Ricardo Piglia y La Máquina de La Ficción
Ricardo Piglia y La Máquina de La Ficción
Ricardo Piglia y La Máquina de La Ficción
Ricardo Piglia
Resumen
A partir de la obra La ciudad ausente, este ensayo plantea la discusin de cmo la maquinaria textual
de Ricardo Piglia dialoga con el museo literario de Macedonio Fernndez, Roberto Arlt y Jorge Luis
Borges. A travs de las metforas de la mquina de relatos y del museo de la tradicin, la novela tiene
como temario un mundo del final del siglo en que los experimentos polticos, cientficos y
tecnolgicos inventan seres y lenguajes artificiales, alteran los conceptos de ciudadana y
nacionalidad, y resisten al desaparecimiento de las tradiciones culturales.
La ciudad ausente, novela de Ricardo Piglia (1993), a partir de su ttulo ya indica que su tema
ser la prdida. En un momento en que los centros urbanos se constituyen como espacios
lagunares y atpicos, sus habitantes se tornan ciudadanos cyborg y transitan por avenidas y
metros como cuerpos mecnicos que precisan ansiosamente cruzar espacios, idiomas y algn
afecto en un tiempo esquizofrnico y vaco. Presos en los engranajes de la ciudad-mquina, sus
habitantes reproducen movimientos previsibles, ordenados, automticos, como en una lnea
de montaje fabril. Por otro lado, el monstruoso cuerpo resoplante de la metrpoli se
desordena frecuentemente y devora a sus propios hijos.
En La ciudad ausente, en el templo de cristal del museo de Buenos Aires, una mquina de
narrar desenvuelve el dilogo de los muertos de Dostoievski como una forma de resistencia a
la desaparicin de la ciudad y de la narrativa. Este minotauro femenino, prisionero del
laberinto urbano, revierte la leyenda y, en lugar de devorar a los ciudadanos, se alimenta de
antiguas historias que Miguel Mac Kensey, argentino hijo de ingleses y ms conocido como
Junior, debe descifrar, preservar y divulgar. Esta narrativa femenina, reticente y resistente, es
la forma replicante y alucinada que la ciudad contempornea encuentra para hablar de s
misma y de su agona finisecular. La novela discute, as, cmo algunos elementos femeninos
del mundo contemporneo -ciudad, mquina, mujer, narrativa, tradicin cultural- se
despliegan en monstruos, multiplicidades, nudos blancos, seres artificiales, familias literarias y
lenguajes insulados en los guetos tnico-polticos. Como una Eva futura, la obra de Ricardo
Piglia disemina el fruto prohibido de las versiones apcrifas y de las confabulaciones esttico-
polticas que permiten la emergencia de la historia de los vencidos y de una distinta manera de
vivir y narrar.
Para Ricardo Piglia, el narrador vive slo dos o tres experiencias traumticas, que definen el
futuro de su texto:
Todos los acontecimientos que uno puede contar sobre s mismo no son ms que manas.
Porque a lo sumo qu es lo que uno puede llegar a tener en su vida salvo dos o tres
experiencias? Dos o tres experiencias, no ms (a veces, incluso, ni eso). Ya no hay experiencias
(las haba en el siglo XIX?), slo hay ilusiones. Todos nos inventamos historias diversas (que en
el fondo son siempre la misma) para imaginar que nos ha pasado algo en la vida (1980: 41-2).
Las historias contemporneas sustituyen los consejos y los guiones definitivos por las
interrogaciones frecuentes sobre la propia naturaleza de lo literario. En este sentido, el
"escepticismo en torno a la posibilidad de la existencia de la historia, del relato de la historia y,
en ltima instancia, de la experiencia" (Schvartzman 1996:1) funciona como motivo para que
se escriba una nueva historia. En el vaco dejado por la narrativa ejemplar, surge otro texto
que se construye con esa ausencia. Narrar implica, as, una sucesin de experimentos con la
prdida donde el equvoco, el engao y la falsificacin condenan a los escritores a invenciones
que mezclan gneros, estilos, dialectos, temas. Para evitar la transformacin del lenguaje en
una masa amorfa, reducida a clichs de poca o de la cultura globalizada, se necesita
monitorear la construccin del texto, la productividad de los cruzamientos discursivos, la
seleccin del material que ser "ficcionalizado". La literatura construye su diferencia como
condicin de su existencia, en un proceso conflictivo de aproximaciones y distanciamientos de
otros textos, en que relaciones marcadamente metonmicas orientan apropiaciones
hipertextuales.
Apropindose de los relatos como si fueran cuerpos femeninos, los narradores de Piglia
transforman el lenguaje de las biografas en confidencias, cartas y diarios apcrifos. Al
desdoblarse en Evas, mquinas o monstruos, el cuerpo femenino de la novela es el espacio en
que los lenguajes revuelven el polvo del museo de la tradicin transformndolo en el
laboratorio que experimenta el futuro. En una poltica de cut-up, la obra de Ricardo Piglia
procesa textos de las ms variadas procedencias, culturas, estilos y gneros. As, podramos
decir que en el cuento titulado Nombre falso - Homenaje a Roberto Arlt predominan las
formas textuales de los diarios, mientras en la novela Respiracin artificial prevalece la
escritura epistolar. En el libro de cuentos Prisin perpetua hay una experimentacin de
microrrelatos o de apuntamientos para relatos futuros que se desdoblan en narrativas ms
largas dentro de esta propia obra o fuera de ella. La composicin de La ciudad ausente es
semejante a la de Prisin perpetua, aunque las narrativas de la mquina funcionen, hasta
cierto punto, como un elemento organizador de la novela. En la pera La ciudad ausente
ocurre la transformacin del relato en texto dramtico y su contaminacin con los lenguajes de
la msica, de la imagen y del cuerpo de los actores. Cuentos morales ya configura una nueva
mezcla: en este libro estn los textos de La invasin, primera obra de Piglia, y tambin algunos
relatos de la mquina y microhistorias de Prisin perpetua. El libro ensaystico titulado El
laboratorio del escritor no casualmente tiene como texto de apertura el cuento "El fin del
viaje" que, al lado de entrevistas y ensayos, recupera o desarrolla algunas propuestas ya
trabajadas en Crtica y Ficcin. En la obra La Argentina en pedazos, la creacin de Ricardo Piglia
se torna literal y fecundamente colectiva, ya que reedita, bajo la forma de videos, varios
cuentos argentinos consagrados por la tradicin y reveladores de una imagen del pas
alucinada por la ciudad de las letras.
Para mantener en actividad el museo literario, los textos de Piglia desenvuelven una escritura
biogrfica referente a personajes de la historia de la literatura, de la historia de Argentina o de
su propia vida. Diseminndose en textos destrozados y anacrnicos, muchos de ellos del orden
de la escritura privada y femenina, el autor re-semantiza su propia tradicin y desenvuelve una
especie de autobiografa -que es tambin una historia de la literatura y de la poltica
argentinas- y la ofrece en espectculo pblico. Este texto residual, aunque inscriba al autor
como personaje de su propia obra, construye tambin una perspectiva des-centrada, que
destruye la propiedad autoral.
La historia de vida de Ricardo Piglia en cierta forma constituye una imagen de esta situacin,
ya que l debe su formacin de escritor a un diario -en que intentaba recuperar la casa de la
niez, perdida cuando la derrota del peronismo oblig a su familia a mudarse de Adrogu- y su
perfil de lector, a las influencias del "ingls" Steve, que de hecho era americano y fue el primer
crtico de sus textos. Muy temprano, Piglia convive con el deseo de registrar las prdidas de
casa, ciudad y nacin y, al mismo tiempo, forjar su mirada estrbica, de lector de los mrgenes,
a partir de la ficcin extranjera. En la tensin creada por diferentes relatos, Steve se constituye
como un padre textual, cuya historia es re-contada siempre, a travs de personajes como
Marcelo Maggi, Stephen Stevensen y Russo. De la misma manera, el sujeto civil Ricardo Emilio
Piglia Renzi se torna personaje de s mismo, encarnando al narrador detective Ricardo Piglia de
Nombre falso o a Emilio Renzi de La ciudad ausente, Respiracin artificial y Prisin perpetua.
Esa volubilidad extrema de los procesos narrativos late en las ltimas escenas de La ciudad
ausente, a travs de la imagen paradojal de la mquina de relatos, aplastada, posada sobre
cuatro pequeas patas en el centro del museo, semejante a una tortuga en su aparente
inmovilidad; ella guarda en el casco la memoria de la utopa lingstica primordial e insiste en
continuar narrando. A pesar de saberse anacrnica y vigilada por las cmaras del guardia
Fujita, la narradora recupera los recuerdos de Erdosain, Raskolnikov, Molly, Hiplita, Elena, Eva
Pern. Cansada de procesar la memoria ajena, la mquina siente que "en el hilo de la noche se
cae ese tul de increble cansancio" (Piglia 1993:136), pero se arrastra hasta el borde del agua
del lenguaje. Esperando el trmino de los plazos que nunca llegan, Elena es el experimento del
lenguaje del porvenir, parpadeando su luz azul y argentina en el centro del museo. En el
futuro, tal como Lnnrot, ella nos espera para que las historias de los Steves continen siendo
contadas.
OBRAS CITADAS
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