Carlos Pellicer PDF
Carlos Pellicer PDF
Carlos Pellicer PDF
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77 Poemas
MOMENTO MARINO
Para la seleccin de los poemas que a continuacin ofrecemos, hemos empleado el vo-
lumen de Poesia de Pellicer, preparado por Luis Mario Schneider y editado por el Fon-
do de Cultura Econmica en 1981. En l se incluyen los siguientes libros de poesa pre-
vios: Colores en el mar (1915-1920), Piedra de sacrificios (1924), 6. 7 poemas (1924),
HOra y 20 (1927), Camino (1929), Hora de junio (1937), Exgonos (1941), Recinto y
Otras imgenes (1941), Subordinaciones (1949), Prctica de vuelo (1956), Sonetos la-
mentables, Sonetos para el altar de la Virgen, Cuerdas, percusin y aliento (1976), y los
pstumos y antologados por el compilador del volumen del FCE: Reincidencias (1978),
Poemas no coleccionados (1922-1976), Cosillas para el Nacimiento, Primeros poemas
(1913-1921).
En el caso de los tres materiales prossticos de Pellicer -salvo el titulado "Mi trato con
los escritores" (que fue en realidad una conferencia recogida pstumamente por el
suplemento La cultura en Mxico del 18 de marzo de 1977)-, fueron encontrados en el
disperso archivo del poeta.
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BALADA INTIL
Muchas veces
voy con mi abuela a ver la tarde
al banco de la playa donde a veces
pienso en una mujer como la tarde.
El horizonte viste
la prpura imperial solemnemente.
y ante el magno poniente
se duerme el viejo mar dspota y triste.
Cerca de un barco viejo
un muchacho se viste.
y all, cerca del muelle, hay un reflejo.
Mi abuela me platica alguna cosa
feliz, pero pasada.
De pronto una gran nube luminosa
me llena la mirada:
El apogeo crepuscular. Llorosa
hay una estrella sola y plateada.
y mi abuela prosigue esa gran cosa
feliz, pero pasada.
Habla apaciblemente como cuando
conversa una mujer y est bordando,
y al par que una puntada,
dice alguna palabra mesurada.
Me aconseja y acepto.
Tiene tanta razn, que no dscuto.
Y es tan dulce el precepto!
Mi abuela y yo vestimos el gran luto
de la noche que vuelve. Ella suspira
por algo que no s ... La brisa fresca
guia a la nave de nocturna pesca.
La cuerda del amor canta en la lira!
Mi abuela alaba mi bondad con creces.
Mi corazn brutal siento que se arde
porque a veces,
pienso en una mujer como la tarde!
Campeche, Agosto de 1915
(de Primeros poemas)
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Una soberbia de solemnidades
regias decora el occidente. A tientas
se iba el da entre las sombras. Cenicientas
se han quedado unas rojas vanidades.
NOCTURNO XIX
64
y el alba al encender
el gran faro del da
en la noche del Tiempo, todo lo desoa;
y yo volva a nacer.
SIN TTULO
6S
y no hay nada tan bellamente enorme y retante
como la inmensidad y la salvaje prisa
deste mar ondulante, rebotante y triunfante.
SIN TTULO
66
El anonadamiento de la hora
se iba poniendo como humedecido:
la silente ficcin elevadora
de un xtasis de otofio oscurecido.
ESTUDIO
67
SIN TTULO
Ayer se hundieron
un barco holands y el Sol.
La medianoche ha quedado estancada
en los astros mayores y en los pechos de amor.
SIN TTULO
68
---~----~
Cuando la noche nos invadi
bajbamos de los Andes
y las cabalgaduras estragadas
nos recortaron alcances.
Fue esa la noche ms negra
que nunca hubo cado sobre los Andes.
(El mundo debi haber sufrido
los ms lgubres trances.)
y la lluvia larga
era tal vez el agua negra del pozo de los males.
Los rayos
apualearon el paisaje,
y ante el ojo del relmpago
se ensoberbecan los Andes
con ese gesto de soberbia
de las nicas cosas ms grandes.
Mi amigo escupa maldiciones.
Una rfaga inslita se meti en los ramajes.
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RECUERDOS DE IZA
UN PUEBLECITO DE LOS ANDES
2 Y as bajo la cordillera
se apost febrilmente como la primavera.
70
ODA
71
Atahualpa y Caupolicn.
Bolvar y San Martn,
y Pedro emperador del Brasil
y Sucre y Morelos y Jurez
y Artigas y Morazn y Jos Mart.
Loadas sean Espaa y Portugal;
la espada del Cid y la brjulas de Coln
y de Vasco de Gama.
Porque en las epopeyas de la tierra y del mar
resplandeci la realidad de la ilusin.
Amrica, Amrica ma.
junto a Bolvar va Rubn Daro.
Libertador de Amrica,
t ests en las montaas y en los ros;
en el canal de Panam y en el Estuario de Buenos Aires.
Tus videncias se cumplen.
Cul hecho habr en Amrica por el que t no hables?
"Cabeza de los milagros, lengua de las maravillas."
Un da, cercano est, turgente da,
la raza de relmpagos que son tus pensamientos,
har de la esperanza una alegra
continental. Y tan solo sentimiento
fundar la democracia nueva
de la Amrica Latina.
y sern tus caballos de batalla
las cuadrigas triunfales del vasto tren de Amrica;
y del mrmol generoso de tus tribunas
se har el hogar del nuevo hogar de Amrica;
y con el ejemplo de tus perfecciones rotundas:
la amistad armoniosa y la libertad sagrada,
nuestro espritu ser tu obra maestra
y as sers del mundo nuevo la evocadora alma.
i Libertador de Amrca,
lbranos del egosmo y del rencor,
de la hipocresa y de la envidia,
pues sobre toda catstrofe fulgurabas amor!
Canto de vida y canto de esperanza
fue tu canto, poeta.
Limitaste los elementos al fenicio romano;
le falta la anuencia de Dios, la mxima anuencia.
Vaso de toda belleza moderna y antigua,
72
vaso de toda belleza
ofreciste.
Hombre que de toda tristeza
supiste.
Vertiente de msica,
pecador y profeta,
desde Pars cantabas
para tu Amrica.
y al Continente diste la noticia esplndida
del progreso argentino,
maravilloso mensajero de nuestros destinos.
IGUAZ
Agua de Amrica,
agua salvaje, agua tremenda,
mi voluntad se ech a tus ruidos
como la luz sobre la selva.
Agua poderosa y terrible,
tu trueno es el mensaje
de las razas muertas a la gran raza viva
que alzar en aos jvenes la pirmide
de las renovaciones cvicas.
Desde los anfiteatros donde toca tu orquesta
se descuelgan las rfagas sinfnicas
de la gracia y de la fuerza.
y as desde Mxico sigo
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creyendo que las aguas de Amrica,
caen tan cerca de mi corazn,
como la sangre en las liturgias aztecas.
Lo mismo que frente al Tequendama
cuya catarata pas por mis propias arterias,
ante ti el motor de mi ser centuplica
la libertad heroica de sus ansias
y enciende la voz del olvido
sobre sus horas trgicas.
Las grandes aguas del Sedor
iluminan la sombra de las almas.
y cantan las aguas la leyenda
de la selva que camina por las montadas;
de las maderas giles que llegan
a pintar los paisajes coronados de pjaros
con sus banderas verdes y sus bejucos largos.
El agua del Iguaz se derrumba a grandes gritos
O cae en simple meloda;
numera el infinito
igual en una cuerda que en locas griteras.
Se echa abajo rodando en franjas gruesas
o se deshila sutilmente;
echa a rodar dos mil cabezas
o aligera el destino de una frente.
Est cadoneando el abismo
con su artillera sin tregua.
En otro salto brinca como un nido
y en otro salto solamente sueda.
El ro de cincuenta saltos
y en cada salto tiene una voz diversa.
Iguaz, Iguaz, Iguaz, Iguaz.
Con tambores gigantes llama a reunin a la selva;
con violines agudos atrae a la golondrina.
En re mayor toca un gran piano ms lejos;
se inclina sobre los follajes como una lira
que conquista al hombre o al lucero
y en las agujas de abajo toca sus flautas lquidas.
Agua de Iguaz, agua grande, agua soberbia,
mi voluntad ser como la tuya,
numerosa y fantica,
sin temores ni exclusas.
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Acampar a tu vera para elogiar la msica
de las aguas de Amrica,
retornar al instante que hizo brotar tus rumbos,
alcanzar tu juventud perpetua
y humilde o grande se plantar en el mundo,
como tu voz en medio de la selva.
(de Piedra de sacrificios)
PIEDRA DE SACRIFICIOS
(fragmento)
Amrica ma,
te palpo en el mapa de relieve
que est sobre mi mesa predilecta.
j Qu cosas te dira
si yo fuese tu profeta!
Aprieto con toda mi mano
tu armnica geografa.
Mis dedos acarician tus Andes
con una infantil idolatra.
Te conozco toda:
mi corazn ha sido como una alcanca
en la que he echado tus ciudades
como la moneda de todos los das.
Puestas de sol, desde Buenos Aires
llevaron a Mxico el ojo futuro de mis osadas.
T eres el tesoro
que un alma genial dej para mis alegras.
Tanto como te adoro lo saben solamente
las altsimas noches que he llenado contigo.
Vivo mi juventud en noviazgo impaciente
como el buen labrador esperando su trigo.
Serenata que te he llevado
rio arriba del Paran;
salmo que te he cantado
sobre los Andes o desde el mar.
Rango industrial de Sao Paulo.
Palacios y muelles de Buenos Aires.
Escuelas del Uruguay.
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Dulzura caraqueila por las vegas del Guayre.
y el ritmo colombiano,
y la ternura del Per.
Desde una esquina de Valparas()
vi alzarse un astro audaz sobre un tringulo azul.
y toda t, Amada, y tus islas envilecidas
por un desembarco brutal.
y tus breves repblicas radas
por la extranjera voracidad.
Rondo tu mapa en relieve
con el paso invisible de mis ojos.
Te palpo con mis dos manos,
y cuando vaya decrtelo todo,
me vuelvo un cielo de lgrimas
tan ancho y tan hondo,
como la angustia de un buque en la noche
cuyo jefe se ha vuelto loco.
Amrica ma:
Mi juventud es tempestad nocturna
por este amor a ti, terrible, bello y solo.
SUITE BRASILERA
POEMAS AREOS
(fragmento)
PRIMERA VEZ
Desde el avin,
vi hacer piruetas a Ro de J aneiro
arriesgando el porvenir de sus puestas de sol.
Se pona de cabeza
sin derramar su baha.
y en la lotera de sus isletas
ganaba y perda.
El cielo se llenaba de automviles
y de sombra a las 12 del da.
76
(Por un momento el alma se contri sta
como un poco de viento sobre un campo sin flores.)
Se raja la hlice mil veces por minuto.
Una nube pas sin volar.
Abajo, en el fondo del mundo
la tinta del poema se ha empezado a borrar.
Mi corazn, arrinconado,
lleva tres siglos de llorar.
Tiene el pecado inconfesado
de ver su Amrica, y dudar.
Mi corazn, arrinconado,
lleva tres siglos de llorar.
Ve desde el monte de sus sueos
que los crepsculos duran ms
que las auroras. Ve que el da
no se acaba de iluminar.
La raza tiene un angustioso
y desacorde caminar.
El horizonte se electriza
con un propsito imperial.
El horizonte, que es inmenso
como una puerta se va a cerrar?
Mi corazn, arrinconado,
lleva tres siglos de llorar.
Mira a su Amrica: la tnica
ya desgarrada y sucia est.
Sucia y desgarrada mira
la tnica continental.
Una sombra como la que proyectan
los Andes sobre el Brasil,
est detenida en medio
de la tierra loca y hostil.
La sombra excelsa no responde.
Est pensando y su pensar
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tiene una honda respuesta
que nadie quiere interpretar.
Yo que adoro esa sombra cuyo nombre
ni siquiera soy digno de pronunciar,
quisiera arrancarme el alma
y estrellarla a sus pies en un santo ademn.
y he de esperar arrinconado,
y acaso esta duda he de expiar
pues mi corazn inundado
lleva tres siglos de llorar.
ODA A CUAUHTMOC
(fragmento)
1
Seor, tu voluntad era tan bella,
que en la tragedia de tus meses imperiales
aceleraba el ritmo de las grandes estrellas.
En m ha quedado el instante
en que fue ms terrible tu tristeza:
cuando buscaste alianzas
entre los hombres de tu raza
y tu grito se perdi entre la selvas.
En m ha quedado ese instante de tu amargura sola
y ante tu desolada grandeza
rompo las melodas del amor y el ensueo
y trueno la sinfona de la tragedia.
Y a tu soledad augusta
tiendo mi soledad de hoja que rueda.
Tu adolescencia religiosa
y tu juventud heroica y soberbia,
me tornan de hoja que soy,
en montafia y en selva
para bajar a grandes gritos proclamando tu grandeza
y despertando a puntapis a los que han olvidado
el rumbo prodigioso de tu estrella.
El arco negro se tendi ante la aurora
y en el ltimo astro fue a clavarse la flecha.
79
Il
LA PRIMA VERA
Salomn:
iza tu bandera,
te envo un mensaje de la primavera.
Repiques de mi corazn
y una danza de la brisa ligera.
Dilapidemos nuestra juventud
fieles a su alegra.
Qu sea el mundo un atad?
i Qu sea! Pero con meloda
nuestra.
80
y as tendremos ya caja de msica
para danzar la danza maestra
de nuestra misteriosa inquietud.
La primavera dice:
que se pondr una corbata ma
para desembarcar
en la dulce playa de tu filosofa.
(Como recordars,
la primavera
siempre llega
por el mar. .. )
Dice que trae perfumes griegos,
pauelos importados de la luna
y danzas, lentas danzas, una danza secreta.
La primavera dice:
"Qu es eso de Xochimilco?"
Ella no sabe que alli tiene
parientes
y un poema infinito.
El mensaje
est lleno de pretextos
ondulantes.
Dice que la Venus de Milo
se ha engordado,
que ya no est como antes.
Sabe de Luisa y de Esperanza,
perlas de Unos diamantes.
La primavera canta:
dame
la onda de tu adolescencia,
el nardo y la tristeza de tu novia
y te dar a besar mi cabellera.
As pues, estas cosas
son para ti tambin. La primavera,
cadenciosa y certera
ser por ti tal vez ms cadenciosa
y ms divina. Canta tu ligera
cancin. Abre tus fuentes; liga
al cobre denso de tu escala grave
la levedad de tu mejor amiga.
Salomn, sabe que iremos a la estacin
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a recibir a la primavera.
Te mando lO minutos de esta tarde
para tu coleccin de acuarelas.
A Salomn de la Selva
(de 6, 7 poemas)
ANIVERSARIO
(de 6, 7 poemas)
MOTIVOS
82
la proa del alba.
De tus manos potentes y rojas
caen los limpios granos;
y se humedecen con el rocio
y tu sudor sagrado.
De la garganta de los pjaros
sacas tu msica libre,
y te la bebes tan pura como el agua
que en jarro ondulante bebiste.
En cada surco nuevo
siembras la esperanza.
Tu fe est en la lluvia.
Lo dems, lo cantas.
(de 6, 7 poemas)
ELEGA
83
Yo me muero de ganas
de huir
de mi.
Parece que he comido manzanas
yanquis.
Una sola mujer hay en el mundo,
pero est ausente.
Si yo fuera pintor,
me salvara.
Con el color
toda una civilizacin yo creara.
El azul sera
rojo
y el anaranjado,
gris;
el verde saltara en negros estupendos.
j Sabiduras
de los colores nuevos!
Mi taller estara en las llanuras
de pam. Cesara la duda
actual. No pintara hombres sino volcanes.
Vendran los ms ilustres
de la Amrica del Sur:
el Tunguragua y el Sajama
dejaran su anticuado fondo azul,
su seriedad y sus vrices
colosales.
Yo tendra ojos en las manos
para ver de repente.
Unas meditaciones llenas de cantos
nuevos, encenderan mi frente.
Pero es imposible.
De pronto atraviesan horripilantes
soldaditos de Meissonier.
Mi vida est llena de gritos
bajo un ciego crepsculo de fe.
(de 6, 7 poemas)
84
DESEOS
NOCTURNO
Recordis a la luna
la que en las manos de la amada,
como una cosa matutina
creca y se alejaba?
(Todava! ... )
Aquella luna del pueblo
con su piano y su esquina
donde acab la aurora
por vender en la tarde sus ltimas neblinas?
(Todava! ... )
Olvidasteis ya la luna del suspiro
tan terrenal y tan ntima?
85
El puo cerrado y vaco
en que la frente se queda tirada
con un poco de fro?
La mirada movida de repente
como el falso silencio del esto?
La luna como una joven baada
con su perfume silencioso
y su inmensa mirada!
La luna del patio
un poco pavorosa y otro poco hechizada.
Cuando en la calle no era ms que una
docena de ropa blanca!
Cuando en realidad todos sabamos
que no era nada!
( Oh amigos mos,
siento que el lpiz escribe solo
estas antiguas palabras!)
Si.
He vuelto a recordar aquella luna
con su noche palaciega y aldeana.
Aquel ritmo del aire iluminado!
Aquella suntuosidad espontnea
de la luna sobre las noches del pueblo.
y el corazn agarrado del alma
en la orilla de tanta maravilla
como una hoja
que va a caer en el agua.
y cmo he de olvidar al grillo
en cuya amarillenta voz de radio
jams entend nada que no fuera sencillo?
El grillo con su arte menor
y su oculto brillo!
Fumar para cambiar el tema
y cerrar el panorama.
Tanta belleza
puede arder en la ltima vicisitud del alma.
Mientras llueve,
pondr a secar mis lgrimas,
porque despus le contar al fongrafo
un nuevo cuento de hadas.
(de 6, 7 poemas)
86
en sus miradas.
Das pintados
con los vestidos de ella.
Das medidos
con la cintura de la primavera.
y nada de nocturnos olvidados
en relojes de antigua belleza.
Estos son los das sobrenaturales
en los que el suceso de la aurora
maravilla mis ojos medioevales.
stas las dulces horas
que Dios me regala como juguetes
de navidad,
a cambio de semanas impostoras.
Das azules
como horas
submarinas
plateadas y doradas de repente
por acuticas serpentinas
Horas salvadas
como pedreras en un naufragio.
Ensartadas
en el hilo de la eternidad.
Mi corazn es tu alabanza,
palmera de mis das azules,
mujer fiel, como las playas
y los brazos eternos de las cruces.
GRUPO DE PALOMAS
88
las ruedas luminosas de su cuello
con mirar hacia atrs a su vecina.
Le da al sol la mirada
y escurre en una sola pincelada
plan de vuelos a nubes campesinas.
La inevitablemente blanca,
sabe su perfeccin. Bebe en la fuente
y se bebe a s misma y se adelgaza
cual un poco de brisa en una lente
que recoge el paisaje.
Es una simpleza
cerca del agua. Inclina la cabeza
89
con tal dulzura,
que la escritura desfallece
en una serie de slabas maduras.
5
Corre un automvil y las palomas vuelan.
En la aritmtica del vuelo,
los ocho rabes desdblanse
y la suma es impar. Se mueve el cielo
y la casa se vuelve redonda.
Un viraje profundo.
Regresan las palomas.
Notas. Claves. Silencios. Alteraciones.
El lpiz se descubre, se inclinan las lomas,
y por 20 centavos se cantan las canciones.
ESTUDIO
A Carlos Chvez
90
dijo una soberbia guanbana.
Pareci de repente que los muebles crujan ...
Pero j si es ms el ruido que las nueces!
Dijeron los silenciosos chicozapotes
llenos de cosas de mujeres.
Salan
de sus eses redondas las naranjas.
Desde un cuchillo de obsidiana
rea el solla escena de las frutas.
y la ventana abierta haca entrar la montaa
con los pequeos viajes de sus rutas.
SIMN BoLiv AR
91
pas aquel hombre con las manos iluminadas,
los ojos crecidos y la voluntad inexpugnable como el misterio.
Jams los hombres
vieron nada ms grande bajo el cielo!
Tena
un bien entonado nombre griego
y el apellido, en vieja lengua uskara,
significa lugar de los molinos.
Yo he nacido para cantar en las plazas
de ciudades y pueblos
la vida mgica de aquel hombre
como jams los hombres as vieron.
Canta, oh musa, la clera sagrada
de quien no tiene idioma
y conoce todos los ritmos del silencio!
Desde el mstil ms alto
del buque sinfnico del recuerdo
-ya enfilado a la prxima estrella-,
pienso en el hroe de los altos sueos.
Su infancia fue un juguete doloroso;
su juventud -riqueza, amor y viajes-,
un fastuoso relato de cuento,
y la madurez el texto
en que fueron rendidos todos los sueos.
92
Su pensamiento electriz la atmsfera
de los das serenos
y sus meditaciones profticas
desbordaron el vaso oscuro del tiempo.
Nunca los hombres
vieron nada ms grande bajo el cielo.
Su corazn era sensible
cual una agua de oros en las manos del ruego.
Sinti sobre sus labios
quebrarse las palabras del Universo.
y tena el alma trgica y clara
de las fuentes del desierto.
La Cruz del Sur ilumin su sombra
y todos los Andes le conocieron.
En los das aciagos,
hiri al destino con los huracanes de su genio.
Am a su Amrica como nadie la ha amado,
y semejante a Quetzalcatl dvino,
se quem en la pira de un sublime fuego.
Jams los hombres
vieron nada ms grande bajo el cielo!
La traicin y la envidia le desgarraron el alma
y pueblos que ilumin, le maldijeron.
Sus ltimos das se cortaron en abismos
llenos de gritos altsimos dinamitados en el viento.
Ruinas de Sol, ruinas colosales,
ruinas de un alma divina entre la luz de un trueno!
Algo de Dios sea' en m para evocarte,
oh Prncipe de los ms altos sueilos!
Tus funerales siguen en marcha
entre el mar y los Andes, junto al agua y junto al cielo.
(La Aurora sale del mar
con un trgico gesto
y la Noche engrandece su severdad noble
en la solidez monumental de los cedros.)
Leguas libres camino
tras el grupo soberbio, y encuentro solamente
infamia y miseria, oprobio y traicin y podero sangriento.
93
Araste en el mar?
Sembraste en el viento?
Nadie am tanto como t, y as, nadie
se ha sublimado en un dolor ms opulento.
Padre. Amigo. Maestro.
SEMANA HOLANDESA
(Fragmentos)
A Octavo G. Barreda
VIERNES
94
y bien, queridos colores, os saludo.
y este paisaje en mangas de camisa
que no le importa a nadie ms que a m,
es slo fe de vacas y pauelos de brisa.
SBADO
En Amsterdam
las gras hablan alemn.
La sinfona del puerto
llega con un andante de 100 000 toneladas.
Los trasatlnticos salen en re;
los remolcadores en mi.
U nos enanos pintan una proa enorme.
Desembarcan loros de Java
gritando en portugus.
Pasa una vaca poderosa
con aretes y cors. Petrleo de Mxico.
Fieras de Borneo. Tres millones de kilos
de caf.
El aire es mundial.
y mujeres -naturalezas- muertas.
Nos veremos a las 7 en Kalverstraat.
No puedo porque voy a la Sinagoga.
Es falso; la reina no abdicar.
"Simplicissimus." "Il Scolo d'ltalia."
"Izvestia." "The Times." "Sol y Sombra." "Le Joumal."
Curazao, 1920! Nostalgias marino-comercial.
y la divina poesa
circula paralela y tangencial
solfeando en una antigua geografa
el viejo caro y serio que sale de Amsterdam.
95
DOMINGO
La mesa es imponente
como un monumento a los hroes
de cualquier nacionalidad.
Reverencio al pescado,
brillante caballero medioeval.
Amo al cervatillo, tan fino
que ha muerto solamente de estar.
Sonrio a la naranja casi mondada.
Me entristece la torta acabada de violar.
y frutas deslumbrantes dignas de corbatas
propias a un garden-party tropical.
Granadas delirantes. Manzanas virgenes
-holandesas naturalmente-, y van
las miradas como rayos x,
penetrantes, inexorables, en paladeo augural
que hace brillar los labios y acidular los dientes
con un cierto apogeo magnifico y animal.
y la divina poesa,
como en las bodas de Canan,
hechiza el agua y el vino vibra
en una larga copa de cristal.
96
ODA DE JUNIO
ESTADIO NACIONAL
A Antonio Caso
y un pueblo a quien deleita la armadura,
y el corcel de batalla y la carrera,
tambin le da por cifra su ventura
en las coronas de oro, oliva y flores,
premio de los olmpicos sudores.
97
En el arco angular de una carrera
velocidades de fugaces quiebres
el sol aclarar con luz entera.
98
- ---- - - - 1
ESTUDIO
ESTUDIO
99
Pero callad aquel remoto y transparente,
oh trpico salvaje y maternal!
Callad el nombre que lav la fuente
en que volc sus cielos toda la tempestad.
(de Hora y 20)
Pues qu pues
con la primavera,
mi Seora,
pues qu pues?
Esto era,
o esto es?
Algo de Xochimilco
sobre las plazas tristes de Pars.
y esta boda otoflal
-actriz o bailarina cuarentona-
que es la primavera de Paris,
pone en las manos palmas y coronas.
Pues qu pues?
con la primavera,
mi Seora,
pues qu pues,
esto era,
o esto es?
y el automvil va a la madrugada.
Media hora de sol pinta la aldea
sin gallos que es Pars.
30 minutos para vivir, y nada ms.
100
-- - - - - - - -
ESTUDIOS
(fragmento)
IIJ
102
La frente cae como un fruto
sobre la mano fina y estril.
y el alma vuela.
y en una lnea nueva de la garza,
renace el tiempo,
lento, fecundo, ocioso,
creado para sofiar y ser perfecto.
Sol parisiense,
Sol bibliotecario y sacristn,
103
ve a jugar a la Amrica
en los muros astronmicos de Uxmal.
Frtate entre los helechos de Palenque;
rudate desde la pirmide solar
que los toltecas finos y civilizados
levantaron en Chi-Chn y Teotihuacn.
(Artistas y ordenadores de Tiempo
cincelan una piedra colosal.
Los ceramistas silenciosos desnudan sobre los vasos
la flor area recta de divinidad.
y el rey aseado y magnfico
levanta auroras desde su jardn en espiral.)
Sol parisiense, mi corazn es calle triste
por el mundo rutinario;
los fongrafos repiten lo que oyeron
y los hroes an van a caballo.
Eres el prvulo del limbo:
tu hasto no pasa de tu globo y tu aro.
Es preferible que nunca sepas
lo que desde el principio est pasando.
La risa es buena como la fruta robada
y estoy contento porque ya lo s todo.
Las respuestas van desnudas por las preguntas asesinadas,
el aire tiene cifras y el mar no es ancho ni hondo.
Sol parisiense, sol de chimenea,
sigue en tus ceros a la izquierda del uno, ,
juega con tus sombras hmedas mientras mis labios crean
las palabras iguales para salir del mundo.
POEMA ELEMENTAL
(fragmentos)
A Rafael Cabrera
EL AIRE
El aire es transparente
cual el silencio en una lectura prodigiosa.
104
-----1
y funde la cera voluptuosa
del medioda,
y es una rosa
de caminos estelares,
un fruto difano, una sombra divina
que acerca espritus y mares,
pjaros y naranjas,
nube ms piedras trridas y palabras marinas.
El aire es translcido
como el saludo de los amantes
en los grupos cordiales.
Ala en arcos invisibles
la palabra olvidada, las augustas seales
y las manos de la danza fnebre
que antes saludaron a la primavera.
El aire me persuade de tu ausencia, oh amorl
Aire, fino-aire, largo-are-lira, aire-cera.
EL AGUA
Aguas horizontales
con hombres y peces y nubes.
Aguas azules y verdes,
espacio palpitante,
atmsfera del paraso submarino
cuyas medusas arcanglicas
mudan ojos y manos en huertos coralinos.
Aguas reales del viaje fabuloso
manchadas como tigres por las guerras.
Aguas vctimas o insaciables en la sed de la tierra;
sorbo de sed, aguas vrgenes.
U na gota de agua
salv la ltima espiga del sembrado
o hizo temblar el dorso de Susana
entre las barbas biblicas del bao.
Agua del nadador que la divide
y la vuelve laurel o vida nueva.
En las tinajas familiares
el agua se hace negra
de silencio y frescor. Y el ritmo de los mares
105
vira el buque ladrn que hall en las islas fiestas.
Aguas verticales, horizontal, cermica y primera.
EL FUEGO
ESTUDIO
106
--------------
2. Donde me miraron
y mir.
Donde me acariciaron
y acarici.
(de Camino)
107
HORA DE JUNIO
A mi hermano
Hora de Junio:
espiga verde an, fuerza de abril, ligera.
j Ya de un golpe de remo y a la orilla
de alta mar!
El cuerpo hermoso quiere el infinito
y ya no la belleza. j La belleza
sin nombre, oh infinito!
A Jorge Cuesta
La esbeltez de ese da
ser la fuga de la danza de ella,
la voluntad medida en el instante
del reposo estatuario,
108
--- J
el agua de la sed
rota en el cntaro.
Entonces yo podra
tolerar la epidermis
de la vda espiral de la palmera,
valerme de su sombra que los aires mutilan,
ser fiel a su belleza
sin pedestal, erecta en ella misma,
sola, tan sola que todos los rboles
la miran noche y da.
As mi voz al centro de las cuatro
voces fundamentales
tendra sobre sus hombros
el peso de las aves del paraso.
La palabra oceana
se podra baar en buches de oro
y en la espuma flotante que se quiebra,
orse, espuma a espuma, gigantesca.
Un tringulo divino
macera su quetud entre la selva
del Ganges. Las pasiones
crecen hasta pudrirse. Sube entonces
109
el tiempo de los lotos y la selva
tiene ya en su poder una sonrisa.
De los tigres al boa
hormiguea la voz de la aventura
espiritual. Y el Himalaya
tom en sus brazos la quietud 'nacida
junto a las verdes mquinas del trpico.
El trpico entraftable
IIO
sostiene en carne viva la belleza
de Dios. La tierra, el agua, el aire, el fuego,
al Sur, al Norte, al Este, y al Oeste
concentran las semi11as esenciales
al cielo de sorpresas
la desnudez intacta de las horas
y el ruido de las vastas soledades.
HORAS DE JUNIO
111
Sigo la infancia en tu prisin, y el juego
que alterna muertes y resurrecciones
de una imagen a otra vive ciego.
112
I
_ _ --,111
"
del mar, del pensamiento, de la hora,
de la nica hora que me espera.
Nube de mis palabras, protectora!
HORAS DE JUNIO
113
Noche de la implacable poesa!
Por ti la misma sangre, tuya y ma,
corre el alma de nadie siempre abierta.
POEMA PRDIGO
114
--------1'
Apolo ha muerto.
Verted el vino sobre el mar inmvil.
Cerrad el libro del otofio.
Partid con la noticia hacia la Dride.
EXGONOS
(fragmentos)
XI
XV
(de Exgonos)
116
RECINTO
(fragmentos)
III
Yo acaricio el paisaje,
oh adorada persona
que oste mis poemas y que ahora
tu cabeza reclinas en mi brazo.
117
El aire tiembla a nuestros pies. Yo tengo
tu cabeza en mi pecho. Toda cuaja
la transparencia enorme de un silencio
panormico, terso,
apoyado en el plido delirio
de besar tus mejillas en silencio.
VIII
118
Yo solamente soy el vivo espejo
de tus sentidos. La fidelidad
del lago en la garganta del volcn.
(de Recinto)
ROMANCE DE TILANTONGO
(fragmento)
,4 llj'ra(n lfuerta
119
120
Furamos pechos de arena
donde se ahonda la sal
y un caracol de cristal
saluda a la luna llena
que ya con dicha o con pena
pisa igual el litoral,
hmeda sombra de arena.
Cudate Pefiscola,
ten tu corazn,
todas tus dos manos
le guarden la voz.
Entre el mar y t
suspend mi voz,
que t s610 sabes
por quin muero yo.
121
y entre mareas sombras
el cntico empapel.
Rumor pueril de otro pie
en el agua pareca.
Ay, poesa!
Tan lejos, tan cerca ests,
que con la cruz de lo ms
te sealo en este da.
HORAS DE JUNIO
(fragmento)
122
A LA POESIA
(fragmento)
A la orilla de la noche
el viento de la esperanza,
al corazn seduca
con su engaosa balanza.
123
EL VIAJE
4 de noviembre de 1946
(de Subordinaciones)
CEDRO Y CAOBA
(fragmento)
A Ram6n Galguera Noverola
Cedro y caoba,
la tarde baja
de garza en garza
y ahonda al ro,
ligeramente,
lo que se canta.
124
"
Cedro y caoba
viven pareja del paraso
cuya manzana mi sangre moja.
Franjas tardias
queman el cielo de una caoba.
Aire jilguero, y entre sus brazos,
la tarde toma.
Ay tarde sola
que te desgajas
cedro y caoba!
Restira el cielo
mantas azules
para la garza que sigue el vuelo.
Azul en sombra
lucero tiene.
Azul en luces
sus luces vence.
(de Subordinaciones)
125
NOCTURNO DEL MAR AMOR
(fragmento)
Ay de mi vida!
Puesta a lo largo del mar
slo le queda mirar
un pasaje con herida.
En sombras sonajeras
el agua su aire moj
y oleajes desenroll
ronca de angustias postreras.
126
,
------,,1
"
horario de desconsuelos.
Entre los dos viva muerte
secamente retoft
y la luna la enyes
con calmas de mala suerte.
Tu perfil en el espacio
pjaros sonidos daba
y el dolor de lo que acaba
puso el mar en tiempo lacio.
(de Subordinaciones)
127
ODA NOCTURNA A JUSTO SIERRA
(fragmento)
y me pongo a escuchar
aquella voz bronceada a fuego
que lleg del mar.
(de Subordinaciones)
128
---11
ji
SONETO
(de Subordinaciones)
NOCTURNO A MI MADRE
Hace un momento
mi madre y yo dejamos de rezar.
Entr en mi alcoba y abr la ventana.
La noche se movi profundamente llena de soledad.
El cielo cae sobre el jardn oscuro.
y el viento busca entre los rboles
la estrella escondida de la oscuridad.
Huele la noche a ventanas abiertas,
y todo cerca de m tiene ganas de hablar.
Nunca he estado ms cerca de m que esta noche:
Las islas de mis ausencias me han sacado del fondo del mar.
Hace un momento,
mi madre y yo dejamos de rezar.
Rezar con mi madre ha sido siempre
mi ms perfecta felicidad.
129
Cuando ella dice la oracin Magnfica,
verdaderamente glorifica mi alma al Seor y mi espritu
[se llena de gozo para siempre jams.
130
como la mano que en el agua va la esperanza a colocar.
Hermosa noche. Hermosa noche
en que dichosamente he olvidado callar.
Sobre la superficie de la noche
ray con el diamante de mi voz inicial.
131
El ngel de la noche tambin suefia.
Slo yo, madre ma, no duermo sin tu sueo!
(de Subordinaciones)
lo
Imaginad:
una espada
en medio de un jardn.
Eso es Moretos
Imaginad:
una pedrada
sobre ,la alfombra de una triste fiesta.
Eso es Moretos
Imaginad:
una llamarada
en almacn logrado por avaricia y robo.
Eso es Moretos
132
esas gargantas que vociferan rboles,
esos peldafios a pjaros y lluvias
cuando pasa la noche de resonantes piedras
y el sol sacude el sueo de la luz, all arriba.
133
Gritar Morelos y sentir la flama.
Gritar Morelos y lanzar la piedra.
Gritar Morelos y escalofriar la espada.
T fuiste una espada de Cristo,
que alguna vez, tal vez, toc el demonio.
Gloria a ti por la tierra repartida.
Perdn a tu crueldad de mrmol negro.
Gloria a ti porque hablaste tu voz diciendo Amrica.
Perdn a tu flaqueza en el martirio.
Gloria a ti al igualar indios, negros y blancos.
Gloria a ti, mexicano y hombre continental.
Gloria a ti que empobreciste a los ricos
y te hiciste comer de los humildes,
procurador de Cristo en el Magnifica!.
Gritar Morelos
es escuchar la Gloria y sentir el perdn.
(de Subordinaciones)
134
Agua de las primeras aguas, tan remota,
que al recordarla tiemblan los helechos
cuando la mano de la orilla frota
la soledad de los antiguos trechos.
135
y el guila de la cada,
sangra.
y la ventaja del amanecer, cedida,
sangra.
De quin es este cuello ahorcado?
Od la gritera a media noche.
Todo lo que en m ya solamente palpo
es la sombra que me esconde.
Empieza a llover
en el tablado de la tempestad
y la anchura del agua abandonada
disminuye la nave de su seguridad.
136
Te descubr,
y en ese instante
tras un diamante
solt un rub:
de asombro existo,
preclara cosa;
sangre dichosa
de haberte visto.
Rob a tu geografa
su riqueza continua de solemne alegra.
El que tumbe as el rbol de que estoy hecho
va a encontrar tus rumores entre mi pecho.
y es un cantar a cntaros,
y es la nube de pjaros
y es tu lodo botnico.
138
el reinado de las orqudeas se inici.
AS, cuando llueve socavando sobre el Usumacinta,
aun en la corteza de los viejos rboles
se encoge el terror.
El hombre abandonado que ahora lo puebla
fulgurar otra vez poderoso entre la muerte y el amor.
La sapientsima serpiente,
lo llev un da sobre su frente cenital.
9 de mayo de 1947
(de Subordinaciones)
139
NOCTURNO
(fragmentos)
III
x
Seor, tenme piedad, bajo el escombro
desta noche de pas y venenos.
Relampaguea, mrame en qu cienos
pudro la voz con que al azul te nombro.
140
Se ve el retoo entre mi pecho fuerte,
y un ngel con las alas compungidas
se interpuso entre m y aquella muerte.
MATER DOLOROSA
(fragmentos)
141
Todas las soledades no surgidas
llegaron en sus piedras escondidas.
Un harapo de luz cuelga del cielo.
SONETOS DOLOROSOS
(fragmento)
142
Lo que mi mano model tacteo
ms all del suspiro y la liviana
redondez temporal de tan humana
jardinera que hoy amarilleo.
SONETOS POSTREROS
(fragmento)
143
A JUREZ
(fragmentos)
1
Toda a fuego la Patria te sigui como en onda
de lava, lentamente, como quien va a triunfar.
Un nopal de paciencia por tu vida responda
y detrs de unos robles se escuche siempre el mar.
JI
144 I
.~
y si una flor silvestre puedo dejarte ahora
es porque el pueblo siente que en su esperanza adulta
tu fe le dar cantos para esperar la aurora.
1. ESCALERA AL MAR
A Lola Olmedo
145
A m qu me importa la espuma dilapidada,
ni el rostro de la roca,
ni el aprendizaje de catarata de cada ola del mar;
ni la publicidad de tanto ruido
para invitarlo a uno a meditar.
Hay una ctara escondida
que me llama en la oscuridad,
que sabe la historia de todos los peces muertos
de la boca del viento que baja
por la escalera que conduce al mar.
y ella es el testimonio de que hay alguien
escondido en la roca de la que tan entraablemente
hace su aparicin el manantial.
Diego Rivera
DISCURSO A CANANEA
(fragmento)
No he de hablar de la sangre
ni de su prodigioso contenido;
ni del puo cerrado que gobierna
del lado izquierdo el regado exacto
para que todo el cuerpo se alimente
sin que rganos o msculos carezcan
de cuanto equilibrando necesitan.
No he de hablar de la sangre,
viajera silenciosa,
146
l invisible y entubado pez,
vivo milln de gotas lquidamente augusto,
disciplinado al ritmo aparatoso
de un pequefio universo,
origen de razn y poesa.
La sangre,
la de los vasos siempre generosos,
la energa circulante a cada instante,
la que hereda zafiros, lodazales,
crepsculos llorados en recuerdo
de amanecido truenos militares.
No he de hablar de la sangre,
la aurora injustamente derramada
como el vino que espera al invitado
que va a llegar, pero que no ha llegado
porque un tzentzontle ha muerto en su ventana
cuando l iba a salir ...
No he de hablar de la sangre
con que el niilo al nacer mancha
su acto de nacimiento.
147
regresa al tiro envuelto en sombras miserables,
en trombas minerales,
en laringes de gases
y entre gallos de amanecer
as arrastrados como perros muertos
al rico basurero de la mina.
Dentro del gran odo de la mina
se escucha el ritmo de los hombres
que necesitan ocio y poesa;
hombres fragmentos de escombros,
hombres mendrugos
debajo de la mesa de capital jaura.
El ajetreo de la catstrofe
construye lneas
y el cielo llega con el galope que un trueno gua.
148
Naturacosa tartamudea
ante el desfalco de su riqueza.
149
La ausencia se llev modos y sombras
y slo quedaron la noche y el da.
Por qu construir aqu? Qu decisin
de aislamiento tan alto y rebosante?
Todo a la luz del cielo ya la sombra
de todas las estrellas. Toda entera
la consideracin del Urubamba.
U na vida alegrica rodeada
de una especie de injusta perfeccin.
Nada supimos ni sabremos nunca.
150
Un silencio de pjaros ausentes
predomina
y con el cielo metido en mis ojos,
la maana me mira.
(de Reincidencias)
SIN TITULO
151
en que mi vida huy para tu vida.
(de Reincidencias)
ESTO SOY
152
como en el centro de la Tierra.
Gracias a la noche
puedo llevar la cuenta de los das.
He crecido como un rbol
para necesidad de los pjaros.
El jaguar y la serpiente me conocen.
En la piel de uno
el jeroglfico del otro
inscribo. La iguana y yo somos hermanos verdes.
Hay algo en m de lo que no hablar
sino hasta el da en que mi corazn enmudezca.
El da en que esto
sea aquello.
El juego saludable
del cielo y la tierra.
Pero pasando
a lo deliciosamente transitorio,
declaro que vivo en m
para todo y para todos.
El odio animal
se echa a los pies de la Poesa
y descansa un momento
oyendo invisibles coros.
Ay de nosotros
si no fuera por la Poesa!
Aunque la realidad, magnfica y sola,
est solamente en Cristo.
Es el Amor
que ha creado el amor.
Yo soy el mendigo de todas las cosas
enriquecido por el Amor.
Flor y canto.
Bolvar
es la montaa de mis ascensiones,
para ver el mundo.
En mi corazn,
est alegremente escondido
Francisco de Ass.
Cuauhtmoc,
enorme diamante sin lgrimas.
que todo lo vio.
153
Me destrozo y me reintegro con l.
Lo que sea el amor est en mis ojos
para volverme nube en la llanura.
Cuando la sombra est en el cielo
renazco siempre para no olvidarme.
POEMA
154
UN SONETO
(de Reincidencias)
ELEGA
En las tardes
abecedariamente desledas
sobre el cuaderno triste de la aldea,
t me decas
las cosas eternas
con la dulzura de tus ojos
que perseguan mis palabras por parejas.
Yo te contaba el cuento de mis viajes
cual si te recitase una balada;
porque entre Rio de Janeiro y Buenos Aires
hall tu nombre escrito 100 veces sobre las casas.
_HEs que el mundo se llama como tu novia",
me decan mis amigos.
155
y yo salia a regalar tu recuerdo
ciego de ti.
y enjardin mi soledad
entre las muchedumbres.
y a las vocales del mar
entraba yo desnudo como una L.
Un da descubr una isla
(naturalmente muy cerca de la playa).
y se me fueron las lgrimas en plena geografia
al saberla con tu nombre y mi abundancia.
y esa noche yo grit tu nombre
y me respondi la muerte cada vez ms joven
caminando sobre el recuerdo de tu sonrisa.
En las tardes
abecedariamente desledas
sobre el cuaderno triste de la aldea.
yo te contaba el cuento de mis viajes.
y t alzabas en tus ojos el poema.
Pars. 1927.
RECUERDOS
156
--------!
y la columna armoniosa de tu desnudez
a la que yo amarro toda mi forma,
tiene de luz, tiene de color,
tiene el esplendor de una esbelta corona.
II
Me deja un momento
reclinarme en su hombro?
No volvimos a vernos.
La ausencia furiosa pobl mis contornos.
Yo estaba entre ros y bosques.
T entre altas montafias de luces mirndolo todo.
157
uno solo
y todo,
somos.
III
y te adoro y tu ausencia me da
la certeza de un d!a sin vida.
Deslio tu nombre en mi nombre
y cierro los ojos a todo,
dejando en un lago de olvido la flor de tu isla.
A.O.S.T.
158
1,
COSILLA PARA NACIMIENTO
Si al pequeilo planeta
le nace un sol
es porque todo es fuego
su corazn.
Quemmonos y ardamos
entre ese fuego
como la sombra limpia
que da la alhomada
del mejor sueilo.
La colina desnuda
se viste a solas
con toda la mailana
que la rodea y atesora.
El mundo pequeilito
se ha vuelto enorme
porque Dios ha nacido
para los hombres.
159
Porque Dios ha nacido
bajo la noche,
la noche ser el pozo lleno de estrellas
que nos asombre.
Saltar el corazn
en la paz de la noche
[1952]
(de Cosillas para el Nacimiento)
Apenas en el mundo
un Nio cabe:
pedacitos de cielo
son sus paales.
160
COSILLA PARA NACIMIENTO
El guila y el vuelo
consideran la Luz de la Estrella
esta noche de Luz.
Despus volarn a Patmas.
Da de Navidad de 1976.
Lomas de Chapultepec
(de Casillas para el Nacimiento)
161