28 de Setiembre Del 2018
28 de Setiembre Del 2018
28 de Setiembre Del 2018
“De nuestro encuentro con un rico jeque, malherido y hambriento. La propuesta que nos hizo sobre los ocho panes que llevábamos y
como se resolvió de manera imprevista el reparto equitativo de las ocho monedas que recibimos en pago. Las tres divisiones de
Beremiz: la División simple, la división cierta y la división perfecta. Elogio que un ilustre visir dirigió al hombre que Calculaba”.
Tres días después, nos acercábamos a las ruinas de una pequeña aldea denominada Sippar cuando encontramos caído en el camino a
un pobre viajero, con las ropas desgarradas y al parecer gravemente herido. Su estado era lamentable. Acudimos en socorro del
infeliz y él nos narró luego sus desventuras.
Se llamaba Salem Nasair y era uno de los mas ricos mercaderes de Bagdad. Al regresar de Basora, pocos días antes, con una gran
caravana, por el camino de el –Hilleh; fue atacado por una banda de nómadas persas del desierto. La caravana fue saqueada y casi
todos sus componentes perecieron a manos de los beduinos. Él –el jefe- consiguió escapar milagrosamente, oculto en la arena, entre
los cadáveres de sus esclavos. Al concluir la narración de su desgracia, nos pregunto con voz ansiosa.
- ¿Traéis quizás algo de comer?. Me estoy muriendo de hambre.
- Me quedan tres panes – respondí.
- Yo llevo cinco, dijo a mi lado el Hombre que calculaba –Beremiz.
- Pues bien, sugirió el jeque, yo os ruego que juntemos esos panes y hagamos un reparto equitativo. Cuando llegue a Bagdad
prometo pagar con ocho monedas de oro el pan que coma.
Así lo hicimos. Al día siguiente al caer la tarde, entramos en la célebre ciudad de Bagdad. Perla de Oriente. Al atravesar la vistosa
plaza tropezamos con un aparatoso cortejo a cuyo frente iba, en brioso alazán, el poderoso Ibrahim Maluf, uno de los visires.
El visir al ver al jeque Salem Nasair en nuestra compañía le llamó haciendo detener a su brillante comitiva, y le pregunto:
- ¿Qué te pasó, amigo mío?. ¿Cómo es que llegas a Bagdad, con las ropas destrozadas y en compañía de estos dos
desconocidos?.
El desventurado jeque relato minuciosamente al poderoso ministro todo lo que le había ocurrido en el camino, haciendo los
mayores elogios de nosotros.
- Paga inmediatamente a esos dos forasteros, le ordeno el gran visir.
Y sacando de su bolsa 8 monedas de oro se las dio a Salem Nasair, diciendo:
- Te llevaré ahora mismo al palacio; pues el Defensor de los Creyentes deseará sin duda ser informado de la nueva afrenta que
los bandidos y beduinos le han inflingido al atacar a nuestros amigos y saquear una de nuestras caravanas en territorio de
Califa.
- El rico Salem Nasair nos dijo entonces: “Os dejo, amigos míos. Quiero, sin embargo repetiros mi agradecimiento por el gran
auxilio que me habéis prestado. Y para cumplir la palabra dada, os pagaré lo que tan generosamente disteis”.
Y dirigiéndose al Hombre que calculaba le dijo : “Recibirás cinco monedas por los cinco panes”.
Y volviéndose a mí añadió :” Y tú ¡Oh, bagdalí!. Recibirás tres monedas por los tres panes”.
Más con gran sorpresa mía, el calculador objeto respetuoso. “¡Perdón, oh jeque!. La división, hecha de ese modo, puede ser muy
sencilla. Pero no es matemáticamente cierta. Si yo entregué 5 panes he de recibir 7 monedas; mi compañero Bagdalí, que dio 3
panes, debe recibir una sola moneda”.
- ¡Por el nombre de Mahola!. Intervino el visir Ibrahi, interesado vivamente por el caso. ¿Cómo va a justificar este extranjero
tan disparatado reparto?. Si contribuiste con 5 panes ¿por qué exiges 7 monedas?, y tu amigo contribuyó con 3 panes. ¿Por qué
afirmas que él debe recibir sólo una moneda?.
El hombre que calculaba se acercó al prestigioso ministro y habló así:
- Voy a demostraros ¡Oh visir!. Que la división de las 8 monedas por mí propuesta es matemáticamente cierta. Cuando, durante el
viaje, teníamos hambre, yo sacaba un pan de la caja en que estaban guardados, lo dividía en tres pedazos, y cada uno de
nosotros comía uno. Si yo aporté 5 panes, aporté por consiguiente, 15 pedazos ¿no es verdad?. Si mi compañero aportó 3 panes
contribuyo con 9 pedazos. Hubo así un total de 24 pedazos, correspondiendo por tanto 8 pedazos cada uno. De los 15 pedazos
que aporté comí 8; luego di en realidad 7. Mi compañero aportó, como dije, 9 pedazos, y comió también 8; luego sólo dio 1. Los 7
que yo día y el restante con el que contribuyó el bagdalí formaron los 8 que correspondieron al jeque Salem Nasair. Luego, es
justo que yo reciba siete monedas y mi compañero solo una.
El gran visir después de hacer los mayores elogios al hombre que calculaba, ordenó que la fueran entregadas las siete monedas,
pues a mí, por derecho, sólo me correspondía una. La demostración presentada por el matemático era lógica, perfecta e
incontestable.
Sin embargo, si bien el reparto resultó equitativo, no debió satisfacer plenamente a Beremiz, pues éste dirigiéndose nuevamente al
sorprendido ministro, añadió:
- Esta división, que yo he propuesto de siete monedas para mi y una para mi amigo es, como demostré ya matemáticamente clara.
Pero no perfecta a los ojos de Dios, Y juntando las monedas nuevamente las dividió en dos partes iguales. Una me la dio a mi –
cuatro monedas- y se quedó con la otra.
- Este Hombre es extraordinario, declaro el visir. No aceptó la división propuesta de ocho dinares en dos partes
de cinco y tres respectivamente, y demostró que tenía derecho a percibir siete y que su compañero tenía que
recibir solo un dinar. Pero luego divide las ocho monedas en dos partes iguales y le da una de ellas a su amigo. Y
añadió con entusiasmo:
- ¡Mac Allah! Este joven, aparte de parecerme un sabio y habilísimo en los cálculos de Aritmética, es bueno para
el amigo y generoso para el compañero. Hoy mismo será mi secretario.
- Poderoso Visir, dijo el Hombre que Calculaba, veo que acabáis de realizar con 29 palabras y con un total de 135
letras, la mayor alabanza que oí en mi vida, y yo, para agradecéroslo tendré que emplear exactamente 58
palabras en las que figuran nada menos que 270 letras. ¡Exactamente el doble! ¡Qué Allah os bendiga
eternamente y os proteja! ¡Seais por siempre alabado!.
La habilidad de mi amigo Beremiz llegaba al extremo de contar las palabras y las letras del que hablaba, y calcular
las que iba utilizando en su respuesta para que fueran exactamente el doble. Todos quedamos maravillados ante
aquella demostración de envidiable talento.
CUATRO OPERACIONES
III. MULTIPLICACIÓN
En este capítulo se va a estudiar las 4
operaciones fundamentales (adición,
sustracción, multiplicación y división).
M . m = P
Daremos énfasis al análisis de los
problemas tipo; los cuales serán resueltos
empleando solo operaciones básicas, lo que
no descarta que se den como notas
adicionales algunos métodos
P m
=
I. ADICIÓN M 1
a + b +c+ … + n = S
IV. DIVISIÓN
Exacta Inexacta
D d D d
II. SUSTRACCIÓN (0) q (r) q
D = dq D = dq + r
M - S = D
Residuo : Residuo máximo :
D _________ d > r _________
D _________ D,q _________
q _________ d _________
Donde : M + S + D =
V. OPERACIONES COMBINADAS