Contraloria
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Don Roberto Villagra Reyes, presidente regional de O’Higgins del Colegio de Profesores,
consulta si existe la obligación de los docentes que se desempeñan en los departamentos
de educación de las municipalidades que indica, de rendir declaración de intereses y
patrimonio (DIP), al amparo de la normativa contenida en la ley N° 20.880.
Asimismo, doña Ana Jorquera Tapia, docente, pregunta si procedía que la Municipalidad de
Requínoa le solicitara efectuar la DIP, al asimilarse su renta al tercer nivel jerárquico de
jefatura de la planta de ese ente edilicio.
Cabe puntualizar que se tuvieron a la vista los informes emitidos por la Subsecretaría
General de la Presidencia y por los municipios de Pichilemu, Codegua y Requínoa, quienes
hacen referencia a lo consultado y a otros aspectos relacionados. En cuanto a la situación
de la interesada, esa última municipalidad manifiesta que requirió la respectiva DIP, debido
a que la remuneración que ella percibía era equivalente a la de un nivel de jefatura en esa
corporación.
Por su parte, es del caso anotar que las Municipalidades constituyen organismos
pertenecientes a la Administración del Estado, conforme lo dispuesto en el artículo 1°,
inciso segundo, de la ley N° 18.575, y quienes laboran en las unidades que las integran
tienen el carácter de funcionarios públicos, con independencia del régimen estatutario al
que se encuentren afectos.
Añaden esos pronunciamientos, que para el caso de las municipalidades que no cuentan en
su planta con empleos de ‘jefe de departamento’, hay que considerar que los entes
edilicios se estructuran sobre la base de diversos niveles jerárquicos, el primero de los
cuales corresponde al alcalde y el segundo a los directores, por lo que el tercer nivel
jerárquico estará conformado por el resto de los servidores directivos que tienen asignados
grados inferiores al último de los ‘directores’. En consecuencia, el empleo directivo de
grado más bajo fija el piso del grado de las plazas de jefaturas, profesionales y técnicos que
deben efectuar una DIP en una municipalidad.
Así, sólo en aquellas situaciones en que no sea factible determinar la referida equivalencia
mediante el grado, deben cotejarse las remuneraciones permanentes fijadas para la plaza
directiva que establece el piso respectivo y las del empleo que corresponda (aplica
dictamen N° 26.204, de 2017).
Al respecto, cabe anotar que las plantas de las municipalidades aludidas no contemplan los
cargos de ‘jefe de departamento’ ni en el estamento de ‘Directivos’ ni en el de ‘Jefaturas’,
por lo que, con arreglo a la citada jurisprudencia, debe atenderse al empleo directivo de
grado más bajo.
En tal contexto, acerca de la situación de doña Ana Jorquera Tapia, se aprecia que en el
estamento ‘Directivos’ de la planta de personal de la Municipalidad de Requínoa el directivo
de graduación más baja tiene asignado un grado 8, debiendo sólo presentar su DIP los
directivos, jefaturas, profesionales y técnicos que posean ese grado o uno superior, o que
perciban una remuneración equivalente a ese grado, o la superen, situación que no
ocurriría en la especie, ya que según se advierte de los antecedentes tenidos a la vista, ella
percibiría una remuneración equivalente a un cargo de grado inferior al ya señalado.
Consecuente con lo expuesto, procede que los docentes que se desempeñan en los
departamentos de educación de las municipalidades deban rendir la pertinente DIP, en el
evento que sus remuneraciones sean mayores o equivalentes al tercer nivel jerárquico de
la respectiva planta municipal, en los términos indicados.