Trabajo La ILIADA - Docx 5T0
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el futuro.
El grupo
PRESENTACIÓN
Esta obra es prácticamente una novela de aventuras que nada tiene que envidiar a
las aparecidas posteriormente en cualquier rincón de la tierra; tiene ingredientes
más que suficientes para capturar el interés de los lectores. Por ello, la intención de
facilitar su lectura, antes de ingresar a la obra en sí, estamos ofreciendo un
resumen de la obra la Ilíada.
Compañeros leamos con deleite las páginas de este resumen de la obra la Ilíada en
la seguridad que sabremos la historia de Homero.
INTRODUCCIÓN
La Ilíada comienza con la primera gran furia de Aquiles, porque Agamenón, rey de
los aqueos y jefe de la expedición griega contra Troya, se ha empeñado en
quedarse con su esclava favorita, Briseida. En señal de protesta, Aquiles, con su
ejército de mirmidones, decide mantenerse al margen de la batalla, en su
campamento, junto a las naves griegas atracadas en las playas del Estrecho de los
Dardanelos, cercano a Troya. (El Estrecho de los Dardanelos, Helesponto, es la
franja marina que une el Mar Egeo con el Mar de Mármara; así como el Mar de
Mármara se comunica con el Mar Negro, por el Estrecho del Bósforo). Esta decisión
supone un grave perjuicio para los aqueos (nombre genérico dado a los griegos de
la época micénica) que son diezmados por los defensores de Ilión, la acosada
ciudad troyana donde residía el rey Príamo, padre de Héctor y de Paris
(Alejandro), el raptor de Helena, esposa de Menelao, el hermano de Agamenón.
Los pocos días de batallas del décimo año de la guerra contra Troya que abarca el
poema de la Iliada, van transcurriendo con suerte alternativa para ambos ejércitos.
Los aqueos tratan en varias ocasiones de conseguir que Aquiles abandone su
pasividad y les ayude a conseguir la victoria, pero él se mantiene en sus trece hasta
que su amado primo y ayudante, Patroclo, es muerto por Héctor, el líder troyano.
BIOGRAFÍA
Homero fue un poeta de la Antigua Grecia que nació y vivió en el siglo VIII a.C. Es
autor de dos de las principales obras de la antigüedad: Los poemas épicos La Ilíada
y La Odisea.
Aunque son varias las vidas de Homero que han llegado hasta nosotros, su
contenido, incluida la famosa ceguera del poeta, es legendario y novelesco. La más
antigua, atribuida sin fundamento a Herodoto, data del siglo V a.C. En ella, Homero
es presentado como el hijo de una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que le
dio a luz en Esmirna. Conocido como Melesígenes, pronto destacó por sus
cualidades artísticas, iniciando una vida bohemia. Una enfermedad lo dejó ciego, y
desde entonces pasó a llamarse Homero.
Obras
Margites
RESUMEN DE LA OBRA
Al primer encuentro del combate, Paris o Alejandro provocan con suma fiereza a
cada uno de los aqueos para el combate; pero en cuanto ve a Menelao saltando de
su carro, huye atemorizado. Poco después él mismo, impulsado por los gritos de
Héctor se ofrece en singular desafío con Menelao, comenzando lo más importante
de la batalla; aceptada la condición pide Menelao que vaya por medio una promesa,
consagrándola ante la presencia de Príamo. Así pues los ejércitos dejan las armas y
se preparan sacrificios de ambas partes, mientras tanto Helena llama desde la
torre a Príamo y a los ancianos de Troya, a los jefes argivos que están en el campo
inferior. Siendo llamado, se presenta Príamo en compañía de Antenor y se hace un
pacto según el antiguo rito y bajo estas condiciones, de que si uno de los dos
venciese al otro, obtendría a Helena y sus riquezas; pero los troyanos inferiores a
los aqueos pagarían una fuerte multa. Después de la partida de Príamo, toman las
armas Menelao y Paris y marchan al espacio convenido para la pelea; pero Paris,
superado, es sutraído por Hera ocultamente y se lo lleva incólume a su propia
morada. Al mismo lugar lleva a Helena, quien resistiendo primero al nuevo marido
le echa en cara su cobardía; sin embargo poco después se reconcilia con él. De esta
manera, en vano busca Menelao al adversario que estaba gozando de la protección
de la diosa, mientras Agamenón busca públicamente el precio de la victoria que se
había pactado.
Debiendo ser devuelta Helena a los aqueos según el pacto y dirimidas las
diferencias en la línea de combate en la que fue separado Paris; Hera indignada en
la asamblea de los dioses, no pudo contener ya su odio contra los troyanos e insiste
ante Zeus a fin de que conceda que los aqueos den muerte a Paris. Atenea, enemiga
también de los troyanos, enviada a la tierra por la exhortación de Zeus, persuade a
Píndaro Licio para que lanzada una flecha contra Menelao, rompa el pacto e
introduzca una nueva causa para combatir. Llamado el médico Macaón, cura a
Menelao de su herida no mortal. Mientras tanto, armados nuevamente vuelven a
combatir los troyanos, mientras Agamenón va y viene entre la multitud de aqueos,
alabando el valor de algunos como Idomeneo, Áyax y Néstor, que ya estaban
situados en el campo de batalla y reprendiendo la tardanza de los otros como
Menesteo, Odiseo, Diomedes que aún no se llenaban del nuevo ardor para combatir
. Se reanuda la lucha, en la que Ares por una parte y Apolo, Atenea y otras
divinidades por la otra, ayudan respectivamente a los troyanos y a los aqueos.
Héctor y Paris impulsan a los aqueos para que vuelvan a la batalla, combatiendo ya
sea con armas iguales o mejores; lo cual, para que sea terminado finalmente, de
acuerdo con el designio de Atenea y de Apolo, y la persuasión de Helena sea
provocado cada uno con la mayor fuerza posible por parte de Héctor para un
combate cuerpo a cuerpo. Agamenón disuade a Menelao que se muestra alegre y
confiado mientras los demás vacilan ; al poco instigados por Néstor salen a
combatir nueve héroes de cuyas suertes señala el suceso Áyax Telamonio .
Zeus pide a los dioses llamados a asamblea que no se presenten en la batalla contra
ninguno de los dos pueblos, y es llevado en su carroza al monte Ida. Desde ahí
contempla durante la mañana a los ejércitos que combaten en dudosa victoria;
después habiendo pesado cuidadosamente sus suertes en la balanza del destino, y
lanzando sus terribles rayos, pronostica la muerte a los aqueos. Hera en vano pide
a su aliado Poseidón que le sean apartadas a aquellos toda clase de ayudas;
después vuelve Agamenón, levantando los ánimos y señala que Zeus se le ha
mostrado propicio. Ya los aqueos, algún tanto superiores, repelen a los troyanos en
un nuevo encuentro, y Teucro hiere a muchos de aquéllos con sus flechas y a su vez
es herido por Héctor. Una vez más, se lanzan a la huida los aqueos cuando Hera y
Atenea se preparan a marchar a Troya para llevar auxilio; pero Zeus habiéndolas
visto desde el monte, las rechaza inmediatamente por medio de Iris . Él mismo,
habiendo regresado al Olimpo reprende con suma severidad a las desobedientes
diosas y aun amenaza a los aqueos con mayores matanzas para la mañana
siguiente. Terminada la batalla a causa de la noche y habiendo realizado una
asamblea los troyanos vencedores, ponen guardias de asedio en el mismo lugar de
la batalla, y para impedir a los enemigos asechanzas o navegación, encienden
innumerables fogatas a través de la ciudad y del campo.
CANTO X - DOLONIA
Electos los vigías, Agamenón en unión con su hermano Menelao llama a Néstor y a
los demás jefes y hacen guardia con ellos ante el foso. Toman determinaciones ahí
mismo donde habían
Armado Agamenón con espléndidas armas conduce por la mañana a sus tropas a
las filas de combate; lo mismo hacen Héctor y los otros príncipes de Troya. Ante el
insólito valor de Agamenón que enardece a la turba desconocida, se excitan los
troyanos y se inicia una gran batalla. El mismo Héctor apartado por mandato de
Zeus hasta las murallas de la ciudad, evita el coraje del enardecido adversario,
mientras aquél se marcha del combate mal herido . Realizado esto, Héctor vuelve a
pelear e infunde a los suyos un nuevo valor. Diomedes, Odiseo y Áyax vuelven a la
decaída batalla; pero Diomedes herido por Paris se regresa violentamente hacia las
naves ; asimismo Odiseo herido por Soco y muerto aquél, viéndose rodeado por los
troyanos, se libra del combate ayudado por Menelao y Áyax . A poco a Macaón y
Euripilo los hieren las flechas de Paris. Viendo Aquiles a Macaón que se adelantaba
en el carro de Néstor, envió a Patroclo para reconocer su presentación. Tan pronto
como reconoció éste a Macaón y librado por Néstor de tan miserable muerte, le
pide que o bien implore directamente la ayuda de Aquiles en auxilio de los aqueos
o que él mismo espante a los enemigos revestido con el armamento de Aquiles. Al
regreso Patroclo hiere al peligroso Euripilo y es curado en su tienda de campaña.
Rechazados los aqueos contra las murallas (hecho abominable a los dioses; a ellos
mismos los rechazan detrás de la misma ciudad), ven que los troyanos se dirigen a
las naves y que están a punto de atravesar ya el foso. Desconcertados al principio
por lo difícil del momento bajan de los carros por consejo de Polidamante y corren
divididos en cuatro grupos. Asio se atrevió a atacar una de las puertas desde su
carro y fue rechazado por los dos Lapitas con gran matanza de los suyos .
Polidamante interpretó augurios adversos que no intimidaron a Héctor en
perseguir a los enemigos. Éstos aunque molestados por un viento tempestuoso,
defienden sus trincheras con suma fortaleza, estando en los primeros lugares los
dos Áyax . Por otra parte entran Sarpedón y Glauco a quienes se les opone
Menesteo y son llamados por él, Áyax el mayor y Teucro . Son heridos Epicles, el
compañero de Sarpedón y Glauco por Teucro; finalmente él es derrotado en la
almena del muro . Los aqueos atacan duramente la muralla, abierta por la parte de
los licios; Héctor conjura el peligro y tapa la puerta con una enorme piedra y abre a
los suyos el camino hacia las naves.
Pasando el muro los troyanos, por diversas partes, matan a los aqueos, cuando
Poseidón conmovido por la calamidad en su interior por Zeus, se acerca a los que
defendían las naves . Oculto bajo forma humana para animar a los que se detenían,
exhorta primero a los dos Áyax y después a los demás capitanes. Así los Áyax y
otros, rechazan a Héctor de la matanza de las naves en plena fila de combate ; al
poco, Idomeneo, movido por Poseidón a combatir, habiéndose unido con Merión,
socorre por la izquierda a los afligidos aqueos . Después se traba un feroz combate
en el que Zeus favorece a los troyanos y Poseidón a los aqueos. Sobresale entre
éstos, el valor de Idomeneo . Éste, da muerte a Otrioneo, Asio y Alcátoo y asimismo,
en compañía de Merión, Antíloco y Menelao lucha con superioridad contra Eneas,
Deífobo, Héleno y Paris. También detiene a Héctor quien hacía poco se hallaba en
el centro del lugar y de tal modo lo apremian los Áyax y otros grupos, que ya se
retiran los troyanos: pero fortalecido Héctor por el consejo de Polidamante,
conduce repentinamente contra el enemigo a los que había reunido. Áyax da
comienzo a un nuevo combate y se pelea por ambas partes con grandes clamores.
Néstor, atemorizado por el clamorío del combate, sale de su tienda en la que aún se
curaba Macaón, para explorar los hechos en el lugar en que se realizaban.
Agamenón, Odiseo y Diomedes, doliéndose aún por las heridas, le salen al
encuentro cambiándose de lugar por la misma causa; el primero de los cuales
angustiado por el éxito de la guerra y viendo ahora abierta la muralla, reflexiona
sobre la huida . Odiseo reprueba esta determinación, y así Diomedes persuade a
todos a que vuelvan a la batalla y que con su presencia ayuden a todos, dándoles
certidumbre y consejos; al mismo tiempo Poseidón conforta a Agamenón que ya se
iba y da fortaleza al ejército. Mientras tanto Hera, para elevar la moral de los
aqueos, se arregla en su persona y se prepara delante de Zeus en el monte lda para
atraerlo con todos los halagos de una esposa; para lo cual se coloca el cíngulo de
Afrodita y hace venir desde Lemnos al dios Sueño, quien lo entretiene en el estado
de descanso. Poseidón había puesto asechanzas en este tiempo, mediante el
consejo de Sueño, la suerte de los aqueos que les devolvió auxiliándolos
prontamente. Héctor, herido por el golpe de la piedra que le había lanzado Áyax,
estaba sin alientos y fue transportado y curado por sus soldados. Combatiendo los
aqueos a los troyanos, elevados ya sus fuerzas y espíritu de combate, los alejan de
las naves, persiguiéndolos en primer término Áyax el menor.
Apolo alienta a Héctor, ya sanado y retirado del combate por esa causa, y renueva
la suerte de los troyanos . Héctor acomete a los fortísimos aqueos que dejando de
combatir se retiraban a las naves; mata a una parte de ellos; a otros los hace huir,
yendo delante el dios, quien agitando su égida estremeció de temor a los aqueos y
fortaleció a los troyanos, pues derribando el muro, preparó el camino para destruir
al ejército . Por esta terrible desgracia que le comunicó Eurípilo, Patroclo regresó
ante Aquiles y lo exhortó para que los ayudara en ese último trance . Mientras
tanto los aqueos combaten terriblemente ante sus naves cayendo muchos de
ambas partes. Finalmente ellos se retiran sin dispersarse entre las filas de las
naves, desde las que Áyax Telamonio defiende del fuego, armado con una lanza,
porque ya Héctor amenazaba quemar la nave de Protesilao .
Muerto Patroclo, Menelao mata a Euforbo y lo despoja de sus armas . Héctor por
consejo de Apolo dejando de perseguir a Automedonte le quita los despojos y
regresa, mientras Menelao hace venir a Áyax el mayor, para que cuide el cadáver .
Héctor se retira ante Áyax, pero incitado por la reprensión de Glauco vuelve
nuevamente, luciendo soberbiamente las armas de Aquiles, a fin de arrebatar el
cuerpo y lleno de fortaleza anima a cada uno de los suyos en el mismo campo de
batalla; simultáneamente llamados por Menelao acuden con presteza los más
valientes aqueos . Así en un mismo lugar se origina un terrible combate entre
Menelao y Héctor con cada una de sus tropas y pelean uno y otro con distinta
suerte. Ellos para defender el cuerpo de Patroclo y éstos para que lo arrastren y
sea causa de ludibrio . Zeus vuelve el vigor a los caballos de Aquiles que se dolían
por la muerte de Patroclo y Automedonte los regresa al combate en unión con
Alcimedonte . Héctor, Eneas y otros, atacan el carro de Aquiles para apoderarse de
los nobles caballos y los aqueos sostienen con fiereza el ímpetu de aquellos,
quienes tratan también de rescatar el cadáver. Entonces Menelao implora nuevas
fuerzas a Atenea, y Apolo exhorta a Héctor con la aprobación de Zeus . Finalmente
viene a menos la fuerza aquea, y aun el mismo Áyax Telamonio, tiembla, bajo cuyo
mandato Menelao envía un mensajero a Aquiles, y es Antíloco, quien le anuncia la
muerte de Patroclo y las derrotas recibidas, , y el mismo Menelao junto con Merión
apoyado por la compañía de los Áyax, se atreve a llevarse el cadáver hasta las
naves, metiéndose entre los enemigos que combatían .
CANTO XVIII –
A la salida del sol, Tetis le da a Aquiles las armas que había hecho Hefesto y lo
excita nuevamente a la alianza para la guerra; pues el cuerpo de Patroclo derrama
divinos olores a fin de que dure incorrupto para la sepultura . Aquiles, reuniendo
una samblea, olvida su ira, y pide continuar la guerra cuanto antes . Por su parte
Agamenón confiesa su error y una vez reconciliado, ofrece los dones prometidos
por medio de su legado Odiseo; pero olvidándolos él, tal vez con intención de
vengarse, apremia a comenzar la batalla. Finalmente cede ante Odiseo y espera
hasta hallarse presente al que lo aconsejaba mientras las tropas tomaban el
desayuno y recibe ante la asamblea los dones y a la hija de Brises, causa de la
discordia a la que Agamenón juró devolverla intacta mediante un sacrificio
expiatorio. Se trasladaron los dones desde un lugar público a la tienda de Aquiles
en donde las mujeres lloraban a Patroclo y el héroe mismo vuelve a lamentarse y
se abstiene firmemente de probar alimento, tomándolo el ejército . Aquiles es
deleitado por Atenea, enviada desde el cielo; poco después se pone las nuevas
armas, sube al carro con Automedonte y sabido por otro el destino de sus caballos,
marcha a la fila lleno de vida.
Preparados ambos ejércitos y llamados los dioses a la asamblea, Zeus les permite
que cada uno socorra a cualquiera de los dos que desee a fin de que no madure la
matanza para los troyanos por la crueldad de Aquiles. Así marchan a la guerra,
Hera, Atenea, Poseidón, Hermes, Hefesto, para ayudar a los aqueos; y Ares, Febo,
Artemisa, Latona, Janto y Afrodita, a los troyanos. Las tierras celebran con
estremecimiento y temor la entrada de los dioses. Antes del comienzo de la batalla,
Febo excita a Eneas contra Aquiles que amenazaba a Héctor. Mientras tanto los
dioses por convencimiento de Poseidón se sitúan alejados del combate. A varias
provocaciones sigue el combate de Aquiles con Eneas a quien Poseidón libra por
medio de una nube, pues según los oráculos le tenía destinado un reino entre los
troyanos ; Héctor, que está por agredir a Aquiles, es rechazado por Febo. Aquiles
mata entre otros troyanos a Polidoro, hijo de Príamo. Estando ya por vengar la
muerte de su hermano, se dirige Héctor contra Aquiles a quien lo salva también
Febo rodeándolo con una nube. Movido por el dolor Aquiles ataca a los demás
troyanos y llena el campo de una espantosa ruina de muertos y armas .
Aquiles acosa a los troyanos, parte hacia la ciudad y parte hacia el Janto (el
Escamandro) y habiendo despedazado a muchos en el río, conserva a doce jóvenes
vencidos, para las exequias de Patroclo . Ahí mismo mata a Licaón, hijo de Príamo a
pesar de sus súplicas ; después a Asteropeo, jefe de los peonios junto con otros de
aquel pueblo, habiéndose librado del enfurecido río desigual en fuerza .
Continuaba la matanza hasta que Janto, obstruido por el número de cadáveres,
compadeciéndose, mandó que su cauce se desbordara contra él.
Apenas se escapaba Aquiles cuando de nuevo tenía que saltar; pero el río
enfurecido lo sumergía en sus ondas y perseguía al que volvía a escapar . Ya le
faltaban las fuerzas al que luchaba entre las olas, pero Poseidón y Atenea se las
aumentaban; entonces Janto que estaba demasiado irritado, llamó en su ayuda a
Simóis, pero Hera llamó a Hefesto que quemó el campo y al río y ni las llamas lo
detenían si no las hubiese aumentado la misma diosa . Se iniciaron después
combates personales entre los demás dioses: Ares, Atenea, Afrodita, Febo,
Poseidón; Hera, Artemisa; Hermes, Latona. Después de esto vuelven al Olimpo los
dioses, excepto Febo quien se dirigió a Troya, mientras Aquiles hacía estragos a
través del campo y a los demás los empujó su furia hacia el interior de la ciudad en
la que Príamo mandó que se cerrara la puerta. Para que aquellos no fueran
diezmados en la fuga, Apolo detuvo a Aquiles introduciendoa Agenor, y después él
mismo disfrazado bajo la apariencia de Agenor, lo engañó huyendo y así lo alejó de
la ciudad .
Los mirmidones dejan sus armas alrededor del féretro de Patroclo, yendo delante
Aquiles quien poco después les prepara el banquete fúnebre. Él mismo cena ante
Agamenón y anuncia las exequias para el próximo día . A la siguiente noche se le
presenta durante el sueño la imagen de Patroclo que le pide justos funerales . Por
mandato de Agamenón se llevan leños por la mañana, se presenta el cuerpo y se
dispersan las caballerías de Aquiles y de los demás; sacrificadas ante él muchas
víctimas y los doce jóvenes troyanos, se hace la hoguera, se enciende y arde con el
soplo del Bóreas y del Céfiro, mientras el cuerpo de Héctor es preparado por
Afrodita y por Febo. Al día siguiente se recogen y llevan a la urna los huesos de
Patroclo para que estén algún día, según promesa hecha, junto con los de Aquiles;
se levanta también un túmulo improvisado. Aquiles añade en honor del difunto,
certámenes de varias clases en los que se llevan premios y regalos los principales
jefes aqueos. En equitación: Diomedes, Antíloco, Menelao, Merión, Eumelo y
Néstor; en pugilato: Epeo y Eurialo ; en lucha: Áyax Telamonio y Odiseo ; en
carreras: Odiseo y Áyax el menor, así como Antiloco ; en competencia de armas:
Diomedes y Áyax Telamonio; en disco: Polipetes ; en flechas: Meriones y Teucro ; y
lanzando dardos: Agamenón y Meriones .
ARGUMENTO
En la Iliada, escrita hace unos tres mil años, se refiere la tremenda guerra que
protagonizaron griegos y troyanos. Es muy difícil determinar lo que en la narración
hay de verdadero y lo que sólo es producto de la imaginación del poeta, ya que en
ella se mezcla lo real con lo fabuloso.
El argumento gira en torno del sitio de Troya por los griegos, a quienes el poeta
llama aqueos o argivos, y su origen fabuloso más remoto hay que buscarlo en la
leyenda mitológica del famoso juicio de Paris. también llamado Alejandro, que
concitó las iras de Palas Atenea y Hera (Minerva y Juno de los latinos) a quienes el
joven príncipe troyano ofendió gravemente al negarles el galardón de la belleza
para entregárselo a Afrodita, la diosa conocida por los latinos con el nombre de
Venus.
El rey de Troya se llamaba Príamo y su esposa Hécuba. Entre sus varios hijos,
Héctor era célebre por su valor, y Paris por su esbeltez y gallardía. Este último fue
enviado como embajador ante Menelao, rey de Esparta, en Grecia. Dicho rey estaba
casado con Helena, mujer de excepcional belleza, ya que se la consideraba la más
hermosa de toda Grecia. En ocasión de su casamiento, los príncipes griegos
habíanse comprometido a prestar ayuda a la hermosa Helena siempre que lo
necesitara.
En la narración se refieren los preparativos de los griegos para la guerra, cómo fue
revisado el ejército y cómo se aprestaron las 1.180 naves que debían conducir a los
100.000 soldados, en cuyos valerosos pechos Hera y Palas Atenea insuflaron el
fuego de la cólera y el ardor de la fiera venganza.
Allí nos son presentados algunos de los famosos guerreros que debían tomar parte
en la lucha. Uno de los jefes es el hijo de Tetis y Peleo, rey de los mirmidones,
Aquiles, el invulnerable, sin cuyo brazo la ciudad jamás sería ganada, verdadero
protagonista del poema y el más valiente de los griegos; también estaba entre ellos
el prudente y astuto Odiseo (Ulises), el más sabio de los expedicionarios, cuyo
consejo tiene principalísima parte en la acción; Néstor, el más anciano y, por lo
tanto, el de más experiencia; Patroelo, el amigo inseparable de Aquiles, cuya
muerte es parte fundamental del desenlace; Áyax, el héroe gigantesco, semejante al
mismo Ares, dios de la guerra; Teucro, el imbatible arquero; Macaón, el médico;
Calcas, el adivino; Diomedes, Taltibio, Antilico, etc., y, por la parte de los troyanos
se destacan Héctor, el del tremolante casco, verdadero héroe, ante quien tiemblan
de pavor los griegos, y a quien respeta el mismo Aquiles; Eneas, prudente, valeroso
y sabio; Príamo, el anciano rey, lleno de nobleza y bondad; París, el más hermoso
de los mortales, que semeja un héroe pero es un cobarde que tiembla y huye ante
la presencia del ultrajado Menelao o del iracundo Agamenón; Cebrión, Glauco,
Dolón, Reso, Polídamas, etcétera.
Ya propicios, ya esquivos, entre nubes rosadas y rayos zigzagueantes, los dioses del
Olimpo toman parte en la acción, inclinándose ya por éste, ya por el otro de los
combatientes. Así vemos a Hera (Juno), Poseidón (Neptuno), Apolo (Fobo). Ares
(Marte) , Hermes (Mercurio), Palas Atenea (Minerva), Afrodita (Venus), Hefaistos
(Vulcano), Hestia (Vesta), Tetis, Iris y el mismo Zeus (Júpiter) estorbando o
ayudando la acción guerrera de los mortales y ostentando, de paso, las notas
distintivas de sus pasiones casi humanas.
Cuando todo estuvo dispuesto, el ejército entero partió hacia Troya y, después de
desembarcar, no tardaron los griegos en poner sitio a la ciudad.
“Canta, Musa, la cólera del temible Peleida”, dice el poema en su primer verso,
porque, en efecto, ofendido el hijo de Tetis y Peleo, después de una violenta disputa
con Agamenón, quien se niega a devolverle la esclava, se retira a su campamento
con sus mirmidones jurando no intervenir en la lucha hasta tanto no sea
desagraviado, y obtiene de Zeus, por mediación de su madre Tetis, que dé la
victoria a los troyanos para que Agamenón comprenda que a consecuencia de la
falta cometida ha caído en desgracia ante los dioses.
Patroclo, el fiel y querido amigo de Aquiles, ante las victorias alcanzadas por los
troyanos, que arrollan a los griegos, obligándolos a buscar refugio cerca de sus
naves, le pide que abandone aquella inercia suicida y rechace al enemigo. Como no
logra convencerlo le solicita sus armas, a lo que aquél accede, y, vestido con la
armadura del invulnerable Aquiles, logra Patroclo levantar la moral de los
derrotados griegos y vencer a los troyanos, pero muere a manos de Héctor, quien
se apodera de las armas del invencible Peleida.
Sabedor éste de la muerte de su amigo, viste una armadura nueva que, a pedido de
su madre, le ha fabricado Vulcano y se lanza contra los troyanos. en los que hace
gran estrago. En singular combate, presenciado por ambos ejércitos, Aquiles da
muerte a Héctor y, para desahogar su cólera, hace arrastrar el cadáver de su
enemigo todos los días dando tres vueltas alrededor del túmulo de Patroclo, hasta
que Príamo obtiene de él que le entregue el cadáver de su hijo. Los restos de
Héctor, que por intervención de Apolo se han mantenido incorruptos, son
transportados a Troya, donde se les hacen solemnes honras fúnebres, como
principal sostén que había sido de la ciudad sitiada, y con ello termina la narración.
Claro está que no fue así como terminó la guerra de Troya, según veremos más
adelante al referirnos al argumento de la Eneida.
ANALISIS DE LA OBRA
Género literario
Estructura
Lenguaje –Estilo
Narrador
El tipo de narrador es omnisciente, puesto que en esta interviene el narrador y
algunas voces de los personajes, ya que, el narrador conoce exactamente los
sucesos y conversaciones entre los personajes.
PERSONAJES
Personajes principales
Paris: la historia gira alrededor de que él rapta a Helena (en realidad empieza
desde que escoge a afrodita como las mas justa y Hera y Atenea se ponen coléricas
con este hecho). Con ello desata una guerra entre Troya y Grecia la cual dura 10
años. Posee una belleza extraordinaria pero carece de valentía para la batalla.
Héctor: guerrero hijo de Príamo y Hécuba, esté defiende con mucha valentía a su
pueblo del ataque de los aqueos. Consigue asesinar a el amigo de Aquiles, y la
historia termina cuando Aquiles después de asesinarlo le da su cuerpo al rey
Príamo.
Odiseo: rey de Ítaca, el mas astuto y prudente combatiente contra Troya. Era
valiente y tenía capacidad de convencer.
Personajes secundarios
Hera: esposa y hermana de Zeus, trata de sobornar a Paris con poder y riqueza,
apoya a los griegos.
Atenea: ofrece a Paris sabiduría y fuerza, también apoya a los griegos como
venganza por el rechazo de Paris.
Personajes incidentales
Zeus no intervenía a favor de nadie solo dejo a los dioses que lo hicieran y
quedaron divididos de la siguiente manera:
Por los griegos: Hera, Atenea, Poseidón, Hermes y Hefestos. Por los romanos:
ESPACIOS
Religioso
Eran grandes creyentes de los dioses les tenían mucho respeto y se guiaban en sus
“decisiones”. Los dioses (en especial Zeus) eran los que le daban rumbo a la batalla
y lo hacían según sus propios intereses sin importar la gente de sus pueblos.
La creencia que le tenían a los dioses griegos era firmemente practicada con
respeto y sinceridad, ejemplo de esto son los sacrificios que hacían en honor a
Zeus.
Político
Tanto el pueblo griego como el troyano tenían como lideres a reyes (como sistema
político el monárquico), después de los dioses eran quienes decidían que rumbo
tomaría la batalla y sus hijos ósea los príncipes eran los mas valientes en batalla.
Existía una división jerárquica entre el rey, el pueblo y los siervos. También los
dioses tenían una división de poder y Zeus se situaba en lo más alto.
Económico
Sociocultural
Vivian en pequeñas ciudades casi siempre amuralladas. Eran sociedades
organizadas con bases firmemente sentadas en la moral y costumbres forjadas
desde su nacimiento y defendidas incluso con su propia vida.
Los griegos eran instruidos desde muy pequeños en el arte de la guerra, y los
troyanos eran los mejores domadores de caballos y esta actividad era su orgullo (y
finalmente su perdición).
CONCLUSION
El trabajo sirvió para aplicar el análisis a la obra literaria La Ilíada, una obra que
posee un carácter Histórico muy grande a nivel mundial y cultural-universal.
Anexos