Idea Vilarino y La Escritura Consciente - Roberto Appratto
Idea Vilarino y La Escritura Consciente - Roberto Appratto
Idea Vilarino y La Escritura Consciente - Roberto Appratto
y la escritura consciente
Roberto Appratto*1
Poeta. Instituto de Profesores Artigas
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Expliquemos, en primer lugar, el título que va a definir la orientación
de este trabajo y a darle, espero, un cierto grado de singularidad. La poesía
de Idea ha sido estudiada largamente, sobre todo en relación con los temas
de que se ha ocupado a lo largo de su vida: el amor, la muerte, la pérdida,
la soledad, el mundo y los seres humanos más próximos tal como pueden
contemplarse desde la poesía. Ha sido estudiada como una figura relevante
en la literatura uruguaya, y no solo en ella, por el cultivo de un tipo de
poesía sin precedentes en nuestro medio. Por otra parte, su condición de
profesora de Literatura, sus trabajos de análisis de la obra de poetas como
Antonio Machado, Julio Herrera y Reissig y Rubén Darío, así como sus
traducciones (de Raymond Queneau y de Shakespeare, por ejemplo) dan a
su escritura un aura indudable de seriedad y solvencia: la que corresponde
a alguien que sabía lo que hacía, con qué medio verbal se enfrentaba cada
vez que leía o escribía un poema.
A eso se refiere el título: la adjudicación del adjetivo consciente al sus-
tantivo escritura permite pensar la poesía de Idea Vilariño como resultado
La forma y el contenido
Si pudiera saber
Qué diablos tengo yo
que ver con todo esto
si no se me acosara
acorralara
a toda hora a toda voz
en todas circunstancias y momentos
y pudiera saber
pensar un poco
aplicada y serenamente en qué
en qué demonios en
qué diablos tengo
que ver con todo esto.
si pudiera saber
pensar un poco
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Los efectos de la forma
Habría que pensar, otra vez, en las divisiones del poema y entender
el proceso de su recepción. Esas divisiones, al parecer agramaticales en la
medida en que establecen pausas donde no debería haberlas, fragmentos
de una unidad que deberían estar unidos o juntan lo que debería estar
separado por algún signo de puntuación, funcionan, en primer lugar, en
términos de espacio. El poema “cae” sobre esa sola nota de su enuncia-
ción y establece variaciones de esa nota, a la manera de las “subdivisiones
prismáticas de la idea” con que Stéphane Mallarmé describía su Un golpe
de dados, a fines del siglo xix, por el solo ejercicio del diseño espacial. El
lector ve, entonces, cómo se procesa esa idea, cómo se va desgranando a
lo largo de la página y recibe el impacto de esa “sola cosa” que es el texto.
Ese sistema proclamado por Mallarmé tuvo una profunda influencia en
la poesía del siglo xx. Por supuesto, Idea lo había leído, como había leído
toda la poesía que llegó a sus manos, como lectora primero, como profe-
sora de Literatura después y, finalmente, como estudiosa de los fenómenos
formales de la poesía en sus ensayos y traducciones. Ella sabía apreciar el
modo en que funcionaban los acentos en cada decasílabo de Hamlet, las
simetrías formales en los poemas de Los éxtasis de la montaña, de Julio
Herrera y Reissig, o las exactitudes de designación en una letra de tango.
Vale decir que sabía ver lo que hacían los demás poetas y, específicamente,
detectaba la existencia de distintos modos de ser del discurso poético en
relación con lo que se dice. Es en función de eso que en Grupos simétricos
en poesía denuncia los errores (o más bien la ignorancia) de Amado Alonso
en su libro sobre Pablo Neruda.
Hay que pensar, entonces, en cómo pasa ese interés por la manera de
escribir de los otros, que siempre tuvo, a su propia escritura. En el caso de
este poema, que puede valer como ejemplo, el principio constructivo pasa,
primero, por la concepción de lo que se dice, de lo que lo justifica como
texto. Se trata de hablar de algo, como en todos los casos, y someterlo, en
ese hablar, a una norma (propia) de construcción: lo que se dice es aquello
con lo que se lidia, sea o no materia autobiográfica, sea o no, en última
instancia, “real”; se lo trata como algo ficcional a los efectos del trabajo.
Pero esa ficcionalidad implica su tratamiento de manera abrupta, como en
este poema y en muchos otros. Es algo que se expone de manera enigmá-
tica, sin dar contextos ni explicaciones. La situación de “no saber qué se
tiene que ver con todo esto” se muestra como un capítulo de la vida, o más
exactamente, como una condición del yo y otra del mundo que pueden
manifestarse en un momento y que se hacen coincidir en un solo golpe. El
enigma funciona de manera narrativa, como un cuento que sale de la nada
y vuelve de la nada pero deja una impresión indeleble en el lector.
66 Esa puede ser una de las razones de la novedad de la poesía de Idea:
hace poesía con lo que, a la luz de los estándares de poesía vigente, no
parece poético, tanto por el tema como por el lenguaje empleado. Hay
en su poesía una suerte de desfachatez para irrumpir, para producir textos
que parecen salidos de otro lado (de un diario, de un borrador, de una
conversación) pero llegan al espacio de la página de manera indudable. En
esa condición indudable hay un eje dado por el ritmo. No invento nada si
digo que sus estudios teóricos, en buena parte, están centrados en el ritmo,
en el modo combinatorio de sonidos y sentidos que percibió en distintos
poetas, y que le pareció pertinente comprender y difundir. En su poesía,
y de manera cada vez más radical desde los Nocturnos, el uso del ritmo se
Grupos convierte en una pieza esencial.
simétricos
en poesía, Puede decirse, sin temor a equivocarse, que en la poesía de Idea el
publicado por la ritmo es un factor constructivo, como señalaba Yuri Tiniánov hace más de
Universidad en
1958. El estudio
ochenta años. Es decir, el ritmo, la alternancia no previsible entre períodos,
de una “ciencia está integrado a la comunicación del texto y es lo que decide cómo se
de la poesía” es
contemporáneo
distribuyen las unidades. El verso no es una unidad de sentido (raramente
de Nocturnos y lo es), sino de construcción. En dos niveles: el gráfico, que resulta de la ins-
Poemas de amor. talación en la página de las etapas de la historia presentada en el poema, y
el sonoro, que a su vez deriva de la oralidad con que Idea siempre especuló:
el modo como se dice algo, incluso como se pronuncia, decide su escritura.
Como dice Henri Meschonnic, el ritmo “es una organización del movi-
miento del sentido” y, más exactamente, “del movimiento del habla en la
escritura por un sujeto”. Aparte de la consideración del significado como
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elemento arrastrado por el sonido, otros elementos básicos se desprenden
de esa última afirmación: la visualidad y el movimiento, aplicados a la
comunicación de un enunciado. Dicho enunciado conserva su esencial
ambigüedad, pero no pierde la claridad de su peso emocional. La clave de
la poesía de Idea, con las variaciones lógicas que experimentó en los años
siguientes a este texto, está en la confluencia entre la intervención del yo,
ese “sujeto” de Meschonnic, que personaliza lo que dice, y la configuración
consciente del texto. El ritmo es la orquestación de las unidades (sonoras
y visuales) como lectura “respiratoria” de un contenido. En esa lectura se
simula el habla de un modo que permite entender el aporte de Idea a la
coloquialidad en poesía.
¿Y qué es la coloquialidad? Y sobre todo, ¿cómo funciona en su poe-
sía? De antemano puede entenderse como el recurso (inaugurado por el
también uruguayo Jules Laforgue a finales del siglo xix) al habla como
fuente básica de enunciación. Ir al caos, al error, a la expresión cotidiana
de lo cotidiano; más ampliamente, a la creación de un ámbito de expresión
desde el cual puede procesarse todo tipo de materiales sin pasar por lo aca-
démico, son los movimientos que, amparados en el verso libre, renovaron
la poesía del siglo xx. Eso es lo que explica parte de la poesía de Maiakovs-
68 ki, de Pessoa, de Eliot, de Pound, de Cummings, de Vallejo, de Oswald de
Andrade, de Nicanor Parra, de tantos otros hasta llegar a Idea y después de
ella. Escribir como se habla, pero al mismo tiempo cuidar la condición de
texto: reproducir los vaivenes del pensamiento y la singularidad expresiva
sin olvidar que no es una mímesis, sino una construcción basada en el
lenguaje escrito. La sintaxis, el vocabulario, el ritmo mismo del habla, se
aplican, en el caso de Idea, a un material biográfico que abarca tanto lo
vivido como lo sentido en ocasión de lo vivido, tanto lo interior como lo
exterior, y aporta a su vez su propia significación.
La preocupación por cómo quedan las cosas, no solo las palabras, sino
las frases y las oraciones, y por cómo se juntan o se separan, en un ejercicio
de montaje necesario para conservar la claridad del enunciado, son tam-
bién centrales en su poesía. A eso también contribuye la repetición, como
cuando dice:
en qué demonios en
qué diablos
La radicalidad
Conclusiones
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Una de los aportes de la poesía de Idea es la apertura de las posibilidades
expresivas y formales de la poesía, que pasa por la intervención personal en
los temas y por la sinceridad con que se expone sin salir de la poesía, sin
renunciar al manejo significante de las variables sonoras y espaciales. Una
y otra vez Idea experimentó con la claridad expresiva: se mostró indignada,
dolida, descreída, violenta, nostálgica, amargada, solitaria, apasionada,
y plasmó cada una de esas variantes de sí misma en textos que retienen
su contenido emocional. La forma para Idea sale de la presión sobre el
significado para que libere su versión más exacta.
Vale decir que, como en el caso de Vallejo, el modo expresivo es el
lenguaje de la intensidad, de su valor de presente. Los cortes, el ritmo,
la ausencia de puntuación, la brevedad, la concepción del texto poético,
son valores que pasaron a la poesía uruguaya como un modelo que elevó
la media poética del país. Ese es otro aporte de su obra, tal vez el más
importante.
Alonso, Amado, Poesía y estilo de Pablo Neruda, Madrid, Gredos, 1967.
Areta marigó, Gema, Le corre, Hervé, Suárez, Modesta, Vives, Daniel
(editores), Poesía hispanoamericana: ritmo(s)/ métrica (s)/ ruptura(s) Madrid,
Verbum, 1999.
Casado, Miguel, La poesía como pensamiento, Madrid, Huerga &Fierro, 2003.
Genovese, Alicia, Leer poesía, Buenos Aires, FCE, 2011.
Jakobson, Roman, Ensayos de lingüística general, Barcelona, Seix Barral, 1975.
Meschonnic, Henri, La poética como crítica del sentido, Madrid, Territorios,
2007.
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Riffaterre, Michel, «La significación del poema», en Teorías literarias del siglo xx,
Madrid, Akal, 2005.
Tiniánov, Yuri, El problema de la lengua poética, México, Siglo xxi, 1975.
Vilariño, Idea, La masa sonora del poema y sus organizaciones vocálicas. Indagaciones
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____________ Grupos simétricos en poesía, Montevideo, Universidad de la
República, 1958
____________ Diario de juventud, Montevideo, Cal y Canto, 2013.
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