Prospectiva de La Inteligencia Emocional
Prospectiva de La Inteligencia Emocional
Prospectiva de La Inteligencia Emocional
discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/313808230
CITATIONS READS
0 116
2 authors, including:
Manuel Sosa-Correa
Universidad Autónoma de Yucatán
31 PUBLICATIONS 8 CITATIONS
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Manuel Sosa-Correa on 17 February 2017.
Manuel Sosa-Correa
mscorrea@correo.uady.mx
gancona@correo.uady.mx
RESUMEN
En este trabajo se encontrará básicamente lo más relevante de la historia de la
Inteligencia Emocional (IE), ubicando sus inicios en el concepto de Inteligencia Social
creado por Thorndike (1920), y que perdió importancia para posteriormente retomar el
tema con la llegada del modelo cognitivo y desembocar en la IE creado por Mayer y
Salovey; y difundido por Goleman en la década de los 90´s del siglo pasado.
Posteriormente se describirá lo que actualmente se entiende como IE explicando los
tres principales modelos que se clasifican como de habilidad y los mixtos, estos últimos
incluyen tanto habilidades como características de personalidad.
En cuanto a la visión en prospectiva y considerado un tema obligado por lo actual
se explica la relación entre la IE y la Psicología Positiva liderada por Selligman,
suponiendo que en el futuro se modificará dicha relación debido a una mayor relevancia
e interés por enfocarse más en la IE como habilidad y no como un conjunto de
características positivas de personalidad, ya que la rigidez modernista de catalogar lo
que es bueno en el ser humano termina por quedar en desuso.
También se encontrará el tema de la creatividad con el objetivo de analizar por
un lado la pertinencia del fomento en un futuro inmediato de la IE como una habilidad
así como predecir el inicio de una probable línea de investigación de la Creatividad
Emocional, tanto en su evaluación como en su desarrollo en áreas como salud,
educación y organizacional.
Abstract
2
In this document will be found basically the most relevant topics in the history of
the Emotional Intelligence (EI), locating its beginnings in the concept of Social
Intelligence created by Thorndike (1920), concept which lost its importance but that later
was resumed by the Cognitive model and turned out as the concept of EI created by
Mayer and Salovey, broadcasted by Goleman in the 90’s decade of last century.
Afterwards, here will be described what is understood as EI nowadays; explaining the
three principal models which are classified in the abilities model and the mixed model,
this last includes the abilities and personality traits.
Taking into account the prospective vision and considering an obliged subject for
what’s prevailing, the relationship between EI and Positive Psychology, leaded by
Seligman, is explained, because probably in the future that relationship will be modified
due to a more relevance and interest to focus on EI as an ability and not as a sum of
positive personality traits, since the Modern rigidity of cataloguing what is good in the
human being will be useless.
In this document will be also found the subject of creativity with the aim to analyse
the pertinence of the promotion of EI as an ability in a near future, and to predict the
beginning of a possible line of investigation (Emotional Creativity), not only in its
evaluation, but also in its development in areas such as health, education and
organizational Psychology.
1. INTRODUCCIÓN
El aceptar participar en la elaboración de un capítulo para el Libro “Prospectiva
de la Psicología de la Salud”, ha sido un verdadero reto y al mismo tiempo un espacio
de gran reflexión acerca de lo que actualmente se encuentra y hacia donde se dirigirá la
Inteligencia Emocional (IE). Por ello en este espacio encontraremos una descripción de
lo que se entiende por IE desde los tres modelos más usados en la actualidad, así
como la justificación de por qué la visión de la IE como habilidad será en el futuro la
dominante.
3
De antemano hay que aclarar que este incipiente crecimiento del estudio de la IE
como un aspecto del ser humano y que se encuentra incluido al modelo de la
Psicología Positiva de Seligman irá en aumento en un corto plazo, pero es probable que
pasada la moda termine por desatenderse este desarrollo por proponer una vez más la
idea de la autoactualización de manera modernista, es decir, como si pudiera
reglamentar de manera estructurada e inequívoca el cómo ser más inteligentes
emocionalmente y haciendo referencia más a aspectos de la personalidad que a
habilidades cognitivas, que como se ha observado en la historia de la psicología en la
propuesta del desarrollo de conceptos que hacen referencia a la máxima potencialidad
humana se encuentra su final ya que al basarse en aspectos de la personalidad se
hace a un lado la operativisación de las habilidades, así como también se muestran
serías críticas a la Psicología Positiva como las encontradas en Prieto (2006) quien
incide en la calidad científica, la inadecuación de sus planteamientos metodológicos, la
poca calidad de las definiciones que emplean y la escasa calidad de las medidas
utilizadas para cuantificar las variables. Por ello, en palabras de dicho autor, en
ocasiones es difícil distinguir la Psicología Positiva de un movimiento espiritual o moral.
Otro desacierto en estudiar la IE dentro de la Psicología Positiva es el estudio de
las llamadas "emociones positivas". Como señala Lazarus (2003) sacar a la emoción de
su contexto y denominarla a priori "positiva", considerando que es por sí mismas buena,
implica perder información esencial sobre el distinto papel que cada emoción juega en
la adaptación de la persona a las distintas situaciones de la vida, ignorando la
importancia adaptativa de cada emoción, lo cual fue originalmente planteado por Darwin
hace más de 100 años. Siguiendo con la posible decadencia de la relación entre IE y la
Psicología Positiva, considerar que las emociones positivas son siempre el objetivo y
deben estar siempre presentes, también es cuestionable. Puede llevar a trivializarlas
facilitando lo que algunos autores han llamado "la tiranía de la actitud positiva" (Held,
2002). De tal modo que puede llevar al extremo su mensaje, implicando así la
necesidad de una actitud positiva o de optimismo en todas las circunstancias,
considerándola siempre como la actitud adecuada. Por lo tanto se creará un problema
nuevo al no poder ser tan felices como deberíamos serlo y llegar al mismo punto de
partida que se intentó evitar, necesitando a un psicólogo para ser feliz, ya que el no ser
4
feliz será un nuevo problema. Como señala Csikszentmihalyi (2003), las nuevas ideas
pueden morir tanto por la oposición como por la aceptación no-crítica.
Con esta reflexión, se considera que en un mediano plazo, la intervención para el
fomento de la IE probablemente tenga un mejor pronóstico si se ciñe a los modelos de
habilidad quitándole así el velo de panacea para el humano y pueda tomar elementos
probados del estudio de la creatividad para su desarrollo, lo cual también se planteará
en este capítulo, de tal forma que al tomar la IE como habilidad se puedan hacer
planteamientos concretos para su desarrollo, como se ha avanzado en tópicos como la
creatividad al dejar de verse como una inspiración divina. Al seguir este mismo
recorrido la IE se dejaría de ver como una característica idealizada que tiene o no una
persona, sino el grado en que se encuentra y las guías para desarrollarla, por lo que
probablemente a largo plazo se terminará hablando de la Creatividad Emocional tanto a
nivel intrapersonal como interpersonal, en los diferentes ámbitos que se requiera.
2. INTELIGENCIA EMOCIONAL
2.1 Repaso Histórico de la Inteligencia Emocional
El concepto de Inteligencia Emocional (IE), lo desarrollaron John Mayer y Peter
Salovey, para explicar por qué algunas personas parecen ser más "emocionalmente
competentes" que otras. Estos autores creyeron necesario desarrollar el constructo de
la IE para explicar esta diferencia, sobre las discrepancias observadas en la
competencia emocional entre diferentes sujetos. Dicho constructo tiene como precursor
el concepto de Inteligencia Social de Thorndike (1920, p. 228) quien la definió como "la
habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, y actuar sabiamente en las
relaciones humanas". Para este autor, además de la inteligencia social existen también
otros dos tipos de inteligencias: la abstracta, que se refiere a la habilidad para manejar
ideas, y la mecánica, que hace referencia a la habilidad para entender y manejar
objetos.
En los años 30 del siglo XX, con el auge del conductismo, se entró en una larga
etapa en la que se perdió el interés por estudiar los procesos no directamente
observables como la inteligencia y más aun las emociones. No obstante, aparecen
algunos trabajos en esta época como los de Wechsler con el diseño de las dos baterías
5
de pruebas de inteligencia: para adultos (1939) WAIS y el de niños (1949) WISC, las
cuales siguen siendo utilizadas hoy en día con sus respectivas modificaciones y son
consideradas las mejores pruebas para medir la inteligencia que existen en el mercado,
por supuesto, las pruebas de inteligencia desarrolladas en esa época se basaban en el
estudio de los procesos sensoriales y cognitivos haciendo a un lado a las emociones.
Desde los años 50, es palpable el debilitamiento de las posturas conductistas, y
la emergencia de los procesos cognitivos que aparecen con el estructuralismo. Los
trabajos de Piaget y su teoría sobre el desarrollo intelectual contrastan visiblemente con
las posturas psicometricistas y del procesamiento de la información (Hardy, 1992).
Desde el procesamiento de la información se desarrollan dos enfoques: por un
lado, el de los correlatos cognitivos en el que el estudio de la inteligencia se ha llevado
a cabo seleccionando una capacidad que pueda medirse en un test; y por otro lado, el
de los componentes cognitivos en el que su interés estriba más bien en conocer qué es
lo que mide un test de inteligencia.
Aparece el modelo computacional y con ello el interés por el estudio de la
inteligencia artificial considerado como un error ya que cuando se estudian los procesos
cognitivos sobre inteligencia artificial lo que se estudia es la inteligencia computacional
y no la humana. Si bien es cierto que las ciencias cognitivas han realizado aportaciones
valiosas muy importantes y de aprovechamiento científico, la labor pendiente es la
elaboración de una ciencia de la inteligencia humana, donde no se trate sólo de lógica
formal, sino también de lógica inventiva, no sólo de razón sino también de emoción y de
sentimientos.
Una de las ideas actuales más influyentes en cuanto a la inteligencia es la
capacidad de adaptación, lo cual encaja muy bien en esta época en referencia a la idea
de la globalización, como si ésta hubiese llegado al campo de estudio de la Psicología,
donde la inteligencia está muy vinculada con la emoción, la memoria, la creatividad, el
optimismo, la personalidad y en cierto sentido con la salud mental. Esta necesidad
empieza a emerger durante los años 70 hasta finales de los 80s del siglo inmediato
anterior, ya que se empiezan a integrar emoción e inteligencia. Aparece un campo de
investigación sobre cognición y afecto que busca examinar cómo las emociones
interactúan con la inteligencia, así por ejemplo se plantea la cuestión de si los sujetos
6
este conflicto ha dado lugar a definiciones de IE que limitan con lo caótico (Mayer
2001).
A su vez, la IE parece tener una base biológica considerable tal y como muestran
los estudios de LeDoux (1999). El papel de la amígdala es como un nexo de unión entre
el cerebro emocional y el racional. Este autor también se interesó por el papel que
juega la amígdala durante la infancia, llegando a la conclusión de la importancia que
tiene la interacción entre el niño y sus cuidadores (padres y educadores) durante los
primeros años de vida constituyendo un verdadero aprendizaje emocional, tal y como
observó. Por su parte, Damasio asegura que las emociones son el resultado de un
conjunto de procesos fisiológicos que suceden en nuestro organismo, ya que las
emociones son producto de la química de nuestro cerebro. La zona específica del
lóbulo frontal del cerebro es la zona responsable de los sentimientos y las emociones y
las personas con daño en esta zona no poseen culpa ni vergüenza por lo que
independientemente a que su cociente intelectual se mantenga normal, terminan
arruinando su vida por la afectación del área emocional. La explicación que da a este
respecto es que cuando se da el razonamiento sin emoción y no existe una conexión
entre estos, no pueden tener recuerdos asociados a las emociones, dando como
resultado decisiones son caóticas
filosofía profunda y duradera, la cual sin parecer adherirse formalmente a algún modelo
de la IE, propone la integración de lo racional y lo emotivo, planteando así no un estilo
de personalidad sino la habilidad de conciliar, utilizar, desarrollar los aspectos
cognitivos, emotivos y conductuales para lograr una mejor calidad de vida, una vida
más satisfactoria, como proceso. Por lo anterior se considera pertinente creer que el
desarrollo de la Psicología Positiva se enriquecerá más de los modelos de la IE que se
enfocan a las habilidades y no a los de personalidad para fortalecerse de las
intervenciones como las de la TREC que integran emoción y razón y que dan atención
en su intervención a dos de las habilidades propuestas por Mayer y Salovey: La
emoción facilitadora del pensamiento; y Regulación reflexiva de las emociones.
La línea de investigación denominada Psicología Positiva se está ocupando de
investigar científicamente el tema del bienestar psicológico y la felicidad. La aparición
de esta nueva línea de investigación refleja el cambio que se ha producido a finales del
pasado siglo XX respecto de los temas relacionados con la emoción, ya que hasta
entonces esos temas no se consideraban suficientemente importantes como para
realizar inversiones científicas en ellos. Los datos de que se dispone no son muy
abundantes, sin embargo sí se pueden señalar algunas conclusiones provisionales
relativamente inesperadas.
Por ello, se considera que en el futuro predominarán los modelos que desarrollan
la IE como una habilidad que se podrá fomentar para el alivio de problemas médicos,
psicológicos así como también para aumentar la calidad de vida de las personas
“sanas”. Al tomar la IE como habilidad se pueden hacer planteamientos concretos para
su desarrollo, como se ha avanzado en el tópico de la creatividad en contraposición de
los modelos basados en aspectos de la personalidad, al dejar de verse como una
inspiración divina. De seguirse este mismo recorrido la IE se dejaría de ver como una
característica idealizada producto de un tipo de personalidad.
A este respecto la IE además de estar enfocado a aspectos del desarrollo
humano y no solo a resarcir la enfermedad, busca la adaptación al ambiente y la
pontencialización de las habilidades intrapersonales e interpersonales para vivir
adecuadamente, por lo tanto, teniendo en cuenta la capacidad adaptativa, también es
de esperarse que en el futuro no solo se enfoque a las mal llamadas emociones
15
positivas como la felicidad, ya que hace más de un siglo, la teoría de Darwin indica que
en términos de adaptación todas las emociones básicas tienen una función en la
sobrevivencia. Según Lazarus (2003) las emociones deben valorarse por su contexto y
no determinar a priori lo positivo o negativo de estas, en este sentido y siguiendo el
concepto de Persona Compleja, que hace Csikszentmihalyi (1998), al referirse al optimo
desarrollo humano, que implica la capacidad de moverse en todo el espectro de las
polaridades y no necesariamente lo bueno es estar en medio de estas o solo en un
extremo. Este concepto se puede entender en relación a las emociones que se puede
tener y usar en función de la adaptación no solo todo el abanico de emociones sino que
también las diversas intensidades, teniendo en cuenta como ejemplo que no es la ira en
sí misma una emoción buena o mala, sino que la percepción de voluntariedad del sujeto
y la capacidad que tenga para expresarla con fines adaptativos determinará lo bueno o
lo malo de dicha emoción, para un determinado evento y no como muchas veces se ha
creído la utilización de las emociones positivas.
Como se ha mencionado, la IE se refleja en dos dimensiones, la intrapersonal,
que siguiendo el párrafo anterior, hace referencia a que la apertura flexible hacia las
emociones permitirá acercarse y eliminar los bloqueos y resistencias permitiendo
aceptar las emociones tanto agradables como desagradables y así generar un
conocimiento de sí mismo facilitando el insight. En La otra dimensión, la Interpersonal,
la apertura flexible hacia las emociones ayudará a tener un bagaje para la capacidad de
resolver de un conflicto con otros, o de la valoración social en la expresión artística en
cuanto a lo interpersonal.
Esta capacidad de exploración, y experimentación de las diversas emociones en
cuanto a lo intrapersonal y lo interpersonal se incluye parcialmente en la habilidad
propuesta por Mayer y Salovey que se plasmó anteriormente con el nombre de
Regulación reflexiva de las emociones entendiéndola como la capacidad para estar
abierto tanto a los estados emocionales positivos como negativos, por lo que se
considera que en un futuro se planteará una apertura menos tímida como en el
presente a las emociones y sus intensidades, orientándose a la apertura flexible
siempre con fines adaptativos y de promoción de la salud.
16
De acuerdo con el apartado anterior que implica una reflexión del estado actual de la
IE se plantea siguiendo a Berger (1958) en su artículo “la actitud prospectiva”, que en
un futuro aproximadamente dentro de 15 a 25 años se espera que hayan guías claras
para su promoción, que implicará el desarrollo de la Creatividad Emocional en
diferentes ámbitos, siendo los más claros, la educación, el organizacional y la salud.
Esta suposición se basa en los resultados alentadores que se han encontrado y que
permiten darnos cuenta del impacto que tendría en diferentes ámbitos, el considerar la
importancia de invertir esfuerzos en promover el desarrollo de la IE.
En la educación básica por ejemplo, los esfuerzos deberían estar encaminados
al desarrollo de la IE más que al conocimiento teórico a pesar de que tradicionalmente,
la sociedad ha sobrevalorado la inteligencia cognitiva de las personas en detrimento de
otras cualidades de los individuos, la evidencia empírica ha demostrado que ser
cognitivamente inteligente no es suficiente para garantizar el éxito académico,
profesional y personal.
Sin embargo, esta creencia ha llevado a que en la escuela hayan priorizado
hasta finales del siglo XX los aspectos intelectuales y académicos de los alumnos,
convencidos de que los aspectos emocionales y sociales pertenecían al ámbito privado
(Fernández-Berrocal y Ruiz, 2008 en Morales, M., y López-Zafra, 2009) y eran
completamente independientes. Afortunadamente en los últimos años, se ha
incrementado el interés por conocer la relación existente entre la IE, el éxito académico
y el ajuste emocional de los estudiantes.
Siguiendo esta idea, se podrían rediseñar currículos que contemplen desde muy
pequeños la enseñanza de las habilidades emocionales que se relacionan con la IE
Aunque la escuela se propugna como el lugar idóneo para la promoción de la IE, es
17
extendida de que los criterios lógicos que responden a la razón convencional son los
únicos que importan en la gestión.
las cuales unas o varias son originales pues no aparecen en las listas de respuestas de
las personas no creativas, los test de creatividad admiten casi siempre muchas
soluciones, siendo la mejor la más rara, es decir la que el constructor del test
desconoce. Los individuos creativos manifiestan una estructura de factores más
compleja. Encuentra así dos formas distintas de operar: El pensamiento convergente y
el divergente. El segundo es de gran importancia para el creador, por ello recibe
también el nombre de "pensamiento creador". Su finalidad es conducir a diversas
posibilidades de ver un problema. En contraposición al pensamiento convergente
característico de la actividad deductiva y que proporciona una sola manera de obtener
la solución.
Guilford daba por supuesto que los individuos poseen rasgos, es decir,
propiedades psicológicas duraderas y algunos de estos rasgos estaban relacionados
con la capacidad creativa en función de la solución de problemas (parte esencial del
pensamiento creativo), así el perfil de las personas creativas. Para él las tres
características más importantes del pensamiento creativo son la fluidez, la flexibilidad y
la originalidad, que se explican a continuación.
de las emociones tendrían que poseer estas habilidades las características de Fluidez,
Flexibilidad y Originalidad.
Dado lo anterior, la IE se expresa en que tan hábil sería una persona en percibir
y evaluar las emociones tanto de él como de otros, que tanto usa su emoción para
modificar su pensamiento y que tan capaz es de de regular sus emociones y la de los
demás. En definitiva este es el reto en el que nos encontramos actualmente y no es
cosa menor, ¿Cómo poder desarrollar estas habilidades en la escuela, en la empresa y
a nivel de salud pública?
La Creatividad Emocional va un paso más allá, ya que responderá a la necesidad
de cómo generar una metodología para desarrollar en las personas la capacidad de la
creación emocional en ellos mismos y en los demás, situación que observamos de
manera natural en escritores, terapeutas, empresarios, profesores etc. pero que no
existe aun ni un breve esbozo de protocolo para su desarrollo.
De tal forma en una novela que con una historia única nos transmite
adecuadamente diversas emociones, genera procesos de pensamiento o conductas a
partir de dichas emociones, las transiciones y diferentes grados o niveles de emociones
así como llevarnos, mantenernos o alejarnos de ciertas emociones.
3. CONCLUSIONES
La IE es una de las opciones que actualmente se tiene para lograr altos niveles
de salud mental, ya que por un lado son los aspectos personales los que nos ayudan a
una interpretación más favorable del entorno, un mayor conocimiento de uno mismo,
así como una herramienta para acercarnos o alejarnos de las emociones según
convenga y todo esto implica que a nivel personal se puede utilizar para mejorar
nuestra relación con el entorno y las otras personas y así sacar la mayor ventaja de
estas relaciones.
28
Referencias
Amabile, T.M., (1983). The social psychology of creativity. New York: Springer Verlag.
Anderson B. (2004) “Psychological, behavioral, and immune changes after a Psychological
intervention: a clinical trial” journal of clinical oncology 22 (2004): 3570-80
Avia, M., D. y Vázquez, C. (2004) Optimismo Inteligente. Madrid Ed: Alianza Editorial
29
Bar-On, R. (1997). The Emotional Quotient Inventory (EQ-i): A test of emotional intelligence.
Toronto: Multi-Health Systems.
Barron, F. (1961). Creative visión and expression in writhing and painting. En proceedings
of the Conference on "The Creative Person". Berkeley: University of California, University
Extension.
Berger, G. (2003). La actitud prospectiva. Revista Universidad de Guadalajara, 26, 33-36.
Csikszentmihalyi, M. (1988). Society, culture and person: a systems view of creativity. En
R.J. Sternberg (ed.), The nature of creativity 325-339. New York: Cambridge University
Press
Csikszentmihalyi, M. (1998). Creatividad: el fluir y la psicología del descubrimiento y la
invención. Barcelona: Paidós.
Csikszentmihalyi, M. (1991). Flow: The Psychology of Optimal Experience. New York:
Harper Perennial
Csikszentmihalyi, M. (1997). Finding Flow: The Psychology of Engagement with everyday
Life. New York: Basic Books.
Csikszentmihalyi, M. (1998). Creatividad: el fluir y la psicología del descubrimiento y la
invención. Barcelona: Paidós
Csikszentmihalyi, M. (2003). Legs or Wings? A Replay to R.S. Lazarus. Psychological
Inquiry, 14(2), 113-115
Csikszentmihalyi, M. (2005) “Fluir”. Una Psicología de la felicidad. Barcelona Ed.: Kairos
Gardner, H. (1983). Frames of mind: the theory of Multiple intelligences. New York: Basic
Books
Gardner, H. (1987). Arte mente y cerebro una aproximación cognitiva a la creatividad.
Buenos Aires: Paidós
Ellis A., (1999). Una terapia breve más profunda y duradera. Barcelona: Paidos
Garaigordobil, M. (1995). Psicología para el desarrollo de la cooperación y la creatividad.
Bilbao: Biblioteca de Psicología
García, García, E. (2005). Teoria de la mente y desarrollo de las inteligencias. Educación
Desarrollo y Diversidad Madrid: Separata
Gardner, H. (1993). Multiple intelligence: The theory in practice. New York: Basic Books
Gardner, H. (2001). La inteligencia reformulada. Inteligencias múltiples en el siglo XXI.
30
España: Paidós
Getzels, J.W. y Jackson, P.W. (1962) Creativity and intelligence: Explorations with gifted
students. New York: Wiley.
González, M. (1981). La educación de la creatividad, (técnicas creativas y cambio de
actitud en el profesorado). Barcelona: Universidad de Barcelona.
Goleman, D. (1996). Inteliegencia Emocional. Barcelona. Kairós
Goleman, D. (1998). Working with emotional intelligence. New York: Bantam.
Goleman, D. (2000). Emotional intelligence: Issues in paradigm building. In C. Cherniss y
Goleman, D. (Eds.), The emotionally intelligent workplace 13-26. New York: Wiley
Guilford, J. P. (1975). Creativity: a quarter century of progress. En I. Taylor y Getzels, J.W.
(eds.). Perspectives in Creativity. Chicago: Aldine.
Gutierrez, R. (1990). Historia de las doctrinas filosóficas. (21ª) edición. México: Esfinge.
Hardy, T. (1992). Historia de la psicología. Madrid, Debate.
Held, B.S. (2002). The Tyranny of the Positive Attitude in America: Observation and
Speculation. Journal of Clinical Psychology, 58 (9), 965-992.
Jahoda, M. (1958). Current concepts of positive mental health. Nueva York: Basic Books.
Jencks, C. (1972). Inequality. Nueva Cork: Basic Books. “Society, cultura, and person: A
systems view of creativity” en R. J. Sternberg (comp.), The nature of creativity (págs. 325–
339). New York; Cambridge University Press.
Johnson, W. (1946). People in quandaries. New York: Harper
Kozma, A., Stone, S., & Stones, M. J. (1999). Stability in components and predictors of
subjective well-being (SWB): implications for SWB structure. Journal of Personality and
Social Psychology, 69(1), 152-161
Lazarus, R.S. (2003). Does the Positive Psychology Movement Have Legs? Psychological
Inquiry, 14(2), 93-109.
LeDoux, J. (1999). El cerebro emocional. Barcelona: Editorial Planeta.
Marlowe, H.A. (1986). Social intelligence: Evidence for multidimensionality and construct
independence. Journal of Educational Psychology, 78, 52-58.
Mayer, J.D., Salovey, P. (1993). The intelligence of emotional intelligence. Intelligence, 17,
433-442.
Mayer, J, D. y Salovey, P, (1997), What is emotional intelligence? In P, Salovey & D,
31
Prieto, U., M. Psicología Positiva: una moda polémica. Clínica y Salud. [online]. 2006, vol.
17, no. 3 [citado 2008-11-03], pp. 319-338. Disponible en:
<http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-
52742006000300007&lng=es&nrm=iso>. ISSN 1130-5274.
Torrance, E.P. (1962). Guiding creative talent. Englewood Cliffs, N.Y.: Prentice Hall.
Vurpillot (1996). Gran Diccionario de Psicología. Ed. Prado Madrid.
Wallach, M.A. & Kogan, N. (1965). Modes of thinking in young children: A study of the
creative intelligence distintion. New York: Holt, Rinehart & Winston.