0 - El Organicismo Positivista

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LAS LÍNEAS DEL PENSAMIENTO

SOCIOLÓGICO-JURÍDICO EN EL SIGLO XX
El organicismo positivista. Por constituir en muchos aspectos la obra de Durkheim, Tónnies y Pareto la
continuación de los puntos de vista de Comte y Spencer (a pesar de.la distancia que han querido poner, sobre
todo Pareto, con sus antecesores), las concepciones jurídicas de esos autores pueden incluirse en esta línea,
del mismo modo que la obra general. También existen juristas que han adscripto a esa posición, de modo que
estimamos tanto a Ehrlich como a Cruet, Gény, Duguit, Nardi Greco y Gurvitch, partícipes de la misma, pese a
las diferencias que existen entre la obra de unos y otros. Por último, y no obstante repetir ideas de Gény,
Ehrlich y Cruet, entre otros, daremos un lugar especial a Kantorowicz y a su Lucha por la ciencia del derecho,
ya que consiste en un anticipo de la sociología del conocimiento jurídico, por la particular interpretación de las
obras sociológico-jurídicas que lo precedieron.

El conductismo social. Se indica a Max Weber como representante, cuya obra abarca tanto el campo de la
sociología general como el de la sociología del derecho en concreto. Es así a pesar de la concepción
formalista que Weber tiene del derecho, pues su tipología de la dominación y de la acción social excede en
mucho el abordaje puramente formal del objeto jurídico. Separamos la rama anglosajona del interaccionismo
por la importancia que revisten Holmes, Brandéis, Cardozo, Gray, Frank y Pound, si bien puede señalarse que
el interaccionismo se encuentra en la base de sus obras, pero no ha sido desarrollado íntegramente

El organicismo historicista. Como consecuencia de la ruptura entre el positivismo y el organicismo se


presentan dos ramas. Una es el neopositivismo, que por los motivos que más abajo se dan excluimos de la
sociología jurídica. La otra es la del epígrafe, de la que Sorokin es el principal exponente en teoría social, y los
sustentadores de la teoría de la institución (Hauriou, Renard), los representantes específicos en la vertiente
sociológico-jurídica, no obstante el dato de dogmatismo jurídico que presentan, según se refiere más adelante

El estructural funcionalismo Derivado del organicismo, ha tenido un desarrollo importante a partir del
segundo tercio del siglo en la obra de importantes sociólogos (Parsons, Merton), que ha dado lugar a
numerosas formulaciones de teorías jurídicas de esa base: pueden citarse a Evan, Bredemeier, Friedman,
Luhmann y a todos aquellos que a partir de una óptica semejante han considerado al derecho como
subsistema funcional, así como han originado el desarrollo de los estudios de los subsistemas estructurales
correspondientes (administración de justicia, policía, etc.). Probablemente es la línea que más trabajos
concretos ha inspirado hasta la época contemporánea inclusive, y sin perjuicio de haber sufrido, tal como
ocurrió en la sociología general, el embate de las vertientes críticas.

Sociología crítica del derecho. Para abordarla hemos fragmentado la exposición de la siguiente manera: en
el Capítulo VI se toma la visión de las primeras décadas del siglo presente, mediante Renner, Menger y Lenin,
que sirven de introducción general a Stucka y a Pasukanis, autores que se han desarrollado con alguna
amplitud por constituir intentos que, inspirados en el marxismo original, pretendieron realizar una teoría del
derecho que respondiera a la visión sociológica del mismo. En el segundo de los autores citados culmina una
suerte de "realismo jurídico marxista", que es rápidamente ahogado por el voluntarismo normativista de
Vynsinsky, que representa, durante Stalin, una versión similar a la de Kelsen. El desarrollo y la confrontación
de estos puntos de vista resulta sumamente útil para mostrar que la característica atribuida al orden jurídico
como dependiente de las condiciones de vida social (en este caso, “de la estructura económica), se opone a
la concepción del derecho como variable independiente; esto ha ocurrido también en el área soviética, a pesar
que las opiniones de Marx podrían considerarse un impedimento para la segunda alternativa. En cuanto a las
restantes líneas del pensamiento sociológico general anotadas al comienzo (neopositivismo y formalismo), se
han desarrollado como vertientes filosóficas. Su preocupación no pasa por la aplicación concreta del derecho
sino por la o las lógicas que pueden utilizarse para su desenvolvimiento teórico.

EL ORGANICISMO POSITIVISTA JURÍDICO DE LOS SOCIÓLOGOS GENERALES.

Emilio Durkheim. •El orden jurídico es un sistema de hechos realizados, ligado al sistema total del mundo.
Es una consideración subsistémica de ese ordenamiento respecto del sistema social total: una concepción de
las normas jurídicas como variable dependiente de la sociedad. Como es un hecho social, no puede ser
fácilmente alterado, ni siquiera cuando el cambio sea deseable; como es solidario con otros hechos, no puede
ser modificado sin que aquéllos sean alcanzados, no puede durar a menos que sirva para algo y que
responda a alguna necesidad; esto lleva a considerar la derogación y creación consuetudinaria de normas
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jurídicas en caso de lagunas sobre temas que constituyen hechos sociales históricos o bien presentan una
necesidad de regulación.

•Estudia la solidaridad social a partir del derecho: porque la solidaridad es un hecho interno que se nos
escapa, y el orden jurídico es un hecho externo que puede ser estudiado. "La vida social, en todo lugar donde
existe en forma duradera, tiende inevitablemente a tomar una forma definida y a organizarse, y el derecho es
sólo esta organización misma en lo que tiene de más estable y preciso"

•Resuelve el posible conflicto entre norma jurídica y costumbre considerando patológicos los estados sociales
de discrepancia: es cierto que el orden jurídico refleja sólo una parte de la vida social, pero normalmente las
costumbres no se oponen a él sino que son su base. Si ocurre lo contrario, ya no coincide con el estado
presente de la sociedad y no obstante ello "se mantiene sin razón". Cuando las costumbres se degradan, las
normas racionales para fines sociales son dejadas de lado a favor de normas corruptas que benefician
ilegítimamente a algunos. Pero también puede ocurrir que las costumbres evolucionen (por ejemplo, hacia una
mayor igualdad social, como ha ocurrido desde la época feudal) y el derecho escrito constituya el baluarte de
los privilegios

•Otra referencia importante al derecho se encuentra en Las reglas del método sociológico; allí alude a la
normalidad del crimen y a su concepto de que las condiciones con las que se relaciona son indispensables
para la evolución de la moral y del derecho. Para el autor, el crimen es un agente del cambio social, ya que
puede anticipar la futura moral. La profecía no es tarea científica; sin embargo, la inquietud que en muchos
ideólogos suelen originar estas reflexiones constituye un elemento adicional para desconfiar de la sociología,
por parte de aquellos que consideran su modo de sentir y pensar una concepción eterna, ajena a la historia.
También en Las reglas del método sociológico se expone la idea que la pena no puede considerarse un
remedio, ya que el delito no es una enfermedad. Todo ello remite a que el castigo es función de la conciencia
colectiva de la comunidad, y sólo en la medida de la afectación de ésta se reprimen jurídicamente las
conductas.

En 1890 y 1900, Lecciones de sociología (Física de las costumbres y del derecho), y que constituye una
sociología política y jurídica. Allí define la física de las costumbres y del derecho como aquella que tiene por
objeto el estudio de los hechos morales y jurídicos, definidos como reglas de conducta sancionada y cuyos
problemas son dos: 1) causas y fines útiles de las reglas, que remiten a la constitución histórica de las
mismas, 2) cómo son aplicadas por las personas, esto es, cómo funcionan en la sociedad. Para el autor, el
método de esta física del derecho (o sociología del derecho) debe ser doble: la historia y la etnografía
comparada (para determinar la génesis de la regla) y la estadística (para medir el grado de autoridad relativa
de las reglas ante las conciencias individuales y descubrir las causas en función de las cuales varía). No cabe
pensar que Durkheim haya considerado que el método sociológico, del cual formuló sus primeras reglas, deba
ser excluido de esta rama de la sociología; más bien, debe ser completado con los tres que indica.

Feráinand Tonnies. Nos hemos referido en otro lugar al organicismo de Tonnies, basado en su idea de
voluntad colectiva que deriva de una voluntad humana fundada en apetitos y deseos, y a sus criterios
cardinales de voluntad esencial y voluntad arbitraria. Determinan la presencia de una comunidad o una
sociedad. Señalemos ahora que de cada tipo de convivencia deriva un tipo de derecho, de modo que para
Tonnies la dependencia del orden jurídico respecto de la sociedad es clara y evidente. El derecho no deriva
de pensamientos o de opiniones sobre la justicia; es el tipo de convivencia el que crea las formas de
ordenamiento jurídico. De este modo, así como a la llamada voluntad esencial propia de las comunidades
corresponde un derecho derivado de las exigencias de la vida vegetativa, a la voluntad arbitraria le
corresponde uno derivado del intercambio: de un derecho sobre la posesión a un derecho sobre el
intercambio de valores y bienes, tal la evolución de las formas jurídicas

Presta atención a las teorías dogmáticas del derecho, de modo tal que su sociología del derecho aparece
fundada en dos categorías: una, sociológica (la comunitaria), y otra, jurídica (la correspondiente a las formas
societarias). En esta última parece como que las costumbres y la religión carecen de lugar, y el derecho es
simple instrumento creado por el hombre, sancionado por el Estado, divorciado de los restantes sistemas
normativos. En otros términos, Tonnies no ha prestado suficiente atención al fundamento social del derecho,
en el sentido de su permanente relación con los restantes subsistemas de control social. La conclusión de su
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sociología jurídica es que el derecho, apartado de las exigencias comunitarias y atado a conveniencias de
intercambio, pierde el carácter de respuesta a las necesidades de los miembros del cuerpo social, para
responder a intereses sectoriales, distanciada cada vez más de una moral altruista y alejada también del
consensus propio de los estadios sociales que valora. La ley creada artificialmente, racionalmente, con apoyo
estatal, no puede compararse, para Tonnies, con la derivada de una forma social que tiene respuestas
costumbristas para los problemas de convivencia, respuestas que se fundan en la unión y no en la separación
individualista de los miembros

Vilfredo Pareto. Presenta interés porque de su sociología pueden extraerse conclusiones inmediatas
aplicadas a los aspectos jurídicos de la sociedad; esto es así tanto en la teoría de la acción como en la de los
residuos y derivaciones. Toda la sociología general de Pareto tiende a demostrar el carácter irracional y
razonador del hombre y los estrechos límites de la acción lógica. Debe recordarse que a diferencia de Max
Weber, Pareto considera que no existe tendencia histórica hacia ese tipo de acción y descarta que el mundo
formal y racional moderno prevalezca sobre el histórico tradicional e informal. Esto da pie para realizar
algunas conclusiones "derivables del pensamiento del autor, sobre la basé de sus clasificaciones de los actos
no lógicos. El juez, como intermediario en el circuito que parte del medio externo y vuelve a él, es impotente
para satisfacer la petición de control que proviene de los que someten el caso (particulares o ministerio
público), por variados motivos: desde, la Insolvencia del deudor hasta la corrupción del medio externo que
esteriliza la posibilidad de concretar el castigo del delincuente identificado. La teoría de los residuos y las
derivaciones presenta varios puntos interesantes para el análisis jurídico, en cuanto a que el estudio lógico de
la conducta no lógica es, tal como pensaba Pareto, un tema fundamental de la sociología, y específicamente
también "de' la sociología del derecho. Para él, los residuos son elementos constantes que representan
sentimientos o estados psíquicos subyacentes en diversos tiempos y lugares, y las derivaciones son los
encubrimientos racionalizadores (justificaciones variables).

LA SOCIOLOGÍA DEL DERECHO ORGANISTA Y POSITIVISTA EN LA OBRA DE LOS JURISTAS DEL


PRESENTE SIGLO

Eugen Ehrlich. Para muchos autores es el fundador de la sociología jurídica, por el énfasis del análisis
sociológico en su obra que es total y por tratarse de un jurista y Profesor de Derecho civil que ingresó en la
sociología a través de su primitiva adhesión a la Escuela histórica del derecho. Los Principios fundamentales
de la sociología del derecho de este autor, nacido en 1862, datan de 1912, y fue la obra elegida por Kelsen
para su crítica a las posiciones sociológico-jurídicas, según señalamos al tratar de la concepción sociológica
del derecho.

Considera que la ley es un fenómeno social y por ello cualquier clase de ciencia legal (jurisprudencia) es una
ciencia social. La ciencia del derecho es una parte de la ciencia teórica de la sociedad (sociología): la
sociología del derecho es la ciencia teórica del derecho. A partir de estas consideraciones se concluye que su
posición es la del positivismo ya que la observación de los hechos es el método de la sociología del derecho y
la ciencia así entendida es empírica. En el breve prefacio a su obra sostiene: "Si el presente volumen debiera
ser resumido en una sola proposición, ésta sería: hoy, igual que en cualquier otra época, él centro de
gravedad del desenvolvimiento legal no reside en la legislación ni en la ciencia jurídica, ni en la decisión
judicial, sino en la sociedad misma”.

Ehrlich considera que el fenómeno social que debe ser estudiado por el científico jurídico está constituido por
los hechos, no por las palabras de la ley

Para Ehrlich, la ciencia del derecho es tanto histórica como etnológica (al igual que para Durkheim), porque el
derecho de las naciones ha pasado aproximadamente por los mismos estadios de desarrollo. Así la principal
función de la historia del derecho es suministrar el material a la sociología del derecho, pero teniendo en
cuenta que no se trata de la historia de la proposición legal ni de las fuentes ni de la doctrina legal, sino de las
instituciones jurídicas. En el campo del derecho público, sobre todo criminal, señala el autor el avance
realizado a diferencia del campo del derecho privado. Sugiere estudiar el derecho viviente, que es el que
existe aun si no se ha plasmado en normas jurídicas; su fuente de conocimiento es en primer lugar el
documento legal; en segundo término, "la observación directa de la vida", del comercio, de los usos y
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costumbres y de las asociaciones, no sólo de las reconocidas sino también de las desaprobada. El valor que
le otorga al documento legal para la investigación sociológica, no sólo para determinar normas de derecho
consuetudinario o aplicable exclusivamente a determinadas ramas (como el derecho comercial). Mucho más
tarde se valorizó este tipo de material como base significativa de estudio en la investigación del derecho
practicado. Hago notar, por último, que este "prestigioso representante del antiformalismo conceptual", como
lo califica Treves, se había referido en 1903 a una "libre investigación del derecho" y a la ciencia del derecho
libre, en consonancia con lo sostenido por Gény en 1899 y por Kantorowicz en 1906.

Francois Gény. En su importante obra Método de interpretación y fuentes del derecho privado positivo,
publicada por primera vez en 1899, y segunda edición de 1919, señala en primer lugar los criterios que fueron
rectores para consolidar la codificación legal, a los que nos hemos referido en diversas oportunidades. Según
Gény, el método tradicional de interpretación del derecho positivo tiene dos aspectos: uno relativo al
reconocimiento y a la interpretación propiamente dicha de las fuentes del derecho aplicable. El otro, tendiente
a la elaboración más elevada dé la materia jurídica, busca, debajo de las fuentes, los principios vivificantes
necesarios para el funcionamiento total del derecho privado. De estas dos partes, sólo la primera! es tratada
didácticamente; la segunda requiere que se encuentre y se marque su lugar en la interpretación de las fuente.

Sostiene que los juristas en especial los franceses, no hablan de la interpretación del derecho o de las reglas
del derecho, sino de la interpretación de la ley. Todo para ellos, se reduce a dar su carácter pleno al
pensamiento del legislador, expresado en los textos que de él emanan. Cuando esta ley es bien comprendida
e interpretada, debe suministrar todas las soluciones jurídicas deseables. Simultáneamente, se excluye la
costumbre del número de las fuentes creadoras o reveladoras de un derecho no escrito

La interpretación de la ley y la tarea judicial se desenvuelven: toda situación jurídica presenta dos órdenes de
nociones de naturaleza esencialmente diferente: por un lado, el hecho, que da lugar a la aplicación de una
regla; por otro lado, la regla de derecho. Pero si el juez se encuentra ante el silencio o la insuficiencia de las
fuentes formales, como regla general debe formar su decisión de derecho de acuerdo a los mismos puntos de
vista que hubiera tenido el legislador si se propusiera reglar la cuestión. Esta es una forma de escapar de la
arbitrariedad frente al tema absolutamente concreto que lo lleva a resolver, una forma de marginar las
influencias de la situación personal que se le ofrece, de modo de basar, su. Decisión jurídica sobre elementos-
de naturaleza objetiva; “Nótese que aquí Gény toca un punto fundamental de la sociología jurídica", los
aspectos ideológicos que influyen en la elección de una alternativa, sobre la base de que las opciones no
surgen de la ley solamente y que existen lagunas que deben ser llenadas. Pero el modo indicado es una parte
de la solución: la propuesta total es la actividad, a la que llama libre investigación científica.

Señala que si bien esto conduce a las ciencias sociales, no puede esperarse mucho de la sociología por el
estado de indeterminación y confusión metodológica en que se halla (debe recordarse que la obra fue
publicada en 1899, siendo dudoso que Gény conociera para esa época la obra reciente de Durkheim).
Rescata, no obstante, el significativo papel de los documentos que surgen de la práctica notarial privada, de
las decisiones administrativas, de la práctica policial, como datos adicionales de investigación. En su obra
Ciencia y técnica en derecho privado positivo (1914) considera al derecho como una función de la vida social
y como uno de los elementos que informan y dirigen esta vida. A partir de lo dicho, puede estimarse que este
autor adscribe al positivismo en cuanto a que la libre investigación es científica en los términos. Que el
positivismo definía a la ciencia, y se dirige a los fenómenos sociales para extraer de los mismos las leyes de la
armonía y los principios de orden, así como por sus propuestas de investigación empírica. Y es también
organicista, por la definición funcional del derecho referida más arriba y por considerar a la sociedad un
organismo.

Carlos Nardi Greco. La Sociología Jurídica de este autor es exponente del organicismo positivista desde la
óptica de un jurista con inquietudes antropológicas. Para Nardi la ciencia que se propone los problemas
generales del derecho no puede ser distinta de la que estudia en general cada una de las demás clases de
fenómenos sociales y el conjunto mismo de la sociedad: la sociología general; por ello no existe distinción
entre ciencia del derecho y sociología, y ésta se propone el mismo fin que antes se propuso la filosofía del
derecho.
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El autor trata de relacionar los fenómenos sociales con los elementos pre sociales de los Estados animales;
aquí surge claro el evolucionismo spenceriano, como se desprende de su idea que la explicación de un hecho
social debe entenderse como reducción a un orden más general y menos complejo, y únicamente observando
el modo de conducirse de los individuos animales en la vida aislada, y las variaciones que sufre su conducta
cuando varios de la misma especie conviven un tiempo determinado, se agregan definitivamente y forman
grupos sociales. Los hombres primitivos, evolución de especies animales, poseen problemas comunes
explicables a partir de sus necesidades, pero no "hechos jurídicos". Es en sociedades más complejas cuando
la costumbre aparece como una forma de reforzar las conductas en cuyo interés va comprometida la
supervivencia del grupo. Ello genera represiones colectivas a la violación de las prohibiciones, y esta nueva
costumbre aparecerá convalidada por la conciencia de su utilidad social. Nardi Greco justifica sus
conclusiones a través de numerosos ejemplos antropológicos sobre "pueblos primitivos" y sociedades
atrasadas contemporáneas, que constituyen la mayor parte de su extensa obra, al mejor estilo de Spencer

Al estilo positivista, busca las "constantes" en el derecho: los elementos mantenidos inalterables en toda la
evolución de los fenómenos jurídicos. Para este fin realiza extensas ejemplificaciones de sistemas históricos
del derecho, y concluye que se trata de hechos sociales cuya función es determinar la conducta individual
proveyéndola de motivos, básicamente la inevitabilidad del castigo en caso de incumplimiento. Para distinguir
las normas jurídicas de las morales o religiosas estima que a pesar de que alguien puede abstenerse de robar
o matar, no en virtud del temor de la norma jurídica sino por la coincidencia con otras normas, la norma
jurídica sería aquella que, cuando faltase otro motivo, tendería a determinar ella sola el acto con la
representación de la coacción. Nardi Greco combina las ideas positivistas de la ciencia contiene con la
evolución spenceriana y la idea del derecho como hecho social y garantizado por el grupo social de Durkheim.

El método de Nardi Greco, que pretende obtener explicaciones de validez universal por medio de inducciones
a partir de ejemplos dudosos de civilizaciones primitivas, es harto deficiente. También lo es su disolución de la
ciencia del derecho en la sociología, entendida como una ciencia causal explicativa de tipo general, derivada a
su vez de deducciones biológicas y psicológicas aplicadas a condiciones humanas (concepción propia de un
estadio primitivo de esa ciencia, atada a otras consideradas más desarrolladas, en este caso, a partir de la
concepción spenceriana). Su lectura demuestra hasta qué punto fue necesaria en su momento la depuración
concretada por Kelsen, y explica cómo obras similares generaron los excesos normativistas de este autor

Jean Cruet. Para Cruet el derecho es solamente derecho judicial. El juez ha sido el alma del progreso
jurídico, el artesano laborioso del derecho nuevo contra las viejas formas del derecho tradicional. Esa
participación del juez en el rejuvenecimiento del derecho es, en algún grado, una ley natural de la evolución
jurídica: nacido de la jurisprudencia, el derecho vive por la jurisprudencia y es por ella que se lo ve
frecuentemente evolucionar bajo una legislación inmóvil. Sin perjuicio de señalar que esta posición se
atempera en el curso de la obra, en la que se reconoce como fuente del derecho a las prácticas sociales,
señala tres ejemplos de sistemas-jurídicos en los cuales la regla del "derecho judicial" esinnegable: el derecho
pretoriano, el musulmán y el inglés.

Para Cruet la jurisprudencia es una colección de experiencias jurídicas, renovadas constantemente, en las
cuales se puede tomar en vivo la reacción de los hechos sobre las leyes. Por eso cree que la acción
jurisprudencial renovadora comienza por los tribunales inferiores, que son los que ven más de cerca los
intereses y deseos de los justiciables: una jurisdicción muy elevada no es apta para percibir tan rápidamente y
con claridad la corriente de las realidades sociales. De allí que considere absurdo conferir a los tribunales el
poder de completar leyes o precisar el sentido por medio de disposiciones generales con validez hacia el
futuro. Cruet ataca el llamado formalismo jurisprudencial, propio de los países del Common Law. Cuando
existe sobre un tema de derecho una jurisprudencia constante y uniforme, termina por adquirir una fijeza
equiparable a la de la ley; en ese momento el derecho del juez se convierte casi en el derecho escrito; los
abogados la respetan, y para ganar un juicio no Ja atacan de frente sino que dicen que no es aplicable al
caso. "La jurisprudencia, en ese momento, habiendo evolucionado contra el derecho, debe evolucionar contra
ella misma, lo que es más difícil y más lento, ya que todo cuerpo de derecho no tiende, como señaló Tarde, a
evolucionar sino a asentarse. Y si mucha anarquía es desorden, un poco de anarquía es progreso".
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Entiende que si todo el derecho se funda en la sociedad, la ley no es otro modo autónomo sino el
reconocimiento de lo que ya existe; las asambleas políticas tienen la iniciativa de las leyes, pero han dejado a
la jurisprudencia y a las costumbres la iniciativa del derecho. El legislador tiene el firme propósito de innovar, y
por sus leyes se considera frecuentemente un creador: pero no crea nada si no recepta los usos compartidos
y no reconoce las concepciones enraizadas en la población. El derecho, según este autor y según Gabriel
Tarde, es la conclusión de un silogismo práctico, del cual la premisa mayor está constituida por los deseos,
necesidades y apetitos de Jos miembros de la sociedad, y la menor, por sus creencias, ideas y conocimientos.
Toda modificación en el estado de los deseos o creencias tiene necesaria contrapartida en el derecho. Si a
pesar del silencio, de la oscuridad de la ley y las irregularidades cotidianas, la sociedad en conjunto parece
moverse dentro del círculo de la legalidad, esto es sobre todo porque las prescripciones de los textos
coinciden en general con las exigencias de las costumbres. Cruet estima que si todos los ciudadanos,
conocedores de todas las leyes, las aplicaran con devoción y fanatismo, respetando todas las formalidades, la
vida social sería de una insoportable complicación: reconoce por ende las funciones negativas del ritualismo
jurídico en la vida social varias décadas antes de que se formulara en el funcionalismo sociológico.

Léon Duguit

Se opone tanto a los juristas ortodoxos como a los marxistas, sostiene que la clase burguesa carece de
derecho de poseer con exclusividad los instrumentos de producción, tampoco la clase obrera tiene ése
derecho.

La noción de derecho subjetivo (poder perteneciente a una persona para imponer a otra su propia
personalidad) es una noción metafísica, según su juicio, que no debe tener lugar en la organización positiva
de las sociedades modernas. Esto sólo bastaría para calificarlo de organicista y positivista.
Esta posición extrema se justifica en una concepción social del derecho, según la cual los nombres, para
formar parte de un grupo social y de la humanidad, están sometidos a una regla de conducta que se les
impone: no tienen derechos, pero todos están obligados a obedecer la regla social. Todo acto individual que
viole la regla social provoca una reacción que, reviste diversas formas según tiempos y países. En este
sistema fundado en postulados, los primeros son la existencia de la regla social, su fundamento en la
solidaridad, y la definición de la regla social como regla de derecho, no como regla moral, por aplicarse sólo a
las manifestaciones exteriores de la voluntad humana, que impone a los hombres los actos con valor social.
Dicha regla social no es absoluta ni ideal, sino un hecho que cambia como las sociedades humanas: deriva de
su estructura infinitamente variable.

Esto es, según terminología funcional más moderna, un prerrequisito funcional; pero asume diversas formas
(hechos sociales) expresadas en variadas formulaciones que son reglas de derecho. Si lo primero se postula,
lo segundo puede determinarse empíricamente. En todo caso, esta regla social deriva de la estructura social,
y por ello el derecho depende de la sociedad de la que emerge.

A partir de estas ideas se le ha imputado un anarquismo que, bien visto, no existe. El fundamento de la
imputación es que reconoce a cada persona la posibilidad de rehusar la obediencia de la ley con el pretexto
de que no es conforme a la noción que tenga de "regla de derecho”. "Ciertas reglas de derecho han
penetrado en un momento dado tan profundamente en la conciencia dé los hombres, y con tal generalidad,
que la ley que la reconozca tendrá una adhesión casi unánime"

En un porvenir que cree cercano, Duguit piensa que los gobernantes harán cada vez menos leyes porque las
relaciones de los individuos serán regidas, sobre todo, por reglamentos convencionales, que las autoridades
no deberán ni sancionar ni controlar ni vigilar. Las derivaciones de su pensamiento caen en varias
oportunidades en situaciones que de practicarse tendrían el efecto opuesto al que supone. Por ejemplo, al
tratar del acto administrativo y del jurisdiccional, considera que éstos emanan de una voluntad individual, sea
del jefe de Estado, ministro o juez, que toman una decisión que en nada se distingue de la voluntad de
cualquier particular.

Expresa así que la voluntad individual no puede producir efectos sociales, salvo si es conforme a la regla de
derecho, a la regla social.Si no se acepta la idea contraria, según la cual el acto administra- tivo es un acto
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como cualquier otro, que sólo produce efectos si está de acuerdo con la regla de derecho, el particular no está
protegido contra la arbitrariedad.

Destacamos dos críticas a la posición de Duguit. La primera es de Roscoe Pound, que no entiende de qué
modo puede ayudar al jurista el desarrollo alcanzado por Duguit en su obra, , no cree que pueda determinarse
empíricamente sino que cada uno lo hará con sus propios valores. La segunda crítica es de un autor nacional,
más extrema, pro- bablemente errada. Enrique Martínez Paz sostiene, refiriéndose a nuestro autor: "Su gran
cruzada contra la metafísica del derecho resulta en definitiva un intento de demolición de todo derecho... por
eso ha podido muy bien calificar Esmein esta doctrina como una quimera anarquista y Hauriou como un
anarquismo doctrinal, y hasta servir de fundamento a la tiránica legislación bolche- vique"

Estado nacionalsocialista se constituye en hegemónica e indiscutible autoridad. No obstante esta importante


diferencia, no cabe duda de que la concepción de Duguit sirvió con claridad a los intereses autoritarios y
totalitarios de esos sistema

Georges Gurvitch.
La caracterización de este autor como organicista el último que consideraremos en esta escuela, pues
preferimos colocar a Ihering entre los juristas que parten del interaccionismo en su concepción, a pesar de
que también presenta ideas organicistas, surge de su firme respaldo a Durkheim, y su consideración del
derecho como hecho social (hecho normativo, según su definíción), que une la autoridad a la garantía social.

se opone a las doctrinas que, consolidadas con el iluminismo, atribuyen al Estado el monopolio del poder
político, reduciendo todo a derecho estatal, única fuente por desvalorización de las tradicionales como la
costumbre, decisiones judiciales y doctrina. Su posición, que llama "pluralismo jurídico", se funda en la idea
según la cual el poder jurídico no reside sólo en el Estado sino también en muchos otros entes diversos e
interdependientes: existen numerosos ordenamientos jurídicos. La ley del Estado no es la única ni la principal
fuente sino sólo una de ellas. El Estado no es más que un pequeño lago profundo en un inmenso mar del
derecho que lo circunda por todas partes, y el poder jurídico, la fuente principal del derecho y el derecho
mismo residen en los llamados hechos normativos.

Para llegar a esta idea debe rechazar las definiciones usuales de derecho, porque el fenómeno jurídico es
extremadamente complejo, encontrándose dentro de él elementos ideales y reales, estabilidad y movilidad,
orden y creación, poder y convicción, necesidades sociales e ideales sociales, experiencia y especulación,
ideas lógicas y valores morales. De allí, según el autor, la presencia de definiciones unilaterales: metafísicas,
trascendentales, normativas, psicológicas, utilitarias, materialistas y sociológicas, todas ellas consideradas por
Gurvitch como dogmáticas y arbitrarias, sin interés, salvo para el punto de vista del cual dependen. El modo
por el cual llega a su definición consiste, en primer lugar, en considerar imposible la elusión del "hecho
jurídico", que debe ser delimitado de los hechos sociales. Acude a categorías propias de la filosofía para fijar
la estructura formal de la experiencia jurídica inmediata: actos colectivos de reconocimiento de valores
espirituales y también encarnados en hechos socia-les en los que se realiza (hechos normativos). En segundo
lugar, la filosofía ayuda a determinar la característica universal de los valores jurídicos, elementos que varían
juntamente con la experiencia de los valores y las ideas lógicas

ACTIVIDAD
LAS LÍNEAS DEL PENSAMIENTO
SOCIOLÓGICO-JURÍDICO EN EL SIGLO XX

1 ______________________ Es Como consecuencia de la ruptura entre el positivismo y el organicismo se


presentan dos ramas. Una es el ____________ La otra es la del ___________

2 ________________ Estudia la solidaridad social a partir del derecho

3 _______________ su sociología del derecho aparece fundada en dos categorías: una, sociológica , y otra
jurídica.

4 ________________ El autor trata de relacionar los fenómenos sociales con los elementos pre sociales de
los Estados animales

5 ________________ Para él, los residuos son elementos constantes que representan sentimientos o estados
psíquicos subyacentes en diversos tiempos y lugares, y las derivaciones son los encubrimientos
racionalizadores.

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