Trabajo Practico de Ética
Trabajo Practico de Ética
Trabajo Practico de Ética
Los griegos entendían la ética como el camino más corto hacia la felicidad.
Sócrates, por ejemplo, creía que la íntima satisfacción que experimentamos ante
una buena acción es lo más parecido a ese preciado bienestar que se puede
encontrar en este mundo. Este planteamiento, parece haberse difuminado en la
actualidad. El crecimiento económico nos ha hecho creer que solo vale lo que
produce dinero. El dinero se ha convertido asi en el baremo para tasarlo todo, del
mismo modo que se pretende que la economía es el único espejo que no devuelve
una imagen deformada de la realidad. Pero podemos constatar como se
multiplican los ejemplos de proyectos éticos de carácter solidario como se critica la
religión del becerro de oro o como aparece un renovado interés por la ética.
Problemas como: el enfrentamiento Norte/Sur, el paro, el consumo, el racismo, las
sectas, la corrupción, el enfrentamiento generacional, el sexo en los tiempos del
sida, las drogas, el ocio, la contaminación o la violencia. No podemos resolver los
conflictos más importantes del presente sin un claro cambio de actitud respecto a
lo que consideramos que está bien. Y para abordar esa renovación es evidente
que una mayor información es imprescindible.
Epicuro enseña que la felicidad implica serenidad y que se alcanza a través de los
placeres simples, los que preservan la salud corporal y la paz mental.
Aristipo y Epicuro enseñan que la persona que desea ser feliz debe cultivar la
habilidad de seleccionar los placeres correctos, y sostienen que solo aquellas
acciones que traen disfrute a la persona tienen significado moral para ella. Epicuro
sostiene que la duración de los placeres es más importante que su intensidad para
alcanzar la felicidad. Afirma que los placeres mentales en general son superiores a
los físicos, ya que aquellos son más largos, aunque menos intensos.
La experiencia nos muestra que el de-seo de una vida llena de intensos placeres
sería frustrante, porque nunca tendríamos suficientes en el curso ordinario de la
vida. Además, los placeres derivados de objetivos tales como la fama, la salud y
similares, a menudo son sobrepasados por los sufrimientos requeridos para
alcanzarlos, y los dolores que sobrevienen a actividades tales como las fiestas, las
bebidas y la vida alegre cancelan los placeres o dejan un balance de dolor.
Epicuro nos dice que nuestro bien puede realizarse a través de la filosofía, de la
búsqueda del cono-cimiento. Se debe comprender, sin embargo, que la función de
la filosofía es sobre todo práctica. Por naturaleza, los hombres buscan placer, pero
por el conocimiento son guiados a seleccionar los placeres verdaderos. Epicuro
emprende la tarea de demostrar la falta de fundamento para los dos mayores
temores que atormentaban a sus contemporáneos: el miedo a la muerte y el
miedo al castigo divino.
Por otra parte, la doctrina epicúrea del alma contiene el argumento contra del
miedo a la muerte: el alma no es más que una colección de pequeños átomos
dentro del cuerpo, y la muerte es sólo la dispersión de los átomos del alma.
A pesar de la adecuación del atomismo de Demócrito como descripción de la
naturaleza, Epicuro cree que su teoría del movimiento es incompleta, en una
forma que tiene serias consecuencias para la ética.
La filosofía es útil: no es sólo una herramienta indispensable para llevar una vida
buena, sino que es la más placentera de las actividades: en todas las demás
ocupaciones el fruto viene con dolor, pero en la filosofía el placer viene junto con
el conocimiento.
La mayoría de los hombres, unas veces teme la muerte como el peor de los
males, y otras veces la desea como el término de los males de la vida. [El sabio,
por el contrario, ni desea] ni teme la muerte, ya que la vida no le es una carga, y
tampoco cree que sea un mal el no existir. Igual que no es la abundancia de los
alimentos, sino su calidad lo que nos placer tampoco es la duración de la vida la
que nos agrada, sino que sea grata.
En tercer lugar, hay que comprender que entre los deseos, unos son naturales y
los otros vanos, y que entre, los deseos naturales, unos son necesarios y los otros
sólo naturales. Por último, entre los deseos necesarios, unos son necesarios para
la felicidad, otros para la tranquilidad del cuerpo, y los otros para la vida misma.
Una teoría verídica de los deseos refiere toda preferencia y toda aversión ala
salud del cuerpo y a la ataraxia [del alma], ya que en ello está la perfección de la
vida feliz, y todas nuestras acciones tienen como fin evitar a la vez el sufrimiento y
la inquietud.
Por ello decimos que el placer es el principio y el fin de la vida feliz. Lo hemos
reconocido como el primero de los bienes y conforme a nuestra naturaleza, él es
el que nos hace preferir o rechazar las cosas, y a él tendemos tomando la
sensibilidad como criterio del bien. Y puesto que el placer es el primer bien natural,
se sigue de ello que no buscamos cualquier placer, sino que en ciertos casos
despreciamos muchos placeres cuando tienen como consecuencia un dolor
mayor. Por otra parte, hay muchos sufrimientos que consideramos preferibles a
los placeres, cuando nos producen un placer mayor después de haberlos
soportado durante largo tiempo. Por consiguiente, todo placer, por su misma
naturaleza, es un bien, pero todo placer no es deseable.