U2 PARDO Verdad e Historicidad
U2 PARDO Verdad e Historicidad
U2 PARDO Verdad e Historicidad
Rubén H. Pardo
2. Ha sido Martin Heidegger -filósofo que es abordado por Montea Giardlna en "Una visión
crítica de la ciencia y de la técnica a partir del problema del método", en este mismo
volumen- uno de los primeros pensadores que supo ver en la técnica el fenómeno central
de nuestra época.
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4. Esta distinción entre "ciencia en sentido restringido" y "ciencia en sentido amplio" fue
tomada del trabajo de Esther Díaz. Metodología de las ciencias sociales, Buenos Aires,
Biblos. 1997, cap. 1.
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Del primero de ellos -el "mundo griego"- cabe decir, antes que nada, que
es fundacional; vale decir, que da origen, que funda la cultura occidental
y da inicio al proyecto racionalista -y luego ilustrado- que recorre las venas
de toda nuestra tradición. Y que llega de algún modo, incluso, hasta
nuestros días. Aquí el concepto clave es el de logos. ¿Qué entendían los
griegos por logos? Responder esta pregunta requeriría un artículo aparte,
si no un libro entero. Pero, sin embargo, a los fines de nuestro tema, es
posible bosquejar una respuesta. El significado que los griegos daban al
concepto^logoy era básicamente el de "discurso explicativo y demostrati-
vo", que segóntraponia y se complementaba 5 con ese otro tipo particular
de discurso que se narraba sin necesidad alguna de demostrácTóh. Se trata
del mi/thpsjmitoj, cuya "verdad" no residía en la verificación. Tanto el
término logos como mythos aludían a "palabra", a "lenguaje", sólo que,
mientras el segundo poseía el sentido de una palabra que se esparce sin
que sea necesario determinar su origen ni confirmarla, el logos -al igual
que la ciencia- descansa en la fundamentación.
Así, en esta contraposición entre mito y logos -propia de la antigüe-
dad clásica- podemos encontrar la primera manifestación del concepto
de ciencia: el saber científico pertenece al logos, en tanto es -esencial-
mente- discurso demostrativo, racionalidad fundada en principios "ló-
gicos";6 y -tal como se afirmó antes- en ella reside también el que quiza
sea el gesto más propio y originario de nuestra cultura: la exaltación de
_una forma de lenguaje y de racionalidad -la científica- sobre la base de
la creencia en la plena racionalidad de la realidad. V
Pero existe"auñ~ótra oposición a partir de la cual es posible rastrear
con mayor precisión el origen remoto de nuestro actual concepto de
5. Respecto de la complementación entre mito y logos. véase H.-G. Gadamer. Mito y razón.
Barcelona. Paldós, 1997. cap. 2.
6. Es obvia, pero cabe sin embargo resaltarla, la relación etimológica entre "logos" y
"lógica"
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7. El término episteme, que suele ser traducido como "ciencia", da lugar a toda una serle
de conceptos relacionados con lo científico, por ejemplo "epistemología", vale decir, algo
así como "teoría del conocimiento científico".
8. Siempre, en caso de conflicto entre una "verdad de razón" y una "verdad de fe", se
consideraba como un deber -obviamente- a esta última en detrimento de la primera.
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EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
11. Cabe aclarar que -ya desde Aristóteles- se denomina como "necesario" aquello que no
puede ser de otra manera, aquello que se cree imposible de ser pensado de otro modo.
12. Véase I. Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Madrid, Espasa-
Calpe, 1983.
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con ella. I3 Por ello, tal vez, sea más apropiada - a los fines de evitar estas
ambigüedades-la utilización de la expresión "modernidad tardía", dado
que en ella queda suficientemente explícita la relación de copertenencia
entre una y otra.
Pero ¿qué se quiere decir cuando se habla de posmodemidad o de
modernidad tardía? En principio, cabe señalar que, si hemos de com-
prender la modernidad como un proceso de secularización -cuyos per-
files más significativos la erigieron en un ambicioso proyecto de racio-
nalidad plena-, ahora debemos ver en esta mencionada posmodernidad
o modernidad tardía un proceso de fragmentación del sentido que se
despliega en los siguientes puntos:
13. Son muchos los que sostienen esta idea. Entre ellos, una opinión muy relevante al
respecto es la dada por Giddens en su análisis institucional de la modernidad. Véase A.
Giddens, Consecuencias de la modernidad, Madrid. Alianza, 1995. Sección i.
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17. El mismo dice: "Concibo en mi mente un cuerpo arrojado sobre un plano horizontal,
excluido todo obstáculo, resultará entonces que el movimiento del cuerpo sobre este plano
sería uniforme y perpetuo si el plano se extendiera en el infinito''
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18. La naturaleza como material disponible o "fondo" (bestand) en relación con el carácter
esencialmente técnico de nuestra época es un tema abordado con mayor detalle en el
capítulo de este libro dedicado a Heidegger.
19. El "objeto" es lo puesto delante y el hombre, como "sujeto", lo que subyace.
20. Esta idea de un sujeto objetivo que adopta el punto de vista de un observador neutral
es la que está supuesta en la física de Newton, quien ha sistematizado y -quizá- llevado
a su consumación la física moderna.
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21. Un ejemplo claro estaría dado por la demostración de un teorema. En ésta, la verdad
del mismo se Tunda en un encadenamiento deductivo a partir de la supuesta verdad de
los axiomas.
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taña, sin oponer objeción alguna, que el saber científico "es" u n saber
influido por la historia. ¿O acaso alguien podría negar la incidencia de
cuestiones culturales, políticas, sociales o económicas en la producción
misma del conocimiento, sea éste científico o no? Es obvio, y resulta
entendible para todos, que u n científico desarrolla su quehacer y elabo-
ra sus teorías en -o mejor a ú n - "desde" un contexto determinado, el cual
es, siempre, un contexto histórico. Por dar sólo u n ejemplo, no es lo
mismo hacer ciencia en este momento que hacerla en el siglo xv o xvi.
Hoy, cualquiera puede afirmar que la tierra se mueve sin que eso le
signifique correr riesgo alguno, mientras que el pobre Galileo sufrió por
ello una excomunión varias veces secular.
Sin embargo, aceptar esto no significa todavía nada. ¿Por qué? Por-
que en realidad la verdadera pregunta es otra, y podría sintetizarse del
siguiente modo: ¿es el conocimiento científico "esencialmente" históri-
co? Dicho de modo distinto: ¿las verdades de la ciencia son verdades
"objetivas", vale decir, independientes, en cuanto a su validez, de la
historia?; ¿o, por el contrario, todo conocimiento, incluso el científico,
se ve afectado de modo esencial (esto es, en lo que respecta a su valor
de verdad) por lo histórico? La diferencia entre el primer planteo y éste
es determinante: mientras nadie objetaría que el quehacer de la ciencia
-como toda producción h u m a n a - tiene siempre lugar, de manera inexo-
rable, en un tiempo específico, la cuestión atinente a si esa relación
ineludible entre el conocimiento y la historia "afecta" el valor de las
verdades científicas ya no es tan clara. Responder de modo negativo este
interrogante implicaría sostener que la verdad, en ciencia, es transhls-
tórica (está por encima de lo histórico, es aislable de su influencia). Por
el contrario, toda respuesta positiva conlleva la tesis de que cualquier
verdad, incluso en ciencia, sólo lo es en el marco de u n contexto histórico
determinado, esto es, dentro de una época o de u n "paradigma" deter-
minado. 23
Como se acaba de decir, esta problemática divide aguas. Es evidente j
que el paradigma científico moderno nació y creció a la sombra de la
presunción de que s u s verdades son universales y objetivas y, por tanto,
transhistóricas, válidas para cualquier época, con independencia de '
todo condicionamiento fáctico. Sin embargo, el quiebre que la revolu-
ción científica del siglo XX produjo en cuanto al pretendido carácter
irrefutable y necesario de las leyes de la física newtoniana puso en jaque
23. Tanto en lo concerniente a este tipo de concepciones -las que resaltan la importancia
de lo histórico en el desarrollo de la ciencia- como en lo que tiene que ver con la utilización
del concepto de "paradigma" en epistemología, remitimos a "Investigación básica, tecno-
logía y sociedad: Kuhn y Foucault" (de E. Díaz), en este mismo volumen.
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24. Esta fractura se produjo, sobre todo, a partir de algunos desarrollos de la física
cuántica, de la teoría de la relatividad y de la termodinámica, entre otros.
25. La hoja de ruta que se seguirá en este trabajo de aquí en adelante será la siguiente: en
primer lugar, y para completar el panorama del pensamiento moderno, presentar la argu-
mentación mediante la cual algunos epistemólogos pretenden salvaguardar -a su entender-
la universalidad y objetividad del saber de la ciencia, delimitando las fronteras entre verdad
e historia, y -en mi articulo "Nietzsche y el redescubrimiento de la historicidad", en este
mismo volumen- ilustrar una de las primeras y más radicales criticas a los fundamentos
filosóficos de la modernidad, la del filósofo alemán Nietzsche. Es sobre todo a partir de su
obra cuando comienza el redescubrimiento de la historicidad y los programas de ampliación
de la idea de razón que tuvieron y tienen todavía lugar en el pensamiento actual.
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