Teorías Del Envejecimiento en El Adulto Mayor.
Teorías Del Envejecimiento en El Adulto Mayor.
Teorías Del Envejecimiento en El Adulto Mayor.
R.A. Kalish, añade otro patrón más en el que situar a las personas que
encuentran actividades o relaciones que dan sentido a su vejez, sean cuales
sean los cambios que en ella se produzcan.
Desde una lectura externa, podría pensarse que los dos primeros patrones y este
último, resultan más satisfactorios que el resto, permitiendo indicar que las
asociaciones entre las expectativas vitales y las relaciones sociales son
variables que predicen una vejez satisfactoria.
Las tareas de desarrollo no sólo indican las metas que la persona debe
perseguir, sino también aquellas que debe pasar por alto, llegada cierta edad.
Mientras que las metas “adaptadas” a la edad se ven reforzadas y apoyadas
socialmente, las metas “inadecuadas” quedan rechazadas y privadas del apoyo
instrumental necesario.
Loevinger (1976), atendiendo a la noción psicoanalítica del yo y a las tesis
morales de Kohlberg, elabora otra teoría que puede ser considerada como una
profundización teórica y empírica de los postulados de Erikson. Como todos los
autores evolutivos, considera al “yo” como el integrador del desarrollo personal.
En su teoría describe el desarrollo como un escenario de siete etapas que
transcurren desde lo presocial (infancia) a lo integrado (madurez), pasando por
la etapa impulsiva, la autoprotectiva, el conformismo, la etapa de la conciencia y
la fase de la autonomía. Cada etapa tiene sus propias preocupaciones, su estilo
personal y su manera de pensar y resolver los problemas.
Hay que destacar que la teoría de Loevinger sobre la “mitad de la vida”,
que según el investigador se produce entre los 40-45 años, abre el paso a la
adultez intermedia. En este período, los sujetos se interrogan sobre distintos
aspectos y valores de su propia vida, lo que les altera emocionalmente.
Levinson (1986) y sus colaboradores de la universidad de Yale
investigaron a unos 40 varones, a base de entrevistas y con el Tematic
Apperception Test, (Morgan y Murray, 1935), para estudiar diversas variables
(instrucción, religión, política, trabajo, ocio, amistad y relaciones familiares),
intentando encontrar lo que dieron en llamar la “estructura de la vida” y definieron
como “la pauta que subyace o diseña la vida de un sujeto en un momento
determinado”.
A lo largo de la vida, aparecen cuatro periodos de 20 a 25 años cada uno
con diversos niveles. La persona pasa de un periodo a otro por unas fases de
transición de cinco años de duración cada una, combinando las diversas
estructuras. En el desarrollo humano, por tanto, se dan fases relativamente
estables, en las que se construyen las estructuras y fases de transición, en las
que se cambian.
Levinson habla de la preadultez, la adultez temprana (17-45 años), la
adultez intermedia (40-65 años) y la adultez tardía (de los 60 años en adelante).
También menciona la última fase, la ancianidad (a partir de los 80 años), pero no
explica su estructura. Las fases superiores parecen ser las menos estudiadas
por Levinson. La transición de los 50 años suele implicar una nueva modificación
de la estructura. Sin embargo, el final de la adultez (55-60 años) viene a ser una
fase consolidada que ayuda a revisar toda la vida pasada.
En la psicología del desarrollo de la edad adulta son frecuentes, como se
ve, las teorías caracterizadas por las etapas vitales. Algunos autores las
describen como transiciones. Gould (1972, 1978), por ejemplo, habla de siete
transiciones, desde los 16-18 años, hasta los 50-60 años. Vaillant (1977) habla
de tareas fundamentales para una buena adaptación, divididas según las edades
de “establecimiento”, “consolidación” y “transición”. Keagan (1982) elabora varias
teorías evolutivas y propone seis fases de desarrollo (incorporativa, impulsiva,
imperial, interpersonal, institucional e interindividual) que avanzan no tanto en
función de la edad cronológica, cuanto en función del significado que se concede
al entorno. Curiosamente distingue entre planteamientos masculinos y
femeninos, para enfrentar las distintas fases.
Muchas de estas teorías de crisis normativa se basan en las ocho famosas
etapas de Erikson (1950, 1968) que él llamaba las “ocho edades del hombre”. La
literatura moderna sobre la psicología del desarrollo de la edad adulta parece
querer ir olvidando al varias veces mencionado Erikson, pero creemos que
siempre habrá que tenerlo presente. No en vano, él fue quien amplió las etapas
de Freud hasta ocho, cambiando su modelo psicosexual por otro psicosocial y
abriendo el camino para el estudio del ciclo vital que tanto juego ha dado desde
entonces.
Erikson (1950, 1968, 1985) explica el desarrollo humano, desde la infancia
a la senectud, como una búsqueda de la identidad personal, a través de ocho
etapas. La resolución positiva de cada etapa es de capital importancia para poder
acceder a las etapas siguientes. El conflicto propicia el paso de una etapa a otra
superior. Si esa “crisis” no se resuelve de forma satisfactoria, continúa
demandando energía y causando dificultades. Por tanto, toda personalidad sana
debe resolver la crisis de forma adecuada. La naturaleza de cada crisis es
diferente y se caracteriza por una bipolarización (positiva-negativa).
De acuerdo con Erikson, el problema fundamental que se encara en la
adultez es el de la generatividad frente al estancamiento. Respecto a la
generatividad, Erikson afirma que operamos dentro de tres dominios:
• el procreativo, que consiste en dar y en responder a las necesidades de
la siguiente generación,
• el productivo, que consiste en integrar el trabajo a la vida familiar y cuidar
a la siguiente generación, y
• el creativo, que consiste en hacer aportaciones a la sociedad en gran
escala.