Trabajo La ILIADA - Docx 5T0

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DEDICATORIA

A nuestros queridos padres, que con

Profundo amor Y eterna gratitud por el

apoyo constante e Incondicional para

la realización de ser profesional en

el futuro.

El grupo
PRESENTACIÓN

Este clásico de la literatura mundial la Ilíada constituye el relato de la guerra de


Troya hace casi once siglos que Grecia y el mundo conoce la Ilíada maravillosos
poemas épicos que desde el comienzo se admite como producciones de Homero un
poeta ciego nacido en Grecia.

Esta obra es prácticamente una novela de aventuras que nada tiene que envidiar a
las aparecidas posteriormente en cualquier rincón de la tierra; tiene ingredientes
más que suficientes para capturar el interés de los lectores. Por ello, la intención de
facilitar su lectura, antes de ingresar a la obra en sí, estamos ofreciendo un
resumen de la obra la Ilíada.

Compañeros leamos con deleite las páginas de este resumen de la obra la Ilíada en
la seguridad que sabremos la historia de Homero.
INTRODUCCIÓN

La Ilíada comienza con la primera gran furia de Aquiles, porque Agamenón, rey de
los aqueos y jefe de la expedición griega contra Troya, se ha empeñado en
quedarse con su esclava favorita, Briseida. En señal de protesta, Aquiles, con su
ejército de mirmidones, decide mantenerse al margen de la batalla, en su
campamento, junto a las naves griegas atracadas en las playas del Estrecho de los
Dardanelos, cercano a Troya. (El Estrecho de los Dardanelos, Helesponto, es la
franja marina que une el Mar Egeo con el Mar de Mármara; así como el Mar de
Mármara se comunica con el Mar Negro, por el Estrecho del Bósforo). Esta decisión
supone un grave perjuicio para los aqueos (nombre genérico dado a los griegos de
la época micénica) que son diezmados por los defensores de Ilión, la acosada
ciudad troyana donde residía el rey Príamo, padre de Héctor y de Paris
(Alejandro), el raptor de Helena, esposa de Menelao, el hermano de Agamenón.

Los pocos días de batallas del décimo año de la guerra contra Troya que abarca el
poema de la Iliada, van transcurriendo con suerte alternativa para ambos ejércitos.
Los aqueos tratan en varias ocasiones de conseguir que Aquiles abandone su
pasividad y les ayude a conseguir la victoria, pero él se mantiene en sus trece hasta
que su amado primo y ayudante, Patroclo, es muerto por Héctor, el líder troyano.

Los dioses, divididos en dos bandos y, en continuo ir venir del Olimpo,


contemplaban la batalla desde el Monte Ida, situado a unos setenta kilómetros de
Ilión, e intervenían en ella de forma encubierta encarnándose en héroes de
apariencia humana. Unos apoyaban a los griegos y otros a los troyanos. Zeus
actuaba de árbitro, tomando decisiones en favor de uno u otro bando según
consideraba que debía equilibrar la marcha de la batalla. Apolo fue el dios que más
se significó en el apoyo a los troyanos, no en balde la leyenda le atribuye la
fundación de Troya….

Aquiles enfurecido por la muerte de Patroclo, en un duelo mata a Héctor, los


troyanos ya sin su gran héroe, caen en el engaño del astuto Odiseo quien ideo un
plan para crear un caballo de madera gigante para darles como ofrenda a los
troyanos pero escondiendo a una elite de soldados para que entren a la ciudad y
abran las enormes puertas y así ingrese el ejercito griego…

BIOGRAFÍA

Homero fue un poeta de la Antigua Grecia que nació y vivió en el siglo VIII a.C. Es
autor de dos de las principales obras de la antigüedad: Los poemas épicos La Ilíada
y La Odisea.

Muchos historiadores y arqueólogos no han llegado a la conclusión sobre si


Homero realmente existió o se trata de un personaje legendario, pues no hay
pruebas concretas de su existencia. Sus obras pueden haber sido escritas por otros
autores antiguos o tal vez son apenas recopilaciones de tradiciones orales del
periodo de la época de la Antigua Grecia.

La vida de Homero es una mezcla de leyenda y realidad. De acuerdo con la


tradición, Homero era ciego y pudo haber nacido en cualquier localidad de la
Antigua Grecia: Esmirna, Colofon, Atenas, Quios, Rodas, Argos, Itaca o Salamina.

Aunque son varias las vidas de Homero que han llegado hasta nosotros, su
contenido, incluida la famosa ceguera del poeta, es legendario y novelesco. La más
antigua, atribuida sin fundamento a Herodoto, data del siglo V a.C. En ella, Homero
es presentado como el hijo de una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que le
dio a luz en Esmirna. Conocido como Melesígenes, pronto destacó por sus
cualidades artísticas, iniciando una vida bohemia. Una enfermedad lo dejó ciego, y
desde entonces pasó a llamarse Homero.

Sobre la muerte de Homero también hay mucho misterio. De acuerdo con


documentos históricos del siglo V a.C., él habría muerto en la isla de Ios.
Investigadores modernos afirman que no hay ningún dato seguro de las fuentes de
antigüedad que hablan sobre Homero. De acuerdo con los historiadores modernos,
en caso que haya existido, es probable que haya nacido y vivido en la zona colonial
griega del Asia Menor. Esta conclusión se extrae a partir de las características
lingüísticas de sus obras y las tradiciones abordadas que son típicas de la región
jónica.
Algunos investigadores modernos afirman también que a partir de sus obras, es
posible concluir que Homero tenía mucho contacto con la nobleza de la época. Aún
persiste el debate sobre si Homero fue una persona real o bien el nombre dado a
uno o más poetas orales que cantaban obras épicas tradicionales.

Obras

La Ilíada , La Odisea, Batracomiomaquia, Himnos Homéricos, Guerra de Troya

Margites

RESUMEN DE LA OBRA

CANTO I - LA PESTE Y LA COLERA

Se pide desde el principio a la musa que mande el canto de las desgracias


alcanzadas por la ira de Aquiles. Llega a la asamblea de los argivos, Crises,
sacerdote de Apolo para rescatar a su hija, hecha cautiva hacía poco en la guerra y
por honor entregada a Agamenón. Apolo mandó sobre el ejército una terrible
epidemia por haber sido rechazado ignominiosamente su sacerdote. Aquiles hace
una asamblea, para aplacar al dios, en la que el adivino Calcas pregona que ellos
debían liberar a su hija Briseida de tan terrible disputa y no rehúsa entregarle su
hija ciertamente a Crises, pero le arrebata a Aquiles a Briseida a quien había sido
concedida como premio a su valor. Se apodera de Briseida aunque Néstor se opone
Enardecido por esta ofensa, decide el firme joven separarse de la guerra con los
mirmidones, sus soldados. Su madre Tetis reafirma su propósito y promete
venganza al suplicante. Mientras tanto el ejército ofrece sacrificios expiatorios y
son ofrecidos a Apolo. Entonces se hace retirar a Crises a su casa junto con las
víctimas propiciatorias, por quienes es expiado el crimen siendo sacrificadas,
puesto que se había presentado Tetis en el Olimpo ocultamente, favoreció con la
victoria a los troyanos, mientras los aqueos no dieran una satisfacción a Aquiles.
Hera, enemiga de los troyanos ataca estas determinaciones clandestinas y riñe con
Zeus en la cena. Por esta causa se entristece toda la asamblea de los dioses, a
quienes Hefesto hace volver finalmente a la tranquilidad y alegría.

CANTO II - EL SUEÑO DE AGAMENON


Zeus-quien habría de vengar la injuria inferida a Aquiles-, le envió un sueño a
Agamenón para incitarlo a realizar la batalla con la esperanza de la victoria. Al
amanecer, Agamenón manifestó lo comunicado en el sueño y su propia decisión a
los jefes de los argivos; reunió al poco una asamblea de todos. Le agradaba para
probar la fe del pueblo, del que desconfiaba, fingir la determinación de retornar a
la patria: habiendo oído esto la multitud comenzó enseguida, cansada ya por la
guerra, a sublevarse y a preparar la navegación. Odiseo reprimió la rendición de
común acuerdo y por consejo de Atenea se valió de súplicas, amenazas y oprobios
para que volvieran de este modo a la asamblea. A Tersites, aquel hombre torpe y
malhablado que no cesaba de urgir la retirada, lo castigó con mayor severidad para
escarmiento de los demás. Así cohibido el populacho se doblegó por fin a dejarse
persuadir por los excelentes discursos de Odiseo y de Néstor quienes renovaron
las antiguas promesas y se valieron de estas ostentaciones para que los aqueos
tuvieran confianza en el combate; el mismo Agamenón ordenó el combate y llenó
del ardor de la pelea el ánimo de todos. Ya se anima el ejército; los primeros,
sacrificadas ya las mayores víctimas, se sientan al convite delante de Agamenón;
los demás toman sus alimentos por diversas partes y ofrecen sacrificios, y cada
pueblo, instruido por sus jefes marcha a la batalla. Se inserta en este lugar el
cuidadoso catálogo de las naves, pueblos, jefes, que habían seguido a Agamenón a
la guerra de Troya. También los troyanos, descubrieron lo que tramaban los
aqueos, marchan al campo bajo el mando de Héctor junto con sus aliados, de los
que se añade una breve reseña.

CANTO III - LOS JURAMENTOS Y HELENA EN LA MURALLA

Al primer encuentro del combate, Paris o Alejandro provocan con suma fiereza a
cada uno de los aqueos para el combate; pero en cuanto ve a Menelao saltando de
su carro, huye atemorizado. Poco después él mismo, impulsado por los gritos de
Héctor se ofrece en singular desafío con Menelao, comenzando lo más importante
de la batalla; aceptada la condición pide Menelao que vaya por medio una promesa,
consagrándola ante la presencia de Príamo. Así pues los ejércitos dejan las armas y
se preparan sacrificios de ambas partes, mientras tanto Helena llama desde la
torre a Príamo y a los ancianos de Troya, a los jefes argivos que están en el campo
inferior. Siendo llamado, se presenta Príamo en compañía de Antenor y se hace un
pacto según el antiguo rito y bajo estas condiciones, de que si uno de los dos
venciese al otro, obtendría a Helena y sus riquezas; pero los troyanos inferiores a
los aqueos pagarían una fuerte multa. Después de la partida de Príamo, toman las
armas Menelao y Paris y marchan al espacio convenido para la pelea; pero Paris,
superado, es sutraído por Hera ocultamente y se lo lleva incólume a su propia
morada. Al mismo lugar lleva a Helena, quien resistiendo primero al nuevo marido
le echa en cara su cobardía; sin embargo poco después se reconcilia con él. De esta
manera, en vano busca Menelao al adversario que estaba gozando de la protección
de la diosa, mientras Agamenón busca públicamente el precio de la victoria que se
había pactado.

CANTO IV – VIOLACION DE LOS JURAMENTOS Y REVISTA DE LAS TROPAS

Debiendo ser devuelta Helena a los aqueos según el pacto y dirimidas las
diferencias en la línea de combate en la que fue separado Paris; Hera indignada en
la asamblea de los dioses, no pudo contener ya su odio contra los troyanos e insiste
ante Zeus a fin de que conceda que los aqueos den muerte a Paris. Atenea, enemiga
también de los troyanos, enviada a la tierra por la exhortación de Zeus, persuade a
Píndaro Licio para que lanzada una flecha contra Menelao, rompa el pacto e
introduzca una nueva causa para combatir. Llamado el médico Macaón, cura a
Menelao de su herida no mortal. Mientras tanto, armados nuevamente vuelven a
combatir los troyanos, mientras Agamenón va y viene entre la multitud de aqueos,
alabando el valor de algunos como Idomeneo, Áyax y Néstor, que ya estaban
situados en el campo de batalla y reprendiendo la tardanza de los otros como
Menesteo, Odiseo, Diomedes que aún no se llenaban del nuevo ardor para combatir
. Se reanuda la lucha, en la que Ares por una parte y Apolo, Atenea y otras
divinidades por la otra, ayudan respectivamente a los troyanos y a los aqueos.

CANTO V – ARISTIA DE DIOMEDES

Los aqueos continúan despedazando a los troyanos; delante de todos, el insigne


Diomedes lleno de ferocidad por la protección de Palas retira a Ares de la batalla.
Pero él mismo herido por Pándaro, ataca con mayor vehemencia a los enemigos;
mata a Pándaro, estando de pie, y después peleando desde el carro de Eneas; hiere
a Eneas que cubría el cuerpo de su amigo; hiere a Afrodita en la mano, pero Iris la
saca del combate. Afrodita librada por su hija en el carro de Ares, la lleva al Olimpo,
en donde su madre Dione la cobija en su seno. Los otros dioses se ríen sin que lo
note. Apolo libra a Eneas, apartado por Atenea del furor de Diomedes y lo cura
recreándolo en la fortaleza troyana y llama nuevamente a Ares a las filas. Ares
exhorta a los troyanos para que peleen con fortaleza; enseguida se presenta ante
ellos Eneas, ya curado. Tampoco los aqueos combaten con cobardía y caen muchos
de una y otra parte, entre éstos Tlepolemo contra Sarpedón; finalmente se alejan
poco a poco los aqueos. Hera y Atenea vienen desde el Olimpo en auxilio de éstos
que luchaban. Por estas palabras de Hera se enardece nuevamente la masa; pero
Diomedes aconsejado y conducido por Atenea, hiere al mismo Ares quien regresa
enseguida al Olimpo desde el campo de batalla y ahí sana, siguiéndolo también las
diosas.

CANTO VI – HECTOR Y ANDROMACA

El adivino Héleno, cuando decaía en huida el ejército troyano exhorta a Héctor


para que haga un sacrificio público a Atenea en la fortaleza. Así pues él, habiéndose
reanudado la lucha rápidamente, marcha a la ciudad; en este combate, Diomedes y
Glauco, jefe de los licios, encaminándose al lugar de la lucha, antes de llegar a las
manos, habiendo recordado la hospitalidad de sus padres, hecho el cambio de las
armas, unen sus diestras . Hécuba y las demás matronas, por consejo de Héctor y
de los próceres troyanos, llevan el manto al templo de Atenea y expresan sus votos
por la salvación de la patria. Mientras tanto Héctor, en su casa, hace volver a Paris
reprendiéndolo en el campo de batalla; a su esposa Andrómaca, la buscó en vano
en sus habitaciones y salió finalmente de la ciudad por la puerta Escena; la
encuentra con su hijo Astianacte y les habla por última vez. Armado, Paris alcanza
a su hermano en el camino.

CANTO VII – COMBATE SINGULAR DE HECTOR Y AYANTE

Héctor y Paris impulsan a los aqueos para que vuelvan a la batalla, combatiendo ya
sea con armas iguales o mejores; lo cual, para que sea terminado finalmente, de
acuerdo con el designio de Atenea y de Apolo, y la persuasión de Helena sea
provocado cada uno con la mayor fuerza posible por parte de Héctor para un
combate cuerpo a cuerpo. Agamenón disuade a Menelao que se muestra alegre y
confiado mientras los demás vacilan ; al poco instigados por Néstor salen a
combatir nueve héroes de cuyas suertes señala el suceso Áyax Telamonio .

Se reúnen Héctor y Áyax y pelean duramente, mientras bajo la noche apartan a


éstos, iguales en fuerzas, habiéndoles dado a su vez regalos. En los banquetes
públicos Néstor hace el recuento de los cuerpos de los caídos que deben sepultarse
y los campamentos que deben fortificarse. Cuando en la asamblea de los troyanos,
Paris responde a Antenor quien dice que deben ser restituidos al dueño, Helena
juntamente con sus riquezas, añade que él no regresará ningunas riquezas sino que
a aquéllas se añadirán las propias. Al día siguiente Príamo lleva aquella respuesta a
los aqueos y a fin de que también puedan ser sepultados los cuerpos de los
troyanos manda que se haga una tregua. Después de estos sucesos cada bando
procura dar sepultura a los suyos y al mismo tiempo los aqueos rodean su base
naval con un muro y fosas; Poseidón se admira de estas obras con indignación en la
asamblea de los dioses. A la cena sigue la noche amenazadora con sus rayos.

CANTO VIII – BATALLA INTERUMPIDA

Zeus pide a los dioses llamados a asamblea que no se presenten en la batalla contra
ninguno de los dos pueblos, y es llevado en su carroza al monte Ida. Desde ahí
contempla durante la mañana a los ejércitos que combaten en dudosa victoria;
después habiendo pesado cuidadosamente sus suertes en la balanza del destino, y
lanzando sus terribles rayos, pronostica la muerte a los aqueos. Hera en vano pide
a su aliado Poseidón que le sean apartadas a aquellos toda clase de ayudas;
después vuelve Agamenón, levantando los ánimos y señala que Zeus se le ha
mostrado propicio. Ya los aqueos, algún tanto superiores, repelen a los troyanos en
un nuevo encuentro, y Teucro hiere a muchos de aquéllos con sus flechas y a su vez
es herido por Héctor. Una vez más, se lanzan a la huida los aqueos cuando Hera y
Atenea se preparan a marchar a Troya para llevar auxilio; pero Zeus habiéndolas
visto desde el monte, las rechaza inmediatamente por medio de Iris . Él mismo,
habiendo regresado al Olimpo reprende con suma severidad a las desobedientes
diosas y aun amenaza a los aqueos con mayores matanzas para la mañana
siguiente. Terminada la batalla a causa de la noche y habiendo realizado una
asamblea los troyanos vencedores, ponen guardias de asedio en el mismo lugar de
la batalla, y para impedir a los enemigos asechanzas o navegación, encienden
innumerables fogatas a través de la ciudad y del campo.

CANTO IX – EMBAJADA A AQUILEO

Entre los aqueos, una vez pasado el peligro, aterrorizados y rechazados de


momento, convoca Agamenón ocultamente a los jefes a quienes el rey les señala la
determinación de huir y dirigir la navegación durante la noche. Diomedes y Néstor
lo desaconsejan de este torpe intento. Se colocan fogatas en las trincheras de los
campamentos, se prepara una cena en la tienda de Agamenón y después de la cena
se trata a toda costa de hacer las paces con Aquiles y atraerlo al ejército. El propio
Agamenón mandó decir que si cedía en su enojo ante la pública necesidad, le
prometía devolverle intacta a Briseida y magníficos regalos. Néstor envió con estas
condiciones a varios escogidos, como Fénix a quien el padre de Aquiles lo había
hecho mentor en su juventud, Áyax el mayor, Odiseo y dos embajadores de paz.
Aquiles recibió amigablemente a los legados, pero rechazó todas las promesas de
Agamenón y los discursos, ya los esmerados como los ásperos y suaves; además
retuvo a Fénix y amenazó con que regresaría al poco juntamente con él a la patria.
De este modo, después de que Áyax y Odiseo anunciaron tan dolorosa resolución,
Diomedes lo confirma en toda su gravedad a los afligidos jefes y los exhorta a la
tenacidad en la lucha.

CANTO X - DOLONIA

Electos los vigías, Agamenón en unión con su hermano Menelao llama a Néstor y a
los demás jefes y hacen guardia con ellos ante el foso. Toman determinaciones ahí
mismo donde habían

sufrido las calamidades y envían como observadores a Diomedes y a Odiseo .


Habiendo avanzado este algún tanto, un ave de raudo vuelo ofreció próspero
augurio. Al mismo tiempo había salido cierto troyano, Dolón, que había sabido las
determinaciones de los aqueos, e incitado por las promesas de Héctor, fue
aprehendido por los que se habían adelantado más hacia la base naval. Implorando
éste por su vida, denunció todos los sitios de los campamentos y a dónde se dirigía
Reso, el rey de los tracios, pero sorprendido por Diomedes fue asesinado. Ya
marchan a los aposentos de Reso, a quien habían oído llegar con sus famosos
caballos. Atenea amonesta a los héroes para que no se retarden más tiempo con la
esperanza de obtener demasiados botines; mientras tanto Apolo incita a los tracios
y a los troyanos y los regresa a sus campamentos.

CANTO XI – ARISTIA DE AGAMENON

Armado Agamenón con espléndidas armas conduce por la mañana a sus tropas a
las filas de combate; lo mismo hacen Héctor y los otros príncipes de Troya. Ante el
insólito valor de Agamenón que enardece a la turba desconocida, se excitan los
troyanos y se inicia una gran batalla. El mismo Héctor apartado por mandato de
Zeus hasta las murallas de la ciudad, evita el coraje del enardecido adversario,
mientras aquél se marcha del combate mal herido . Realizado esto, Héctor vuelve a
pelear e infunde a los suyos un nuevo valor. Diomedes, Odiseo y Áyax vuelven a la
decaída batalla; pero Diomedes herido por Paris se regresa violentamente hacia las
naves ; asimismo Odiseo herido por Soco y muerto aquél, viéndose rodeado por los
troyanos, se libra del combate ayudado por Menelao y Áyax . A poco a Macaón y
Euripilo los hieren las flechas de Paris. Viendo Aquiles a Macaón que se adelantaba
en el carro de Néstor, envió a Patroclo para reconocer su presentación. Tan pronto
como reconoció éste a Macaón y librado por Néstor de tan miserable muerte, le
pide que o bien implore directamente la ayuda de Aquiles en auxilio de los aqueos
o que él mismo espante a los enemigos revestido con el armamento de Aquiles. Al
regreso Patroclo hiere al peligroso Euripilo y es curado en su tienda de campaña.

CANTO XII – COMBATE EN LA MURALLA

Rechazados los aqueos contra las murallas (hecho abominable a los dioses; a ellos
mismos los rechazan detrás de la misma ciudad), ven que los troyanos se dirigen a
las naves y que están a punto de atravesar ya el foso. Desconcertados al principio
por lo difícil del momento bajan de los carros por consejo de Polidamante y corren
divididos en cuatro grupos. Asio se atrevió a atacar una de las puertas desde su
carro y fue rechazado por los dos Lapitas con gran matanza de los suyos .
Polidamante interpretó augurios adversos que no intimidaron a Héctor en
perseguir a los enemigos. Éstos aunque molestados por un viento tempestuoso,
defienden sus trincheras con suma fortaleza, estando en los primeros lugares los
dos Áyax . Por otra parte entran Sarpedón y Glauco a quienes se les opone
Menesteo y son llamados por él, Áyax el mayor y Teucro . Son heridos Epicles, el
compañero de Sarpedón y Glauco por Teucro; finalmente él es derrotado en la
almena del muro . Los aqueos atacan duramente la muralla, abierta por la parte de
los licios; Héctor conjura el peligro y tapa la puerta con una enorme piedra y abre a
los suyos el camino hacia las naves.

CANTO XIII – BATALLA JUNTO A LA NAVES

Pasando el muro los troyanos, por diversas partes, matan a los aqueos, cuando
Poseidón conmovido por la calamidad en su interior por Zeus, se acerca a los que
defendían las naves . Oculto bajo forma humana para animar a los que se detenían,
exhorta primero a los dos Áyax y después a los demás capitanes. Así los Áyax y
otros, rechazan a Héctor de la matanza de las naves en plena fila de combate ; al
poco, Idomeneo, movido por Poseidón a combatir, habiéndose unido con Merión,
socorre por la izquierda a los afligidos aqueos . Después se traba un feroz combate
en el que Zeus favorece a los troyanos y Poseidón a los aqueos. Sobresale entre
éstos, el valor de Idomeneo . Éste, da muerte a Otrioneo, Asio y Alcátoo y asimismo,
en compañía de Merión, Antíloco y Menelao lucha con superioridad contra Eneas,
Deífobo, Héleno y Paris. También detiene a Héctor quien hacía poco se hallaba en
el centro del lugar y de tal modo lo apremian los Áyax y otros grupos, que ya se
retiran los troyanos: pero fortalecido Héctor por el consejo de Polidamante,
conduce repentinamente contra el enemigo a los que había reunido. Áyax da
comienzo a un nuevo combate y se pelea por ambas partes con grandes clamores.

CANTO XIV – ENGAÑO DE ZEUS

Néstor, atemorizado por el clamorío del combate, sale de su tienda en la que aún se
curaba Macaón, para explorar los hechos en el lugar en que se realizaban.
Agamenón, Odiseo y Diomedes, doliéndose aún por las heridas, le salen al
encuentro cambiándose de lugar por la misma causa; el primero de los cuales
angustiado por el éxito de la guerra y viendo ahora abierta la muralla, reflexiona
sobre la huida . Odiseo reprueba esta determinación, y así Diomedes persuade a
todos a que vuelvan a la batalla y que con su presencia ayuden a todos, dándoles
certidumbre y consejos; al mismo tiempo Poseidón conforta a Agamenón que ya se
iba y da fortaleza al ejército. Mientras tanto Hera, para elevar la moral de los
aqueos, se arregla en su persona y se prepara delante de Zeus en el monte lda para
atraerlo con todos los halagos de una esposa; para lo cual se coloca el cíngulo de
Afrodita y hace venir desde Lemnos al dios Sueño, quien lo entretiene en el estado
de descanso. Poseidón había puesto asechanzas en este tiempo, mediante el
consejo de Sueño, la suerte de los aqueos que les devolvió auxiliándolos
prontamente. Héctor, herido por el golpe de la piedra que le había lanzado Áyax,
estaba sin alientos y fue transportado y curado por sus soldados. Combatiendo los
aqueos a los troyanos, elevados ya sus fuerzas y espíritu de combate, los alejan de
las naves, persiguiéndolos en primer término Áyax el menor.

CANTO XV – NUEVA OFENSIVA DESDE LAS NAVES

Despertando de su letargo Zeus, ve a Poseidón dando ayuda a los troyanos contra


los aqueos . Enseguida, reprende ásperamente a Hera y manda llamar del Olimpo a
Iris y Apolo; se sirve de ellos como de sus ministros para restituir sus fuerzas a los
troyanos y simultáneamente predice toda la serie de designios hasta la destrucción
de la ciudad . Habiendo regresado Hera a la morada de los dioses, Ares sabe por
ella lo referente a la muerte de su hijo Ascálafo y se apresta para la venganza;
Atenea reprime su cólera . Apolo e Iris se presentan ante Zeus y por mandato de
éste obliga a Poseidón bajo amenazas a que abandone la guerra. Éste a pesar de
estar lleno de temor aún se atreve a resistirse.

Apolo alienta a Héctor, ya sanado y retirado del combate por esa causa, y renueva
la suerte de los troyanos . Héctor acomete a los fortísimos aqueos que dejando de
combatir se retiraban a las naves; mata a una parte de ellos; a otros los hace huir,
yendo delante el dios, quien agitando su égida estremeció de temor a los aqueos y
fortaleció a los troyanos, pues derribando el muro, preparó el camino para destruir
al ejército . Por esta terrible desgracia que le comunicó Eurípilo, Patroclo regresó
ante Aquiles y lo exhortó para que los ayudara en ese último trance . Mientras
tanto los aqueos combaten terriblemente ante sus naves cayendo muchos de
ambas partes. Finalmente ellos se retiran sin dispersarse entre las filas de las
naves, desde las que Áyax Telamonio defiende del fuego, armado con una lanza,
porque ya Héctor amenazaba quemar la nave de Protesilao .

CANTO XVI - PATROCLEA


Aquiles le presta a su amigo Patroclo que le suplicaba y pedía ayuda, sus propias
armas y tropas para salir a combatir bajo la condición de que se contentase con
rechazar a los troyanos de las naves y no se expusiese a mayores peligros .
Debilitado ya el mismo Ayax, no pudo impedir que se pusiese fuego a la nave. Visto
lo cual Aquiles, llama a su amigo a las armas, prepara las filas de los suyos, les
habla y hechas las libaciones y las preces los despide. De pronto, habiendo visto el
jefe de los mirmidones, aterrorizados a los enemigos, el engaño de la figura de
Aquiles, libra del ataque a la nave y apaga el incendio. Comienza de nuevo la batalla
y a los que huian cegados por el pavor, los persigue sobre la trinchera y aun a
campo abierto. Enseguida, Glauco mata a Sarpedón, hijo de Zeus, habiendo
quedado asi vengadas las matanzas . Éste juntamente con Héctor y otros de los en
terrible combate con los aqueos que arrastraban los despojos, les quita el cuerpo
de Sarpedón. Apolo ve esto y por mandato de Zeus es lavado el cuerpo y ungido y
llevado a Licia por sus amigos . Por aquel tenor de los acontecimientos el feroz
Patroclo persigue a los troyanos hasta la ciudad, sube a su muralla pero es
apartado de aquel lugar por el dios ; sin embargo, resiste de nuevo a Héctor que
irrumpe lleno de fuerza, mata a su auriga Cebrión y se lleva el cadáver después de
haberlo despojado . Finalmente mata a muchos de la masa de soldados hasta que
Eufrobio lo hiere, aterrorizado él mismo por la fuerza de Apolo y despojado de sus
armas; Héctor le da muerte e insta a Automedonte a encaminar el carro de Aquiles
llevándolo junto a las naves .

CANTO XVII – ARISTIA DE MENELAO

Muerto Patroclo, Menelao mata a Euforbo y lo despoja de sus armas . Héctor por
consejo de Apolo dejando de perseguir a Automedonte le quita los despojos y
regresa, mientras Menelao hace venir a Áyax el mayor, para que cuide el cadáver .
Héctor se retira ante Áyax, pero incitado por la reprensión de Glauco vuelve
nuevamente, luciendo soberbiamente las armas de Aquiles, a fin de arrebatar el
cuerpo y lleno de fortaleza anima a cada uno de los suyos en el mismo campo de
batalla; simultáneamente llamados por Menelao acuden con presteza los más
valientes aqueos . Así en un mismo lugar se origina un terrible combate entre
Menelao y Héctor con cada una de sus tropas y pelean uno y otro con distinta
suerte. Ellos para defender el cuerpo de Patroclo y éstos para que lo arrastren y
sea causa de ludibrio . Zeus vuelve el vigor a los caballos de Aquiles que se dolían
por la muerte de Patroclo y Automedonte los regresa al combate en unión con
Alcimedonte . Héctor, Eneas y otros, atacan el carro de Aquiles para apoderarse de
los nobles caballos y los aqueos sostienen con fiereza el ímpetu de aquellos,
quienes tratan también de rescatar el cadáver. Entonces Menelao implora nuevas
fuerzas a Atenea, y Apolo exhorta a Héctor con la aprobación de Zeus . Finalmente
viene a menos la fuerza aquea, y aun el mismo Áyax Telamonio, tiembla, bajo cuyo
mandato Menelao envía un mensajero a Aquiles, y es Antíloco, quien le anuncia la
muerte de Patroclo y las derrotas recibidas, , y el mismo Menelao junto con Merión
apoyado por la compañía de los Áyax, se atreve a llevarse el cadáver hasta las
naves, metiéndose entre los enemigos que combatían .

CANTO XVIII –

Recibida la noticia de la muerte de Patroclo, Aquiles se entrega a la desesperación


y a los lamentos . Ante estas lamentaciones despertada Tetis, llega desde el mar
con su cohorte de Nereidas para consolar a su hijo; a quien cuando ve lleno de
ambición de vengarse de Héctor, aunque aquello habría de ser decidido por el
destino, difiere su deseo para el último día, pero le promete que le llevará armas
nuevas fabricadas por Hefesto . Habiendo regresado las Nereidas a su mansión,
Tetis se apresura hacia el Olimpo, mientras se renueva la batalla sobre el cuerpo de
Patroclo que finalmente hubiera quedado en poder de Héctor, a no ser que Aquiles
por consejo de Hera hubiese aterrorizado a los troyanos con su aspecto y voz
terribles y los hubiese hecho huir hasta las murallas enemigas ; mientras tanto los
aqueos, rescatado el cuerpo, lo llevan a la tienda de Aquiles, al entrar la noche . Los
troyanos tienen una tumultosa asamblea y Polidamante los persuade de que se
salven dentro de las murallas, no sea que Aquiles venga a las filas y acabe con ellos;
pero este prudente consejo desagrada a Héctor y al pueblo . Los troyanos redoblan
la vigilancia durante la noche con sus armas; los aqueos y al frente de ellos Aquiles,
lloran la muerte de Patroclo, embalsaman el cadáver y lo colocan en el ataúd .
Aquella misma noche llega Tetis al Olimpo en donde Zeus acababa de reprender a
su esposa porque ayudó a Aquiles y es recibida amigablemente en la mansión de
Hefesto . Para Hefesto le era fácil si se lo pedían con insistencia, fabricar escudos y
toda clase de armas con su arte exquisito .
CANTO XIX - RENUNCIAMIENTO DE LA COLERA

A la salida del sol, Tetis le da a Aquiles las armas que había hecho Hefesto y lo
excita nuevamente a la alianza para la guerra; pues el cuerpo de Patroclo derrama
divinos olores a fin de que dure incorrupto para la sepultura . Aquiles, reuniendo
una samblea, olvida su ira, y pide continuar la guerra cuanto antes . Por su parte
Agamenón confiesa su error y una vez reconciliado, ofrece los dones prometidos
por medio de su legado Odiseo; pero olvidándolos él, tal vez con intención de
vengarse, apremia a comenzar la batalla. Finalmente cede ante Odiseo y espera
hasta hallarse presente al que lo aconsejaba mientras las tropas tomaban el
desayuno y recibe ante la asamblea los dones y a la hija de Brises, causa de la
discordia a la que Agamenón juró devolverla intacta mediante un sacrificio
expiatorio. Se trasladaron los dones desde un lugar público a la tienda de Aquiles
en donde las mujeres lloraban a Patroclo y el héroe mismo vuelve a lamentarse y
se abstiene firmemente de probar alimento, tomándolo el ejército . Aquiles es
deleitado por Atenea, enviada desde el cielo; poco después se pone las nuevas
armas, sube al carro con Automedonte y sabido por otro el destino de sus caballos,
marcha a la fila lleno de vida.

CANTO XX – COMBATE DE LOS DIOSES

Preparados ambos ejércitos y llamados los dioses a la asamblea, Zeus les permite
que cada uno socorra a cualquiera de los dos que desee a fin de que no madure la
matanza para los troyanos por la crueldad de Aquiles. Así marchan a la guerra,
Hera, Atenea, Poseidón, Hermes, Hefesto, para ayudar a los aqueos; y Ares, Febo,
Artemisa, Latona, Janto y Afrodita, a los troyanos. Las tierras celebran con
estremecimiento y temor la entrada de los dioses. Antes del comienzo de la batalla,
Febo excita a Eneas contra Aquiles que amenazaba a Héctor. Mientras tanto los
dioses por convencimiento de Poseidón se sitúan alejados del combate. A varias
provocaciones sigue el combate de Aquiles con Eneas a quien Poseidón libra por
medio de una nube, pues según los oráculos le tenía destinado un reino entre los
troyanos ; Héctor, que está por agredir a Aquiles, es rechazado por Febo. Aquiles
mata entre otros troyanos a Polidoro, hijo de Príamo. Estando ya por vengar la
muerte de su hermano, se dirige Héctor contra Aquiles a quien lo salva también
Febo rodeándolo con una nube. Movido por el dolor Aquiles ataca a los demás
troyanos y llena el campo de una espantosa ruina de muertos y armas .

CANTO XXI – BATALLA JUNTO AL RIO

Aquiles acosa a los troyanos, parte hacia la ciudad y parte hacia el Janto (el
Escamandro) y habiendo despedazado a muchos en el río, conserva a doce jóvenes
vencidos, para las exequias de Patroclo . Ahí mismo mata a Licaón, hijo de Príamo a
pesar de sus súplicas ; después a Asteropeo, jefe de los peonios junto con otros de
aquel pueblo, habiéndose librado del enfurecido río desigual en fuerza .
Continuaba la matanza hasta que Janto, obstruido por el número de cadáveres,
compadeciéndose, mandó que su cauce se desbordara contra él.

Apenas se escapaba Aquiles cuando de nuevo tenía que saltar; pero el río
enfurecido lo sumergía en sus ondas y perseguía al que volvía a escapar . Ya le
faltaban las fuerzas al que luchaba entre las olas, pero Poseidón y Atenea se las
aumentaban; entonces Janto que estaba demasiado irritado, llamó en su ayuda a
Simóis, pero Hera llamó a Hefesto que quemó el campo y al río y ni las llamas lo
detenían si no las hubiese aumentado la misma diosa . Se iniciaron después
combates personales entre los demás dioses: Ares, Atenea, Afrodita, Febo,
Poseidón; Hera, Artemisa; Hermes, Latona. Después de esto vuelven al Olimpo los
dioses, excepto Febo quien se dirigió a Troya, mientras Aquiles hacía estragos a
través del campo y a los demás los empujó su furia hacia el interior de la ciudad en
la que Príamo mandó que se cerrara la puerta. Para que aquellos no fueran
diezmados en la fuga, Apolo detuvo a Aquiles introduciendoa Agenor, y después él
mismo disfrazado bajo la apariencia de Agenor, lo engañó huyendo y así lo alejó de
la ciudad .

CANTO XXII – MUERTE DE HECTOR

Ambos ejércitos se habían puesto en lugar seguro en el campo, cuando Héctor,


estando él solo, permanece frente a Aquiles que volvía de perseguir a Febo. Desde
el muro querían detener a Héctor sus parientes que lloraban desolados .
Vanamente, porque a éste el pudor y a aquél el afecto les impedía retirarse del
lugar; sin embargo, apareciéndosele un dios bajo aspecto de hombre, hizo huir a
Héctor atemorizado. Lo persiguió fieramente Aquiles y dio tres vueltas alrededor
de la muralla . Entre tanto Zeus, compadeciéndose de Héctor, pesó su destino en la
balanza y decretó su muerte. Febo lo abandonó al instante y Atenea lo incitó a
combatir bajo la apariencia de su hermano Deífobo . De esta manera los héroes se
unen en singular combate en el que estando presente Atenea, ayuda a Aquiles y se
burla de Héctor con terrible engaño . Finalmente, Aquiles, en lo más álgido del
combate lo atraviesa con su lanza, lo despoja de sus armas e insultándolo y
manchándose de ignominia, insulta a los suyos y atado a su carro lo arrastra hacia
la base naval . Toda la ciudad llora la muerte de su querido Héctor y gritan
amargamente sus parientes desde la muralla y Andrómaca es llevada a su casa.

CANTO XXIII - JUEGOS EN HONOR A PATROCLO

Los mirmidones dejan sus armas alrededor del féretro de Patroclo, yendo delante
Aquiles quien poco después les prepara el banquete fúnebre. Él mismo cena ante
Agamenón y anuncia las exequias para el próximo día . A la siguiente noche se le
presenta durante el sueño la imagen de Patroclo que le pide justos funerales . Por
mandato de Agamenón se llevan leños por la mañana, se presenta el cuerpo y se
dispersan las caballerías de Aquiles y de los demás; sacrificadas ante él muchas
víctimas y los doce jóvenes troyanos, se hace la hoguera, se enciende y arde con el
soplo del Bóreas y del Céfiro, mientras el cuerpo de Héctor es preparado por
Afrodita y por Febo. Al día siguiente se recogen y llevan a la urna los huesos de
Patroclo para que estén algún día, según promesa hecha, junto con los de Aquiles;
se levanta también un túmulo improvisado. Aquiles añade en honor del difunto,
certámenes de varias clases en los que se llevan premios y regalos los principales
jefes aqueos. En equitación: Diomedes, Antíloco, Menelao, Merión, Eumelo y
Néstor; en pugilato: Epeo y Eurialo ; en lucha: Áyax Telamonio y Odiseo ; en
carreras: Odiseo y Áyax el menor, así como Antiloco ; en competencia de armas:
Diomedes y Áyax Telamonio; en disco: Polipetes ; en flechas: Meriones y Teucro ; y
lanzando dardos: Agamenón y Meriones .

CANTO XXIV – RESCATE DE HECTOR

Terminados los juegos, los aqueos se entregan a la cena y al sueño; Aquiles


permanece insomne y durante la mañana arrebata el cadáver de Héctor atado al
carro cerca del túmulo de Patroclo , repetida esta profanación ante los dioses
durante varios días, parte se duelen de ello, parte se alegran; compadecido Febo,
que guardaba aun íntegro el cuerpo, se queja ante todos gravemente , y por esto
Zeus, llamando a Iris por medio de Tetis, manda a Aquiles que desista de tanta
crueldad y que no rehúse devolver el cuerpo a los que quieren redimirlo; al mismo
tiempo y por su mandato, Iris exhorta a Príamo a que, pagado el rescate de
redención, reciba a su hijo . Se llevan a cabo estas gestiones doce días después de la
muerte de Héctor. Príamo, durante la noche, al igual que Hécuba y todos los demás
troyanos, reúnen preciosos dones y cargan con ellos un carro conducido por el
pregonero Ideo y manda que se prepare otro. Entonces hechas las libaciones y
aceptado el augurio directo, comienzan a recorrer el camino. Hermes llega ante
Príamo por mandato de Zeus, y lo lleva a la tienda, sirviéndole de vigía durante el
tiempo dedicado al sueño. Aquiles, vencido fácilmente por las súplicas del rey,
recibe el precio de la redención, le devuelve el cuerpo lavado, envuelto en túnicas y
concede once días de tregua para la sepultura y of reciéndole honrosa cena lo
manda a descansar . Al amanecer del día siguiente, conduciéndolos Hermes,
Príamo lleva el cuerpo a la ciudad a cuya vista salieron todos los troyanos con
grandes lamentos; colocado poco después en palacio, después de haberse
presentado los cantores, lloran Andrómaca, Hécuba y Helena. Hecha después la
pira, se celebra el funeral y el banquete.

ARGUMENTO

Antes de enterarnos del argumento es preciso que conozcamos el significado de la


palabra “Iliada”, que no es sino la forma española de un vocablo griego que
significa “referente a Ilion”, e Ilion era el nombre de una ciudad situada en la costa
del Asia Menor, comúnmente conocida en español por Troya, capital del reino de
Troya, cuyos habitantes tomaron por ella el nombre de troyanos, y que fue rival de
las antiguas ciudades griegas.

En la Iliada, escrita hace unos tres mil años, se refiere la tremenda guerra que
protagonizaron griegos y troyanos. Es muy difícil determinar lo que en la narración
hay de verdadero y lo que sólo es producto de la imaginación del poeta, ya que en
ella se mezcla lo real con lo fabuloso.
El argumento gira en torno del sitio de Troya por los griegos, a quienes el poeta
llama aqueos o argivos, y su origen fabuloso más remoto hay que buscarlo en la
leyenda mitológica del famoso juicio de Paris. también llamado Alejandro, que
concitó las iras de Palas Atenea y Hera (Minerva y Juno de los latinos) a quienes el
joven príncipe troyano ofendió gravemente al negarles el galardón de la belleza
para entregárselo a Afrodita, la diosa conocida por los latinos con el nombre de
Venus.

El rey de Troya se llamaba Príamo y su esposa Hécuba. Entre sus varios hijos,
Héctor era célebre por su valor, y Paris por su esbeltez y gallardía. Este último fue
enviado como embajador ante Menelao, rey de Esparta, en Grecia. Dicho rey estaba
casado con Helena, mujer de excepcional belleza, ya que se la consideraba la más
hermosa de toda Grecia. En ocasión de su casamiento, los príncipes griegos
habíanse comprometido a prestar ayuda a la hermosa Helena siempre que lo
necesitara.

Al llegar Paris a Esparta, Menelao estaba ausente y, aprovechando esta


circunstancia, el troyano lo traicionó. Ayudado por Afrodita, tomó cautiva a Helena
y la llevó consigo a Troya. Grecia, país del cual forman parte muchas islas, no
estaba unida bajo un solo rey, sino que tenía varios príncipes y soberanos
independientes. Así, pues, cuando llegó a conocimiento de Menelao que su esposa
había sido raptada, convocó una gran asamblea de todos los príncipes, en la que su
hermano Agamenón fue elegido jefe supremo de los griegos en la guerra que éstos
iban a emprender contra los troyanos para lograr el rescate de Helena y vengar el
agravio inferido a todos los aqueos en la persona del rey de los espartanos.

En la narración se refieren los preparativos de los griegos para la guerra, cómo fue
revisado el ejército y cómo se aprestaron las 1.180 naves que debían conducir a los
100.000 soldados, en cuyos valerosos pechos Hera y Palas Atenea insuflaron el
fuego de la cólera y el ardor de la fiera venganza.

Allí nos son presentados algunos de los famosos guerreros que debían tomar parte
en la lucha. Uno de los jefes es el hijo de Tetis y Peleo, rey de los mirmidones,
Aquiles, el invulnerable, sin cuyo brazo la ciudad jamás sería ganada, verdadero
protagonista del poema y el más valiente de los griegos; también estaba entre ellos
el prudente y astuto Odiseo (Ulises), el más sabio de los expedicionarios, cuyo
consejo tiene principalísima parte en la acción; Néstor, el más anciano y, por lo
tanto, el de más experiencia; Patroelo, el amigo inseparable de Aquiles, cuya
muerte es parte fundamental del desenlace; Áyax, el héroe gigantesco, semejante al
mismo Ares, dios de la guerra; Teucro, el imbatible arquero; Macaón, el médico;
Calcas, el adivino; Diomedes, Taltibio, Antilico, etc., y, por la parte de los troyanos
se destacan Héctor, el del tremolante casco, verdadero héroe, ante quien tiemblan
de pavor los griegos, y a quien respeta el mismo Aquiles; Eneas, prudente, valeroso
y sabio; Príamo, el anciano rey, lleno de nobleza y bondad; París, el más hermoso
de los mortales, que semeja un héroe pero es un cobarde que tiembla y huye ante
la presencia del ultrajado Menelao o del iracundo Agamenón; Cebrión, Glauco,
Dolón, Reso, Polídamas, etcétera.

Ya propicios, ya esquivos, entre nubes rosadas y rayos zigzagueantes, los dioses del
Olimpo toman parte en la acción, inclinándose ya por éste, ya por el otro de los
combatientes. Así vemos a Hera (Juno), Poseidón (Neptuno), Apolo (Fobo). Ares
(Marte) , Hermes (Mercurio), Palas Atenea (Minerva), Afrodita (Venus), Hefaistos
(Vulcano), Hestia (Vesta), Tetis, Iris y el mismo Zeus (Júpiter) estorbando o
ayudando la acción guerrera de los mortales y ostentando, de paso, las notas
distintivas de sus pasiones casi humanas.

El paisaje no aparece en el poema homérico; al cantor sólo le interesan los


hombres y sus acciones, sus luchas y sus rivalidades.

Cuando todo estuvo dispuesto, el ejército entero partió hacia Troya y, después de
desembarcar, no tardaron los griegos en poner sitio a la ciudad.

Mientras el ejército griego sitia a Troya, declárase en su campamento una terrible


peste, con la que Apolo quiere castigar a Agamenón por haberse negado a devolver
al sacerdote Crises su hija Criseida, a quien había raptado. Accede al fin el caudillo
griego, pero para resarcirse de la pérdida hace robar a Briseida, la más bella de las
esclavas de Aquiles, promotor de la devolución.

“Canta, Musa, la cólera del temible Peleida”, dice el poema en su primer verso,
porque, en efecto, ofendido el hijo de Tetis y Peleo, después de una violenta disputa
con Agamenón, quien se niega a devolverle la esclava, se retira a su campamento
con sus mirmidones jurando no intervenir en la lucha hasta tanto no sea
desagraviado, y obtiene de Zeus, por mediación de su madre Tetis, que dé la
victoria a los troyanos para que Agamenón comprenda que a consecuencia de la
falta cometida ha caído en desgracia ante los dioses.

Patroclo, el fiel y querido amigo de Aquiles, ante las victorias alcanzadas por los
troyanos, que arrollan a los griegos, obligándolos a buscar refugio cerca de sus
naves, le pide que abandone aquella inercia suicida y rechace al enemigo. Como no
logra convencerlo le solicita sus armas, a lo que aquél accede, y, vestido con la
armadura del invulnerable Aquiles, logra Patroclo levantar la moral de los
derrotados griegos y vencer a los troyanos, pero muere a manos de Héctor, quien
se apodera de las armas del invencible Peleida.

Sabedor éste de la muerte de su amigo, viste una armadura nueva que, a pedido de
su madre, le ha fabricado Vulcano y se lanza contra los troyanos. en los que hace
gran estrago. En singular combate, presenciado por ambos ejércitos, Aquiles da
muerte a Héctor y, para desahogar su cólera, hace arrastrar el cadáver de su
enemigo todos los días dando tres vueltas alrededor del túmulo de Patroclo, hasta
que Príamo obtiene de él que le entregue el cadáver de su hijo. Los restos de
Héctor, que por intervención de Apolo se han mantenido incorruptos, son
transportados a Troya, donde se les hacen solemnes honras fúnebres, como
principal sostén que había sido de la ciudad sitiada, y con ello termina la narración.
Claro está que no fue así como terminó la guerra de Troya, según veremos más
adelante al referirnos al argumento de la Eneida.

A pesar de que la guerra duró diez años, el tema de la epopeya se desarrolla en


pocos días, los que dura la cólera de Aquiles, pero Homero supo encerrar en ellos
todo el interés histórico de la contienda, por medio de alusiones o recuerdos,
logrando darle vida con la exacta pintura de los caracteres de unos héroes que se
aman o se detestan, de tal manera que el poeta no presenta una historia
circunstanciada de la campaña, lo que hubiera sido si no imposible, difícil y carente
de interés. Por lo contrario, el plan tan ingeniosamente concebido permitió al
poeta trazar un admirable cuadro de la vida contemporánea sin perjudicar la
trama. Lo ocurrido en esos días sirve de base, de nudo central para la acción y el
desarrollo de todo el poema, pero desfilan en ese lapso los hechos más importantes
de la campaña. La guerra es, pues, el tema del extraordinario poema y sus páginas
están llenas de batallas y combates singulares, pese a lo cual no podemos afirmar
en forma rotunda y terminante que se trate de un poema bárbaro, pues a los gritos
de guerra, al chocar de las armas y a los ayes de los heridos mézclanse
sentimientos suaves, amables, ecos de una vida espiritual refinada. A la figura viril,
colérica, vengativa o sanguinaria de algunos héroes, opone Homero, con verdadero
arte y equilibrio, la dulzura y emoción de personajes tales como Hécuba,
Andrómeda, Helena y, en general, de todas las mujeres de la litada, femeninos
ejemplos de sin igual belleza, dulzura y piedad.

ANALISIS DE LA OBRA

Género literario

La “Ilíada” es un poema del género épico, escrito en forma de epopeya y está


dividido en rapsodias.

El género épico es aquel que presenta hechos legendarios o ficticios de forma


objetiva, desarrollados en un espacio y tiempo determinados.

Epopeya es un género poético que se caracteriza por la majestuosidad de su tono y


su estilo.

Relata sucesos legendarios o históricos de importancia nacional o universal.


Generalmente se centra en un individuo, lo que confiere unidad a la composición y
puede introducir la presencia de fuerzas sobrenaturales para la acción.

Estructura

Consta de más de quince mil versos, divididos en 24 cantos.

Lenguaje –Estilo

Se caracteriza por la majestuosidad de su tono y su estilo. Hay epítetos y recursos


literarios presentes.

Narrador
El tipo de narrador es omnisciente, puesto que en esta interviene el narrador y
algunas voces de los personajes, ya que, el narrador conoce exactamente los
sucesos y conversaciones entre los personajes.

PERSONAJES

Personajes principales

Paris: la historia gira alrededor de que él rapta a Helena (en realidad empieza
desde que escoge a afrodita como las mas justa y Hera y Atenea se ponen coléricas
con este hecho). Con ello desata una guerra entre Troya y Grecia la cual dura 10
años. Posee una belleza extraordinaria pero carece de valentía para la batalla.

Héctor: guerrero hijo de Príamo y Hécuba, esté defiende con mucha valentía a su
pueblo del ataque de los aqueos. Consigue asesinar a el amigo de Aquiles, y la
historia termina cuando Aquiles después de asesinarlo le da su cuerpo al rey
Príamo.

Aquiles: el más valiente de la causa griega, no intercede en los inicios de la guerra


por la traición de Menelao al robarle a Briseida, pero vence a Héctor como con
osadía en venganza por la muerte de su amigo Patroclo. Agamenón: hermano de
Menelao, es valiente pero ambicioso, ya que, al atacar a Troya no buscaba
recuperar a su cuñada sino el poder territorial.

Helena: mujer muy hermosa, esposa de Menelao posteriormente raptada por


Paris, con este suceso empieza la guerra entre Grecia y Troya.

Menelao: primer esposo de Helena, es valiente pero recurre al auxilio de su


hermano para rescatar a Helena.

Zeus: dirigente de los dioses y encargado de decidir el rumbo de las acciones en la


querella. Trata de ser imparcial para que los mortales peleen, pero apoya a Héctor
y accede aproximadamente al término de la guerra a que los dioses tomaran
partida por sus pueblos.

Odiseo: rey de Ítaca, el mas astuto y prudente combatiente contra Troya. Era
valiente y tenía capacidad de convencer.
Personajes secundarios

Príamo y Hécuba: reyes de Troya, también padres de Paris y Héctor.

Hera: esposa y hermana de Zeus, trata de sobornar a Paris con poder y riqueza,
apoya a los griegos.

Atenea: ofrece a Paris sabiduría y fuerza, también apoya a los griegos como
venganza por el rechazo de Paris.

Afrodita: le regala a Paris, a cambio de la manzana de la discordia, el amor de la


mujer más hermosa.

Tetis: madre de Aquiles.

Criseida: hija de Crises, primera mujer raptada por Agamenón.

Apolo: dios que apoya a los troyanos.

Briseida: amada y musa de Aquiles.

Néstor: rey de Pilos anciano más honrado.

Iris: mensajero de Zeus.

Pándaro: guerrero troyano.

Diómedes: guerrero griego, mata a Pándaro.

Ares: hijo de Zeus y Hera, dios de la guerra. A favor de los troyanos.

Eneas: guerrero troyano que posteriormente fundaría Roma, es linaje de Zeus.

Heleno: hermano de Héctor, guerrero troyano.

Andrómaca: esposa de Héctor.

Poseidón: dios que dirige los fenómenos del mar.

Patroclo: amigo de Aquiles, valiente pero es asesinado por Héctor. Hermes:


mensajero de los dioses que apoya a los griegos aunque por último, acompaña a
Príamo por el cuerpo de su hijo.
Ayax: rey de Palomina, combatiente griego. Es considerado como un factor
importante para el destino de la guerra.

Personajes incidentales

Peleo: padre de Aquiles.

El oráculo: que predice el desastre causado por Paris.

Una sierva: a la que le ordenan matar a Paris.

Pastores: padres adoptivos de Paris.

Discordia. Causante de la manzana de la discordia.

Hijos de Menelao y Helena.

Crises: padre de Criseida.

Atreo: padre de Agamenón.

Lirneso: padre de Briseida.

Alertes: padre de Odiseo.

Nodriza: del hijo de Andrómaca y Héctor, y así mismo el hijo de Andrómaca y


Héctor.

Tideo: padre de Néstor.

Janto: el caballo de Aquiles

Hades. Dios del Inframundo. Hermano mayor de Zeus y Poseidón.

Hefestos: dios que apoyo a los griegos.

Artemisa: diosa que apoya a los troyanos.

Idomenco. Dolon. Reso. Macaón. Eurípilo. Polidomante. Glauco. Menesteo. Calcas.

Anfímaco. Teucro. Tuante. Idomeneo. Pisandro. Herpalion. Delfobo. Adamante.

Asíada. Asio. Hipnos. Polidamante. Agenos. Sarpedón. Ascalfo.


Menetio. Profesilao. Cebríones. Euforbos. Antiloco. Hefesto.

También aparecen varios siervos.

Zeus no intervenía a favor de nadie solo dejo a los dioses que lo hicieran y
quedaron divididos de la siguiente manera:

Por los griegos: Hera, Atenea, Poseidón, Hermes y Hefestos. Por los romanos:

Ares, Apolo, Afrodita y Artemisa.

ESPACIOS

Religioso

Eran grandes creyentes de los dioses les tenían mucho respeto y se guiaban en sus
“decisiones”. Los dioses (en especial Zeus) eran los que le daban rumbo a la batalla
y lo hacían según sus propios intereses sin importar la gente de sus pueblos.

La creencia que le tenían a los dioses griegos era firmemente practicada con
respeto y sinceridad, ejemplo de esto son los sacrificios que hacían en honor a
Zeus.

Político

Tanto el pueblo griego como el troyano tenían como lideres a reyes (como sistema
político el monárquico), después de los dioses eran quienes decidían que rumbo
tomaría la batalla y sus hijos ósea los príncipes eran los mas valientes en batalla.
Existía una división jerárquica entre el rey, el pueblo y los siervos. También los
dioses tenían una división de poder y Zeus se situaba en lo más alto.

Económico

Los troyanos se dedicaban a comerciar especias, y los griegos a otras actividades


como la agricultura, pesca venta de seda, etc. Algunos pueblos tenían el control del
comercio debido a su ubicación.

Sociocultural
Vivian en pequeñas ciudades casi siempre amuralladas. Eran sociedades
organizadas con bases firmemente sentadas en la moral y costumbres forjadas
desde su nacimiento y defendidas incluso con su propia vida.

Los griegos eran instruidos desde muy pequeños en el arte de la guerra, y los
troyanos eran los mejores domadores de caballos y esta actividad era su orgullo (y
finalmente su perdición).

CONCLUSION

El trabajo sirvió para aplicar el análisis a la obra literaria La Ilíada, una obra que
posee un carácter Histórico muy grande a nivel mundial y cultural-universal.

Mensaje: La guerra solo trae consecuencias, en la cual hasta los vencedores


pueden resultar perdedores.

Anexos

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