Pothier Tratado de Las Obligaciones
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TRATADO
DE L-A"» OBLIGACIONES
DE
PAUTE PRIMERA.
Es propiedad.
DE LAS
POR
POTIIIER.
DERECHO PATRIO
PARTE ni.
PRIMERA.
—
BARCELONA.
IMPRENTA Y LITOGRAFIA DE J. ROGER
Calle Avino , frente la de Fernando VII.
1839.
i
I
(*) De este misino sentir es el ilustrado autor del tratado elementar del derecho ciril
romano y español , el Sr. Marti , quien al hablar de Pothier , dice, que sus obras suministra
ron abundantes materiales para la Enciclopedia metódica , habiendo seguido mas tarde Jos
redactores del Código civil francés las huellas de este mismo escritor , así eu el método»
como en las doctrinas.
-
TRATADO
DE LAS
ARTICULO PRELIMINAR.
DE LO PERTENECIENTE
A LA ESENCIA DE LAS OBLIGACIONES
Y DE SUS EFECTOS.
CAPITULO PRIMERO.
SECCION i.».
DE ¡LOS CONTRATOS.
ARTICULO, I.
I
QUE ES UN CONTRATO ; EN QUE SE DIFERENCIA DE LA POLICITACION, Y
CUALES SON LAS COSAS QUE DEBEN DISTINGUIRSE EN CADA CONTRATO.
.. s».
Que es un contrato.
fí) Tampoco puedo decirse que existen entre nosotros tales principios, puesto que la
^ 1 tff. i ¡ib. iO de la Nov. Recop. dio fuerza obligatorias toda especie.de convenciones ;
menos las que son reprobadas por las leyes por alguna circunstancia general ó particular que
mismas ya marcan,
TRATADO
( 2 ) Por derecho de Partidas es visto que si no tenían fuerza obligatoria los nudos pactos,
menos la tendrían las policitaciones ya que son menos que ellos. La /. 4 tit. i lib. 40 de la
JXov, Hecop. ha dado margen á creer que las policitaciones producen por derecho mas reciente,
verdadera obligación , y asi lo han opinado algunos escritores : mas si se examina el espíritu de
aquella ley, se verá que no tuvo el legislador otro fin que confirmar las obligaciones naturales
resultantes de pacto ó de promesa. , apartándose en este punto de lo que basta entonces habia
estado coustituido , y que no fué su idea crear una obligación civil , cuando no existe la
natural, como sucedería si se diese fuerza y valor á las meras policitaciones que no la tienen
por las leyes naturales , como prueba cumplidamente el autor.
DEIAS OBLIGACIONES. \5
I»
s »«•
ARTICULO II.
DIVISION DE LOS CONTRATOS.
ARTICULO III.
DE IOS DIFERENTES VICIOS DE QUE PUEDEN ADOLECER LOS CONTRATOS.
Del error.
§ B,
Falta de libertad.
(í) Id est : impersonaliter loquilur de sola re , desoía vi Mata , non attendens per
qtteni illala sil , an per ipsum cunl quo invitas contraxi , an per aliufit : y por esto las ba
sílicas lian suprimido las palabras sciente enipiore que se leen en la ley 5, Cou\ de his qui
vi , etc., siendo iudiferente que aquel á quien se me lia obligado á vender con violencia, haya
tenido ó no conocimiento de esta violencia (JSot. del autor) .
DE LAS OBLIGAIONES. 23
menor edad , y por consiguiente habrá una obligación verdadera
atendido el verdadero derecho natural.
Sientan lo contrario Puffendorf y Barbeyrac , v sostienen que
según el verdadero derecho natural cuando uno contrata por fuer
za no queda obligado , aunque aquel con quien hemos contratado
no haya tenido parte en la violencia.
He aquí la razón que trae Barbeyrac : es cierto , dice , que el
consentimiento , aunque dado por violencia es consentimiento;
coacta voluntas , voluntas est ; y basta para bacernos culpables ,
que aunque forzados consintamos en hacer lo que nos prohibe la
ley, ó en dejar de hacer lo que nos manda. Asi es que era culpable
un cristianó , cuando ofrecía sacrificios á los ídolos, aunque fuese
forzado á ello por temor de la muerte y de los suplicios ; pero
á pesar de que el consentimiento obtenido á la fuerza sea un ver
dadero consentimiento, no basta este para obligarnos válidamente
á dar ó hacer lo que la ley natural ha dejado á nuestra libre y es
pontanea elección , pues se requeria para ello un consentimiento
libre y espontaneo.
No será pues menos viciosa la convención , por mas que aquel
que me ha forzado á hacerla , no haya causado la violencia ; pues
no ha dejado de ser menos imperfecto mi consentimiento, aunque
no baya intervenido en ella la otra parte ; y á esta imperfección
atiende la ley para librarme de la obligación que se supone nacida
de mi consentimiento: Ñeque enim lex adhibenti vim irascitur ,
sed passo suecurrit , et iniquum illi videtur id ratum esse , quod
aliquis j non quia voluit pactas est , sed quia coactas est: nihd
autem referí per quem illi necesse 'fu.it ; iniquum enim quod res-
cinditurfacit persona ejus qui passus est, non persona facicntis.
Senec. controv. iv, 26.
Exceptúa Puífendorf un caso en qué no deja de ser válida la
obligación contraída por la impresión del temor que me causa la
violencia ejercida en mi persona, y es cuando be prometido algu
na cosa á otro paraque viniese á mi ayuda, y me librase de las
amenazas que se me hacían , y del peligro en que me encontraba.
Ejemplo : si viéndome atacado por los ladrones llamo á algu
no , v le prometo una suma paraque venga á librarme de;, sus
manos ; esta obligación aunque contraida á la fuerza ó por la'<un-
presíon del temor, será válida : y así lo previene la ley 9, § 1, ff
Quodmet. causa. Elegantcr Pomponius ait : si quo magis te de vi
24 TRATADO
hostium, vel latronum, vel populi tuerer vel liberarem aliquid á te
accepero , vel te obligave.ro , non deberé me hoc edicto teneri
ego enim opera potius mea mercedem accepisse videor. Sin em
bargo si yo hubiese prometido mía sama excesiva , podría hacer
la rebajar á aquella cantidad que pareciese ser una justa recom
pensa del servicio que se me ha prestado.
25. La violencia, para perjudicar el contrato por falta de liber
tad, debe ser tal según el derecho romano, que sea capaz de cau
sar impresión en una persona de espíritu fuerte , metus non vani
hominis , sed qui in homine constantissimo cadat : 1. 6, ff d. tit.
Es preciso que aquel que pretende haber sido forzado á con
tratar se haya intimidado por la amenaza de un mal grave ; metu
majoris mali 1. 3. ff. d. tit. sea contra su propia persona , contra
la de sus hijos ó de cualquier otro de sus parientes ; nam nih.il in-
terest in se quis veritus sil ; an in liberis suis 1. 8. § 3. d. tit. Es
preciso ademas que el mal con que se amenaza sea tal que se tema
eu el momento , sino se cumple lo que se propone ; metum prce-
sentem non suspicionem inferendi ej'us : 1. 9. princ. lf. dic. tit.
Cuando son vagas y miran á lo futuro las amenazas de que se
vale alguno para intimidarme y hacer que contrate, aunque se
gún el derecho romano existe el contrato y la obligación que de
el emana, con todo no debe tampoco de esto inferirse que haya
de quedar impune esc acto de amenaza, y que subsista la conven
ción. Previene la ley 7, princ. ff. dicto titulo : siquis meticulosus
rem nuttam frustra timuemt , per hoc edictum no» restituitur.
Per hoc edictum non restituitur , dice la ley ; es decir, que no se
rescinde el contrato por falta de libertad en el consentimiento ; ,
mas no debe inferirse de aqui que no pueda anularse, por no haber
la buena fe que debe reinar en todas las convenciones.
El medio de que se ha valido aquel con quien he contratado, es
un medio injusto que le obliga á repararme el daño que me ha
hecho sufrir ; y esta reparación consiste en la rescisión del con
trato. Grotius dict. tit.
Si yo me he dejado llevar fácilmente del temor del mal con que
me ha amenazado un tercero, y aquel con quien he contratado no
ha tenido ninguna parte cu la amenaza , será válido el contrato ,
y me competerá contra el que me ha intimidado la acción de
dolo .
26. Debe ser injusta la violencia para que pueda dar lugar á la
• DB LAS OBLIGACIONES. 25
rescisión del contrato , adversas bonos mores , l 3 , $ 1 , «lie. t.
Los medios que permite el derecho no deben pasar jamas por una
violencia de esta especie ; y de ahi es que un deudor no tendrá ac
ción para rescindir un contrato que na celebrado con su acreedor
por el solo pretexto de que ka sido intimidado con las amenazas
que le ha hecho su acreedor de trabarle ejecución , meterle a la
cárcel , ni menos por el pretexto de haber celebrado el contrato
en la prisión cuando el acreedor ha tenido derecho para hacerle
encarcelar. La ley 22, ff. quodmet. causa , que dice : qui in car-
cerem quem detrusit ut aliquid ei extorquere.t , quide/uid ob hanc
causam factum est , nullius momenti est ; debe entenderse de una
reclusión injusta. Ve'ase Wissenbach , p. 1, disp. 13. n. 22.
27 . El temor de disgustar á un padre , madre 6 á otras per
sonas á quienes debemos respetar, no es tal que haga vicioso el
contrato, 1. 22. ff. de rit. nupt. 1. 26. § 1. ff. «fe pign. et hip. ;
Duaren. ad. h. t. et Wissenbach disp. 13. n. 13. etc. Pero si
el que tiene bajo su poder á una persona , usa con esta de malos
tratos y amenazas para forzarla á contratar , podrá según las cir
cunstancias rescindirse el contrato celebrado.
§ «»•
Del dolo.
( i ) La ley romana distingue con respecto al dolo entre contratos de Imena fe y los ape
llidados striclijuris , haeiendu en seguida diferencia entre dolo y dolo. Los contratos stricti
juris eran siempre validos , por mas que hubiese intervenido dolo en su celebración, dándose
al efecto de rescindirlos la acción pretoria nacida del dolo mismo. Mas en los contratos de
buena fé i que lo eran todos los bilaterales, tanto si la doble obligación nacía al principio, for
mando ella su esencia , como si venia por nn hecho acaecido después de la celebración del pro
pio contrato , debía distinguirse entre el dolo que daba causa al mismo induciendo ¡i uno de
los coutracutes á que se obligara , y entre aquel que solo modificaba la obligación, aumentán
dola , disminuyéndola ó variándola en alguna de sus partes : en el primer caso el contrata
era nulo , sin que produjese la menor obligación ; en el segundo era subsistente , dándose lue
go la acción correspondiente para hacer desaparecer el gravamen á que había dado lugar el
engaño de uno de los que babian intervenido en él.
En el derecho patrio encontramos la ley 25 tit. 5 p. 5, la que aunque limitada d nn caso
particular , extendida sin embargo por una interpretación justa y razonada á otros análogos
y semejantes á aquel , puede dar mucha luz para la inteligencia y decisión de las varias cues
tiones que se ofrezcan en esa materia. Dice la ley indicada, hablando del contrato de compra
y venta, que debe hacerse diferencia entre el dolo que da causa al contrato y el que recae en
alguna parte del mismo , aiiadiendo que en la primera hipótesis el contrato se puede desfacer
y no vale ; mas que en 1.a segunda subsistirá la venta , cargando el engaitador con la obliga
JBE LAS OBLIGACIONES. 2?
31. Solamente el dolo que ba sido causa, 6 lia dado lugar al
contrato , es el que puede motivar la rescicion , es decir , el dolo
por medio del cual una de las partes lia inducido á la otra á que
contratase, cuando sin aquel ardid no lo hubiera verificado. Cual
quier otro dolo que intervenga en los contratos, dá Iligar úni
camente á la reclamación de los daños y perjuicios causados á la
parte engañada.
Sin embargo para rescindir el contrato es necesario que baya
cometido el dolo 6 que a lo menos haya tenido parte en el, la per
sona con quien se ha celebrado. Si no fuese así, si ademas no bu-
Diese habido lesión enorme será valida la obligación y no habrá
lugar á rescindir el contrato ; mas el engañado tendrá acción con
tra la persona dolosa para reclamar el resarcimiento de los da
ños y perjuicios por esta razón sufridos ( 2 ).
rion de indemnizar á la parte engañada del perjuicio que por tal ratón hubiese sufrido. La
voz desfacer indica rescisión , y la rescisiou indica validez , subsistencia ; pues mal se puede
rescindir aquello que desde su principio es nulo é institisistente. Lo que se dice del contrato
de compra y venta podrá indudablemente aplicarse á todo linage de contratos , 1.° á bis que
entre los romanos se llamaban de buena fe , ya que es tanta ta nualogia que etisle eutre estos
v la compray venta , 2.° á los denominados slricti juris ; tanto mas cuanto que ya entre los
romanos eran válidos por mas que el dolo de una parte hubiese dado lugar á ser otorgamiento.
Ba vista de esas observaciones puede formularse un principio general, .i saber ; de que el dolo
minea hace que sea nulo un contrato; y sí rescindible cuando hubiese sido causa de su cele
bración ; mas indcmnizahle tant solo ruando hubiese recaído en alguna de sus partes.
No se puede dejar esa materia, sin emitir una observación que vieuo como á la mano, cuando
se trata de hacer extensiva á los contratos mayormente bilaterales las disposiciones que regu
laren la compra : tal es el que esta interpretación es muy filosófica y absolutamente neccsiria.
Los legisladores se han fijado muy particularmente al dar sus respectivas leyesen el contrato
(jne por ser mas común heria mas su imaginación y Mamaba con mas frecuencia la interven
ción de los mismos para resolver las dud is que se ofrecían , y este es cabalmente el contrato
de compra y vcata. En él ha tenido fija constantemente la vista el legislador, sobre él han
recaído mas que en ningún otro las diferentes disposiciones y leyes, dejando en seguida al
laber y cuidado de los intérpretes el entenderlas a los demás contratos que por ser semejantes
á aquel demandan á su vez una ley común. La verdad de esta observación puede comprobarse
con solo abrir las partidas y los códigos v'inunos, siendo de advertir que guardan en esta
parte una analogía admirable ts3 dos legislaciones.
( 1 ) A nadie se oculta la diferencia que existe entre los efectos del dolo y miedo , en cuanto
vician los contratos. Catado nos hemos desprendido de alguna cosa por las ameimz :s que sin
derecho se nos hacen, tenemos facultid par* recobrarla de cualquier posesor , por nicho
TRATADO
de una de aquellas acciones llamadas in rem scripta j mas ruando hemos transmitido el do
minio de lo que antes dos pertenecia en virtud de un contrato en que ha recaído dolo ; tan
solo podemos entablar la acción que con este motivo nos corresponde contra el autor del
engaño. ¿ De donde procede esta diferencia ? ¿ será ella efecto de disposiciones meramente ar
bitrarias , o estará fundada en la índole misma del dolo y del miedo ? Por cierto que en
cuanto se examine el carácter del uno y del otro se hallará cuan justa y sabia es la ]ey
que determina de diverso modo las acciones que, en los dos casos se dan para rescindir el
contrato vicioso. Guando celebramos un contrato por las amenazas que se nos hacen , nos ha
llamos en peligro » somos afectados por el miedo, deseamos salir cuanto antes del riesgo en
que nos encoutramos , nuestra imaginación está como perturbada, y puede suceder que no fi
jemos bastante la atención , ya que la situación nuestra no lo permite , en la persona qne nos
amenaza , y hasta cierto punto nos hace fuerza ^ al efecto de poder reconvenirla después. Las
leyes se han hecho cargo de esa dificultad , y por ese permiten reclamar la cosa donde quiere
que se encuentre , y de manos de aquel en qt-ien se halle.
Esas razone? no militan en el dolo.Este puede provenir ó de habernos supuesto alguna cosa
que no eiiste ó de hal»ernos ocultado lo que no quisiéramos que existiese , ni una ni otra cir
cunstancia turba ci exalta nuestra fantasía , estamos eti situación tranquila y sosegada , y no
hay de que reconvenir y molestar á nu tercer posesor ; tanto mas , cuanto que es culpa nues
tra no habernos enterado de la persona con quien celebramos el contrato.
*
I
( 4 ) Muchas son las cuestiones qlM suscitan Jos interpretes sobre la naturaleza y extensión
DE LAS OBLIGACIONES. 31
del remedio rescisorio concedido por causa de lesión en el precio objeto del contrato ; y ni
H0 están acordes entre si sobre U causa de que aquel se deriva. £
Cumo esta materia es de sí tan importante , es tanta la diversidad de pareceres , y como
ademas nu sea en un todo conforme la legislación española á la romana ; ó por decir mejor,
haya aquella fijado algunos puntes^pse'hallan por resolver en esta ; indicaremos las princi
pales cuestiones que suelen ajilarse aquí. . •
Cuestión 4." En que se funda la facultad de rescindir un contrato por no guardar propor
ción la cosa que se dá ó el heclio que se verifica con el precio estipulado , asi |
como para el último? Algunos , y á cuyo dictamen parece .-.cercarse el autor ,
mejaute facultad está fundada , en lo imperfecto del contrato, siendo tal cuando lia padecido
equivocación alguno de los contraentes sobre el valor del hecho ó de la cosa que era objeto
del mismo. Mas esa razón podrá ser una concausa, pero no la causa principal, ni la que tuvo
presente el legislador al dictar su disposición : si asi fuese , el vendedor que al tiempo de des
prenderse de la cosa , no ignoraba el justo precio de la misma ; no podría reclamar contra el
contrato, por mas excesiva que fuese la desproporción entre el valor de la cosa entregada y el
precio que hubiese recibido ; y con todo lu mayor parte de los intérpretes convienen en que
competerá el remedio rescisorio asi al dueño sabedor del precio de su cosa, como al que lo ig
norase. La ratón que tendría el legislador al conceder semejante facultad, seria sin duda la
consideración que se merece una persona que, porai atender quiiá á sus mas urgentes necesi
dades se vé precisada á desprenderse de sus bienes/ no siendo conforme á la humanidad el que
nadie se prevalga de una situación estrecha y apurada ; fue el impedir cu fin el que un compra
dor codicioso se enriqueciera á costas de un vendedor desgraciado, adquiriendo con una
pequefies Jos bienes que este tiene ^que enagenar. Asi lo persuaden las palabras mismas
de la ley en que se halla constituido el derecho de rescisión. Ko diren los emperadores Diocle-
cuno y Maximiano al dar la razón de esta facultad eu la J. 2 C. de resc. ven. (vguum est, sino
humannm est, como quien dijese : no exije esta disposición solamente la igualdad que debe
reinar en los contratos, siuo que la exigen y persuaden en especial los sentimientos de
humanidad que no permiten, que nadie abuse del infortunio de los demás.
Hay ademas otra razón mas poderosa que hace opinaren este sentido. Tal es el que muy
rir» veces un dueño dejará de saber el precio del inmueble que intenta vender, no siendo
rígular que proceda á la ligera en un negocio en que puede salir tan perjudicado, y mayor
32 TnATADO
enorme , sino por otra cualquiera lesión ; y aunque en aquellos
casos en que hemos #cho no tenia lugar la restitución entre ma
yores , como son las transacciones.
mente cuando tinta repugnancia nos cuesta desasimos de lo que tenemos. Prestím¡endose
pues comunmente el conocimiento d.cl dneftocncl valor de las cosas inmuebles antes que
que pase él mismo á enajenarlas, presnneion qtto no podia ocultarse á los emperadores Dío-
eleciatio y Maximiauo , como de hecho no se les ocultó, según se desprende de otras de lus
leyes; no es regular <j«e hiihiescn creado un derecho reseisorio en cierto modo excepcional
qne solo se ejercería escasísimas veces y tras de mil disputas y cuestiones.
Cuestión 2. Acerca que clase de bienes} competerá esta facultad ? podrá rescindirse la ven
ta , tanto si versare sobre bienes inmuebles , como sobre algún mueble , especialmente si este
fuese precioso y de gran valor? Pothicr afirma que el remedio rescisorio debiera limitarse
á los inmuebles; y esto es lo que está mas conforme con'^lsjfra de la ley , y aun si se quiere
con los principios generales del derecho. Heni majoris pratii, dice el rescripto de los indicados
emperadores en la ley 2 de resc. ven. ¿ti tu vel pater tuus minoris distraxerit , humanum
est , utvel príctittm te restituente emptoribus, fundum venundatum recipias, autoritate
judiéis intercedente ; vcl si etc. líl legislador usa tle las palabras rem majoris pro¡tii , y á
pesar que es sabido que tales suelen ser únicamente las inmuebles ; por si esto podría tener
alguna dificultad , la corta al instante , y á reglón seguido habla de la venta de un fundo,
como p¡»ra hacer desaparecer de este modo si alguna vaguedad pudieran las primeras palabras
contener. Ksa limitación cicrlameute que es muy sabia y razonada. El ínteres particular
delic estar en armonía con el interés público ; y asi como no es justo que este domine y afo
sorva en un todo aquel ; tampoco conviene, que para atenderse en demasía al interés indivi
dual se descuide la utilidad común. Ahora pues ; si el interés indvidual elige que se res
cinda un contrato cuando una de las partes hubiese quedado altamente perjudicada , la
conveniencia pública fundada en la firmeza de los conventos y en la facilidad del convenio
exige á su vez , que esas rescisiones no sean continuas , y especialmente cuando es liviano y
de poca monta el perjuicio sufrido ; lo que acontece comunmente en las venias y demás
contratos sobre cosas muebles. V si se replicase qne .hay bienes muebles de gran cuantía,
podrá contestarse , que estos son muv raros y mas raros aun los contratos que sobre ellos se
celebran ; y debiendo versar las leves sobre los casos que con mas frecuencia se verifican, ho
hay de que bagamos por razón de las mismas una excepción de la regla sentada. Las solas
cuestiones qne se promoverían sobre si la cosa objeto del contrato tiene un valor tal que le
haga susceptible de , rescisión causaría muchos mas perjuicios al público , y ann á veces á los
particulares mismos que los que estos podrían tener por la pérdida de una parte de su pro
piedad.
Cuestión 3.a A quien compete la facultad de rescindir el contrato? fijándose en el de
compra y venta al vendedor únicamente , cuando el precio no Ung iré de mucho ni mínimum
de lo que es proporcionado y justo ; u también al comprador, cuando ascendiere sobrádame
DE IAS OBLICACIONES. 33
§ vi.
De la falta de causa en los contratos.
te del máximum ? Los interpretes del derecho romano están discordes en este particular ; pa
rece que para resolver cumplidamente esta cuestión, debe distinguirse entre el caso e« que el
comprador sabia, v aquel en que ignoraba el justo valor de la cosa : si lo ignoraba, y si proce
día conr la mayo buena fe en la celebración del contrato ; entonces romo este es imperfecto ,
ya que lo vicia el error es coníignieure a los principios que rigen en la materia el que pue
da rescindirse ; mas si no se ocultaba al comprador el valor de la tosa que intentaba adquirir;
siu duda que el contrato quedara firme ; porque la rescisión debería en el presente caso veri
ficarse, ó por error, y no le hay aquí, o por humanidad, causa que tampoco tiene lugar, pues
to que la .«ola veuta revela algunas ocasiones desgracia, mas no la compra ; penes emplorent
invidia est, penes venditorem inopia, decía el inmortal Cuyacio. Esta diferencia entre
el comprador que conoce y el que no sabe el precio de la cosa , es conforme á nuestro derecho
patrio ; debiendo asi mismo advertir ; que según el literal sentido de algunas leyes y bi que
que se desprende de las otras, únicamente habrá lugar á esc remedio, aun con respeto al ven
dedor , cuando hubiese err^r ó engaño de porte del mismo , circunstancia que diferencia en
esta parte la legislación romana de la española,.
Cuestión 4.a ¿La rescisión podrá efectuarse, tanto sí la venta es privada, como si se hubiese
hecho en pública almoneda ? En las leyes romanas no se halla este punto decidido , no faltan
do algunas, y en especial la 1.a c. de. pradiis decitr. que dan margen á creer , que el uso de
ese remedio deberá quedar limitado á los contratos meramente privados. Mas la ley espa
ñola dice, que compete esta facultad , asi en los convenios, privados como en los que se hubie
sen verificado en pública almoneda.
Guestiou 5.a ¿Cuanto tiempo durará la acción para rescindir el contrato ? Aquí encontramos
la misma divergencia de pareceres que en los puntos anteriores , diciendo nnos que no pasa de
cuatro años , y asegurando otros que se extiende hasta treinta. También ha corlado estas di
ficultades la legislación patria , determinando que el uso de esa facultad cesa con el transcur
so de cuatro años.
Cuestión 6.* El remedio rescisorio por la desigualdad del precio con la cosa ó el hecho
sobre que versa el contrato, debe limitarse al de compra y venta, ó es extensivo á los demás
contrato! y negocios semejantes á aquel? El derecho común solo habla de la venta, y á pesar
de que por una interpretación cuerda y razonada se ha ampliado esta desposicion ; ello no se
presenta del todo claro ; y así es que hay escritores que sostienen una opinión contraria. La
3
34 TRATADO
hace de darle , ó en el riesgo á que por su bien se expone. Tin los
contratos de beneficencia la causa en la liberalidad de una de las
partes. Pero cuando la obligación %io tiene ninguna causa , ó lo
que es lo mismo , cuando la causa del contrato es falsa , la obliga
ción es nula , como es nulo también el contrato que debía produ
cirla.
Egemplo : Si estando en la falsa creencia de que debo entregar
á Pedro un legado de 10,000 pesos , porque así lo lia dispuesto
mi padre en su testamento, hago un contrato con el de que en vez
de los 10,000 pesos le entregare una heredad, ignorando aun que
el legado ha sido revocado en codicilos , el contrato será nulo,
y no solo no estare tenido ;í entregar la heredad prometida , sino
que podré pedir el recobro de la misma , caso de haber verifica
do la entrega.
42. Cuando la causa de la obligación ofende la justicia , la bue
na fe ó las buenas costumbres, no existe obligación , ni el contra
to producirá efecto alguno.
Egcmplos : i. Han sido embargadas por un acreedor y adjudi
cadas al mismo por decreto judicial unas tierras de propiedad
de alguno, y convienen el acreedor y el deudor en que este en
tregará los títulos mediante cierta suma de dinero. Preguntase si
es válido este convenio? la decisión depende de saber, si la causa
del convenio es contraria á la justicia ; y por cierto que lo es ,
porque los títulos de pertenencia son un accesorio de las mismas
tierras' así como las llaves son un accesorio de la casa : ahora pues,
siendo de la naturaleza de las cosas accesorias el que vayan á aquel
á quien pertenece la cosa principal, accesoria sequuntur j'us ac
dominium reí principalis ; los títulos pertenecerán al que tiene las
tierras ; y como la adjudicación ha transferido su propiedad al
acreedor , de ahí es que son suyos también los títulos. Cuan
do el señor de las tierras las hipotecó quiso que en faltando
al pago, pudiese el acredor venderlas por decreto judicial ; y des
de entonces se obligó á dejarlas con sus títulos á favor del acree
dor, como si el mismo las huhiese vendido ; y por consiguiente de
ley esp-uiola ha decidido estas dudas , puesto que dispone fine lo establecido coa respecto á
esta materia, en el contrato de compra y venta, es aplicable a los demás contratos análogos al
mismo.
DE LAS OBLIGACIONES 35
ninguna manera puede retenerlos sin faltar á la justicia. Asi que
el convenio por el cual exigo del acreedor dueño ya, algún dinero
como premio de cederle los títulos , es contrario a la justicia ,
y por esto es nulo. Y no solo no dá él ninguna acción al deudor
contra el acreedor para perseguir lo prometido , sino que si este
lo hubiese satisfecho, tendría contra aquel la acción para repetir
lo entregado.
Debe distinguirse en este particular , si la causa porque se ha
prometido alguna cosa es contraria á la justicia ó á las buenas cos
tumbres por parte sol mente del que estipuló, ó por parte de los
dos , estipulante y promisor. El ejemplo que acabamos de propo
ner puede aplicarse a! primer caso : cuando el que era deudor ha
estipulado del acreedor una cierta suma para remitirle los títulos,
solo e'l ha obrado contra la justicia ; el acreedor no ha faltado ni á
la justicia , ni á las buenas costumbres por haber prometido esta
cantidad al efecto de obtener los títulos que necesitaba, y que sin
el dinero no podia lograr; en este caso pues y en otros semejantes
lia lugar á la repetición de lo que se ha dado en cumplimiento
del convenio.
Ejemplo del segundo caso : Un oficial ha prometido cierta cai>
tidad de dinero á un soldado , si se batia en duelo con un soldado
de otro regimiento. La causa de esta obligación es contraria por
ambas partes á las buenas costumbres , por faltar á ellas y á las
leyes tanto el oficial haciendo la promesa , como el soldado acep
tándola. Conviene ese caso con el primero en que es nula en uno
y otro la obligación , porque en todos hay una causa contraria á
la moral pública ; y en su consecuencia no nacerá del convenio
ninguna acción, no pudiendo el soldado aunque se baya batido ,
exigir del oficial la cantidad prometida : pero se diferencia del
mismo en que si el oficial ha satisfecho el dinero, no tendrá acción
para repetirlo; porque habiendo faltado por su parte á lo que exi
gen las buenas costumbres se hace indigno del favor que conce
den las leyes para cobrar el dinero entregado.
Ubi dantis et accipientis turpitudo versatur , non posse repelí
dicimus ; l. 3. eí 4 § 2 ff. de condict. ob. turp. caus ( 1 ).
( 4 ) Conforme a estos principios distingue la ley espadóla entre el caso en que la causa
ha sido torpe por parte de los dos que intervienen en el contrato , y entre aquel en que 1*
36 TRATADO
44. Insiguiendo lo que acabamos [de decir no hay duda en que
si lie prometido a cualquier una cosa para que cometiese un cri
men , v. g. para que apalease a un hombre que es enemigo mió ,
no quedo obligado en el fuero externo á cumplir esta prpmcsa :
tiene esto sin embargo sus dificultades con respecto al derecho
natural. Grocio II , XI opina que estas promesas no son efectiva
mente obligatorias, mientras no se ha; perpretrado el delito, y que
basta entonces puede desdecirse el que las hizo, y revocar la or
den dada al otro ; pero que luego de cometido el crimen es
obligatoria la promesa por derecho natural y en el fuero de la
conciencia , por razón de que es viciosa la promesa en cuanto es
nn cebo para delinquir ; pero que cesa el vicio luego que el cri
men está consumado ya, y no existiendo el vicio de la promesa, no
hay porque deje de producir su efecto que es "de obligar á su
cumplimiento al que la ha hecho. Refiere el ejemplo del patriar
ca Juda , quien se escusó de la promesa que había hecho a Tha-
mar para gozar de ella.
Siente lo contrario Puffcndorf diciendo , que una'promesa he
cha á alguno por la perpetración de un crimen, no es mas obliga
toria después que se ha cometido que antes , pues que la recom
pensa* de una mala acción, efecto de la promesa antes' hecha, no
es menos contraria al derecho natural y á las buenas costumbres
que la sola invitación. Si es verdad que el cumplimiento de la
promesa no puede ya ser un cebo para cometer este delito ya
consumado , no por esto deja de ser un cebo para cometer otros.
Ademas toda obligación supone un derecho en la persona con quien
se contrae. Cuando he prometido á otro alguna cosa paraque
cometiese un delito ; no será menos criminal la aceptación de
ha sido únicamente por parte del estipulante o promitente. Si la torpeza está solo por parte
del que da y oo del que recibe , como si uno sabedor del impedimento que tiene para casarse
con muger que lo ignora contrajese matrimonio con la misma ; no podrá repetirse lo entre
gado ; y asi en el presente caso el presunto marido no tendrá facultad para recobrar las do
naciones hechas á la muger. Si la cansa injusta o inmoral está de parte del que recibió la
cosa y no del que la entregó ; este podra repetirla por nuestras leyes : si de parte de los
dos , nunca habrá lugar á la repiticion ; mas no siempre producirá la entrega el mismo efecto
pues a veces el que recibió la cosa continuará teniéndola en su poder como verdader dueño
de ella , otras irá á la cámara del Rey ; como puede verse extensamente en las leyes 5i , 52,
y 53 > tit. 44 p. 5.
DE LAS obligaciones. 37
la promesa que la misma promesa , y ¿se dirá que con la perpe
tración de un crimen pueda adquirirse un derecho ? ¿ Podrá
creerse que la ley natural favorezca á los malvados hasta el punto
de asegurarles el salario de su perversidad ? estas razones me de
ciden por la opinión de PuíFendorf.
45. Convengo también con PuíFendorf en la decisión que pone
enseguida de que si después de cometido el crimen, se ha pa
gado en este caso no hay repetición. Es verdad que la ley na
tural y el derecho civil conceden la repetición de una cosa pa
gada indebidamente , cuando se ha hecho el pago por error ;
puesto que se supone verificarse bajo la condición que se deba ,
condición que no está menos conforme al derecho natural que
uo permite que nadie se prevalga del error de otro para en
riquecerse á sus expensas ; mas no tiene lugar una suposición
semejante en eTcaso de que [hablamos. El (jue paga tiene un
perfecto conocimiento de la causa porque paga ; no puede por
consiguiente conservar ningún derecho para repetir la cosa de
que se ha desprendido voluntariamente y con un perfecto cono
cimiento de causa. Ciertamente que es contrario al derecho na
tural el que alguno sea recompensado por su crimen, y muy con
forme á el que el arrepentimiento del delito obligue al que lo
ha cometido á abdicarse de la recompensa que por su perpetra
ción haya recibido ; pero esto no forma mas que una obligación
imperfecta de la naturaleza de las que hablamos al principio
del tratado n. 1; obtigacion'que no da ningún derecho á otra per
sona.
46. Tiene causa lícita la promesa hecha á alguno paraque de
ú haga una cosa que ya estaba obligado á dar ó hacer? PuíFendorf
distingue muy bien en esta cuestión entre la obligación perfecta
y la imperfecta. Cuando la obligación no es mas que imperfecta, la
promesa tiene una cansa lícita y es obligatoria.
Ejemplos : i. Si he prometido á alguno que tenia recibido de
mi beneficios, una cosa, paraque me prestase algún servicio; aun
que por reconocimiento debiese prestármelo gratuitamente ; sin
embargo mi promesa lleva una causa lícita , y es obligatoria,
porque no teniendo yo derecho para reclamar un acto de reco
nocimiento , ha podido el otro lícita aunque no muy noblemen
te , exigir de mí que le prometiese algo en pago del servicio que
iba á hacerme.
38 TRATADO
Al contrario cuando la obligación es perfecta , la promesa en
íavor de mi deudor de darle alguna cosa paraque liaga lo que es
taba obligado á bacer , es nula, porque lleva una causa ilícita ,
siendo el mismo deudor quien ha exigido de mí que le hiciese es
ta promesa.
11. Tal es aquella , de que hemos hablado poco ha , hecha por
un acreedor á un deudor paraque se le entregasen los títulos de
los bienes que le habian sido adjudicados en su favor ; porque es
tando obligado á dárselos, es una exacción sin causa la que con tal
motivo se hace.
Pero aunque la obligación sea perfecta , si la promesa hecha al
deudor, paraque haga lo que está va obligado á hacer es absoluta
y espontanea sin haberla exigido el mismo ; será válida, por tener
entonces una causa lícita y honesta , cual es una liberalidad que
se ha querido ejercer con él.
I § VII.
ARTICULO IV.
DE LAS PERSONAS QUE SON CAPACES Ó INCAPACES BE CONTRATAR.
haga cuasi contratos , mas se halla prohibido á las mismas tanto lo uno como lo otro por la le
gislación española. Ninguna muger puede sin licencia del mando, mientras durare el matri
monio , repudiar niognna herencia que le viniese por testamento o ab inteslato ni ac-
reptarla sino á beneficio de inventario dice la ley \Q tit. 20 üb. \. de la JVov. 2iec. ( 54 de
toro). Añade la ley H tit. \ lil». 10 del mismo código (56 de toro) que tampoco puede
celebrar contrato alguno ni apartarle de los contraídos , ni dar por libre á nadie de él, ni lu
cer cuasi contrato ; ni estar en juicio haciendo , defendiendo ; y si estuviese por si ó por pro
curador ; que nada valga de lo que hiciciere.
Fácil y sencilla es al parecer la inteligencia y aplicación de esas dos leyes ; mas tan luego
como se eulra en examen de las razones en que están fundadas , y .se las compara con otras
disposiciones legales con las que no dejan de tener macha analogía , se encuentra cierta con-
plicacion y obscuridad. ¿ Cuál es el motivo que prohibe a las mugeres contratar, y cuasi con
tratar , sin autorización de sus maridos? están vedadas de hacerlo por la misma causa de que
lo están los menores de edad , o ha tenfdo el legislador otras consideraciones nacidas de la
sociedad conyugal , á mas de la debilidad del sexo ? esta prohibición debe limitarse á los con
tratos onerosos y en que pueda salir perjudicada , ó deberá ser extensiva á aquellos negocio»
que son en un todo lucrativos ? y en caso que se opine lo primero; cual será el efecto v. g.
de una compra de un arriendo etc. ; obligará á los que contrataren con ella sin quedar la
misma obligada hasta que venga su marido y confirme el negocio celebrado ? ó será el contra*
to ya nulo desde el principio , sin que produzca efecto alguno , sm que crea ningún derecho
ni obligación suspensiva , ]>or ninguna de las dos partes? y la prohibición de cuasi contratar
será también general y absoluta ó deberá limitarse á algunos casos especialesy determinados?
Cuestiones son estas que nacen de la ley y que la ley; al menos en su letra, no ha resuelto, ni
decidido.
La ley para prohibir á las mugeres la facultad de contratar sin licencia de sus maridos no
lia podido tener solo en consideración la debilidad del sexo, y el peligro de que ellas solas
pudiesen salir perjudicadas ; pues corriendo igual peligrólas solteras que las casadas ; la pro
hibición debiera comprender así á aquellas como a estas. La ley pues ha debido tener otras
razones, v estas al parecer no pueden ser otras que el perjuicio, que el marido pudiera experi
mentar de los contrates que celebrare la muger; porque aunque la mnger baya traído
dolo en el matrimonio, aunque existan bienes comunes y cuya administración como gefe
CE LAS OBIICÍ.CIOKES. 41
es lo que le impide obligarse independientemente de la interdic
ción que solo sirve para hacerla constar. Por el contrario son váli
dos los contratos hechos por un pródigo antes de su interdicción ,
aunque constare que ya era pródigo al tiempo del contrato , por
que solo el decreto de interdicción es lo que le inhabilita.
Sin embargo si se contrata con un pródigo aun antes de que
el magistrado le declare tal , si se le compra alguna cosa , ó dá en
préstamo una cantidad, sabiendo que vendía ó recibía el préstamo,
con el solo fin de emplear inmediatamente para sus vicios el precio
de la cosa ó la cantidad prestada ; será nula la convención info
ro conscieniiee , y no se podrá retener la cosa vendida , ni recla
mar lo prestado, porque entregándole el dinero con la certidumbre
que lo malgastará , se 1c ba causado un daüo que debe resarcirlo
el que se lo ocasionó , absteniéndose de exigirle la suma dada en
mutuo , y devolviéndole la cosa vendida. Esta especie tiene mu
cha analogia con la de la ley 8 íf. pro empt. que previene, que no
debe teuerse por comprador de buena fé , aquel que ba compra
do cierta cosa á un joven disoluto, sabiendo que este la vendía con
el solo objeto de consumir el dinero en mugeres de mala vida :
digámoslo asi , de la sociedad conyugal corresponde solo al marido , sin que en nada pueda in-
twwnir la muger, Aunque el marido tenga bienes propios y con los que puede alimentara
él y sostener toda la familia ; con todo estos bienes pueden perderse ó deteriorarse , puede
haberse perdido el patrimonio del marido , pueden haber desaparecido los bienes , objeto
os la sociedad conyugal , y hasta la dote misma de la muger ; y entonces correspondería á esta
sostener los cargos del matrimonio , deber que le seria imposible llenar si se hubiese desofen
dido de ellos por los contratos ruinosos quiza , que por su falta de conocimiento y experien
«a hubiese celebrado. Entonces pues quedaría burlada en perjuicio de los hijos y del marido la
esperanza que este último tenia y que todos los hombres conciben al enlazarse con una muger
rica, de que siempre quedaran recursos para sostener las cargas del matrimonio. Todavia mas ;
y esta razón, á lo que paréce con respecto á los contratos onerosos es decisiva. Como Ios-frutos
provenientes de lodos los bienes, ya sean de la mujer , ya pertenezcan al marido , ya corres
pondan á los dos , son de la sociedad couyugal ; y como la administración y gobierno de esta
sociedad peatenece al marido, de ahí es el que la muger no puede intervenir en ella con la ce
lebración de contratos que pudieran ser fatales á ambos socios, aunque no fuese en otra tosa
que en la parte de los frutos.
Mas podrá la muger celebrar un contrato que le es enteramente lucrativo ? podrá sin pedir
licencia á su marido aceptar una donación ? La ley es terminante, no pudiendo celebrar con
trato alguno dice, y sí hubiese ella querido hacer una excepción en favor de esa clase de negó-
42 TRATADO
nisi forte si qui á luxurioso et protinus scorlo daturo pecuníam,
servos emit , non usucapid.
Todo esto tiene lugar tan solo en el fuero interno ; y no se
atenderá en los tribunales á una persona de mayor edad, no pro
hibida de contratar por la ley, que pida la devolución del precio
de la cosa vendida , ó se resista á satisfácer la cantidad prestada ,
fundado en que aquel con quien contrató sabia que él vendia
y tomaba el préstamo solo para consumirle luego en gastos inú
tiles.
52. Con Respecto á los menores , el derecho civil invalídalas
obligaciones que hayan contraído sin autoridad de sus tutores, áun
cuando al tiempo del contrato tuvieren la edad y la razón bastan
tes para conocer sus consecuencias y resultados. Y de ahí es que
los menores podrán , aun salva su conciencia , usar del beneficio
de rescisión en los contratos en que han sido perjudicados , por
ser contrario á la ley natural que uno se prevalga para enrique
cerse de la inexperiencia de otro : sin embargo no podrán en con
ciencia usar de la rescisión que les concede el derecho civil para es-
cusarse de devolver el dinero que han disipado, cuando al tiempo
cios, sin dada que la hubiera hecho y manifestado expresamente , no siendo presumible que
pudiese olvidarse el legislador de la división tan sencilla como general de contratos lucrativos
y onerosos , división que ocurre á cualquiera con solo pronunciar el nombre de contrato. Pero
aquí no hay perjuicio material ? Es cierto ; como que existe una ventaja visible , como que
aumenta el patrimonio de la muger y con él las esperanzas del marido y los recursos para la
familia , en caso que este llegase á perder los que tenia. Mas si no bay un perjuicio material
puede haber un perjuicio moral. Una donación hecha por un extraño y aceptada por la muger
¿ á que sospechas no puede dar lugar ?bajo que aspecto no puede presentar el marido en la
sociedad,? que conjeturas puede formar él de una esposa . que sin consentimiento y noti
cia ha aceptado una donación de un hombre que tal vez no conoce , ó que quizas odia ? Por
fin aun cuando ese acto no produjese los inconvenientes que acabamos de notar, siempre crea
por parte de la mugar un unevo empeíio , una obligación de reconocimiento y gratitud ha
cia el donante , y hace que deba tenerle cierta consideración y atenciones que pueden ser de
sagradables al marido.
De esto al parecer se deduce , que las facultades de la muger con respecto á ciertos actos
son mas latas que los de los menores, y con respecto á otros mas estrictas : mas escritas rela
tivamente á las donaciones, pues que podrán los menores acceptarlas , pero no la muger ; mas
latas, puesto que pueden adir la herencia á beneficio de inventario lo que está prohibido i los
menores sin la autorisacion de su respectivo tutor.
DE LAS OBLIGACIONES. 43
de recibirle tenían ya el uso de razón y discernimiento bastante ,
con tal que aquel que les prestó el dinero lo hiciese de buena fe ,
sin prever que lo desperdiciarían. Esta es la opinión de La Pla-
cette citado por Barbeyrac en sus notas á* Puffcndorf.
Falta observar una diferencia entre la incapacidad de los pródi
gos declarados tales, la de los menores y la de las mugeres que están
en poder del marido. Estas son absolutamente incapaces de con
tratar sin estar primero autorizadas, y faltando esta circunstancia",
no solo no podrán obligarse, si que tampoco no obligarán á los
demás ; por manera que no pueden aceptar una donación que se
les haga. Al contrario sucede en los pródigos a* quienes se ba qui
tado la administración de los bienes, y, en los menores que tie
nen algún usa de razón ; pues estos, si bien no pueden obligarse,
sin embargo obligaran á los demás , aun sin la autoridad de sus
tutores ó curadores: pueden obligar otros á su favor , mas no
obligarse á favor de los otros. Placuit meliorem condicionan licere
iis faceré etiamsine. tutoris auctorilate. Inslit, tit, de ductor* tut.
Is cid bonis interdictum est stipulando sibi adquirit ; l. 6. ff.
deverb. obligat. La razón de esta diferencia consiste en que la
Ed los contratos onerosos que celebrare la muger obliga esta ú los contrayentes sin qned..r
obligada, ó serán estos absolutamente nulos desde su principio, sin que produzcan el efecto de
no poder separarse del mismo el que coatrajere con la muger hasta que venga el marido, y
itiule ó confirme la obligación? Si la ley equiparase las mugeres á los menores , entontes lo
establecido en estos pudiera por un argumento^de analogía aplicarse á aquellas. Mas acabamos
de ver que si les unen algunas semejanzas, también Ies separan otras diferencias. Exami
nemos pues la causa de ese derecho en los menores, y veamos si ella es extensiva á las mu
geres, consultando ademas la ley que habla sobre esta materia. Ese medio efecto , digámoslo
asi, que atribuye la ley d los contratos que se celebrasen con el menor sin autorización de sus
tutores se concedió en favor de los huérfanos y en odio de' los que contrataren con ellos ,
viéndoles solos , faltos de la compauia de su tutor. Las mugeres mayores de veinte y cinco
silos per razón de ser casadas nunca han tenido el favor y protección que se ha dispensado ú
los menores de edad ; y asi es, que estos tienen el beneficio de restitución por entero , dere
cho que se deniega á aquellas; ni por otra p:irte merece ser castigado igualmente por la ley el
«pie contrata con una muger casada que el que estipula y contrata con un huérfano. Hacién
dolo con este , hiy mayor presunción de querer engañarle , ya que la presunción se au
menta tanto mas , cuanLo mayor es la inesperiencia y falta de juicio de la persona á la que
Dos dirigimos para contratar, circunstancias que por cierto se bailan mucho mas en un menor
que en una muger casada , madre de familias , que se hullara quiza en la edad viril o en una
época mas adelantada de la vida.
44 ■ TE ATADO
autoridad de los tutores y curadores se lia constituido puramente
á favor de Jos menores y de los pródigos de derecho : y la ¡nker-
rcncioD de aquellas en los contratos que estos celebren se requiere
tan solo por su interés y para evitar que sean engañados ; y por
esto no tendrán necesidad de intervenir los curadores para la va
lidez de los contratos celebrados por los menores , siempre qu*
con ellos mejoren su condición. Siendo por el contrario estableci
da á favor del marido v no de la muger la autoridad que aquel
ejerce sobre esta , tendrá siempre necesidad la muger de la au
torización de su marido, tanto si quiere contratar para obligarse
con los demás , como para obligar los demás á su favor.
ARTICULO V.
DC LO QUE PUEDE SER OBJETÓ DE LOS CONTRATOS : QUE NO PUEDE
SED. SINO SOBRE COSAS QUE PERTENEZCAN A LAS SARTES COIÍTRA-
TA5TES , SIGUIENDO LA REGLA DE QUE JIADIS PUEDE ESTIPULAR
NI PROMETER QUE NO SEA PARA SÍ MISMO.
53. Los contratos tienen por objeto las cosas que una de la»
Pur otra parte ; si la ley hubiese querido que los contratos «lebradas eou una muger des
posada siu autorización de los maridos tuviesen el mismo efecto , que loa qne otorgan los me
nores ain intervención de sus curadores respectivos , lo hubiera eipreaado ; era una eirtuns-
lancir demasiado extraordinaria para que la olvidaae el legislador. Vo habiendo pues hablado
de ello , es de creer que quiso que esos contratos ae regulasen por la regia general de los
demás.
Asi que, cuando dice la ley que el marido puede ratificar lo que la muger hubiere hecho siu
su lieencia , debe entenderse del caso en que ninguno de los contraentea se luibiese apar
tado de lo convenido , por suponerse que aun continúan en su proposito las dos partea ; ma
no, cuando el que contrajo con la muger hubiese manifestado uua voluntad contraria , antes
de la ratificación del negocio hecha por el marido.
Hasta ahora nos hemos ocupado de los contratos ; veamos la doctrina qnc del>e seguirse
relativamente á los cuasi contratos. Que tampoco puede hacer cuasicontratos , dice la ley 55.
Mas d los primeros pasos tropezamos con la que estad su lado ( 54 de toro ) en que se permi
te d la muger sin licencia del marido aceptar la herencia á beneficio de inventario , y por lo
tanto hacer un cuasicontrato, ya que es un cuasi contrato la admisión de la herencia.
Como cuando existen dos leyes , general la una y particular la otra , esta debe limitar á
aquella , desaparece la contradicción dieiendo , que la adición de la herencia es una eaeep-
eiou de la regla establecida. Mas fuera de este caso la muger no pxlrá hacer ningún cuasi
* DE LAS OBLIGACIONES. 45
partes estipula y la otra promete , ó algún hecho que una de ellas
estipula que se realice ú omita , y que la otra promete realizar ú
omitir.
¿Cuales son las cosas que una de las partes puede estipular que
se le den , y la otra obligarse á dar ? cuales son los hechos que una
de las partes puede estipular que se verifiquen ú omitan , y la otra
obligarse de practicar ú dejar de practicar ? v . infra cap. 2. don
de tratamos de lo que puede ser objeto de las obligaciones.
Para evitar repeticiones desarrollaremos tan solo aquí un prin
cipio relativo á lo que puede ser objeto de los contratos. Según
este principio puede únicamente ser objeto de los contratos aque
llo que estipulan y prometen para sí mismas las partes contra
tantes. Alteri stipulari nemo potest , instit. de inut. stipul. § 19;
nec paciscendo , nec legem dicendo , nec stipulando quisquam al
teri adquire.re potest ; l. 73, ^fin. ff. de. reg. jur. Versa vice ; qui
alium faclurum promisit , videtur in ca esse causa ut non teneatur
nisi pcenam ipse promiserit -. instit. dic. tit. § 21. Alius pro alio
promittens daturum autfacturum non obligatur , nam de se quem-
quani promittere opportet. I. 85 princ. ff. de v. oblig.
contrato? Supongamos que la muger paga sin autorización del marido una cantidad que pen
saba deber. Lo muger no debe ser de condición peor que los demás ; asi que tiene derecho
para instarla devolución , y el que recibió la cantidad , la oblgacion de verificarla ; hay pues
aquí un cuasicontrato. Hagamos una suposición contraria. ■
Supongamos que un tercero paga indebidamente á la muger : la equidad dicta que devuel
va lo recibido , mayorraente sino lo tiene en su poder , ó está en manos del marido.
Aquí hay pues un negocio verificado por la intervención de dos personas sin dolo y sin con
sentimiento expreso ni tácito , y del que nacen ademas derechos y obligaciones : hay pues bn
verdader cuasicontrato que ha hecho la muger recibiendo, así como en el caso anterior lo ha
bía hecho entregando.
Una muger desposada se halla ausente , y otro administra sus bienes ; sin duda que estará
tenida á abonar los gastos necesarios adquiriendo un derecho así á la restitución de los bienes
cuja administración hubiese tomado el negotiorum gestor , como también al resarcimiento
de los perjuMÍos que este hubiese ocasionado en los mismos bienes. Los derechos y obligacio
nes solo nacen de un cuasicontrato.
¿JQue regla pues podrá establecerse por la que conozcamos lo que pueda hacer, la muger , y
lo que le está prohibido? Por punto general aquellos cuasicontratos ventajosos á la muger ó
aquellos que si fueren nulos, podría salir perjudicada , son válidos de la propia suerte que si
rmbiest intervenido el marido. Sirva de ejemplo la adición de la herencia , la aceptación del
46 * t, TRATADO
En el párrafo 1.° que sigue veremos las razones en que se fun
da este principio. En el 2.° notaremos muchos casos en que esti-,
pulamos y prometemos en cuanto á los efectos para nosotros mis"
mos , auuquc en el convenio se haga mención de otro. En el 3."
observaremos que lo que pertenece á un extraño puede entrar
como modo ó condición en un convenio , pero no ser su objeto-
En el 4.° sentaremos que se puede contratar por medio de un ter
cero , y que esto no es estipular ni prometer por otro.
§ <•
Cuales son las razones del principio que establece , que no
puede estipula rsc ni prometerse por otro.
legado , y la paga de lo indebido. Los demás negocios q\ie directa é indirectamente no son
útiles á la muger, valdrán, en cuanto se lia utilizado de ellos, o se ha hecho mas rica.
Tal seria el caso de uno que pagase lo que debe á una muger sin que el marido intervinie
se en la paga.
Otro ejemplo : sabidas son las obligaciones de un comunero y el principio en que se
i unda.
Supongamos pues que se ha dejado un legado de un campo á María muger casada y á P«-
dro : Alaria aceitando el campo , que por su parte ha admitido Pedro , celebra un doble cua
sicontrato : un cuasicontrato con el heredero, paraque le entregue la posesión del campo ,
y un cuasicontrato con Pedro.obligándole á la división del propio campo y obligándose ella
al mismo efecto. Esos cuasicontratos en nada perjudican á la muger , y por lo tanto para nada
se necesita la autorización del marido. Mas sí la muger intentare administrar el campo; como
de ese hecho nacen nuevas obligaciones con respecto á los condueños , tales , como indemni
zarles de los perjuicios que por la mala administración sufriesen , de ahí es que para seme
jantes hechos será preciso la autorización del marido, y en este sentida al parecer debe enten
derse la ley que prohibe á las mugeres casadas cuasicontratar por sí sola».
DE LAS OBLIGACIONES. 47
mente i ella ; y esto es cabalmente lo mas contrario á toda obli
gación civil. Alteri stipulari nenio potest , inventos sunt enim obli-
igationes ad hoc ut utmsquisque sibi adquirat quod sua interest ¡
cceterum ut alii detur nihil interest mea Z.438. § 17 ff. de verb.
oblig.
55. La primera parte del principio que dice , que no puede es
tipularse sino para sí mismo , solo tiene lugar en el fuero externo
ó con respecto á las obligaciones civiles , pero será válida por de
recho natural la promesa hecha á favor de un tercero. Aunque el
interés que hay de estipular á favor de otro , no sea estimable
á precio de dinero , no deja por esto de ser un verdadero ínteres :
bominis enim interest alterum hominem beneficio affici; y este ín
teres de pura afección por un tercero da derecho bastante para
exigir del promitente en el fuero de la conciencia el cumplimien
to de la promesa. Pero no habiendo de parte del estipulante un
ínteres pecuniario, no podrá reclamarse en los tribunales el cum
plimiento de la promesa , pues la facultad de faltar impunemen
te i la misma , es un obstáculo para la obligación civil , al paso
que 110 impide la natural ; Grotius lib. 2 cap. 11. n. 18 ( 1 ).
Nótese que la obligación natural que resulta de un convenio
dero. 2.° cuando por razón del destino debía uno procurar los intereses de otro; como el ma
gistrado que por razón de su ministerio podia y aun debía exigir del tutor la promesa de que
cuidaría fiel y exactamente ios negocios del huérfano , y lo mismo el tutor que en desempe
ño de su cargo tenia facultad para contratar en l)ien del pnpilo. Otro caso hay en el derecho
en que vale la estipulación á favor de una tercera persona ; tal es , cuando el padre estipula i
Tavor de la hija para que disuelto el matrimonio se la restituia la dote profecticia que en nom
bre de la misma hubiese entregado al marido. Exceptuando estos casos el convenio otorgado
á favor de un tercero no produce ningún efecto.
Mas la ley española conforme á los principios del derecho natural ha juzgado que no solo
tenemos un interés en mejorar nuestra suerte , si que también en beneficiar á nuestros seme
jantes , y que no era menos digno de consideración el amor que profesamos á los demás
iiombres y el cuidado que nos tomamos por los mismos , obligando á su favor i un tercero ;
que el que nos impulsa á otorgar un contrato que solo redunda en provecho nuestro ; y según
estas máximas ha establecido que valgan los contratos y estipulaciones en provecho de un
tercero aunque este en nada haya intervenido en el acto de celebrarlos.
Una cuestión salta aquí ¡i la visti que no puede menos de tratarse , si bien que lo hace el
•autor mas adelante concretándose á an caso que tiene mucha analogía con el siguiente. Esta
DE LAS OBLIGACIONES. 49
ittnque no lo tuviese expresado. Será valida en este caso la esti
pulación , y será obligación del promisor pagar los daños y per
juicios que resulten de la inejecución de loque ha garantizado;
1. 81. princ. ff. de verb. oblig.
Si el que promete el hecho de otro se somete á pagar cierta
pena ó bien los daños y perjuicios en caso de no cumplirse ó veri
learse el hecho ; no hay duda que entonces no se ha prometido
simplemente el hecho de otro , et de alio tanlum promittere ; sino
que se ha prometido un hecho propio , et de se promittere. Y
por esto dice Ulpiano : Si quis velit alienum factum promittere ,
jwmam, vel quanti ea res est, potest promittere ; /.38. §. 2.ff. d. f.
y de la no revocación de los que lo celebraron antes de que la aceptación del tercero se veri
ficase ; y como Ja condición falta, es visto que no se hace ninguna injuria al tercero anulándose
el convenio antes de que lo sepa y acepte. r>el contrato otorgado á favor de una persona que
no intervino en él, nacen dos derechos que corresponden á dos individuos distintos, eventua
les todos, pero bajo condición diversa. i.° el derecho que corresponde al que exigid la prome
sa y que pende de la condiciou positiva de que el tercero la acepte. 2.a el derecho que per
tenece al tercero y que depende de la condición negativa de que no se revoque. Por lo que;
así como el derecho de aquel se desvanece , si Ja tercera persona no acepta ; de la propia snerte
se frustra el derecho de este tercero, si antes de la aceptación del convenio lo revoca el que
intervino ec el mismo.
DE IAS OBLIGACIONES 51
mismo ningún ínteres personal en elk) ; sin embargo, como por el
convenio celebrado con el albañil tomo á mi cargo los negocios
de Jaime haciéndome en su consecuencia responsable de esa ges
tión dentro el termino convenido con el albañil ; empiezo ya des
de entonces á tener interés en la reconstrucción, pues que soy
responsable de la misma á Jaime : de donde se sigue que aun en
este caso la estipulación es hecha inas antes á mi favor que no en
el de Jaime ; y que es válida la convención , pues que tengo un ín
teres personal en que el albañil cumpla lo que ha prometido.
60. Pero si estipuló en nombre propio que se haga algo por un
tercero sin que antes ni después del convenio haya tenido ni ten
ga iuteres alguno personal en que se haga, será una verdadera es
tipulación por otro, y no será válida en el fuero externo.
Ejemplo : Si por mero afecto estipulo con el propietario de la
casa de enfrente de la de Jaime que blanquee su fachada, paraque
la de este tenga mejores luces ; tal convenio no producirá nin
gún derecho ni á favor de Jaime , porque no ha tomado parte en
él, ñipara mi que no teniendo en ello ningún interés personal
ni pecuniario nada puedo demandar por razón de daños y per
juicios.
Tercer caso. — 61. Se entiende que estipulamos y promete
mos por nosotros mismos y no por otro, cuando resulta en bien de
nuestros herederos , porque son ellos en cierto modo la continua
ción de nosotros mismos: hieres personan! defameti sustinct. Será
pues válida en tal caso la estipulación : lueredi cavere concessum
est; l. 10 de Pact. dot. ; l. 38. J. 14. ff. de verb oblig.
62 Entiéndase que será válida, con tal que sea en favor de
nuestros herederos considerados como tales ; pero no, si resulta en
beneficio de algunas personas sin consideración á la calidad de
liercderos, y aun cuando llegasen á serlo no valdrá la estipulación;
1. 17, § 4, ff. de pact.
Juliano ha llevado el rigor de este principio hasta decir, que
cuando un deudor habla pactado con su acreedor que no exigiria
este la cantidad debida ni á él ni á su hija , no valia la estipulación
por lo tocante á la hija, aun en el caso que ella llegase á ser here
dera del deudor , dic. § 4. Bruneman ad d. I. opina y muy funda
damente que esta decisión por ser muy literal no debe seguirse ;
porque cuando estipulo de mi acreedor que no exijirá de mí ni de
mi hija la cantidad que le debo , es visto que la estipulación re
52 n TRATADO
dunda eu favor de mi hija en el único caso que ella llegue á ser
heredera y deudpra : por consiguiente resulta que la estipulación
se hace en consideración á este caso, y debe por lo tanto valer
aunque formalmente no se exprese.
La opinión de Juliano es ademas opuesta a la de algunos ju
risconsultos romanos : Celso parece ser de dictamen contrario en
la ley 33 fl'. de pací.
63. No solo podemos estipular válidamente por nuestros here
deros, sino que se entiende ordinariamente que lo hemos hecho ,
aunque no lo hayamos expresado. Qui paciscitur , sibi hwredique
suo pacisci intelligitur.
Esta regla tiene sus excepciones: 1.° cuando es objeto del con
venio un hecho de interés meramente personal para aquel que lo
ha estipulado , como si el barbero se hubiese obligado á venir
á afeitarme en la quinta dos veces la semana durante las vacacio
nes. 2." Cuando el promisor ha prevenido expresamente que
queria tan solo obligarse con la persona del estipulante , y no con
sus herederos. Pero aunque en la estipulación se haya nombrado
la persona en cuyo favor se contrae principalmente la obligación,
no se entiende por esto que la intención de las partes haya sido
de restringir á ella el convenio ; sino que se ha querido designar
mas precisamente el individuo con quien este se celebraba : pie.
rumque persona pacto inseritur,non ut personóle pactum fiat, sed
ut demonstretur curn quo pactum fiat ; l. 7. §. 8. Fissembach ad
tit. ff. de pact. n. 1 .
64. Podemos también estipular á favor de uno solo de nuestros
herederos : non obstat uni tantum ex hceredibus provideri , si ¡ite
res factus sit, cceteris autem non consuli ; /, 33. ff. de pact.
Ejemplo : Si convenimos mi acreedor y yo en que no pueda
exigir aquel la deuda ni de mi ni de mi hija , y yo nombrare
herederos á esta hija junto con otro hijo , solo tendrá efecto el
convenio á favor de la hija como la sola comprendida en él , y el
acreedor podrá exigir su deuda de mi hijo por la parte ( 1 ) que
tendrá de la herencia ; d. I. 33. ,
A veces aunque se haya estipulado expresa y determinadamen-
( i ) Equivocóse la glosa al decir que el acreedor podrá demandarle la deuda por entero ;
Cuyacio notó ya este error : (nota del auíorj.
he Las obligaciones. 53
te á Favor de uno de los herederos , no se puede deducir de esto
que la intención de las partes fuese restringir en é\ los efectos del
convenio. Se creerá asi , si al tiempo de celebrarse el contrato
aquel qué estipuló en estos te'rminos , sabia que debía tener ó
tenia otros herederos ; porque entonces la tínica razón de haber
asi contratado es la de querer favorecer exclusivamente al here
dero nombrado ; pero si el estipulante creia al contratar que este
babia de ser su heredero único , puede entenderse que lo ha lla
mado por su nombre , como por pura enunciación , y no con el
deseo de limitar a su persona el efecto del convenio.
Se debe advertir que la estipulación de no exigir la deuda pue
do limitarla á beneficio de uno solo de mis herederos en la forma
dicha ; mas cuando estipulo de otro una cantidad de dinero ó al
guna cosa divisible , no puedo señalar en la convención uno solo
de mis herederos , al efecto de transmitirle el crédito entero.
Sciendum est quod darí stipulainur , non posse per nos uni ex hce-
redibus adquirí ; sed necesse est ómnibus adquirí ( 2 ) ;l. 137 $fin
de verb. oblig.
65. Es una consecuencia de los principios hasta aquí estable
cidos con respecto á las estipulaciones á favor de nuestros here
deros , el que no pueda sucedemos uno solo entre varios de estos
en la totalidad del derecho que resulte de la convención , y si
solamente en la parte que por derecho hereditario le corres
ponda.
De otra manera sucede en los convenios que tienen por objeto
una cosa indivisible , como lo son la mayor parte de los que con
sisten irafaciendo. Porque como en ellos por la naturaleza del cré
dito que no es susceptible de partes, sucede cada uno de los here
deros al todo; estipulando expresamente á favor de uno de mis
herederos deberá suceder él solo al total del crédito objeto del
contrato ; at cum quid fíeri stipulamur , unius personan recle
comprehendi ; dic. I. 137 §. 8.
( 1 ) Lo que se ha dicho necesse est ómnibus adquirí-, debe entenderse del caso en que se
Lobiese pretendido únicamente traspasar á uno de los herederos con exclusión de los demás
el total del crédito , y no con la mira de descargar y favorecer al deudor. Por lo mismo pue
do convenir con alguno que si en mi vida no le exijo la deuda , después do mi muerte quede
obligado tan solo por la parte en que sucederá este ó aquel de mis herederos, y que por lo cor
respondiente i los demás quede libre : (nota del autor
Si TRATADO
Ejemplo : Si en la venta de una heredad hecha á favor de un
pintor este se ha obligado á hacernos á mi y á uno de mis hijos he
rederos futuros un cuadro de forma y sobre objetos determinados,
y antes de cumplir el pintor con este pacto , acaeciese mi muerte ,
sucederá al todo del crédito contra el pintor tínicamente aquel de
mis hijos ó herederos de quien se hubiese hablado en el contrato.
66. Asi como se entiende que cede á favor de nuestros here
deros todo lo que para ellos estipulamos de otro ; asi mismo que
darán ellos obligados á cumplir todo lo que prometamos; á menos
que el objeto de la obligación sea puramente personal , ó se ma-
niíiestasen otras miras en el contrato.
De la propia suerte en las obligaciones divisibles, asi como tíni
camente podemos estipular á favor de nuestro heredero en la
parte en que sucede á nuestros bienes ; tampoco podemos obligar
los' en mas de la parte hereditaria. Asi es, que si un deudor com
prende expresamente en el convenio á uno de los que han de ser
sus herederos, no quedará esté obligado en mas que los otros que
no se han expresado. Te et Titium hwredem luutn decem daturum
spondes ? Titii persona supervacué comprehensa est ; sive ením
solus hieres exstiterit, in solidum tenebitur : sive pro parte, eodem
modo quo cceteri cohwredes ej'us obligabitur ; l. 56. §. 1. ff. de
verb. oblig.
.Cuarto caso. —67. Cuando la estipulación reeae sobre una cosa
que nos pertenece , pueden extenderse válidamente sus efectos á
favor de nuestros herederos ó sucesores , así por título universal
como por título singular , lo mismo por título oneroso que por ti
tulo lucrativo. Y esto es en tanta manera verdad, como que aun
en el caso que no se expresase asi , podrían dichos sucesores pre
valerse de lo estipulado.
68. La razón de establecerse de tal suerte está en que estipu
lando por mí se eutiende que to hago por todos los que me hayan
de representar algún dia : pues con respecto á la cosa objeto de la
convención representan mi persona no solo mis herederos , sino
á mas todos los qne mediata ó inmediatamente , por este tí otro
titulo me sucedieren.
69, Si he estipulado expresamente por mis herederos no se ex
tenderá la estipulación á mis cesionarios , es decir : á aquellas
que deban sucederme por título singular ; ,en este caso , inclusio
J1E LAS OBIGAIONES 5>
mus esl exclusio alterius ; la expresión de mis herederos exclu
ye á los demás sucesores.
§ ni.
Los contratantes pueden comprender cu sus convenios lo
que es útil á un extraño , como modo ó condición • mas
no como objeto.
ARTICULO VI
DEL EFECTO DE LOS CONTRATOS.
•*, ARTICULO
. > VIL
■REGLAS QUE DEBEN SEGUIRSE EN LA INTERPRETACION . . •
DE LAS CONVENCIONES.
ARTICULO VIH.
BEL JURAMENTO QUE PONEN ALGUNAS VECES LOS CONTRATANTE*
EN SUS CONVENCIONES.
( 2 ) La ley 2, lit. 49 part. 6 niega lo mismo que la romana la restitución por entero á
los menores que hubiesen jurado no hacer uso del beneficio que la ley les concede para res
cindir los contratos en que han salido perjudicados : mas asegura un interprete del derecho
Mpauol que no se observa esa disposición t no tenionilo mas tuerza los contratos de los meno-
jKJ TIUTADO,
Mas en el fuero de la conciencia es donde ejerce mas princi
palmente su fuerza el juramento. En este fuero produce el efec
to de hacer la obligación mas estrecha y mas firme, haciendo mas
culpable al que contraviene á ella. Porque aquel que falta vo
luntariamente al cumplimiento de lo que ha prometido con' jura
mento , á la infidelidad que resulta de cualquier contravención
voluntaria á una obligación contraída, añade el crimen de perjurio.
107. Tal es el efecto que produce el juramento, cuando el
contrato es válido, al menos en el fuero de la conciencia ; mas si
el contrato es nulo aun en el fuero interno , ¿ será también nulo
el juramento que se haga de cumplirlo? Esto es lo que pasaremos
á investigar distinguiendo los varios vicios que pueden hacer nu
las las obligaciones.
Cuando la obligación es nula por razón de aquello que constitu
ye el objeto del contrato , como si uno se ha obligado a dar algo
que esta fuera del comercio de los hombres , ó á hacer alguna
cosa que es imposible en sí ; claro está que en semejantes casos el
juramento que se haga de cumplirla, no puede ser obligatorio , ni
producir el menor efecto. . '
Convienen así mismo todos los filósofos y teólogos en que es
del todo inútil el juramento cuando recae sobre un contrato ilíci
to : porque peca ya el que hace un tal juramento, y pecaria con
mucha mayor gravedad quien tratase de cumplirlo: en tal caso
scelus est fíeles. Y esta decisión tiene lugar no solo cuando la obli
gaciones ¡lícita por derecho natural, sino también cuando lo es
por derecho civil ; porque estamos en conciencia obligados á obe
decer las leyes civiles, y el juramento no puede dispensarnos de
esta obligación.
Cuando es el error, de que hemos tratado supra art. 3 § 1,
la causa de ser nulo el contrato, es también nulo el juramento
que lo acompaña ; porque siendo absolutamente nulo el contrato,
no existe obligación alguna que pueda confirmar el juramento.
re* corroborados con juramento que la tendrían sino se hubiese hablado de él. Piada mas útil
y conforme á la justicia que esta practica ; porque conceder ú los menores el derecho d« re
nunciar á ía restitución equivale á deucgarles este beneficio, pues no habrá negocio de interés
en que el contraente para mayor garantía no exiga del menor esta renuncia , siendo natural
que el menor se preste á hacerla con Id misma facilidad con que celebra «1 contrato.
I/K LAS OBLIGACIONES. 71
108. Mayor es la dificultad, si se trata de un contrato vicioso por
violencia. Conviene Grocio en que una promesa arrancada á la fuer
za no obliga al que la hizo, porque aun suponiendo que naciese real
mente de ella una obligación que diese algún derecho á aquel en
cuyo favor se hizo, debería este por su parte darse por satisfecho
en justa reparación del delito que ha cometido. Mas cuando una
promesa de esta clase va confirmada con juramento, aunque sea
este arrancado asi mismo á la fuerza, dice Grocio que obliga, no
por razón y con respeto al que ha usado la violencia , sino por
razón y con respeto al mismo Dios á quien se ha prometido cum
plir lo convenido , y ante cuya magestad augusta es culpable de
perjurio el que no lo cumpla.
Este mismo autor observa que la tal obligación no pasa al here
dero del que ha prometido con juramento , porque el heredero
representa la persona del difunto en cuanto es persona civil , y
como representante de un miembro de la sociedad civil sucede á
las obligaciones de su causante que sean de hombre á hombre,
mas de ninguna manera a las que sean de un hombre para" con
Dios.
109. También santo Tomás opina que una promesa semejante
obliga por el respeto debido al sagrado nombre que ha interveni
do en ella ; pero añade que después de haberse cumplido con el
juramento pagando lo prometido ;! la fuerza , se puede entablar
una demanda -judicial contra el violentador, si se puede probar
la violencia. Debe confesarse que una manera, que hasta cavilosa
puede llamarse , de cumplir por mera ceremonia y de solo nom
bré con una obligación , satisfará sin duda muy poco la concien
cia de un hombre verdaderamente timorato.
110. Los papas también han decidido que una promesa acom
pañada de juramento , aunque una y otro hayan sido arrancados
con violencia injusta, obligan delante de Dios: asi lo dice Alc-
xandro III en el cap. 8 , extrav. de jurejur.
111. Puffendorf juzga que semejante promesa y tales jura
mentos tienen la misma fuerza obligatoria ante Dios que ante los
hombres. He aqui sus rabones : 1.a un juramento de esta especie
no es otra cosa que una renovación solemne y religiosa de la pro
mesa hecha á un hombre, y de ninguna manera un voto ó una
promesa particular hecha al mismo Dios. 2.a Aun cuando se supu
siese en este juramento la fuerza de un voto hecho al mismo Dios
72 TRATADO
de cumplir lo prometido, este voto no obligarla; asi como no obli
gan las promesas hedías á los hombres , hasta que conste que son
admitidas; de la misma, manera las que se hacen á Dios no obligan
tampoco sino en cuanto pueda creerse que Dios las aceptará y que
le serán agradables. ¿Y quien podrá creer que Dios acepte, y que
le sea agradable el que un infeliz inocente se despoje de todos sus
bienes y los entregue á un malvado que se enriquecerá por medio
de una acción injusta ?
112. Falta decir una palabra sobre el dolo. En cuanto al fuero
externo una promesa arrancada por sorpresa y engaño no produce
ningún efecto, aunque vaya confirmada por el juramento. Mas
en el fuero interno podría dudarse , al menos por aquellos que
quieren sea eficaz la que se ha hecho por violencia : no obstante
el mismo Grocio la declara nula aun ante Dios, señalando por ra
zón de diferencia el que cualquiera que promete violentado , pro
mete absolutamente , sin hacer depender su promesa de ninguna
condición ; al paso que aquel que promete inducido á ello por
dolo , tiene en alguna manera la intención de hacer depender su
promesa de la verdad del hecho , que e'l supone y que sirve de
fundamento á la misma.
SECCION ,2.a.
De los cuasicontratos .
1 S II.
De los delitos y cuasidelitos.
§ m.
De la Ley.
V
SECCION 3.a
SECCION IV.
DE LO QUE PUEDE SER OBJETO Y MATERIA DE LAS OBLIGACIONES.
'
..'$.«. \
'Que cosas pueden ser objeto de las obligaciones.
131. Pueden ser objeto de las obligaciones todas las cosas que
están en el comercio de los hombres.
( 1 ) Las leyes españolas con respecto a los derechos que tiene el padre solire los bienes de
los lujos son una mera copi'a de las romanas.
80 ' ■ . TRATADO
Puede tratarse en ellas no solo de un cuerpo cierto y determi
nado , como de tal caballo ; sino también de una cosa indetermi
nada , cotilo si uno se obliga á entregar un, caballo sin decir cual.
Es eon todo preciso que una cosa asi indeterminada este circuns
crita dentro ciertos límites morales : oportet ut genus quoci debe-
tur > habeat ceríamjimtionem ; como sucede cuando sé promete
un caballo, un buey, un sombrero. Mas si esta indeterminación
es tan vaga que pueda reducirse á una cosa insignificante, ó á casi
nada ; entonces no subsiste la obligación por falta de objeto y ma
teria, pues en el orden moral una cosá insignificante equivale á
nada.
Ejemplo : Se promete á uno dinero, trigo , vino sin que se de
clare ni pueda interpretarse que cantidad ; la promesa es nula ,
porque puede su objeto reducirse á una cantidad tan desprecia
ble como lo es un maravedí, un grano de trigo, una gota de vino,
que nada ó casi nada vale. La lev 94 ff. de verb. oblig. decide
que semejante estipulación ninguna obligación produce , porque
no puede,definirse de que cantidad hayan querido tratar los con
traentes.
Por lo demás no es necesario que la cantidad sea cierta en sí
misma y determinada ya al tiempo de cerrase la obligación ; basta
que pueda serlo con el tiempo ó con relación á otra cosa.
Ejemplos : i. Si alguno se obliga á indemnizarme de los daños v
pérdidas que haya sufrido, ó que pueda sufrir en tal ó cual circuns-
- tancia, la obligación es válida; porque aunque no conste de cierto
ahora la cantidad á que .asciendan 6 pueden ascender los daños y
pérdidas , pueden determinarse después. /
ii. Si alguno se obliga á proveerme del trigo necesario para el
gasto de mi familia de todo un año, la obligación será válida ; por
que si bien no es aun cierto lo que se promete , puede fácilmente
estimarse y definirse.
132. Pueden ser también objeto de una obligación las cosas
que "aunque no existan todavía , se espera que existirán con el
tiempo ; de tal manera no obstante que el efecto de la obligación
dependa de su futura existencia como de una condición.
Ejemplo : Si me obligo á entregar á un mercader de vinos los
que recoja tal año de mis viñas , valdrá la obligación , aunque
no existan ahora los tales vinos. Mas si por una desgracia las
viñas no producen vinos aquel año, se desvanecerá la obligación
bfe LAS OfcLtoACIOfcES. * 81
por Taita de la Cosa que debía ser su objeto , como si jamas se hu
biese contraído.
Esta regla de q,Ue pueden ser objeto de las obligaciones las co
sas futuras, sufre según las leves romanas una excepción , cuan
do se trata de i|s sucesiones. Proscriben estas leyes como indeco
rosas y contrarias á las buenas costumbres todas las convencio
nes que tengan por objeto sucesiones futuras , ya sea que eu un
convenio se trate de la sucesión propia de que se prometa dispo
ner eu favor de otro , aun cuando se hiciese esto en cartas malíi-
monialcs, l. 15 cod. de páct., ya sea que dos tratasen entre sí de
la sucesión de otro tercero que los dos ó uno de ellos espera : h.
fin. cod. ; i no ser que este tercero haya intervenido y dado su
consentimiento y aprobación al convenio, d. I. fin.
No debe confundirse la sucesión futura con la substitución 6
fideicomiso de los bienes de un difunto que me los ha dejado con
la condición de devolverlos á alguno después de mi muerte. Esta
substitución o fideicomiso no es una sucesión , no hace parte de
mi sucesión futura ; es simplemente una deuda á cuyo pago estov
obligado para después de mi muerte en favor de aquellos que hu->
biesen sido llamados después de mí , y sobre la cual pueden estos
tratar v contratar ya sea conmigo, ya sea con otro, ya entre sí
mismos : L. 1, et 16 cod. de poctis : L. 11 cod. de transad.
133. A mas de las cosas que pertenecen al deudor , pueden ser
objeto de su obligación las que no le pertenecen , siempre que se
haya comprometido á darlas ; y deberá en tal caso adquirirlas de
aquellos que las tienen, y entregarlas á quien las ha prometido.
Si no quieren venderlas sus dueños , no por esto podrá el
deudor pretender que se le declare libre de su obligación , bajo
el pretexto de que no está en su mano el cumplirla , y que no
puede obligársele á lo imposible. El principio que prescribe, que
nadie está obligado á lo imposible, íS aplicable tan solamente cuan
do liay una imposibilidad absoluta : mas no cuando la cosa es po
sible en sí, aunque po» alguna circunstancia no este en el poder del
deudor ejecutarla. Bastará esta posibilidad paraque el acreedor
tenga el derecho necesario para exigir su cumplimiento por parte
del deudor , quien debe imputarse á sí mismo el haber prometido
una cosa que no estaba en su mano cumplir , y por lo mismo es
tará obligado á pagar todos los daños y perjuicios resultantes de
la inejecución de sus promesas.
82 TRATADO
134. Aunque puede uno obligarse á dar á otro cosas ijn* per
tenezcan á un tercero, no puede con todo subsistir la obligación
de darle lo que es ya sujo ; L. 1 § lOJf. de obl. et act.,- á menos
que no lo sea sino imperfectamente , pues cu e¿$£e caso vale la
obligación en cuanto puede aprovechar al acreedor paraque la
adquiera perfectamente.
135. Es evidente que «o pueden ser objeto de una obligación
las cosas que están fuera del comercio de los hombres ; y asi nadie
puede obligarse á dar una iglesia , una plaza pública , etc.
Nadie tampoco puede contraer la obligación <le dar á alguno
una cosa que sea incapaz de tener; como sucederia constituyen
do una servidumbre en favor de persona que careciese de here
dad vecina. No es necesario empero que sea capaz de tenerla v
poseerla el sujeto que promete la cosa, hasta que tenga esta ca
pacidad aquel en cuyo favor está concebida la obligación.
CAPITULO II.
ARTICULO I.
§ I-
Obligación de dar.
5 ir.
De la obligación de hacer ó dejar de hacer.
■*
ARTICULO II.
EFECTOS DE LA OBLIGACION POR PARTE DEL ACREEDOR.
$1.'
Del caso en guc la obligación sea de dar*
( \ ) La opinión que manifiesta Polhier en esta materia no está por cierto muy conforme
enn nuestro derecho patrio. He aqni como sobre ella se explica Sala en sus instituciones de
derecho español.
92 TRATADO
115. Para obligar al deudor ó u sus herederos y sucesores uni
versales al pago de lo que se le debe, tiene el acreedor dos medios
legales: el uno de pronta y rígida ejecución , y el otro de una
demanda ordinaria.
El primero consiste en presentarse el acreedor al deudor en
persona, ó en su domicilio acompañado del tribunal competente,
é intimarle á que pague inmediatamente ; y no veriíicdndolo, se
ocupan y justiprecian sus bienes muebles e inmuebles, y unos
después de otros se venden en pública almoneda hasta quedar en
teramente cubierto el crédito.
Para proceder por la via ejecutiva deben concurrir tres circuns-
... s «.
De cuando la obligación consiste en hacer ó dejar de hacer.
ARTICULO III.
DE LOS DAÑOS Y PERJUICIOS QUE RESULTAN YA SEA DE LA FALTA
DE EJECUCION EN LA» OBLIGACIONES , YA DEL RETARDO EN CUM
PLIRLAS.
ti
£ SEGUNDA.
CAPITULO PRIMERO.
EXPLICACION GENERAL
80DRE LAS DIFERENTES ESl'ECIES DE OBLIGACIONES.
Primera División.
y Segunda División.
§• "i-
§ IV.
División sexta.
182. Según sea el orden que entre las cosas que vienen com
prendidas en la obligaciou , deba observarse , son las obligaciones
principales ó accesorias.
Principal es aquella que forma el objeto principal del convenio
celebrado.
Accesoria es aquella que en cierto modo no es otra cosa mas
que una seqüela dependiente de la obligación principal.
Ejemplo : En el contrato de venta de un campo constituye la
obligaciou principal la necesidad en que se halla el vendedor de
entregar la cosa al comprador, y de asegurarle de no ser perturba
do cstándole de eviccion ; obligado prcestandi emptori rem ha-
bere licere : y las obligaciones accesorias son , la de poner á su
disposición los títulos y documentos pertenecientes al mismo
campo , la de emplear todo el cuidado conveniente en su conser
vación , _y la de portarse en todo con buena fe.
Es necesario advertir que los nombres de obligación principal,
obligación accesoria se toman también en otro sentido , conforme
lo veremos infra § 6. •
110 TRATADO
S V.
División séptima.
183. Con respeto al orden con que se presumen contraídas son
las obligaciones primitivas ó secundarias.
Obligación primitiva , que pudiera asimismo llamarse principal ,
es la que principalmente y en primer lugar se ha contraído , y
por lo que ella es en si misma.
La secundaria es la que se ha contraído para el caso de no cum
plirse la primera.
Ejemplo : En el contrato de venta la obligación primitiva es la
que contrae el vendedor de entregar al comprador la cosa y ase
gurarle en su posesión ; y la de pagarle los daños y perjuicios caso
de no poder cumplir con ésto, forma la obligación secundaria.
, 184. Dos especies de obligaciones secundarias deben distin
guirse.
A la primera pertenecen las que propiamente no son otra cosa
mas que una consecuencia natural de la obligación primitiva ; es
decir, que provienen naturalmente de la falta de ejecución ó de la
poca puntualidad en el cumplimiento de esta , aunque no haya in
tervenido convención alguna particular.
', Ejemplo : Es secundaria en este sentido la obligación de pagar
los daños y perjuicios e.n que viene á parar naturalmente y de
pleno derecho , ipso jure , la obligación primitiva en que se halla
ba el vendedor de entregar la cosa y asegurar su posesión, cuando
se ofrece el caso de no poder cumplir con alguno de estos extre
mos. A esta misma clase de obligaciones secundarias debe referir
se la de los intereses, que resulta naturalmente del retardo come
tido en el pago de alguna suma de dinero.
Las obligaciones secundarias de la segunda especie son las que
provienen de una clausula añadida á un contrato , en virtud de la
cual la parte que se compromete á dar ó hacer alguna cosa , que
da obligada á pagar una cierta cantidad de dinero en caso de no
cumplir con lo convenido.
Las cláusulas estas se llaman penales , y las obligaciones á que
dan origen obligaciones penales : su objeto es asegurar la ejecu
ción de la obligación primitiva y principal á que se juntan. V. in-
fra. cap. 5.°.
, DE LAS OBLIGACIOHES. 111
185. Las obligaciones secundarias pueden aun subdividirse «n
dos especies.
Una de estas comprende aquellas obligaciones en que se con
vierten y transforman las primitivas caso de no dárseles cumpli
miento. Tal es la obligación de pagar los daños y perjuicios de
qué acabamos de hablar. Cuando el vendedor no cumple con la
obligación primitiva de entregar la cosa y asegurar su posesión al
comprador , esta obligación se desvanece quedando refundida y
enteramente transformada en la de pagar los daños y perjuicios
que de la falta de ejecución le provienen al comprador.
La otra de estas especies se refiere á aquellas obligaciones se
cundarias que son meramente accesorias de la primitiva sin des
truirla en lo mas mínimo, aun cuando el deudor retarde su cumpli
miento. Tal es la obligación de pagar los 'intereses legales prove
nientes de la tardanza en que se ha constituido el deudor relati
vamente al pago de la suma principal.
División octava.
§• vil.
D ivisiones nona , décima , undécima y duodécima.
CAPITULO II.
CAPITULO III.
ARTICULO I*
§ ii.
Que es la que hace que sea suspensiva una condición.
§•
' S v. • '
Del efecto de las condiciones.
218. El efecto de la condición es suspender las obligaciones
hasta que aquella se haya cumplido ó se entienda cumplida. Entre
tanto nada se debe, solo hay esperanza deque la cosa se deberá:
pendente condicione nondum debetur , sed spes est debitum iri. De
ahí se sigue, que si se ha pagado la cosa antes de cumplirse la con
dición podrá la misma repetirse. IQ.ffde cond. ind.
128 TRATADO
219. Pereciendo la cosa antes de que la condición se verifique ,
en vano después se cumplirá ; ya que el cumplimento de la con
dición no puede confirmar las obligaciones que no pueden existir,
siendo para, ello necesario el que haya una cosa ú. hecho que cons
tituya su objeto. Si existe la cosa al tiempo de cumplirse la con
dición se deberá entregar tal como se halla, y la mejora ó dete
rioro que sin culpa del deudor hava tenido, será en utilidad ó per
juicio del acreedor. I. de peric. et comm: rei. vend.
220. La condición tan luego como se cumple se retrotrahe al
tiempo de formarse el empeño ; y el derecho y obligación que de
ella resultaren se entienden haber nacido ya cuando se celebró el
contrato. /. 18. I. 144. § l.ffde reg. juris.
De ahí se sigue que si muere el acreedor antes del cumplimien
to de la condición , por mas que no haya todavia adquirido un de
recho y si solo una esperanza , si la condición se verifica después
de la muerte , se entenderá haber transmitido á su heredero un
verdadero derecho , puesto que por la fuerza retroactiva de la
condición creerá haberlo adquirido al tiempo de celebrarse el
contrato , y que por lo tanto existia antes del fallecimiento.
Todo lo contrario sucede en los legados. La razón de esta dife
rencia consiste , en que siendo el legado hecho únicamente en
bien del legatario, la condición no puede cumplirse sino en su fa
vor ; en vez de que celebrándose el contrato no solo en bien del
que intervino en el, si que también de sus herederos; puede cum
plirse la^condicion así en favor de aquel como en provecho de es
tos. Cuyacio ad. d. I. 18.
221. Otro efecto de la fuerza retroactiva en las condiciones es
que si el contrato crea la hipoteca , esta se entenderá ser consti
tuida no desde el dia en que se cumplió la condición sino desde,
el instante en que aquel sé celebró.
222. Aunque el acreedor no tenga ningún derecho antes del
cumplimiento de la condición ; con todo puede verificar lo que
sea necesario para que no se frustre cuando la obligación nazca.
Asi que podrá hacer parte en un concurso de acreedores , y será'
puesto en el lugar que le correspondajpara el cobro de su dere
cho, si bien qué nada podrá recibir antes de que la condición se
cumpla. El acreedor puro que tiene un derecho posterior al con
dicional se colocará entretanto en el puesto de este , dando cau
DE LAS OBLIGACIONES. 129
cion de devolver todo lo que hubiese recibido si el cobro perjudi
case al deudor eu caso de cumplirse la condición.
ARTICULO II.
BE LAS CONDICIONES RESOLUTIVAS , BE LAS OBLIGACIONES QUE SE
EXTINGUEN POR CIERTA COKD1CION ; Y DE LAS QUE TIENEN UNA
DURACION DETERMINADA. .
ARTICULO III.
DÍ IOS PLAZOS.
S n.
De los efectos del plazo y de sus diferencias respeto de la
condición.
230. Diferencíase el plazo de la condición en que esta suspende
ta obligación que debia dimanar del contrato; y aquel difiere única
mente su ejecución. El que ha prometido bajo condición no es ver
dadero deudor, hasta que se haya verificado la condición : hay tan
solamente esperanza de que tal vez lo será. Sigúese de aquí que si
ha pagado antes de que la condición se cumpla , podrá reclamar lo
entrgado, como cosa no debida , según hemos visto en el artí"
culo precedente.
I
132 TRATADO
Por el contrario el que debe á plazo, aunque este no baya ven
cido, es un verdadero (deudor, y pagando antes de esto no podrí
reclamar lo entregado , porque ha cumplido con lo qnc efectiva
mente debia : mas aunque sea deudor, no puede exigirscle la deu
da hasta transcurrido el termino pactado.
A veces sin embargo se toma la palabra deber en un sentido mas
estricto, y entonces significa tan solamente aquello que puede ac
tualmente pedirse : de esta manera decimos, nada debe quien tiene
en su favor un plazo.
231. La acción queda diferida hasta transcurrido el termino
comprendido en la obligación. Asi que si se ha prometido pagar
una suma de dinero este año, no podrá exigirseme basta que baya
completamente pasado el último dia del año , pues este dia hace
parte del termino concedido en la obligación: l. 42ff. de w.rb. oblig-
232. El efecto de impedir la acción hasta transcurrido el
te'rmino comprendido en la obligación , es común á los plazos de
derecho y á los de gracia.
El plazo de derecho tiene otro efecto que le es peculiar: tal es
el de impedir la compensación hasta después de haber espirado.
Ejemplo .- En el dia primero de este año he prestado á Juan mil
pesos con la obligación de devolvérmelos en igual dia del año si
guiente. Después de esto Juan entra en la berencia de otro á
quien yo debia igual cantidad ; y en fuerza de su título de herede
ro me pide en mayo de este año los mil pesos que debia á su ante
cesor. Yo no podre' en este caso oponerle en compensación su deu
da , porque esta no es pagadera hasta el dia primero de enero del
año que viene, y con la compensación que es un equivalente de
paga le obligaría á que la verificase antes del plazo convenido.
Todo lo contrario sucede en los plazos de gracia: estos impiden,
es verdad, la acción ; no excluyen empero la compensación que
debidamente se les oponga.
Ejemplo: Juan prestó á Antonio«n el dia primero de este año mil
pesos que debian devolverse siempre y cuando quisiera el mutuan
te» Antonio sin embargo ha obtenido del príncipe ó del juez un
respira de un año. Si en el transcurso de este tiempo Juan viene
á ser deudor de Antonio por haber este adquirido la herencia de
uno á quien aquel debia , supongamos , mil pesos ; en este caso si
Antonio durante el plazo de gracia que se le ha concedido, pidiere
á Juan Jes mil pesos , que como heredero acredita, no hay duda
DE LAS OBLIGACIONES. 133
ep que este podrá oponerle la compensación ; por mas que no
hubiera podido demandarle en juicio la cantidad adeudada. Aliud
est enim diem obligationis non venisse , aliud humanitatis gratid
tempus indulgen solutionis ; l. 16. §. 1. Q. de compens.
233. En cuanto a los efectos del plazo falta tan solo observar
que presumiéndose puesto en favor del deudor; 1. 17. de R, J.
puede este excusarse de pagar antes de espirado el te'rmino , mas
no podrá el acreedor reusar la paga si quiere aquel afectuarla ;
1. 10. ff. de salut. I. 17 de R. J. , á no ser que pudiese colegirse
ile las circunstancias del contrato que el tiempo se ha añadido
tanto en beneficio del acreedor corno del deudor.
§. m.
De los casos en que puede exigirse la deuda antes de cum
plir el plazo.
234. El principal fundamento de los plazos concedidos por el
acreedor á su deudor es la confianza que tiene aquel de que podrá
cobrar su crédito en el ¡tiempo convenido : asi que faltando este
fundamento , cesará el efecto del plazo.
235. Sigúese de aquí, Io. que cuando el deudor ba hecho ban
carrota distribuyéndose entre sus acreedores el precio de sus bienes
subastados, podrá el acreedor hacer parte del concurso, y tomar
lo que le corresponda , por mas que no haya espirado el plazo. He
aquí otra diferencia que distingue á este de la condición, pues el
acreedor condicional en el caso propuesto no tiene derecho para
participar del precio de los bienes, y puede únicamente obligar á
los demás acreedores á que le prometan entregarle lo que haya de
corresponderle en caso de cumplirse la condición.
236. En este particular debe advertirse , que si entre muchos
deudores solidarios hay algunos que se hallen en quiebra, el
acreedor podrá exigir de estos la deuda aun antes que haya ven
cido el plazo, pero no á los demás, porque los que se hallan en es
tado de satisfacer sus compromisos , deben disfrutar de las venta
jas del plazo. Y como para lograrlas los condeudores no han pro
metido dar entre sí caución , es de ahí que no debe obligárseles á
ello, puesto que no se expresó así en el contrato, sin que además
el condeudor insolvente pueda perjudicar con la quiebra á sus
134 TRATADO
compañeros según la sabida regla , nemo ex altcrius facto prce-
gravari debct.
Sigúese de esto mismo , 2°. que el acreedor hipotecarlo que ha
hecho parte como tercer opositor en un juicio ejecutivo sobre
una finca que le estaba obligada , puede exigir que dcJ precio que
de esta se saque se le pague su cre'dito , por mas que no haya ven
cido el plazo en que se le debia pagar. La confianza, causa princi
pal de haber acordado el plazo , se ha desvanecido con la venta de
la hipoteca en que se fundaba.
ARTICULO IV.
PÍL LUGAR EN QUE DEBE VERIFICARSE LA l'AGA.
ARTICLO V.
DE LAS OBIGACIONES EN QUE SE SEÑALA UNA PERSONA A QUIEN SE
PUEDE PAGAR , Y DE AQUELLAS EN QUE PUEDE PAGARSE OTRA
COSA EN LUGAR DE LA DEBIDA.
ARTICULO VI.
ARTICULO VII.
DE LAS OBLIGACIONES SOLIDARIAS ENTRE MUCHOS ACREEDORES.
ARTICULO VIII.
DE LA OBLIGACION SOLIDARIA POR PARTE DE MUCHOS DEUDORES
SOLIDARIOS.
§ H.
( i ) Deben distinguirse en este particular tres puntos al efecto de que pnedan resolverse
con mas facilidad las cuestiones que se suscitan en la jurisprudencia romana y especialmente
en la nuestra propia: -1.a cuando dos ó mas personas están obligadas á una misma cosa , siendo
dividida de si la obligación , esto e» teniendo que pagar el uno la mitad ó ia tercera parte , se
gún que fuesen dos ó tres, y el otro también la mitad ó la tercera parte. 2.° cuantío dos ó mas
personas están obligadas en una misma cosa , siendo la deuda solidaria , es decir, cargando por
entero sobre cada una de las personas que figuran en la obligación ; mas competiendo á cada
una de estas el beneficio llamado de división tan luego como se las reconviniese. 3.° Cuando
siendo la obligación solidaria lo mismo que en el caso anterior , los deudores no gozan del
1)1 LAS OBLIGAIONZS. 151
271. Obsérvese de paso que la demanda entablada contra uno
de los deudores no libra á los demás, mientras no baya sido sa
tisfecha la deuda ; y por lo mismo puede el acreedor dejar al que
había emplazado y seguir su acción contra los otros, ó* bien con
tra todos juntos ; 1. 28 cod. de Jidej.
272. 2.°: La interpelación judicial de uno de los condeudores
solidarios interrumpe la prescripción contra todos los demás; /. fin,
cod. de duobus reís : esta es otra consecuencia de ser cada uno de
los condeudores deudor del todo. Porque al interpelar el acreedor
á uno de ellos , le ha interpelado por la totalidad de la deuda , y
celebrar el contrato , entonces se creerá que su intención es de querer obligarse solo parcial
mente si han expresado que deseaban obligarse in solidum , entonces es visto que renunciau
á toda división ; que quieren cargar cada uno de ellos sobre sí la deuda por entero ; en una
palabra , que desean que la obligación sea solidaria en sí y sus efectos , jure actionis y jure
exteptionis. Con lodo esa interpretación no parece muy conforme á los principios generales
del derecho , ni que se avenga mucho con el espíritu de la ley sobre que versa. No parece
■rrrcglada á los principios del derecho: porque toda renuncia es una perdida , la enagena-
cion de un derecho , y romo tal debe interpretarse estrictamente, creyéndose que solóse
verifica , cuando palabras claras y terminantes no dejasen ninguna duda* Que esto no sucede
en el caso presente se conoce á primera vista. Una cosa es contraer la obligación por entero, in
solidum , oirá renunciar á los derechos que aun eu este caso competen al deudor, entre los
cuales se cuenta el de pedir que el pago se divida entre los deudores, si todos pueden satisfa
cerle. La interpretación de los indicados autores sé aviene muy poco con el espíritu de la ley
recopilada ; es decir , con el fin que se propuso , puesto que su objeto fué favorecer á la*
personas que se obligan, y esta interpretación les perjudica. El código alfonsino si bien señala
la Índole de la obligación solidaría y los resultados que produce, con todo no demarca con
precisión y claridad cuando se entendía celebrada : quedaba pues alguna duda sebre el caso eu
que los coulraentes quieren obligarse cada uno por entero ó solamente la mitad el uno y la
mitad el otro t duda que pudiera ser funesta á los deudores y contraria ademas ásn voluntad.
Qué hizo pues la ley recopilada ? La ley recopilada lo que hizo fué advertir; que únicamente
en el caso en que los deudores dijesen clara y terminantemente que cargan con una obligación
solidaria, se entendería la misma dividida desde sn principio. La ley recopilada hito con respeto
a la legislación antigua española lo que había hecho la ley de Justiiiiano acerca el derecho
antiguo romano, hacer desaparecerla vaguedad , quitar la incertidumbre del contrato en pro
vecho de los individuos que por él se obligaban. El designio de esta ley no fué dañar al
deudor; al contrarío quiso favorecerle; y de seguro que le hubiera perjudicado si se le
quitase el beneficio de división , que concedía la ley de partidas a los deudores obligados in so
lidum, sí se entendiese que esta era su voluntad. Tales pues son los principios que al parecer
no deben perderse de vista para decidir las cuestiones que pueden ofrecerse en el particular.
v DE LAS OBLIGACIONES. 153
cío de la cosa en cuestión , porque la deuda es la misma en cada
uno de ellos , y no puede subsistir para uno al mismo tiempo que
extinguirse para los otros. Esto mismo decide la ley penult. ff. de
duob, reís : Ex duobus reis ejusdem Stichi promittendi factis ¿ al-
ttriusfactum alteri quoque nocet.
Ejemplo : SI Pedro y Pablo me han vendido solidariamente un
caballo, y este ha muerto por guipa de Pedro antes de habérseme
entregado ; Pablo quedará deudor lo mismo que Pedro , y á aquel
lo mismo que á este podré exigirle el valor del caballo , dejando
salvo a Pablo el recurso que pueda tener contra Pedro: al paso
La obligación común á muchos deudores principales tiene gran analogía con la obligación
también común á muchos fiadores. Con todo si hay entre las dos algunos puntos de semejanza
y contacto, también hay otros de divergencia ; y fuera grande error el confundir siempre la
obligación solidaria de los deudores principales con la que contraen los fiadores. Esto sin em
bargo es lo que han hecho algunos escritores , quienes á pesar de la diversa índole de ambos
negocios , y de la diferencia marcada que constituye entre ellos aun en este punto el legisla
dor, han aplicado rigurosamente á los deudores principales lo que está dispuesto relativamente
á los fiadores , y á estos últimos lo que las leyes determinan respecto á aquellos. Para conocer
nía equivocado es ese modo de opinar no es necesario mas que abrir las partidas y comparar
entre si la ley 40 tit. 42 par. 5 con la 18 del propio titulo y libro. JLa primera que es la que
halda de la deuda solidaria entre varias personas que principalmente se obligan ; dispone que
■o deberá sexcada una de ellas reconvenida por entero; aunque se hubiesen obligado así, á me-
losen el calven que unas tuviesen con que pagar, y no pudiesen verificarlo las otras. En di
verso sentido se explica la ley 48, la que hace una distinción entre el caso en que los fiadores
limplemente se obliguen, de aquel en que digan hacerlo por entero; queriendo que en el pri
mero gocen del beneficio de división , y que en el segundo queden privados del mismo. Esa
distinción es muy sabia , muy razonada , como qué es conforme á la naturaleza misma de las
eos» y á la interpretación que debe darse á los contratos. En ellos la regla es , que en cuanto
no se falte á la equidad en caso de duda mas bien debe favorecerse al obligado que al que
obliga , antes al deudor qne al acreedor. Y de ahí es que aunque dos ó mas personas prome
tan por entero cada una el pago de la deuda t objeto de la obligación ; no se entenderá que
quieren perder el beneficio de división , el derecho que se reparta aquel entre todos los qne
pudiesen verificarlo. Esa regla tiene una excepción ,* tal es que no debe decidirse la dnda en
favor del deudor, cuando la decisión no fuese la mas adecuada á la naturaleza y fin del contrato.
El de fianza es garantir el crédito ; un acreedor exige dos ó mas fiadores para que le sea á
la vez mas seguro y fácil eí cobro de su* derechos ; y por este motivo cuando se obligan ex
presamente cada uno por entero, se entendiera que pierden ó renuncian la divUiou en el pago
que otramente les seria acordadada. Esosfinesno aparecen siempre en la obligación solidaria
que contraen entre sí varios deudores principales, viniendo muchos á formarla junto», mas
154 TRATADO
que si la venta no hubiese sido solidaria, solo Pedro fuera respon
sable de su falta , y Pabfó con la muerte del caballo por mas que
ella hubiese acontecido por culpa de aquel, habría quedado ente
ramente libre , y ni siquiera debiera pagar al acreedor la mitad
del precio , de la misma manera que si el caballo hubiese muerto
por mera casualidad: Molin. trac, de divid. et individ. part. 3,
ra.0 126.
Advie'rtase que el hecho, la culpa ó tardanza de uno de los deu
dores solidarios obliga en realidad á los demás adeonservandam et
perpetuandam obligationem > en cuánto no quedan libres de su
obligación por la pérdida de la cosa , y deben pagar su valor ; y
por esto dice la ley penult.ff. de duobús reis : alterius factum alte-
ri quoque noce't : pero no es píenos cierto que esta culpa, hecho ó
tardanza no puede perjudicarles ad augendam ipsorum obligatio
nem, es decir, que en cuanto á los daños y perjuicios que puedan
resultar de la falta de cumplimiento de la obligación ultra del va-
3or de la cosa debida, no hay otro obligado que aquel que ha co
metido la culpa ó tardanza. La obligación del otro ú otros deudo
res que no han cometido falta alguna «i incurrido en demora
puede perpetuarse, pero en mañera alguna aumentarse ; y por esto
si bien deben pagar el valor de la cosa que ha perecido, nada tie
nen que ver'con los daños y perjuicios que la culpa y tardanza del
otro hayan podido acarrear, y por lo mismo este será el único
obligado á su reparación. En este sentido dice la ley ptnult.
ff. de usuris : Si dúo rei promittendi sint , alterius mora alteri non
nocet. - ...
Dumoulin limita esta decisión á los daños y perjuicios que no
hubiesen sido estipuladlos expresamente , pues si se hubiesen pac
tado intereses, por ejemplo, parece que deberían también satis
facerlos los condeudores en caso de no cumplirse la obligación ,
por existir entonces la condición bajo la cual se prometieron.
Molin. ibid. n.° 127.
274. 4.° La solución verificada por uno de los condeudores so
lidarios libra á los demás. Esto es una consecuencia de que en esta
bien i impulso de las circunstancias , por ser unidos quila i la cosa objeto del convenio
ó por una especulación que les era común ; que por los deseos del acreedor en asegurar
sus derechos y facilitar mejor su ejercicio.
t>I LAS OBLIGACIOHES- 155
especie de obligaciones no hay masque una sola deuda y de una
misma cosa , por mas que haya muchos deudores.
Y no solamente la paga real y efectiva producirá este efecto,
sino también toda otra especie de satisfacción que haga las veces
de tal.
Ejemplo : Pedro y Pablo me deben solidariamente mil pesos, y
yo debo á Pedro por un motivo cualquiera una cantidad igual. Si
enaste caso entablo una demanda contra Pedro para que me pa
gue los mil pesos que el y Pablo me deben, podrá aquel oponer
me la compensación de los mil pesos que yo le debo, y esta com
pensación equivalente al pago real y efectivo extinguirá absoluta
mente la obligación solidaria de Pedro y de Pablo , según lo que
acabamos de sentar.
Mas si en lugar de dirigirme contra Pedro me hubiese diri
gido contra Pablo , ¿ podrá este oponerme la compensación de la
deuda que yo tengo en favor de su condeudor? Papiniano en la
ley 10ff. de duob. reis está por la negativa: Si dúo rei promittendi
sociinon sint , non proderii alteri , quod stipulator altcri reo peca-
mam debet.
Sin embargo Doniat en sus leyes civiles part. 1.a lib. 3. tit. 3.
sec. 1. art. 8.° decide en contra de este texto, que Pablo en el
ejemplo propuesto podrá oponer la compensación de lo que debo
yo á Pedro por la parte en que Pedro se halla obligado con respe
to á Pablo, mas no por lo restante. La razón en que se funda es ,
que Pedro ha dejado de deberme aquella parte en que se halla
obligado á causa de la compensación que tiene derecho de opo
nerme , y por esto Pablo no debe estar obligado á pagar por Pe
dro aquella parte, quitada ya á causa de la compensación. Esta razón
es absolutamente concluyente; porque cuando un deudor solidario
paga por entero la deuda , únicamente se reputa que paga por sus
condeudores las cuotas que a cada uno de ellos les corresponden, con
siderando la cosa por lo respectivo á los mismos condeudores ; pero
con respeto al acreedor, puesto que le debe pagar por sí solo la tota
lidad de la deuda, se reputa que paga lo que el mismo debe, yno lo
qne deben los demás ; y en esto se funda cabalmente la decisión de
Papi niano. En favor de la opinión de Domat puede decirse, que si
guiéndola, se evitaría un rodeo; puesto que cuando Pablo me haya
pagado la totalidad de la deuda, tendrá el recurso correspondiente
contra Pedro por la parte que haya tomado en la obligación, y este
156 TBATADO
para satisfacerle tendrá que recurir á mi, á fin de que pagándole lo
que le debo, pueda acudir á su deuda. Esta razón ya que no es bas
tante poderosa para destruir lo que dijo Papiniano, debe sin embar
go contribuir á que se siga en Ja práctica la decisión de Dorfíat.
775. En cuanto á la condonación de una deuda hecha por el
acreedor en favor de uno de los deudores solidarios , librará á los
demás, si parece que esta ha sido la intención del condonante.
Mas si pareciese que ha querido tan solo extinguir la deuda JJ>r
la parte que respectivamente á los otros' condeudóres le tocase á
aquel, en cuyo favor se hubiese verificado la condonación, la deuda
subsistirá en lo restante.
¿Que deberá decirse si el acreedor al librar así á uno de los con
deudores , hubiese declarado expresamente que éntendia librar á
aquel, sin por esto disminuir en lo mas mínimo su crédito contra los
demás ? semejante protesta le daria derecho para exigir de los
otros la deuda entera y sin deducción alguna ? Soy de parecer que
no. La razón en que me fundo es que los deudores de ninguna mane
ra se habrían obligado solidariamente, sino cada cual por su cuota, á
no haber podido y debido creer que pagando uno de ellos todo lo de
bido, tendria el recurso correspondiente contra sus condeudores, y
que para este fin tendrían la subrogación ó cesión de acciones. Uni
camente con la tácita condición de una cesión semejante , ellos se
obligaron solidariamente, y por consiguiente el acreedor no tendrá
derecho de exigir de cada unode ellos la totalidad debida sin que se
verifique aquella cesión. Y como en la especie citada no puede ce
der las acciones contra aquel deudor á quien por su hecho propio ha
librado, y no pudiendo por lo mismo cumplir la condición bajo la
cual tiene tan solo el de^qcho de exigir la totalidad de la deuda á
cada uno de sus deudores, es de ahí que no podrá pedirla á ninguno
de ellos. Repeüitur exeeptione cedendarum aclionum. Véase lo que
se dirá sobre la cesión de acciones infra part. 3 cap. 1 art. 6 § 2.
Cuando el acreedor ha librado á uno de los deudores solidarios,
¿dejará de ser solidaria la obligación? ó bien ¿podrá tal vez instar
la acción contra cada uno de los otros, deduciéndose tan solo la
parte de aquel qne ha sido librado , y el tanto que hubiera debi
do tocarle en caso de hallarse insolvente alguno de los condeu
dores ? Pongamos un caso. Tenia yo seis deudores solidarios, he
librado uno, y de los cinco que quedan el uno se halla insolven
te : ¿deberé en este caso contentarme con exigir de cada uno de=
DE LAS OBLIGACIONES. 157
lo» otros la sexta parte , ó bien podre exigirles la totalidad suje
tándome á la deducción de la sexta parte á que se hallaba obliga
do el qué yo libre , y ademas á la del tanto en que deberia él mis
mo contribuir por razón de bailarse uno de insolvente? parece que
efectivamente podre' intentar la acción en los términos última
mente dichos , porque el deudor emplazado no podrá pretender
otra deducción que la de aquello que pierde por faltarle la ce
sión de acciones contra aquel á quien he librado.
276. Cuando uno de los deudores solidarios ha llegado á ser el
único heredero del acreedor , la deuda no se extingue por lo res
pectivo á los otros deudores; porque la confusión magis personam
debitoris eximit ab obligatione , quam e.xtinguit obligationem . Sin
embargo este deudor hecho heredero del acreedor no puede exi
gir de sus condeudores mas que aquella parte que debiera corrcsT
ponderles deducida la quq á él le tocaba, y la que recae sobre él, si
hay alguno de sus compañeros insolvente. No es lo mismo cuando
el caso fuere por lajhversa, es decir, que el acreedor llegasen ser el
único heredero de uno de sus deudores solidarios.
§ iv-
§ IV.
De la obligación de ceder las acciones en que está el acree
dor que pide á su deudor solidario la totalidad de la deuda.
164 ctBso
guido de. todo punto el crédilo, y por consiguiente todas las accio
nes y derechos del acreedor , quien en vano cedería una cosa que
no existe ya : Si post solutum , si nc ullo pacto , omne quod ex
causa tutette debetur , actiones post aliquod intcrvattum cessce sint;
nihileá cessione actum , cumnttUa actio superfuit > l. 76, ff.de
solut.
Nuestros doctores acostumbran citar entre otros textos et de
esta ley para decidir que la subrogación no debe verificarse de
pleno derecho , sino la ha instado en el acto de la paga el deudor
solidario, el fiador ó cualquiera otra persona qne paga lo que de
be por otros ó junto con otros ; y en efecto parece que esta ley lo
decide en términos muy formales. Sin embargo Dumoulin en una
de sus obras ha pretendido contra la opinión de todos los doctores,
que un deudor solidario , un fiador y en general cualesquiera que
paguen lo que deben por otros ó con otros, por la paga se entien
den subrogados de pleno derecho, aunque hayan omitido solici
tarlo. La razón en que se funda es, que siempre debe presumirse
que han pagado con la intención y bajo la condición precisa de que
se les cediesen las acciones , como tcnian derecho á exigir, sienda
imposible presumir <jue nadie desprecie ni renuncie sin mas ni mas
sus derechos. El pretende que esta ley 76 no trata, como se ha
creido comunmente, de un tutor que paga lo que debia solidaria
mente cotí sus contutores sin pedir la subrogación contra ellos,
sino del amigo de un tutor que ha pagado por este sin hallarse de
ninguna manera obligado á la deuda. Y Diunoulin afirma que
únicamente en este caso deja de tener lugar la subrogación de ple
no derecho, no habiéndose pedido en el acto de la paga ; porque
él como acreedor no esta entonces obligado d ceder sus acciones,
no puede suponerse que esto se haya verificado, á no ser que se hu
biese convenido asi expresamente. Mas siempre que aquel que ha
pagado tenia interés en pagar , y por consiguiente derecho para
exigir la subrogación ; debe constantemente reputarse que esta ha
intervenido, por mas que no se haya solicitado. Funda además y
principalmente su opinión en la ley 1 § 13^ de tut. et rat.} cuyo
texto interpreta en un sentido absolutamente diverso del que se
le habia dado hasta entonces. Dice la ley : Siforte quis ex fácto
alterius tutoris condemnatus prcestiterit velex communi gesto , nec
ei mandatos sunt actiones, constitulum est a Divo Pió et ab Irnpe-
ratore nostro et paire e/us , utileui actionem tutori adversus con
DI LA» OBLIGACIONES. 16J
UUorem dandam. En lugar de tomar esta ley como que concede
la acción utilis negotiorum gestorum contra los contutores , en- lo
cual había dificultad, porque el tutor habia pagado en su propio
nombre , y por consiguiente non contutoris , sed magis propium
negotium gessisse videbalur. Dumoulin por el contrario pretende
que se trata aquí de la acción de tutela que el menor tenia contra
el otro tutor, la cual se llama utilis, porque la ley á falta de cesión
expresa , utilitate ka suadente , concede la subrogación al tutor
que ha pagado.
Esta opinión no ha sido seguida m»en las escuelas ni en los tri
bunales, por manera que los fiadores y todos cuantos pagan lo que
debían juntamente con otros ó por otros , no se entienden jamas
subrogados en las acciones del acreedor, á no ser que lo hayan ins
tado formalmente. La razón de esto es , que segnn un principio
sentado por el mismo Dumoulin nunca debe admitirse la subro-
gacion-de pleno derecho sin que la ley lo prescriba asi : Non tran-
seuni acciones nisi in casibus jure expressis ; y Dumoulin no puede
encontrar ningún texto que establezca en este caso la subrogación.
La ley citada que es el principal fun(L|aiento de su opinión, no lo
establece asi como el pretende ; puesto que no hay necesidad al
guna de entender el texto en los términos que e'l supone , como que
habla de una acción utilis tutelce á la cual se reputa subrogado el tu
tor que ha pagado, porque es mucho mas natural entender que se
ha hablado allí de la acción utilis negotiorum gestorum. Lejos pues
de que esta ley prescriba la subrogación de pleno derecho, supone
por el contrario que no tiene lugar ; pues que asi lo convence el
sentido natural y genuino de la ley "6ff. de solut., siendo vanos
los esfuerzos deDumoulin para interpretarla á su modo. Menos re
plica todavia admiten la ley 39. ff. de fidej y la 11 cod. d. tit.
En ellas se decide que el fiador qué en el acto de pagar ha descui
dado pedir la subrogación, no tiene acción contra sus confiadores;
con lo cual se pone bien de manifiesto que la subrogación no se
verifica jamas de pleno derecho sin que se haya solicitado ; pues
si asi hubiese sido, inútil fuera consultar al emperador Alejandro
sobre si habia una acción. En vano se dice en favor de la opinión
de Dumoulin que ^1 deudor solidario que tenia derecho para ins
tar la subrogación contra sus cpndeudores, no debe presumirse
haber renunciado a e'l, no teniendo lugar la presuncien en las re
nuncias de derechos ; porque aquí el derecho consiste en la sim
166 TRATADO
pie facultad que tiene el que paga para instar la subrogación, fa
cultad de que puede usar ó dejar de usar según le parezca , y por
lo mismo no basta el que deje de presumirse que no ha renunciado»
á su derecho, .«¡noque es ademas preciso que haya usado de aque
lla facultad, lo que no puede constar sin que él lo haya declarado.
El deudor que paga tiene para ello otro motivo ademas de la ad
quisición de la subrogación , tal es el de evitar que él acreedor
inste contra él la ejecución , y el de librar de esta- suerte su perso
na y sus bienes ; no es pues necesario Lmsear otra causa de la paga
que ha hecho sin pedirla suhjrogacion. Por otra parte aun cuan
do se supusiese está voluntad de1*adquirir la subrogación, esté
proposito interior de nádale aprovecharla : su derecho consistía-
en la facultad de instar la subrogación;, y no. habiéndola instado ,
no puede ella tener lugar. Verdad es que la ley socorre al deudor,
cuando pudiera dañarle la falta del acreedor ; pero paraque haya
esta falta , es preciso que haya tardanza ; y esta no tiene*' lugar
hasta después de la instancia del deudor. Por esto los autores
modernos han continuado siguiendo la opinión contraria. A pesar
de todo tal vez en algún caso exigirá la equidad que se admita la
subrogación de pleno dere$no.
281. El deudor solidario que en el acto de pagar ha solicitado
la subrogación , en todo lo que excediere lo que ha entregado á
aquello que debia él por sí mismo y sin recurso, tendrá todas las
acciones del acreedor no solo contra sus condeudores ; sino tam
bién con tra sus fiadores en caso de tenerlos la obligación: disfrutará
además de todos los privilegios y de todos los derechos de hipote
ca que tenia el acreedor , y podrá iustar contra cualquier tercer
poseedor , de la misma manera que lo hubiera podido verificar el
acreedor de quien es procurator inrem suam. ■ ^
Cuando hay muchos condeudores , como por bjemplo , si fuesen
cuatro los que hubiesen contraido una misma obligación, disputan
entre sí los autores , si habiendo pagado uno de los cuatro toda la
deuda , y habiéndosele cedido en virtud de esto las acciones, podrá
demandar solidariamente á cada uno de sus condeudores deducien
do tan solamente su parte , ó bien si únicamente podrá demandar
á cada uno la cuarta que le corresponde. Antiguamente se siguió la
primera opinión. Y en efecto parece á primera vista que el deudor
en fuerza de la subrogación se halla constituido como procurator
inrem suam del acreedor, y por consiguiente puede instar que cada
nz LAS ÜBLTGiOIOKIS. 167
uno Je sus condeudores le pague toda la deuda, de la misma manera
que el acreedor hahria podido verificarlo. Sin embargo se ha se
guido en los tribunales modernos la última opinión. La razón de es-
to-esque á no hacerse así seria preciso correr un círculo de acciones,
porque aquel de mis condeudores á quien hubiese obligado á pagar
toda la deuda deducida mi parte , tendria asimismo derecho para
exigir la cesión de acciones , y en virtud de esta podria asimismo
eligir de mi , deducida su parte , lo que él hahria pagado ; porque
también yo me hallo obligado solidariamente. Por mi parte no po
dria oponerle la excepción de que lie dejado de ser deudor en el ac
to mismo de pagar al acreedor, p&sto que por medio de la subroga
ción se extingue únicamente la deuda en la parte en que me halla-
bayo obligado por mi mismo, y no en lo restante : por medio de la
subrogación puede mas bien decirse que he comprado el crédito' en'
cuanto excede lo queá mi me tocaba , que no haberlo extinguido.'
Mas tan luego como me ha satisfecho lo adelantado mi'cohdéudor
que tiene igualmente que yo el derecho dé.-eiSigSr la1 subrogación ,
el crédito que quedare, deducida la parte qW á él le tocase, pasa
ría á él ; y dejaría de ser yo el procuratofin rem suam del acree
dor, adquiriendo esta calidad el condíhidor que me ha pagado
como á tal podria exigir de mi lo que hubiese satisfecho en mimbre'
de la obligación común. ' ' *
Cuando después de haber pagado y habérseme cedido las accio
nes, se hallase entre mis condeudores alguno de insolvente, y de
quien por lo mismo no pudiese recobrar la parte que le corres
pondería, esta debe repartirse entre los demás que se hallan en
estado de pagar y yo. No permite la equidad que después de ha
ber extinguido yo solo la deuda común; sufra solo aquella pérdida.
§ Vi-
CAPITULO IV.
• SECCION Ia.
DB LAS OBLIGACIONES. 17 )
como cuando alguno ha prometido uno de sus caballos ; con tal
que la convención no contenga cláusula alguna que se oponga á la
libre elección del deudor.
Mas cuando por una cláusula particular se hubiese convenido
que tuviese el acreedor facultad de escoger, como si alguno se ha
obligado á darme el perro que yo quisiese de su jauría ; en este
caso por mas que la obligación sea pura y simplemente de un
pérro indeterminado , con todo puede decirse también que en vir
tud de la cláusula que me concede la facultad de escoger, cada
uno de los perros del deudor ce me debe con una especie de con
dición , á saber, si yo le escojo ,™ues que en virtud de dicha cláu
sula no hay ninguno en la jauría que yo no tenga derecho á exi
gir. Por esto el deudor está obligado á conservar todos los perros,
hasta que yo haya elegido ; y mientras que esto no se haya verifi
cado, de ninguno puede disponer sin contravenir á su obligación;
Arg. I. 3jff. qui etdquib. man. Si indistincte homo sit legatus ,
non potest honres quosdam manumitendo evertere jus electionis ,
nam quodam modo singuli sub condicione legati videntur.
No puede decirse otro tanto cuando el deudor tiene la elección,
porque el que cada individuo del género venga comprendido <n la
obligación, no proviene de la facultad de pagar una cosa mas bien
que otra, sino del derecho de exigirla. Esta misma diferencia es
tablece Dumouiin entre el caso en que tenga la elección el acree
dor y aquel en que la tenga el deudor.
176 TRATADO
SECCION 2.a
ARTICULO I.
QUE OBLIGACIONES SON DIVISIBLES Y QUE OTRAS INDIVISIBLES.
DB IÁS' OBLIGACIONES. 17 7
CGntinuitalisj como la que puede recaer sobre ung plancha do me
tal ; síiio de la división civil propia del comercio de las cosas.
Hay dos especies de divisiones civiles : por la una se hacen par
tes reales y divididas, por la otra intelectuales e' indivisas. Cuando
un campo se divide en dos plantando en medio mojones, la divi
sión es de la primera especie ; pues que las partes de aquella
tierra se hallan realmente separadas y divididas.
Si el propietario de ella muriese dejando dos herederos que
fuesen dueños de la misma cada uno por una mitad indivisa , en
tonces la división es de la segunda especie ; puesto que las partes
que resultan de la distribución que hace el testador son indivisas
y en manera alguna reales puesto que no subsisten sino in Jure et
intelleciu. •
Las cosas que no son susceptibles de la primera especie de divi
sión , lo son á veces de la segunda.
Ejemplo : Un caballo , un azafate de oro no son susceptibles de
la primera especie de división , porque no puede hacerse partes
reales de ellos sin destruirlos ; no obstante admiten la segunda es
pecie de división , porque pueden pertenecer á muchas personas
por partes indivisas.
Paraque una obligación sea divisible basta que la cosa que cons
tituye su objeto sea susceptible de eáta segunda división , por mas
que no lo sea de la primera. -Asi se desprende de la ley 9 , § 1 ,ff.
de solut.j en donde se dice : Qái Stichum débet parte Stichi data,
iriréliquam partem tenetur. Según este texto la obligación de dar
el esclavo Sticho es divisible , puesto que puede ella quitarse por
partes consintiéndolo el acreedor ; por mas que un esclavo no ad
mita la primera especie de división.
Las cosas indivisibles son aquellas que no admiten partes ni rea
les ni intelectuales : tales son casi todos los derechos de servi
dumbres prediales , qure pro parte adquirirían possunt.
La obligación de dar una cosa de esta naturaleza es indivisible.
290. La misma regla que acabamos' de explicar para saber si las
obligaciones, qux in dando consistunt, son divisibles ó indivisibles,
sirve asimismo por lo que toca á las obligaciones faciendt vel non
faciendi. Muchos autores habían opinado que estas últimas eran
siempre indivisibles, mas Duinoulin part. 2 , n. 203 , ha demos
trado que ellas lo mismo que las otras son divisibles ; á menos que
el hecho que constituye su objeto sea de tal naturaleza , que no
12
178 TRATADO r ,
pueda cumplirsejpor partes, como cuando me he obligado á cons
truir una casa etc. Mas si el hecho sobre que versA' la obligación ,
puede cumplirse por partes, como si roe hubiese obligado á poner
á Pedro en posesión de una cosa que- puede poseerse pf>r partes ;
la obligación será divisible : ümnis obligalio, etiamfacli, dividua
est , nisi quatenus de contrario apparet. Molin. p. 3 , n. 112.
De la misma suerte la obligación , quce in nonfaciendo consistit,
será también divisible, cuando el hecho sobre que ella versa puede
en parte veriíiearse y en parte dejarse de verificar: tal es la obli
gación, amplius non agi ad áliquiáIdividuum ; como cuando me he
obligado para con Pedro á no perlíirbar á un poseedor de un cam
po de quien aquel es fiador. He aqui una obligación in non facien
do que es divisible, puesto que puede en parte cumplirse con ella y
en parte contravenirse á la misma , revindicando tan solamente
una porción del campo ; y dejando al posesor en pacífica posesión
de la demás.
291. Adviértase que para saber si una obligación es divisible ó
indivisible, debe atenderse á la cosa misma ó hecho sobre que
ella versa y de ninguna manera á la utilidad que reporta de ella el
acreedor, ni al detrimento , onus et diminutio paírimonii , que ex
perimenta el deudor; otramente ninguna Sbligaciou habría que no
fuese divisible. 4
Ejemplo : Si dos condueños de una casa se obligan para con
otros dos condueños de la casa vecina á imponer sobre la suya una
servidumbre útil á la otra , la obligación que de esto resulta es in
divisible, porque lo es el derecho de servidumbre que forma su ob
jeto ; en nada obstante el que ja utilidad que de esto resulta para
cada uno de los condueños en cuyo favor se ha contraído la obli
gación , y el detrimento que deben sufrir los que se han obligado ,
puedan estimarse por una suma de dinero que es por cierto divisi
ble. Así lo enseña Dumoulin part. 2,n. 119 ; Cum hic effectus sit
quid remotnm et separatum á substancia obligationis et rei debita;,
non dicitur obligado dividua vel individua penes effectum , sed se-
cundum se, et secutndum naturam rei inmediato in eam deductce.
DE LAS OBLIGACIONES. 179
" . " § «• \
-V
*
182 TRATADO ,
si muriese yo antes de haber entregado la heredad, dejando cua
tro herederos; cada uno de estos quedara libre de la obligación ,
abandonando la heredad por la parte que tiene en la sucesión. -
Siii embargo la ley 72 , ff. de verb. oblig. parece diametral-
mente opuesta á nuestra decisión , puesto que en ella se póne la
obligación fundum tradi como ejemplo de obligaciones indivisibles,
junto con las de fossam fodiri , insulam fabricari , vel siquid simi-
le , obligaciones que por cierto son indivisibles tam obligatione ,
quani solucione. Dumoulin parí. 2 , n. 278 y siguientes, después
de haber referido diez y siete opiniones diferentes de doctores
que se esfuerzan en la couciliacion de esta ley , pone Ja suya á la
cual es preciso atenerse. En efecto piensa él y con mucha razón
que la obligación fundum tradi , que pone por ejemplo la citada
ley, no debe entenderse indistintamente de toda obligación que
verse sobre la entrega de una pieza de tierra , sino tan solamente
de aquella, que vá acompañada de circunstancias tales que la
hacen indivisible.
Ejemplo : Si yo quiero edificar una casa , y no teniendo el patio
correspondiente para acarrear los materiales necesarios para ello ,
convengo con mi vecino que me dejará para el indicado objeto el
uso de una pieza de tierra inmediata á mi casa ; resultará aquí
una obligación fundum iradi, non simpliciter , sed ad certum usum
jmemque principaliter consideratum in contrahendo j y esta cir
cunstancia hace indivisible la obligación ; puesto que su objeto no
puede cumplirse por partes, sino que hade verificarse por entero.
ARTICULO II.
Principios generales.
■■
DS LAS QBUOACIOHM. 191
Sin embargo si ellos, cada uno por un hecho particular, hubiesen
perdido ó malbaratado diferentes partes de la cosa debida , cada
uuo de ellos estaria obligado únicamente por la parteen cuya per
dida ó destrucción hubiese tenido culpa ; porque en este caso ,
unusquisque non in solidara, sed »t parte dumtaxat dolum admis-
sit. Así loilice Marcelo en la ley 22, ff. deposit.: si dito haeredes ;
rem apud defunctum depositam dolo intervenerint , quodam casu
in partes dumtaxat tenebuntur ; nam si diviserunt decem millia ,
quae apud defunctum fuerant , et quina millia singuli abrtifterint ,
et uterque solvendo est , in partes adstricti erunt : quod si quoe
specie.s dolo eorum interversa fuerit, insolidum conveniri polerumt;
nam certe verum est insolidum qjcemque dolofecisse.
Adviértase que con respeto á la primera especie de esta ley se
añade , si uterque solvendo est ; porque si el uno de los dos here
deros fuese insolvente, el otro que estuviese en estado de pagar
habría sido culpable , y responsable por consiguiente , no solo con
respeto á su mitad , sino tuuibien por la otra, puesto que no de
biera haberse dividido con su coheredero insolvente la cantidad
depositada en poder del difunto. Si la obligación de restituir la
cantidad era divisible , la accesoria de conservarla y custodiarla
con buena fe' es indivisible, y por lo mismo obliga solidariamente á
cada uno de ellos, y á esta obligación de buena fé ha contraveni
do el heredero , no solo tomando la mitad del depósito, sino tam
bién permitiendo que el otro tomase la restante.
308. La sexta de las excepciones que vamos explicando en
este párrafo , es que aunque una obligación se? divisible , puede
no dividirse y recaer por entero en uno de los herederos del que
la ha contraido , cuando este en el testamento ó en alguna con
vención lo hubiese dispuesto así ; ó bien cuando el juez en la par
tición de la herencia lo hubiese mandado. En todos estos casos
uno de los herederos quedará obligado por la totalidad , sin que
por esto dejen los demás de quedarlo también en la parte en que
fueren herederos. .
309. De todas estas modificaciones que acabamos de proponer
resulta que , aliud est unum ex pluribus sive principalibus sive
hceredibus teneri in solidum, aliud obligationem esse individuam.
310. Fuera de estos casos cada uno de los herederos queda
obligado en cosas divisibles únicaiiientc por aquella parte que-tu-
viese en la herencia , sin ser responsable ni aun subsidiariamente
192 , TRATADO
de lo que á los otros tocare en caso de no hallarse ellos en estado
de pagar. La ley 2 , cod. de. hcered. act. , que decide lo primero ,
ninguna distinción hace entre si son solventes ó no los coherede
ros, y esto está conforme con la naturaleza misma de la calidad de
heredero. Este es uno que sucede en los derechos activosy pasivos,
es decir , en las deudas y en los créditos del difunto : aquel que no
es heredero mas que por una parte , no puede suceder tampoco
mas que en una parte de ellos , y no puede ser responsable mas
que per ella. La insolvencia de los coherederos sobrevivientes
no aumenta sus derechos á la herencia , y por consiguiente no
debe tampoco disminuirlos haciéndole responsable de la parte que
á aquellos tocase.
Se opone á esto , que las deudas son una carga que pesa sobre
todos los bienes , y que por lo mismo está obligado á satisfacerlas
cualquiera que tenga estos bienes , aunque no sea mas que en par
te. Se responde , que la totalidad de las deudas gravita sobre la
universalidad de los bienes, pero que cada porción de estos no
puede hallarse gravada mas que en una parte proporcional de aque
llas. Se insiste diciendo : si el deudor hubiese disipado la mitad
de sus bienes , la otra mitad quedaría afecta al pago por entero de
sus deudas ; luego cuando uno de los herederos hubiese invertido
una mitad ó porción de los mismos bienes, los restantes deben que
dar afectos á las deudas. Esta consecuencia es falsa. Cuando el deu
dor ha disipado la mitad de su patrimonio , la mitad que le queda
forma la universalidad de bienes de la persona obligada á la totali
dad de las deudas» mas- cuando uno de sus herederos hubiese des
perdiciado la mitad de la herencia , lo restante de los bienes no se
rán jamas otra cosa que la mitad de esta , y el que los posea como
heredero no tendrá jamas que responder de las deudas sino con pro
porción á esta mitad. Se replica , que el acreedor no debe sufrir
perjuicio por la muchedumbre de herederos que puede dejar el
deudor ; luego la disipación de la mitad délos bienes verificada por
uno de ellos no debe hacerle perder la mitad de su crédito, mas
que mas cuando si el mismo deudor, ó bien un heredero único la
hubiesen perdido , en nada le habrían perjudicado. Se responde á
esto, que es una cosa meramente accidental el que el acreedor sal
ga perjudicado con la muchedumbre de herederos que deje su deu
dor , y por otra parte habr¡a podido evitar este perjuicio embar
gando los bienes de la herencia antes de que se hubiese verificado
DE l Al OBLIGACIONES. 193
su partición , ó estando prevenido para hacerse pagar inmediata
mente.
Esta decisión de que el heredero no debe responder de aquella
parte de la deuda que hubiese tocado á sus coherederos insolven
tes, por mas cuantiosos que fuesen los bienes que tuviese de la
herencia , como que está sacada de los principios de la ley natu
ral, y fundada ademas en la esencia misma y naturaleza de las su
cesiones , es aplicable también al fuero interno ó de la conciencia.
311. Ella sin embargo no deja de tener algunas excepciones.
La primera , v en esta no hay dificultad alguna, es cuando el
dolo v hecho de uno de los coherederos ha motivado el que el
acreedor no pudiese cobrar de los otros que lian venido d ser insol
ventes ; como si uno de ellos se hubiese supuesto el solo heredero.
Dumoulin pone otro caso de excepción , y es que si un padre
dejase por herederos dos hijos de los cuales el uno hubiese ya gas
tado anticipadamente lo que se le hubiese adelantado en nombre
de la herencia paterna ; entonces teniendo que deducirse los ade
lantos, qtredaria mucho menos de efectivo en los bienes dejados por
el padre de lo que serian las deudas de que debería responder el hi
jo presentándose como heredero de su padre. En este caso el otro
hijo tendría que responder de ellas , por mas que los acreedores
hereditarios no hubiesen tenido la precaución de embargar los
^ hienes al tiempo de la repartición. La razón de esto consiste en que
' habiendo este hijo recibido ya á cuenta de la herencia todo ó casi
' todo lo que le había de tocar en la del padre , es justo que el otro
no se aproveche á expensas de los acreedores hereditarios de la an
ticipada prodigalidad de su hermano y coheredero ; mas que mas
cuando da lugar á presumir una colusión entre ellos, y que el her
mano solvente ha obligado al otro hermano insolvente á presentar
se como otro de los herederos del padre común únicamente con el
fin de librarse de una parte de las deudas y defraudar á los acree
dores.
El mismo autor trae otra excepción en el caso en que el acree
dor hubiese prestado al difunto una cantidad con la cual hubiese
este hecho su fortuna ; pues entonces , dice , el heredero sol
vente debe al acreedor el haber recogido una herencia pingüe,
y por lo mismo es obligación suya no permitir que el acreedor
pierda la parte de aquel crédito que debiese corresponder al otro
insolvente. Esta decisión tiene sus dificultades : confieso que el
13
19-4 TRATADO
agradecimiento lo cxigiria así , como lo dice Dumoulin , pero el
agradecimiento no forma sirio obligaciones imperfectas, y que en
manera alguna tienen fuerza en el fuero externo.
196 TRATADO
en el mismo contrato ó después. Sin embargo se podría dudar sí
un pacto de esta naturaleza seria válido por decidir la ley 56, § 1,
deverb. oblig., que nadie puede hacer en sus contratos que uno
de sus herederos quede obligado á sus deudas por una cantidad
proporcionalmente mayor que lo que le corresponde por su parte
hereditaria. Te el Titium hceredem tuum decem daturum spondes:
Titii persona supervacué comprehensa est ; sive enim solus hceres
exstiterit , in solidum tenebitur ; sive pro parte , eodem modo qiio
cceteri cohceredes ejus . Es decir que a pesar de la cláusula puesta
en la estipulación , estará obligado únicamente en la parte que
tenga en la herencia : v la razón es , que no siendo heredero del
contraente mas que por aquella parte , y debiéndose reputar ex
traño en cuanto á las demás, no puede en ellas obligarle la pro
mesa del contraente , según el principio de derecho : nemo niside
se proniittere potest , non de extraneo.
Esto no obstante decide Dumoulin no sin razón, que puede va
lidamente convenirse que una deuda no podrá quitarse por partes
por los diferentes herederos del deudor ; y nota muy atírredamen-
te que esta convención es muy diversa de la especie comprendida
en la lev citada, pues esta recae sobre la sustancia misma de la
obligación , al paso que aquella se refiere tan solo á la manera
con que debe verificarse el pago : non concernit substantiam obli-
gationis, sed modum ; unde quemadmodum potest in prcejudicium f
hceredum determinan locus ettempus solutionis, ita etmodiis. Mo-
lin. part. 2 , n. 30 y 31. Por otra parte esta convención no se opo
ne á lo que dice la ley citada , que ninguno de los herederos del
deudor debe estar obligado mas que en la parte (jue le correspon
da en la herencia ; pues únicamente hace que el pago no pueda
verificarse sino en la cosa entera, de manera que el ofrecimiento
que uno hiciera de pagar la parte que le correspondiese , no seria
suficiente á extinguir la obligación ni aun por aquella parte , si
al mismo tiempo sus coherederos no se prestasen á pagar la suya.
Véase mas abajo, n. 316.
315. La convención que consiste en que la deuda no pueda pa
garse por partes , es un obstaculizara que los herederos del deu
dor no puedan verificarlo de aquella manera; pero no para que no
pueda verificarse en ¡guales términos, cuando debe hacerse el pa
go á diferentes herederos del acreedor.
Y ni aun cuando quisiera puede entregar el deudor á cada uno
DE LAS OBLIGACIONES. 197
de ellos mas que Ja parte que le corresponde ; por manera que aun
cuando hubiese pagado el total á uno de ellos , uo quedará libre
con respeto d los demás.
Sin embargo puede convenirse que uno solo de los herederos
del acreedor pueda exigir toda la deuda, y que se le pueda pagar
asmismo validamente ; en cuyo caso el pago liecho á tenor del
convenio libra al deudor para con todos los demás , y aquel de los
mismos tjue ha recibido el pago es como el designado por las par
tes interesadas , es decir, como un adjeclus solutionis gratid.
316. El tercer caso en que la deuda , aunque dividida entre los
herederos del deudor , no puede quitarse por partes , es cuando
por mas que no haya habido convención, resulta sea de la natura
leza de la obligación , sea de la cosa que constituye su objeto, sea
del fin qué se han propuesto los contraentes , que la intención de
estos fué el que la deuda no pudiese pagarse por partes. Esto se
presume fácilmente cuando la. cosa que forma el objeto de la con
vención es susceptible de partes intelectuales , y por consiguiente
divisible en todo rigor, pero no admite partes reales.
Aun con respeto á las cosas que pueden real y efectivamente
dividirse hay lugar á la misma presunción , cuando la división no
puede verificarse sin perjuicio del acreedor.
Ejemplo : Si he comprado ó tomado en arrendamiento una be-
redad , por mas que esta sea susceptible de división ; sin embargo
ninguno de los herederos del que me la ha vendido ó arrendado
podrá ofrecerme una parte indivisa ó divisa de la misma para li
brarse de su obligación , á no ser que todos sus coherederos estén
prontos por su parte á entregarme las que á ellos competen , pues
de no hacerse así me resultaría un grave perjuicio. Yo he compra
do ó tomado en arrendamiento la heredad para tenerla y disfru
tarla en su totalidad, y ni la hubiera comprado ni tomado en ar
rendamiento , si hubiese podido prever que se me habia de entre
gar únicamente una porción de ella.
También , según hemos dicho, el objeto que se han propuesto
los contraentes puede impedir que se verifique por- partes el
pago, aunque sea de una cantidad de dinero.
Ejemplo : Si en una transacción que Juan ha celebrado conmi
go se ha obligado e'l á entregarme mil pesos , declarándose en el
mismo contratoque esta cantidad habia de servir para sacarme de
la cárcel en que estoy detenido por una deuda de igual valor, y si
198 tratado
poco después de esto Juan hubiese muerto dejando cuatro herede
ros; ninguno de ellos podrá ofrecerme separadamente la cuarta
parte de la cantidad debida, por ser ella insuficiente para procu
rarme la libertad que es el objeto del contrato , no pudiéndola
ademas guardar con toda seguridad en la cárcel, mientras tuviese
que esperar á que se verificase el pago de lo restante.
317. En todos los casos hasta aquí propuestos, en los cuales por
mas que sea divisible una obligación no puede quitarse por partes,
el acreedor no podrá por cierto hacer que se declaren morosos los
herederos de su deudor, sin que hava presentado su demanda ju
dicial contra todos ellos. La que fuese dirigida contra uno solo
para que pagase toda la deuda , ni seria válida , ni le constituiría
en demora; pues que siendo divisible la obligación no es él deudor
del todo. Pero por mas que ninguno de los herederos en particu
lar sea deudor mas que de la parte que le corresponde", y por mas
que no tenga lugar contra ninguno separadamente la demanda por
razón del todo; sin embargo la indivisión del pago impide que pue
da ofrecerse válida y separadamente una parte , á no ser que al mis
mo tiempo se presentasen los otros coherederos á ofrecer la suya.
He aquí la razón porque tales ofrecimientos parciales no solamente
no constituyen al acreedor en demora de recibir, ni impiden el
curso de los intereses , si la naturaleza del crédito los exige ; sino
que ni aun cuando el heredero que los ha hecho hubiese incur
rido anteriormente en demora á causa de una demanda puesta
contra todos los herederos, sus ofrecimientos siempre imperfec
tos no la purgarian , ni ¡mpediriali que relativamente al acreedor
estuviese sujeto á todas las penas de morosidad, salvo sin embargo
el recurso que le queda contra sus coherederos.
Adviértase que un censo constituido sin hipoteca, se divide co
mo las otras deudas entre los herederos del que lo debe. Ninguno
de los herederos está obligado á pagar las pensiones vencidas , ni
las que en adelante vencieren, sino por la parle en que es herede
ro ; pero la facultad de quitarlo con que le suponemos contraído
jamas se divide.
&E LAS OBLIGACIONES. 199
§. IV.
Bel caso en que se divida ^na deuda tanto por parte del
acreedor_> como por parte del deudor.
s «• .
CAPITULO V.
ARTICULO L
DE LA NATURALEZA DE LAS OBLIGACIONES PENALES. V
PRINCIPIO PHIMEUO.
PRINCIPIO SEGUNDO.
PRINCIPIO TERCERO.
PRINCIPIO CUAUTO.
PRINCIPIO QUINTO.
ARTICULO II.
CUANDO LLEGABA A SER EFECTIVA UNA OBLIGACION PENAL.
$«■
Del caso en que la cláusula penal se hubiese puesto á una
obligación de no hacer alguna cosa.
■
DI LAS OBLIGACIONES. 223
tendrán á la vez las ventajas del contrato y la ganancia que les pro
porcione la pena, lo trae es contrario al cuarto de los principios que
liemos sentado en el artículo precedente ; porque la obligación
principal de no venir contra la transacción, y á la cual estalla anexa
la pena , tenia por objeto el evitar un litigio; y habiéndose contra
venido á esto ultimo con la demanda interpuesta , es evidente que
podrá exigirse la pena.
Ejemplo ii. Al contrario deberia decirse si dos vecinos hubiesen
estipulado bajo cierta pena que no alquilarían sus casas á ninguno
de aquellos oficiales que se sirven de martillo para sus faenas ; pues
en este caso el haberla alquilado simplemente uno de ellos á un cal
derero por ejemplo, si este contrato no se hubiese llegado á realizar,
no habrá lugar á la pena , porque el objeto de losdos vecinos ha sido
evitarla incomodidad que causa el ruido que dichos oficiales hacen
con sus trabajos. Y como no habiendo llegado á habitar la casa el
calderero , no ha tenido efecto esta incomodidad ; de ahí es que no
puede haber lugar á la pena.
Por una razón igual decide Papiniano en la ley 6 ff. de serv.
toeport. , que cuando un esclavo ha sido vendido bajo condición
de no darle libertad , y con una pena en caso de verificarlo ; aun
cuando esto se hiciese , el acto nulo de la manumisión no daría lu
gar á la pena.
§ u.
§• m"
•
226 TBATADO
1." Por mas que el ejercicio de una servidumbre rústica sea
una cosa indivisible, y por mas que la obligación que contrae el po
sesor de la heredad sirviente de "consentir dicho ejercicio sea así
mismo una cosa indivisible : no obstante cuando la servidumbre
estuviese limitada á un cierto fin para el cual se hubiese consti
tuido , y cuando este fin se dirige á una cosa divisible ; la pena se
dividirá cuando el fin se hubiese cumplido en parte, y únicamente
podrá ella exigirse á proporción de lo que hubiese dejado de cum
plirse. Para mayor claridad pongamos un caso.
Ejemplo : Supongamos que yo tenga una heredad en que hay
radicado un derecho de servidumbre sobre la de mi vecino , cu
yos posesores deben consentir en fuerza de este derecho , que en
tiempo de la vendimia mis trabajadores transporten los frutos pa
sando por su campo , con pena de mil reales en caso de perturbar
mi derecho. En esta especie si después de haber dejado pasar la
mitad de la vendimia , se impidiese trasportar la restante , mi ve
cino incurriría en la pena de quinientos reales, es decir, en la mitad;
porque si bien la servidumbre de senda os indivisible, no obstante
como ella se limita á un fin que es el transporte de mi vendimia, y
como esta es una cosa divisible, no puede negarse que yo be disfru
tado en parte del objeto para que se constituyó la servidumbre ,• y
que mi vecino me lo ha permitido dejando transportar la mitad de
las ubas. Luego no podría pedir mas que la mitad de la pena, puesto
que no puedo percibirla por entero después que he disfrutado ya
de la mitad de la servidumbre ; otramente tendria á la vez la pena
y la cosa principalmente debida , lo que no es equitativo.
354. 2o. También nuestros principios tienen su aplicación á
obligaciones indivisibles , cuando se trata de casos semejantes al
siguiente
Ejemplo : Diego se ha comprometido bajo cierta pena á que se
constituyese un derecho de senda sobre una heredad vecina (le
que el tenia el usufruto , obligándose á hacer ratificar aquella ser.
vidumbre por los dueños. Tres de los dueños han consentido des
pués, uno solo no ha querido consentir. Mas como esta ratificación,
por mas que enteramente inútil en sí para imponer la servidumbre
sobre la heredad, produce sin embargo el efecto de obligar perso
nalmente á los que han ratificado á dejarme pasar ; podro única
mente exigir toda la pena hallándome dispuesto á renunciar al
hecho que resulta de semejante obligación , pues no puedo exigir
DE LAS OBLIGACIONES. 227
toda la pena mientras que percibo algo de la obligación princi
pal.
Nuestro principio que la pena no se debe sino á proporción de
la parte en que ba dejado de cumplirse la obligación principal ,
tendría lugar aun cuando la pena consistiese en una cosa indivi
sible.
Ejemplo : Yo he vendido una heredad cuyo precio me ba entre
gado de contado el comprador menos cincuenta pesos que se ha
comprometido á pagarme dentro de un año , conviniéndose entre
los dos que en caso de no cumplir él con la promesa, me concede-
ria un derecho de vista sobre una casa suya vecina de la mia. Su
pongamos que en este caso haya recibido yo veinte y cinco pesos:
aunque falte el cumplimiento del resto de la deuda , yo no podré
exigir la pena por entero sino únicamente por la mitad ; mas co
mo ella consiste en un derecho de servidumbre que es indivisible
Y en manera alguna admite partes , será preciso que en la misma
demanda de la servidumbre ofrezca yo al dicho comprador la mi
tad de la deuda recibida ya , á fin de que sea admisible mi instan
cia.
ARTICULO IV.
SI LA CONTRAVENCION DE UNO DE LOS HEREDEROS DA LUGAR A
TODA LA PENA Y CON RESPETO A TODOS ELLOS.
ARTICULO V.
SI POR LA CONTRAVENCION QUE HAYA TENIDO LUGAR CONTRA UNO
DE LOS. HEREDEROS DEL ACREEDOR TUEDE HACERSE EFECTIVA
TODA LA PENA Y EN FAVOR DE TODOS' LOS HEREDEROS.
CAPITULO VI.
SECCION Ia.
COROLARIO PRIMERO.
COROLARIO II.
COROLARIO IV.
Dedúcese también que el fiador no puede obligarse i mas de lo
que se ha obligado el deudor principal ; y como el mas se estima
no solamente quantitale , sino también die , loco , conditione , mo
do ; resulta qne el fiador no puede obligarse con condiciones mas
duras que el principal obligado ; porque la obligación accesoria
no puede ser mas pesada que la principal , pero si mas ligera y de
condiciones menos duras. Así lo previene la ley 8, § 7 ,ffde Fi-
dejuss. lüud commune est in universis qui pro aliis obligantur ,
quod si fuerint in duriorem causam adhibiti, placuit eos omnino
non obligari; inleviorem plañe causam accipi possunt.
Se sigue de ese principio que si alguno ha prestado fianza por
una cantidad determinada , de tres cientos pesos por ejemplo , á
favor de un deudor cuya deuda no estaba aun liquidada, la fijación
de la fianza á la cantidad de tres cientos pesos debe considerarse
hecha á favor del fiador , y al solo fin de que si por la liquidación
hacedera resultase mayor la deuda, no quedase él obligado sino por
16
242 TiuTAno
los trescientos pesos. Mas si por la liquidación quedase reducida la
deuda á lina cantidad menor, como de doscientos cincuenta pesos;
el fiador , que no puede deber mas que el deudor principal , que
dará obligado solo por los doscientos cincuenta pesos , y si hubie
se pagado los trescientos que afianzó , podrá repetirlos cincuenta.
¿Puede el acreedor en este caso obligar al fiador antes de hacer
la liquidación , al pago de los trescientos pesos en calidad de pro
visional, sin embargo de solicitar al mismo tiempo que se proceda
á la liquidación de la deuda que el mismo cree no debe ser tan cre
cida ? Conforme el principio que hemos sentado de que el fiador no
puede obligarse á mas que el deudor principal ; no debe antes que
á este obligarse á aquel al pago de la deuda, y como la obligación
del primero no sea eficaz antes de haberse verificado la liquidación,
tampoco debe serlo para el segundo hasta después de haberse pro
cedido á ella.
372. Siguiendo este principio cuando el deudor principal se
ha obligado pura y simplemente , es válida la fianza que se presta
de pagar dentro cierto tiempo , ó bajo cierta condición. Mas al
contrario no puede obligarse el fiador á pagar de pronto y á la pri
mera insinuación del acreedor lo que el deudor principal se ha
obligado á pagar bajo cierta condición y con cierto plazo ; dict.
/.8,$7.
Adviértase que si el fiador nada dice , queda sugeto en los mis
mos términos y bajo las mismas condiciones expresadas en la obli
gación principal; de la propia suerte que se previene en la ley 61,
ff. dict. lit. , que se sobreentiende en la fianza el lugar del pago
expresado en la obligación primera.
373. Si el deudor principal se ha obligado á pagar dentro un
plazo , puede el fiador obligarse con el mismo ú otro mas largo ;
mas de ninguna manera dentro otro mas breve.
De donde se sigue que cuando al deudor primero se ha obligada
á pagar dentro un cierto plazo , y el fiador bajo cierta condición ;
no será válida la fianza, si se cumple la condición antes de expi
rar el término dentro el cual debia pagar el principal obligado ;
l. 16, §. 5, dict. tit. Porque si fuese válida la lianza, quedaría
el fiador obligado á pagar la deuda , antes que pudiese esta exi
girse del principal deudor , y se hallaría aquel por consiguiente
obligado in duriorem causara , lo que no es permitido.
Cuando el deudor principal se ha obligado bajo una condición ,
DE LAS OBLIGACIONES. 243
puede el dador obligarse bajo la misma y bajo otra conjuntamen
te ; porque en este caso es mejor la condición del fiador que la
del deudor , puesto que no se le puede obligar basta que se hayan
cumplido las dos condiciones. Si el fiador se ha obligado con la al
ternativa de la condición puesta en la obligación primera , ó de
otra ; 6 simplemente bajo una condición diferente , será válida la
fianza, sise verifica primero la condición bajo que se obligó el deu
dor principal ; mas no lo será , si se verifica primero la otra , no
pudiendo el fiador ser obligado antes que el deudor principal ;
L 77 , pp. et $ 1 , Jf. de Fidejuss.
374. Puede hacer mas pesada la obligación el lugar del pago ;
y por esto no será válida la fianza , si por ella se promete pagar
en un lugar mas lejano que aquel en que debía hacerlo el deudor
principal ; en razón de ser entonces mas dura la condición del
fiador ; dict. I. 16 , §. 1 eí 2.
Si en nuestras colonias se ha obligado alguno á dar á otro uno
de dos negros determinados, Diego ó Juan por ejemplo, que fue
sen á poca diferencia de un mismo precio , ¿ seria válida la fianza
que se asegurase determinadamente la entrega de Juan ? La ley
54 iff. de Fidejuss. decide que es válida , y que es mejor en esta
especie la condición del fiador ; puesto que puede este quedar li
bre por la muerte de Juan , sin que lo quede el deudor principal
hasta que hayan muerto los dos.
Por el contrario si el deudor principal se hubiese obligado á
entregar determinadamente á Juan, y el fiador á este ó bien á
Diego , la obligación de este último no fuera válida , no solo por
la razón ya dicha de ser esta alternativa mas dura que la principal
determinada y circunscrita ; sino también porque si el fiador pre
firiese entregar á Diego, resultaría una deuda enteramente diver
sa de la que contrajo el principal obligado , lo que no es permitido :
suprá n. 369. Tal es la decisión de la ley 8 , §. %jff. dict. tit.
Esto no puede temerse en la especie precedente , en la que el
deudor principal prometió á Juan ó á Diego , y el fiador á Juan
determinadamente : porque aquí si el primero ofrece á Diego , y
pone con tal ofrecimiento al acreedor en demora de recibir, cir
cunscribiendo con tal elección su deuda en solo Diego , ya nada
tiene que ver con el otro negro , quedando él y su fiador libres de
la oblación de entregarle ; nam reo libéralo , lihcrantur etiam
Jidejussores. El fiador que únicamente se había obligado con res
244 TBATADO
peto á Juan , ya nada debe. Por el contrario si el principal obli
gado se decidiese á entregar á este último negro , y lo entregase ;
entonces su deuda fuera la misma que la de su fiador ; y por lo
mismo es claro que jamas sucederá en esta especie que el deudor
principal y el fiador deban cosas diferentes.
Si el deudor principal se obligase á entregar de los dos negros
Juan y Diego aquel que el acreedor prefiriese, el fiador podrá muy
bien afianzar la entrega del que mejor le parezca á el ; dict. I. 8 ,
$ 10 : porque el acreedor como que conserva su derecho de elec
ción basta el pago , siempre será cierto que el principal obligado
persevera estándolo á una de las dos cosas , y por consiguiente á
una de aquellas que el fiador puede preferir.
376, Se disputa , si una fianza es enteramente nula , cuando en
ella se ha obligado el fiador en mas que el deudor principal ; ó bien
si lo es únicamente en lo que excediese á la obligación de este últi
mo. Parece que los jurisconsultos romanos pensaron que era abso
lutamente nula , por mas que Dumoulin al tralar de la ley 51,
Si stipulanti §. Sed si rnihi, quiera hacerlos decir lo contrario. Así
resulta de las terminantes palabras que se leen en la ley 8 , § 7 ,
mas arriba citada , placuit eos omrúno non obligari. Verdad es que
Holoander en su edición de los códigos romanos pone non omnino;
pero también lo es que este cambio no tiene mas fundamento que
su propia autoridad , y que vá contra el testimonio de los otros
ejemplares , y contra la autoridad de los interpretes griegos , que
traducen dichas palabras por un equivalente de nullo modo. Ade
mas resulta otro tanto de los textos antes citados. El fundamento
que da Connano , Comment. Jur. n. 68 , á esta opinión de los
jurisconsultos romanos, consiste, en que la fianza es esencialmente
una obligación accesoria de otra principal, y como es de la natura
leza de tales obligaciones no contener nada de mas que la principal,
es de ahí que una fianza que contenga algo mas que la obligación
á quq va puesta, peca contra su propia esencia , y por consiguien-
es absolutamente nula. Tal raciocinio en que es de presumir que
se fundarían los jurisconsultos romanos tiene mas de sutil que de só
lido. De ser la fianza un accesorio no se sigue otra cosa mas sino
que cuando excediere á su principal, debe declararse nula en
cuanto excediese, mas nada impide el que se la repute válida en
cuanto concurre con la deuda principal : porque cuando un fiador
ha querido obligarse por una cantidad mayor , por cierto que ha
DE LAS OBLIGACIONES. 245
querido obligarse por la cantidad menor contenida en la obligación
principal.
377. El principio por el cual hemos sentado que el fiador no
puede obligarse con condiciones mas duras que el principal, in
duriorem causam , debe entenderse con respeto á lo que es debi
do , y forma el objeto de la obligación. El fiador no puede por
cierto deber mas que su abonado , quantitate , die , loco , condi
cione , modo ; mas en cuanto al vínculo puede ser para aquel mas
estrecho y mas duro
Ejemplos i : El fiador que garantizaba una obligación puramente
natural, quedaba mas fuertemente obligado según los principios del
derecho romano, que el deudor principal ; puesto que aquel po-
dia ser compelido á pagar , al paso que este no podia serlo , por
no tener el acreedor acción alguna contra él.
ii. Cuando alguno ha abonado un deudor que tiene lo que se
llama beneficium competentix , como si el principal obligado fue
se un padre que ha contratado con su hijo, tiene también una obli
gación mas dura y mas fuerte , puesto que puede ser compelido
con todo rigor á pagar la deuda por entero ; al mismo tiempo que
el abonado no puede ser compelido á pagar mas de lo que puede ,
deducido aquello que le fuere necesario para poder subsistir
V?>,ff- de reg.jur.
ni. El fiador de un menor es con frecuencia mas fuertemente
obligado que el deudor principal , pues este puede ser restituido
por entero contra su obligación , y aquel siempre quedará obliga
do sin esperanza de restitución ; /. 13 , de min., I. 1 , Cod. de fi-
dej- mín.
COROLARIO V.
SECCION II.
SECCION III.
( \ ) Estos mismos principios tienen una aplicación exacta en los menores qne hubiesen ob
tenido venia ó dispensa de edad para la administración de sus bienes. La venia les libra de la
potestad de sus curadores, y les habilita para hacer cuanto sea ralativo á esta administración :
asi que pueden celebrar toda clase de contratos sobre asuntos propios sin intervención de aque
llos ; pero como el prestar fianza por otro es un negocio ageno , y no pertenece á la adminis
tración de su patrimonio , es de ahí que no pueden obligarse como fiadores ; de la misma ma
nera que tampoco pueden gravar ni enagenar sus bienes sitios , ni hacer otras cosas permi
tidas tan solo á los mayores de veinte y cinco años.
Entre nosotros el varón que contrae matrimonio en su menor edad , puede en entrando á
los diez y ocho años administrar sus bienes y los de su muger sin necesidad de dispensa ; pero
por lo tocante á prestar fianza , deberemos atenernos á los mismos principios y razones que
acabamos de notar.
17
258 TRATAD» 4
los hijos estaban obligados bajo pena de exheredacion á rescatar
i sus padres cautivos.
§ ni.
SECCION IV.
¿POR QUIEN, A [QUIEN , EN QUE OBLIGACIONES , Y DE QUE
MANERA PUEDEN DARSE LAS FIANZAS ?
WM
s- »•
En que obligaciones.
396. A cualquiera obligación puede ponerse una fianza : fide
jussor accipi potest 4 quolies est aliqua obligado civilis vel natu-
ralis cui applicetur ; l. 16, §. 3,ff. d. tit.
Nótese que las obligaciones naturales en que dice este texto
que pueden intervenir fiadores, son aquellas á que la ley civil ne
gaba la acción , como las que se habían formado por un simple pac.
to , las que habían contraído los esclavos, y que por otra parte no
tenian contra sí la reprobación de las leves. Mas cuando el dere
cho reprueba una obligación , por mas que sea válida en el fuero
de la conciencia , y pueda en este sentido llamarse natural ; seria
inútil de ella toda fianza.
Fundadas en este principio deciden las leyes , que no pueden
ponerse válidamente fianzas en la obligación de una inugcr que la
contrae contra lo prevenido por el Senado-Consulto Veleyano ;
l- 16 > S 1 >JT- ad Sm- VeU- ; l- 14 > Cod- d- tlt- Porque si bien en
el fuero de la conciencia la muger queda legítimamente obligada ;
sin embargo como su obligación vá contra la disposición de la ley,
en el fuero externo se mira como nula . y por consiguiente 110
puede servir de fundamento á las fianzas.
262 TRATADO
Cuando la ley anula la obligación de la muger , anula al mismo
tiempo todo lo que de ella depende. Tal es el sentido de la citada
ley 16 , §. 1 , (¡uia totam obligationem Senatus improbat.
Parece que debería decidirse lo mismo con respeto a un fiador
que se hubiese obligado por una muger casada, la cual hubiese he"
cho algún contrato sin autorización de su marido. Debe decidirse
así áfortiori, porque la ley no anulaba masque per éxeptionem la
obligación de la muger que contravenía al Senado-Consulto Ve-
leyano : pero en cuanto á la obligación de la muger casada que
contrae sin autorización de su marido, por mas que pueda ser vá
lida en el fuero interno , es nula ipso jure en el externo. Algunos
sin embargo han querido que fuese válida la fianza, fundados en
una distinción que establecen entre la nulidad de la obligación prin
cipal ratione rei in obligationem deduettu , y la que se verifica ra
tione persona;. Mas esta distinción nada tiene de sólido : si una
obligación es nula ., ya sea ratione rei , ya sea racione persones , no
es una verdadera obligación ; y la naturaleza de las fianzas exige ,
que vayan ellas inherentes á una verdadera obligación princi
pal. No hay comparación entre la muger casada y el menor. La
obligación de este no es nula ; el remedio de restitución que las
leyes le conceden , supone su subsistencia , v aun validez : luego
hay una obligación á que pueden ponerse fiadores. Mas la obliga
ción de una muger casada que contrae sin consentimiento de su
marido, es absolutamente nula , no es obligación ; luego no puede
admitir fianzas.
Mas si alguno se hnbiese obligado juntamente con una muger
no autorizada por su marido , no ya como fiador de ella , sino co
mo condeudor principal ; la nulidad de la obligación de la muger
no llevaria consigo la nulidad de la suya.
Ejemplo : Si una muger no autorizada por su marido y vo hu
biésemos tomado á préstamo de Juan una cantidad de dinero que
ella hubiese cobrado é invertido , habiéndonos obligado los dos
sólidamente á su devolución ; ella no quedará obligada con el pres
tamista, aun cuando hubiese disipado dicho dinero : mas en cuan
to á mí la obligación contraida siempre subsiste , puesto que soy
deudor principal por razón de haber tomado maucornunadamente
con ella dicho préstamo; y el haberse entregado el dinero á mi
condeudora, supuesto que se ha verificado eón consentimiento
DE I.AS OÍLICACIOIVES. 263
m¡o , do disminuye en lo mas mínimo , ni los derechos de Juan ni
mi obligación para con él.
Las obligaciones contrarias á las buenas costumbres , como que
son nulas , no pueden admitir válidamente lianzas.
Ejemplo: Si alguno encargándome cometer un crimen , se
hubiese obligado á indemnizarme de todas las resultas que mi
mala acción pudiera tener , y á darme ademas cierta cantidad en
remuneración ; nadie podria afianzar un contrato semejante, tjue
como contrario á la moral pública , es nulo , y por consiguiente
no puede ser objeto de una lianza. En este sentido se dice , male-
ficiorum fidejussorem accipi non posse .- pero puede válidamente
darse fianza al delincuente para asegurarle que se satisfarán los
daños y perjuicios que hubiese ya acarreado ; /. 70 , §. fin. ff. de
fidejuss.
397. Pueden también darse fiadores en la obligación de un he
cho personal que no puede cumplir sino el principal obligado , l.
8,5. 1 , de op. lib. ; porque una obligación semejante se convier
te, en caso de no ejecutarse, en otra de daños y perjuicios, la
cual puede muy bien cumplir y por consiguiente asegurar el fia
dor. Es útil pues y válida en este caso la fianza.
398. No se permite á la inuger el que reciba de su marido fiado
res que la aseguren la restitución de su dote. Semejante descon
fianza para con aquel á quien confia y entrega su propia persona ,
pareció repugnante á los emperadores de Boma ; /. 1 , et 2. cod ,
de fidejus. vel mand. dot.
399. Pueden prestarse fianzas no solamente de una obligación
principal , sino también de otra fianza : pro fidejussore fidejusso
rem accipi posse nequáquam dubium est.
400. Finalmente pueden darse fianzas no solo por la obligación
contraída, sino también para la que se -espera contraer : adhiberi
fidejussor lamfuturce quam presentí obligationi polest ; l. 6, §fin.,
de. tit. ■ de manera no obstante que la obligación de los fiadores no
comenzará hasta el dia en que se contrajese la obligaeion prin
cipal , puesto que aquella no puede subsistir sin esta.
Ejemplo : Insiguiendo estos principios, si yo al presente hubie
se prestado fianza á Diego asegurándole el pago de mil pesos que
se propone prestar á Pedro ; mi obligación será válida, pero no
empezará á tener sus efectos hasta el dia en que Diego realice el
préstamo en favor de Pedro : y mientras que esto no se haya ve
264 TRATADO
riíicado podré yo mudar de voluntad, y retirarme de la fianza de
clarándolo así al futuro prestamista.
§■
SECCION V.
SECCION VI.
WO*
ARTICULO I.
DE QUK MAlfEBA SE EXTINGUEN LAS FIANZAS.
ARTICULO II.
DE LA EXCEPCION DE EXCUSIOH.
§...
Origen de este derecho.
408. Según el derecho vigente antes de publicada la novela
cuarta de Jnstiniano, el acreedor podia exigir de los fiadores su
cre'dito antes de dirigirse al deudor principal : Jure nostro , dice
Antonino Caracalla en la ley 5, cod. de fidejus., est potestas credi-
tori , relicto reo , eligendifidejussores , nisi inter conirahentes aliud
placitum doceatur. Los emperadores Diocleciano v Maximiano en la
lev 19 del mismo título ponen igual decisión. Mas Jnstiniano d.
nov. 4 , cap. 1, concede á los dadores la excepción que se llama de
excusión ó de orden, es decir, un medio con el cual pueden obligar
al acreedor <[ue les exija el pago de la deuda, □ <| ue haga antes ex
cusión en los bienes del deudor principal. Este derecho ha sido ad
mitido entre nosotros , pero no con respeto á todos los fiadores ni
en todos los casos.
§„.
Que fiadores no pueden oponer la excepción de excusión.
§. in.
§iv.
S- v.
§ vi.
bt LA EXCEPf.fOH DE DIVISIOTÍi
4Í6. Cuando son muchos los que se obligan á favor del deudo!1
principal y en una misma deuda , cada uno de ellos queda obliga-'
do por entero á la misma : Si piares sint fidejussores , quotquot
erunt numero, singuli in solidum tenentur ; inst. tit. de fidejus. §. 4.
En esto se distinguen de los deudores principales, pues estos
se reputan obligados únicamente por su parte , á no ser que se
haya expresfldó que querían obligarse iti solidum. La razón de di*
ferencia és , que la naturaleza de la fianza exige qüe el fiador se
obligue d todo lo qüe debe el deudor principal , y por consiguien->
té todos los que se constituyen tales, se reputa que se comprometen
por todo, á menos que se declare expresamente que quiere tan so-»
lo obligarse por la parte que le corresponda : esta misma razón
trae Vinnio , Select. qitcesl. , lib. 1, cap. 40.
El Emperador Adriano puso una modificación d esta obligación
solidaria de los fiadores, concediéndoles la excepción de división.
El fiador i quien exige el acreedor toda la deuda, puede obligarle
d qüe divida y haga participes de su demanda á él y d sus confia
dores si estos se hallan en estado de pagar, y por consiguiente d
que reciba de él solo la parte que le corresponde , dejando al
Acreedor su derecho para dirigirse contra los demás.
bU LAS OBLIGACIONES. 277
§ IV.
S- v.
§ *«í
Del efecto de la excepción de división.
427. El efecto de la excepción de división se reduce á que un»
vez propuesta obliga al juez á declarar la división de la deuda en
tre los fiadores que se hallen en estado de pagarla ; y por este me
dio el fiador que ha acudido á este beneficio legal, no debe satisfa
cer la demanda entablada contra e'l , sino por la parte que le cor
responda.
Antes que el juez haya declarado esta división á instancia del
fiador , ó bien que el acreedor la haya hecho de su voluntad, pro
poniendo su acción contra cada uno de los fiadores por su parte
correspondiente, 16,cod. de fidejus ; cada uno de ellos es en rea
lidad responsable de toda la deuda. Por esta razón si uno la hu
biese pagado por entero, no podrá repetirlas partes correspondien
tes á sus confiadores ; /. 49, §. 1 ,ff. de fidejus.; porque e'l debia
realmente todo lo que ha pagado ; y no habie'ndose valido como
podia, del beneficio de división , plenius jidem e.xsolvit. Mas des
pués de decretada la división, la deuda se halla dividida en térmi
nos , que aun cuando uno de los confiadores viniese después á un
estado de pobreza, el acreedor no tendrá recurso alguno contra los
otros por la parte que á este correspondiese : l. 15 , §. 4 , ff. de
fidejus.
Falta examinar una cuestión. Si el fiador que pide la división
ha pagado antes una parte de la deuda, ¿deberá pagar la mitad del
resto sin computar nada de lo que hubiese pagado ya ? Papiniano
la habia decidido de esta manera ; eam enim quantitatem inter
ton convenit dividí , quam litis tempore debent. Esta decisión por
mas que conforme con el rigor del derecho , no ha sido seguida.
Se ha creído mas equitativo conceder al fiador la facultad de im
284 TRATADO
putar en la parte que d él le corresponde , lo que hubiese pagado
antes, no obligarle á pagar mas que lo que faltare para completar
dicha parte , y cargar la otra entera sobre su confiador : Sed hu-
manius e.st , dice el anotador , siet alter solvendo sit , perexcep-
tionem ei qui solvit succuri ; d. I. 51 , $ 1.
ARTICULO IV.
SECCION VII.
ARTICULO I.
§•
431. Para que tenga el fiador esas acciones , importa poco que
haya pagado á consecuencia de un fallo condenatorio , ó bien vo
luntariamente y sin sentencia judicial ; porque en uno y otro caso
utiliter debitoris negotium gessit. Su pago ha librado al deudor , y
por consiguiente debe este indemnizarle.
286 tRATAPO
Tampoco importa que el pago haya sido real , ó bien efecto di
una compensación ó novación. En todos estos casos el fiador tiene
derecho para pedir que el deudor principal le reintegre, va sea de
la cantidad que haya satisfecho, ya de la que haya compensado,
ya de la que haya prometido pagar para extinguir la obligación del
deudor principal.
432. Si el acreedor por consideración personal ha hecho con
donación de su crédito al fiador por titulo meramente gratuito,
este no podra pedir nada al principal deudor , aunque haya que
dado con aquel hecho libre de su obligación, puesto que nada le lia
costado á dicho fiador. Si la condonación se hubiese hecho en re
compensa de beneficios que el fiador hubiese prestado al acreedor,
podrá aquel hacerse indemnizar por el deudor principaj déla can
tidad debida; porque en tal caso ha perdido la ¡asta esperanza que
tenia de la recompensa de sus servicios que se han compensado con
la deuda á que se puso. por fiador. Tal es la disposición de la ley
12 , ff. niandat., que es muy conforme con la siguiente máxima
que sienta la lev 26 , §. 4, cod. Sckndum est non plus Jidejussorem
eonsequi deberé mündati judicio , quam quod solverit.
§•
433. Para que el pago hecho por el fiador de lugar á las aecio"
nes de que hemos hablado en los §§. antecedentes , es preciso,
Io. Que el fiador no haya descuidado oponer las excepciones
perentorias, caso que las tuviese su fiado.
2o. Que el pago haya sido válido, y haya librado al deudor prin
cipal.
3o. Que el principal obligado no haya verificado un segundo
pago por culpa del fiador. v
DI LAS OBLIGACION II. 287
PRIMERA CONDICION.
•
434. Para que el fiador que lia pagado pueda oponer su respec
tiva reclamación contra el deudor principal , es preciso que no
■iava omitido proponer las excepciones perentorias que tal vez tu-
wiese el principal obligado.
Ejemplo : -Si alguno hubiese salido fiador por la entrega del pre
cio de una heredad que vo compré, y á pejar de saber que esta be-
redad habia sido reclamada después por quien tenía los títulos de
verdadero dueño de olla, ha pagado el precio á mi vendedor ; nin
gún recurs^ tendrá contra mí, porque podia haberse dispensado de
pagar , oponiendo al vendedor la excepción resultante de la evic-
cion que yo be sufrido. Si el fiador hubiese ignorado dicha eviccion
y por consiguiente la excepción que de ella resultaba contra la de
manda del vendedor ; cstaria yo obligado á reintegrarle de lo que
ba satisfecho , salvo mi derecho para repetirlo del vendedor ; por
que no tiene culpa alguna en no haber opuesto la excepción el fia
dor que ignoraba de todo punto su existencia ; y en todo caso el
único culpable seria yo en no babérselo advertido. Estos misinos
principios establece la ley 29, ff. mand., en una especie muy se-«
mejante á la propuesta.
Por lo demás únicamente la ignorancia de derecho excusa al fia
dor: otramente tendría que resolverse, si se tratase de la ignoran
cia de derecho.
Ejemplo : Yo be comprado bajo la fianza de Juan una casa que
creia subsistente , v que habia sido enteramente derruida antes
del contrato: si después á pesar de saber su ruina , hubiese Juan
pagado el precio que por error de derecho creía deberse ; ningún
derecho tendrá para reclamar que yo le indemnice ; I. 29, §. 1.
435. Si el fiador tenia alguna excepción que oponer al acreedor,
pero de tal naturaleza que no le fuera decoroso oponerla ; en tal
caso no está obligado á verificarlo, pero tampoco ha de privar al
deudor de la facultad de hacerlo. Por lo mismo debe dejarse citar,
y entonces emplazar en causa al deudor principal á fin de que
pueda oponerla, si lo juzga oportuno : de no hacerlo así , el fiador-
no tendrá ningún derecho para dirigirse contra el deudor princir
pal. Así resulta de las leyes 48 , et 10 > $ 12, d. tit.
288 MATADO
436. La regla por la cual liemos establecido , que el üattor para
tener expeditas sus acciones contra él deudor principal , no debe
haber omitido el oponer las excepciones que competian al princi
pal obligado, no tiene lugar, cuando ellas le eran personales , y
no hubiera podido oponerlas el deudor principal.
Ejemplo : Si el fiador se hubiese comprometido únicamente
hasta cierto tiempo, y después de transcurrido este hubiese paga
do por mi ; por mas que hubiese podido dispensarse de hacerlo,
no dejará por esto de tener su competente recurso contra mi,
porque ha pagado lo que yo no habria podido dejar de pagar. Así
lo decide la ley 29, §. 6,ff. mand.: Quamquam erúmjamliberatus
solverit , fidem implevit , et debitorem liberavil. Basta que yo ha
ya quedado libre de mi obligación á sus expensas, para^ue deba
indemnizarle ; de otra manera me enriquecerla yo en daño de
otro, lo que no permite la equidad: Neminem uquum est cunt
alterius detrimento locupletari.
SEGUNDA CONDICION.
TERCERA CONDICION.
§.v.
ARTICULO II.
442. Tres son los casos en que , segnn la ley 10, cod. mand., el
fiador puede demandar á su fiado, á fin de que le libre de su obliga
ción , aunque él por su parte no haya satisfecho la deuda. Si pro
ea contra quam supplicasJidejussor, seu mandator interccssisli, et
ntque condemnatus es ; ñeque bona sua eam dilapidare postea cce-
pisse. comprobare possis , ut libi juslain metuendi causam prce-
beat ¡ ñeque ab initio ita te obligationem suscepisse , ut eam possis
et ante solutionem convenire ; nulla juris ratione , ante quam satis
creditori pro cá feccris eam ad solutionem urgeri certum est.
ÍRATADO
El primer caso que trae esta ley es, cuafltlo el fiador hubiese
sido condenado á pagar , si ñeque condemnatus es.
Entre nosotros no debe el fiador esperar que se haya dado el
fallo. Tan luego como el acreedor le baya demandado , puede y
aun debe emplazar en causa al deudor principal ; por manera que
de no hacerlo , este no deberá satisfacerle las costas hechas antes
de haber sido el emplazado, sino únicamente las resultantes de la
primera demanda, y las que hubiesen tenido lugar después que el
haya hecho parte en causa.
El deudor á quien el fiador no hubiese emplazado, puede algu
nas veces dejar de satisfacer á este aun el capital de la deuda a cu
yo pago hubiese sido condenado. Esto tendrá lugar, cuando diebo
deudor tenia buenos medios de defensa contra la demanda del
acreedor, de los cuales hubiera podido valerse á haber sido citado
en causa, suprá n. 438.
El segundo caso es, cuando el deudor principal amenaza quiebra,
ñeque postea bona sua dilapidare possis comprobare : entonces el
fiador por mas que no baya pagado todavía, puede poner un em
bargo sobre los bienes del deudor principal , á fin de que quede
asegurada su indemnización.
El tercer caso que pone la citada ley, es cuando el deudor se
obligó á librar al fiador de su obligación dentro un cierto tiempo :
entonces cumplido el termino prefijado , puede el fiador instar
contra el deudor á fin de que le libre de su compromiso, ó bien le
entregue el dinero que sea suficiente para pagar al acreedor.
La ley 38 , § 1 , moni, trae un cuarto caso ; ir diú in soliiüo-
ve cessavit. Según esto aun cuando no haya mediado cláusula algu
na en fuerza de la cual el deudor principal estuviese obligado á sa
car al fiador de su compromiso dentro un cierto tiempo, podría es
te, cuando su obligación hubiese durado un tiempo muy considera
ble , precisarle á ello judicialmente. La palabra diú de que usa la
ley , denota un tiempo muy largo , pero no lo fija. Bartolo señala
el de tres años : muchos otros juzgan que ha de ser de diez con
tados desde la fecha de la escritura de fianza. Yo creo que nada
puede definirse sobre este particular ; debe ello depender de varias
circunstancias que es preciso dejar al arbitrio del juez.
443. Guando la obligación que garantiza el fiador, debe por
su naturaleza durar un cierto espacio de tiempo ; por mas largo
que este sea , no podrá exigir durante su transcurso que el deudor
DE LAS OBLIGACIONES. 293
principal le libre de su compromiso: porque al comprometerse,
conoció , ó debió conocer la naturaleza de la obligación que afian
zaba , y debió contar en que su compromiso duraría todo aquel
tiempo.
Ejemplo i : El que hubiese prestado fianza en favor de un tutor
por la administración de la tutela ; mientras esta dure ,.no puede
pedir al tutor que le libre de su obligación ; porque al comprome
terse debió prever que esta tendria que durar tanto como la tutela.
II. Por la misma razón cuando alguno se bubiese obligado on
favor de un marido por la restitución de la dote, no podrá exigir
que su fiado, mientras dure el matrimonio , le libre de su compro
miso ; porque la obligación de la restitución dotal no puede por
su naturaleza satisfacerse basta después de la disolución del ma
trimonio.
*
ARTICULO III.
/
OS LAS OBLIGACIONES- 297
do , cnanto que el deudor principal no sentina en ello perjuicio
alguno ; puesto que si el fiador no hubiese redimido el censo , po
dría obligarle en juicio á que él lo luciese ; y i pesar de esto, mien
tras la instancia estuviese pendiente , tendría que pagar las pen
siones al acreedor, y por lo mismo debe serle indiferente el pagar
las á uno ó á otro. No obstante estas razones Dumoulin decide ,
que el fiador que se valiese del derecho de subrogación, y se hi
ciese pagar las pensiones, pierde el otro derecho propio para exi
gir la indemnización del capital ; puesto que son dos derechos
absolutamente incompatibles. El censualista ó el que ejerce sus
derechos , no puede quitar al deudor el libre goce del capital por
todo el tiempo que le plazca ; luego no podrá jamas exigir que se
lo devuelva.
ARTICULO IV.
SECCION VIII.
m-<m
ARTICULO I.
i
de lis oiLia^cionis. 303
aquel que dio el consejo sabia la pésima situación en que se halla
ban los negocios de Pedro, el acortsejar que se le prestase el dinero
habria sido un dolo , en virtud del cual el aconsejante quedarla
obligado, al menos en el fuero interno, á indemnizar al prestamis
ta de todo lo que hubiese perdido por razón de la insolvencia de
Pedro. Y aun en el fuero externo se le podría obligar á dicha in
demnización, si pudiera probarse de una manera satisfactoria, que
el que dio el consejo sabia el mal estado de Pedro.
De la misma manera tampoco debe tomarse por un mandato
pecunias credendee lo que no es en sí mas que una simple reco
mendación.
Ejemplo : Si vo íuibiese escrito á Juan en estos términos : « Pe
dro nuestro común amigo necesita cien pesos; yo se lo recomien
do á V.» Estas palabras no encierran un verdadero mandato, sino
una simple recomendación que no puede considerarse como obli
gatoria ; l. 12, §. 12 , ff. mand.
De otra manera deberia decidirse si se hubiese dicho: « Pedro
necesita cien pesos ; yo no me hallo en estado de podérselo»
prestar , le ruego pues á V. que se los preste por mi ». Aquí
hay un verdadero mandato.
Paraque el mandante quede obligado á satisfacer al mandatario
todo el dinero que hubiese prestado á un tercero por orden suya,
es preciso que dicho mandatario no hava traspasado los límites del
mandato ; diligenler eru'm fines mandad cuslodiendi sunt ; l. 5 ,ff.
mand. Luego si se hubiese hecho otra cosa diferente de lo que se
contenia en el mandato , como si en este se dijese á alguno que
diese en mútuo á Pedro una cantidad de dinero, y él se la diese á
censo ; ó bien por e\ contrario , si la orden dijese que se diesen á
censo, y se hubiesen dado en simple mutuo; el mandante no que
dará obligado en lo mas mínimo, puesto que siendo dos cosas dife
rentes un censo y un préstamo , no podrá decirse que el manda
tario haya cumplido con la orden dada.
Si yo hubiese dado orden á alguno para que prestase á Diego
quinientos pesos, y el le hubiese prestado seiscientos , como la
primera cantidad prefijada en el mandato viene comprendida en
la que se ha prestado , según la regla de derecho : In eo quodplus
sit , srmper inest et minus , l. 110, ff. de reg. jar. ; siempre es
verdad que se ha cumplido á tenor de lo mandado ; y por consi
guiente quedo yo obligado para con el mandatario hasta la canti
304 TRATADO
dad de los quinientos pesos. En cuanto al excedente, como que en
esto no se ha guardado lo prescrito en el mandato, ninguna obliga
ción ni responsabilidad tengo.
Al contrario si el mandatario hubiese prestado una cantidad
menor de la qne viene compreendida en el mandato, quedaría
yo obligado , puesto que mis órdenes se han ejecutado en parte.
Si el mandatario hubiese ejecutado lo que el mandato contiene,
mas de una manera diferente de la que se le prescribía, el man
dante no quedaría cu manera alguna obligado.
Ejemplo: Si en la orden que yo hubiese dado á Diego para
prestar una cierta cantidad á Juan , le advertía que tomase algu
nos géneros de este para seguridad de laQantidad prestada, y
Diego descuidase poner esto en ejecución : ó bien si le decia
en la orden qüe se hiciese firmar una escritura solemne ante no
tario , á fin de adquirir un derecho hipotecario sobre sus bienes ,
y el se hubiese contentado con un simple vale ; en todos estos
casos y otros semejantes ninguna obligación contraería yo para
con Diego , ya que no ha seguido lo- que en el mandato se le pres
cribía.
Por el contrario si hubiese dado orden á Diego de prestar cier
ta cantidad de dinero al mismo Juan, prescribiéndole que se con
tentase con un vale simple , sin exigirle prendas ni fianzas, y Die
go lo hubiese obligado á firmar escritura pública exigiéndole
prendas ó fianzas ; en semejante caso no debo yo quejarme deque
el mandatario haya traspasado ios límites del mandato ; porque
prestando á Juan la cantidad prescrita ha cumplido con él, y
cuanto ha hecho de mas, como que no puede dejar de serme ven
tajoso , en manera alguna puede servirme de motivo de queja.
Si mi orden fuese pura y simplemente de prestar cierta canti
dad á Juan , y el mandatario al prestársela le hubiese concedido
un plazo para devolverla , ó bien la facultad de pagar otra cosa
en su lugar ; yo no contraeré obligación alguna para con él , por
que con la concesión del plazo ó de la facultad predicha ha traspa
sado los limites del mandato. Yo me había obligado con el man
dato á reintegrar al mandatario la cantidad que por orden mía
prestase , mientras que él por su parte pudiese cederme en el
acto de reintegrarle las acciones procedentes del mutuo ; mas
como por razón del plazo y facultades concedidas á Juan no se ha
lla este en estado de poderme ceder dichas acciones , claro es-
DE LAS OBLIGACIONES. 305
tá que no deberé yo responder de un préstamo hecho de una
manera diferente de la que yo hahia prescrito.
Al contrario, si al dar mi orden , hubiese dicho al mandatario
que concediese á Juan un plazo , y e'l no se lo hubiese concedido ;
vo quedaré obligado por razón del préstamo : pero el mandatario
no podrá exigirme su indemnización hasta después de finido el
plazo, dentro el cual yo habia querido que dicho préstamo se ve
rificase. Por lo demás no puedo quejarme de que el plazo no se
haya concedido ; porque mientras que no se me pueda exigir la
cantidad prestada hasta después de su vencimiento, me es de todo
punto indiferente que el mandatario pueda exigirla antes del deu
dor principal. -0
ARTICULO II.
S"
En que sentido los comitentes contraen una obligación ac
cesoria de las que resultan de los contratos de sus en
cargados j y en que se diferencian ellos de los otros deu
dores accesorios.
§• "•
( i ) Asi lo decide la ley 59 ,J}, de obl. et act. : sabemos sin embargo qire no todos han
sido sobre este particular del mismo sentir. Nosotros hemos seguido á Cuyacio. Entendemos
aquí por obligación natural la que en el fuero externo es mirada como tal , y hasta se le con
ceden algunos efectos, pues no dudamos que un impúber , pubertati proximus , si entien
de suficientemente lo que hace , queda obligado naturalmeute. (Nota, del Autor).
BE LIS OBLIGACIONES. 309
Cuando muchos comerciantes hubiesen puesto á alguno al fren
te de sn comercio, ó le hubiesen encargado la dirección de un
buque , deben responder todos solidariamente de las obligaciones
contraidas .por dicho encargado ; l. 1 , § fin.; 1.2, ff. de. exerc.
act. ; y no disfrutarán del beneficio de división concedido á los
fiadores. /
452. Los fiadores y aunTlos mandatores pecunice credendce tie
nen el beneficio de excusión que les concedió la ley de Justiniano ,
mpra secc.6, art.2; porque han contraído su obligación mas bien
por negocios del deudor principal, que por los suyos propios ; mas
á la obligación del comitente, como que tiene por objeto negocios
propios de este , no puede competerle el beneficio de excusión ,
aun cuando hubiese ya indemnizado al que contrajo por comisión
suya , ó le hubiese enviado fondos para pagar ; mas en tal c^>o el
acreedor debería , si se lo pidiese , cederle sus. acciones.
SECCION IX Y ULTIMA.
( / ) I¡lest,nec jure naturali ; nec quoad effectum jure civiii, propler exceptionem.
DE LAS OBLIGACIONES. 317
al mismo acreedor en persona, sino también á otro por su encargo
ó consentimiento ; de la misma manera puede^ celebrarse el pacto
, ó promesa de pagar no solamente al mismo acreedor , sino tam
bién á otro, con tal que preceda su encargo ó por lo menos su con-
sentimieto ; mas si este faltaba, no seria Válido el pacto, aun
cuando se celebrase con el mismo á quien se bubiese podido pagar
validamente.
S-
§. m.
PRINCIPIO PRIMERO.
478. El pacto constitutee pecuniae que tiene por objeto el pago
<le una deuda preexistente no encierra novación alguna ; produce
SE LAS OBLIGACIONES. 321
si una nneva obligación que corrobora , pero de ninguna manera
«tingue la primera.
PRINCIPIO SEGUNDO.
PRINCIPIO TERCERO.
Por mas que la obligación que nace del pacto constitutce pecu-
nix tenga referencia a otra primera ; no es sin embargo una mera
accesión de ella , pues que subsiste por sí misma , y á reces aun
después de la extinción de la primera.
PRINCIPIO CUARTO.
CAPITULO t.
ARTICULO I.
i
de LAS OBUGACIOHES. . ^ 333
desolut. Decídese en ella que el ofrecimiento del pago hecho al
acreedor por cualquiera extraiio en nombre del deudor, y aunque
sea sin saberlo este , constituye al acreedor en demora de recibir.
De esto debe inferirse, que el pago ofrecido en nombre del deu
dor, sea quien fuere el que lo ofrezca , es válido , y constituye al
acreedor en demora; siempre empero será necesario que el deudor
tenga ínteres en dicho pago , como sucede cuando ese ofrecimien
to se hubiese hecho para impedir la demanda que el acreedor ha
bría entablado, ó bien para evitar los intereses, ó extinguir las
hipotecas. Mas si el pago ofrecido no acarreara la menor ventaja al
deudor, y no produjese mas efecto que el de hacerle cambiar de
acreedor ; no deberian atenderse semejantes ofrecimientos. Véase
Dumoulin , tract. de usur., q. 45.
En las obligaciones de dar es verdadero en toda su extensión
el principio sentado , puesto que nada le importa al acreedor quien
sea el que le de* la cosa que se le debe. Mas con respeto á las obli
gaciones de hacer, no siempre es aplicable nuestra regla. Ella tie
ne lugar cuando el hecho sobre que versa la obligación es de tal
naturaleza, que puede verificarlo cualquiera sin perjuicio del
acreedor. ,,
Ejemplo : Si hubiese convenido con un labrador que ararla mis
tierras; cualquier otro labrador podrá librará mi deudor del com
promiso contraído , arándolas por él.
No puede decirse otro tanto, cuando se trata de obligaciones cu
yo objeto son hechos en los que se atiende muv particularmente
la habilidad y talento personal del artista que los hubiese prome
tido. En tales casos deberá ser el mismo deudor quien cumpla
con la obligación contraída ; /. 31 ,ff. de solul.
Ejemplo : Si hubiese convenido con un pintor que baria mi re
trato; claro está que no se librará él de su obligación , haciéndolo
sacar por otro pintor, á no ser que este mereciese mi coníianza y
aprobación. ' • .
334 # . TRATAD*
ARTICULO H.
§•
514. El pago hecho á uno que tenga facultad legal para cobrar
por el acreedor , es válido. La ley dá esta facultad á los tutores,
con respeto á créditos de los menores ; á los curadores de los que
tienen intervenidos sus bienes, con respeto á los cre'ditos de estos ;
á los maridos, con respeto á los cre'ditos de sus mugeres ; á los ad
ministradores de hospitales y otros lugares piadosos, con respeto á
los cre'ditos que estos establecimientos tengan en su favor. Todas
«stas personas- pueden cobrar no solamente los réditos de los bie
nes cuya administración les incumbe, sino también los capitales de
los censos , cuando los deudores los rediman, sin que haya para ello
DE LAS OBLIGACIONES. 339
necesidad de decreto del juez , y los deudores que les hubiesen
pagado quedan libres. Bien que cuando las deudas cobradas fue
sen de menores, los que lasjiubiesen pagado tendrán que temer
aun alguna reclamación de los mismos menores, si después se ba
ilase cine los curadores hubiesen distraído el capital cobrado , v
no se hallasen en estado de poder pagar. Para que no tengan lu
gar jamas reclamaciones de esta naturaleza , requiere la ley 25,
cod. de adm. tut. el decreto e intervención del juez.
515. La sola calidad de .parentesco , por rnas grande que esta
sea , no es suíicientc para que uno pueda cobrar lo que se deba á
su allegado. Por esta razón ni el padre puede cobrar loque se de
be al hijo que ha salido de su patria potestad , ni el hijo lo que se
debe al padre , ni el marido lo que se debe á su muger separada
de el , ni la muger lo que se debe al marido ; /. 22 ,ff. hoc. tit. ;
II , cod. hoc til. *.
§•
§. V.
344 TRATADO
/. 28 , /. 34 , §. 9 ,ff. de solut. • como si hubiese servido para li- ,
hrar al acreedor de alguna deuda que tuviese ; /. 66 , ff. dic. tit.
El tercer caso es, cuando aquel á quien se hubiese hecho el pa
go sucediese en ta herencia del acreedor, ó adquiriese por cual
quier otro título la propiedad del crédito cobrado ; /. 96, §. A,ff.
. d. tit .
ARTICULO III.
s«-
¿Puede pagarse una cosa por otra?
«
¿ Como puede entregarse la cosa debida ?
* §• iv.
ARTICULO IV.
ARTICULO V. 1 '
f ' ■
' ¿'DON DI DBBI REALIZARSE EL PAGO , J 4 EXPENSAS DE QUIEN ?
ARTICULO VI.
I
os íí% osiisaoiohm. 353
cierta cantidad pfestada una coy que es cabalmente la misma que
os habia dado en prenda por el mutuo , la entrega de esta cosa
extingue á un mismo tiempo la obligación resultante de la venta
y la del préstamo , f. 44,jjf. de iqluf,; poique ella era objeto de
las dos obligaciones. ■*
553» Esta regla tiene lugar en obligaciones que tengan diferen
te» acreedores. ^
Ejemplo : Si tjebiendoos yo mM, pesos , los pago por orden
vuestra á uno que es acreedor vuestro por igual suma, mi pago ex
tinguirá á |a vez vuestra obligación y la mra; /: 64, ff. d. tit. Este .
pago representa dos , juris effectu -, pues es Jo mismo que si yo os
hubiese pagado mi deuda , y vos la vuestra á vuestro acreedor.
554. La misma regla tiene su aplicación aun respeto de dife
rentes deudores. , •"
Ej'ejnplo : Si por orden vuestra hubiese prestado cien pesos á
Pedro , el pago hecho por este de la suma prestada, extingue á
nn mismo tiempo su pro^iaJribligaciou y la^ues^fta resultante del
mandato que me habéis Meno.
Mas no tiene lugar lo indicada regla , cuando el que verifica el
pago, tiene derecho para, hacerse ceder las acciones contra el deu
dor de la otra obligación ; pues en taft caso únicamente se extingue
la obligación del que paga , mas la otra subsiste , no al efecto de
que el acreedor pueda exigir un segundo pago, sino solamente
para que pueda ceder las acciones i quien compete.
Ejemplo: insiguiendo en la, especie arriba referida, si el qne
me mandó prestar el dinero, lo pagase á fin de librarse de la res
ponsabilidad que por su mandato ha contraido, se extinguirá su
obligación , pero no la del que recibió el préstamo, la cual subsis
tirá, no para, que yo puerUfexigir de él un segundo pago, sino solo
para que pueda ceder las acciones al mandante ; l- 95 , §. 10 ,
ff. efe solut. ; l. 28 , ff. maiid. X
Esta cesión de acciones contra el deudor de una obligación di
ferente puede verificarse etiamex intervallo, en lo cual se dife
rencia de la. que tiene lugar con respeto á condeudores, de una
misma obligación , de que hablaremos en el siguiente
354 . TIUTJkDO
.TRATADO
ad>[o/ere, mas nunoapodrá dacirae otro tanto de los acres-
rato de los fiadores : la ñanza es un contrato unilateral, el
fiador es el vínico obligado. La obligación del acreedor de cederle
las acciones es hija de la equidad , y por lo mismo no puede pre
cisársele á mas que á cederlas tales como las tiene , y si las tiene ;
pue* no era un deber suyo conservarlas. Añádase otra diferencia
que observa Cuyacio ad legem 21 ,ff. de pací. Al mandante pe
tunia! credendee, como que no tiene de sí ninguna acción para diri
girse contra el mutuatario, le es absolutamente necesaria la cesión
de acciones para recobrar lo que por otro ha pagado ; mas no ei
así respeto del fiador que tiene ya acciones propias para obligar a'
deador principal á que lo indemnice; por esto aun cuando la ce
sión de las hipotecas pudiera serle de provecho , no puede sis
embargo exigirla. .
Lejos de haber ley alguna que decida esta cuestión á favor del
fiador, las hay que suponen todo lo contrario. Tal es la ley 22,
ff. de pact. donde se dice , que el acreedor puede convenirse con
^ «1 deudor principal y prometerle que no le pedirá la deuda, y re
servarse sin embargo el derecho de pedirla al fiador. En tal caso
es claro que no podrá cederle al fiador convenido las acciones qae
han caducado con el pacto. La ley 15 , §. 1 , ff. de fidej. pavece
también decidir que el acreedor que por hecho propio se hallare
•n la imposibilidad de ceder á un fiador sus acciones contra los
demás fiadores , no seria excluido por esto de la demanda. Si ex
duobus qui apud te fidejusserunt in vigiríti , alter , nk ab eo íe-
tibbs , quinqué tibi dederit aut promisserit ; nec alter liberabitur ,
et ií ab altero quindecim petere institueris , milla exeeptione, tum-
moveris. No obstante todas esas razones debe decidirse, que cuan
do el acreedor por hecho propio no puede ceder al fiador sus ac
ciones ya contra el deudor principal , ya contra los demás fiado
res , sea por haberse dado por satisfecho de ellos , sea por haber
permitido por descuido que caducasen los derechos que contra los
mismos le competían , puede el fiador oponerle eficazmente la ao-
cion cendendarum actionum, y hacer que no ae le admita su de
manda.
En cuanto á la acción contra el deudor principal ninguna difi
cultad ofrece ; porque según llevamos observado , suprd n. 371 ,
siendo de la esencia de la fianza que el que la presta , no puede
obligarse en mas que el deudor principal; claro está que habiendo
. B¡i fcfs obuoacioiiis. 3íT
acreedor á^este, lo queda también el fiador ; puesto que
acciones reales , todas las prescripciones que adquiere el
principal obligado , las adquiere asi mismo el fiador. En el n. 381
respondimos á la ley 22 de pací.
También debe decidirse que al acreedor no te le admita bu de
manda contra uno de los fiadqrés , cuando por hecho propio se
halla reducido al caso de no poderle ceder las acciones contra lo»
demás fiadores. Pero esta exclusión del acreedor no es en la tota
lidad, sino únicamente én la parte por la qne el fiador demandado
habria tenido, recurso contra los demás fiadores.
Ejemplo : Supongamos que hubiese cuatro fiadores, todos sol-
Tentes , y que el acreedor hubiese absuelto de su obligación & uno
de ellos; entonces no podrá dirijirse contra los tres restantes, li
no deduciendo de su demanda la cuarta parte por la cual habrían
tenido recurso contra el librado : y si entré los tres no librados hu
biese uno insolvente , el acreedor debe deducir no íolo la cuarta
parte de" que debía responder el librado, sino también el tercio ^
que á este mismo debía correspondería en la parte tocante al insol
vente.
La razón de esto es , que cuando muchos se obligan en común
por un deudor principal, cuentan naturalmente coa el recurso
que cada uno de ellos tendrá contra los demás caso de ser conve
nido : esta confianza les mueve á contraer una obligación, que otra
mente no habrían contraído; no es pues justo que el acreedor
les pueda privar de ella. Esta razón hace que si el fiador librado
hubiese contraído su •obligación posteriormente á los demás fiado
res, estos no tengan la acción cedendarum actionum contra el
•creedor que lo hubiese librado : á este caso debe restringirse la
decisión de la ley 15j §. 1 arriba citada.
Lo mismo que de-los fiadores , debe decirse respeto de los deu
dores solidarios. La misma confianza que tienen aquellos en su re
curso contra los confiadores, la tienen los deudores solidarios res
peto de sus coobligados. Bor esto si el acreedor les ha pftvado de
este recurso , por no poder cederles las acciones contra los démás,
condeudores, debe permitir que su. demanda sufra la deducción de k
aquélla parte en que por hecho propio les hubiese perjudicado»
Supran.215. %.
Si el acreedor se hubiese dejado perder el derecho de* hipoteca
que tenia sobre los hienas de alguno de muchos conde udoref *
358 , «tratado
confiadores , ¿podrá el eoiideudor ó confiador oopyenido c
la excepción cedendarum ditionum por faltar á la cesión de i
nes Ja acción hipotecaria? Yo creo que no; pues me parece que
esta excepción debe únicamente, tener lugar, cuando el acreedor
se halla en estado de no poder ceder las acciones por un hecho po
sitivo, por un descuido craso y culpable que le hace sospechoso de
colusión , y no por una simple y perdonable negligencia"; Io. por*
que no habiendo contraído con sus deudores ó fiadores ningu
na terminante obligación de ronservarles'v cederlés sus acciones,
y obligandok unicain^uj¡fc¿jpato una razón de equidad, le bas
tará portar»; con buena í'é7 por consiguiente no está tenido á
a diligencia suma. 2". Los demás deudores y fiadores podián y
itiaii haber vigilado por la conservación del derecho hipotecario;
obligando al acreedor á qne, practicase las diligencias» oportunas
para que n,o se perdiese-. Si aun entonces el acreedor- hubiese con-,
tinuado en su descuido, habrían podido quejarse con justicia de e'l ;
i pero habiendo sido tan descuidados como e'l mismo, no pueden
acusarle de una negligencia en que han tenido también su parte.
558. La tercera cuestión que versa sobre si la cesión de accio
nes se juzga hecha de plenq derecho, la tratamos ya, suprá n.
28^0, respeto de los deudores solidarios. Sentamos allí , contra la
opinión de Dumoulin , que ella debía pedirse, pero que una vez pe
dida , no era necesario obligar al acreedor á hacerla, pues, que la
ley suple su asentimiento.^ Lo mismoseípfcserva pon respeto á los
jUdpre». ■ iV . . \ J *
Esta cesión debe haberse hecho, ó pedido por lo menos
tiempo de realizar el pago ; porque como este extíngife con la
pbligacion todas las acciones al acreedor¿correspondientes, de ahí
es que en vano las cedería despii.es.
, Unicamente los maiidatores pecunia crede.nd.ee pueden pedir ex
intervallo la cesión d^ acciones , mas esto es por una razón parti
cular oue llevamos expuesta s¡upra n. 447,
ííótesSjque eiv algunos casos la ley transfiere sin necesidad de
pedirlos , todos los derechos, y acciones del acreedor á la persona
que ha pagado la deuda ; corno cuando un acreedor hipotecario
' rjara fortalecer su derecho sobre la hipoteca paga á otro acreedor
¡ípotecario también lo que el deudor común le debe , ó bien cuan
do, habiendo comunidad- de bienes "entre marido v muger , uno de
ellosTía redimid^ un censo que solo el 6ti% prestaba.
DE LAS OÍLIGACIONES. 350
Si un detentaJor de una heredad que para no incurrir en demo
ra paga la deuda á que ella se hallaba afecta, no ha pedido al pagar
la subrogación , no disfrutará de sus beneficios ; pero tendrá por lo
menos sobre esta heredad un derecho preferente al de todos los de
más acreedores posteriores á aquel á quien ha pagado. Porque li
brando la heredad de la hipoteca, mcliorem fecit in eofundo coete-
rorum creditorum pignoris causara ; y esto siempre le'dá la excep
ción dolí para retener la heredad que ha librado ; pues dolofaciuntj
si velint cumejus damn» locupletari. Este caso es algo parecido al
en que el detentador ha hecho 'mejoras necesarias en ¡a heredad
detentada. '^PWP.^ '%^QHB^ V'
En los demás créditos hipotecarios siempre es necesaria la cesión
ele acciones , ó por lo menos su petición. Sin embargo en los ere-
ditos que tienen un privilegio personal, como los prorenientes de
los gastos funerarios, de la última enfermedad, etc., no es necesario
pedir la subrogación ; el privilegio anexo á tales cre'ditos pasa de
pleno derecho al que los hubiese pagado : Eorum ratio prior est
crediiorum quorum pecunia ad treditores privilegiarios pervenit ;
l. 24 , §. 3 , ff. de. reb. autor, jud. poss. alias ; l. 9 > §. ' 3 , ff. de
priv.cred. * . ^- ' < * 1' '"" •
559. En cuanto á la cuarta cuestión referente al efecto de la ce
sión de acciones , debe verse la ley 36, ff. de jidej. Ella dice que
el pago hecho con subrogación de acciones y derechos no tanto se
reputa un verdadero pago^ cómo una venta que de su crédito y
derecho* anexos hace el acreedor á aquel de quien recibe el dine-
H>. Non m solutum accepit, sed quodammodo nonien debitori* ven-
didit. Por esto el crédito se reputa subsistente con todos sus de
rechos respeto del subrogado , quien puede valerse de ellos , de la
misma suerte que el psopio. acreedor del cual se reputa procurator
in rem suam. \
La cesión no se hace por el todo , sino cuando.por e'l debiese te-
per recurso el pagador , como cuando es un fiador que tiene re-
cursa por Ta totalidad pagada contra él deudor principal» Mas si el
recurso del que realiza el pago , no debiese ser sino por una parte
siendo en lo demás deudor por si'propio y sin recurso, la subror
gacion tendrá únicamente lugar en cuauto á aquella parte ; respe-*
to de lo restante el pago se reputará puro y absoluto. , . .-^ ■"'
Ejemplo : Supongamos que hay cuatro condeudpres de una
misma deuda ; si ano de ellos deudor del todo respeto del aeree
360 TSUTA»»
dor, y de uní «uarta solamente respeto de i
dicha deuda por entero con subrogación , esta no podrá eo'.enúer-
se sino por las tres cuartas partes por la« cuales le compete el re
curso, no respeto de la otra cuarta , pues por esta se reputa extin
guida ya la deuda,
560. Importantísima v mor debatida es la cuestión sobre si ese
deudor puede entablar solidariamente contra cada uno de sus coa-
deudores las acciones cedidas en cuanto á las tres cuartas partes.
Nosotros la resolvimos, suprd n. 281, respeto de los deadores soli
darios , y en los mismos términos* debe resolverse respeto de Jos fia
dores, puesto'que militan en ellos idénticas razones.
Falta observar que la subsistencia del crédito no es mas que nni
ficción de derecho establecida en obsequio del que pagó con cesión
de acciones. Por esto si uno que debia un censo solidariamente
con otros ó como fiador, lo hubiese redimido haciéndose ceder
las acciones por su propietario, no dede responder de las hipotecas
qne sobre aquel censo tuviesen tal vez otros acreedores del acree
dor cedente,como lo estaría un verdadero cesionario á quien el cen.
soalista hubiese traspasado el censo. La restitución del capital fué
un verdadero pagi , y extinguió la obligación ; y las hipotecas qu«
sobre ella gravitaban, debieron de extinguirse también ; pues ella'
se extinguen rei obligatm interitu. La subsistencia del crédito que
se supone únicamente para que tenga valor la cesión , no puede
oponerse á este cesionario , puestoj'que quod in favorem alicujut
introductum ett , non debet contra ipsum retorqueri.
"-■ ^ . * Vr
§• m.
»
t * . - ARTICULO VIL* : • / * V .
565. £1 deudor por varios títulos que Jj^ga una cantidad , pue
de decir á cuenta de que deuda quiere pagarla. Quoties. cjiiis de-
bitor ex pluribut -Causis , unum solvit dtbitum in arbitrio
sqlventis dicere quodpotius debitum voluerit solutum y /. 1 ,ff. de
-/
REGLA TBBCERA.
COROLARIO I.
COROLARIO p.
COROLARIO III.
Cuando hay deirfás sin fiadores y otras con ellos , el deudor tie
ne mayor ínteres eft la solución dé las últimas que las prime
ras ; y por esto el dinero tleberá destinarse á aquellas. La razón es
clara ; extinguiendo la deuda afianzada, el deudor^e libra de dos
.acreedores , el acreedor principal y el fiador á quien debe indem
nizar , y es mas ventajoso librarse de dos acreedores que de uno
solo.
■r .... _ . . .í t'r
* - .■ j
COROLARÍO' VI.
* . ». '.í'.'t
568. Cuando todas las deudas son de i^ual naturaleza, y el deu
dor no tiene interés en que se pague la una antes que la otra, el
descuento deberá hacerse eje la mas antigua : Si milla, causa prec-
gravcC , in antiquiorem ; l.$.,Jf. d. tit." *¿ ' ^ p ... ^Jt' , ^
Nótese que de dos deudas contraidas en un mismo dia, pero con
plazos diferentes vencidos sin embargo, se reputa mas antigua res
peto del asunto que estamos tratando, la que tan ¡a el plazo mas
corto ; l. 29 , j. 2,ff. d. tit. t * v-" ,
- ' • * v. / ; ' " '■ > ."
^GLA QUINTAI¿Vl i
' \ - ' ■ : , • •
' . ■ ' ífi , .i •
569. Si todas lasffeadas tuviesen la misma fecha , y fuesen en.
todo iguales, el descuento se hará proporcionalmente .de todas
ellas : Si par et dierum et coníractuum -causa sit , ex summis
ómnibus proportione solutum ; 1.8 , ff. de solut. ■
' . v ' ■' */•' . ' • •• \
,r• * REGLA SEXTA. < *N;,,'
*
370 , TRATADO
ofrecimiento no constituirla endejjiora al acreedor yue «o del>j;i
admitir un pago parcial,
576. Es preciso : 4". que en las deudas condicionales se* hay a
verificado la condición; y que Haya vencido el plaz¡¥, en t¡££uue lo
tengan, si este se hubiese estipulando en favor del acreedor ; porqiw
mientras este no se halle obligado á cerrar, no puede constituir
le en demora el ofrecimiento del pago.
577. Asimismo es preciso : 5o. que el ofrecimiento se Jjaga en
el lugar en que debía realizarse el pago; L 9, cod. de solut. Por esto
s¡ una cantidad debía pagarse al acreedpj^en su propia easa , allí
mismo debe hacérsele el ofrecimiento- Si debiese pagarse eu'otj
• debe requirifsele para que elijá,jm domicilio, y sinoí
arle ante. -el juez á fin de que le pbligue i ello , ó bien a
sudor para hacer la «onsi,gnaeion- 1 *
oí ia ueuda .consiste eu un cuerpo cierto que dehe entregarse en
el lugar en que se halle, sgrá preciso dirijirse al acreedorftu.per*í>-
ua ó en su domicilio para que s.e la lleve ; y después de este requi-
rimiento que tieue la misma fuerza que un ofrecimiento de pago ,
el deudor podrá obtener del juez autorización p^i» depositarla
copa en. otro lu^ar^ sj, necesita el#t^^n q»e etí^estaba.
578. Finalmente es preciso : 6o. qTEe.se levante atitp <L-
miento hecho y del reqiúrimiento dirijido al acreedor para qu*
admitiese el pago. Este auto debe levantarlo um notario ante tes
tigos. Se cita al acjreedor para ante el juez que,ha 4e aotoriziu
la consignación , y el deertto que tal autor«|icion contenga, le se
rá notificado al efecto *le que pueda asistir J si quiere , al acto del
depósito que se verificará eri*poder de fulano, en tal dia y i tal
Upra . . .,«(',, IVifl. . " '. :, .. . . ;¡ ; ,
Sin embargo no será de todo punto necesario que preceda U
autorización judicial para que la consignación obre sus efecto*,
pues bastará decir al acreedor, asi que rehuse el ofraci miento , que
la cosa va á depositarse, en tal parte , á tal dia y hora- El decreto
del juez que ratificará la consignación , tiene un efecto retroac
tivo- : .. ... ,V.. .,tu.; .■-.!•. " ' :«»!• ■ . • . . w
, 571. Ella debe hacerse en el dia, hora y lugar indicados, y de to
da la cantidad ó cosa dcíñda, á4nenosque medie pacto de pagar por
partes, ó permita hacerlo la ncturaleza de la obligación. En eltesti.
mpnio del depósito se extenderá una descripción circunstanciada de
las especies en que se haya verificado, y se hace saber alacreedor^
DE LAS OBLIGACIONES.
580. El efecto do toda consignación válida es ,
idor enteramente libre de su obligación;
deudor ol>l yjior mas* qne en rt-
gor de , derecho confflka dfteíio <xe la rnrnjrnrtnigapdn has^p ha
berla la retirado el acreedor , sin embargo
embarco coríe
corre ella á riesgo de es-
te, quien desde entonces, fuese cual fuese la deuda anterior, se
liará acreedor de lo consignado, tamquam ce.rtorum corporum ,
y por consiguiente su crédito no gravitará ya sobre el deudor, si
no sobre el consignatario que con la admisión de las cosas consig
nadas se obliga , ex quasi. contráctil , á entregarlas al acree
dor , si la consignación se declara válida . ó al mismo deudor , ni
se declara nula. , # . '
Sígnese de aquí , que los aumentos ó desmejoras de la cosa eon^
signada suceden á favor ó contra del acreedor, si la consignación se
declara válida ; otramente el deudor recobra su cosa en el estado
en que se halle^""*
Si recibiese la cosa consignada un aumento de mucha considera
ción , y él deudor se empeñase por ello en argüir de nula la con
signación , no será atendido ; porque nadie puede venir contra un
hecho propio. Las formalidades de la consignación se introduje
ron en favor del acreedor , y este es el único que tiene derecho á
quejarse , si se hubiese faltado á ellas. *
Una cuestión falta á examinar. Hecha la consignación con todas
las formalidades , si el deudor vuelve á tomar las cosas consigna
das , ¿ se reputará sin ningún efecto, como si no hubiese interveni
do respeto de los fiadores j coobligados? Por la negativa puede
decirse, que como la consignación extingue la deuda, y libra á to
dos los que de cualquiera manera debiesen responder de ella , cla
ro está que no dependerá del capricho del deudor el hacer revivir
una obligación extinguida, retirando las especies consignadas. Lo
mismo persuade la ley fin.jj. depactis. Sr%] deudor que por me
dio de un pacto de non petendo ha adquirido para sí , 0üs fiadores
y coobligados una excepción contra acreedor , no puede des
pués privarlos de este medio de defensa renunciando á aquel pac
to ; con mayoria de razón debe decidirsa , que no debe queda» al
libre arbitrio del deudor hacer revivir una obligación extinguida
en fuerza de la consignación. Finalmente asi como la devolución
que voluntariamente hiciese el acreedor al deudor de lo que le
hubiese pagado, no haría revivir la deuda ; de la misma manera des
pués de una consignación que obra los mismos efectos que el pago,
24.
372 TRATADO íji «
en cuanto á la extinción de la deuda, la recuperación que baga el
deudor de las especies consignadas , no puede dar fuerza á uifa
obligación extinguida ya. T ■* j/l S
Sin embargo de todas estas razones Basset cita un fallo dado en
en el cUal se decide, que la consignación debe tenerse en tal
• no hecba , y que asi los fiadores, como coobligados conti
núan en sus compromisos. Aquel autor tiene por justo este fallo,
y dá por razou, que la consignación que se requiere para extin
guir la deuda , no ha de ser- momentánea , sino permanente, y
que no haya sido revocada por el mismo que la hubiese hecho.
Mas ¿ no puede replicarse á esto que , semejante argumento es
una petición de principio ; puesto que lo que se busca es , si el
deudor tiene derecho á retirar las cosas consignadas , en perjuicio
de los fiadores y conde udores ?
A mi modo de ver, debe distinguirse el caso-ej) que el deudor
retirase lo consignado antes que el juez hubiese declarado válida
la consignación , del caso en que lo retirase después. En el prime
ro , paréceme que debe reputarse como no hecha la consigna
ción, y por consiguiente continúan obligadoslos fiadores; pueste
que la consignación no tiene de sí la fuerza de un pago, sino en
virtud áe la declaración judicial que obrando un efecto retroacti
vo , hace que se repute extinguida la deuda desde el momento en
que la consignación se verificó. Mas si esta no hubiese sido decre
tada , ó no se hubiese después confirmado por el juez , no puede
haber extiuguido la deuda , ni librado á los fiadores ; por esto re
tirada la cosa consignada , es como sino hubiese intervenido. Al
contrario confirmado este por el tribunal , queda de todo punto
extinguida la deuda , y en vano intentará el deudor hacerla re
vivir en perjuicio de los fiadores ú otros coobligados.
uoobli
CAPITULO II.
#■■„'" DE LA NOVACION.
ARTICULO I. '
QUE ES. NOVACION , y CUANTAS S¿N..SUS ESPECIES.
v AWjgCljlg II.
ARTICULO IV.
§.I.
De las formalidades de la novación.
§• «•
De la voluntad de novar.
ARTICU¿0*VI.
»e tí* delegación.
, ■ -
_ A
riia á producir el efecto que le es esencial, de librar al delegante ;
pues que el acreedor siempre diria que ignoraba la insolvencia
del deudor delegado. Estas razones tendrán su fuerza en el rigor
del derecho, y tal vez en el fuero externo ;^>er5 no en equidad , y
ine^ten«(ilj^rtf in^-no. " f
_ , ... ; pas
* te al cesionário,'<ej <yial cqp todo rigo^- ¿yo es mas que^el proettrntor
in rern suant del acreedor que le ha cedido su .derecho.' Ademas
para este acto bastan db*s personal ,■ cedente y cesidnarjo ; para,
na,da se necesita iel consentimiento del deudor. Hablaremos de la
; translación «en nuestro Tratado del contrato de venta , parí. 6,
cap. 3. • 4 k> ' •
Tampocp hay noy acion*Ípn, una» «indicación, simple.' .Cuando
inflico á mi acreedor una persona de quien podrá ccjbrar. la can
tidad que yo le debo, dáitdole al efecto un libramiento^ ^toj&ráá
lo mas un simple mandato. ]Jo hay translación ni novación ; yo
quedo layno antes detldor de mi acreedor ,* pitesto que <ij me
/substittrye en la. obligación la persona indicada.
. |i . » -
QAPLTUkO-ffl.^^
'* K V s** * ^* \ ■
.... V A ' . * * *
'.IT . • • # • .• r ♦ i
?
I
m«íit¿ presumiese una condonación personal de4 la ajud^a.^v^p
de anued á;quien se Ira entregado la escritura , jr ijo á favor de %ps
demás. Sin embMgó paceré qu¿»or elíontrario debe* presumiré" "
que el acPeedor entendido i^íábnar y extinguir enteramenfc^
la deuda í.po^qqyj sj hubiese querido librar áfuno soJ«de Jos thni-
doref, babria Eetenido tt(JjKk\ docwm^nto que le era,necesario para-
hacqr^ue los demás .le pagaseji. ¿
» ' 609. La mera posesión 'en que se halle el deudorjjibjlk^ escritiya
¿hape presumir que ci acreedor se I* ha devuelto? Algunos anti
guos- ^ctore?' hacen la siguiente distincñcfn* si*el deudor al<gga que
• ha pagado la posesión de la escritura, forma por áfáila la- presunción
' . ' •* 25.
• ■ * A ■ « "V ' * * .
388 a, 0. •/tratado ' ^ ■'• '•
;tf acrterfer pruebe ló cpntjSriq-"; íáls y 4i-
del pago , á iró sffr que1-,
ce que ef acreedor le ha condonado la deuda, la sola posesión no
tieneifuerza suficiente pa^atinSájPrlaipresiiucioti de l^Wt>p§o*^i-T
cion, y deb% pV^bar ¡fíe elticreedor le lia devuelto y condonado li
bremente lajuntura ; gorgue ^|^ndon,TCÍon^»iiwjl^ffriacLOti»auy
no se presase 1
sumituri Va
qué debe indistintamente dafidirsV^ qhe fa'^jD
induce píesulicion sT^Lejjftlejida ha sidótsa^isfiecifaó c^Botfec^.^
menos que el JrereedorjjBBlique lo contfariotpbr habérsele suJraido
ó robado» jj#Wl»io §e oirá que la donación no se presume fácilmen
te , porque esta regla no tiene fuerza cuando hay un níotivb sud
-ro cr -
•■ * • . „• . ' §• «»• •
I. %
*. DEAAS AFERENTES ESPECIES 6e" CONDOMACIOPÍ ES. '•
•i
tinwor
dje (íós' perrajes poí^
tlo est delki. ~ coníriliutio ;l. 1 t¿ ce
Ejemplo .-JS i^Yá^oMS'élw quinientos pes,qs BtaK^ienI:4j^
prest.mto mie^eTnaBeís hecll^"*^»y1 al mismo"
tra*^ia¿^iaWTOiaMoryfc*ii de'alqtiHe
de aliruHeres ?i
dará exíTtejiM^'por €Éjdé*re^i<> de eom¡iensaol,to.
dito; y alr contrar» el^j¡re3i*o quMBÍ''9uBwwnulo en tner;
deuda. . . ■ .
La equidad de la compensación i demHpfmídast elj ^ti^c
res djbiáiílle ks parte tieneii en «ómjl&ftsar
mas 1>( uc ycr^yol)l^^|RBn|p?BIW^|y •JRjfclad dVfflraaf, y
tener des seEu1rjMpSro*ara tcobrraíB^que #ct-^IW
Estará I^WPOttitt^^My %ptttpen^: ideo avn-
ra^p%tiu£$on sofyqfe ,
<¡mgii s<fmtiÁE mP&we^- **
j^iíñío^piutil "segufl dice
Baldo. ¿
«
Sobré\es te i iníÍoi
.* .#cáa^en
'* ^í»ooñías«^|tcajÉi co^pe^^ÉD , y cualfsV>n»%s efectos» '
t» (¡%<*jleudás.pueile oponersWí^cimpcnsaoiQnP
<
DC LAS OBUCAClOHfiS.0 10 i
pcís&cion, á ii(j seréjffi ef cjue -ki opone traiga expedita la prueba,
do manera que pueda hacerse pronto y sumariamente
Aun cuando constase que se debe , mientras no se supiese cuan
to Sé debe ^y tuviese que esperarse una liquidación dependiente
de c'ufeitas qae hubiesen de promover Una larga discusión , no es
líquida la deuda , ni puede j|p$nerse en compensación.
629. Es necesario, 4. aneóla deuda sea determinada. Asi es
que aunque alguno hubiese mandado á su heredero que me diese
dos cientos pesos ó los dos caballos de su coche , si yo debiese á
este mis&jo-Iieredero dos ciAitos pesos',' no podria oponerle en
compensación de mi deuda la suya proveniente del legado , hasta
que él hubiese declarado su voluntad de entregarme los dos cien
tos pesos , y no los caballos ; pues hasta entonces su deuda no es
determinada. Pero si el testamento me dejase á mi la elección, po
dria oponerle la compensación de mi deuda, la cuafsin embargo no
tfrndria Su efecto hasta el dia que hubiese verilicado la elección :
Soleteas dec¿m millia aut hominén , utrum volat adversarius ; ita
conipensatio admittitur si adversarius palam dixisset, ulrum vo-
luisset. I. 22^.- /
630. Es necesario, 5.° que la deuda sea contraida en favor de
la misma persona tfxe la opone en compensación. Ejus quod non
ei dcbetur qíticonvenitur , sed allí, compensado -fieri aon potest;
1..9. cod. dic. til.
Por esto no podria yo oponer en compensación de lo que debo^
lo que debe mi acreedor á mi padre , á mis hijos , á aquellos que
esHfciesen bajo mi tutela * cúratela, ó cuyos bienes administrase;
ó bien á mi muger qua^no tiene conmigo comunidad ae bienes- etc.
^Si hay esta comunidad, lo que se debe á ella se me <tebe rgahnen^j,
-,te á mi, por consigujejite puliré oponerlo en compensación.
Paj£nianb en la \0 18. §. \.ff. de. compens. lleva. Hb fuerza de
este principio á tal 'punto, qué hasta decide que mi acreedor no
está obligado ájpdmitir la compensación de lo que debe á otro ,
por. mas que este intervenga en el negocio^ y ofrezca compensar
por mi lo que se le debe á él : Creditar-fg¡ompensare non cogitur
quod alii quam debitori suo debet , quamvis creditor ejus, .pro eo
qui convenitjnr , propium debiíuni veht compensare. Para mayor
claridad ponga'mos el siguiente •-
Ejemplo : Vos entablasteis centra mí una demanda por cien pe
sos que os deba , y jo os contesto presentándoos una esciiitura^or
26.
404 •• ■ 14.
TRATADO ^a . i. » ■
J
DE LAS OBLIGACIONES. 405
(¡31. La r*gla pog^Ja cual»acaba/no| de sentar que no podemos
oponer la compensación sino de lo que se nos debe á nosotros mis-
mos, sufre una exeepciotyes^eto de los fiadores. Cuando se pide
á alguno el pago de una cantidad á que está obligado como á fia
dor óVotra persjfta , podrá^poner en condensación no solo lo
e le deba á el mjjmo el deman^mdante , %¡no también lo que
eba al deudor principal: Si quid d Jide.jussore petiíur , tvquissi-
fidejussorem eligere quod ipsi aut quod reo debetur, com.
se malit ; l. 5 ,ff. d. út. La razon es, porque es de la esen
cia de la fianza que el que la presta no pueda obligarse en mas que
el deudor principal , y que pueda por consiguiente valerse d,e to
das las excepciones y medios de defensa que á este ultimo compe
tan, supra. n.381. : es asi que el deudor principal podria oponer Ia
compensación de lo que su acreedor le debe , luego podrá hacerlo
también el fiador.
No sucedería lo mismo si se tratase de un 'caso contrario: pues
el deudor principado puede oponer á su acreedor la compensa-
Clon de lo que este deba á sus fildotes^^, -
¿Puede un deudor solidario oponer la compensación de lo
que se debe á su condeudor ? Véase lo que se ha dicho en e)
n. 274. , '*~"*»v *
632. Es necesario , 6.a que la deuda que se opone eq compensa
ción sea de la misma persSna á quien se op"ne.
Mjemglo ■. Si alguno me pide el pago de lo que le debo , no po
dré opjjPprle en compensación lo que me (íeben los menores Cuya
tutela tiene, y al contrario si en su calidad 8e tu^or me pide lo que
debo á los menores , no podré oponerle en compensación lo que
él me debe: Id quod pupillorum nomine debetur si tutor petat ,
non posse compensatione objici ej'ug pecunia quam ipse tutor suo
nomiqg debet ; l.,2$, d. ti{. V
Por la misma razón no podré oponer á mi acreedor la compen
sación de lo q»e me debe su mneArisi hay entre ellos separación
de bienes ; pero si existe comuniwRpodré oponérsela, porque que
da obligado con las deudas de su muger en fuerza de dieha comu
nidad de bienes.
•Cuando mi acreedor ha traspasado su crédito á favor de otro ,
podré oponer al cesionario no solo la compensación de lo que el pro
pio me deba, sino también la de lo que me débia el cedente , con
tal que mi crédito^ contra este fuese ya subsistente al tiempo de
haberíeroc notificado y aceptad* el traspaso»; parqiYe el codito
qué contra mi tenia e!l acreedor no pudo pasar al^esion^ar^^iasta
después de aquella notificación ó a&ptvpion ;. 1
cuantos créditos haya yo adquirido contra ^jjfc
época han extinguillk ó disminuidle pleiio,
en virtud de la conlpensacion^ '• í
Si mi crédito contra el cedente hubiese coe
habérseme" notificado (accesión , k compensaci
jorque entonces ya habia dejado de ser mi acreedor , y. si lo"#a,
1o era subtilitate júris . non jutisteffectu. • 4'
Por mas que fuese acreedor del cedente ya ajftidfcrtraspaso ,
fflb ribstarite si U>.kubiese aceptad* pura y simgj^nppe' se reputa
que con semeja1íw'áQej|tac¡on he renunciado elTRrectío^de • com-
jtensaí- • y por consiguiente no podre VaUrme de el contft el^ '
cesionario que ha debido contar con mi aceptación* pura y sim-
pfe. Mis derechos contra el cedente siempre quedarán salvos.
653. Guando una deuda se ha de pagar en Mugar determinado,
puede tambieiáctponccse en compensación de otra deuda que no ,
lleve señalamiento de lugar para, el pago , bien que en tal caso
debeián tenersé en cuerttá las ventajas que pudiera tener el de
mandante en cobrar en el lugar prefijado en la obligación, ta
compensación es muifavorable , pero^no debe con ella perjudi
carse á ninguna de la' partes con notoria ventaj* de la otra.
' 634. Es evidente que no podrá oponerse en compensación de
una deuda «1 capital de un censo perpetuo, pero si las pensione»
vencidas; porque como en otro- lugar se dijo, el capital de un
censo perpetuo no se considera con rigor debido , sino solo in fa
cúltate luitionis.
* *
III.
CAPITULO V. ,
I*
aso* *e verifica la confusión. ▼
> -4
.1 *
DE LAS OBLIGACIONES. 417
CAPITULO VI.
Articulo i.
649. No puede haber deuda sin que exista una cosa debida que
lea la materia y el objeto de la obligación ; y de ahi es que cuan
do perece la cosa que se debia , sin que quede nada que sea objeto
ni materia de la obligación , deja esta de subsistir. Asi es que la
extinción de la cosa debida trae consigo necesariamente la extin
ción de la obligación ; 33 , 57 ,ff. de verb. oblig.
650. Por la misma razón , si la cosa debida deja de ser suscep
tible de ser la materia y el objeto de una obligación , no podrá
tampoco esta subsistir. Esto sucede cuando ht cosa debida pasa á
estar fuera del comercio. Y por esto dice Ulpiano : ís qui alienum
servum promisit, perducto eo ad übertatem , non tenetur ¡ l. 51,ff.
de verb. oblig.
Ejemplo : Si vos os habéis obligado á entregarme cierta por
ción de terreno , y sucede después que la autoridad pública se
apodera del mismo para abrir alli una carretera; queda extingui
do el crédito que yo teniadel terreno, porque estando fuera de'
comercio, ya no es susceptible de ser objeto y materia de un cré
dito y de una obligación : y como que no queda nada que pueda
27
418 TRATADO
ser objeto del crédito que yo tenia, no puede subsistir la obliga
ción.
651. No solojse extingue la obligapion cuando su objeto deja de
ser susceptible de ella , sino también cuando la cosa que se mede-
bia ha cesado de poder debérseme , aunque sea susceptible de
obligación con respeto á otro.
Ejemplo i tomado de la ley 136 , §. 1 , Jf. de verb. oblig.
Si alguno se hubiese obligado á hacerme adquirir el derecho de
pasar por una heredad vecina para ir á la mia , y antes que se haya
constituido esta servidumbre , he enagenado yo mi heredad sin
ceder al nuevo dueño de ella mi crédito en el derecho de pasar
por la vecina; queda extinguido este crédito, porque el dere
cho que era su objeto no puede ya debérseme , no pudiendo de
berse sino al propietario de la heredad.
652. Ejemplo n : Cuando el acreedor de un cuerpo determina
do con título lucrativo, adquiere con igual título la propiedad del
mismo, extínguese entonces el crédito : Omnes debitores qui spe-
ciem ex causa lucnativd debent , liberantur , quum ea species
ex causálucrativá adcrediCores pervenisset;l. \1'Jf. de oblig. etact.
La razón se deduce del principio sentado : cuando he adquirido
la propiedad de la cosa que se me debia , por el mismo hecho deja
de poder debérseme ; porque no puede serme debida una cosa
mia , y repugna que uno esté obligado á darme lo que ya es mió:
Nam quod meumest amplius meumfieri non potest: no habiendo
pues cosa que pueda ser objeto de la obligación , no puede esta
subsistir.
653. Para extinguirse la deuda , cuando el acreedor ha adqui
rido la propiedad de la cosa que se le debia ; es preciso que dicha
propiedad sea completa y perfecta : de otra suerte subsiste la deu
da, y el deudor está obligado con el acreedor á llenar todo aque
llo que le falta para la perfección del derecho de propiedad de la
cosa debida.
Ejemplo : Si alguno me ha legado una finca que sabia que perte
necía á otro , y sucede después de su muerte, y antes de verificar
se Ja entrega del legado, que^el propietario me hace donación de
ella reservándose el usufruto; no se extingue por esto el crédito
que yo tenia del legado contra el heredero del testador, por
que en la adquisición de la propiedad do la finca falta todavia
alguna cosa para la perfección de mi propiedad , i saber, el usu
SE LAS Oí LIGACIONES. 4l9
Fruto con que la finca ha sido gravada. Asi es que el heredero del
testador queda aun deudor de la finca , en cuanto esta obligado á
redimir á favor mío el usufruto que me falta, ó de pagarme su
precio.
Si la donación de^la finca ha sido de plena propiedad, pero su
jeta á revocación , como si el donante después de la donación tu
viese hijos; falta todavía en este caso algo para la perfección de
mi propiedad según la regla: Nonvidetur perfecté cujusque id
esse , qnod ei ex causa auferripotest ; I. 1J59, § 1, ff de Reg. j'ur.
Y de ahí es que el deudor queda obligado á hacerme conservar la
finca en eí caso que la donación hubiese de revocarse por el
nacimiento de hijos del donador.
654. Es preciso también , paraque se extinga mi crédito., que
haya adquirido con título lucrativo la propiedad de la cosa de que
era acreedor. Si la he adquirido con título oneroso , como por
compra , no quedará libre mi deudor; porque no puede deciise
que haya adquirido perfectamente una cosa , cuya adquisición me
ha costado su correspondiente precio. Hactenús mihi abesse res
vide^ , quatenus sum prmstaturus ; /. 34, §. 8, ff. de leg. Io.
Subsiste pues aun en este caso el crédito que yo tenia de la cosa ,
al efecto de poder recobrar elprecio que me cuesta.
655. Finalmente para que se extinga mi crédito sobre la cosa
debida , cuando he adquirido su propiedad aunque sea con título
lucrativo , es preciso que el crédito proceda también de un título
igual , porque si soy acreedor con título oneroso , como por com
pra , no se extingue Híi crédito. Quúm creditor ex causa onerosa
vel emptor ex hicrativá causa, rem habere cwperit , nihilominús
integras actiones retineí ; l. 19, ff.de oblig. eí act; l 12 , $. 15,
ff. de act. empt.
Ejemplo : Si he comprado cierta finca á uno que no era su due
ño , y sucede después que adquiero su propiedad por medio de
donación ó legado que me hace de ella su verdadero propietario ,
no pierdo por esto mi crédito procedente de la compra que hice.
La razón es , que todo deudor con título oneroso , como lo es el
vendedor , está obligado á salir garante de la cosa que debe , y es
ta garantía consiste en la obligación que contrae el vendedor de
hacev adquirir al comprador la cosa en fuerza del contrato de ven
ta , prcestare. emptori rem habere licere ex causa venditionis ips¿
faette. Basta pues qut yo no posea la cosa en fuerza de la venta ,
27.
420 TRATADO
aunque por otra parte la tenga en propiedad , paraque haya lagar
á la garantía. i .
656. Poca diferencia hay entre una cosa perdida cuyo parade
ro se ignora , y la cosa que ha dejado de existir. Asi es que cuando
ha acaecido la perdida sin culpa del deudor , como si los ladrones
se la hubiesen arrebatado con una violencia irresistible, sin tener
noticia del punto á que la han Iterado; quedará entonces libre de
su obligación, de la misma manera que si hubiese dejado de existir
la cosa debida. Hay sin embargo la diferencia entre la eosa perdi
da y la que ha dejado de existir , que esta como no puede rejñ*
vir , libra absolutamente al deudor de su obligación , y la otra le
libra tan solo de ella, mientras continua perdida ó no se encuentre
de ningún modo.
Ocurre sobre este punto una cuestión. Cuando el deudor de un
cuerpo determinado, que no está tenido á los casos fortuitos y si
solo á los accidentes acaecidos por culpa suya , alega que la cosa
debida ha perecido ó se ha perdido fortuitamente ; ¿ estará obliga
do el acreedor á probar que la pérdida ha acaecida- por culpa del
deudor ? ó al contrario ¿ deberá este probar que ha sucedido ca
sualmente ? Parece mas justo que el deudor pruebe el caso fortui
to. Si el demandante debe probar el fundamento de su demanda,
asi como el convenido las excepciones que opone á ella ; si el
acreedor que pide el pago de la deuda áiu deudor debe jiutificar-
le con el correspondiente título de su crédito ; de la propia suerte
el deudor que opone á la demanda del acreedor que él está libre
de la demanda por la pérdida fortuita de laWosa debida, deberá
justificar el caso fortuito en que funda su excepción. Asi lo enseña
Ulpiano en la ley 19 ,ff. de prob. In exceptiotribus dicendum est
reuní partibus actoris fungi oportere , ipsumque exceptioner»
i>elut intentionem implere , id est probare deberé.
DE IAS OBLIGACIONES. 421
ARTICULO II.
ARTICULO ni.
i
V
424 TRATADO
do, ya por ofrecimientos reales en los cuales el deudor hubiese
constituido al acreedor en demora de recibir, ya por algún pacto
que hubiese mediado entre los dos , entonces la pérdida de la co
sa extingue siempre la obligación. La demora que se ha desvane
cido ya, no puede obrar el efecto de perpetuarla obligación, á
pesar de la extinción de la cosa debida ; /. 91 , §. 3 ,ff. de verb.
oblig.
664. También es necesario 2Q. que la extinción de la coi|»
debiera haberse verificado de la misma manera , si hubiese sido
entregada al tiempo de la demanda ; /. 47 , §.Jin. de leg. Io.; /.14
J. l,ff. Vepos.; I. 12,$. 4, f/.Jdexhib. J. 15, $.fÁ.ff. de rci
vend : porque la perpetuación de fe obligación á pesar de la pérdi"
da de la cosa debida verificada después de la demora del deudor >
se funda en los daños y perjuicios con esta demora acarreados.
Ahora bien , si no hay tales'daños ni perjuicios, claro está que no
podrá haber obligación de resarcirlos ; que no existe daño n1
perjuicio alguno, es evidente si se atiende á que en latíipotesis pro
puesta la pérdida de la cosa hubiera acaecido de igual suerte aun
cuando hubiese sido entregada á tiempo.
Se presume sin dificultad que la cosa no hubiera perecido en
poder del acreedor , si este es un mercader que la hubiese compra
do para venderla.
Si la cosa hubiese perecido por un incendio acaecido en el lo
gar en qne se hallaba el deudor, es claro que no hubiera perecido
á haber sido entregada al aj|teedor.
Respeto de las cosas hurtadas no debe mirarse si habrían pe
recido igualmente en poder del acreedor ; pues de todos modos
los ladrones deben satisfacer el precio de la cosa perdida en su
poder ; l.fn.ff. de Cond. fur. ; /. 19, ff. d. viet vi arm.quodita
receptum odio furti et viotentix. En cuanto á estos débese asimismo
advertir que se les conceptúa en demora desde el dia mismo de/
robo, sin necesidad de demanda por parte del acreedor.
665. Si la cosa hubiese perecido por hecho ó culpa del deudor
principal , ó bien después de su demora , subsiste el crédito no
solo contra él y sus herederas , sino también contra los fiadores y
en general contra todos los quehubiesen accedido á su obligación;
/. 91, §. 4, et. 5,ff. de verb. oblig. I. 58 , J. 1 , ff. de fdej.;l.
24 , §. 1, ff. de usur. Paulo dá Ata razón , quia in totam cau-
satn sponderunt. Al constituirse alguno fiador por la obligación
DE IAS OBLIGACIONES. 425
principal que consiste en entregar cierta cosa , se presume que
también cauciona las obligaciones secundarias que pueden dima
nar de la primera , como la de poner todo el cuidado necesario
para Ja conservación de la cosa basta entregarla , y en general la
¿e portarse con toda la buena fe y puntualidad necesarias
cnnaplimiento de la obligación principal. Asi que, siendo los
res responsables de este cuidado , buena fe y puntualidad no de
ben entenderse librados ám la sola, pérdida de la cosa debida,
cuando esta ha acaecido p^nculpa, mala fe ó poca exactitud de
su abonado.
Contrarios parecen estos principios á la regla de derecho que
dice : Unicuique sita mora nocet : l. 173 , §. 2 , ff. de reg jur. ;
puesto que según ella paréce que la tardanza del deudor no debe
ría perjudicar á nadie mas que á el , y de ningún modo á sus fia
dores. Cuyacio y los otros intérpretes concilian esta regla con
nuestros principios por medio de etta distinción : la tardanza
del deudor, principal no puede en verdad perjudicar i los fiadores
de suerte que se aumente por esta su obligación , non nocet ad
augendum obligationem ¡ pero puede perpetuar la obligación de
manera que no se entienda extinguida para ellos con la pérdida
. de la cosa debida verificada despses de la tardanza, nocet autem
ad perpetuandam obligationem. Asi en las deudas de una cantidad
cierta no puedp hacer la tardanza que los fiadores queden sugetos
i los intereses ízales que por razón de la misma adeuda el prin
cipal obligado ; porque no puede aumentar su obligación : este es
el caso que propone la ley 173. Mas en deudas de cuerpo cierto
puede la demora perjudicar á los fiadores al efecto de quejdar sub
sistente la obligación para ellos, aunque hubiese perecido el cuer
po debido : non nocet ad augendam , sed nocet ad perpetuandam
obligationem. 0
666. Por el contrario si la cosa ha perecido por algún hecho ó
falta del fiador ó después que él ha estado en mora , solo el fiador
quedará obligado al pago de la cosa ; y el deudor principal queda
rá libre por la extinción dé ella , , %-fin;ff. de Vsur ; l. 49
de Verb oblig. La razón de esta diferencia consiste , en que el fia
dor se halla obligado por el deudor principal , mas este no lo está
por aquel , y por lo mismo no es responsable de la obligación que
ha contraído el fiador por un hecho propio , por su falta ó su tar
danza.
426 TRATADO
667. Si la cosa debida ha<per«cido por un hecho ó falta de uno
de los condeudores solidarios ó después que ha estado en mora,
quedan obligados los otros condeudores; 18 , ff. de Duobus
reis. Véase lo que se dijo en el num. 273 hablando de las obliga
ciones solidarias.
Si la cosa ha perecido por un hecho ó falta de uno de los here
deros del deudor ó después que esJ;ubo en mora, no quedarán
obligados sus coherederos ; /. 48 , §. de Leg^, 1 ; porque aun
que en calidad de partícipe de la herencia estén tenidos hipoteca
riamente por el todo de la deuda , sin embargo solo son deudores
personalmente cada uno de ellos por su parte , pues como no son
entre sí deudores solidarios , ño están tampoco obligados el uno
por el otro.
668. El principio sentado de que queda libre de la obligación el
deudor de un cuerpo cierto por la perdida de este acaecida ca
sualmente sin colpa suya y antes de estar en mora , tiene una ex
cepción en el caso en que el deudor por medio de una cláusula
particular del contrato se hubiese obligado á la prestación de los
casos fortuitos.
Ejemplo : Si he entregado al lapidario una piedra para cortar
la ó pulirla ; y esta se ha roto por si misma sin hecho alguno ni
falta del obrero ; aunque por lo regular esta perdida por ser for
tuita debiera librar al lapidario de la obligación Jíe devolverme
la piedra ; con todo si en el contrato se ha obligado á prestar los
casos fortuitos deberá pagarme el precio de la piedra: esta es fe
especie de la ley 13 , §. 5 ; ff. Locat. Los convenios en que nn
deudoi^se obliga á prestar los casos fortuitos nada tienen de con
trario á la equidad que debe reinar en los contratos , mayormen
te cuando el deudor recibe de la otra parte algún equivaleute por
el peligro á que se sujeta , pues los peligros son alguna cosa esti
mable. En la, especie propuesta se supone que el lapidario que se
ha obligado á prestar el peligro de perderse la piedra, queda in
demnizado por un precio que recibirá de su trabajo mayor del
que hubiera recibido , sino se hubiese obligado á la prestación del
peligro.
De la propia suerte en el contrato de comodato , cuando el co
modatario se obliga ála prestación de los casos fortuitos de la cosa
prestada , como en la especie de la ley 1, Cod. commod. , queda
indemnizado del peligro á que se sugeta por el uso y goce de Ja
DE LAS OBLIGACIONES. 427
qosa , pues que el comodante no estaba obligado á prestírsela gra
ciosamente y podia dársela á alquiler.
En el contrato de peño , el acreedor que toma sobre sí el peli
gro de las cosas que se le han dado en prenda, como en la especie
de la ley 6, Cod,de Pign. act., queda indemnizado de este peligro
por.la seguridad que se procura, seguridad que no se habia obli
gado á procurarle su deudor ur medio de prendas.
Aun cuando ek deudor que se ha obligado á la prestación de los
casos fortuitos no recibiese nada por evta obligación ; si cuando
tomó sobre sí ese cargo , tuvo la intención de ejercer un acto de
liberalidad 4(1 favor de la otra parte , ninguna injusticia encierra
en este caso la cláusula. Por el contrario si el deudor se ha obli
gado por los casos fortuitos , no con la intención de ejercer nn ac
to de liberalidad , sino con animo de recibir una recompensa ; se
rá entonces injusta en el foro interno la clausula , no recibiendo
por el convenio ninguna ventaja que sea equivalente al peligro á
que se sujete : mas en el fuero externo se le presume indemni
zado.
Un deudor puede obligarse no solo á la prestación de cierta es
pecie de casos fortuitos, como en la especie de la ley 13, §. 5 ,
ff. Locat. ; sino también en general de todos los casos fortuitos
por los cuales puede perecer la cosa, como en la especie de la ley 6,
Cod. de fign. act. Por general que sea la cláusula comprende tan
solo los casos que las partes podian prever , y no los que estaban
fuera de, su previsión ni se podia esperar que aconteciesen ; arg.
I. 1 , §. ff. de Transad. .Guthier es de opinión que debe tener lu
gar esta doctrina, aun cuando la cláusula fuese escrita en estos
términos : se hace cargo de todos los casos fortuitos tanto previs
tos como imprevistos. Ve'ase el tratado del Contrato tfe arrenda
miento ,..p. 3 , cap. 1 , art. 2, §. 5 , en flfcnde se ha hablado ex
tensamente de todas estas cláusulas.
428 TRATADO
ARTICULO IV. „
Apitulo VII.
ARTICULO I.
DBL TIEMPO.
•4.
(i) Por nuestro derecho patrio parece que la llegada del pl arto y el cumplimiento de
la eendicion extinguen de lodo punto la deuda , por manera que no queda acción alguna al
que antes era acreedor para reclamar su derecho fenecido yi.
SE LAS.. OBLIGACIONES. 433
Si el obligado por cierto tiempo se halla en mora de pagar por
habérsele demandado en justicia la deuda antes de espirar el tiem
po, quedará obligado perpetuamente , y solo pagando se librará
de la obligación ; pues no.es razonable que aproveche á e'Uy perju
dique al acreedor su tardanza culpable ; /. 59 , §. 5, Mandat. Es
to es conforme á la regla de derecho que dice : Omncs actiones
quce moéte aut tempore pereunt , semel inclusce judicio , salva1 per-
manent ; l. 139 ,ff. de Reg. j'ur. *
Adviértase que cuando se dice en las escrituras que se ha .obli
gado por cierto tiempo una de las partes contratantes , debe pa
rarse la atención á lo que por ello han entendido las mismas.
Ejemplo : Si Pedro ha recibido de Joaquín en calidad de prés
tamo la suma de mil reales oon la condición de devolvérselos
cuando Pedro ' quiera , y se ha dicho en el convenio que vo salia
tiador de la obligación de Joaquinpor el tiempo solo de tres años;
es evidente que la cláusula tiene este sentido : que si antes de los
tres años no lie estado en mora de pagar la deuda , al cabo de
ellos me hallaré libre de pleno derecho de*Ia 'fianza, sin que la
cláusula pueda en este caso significar otra cosa. ¡Vías si en un ar
rendamiento hecho por seis años se ha dicho , que yo salia fiador
del arrendador por el tiempo de seis años solamente ; esto*no
querrá decir que al cabo de los seis años quede 'libre de la fian
za, aunque no haya satisfecho á las obligaciones del contrato, si
no que por precaución y sin necesidad he querido declarar con
aquellas palabras que mi fianza comprendía tan solo las obligacio
nes del arrendamiento que debia durar seis años, pero no de los
que , después de finido este , podrian renovarse al mismo arrenda
tario fuese expresamente ó por otra conducción tácita..
ARTICULO IV.
» ARTICULO III.
DE Li MUERTE DEL ACREEDOR T DEL DEUDOS.
Reglas generales;
§• «•
• •* »• »
De los créditos que se extinguen por la
muerte del acreedor.
CAPITULO VIII.
ARTICULO L
PRINCIPIOS GENERALES SOBRE LAS EXCEPCIONES
Y LAS PRESCRIPCIONES.
ARTICULO II.
db iá rrescBiPctoT» de treinta aSv».
§. I.
¿En que razones se funda esa prescripción?
§• "•
§• m.
§• wr.
§ v.
•4
De que modo se anuíala prescripción.
ARTICULO III.
*■ . •*
ARTICULO IV.
DI I/AS PRESCRIPCIONES DE SEIS MESES V DE UN ANO QUE COMPETE
CONTRA LAS DEMANDAS DE LOS MERCADERES , ARTESANOS T OTRAS
PERSONAS.
ARTICULO V.
DE OTRAS MUCHAS ESPECIES DE PRESCRIPCIONES.
( T ) Por dorecho patrio tampoco prescriben las acciones con «1 mismo término. El derecho
de ejecutar por obligación personal se extingue por diez años: la acción personal y la sentencia
ejecutoriada dada sobre ella por veinte anos : si en la obligación hay hipoleca ó esta es mixta
de personal y real se necesitan treinta años para que la prescripción se verifique. L. 5 , lit. 8,
Ub.Las11acciones
de la ffov. Rec. terminan con el transcurso de tres años. Ia. La qne tiene el que
que signen
ha servido , ájoyeros
confiteros otro para cobrarpersonas
y otras su estipendio ó salario.por2*.el lavalor
de esta especie que decorresponde
sus jénerosá yloshechuras.
boticarios3o.f
La que compete á los letrados , procuradores y ajenies para pedir sus salarios. (Sitos tres años
se cuentan en los sirvientes desde el dia en que fueron despedidos por sus amos ; y en los de-
mas desde aquel en que recibieron los servicios ó efectos. Para interrumpir esta especie de
prescripción basta cualquier petición de la deuda jnnque sea extrajudicial. L. 10 , ti/. H,
Ub. 10, de la Nov. Rec. ! . .
La acción de un comunero de alguna herencia 6 de cualquiera otra cosa para q«e se divida
y se le de su parte no puede prescribirla el otro comunero que la poseiese integra por ningún
espacio de tiempo. I. 2 , lit. 8 , lili. 11 , de la Ifov. Rec.
lias acciones cuanti minoris y la redibitoria cesan con un brevísimo término ; aquella con
un año , esta con seis meses ; cuyo termino debe contarse desde el dia en que se verificó la
venta; si en el mismo dia tuvo noticia el comprador del vicio de la cosa ó sino desde el tiem
po en que lo supo. L. 65 , til. 5, P. 5.
El derecho para pedir la recisio ndel cODtrato por causa de engaño en mas de la mitad de 1
justo precio caduca al cabo de cuatro años que aquel se verificó. L. 2 , lit. 10 , lib , 12 , de la.
tíuv. Rec. ,g
La facultad de retraher , cuando el retracto es de abolengo dura solo -tífteve di'S ; cuande-
•1 retracto es convencional debe estarse á lo pactado.
i
\
PARTE CUARTA.
CAPITULO I.
B LA PRUEBA LITERAL.
737. Toda escritura pública orijinal hace plena fe' por sisóla de
lo que en ella se contiene. La firma de la persona^ pública que la
recibe, y las de las partes que la suscriben, le dan el carácter de
tal; de manera que no será necesario el reconocimiento de las fir*
mas.
Sin embargo aun estas escrituras pueden ser acusadasxle falsas,
pero mientras pendiere el juicio de falsedad , y hasta que hayan
sido juzgadas falsas, harán fe' provisionalmente, y el juezdeberá
decretar la ejecución provisional de'loque ellas contienen , l. 2 ,
cod. ad. I. com. da fals. Esta decisión es muy sabia. El crimen
nunca se presume, fuera muy peligroso dejar á los deudores la
facultad de diferir por mucho tiempo el pago de sus deudas legí
timas, bajo pretexto de acusación de falsedad.
»*
.*! §• IV-
ARTICULO
' « ' II.''
- - -
-CE 1AS ESCRITURAS PRIVADAS.
■
DE LAS OBLIGACIONES. 469
s «•
472 TRATADO
mos nunca fundar nuestro derecho contra un tercero, en notas
propias en que dicho tercero no ha firmado. Exemplo perrúcio-
sum est ut ei scripturce credalur qua unusquisque sibi annotatio-
ne debitorem constituit ; l. 1 . de probat. ¿ Mas probarán contra
nosotros? Boiceau part. 2.a cap. 8. n". 14. distingue el caso en que
lo que hemos escrito se derigiese á obligarnos en favor de alguno,
del otro caso en que la nota se dirigiese á librar á nuestro deudor.
En el primer caso , como si yo hubiese puesto en un libro de no
tas de familia que be tomado un préstamo de cincuenta pesos ,
piensa Boiceau que si yo mismo hubiese firmado este recibo,
hará plena prueba contra mí y contra mis herederos , pero que
si no es firmado hará únicamente prueba semiplena que deberá
corroborarse con algún otro indicio.
Muy fundada encuentro esta distinción , mas por otra razón que
la señalada por dicho autor : cuando la nota no está firmada, pa
rece que no tiene mas objeto que el servirme de gobierno , y no
el que sea fundamento de prueba de mi acreedor ; como este no
tiene vale , se ha de presumir que me lo ha devuelto al pagar la
deuda, y que juzgándome seguro con esta devolución, he dessui-
dado echar rayas á aquella nota , y mentar ei pago. Pero cuando
he firmado la nota , prueba esta firma que yo he querido que mi
acreedor tuviese en ella un medio de probar su crédito ; luego
debe serlo.
Por mas que no haya firmado la nota , si por otra parte hubiese
declarado ó dado á entender que la ponía paraque sirviese de
prueba de mi deuda en caso de morir sin pagarla , como si dijese
en la nota que el que me prestó el dinero no habia querido que le
firmase vale, en tal caso ella haria plena prueba contra mí y con
tra mis herederos.
Cuando la nota está rayada no solo no hace prueba contra mí,
como es claro, sino que prueba contra el acreedor la satisfacción
de la deuda notada , si el acreedor no presenta algún documsnto
en su favor.
Vengamos al segundo caso , aquel á saber en que la nota no se
dirijiese á obligarme á favor de otro , sino mas bien á declararme
satisfecho de la obligación que otro tenia en mi favor , como cuan
do voy notando ei» un libro las pagas que me satisface mi deudor:
no hay duda de que cu tal caso las notas harán plena prueba cob-
' „ ,i • ■ . .»...-
DE LAS OBLIGACIONES. 473
tra mí ; ya estén firmadas, ya no lo estén ; puesto que la solución
admite fácilmente presunciones^favorables.
: i De las tarjas.
ARTICULO III.
DE LAS COPIAS.
766. Es una regla común á todas las copias que coando existe
el orijinal no hacen fé sino en cuanto son conformes con él ; por
esto los notarios deben abstenerse de correjir ni añadir lo mas mí
nimo en las copias que sacan de los manuales, aunque sea bajo pre
texto de interpretación. Por esta razón no puede haber dispata
sobre la fé que merece, alguna copia , cuando el orijinal subsiste ;
porque en dudando de lo que ellas contienen puede recurrirse al
orijinal.
Mas dificultad ofrece regular el crédito que debe tener una copia,
cuando el original ha desaparecido. En tal caso debe distinguirse
ante todo si la copia fué sacada por una persona pública, ó bien por
otra persona que no tenga esta circunstancia. Y aun respeto de las
copias sacadas por persona pública deben distinguirse tres especies :
Io. copias sacadas por autoridad del juez en presencia de las partes
interesadas, ó á lo menos habiendo sido debidamente citadas ; 2".
las sacadas sin la autoridad del juee pero en presencia de las partes;
3.° las sacadas por decreto del juez sin hallarse presentes y sin que
se hayan citado las partes. Hablaremos de estas tres especies en los
tres párrafos primeros. Como el rejistro de las insinuaciones con
tiene copias de la clase de aquellas que autoriza una persona públi
ca , hablaremos de este rejistro en el párrafo cuarto. En el quinto
trataremos ciclas copias sacadas por una persona que no tenga el
carácter de pública ; y en el sexto de las copias de otras copias.
. i «te tv - uA'.t¡&& .. * ■
DE LAS OBLIGACIONES. 477
«
(
1--*
478 '. *K***t>o-
vinieron ni fueron citadas , no tendrán mas fuerza que las sacadas
sin citación ni intervención de las partes.
«
. § 1V-
De los registros de insinuaciones. ,, Vt,
773. La copia de uría donación continuada en el registro de
sintraciones, no Hace fé dé esta donación; pues de Otra suerte
•
480 TBATA DO
cualquiera podria suponer una donación e insinuarla , y
asegurarse contra toda tentativa de falsedad^ haciendo desapare
cer el original. En algún caso tal vez pudiera servir de funda
mento á una prueba testimonial , pero entonces fuera preciso que
no existiesen los manuuales del notario por quien se dice autori-
r que los testigos hubiesen estado presentes al
§ v.
ARTICULO IV.
DISTINCION DE LOS TITULOS EN PBIMORDIALES Y RECOGNITITOS.
ARTICULO V.
DE LAS CARTAS DE PAGO.
/
781. Asi como se hacen escrituras para que consten las obliga
ciones , asi mismo se hacen para que consten sus pagos. Estas se
DB LAS OBLIGACIONES. 483
llaman eartas de pago ó recibos, les cuales hacen fié contra-el
acreedor que las libró , y contra sus herederos y sucesores , ya
las haya recibido un notario , ya sean no mas que firmadas priva
damente por el acreedor.
Hay también algunos casos en que una carta de pago es válida
y hace fe , sin que haya sido autorizada por un notario , ni firma
da por el acreedor. Véase lo que llevamos dicho supra n. 759
CAPITULO II.
DE LA PRUEBA TESTIMONIAL.
ARTICULO I.
PRINCIPIOS GENERALES SOBRE IOS CASOS EN QUE TIENE
LUGAR ESTA TRUEBA
ARTICULO II.
PRIMER PRINCIPIO.
e
DE LAS OBLIGACIONES. 489
mitirán testigos sobre todos estos créditos ? Parece que si ; por
que la ordenanza manda únicamente que se formen escrituras en
tratándose de negocios de mas valor de 100 libras , y por lo mismo
no debe culparse al demandante por no habérselas procurado ,
cuando se trataba de negocios de uii valor menor. A pesar de esta
razón la ordenanza de 1667 prohibe en este caso la prueba por
testigos. He aquí el fundamento de esta disposición. El espíritu de
aquellas leyes es evitar que los particulares sean víctimas de la
intriga y del soborno de los testigos en cantidades de alguna consi
deración , por esto debe desecharse la prueba por testigos siempre
que el valor de la cosa ó de las cosas demandadas dé lugar á temer
aquel peligro, y esto sucede tanto si se demanda un solo crédito
de aquel valor, como si se demandan muchos de pequeños, pero
que juntos le exceden. Tan fácil es sobornar los testigos para que
adveren muchos créditos , como para que adveren uno solo. No
podría decirse así, ni tendrían lugar los mismos argumentos, si
se tratase de créditos procedentes de personas diferentes.
ARTICULO III.
SEGUNDO PRINCIPIO.
ARTICULO IV.
ARTICULO V.
TERCER PRINCIPIO.
ARTICULO VI.
CUARTO PRINCIPIO.
AL QUE HA PERDIDO POR CASO FORTUITO LA PRUEBA LITERAL DEBE
PERMITIRSELE QUE LA RAGA POR TESTIGOS.
. *
ARTICULO VII.
32.
500 TRATADO
maciones , la parte culpable no podrá hacer que sus testigos sean
oidos de nuevo. . . .
Paraque una declaración sea válida es necesario 2.° que el tes
tigo que la dá no tenga tacha legal. En el artículo siguiente vere
mos cuales son estas tachas.
821. 3o. Es ademas necesario para la validez de una declara
ción , que no contenga nada en sí misma que haga sospechar déla
sinceridad del testigo. Por esto se desestima una declaración ,
cuando tiene cosas contradictorias ó inverosímiles.
4o. Sobre todo es necesario que el testigo que dice tener cono
cimiento del hecho, de' una buena razón de ciencia ; 4 , cod. de
test.
Ejemplo : Si quiero probar que Pedro me ha vendido alguna
cosa, no basta que el testigo diga en términos vagos que tiene no
ticia de esta venta: es preciso que explique deque manera ha ad
quirido esta noticia , como por haber oido á Pedro que habia rea
lizado esta venta. Si dijese que lo sabe por haberlo oido decir í
un tercero, su deposición no hará fe'.
822. La prueba hecha por una de las partes es válida en cnan
to no se halle en contradicción con la de la otra.
Ejemplo: Si en una instancia sobre injurias presento testigos
que dicen haberse hallado presentes á la riña y haber oido tales ó
cuales palabras injuriosas, y el demandado presenta otros testigos
que dicen ser yo el injuriador ; como las pruebas en este casóse
destruyen mutuamente , no resulta ninguna ni por una parte ni
por otra.
Pero si mis testigos fuesen mas en número, ó bien siendo menos
fuesen de probidad acreditada, y los contrarios fuesen de la hez
del pueblo y de mala reputación, mi prueba deberá prevalecer
sobre la otra. Arg. I. 3 , y. 2 *ff. de test. Numeras testium , dila
tas et auctoritas conjírmat rei de <jua quceriturfidem.
ARTICULO VIII.
DE LA CALIDAD BE LOS TESTIGOS Y DE LAS TACHAS.
DE LA FALTA DE RAZON.
824. Es cosa evidente que no deben hacer ié las deposiciones
de un niño , ni las de uno que esté primado <iel uso de razón.
Cuando se trata de impúberes cercanos á la pubertad, sus decla
raciones no deben desestimarse indistintamente , sino que debe
dejarse i la prudencia del juez el grado de fe que han de hacer
atendida la naturaleza del hecho, sí está ó no á sus alcances, y
las circunstancias con que acompañen sus dichos. Los que preten
den que las deposiciones de los impúberes deben desestimarse ab
soluta á indistintamente , se fundan en la ley 3 , § 5 , ff. de test.
que prohibe admitir taies declaraciones en causas de violencia
pública que se castiga cou pena capital; mas no me parece que
esta decisión deba extenderse i todos los casos principalmente á
los negocios civiles (1). ~ .
DE LA MALA REPUTACION.
504 TRATADO
hospitales y otros establecimientos no pueden ser testigos ui en
favor ni en contra de la persona ó establecimiento que está bajo
su inspección ; pero Jos parientes y hasta los Lijos de tales personas
y sus dome'sticos ó dependientes serán admitidos, porque ni los
tutores, ni los curadores, ni los administradores son propiamente
los que hacen parte en la causa, sino el pupilo, menor, hospital etc.
Por una razón análoga cuando una corporación hace parte en
cansa , sus miembros no podrá» declarar en ella ; su testimonio si
fuese en favor seria sospechoso de parcialidad , y seria indecoroso
obligarles á deponer contra las corporaciones deque son miem
bros.
Pero como un miembro de una corporación por-distinguido une
e'l sea no es la misma corporación según la re^la, Vniversilas dis-
tat á singulis , l, 7. §. 1. ff. quo cuj. nniv. ; es de aqui que podrán
admitirse á declarar los parientes , allegados , domésticos j depen
dientes de cada uno de los miembros.
829. 5o. La misma sospecha de parcialidad hace inadmisibles
los testimonios de aquellos que estuviesen en pleito con la parte
contra la cual son producidos. La razón es que rara vez se litiga
con sangre fria. Y como por lo regular los pleitos criminales acar»
rean mayores odios ; es indudable que deberá desecharse la deposi
ción de un testigo que tiene una causa criminal , ya sea como acu
sado, ya como acusador eon la parte contra la cual dá su testimo
nio ; Nov , 90, Cap. 7.
En cuanto á las causas civiles no creo deba mirarse siempre y
todos los casos como una tacha legítima, sino que deberán atender
se las circunstancias. Si el pleito es de todos los bienes la tacha qne
resulte será justa y suficiente : lo mismo debe decirse si aunque el
pleito no sea de consideración, se ataca en e'l la buena fé, probidad
ó reputación de alguno. Mas cuando el pleito además de no ser
de gran valía , no ataca la honradez de las partes, y versa única
mente sobre simples cuestiones de derecho ; en tales casos no serán
su ficien testara tachar á un testigo. Semejantes litigios no engen
dran enemistades , si ocasionasen algún disgusto, este .seria ligero;
y seria pensar muy mal de I03 hombres sospechar que un disgusto
libero podria alterar la sinceridad de un testimonio dado bajo la
ueligion del juramento» El juez debe atender principalmente que
el pleito con que se tacha á un testigo, no haya sido movido por
la» parte contra quien depone , con el objeto de poderlo tachar
" de 'las obligaciones. 505
después : cuando esto aparezca., el juez; deberá desestimar tal tacha.
Si el seguimiento de una causa es suficiente para taciiar á un
testigo , lo será mucho mas cuando se hubiese apoderado judicial
y ejecutivamente de los bienes del testigo la parte contra quien
depone.
DE LA SOSPECHA DE SOBORNO.
830. También es motivo justo para tachar á un testigo la sos-
pecba fundada de soborno. Es fundada la sospecha , y deberá de- *
sestimarse la deposición , cuando está probado ó confesado que la
parte que ministró el testigo le convidó después de la citación en
su casa ó en una fonda ó cafe', ó bien le hizo algún regalo. Mas no
Será legítima la tacha, si el testigo comió únicamente con la parte
que lo produce , sin que esta costease el gasto.
Habría asimismo fundada sospecha de soborno , si constase que
la parte que presentó un testigo, le envió escrita la deposición que
habia de hacer.
CAPITULO III.
SECCION Ia.
DE LA CONFESION.
De la confesión judicial. ^
»
186 ■'■ TRATADO
Las cont'esi(j|Ucs que hacen las partes en sus escritos durante el
ouoko ile la causa , pueden también considerarse como una especie
de confesión judicial, con tal qoe si las hace el procurador, tenga
poder para hacerlas; y este poder se presume, mientras no se
presenta la parte á contradecirlas. • •
832. La confesión judicial hecha por persona hábil para presen
tarse en juicio hace plena prueba , y libra de hacerla á la parte
' CQ^gfifc.jjj» ~ ... •■ -V%ní „- Mt:>.c -T
<« Ejemplo: Así si un deudor emplazado para que pague una deu
da, confiesa que debe hacer ó dar lo que se le pida ; el actor que
da relevado de probarlo , y el demandado deberá ser condenado
a tenor de su misma confesión.
833. ±Nótrse que cuando no hay mas prueba que la confesión ,
esta no es divisible , es decir, que no podrá admitirse en parte , y
en parte desestimarse.
Ejemplo: Si cito á Diego ante el juez pidiéndole que me .pague
cierta cantidad que le preste', y e'l conviene en que efectivamente
recibió el préstamo, pero añade que ya lo satisfizo; no podré ius-
tar que esta confesión haga fe' en cuanto al préstamo , y que deje
de hacerla en cuanto al pago ; pues no puedo valerme de ella sino
tomándola tal cual es en sí, y en todas sus parles. Siquis confesio-
nem adversarii allegat , vel deposilionem testis , dictum cum suá
quantitate approbare. teñe tur ,■ Brancrnan ad. I, 28 ,ff. de pact.
834. La prueba que resulta de u.ua confesión contra el que la
hizo , no es tal que no pueda destruirla manifestando el error que
le indujo á hacerla. En esto es inferior semejante prueba á la re
sultante de una presunción de las que se llaman juris et de jure ,
que trataremos; en la sección siguiente, pues esta excluye toda
prueba en contrario.
Ejemplo : Juan presenta demanda contra Pedro sobre el pago
de una cantidad que dice prestó al padre de este, sin mas justifi
cación del tal préstamo , que una carta en que dicho padre le
pedia prestada aquella cantidad , y Pedro conñesa la deuda. Se
mejante confesión produce por de pronto el efecto de que asi co
mo anfts de ella Pedro debia ser absuelto de la demanda sin mas
que protestar que ninguna noticia tenia del préstamo, nunca pro
bado suficientemente con la sola carta producida; después por el
contrario su confesión basta para que deba ser condenado al pa
go : pero puede venir contraía i
i
I)E LAS OBLIGACIONES. 507
bas contra el préstamo, y diciendo que la confesiond;ue' hecha por
erfor , como si presentase una carta en que Juan contestó al padre
de Pedro que no podía prestarle el dinero pedido, protestando que
antes no tuvo noticia de esta carta , que manifiesta el error de la
confesión , y destruye la prueba que de ella resultaba. Asi como
un consentimiento prestado por error no es verdadero consenti
miento , según aquella regla de derecho, Non videntur qui errant
consentiré , l. 116 , § 2, ff. de reg. jar. ; asi tampoco es verdade
ra confesión aquella á que dio lugar el error ; Non fatetur qui
errat ; 1.1, de confess.
Nótese que el error dé una confesión no queda justificado sino
con la prueba de algtin hecho de que no tuvo noticia el confesante
hasta después de haber confesado, como en el caso antes referido:
mas el que ha Confesado no puede impedir los efectos de su confe
sión, diciendo que la hizo por ignorancia de derecho; porque cul
pa tiene en no haberse hecho instruir antes ; y por esto la ley 2
antes citada después de las palabras , Non fatetur qui errat , aña
de , nisijus ignoravit. La diferencia que hay entre el error de de
recho y el de hecho, se conocerá con el Siguiente.
Ejemplo: Un menor capaz de testar legó á su preceptor una
cantidad considerable , y el heredero emplazado para su pago con
fesó la deuda. Si después de esto el heredero halla un codicilo en
que hay la revocación de semejante legado, su confesión hecha
por ignorancia del codicilo , que es error dé hecho , quedará des
truida can el hallazgo. ¡Mas si el heredero no presentase la revo
cación del legado, y solo dijese que habia confesado la deuda,
porque entonces ignoraba que hubiese una ley que prohibe á los
menores el legar á los preceptores, como este error es de dere
cho, no le excusará, y subsistirá la prueba resultante de su confe
sión.
Falta observar que si la prueba con que intenta un demandado
destruir su confesión \ hubiese de ser de mucha duración , el de
mandante podrá exigir que sea condenado al pago provisional de
la deuda confesada ; pues mientras no se hayan justificado los he
chos , causa del error, la prueba de la confesión subsiste, yes
suficiente para que el demandado deba ser condenado, al menos
provisionalmente.
506 TKATAUO
'
.... .-
SECCION II a
DE LAS PRESUNCIONES.
. ■ 1C . . . . - . .-
840. Puede definirse la presunción diciendo , que es un juicio
que la ley ó el 'hombre forman sobre la verdad de una cosa por ila
ción de otra cosa diferente. Semejantes ilaciones se fundan en lo
que regular y comunmente sucede. Prcesumptio ex eo quodple-
rumcjue jit. Cuyac. in Parat. ad tit. cod. de probat. et prcebump.
Ejemplo : La ley presume que uua deuda fué pagada , cuando
el acreedor devolvió el vale al deudor; porque regular y oomuri-
mente no se devuelve el vale , sin que la deuda baya sido satis
fecha. '• .»
Alciato deriva la palabra prcesumptio de sumere j prce , porque
por ella se toma una cosa por verdadera, sumitur pro vero, prce
es decir , antes que conste de otra manera , y siuque sea necesa
rio probarlo. v . *
La presunción es diferente de la prueba propiamente tal : esta
convence por sí misma y directamente, aquella por ilación sacada
de otra cosa. Esto se verá mas claro con los siguientes . • ■,
Ejemplos : La Sé que hace una escritura en que consta el pago
de una deuda, es una prueba literal del pago ; la fe' que hacen las
deposiciones de testigos que dicen haber presenciado como el
acreedorírecibia de su deudor la cantidad que se le debia , es una
prueba testimonial; porque la carta de pago y las declaraciones
de los testigos convencen directamente y por sí de que el pago se
verificó. Mas la fé que la solución de las tres últimas anualidades
de un arrendamiento hace del pago de las anteriores , es una pre
sunción; porque el juicio que se forma de tal pago no nace direc
tamente de la misma solución de las tres últimas anualidades,., sino
que se infiere de ellas; y esta ilación se funda en lo que ordinaria
mente sucede , pues no se acostumbran pagar las últimas anuali
dades sin haber pagado las precedentes. > •■ ' • . '
En materia de obligaciones se admiten presunciones de diver
sas e»pecies : las hay establecidas por una ley , y se llaman de de
'712 TRATADO
recho ; las há^k-que no se apoyan en ley alguna, y se denominan
presunciones simples. Entre las presunciones de derecho unas son
de hecho y de derecho , juris et de. jure, otras son simplemente
de derecho. ■ *
514 TRATADO
sumir el pago de las anteriores pensiones ; mas pocos son los ac
tores que están por esta opinión.
846. Para que tenga lugar esta presunción es necesario que las
pensiones anteriores i los tres recibos , fuesen debidas al mismo
que los libró, y por los mismos á cuyo favor fueron librados. En
nuestro Tratado del contrato de locación conducción , p. 3, cap.
1 , art. 3 , hablamos de algunas otras excepciones. Como que es
ta presunción no es de hecho y de derecho, no excluye las prue
ba en contrario; asi el acreedor puede probar que las pensiones an
teriores se le deben , y que el mismo deudor lo reconoció así, des
pués de tener los tres recibos de los años posteriores.
847. Aun hallamos otra presunción de derecho en la ley 2 , §.
1 ,ff. de pact. La devolución del vale al deudor hace presumir el
pago de la deuda ; porque no es regular ni verosímil que el acree
dor se haya desprendido del vale sin estar ó darse por satisfecho.
Puede no obstante el acreedor probar lo contrario. Hablamos de
esta presunción supra n. 608.
848. Semejante á la anterior es la presunción que resulta de
hallarse cancelado á rayado el vale ; la ley 24 ff. de prob. la su
pone. La cancelación es en efecto una señal fundada del pago , j
dispensa al deudor de presentar otra prueba. No obstante el acree
dor podrá probar por su parte que si rayó el vale fué por equivoca
ción , y que la deuda no se satisfizo , d. I. ; como si produjese una
carta en la que el deudor dijese : Devuelvo el vale que V. me man
dó rayado, fiado en mi promesa de pagarle i tengo el disgusto de
decir d V. que por el presente me es imposible reunir la cantidad
adeudada , etc.
Otros ejemplos de presunciones de derecho pudieran proponer
se , pero bastan los dichos para entender esta materia.
§ *».
SECCION III.
33.
516 TR ATAUO
ARTICULO I.
PRIMER CASO.
TERCER CASO.
ARTICULO II.
DE LAS SENTENCIAS NULAS, T QUE A CONSECUENCIA NUNCA PASAN
EN AUTORIDAD DE COSA JUZGADA.
866 Hay gran diferencia entre una sentencia nula y una sen
tencia injusta. Sentencia nula es aquella que se ha dado contra las
formalidades judiciales , sentencia injusta , es cuando el juez falló
mal , condenando por ejemplo á una parte á pagar lo que en reali
dad no debia, ó librándola de pagar lo que debia. Por mas que una
sentencia sea inicua, sise lian seguido en ella las formalidades pres
critas, puede ganar la autoridad de cosa juzgada, cuando se halla en
alguno de los casos prevenidos en el artículo precedente; y por ini
cua que sea, se la reputa equitativa , sin que se admita prueba en
contrario.
Mas una sentencia nula, dada contra las formas judiciales no pue
de tener la autoridad de cosa juzgada, ú no ser que se baya purga
do el vicio de nulidad.
Una sentencia es nula ó por razón de lo que contiene , ó por
razón de las personas entre las cuales se dio , ó por razón del juez
que la pronunció, ó por defecto en las formas judiciales.
§ n. ,
876. Para que una sentencia sea válida es necesario que sea da
da entre partes hábiles para estar en juicio. Todos los procedi
mientos seguidos por ó contra una persona que no tenga esta cir
cunstancia, son nulos de pleno derecho, como también las senten
cias que en ellos se dieron.
877. Las personas inhábiles para estar en juicio son, 1°. aquellas
que perdieron su estado civil, .ya por haber sido condenadas á pe
na capital , ya por haber profesado en alguna orden religiosa.
878. 2°. Son inhábiles para presentarse en juicio los menores
que se hallan bajo el poder de sus tutores y curadores. Las accio
nes que les competen deben intentarlas estos , y contra estos mis
mos deben dirijirse las que competan á otro contra los menores.
Cuando un menor no tiene tutor , el que tiene que promover una
instancia contra él, debe presentar un escrito para que el juez se
lo nombre según las formalidades prescritas por el derecho.
879. 3o. Las mugeres casadas no pueden presentarse en juicio
ni como actoras ni como demandadas sin la autorización de sus
maridos, ó sin la del tribunal, si el marido se la niega. Asi los que
tienen una acción contra una muger casada , deben citarla junta
mente con su marido.
526 TRATADO
Por lo demás la autorización del marido se presume cuando es
te hace parte en causa juntamente con su muger. En esto se dife
rencian los actos judiciales de los extrajudiciales , pues en estos no
basta que el marido haga parte con la muger en un contrato, sino
que es necesario que la autorize expresamente.
880. Respeto de las personas incapaces de estar en juicio falta
advertir, que esta incapacidad no impide el que se siga válidamen
te contra ellas un juicio criminal, cuando han cometido algún
delito.
881. Del principio por el cual se establece, que para ser váli
da una sentencia es necesario que las partes sean capaces de estar
en juicio , infiere el derecho romano que la sentencia dada contra
una persona muerta antes, debía ser nula , porque no hay incapa
cidad mayor que la que resulta de la muerte ; l. 1 , ff. quee sent.
sine app. El derecho francés distingue entre la muerte aconte
cida cuando se habian hecho ya todas las diligencias y alegaciones,
y la que hubiese tenido lugar antes de hallarse la causa en este
estado. En el primer caso la sentencia es válida , aun cuando al
tiempo de darse hubiese dejado de existir uno de los litigantes ;
en el otro antes de emprender nuevo procedimiento debian ser
citados y presentarse en causa los herederos.
882. También importa nulidad de una sentencia el que alguno
se haya presentado como procurador ó en nombre de otro sin po
deres bastantes , ni calidad legal para representarlo.
Ejemplo : La muger que pasa á segundas nupcias pierde la tu
tela de los hijos del primer matrimonio; y asi si el segundo mari
do presenta una instancia 6 se opone á ella en nombre de aquellos
hijos, la senteneia que se diese en tales causas, será nula por falta
de calidad legal en la persona del padrastro.
883. Cuando uno Hrma carta de poderes especiales á fin de que
otro entable una demanda en su nombre, debe ella presentarse en
nombre del poderdante , y procedería mal si fuese presentada en
nombre del mismo procurador, aunque fuese en calidad de tal:
asi se dice que nadie sino el rey litiga en Franeia por procurador.
DE LAS OBLIGACIONES. 527
$"»•
884. Puede ser nula una sentencia por razón del juez que la
dio , cuando al tiempo de darla no estaba revestido del carácter
de tal , como sino hubiese tomado posesión del cargo , ó si se le
hubiese suspendido en el ejercicio de sus funciones , ó fuese in
competente. Esta nulidad no tiene lugar de pleno derecho ; es ne
cesario acudir al tribunal superior para que la declare.
885. La inobservancia de alguna formalidad en el juicio hace
también nula la sentencia, como si ella se hubiese dado en ausencia
de alguno antes de las citaciones correspondientes y de habérsele
declarado en rebeldía.
En todas estas nulidades, como que no se verifican de pleno de
recho , es necesario como se ha dicho acudir contra la sentencia
por la via de apelación, si tiene lugar , 6 por medio de la suplica
ción en las últimas instancias.
ARTICULO III.
ARTICULO IV.
«ESPETO CE OUE NEGOCIOS TIENE LUGAR LA
AUTORIDAD DE COSA JUZGADA.
s »«•
Del tercer requisito, á saber, que sea la-misma la condición
de las personas.
§ «V. , v . r
Aro importa ijue eljmeio entablado sea del mismo
ó de diverso (¡enero. , . _ ..
t
DE LA» 535
ARTICULO V.
EHTBE QUE PERSONAS TIEHE LUGAR LA AUTORIDAD
SE COSA JUZGADA.
i
DE *#S ©**1GACI0«ES 539
de cosa juzgada: si hubiese sido contraria podrá oponerse ia misma
excepción á cualquier demanda que intentasen.
La ley 19 ,ff. si serv. vind. exceptúa el caso en que hubiese ha
bido colusión ; pues entonces si se les opusiese la excepción de cosa
juzgada, podrian objetar el dolo en su réplica , ó bien oponer este
mismo dolo á toda demanda que se les pusiese fundada en la auto
ridad de cosa juzgada.
Asimismo si se tratase de muchos deudores de una cosa indivi
sible , la indivisibilidad de la obligación hace que se les conside
re á todos como una misma parte , y por consiguiente la senten
cia pronunciada en favor ó contra alguno de ellos se reputa pro
nunciada á favor ó contra los demás ; salvo el caso de colusión que
dará á los que no hubiesen hecho parte por sí , los mismos dere
chos de que arábamos de hablar.
909. La dependencia de la obligación de un fiador de la del
principal obligado hace que á dicho fiador se le considere como
á una misma parte con el deudor principal , respeto de un juicio
seguido y terminado en favor ó contra este último. Por esto si el
principal obligado hubiese sido absuelto de la demanda puesta por
el acreedor, con tal que esto no sea por medios de defensa propios
y personales de aquel, el fiador emplazado por la misma deuda
podrá oponer la excepción de cosa juzgada ; l. 21 , § 4, de exce.pt.
reijud. ^ , m . ..<■ i» v#. * .• ■ , . . • . \ • •-•
El acreedor no podría,en este caso replicar que el juicio 6e en
tendió con otras personas ; porque es de la esencia de la fianza
que la obligación del fiador dependa de la del deudor principal,
que aquel no pueda deber mas que lo que deba este, y que le com
petan todas las excepciones in rem que este pudiera oponer ; y de
ahi.es que una sentencia dada en favor del deudor principal de
be aprovechar al fiador que se reputa haber hecho parte en causa
con e'l.
Por el contrario la sentencia pronunciada contra el deudor prin
cipal perjudica también al fiador, por manera que el acreedor pue
de instar la ejecución contra el , bien que podrá apelar de la sen
tencia ó pedir que se le admita eivla causacomo tercer opositor ,
l. 5, § 1 j itemfidejussores , ff. de apell.
910. Como según Jos principies sentados en los códigos romanos
el derecho de las iegatariosde pende del que compete al heredero,
la senteocia'dada contraezte declarando nulo el testamento , no se
540 MATADO
considera respeto de los legatarios como dada entre extraños , j
por consiguiente les perjudica ; pero pueden apelar de aquella pro
videncia, ó bien presentarse como terceros opositores ; d. I. 5 , §
1 et 2. •
No podría decirse otra tanto de uoa sentencia dada i instancia
de uno de los legatarios en que declarándose nulo el testamentóse
hubiese absueltode la iiMtancia al demandado; pues respeto de los
otros legatarios debe considerarse como negocio pasado entre ex
traños, que no les perjudica, y del que no tienen necesidad de ape
lar ; L \,ff- deexcept. reij'ud. La razón de esta diferencia es, que
el derecho de los legatarios bien <f*e dependa del que tidoe el be-
redero , no tiene conexión necesaria con el de otro legatario.
SECCION IV.
DEL JURAMENTO.
911. Tres son las especies de juramentos que suelen tener lugar
en los juicios; 1°. el juramento que una parte defiere ó refiere á la
otra , haciendo depender de el la decisión del pleito, y que por es
to se llama juramento decisorio: 2.° el juramento que presta una
parte al responder sobre los hechos 6 posiciones que presenta la
contraria ; 3°. el juramento que el juez defiere de propio motu i
ana de las partes , ya para decidir la- causa , ya para fijar ó deter
minar la cantidad de la condenación , que es el que se llama jura
mento judicial.
ARTICULO L
DEL JUHAMEHTO DECISORIO.
Sil.
• •. - ■ ■ -. •»
En que casos puede deferirse eljuramento decisorio.
914. El actor puede deferir el juramento al demandado siempre
y cuando no tenga una prueba suficiente del hecho que sirve de
fundamento á su demanda ; y el demandado puede deferirlo al ac
tor cuando se halle sin pruebas suficientes del hecho fundamento de
sus excepciones.
El juramento puede deferirse asi antea como después de la con
testación del pleito , asi en primera como en segunda instancia.
Cuestión ha sido muy controvertida entre los autores , si es ó
no necesario algún principio de prueba para que el actor pueda
deferir el juramento al demandado. La glosa ad. k 3, codde reb.
cred. , Bartolo , Baldo y muchos otros doctores exigen un princi
pio de prueba : he aqui sus razones : 1°. Es un principio de dere
542 •» TBATABO « • !»
cho que el reo debe ser absuelto de una demanda no probada, sin
que por su parte nada deba hacer para ello; /. 4, cod. de edend;
luego , dicen, el demandado será absuelto, aunque no quiera pres
tar el juramento , etsi nihil ipse prcestet , como dice la ley citada.
2o. Hay otro priucipio de derecho que prescribe que el actor de
be presentar las pruebas de su demanda, y no obligar al reo á que
se las facilite ; l. 1,cod. de test.; luego no debe obligarse al reo á que
jurando haga la prueba del actor , cuando este nada ha probado.
3°. No debe permitirse que nadie mueva pleito á otro sin fundamen
to , y que le ponga en la precisión de jurar, lo que no deja de ser
sensible á las personas timoratas , aunque sea sobre cosas verdade
ras. También se saca algún argumento de la ley Z\,ff. de furej'ur, y
de las leyes 11 y 12 cod. de reb. cred. Es no obstante mas fundada
y verdadera la opinión contraria por lacual se sienta, que el deman
dante puede sin haber hecho la menor prueba deferir el juramen
to al reo : por ella están Cuvacio , obs. XXII, 28, Duareno, Do
ñean , Fachineo y muchos otros entre ellos Vinnio que ha tratado
perfectamente esta cuestión , selec. quces. 1, 42, y á quien nosotros
no hacemos mas que copiar. Las razoues en que se funda son, Io.
Que no debe exigirse al actor lo que'a ley que introdujo el jura
mento decisorio no le prescribe; y el edicto del pretor no exige que
haya prueba alguna por parte de dicho actor. El pretor dice asi:
Eumd quo jusjurandumpetitur jurare aut solvere. cogam;l. 34, § 6,
ff. de jurejur. 2°. Puede con frecuencia suceder qne sea muy jus
ta una demanda que no tenga el menor fundamento de prueba ,
como lo fuera , si yo pidiese una cantidad prestada á un amigo sin
haberle exijido el menor resguardo á causa de la amistad y con
fianza que entre los dos habia. El juez no debe despreciar ningu
no de los medios que se le presentan para inquirir la verdad y fallar
en justicia: el actor defiriendo el juramento le presenta uno
muy á propósito para aquellos objetos ; porque si el reo se niega á
jurar confiesa tácitamente la deuda: luego el juez debe aprovecha?
este medio de descubrir la verdad aun cuando no haya ningún
principio de prueba á favor de la demanda. 3o. Ademas de esto se
hallan textos formales de derecho que apoyan esta opinión. La
ley 12, cod. de reb. cred. , dice qne el juramento puede deferirse
en el principio del pleito, in principio litis, y por consiguiente antes
i podido hacer prueba ;
de las obligacioubs. 543
deferirse el juramento ann cuando falte toda otra prueba , ómni
bus aliis probationibus deficientibus .
Respeto de las razones alegadas en favor de la otra opinión tienen
mas de especiosas que de sólidas. El reo debe ser absuelto de una
demanda no probada, etsi nihil ipse prcestet, es decir, que no tiene
necesidad de ministrar testigos ni producir documentos: aquellas
palabras no pueden referirse al juramento. Lo que dice la ley 7 ,
cod.de test, sobre que no está obligado el reo á hacer prueba con
tra sí mismo, debe referirse á lo que se halla al principio de la mis
ma ley, á saber, que no debe obligársele á que produzca documen
tos ó ministre testigos que le sean perjudiciales , mas de ninguna
manera puede aplicarse al juramento decisorio , pues no puede
quejarse de que se le defiera el juramento , cuando por este hecbp
se le hace juez en su propia causa. En cuanto al inconveniente
que se dice haber en qne un cualquiera sin razón, ni fundamento
nos pueda molestar obligándonos á prestar un juramento; respon
deré que el mismo peligro hay de que un cualquiera nos mueva
pleito , y obligue á seguir una instancia , y por cierto que esto es
mas pesado. Es imposible evitar todos los inconvenientes. Sin
embargo para evitar los dos referidos tenian los romanos una es
pecie de remedio , y consistía en obligar al que empezaba una
causa, ó deferia un juramento, á que jurase primeramente de ca
lumnia , es decir , que no lo hacia con ánimo, de vejar , sino para
descubrir la verdad, y hacer triunfar su derecho. Respeto de las
leve» citadas en apoyo de la primera opinión, nada resulta de ellas
contrario á la última. En la 31 se habla del juramento supletorio,
no del decisorio: de la 12 se infiere, es verdad, que pueden susci
tarse cuestiones entre las partes sobre si el juramento fué bien ó
mal deferido; pera estas cuestiones se referirán á la naturaleza de
los hechos sobre que se defirió el juramento , á la calidad de la
parte que lo defirió, y de aquella á la cual fué deferido , pero no á
si hubo ó no un principio de prueba , siendo esto una cosa indi
ferente. .•■.„•. ./ , - ->»., »|, ,. ;» '
544 TRATADO
(
DE LAS OBLIGACIONES. 547
Para saber si la cosa que se pide en una nueva demanda , es la
misma sobre que recayó el juramento decisorio , podrán aplicarse
todas las mismas reglas qne hemos explicado en el art. 4°. de la
que casos se entiende pedido lo
mismo sobre qnebabia ya recaído una sentencia.
Tampoco debe producir efecto alguno el juramento sino con
respeto al que lo defirió y de sus herederos y sucesores ; mas nun
ca respeto de extraños. Jusjurandum alteri nec nocet nec prodest ;
l. 3, § 3,ff. de jurejur. Por lo que si uno de los herederos de un
difunto ine hubiese emplazado para que le pagase la parte á el
córrespoWKente en una cantidad que decía deber yo á sU causante ,
y sobre esta deuda me hubiese deferido el juramento , y lo hubiere
yo prestado afirmando que nada debia ; este juramento impedirá
que el heredero pueda pedirme aquella misma parte, pero de ningu
na manera será obstáculo á su coheredero paraque pueda pedir lo
que á e'l le corresponda : y si prueba que yo realmente debo la can
tidad en cuestión, seré condenado á pagarl; su parte á pesar del
juramento ; porque este produce únicamente sus efectos respeto
del heredero que lo defirió , no respeto de su coheredero.
918. A pesar de esto si uno de dos acreedores solidarios me hu
biese deferido el juramento , y yo lo hubiese prestado afirmando"
que" nada debia ; este acto excluirá al otro acreedor ; /. 28 , ff. de
jurejur.
Hay para esto una razón particular: el pago de nn crédito soli
dario hecho á uno de los acreedores libra al deudor para con todos
los demás : es asi que el juramento prestado por el deudor asegu
rando que nada debia , equivale ai pago hecho á aquel que defirió
dicho juramento, nam jusjurandum loco solutionis cedit ; l. 21:
luego el deudor que á petición de uno de muchos acreedores soli
darios juró que nada debia , queda libré para con todos.
, 919. Así corrjo el juramento decisorio no prueba mas que con
tra el que lo defirió, asi tampoco prueba mas que en favor de
aquel que lo aceptó y prestó, ó bien fué absuelto de prestarlo ; /.
3, § 3 , de jurejur. ' '[ ■ ■1W*^"<flK
No obstante si mi deudor aceptando el juramento por mí deferí-
hubiese jurado que nada me debia , no podré pedir nada á sus
porque cualquier demanda contra estos recaería indirec
tamente contra él, y seria lo misino que pedir á él propio ; /. 28,
%\Jf. de jurejur. ' .
35.
548 TRATA»"
¿Que diremos s¡ el juramento se hubiese deferido al fiador, y
este hubiese jurado que nada se debía ? La ley que acabamos de
citar decide , que el deudor principal podrá aprovecharse de este
juramento , porque es lo mismo que el pago , y porque este verifi
cado el fiador libra al deudor principal.
Por igual razón el juramento deferido a uno de muchos deudo
res solidarios cede en provecho de todos los demás.
Estas decisiones tienen lugar con tal que efe re etnon de persona
jurantis juratum sit ; porque si el fiador hubiese únicamente jurado
que el no habia prestado la fianza, ningún provecho sacará de
este juramento el deudor principal ; l. 28, § 1 , l. 42 ¿tifl ,ff. de.
e, jurejur. Igualmente si uno de muchos deudores solidarios hubiese
adverado con el juramento que e'l no habia contraigo la obligación,
de nada aprovechará esto á los condeudores.
Del principio por el cual sentamos que el juramento decisorio
deriva toda su fuerza y autoridad del convenio que encierra el acto
de deferirle , se deduce que si el deferente tiene alguna razón justa
para obtener la restitución contra aquel convenio , podrá también
hacer anular el juramento.
Como el dolo es una causa justa de restitución centra toda cla
se de convenios, si yo pudiera probar que el dolo de la parte con-
traria me indujo á deferirle el juramento; deberá concedérseme
la restitución y consiguiente recision del juramento, quedando la
cosa como si tal juramento no hubiese intervenido.
Ejemplo : Si Diego me hubiese robado ó sustraído los docu
mentos justificativos de un cre'dito que tenia él, y después al
pedírselos , hallándome sin documentos, me viese obligado á de
ferirle el juramento ; como en tal caso la substracción de dichos
documentos y.por consiguiente el dolo de Diego es lo que ine ha
precisado á deferirle el jurameuto , deberá restituírseme por en
tero' contra aquel acto con solo probar la substracción ó robo.
Esta decisión no es contraria á la ley 15, jf. de exep. de que
hemos hablado en el n. 9l6 : se dice allí , que no debe admitirse
tf, contra el juramento replicado doli maíi ; pero el dolo de que alli
se habla , es el perjurio que podia pretenderse haber^cometido
alguno jurando contra la verdad , perjurio que no podría probarse
aun cuando se presentasen los documentos mas decisivos en prue
ba de la deuda ;porque el juramento tiene eu su favor una presun
ción de hecho y de derecho. Pero corno este juramentoo no tiene
DE LAS OBLIGACIONES. 549
semejante fuerza sino en cuanto fué validamente deferido v pres
tado, puede disputarse si realmente se juró como se debia , y si
rió como debia deferirse ;*j*> por esto puede el deferente pro
dolo y malas mañas puestas en juego por la parte contra
ria para conseguir que se le deferiese el juramento.
La menor edad ucion , y así los que
se hallen en ella podrá cion por ha-
ber deferido el juramento , aune n verificado con la
autoridad y aprobación de los
siempre tendrá lugar. Asi es que no
do no teniendo otras pruebas suficientes p ar s» ¡nten-
cion , al deferir el juramento no hicieron mas que lo que <
gar babria hecho cualquier hombre prudente.
Asi lo enseña Ulpiano en la ley 9 , § 4 , ff. de jurejur. ;
detulerit, et hoc ipso capturase dicat , adversas exceptionem ju
jurandi replicari debebit , Pomponlus ait : Ego autem puto hanc
replicationent non seatper esse dandam , sed prcetorent deberé cog-
noscere an captus sit , et sic in integrum restituere ; nec enim utique
ARTI
$r . -
552 TRATADO
juramento por mas digno de crédito tjüe sea, sino que absolverá
al reo de la demanda. J\o obstante si los indicios por ligeros que
aparezcan, dejan alguna duda en el ánimo del juez, podrá este para
salir de escrúpulos deferir el juramento al demandado.
De la misma manera cuando justificada la demanda, tas excep
ciones contra ella propuestas no se apoyan mas que en indicios
demasiado ligeros para que pueda completar su prueba el juramen
to del reo ; poMrá el juez , si quiere , fallar en favor del demandante
para asegurar mas y mas su conciencia.
Sin embargo no aconsejaria á los jueces que nsasen con dema
siada frecuencia de tal precaución , causa de mil perjurios*. Cuando
011 liombre es honrado no tiene necesidad de la fe del juramento
para abstenerse de pedir lo que no se le debe , y para no denegarse
á darlo que debe ; y cuando no es honrado ¿ que le importará el
ser perjuro? Hace mas de cuarenta años que estoy ejerciendo mi
profesión , muellísimas ve-oes he visto deferir el juramento, y dejs
solas he visto que una parte se abstuviese en virtud del juramento
de pcrsistir]en sus intentos. ->
92b". Cuando la prueba del becho en que se funda la demanda,
se merece ya alguna consideración , por mas que no sea completa ,
.- entonces viene el caso de que el juez defiera el juramento á una
de las partes ; y puede deferirlo al mismo actor para suplir asi lo
que falta á su prueba.
Sin embargo deben exceptuarse de esta regla las causas de gran
de interés. Asi en una causa sobre matrimonio, por ejemplo,
nunca podrá suplirse con el juramento del actor, loque faltad
la prueba de su intención , y el demandado deberá ser absnelto
siempre que no tenga contra de sí una plena justificación.
En las causas ordinarias así como puede suplirse por el juramen
to dJ actor loque falto á su prueba , así también cuando la deci
sión iW la causa depende de la prueba de los hechos en que se fun-
excepciones del demandado por venir apoyada en docn-
la- demanda del actor , si la prueba hecha por el reo es al
gún tanto fuerte, aunque no sea completa, podrá el juez comple
tarla defiriéndole el juramento. , • £
* Ütóz a' señalar la parte á quien quiera deferir el juramento,
deberá tener en consideración la calida l y circunstar
parces , mirar cual sea mas digna de crediti
DE LAS OBLIGACIONES. 3J>3
wi et causee circunstantiis , como dice el cap.Jin. X. de
1:74 • TRATADO
juramentos in litem , juramento affe ctiords ó de afición, y jura
mento de verdad. Por el primero se jura, no el valor verdadero de
la cosa de que uno se ve privado por dolo de otro , sino el precio
de afición ó particular estimación que se tenia 5 aqiiella cosa. El
juez debe regular la cantidad en ijue há de condenar á una de las
partes á favor de la otra, según lo que esta jura que estima de bue- '
na fe la cosa da qrfe se ve' privada, y esta estimación puede ser
mayor que el valor real que la misma cosa tenga,/. 64, de judie;
1. 1 ,ff. de in lit.jufi. '■■■:}■'.■■'■'
Por el juramento de verdad debe adverarse el valor positivo de
alguna cosa cuando este valor se ignora.
931. Tiene lugar este juramento siempre que el actor ha justi
ficado plenamente su intencioYr sobre que se le deben restit^r al
gunas cosas, y no falta mas que saber á que cantidad debe con
denarse al reo sino cumple con la restitución de dichas cosas ,
cuyo valor es únicamente aouocido del actor. En tal caso el juez
para regular la cantidad qne debe comprender en la sentencia,
se defiere á la estimación que del verdadero valor de las cosas de
bidas hará el demandante, después de haber jurado hacer esta esti-
maciou con justicia v escrupulosidad.
Ejemplo .•Si un viajero ha entregado al dueño de la posada su
maleta para que se la guarde , y la maleta desaparece ; en tal caso
si consta el depósito, como solo el viagero que insfa la restitución
sabe el valor de lo que habia en dicha maleta , el juez deberá defe
rir á su juramento para determinar la cantidad en que debe con
denar al posadero , sino la presenta y restituye.
932. Entre los romanos no se ponían límites á estas estimacio
nes , jurare m infini[um licet ; l. 4 ¡, § 2 , ff. de in lit. jur ; pero se
. dejaba á la prudencia del jaez el prefijar según las circunstancias
una cantidad en mas de la cual no se podían estimar las cosas pedi
das ; §\,ff- d. tit. Para prefijar esta cantidad deben atender
se Ja calidad y circunstancias del demandante, la mayor ó meuor
prohabilidad que presentan sus asertos: la calidad de la causa debe
también entrar en cuenta. En la estimación de cosas cuya resti
tución se pide , deben tenerse menos consideraciones al demanda
do convicto de dolo ó sustracción , que al que hubiese faltado
únicamente por imprudencia ó descuido.
Aun cuando el juezhubiese deferido al juramento del actor, sm
prefijarle cantidad alguna , no por esto estará tan obligado á seguir
DE LAS OBLyiAClONES". , 555
su estimación . que no pueda separarse de ella, si la halla exce
siva: Etsi juratumfueritjlicet fudici absolvere vel minoris con-
;re;l.5^*l,ff. d.tit.
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INDICE
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ARTICULO PRELIMINAR. 7
'y ¿ . •
PARTE PRIMERA.
DE LO PERTENECIENTE
A LA ESENCIA OE LAS OBLIGACIONES Y DE SUS EFECTOS.
9&
DE LAS OBLIGACIONES. . 559
PARTE SEGUNDA,
*•" . . ,, *" » .■ ■
CAPITULO I. Explicación general sobre las diferentes especies de obli
gaciones. Pac. 105
§ 1 . Primera división. jj.
§ 2. Segunda división. 107
j¡ 5. Divisiones tercera cuarta y quinta. id.
División sexta. 109
¡j 5. División séptima. - 110
5 6. División octava. * 111
jj 7. Divisiones nona, décima , undécima y duodécima. tffc * id.
CAPITULO II. De la primera división de las obligaciones , en civiles y
naturales. 112
CAPITULO III. De los diferentes modos con que pueden contraerse las
obligaciones. 115
ART. 1. De las condiciones suspensivas y de las obligaciones condicionales. id.
jj 1. Que es condición, y d* sus diferentes especies: 110
\ 2. Que es lo que hace qjfsea suspensiva una condición. id.
Jj 3. Cuando se entienden cumplidas las condiciones. 119
^ 4. De la indivisibilidad en el cumplimiento de las obligaciones. 126
^ 5. Del efecto de las condiciones. "127
^6. Cuando se ha celebrado un contrato bajo muchas condiciones , ¿es
preciso que se cumplan todas para que la obligación nazca ?
ART. 11. De las condiciones resolutivas , dé las obligaciones que se ex
tinguen por cierta condición ; y de las que tienen una determinada
duración. id.
ART. III. De los plazos. 130
1 . Que se entiende por plazo , y de sus diferentes especie^. 31
2. De los efectos del plazo y de sus diferencias respeto de la condición.
t i. JJe los casos en que puede exigirse la deuda antes de cnmplir el plazo. 133
§ 4. Del plazo añadido á las condiciones. 134
ART. IV. Del lugar en que debe verificarse la paga. 135
ART. V. De las obligaciones en que se señala una persona a quien se
puede pagar , y de aquellas en que pued^ pagarse otra cosa en lugar
de la debida. 13G
ART. VI. De las obligaciones alternativas. 137
ART. VII. De las obligaciones solidarias entre muchos acreedores. 144
ART. VIH. De la obligación solidaria por parte de muchos deudores
solidarios. 145
§ 1. De Itrque debe entenderse por obligación solidaria con respeto á
muchos"'acrecdores. W-
§ 2. De los casos en que debe reputarse solidaria una. obligación de mu
chos deudores. 148
' 3. De los efectos de las obligaciones solidarias entre muchos deudores. 1í>0
§ 4. De la renuncia del acreedor á los derechos que le dá el ser soli
daria una obligación. *5I
560 TRATADO
§ 5. De la obligación de ceder las accionas en que está el acreedor que
pide, á su deudor solidario la totalidad de la deuda. Pag.
(j 6. De las acciones que el deudor solidario que ha pagado sin subro
gación , puede tener por sí mismo contra sus condeudores.
CAPITULO IV. De algunas especies" peculiares de obligaciones consi
deradas relativamente á las cosas que constituyen su objeLO.
Secc. i. De las obligaciones de una cosa indeterminada de género cierto.
Segc. ll. De las obligaciones divisibles é indivisibles.
AKT. 1. Que obligaciones son divisibles, y que otras indivisibles.
§ i . En que consiste una obligación divisible, y en que la indivisible.
¡) 2. D.e las diferentes especies de indivisibilidad. *.
tj 3- De algunas especies de obligaciones de las cuales se duda si son di
visibles ó indivisibles. ^j*- m"'
De la obligación de entregar una pieza de tierra.
De la obligación de un jornal ó de un servicio cualquiera.
De la obligación de hacer una obra.
De la obligación de dar una cierta cantidad legada para la construc
ción de un hospital , ó para cualquier otro fin.
ART. II. De la naturaleza y efectos de las obligaciones divisibles,
jj i. Principios generales.
J) 2, Modificaciones que recibe el primer efecto de la división de las
gaciones por partj^del deudor,
tj 3. Del segundo efécio de la división de una deuda
puede ella pagarse por partes.
§ 4. Del caso en que se divida una deuda tanto por parte del acreed
como por parte del deudor.
§ 5. Sobre si la reunión de las porciones correspondientes, ya
herederos del acreedor , ya sea á los del deudor en una sola
destruye la facultad de pagar la deuda por partes.
6. De la diferencia que hay entre la deuda de muchos cuerpos ciertos
y la de muchas cosas indeterminadas por lo tocante á la manera con
que ellas deben dividirse.
ARÍ. III. De 1 a naturaleza y de los efectos de las obligaciones indivisibles.
^ \ . Principios generales sobre la naturaleza de las obligacione indivisibles.
§ 2. Del electo de la indivisibilidad de una obligación in dando aut in
Jaciendo , con respeto á los herederos del acreedor. 205
§ 3. Del electo de las obligaciones indivisi ) aut in faciendo ,
con respeto á los herederos del deudor
§ 4. De los efectos de las obligaciones indivisibles in non
CAPITULO V. De las obligaciones penales.
ART. I. De la naturaleza de las obligaciones penales.
Principio primero.
Principio segundo.
Principio tercero.
Principio cuarto.
Principio quinto. ^
ART. II. Guando llegará á ser efectiva una obligación penal
§ \ . Del caso en que la cláusula penal se hubiese puesto á una obliga'
cion de ,no hacer alguna cosa.
§ 2. Del caso en que la clái sto á una obliga-
cion de dar 6 hacer alguna cosa 223
ART. III. Si el deudor satisfaciendo por obligación pueide
evitar por partes la pena. 224
AKT. IV. Si la contravención de uno de los hei da lugar á toda
la pena y con respeto á todos ellos.
:iones indivisibles
visibles 230
DE LAS OBLIGACIONES.
ART. V. Sí por la contravención que haya tenido lugar contra uno de
los herederos del acreedor puede hacerse efectiva toda la pena y en fa
vor de lodos los herederos. 237
CAPITULO VI. De las obligaciones accesorias de los fiadores y otras
epie se ponen á la de un deudor principal. 23g
Sec. i. De la naturaleza de la fianza , definición de los fiadores y corola
rios que de ahí se deducen. 239
Corolario I. 240
Corolario II.
Corolario III.
Corolario IV. 241
Corolario V. < 245
Corolario VI. 254
Sec. ii. De la> diferentes especies de fiadores. 255
Sec. ui. De las circunstancias que deben reunir los fiadores. 256
§ \. De las circunstancias que debe tener alguno para prestar fianza va
lidamente, k. id. >
§ 2. De las circunstancias necesarias* para que alguno sea admitido como
fiador. 258
$ 3. De los casos en que uno debe dar nuevos fiadores en lugar de los que
hubiese ya dado. - 259
Sec. iv. Por quien , á quien , en que obligaciones , y de que manera
pueden darse las lianzas. jt 260
1- Por quien y á quien. id.
2. En que obligaciones. 262
3. De que manera se contraen las fianzas. 264
Sec. v. Extensión de la obligación de los fiadores. 265
Src. vi. De que manera se extinguen las fianzas y Je las diferentes ex
cepciones que la ley concede á los fiadores. 267
ART. I. De que manera se extinguen las fianzas. id.
ART. II. De la excepción de excusión. 269
§ 1. Origen de estt derecho. id.
j( 2. Que fiadores no pueden oponer la excepción de excusión. Id.
¡¡ 3. En que caso el acreedor está obligado á hacer excusión de los bienes
del deudor principal, y cuando debe oponerse esta excepción. 270
i 4. En que bienes deberá hacerse la excusión. , , 272
5 5. A expensas de quien debe hacerse la excusión. 274
5 6. El acreedor que ha retardado hacer la excusiou ¿deberá ser respon
sable de la insolvencia del deudor? . id.
ÁRT. III. De la excepción de división. « 276
(j i . Origen de este derecho. , id.
í 2. Que fiadores pueden oponer la excepción de división , y cuales no. 277
V 3. Que fiadores deben entrar en el pago de la deuda. id.
C 4. Deberán entrar en la división y pago de la deuda un fiador que no
se hubiese obligado validamente y uno que hubiese prestado la fianza
en su menor edad ? 279
i 5. Cuando puede oponerte la excepción de división. 281
J 6. Del efecto de la excepción de división. . 283
ART. IV. De la cesión de acciones , ó de la subrogación que el acreedor
debe Yerificar en favor del fiador que le paga. 284
Sec. vil. Del derecho que compete al fiador contra el principal obligado
ART.y contra
I. Delsusrecurso
confiadores.
que tiene el fiador contra el deudor principal , des ™.
$ 1pués
. Quedeacciones
haber pagado.
tiene el fiador contra el deudor principal , después de 285
$ 2.haber
Que pagado.
clase dé pago da lugar á esas acciones. , ., id.
36
562 TRATADO » ^
$ 3. De las tres condiciones que debe tener el pago hecho por el fiador ,
para que se d¿ lugar á la acción que 'este tiene contra el deudor prin
cipal. ¿ J287
Primera condición. 288
Segunda condición. 289
Tercera condición. 286
§ 4. Cuando podrá intentar su recurso el fiador que hubiese pagado. id.
§ 5- Cuando hay muchos deudores principales ¿tiene el fiador acción con
tra cada uno de ellos , y por que paite ?■ id.
ART. II. De los casos en que el fiador tiene acción contra el deudor
principal , aun antes de haber satisfecho la deuda. 292
ART. m. i El fiador de un censo puede obligar al deudor á redimirlo ? 293
ART. IV. De las acciones que tiene el fiador contra los que hubiesen
prestado juntamente con el. * *3T 297
Sec. viii. De muchas otras especies de obligaciones accesorias. 300
ART. I. De la obligación de los que se llaman en derecho Mandatores. 303
ART. II. De la obligación de los comitentes. 305
§ 1 . En que sentido los comitentes contraen una obligación accesoria de
las que resultan de los contratos de sus encargados , y en que se dife
rencian ellos de los otros deudores accesorios. id.
§ 2. En que casos tiene lugar la obligación accesoria de los comitentes. 306
C 3- Del efecto de las obligaciones accesorias de los comitentes. 308
J 4. De la obligaciotí accesoria de los comitentes , que proviene de delitos
cometidos por sus encargados. 309
i 5. De los padres de familia y de los amos. 310
Sec. ix. y ultima del pacto constituía pecunia. 341
{ 1. De lo que es necesario para la validez del pacto constitutoe pecunia. 343
j 2. Si el pacto constituía pecunia debe necesariamente contener un
plazo. 317
§ 3 . Sí por el pacto constitutae pecunia? puede alguno obligarse en mas dé
lo que es debido , ó á otra cosa , ó de una manera diferente. id.
$ 4. Del efecto del pacto constituía pecunia, y de la obligación que
de él nace. 320
Principio primero. „ id.
Principio segundo. 321
Principio tercero. id.
Principio cuarto. / id,
Primer ejemplo. { id-
Segundo ejemplo. 322
Tercer ejemplo. id.
§ 5. Del pacto por el cual se prometa al acreedor darle ciertas segurida-
PARTE TERCERA.
PARTE CUARTA.