ETNOMETODOLOGIA

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“Año de la Promoción de la Industria Alimentaria y del Compromiso

Climático”

UNIVERSIDAD NACIONAL
“San Luis Gonzaga” de Ica
FACULTAD DE CONTABILIDAD

TEMA:
ETNOMETODOLOGIA

DOCENTE :

CURSO :

TURNO : TARDE

CICLO : I

ALUMNOS :

ICA – PERÚ
2014.
ETNOMETODOLOGIA

Concepto de etnometodologia
La etnometodología trata de “la investigación de las propiedades
racionales de las expresiones contextuales y de otras acciones prácticas
como logros continuos y contingentes de las prácticas ingeniosamente
organizadas de la vida cotidiana.”

El investigador debe entender que es lo que todo mundo da por obvio


dentro de la vida e interacción social y cotidiana y cómo se forma esta
cualidad de obvio. Es decir, hay que entender cómo se forma y funciona lo
que muchas veces llaman “sentido común”. Esto es importante ya que en
base a esto las personas actúan y toman sus decisiones. La
etnometodología me parece muy interesante pues se interesa en la
cotidianeidad la cual por lo general no es vista como un objeto de
investigación de interés. La etnometodología nos hace ver lo importante
que es entender los métodos que las personas usan para insertarse en su
vida cotidiana pues a partir de esta se construye el orden social.

Que pretende la etnometodología?


La etnometodología trata” las actividades y circunstancias prácticas y el
razonamiento sociológico práctico como objetos de estudio empírico”
(Garfinkel, 2006, p.9). Es decir, que intenta tener una visión sobre las
actividades comunes en la cual estas son fenómenos a los que hay que
prestar igual de atención que a los eventos extraordinarios ya que pueden
brindarnos conocimiento y son fuentes de explicaciones que por lo general
no se toman en cuenta. La lógica que se aplica es que “las actividades por
las que los miembros producen y manejan escenarios organizados de
asuntos cotidianos, son idénticas a los procedimientos por cuyo medio
dichos miembros dan cuenta de y hacen «explicables» (account-able)”
esos escenarios”
La etnometodología busca que los hechos ordinarios y cotidianos sean
vistos como desconocidos de forma que nos motiva a buscar el porqué de
estos hechos sin darlo como algo que siempre debe ser de esa forma. De
esta forma se buscara la explicación a estos fenómenos ya que si
profundizamos en esto nos daremos cuenta que los miembros de una
sociedad no saben realmente porque hacen las cosas que hacen, las dan
por sentado y cuando se les pregunta tratan de dar una respuesta que
exprese que es la única forma posible de hacerlo pero si se cuestiona más
se darán cuenta del desconocimiento acerca del porque de lo cotidiano.

Dentro de las prácticas enmarcadas en lo cotidiano se encuentra una serie


de reflexiones y explicaciones que permiten precisamente que los
miembros de la sociedad las miren como cotidianas. Estas prácticas
también dependen de habilidades y conocimientos que los individuos dan
por sentado sin cuestionarlos. Lo que pretende la etnometodología es
“explicar las acciones como un continuo logro práctico de los miembros”.

Para Hemaler y Rescher las explicaciones que los miembros de una


sociedad dan a su cotidianeidad son utilizadas como prescripciones o leyes
que sirven de orientación cuando los individuos se encuentran en
situaciones similares Sin embargo, estas “leyes” solo tienen sentido en un
determinado espacio y tiempo por lo cual “las condiciones que son
operativas en la formulación de una ley histórica, sólo pueden ser
indicadas de manera muy general, y no son necesariamente exhaustivas,
de hecho, en la mayoría de los casos ni siquiera se puede pedir que sean
articuladas exhaustivamente. Las características de tales leyes es aquí
designada como relajamiento (looseness)” (Garfinkel, 2006, p.10). Estas
leyes también pueden enfrentarse a excepciones frente a las cuales lo que
debe hacerse es dar una explicación que muestre lo excepcional del caso.
En la Etnometodología se han desarrollado estilos diferentes de
investigación.

a) Garfinkel propone estudiar ocupaciones ordinarias, exigiendo que el


investigador sea competente y conocedor de lo que investiga, para
garantizar precisión y especificidad.

b) El examen del lenguaje contextualizado en las interacciones


cotidianas. Aportaron conceptos analíticos como el de "par adyacente":
saludos, despedidas, preguntas y respuestas, constituyen pares,
considerando la "explicabilidad inherente" de la acción (mirada,
movimiento corporal, etc.).

(c) A partir de 1974, Cicourel acuñó el término "sociología cognitiva". Al


estudiar la educación comprendieron la importancia de la adquisición y la
competencia del lenguaje. Enlazan la etnometodología y la psicología
cognitiva, la antropología y la lingüística.

ETNOMETODOLOGIA
El término Etnometodología fue utilizado por primera vez por Harold
Garfinkel para denominar la forma de trabajo psicosociológico que estaba
realizando en 1954 (Garfinkel:1968). La "etiqueta" se ha extendido a toda
una corriente de la psicología social que se desarrolló a partir de los años
sesenta en ciertas universidades californianas, tomando diferentes
orientaciones en la investigación y extendiéndose paulatinamente a los
ambientes internacionales relacionados con las ciencias sociales.
La Etnometodología pretende describir el mundo social tal y como se está
continuamente construyendo, emergiendo como realidad objetiva,
ordenada, inteligible y familiar. Desde este punto de vista, la
etnometodología recomienda no tratar los hechos sociales como cosas,
sino considerar su objetividad como una realización social. Considera
además, que esta autoorganización del mundo social no se sitúa en el
Estado, la política o cualquier superestructura abstracta sino en las
actividades prácticas de la vida cotidiana de los miembros de la sociedad.
Estas actividades se realizan conjuntamente en las interacciones; y la
gente las realiza ateniéndose a los presupuestos y a los tipos de
conocimiento propios de la "actitud natural".
Encontramos en esta descripción dos perspectivas: heredera de T. Parsons
la primera, que se interesa en las condiciones de emergencia y de
mantenimiento del orden social, seguidora de A. Schutz la otra, que se
refiere a la racionalidad práctica de las actividades cotidianas y al tipo de
conocimiento social que se pone implícitamente en práctica. La conjunción
de ambas es el punto de partida de la obra de Garfinkel.
Tanto Parsons como Schutz elaboraron una revisión de la obra de Max
Weber, pero mientras que el primero se volvió hacia la tradición
sociológica clásica integrando en su teoría los trabajos de Durkheim y
Pareto, Schutz recurrió a la fenomenología de Husserl y a los análisis de la
conciencia de Bergson. Parsons buscaba una teoría omniexplicativa de la
sociedad mientras que Schutz pretendía una metateoría de las ciencias
sociales.
La relación que Garfinkel estableció con Parsons y Schutz, en particular
durante su tesis doctoral titulada "The perception of the other :a study in
the problem of social order" (Garfinkel:1952) es difícil de definir puesto
que Garfinkel toma prestada la cuestión del primero, y la respuesta del
segundo. Esta relación se hace más complicada dada la peculiar lectura
que Garfinkel hace de los dos autores, lo que conduce fundamentalmente
a relaciones ambiguas entre etnometodología, funcionalismo,
fenomenología y estructuralismo.
El punto de partida de Garfinkel es el problema del orden social tal como
es planteado por Parsons y se sirve de las reflexiones de Schutz para
desarrollar una nueva aproximación empírica. Este procedimiento tiene un
carácter paradójico puesto que trabaja de manera empírica problemas que
hasta entonces se habian considerado como filosóficos.
En el prefacio del libro fundador de la etnometodología, Studies in
Ethnomethodology (1967), Garfinkel acuñó el "eslogan" de su enseñanza,
situando así su política de investigación con respecto a la sociología
tradicional:
"En contraposición a ciertas versiones de Durkheim que enseñan que la
realidad objetiva de los hechos sociales es el principio fundamental de la
sociología, tomamos la enseñanza y proponemos como política de
investigación que, la realidad objetiva de los hechos sociales, entendida
como realización continua de las actividades concertadas de la vida
cotidiana, realización efectuada por miembros que conocen, usan, y
consideran como obvios los procedimientos ordinarios e ingeniosos para
esta realización es, para los miembros haciendo sociología, un fenómeno
fundamental."
Para Durkheim el hecho social era exterior al individuo que determina.
Para Garfinkel, tomar el postulado durkheimiano como orientación general
de su trabajo priva a la sociología del estudio de los fenómenos que le
interesan en primera instancia en tanto que ciencia de los fenómenos
sociales, los procedimientos de los que se sirven los miembros para
establecer las situaciones sociales. Mientras el sociólogo trate los hechos
sociales como cosas, conserva la actitud ingenua del actor social, es decir,
se impide describir la actividad humana. Describir esta actividad es, darse
cuenta de que es productora de sentido, de que construye un orden y de
que propicia la existencia de la sociedad como entidad organizada. Para
realizar esta tarea, el sociólogo debe cuestionar la dimensión de la acción
social, debe observar el hecho social no como objeto estable sino como
proceso contingente, como producción continua de los miembros que la
hacen existir mediante sus acciones e interacciones. Para hacer esto, los
actores ponen en práctica un "savoir-faire", una serie de procedimientos,
reglas de conducta y recomendaciones, en resumen una metodología de
cuyo estudio se ocupa la etnometodología.
La etnometodología entendida como, la investigación empírica (logía) de
los métodos (método) que utiliza la gente (etno) para dar sentido y
producir, al mismo tiempo, la actividad social cotidiana, es decir, el estudio
de los procedimientos constitutivos de la inteligibilidad social, supera el
marco de la sociología tal como se define tradicionalmente, puesto que la
inteligibilidad social recubre el conjunto de las actividades humanas. Todas
las ciencias, la linguística, la psicología, incluso las ciencias naturales estan
afectadas por la etnometodología, en tanto que actividades sociales.
En este sentido, la etnometodología ocupa un lugar propio y distinto de la
sociología y del resto de las ciencias humanas, puesto que se ocupa de
sus propios fenómenos. Estudia los procedimientos por los que los
miembros de otras disciplinas concretan su objeto inteligible de
investigación. Es una ciencia propedéutica al estilo de la Fenomenología
dado que, como esta, no forma parte de la filosofía sino que la prepara, y
porque surje de una crisis de la ciencia, crisis endémica en la que se
ponen en duda las bases de las disciplinas científicas y que exige un
retorno a "las cosas mismas", a aquello de lo que se habla.
Aunque la influencia interaccionista en la Etnometodología es palpable, -su
situación histórica y geográfica, las referencias de Garfinkel a Thomas o
Mead, sus relaciones personales así como el interés común en el
significado de la acción para el actor, son buena prueba de ello- la
etnometodología no es una forma del interaccionismo simbólico. Una
diferencia fundamental, por ejemplo, es la noción de indexicalidad (ver
Indexicalidad). Los interaccionistas asumen la existencia de un sistema
simbólico transituacional. Además, siguen considerando los hechos
sociales como el principal interés de la sociología y estudian las reacciones
de los individuos ante ellos. En este sentido, permanecen más cercano al
análisis del orden social parsonsiano que la etnometodología. Para los
interaccionistas, los actores negocian una definición de la situación
(norma, regla, etc.), mientras que lo que interesa a los etnometodólogos
es cómo los actores llegan a identificar una ocasión como una situación en
la que se aplica tal regla, es decir, se interesan en las reglas en tanto que
recursos de los actores para establecer la situación.
La publicación de "Studies in Ethnomethodology", coincidió con un periodo
de descontento generalizado ante las ortodoxias dominantes en la teoría y
metodología sociológicas. La teoría de los sistemas de Parsons, con la
subordinación analítica del actor a un entorno de exigencias funcionales
había perdido su atractivo y las críticas al funcionalismo, como la
formulada por C. Wright Mills, fueron bien acogidas entre los jovenes.
Otra señal de la inminente crisis funcionalista fué la aparición de modelos
teóricos radicalmente diferentes y globales, cuyas estipulaciones formales
y supuestos subyacentes difieren sobremanera del modelo parsonsiano en
particular y del funcionalismo en general. Estos nuevos modelos, insistían
en la primacía analítica del punto de vista del actor y en la construcción
social de la realidad. Además, subrayaban las debilidades metodológicas
de las ciencias sociales que consideran al actor como un mero portador
pasivo de atributos sociales y psicológicos. Los principios expuestos por
Garfinkel en su libro, auténtico "chef-d'oeuvre" del movimiento, coincidían
con el espíritu del momento.
Una excesiva simplificación de lo que acontecía en la situación histórica a
la que nos referimos, contribuyó a la asimilación en una sola categoría de
perspectivas bien distintas como el interaccionismo simbólico, la "labeling
theory", la dramaturgia de E.Goffman, los análisis fenomenológicos de
Berger y Luckman y la Etnometodología. La nueva categoría sería la
"sociología de la vida cotidiana". Este mismo proceso, provocó que la obra
de Garfinkel pasase desapercibida en el mismo momento en que
"etnometodología" se convertía en palabra corriente para los psicólogos
sociales y sociólogos americanos.
La argumentación sociológica que se desprende de la lectura de los
"Studies" afirma que los miembros de una sociedad exhiben conductas
ordenadas, regulares, estandarizadas y concordantes, en entornos sociales
estables que les son inteligibles, disponibles, descriptibles, en forma
familiar. Más que dar cuenta de esta regularidad en términos de
determinación externa por las estructuras objetivas, por los sistemas de
normas o de reglas, ya sean interiorizadas o impuestas por un poder o por
las instituciones, hay que intentar razonar en términos de relación de
determinación recíproca entre la organización de un entorno social estable
y la organización de conductas ordenadas o de acciones concertadas en
situación. Esto obliga a poner el acento sobre ciertas propiedades de esta
doble organización interdependiente: su dinámica endógena, su
enraizamiento en las estructuras de la experiencia de los actores, su
carácter de proceso, su marco interaccional, su estructura temporal, su
perspectiva práctica; y también sobre sus principales mediaciones: uso de
métodos de razonamiento práctico, puesta en práctica de procesos de
comprensión común, movilización de un saber de "sentido común" de las
estructuras sociales, referencia a esperas rutinarias en segundo plano a
las que los actores estan moralmente obligados a conformarse y sin las
cuales no hay interacción posible, disposición de recursos de lenguaje
ordinarios para definir las situaciones, para dar cuenta de lo que ha sido
hecho o de lo que viene, para explicar acciones, acontecimientos, etc.
El lenguaje ocupa el primer lugar como elemento constituyente de las
situaciones sociales. La lógica de su empleo es fundamental para le lógica
de toda constitución social del sentido. Es a la vez elemento de una
totalidad, la situación de interacción, y elemento organizador de la misma.
Para Garfinkel las actividades mediante las que los miembros de una
colectividad producen y controlan sus actividades cotidianas son idénticas
a los procedimientos que utilizan para hacer explicables (account-able)
esos contextos. Accountable quiere decir disponible, descriptible,
inteligible, relatable, analizable. No es que tome los informes de los
actores como descripciones de la realidad sino que entiende que mediante
ellos se constituye el orden social, se hace visible el mundo. En este
sentido la Etnometodología se aparta del resto de la tradición sociológica
de Parsons a Schutz, no considera el lenguaje como una entidad abstracta
sino como actividad lingüística caracterizada por dos rasgos
fundamentales: es irremediablemente indexical (Indexicalidad) y, por
tanto, reflexiva (Reflexividad).
Los etnometodólogos comenzaron haciendo investigaciones sobre las
"desviaciones sociales". Estos estudios se desarrollaron en medios
educativos, médicos o judiciales a partir de la idea de "normalidad
percibida" de Garfinkel según la cual, la "normalidad" de los
acontecimientos sociales es el producto de una labor activa mediante la
que los actores "normalizan" las discrepancias entre los acontecimientos
esperados y los que se dan de hecho. Estos estudios dieron pie a una
nueva sociología del conocimiento, libre de las trabas de la racionalidad
prescriptiva. La nueva perspectiva se ocupa de la reflexividad que une la
constitución social del conocimiento y el contexto institucional que genera
y mantiene ese conocimiento.
A partir de entonces, la Etnometodología ha desarrollado por lo menos
cuatro estilos o formas diferentes de investigación. La primera a) es la de
los estudios sobre las prácticas de trabajo efectuadas por Garfinkel y sus
estudiantes de Los Angeles entre los que se encuentran E. Bittner, D.
Zimmerman, D.L. Wieder o H. Schwartz. A este grupo podemos sumar el
formado por A.V. Cicourel en Santa Bárbara hasta su separación definitiva
de Garfinkel en el Sympusium de Boston de 1974, con M. Pollner, H. Elliot,
H. Mehan, M. Shumsky o H. Wood. En general son estudios sobre
actividades ocupacionales ordinarias, aunque Garfinkel se interesó
concretamente en las actividades de físicos y matemáticos. La idea surgió
al comprobar que muchos estudios sociológicos trataban "sobre" las
ocupaciones y no directamente "las" ocupaciones. Así, se abordaban
cuestiones como los ingresos, etnicidad, clase social, relaciones entre
"roles", etc. y no se informaba sobre las actividades fundamentales que
constituían y daban sentido a dichas ocupaciones. Para este tipo de
intervención Garfinkel exige la "adecuación única", lo que quiere decir que
el investigador ha de ser competente, ha de dominar las actividades que
se están investigando. Sólo el haber tenido la experiencia de lo que se
quiere describir garantiza el objetivo de la investigación que no es otro
que el mayor nivel de precisión y especificidad posible de los detalles
constitutivos de la actividad ocupacional en cuestión.
El segundo tipo (b) trata sobre los estudios de la conversación. Se
originaron con los trabajos conjuntos de Garfinkel, Sacks y Schegloff.
Estos estudios examinan los trazos organizacionales del lenguaje natural
en las interacciones cotidianas, como por ejemplo las conversaciones
telefónicas, los saludos, las producciones de historias y de informes o las
bromas en el contexto de su enunciación. Los volumenes editados por
Sudnow (1972), Schenkein (1978), Psathas (1979) o Watson y Heritage
(1985) ofrecen una buena muestra de ello.
Los conversacionalistas han reforzado el rigor en el estudio de la
interacción social introduciendo nuevos conceptos analíticos para su
estudio como el de "par adyacente". Esta estructura muestra cómo
algunas interacciones como saludos, despedidas, preguntas y respuestas,
se organizan en pares de manera que la producción de un primer
elemento exige que se produzca una segunda acción complementaria por
parte del receptor. La elaboración de este concepto concretó aspectos
importantes de la "explicabilidad inherente" de la acción y se ha aplicado
posteriormente a un número cada vez mayor de actividades interactivas
(mirada, movimiento corporal, etc.). La importancia de la contribución a la
ciencia social de los análisis de conversaciones hacen preveer su rápido
crecimiento y evolución.
La tercera forma de trabajo surgida de la etnometodología es (c) la
sociología cognitiva. A partir de 1974, Cicourel acuñó el término
"sociología cognitiva" (1974;1980) y emprendió un tipo particular de
investigación. Su principal continuador ha sido Mehan (1985).
Cicourel y Mehan, que trabajaban en el campo de la educación,
comprendieron que el estudio de la adquisición y de la competencia del
lenguaje era uno de los problemas básicos de la sociología. Estudiaron
lenguajes esotéricos como el de los mudos o los ciegos de nacimiento, se
adentraron en el campo de la psicolingüística y el lenguaje de los niños y
abordaron situaciones más complejas como la interacción maestro-alumno
dentro del aula. Estos trabajos constituyen un puente entre la
etnometodología y sus disciplinas más cercanas como la psicología
cognitiva, la antropología y la linguística.
La cuarta tendencia (d), denominada el grupo "análisis", está
encabezada por P. McHugh y A. Blum. Podríamos justificar la presencia de
este grupo como una disidencia del movimiento etnometodológico, pero
su mención aquí se debe fundamentalmente a su desarrollo de las
implicaciones del problema de la reflexividad.
El principal problema al que se enfrenta la etnometodología es que
aunque sea el grupo el que crea las reglas de la vida en grupo y no al
revés, son los propios actores los que consideran que son las reglas las
que determinan la vida del grupo, la propia sociología presupone la
realidad social como constituida. Ahora bien, si la etnometodología quiere
estudiar los procesos de constitución de la realidad y el orden social debe
incluir, al menos como recurso implícito, la referencia a lo que es su propia
labor de descripción e interacción. Caso de no hacerlo, sería un simple
estudio formal de las interacciones y caso de hacerlo se encuentra ante un
problema de regresión infinita puesto que cada intento de explicitar su
acción se convierte en una nueva que también debe explicitarse.
Se podría decir que hay dos formas de analizar un hecho social. Una
endógena que estudia la organización y las operaciones que permiten su
constitución. Otra exógena, que explica la relación de este hecho social
con otros. Mientras que el primer análisis ignora la historicidad de los
hechos sociales, el origen y la función de las normas puestas en práctica
en la constitución del hecho, el segundo ignora el carácter constituido del
mismo. El hecho no es explicado completamente más que si se aborda
tanto desde la "reducción etnometodológica" como desde la "actitud
natural". Esta presentación, aunque tiene a su favor la claridad nos
plantea el difícil problema epistemológico de decir en qué sentido las dos
actitudes tratan de la misma cosa.
En definitiva, la Etnometodología ha transformado la teoría de la acción
social y ha puesto ha disposición de los investigadores los dispositivos
metodológicos y la cobertura teórica para la explicación de su constitución
continua.

La Etnometodología
Durante la década de los años 1960-70, comenzaron y se extendieron
diferentes críticas a la metodología empleada, sobre todo en la sociología
(Cicourel, 1964, Garfinkel, 1967). Estas críticas desafiaban varios de los
presupuestos más familiares de esta disciplina, con resabios más bien
positivistas, y acentuaban la idea de que la realidad social era algo
construido, producido y vivido por sus miembros.
Para poder comprender a fondo la naturaleza y proceso de este
fenómeno, es decir, la parte activa que juegan los miembros de un grupo
social en la estructuración y construcción de las modalidades de su vida
diaria, se fue creando, poco a poco, una nueva metodología, llamada
etnometodología, por ser algo elaborado por el grupo humano que vive
unido, un etnos. También se desarrollaron, a partir de esta base, otras
variedades del construccionismo, del análisis del discurso y de diferentes
ramas interpretativas, que, en el fondo, reciben gran parte de su ideología
de la fenomenología de Husserl (1962) y Schutz (1964).
Pero la etnometodología ha sido la más radical y productiva orientación
metodológica que ha especificado los procedimientos reales a través de
los cuales se elabora y construye ese orden social: qué se realiza, bajo
qué condiciones y con qué recursos. Esto ha constituido una práctica
interpretativa: una constelación de procedimientos, condiciones y recursos
a través de los cuales la realidad es aprehendida, entendida, organizada y
llevada a la vida cotidiana.
La etnometodología no se centra tanto en el qué de las realidades
humanas cotidianas (qué se hace o deja de hacerse), sino en el cómo, es
decir, en la modalidad de su ejecución, desenvolvimiento y realización,
que puede ser en gran parte un proceso que se desarrolla bajo el umbral
de la conciencia, una estructura subyacente que determina la realidad
social (Holstein y Gubrium, 1994, 2000).
De aquí, que la etnometodología sostenga que en las ciencias sociales
todo es interpretación y que “nada habla por sí mismo”; que todo
investigador cualitativo se enfrenta a un montón de impresiones,
documentos y notas de campo que lo desafían a buscarle el sentido o los
sentidos que puedan tener. Este “buscarle el sentido” constituye un
auténtico “arte de interpretación”.
De aquí, también, que este sentido pueda ser bastante diferente de
acuerdo a la perspectiva étnica, de género, de cultura y demás aspectos
identificatorios, tanto del grupo social estudiado como del investigador.
Esto da pie a que se hable de una epistemología eurocéntrica, una
epistemología afroasiática, una epistemología feminista, etc.; y, con ello,
se fundamente lo que en la actualidad se considera una nueva sensibilidad
postmodernista o postestructuralista.
El corazón de la etnometodología está en la interpretación de las
poliédricas y polifacéticas caras que puede tener una realidad humana, ya
sea individual, familiar, social o, en general, de cualquier grupo humano.
Ya Aristóteles había dicho que el ser no se da nunca a nadie en su
totalidad, sino sólo según ciertos aspectos y categorías (Metafísica, Libro
iv). ¿Cuál o cuáles de esos aspectos o caras, que tiene una realidad
concreta, deberé ver o percibir, y cuál o cuáles de las categorías, de que
dispone mi mente como investigador, deberé aplicar? Aquí está la esencia
de la investigación: en esta interpretación.
Las realidades humanas, las de la vida cotidiana –que son las más ricas de
contenido–, se manifiestan de muchas maneras: a través del
comportamiento e interacción con otros miembros de su grupo, de gestos,
de mímica, del habla y conversación, con el tono y timbre de voz, con el
estilo lingüístico (simple y llano, irónico, agresivo, etc.) y de muchas otras
formas. Todo esto necesita una esmerada atención a los finos detalles del
lenguaje y la interacción para llegar a una adecuada interpretación. Para
ello, hay que colocarlo y verlo todo en sus contextos específicos, de lugar,
presencia o no de otras personas, intereses, creencias, valores, actitudes y
cultura de la persona-actor, que son los que le dan un significado. No
basta aplicar sistemas de normas o reglas preestablecidas (como lo son
muchas tomadas de marcos teóricos): lo que es válido para un grupo
puede, quizá, no serlo para otro. De acuerdo con la mayor o menor
influencia de estos factores, una determinada conducta puede revelar
vivencias, sentimientos o actitudes muy diferentes: puede revelar
fraternidad, amor, resentimiento, recelo, asertividad, venganza,
agresividad, franco odio, etc..
¿Cuál de ellas, o qué interpretación, será la más adecuada y acertada?
Para lograrlo, no es suficiente preguntarle a la persona, por ejemplo, por
medio de una entrevista, aunque ésta sea en profundidad, ya que el
lenguaje sirve tanto para comunicar lo que pensamos como también para
ocultarlo. Recordemos la cantidad de simulaciones, disfraces, fingimientos,
engaños, dobleces e hipocresías que suelen usar los seres humanos en
ciertas circunstancias. Por todo ello, la etnometodología no considera el
lenguaje como algo neutro o como un instrumento sin más que describe la
vida humana real, sino como un constitutivo de ese mundo humano o
social, que revela, a su vez, la forma o modalidad en que la interacción
produce ese orden o estilo social en que se da. No hay, en consecuencia,
un lenguaje y una interacción, sino un lenguaje-en-interacción que posee
una secuencia estructurante del contexto y su significado, lo cual
diferencia la etnometodología del análisis del discurso (Heritage, 1984;
Zimmerman, 1988). En efecto, el análisis del discurso, en su acepción
general, ha sido blanco de muchos ataques de los etnometodólogos que lo
acusan de ignorar los detalles situacionales de la vida cotidiana, al estilo y
como la biología molecular ignora las estructuras reales que se dan en
todo organismo biológico.
Por todo ello, el medio técnico más apropiado en la etnometodología es la
observación independiente o participativa, según el caso, con la grabación
de audio y de vídeo para poder analizar las escenas repetidas veces y,
quizá, para corroborar su interpretación con una triangulación de jueces.
Como dice el sabio refrán, cuatro ojos ven más que dos. Por otro lado,
esta idea está hoy día apoyada también epistemológicamente con el
principio de complementariedad de los enfoques (ver Martínez, 1997, cap.
8).
Evidentemente, como toda investigación, también la etnometodología
trata de llegar a la construcción de estructuras del comportamiento
humano, es decir, a sistemas explicativos que integren procesos y
motivaciones, intencionales y funcionales, o patrones de conducta
humana, individual o social, que nos dé una idea de la realidad que
tenemos delante. Esta realidad puede ser muy única e irrepetible, propia
sólo de ese grupo humano étnico o institucional, pues, como dice Geertz
(1983), quizá, el conocimiento “es siempre e ineluctablemente local” (p.
4), pero pudiera ser también generalizable. Si es o no generalizable, lo
dirán otros estudios o investigaciones comparativos con otros grupos.
La etnometodología que Garfinkel (1988), verdadero fundador de esta
orientación metodológica, ha tratado de desarrollar en los últimos
tiempos, está muy poco orientada hacia las generalizaciones universalistas
y trata de concentrarse en competencias altamente ubicadas en disciplinas
específicas. El fin es especificar la esencia o el qué de las prácticas
sociales dentro de dominios altamente circunscritos o especializados del
conocimiento y de la acción.
Sin embargo, esta orientación metodológica no pretende abordar las
realidades humanas o sociales desde cero, sino que usa, con prudencia,
los recursos que la sociedad en cuestión le ofrece. Así, el trabajo de
interpretación estará influido por instrumentos interpretativos locales,
como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas organizativas,
orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales
que le asignan significado a los asuntos en consideración.
En esto, los etnometodólogos se acercan mucho a la posición de Foucault
(1988) cuando hace ver que el individuo no lo inventa todo, sino que
“utiliza patrones que encuentra en su cultura y que son propuestos,
sugeridos e impuestos sobre él por su cultura, su sociedad y su grupo
social” (p. 11). Y añade que las instituciones locales –el asilo, el hospital,
la cárcel, etc.– especifican las prácticas operativas ya sea en el lenguaje
usado como en la construcción de experiencias vividas. Todo esto nos
remite a lo que tanto trató Wittgenstein (1969) y que expresó en lo que
llamó “formas de vida” y “juegos del lenguaje”.
No obstante, la cultura ofrece sólo recursos para la interpretación, y nunca
prohibiciones o mandatos y directivas absolutos. Siempre constataremos
que el proceso natural de nuestra mente es dialéctico: un constante
remolino de constituyente actividad de la realidad, un juego alternativo
entre las miríadas de los “cómo” y los “qué”.
La etnometodología ha examinado muchas facetas y aspectos de la vida
humana y del orden social; así, ha sido aplicada con éxito a una gran
variedad de tópicos, que incluyen problemas familiares, estudio del curso
vital, trabajo social, violencia doméstica, enfermedades mentales, terapia
familiar, problemas sociales y estudio de anomalías psicológicas o sociales
(Holstein y Gubrium, 1994; Gubrium y Holstein, 2000).

La metodología cualitativa representada por la etnometodología


Las discusiones acerca de la metodología más adecuada (cuantitativa o
cualitativa) para investigar la realidad social han tenido, en décadas
pasadas, un apogeo considerable. Tradicionalmente ha existido una
tendencia hacia la metodología cuantitativa como la más apropiada para
este fin teniendo como base, sobre todo, el paradigma positivista y
aduciendo la importancia de eliminar los efectos del investigador en el
fenómeno que estudia.
Sin embargo esta manera de enfocar el problema ha ido cambiando a lo
largo del desarrollo de las ciencias sociales y desde hace algunos años la
metodología cualitativa ha ido ganando espacio, con el reconocimiento de
la importancia que tiene para la ciencia que los acontecimientos, las
acciones, las normas, los valores, etc. sean vistos desde la perspectiva de
los individuos que están siendo estudiados; lo cual implica penetrar los
contextos de significados con los cuales estos individuos operan.
El énfasis es puesto en la necesidad de interpretar qué está pasando –
para entender la sociedad como un todo – y el significado que tiene para
sus participantes.
El presente trabajo tiene como objetivo principal contribuir a resaltar la
conveniencia de la metodología cualitativa para aprehender la realidad
social (aunque sin menospreciar la metodología cuantitativa) a través del
caso específico de la etnometodología.

Orígenes y características de la investigación cualitativa


La metodología cualitativa, como indica su propia denominación, tiene
como objetivo la descripción de las cualidades de un fenómeno. Busca un
concepto que pueda abarcar una parte de la realidad. No se trata de
probar o de medir en qué grado una cierta cualidad se encuentra en un
cierto acontecimiento dado, sino de descubrir tantas cualidades como sea
posible.
En investigaciones cualitativas se debe hablar de entendimiento en
profundidad en lugar de exactitud: se trata de obtener un entendimiento
lo más profundo posible.
Los orígenes de los métodos cualitativos se encuentran en la antigüedad
pero a partir del siglo XIX, con el auge de las ciencias sociales – sobre
todo de la sociología y la antropología – esta metodología empieza a
desarrollarse de forma progresiva.
Nombres de indiscutible importancia asociados a los inicios de la
metodología cualitativa son Fredrerick LePlay, Bronislaw Malinowski y la
Escuela de Chicago a través de la cual se divulgó esta metodología donde
se destacan Park, Burgess, Shaw, Sutheriand, Warner, Whyte, Thomas y
otros.
Sin embargo después de la Segunda Guerra Mundial hubo un predominio
de la metodología cuantitativa con la preponderancia de las perspectivas
funcionalistas y estructuralistas.
No es hasta la década del 60 que las investigaciones de corte cualitativo
resurgen como una metodología de primera línea, principalmente en
Estados Unidos y Gran Bretaña. A partir de este momento, en el ámbito
académico e investigativo hay toda una constante evolución teórica y
práctica de la metodología cualitativa.
Dentro de las características principales de esta de metodología podemos
mencionar:
 La investigación cualitativa es inductiva.
 Tiene una perspectiva holística, esto es que considera el fenómeno
como un todo.
 Se trata de estudios en pequeña escala que solo se representan a sí
mismos
 Hace énfasis en la validez de las investigaciones a través de la
proximidad a la realidad empírica que brinda esta metodología.
 No suele probar teorías o hipótesis. Es, principalmente, un método de
generar teorías e hipótesis.
 No tiene reglas de procedimiento. El método de recogida de datos no
se especifica previamente. Las variables no quedan definidas
operativamente, ni suelen ser susceptibles de medición.
 La base está en la intuición. La investigación es de naturaleza flexible,
evolucionaría y recursiva.
 En general no permite un análisis estadístico
 Se pueden incorporar hallazgos que no se habían previsto (serendipity)
 Los investigadores cualitativos participan en la investigación a través
de la interacción con los sujetos que estudian, es el instrumento de
medida.
 Analizan y comprenden a los sujetos y fenómenos desde la perspectiva
de los dos últimos; debe eliminar o apartar sus prejuicios y creencias.

La metodología representada por la etnometodología.


La etnometodología constituye la tradición de investigación cualitativa de
más reciente aparición. Durante la década de los años 1960-70,
comenzaron y se extendieron diferentes críticas a la metodología
empleada, sobre todo en la sociología.
Estas críticas desafiaban varios de los presupuestos más extendidos de
esta disciplina, influidas por el positivismo, y acentuaban la idea de que la
realidad social era algo construido, producido y vivido por sus miembros.
Se va creando entonces una nueva metodología para poder comprender a
fondo la naturaleza y proceso de este fenómeno, es decir, la parte activa
que juegan los miembros de un grupo social en la estructuración y
construcción de las modalidades de su vida diaria. Es llamada
etnometodología por ser algo elaborado por el grupo humano que vive
unido.
Mauro Wolf, 1994, define la etnometodología como "(...) el estudio de los
modos en que se organiza el conocimiento que los individuos tienen de los
cursos de acción normales, de sus asuntos habituales, de los escenarios
acostumbrados".
La etnometodología es especialmente desarrollada por Harold Garfinkel,
quien es reconocido como el fundador de la misma (Studies in
Ethnomethodology, 1967) y está enfocada a las maneras en que la gente
comparte (en el sentido comunicativo) los hechos, procesos y
acontecimientos sociales. El término viene de etno, en la medida que
estamos hablando de un saber propio de su sociedad de referencia y
metodología, en la medida que estamos hablando de los procedimiento
formales de conocimiento y argumentación manejados por el actor
cotidiano.
La etnometodología es una orientación metodológica que pretende
especificar los procedimientos reales a través de los cuales se elabora y
construye ese orden social: qué se realiza, bajo qué condiciones y con qué
recursos. Esto ha constituido una práctica interpretativa: una constelación
de procedimientos, condiciones y recursos a través de los cuales la
realidad es aprehendida, entendida, organizada y llevada a la vida
cotidiana (Martínez, 2002)
La etnometodología se centra principalmente en cómo se desarrollan las
realidades humanas; en los acontecimientos cotidianos y las influencias
del conocimiento común en las ciencias humanas. Es por ello que su
premisa principal es que en las ciencias sociales todo es interpretación y
que nada se explica por sí solo, que hay que buscarle un sentido a todos
lo elementos a los que se enfrena el investigador.
Se interesa especialmente por ¿cómo actúan y se reproducen los modelos
estables del accionar? que es una de las preguntas centrales de la
sociología, intentando entender cómo la vida cotidiana es producida y
organizada.
En otras palabras, los etnometodólogos no están interesados en lo que la
gente está pensando sino en lo que ellos están haciendo, creen que la
descripción en sí es explicatoria.
Así, en lugar de producir explicaciones causales deductivas, tienen como
finalidad el producir descripciones. Ponen en el centro del análisis en cómo
le da sentido la gente a sus actividades diarias de manera que el
comportamiento siga formas socialmente aceptables.
Hay dos conceptos centrales en la etnometodología: la indexicalidad y la
reflexividad.

La indexicalidad se refiere, en palabras de Garfinkel, a que los contenidos


no son invariables, definidos de una vez para siempre, sino que el
significado de un cierto acto está en relación - y así debe ser analizado -
con el medio social organizado donde el acto tiene lugar.
Lo que un acontecimiento, una palabra, una expresión significa en un
momento dado, se decide por parte de los métodos rutinarios que los
miembros de la sociedad usan para darle orden a la existencia. O sea, que
las características de las situaciones sociales son únicas y relativas a un
contexto particular y por ello no pueden ser generalizadas por los analistas
a otros contextos. (Mella, 1998)
Como Wilson lo señala "(...) en el punto de vista interpretativo de la
interacción social en contraste con el paradigma normativo, las
definiciones de situaciones y las acciones no están explícita o
implícitamente asumidas como definidas de una vez para siempre por la
aplicación de un sistema de símbolos preexistentes y establecidos
culturalmente. Al contrario, el significado de las situaciones y las acciones
son interpretaciones formuladas en base a ocasiones particulares por los
participantes en la interacción y son sujetos a reformulación en ocasiones
subsiguientes".
Para Garfinkel este concepto constituye uno de los mayores obstáculos
que la elaboración metodológica en sociológica tiene que superar.
Los estudios metodológicos se han dedicado al intento de remediar, de
sustituir las expresiones indexicales con términos objetivos no ligados al
contexto de enunciación del discurso. Pero esta preocupación
metodológica es propia también de las situaciones normales de la vida
cotidiana, en la que los participantes en una conversación están a menudo
absortos en entenderse, en aclarar las ambigüedades e imperfecciones
derivadas del uso inevitable de expresiones indexicales. (Wolf, 1994)
El otro concepto relacionado es el de reflexividad. La etnometodología
trata los hechos sociales como algo que sus miembros hacen a través de
usar el razonamiento práctico en la vida cotidiana. El uso cotidiano del
lenguaje representa tanto una descripción de las escenas de la interacción
social como un elemento de estas mismas que el lenguaje consigue
ordenar. (Wolf, 1994) Así, las descripciones de la sociedad y su forma de
funcionamiento resultan una parte de lo que se quiere describir. Son
reflexivas.
De la comprensión de este concepto deriva el interés de los
etnometodólogos por todo aquello que se refiere a los métodos que los
sujetos utilizan para describir, hacer resúmenes de acciones, dialogar etc.
Parte de las críticas a esta corriente ponen de relieve algunas carencias de
esta metodología, en particular el problema de la relación entre vida
cotidiana e instituciones sociales, es decir, el problema del poder.
Se les atribuye a los trabajos etnometodológicos un exceso de atención
por los aspectos contextuales, indexicales, de las situaciones sociales, con
la consiguiente ausencia de las dimensiones «reales», institucionales,
históricas, de la vida cotidiana.
La atención en la irreparable contextualidad de las interacciones termina
por esconder que operan aspectos y variables ampliamente
independientes de las situaciones específicas. (Wolf, 1994)
La etnometodología que Garfinkel ha tratado de desarrollar, está muy
poco orientada hacia las generalizaciones universalistas y trata de
concentrarse en competencias altamente ubicadas en disciplinas
específicas. El fin es especificar la esencia o el qué de las prácticas
sociales dentro de dominios altamente circunscritos o especializados del
conocimiento y de la acción.
Sin embargo, esta orientación metodológica no pretende abordar las
realidades humanas o sociales desde cero, sino que usa, con prudencia,
los recursos que la sociedad en cuestión le ofrece.
Así, el trabajo de interpretación estará influido por instrumentos
interpretativos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar,
tareas organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros
marcos conceptuales que le asignan significado a los asuntos en
consideración.
La etnometodología ha examinado muchas facetas y aspectos de la vida
humana y del orden social; así, ha sido aplicada con éxito a una gran
variedad de tópicos, que incluyen problemas familiares, estudio del curso
vital, trabajo social, violencia doméstica, enfermedades mentales, terapia
familiar, problemas sociales y estudio de anomalías psicológicas o sociales.
(Martínez, 2002)
El medio técnico más apropiado en la etnometodología es la observación
independiente o participativa, según el caso, con la grabación de audio y
de vídeo para poder analizar las escenas repetidas veces y, quizá, para
corroborar su interpretación con una triangulación de jueces. Por otro
lado, esta idea está hoy día apoyada también epistemológicamente con el
principio de complementariedad de los enfoques.
Es importante añadir que para el etnometodólogo existe un mundo del
sentido común al cual la sociología no puede y no debe intentar corregir o
remediar sino sólo analizar. Su material de análisis está constituido por
descripciones literales y conversaciones.
Una de las críticas a la etnometodología es que no logra cuestionar el
orden y los conflictos sociales de los sistemas existentes. La decodificación
de la información de los individuos no conduce a la explicación de los
procesos sociales.
El problema del poder y de su dimensión a nivel macrosociológico y
microsociológico, el problema de la indexicalidad de las acciones, de los
resúmenes y de las explicaciones del sujeto y el punto de vista que el
individuo tiene sobre la realidad social son cosas distintas que suelen
confundirse.
La formación de una conciencia de sentido común está constituida por los
métodos usados por los sujetos para describir, dar cuenta, cuantificar,
construir el sentido de sus acciones, discursos, acontecimientos: el
proyecto etnometodológico es un intento de describir (en clave
sociológica) los niveles fundamentales de la competencia comunicativa y
social necesaria para toda interacción. La objeción que respecto a este
punto plantea Giddens (uno de los críticos más atentos al trabajo de
Garfinkel) es que (a causa de una insuficiente elaboración del concepto de
indexicalidad) el estudio etnometodológico permanece vinculado a una
concepción "de la acción como significado más que de la acción como
praxis, esto es, del compromiso de los agentes en la satisfacción práctica
de los intereses, incluida la transformación material de la naturaleza por
medio de la actividad humana"

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