El Ocaso de La Ciudad Estado
El Ocaso de La Ciudad Estado
El Ocaso de La Ciudad Estado
Introducción
Diremos, siguiendo a Sabine, que el Ocaso tiene que ver con una nueva teoría
Ética y de protesta surgida a fines del siglo IV a. c, no sólo distinta, sino contraria a la
postulada por Platón y Aristóteles.
Origen de la protesta
La presunción de que una vida buena implica participación en la vida del Estado
postulada por Platón y Aristóteles, si bien era criticada y era evidente que este ideal no
se había alcanzado en ninguna ciudad griega, se seguía creyendo que en la ciudad –
estado se daban todas las condiciones necesarias para una vida buena, allí estaba el
único fundamento sólido de las formas superiores de civilización.
Esta idea de la vida buena sólo podía ser valorada y vista como posible para
aquellos griegos que tenían ciertas prerrogativas, tales como la propiedad suficiente y el
ocio necesario para poder gozar del lujo de una posición política; es decir la categoría
de “ciudadanos”. Estos privilegios de unos pocos, no alcanzaban a toda la masa de
artesanos, labradores, jornaleros y extranjeros. Estas personas con menos posibilidades
de expresarse o situadas en posición menos favorables podían ver en la ciudad – estado
una forma de sociedad que no sólo necesitaba mejoras, sino que debía ser superada o
por lo menos era algo de lo que podían prescindir aquellos hombres que buscaran una
vida buena.
Dice Sabine:
... “Afirmar que para una vida buena un hombre tiene que vivir fuera de la
ciudad – estado o que en caso de estar en ella, no debe ser de ella, equivale a
establecer una escala de valores no sólo distinta sino esencialmente contraria a la que
habían dado por supuesta Platón y Aristóteles. Si se dice que el sabio debe tener tan
poca relación como sea posible con la política, que no debe asumir las
responsabilidades ni los honores de los cargos públicos, sino que debe rehuir ambas
cosas como motivos innecesarios de preocupación, ello equivale a decir que Platón y
Aristóteles habían establecido una noción totalmente errónea de la sabiduría y la
bondad. En efecto tal bien es privado, algo que se gana o se pierde por sí y para sí y no
algo que exija una vida en común. La autarquía que Platón y Aristóteles habían
concebido como atributo del Estado, pasa a serlo del ser humano considerado como
individuo. El bien se convierte en aquello que no es estrictamente concebible dentro de
los confines de la ciudad – estado....”
Dijimos que el ocaso se debió entre otras cuestiones al reclamo de las clases
excluidas de los privilegios que poseían aquellos que por sus condiciones (que variaron
a lo largo del tiempo) estaban dotados de la calidad de ciudadanos.
Una de ellas fue el desgaste en las relaciones internacionales. Al ser Atenas una
polis que se destacaba por su independencia y autarquía no quería tener aliados, porque
esto significaba una pérdida de estas cualidades pero al mismo tiempo comenzó a
mostrarse en desigualdad de condiciones en el escenario de la guerra, esto puede verse
en la guerra del Peloponeso, cuya potencia vencedora fue Esparta.
Esta escuela fue fundada por Epicuro y postulaba no ya la autarquía de la ciudad sino la
del individuo, al separar su felicidad de la ciudad –estado. Pues la vida buena era
alcanzada por cada uno, no ya por el hecho de pertenecer a la polis.
El valor que exaltaban era el placer. El concepto de felicidad que tenían era definido en
sentido negativo: ésta era la ausencia de dolor, de sufrimientos, etc. Podemos decir que
fue la primera escuela hedonista de la historia.
El bien del individuo no depende de la vinculación que éste tenga con su ciudad, con la
participación en los asuntos públicos, sino en la satisfacción de su placer. Al decir esto
se apartaban de todos los rituales y celebraciones que los griegos les rendían a sus
dioses. Su filosofía se apartaba de los convencionalismos sociales de la época. Filosofía
que ya había empezado a predicar Sócrates y por lo que le valió la condena a muerte por
parte de los griegos.
Los Cínicos
Esta escuela fue fundada por Antístenes, pero su mayor exponente fue Diógenes. Esta
corriente predicaba una vida ascética, desprovista de lujos y de excesos. El individuo
debía permanecer aislado, apartado de su familia. Decían que el verdadero sabio no
tenía ni familia ni patria ni ley, su virtud le bastaba. Con esta teoría del “sabio
cosmopolita y ciudadano del mundo”, querían significar que su bien era alcanzado
fuera de los límites de la ciudad – estado.
Sus ideales son idénticos a los que posteriormente, en la Edad Media aparecerán con las
órdenes mendicantes.
Al igual que los epicúreos, también estaban convencidos del carácter superfluo de los
convencionalismos sociales que postulaba la ciudad. Calificaban a estos de
supersticiosos e inútiles para alcanzar la vida buena. También proclamaban el
apartamiento de los asuntos públicos, el quebrantamiento de los lazos con la ciudad.
Conclusión:
Biografía:
Sabine George H, “Historia de la Filosofía Política”, Cap. VIII, pag 116, Fondo
de Cultura Económica, España, 1995.
Kitto, H.D.F, “Los Griegos”, Cap. IX, pág 145, Eudeba,2004