Beatriz Sarlo Sobre La Lectura

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Beatriz Sarlo: "S leer de un solo modo: leo todo,

tambin la poltica, como aprend a leer la literatura"


Tras la publicacin de Viajes. De la Amazonia a las Malvinas, posiblemente su libro ms personal, la intelectual
reflexiona sobre sus gustos en el arte, sobre los reflejos vanguardistas, la militancia e incluso sobre su pasin por el
tenis
Por Pablo Gianera | LA NACION
10/ 1/ 2014

Beatriz Sarlo. Foto: LA NACION / Alejandro Guyot

El encuentro empieza de la mejor manera, o por lo menos de una manera muy significativa: con el tenis. "Leste la notasobre Federer
que sali en LA NACION?"Beatriz Sarlo se refiere al artculo de Sebastin Torok sobre la pervivencia de Federer en la competencia de
alto rendimiento. Estamos de acuerdo en que todo pasa por el juego de piernas, comparable al de un bailarn clsico. "Algunos dicen que
estudi ballet de chico. Ser cierto?" Sarlo conoce bien el tema. Juega regularmente en Ferro y es una espectadora impenitente de los
torneos, durante los que sufre en especial los partidos justamente de Federer . Tiene tambin teoras que podran merecer atencin; sobre
todo, cmo limitar el dominio de los grandes sacadores. "Hay que poner un solo saque. Eso obligar a los jugadores a ser ms
cuidadosos."
Pero por qu Sarlo, que escribi sobre tantas cosas, no escribi nunca sobre eso que la apasiona y ocupa varias horas de su tiempo?
Bueno, porque nadie se lo pidi, y tambin por modestia frente a las columnas del crtico de cine Serge Daney, reunidas en el
volumen L'Amateur de tennis. Sarlo cree que para ver un partido de tenis "hay que ver particularidades"; y nadie las vera mejor que ella.
Sin embargo, se rinde ante el modelo. "Lo que me parece extraordinario del libro de Daney, para entender cmo se haca periodismo en la
dcada de 1980 y cmo se hace ahora, es que salvo Roland Garros todos los partidos que comentaba los vea por televisin. Es
inigualable: una mezcla de retrato psicolgico y retrato deportivo. La forma explcita con la que expone sus simpatas y sus antipatas, y
adjetivadas. Hoy sera casi impensable: uno no podra adjetivar a un jugador de la manera en la que Daney adjetiva a los jugadores con
los que no simpatiza, por ejemplo, Vilas ."

-Pero eso es ms amplio, me parece. Salvo en la poltica, nadie adjetiva. En la crtica literaria no se adjetiva, o s?

-Casi nada. Ah pasaron dos cosas. La primera fueron las consecuencias no previstas ni queridas de la tecnificacin de la crtica, que
abarca mi generacin y tambin la tuya. La tecnificacin fue por va semiolgica, por va semntica y por varias vas ms. Esa
tecnificacin ense a desconfiar del adjetivo porque enseaba a desconfiar de la valoracin y porque enseaba a desconfiar del sujeto.
Ni el texto tena un autor, sino que "se" escriba, ni la crtica poda reproducir algo que haba expulsado de la literatura.

-Barthes haba dicho justamente que el adjetivo era una "plancha ideolgica".

A lo mejor tena razn. Yo creo que Barthestiene razn de manera invariable. Y la segunda causa es que muy pocas veces se critica un
libro que no gusta o que no gusta algo. Se da por sentado que los libros que se critican merecen ser criticados por alguna razn que
incluye la valoracin, entonces la valoracin no se hace explcita porque es explcita en el momento de la eleccin del libro.

-Podra decirse lo mismo de tus crticas. En el prlogo a Ficciones argentinas, tu recopilacin de crticas, decs que escribiste
sobre libros que te gustaron. Ahora bien, yo entend la idea de gusto de modo que implicaba ms bien que habas sido interesada
por un libro determinado, no necesariamente que te convenciera.

-Son libros que permiten pensar alguna dimensin literaria o esttica. Pero por qu los libros que no me gustaron en el sentido que vos
decs no permitiran hacerlo? Escrib crticas de libros que no me gustaron. Y es como si no hubiera sido entendido el derecho del crtico
de no interesarse por ciertos libros.

-Est tambin la supersticin de que el crtico debe ocuparse de todos los objetos y que, si no lo hace, falta a sus deberes.
-Eso es absurdo. El mayor crtico de esta dimensin, que es Barthes, nunca se ocup de un libro que no le interesara en un sentido
profundo. Nunca. Jams toc un libro que no lo convocara esttica y literariamente. Y fijate que hay enormes ausencias en la crtica de
Barthes. Borges, por ejemplo. Simplemente Borges no lo convoc a Barthes. Convoc a otros franceses: a Foucault, los que lo tradujeron
para Les Temps Modernes, para Cahiers de L'Herne, pero no a Barthes. Hay algo de la sensualidad de la escritura que Barthes encuentra
en Flaubert, en Proust o en Sarduy que no encontr en Borges.

-Te decepciona ese desencuentro?

-No, para nada. Me interesa. Creo que Barthes hizo lo correcto. Un forzamiento de Barthes hacia Borges habra salido completamente del
sistema barthesiano de percepcin de la literatura. No me decepciona; ms bien, me reafirma en mi admiracin por su frrea fidelidad a
aquello que lo convocaba.

-Pero ese desinters no menoscaba tu admiracin por Borges.

-En absoluto. Nosotros no somos Barthes y podemos elegir un poco ms porque sabemos que no estamos marcando un siglo con un texto.
Las frases que Barthes escribi sobre Flaubert, sobre Proust o sobre Michelet marcan para siempre una interpretacin. La sensacin que
uno tiene es que Barthes insista en quedarse en la literatura francesa. A m no puede sorprenderme. Somos muchos en la Argentina los
que insistimos en quedarnos en la literatura argentina y despus en algunas literaturas europeas. Yo siempre digo que soy una
cosmopolita provinciana. Barthes es un cosmopolita francs. O un francs con algunas salidas cosmopolitas.

-Hay otra cuestin en el prlogo a Ficciones argentinas sobre la que querra volver. Me refiero al imperativo que pesa sobre la
crtica en relacin con el presente, la idea de que la crtica vive en la actualidad y se arriesga en el terreno de lo no probado. Yo
noto en vos una preocupacin por el presente ms general: el presente de la poltica, el del teatro, el de la msica.

-Es un reflejo, en el sentido ms profundo. Mi formacin transcurre en un medio vanguardista, rupturista: el Instituto Di Tella para el cual
trabaj como pinche, pero que me permiti verlo desde adentro. La primera exposicin a la que asist conscientemente a los 17 aos fue
la del informalismo en Buenos Aires, que fue un escndalo. No saba lo que estaba viendo. Exponan Alberto Greco, Pucciarelli y yo me
hice amiga de Fernando Maza, que tambin mostraba en Van Riel. La galera se cerr para que no quemaran los cuadros. Era como un
acto de 1920. Yo estaba enloquecida con lo que vea. Pensaba vagamente que eso haba sucedido en Zurich, pero no que iba a pasar ante
mis propios ojos en Buenos Aires. sa fue mi formacin no deliberada. No la acadmica, que iba por otro lado y no fue demasiado
sistemtica. Y eso se convirti en un reflejo, en el sentido ms primitivo y profundo que tiene un reflejo. Ya no puedo ser de otro modo.
Hace 20 o 30 aos, un amigo me deca que tena que hacerme tarjetas de visita que dijeran: "Beatriz Sarlo. Moderna". Lo deca
sarcsticamente. Pero creo que haba una verdad en eso.

-Esa experiencia de la vanguardia y lo moderno, no puede ser tambin un obstculo, en la medida en que es una experiencia
irreductible, lmite, a partir de la cual todo lo que vino despus puede parecer regresivo?

-Es probable que uno tenga la tentacin de hacer un juicio pesimista. Yo trato de entender. Mi mayor problema es con el campo que ms
conozco: la literatura. Este problema no se me plantea con la msica, en la cual soy miembro del pblico y tengo una disposicin absoluta
para cualquier cosa que pase por mis odos. Entonces voy y pregunto.

-En esos casos tambin trats de entender?

-Pero no me plantea qu soy yo frente a eso. La msica me provoca ms bien un universo de placeres incalculable al cual entro de la
manera ms salvaje. El otro da me dije: voy a escuchar elMacbeth de Salvatore Sciarrino. Por qu estaba yo escuchando en mi casa
el Macbeth de Sciarrino?

-El cine y el teatro tienen tambin un principio narrativo compartido con la literatura.

-Lo que pasa es que con la literatura creo que tengo todava los instrumentos para entender aquello que puede estar muy alejado de mi
universo de elecciones estticas; alejado de Borges o de Saer, para decirlo muy rpidamente. Entiendo qu quieren hacer exactamente
otros escritores, y lo digo y lo escribo. Eso me pasa bastante con el teatro, menos con el cine, y con la msica me entrego ms al placer.
Son relaciones diferenciadas y no me pido lo mismo en cada una de ellas. Mis atracos de msica contempornea vienen de que no me
pido a m misma lo mismo que con la literatura. Me siento ms libre ah, ms irresponsable. La msica es un campo de novedad absoluta.

-Y no pasa lo mismo con la poltica? Quiero decir, despus de haber transitado por el vanguardismo poltico no sents pesimismo
por la condicin actual de la poltica?

-Sin embargo, despus de la etapa de vanguardismo poltico yo tuve enormes entusiasmos, como, por ejemplo, la Alianza, hasta la
frmula presidencial. De repente, surgi que escribiera sobre poltica. Siempre escrib sobre poltica, pero de pronto se volvi sistemtico.
Creo que tiene que ver con esto: yo s leer de un solo modo. Leo como aprend a leer literatura, a travs de Barthes y de Walter Benjamin
despus. Yo leo todo como aprend a leer literatura. Me doy cuenta de que puedo escribir sobre el suceso cotidiano cuando percibo que
esa forma de leer tiene tambin alguien en las ciencias sociales y en la etnografa, que es Clifford Geertz. La lectura intensa y profunda de
Geertz frente a los fenmenos sociales. Me dirs que no tiene nada que ver con la poltica argentina. Sin duda. Pero el caso es que los
fenmenos sociales o ideolgicos pueden leerse de ese mismo modo. Ah descubr que el modo en que yo lea la literatura poda ser un
instrumento para leer lo poltico. Es una matriz de lectura, que es siempre una lectura puesta sobre un conjunto de acontecimientos
organizados como una trama que uno lee en sentido vertical. Cuando descubr eso, hace diez aos, esa escritura se volvi algo habitual.
-Esa escritura te volvi adems ms visible.

-Yo creo que la gente en la calle me conoce por 6,7,8.

-Pero tambin estuvo el programa de Alejandro Fantino.

-Lo que pasa es a que muy poca gente le interesa la poltica, y nuestro mundo, el mundo de la literatura y la msica, directamente es
minsculo.

-Te irrita un poco que se te conozca por el "Conmigo no, Barone"?

-Vos sabs que antes de ir al programa, Pepe Eliaschev me mand un mail en el que me deca: "No te olvides de que estuvo en todas las
revistas de la dictadura". Y yo tena todo el tiempo ese mail de Eliaschev en la cabeza. Igual es mejor olvidar ese episodio. Con Fantino
no hubo ningn arrojo. Creo que fue un programa raro para la televisin y eso hay que valorarlo. Para volver a la poltica, desaparecidas
las condiciones en las que yo podra ser una militante poltica, he convertido eso en una dimensin de mi escritura. Cuando estuve en el
Frepaso, haba una condicin que me gustaba ms que la visibilidad, y era estar detrs del primero, cuando estuve detrs de Graciela
Fernndez Meijide. Pero nunca quise aceptar un cargo electivo, aunque Chacho lvarez me lo ofreci. Eso ya no puede ser para m.

-Segus en contacto con ellos?

-Soy muy amiga de Graciela. Lo ltimo que hice fui invitarlos a ella y a Tulio Halperin Donghi para que se conocieran. Yo pensaba que
era inconcebible que esas dos glorias nacionales no se hubieran encontrado. Fue muy emocionante, y ms todava despus de la muerte
de Tulio. A Chacho casi no lo veo. Al haber renunciado a la vicepresidencia y despus no haber podido armar otra cosa, qued quebrado.

-Muchos nos sorprendimos hace poco por otra escritura tuya, la que se hace en verso. Primero en la pera V.O., que hiciste con
Martn Bauer, y ahora en la traduccin del texto de Ramuz para La historia del soldado, de Stravinsky. Eso no se aprende.

-Tuve siempre una facilidad enorme para la rima y para el metro. De chica, mis regalos eran poemas cuidadosamente rimados y medidos.
Pero nunca se me ocurri escribir poesa. Eso no condujo a la poesa.

-En cambio, s hay narrativa, por lo menos a partir de Escenas de la vida posmoderna. En Viajes, incluso, el encuentro sin
palabras con Susan Sontag en un cine de Nueva York parece una escena novelesca.

-Eso s. Creo que la narrativa es un arma y una rama del ensayo. En Viajes invert la proporcin. Es bsicamente una narrativa de viajes,
aunque juro que no hay nada de ficcin.

-Pero no hay preparacin de la novela.

Con Escenas... me preguntaron lo mismo. Dije que no haba una novela en mi futuro y me atuve a esa palabra de honor. No hay una
novela en mi futuro..

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy