esta evoluciona es una sombra profunda, lo mismo
en el sentido literal que en el figurado, las fotografas
slo habran podido ser obtenidas gracias a posees
artificiales y simuladas, y no tengo para qu decir que una
pasin(o sentimento) artificial y simulado carece de
valor.(Bronislaw Malinoski, 1932: 47). Es necesario
rescatar la valoracin positiva que hiciera de la
fotografa como herramienta metodolgica de la
antropologa, por la reiterada y minuciosa lectura que
permite lo visual, gracias a ella pudo reformular hiptesis
y afirmaciones sobre sus notas que se contradecan con lo
captado por las imgenes.
Al redactar mi material sobre los huertos encontr que el
control de mis notas de campo sobre la base de las
fotografas me oblig a reformular mis explicaciones sobre
innumerables puntos.
(Malinoski, Bronislaw, Confesiones de ignorancias y
fracasos en antropologa como ciencia, Jos Llovera(comp.)
Ed. Anagrama, 1975, p.129)
Entre los pasos metodolgicos que da a su registro visual,
est el contextualizar cada fotografa a travs de notas

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no slo descriptivas sino con datos tcnicos que permiten a
posteriori realizar diversos niveles de clasificacin y
anlisis; y a la vez seguir las pautas del
funcionalismo, al relacionar la fenomenologa cultural con
las necesidades. La fotografa se convierte, de esta
manera, en una va de conocimiento de mltiples
dimensiones, que dan la posibilidad al investigador de
crear hiptesis y disminuir los grados de subjetividad
inherente al enfoque, composicin, tipo de exposicin y
lentes usados.
La fotografa tomada al ponerse el sol, necesita de una
larga exposicin; de ah que varias figuras aparezcan
borrosas. El cadver muestra signos de descomposicin,
aunque todava puede verse claramente las ataduras de las
piernas. Toyodala, el viudo, sostiene el cuerpo-cap. VI,3-
(leyenda a la fotografa 33. La vida sexual de los
salvajes).
Cada una de las 92 fotografas en blanco y negro que
acompaan este libro, son puntos de referencia una y otra
vez a lo largo del texto, que sealan aspectos ignorados y
permite relacionarlos unos con otros. El etngrafo destaca
la importancia de la fotografa y su accin como
instrumento cognoscitivo al establecer vnculos
indisolubles entre ella y su monografa; cada registro es

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el fragmento de una totalidad. No se trata simplemente de
una enumeracin y descripcin de contextos espaciales,
temporales, socio-culturales, sino de realizar anotaciones
que transformen cada imagen en una totalidad. As,
muchas de las ilustraciones describen el nombre de los
personajes y hace un seguimiento de ellos en el tiempo y
el espacio desde perspectivas mltiples destacando las
acciones, roles, indumentaria, cambio de rasgos fsicos,
miembros familiares, para crear diversos niveles de
informacin y objetividad que se alejan del ficcionar
propio del documental etnogrfico. En lugar de esto se
adentra en niveles desechados por gran parte de los
investigadores contemporneos como son la concientizacin
del encuadre, la ubicacin del fotgrafo al accionar la
cmara, el por qu de la composicin usada, el tipo de
exposicin, aspectos que al ser ignorados enfatizan la
subjetividad, pues se desechan elementos que permitiran
reconstruir las escenas rescatadas para futuras
investigaciones.
Frank Boas, enfatiz en el uso de la fotografa por
especialistas con conocimientos previos de las culturas a
investigar, para evitar la imagen descontextualizada o
exotista. Una de las experiencias de mayor envergadura en
este sentido, la realiz bajo su tutela Margaret Mead y

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Gregory Beatason, quienes crearon una metodologa para
minimizar las limitaciones de este recurso, a travs de
las anotaciones con datos que ayuden a delimitar el
contexto de cada fotografa, siguiendo de cerca los
lineamientos planteados por B. Malinoswski
En trminos metodolgicos la antropologa visual rescata el
valor histrico de la fotografa para ser analizada como
texto, pues transmite informacin visual relevante de una
ausencia que se convierte en presencia en la accin de la
investigacin aplicada. Tras la toma de conciencia de la
subjetividad de la fotografa como espejo de la realidad se
pudo llegar a determinar cules son sus valores y como
minimizarlos. De esta manera se establece una nueva
herramienta para la investigacin que revaloriza los
archivos audiovisuales.
En esta perspectiva, desde la dcada de los cuarenta se
han asimilado las imgenes icnicas a los textos, por lo
que su adecuada comprensin exige una lectura a dos
niveles:
a.) Histrico: Cmo fueron construidas y percibidas en su
momento?
b.) Actual: Cules son sus significados para el espectador
presente?
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Y para descifrar su sentido, se debe interrogar tanto al
texto en s mismo como a los contextos de produccin y
recepcin
(Brisset, Demetrio, Universidad de Malga, Espaa, Gazeta
de Antropologa, N 15, 1999,p.11-15).
REINSERCIN DE UNA COLECCION
El estudio acadmico de la fotografa ha sido dominado por
los historiadores del arte, la emergencia de una
aproximacin social a la historia de la fotografa segn se
considera a las fotos como artefactos socialmente
construidos que nos cuentan algo sobre la cultura
reflejada, as como de la cultura del que toma dichas
imgenes de all que se pueda concluir que la fotografa
etnogrfica es una prctica sin teora o mtodo bien
articulado.
Ruby, Jean, Enciclopedia de Antropologa Cultural,New York,
edit. H.Holt, 1996,p.1346)
La reinsercin de la fotografa etnogrfica en sus
comunidades de origen, es una metodologa que permite
recuperar las huellas del pasado y reforzar la tradicin

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de olvidados contenidos, proceso que genera una dialctica
socio cultural que intentaremos dilucidar a travs del
anlisis, y la observacin.
La Reinsercin de colecciones responde a una exigencia
tica de los centros de investigacin al hacer retornar las
colecciones o copias de ellas a las comunidades que fueron
su fuente, pues es este un legado espiritual y cultural que
les pertenece y deja de cumplir funciones socio-culturales
dinmicas al ser guardadas en espacios musesticos o
archivados en centros de investigacin sin otra aplicacin
que la investigacin o la recepcin pasiva, lograda a
travs de exposiciones que pocas veces son mostradas en sus
localidades de origen. En este sentido en el Simposio
Fotografa y Museo,1994, Bonn, Alemania, planteo este
polmico punto, dejando dudas en los estudiosos e
investigadores, no respondidas aun, sobre la problemtica
de la devolucin de las fotografas etnogrficas y
colecciones a sus comunidades o darles un tipo de
remuneracin por el uso que se haga de ella. El proyecto:
Yare Imagen y Tradicin, reinsercin de una coleccin es
una respuesta a este dilema, e intenta ir ms all que
una simple devolucin de un fragmento de memoria visual,
pues a travs de la estrategia de reinsercin se le

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transmite a las colecciones una funcin socio-cultural
dinmica e interactiva.
Las visiones fotogrficas que retornaron a San Francisco
de Yare despus de medio siglo -1945- en la celebracin
de Corpus Christi, de junio del 2003, enfrentaron a la
colectividad a un pasado que reviste un carcter sacro-
ritual, debido a la veneracin que siente la comunidad por
esta celebracin y por los personajes fotografiados,
pilares de una tradicin. Son huellas de luz y memoria
atrapadas cuando an San Francisco de Yare se llegaba por
carreteras de tierra, pocos de sus habitantes saban
manejar un automvil, no se conoca la televisin en
Venezuela, ni se haba realizado la gran Fiesta del
Folklore para celebrar la presidencia de Rmulo Gallegos
en 1948. Casi todos estos diablos vestidos de trajes
rojos, cencerros, rosarios, ltigos, rostros cubiertos
con mscaras caracterizados por una diversidad de diseos
que van desde la mimesis de rostros de monos, vacas,
tapires, cochinos, seres antropomorfos hasta llegar a la
recreacin de monstruos imaginarios, eran miradas
olvidadas, slo se recordaban en los espacios privados de
los crculos familiares y de la cofrada como un pasado
difuminado entre palabras. Este proyecto hace uso de la
fotografa de valor documental y esttico.

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Mostrar esta coleccin fotogrfica procedente de la
celebracin de Corpus Christi de 1947 en las calles de San
Francisco de Yare, es transmitirle al portafolio una nueva
vida, al convertir la imagen en un ritual comunitario,
donde el colectivo se reencuentra con escenas sacras de la
celebracin de Corpus Christi. Estamos ante los pilares
de una tradicin vinculada al presente por uno de los lazos
sociales y culturales de mayor fuerza de una comunidad,
como lo es el parentesco. As, fueron reconocidos en estas
fotografas por sus familiares y amigos: Augusto Sanabria,
Siberiano Rivas, Cayetano, Rogelio Hernndez, Pedro Ravelo,
etc.. Y al ser ubicadas estas fotografas en los sitios
donde vivieron y fundaron sus familias esta memoria visual
actualiz la memoria oral al hacer recordar los sucesos
que rodearon sus vidas. As, se crearon discursos
paralelos alrededor de la cotidianidad y las diabladas.
Esto se percibi cuando se ubicaron los afiches digitales
al relacionarlos a las paredes de las casas donde vivieron
estos personajes, lo cual gener una fuerte empata con las
fotografas. Fue comn ver al grupo familiar llamar la
atencin de los transentes para que se pararan a verlas y
conversar sobre ellas. Se reforz, as, un criterio de
prestigio social en la comunidad como lo es la raigambre en
la tradicin. Al ser las imgenes ubicadas en el mismo

20
lugar donde fueron tomadas establecen una continuidad
tanto en el tiempo como en el espacio. La poblacin de
esta manera pudo percibir los cambios que se han dado en la
manifestacin religiosa, en su cotidianidad como en el
espacio urbano, y tomar una posicin ante ella, al tener
criterios vlidos con los que confrontar el presente.
Al ser reintroducidas estas fotografas a las calles de
este poblado y no a un espacio musestico cerrado aislado
de la comunidad, generador de distancias entre lo expuesto
y el pblico, se provocaron formas de socializacin
interactivas difcil de lograr en el interior de un espacio
cultural cerrado debido sus reglas y configuracin
espacial. Se transform, de esta manera, el tiempo del
transente, generando una pausa social en su continuo
deambular. Las paredes y muros a travs de este
portafolio de fotografas digitalizadas y ploteadas, se
convirtieron en algo ms que una frontera entre lo pblico
y lo privado.
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ACERCAMIENTO A LA COLECCION
Las primeras fotografas de la celebracin de los Diablos
en San Francisco de Yare de la coleccin de Fundef de
1945, fueron tomadas en el primer viaje que hiciera Juan
Liscano a este poblado mirandino, el tiempo se detiene en
ellas, por la intensidad documental y esttica que
transmiten, tal como se expresa en las mltiples visiones
de los diablos al quitarse las mscaras tras llegar al
portal de la iglesia. En sus miradas se observa devocin,
fe. Cada diablo a travs del ritual logra adentrarse en
sus ocanos interiores. La sencillez de la indumentaria:
alpargatas, medias rojas, crucifijos, collares, rosario,
cruces de palma, mscaras, adornos personales, amarres,
evidencian una concepcin del gusto determinada por la
tradicin que asume rasgos de creatividad individual en

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cada participante. El lenguaje gestual se mueve en dos
direcciones: las pautas colectivas como se evidencia en
la manera de llevar la mscara cual sombrero ante el
inclemente sol, el lado en que toman la maraca y el
ltigo, los pasos, pero tambin en su corporeidad se delata
un estilo individual en el danzar. Se observa en el
lenguaje corporal la exageracin la ambivalencia y el
atrevimiento que transmite la defensa de la mscara.
Entre la vorgine de esta celebracin dominan la presencia
y movimientos de los cachos que sealan la vinculacin del
bien con el mal, el pecado y la redencin, la vida y la
muerte. Lo paradjico de estos diablos es su bsqueda del
bien con sus danzas, golpes tambor y maracas, oraciones
exorcizan el mal y sus influencias. La dualidad seala
una de las paradojas de las diabladas al estar vinculados
a los ngeles expulsados de las huestes divinas por
seguir a Satn. A travs de esta expresin cultural, la
filosofa popular se adentra en el contenido de esta mtica
dialctica e intuye una solucin a este proceso tico en el
sentido de que si existe el mal y el pecado, tambin
existe el perdn y la redencin. Parte de la lgica mtica
que subyace en las diabladas es que, as como los ngeles
o el bien pueden transformarse en seres malignos alejados
de Dios, de igual manera los diablos y los representantes

23
del Satn pueden convertirse en ngeles y adentrarse en
la senda del bien, gracias al ritual que funde
tradiciones dispares como son las creencias afro-
caribeas, indgenas y catlicas.
La confesin dentro del catolicismo es la senda de la
expiacin, ante esto la religiosidad popular crea sus
propias vas de salvacin como son las diabladas.
Expresin simblica de un retorno al caos primordial para
retornar inmaculado, sumergindose lo individual en lo
colectivo y lo profano en lo exttico. La cultura popular
crea, as, vas de liberacin espiritual capaces de
anular la causalidad tica propia del destino post-morten
en occidente, a travs de una visin del mundo de races
afro-caribeas, que niega el castigo pos-morten por los
pecados o transgresiones a la tradicin al incidir
favorablemente a las deidades por medio rituales.
En esta parafernalia de mediados de los cuarenta, destaca
la variedad del vestuario, el rojo domina pero se hacen
presentes tambin las indumentarias florida o de colores
estridentes. En los diseos de mscaras e indumentaria
se nota la huella palpable de la creatividad popular,
resaltan las camisas blancas con manchas de color creadas
de manera artesanal, cubiertos de collares con dientes de
animales, cuentas, medallas, monedas y cruces elementos

24
que sealan el sincretismo del cual brota esta
manifestacin de nuestra religiosidad popular.
Al adentrarnos en la dimensin simblica destacan los
elementos shamnicos indgenas: la maraca y el ltigo. La
mscara tambin es un elemento propio del chamanismo en
las sociedades tradicionales de Venezuela y frica; la
maraca poseen rasgos sagrados, as, entre los Yekuana en
su interior tienen piedras de cuarzo recogidas en la
iniciacin a travs de las cuales obtiene el chamn
poderes de intermediacin entre el mundo profano y el
sobrenatural, para acceder a los espritus auxiliares que
lo ayudan como curandero, psicopombo, exorcizador y
creador, tal como se expresa en Wanadi y en los Wisidatu
Warao. De igual manera, el tambor, tanto en las culturas
africanas como en las etnias indgenas como la Yekuana y
la Wayuu, es un instrumento ritual. En estas culturas
se trama una red de relaciones simblicas entre rboles,
deidades, toques y rituales iniciticos que se sincretizan
con las diabladas cristianas. El ltigo, en diversas,
etnias amaznica ocupa un papel destacado en los
rituales iniciticos. Se tiene, as, dentro del campo
simblico una serie de elementos shamnicos de diversos
horizontes culturales, sincretizados con el catolicismo,
que al hacerse eco de lo colectivo son reinterpretados.

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El uso de estos elementos posee dimensiones profanas y
sacras, tal como se da en el caso de las maracas, que
cuando son usadas musicalmente se tocan en pares, y
cuando se realizan en actividades rituales como es caso de
las diabladas se utiliza de manera individual, como es el
caso de los diablos.
Las maracas son instrumentos que usan los negros africanos
y los indgenas americanos. Los Chamanes indgenas siempre
se sirven de una sola maraca en sus ritos curativos y sus
cantos, mientras que la msica criolla las maracas aparecen
en pares.(Pollack-Eltz, Agelina, La negritud en Venezuela,
Cuadernos Lagoven, 1991,p.41)
En torno a las mscaras, nos recuerda Angellina Pollack-
Eltz, que se usan tanto en Africa como en Venezuela, pero
las tcnicas son diferentes. Esto lo explica por la trgica
trata de esclavos, rasgo que hace que se mantenga ciertas
similitudes formales, esttica y rituales:
Respectos a los elementos materiales de las culturas
africanas, los esclavos no podan traer utensilios,
instrumentos musicales u objetos ritualsticos, sino
solamente sus conocimientos acerca de su fabricacin. Los
tambores afro-americanos no son los mismos instrumentos
encontrados en frica, stos son hechos con otra clase de
madera y parches modificados segn el caso. Los curanderos

26
no trajeron los remedios caseros del continente lejano,
sino buscaban plantas parecidas en el monte americano. Las
mscaras de los diablos ya no son talladas en madera, sino
hechas en papel mach, aunque conserven rasgos similares a
los de las ancestrales....(Pollacks-Elts, Angelina, p.15)
Tambin en el contexto temporal existen similitudes que
apoyan estas influencias como es el hecho de que estas
celebraciones se realizan de igual manera en Venezuela y
frica al final de la sequa.
Las fotografas seleccionadas en este portafolio estn
relacionadas al espacio-tiempo que durante dcadas ha sido
escenario de esta celebracin, se observa en ellas como el
orden simblico era y es respetado, esto se evidencia en la
forma de cruz en que se despliegan los diablos cuando se
acercan a la iglesia, imagen representada en varios
afiches-digitales.
27
INVESTIGACIN Y VANGUARDIAS ARTSTICAS
Las colecciones fotogrficas de FUNDEF se formaron
buscando recoger las huellas de la cultura popular para
clasificarla, archivarla y preservarla, para delimitar lo
que podramos llamar la venezolanidad. Es este un proceder
propio del positivismo, metodologa que dominaba el
universo investigativo de la poca por el cual muchas
categoras fundamentales para los estudios culturales no
existan como: el arte popular, la religin popular, el
arte aborigen, el arte etnogrfico... A lo largo de ms de
medio siglo esta coleccin creci con estos criterios. La
bsqueda de estos registros fue sistemtica, con objetivos
definidos que mezclaban diversos intereses focalizados
entorno a gneros musicales, tradicin oral, festividades,
artesanas, indumentarias... Estas categoras cognoscitivas
determinaron los contenidos de la documentacin audiovisual
y de la coleccin. A pesar de esta intencionalidad

28
fotogrfica, el accionador del clic de la cmara no se
puede limitar el campo de conocimiento a estas temticas,
pues la composicin se contamina sin desearlo con
elementos visuales que en ese momento podran no ser de
inters, pero a travs de los cambios metodolgicos y de
visin en la investigacin humanstica(antropologa, la
sociologa, arte, la historia, la museologa, folklore,
psicologa, filosofa) adquieren relevancia aspectos para
desarrollar campos de la cultura popular que haban sido
descuidados.
El nfasis del positivismo en la investigacin que dio
origen a estas colecciones, es resultado de una visin
incomprendida de las vanguardias artsticas y sus
postulados sobre el arte y la esttica como una dimensin
ms de la vida. Al no ser tomadas en cuentas estas
relaciones por los investigadores culturales y sociales, se
les obstaculiz acceder al conocimiento de los
paradigmas que se estaba dando en el arte, propio del
constructivistas ruso, del dadasmo, el surrealismo, el
cubismo entre otras tantas tendencias. Una de las
consecuencias fue el no haber podido conocer y aplicar
a sus campos de accin el puente que se estaba dando entre
el arte y la vida. Aspectos que hasta finales de la
dcada de los noventa empezaron a ser asumidos en las

29
investigaciones aplicadas y en las nuevas tendencias de la
museologa al asumir los postulados de las corrientes del
arte contemporneo que se focalizan en un acercamiento a
las distintas dimensiones de la vida, sentido que se
aceler a travs de la revolucin digital y comunicacional.
Sin embargo, muchas investigaciones, an en la actualidad,
siguen usando postulados metodolgicos que tienen sus
races en la concepcin clsica de museo y del
coleccionismo de recinto, herencia del siglo XIX. Por eso
no se encontraban en sus planes ir ms all de la
formacin de las colecciones, su conservacin y registro,
para en el mejor de los casos mostrar estos materiales en
espacios culturales. Se lleg a crear un espectador
pasivo que no se involucraba con lo expuesto, al no
establecerse relacin dinmicas con la sociedad.
Concepcin que cambi debido a la fuerza que tomo el
postulado del arte es vida, junto a las concepciones del
arte participativo, el conceptual, el Pop, la instalacin,
el arte de la tierra, el arte del cuerpo, la intervencin
urbana, el video-arte, la fotografa que acercaron a travs
de vas dismiles el arte a la cotidianidad. Se crean,
as, concepciones del proceso creativo como es el taller
de experimento con materiales, tecnologas, procesos
biolgicos que determinan formas diferentes de hacer y de

30
lograr una comunicacin ms activa con la otredad. Este
cambio en la concepcin de lo que es el arte transforma
la manera de exponerlo y una de estas estrategias es la
reinsercin de las colecciones y obras comunitarias a su
contexto socio-cultural. Esta ampliacin de lo que se
entiende por arte y cultura, fue un proceso paralelo al
cambio en el enfoque en la visin y metodologas para
investigacin histrica, proceso que se inicio al
introducir categoras como estructura, diacrona que dio
importancia a la micro historia que enfatiza en la
dinmica y la interrelacin social sobre lo individual,
dejando la inflacin del hroe y el genio en los procesos.
Esto permiti acceder a la investigacin humanstica hacia
lo cotidiano, y a la tensin entre lo privado y lo pblico
alejndose de la bsqueda de crear grandes sntesis
histricas, pues se parte por reconocer las limitaciones
cognoscitivas del hombre, y el abuso de la generalizacin
que ocultan los procesos culturales y sociales. Estos
elementos provocaron que el objetivo de la investigacin
y su hacer se ampliara al proceso de socializacin tanto
de las colecciones como del arte. A travs de esta relacin
entre arte, historia e investigacin se esta a la bsqueda
de crear estrategias de comunicacin para lograr el
encuentro estas dimesiones sea cada vez ms fructferas.

31
Se exigen, as, a los investigadores retos que no
existan, ms all de la publicacin o del hecho
expositivo. Esto facilito la creacin de museos
comunitarios en pases como Mxico, que nacieron de la
necesidad de la sociedad de identificarse con su legado,
usurpado por los museos metropolitanos. Esto despert una
necesidad de profundizar con lo que se es y se busca ser,
lo cual exigi establecer nuevas relaciones al mostrar un
objeto cultural, ya sea una obra de arte o artesana,
proceso que se inspira en la vinculacin que se establece
entre el vivir como accin creativa.

32
INTERVENCIN URBANA
El formato seleccionado para la intervencin urbana fue el
de afiche callejero, para crear analogas visuales con la
propaganda y la publicidad, la diferencia bsica sera el
diseo y el acabado caracterizado por su limpieza visual y
su disposicin en el espacio. Esto incit a la comunidad a
un acercamiento diferente al usual al remirar la pared.
Este sentido se reforz al involucrar a la poblacin en la
ubicacin de los afiches-digitales al seleccionar junto a
ellos las paredes donde pondran ir, y se vincularn
con el lugar de la toma original al enfatizar en la
relacin con los personajes fotografiados y los muros de
sus hogares. As, se establecieron nexos afectivos entre
la fotografa y la poblacin.
33
Al ser ubicados los afiches en los muros de las casas,
paso de ser un espacio vertical ignorado en el deambular
citadino a provocar un reencuentro de la comunidad consigo
misma. Se estableci de esta manera un dilogo continuo
entre los contenidos de las fotografas y el pblico. Otro
criterio para su ubicacin, fue que permitieran al
espectador reconstruir a travs de la imaginacin las
escenas pasadas hace medio siglo. Se fijaron en las paredes
ciertos fragmentos de la totalidad de los episodios, para
ser completados como invitacin a reconstruir a travs de
la imaginacin lo sucedido. Momentos rituales que se
repiten cada ao, corazn del tiempo en Yare. Se cre de
esta manera una nocin de continuidad y de eterno retorno a
travs de esta intervencin urbana.
La gente de San Francisco de Yare no llam a estas imgenes
fotos, fotografas, afiches, o carteles sino pinturas o
cuadros por la connotacin artstica que posee el cuadro.
En el imaginario las paredes se transformaron en espacios
expositivos abiertos, este era uno de los objetivos del
proyecto, a su vez se creo la nocin de ambigedad e
inversin entre lo privado y lo pblico, pues los cuadros o
pinturas son expuestos en espacios internos y estos fueron
ubicados en el rea pblica, dando categoras de intimidad
a los espacios pblicos.

34
Entre la poblacin las afirmaciones que ms se escucharon
mientras se realizaba el montaje en las calles entre la
gente estaban dirigidas el impacto visual que transmiti
este nuevo ordenamiento de los muros de San Francisco de
Yare, dicho con frases como:
Era hora que pusieran al pueblo bonito,Los diablos son
los nicos que arreglan el pueblo.
Los afiches y distribucin le dieron continuidad esttica
y simblica a las calles de Yare. El comportamiento social
fue el de involucrarse con los carteles hasta llegar al
extremo de convertirse la comunidad por iniciativa propia
en uno de sus vigilitantes en los das de mayor nmero de
visitantes por la celebracin, para evitar cualquier dao
sobre ellos.
La pared tras la intervencin urbana asumi un carcter
simblico, este sentido se acentu por el destino de los
afiches. Se tena planeado que convivieran con la comunidad
varios meses para medir el impacto en la poblacin, se
previo tambin que la gente los ira desprendindolos
para tomarlos y ubicarlos en los espacios privados de sus
casas. Pero el fin de ellos se alej de estas hiptesis,
pues la cofrada de los Diablos de Yare, desprendi los
afiches dos semanas despus de su ubicacin espacial(11 de
junio del 2003), para resguardarlos en el interior de su

35
sede. Cmo se podra interpretar este gesto de la
cofrada? El primer indicio unnime cuando se les
preguntaba era que estas imgenes estaban siendo quitadas
por la comunidad, sin embargo en los das de mayor
aglomeracin de visitantes ningunas de las imgenes fueron
removidas o daadas, sino vistas con curiosidad. Lo que se
podra deducir de este proceder es que por el valor
simblico de estas imgenes no podan permitir que
fueran tomadas por personas que no pertenecieran a la
cofrada, pues podran perder este fragmento de tradicin,
y los responsables de resguardar este legado cultural y
espiritual son los diablos, por esto asumieron la defensa
de los afiches. Incluso, buscaron la ayuda de las
autoridades para cuidarlos, y durante esas dos semanas los
cuerpos policiales se convirtieron tambin en sus
guardianes.
36
METODOLOGIA
La etapa inicial de esta investigacin se dio a travs de
un trabajo de fichaje temtico, cronolgico, geogrfico y
por autor de las imgenes existentes en la coleccin
fotogrfica de Fundef entre los aos de 1939 a 1969,
aproximadamente entre 7000 fotografas en blanco y negro de
diversos formatos. Estos datos se vaciaron en una base
de datos, de tipo FileMaker, para reordenarlos e
interrelacionarlos. Se concluy que uno de los portafolios
de mayor importancia por su cantidad y calidad eran las
imgenes vinculadas a San Francisco de Yare, las cuales se
daban en tres cortes temporales 1945, 1947 y 1949
fotografiadas en su gran mayora por Gonzalo Plaza. El
criterio que gui esta curadura fue la reinsercin de
estas imgenes en sus respectivas comunidades con

37
participacin de la misma en su seleccin. Se inici el
proyecto con 70 fotografas de la celebracin de Corpus
Christi siguiendo la trayectoria de los diversos momentos
rituales de la celebracin en el tiempo y el espacio. Entre
este conjunto destacan las fotografas de los capataces
Augusto Sanabria y Ciberiano Rivas en el interior de la
cofrada con mscara y sin mscara, donde se establece una
ventana al espacio ntimo y secreto de la cofrada. Cmo
prueba de su impacto visual, se llevo esta fotografa a una
gigantografa de 2, 20 x 1, 80 cm para la exposicin
Diablos y Diabladas, octubre del 2002, en el espacio
expositivo de la cancillera, donde la cofrada de
Diablos de San Francisco de Yare se reencontr con la
imagen de miembros respetados y recordados, mostron gran
inters por las fotografas. Razn por la cual se les
mostr el portafolio completo a una representacin de la
cofrada, para conocer de cerca la opinin ante del
material e identificar a los personajes fotografiados.
Debido a la empata mostrada por la coleccin se plante
el proyecto de reinsercin de las imgenes a la comunidad
en gigantografas o foto afiches digitales. Se asumi el
formato digital debido a la posibilidad de cada afiche
fuera diferente el uno del otro y no una reproduccin
seriada, lo cual le transmiti a la intervencin urbana un

38
carcter nico, pues cada foto afiche de 70 x 50 cm.
representa una imagen completamente diferente a todas las
dems, y en su conjunto se plantea una retrospectiva que
enlaz el pasado con el presente, dando a la celebracin
de Corpus Christi del 2003 dos tiempos simultneos.
Finalmente se plante el proyecto a representantes de la
comunidad en San Francisco de Yare, quienes se mostraron
receptivos y decidieron apoyar al proyecto Yare: Imagen y
Tradicin.
39
Montaje:
La estructura que guard el montaje de las imgenes en cada
pared, fue determinada por la composicin del afiche
publicitario o de propaganda poltica, se cre una
distincin con respecto a l a travs de las simetras que
tenan entre s, cada una de las imgenes a lo largo del
pueblo para crear una unidad compositiva. Se evit de esta
manera ubicarlas en la parte superior de las puertas
principales de las casas, donde normalmente se ubica el
nmero de la casa, para impedir la confusin con estos
patrones compositivos de la comunidad. Para acercarse a la
percepcin de la comunidad se dejaron diez afiches en su
poder, tras haberse familiarizado con la parte tcnica del
montaje, siendo ubicados en el centro superior de portales
o ventanas, evadiendo el vaco y las paredes sin puntos de
referencias centrales.
40
Equipo Humano:
Para resolver los problemas que planteaba el proyecto se
cont con el apoyo de un diseador industrial, un diseador
grfico y un equipo de ploteo.
Problemas tcnicos planteados por el proyecto:
1.) Los afiches digitales no se adhirieran directamente a
la pared, sino a un apoyo de acero laminado que les
transmiti rigidez para poder retirarlos de las paredes en
buen estado de conservacin, esto se logro al adherir las
fotografas digitalizadas y ploteada sobre laminas de acero
inoxidable para reubicarlos en la siguiente celebracin de
Corpus Christi.
2.) Otro problema era la proteccin al material a la
lluvia y al sol, por lo que se las recubri con un plstico
UV, que protegi a los afiches de daos
estructurales. Los soportes de los afiches fueron clavos de
concreto, arandelas y cinta doble.

41
CONCLUSION: PASADO Y PRESENTE DE LAS DIABLADAS.
A travs de la reinsercin de un portafolio de 70
fotografas en formaro digital de la celebracin de Corpus
Christi, 1945-47, ms de medio siglo atrs, y de
confrontar estas fotos en el mismo espacio en que fueron
tomadas con la manifestacin cultural in situ, se
estableci un proceso de simultaneidad del pasado con el
presente, que permite al participante y espectador de esta
manifestacin cultural reencontrarse con las races de la
diablada. Permitiendo reforzar el sentido de pertenencia
e identidad al obtener parmetros para evaluar los cambios
y permanencias de esta festividad que se ha convertido en
el destino colectivo de San Francisco de Yare.
Destacan los comentarios que sealan la sorpresa de
encontrar las fotos expuestas en las paredes, donde llam
la atencin las leyendas que informaban las fechas en
que tomaron las fotografa y el fotgrafo, material que se
convirti en objeto fotografiable usado para la
realizacin de varios trabajos en Universidades e
Institutos universitarios de la carrera de turismo. En

42
otros representantes de barrios caraqueos estas
fotografas motivaron la idea de realizar una bsqueda de
fotos vinculadas al origen de su comunidad para intentar
reintroducirlas en las calles, estos son algunos
resultados cualitativos de la reinsercin de una coleccin
fotogrfica en su lugar de origen, que abre nuevos caminos
a la recuperacin de la memoria y la historia de la
cotidianidad a travs de la imagen.
De esta manera se desarrolla un proceso de conocimiento
que transform el afiche digitalizado en fuente de
conocimiento, pues abre un dilogo nter-comunitario y
establece un acercamiento entre el arte y la vida a
travs de la intervencin urbana, que convirti el casco
histrico de esta poblacin en un espacio expositivo
abierto. Que descubri en esta confrontacin la comunidad?
El comentario ms odo entre la gente es que las fotos son
la prueba de que no se han dado grandes cambios en la
tradicin, pues se ha mantenido a pesar del tiempo.
Diramos nosotros a pesar del impacto de la cultura de
masas sobre la poblacin y de las nuevas tecnologas son
pocos los cambios que se han dado en la manifestacin
religiosa. Esto se debe a la organizacin interna de la
cofrada de los diablos que ha mantenido a travs de los
ms variados medios la vitalidad de una tradicin, gracias

43
a lo cual en lugar de debilitarse se ha reforzado y
promovido la organizacin y la participacin de la
poblacin en las diabladas.
Los cambios que se han dado en esta manifestacin, saltan
a la vista al confrontar la imagen detenida del tiempo con
el presente. Un comentario unnime entre los transentes y
los miembros de la comunidad es la prdida de variedad y
riqueza de la indumentaria de los diablos, aspecto que se
manifiesta en la semejanza del color y diseo entre los
trajes actuales donde domina el color rojo y a su vez se
establece una gran uniformidad en los motivos y formas que
asumen las mscaras.
Sin embargo los miembros de la comunidad de Yare enfatizan
que se han mantenido sin grandes a lo largo del tiempo,
aspectos esenciales de la celebracin como son las etapas
y desarrollo del ritual, la coreografa, el uso del
espacio y el tiempo, la preparacin y desarrollo del
evento, en todos estos aspectos se evidencia que no se
han dado cambios cualitativos en las diabladas. Por lo
cual, podemos afirmar que si en medio siglo no se han dado
transformaciones sustanciales en esta celebracin ritual
como se concluye al confrontar el pasado con el presente a
travs del proyecto Yare: Imagen y Tradicin, reinsercin
de una coleccin podemos deducir que tampoco se han dado

44
grandes cambios con respecto a sus orgenes, o sea que
podemos considerar que esta manifestacin paradjicamente
en lugar de alejarse de sus races se ha reafirmado en el
tiempo, y que la reinsercin de la coleccin de la diablada
en la comunidad ha reafirmado este sentir.

45
ANEXOS:
Ensayos
MILAGRO Y DIABLADAS
El tiempo y espacio del milagro es una dimensin de vital
importancia para la comprensin de lo que es una diablada,
es uno de los mviles por el cual los promeseros se
transforman en participantes activos de la diablada y dan
los primeros pasos para entrar a formar parte de la
cofrada de Los Diablos de Yare. Este rasgo nos lleva a
prestar atencin en los elementos existenciales que
palpitan en cada uno de sus participantes. Pues es una de
las causas de mayor peso en los participantes al
sumergirse en este universo religioso, es la bsqueda del
milagro, camino que lleva a la transformacin del promesero
al acercarse a lo sobrenatural y a la dimensin del
xtasis. Es este un ritual que inserta al participante en
lo numinoso y lo irracional proceso a travs del cual la
conciencia crea una dimensin interior que abre las
puertas a un nuevo status ontolgico, que se traduce en un
nivel de existencia hasta ese momento desconocido. Cuando
se busca la salud a travs de la iniciacin y el milagro

46
que conllevaba participar en una diablada, y se recupera a
travs de esta dimensin, esto no slo conlleva a una
transformacin palpable en el individuo sino abre al
iniciado a su vez una nueva forma de percibir, sentir y
vivir al afirmar la fe al Santsimo Sacramento. Estos
destellos de la vida interior de nuestro pueblo se
materializan en los milagros o exvotos en forma de rostros,
manos, estmagos, hgados, piernas, pies u objetos
cotidianos que determinan una esttica del milagro que une
a los devotos de los lugares ms recnditos continente. En
el caso de Los Diablos de Yare, estos objetos rituales son
guardados y mostrados como reliquias palpables de la
presencia de lo sobrenatural. El danzar entre las calles de
San Francisco de Yare convertido en otro, alejado del hacer
cotidiano a travs de la metamorfosis que se logra por la
parafernalia ritual, la danza, la msica, la iniciacin y
la fe adentran a los participantes en la dialctica
lucha del bien contra el mal. Existe un substrato shamnico
en esta concepcin de enfermedad en
nuestra alma colectiva al explicar la perdida de la salud
por fuerzas espirituales o posesiones que slo pueden ser
exorcizadas por energas de la misma naturaleza que
irrumpen en la comunidad en celebraciones rituales como
Los Diablos de Yare en Corpus Christi.

47
Se es diablo por un pago de promesa del promesante o de un
familiar muy cercano, se establece de esta manera una
transaccin en el terreno de lo espiritual y lo
existencial. En este nivel de conflictos vitales que
afectan a la comunidad, es la enfermedad uno de los que
ocupa el lugar de mayor importancia, y por tanto es una de
las causas que sostienen esta tradicin en el tiempo. El
milagro en cuanto realidad es motivado por razones mgicas:
rogar por la salud o por la posesin de un bien y llegar a
convertirse en diablo. Se expande esta lgica a travs
de un substrato shamnica, que la iglesia minimiza, al
convertirse en juez a travs de la confesin que indaga
las causas para convertirse en diablo por x tiempo. As,
este substrato chamnico es mediado por la iglesia para
enmarcar esta creencia popular dentro del cristianismo
ortodoxo. Sin embargo esta dialctica de mediacin
espiritual, establece un proceso en ambas sentidos. La
iglesia al utilizar estrategias de intermediacin del alma
individual y colectiva asume contenidos ancestrales
propios de la religiosidad afro indgenas, como son danzas,
musicalidad, parafernalia y creencias. Llegando a
contaminarse de una visin del mundo ajena a su
tradicin. Paradjicamente esta dialctica acerca el
cristianismo a la religiosidad popular y a profundizar

48
en el alma colectiva. Se establece, as, una proceso que
recuerda la dialctica del amo y el esclavo descripta por
F. Hegel. La cultura popular logra su liberacin al
crear travs de una amalgama de creencias, que el
cristianismo asume como suyas y por tanto ayuda a la
preservacin de esta ancestralidad en el tiempo. En este
proceso, a su vez, se enriquece el cristianismo al intentar
mediar y la figura reguladora se convierte en regulada.
As, la concepcin de enfermedad propia del shamanismo se
sincretizan con la concepcin de exorcismo, y la dimensin
del milagro y lo exttico propio de estos rituales
asumidos por la iglesia.

49
DIABLOS Y DIABLADAS.
Diablos y diabladas brotan del imaginario de la humanidad
por una bsqueda de personificar el mal en la tradicin
Judeo-cristiana, herencia que asumieron las culturas
afroamericanas e indgenas en los estados centrales de
Venezuela, quienes reinterpretaron estas expresiones
cultuales y las hicieron suyas, a tal grado que han
intentado ser reprimidas por las autoridades eclesisticas
en diversos momentos de nuestra historia. Detrs de cada de
una de estas mscaras y parafernalia ritual, inspiradas
muchas veces en sueos, combinacin de animales del
entorno natural con los mitolgicos, como es propio del
arte fantstico, se manifiesta una visin del mundo que se
esconde tras esta festividad sacra.
En el Nuevo Testamento el origen del mal nace en el
paraso, tentacin sensual y cognoctiva que
simblicamente provoc la historia de la humanidad, pues
la pareja primigenia al ser expulsada del Edn se hizo
consciente de su humanidad. Pero existe otro lugar del
Viejo testamento donde se problematiza la relacin entre el
bien y el mal desde otra perspectiva, en l se escapa al
dualismo que divide ticamente las acciones en buenas o
malas, pecado o condenacin: el libro de Job, en su
Prlogo en el cielo, lugar en que se ubica un amigable

50
dilogo entre el Seor y Satn, que somete al devoto Job a
los caprichos del diablo para satisfacer la vanidad del
Seor, lneas que inspiraron a Goethe un monumento
literario nico de occidente: El Fausto. Dialctica que se
expresa en la historia de las religiones en la
coincidencia de los opuestos, y se manifiesta en la
parafernalia ritual de los diablos y diabladas, en sus
mscaras de colores emblemticos como el rojo o en los
cencerros, elementos simblicos relacionados al paganismo
y a lo demonaco dentro del cristianismo; todo lo cual
coexiste con rosarios, escapularios, cruces, giros
dancsticos en direcciones opuestas que personifican
tanto el bien como el mal, el origen y el caos primigenio,
categoras propias de las culturas africanas y
prehispnicas.
En el Nuevo testamento vuelven las tentaciones del enemigo
de Dios, a las que es sometido Jesucristo en el
desierto durante cuarenta das de ayuno, casi todas las
pruebas imponen a su voluntad los placeres sensuales, de
ah que los diablos y diabladas en su preparacin
inicitica ayunen, entre otras abstenciones. Estamos ante
una muerte simblica para adentrarse en la dimensin de lo
sagrado.
51
En el mundo africano y prehispnico se vinculan los
adversarios de los dioses creadores a las fuerzas del caos,
de la muerte, de los males, de las enfermedades, son los
burladores divinos capaces de metamorfosear su condicin
de animales a hombres o de combinar sus condiciones. Esto
encuentra un paralelo en el antropomorfismo de la
parafernalia ritual, y tambin encuentra expresin en la
festividad al mezclarse el temor ritual con la burla, el
alborozo y la risa con un sentido propio del exorcismo,
que promueve las energas de la vida en oposicin a las de
la muerte, como se evidencia en algunos de los mitos y
creencias de los Yekuana recopilados por Civreux, 1970,
(donde para brotar de la no-vida en que se encontraban la
humanidad por nacer en la matriz telrica, danzaron, rieron
y bailaron para abrir la tierra que retena a la gente de
Wanadi)
El temor a lo sagrado o a lo numinoso se une con la alegra
ritual como una va de escenificar ritualmente la lucha y
encuentro entre el bien y el mal, la vida y la muerte como
parte integrante de una misma realidad. En las culturas de
Nigeria, Angola, Zaire el adversario a los dioses no
discrepa mucho en estas significaciones. Estticamente
esto se manifiesta en la forma de la mscara, al asumir un
lenguaje expresivo asociado al terror, que intenta asustar

52
representado en sus ojos saltones, dientes lacerantes,
pmulos exagerados propio de los diablos de Naiguat,
Estado Vargas, y en San Francisco Yare, Estado Miranda,
rasgos expresivos que se oponen a las risueas mscaras
de las diabladas de Chuao, Estado Aragua.
El da de Corpus Christi, fiesta del Santsimo Sacramento,
brota este magma de sabidura popular asumido por nuestras
culturas afroamericanas e indgenas, como manifestacin de
nuestra religiosidad popular. Danzas rituales donde el mito
se materializa para pagar promesas, buscar los dones de la
naturaleza, rehuir de las influencias de la muerte,
rendir culto a las fuerzas del caos para exorcizarlas y
enfrentarlas a las fuerzas del mal. Estas diabladas son
cofradas o sociedades secretas con rgidos cdigos
ticos, sociales y religiosos donde la indumentaria o el
disfraz genera un proceso de desposeimiento de la
personalidad cotidiana para cumplir un nuevo rol del que
brotan las energas psquicas y espirituales que generan
una bienhechora catarsis. La dimensin esttica nos habla
de procesos de fusin cultural constante, donde algunos
cultores de estas preciosas mscaras se inspiran en la
iconografa de los medios de masa, como el cine y la
televisin. Gracias al registro del fotgrafo Gonzalo
Plaza, realizado entre los aos cuarenta y los cincuenta,

53
podemos acercarnos a este universo visual y vivencial. Esta
seleccin de la parafernalia ritual de los diablos intenta
acercarnos al espritu original de estas manifestaciones
como una va de sedimentar nuestras venezolanidad.
An las investigaciones de estas expresiones culturales no
han finalizado, pues mientras existan seguirn
transformndose y, por tanto, ser necesario su continuo
registro y anlisis, que nos irn develando cmo la
sabidura popular responde a sus dilemas vitales,
cotidianos y existenciales a travs de la creacin e
innovacin, en este caso, por medio de una festividad sacra
que busca la compresin del mal como fuerza real. No
debemos olvidar que el mal existe y su existencia nos
impone la obligacin de tratar de comprenderlo para
transformarlo. Las diabladas son estrategias culturales en
este sentido, ms all de su vinculacin a rituales de
fertilidad o de intentar comprender los misterios
inexplicables desde una visin mtica y teolgica como son
las enfermedades, la muerte, la injusticia y los avatares
de la vida.
Este es un patrimonio cultural y espiritual continental que
tiene dimensiones antropolgicas, sociolgicas, econmicas,
ticas y filosficas que se encuentra disperso en los
estados Aragua(Cata, Cuyagua, Chuao, Ocumare de la Costa y

54
Turiamo), Miranda(San Francisco de Yare),
Carabobo(Patanemo) y Vargas(Naiguat) y sobre el cual no se
ha dicho todo lo que se debera decir.

55
Testimomios:
Primer relato
Los diablos en Venezuela, tradicin que como toda cofrada
o sociedad secreta, mantiene una fuerte raigambre en lo
oral, transmitido de generacin en generacin. Como toda
parafernalia ritual y festiva muestra dos rostros: uno, el
pblico, que se desarrolla en Corpus Christi a lo largo de
nuestra geografa nacional en calles, plazas e iglesias y
un rostro privado, oculto, ntimo, donde domina el
secreto, la preparacin, la iniciacin en un lenguaje
corporal y musical. Cada diablada remembra un pasado que
se hace presente.
Estas visiones, junto a la palabra de los propios diablos,
son elementos suficientes para acercarse a la vitalidad
ancestral de este patrimonio espiritual. Por eso se
transcribirn varias versiones de los orgenes de esta
tradicin y otros aspectos. Oigamos estas voces que se
despojan de lo oral para buscar el tiempo y el espacio de
la palabra escrita.
En el primer relato se evidencia la perenne lucha entre las
fuerzas del bien y del mal, a travs de la cual se explica
el origen de la muerte y las enfermedades en las sociedades
tradicionales. El segundo transmite un principio de la

56
hermandad por la carencia de devocin religiosa en la
comunidad, razn por la cual puede ser dominada por el mal
representado en los diablos; en la ltima de las versiones
seleccionadas estamos ante un ritual de fertilidad, la
diablada como pago de promesa por la llegada de las
lluvias. En cada una de estas versiones se muestra el
complejo entramado de influencias, culturas y
reinterpretaciones de las cuales son herederos los diablos
danzantes de Venezuela.
Primer relato del origen de la Hermandad, Ocumare de la

Costa.
... Eso naci desde la poca cuando al principio del
mundo, que a Jesucristo le sucedi como les sucede a los
humanos hoy en da, de que nosotros confamos en una mujer,
confiamos en una persona, en un amigo, etc... Haba un
apstol en aquella poca que denominaban con el nombre de
Luzbel y Jesucristo lo dej en la silla, mientras l se
dedicaba a ratificar lo que estaba hecho, haber sino haba
errores; pero ya de antemano sabemos que Jesucristo no fue
el que hizo el mundo, porque cuando el naci hall quien lo
criara, que fue la Virgen Mara y San Jos... Entonces fue
a revisar el mundo a ver si todo estaba correcto y dej a
Luzbe;l que era uno de los ngeles ms queridos de los

57
apstoles, en la silla. Cuando Jesucristo regres le dijo a
Luzbel:
- Yo vengo muy cansado de recorrer el mundo. Por qu no
te paras de mi silla para yo sentarme?
- No yo tambin estoy cansado.
Entonces Jesucristo le contest:
- Ah...estas cansado Es que te crees un Dios?
Y Luzbel le dijo:
- Si, yo me creo un Dios.
Entonces Jess le pregunt:
- Ya que te crees un Dios, por qu no haces un coro de
ngeles?
- Bueno lo har....
Y le hizo sapos, ranas, culebras, murcilagos, lechuzas y
todos esos pjaros nocturnos.
Entonces despus de que Luzbel hizo todo eso, Jess le
dijo:
-Pero eso no son ngeles. Hazlos as como yo, ya que t
crees que eres un Dios. Por qu no me los haces como los
hago yo?
Entonces le dijo Luzbel
- S te los har.
Entonces lleg y dijo:
-Hagote...
58
Y russ... Hizo un hincapi en su juramento e hizo unos
ngeles burlones con la cabeza grandota, el cuerpo
delgadito, los brazos delgados, unas uas como de
animales...
Y Jesucristo le dijo:
- No, eso no son ngeles.
Entonces le dijo Luzbel:
Bueno ya que t los sabes hacer...hzlos pues
Jesucristo le dijo:
- S, te los hago.
Y lleg con su resplandor y su poder y dijo:
- Hgote...
E hizo un coro de ngeles bellos. Entonces lleg Luzbel y
dijo:
- Ahh....as es que t los haces?
- Y Jess dijo:
- Si.
Bueno, y di varias palmadas, plas, plas, plas!
Y dijo:
-Bueno, prate de la silla que me voy a sentar
Y Luzbel le contest:
59
-Yo me voy, pero me voy a llevar los ngeles que t
hiciste. Entonces Luzbel se par de la silla y dej la
silla sola y dijo a los ngeles:
-T, t, t y t se van conmigo.
Jess al or esto, peg un grito y dijo:
- Mar, ven ac Mara! Aqu Luzbel se lleva el coro de la
corte celestial!
Y sali Mara a buscar a los ngeles que Luzbel se acababa
de llevar, pero haba una cruzada y cuando cruz, todos
los que se cruzaron con Luzbel se volvieron espritus
malos, que se hicieron en ese gran da, en ese da maldito
por parte de los espritus malos, que son los que existen
hoy en da, en las noches...En ese momento cuando quiso
evitar que Luzbel se llevara los ngeles, Jess con su
santa ceremonia, con su poder que l tiene, tuv y tendr,
devolvi a los ngeles que estaban antes de cruzar con
Luzbel. Y se volvieron danzando al pie de Nuestro Seor
Jesucristo. Y ese fue el gran da, da de Corpus Christi,
por eso es que esa fe deriv de esa hermandad.
Eusebio
Martnez, Ocumare de la Costa, Estado Aragua, 1980.

60
Segundo relato del origen de la hermandad, Yare
Haba un padre quien iba a decir su misa, dio sus
repiques, como se acostumbra: primero, segundo, tercero.
Pero el padre cuando sali a decir su misa vi que no haba
ningn fiel oyendo. El padre se disgust y se puso bravo
porque la iglesia se encontraba completamente sola. Parece
que en un momento de rabia, el padre hizo un llamado: Bueno
s aqu no hay fieles con quienes hacer misa, que se
acerquen los diablos. En eso oy un rebullicio en la puerta
de la iglesia y aparecieron los diablillos bailando y
saltando. Entonces l hizo la misa con los diablos en la
puerta de la Iglesia. Por eso nosotros bailamos en la
Iglesia, no pasamos adentro.
Manuel Sanoja, Segundo Capataz de los Diablos de Yare,

1981.
Tercer relato del origen de la hermandad, Yare
... dicen que proviene de los esclavos, stos trabajaban
mucho la agricultura, pero hubo un tiempo que no cosechaban
nada porque no llova. Entonces un grupo de esclavos se
reunieron e hicieron una promesa, para ver si llova y se
les daban los frutos que ellos haban sembrado, entonces
ellos pagaran una promesa vistindose de diablos, adorando

61
al Santsimo con tal que se les dieran esas cosechas;
estaban desesperados; parece que ese ao llovi y las
cosechas fueron abundantes. Ellos comenzaron a pagar esa
gratitud y se vistieron de diablos frente al Santsimo
pagando la promesa.
Manuel Sanoja, Segundo
Capataz de los Diablos de Yare, 1981
Bibliografa
Ortiz, Manuel Antonio, y otros. Diablos Danzantes de
Venezuela, INAF, editor Fundacin la Salle, Caracas, 1982
Cuarto relato
Lo mo es vitalicio, hasta que yo viva o hasta que yo
pueda, porque hay unos que no han muerto pero no puedan ya
pag la promesa por fuerzas mayores. Pero mientras uno
pueda tiene que hacer el esfuerzo, en agradecimiento,
porque eso ha sido as, hay que cumplirlo, porque aqu esto
es serio. Aqu si usted no cumple la promesa el Santo le
pide cuentas, o el diablo le pide arreglo de cuentas.
En el ao 41 aqu haban poca gente, habamos pocos
diablos. Bailbamos aqu 30, 40, 50. Como vinieron las
elecciones de los polticos, en el ao 47 hicieron las

62
votaciones, en Venezuela el voto popular. Entonces
comenzaron a hacer los movimientos la gente de Caracas,
all invitaron para la monta del Presidente que fue el 14
de febrero del ao 48, convidaron el folklore de Venezuela,
para honrar con su presencia al Presidente. En ese entonces
los capataces eran Narciso Portero, Manuel Portero Moronta,
Augusto Sanabria, Seberiano Ribas, Amador Das y pare de
contar. Bueno, exigieron 30: diablos y diabla hembra que es
la capataz que era mi hermana Cayetana, despus a nosotros
nos regalaron una pieza de tela roja, la mandaron para ca
para que cada quien le diera lo que le tocaba para mandarse
hacer su vestido, pero rojo, porque nosotros antes
vestamos de cualquier color: floreado, color de colcha,
de esta o de cualquiera. El auge que cogi la Sociedad de
Diablos Danzantes fue del ao 48 para ac donde vinieron
muchos delegaciones de pases vecinos del extranjero a ver
la mont del Presidente como de costumbre. Entonces, los
turistas le caus mucha admiracin la Sociedad de Diablos,
porque nosotros estuvimos bailando en el Nuevo Circo 12
noches o 12 veces, no las noches; el raro que nos tocaba a
cada quien, porque a cada quien lo tocaba su turno: los
tocuyanos, la gente del Zulia, los guayaneses, los
llaneros, de todo.
63
La obligacin del diablo es que cada vez que suena la caja
suena la maraca y cuando le lleg su turno donde est la
lmpara rezale al Santo, que es el Credo el que se le reza,
as me ensaaron a m los antedentes. La msica de la
Sociedad es la caja, el tambor na m, esa es la msica de
nosotros. Y yo soy arpista, entiende. Msico pa fiestas,
joropos y cosas de esas, bailes. Y lo de nosotros es nada
ms que la caja.
Testimonio: Teodoro Daz, San Francisco de Yare, 2003

Colectora: Carolina Rodrguez
Quinto relato
La Capataz Mara Monasterios, esa me ofreci al Santsimo,
despus de ese torbelln que paso con la fiebre ella me
ofreci al Santsimo, porque yo era como se dice el
sustento de ella. Yo la ayudaba a ella. Ahora, ella no me
entreg a m, ella le entreg a Cayetana Valdez. Yo fui
elegida de los hermanos, una reunin se reunieron los
diablos. A m responde recoger para el Santo.
Cuando yo entre a pagar promesa no pasaban de 40 o 60
diablos, ms no hay la cosa que haba antes, que ahora casi
no respetan ni a los santos, usted sabe como esta el mundo.
Antes no bailaban las mujeres, cuando yo entre no bailaban
las mujeres. La mujer puede bailar, s puede bailar pero
dentro de la casa donde esta el altar, pero en la calle

64
como yo no, en la calle no bailan las mujeres sino dentro
del altar. Piden permiso, piden una mscara y bailan ah en
el altar.
El vestuario era de tela de colcha, de esa colcha floreada,
esa la que se compraba para hacer faldas y hacer cotas y
eso y si tu no tenas como comprarla cojas un vestido
cualquiera de uno y lo pintabas con pintura y bailaban y el
pantaln de nosotros lo pintaban, pero entonces de muchos
aos para ac, se, no se si fue el gobernador, que tenan
que tener los diablos su ropa roja. Mandaron una pieza de
tela pa todos los diablos. Ah qued uno y hasta esa hora
presente vestido de rojo.
Hay gente que ofrecen una promesa por un dolor de cabeza.
Seor, si eso no es de promesa por que tu la vas a ofrecer,
es una promesa de una gravedad cosa grande. Pero un dolor,
eso se quita uno con cualquier pastilla que se toma, pero
con esa enfermedad ma pues, usted cree con es enfermedad,
usted sabe lo que es botando sangre como un ganao, ah, la
seora del capataz fue a verme y vio como yo estaba all,
se la voy a ofrecer al Santsimo Sacramento. Vamos a ver si
el Santsimo hizo este milagro, y se lo hizo. Y me vino a
buscar y me llev donde tena el Santo, y yo como la seora
me hizo a m han ido gente a m casa y me dicen seora
Petra yo vengo por aqu, ay a traele una vela paque me

65
ofrezca a m por el Santsimo. En la caso de los Diablos
est una vitrina que tiene bastante milagros, esas medallas
son milagros.
Testimonio: Petra Gonzlez, San Francisco de Yare

Sexto relato
No sea embustero
Porque ninguno de ustedes sabe
Yo s se la verdad
Porque soy Diablo de Yare.
Hace tiempo pude yo
descifrar ese misterio
qu fue lo malo y lo bueno
de lo que ese da sucedi.
Nadie me lo pregunt
por eso nadie lo sabe.
Prepararon los altares
para que triunfara el bien
ahora lo van a saber
por boca del diablo de Yare.
El que usa cuatro cachos
viene siendo capataz
ese es el que ms manda
a todos los diablos rasos.
Hoy se los digo en mi canto
por si alguno preguntare
son los puntos cardinales
que el capataz representa
ahora saquen la cuenta
de los que dice el Diablo de Yare.
66
Tres cachos usa el arreador

las tres divinas personas
quiero explicrselo ahora
pa que lo entiendan mejor.
No es una comparacin
es algo que nadie sabe
algo que se prepare
el que quiera preguntar
pa volvesele a explicar
porque yo soy Diablo de Yare.
Dos Cachos usan los dems
que son el ms y el bien
si algo quiere saber
pues triunf el bien sobre el mal
eso se vea llegar
lo digo yo en mis cantares.
Es cuando uno s sabe
Puede dar contestacin
no es que soy profesor
Solo soy Diablo de Yare
Cantar: Gumersindo Palma, San Francisco de Yare, 2003

67
LISTA DE FOTOGRAFAS
Fotografas de la reinsercin de la coleccin fueron tomadas por Maria de la Luz

Khalife y Eduardo Cabellero , en junio del 2003.
Avila, Diablos desfile, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 828

Avila, Diablos desfile, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 829
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (I)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (II)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (III)
Coleccin Fundef, Juan, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (IV)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (V)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (VI)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (VII)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (VIII)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (IX)
68
Coleccin Fundef , Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (X)

Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (XI)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (XII)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (XIII)
Coleccin Fundef, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda 195, (XIV)
Coleccin Fundef, Altar, San Francisco de Yare, Miranda 1945, (XV)
Gonzalo, Plaza, Danza por la maana, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 456
Gonzalo, Plaza, Frente a la iglesia, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 457
Gonzalo, Plaza, Esperando llegada de diablos, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 483
Gonzalo, Plaza, Diablos a la iglesia, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 486
Gonzalo, Plaza, Diablos llegando, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 488
Gonzalo, Plaza, Diablos, desfile, San Francisco de Yare, Miranda 1947, 833
69
Gonzalo, Plaza, Altar en la Plaza, Miranda 1949, 502
Gonzalo, Plaza, Frente a la iglesia, Bendicin, San Francisco de Yare, Miranda 1949,
505
Gonzalo, Plaza, Ceremonia en el calvario, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 839
Gonzalo, Plaza, La Bamba: Pidiendo la venia, San Francisco de Yare, Miranda 1949,
841
Gonzalo, Plaza, La Bamba, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 842
Gonzalo, Plaza, Capataz y Sub-capataz, San Francisco de Yare, Miranda, 1949, 845
Gonzalo, Plaza, Capataz y Sub-capataz, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 846
Gonzalo, Plaza, Diablo, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 848
Gonzalo, Plaza, La Bamba, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 855
Prez, Edmundo, Arreador y Diablos, San Francisco de Yare, Mirana1947, 1609
Prez, Edmundo, Capataz, San Francisco de Yare, 1947, Miranda, 1608
Prez, Edmundo, Diablo, San Francisco de Yare, Miranda, 1947, 1601
Prez, Edmundo, Procesin de diablos, San Francisco de Yare, Miranda, 1948, 918e
Prez, Edmundo, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda, 1948, 918d
Prez, Edmundo, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda, 1948, 918c
Prez, Edmundo, Diablos, San Francisco de Yare, Miranda, 1948, 918
Vallmiljana, Abel, Danza despus de misa, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 475
Vallmiljana, Abel, Danza despus de misa, San Francisco de Yare, Miranda 1949, 476
Vallmiljana, Abel, Danza frente a casa de la cultura, San Francisco de Yare, Miranda
1949, 480.
Vallmiljana, Abel, Danza frente a casa de la cultura, San Francisco de Yare, Miranda
1949, 481
70
Nota: El nmero al final de cada ficha fotogrfica corresponde al nmero de la imagen en

la coleccin audiovisual de Fundef.
71

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1

Ttulo: DIABLOS DE YARE VENEZUELA: Reinsercin de una

Autor: Eduardo Planchart Licea

Reinsercin de una coleccin.. 16

Acercamiento a una coleccin.. 21

Investigacin y vanguardias Artsticas. 27

Equipo humano-Problemas tcnicos..40

Pasado y Presente de las diabladas..41

Testimonios de Origen de Diabladas.55

Promotores: Fundef, Conac,

El proyecto Diablos de Yare: reinsercin de una coleccin,

2003 responde al esfuerzo de dar continuidad a las

investigaciones realizadas con diversos enfoques y

metodologas de FUNDEF. Las estrategias utilizadas para

reintroducir estas fotografas etnogrficas debe tener en

cuenta que la contemporaneidad, desde hace medio siglo,

plantea retos desconocidos debido a la capacidad de

penetracin y efectos que poseen los medios de

comunicacin masivos y su tecnologa. Esta situacin

induce a crear vas que permitan proteger y afianzar

las races culturales del pas, y este es uno de los

sentidos de reinsertar la coleccin fotogrfica de los

diabladas de Yare a su comunidad, reforzar la identidad

y el sentido de pertenencia. Esta experiencia se plantea

como un proyecto piloto, que intentar continuar este

proceso de reapropiacin de las colecciones a sus

comunidades de origen, para generar un proceso de

Se devolvi a la poblacin de San Francisco de Yare un

fragmento, medio siglo, de su memoria visual en foto-

afiches digitales usados para intervenir el casco central

de esta poblacin, integrado por la iglesia, la plaza, las

calles aledaas a estos espacios y los puntos de inters

ritual para la celebracin. Se logr, gracias a esta

accin de arte comunitario, un significado diferente al

deambular de la poblacin por sus calles, en donde se

reencontraron con un pasado ancestral los transentes y

turistas durantes dos semanas, imgenes que huyeron de la

soledad del gabinete de un archivo audiovisual para

enfrentar el bullir urbano de un tiempo y espacio

Cada una de las etapas de este proyecto cont con la

activa participacin de los pobladores de Yare, para

provocar la apropiacin activa de este legado. Este

proyecto fue posible gracias a la existencia de la

coleccin fotogrfica de Fundef que documenta la cultura

popular de Venezuela desde fines de los treinta. Y entre

los primeros registros sistemticos se encuentra el

seguimiento a las diabladas de San Francisco de Yare,

1945, portafolio iniciado por la Direccin de Cultura y

Bellas Artes, del Ministerio de Educacin Nacional. Durante

varios aos se continuo este esfuerzo, al fotografiar

metdicamente la celebracin y la cotidianidad de Yare, lo

sagrado y lo profano, a su vez se grabaron testimonios

orales y musicales. Ejemplo de esto son las fotografas

tomadas por Gonzalo Plaza entre 1945 y 1949 y las

grabaciones de Juan Liscano y algunas de fotografas suyas

Este registro se sigui enriqueciendo en los sesenta y

setenta, se retorno en estos aos a San Francisco de Yare

para continuarlo in situ. Pero ser hasta los ochenta,

cuando se da otro esfuerzo sistemtico en este sentido,