Garibaldi en El Uruguay PDF
Garibaldi en El Uruguay PDF
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GARIBALDI tEN ÉL URUGUAY
SETEMBBINO E. PEREDA
TOMO I
MONTKVIDKÜ
Imtirenla •> Kl Siglo Ilustrado*, de Gregorio V. Marino
338 — GALLR SAN JOSK - 938
1349453
DEDICATORIA
El Autor.
PROEMIO
-
9
SETEMBRINO E. PEREDA.
ANTECEDENTES DEL HÉROE
JOSÉ GARIBALDI
Tomado del natural en Montevideo, por G. Gallino, y reproducido en Torino
por la Litografía Doyen y Comp. en 1848
ll) Tomo I do las «Obras Completas« del doctor Alberdi, artículo intitulado «A los re—
publican'»s del Rfo Grande».
EN LA METRÓPOLI URUGUAYA
(!) Las ropas fueron por ellos colocadas en un palo qno amuriaron en tan sm gúieris
nave.
30 SETEMBRINO E. PEREDA
10 la vorrei deserta,
I suoi palagi infranti
Ed io de l'Alpi a l'erta,
Le sue cittá fiunanti
Scorgere e con sardonico
Sorriso contemplar,
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OABIBALDI —3
34 SETEM BRINO E. PEREDA
(1; Este es el nombre que consigna Garibaldi en sus Memorias: pero Mario lo apellida
Delarea en la página 7'J de su obra G'arilt.Jdi c i si>ot ieuipt.— Dumas eseribe dc f^rca.
44 SETEMBRINO E. PEREDA
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GARIBALDI EN EL URUGUAY 4g
(1) Doco días después de s» alumbramiento, huyó do SimVi, llevando dolante de la silla
,lo su cabalgadura a su iiaqueño vastago.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 51
t1) Antonini, que era comereiante ni por mayor, tuvo su casa de negocio en una de la»
esquinas que forman las calles Zabala y Sarandf.
54 SETEMBRINO E. PEREDA
.
voluntaria ceguera fingían no comprender,, él lo había enten
dido claramente : en el Plata no se combatía tan sólo por la
libertad de una pequeña república, sino por la causa de toda
la humanidad,. y uiilgún hombre de corazón tenía el derecho
de decir: "esta guerra no me atañe". A su entender, la
cuestión era sencillísima : se trataba de libertar de un mons
truo la tierra, y quien tuviera corazón, debía intentar!i.
Libre la grande Francia, la ilustre Inglaterra, la vieja Eu
ropa y la joven América, de tolerar en paz y de acariciar
a la fiera con semblante humano que desde hacía do'.e
años desolaba a ambas orillas del Plata, le era negada a
Garibaldi esa libertad. Su nobleza lo obligaba, la sangre
heroica que corría en sus venas lo forzaba a caminar direc
tamente hacia el monstruo y u medirse con él. Hércules
debía atacar de frente a la hidra, y Teseo no podía huir del
dragón. (1)
Por eso ha dicho con propiedad el distinguido publicista
argentino, doctor José .Manuel Estrada, que contra los tiranas
son hermanos todos los hombres libres, y que cualquiera sea
el brazo que contra ellos se levante, es brazo bendito que
venga la iniquidad y extirpa lo abominable.
El doctor Bartolomé Odicini, que tan señalados servicios
prestó a los italianos y al país entre nosotros, refiriéndose al
espíritu altruista de los uruguayos, se expresa así: "La jus
ticia exige se diga qu« en aquella capital de la República
Oriental, Garibaldi encontró, apenas, desembarcado, cómo
emplearse y fiuar lo necesario para su familia, con la misma
facilidad con que lo encuentra cualquier recién desembarcado
que sea hombre de bien, activo y con ganas de trabajar. Mon
tevideo es una ciudad cosmopolita, hospitalaria por excelen
cia, donde solamente pasan miserias los que por haraganería o
una mal entendida vergüenza de trabajar, se entregan a los
vicios o al dolce far nientc. Allí todas las profesiones, todas
las artes, todas las industrias son libres, y los extranjeros
son bien recibidos y admitidos en el ejercicio de su oficio."
Pero antes de relatar su brillante actuación en la República
Oriental del Uruguay, haremos un paréntesis, echando una
en las aguas; ira gran paño azul, obscuro como el fondo del
cielo en noche de borrasca, simbolizado con cuatro bonetes ro
jos en las esquinas y un sol también rojo en su centro. Para
Rosas no existían tradiciones patrióticas; su capricho prima
ba sobre lo más sagrado o lo más digno. (1)
El almirante Brown recibió dicho encargo por decreto fe
cha 3 de febrero de 1841, y desde un mes antes.—desde el 22
de enero, — se hallaban clausurados los puertos de los ríos Pa
raná y Uruguay para el acceso de todo buque que no perte
neciese a la matrícula argentina, además de ostentar, el pa
bellón nacional. Los de procedencia oriental, fueron declara
dos buena presa.
Joaquín Hidalgo y Antonio Toll tenían hasta entonces el
mande de los buques de Rosas, sin que su presencia en los
ríos impusiese el menor temor a Coe y Bivoi, que operaban
en el Plata, ni a Founnantin en el Uruguay, con cuyos mn.
rinos orientales estaban muy lejos de competir en el concep
to de un distinguido patriota argentino y escritor de fuste.
Los nombres de aquéllos, según su expresión, no se podían es
cribir al lado de los de estos últimos; y a pesar de los apres
tos navales, tan ponderados, del tirano, su fuerza era menor
que la de la República Oriental, cuyo Gobierno hacía adqui
siciones excelentes a este respecto, y poseía medios marítimos
superiores tal vez a los de Buenos Aires.
En todo esto tenía razón el eximio publicista a que aludi
mos; pero se equivocó cuando supuso que el almirante Brown,
que se encontraba delicado de salud, "en ningún caso querría
tirar sobre sus camaradas de 1829", puesto que sus escrúpu
los no llegaron a tanto.
Sin embargo, la escuadrilla de Buenos Aires constaba ya
de seis buques de guerra;
Brown, al mando de su numerosa escuadra—como lo dice
con toda propiedad otro historiador argentino—era el agente
de Rosas para mantener sus teorías: vigilaba los ríos y no
permitía que ningún buque, si no llevaba al tope la bandera
federal, lo cruzara en ninguna dirección. Los decretos del
Restaurador, privándoles del agua a tales o cuales provincias
(1) José María Romos Mejfa: «Rosas y su tiempo», lomo IIí, p;'tgina 3~4.
(2) Pelliza: 'La díotadura de Rosaa», págini 331.
(3) Ramos Mejfa, obra citada, paginas 874 y 375.
(4) Pelliza, cllistoria Argentina», pagina antes citada.
l5) Registro Oficial, afio 1812, deereto 1539.
(6) V&isc Rsqistro O/Ida', año 1811,. número 14'37.
(7) Ramos Mejfa, obra citada, pagina 37G.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 61
t1) 'Historia política y militar de las Repíblicas del Plata-, tomo V, págína 171.
64 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) Este certificado figura en el folleto publícalo en 1849 por el general Correa, defensor
de Fourmantin, y de el poseemos un ejemplar.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 65
Exemo. señor :
(lj Habiéndose pasado a Rosas, con la Palmar, a raí/, del combate del 20 de majo Jo
3Ki|, el tirano argentino lo hizo reducir a prisión y maniatar.
70 SETEMBEINO E. PEREDA
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72 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) Parte del almhanie Brown, fecha 26 de mayo de 1841, pasado desde a bordo del
bergaulín de guerra Gftxral Iklgranc,
GARIBALDI EN EL URUGUAY 73
t1) Parte del comodoro Coe, pasado desde u bordo -le la corbeta de gnerra Sarandi, fren
te al puerto de .Montevideo, el 4 de Agosto de 1841.
76 SETEMBRINO E. PEREDA
(1; Debe tratarse de im error de copia o d • imprenta. Esto parto do Coe aparoce publica«
do en «El Nacional» de Montevideo, del 28 do diclembre, núor'ro 917, y en él se dice una
de la maiiina. 8in embargo, «El Compás« del 22, como qunda consignado, maniflesta que
los buques de lirown abandonaron su fondeadero a las 9 a. m.; que l» las 11 se perdieron
de vista, y que a la 1 de la iar;l? empezó a oie.so algún e;iíioneo. Brown da otra hora en su
• parte, corao se vertí mas adelanto, pues asevera que el fuego principió a las 11 1.'2 a. m.
De cualquier manera, e í indudable que el combate del 21 no tuvo su iniciación a la madrugada.
Pero no nos explicamos la contradicción en que incurren ambos j.fes, máxime ctiando el
. citado pt'riólico montevideano b:ice referencias precisis e invoca el teUiminio de lodos los
habitantes de la Capital uruguaya.
OARIBALDI EN EL URUGUAY 79
(1) Extremidad de la costa del Cerro de Montevideo que penetra en el Piala. En la ense
nada que forma hay un importante guiadera. Véase «Diccionario Geográfico del ITrufruay»,
por Orestes Araujo.
(2> Vease »¡ número 666 de «El Constitucional».
(3) Parte di? Coe al Ministro de Guerra y Marina, fecbado en la radn de Montevide> el 26
de diciembre.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 81
(l; Véase iKI Compuo, numero 103, sección Coms¡nnd-¡m'a, fechnu de enero de 1843.
GARIBALDI — С TOMO I
82 SETEMBRINO E. PEREDA
rales del NE. y del E., que me han obligado a cruzar a la vista
de la Colonia y Punta de Piedras, impidiéndome absolutamen
te buscar al enemigo, mas visitando hoy dos buques mercantes,
procedentes de Buenos Aires, acabo de ser instruido, aunque
imperfectamente, de tan inesperado como funesto suceso, dé
la toma o apresamiento del Cagancia por el enemigo, en la
mañana del 10. 'Confieso a V. E. que, sin temer que tan ex
traordinario acontecimiento pueda decidir la cuestión de li
bertad, en el Río de la Plata y. sus confluentes, he sido, sin
embargo, fuertemente sorprendido por él; así por sus verda
deras consecuencias, cuanto porque estaba fuera de todo cálcu
lo.—.Nada era más difícil e improbable, que tal captura,
EXCJIIO. señor: el último aspirante de la tripulación del Ca.
gancha, estando en su juicio, lo habría puesto en salvo, a fa
vor del buen viento que tuvo en la noche del 9, y por la im
posibilidad de atacarlo formalmente en que el mismo viento
retenía al enemigo".
El coronel Coe, que había ido a parar al puerto de Buenos
Aires, mientras Brown se dirigía al de Montevideo, en vez
de perseguirlo y cumplir sus deseos de decidir la guerra na
val ea un combate, se ensaña con el comandante y la tripula
ción del Cagancha, poniendo en duda, más que sus aptitudes,
la rectitud de su conducta.
¿ Hubo traición, o se trata únicamente de un percance des
graciado de su 'parte? Esto último hemos creído siempre, y así
lo entendió 'el coronel Díaz, quien dice a este respecto lo si
guiente :
"Este desgraciado bergantín, como si se empeñase en des
mentir la razón por que se le había nombrado en la lengua de
Camoens, Prontúlao (prontitud), siempre andaba despacio y
atrasado; se encontró solo en medio del pequeño océano, que.
constituye el estuario del Plate, cuando rayó' el día siguiente
al del combate. Pronto empezó a descubrir velas en el hori
zonte, que reconoció ser de la 'escuadra enemiga que se reti
raba en desbande, y para sustraerse a la acción de aquellos
buques, resolvió el comandante picar .la arboladura, pues así
creía no sería visto. Probablemente ya lo había sido, porque
en el día fué rodeado y ocupado.
"Esa presa llegó a Buenos Aires a remolque de los buques:
rezagados de Brown, después de haber arribado éste en las
timoso estado.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 87
•1) Anto:i;o Díaz, «llUíoria poldiiM y militar de las Repúblicas drl Platn>, lomo V,
pígs. 182 y 1S3.
QARIBALDI EX EL URUGUAY 89
(1) Aunque estas referencias so las olmos más de una vez ni seílor Rombys, que nflos
después do lo que dejamos narrad» se radica en Paysandú,— en cuya localidad falleció n
una edad avanza'la, slendo Agente Consular de Italia, —a fin de no incurrir en algún error
de interpretación, ocurrimos últimamente a su hijo Manuel, quien refrescó nuestra memo
ria al respecto, facilitándonos unos apuntes.
SETEMBRINO E. PEREDA
GARIBALDI— 7 TOMO I
98 SETEMBRINO E. PEREDA
(1, En el capítulo simiicute, se verá (pie Coe no dió se6alcs de vida, a posar de l
rcaparecido Brown frente a! puerto de Montevideo.
100 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) Dieh'> triunvirato lo formaban los generales Fructuoso Rivera y Juan Antonio Lava.
lleja y el coronel Venancio Flores.
(2) El Arroyo Malo está situado en el departamento de Paysandñ, sobre la margeu iz
quierda del río Uruguay, a imos tO kilómetros de la ciudad.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 101
U) El 10 de febrero de 1808.
(2) Sin embargo, (GUIO consta en el documento que aparere en ntro lugar, el general
B>UlIe manifiesta que Pupuy figuró entre los autores del motín que debió esta'lar el lü de
julio de 1848, contrá el (;obienio de que el propio Batlle f»rmala parte como Ministro de In
Güeña y Marina. El hecho, pues, de que slendo Presidente de la República le haya dis
cernido un cargo de tanta confianza, revela que en el corazón de ese distinguido militar
no se anidaba el sentimlento mezquino del odio y la vengnnwi, sino el espíritu levantado
de la tolerancia y la justicia.
(3) El señor (.;omensoro reemplazó al general Raillc el 1.° de marzo de 1872, fecha en
que éste cesó en In Presidencia por expiración legal de le» cuatro años que nwca el artículo
75 de In Cons(itución de la República; pero aquel emininte ciudadano, ló'.o estuvo al freute
del Goblcino hasta el 15 de febrero de 1878, en que fuó sustituido por el Presidente de la.
Asamblea (.;eneral, que el 1." de marzo siguiente eligió al doctor don José E. Ellau>i.
104 ' SETEMBRINO E. PEREDA
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G»n1BALDi-8
114 SETEMBRINO E. PEREDA
(lt Memoria» júslumua, tomo IV, ptfgímis !i7 y signientrs, cdii.ii'n dc 18ÜÍ.
122 SETEMBRINO E. PEREDA
' ' Extraño, amigo mío, que 'usted me encargue que al res
ponderle, no olvide .mi acreditada imparcialidad. Sabe uste' I
que yo no he sido agraviado por Rosas, ni he nacido en estos
países, ni me he mezclado en sus contiendas: y que he mora-
do en la ciudad de Buenos Aires desde 1824, en que la con>
cí, hasta 1838, en que me trasladé a Montevideo, donde he .se
guido observando a los hombres y a las cosas. De consiguien
te, mis opiniones sólo pueden resentirse de aquella especia de
parcialidad que el hombre contrae, a despecho de sí mismo,
en fuerza de sucesos que pasan a su vista, que afectan su co
razón y hablan poderosamente a su entendimiento. Por lo do
más, la pregunta que usted me dirige tiene grande analogía
con la célebre cuestión en que intervine en Italia, cuando
con motivo de las convulsiones del Piamonte en 1822 se trata
ba de clasificar el proyecto de declaración al general Schilly
contra el Gobierno Austríaco, aunque absoluto, muy preferi
ble al de Rosas. Sabe usted que yo opiné en favor de un acto
cuyo objeto era salvar las libertades italianas.
"¿Cómo ha podido usted dudar de mi sentir tratándose hoy
de un gobierno monstruoso como el de Rosas? Sin embargo,
en esta clase de actos, no es tanto su sustancia lo que excita
la atención y fija la opinión, cuanto el modo y forma con que
se practican. Si 'en la especialísima situación en que se en
cuentra el general Brown, él pusiera la escuadra, que manda,
en poder del Gobierno Oriental, a ley de depósito ; si él se abs
tuviese de obrar y de emplearse en servicio alguno contra Ro
sas, domiciliándose donde más le conviniese; si pactase que
los jefes, oficiales, tropa y tripulaciones de ella, habían de
conservar siempre la verdadera bandera argentina, y ser con
servados por el Gobierno Oriental y devueltos con todas sus-
pertenencias al primer Gobierno amigo que se establezca des
pués en Buenos Aires; si en este convenio de honor y buena
fe, se diere alguna intervención, como por vía de garantía y
respetabilidad al . general Paz, en quien está hoy asumida de
hecho, una especie de representación de toda la emigración
argentina; y en fin, si el día mismo en que tuviese lugar esre
suceso memorable, publicase el general Brown un manifiesto
acerca de los desinteresados y grandiosos motivos de su con
ducta, me parece infalible que en ambas márgenes del Plat ч,
en los Estados de América, en Europa mismo, él sería contes
tado con un grito profundo de aprobación y gratitud.
128 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) •Tenlente general Djnato Alvares.—Su vi'la miliiar», píginas Ja y 4'i. — Rueuos A'.
res, 1910.
GAUIBALDI— 10 TOMO I
146 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) Adolfo Saldías: «Historia (le la Confederación Argentina. — Rosas y su épociu, tora*
III, página 3tt.
(2) «Memorias postumas», tomo III, páginas 3G9 y 370.
150 SETEMBRINO E. PEREDA
<1) Juan A. Mendoza, mayor de Iníantería: «Revista Nacionab, año 1893. página ol.
(íl Domingo F. Sarmiento: «Facundo o Civilización y barbarie•.
152 SETEMBRINO E. PEREDA
íl) Se dió lectura a unos patrióticos Tersos de .ítmna P. Manso, a la sazón en Momevidecv
titulados «A Corrientes iencedora«.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 153
¡Viva la Federación!
DECRETA :
•
!1) Adolfo Saldíus: «Historia de la Confederación Argrntiun», lomo III, púgiim 334.
(2; Saldías, obra y pagina citadas.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 155
(!', Josrt Marfa liamos Mejfa, obra citada, tomo III, pagina 3:¡1.
fj) Paul Groussac, obia ciüiJa.
i3i Parle de Oribe, fechado en Metán el 3 de octubre de 1841 y publicado en 'La Ga
ceta Merea[ilil» del 28 del mismo mes y año. La deciaración de Avellaneda, puede verse
en el número correspondlente al 2 de noviembre del mismo periódico.
(4) «Memoria histórica de la Provineia de 'í'nenm.'m . página 251. — Ramos Melfa, obra
citada, página 332. —Este historiador hace presente que si birn el doetcr Saldías refiere el
fusilamlento de Burda en su « His(oria de la Confederación Argentina >, no menciona el
hecho bárbaro de que se trata.
GARIBALDI EN EL URUGUAY . 159
¡Viva la Federación!
¡Viva la Federación!
Mendoza, mayo 31 de 1842; año 33
de la Libertad, 27 de la Indepen
dencia y 13 de la Confederación
lArgentina.
ALDAO.
(1) Adolfo P C'nrran/ji, «Mrmorias dd g'.nv.ral (in.gurio Anioz de Ui Madn,U, (o;uo II,
166 SETEMBRINO E. PEREDA
Junio 2.
Junio 2.
El Gobernador dc Corrientes,
(Reservada.)
Compañero y amigo:
El genio del mal parece que siempre anda cruzando nues
tros 'mejores designios en obsequio de la paz, buena inteli
gencia y seguridad 'de nuestra cara Patria ; tal debe hab..r
sido el que le inspiró mandar al doctor Derqui en calidad de
enviado a Corrientes, después de los sucesos del Paraná, de
que creo a usted todavía poco instruido; a este hombre, cu va
inconsecuencia se ha empeñado provocar él mismo: a esté
hombre, qiie maldice a su mismo comitente: a este hombre.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 177
ntRIBtLnl- 12 TOMO I
176 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) Por deerelo fecha 7 do junio, oí (i.»bornador Forré admitió la rommcin que el doctor
Derqui tilevó del cargo do Asosor Gcn«ml r Auditor de Guerra.
GARIBAIJH EN EL URUGUAY 17(J
«
CATMBALDI EN EL URUGUAY 181
Parta oficial ,
Excmo. señor:
Participo a V- E. que acaban de llegar del Chaco en las cha
lanas que fueron conduciendo la fuerza santafesina que pasó
a aquel lado, 24 correntinos y 3 santafesinos, desertados de
Santa Fe del ejército de Oribe, alo cuyo punto salieron el 1 :5
del corriente. Mañana saldrán dos de ellos para esa Capital
para que por ellos se instruya V. E. ,de los acontecimientos
sucedidos en Santa Fe. Según declaran, el ejército enemigo
consta de 5,000 a 5,500 hombres desmoralizaos y en una gran
parte desarmados, con motivo de la grande deserción que su
190 SETEMBRINO E. PEREDA
Proelimn
I'rocla m a
Parte oficial
(I) Kl general ItiviTO se Inltalm en su quinta dci Arroy.i Seco desde .H dfa 1.
OÁR¡BALDI — 13 TOMe 1
1 94 SETEMBRINO E. PEREDA
Al Poder Ejecutivo,
Considerando :
l.°'Que la noble y activa cooperación de la Representación
Provincial, segundada por la opinión pública, debe aligerar
el peso enorme que gravita sobre el Poder Ejecutivo en
azarosas circunstancias, y porque la uniformidad de princi
pios entre ambas autoridades, contribuirán .más e^icazuuaite
a la salvación de la Patria ;
2.° Que los relevantes servicios rendidos a la causa de la
libertad por el valiente 'Ejército de Reserva, son justamente
dignos de premios correspondientes a su grande importancia.
del mejor modo 'que lo permita el estado de nuestras rentas ;
3.° Que siendo .la disposición de aquel Ejército la más fa
vorable en defensa de nuestra libertad e independencia, el
Cuerpo Legislativo, reconociendo altamente la brillantez y
el mérito de tanto heroísmo, en uso de la facultad que invis
te, ha sancionado lo siguiente :
Artículo 1.° El Congreso Provincial acordará en oportuni
dad a todos los individuos de que se compone el Ejército de
Reserva, premios conforme a la importancia de su decisión y
valor;.
Art. 2.° Los individuos del E'jército de la Provincia, que en
las acciones de guerra, en la lucha actual, acrediten su denu'?.
(;ARIBALPI EN El. URUGUAY i>01
tI) Aunque el general LavaMe hubíu desaparecido ya de lu escena eon su trágica muerte
ocurrida el 9 de octubre de Igi1, es decir, varios meses después de escritas por el doctor
Albenli las apreciaciones que transciihimos, no hemos querido prescindir de esta cita, para
dur mus relieve a la importancia del concurso que el soldado corron»no prestarla a t¡arilnildl
Ai &<tc luchaba a su lailo.
213 SETEMBRINO E. PEREDA
1 "Lriota que presidió por primera vez los destinos del gran
pueblo norteamericano.
lín cambio, im las filas adversas se le juzgaba muy distia-
tamente, con un criterio estrecho, con el único criterio con
que pueden apreciar a los hombres los que viven esclavos d<J-
despotismo y no sienten ni siquiera aletear en su cerebro una
idea impersonal y levantada.
' ' Cuando se vió aparecer en la escena política a aquel en
tonces desconocido personaje,—dice un historiador uruguayo,
—reservado para una gran figura histórica europea, cónst.i-
nos que sa cifraron esperanzas en hac"rie abandonar las ban
deras que había tomado y aún adquirir su buque a tan poгa
costa como la l'alnmr .
"Los antecedentes del hombre, agrega, no autorizaban ta
les esperanzas, y sus hechos 'posteriores, han demostrado lo
erróneo del propósito . " ( 1 )
Sin duda, no supo nunca Garibaldi el juicio que se habían
formado de él en aquel entonces los partidarios y defensores
•de Rosas y Oribe, pues no dice nada al respecto en sus Memo
rias autobiográficas y ninguno de sus biógrafos cita ese he
cho.
Pero no se trataba únicamente de un recurso inventado pa
ra su uso particular : era la obra de una escuela, de un siste
ma politico, la idiosincrasia de un partido, encarnada en el
alma de un monstruo.
¿Qué nobleza de miras se podía esperar de quien, como Ro
sas, no respetó ni siquiera a la autora de sus días, sobre cuyo
venerable rostro aplicó, en su adolescencia. (2) sin escrúpu
los ni . remordimientos de conciencia, una insolente e inicua
bofetada ?
¿ Qué de don Manuel Oribe, que elevado por Rivera a 'a
primera magistratura nacional, lo traicionó en el ejercicio de
la misma, y competido a renunciar por su administración po
lítica desatentada, no tuvo empacho en a'liarse con el Nerón
de la opuesta margen . del Plata!
t1) El coronel Antonio DfaZ, que servió con Oribe, es quien consigna tau inicua especie
i-n la página 18i, lomo 5.°, de su «Historia Política y Militar do las Republicas del Plata•.
t2) Contaba entonces 16 anos de edad. Arrojado del bogar paterno, dela la ciudad y se
fu•; al campo, empleandose en una estancia. Allí se hizo gaucho, más tarde caudillo, luego
i•obernador de Buenos Aires, y, finalmente, Dictador de la Confederación Argentina.
220 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) Aludía >il combate sostenido con la Escuadra do Browu en las aguas dol Paraná.
«'Ü) Garibaidi no indica fecha albinia en sus Memorias, siendo muy rara la ve/ qne lo
hace, pero el coronel Antonio Díaz consigna la del 10 de acosto
Guerzon; lo da partiendo de Montevideo con sn eseuadra en los primólos días de julio, co
mo podrá verse en el tomo 1.°, página líj;í de su obra. Sin embargo, la que señalamos es la
•ve«dadera fecha de su salida. Por lo demás, la narraci»n de lus sucesos posteriores a su
partida, pondran en evidencia el error de ambos publicistas.
222 SETEMBRINO E. PEREDA
las aguas es muy variable, según sea alto o bajo el estado del
río, llegando las aguas saladas hasta el meridiano en .las ba
rrancas de Santa Lucía, en el primer caso, y avanzando las
dulces hacia el E. en el segundo, en términos de que tal cual
vez es potable en el puerto de Montevideo. (1)
Teniendo en cuenta las sinuosidades de ambas costas, la
septentrional mide 400 kilómetros desde las dos extremidad ji
que limitan 'el Plata por este lado, y la meridional, 360, des
de e.l cabo de San Antonio hasta la boca del Guazú. Su estui.
rio tiene, en la confluencia de los ríos Paraná y Uruguay, vr.ni
anchura de 40 kilómetros, y 200 entre los cabos de Santa Mu
ría, en la República Oriental, y el ya citado de S'an Antoniv.
en 'la Argentina. La superficie de este estuario, puede calcu
larse en 35,000 kilómetros cuadrados. (2)
En cuanto a su profundidad, no es posible establecerla i M
general para todo este vasto volumen de agua, pues es muy
variable, ya nos aproximemos a sus costas, ya nos apartemos
de ellas, ya se navegue por el canal o sobre un banco de are
na. Sin embargo, su profundidad media, navegable, pnv le
estimarse aproximadamente en 12 metros en la embocadura,
5 en el interior .y 3.50, hasta llegar al delta del Paraná. (3 i
(1) Lobo y Hiudavt?ts, (Mannal Ji' la navogaoión 'k.l Rt> ,lt> la Pinta».
(2) F. Latzina, «(»oo^rafía Argentina '.
(3) Lobo y Rindavets, obra citada.
EN EL 11ÍO PARANA
»(l) Alfredo Cosson, «Curso gradual y melódico de googmfla /(sica, política c histórica».
GJRIBALDI — 1G TOMO I
2.[2 SETEMBRINO E. PEREDA
(1) Posteriormente, con el grado de capitán ;1S44' formó parte del personal con que
contaba Garibaldi en el buque.jefe, bergantín 28 de Marzo.
(2i Dos años después, siendo también capitan, asumió el comando del pailebot Ftrpu.
blicano, perteneclente a la nueva eseuadrilla nacional que organizó su untiguo jefe.
(3) Figuró mas tarde como teniente 2.° de lti goleta Inirfpida (18.14>, de la cual era
comandante e! capitán Julio Fonrouge y que respondía igualmente a Cinribatdi.
262 KETEMBÇIN4) E- PEREDA
ríos que en ella. Creo que para la dirección de los barcos tü.
mados por V. S. será también preciso buscar el punto indi
cado.
Su más atento servidor.—PEDRO FERRÉ. (1)
(1) Tomado dei libro cnpi>vlor de notas a los Comandantes y Jefes Militares de la Pro
vincia de Corrientes, debido u la gentileza del señor Ismnel (!. Grosso, jefe del Archivo de
dicha Provincia, ly mismo que los dos anteriores documentos de igual procedencia.
LA ESCUADRA DE BROWN
Indica de que los que hoy saquen sus efectos de los depósitos
sean de mejor condición que los que han sacado antes, no ei
.en mi concepto, de gran peso, porque tan sólo extraen lo que
han menester. A más, es preciso reformar ese depósito, y por
algo se ha de empezar. El 8 ojo no iguala la ventaja de perci
bir las dos terceras partes de los derechos para hacer frente
a las exigencias públicas, por lo que me opongo a la moción,
sin perjuicio de presentar un proyecto que dé por resultado el
objeto de la moción hecha".
Arguyó el señor Vidal que para facilitar la marcha del Go
bierno era preciso que se le diesen recursos, y que éstos no se
obtendrían sino removiendo los obstáculos que tienen las ren
tas generales, a lo que replicó el señor Herrera que un proyec
to de ley de la naturaleza del que se trataba no debía impro
visarse, porque él lastimaría intereses particulares y genera
les, estando el P. E. privado de los unos y de los otros mien
tras se presente aquél, y que el de la Comisión de Hacienda
moralizaba y regularizaba, dando fuerza moral y cívica a di
cho poder.
Observó el señor Otero que la ley a sancionarse revestía ma
yor trascendencia que lo que parecía a simple vista, y que, por
lo tanto, no debía resolverse sin una seria meditación, para lo
cual era preciso tomarse tiempo; que el 8 por ciento no obli
gaba a que se sacasen los efectos ni estimulaba a retirarlos;
y que el uno por ciento, también propuesto, importaba una
anomalía, no siendo difícil, por esta causa, que el Gobierno
se equivocase en las entradas. En virtud de esos fundamento'?,
juzgó prudente que se postergase la consideración de ese pro
yecto por espacio de dos o tres días, y así se resolvió. (1)
El señor Herrera significó en la sesión siguiente haber cam
biado ideas con personas respetables, tendientes a introducir
en ese proyecto modificaciones de importancia, y que había
meditado lo bastante, para proponer, como así lo 'hizo, que
pasase de nuevo a estudio de la Comisión de Hacienda, Su
>noción fué votada afirmativamente.
El doctor Estanislao Vega, representante por el departa
mento de Cerro Largo, contemplando la situación económi.
Ü1RIBALDI— 1!i
290 SETEMRRINO E. PEREDA
H. Cámara de Representantes:
Honorables Representantes:
Pedro P. de la Sierra.
las bases del triunfo, y nuestro ardiente voto los seguirá, por
que no sea sacrificada la tierra hospitalaria (pie recibió gen.
rosa a los hijos desgraciados de la República Argentina."
CIRCULAR
Ministerio de Gobierno.
to Del numero IOS! de «Kl Nacional•, hemos tomado los datos do los fesujos v mani
festaciones que pp-ccden. Debemos hacer constar, sin embarg°, que n fin de mantenerlos
con la mayor exactitud, en gran parte consignamos los términos de la crónica respectiva,
aunque con variantes en su redaeeion.
GARIBALDI EN EL URUGUAY 1527
(li José Brito del Pino: «Diario de la guerra del Rrasil«, que comprende desde agosto de
1822 hasta enero de 1SÍS.
(2) Como en los diarios, revistas y libros en que so nombra a este distinguido militar se
adultera su apellido, para que no aparercnmos incurriendo en ern r, vamos a explicar por
qué adoptamos el que queda eserito. La generalid. d lo denomina Pozolo, y o(ros, Pozcolo;
pero todos ellos están equivocados. En 1KI2, tu? publicó en Buenos Aires un folleto do 26
paginas, intitulado <tiencalogfa da familia Pe ssob», simdo su autor don Antonio de Portu
gal de María, O5l.su! de Portugal en Montevideo, y en #1 se consigna que si blen su verda
dero apellido era Germnch, fue adulterado por sus aseendlentes para eludir la acción de In
lusticia, pues Fnjl (>el.mach, que era coronel de un regimientu de húngaros, hiri» mortal.
mente en un duelo a otro milieir de igual graduación, hijo de m>a casa distinguida, vida.
GAR1BAI,DI EN EL URUGUAY 329
dose obligado por can causa a abandonar su país, protegido por dona Mariana dt' Austria
que lo condujoá Portugal en ITI'8. Rcctamado por el Gabinete austríaco, se trasladó a Mi
lán, donde falleció. Sus hilos Nicolás. Carlos, Fayt y Esteban, se establecieron en GCnova,
y debido a la pcrsccución que aúu se hacía u su familia, en lugar del apellido de Germach,
doptarou el de Possolo (Poimioli;. nombre de una ciudad de Italia.
330 SETEMBRINO E. PEREDA
DECRETO :
DECRETA :
Excmo. señor:
Excmo. señor:
•canal tlnc pasa poг este punto. A las diez dieron fondo fuer.4
•de tiro; levando anclas a las onee emprendieron su marcha, y
я las doce y cuarto estuvieron en línea al frente de nuestras
baterías que rompieron el fuego sobre la goleta que ocupaba
la vanguardia, siendo éste contestado por toda la escuadra,
haciéndose éste por ambas partes con un vigor extraordinario.
Como a los nueve tiros dirigidos a la goleta se retiró de la
línea para atender el mucho daño que sufrió, quedando va
rada en la orilla opuesta por espacio de hora y media sin ti
rar un tiro y protegida por el resto de sus buques que sufrV.-
ron entonces un bien dirigido fuego, causándoles bastante-
pérdida.
La conocida cobardía de los salvajes inmundos unitarias
los obligó a retirarse, lo que les fué posible para librarse de
los fuegos siempre 'bien dirigidos de los valientes soldados de
la Confederación Argentina, en cuya disposición sólo los mi
serables rompieron UP graneado fuego con sus piezas de a .H
y 24, que por la distrncia en que fondearon no fué contesta
do, hasta que al hacer lш movimiento, los buques salvajes se
pusieron a tiro y auestras baterías continuaron sus fuegos.
La pérdida de los salvajes asquerosos unitarios, la conside
ro, Excmo. señor, de alguna consideración por lo observado
durante el combate, y por haberlos sentido toda la noche tra
bajando a golpe de hacha y martillos, que indicaba trabajo de
calafatería.
Por nuestra parte, sólo sentimos la pérdida de un soldado
muerto por una metralla, el cual pertenecía al escuadrón del
6 de la División del Sud, y en nuestra artillería los dos ra
yos de un armón baleados y una solera rota por defecto d¿ la
madera .
Las compañías de infantería que fueron destinadas à e.st'î
punto a las órdenes del sargento mayor don José Antonio
Martínez, con el objeto de incomodar con sus fuegos el paso
•de los buques salvajes unitarios, hau sentido no haber te
nido la gloria que ellos esperaban de hacer sus tiros o llenar
su objeto por la mucha distancia que los separaba de los enij-
migos la anchura del canal, huyendo éstos vergonzosamente
una vez que tuvieron objeto nuestros tiros de fusil.
El sargento mayor don Florencio 'Villanueva con cien tira
dores de la División del Sud sigue por la costa tiroteando la
•escuadra de los salvajes unitarios.
348 SETBMBRINO E. PEREDA
t1) «La gloria del tirano Juan Manuel Rosa*-•, página VII.
352 SETEMBRINO E. PEREDA
Páginas
Dedicatoria ......... g
Proemio ......... -
En la metrópoli uruguaya
SUMARIO: —Pasos preliminares de su actuación.—Su veni
da a Montevideo.—Estada en e>l puerto de MaWona.
do.—Peripecias que le ocurricron.—Plática agradable
con una poetisa criolla en una humilde vivicnda
próxima a la ribera.—Garibaldi jK>eta.—Una muestra
de su afición a las musas.—.Combate en el Océano con
dos lanchas de Oribe.—Garibaldi resulta herido en el
cu.ello.—Triunfo de la sumaca "Luisa". —El parte
oficial.—Las bajas.—El héroe, casi moribundo, consul
tado por sus compañeros, fija su vista en la carta
hidrográfica e indica la ruta a :seguir. — Narración
del .sucoso por Joaquín Suarez.—Auxilios prestados
por un buque fondeado en Martín (¿arría.—Arribo a
(>ualeguay.—Apoyo que le prestó el capitán Lucas
Tarta bul 1.—Casa en que s«> alojó Garibaldi.—Carta a
Cúneo.—Extracción de la bala.—Fuga desastrosa.—
Martirios inquisitoriales a que fué sometido Garibaldi
OARIBALDI—23 TOMO i
354 INDICE
Páginas
La escuadrilla nacional
Antecedentes nistóricos
Fáginas
Páginas
eo sufrido por la "Belgrano".—Desesperación y mal
humor del almirante.—Garibaldi y los suyos en salvo.
—Los exlic»licionarios continúan su marcha. . . . 206
En el rio Paraná
SUMARIO: —Nicbla salvadora.—'Remontando el río.—Re
sistencia do los práctico?.—Cómo supo vencerla Cari
bal di.—Pasaje de los expedicionarios por el Chana,
!a boca del Baradero y el banco de San Pedro.—Co
municación del Encargado de Negocios de Corrientes
cerea del Gobierno Oriental.—Parte pasado al Mi
nistro Vidal.—San Nicolás do los Arroyos.—Combates
pareial'e* en la Vtrlta die Obligado y Punta de Picdras.
—En la Bajada del Paraná.—Audaz travesía.—Ras
go heroico de Oribe.—Una frase del comandante del
"Ppreira".—Comunicación al general Ferré.—En las
Conchas.—Provisión de carne fresca.—Combate en el
Cerrito.—Presas tomadas allí, a pesar de la posición
ventajosa de la batería enemiga.—Muerte de los bra
vos oficiales italianos Díaz ,y Vallerga.—En Hernan
darias.—Nuevas presas.—Castigo aplicado en San
José do Feliciano al primer cirujano de la escuadra
por no haber atendido debidamente a un enfermo.—
Concurso prestado por el Gobernador de Corricntes.—
Comunicaciones de Ferró, Garibnldi, Aguiar, López,
Rnmírez y Ocampo, sobre varias acciones do urmas ad
versas al enemigo.—Eneuentro de las escuadrillas
aliadas en Caballú.Cuatiá.—Nota de Ferré al General
en Jefe del Ejército de Reserva.—Nuevo parte de Ga.
ribnldi.— El buchón "Caá.Guazú".—Respuesta afec
tuosa del mencionado Gobernador 239
La escuadra de Brown
SUMARIO: —El "Belgrano" a flote,—Brown desoricntado.—
Nueva encalladura de la nave capitana.—Avance has
ta «la punta de Amarillos.—Tiempo perdido.—Auxilio
mandado desde Buenos Aires.—Creencia ele que las
navii» «Tientales estuvifsem a cargo de Ooe. —Pala
bras del almirante al saber la verdad.—Remontando
el Paraná.—El comandante Thorne es eneargado de
guardar las aguas del Plata.—Motín proyectado a
bordo para pasarse al enemigo.—Buques y jefes 'con
que contaba Brown.—Pasaje por Conchillas y el Ca
rrito. —Informes suminisitraidos por el ayudante Lean
dro Gómez.— Recomendación a lo Torquemada hecha
por Oribe 272
358 INDICE
Acción convergente
II
ÍNDICE DE GRABADOS
Páginas