El Psicodiagnóstico
El Psicodiagnóstico
El Psicodiagnóstico
EVALUACIÓN Y PSICODIAGNÓSTICO
Por Evaluación entendemos cualquier actividad que implique “medir de alguna manera”
(cualitativa o cuantitativamente) ciertas características del individuo, o la organización y
eficacia de una institución (en sus aspectos programáticos y organizacionales).
Si nos centramos en los otros dos términos: Diagnóstico y Psicodiagnóstico, diremos que el
Diagnóstico es un término general, que es pertinente a todas las disciplinas y que quiere
decir, dar cuenta de una situación en sus peculiaridades, generalidades y diferencias,
mientras que Psicodiagnóstico es el Diagnóstico que corresponde a la Psicología per se.
Si la Evaluación y el Diagnóstico son actividades generales que encaran desde diversos
ángulos todas las disciplinas, o sea evaluando y diagnosticando situaciones (diferenciando
y delimitando), el Psicodiagnóstico es la actividad que por antonomasia corresponde al
quehacer del Psicólogo, cuando su actividad se centra en el sujeto que deberá ser objeto
de su conocimiento.
Y es por haberse comprendido la necesidad de esta actividad, que aumenta día a día la
demanda de este proceso, cualquiera sea su ámbito de aplicación: Clínico, Laboral, Forense
o Educacional.
Por último, el otro gran campo de la Psicología y el Psicodiagnóstico, se refiere a la actividad
relacionada con lo forense, donde la tarea del Psicodiagnóstico es de orden ineludible, ya
que se necesita de éste para determinar nada menos, que el des-tino de un ser humano en
cuanto a su culpabilidad o no (en el orden penal) y/o su inserción socio-familiar (en el fuero
civil).
A lo cual debemos agregar el área de la producción de conocimientos de la Investigación,
donde el Psicodiagnóstico (Diagnóstico en sentido restringido al quehacer psicológico) y la
Evaluación, es el área central sobre la cual se construirán las decisiones de Investigación,
ya que deben comenzarse dando cuenta de un estado de situación investigada (individual,
colectiva o institucional) a los efectos de construir o probar en la empiria, las hipótesis
teóricas que deberemos demostrar o sostener. Hipótesis que, al justificarse o probarse,
permiten el desarrollo y acrecentamiento de las Teorías y/o Estrategias Técnicas adecuadas.
En pocas palabras, y con la brevedad que requiere un artículo periodístico, creo haber
demarcado la necesidad e importancia de esta particular actividad de la Psicología, a través
de la cual se desarrollarán todas las intervenciones y planificaciones que contribuyen a la
Salud Mental de los individuos en sociedad.
Es por todo lo expuesto que los Psicólogos debemos tender a especializarnos, ya que
debemos responder eficientemente a las demandas que los distintos campos institucionales
nos solicitan.
Demandas que para ser cumplimentadas con solvencia profesional, nos exigen un proceso
de actualización constante.
El Psicodiagnóstico es la tarea de los Psicólogos, es su “núcleo duro”, y sólo des-de allí, es
que podemos justificar un accionar psicológico de excelencia.
Por último, es necesario recordar a la comunidad en general y a los profesionales en
particular, que esta actividad, el Psicodiagnóstico, es de incumbencia exclusiva de nuestra
Profesión. Sólo los Psicólogos estamos formados y autorizados por ley para realizar un
Psicodiagnóstico. Es tarea de los Psicólogos la defensa y cuidado de esta actividad, para que
la misma no sea encarada por profesionales no autorizados, ni formados, pues de su
accionar sólo se obtendrán falacias científicas, ausencia de ética y trasgresión de la legalidad
vigente.
¿Qué es el Psicodiagnóstico?
Un Psicodiagnóstico es un proceso de evaluación de la personalidad de un sujeto. Dicho
proceso tendrá objetivos específicos según el caso particular del consultante y el contexto
donde se lleve adelante ese diagnóstico.
No es lo mismo diagnosticar la personalidad de un consultante en ámbito clínico o desde la
psicología forense, como tampoco será igual determinar las competencias laborales de un
profesional que las motivaciones de un estudiante en búsqueda de orientación vocacional.
En todos los casos será un proceso que se desarrollará a largo de una serie de sesiones de
duración variable (según la orientación teórica o estilo de cada profesional), y que puede
extenderse dependiendo del tipo o complejidad del caso a psicodiagnosticar.
PROCESO PSICODIAGNÓSTICO
Un Psicodiagnóstico psicológico es un proceso, que si bien puede realizarse con estilos y
duraciones variables, su objetivo principal será lograr una comprensión profunda y completa
de la personalidad total del paciente.
Por otra parte, diremos que un Psicodiagnóstico constituyen un “perfil” de la personalidad,
es decir, sus conclusiones son válidas para el “aquí y ahora” de ese sujeto dado que una
personalidad es dinámica y los resultados obtenidos por una misma persona pueden variar
a lo largo del tiempo, lo que no cambia es la estructura psíquica o carácter, pero eso es otro
tema El Psicodiagnóstico es un proceso, que tiene diversos objetivos y etapas.
OBJETIVOS:
Lograr un acercamiento al examinado,
Tener una visión más dinámica del examinado, comprendiendo e integrando los
elementos parciales de éste, y
Describir al examinado, en algún aspecto específico (ej: capacidad intelectual,
personalidad, habilidades específicas, etcétera) o en su totalidad, de acuerdo a un
propósito inicial (ej: definición de adecuación a un cargo en caso de selección de
personal, diagnóstico clínico diferencial, entrega de información con fines
pedagógicos, etcétera).
ETAPAS
Contacto inicial: Puede ocurrir incluso antes de que el paciente acuda a la consulta
(llamado telefónico u hojas de derivación o de interconsulta). Indica quién pide la consulta
y a quién tiene que responder el Psicodiagnóstico. Es denominado también Pre-entrevista al
primer contacto con el paciente que puede ser directo (con el paciente o entrevistado) o
indirecto (con un familiar o tutor, por ejemplo, en el caso de niños o psicóticos).
Entrevista inicial: Permite obtener el motivo de consulta (manifiesto y latente), el rapport
(relación entre entrevistador y entrevistado) y realizar la planificación de la evaluación, es
decir, qué pruebas se van a aplicar al examinado y en qué orden. Esto último es importante
ya que hay distintas evaluaciones para distintas áreas a evaluar. La confección de la batería
de tests a aplicar a un sujeto determinado debe realizarse de acuerdo a lo que se necesita
saber de él, lo que va a estar estrechamente ligado a su motivo de consulta. También influye
en esto la edad del examinado y el tiempo del que se dispone para realizar el proceso de
psicodiagnóstico.
Estructura de la entrevista
Apoyándose en la teoría de la praxis la entrevista clínica inicial se compone de las
siguientes partes:
1. Recepción y saludo. Duración de 5 a 20 segundos
2. Datos básicos y establecimiento de empatía o rapport. Duración de 2 a 3 minutos
3. Motivo de la consulta: ¿Qué es lo que le llevó a consulta psicológica? 3 minutos
4. Exploración del cuadro clínico (síntomas o preocupaciones: inicio, intensidad,
precisión semántica o cualitativa, duración, frecuencia, asociación con
acontecimientos o situaciones) Duración entre 3 y 10 minutos
5. Historia directa de la dinámica del cuadro clínico (antecedentes, evolución del
conflicto desde su origen, búsqueda de las situaciones que provocaron el cuadro
clínico anterior). Duración entre 5 y 15 minutos.
Evaluación: En base a esta entrevista se planifica cómo será el proceso, determinando
cuáles son los test psicológicos y herramientas de diagnóstico que conformarán la evaluación
psicológica. Implica la administración de test y otras herramientas diagnósticas, conocidas
en algunos casos como Batería psicodiagnóstico: Administración de Test y otras
herramientas de diagnóstico de acuerdo a la planificación elaborada.
Al finalizar la toma de los distintos test, se ofrece una explicación sobre los resultados
obtenidos y se orienta sobre cuáles serán los próximos pasos del proceso. Aquí comienza la
etapa del estudio psicodiagnóstico mediante el análisis de los resultados y la confección del
informe psicológico.
Cierre del proceso y devolución de la información: A través de una breve entrevista
con el examinado. Es una fase clave y muy necesaria. Lo mínimo que puede darse al
examinado, que ha vivido un proceso de auto-exposición en el que ha depositado
ansiedades y temores, es una respuesta. Consiste en una explicación estratégica de lo que
se encontró en el proceso de evaluación, limitándose a mencionar aquellos aspectos que
son de utilidad para el proceso terapéutico. Este proceso de devolución implica la generación
de insight y el manejo de la ansiedad del examinado.
Encuadre o plan de trabajo
Nueva cita
Despedida física
Conviene, antes de despedirse, clarificar con el paciente cuál va a ser el modo de trabajo
que se va a realizar en la próxima o próximas sesiones, es decir, horarios, duración de los
mismos, frecuencia de sesiones, coste económico, etc. Si esto se ha hecho previamente
durante la entrevista, es suficiente con solo recordarlo a modo de síntesis de forma
que no quede ninguna duda sobre nuestro modo de actuación profesional y de lo que se
espera de él.
Análisis de los resultados. En esta etapa se entrega el informe psicológico a quien lo
solicitó y se realiza una devolución oral o escrita al consultante sobre las conclusiones
generales de informe.
Confección y entrega del Informe Psicológico: Dirigido al solicitante del proceso de
Psicodiagnóstico.
Informe Psicológico: Es un informe escrito que expone verbalmente los resultados de un
proceso de psicodiagnóstico y que generalmente va dirigido al solicitante del mismo (médico
especialista tratante, psicólogo tratante, encargado de selección de personal de una
empresa, profesor jefe, etcétera). En él se incluyen los siguientes datos:
Identificación del examinado y del examinador
Motivo de consulta
Antecedentes relevantes
Pruebas o instrumentos aplicados
Conducta observada
Resultados
Conclusiones o sugerencias
Las explicaciones deben contener un juicio clínico, sin negar el problema, evitando el
engaño o disminuir responsabilidades, buscar retroalimentación sobre la comprensión de lo
enunciado por parte del sujeto.
Otras consideraciones
Se ha considerado al psicodiagnóstico “desde afuera” como una situación en la que el
psicólogo le toma un test a alguien y en esos términos se formula la derivación. Desde otro
punto de vista, “desde adentro” el psicólogo ha sentido tradicionalmente su tarea como el
cumplimiento de un pedido que tiene las características de una demanda que hay que
satisfacer siguiendo los pasos y utilizando los instrumentos indicados por otro. El objetivo
fundamental de su contacto con el paciente era entonces la investigación de lo que este
hace frente a los estímulos presentados.
“El paciente interesa como un objeto parcial” que debe hacer el desiderativo, que es
imprescindible que colabore. Todo lo que se desvíe de este propósito o interfiera su logro,
ha sido considerada una perturbación que molesta y complica el trabajo. Terminada la
administración del último test, se procedía por lo general a despedir al paciente y enviar al
remitente un informe confeccionado con un enfoque molecular, es decir test por test y con
amplio lujo de detalles, hasta el punto de incluir en algunos casos el protocolo de registro
de los test administrados.
Estos informes psicológicos resultan a la luz de nuestros conocimientos actuales una fría
enumeración de datos, rasgos, fórmulas, etc. A menudo no integradas en una Gestalt que
dé cuenta de lo esencial de la personalidad del paciente y permita evidenciarlo.
Se usaba el modelo médico a mayor distancia, mayor objetividad, se utilizaban los tests
como si constituyeran en sí mismos el objetivo del psicodiagnóstico y como un escudo entre
el profesional y el paciente para evitar pensamientos y sentimientos que movilizaran afectos.
Pero no todos actuaron así. Muchos experimentaron el deseo de un acercamiento al
paciente. Debieron abandonar el modelo médico, afrontando la desprotección y la
sobrecarga afectiva por las calificaciones de que eran objetos, sin estar preparados para
ello. Podía ocurrir que actuasen de acuerdo a los roles inducidos por el paciente. El resultado
era una contra-identificación proyectiva con el paciente desde ya no conveniente porque
interfería su labor.
La difusión del psicoanálisis, intentó trasladar la dinámica del proceso psicoanalítico al
proceso psicodiagnóstico, sin tener en cuenta las características específicas de este. Se
sobrevaloró la técnica de la entrevista libre y relegó a un segundo plano el valor de los tests,
a pesar de que era para aquello, para lo que estaba mejor preparado.
Si lo que el psicólogo debe hacer es un psicodiagnóstico, el encuadre no puede ser ése:
dispone de un tiempo limitado, la excesiva duración del proceso resulta perjudicial; si no se
pone límites a los rechazos, bloqueos y tardanzas, fracasa la labor y esta debe salvaguardar
por todos los medios. Con respecto a la entrevista libre, si adoptamos el modelo
psicoanalista dejaremos hablar lo que quiera y cuanto quiera al paciente, pero con esto
caeremos en una confusión, no disponemos de tiempo ilimitado.
La teoría y la técnica psicoanalista brindaron un marco de referencia imprescindible que le
ayudó a entender lo acontecido con el paciente. Así como se revela contra la tendencia a
ser un auxiliar sometido a un modelo de trabajo frío, deshumanizado, molecular y
sobredetallista, llegó el momento que debió separar similitudes y diferencias del terapeuta
psicoanalista.
En la evaluación psicológica el psicólogo realiza una recopilación e integración de datos que
obtiene principalmente de “instrumentos” con el fin de realizar un diagnóstico, orientación,
selección… Y la prueba o instrumento de evaluación psicológica mide las variables
psicológicas a través de procedimientos diseñados para obtener una muestra de
comportamiento.