7 PDUAL Adolescentes PDF
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Autores
Javier Goti Elejalde
Medico Psiquiatra-Especialista Senior
Unidad de Conductas Adictivas en Adolescentes (UNICA-A)
Servei de Psiquiatria i Psicologia Infantil i Juvenil
Hospital Clinic Barcelona
Celso Arango
Jefe de Servicio de Psiquiatria del Niño y Adolescente del Hospital
General Universitario Gregorio Marañón
© 2016 EdikaMed, S.L.
www.edikamed.com
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ÍNDICE
1. Introducción: 7
2. Epidemiologia del consumo y de los trastornos
por uso de sustancias en población adolescente 7
3. Hipótesis etiológicas y factores etiopatogénicos:
vulnerabilidad ambiental y constitucional en el desarrollo
del trastorno dual precoz 10
4. Clínica de la patología dual precoz:
perspectivas categoriales y dimensionales 13
5. Evaluación 17
6. Tratamiento: plan terapéutico, tratamiento psicofarmacológico
y psicosocial 18
7. Bibliografía 30
8. Caso clínico 33
9. Test evaluación 35
4 PATOLOGÍA DUAL PROTOCOLOS DE INTERVENCIÓN: ADOLESCENTES Y PATOLOGÍA DUAL
Celso Arango
La mayor parte de los trastornos mentales son patologías de un neurodesarrollo alterado. Por ello, la aparición de
del neurodesarrollo y su manifestación es frecuente antes forma secuencial o concomitante de varias patologías es
de la edad adulta. Los trastornos por uso de sustancias no la regla más que la excepción a estas edades de la vida. La
son una excepción. En el caso de estos trastornos el efecto irrupción de un trastorno de uso de sustancias condicio-
es doble, porque al de un cerebro en neurodesarrollo que na el abordaje terapéutico de cualquier menor que tenga
precipita un abuso de sustancias se superpone el efecto alguna otra patología psiquiátrica. Por la prevalencia de
nocivo que dichas sustancias tienen en el desarrollo nor- estos trastornos, por sus implicaciones pronósticas en la
mal del cerebro. El círculo vicioso puede cerrarse con el vida de una persona y por las dificultades en el tratamien-
papel mantenedor que dichos efectos en el cerebro pue- to, se hace recomendable que un grupo de expertos sin-
den producir. teticen, bajo el prisma de su experiencia clínica, este com-
plejo tema de patologías complejas. La revisión crítica de
El fenotipo resultante de un anormal desarrollo cerebral la literatura científica sobre este tema arroja luz para ilumi-
puede plasmarse en muy diversos trastornos y estadios. nar la práctica clínica de las personas que ven a pacientes
Además, la patoplasticidad cerebral hace que la forma de con estas patologías. A la vez que nos refuerza lo mucho
expresión varíe en función de múltiples variables. Una de que queda aún por conocer para ayudar a las personas
las más importantes es la edad, que modula la expresión que los padecen, a sus familias y a la sociedad en general.
Celso Arango
Figura 1. Evolución de la prevalencia de consumo de cannabis en los últimos 30 días en jóvenes adultos
de 15 a 35 años en diferentes países de la Unión Europea. Informe EMCDDA, 2015.
ansiedad, baja autoestima), con frecuencia relacio- cia la adicción, determinados factores ambientales
nados con experiencias traumáticas, mientras que (familia, disponibilidad de la sustancia, presión de
los síntomas externalizantes (agresividad, antinor- grupo) ejercen un papel más relevante en las fases
matividad) serían un factor común para ambos se- iniciales del consumo. Los factores ambientales di-
xos (Poulin et al., 2005). fieren en función del contexto social, económico y
cultural, por lo que la prevalencia de consumo de
Las aproximaciones más aceptadas a la etiopato- las diversas sustancias psicoactivas en la población
genia de la patología dual en la adolescencia pro- adolescente es altamente variable entre los diferen-
vienen de la perspectiva de modelos evolutivos tes países y también en el transcurso del tiempo.
de diátesis-estrés biopsicosocial, según los cuales
el inicio y el desarrollo de la adicción y otros tras- Desde el punto de vista de la aproximación diag-
tornos mentales comórbidos resultaría de la inte- nóstica y terapéutica al paciente dual adolescente,
racción recíproca entre factores de vulnerabilidad es fundamental identificar qué factores de riesgo y
individual y factores ambientales a lo largo de toda protección están implicados en cada caso concreto,
la evolución ontogenética. En realidad, las causas con el fin de determinar el plan de intervención, sea
que conducen al fenómeno dual pueden ser múl- terapéutica o preventiva, así como las estrategias
tiples y no excluyentes, y siempre interaccionarían más apropiadas. En la Tabla 2 se recogen los fac-
entre sí de forma compleja e individual (Sloboda et tores más claramente reproducidos en diferentes
al., 2012). De acuerdo con estos modelos, iniciar el investigaciones.
consumo de sustancias psicoactivas en los prime-
ros años de la adolescencia comporta una serie de
riesgos añadidos con respecto a edades posterio-
res (Tabla 1).
3.1. En el desarrollo del trastorno ciación entre el TUS y los otros trastornos mentales,
dual adolescente, ¿qué aparece que son aplicables a la edad adolescente. Una ade-
primero? cuada entrevista que profundice en la cronología de
aparición de los diferentes síntomas –cosa que no
La interacción negativa entre factores etiopatogéni- resulta fácil– puede permitir discernir qué modelo
cos diversos (individuales, genéticos-constituciona- es aplicable en cada caso particular, lo cual puede
les, ambientales, derivados del propio desarrollo du- ser de gran utilidad para diseñar un abordaje tera-
rante la adolescencia) pueden manifestarse aun con péutico individualizado.
mayor intensidad en el caso de jóvenes vulnerables
a desarrollar trastornos psiquiátricos, lo que supo-
ne que los riesgos de las sustancias se multipliquen.
En estos jóvenes, el simple consumo recreativo de 3.2. Modelos etiológicos de vul-
sustancias puede desencadenar crisis, empeorar o nerabilidad a la patología dual en
cronificar los síntomas psiquiátricos subyacentes, adolescentes
favorecer comportamientos auto o heteroagresivos
o conductas sexuales de riesgo, facilitar el incumpli-
miento de los tratamientos farmacológicos, produ- La compleja interacción entre los múltiples factores
cir efectos sinérgicos impredecibles al interaccionar constitucionales y ambientales que pueden interve-
con la medicación habitual, o conducir a una adic- nir en el desarrollo de trastornos duales en adoles-
ción más rápidamente. centes ha sido elaborada a través de diversos mo-
delos etiológicos. Estos modelos permiten explicar
En ese contexto de desarrollo precoz de una pato-
cómo algunos niños y adolescentes presentan de-
logía dual, no siempre es fácil discernir cuál de los
dos tipos de trastornos emerge primero, si inician terminadas características temperamentales, cog-
su desarrollo a la vez y si se influyen (o no) entre sí, nitivas o comportamentales que les predisponen a
aunque en estas edades con mayor frecuencia se consumir sustancias, o bien a desarrollar un consumo
describen síntomas de trastornos mentales previos problemático una vez que se han expuesto a ellas. La
al inicio del consumo. Al igual que en el paciente mayoría de los modelos presuponen que los TUS y
dual adulto, existen diversos modelos explicativos otros trastornos mentales comparten mecanismos
o aproximaciones causales con referencia a la aso- etiológicos biopsicosociales (Hines et al., 2015).
Tabla 1. Características del adolescente que influyen en el desarrollo de trastornos por uso de sustancias
Consumo guiado por las expectativas más que por los efectos reales de las sustancias: persistencia en
el consumo hasta alcanzar los efectos esperados.
Presión de grupo: tendencia a atribuirse como propias las conductas y actitudes del grupo de iguales,
especialmente durante la adolescencia temprana y media. La aprobación de los iguales activa zonas del
SNC similares a las de otras recompensas no sociales.
Plasticidad del SNC: la inmadurez del sistema lo hace más vulnerable a efectos tóxicos y a experiencias
de refuerzo. El consumo precoz de sustancias impide el aprendizaje de estrategias
de afrontamiento apropiadas.
SNC: sistema nervioso central.
Tabla 2. Factores de riesgo y protección en el desarrollo de trastornos por uso de sustancias y otros
trastornos mentales en la infancia y la adolescencia
Antecedentes familiares de alcoholismo, otras adic- Actitudes negativas y expectativas realistas respecto al
ciones y otras psicopatologías consumo de sustancias
Rasgos de temperamento y personalidad vulnerable Conocimientos sobre el alcohol/otras sustancias
(hiperactividad, impulsividad, timidez, irritabilidad,
INDIVIDUALES
Mayor sensibilidad a los efectos reforzadores del al- Buena gestión del tiempo de ocio (actividades diversas y
cohol y/o otras sustancias, y mayor tolerancia a los organizadas)
efectos desagradables Rasgos temperamentales/caracteriales que permitan el lo-
Exposición al alcohol/otras sustancias durante el cus de control interno y la elaboración de estrategias de
embarazo o la infancia afrontamiento (emocionales y cognitivas)
Negligencia en el cuidado parental, abusos físicos o Vínculos familiares positivos y apoyo emocional
psicológicos, falta de afecto, aceptación o validación Sistema familiar estructurado, normativo y coherente
Acontecimientos vitales estresantes en la familia Estabilidad y cohesión familiar
FAMILIARES
Pautas educativas alteradas (falta de supervisión, Núcleo familiar pequeño (menos de 4 hijos)
cohesión y comunicación, exceso de disciplina o de
permisividad, refuerzos no-consistentes, superpro- Modelos de conducta positivos en la familia y rechazo de
tección) conductas de riesgo
Modelado de patrones de consumo abusivo y trans- Actividades de ocio familiares, rituales y celebraciones
misión de actitudes favorables hacia el consumo Comunicación padres-hijos abierta y sincera
Dificultades en la relación con los compañeros o los Vínculos con la escuela, los compañeros y los maestros
profesores (conducta disruptiva en clase, rechazo,
ESCOLARES
Dificultades de aprendizaje y bajo rendimiento Supervisión y refuerzos coherentes con las normas
Ausencia de vínculos significativos en la escuela Expectativas de los maestros claras y adaptadas a las ca-
pacidades del niño
Situaciones de pobreza, desarraigo cultural o margi- Vinculación a grupos o instituciones pro-sociales (religio-
nación social sos, deportivos, culturales, voluntariado, etc.)
SOCIO-CULTURALES
Presión del grupo de amigos y de la publicidad Relaciones positivas con adultos significativos: maestros,
hacia el consumo de alcohol/otras sustancias familiares, vecinos, etc.
Contacto con grupos de riesgo Modelos adultos y amigos no-consumidores de sustancias
Adolescencia prolongada (inmadurez) Normas sociales claras respecto a la abstinencia de alco-
Costumbres culturales y modas hol/sustancias en ciertas ocasiones (p.ej., conducir)
Elevada disponibilidad de alcohol/otras sustancias Acceso a servicios comunitarios flexibles y adaptables a las
necesidades de los usuarios, actividades de ocio en la co-
munidad alternativas al consumo de sustancias
Historia familiar de
alcoholismo/otros
TUS Estrés vital
1 Problemas con el
Temperamento/
Malestar emocional consumo de alco-
personalidad
hol/otras sustancias
Disfunción Influencia
Fracaso escolar 2
cognitiva de los amigos
3
Sensibilidad
Expectativas sobre el alcohol/
diferencial al alcohol/
otras sustancias
otras sustancias
propone que algunos factores genéticos podrían El modelo de desinhibición neuroconductual del
influir por medio de mecanismos neurobiológicos grupo CEDAR. T
en el desarrollo de disfunciones cognitivas y/o
temperamentales, que ocasionarían ya en la infan- arter y otros investigadores del Grupo CEDAR
cia problemas de conducta y dificultades escolares (Center for Education and Drug Abuse Research),
que facilitarían el contacto precoz con grupos de fundado en 1989 por el NIDA (National Institute of
consumidores. La segunda vía es la del afecto ne- Drug Abuse) para explorar la trayectoria ontogené-
gativo, que sugiere que, también debido a razones tica de las adicciones, desarrollaron una aproxima-
genéticas y del ambiente familiar, algunos niños ción a los factores neurocognitivos implicados en
tendrían dificultades para desarrollar estrategias el desarrollo de la patología dual precoz basándose
de afrontamiento adecuadas ante las situaciones en estudios prospectivos. El constructo elaborado,
de estrés, mostrando mayor predisposición a uti- denominado “desinhibición neuroconductual”, atri-
lizar el alcohol (u otras sustancias) para aliviar su buye la presencia de déficit en la inhibición de res-
malestar emocional. La tercera vía es la del refuerzo puesta y otras funciones ejecutivas, así como en la
aumentado, según la cual algunos individuos desa- regulación de la conducta y las emociones, a una
rrollarían una respuesta farmacodinámica cerebral disfunción en la actividad del córtex prefrontal y
particular a algunas sustancias, que harían su con- los circuitos asociados. Estos aspectos constitui-
sumo más atractivo o reforzador, aumentando así rían un componente nuclear en la etiopatogenia
la probabilidad de abuso y posterior adicción. Las de los trastornos mentales externalizantes, como el
tres vías han sido validadas a través de modelos TDAH y otros trastornos de conducta, así como en
de ecuación estructural, e interaccionarían entre la vulnerabilidad al TUS (Kirisci et al., 2015).
sí de forma compleja para determinar la trayecto-
ria particular de cada individuo en el desarrollo de El modelo del síndrome de déficit de recompensa.
trastornos mentales y problemas relacionados con
el alcohol u otras sustancias en función de las re- Otro de los factores de predisposición genética que
laciones entre los factores concretos que interven- se ha sugerido como posible origen de la patología
gan así como de la intensidad de estas relaciones, dual consiste en la hipoactivación del circuito mo-
habiéndose desarrollado incluso instrumentos para tivacional (núcleo accumbens y área ventral teg-
medir el grado de vulnerabilidad de cada individuo mental), también llamada “síndrome de déficit de
(Schuckit et al., 2006). recompensa”, que podría generar en el individuo
Al igual que en el adulto, la aproximación a la clíni- tornos de conducta son aquí la expresión categorial
ca de los trastornos psiquiátricos en el adolescente de los signos y síntomas. Aparte de estas elabora-
puede partir de dos visiones no contrapuestas ni ciones, e independientemente de la aproximación
excluyentes: una perspectiva categorial, en la que a la sintomatología –categorial o dimensional–, la
se amparan entre otras las actuales clasificaciones adolescencia comprende una etapa de transición
CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) en el psiquismo, por lo que la observación y eva-
y DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental luación clínica debe a su vez tener en cuenta una
Disorders) (APA, 2013) y que identifica trastornos y perspectiva de desarrollo.
categorías diagnósticas específicos, y una perspec-
tiva dimensional, acorde a un análisis y descripción
de las interrelaciones entre signos, síntomas o con-
ductas que propone una visión según la cual estos
fenómenos se distribuyen sin solución de continui- 4.1. Trastornos externalizantes,
dad ni límites definidos. Si bien no existe aún un
trastornos por conducta disruptiva
acuerdo para la elección de las dimensiones ópti-
mas que deben usarse para clasificar los trastornos
psicopatológicos de la infancia y adolescencia, re- Los trastornos por conducta disruptiva, epígrafe
sulta útil (aunque en parte reduccionista) el mode- bajo el cual la clasificación DSM (tanto en su ver-
lo desarrollado por Achenbach y Edelbrock (1978). sión anterior DSM-IV-TR como en la más reciente
Estos autores identificaron dos grandes dimensio- edición DSM-5) integra el trastorno negativista de-
nes psicopatológicas en la infancia y la adolescen- safiante (TND), el trastorno de conducta (TC) y el
cia, denominadas internalizante y externalizante, TDAH, constituyen el grupo de diagnósticos más
a lo largo de las cuales varían los síntomas de los frecuentes en adolescentes con TUS (APA, 2013). La
trastornos mentales. La dimensión internalizante prevalencia media de estos trastornos en muestras
hace referencia al malestar emocional que deriva en comunitarias de adolescentes con TUS es del 46%,
conductas que el sujeto dirige hacia sí mismo, tales aunque en otros estudios se sitúa incluso en el 66%
como el aislamiento o la evitación; los trastornos de (Chan et al., 2008). Estos trastornos se caracterizan
ansiedad y la depresión serían la expresión de estos por la presencia de comportamientos como la hipe-
problemas. La dimensión externalizante compren- ractividad, el negativismo, los desafíos, las agresio-
de conductas dirigidas hacia el entorno, como la nes verbales y físicas o la delincuencia manifiesta,
agresión, el desafío o la antinormatividad; los tras- entre otros.
Clínica Diagnóstico
Trastorno • En el 55% de adolescentes con trastorno por uso de sus- • En base a criterios operativos, entrevistas semiestructuradas o
de con- tancias. cuestionarios.
ducta (TC) • TC: conductas antinormativas, agresivas y delictivas que • El diagnóstico no se basa en la etiología sino en la presencia de
y trastorno representan transgresiones graves de las normas sociales un amplio rango de manifestaciones conductuales que pueden
nega- apropiadas a su edad, con violación de las leyes y de los representar alteraciones subyacentes muy diferentes. El diag-
tivista derechos básicos de los otros. El 30-50% evolucionan ha- nóstico de un TC, por tanto, puede resultar en ocasiones poco
desafiante cia trastorno de la personalidad antisocial en la edad adul- específico con respecto a su naturaleza primaria o su presenta-
(TND) ta. Predictores de gravedad y mala evolución: subtipo con ción como acompañante de otro trastorno.
déficits en emociones prosociales (DSM-V), inicio precoz, • Los síntomas de un TC o de un TND pueden ser la manifestación
baja socialización. inicial de un trastorno del afecto o una psicosis, o bien pueden
• TND: conducta característica de desafío a la autoridad, estar asociados a una posible comorbilidad con otros trastornos
negativa a cumplir las demandas de los adultos, culpabi- externalizantes (TDAH) o internalizantes (depresión).
lización de los otros, actitudes rencorosas y vengativas. • Diagnóstico diferencial: en el TC, conducta disocial (agresividad,
Este patrón de conducta con frecuencia se advierte en TC. destrucción de propiedad, fraudulencia o robo, violaciones de
Así, el TND constituye en ocasiones una forma moderada normas) de instauración precoz (etapa prepuberal) con un cur-
de trastorno por comportamiento perturbador que puede so crónico y constante.
anteceder al TC y al trastorno antisocial de personalidad.
• Modulación de síntomas en función del género: en las mu-
jeres, menor preponderancia de algunos síntomas (agre-
sividad, destrucción de propiedad), mayor frecuencia de
desrregulación afectiva e instrumentalización de conduc-
ta/emociones.
Trastorno • En el 38-57% de casos de adolescentes con trastorno por • Riesgos de la sobreestimación de su prevalencia frente a riesgos
por déficit uso de sustancias. de la limitación del acceso a terapéuticas eficaces por no consi-
de aten- • Como trastorno del neurodesarrollo, la semiología evolu- derar el diagnóstico.
ción ciona a lo largo de la vida, con divergencias en la clíni- • Consideraciones para aumentar la fiabilidad diagnóstica:
con hipe- ca. Durante la etapa puberal y en la transición a la edad - valorar la presencia de síntomas previos al TUS, su cronología,
ractividad adulta, con frecuencia se atenúa el componente motor, y evolución a lo largo del desarrollo y relevancia clínica (inclu-
(TDAH) pueden predominar las manifestaciones de desregulación yendo posibles aproximaciones diagnósticas previas o inclu-
emocional, impulsividad o baja tolerancia a frustraciones. so ensayos terapéuticos);
La inatención puede expresarse a menudo como baja per- - tener presente que la valoración de los comportamientos aso-
sistencia y limitada motivación. ciados al trastorno está muy influida por la percepción en el
• El DSM-5 ha modificado el elemento limitante de la edad entorno, la edad y el grado de desarrollo; importancia de eva-
en el diagnóstico: no necesario que los síntomas hubieran luación en diferentes ámbitos (familia, escuela, etc.);
estado presentes de forma significativa antes de los 7 años - la evaluación de los padres podría incluir un cribado (scree-
de edad; sí establece que el cuadro clínico debe manifes- ning) sobre la posible presencia del trastorno en uno de los
tarse antes de la pubertad. progenitores, dado su notable factor hereditario, que, en caso
• En el 40-60% de casos de TDAH, se asocia un TC o un TND de confirmarse, contribuye en parte a la fiabilidad diagnóstica
comórbido, dando lugar a un peor pronóstico. en el probando;
- la presencia de consumo activo de sustancias puede distor-
sionar la presentación del cuadro y dificultar la valoración de
síntomas;
- es conveniente complementar la información recogida en la
entrevista clínica con instrumentos psicométricos de validez
contrastada.
Trastorno • En el 20-60% de casos de trastorno bipolar con trastornos • La comorbilidad del trastorno bipolar con TDAH y otros tras-
bipolar por uso de sustancias, el inicio ocurre en la adolescencia. tornos externalizantes dificulta el diagnóstico y ensombrece el
• El debut en la adolescencia es atípico; no suele ser en pronóstico
forma de episodio maníaco franco, sino que a menudo se • Existen dificultades en el diagnóstico derivadas de presenta-
presenta como un período “tormentoso” de duración va- ciones clínicas tórpidas y rasgos atípicos (impulsividad, irrita-
riable caracterizado por la aparición gradual y tórpida de bilidad, hipercinesia), que se confunden con otros diagnósticos
tentativas suicidas, conducta desinhibida o síntomas psi- (TDAH, TC).
cóticos. Las alteraciones de conducta, como delincuencia, • Se debe considerar trastorno bipolar si se dan alteraciones de
vandalismo y agresividad, son frecuentes, mientras que los conducta de instauración tardía, más brusca y de curso fluc-
síntomas con mayor poder discriminativo lo son menos. tuante o episódico; importancia de los antecedentes familiares.
• La presencia de episodios breves y recortados de “descar-
ga” afectiva y emocional, con notable agresividad y des-
control de impulsos, es otra característica.
Trastorno • En el 15-30 % de los adolescentes con trastorno por uso de • Hay riesgo de infraestimación de síntomas depresivos en casos
depresivo sustancias. con trastorno externalizante asociado (muy importante sobre
unipolar • La presencia comórbida de ambos aumenta el riesgo de todo en mujeres).
tentativas suicidas y suicidios consumados • Es importante valorar posibles experiencias traumáticas.
• Con mayor frecuencia que en adultos:
– antecede al trastorno por uso de sustancias (50% refieren
primero depresión);
– no remite sólo con la abstinencia.
En los pacientes con patología dual a menudo es di- personas cercanas. Se debe obtener información
fícil obtener información fiable y válida respecto al de diferentes áreas: historia de consumo para cada
consumo de sustancias y los problemas asociados, sustancia (edad de inicio, patrón y evolución del
especialmente si los pacientes son adolescentes. consumo, síntomas de abuso y/o dependencia fisio-
La preocupación respecto a la confidencialidad de logica, periodos de abstinencia, etc.), psicobiogra-
los datos, el sentimiento de culpabilidad de los pa- fía, anamnesis, psicopatología asociada, factores
dres, el temor al rechazo por parte del terapeuta o de riesgo y protección, antecedentes psiquiátricos
la distorsión debida a la presencia de otros trastor- personales y familiares, dinámica familiar y escolar
nos psiquiátricos en el paciente o en sus familiares, o laboral, estilos educativos, actitudes familiares
pueden hacer que se minimicen el consumo y los hacia el consumo y consecuencias del consumo en
problemas relacionados o, por el contrario, que se diferentes ámbitos. En ocasiones es preciso realizar
exageren. A fin de superar tales dificultades, Buks- exploraciones neuropsicológicas o psicométricas
tein et al. (2005) y Winters (2006) han elaborado para definir mejor las características los trastornos
una serie de recomendaciones, especialmente úti- que presenta el paciente.
les a la hora de evaluar a pacientes adolescentes.
Instrumentos de evaluación.
Fuente de información y confidencialidad.
Existen diversos cuestionarios y entrevistas para
La información proporcionada por el propio pa- evaluar el consumo de sustancias y los problemas
ciente suele ser la más cercana a la realidad, incluso asociados, cuya fiabilidad y validez son satisfacto-
en el caso de los adolescentes, y tanto si se utilizan rias. Algunos de ellos están traducidos y validados
cuestionarios autoadministrados como entrevistas al castellano (véase la Tabla 4). Para el cribado sue-
estructuradas, siempre que el evaluador garantice len utilizarse cuestionarios autoadministrados, pero
cierto nivel de confidencialidad y evite una actitud una evaluación exhaustiva requiere entrevistas es-
de confrontación, crítica, moralista o enjuiciadora tructuradas que contengan los criterios diagnósti-
respecto al consumo. Sin embargo, el evaluador cos de los TUS y que evalúen diversos ámbitos psi-
debe estar alerta a detalles que indiquen la minimi- cosociales (uso de drogas, familiar, escolar-laboral,
zación o maximización del problema de consumo, social, legal, psiquiátrico), con el fin de determinar
con objeto de buscar indicadores más objetivos o el tipo de intervención necesaria en cada uno de
de utilizar estrategias para abordar adecuadamente estos ámbitos.
la actitud del paciente.
Pruebas biológicas.
Nivel de evaluación.
El análisis de fluidos corporales (sangre, saliva u
Winters (2006) propone diferenciar entre el criba- orina) es otra vía de obtención de información res-
do (screening) y la evaluación exhaustiva (Tabla 4). pecto al consumo de sustancias. Sin embargo, esta
La aplicación de un test de cribado se debe consi- vía también presenta limitaciones, como el hecho
derar ante cualquier persona (especialmente ado- de que la obtención de un resultado positivo (aun-
lescentes) que muestre indicadores de consumo de que sea cuantificado) no permite hacer inferencias
sustancias, a fin de posibilitar el diagnóstico de TUS precisas respecto a la gravedad del patrón de con-
y la intervención precoz. Sin embargo, el resultado sumo. Otras limitaciones son la existencia de falsos
de estos test se debe utilizar con cautela, ya que positivos y falsos negativos, así como la posible ma-
puede inducir a malentendidos y dar lugar a la es- nipulación de las muestras por parte del paciente.
tigmatización de la persona como “adicta”, cuando
en realidad un resultado positivo sólo indica que se
debe realizar una evaluación más exhaustiva para Devolución de resultados.
valorar la verdadera gravedad de la situación y, en
En el abordaje motivacional de los pacientes con
todo caso, aplicar medidas preventivas.
TUS, se hace énfasis en devolver al paciente los re-
sultados de su propia evaluación, procurando a la
Contenidos de la evaluación. vez ofrecerle información objetiva sobre las sustan-
cias y sus efectos, así como datos normativos acer-
En caso de proceder a una evaluación exhaustiva ca del consumo en la población, con el fin de que
de los posibles problemas relacionados con el con- sea el propio paciente el que valore la gravedad de
sumo de sustancias, resulta conveniente entrevistar su problema y esto le permita decidirse a realizar
no sólo al paciente, sino también a familiares y otras cambios en su consumo (Sampl y Kadden, 2004).
Cribado
CRAFFT
Informador: Adolescente, cuestionario autoadministrado
Pérez A. y Scoppetta O. El CRAFFT/CARLOS como instrumento para la identificación
temprana de consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas: Una adaptación al español.
Rev Col Psic 2011;20(2):265-74.
Adolescent Drug Involvement Scale (ADIS)
Informador: Adolescente
Moberg DP, Hahn L. The Adolescent Drug Involvement Scale. J Adolesc Chem Depend 1991;2(1):75-88.
Cannabis Problem Questionnaire in Adolescents (CPQ-A)
Informador: Adolescente, cuestionario autoadministrado
Fernández S, Fernández JR, García E, Secades R, García G, Barrial S. Spanish adaptation and validation
of the Adolescent Cannabis Problem Questionnaire. Adicciones 2012;24(1):41-9.
6. Tratamiento
Existe consenso respecto a que el abordaje tera- tradicional separación entre los dispositivos asis-
péutico de la patología dual en adolescentes debe tenciales para los TUS y los otros trastornos men-
seguir un modelo de tratamiento integrado, en el tales. Una propuesta para superar estas barreras
que el problema de consumo problemático y el supondría desarrollar programas con diferente
otro trastorno psiquiátrico se aborden de forma grado de integración entre ambos tipos de dispo-
paralela y altamente coordinada. Sin embargo, el sitivos asistenciales, dependiendo de la gravedad
uso de modelos integrados es más costoso eco- de ambos tipos de trastornos (Hawkins, 2009)
nómicamente y difícil de implementar debido a la (Figura 5).
Transtorno mental
Motivación intrínseca por el cambio limitada: los adolescentes difícilmente acuden por sí mismos a
consulta, y tienden a desvincularse de los dispositivos de asistencia debido a su falta de conciencia de
problemas, su baja percepción del riesgo, su rebeldía, su desconfianza de los adultos y su sensación de
omnipotencia y de control sobre las sustancias. Incluso cuando se logra su vinculación al tratamiento, a
menudo se debe aceptar como objetivo inicial de la intervención una disminución del consumo en lugar
de la abstinencia.
Agregación de factores de mal pronóstico: entorno familiar multiproblemático y poco colaborador, vin-
culación con grupos de alto riesgo, situaciones de exclusión social, presencia de antecedentes familiares
de adicción y otros trastornos mentales, etc.
Escasa coordinación entre los dispositivos de atención a la infancia y la adolescencia (escuela, servi-
cios sociales, servicios de salud mental y sanitarios, justicia juvenil, etc.).
Uso de programas escalonados, en los que la intensidad de la intervención y los recursos se adecua a la
gravedad de los problemas, desde la intervención preventiva en las escuelas, el abordaje ambulatorio o en
centros de día con niveles variables de intensidad, hasta el ingreso hospitalario o el tratamiento residencial en
casos de alta complejidad psicopatológica o psicosocial.
Necesidad de estrategias de vinculación inicial y creación de una adecuada alianza terapéutica para facili-
tar la continuidad del tratamiento. El terapeuta debe mostrar preocupación e interés sincero por los proble-
mas del paciente (p.ej.: malestar emocional, problemas académicos o de convivencia) y no adoptar un estilo
confrontativo ni coercitivo con respecto al consumo. De hecho, en fases iniciales puede ser necesario un
acercamiento a la problemática centrado en otras demandas, para progresar después hacia objetivos relacio-
nados con la modificación de los hábitos de consumo.
Evaluación exhaustiva de cada caso: la complejidad clínica en los casos de TUS en adolescentes hace nece-
sario recoger información en múltiples áreas y a través de varios informantes. A la vez y de acuerdo con la
filosofía del abordaje motivacional, resulta especialmente útil devolver al joven los resultados de su propia eva-
luación, procurando a la vez ofrecerle información objetiva sobre las sustancias y sus efectos. La integración de
información guiará el planteamiento de objetivos de tratamiento realistas, individualizados, a corto y largo pla-
zo, consensuados con el paciente y buscando el compromiso entre el propio paciente, el terapeuta y la familia.
El tratamiento debe ser integrado, atendiendo a la vez al TUS y a los otros trastornos y necesidades del
paciente, combinando de forma muy coordinada diferentes estrategias (sanitarias, farmacológicas, psicote-
rapéuticas, psicosociales) en diferentes formatos (individual, grupal, familiar, comunitario). Es necesaria la
figura de referente del caso, responsable de la coordinación del equipo multidisciplinar..
El abordaje psicoterapéutico constituye el elemento clave de la intervención. Diversas técnicas han demos-
trado efectividad y deben combinarse y adaptarse de forma individualizada a cada paciente para alcanzar
resultados óptimos (véase Tabla 8).
Los programas deben considerar un periodo de seguimiento prolongado: los procesos terapéuticos en el
TUS progresan a menudo de forma cíclica, con avances, retrocesos y recaídas. El terapeuta debe concienciar
al paciente y a sus familiares de estas dificultades y enfatizar la importancia de la adherencia al tratamiento
durante un tiempo prolongado, incluyendo la monitorización de síntomas y del consumo, así como estrate-
gias de prevención de recaídas en uno o ambos trastornos. También es importante establecer seguimientos a
largo plazo para abordar la posible cronicidad de estos trastornos, así como supervisar la vinculación a otros
servicios al alcanzar el paciente la mayoría de edad.
La coordinación del programa con los recursos comunitarios y la creación de una red de apoyo social es
esencial para vincular al paciente con su entorno familiar, académico, laboral y/o social, así como con activi-
dades de ocio saludable.
TUS: trastorno por uso de sustancias.
Evaluación y diagnóstico
Seguimiento
Técnicas de incremento motivacional: son una herramienta fundamental en el abordaje del adoles-
cente dual. A través de un estilo no confrontativo y empático, se persigue conducir al paciente hacia la
reducción del consumo o la abstinencia, a partir del acompañamiento en la resolución de la ambivalen-
cia entre los pros y contras del consumo. Existen adaptaciones de estas técnicas a las peculiaridades
del adolescente con trastorno dual. Sin embargo, en el caso de pacientes muy jóvenes o con problemas
graves, se trabaja también con elementos de la autoridad paterna para imponer un «tratamiento obliga-
torio» hasta conseguir cierta estabilidad (Barnett et al., 2012).
Terapia cognitivo-conductual: las estrategias cognitivo-conductuales son otro pilar básico en el trata-
miento de la patología dual en el adolescente, empezando por el análisis funcional de las situaciones de
uso de sustancias y los síntomas de psicopatología, y siguiendo con el entrenamiento de habilidades de
afrontamiento, la elaboración de estrategias de manejo del craving y la prevención de recaídas. Existen
programas diseñados especifícamente para individuos con trastorno dual, como el Seeking Safety o la
Terapia Dialéctica Conductual que han sido adaptados para adolescentes con buenos resultados (Naja-
vitis et al., 2006)..
Técnicas de manejo del caso: el profesional referente se encarga de planificar el tratamiento, ofrecer
apoyo al paciente y a su familia, coordinar los diferentes servicios implicados, realizar el seguimiento y
la monitorización del consumo, proveer intervenciones en crisis, volver a contactar al paciente o a su
familia en caso de desvinculación y organizar la red de apoyo social y comunitario del paciente. El pro-
fesional que maneja pacientes duales suele tener menor carga de casos para permitir una intervención
más intensiva y flexible. La utilización de técnicas de manejo del caso se asocia con menos hospitaliza-
ciones, una disminución de síntomas de psicopatología y delincuencia, mejor rendimiento y asistencia a
la escuela, y mejor funcionamiento global (Bruns et al., 2006).
Terapia grupal: numerosas intervenciones para adolescentes con TUS se ofrecen en formato grupal
(Sampl y Kaden, 2004), aunque en estos casos se debe hacer una adecuada selección de los pacientes
para evitar efectos iatrogénicos (Burleson et al., 2006). En Estados Unidos se ha adaptado a adolescen-
tes el grupo de autoayuda siguiendo el formato de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos (Kelly y Myers,
2007). En relación con los trastornos duales, se ha desarrollado un tipo de terapia grupal cognitivo-con-
ductual específica para pacientes con TUS y trastorno bipolar llamada Integrated Group Therapy (Weiss
et al., 2007).
Rehabilitación cognitiva y psicosocial: se trata de técnicas para recuperar en lo posible las capacida-
des premórbidas o, en el caso de adolescentes, procurar el desarrollo de habilidades que no han podido
desarrollarse debido a la interferencia del abuso de sustancias, con el fin de conseguir mayor adapta-
ción académica, laboral y social.
El peso que en el abordaje del paciente adolescente dual se otorga a las intervenciones
psicoterapéuticas y psicosociales, genera por otro lado corrientes de opinión que minimizan
el papel que la intervención farmacológica puede tener
Tabla 9 Revisión de evidencia científica en base a ensayos clínicos controlados en el tratamiento (reti-
rada/mantenimiento) de trastornos por uso de tabaco en adolescentes
Nicotina (*) • La eficacia del empleo aislado de formulaciones en comprimidos, chicles o parches
transdérmicos de nicotina como intervención aislada en adolescentes es limitada.
• Cuatro ECACP han valorado la eficacia de modelos de tratamiento que combinan la
administración sustitutiva de nicotina con protocolos de intervención psicoterapéutica
(EM, TCC, MC).
• Los resultados confirman la importancia de complementar ambos tratamientos para
mejorar la eficacia, además de recomendar extender la intervención psicosocial para
alcanzar mejores resultados a largo plazo (Scherphof et al., 2014).
Vareniclina • Dos ensayos controlados han demostrado eficacia en adolescentes. El más reciente, de
8 semanas de duración, demostró eficacia y buena tolerancia de vareniclina en combi-
nación con terapia cognitivo-conductual, aunque sin ser significativamente superior al
grupo control que recibió bupropión, 300 mg/día (Gray et al., 2012)
Incluye estudios de tratamiento sustitutivo con diferentes presentaciones de nicotina, parches, chicles o comprimidos.
ECAC: ensayo clínico aleatorizado y controlado; ECACP: ensayo clínico aleatorizado y controlado con placebo; EM: entrevista
motivacional; MC: manejo de contingencias; TCC: terapia cognitivo-conductualECAC: ensayo clínico aleatorizado y controlado;
ECACP: ensayo clínico aleatorizado y controlado con placebo; EM: entrevista motivacional; MC: manejo de contingencias; TCC:
terapia cognitivo-conductual.
Alcohol
Naltrexona • Varias publicaciones de casos y un estudio abierto de 6 semanas de duración con resultados
positivos, además de un ECACP cruzado, indican la eficacia de dosis de 25-50 mg/día.
• Los autores consideran preceptivo en esta población el control y seguimiento periódico de los
niveles plasmáticos de transaminasas o bilirrubina, así como la monitorización de posibles cam-
bios en niveles de cortisol y gonadotrofinas, por su posible repercusión sobre el crecimiento y el
desarrollo del adolescente.
Disulfiram • Publicaciones de casos y un ECACP apoyan la eficacia de 200 mg/día, comparado con PBO, en
el porcentaje de abstinencia en un periodo de observación de 12 semanas.
• Las características del consumo en adolescentes hacen en cualquier caso conveniente valorar el
tratamiento con disulfiram u otros interdictores de forma individualizada, atendiendo a las posibi-
lidades de supervisión y la ausencia de factores que limiten su administración.
Cannabis
Estimulantes
Opiáceos
Buprenorfina • Un ECAC con periodo de observación de 28 días indica la superioridad de buprenorfina respecto
a clonidina en retención en tratamiento, UC negativos y progresión a tratamiento con naltrexona
al finalizar el periodo de estudio
• Otro ECAC indica una mayor eficacia del tratamiento de retirada prolongado (12 semanas frente a
14 días de tratamiento con buprenorfina) en la retención en tratamiento y en la eficacia en segui-
mento hasta los 9 meses.
• En ambos estudios, la intervención se asociaba con un programa de tratamiento psicosocial (MC
y/o TCC) (Woody et al., 2008)
ECAC: ensayo clínico aleatorizado y controlado; ECACP: ensayo clínico aleatorizado y controlado con placebo; EM: entrevista mo-
tivacional; MC: manejo de contingencias; PBO: placebo; TCC: terapia cognitivo-conductual; TDAH: trastorno por déficit de atención
e hiperactividad.
Dos estudios controlados con pacientes adolescen- Trastorno de conducta y trastorno negativista de-
tes y datos procedentes de un metanálisis (Wilens safiante
et al., 2005) han confirmado la aparente seguridad
de la administración de metilfenidato de liberación El elemento fundamental del abordaje terapéutico
retardada en esta población, tanto en el caso de de los TC con o sin TUS es la intervención psico-
adolescentes con TDAH que inician un periodo de social. La mayoría de programas de eficacia con-
abstinencia como pacientes que persisten en un trastada en adolescentes con trastornos adictivos
consumo activo (Riggs et al., 2011). Concerniente incorporan módulos y herramientas destinadas
a la eficacia clínica, los resultados de los estudios específicamente al manejo del TC por su elevada
indican un efecto beneficioso moderado del trata- prevalencia (Bukstein et al., 2005). Pero rara vez
miento farmacológico sobre los síntomas de TDAH, incluyen estrategias de intervención farmacológica
resultando menos concluyentes los efectos benefi- como parte de la intervención a estudio, algo que
ciosos sobre el consumo de sustancias. permitiría valorar de forma diferenciada la eficacia
de estos programas, con o sin tratamiento psiquiá-
Atomoxetina trico acompañante. Esta limitación es relevante,
La atomoxetina es un inhibidor de la recaptación pues el clínico deberá considerar el enfoque farma-
de noradrenalina con eficacia probada para tra- cológico de la posible psicopatología acompañante
tar el TDAH en la infancia y la adolescencia. El (sea la derivada de un posible TDAH comórbido o
tratamiento es bien tolerado por los pacientes y de síntomas depresivos) o de la suplementación del
presenta un buen perfil de seguridad, aunque se tratamiento psicosocial mediante intervenciones
han comunicado casos aislados de hepatotoxici- farmacológicas dirigidas por la presencia de proble-
dad. El bajo potencial de abuso de este fármaco lo mas de agresividad o de desregulación emocional.
convierte en una opción terapéutica para el TDAH
asociado a trastornos adictivos. Un único estudio
Tratamiento farmacológico de la agresividad y/o
doble ciego controlado con placebo en adoles-
la desregulación emocional
centes con TDAH y TUS no evidenció diferencias
significativas en la respuesta a atomoxetina com- Los datos sobre eficacia de estas intervenciones
parada con placebo (Thurstone et al., 2010). se apoyan en estudios realizados en población sin
Tabla 11 Revisión de evidencia científica en base a ensayos clínicos controlados en el tratamiento (reti-
rada/mantenimiento) de trastornos por uso de tabaco en adolescentes
Trastorno • El tratamiento farmacológico del trastorno bipolar es por sí mismo insuficiente para me-
bipolar jorar los problemas por uso de sustancias.
(TB) • Recomendación específica de combinar el abordaje médico con intervenciones psicoso-
ciales.
• Evidencias de ensayos controlados:
- Geller (1998): ECACP, N = 25 TB, litio (dosis media 1.769 mg) frente a PBO, 6 semanas;
eficacia clínica y reducción en consumo.
- Delbello (2011): ECAC, N = 75 TB fase maníaca o mixta, quetiapina + topiramato frente
a quetiapina + PBO, 16 semanas; mayor eficacia de suplementación con topiramato en
reducción, frecuencia y cantidad de consumo de cannabis.
• Sin evidencias de ensayos controlados sobre eficacia de otros agentes con efectos
moduladores gabaérgicos o antiglutamatérgicos en uso en TB adulto (ácido valproi-
co, lamotrigina, gabapentina).
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