William Heirens

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Instituto Víctor Frank

Lic. Criminología y criminalística

Materia: criminología

Tema: perfil criminológico

William Heirens “el asesino del pintalabios”

Profe: Lic. Anayeli Velasco Hernández

Nombre: Citlali Jaramillo Flores


William Heirens “el asesino del pintalabios”

Nacido en Evanston, Illinois (Estados Unidos), el 15 de


noviembre de 1928.

Heirens creció en un ambiente de incertidumbre


económica y estuvo trabajando desde los 6 años en la
tienda de sus padres. Era un chico tranquilo y soñador al que le gustaba pescar
con su padre y hacer manualidades.

En 1942, fue arrestado al salir de un edificio con una pistola en la mano, el chico
alego que había sentido el impulso de cometer un robo con un botín de cosas
robadas entre ellas ropa de mujer. Al ser interrogado sobre ella el chico explico
que era para cubrir las armas. La policía le pregunto sobre 50 robos y con algunos
con incendios predeterminado, de los que Heirens confeso haber cometido eran
11. La única explicación que dio fue que lo encontraba muy excitante.

El oficial que visito a la familia Heirens para hablar sobre el historial criminal de su
hijo se quedo sorprendido por lo que a el le pareció una familia afectuosa y un
perfecto hogar. El psiquiatra de tribunal llego con la conclusión de que los actos
delictivos de Heirens entra en la categoría de los delitos de un neurótico. El juez
considero la posibilidad de enviar a Heirens a la institución para jóvenes, el 27 de
agosto de 1942 lo mandaron a Gibault, era un colegio católico como una especie
de correccional para jóvenes.

Entro a la universidad a los 16 años en la universidad de Chicago. Durante los


fines de semana iba a la casa de sus padres, donde compartía un dormitorio en el
ático con su hermano pequeño, Jere. Entre semana vivía en la residencia del
campus, una ventaja de no vivir en la casa de sus padres era que le resultaba
mucho más fácil hacer alguna escapada nocturna para visitar lugares que solía
robar en el norte de la ciudad.

Alguna veces intentaba resistirse a la tentación, pero doler tanto la cabeza, se


daba por vencido y entraba a robar en donde fuera, salía todas las noches a
silenciosamente las calles nevadas, no sentía frio. Había aprendido a no expresar
sus emociones hasta el punto de que parecía incapaz de sentir nada físico.
Durante el tercer trimestre en la universidad empezó hacer mas escapadas
nocturnas. Aun peor, sus actividades delictivas no se limitaron al hurto, sino que
pronto tomaron un nuevo giro. A los 16 años Heirens estaba dominado por la
necesidad de robar, y le proporcionaba un severo placer. Trato de superar la
repulsión que tenia por las mujeres.

Eran cercas de las 9:30 horas cuando entro en el portal de un bloque de


departamento de ocho pisos, en el ultimo piso no encontró ninguna puerta abierta,
así que bajo a la siguiente. Ha, medida que descendía de piso, en piso, su
excitación iba aumentado, hasta que encontró lo que estaba buscando: la puerta
del departamento 510 del quinto piso estaba entre abierta, encontró en uno de los
dormitorios una mujer dormida en la cama y en sus pies estaba un perro que
ladraba al ver entrar a Heirens a la habitación, y la mujer despertó al escuchar los
ladridos y grito al verlo. El ladrón saco del bolsillo un cuchillo. A las 13:00 horas,
Jacqueline Ross, volvió a comer al departamento donde vivía con su mama y su
hermana, al entrar noto algo raro pasaba, al ver que el Bull terrier de la familia, se
escondía, Jacqueline encontró a su madre muerta completamente desnudo, sobre
la cama, la habían atado con una falda roja y una media alrededor del cuello, tenia
fuertes golpes en la cabeza y se había desangrado hasta morir.

La muerte de Josephine Ross se fijo a las 10:30 horas. Aunque había encontrado
el cadáver desnudo y el asesinato podía inducir sospechar de qué se trataba de
un crimen sexual. Llamaron a expertos en huellas dactilares, pero no pudieron
encontrar nada, el 1 de octubre, Verónica Hudzinki, de 19 años se hallaba
escribiendo una carta le pareció oír algo, que alguien intentaba entrar a la casa
por, la ventana, cuando se asomo a ver que pasaba, Heirens saco una pistola y le
disparo dos veces atreves de la ventana, hiriéndola en el hombro, luego tiro el
arma y huyo.

Cuatro días más tarde entro en un ático que se hallaba cercas del campus de la
universidad, donde se encontró una mujer que se encontraba en la cama: una
enfermera del ejército ya retirada, la lugarteniente Evelyn Peterson. La golpeo en
la cabeza con una de metal y esto le produjo una gran satisfacción sexual. Poco
después abandono el departamento. Cuando la lugar teniente Peterson volvió en
si, se encontró atada de pies y manos con un clave eléctrico. Se desato, y
descubrió que le habían robado 150 dólares, antes de que tuviera tiempo de
llamar a la policía, alguien llamo a la puerta. Abrió y se encontró con un joven de
pelo negro a quien antes había visto, pero inmediatamente se preocupo por su
estado de salud al haber al ver que tenia sangre en la cara. Era Heirens, le dijo
que iba a llamar a un medico, salió al pasillo, informo al encargado de los
departamentos de que la enfermera no se sentía bien y abandonó el lugar.
Cuando llego la policía, descubrieron que el intruso había borrado todas las
huellas del departamento después de haber cometido el robo.

La noche del 10 de diciembre de 1945, Heirens subió por las escaleras de


incendios de Pine Crest, un hotel residencial de Pine Grove Avenue, buscaba una
entrada y en el sexto piso encontró una ventana entre abierta. De un salto de la
escalera al alfeizar de la ventana y entro, se puso registrar los cajones cuando de
repente se abrió la puerta del baño y la huésped, Frances Brown, apareció en
pijama en medio de a habitación, la mujer empezó a gritar y Heirens la golpeo en
la cabeza con una pistola y luego le disparo dos veces y la victima cayo sobre la
cama. La camarera del hotel encontró el cadáver a la mañana siguiente. Cadáver
desnudo de la señorita Brown estaba en el baño con la cabeza metida en el cubo
de agua y la pijama estaba alrededor del cuello, la policía descubrieron que la
habían apuñalado en el cuño justo debajo de la oreja izquierda, con un cuchillo
que corta pan. También presentaba cortes en la mano, entre el pulgar y el índice y
heridas de bala en la cabeza y en un brazo.

Existía mucha similitudes entre el asesinato y el de Josephine Ross, los dos


cadáveres estaban desangrando y en el suelo había varias toallas manchadas de
sangre. Estas ves no encontraron ninguna señal de violación. Había limpiado
cuidadosamente el departamento, pero al asesino se le olvido borrar una huella: la
de su índice derecho en la jamba de la puerta del baño. También había arañazos
en el alfeizar de la ventana del dormitorio, aunque estaba serrada se podía abrir
por afuera. Estaba claro que el ladrón había saltado desde el interior desde la
escalera de incendios, lo único que diferenciaba este crimen del caso Ross ere
que el asesino había cogido in lápiz labial rojo del bolso de la victima, con el que
había escrito con las letras mayúsculas un mensaje en la pared. Este decía “por
amor de dios, atápenme antes de que vuelva a matar. No puedo
controlarme”. Era una supuesta llamada de auxilio para que fueran en su ayuda,
pero el propósito era frustrado, ya que era anónimo y el criminal siguió siendo un
desconocido.

Heirens paso la tarde del 6 de enero de 1946 bebiendo whisky con Joe Costello su
vecino, no estaba acostumbrado a beber mucho, y se sentía mareado cuando
regreso a su habitación alrededor de la media noche, estaba apunto de acostarse
cuando sintió la necesidad de salir, se lanzo a la calle en medio de una noche
helada y tomo el metro hacia el norte, llego a la zona de Thorndale, la zona
residencial mas elegantes, cerca de lago Michigan. Se bajo y empezó a merodear
por las calle desiertas en busca de un lugar en donde entrar. Llego al 5943 de
Kenmore Avenue, un edificio de tres pisos. El piso de la planta baja, que contaba
con 7 habitaciones lo tenía alquilado un funcionario, James Degnan, que se había
trasladado a Chicago en el mes de septiembre junto con su mujer y sus dos hijas,
Suzanne, de 6 años y Elizabeth de 10 años, Heirens encontró una ventana entre
abierta a unos dos metros del suelo. Abrió la ventana con facilidad y entro, estaba
en el dormitorio de Suzanne Degnan y al cercarse a la cama, la pequeña despertó
y empezó hablar con voz somnolienta. Heirens encendió la linterna y vio la cara
regordeta, y los ojo azules y asustados de la niña, no le dio tiempo de gritar, la
saco de la cama asiéndola por la garganta y apretó hasta que la niña dejo de
moverse. Heirens le coloco un pañuelo en la boca, por si volvía en si, la cogió en
brazos, salió por la ventana y bajo por la escalera a la calle.

Dejo a la pequeña en el suelo y se fue a buscar una vivienda próxima que tuviera
una ventana abierta, encontró justo en la esquina de Winthrop Avenue, volvió a
recoger el cadáver de la niña, la metió dentro del sótano y la dejo en la carbonera
mientras se iba a inspeccionar. En el sótano había cuatro tina de lavar la ropa,
arrastró al pequeño cadáver hasta una de los barreños y le quito la pijama, saco
su cuchillo de caza y comenzó a descuartizarlo. Rimero le quito la cabeza, luego
los brazos, las piernas y el tronco en dos; lavo cuidadosamente las partes. Cuando
termino lavo y limpio el cuchillo y lo utilizo para forzar un armario en el que se
encontró alguna bolsas y ropa, envolvió los trozos del cadáver y los metió en las
bolsas después salió del sótano.

Anduvo de un lado al otro buscando bocas de alcantarillas, cada ves que


encontraba una, levantaba la tapa y tiraba una parte del cadáver en cada
alcantarilla. De vuelta al sótano paso media hora fregando la tina de lavar ropa, así
como en la carbonera, a fin de borrar todos los ratos de sangre. En el bolsillo del
abrigo encontró un trozo de papel arrugado y un lápiz. Apoyando el papel contra la
puerta del armario que había forzado, escribió una nota a la luz de la linterna:
“consigan 20,000 dólares en billetes de cinco y diez y esperen noticias. No
llamen a la policía ni al FB. Queme esto si no quieren que le pase algo a la
niña”.

Volvió a la casa de los Degnan, doblo el papel y lo lanzo adentro, luego cargo con
la escalera y la abandonó en una callejuela, se deshizo del cuchillo tirándolo a la
vía del metro mas cerca; luego se dio cuenta de que tenia una mancha de sangre
en uno de los puños del abrigo así que dio vuelta a la calle, lo tiro al suelo y le
prendió fuego.

El lunes 7 de enero a las 7:30, James Degnan entro a despertar a su hija


Suzanne. Encontró la puerta del dormitorio cerrada y no entreabierta, tal y como el
la había dejado, ya que la pequeña no le gustaba que la serraran del todo.
Encontró con la ventana abierta, la cama bacía y las sabana cuidadosamente
dobladas, cosa que Suzanne no hacia. Sin embargo se convirtió en pánico al
comprobar que su hija no estaba, levanto a su mujer y a su hija Elizabeth, y los
tres empezaron a buscar por toda la casa antes de hablarle a la policía.
El detective Otto Kreuzer, de la comisaria de la policía de Summerdale, llego a la
casa y encontró en el suelo la nota del rescate. Un análisis científico relevo
impresiones palabras que había sido escritas en hojas de papel sobre la que se
había apoyado para escribir la nota de rescate. El equipo forense que acudió poco
tiempo después no encontró nada de interés. La policía interrogo a la sirvienta
Flynn, que se dormía en la habitación que se hallaba justo enzima de la habitación
de Suzanne, y esta recordó que había oído un ruido en el piso de abajo justo
después de la 00:30 horas.

La señora Degnan recordó haber oído a su hija y también a los perros del vecino
de arriba ladrando poco después de meterse a la cama, pero no al oír nada más
se había quedado dormida. James Degnan grabo varios mensajes que se leyeron
en la radio, en los que se les pedía a los secuestradores que cuidaran de su hijita
y que la abrigaran bien. Prometía intentar reunir el dinero, aunque no poseía una
gran fortuna. En los basureros de Chicago escarbaron en la hojarasca de las
partes traseras de la casa de los Degnan en busca de alguna pista que pudiera
ayudarles a dar con el secuestrador.

El jefe de detectives de Chicago, rastrearon toda la zona, desde la casa de los


Degnan hasta las calles adyacentes, en busca de alguna pista. Storms, tenia el
presentimiento de que Suzanne estaba muerta y pensaba que probablemente se
había desecho del cuerpo dejándolo por los alrededores. A las 17:00 horas ya
había oscurecido, cuando los detectives Lee O’Rourke y Harry Benoit advirtieron
que la tapa de una alcantarilla había sido levantada, tiraron de la tapa iluminaron
el interior con las linternas. Una cabeza rubia, cercenada con los cabellos a unos
sujetos con el mismo lazo azul que llevaba en la cama, se agitaba en la viscosa
oscuridad. Al mismo tiempo que sacaban la cabeza de Suzanne, se podía oir en la
radio de un coche aparcado cerca de allí la voz implorante de su padre pidiendo a
los secuestradores que cuidaran de su hijita.

La policía centro la búsqueda en las alcantarillas y a las 9:45 horas encontraron la


pierna izquierda, a las 10:20 horas, desenterraron una bolsa en la que se hallaba
la pierna derecha, cuidadosamente envuelta. Poco después encontraron las dos
partes del torso de la niña, pararían seis semanas para que hallaran los brazos. El
análisis del estomago revelo que la pequeña había muerto alrededor de la 1:0. Los
detalles del crimen sacudieron a toda la ciudad, acostumbrada a la violencia y en
la que el asesinato era algo que estaba a la orden del día. Los padres
reaccionaron poniendo barricadas en sus casas. Los periódicos y el ayuntamiento
ofrecieron recompensas de 41,000 dólares por la captura del asesino de la
pequeña Suzanne Degnan.

El 8 de enero, un detective encontró resto de sangre en unas de las tinas del 5901
de Winthrop Avenue, en el tubo del desagüe había restos de carne humana y
cabello rubio, también hallaron pequeñas manchas de sangre en un armario
forzado, al retirar las veinte toneladas de carbón que se había encargado esa
misma mañana, encontraron manchas de sangre en el fondo de la carbonera. La
policía interrogo a los inquilinos de los edificios. Varios de ellos habían oído correr
el agua y otros tipos de ruidos entre las 2:30 y las 3:00 en día que habían tenido
lugar el asesinato. El portero del edificio, Héctor Vergurgh de 75 años, fue
arrestado. Lo soltaron poco después. La policía continuaban buscando pruebas
mas solidas. Enviaron la nota de rescate a los laboratorios del FBI de Washington,
y allí encontraron la huella de un meñique izquierdo y parte de la hulla de la palma
de su mano. Pero no respondía con ninguna de las huellas que tenían en sus
archivos criminales.

El tiempo pasaba y las investigaciones no avanzaban. Mientras los detectives


seguían trabajando intensamente en el caso, Heirens solía llevar siempre una
pistola consigo, incluso en el campus universitario; fue arrestado el 30 de abril de
1946 por llevar un arma no registrada, lo pusieron en libertad cuando explico que
regresaba a casa tranquilamente después de realizar unas practica del tiro, y
mintió que nunca había tenido ningún problema con la policía.

A las 18:00 del 26 de junio de 1946, cuando empezaba atardecer, Heirens empezó
a entrar en los departamentos Wayne Manor, un bloque de viviendas que se
hallaban en el norte de Chicago. Recorrió los pasillos buscando una puerta abierta
y encontró una en el tercer piso, donde la señora Pera se hallaba cocinando.
Acababa de regresar de la calle con su bebe y se le olvido cerrar la puerta. El
vecino de enfrente, Richard O’Gorman, vio un extraño rodando por el piso, su
mujer salió a comprobar si todo iba bien, y se dio de bruces con Heirens cuando
este salía, la señora O’Gorman grito pidiendo socorro y el extraño empezó a correr
por las escaleras. Su marido salió detrás de el mientras ella llamaba en el
vestíbulo para hablar con el encargado de los departamentos, el señor Dick, quien
llamo a la policía. Cuando este abrió la puerta del vestíbulo se encontró con un
joven de aspecto salvaje que bajaba corriendo las escaleras.

Heirens saco una pistola del bolsillo trasero del pantalón y apunto con ella al
portero, mientras le gritaba:”¡déjame salir o te meto una bala en los intestinos, te lo
juro!”.

Heirens había cruzado corriendo la calle, luego giro en la esquina y se metió en


una callejuela estrecha en dos casas, de allí subió las escaleras de piedra,
Frances Willette, la esposa de un policía, salió abrirle, el joven le pidió un vaso de
agua diciéndole que se encontraba enfermos y que quería descansa un momento.

Los detectives al registrar el lugar, fueron los primeros en la respuesta de la


señorita de Willett e inmediatamente se separaron para registrar el edificio, al
instante oyeron el grito de una mujer y empezaron a subir las escaleras. Heirens
se levanto de su escondite de tras del balcón apuntando con la pistola al detective,
que se hallaba a pocos pasos de el, Abner oyó los tiros inmediatamente pensó
que los había disparado el joven al que perseguían. Así que subió las escaleras y
se encontró a Constant forcejeando con el joven. Cogió un jarrón con el golpeo a
Heirens tres veces, se lo llevaron inconsciente al hospital. Luego lo trasladaron a
la cárcel donde lo ataron en la cama.

Heirens estaba bastante tranquilo al momento que le tomaron las huellas, un


telegrama puso punto final a la búsqueda del asesino de Degnan, Heirens era el
asesino. Fue trasladado a una habitación individual del hospital y puesto bajo
vigilancia policial. El 29 de de junio, a las 18:00 horas el doctor Haines y Roy
Grinker comenzaron hacerle preguntas y al ver que Heirens les contestaban de
forma coherente, cosa que no había hecho desde el arresto le pregunto
directamente “¿mataste a Suzanne Degnan?” y el respondió: “George la
descuartizo”. Los psiquiatras necesitaban saber si Heirens tenia una
responsabilidad escindida; es decir, si es un esquizofrénico, al dia siguiente
Heirens dejo de fingir que se hallaba semiinconsciente y acepto a someterse a un
detector de mentira. Ese mismo día pregunto por el detective Ahern, y dijo que
solo a el se lo contaría todo.

El caso de Heirens, que robaba para satisfacer su obsesión por la ropa interior
femenina, no es inusual. Lo que diferencia a Heirens es que al final, el mero hecho
de entrar en casas le proporcionaba un gran placer sexual.

En los tres asesinatos que cometió, el detonante fue el mismo. Una mujer en
camisón lo sorprendía en un estado de excitación sexual, aunque Heirens dijo que
“era el ruido que ellas hacían lo que verdaderamente me excitaba”, el hecho de
que sus victimas fuera mujeres sugería que era su madre la que le inspiraba esa
gran tensión y ese conflicto emocional. El anhelaba su amor y odiaba la forma que
ella tenia de negárselo.

El 9 de julio, Heirens fue acusado de 22 robos, 4 asaltos con intento de asesinato


y 3 asesinatos y se fijo el juicio para comienzo de septiembre. El primer encuentro,
Heirens le confeso a su abogado que tenia que ver con el asesinato de Degnan,
pero no le dijo nada mas, tiempo después Heirens le confeso a John Coghlan
voluntariamente que el era el autor de 3 asesinatos.

John Coghlan preparo una declaración, intento llegar a un acuerdo con el fiscal
Touny; si Heirens se confesaba culpable recibiría tres condenas a cadena
perpetua en lugar de enviarlo a la silla eléctrica. Acordaron que el acusado haría
una confesión formal en la oficina del fiscal el 30 de julio. Se invito a la prensa, así
como las figuraras más destacada que tuvieron relación con el caso. Negó
recordar haber asesinado

Las pruebas en su contra (huellas dactilares, escritos y sus confesiones) eran


abrumadoras, la opción alternativa era declararse culpable y que los psiquiatras
recomendaran una pena de prisión y tratamiento. Heirens acepto el trato, se
declaro culpable y fue sentenciado a cadena perpetua. Después de la condena los
padres de Heirens se divorciaron, cambiaron de nombre y empezaron a causarse
mutuamente de haber sido responsables de los crímenes de su hijo. En cuanto
Heirens fue un preso modelo, ya que fue el primer recluso del estado de obtener
una licenciatura mientras estaba en la cárcel.

El 5 de marzo de 2012, William Heirens “el asesino del lápiz labial” fue
encontrado muerto en su celda del centro correccional de Dixon, siendo trasladado
al centro medico de la universidad de Illinois, donde se le declaro muero
oficialmente a las 20:45 horas, a la edad de 83 años.

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