Bravo Tedin - Cronica de Cuatro Siglos
Bravo Tedin - Cronica de Cuatro Siglos
Bravo Tedin - Cronica de Cuatro Siglos
EXPLICANDO
LA EPOPEYA DE UN PUEBLO
Conclusión
Lo anterior no es sino una breve, muy breve síntesis de una Historia del agua de La
Rioja que marca paso a paso o gota a gota, esta larga, trabajosa y sedienta historia del
pueblo riojano. Sus sufrimientos, sus luchas, no han terminado ni mucho menos e
incluso planea sobre muchos proyectos industriales y agrícola-ganaderos como un talón
de Aquiles difícil de obviar o no prestar atención.
Este optimismo desusado de técnicos, gobernantes y pueblo en despliegues económicos
sin límite, en industrializaciones futuras, pareciera olvidar que todo ese despliegue y ese
futuro dependen del agua, trabajosamente sacada a las entrañas de la tierra o
difícilmente contenida en represas y diques. Es decir, la historia nos muestra lo difícil
que ha sido todo, que aun no se ha terminado ni sacado provecho a muchas obras que
costaron mucho dinero y esfuerzos, que si La Rioja pretende incrementar su industria y
su potencial económico, en el agua tiene su solución, pero también su gravísimo
problema y que las ansias de progreso no pueden hacer olvidar lo frágil y adventicio de
su basamento. La lucha ha sido heroica pero no debemos olvidar que lo seguirá siendo.
Los orígenes de las ciudades y poblados argentinos obedecen a distintas causas. Así en
la pampa en un principio fueron fortines, postas fortificadas o destacamentos militares.
Enrique Martínez Paz refiriéndose a los poblados del sur de Córdoba dice: “Las
poblaciones del sur se levantaron con el propósito de defensa contra los ataques de los
indomables y audaces pampas”. Y agrega: “El régimen de los fortines, destacamentos
militares, abandonados en el desierto y que servían de vigías y defensa contra las
invasiones, no sólo era un medio táctico militar, sino la base de núcleos de población
de las guarniciones, rasgos peculiares de la vida social que, de algún modo, persisten
hasta nuestros días en aquellas poblaciones”.
En La Rioja la cuestión fue distinta, pues el origen poblacional –y a eso lo establece
perfectamente Juan Alfonso Carrizo en la introducción a su cancionero popular– de la
mayor parte de las actuales ciudades y villas fueron las estancias.
Jorge Maldonado, dice en unas paginas muy certeras: “Fueron las primitivas estancias
fuente de inagotables recursos que coadyuvaron al sostenimiento económico de las
flamantes fundaciones.
“La cría de ganado mayor y menor, la explotación de bosques minas y canteras, las
plantaciones de vides y frutales, el cultivo de trigo, maíz, tabaco, la provisión a la
ciudad de abundante mano de obra y de materia prima para las incipientes artesanías
de lana, cuero y madera, alentaron el afincamiento asegurando el progreso humano”.
Podemos entonces hacer una breve tipología. En las pampas, en Córdoba, Buenos Aires,
Santa Fe y el norte argentino las poblaciones y ciudades actuales tuvieron generalmente
un fortín por piedra basal. En La Rioja, una estancia. La causa quizás no bien exaltada
ni considerada: la mansedumbre y bonhomía de los indígenas.
Algunas dificultades
Mucho es el material, actas, leyes y sesiones, que el viento se llevó. La incuria, el
maltrato o la desaprensión. Pero cien años de labor legislativa marcas algunas pautas
que es posible rescatar de este maremagnum y caos. Por empezar, antes de la primera
Constitución de 1855, al grupo de legisladores que apoyaban la acción del gobernante
se lo llamó Sala de Representantes, sinónimo que aún puede aplicarse. Lanzillotto
apunta algo significativo: “En general, el grupo de ciudadanos que la constituyeron –
muchas veces bien representativos de sus departamentos– cumplió la tarea de apoyar
los actos del Ejecutivo fuerte o sostenido por el poder del hombre fuerte de cada
tiempo”.
Este núcleo de ciudadanos que conformaban ese grupo o Sala de Representantes era de
una misma clase social y lo fue hasta por amiguismo, por parentesco, por muchas
razones que el grupo que detentaba el poder establecía.
No apoyamos, sin embargo, algunos comentarios del autor citado respecto a que “La
Rioja de los prolegómenos del ´90 era distinta La Rioja montonera, pero de ningún
modo mejor. El gobierno seguía sucediéndose entre los representantes de las antiguas
familias coloniales”.
Pensamos, luego de consultar las actas electorales de 1864 a la actualidad, que las
practicas electorales en todos los tiempos plagadas de yerros, abusos, fraudes y
protestas, muchas protestas, sirvieron para que paulatinamente la civilidad y su
participación en elecciones y en la cosa pública fuera de más en más aumentando y
calificándose.
Es cierto que desde un principio se violó sistemáticamente y a sabiendas la voluntad
popular. Es cierto que el fraude como sistema imperó hasta tiempos relativamente
contemporáneos, pero también no es menos cierto que esta ágil, frecuente y activa
forma de participación de los ciudadanos riojanos a todo lo largo de estos 130 años de
vida constitucional, con todos sus yerros, con todas sus mentiras fueron mejorando la
vida cívica, fueron arreglando paso a paso un sistema que estuvo siempre bajo el signo
del nepotismo, el favoritismo y el camanduleo.
Es así que La Rioja en este tiempo tuvo cinco Constituciones y una reforma parcial de
su carta magna y fueron estos instrumentos más dos leyes fundamentales anteriores, los
que procuraron receptar los principios básicos fundamentales de la Constitución
Nacional. El primer estatuto local data del año 1855, el segundo de 1865, el tercero de
1909, el cuarto de 1949 y el quinto de 1986.
Hay también la reforma de 1933 y la eliminación por decreto-ley de la Constitución
peronista. Complica un tanto la síntesis de la labor múltiple desarrollada en estos cien
periodos legislativos regulares, el hecho de haberse enumerado las leyes en tres formas
distintas o series, en la multiplicidad de leyes electorales, tema éste tratado con sin igual
certeza por el citado Mercado Luna en un trabajo especifico sobre esta cuestión y en la
desaparición de actas.
En lo cultural:
“Creación de la Escuela de Ciencias Económicas, base de la actual Universidad
Provincial de La Rioja; creación del Profesorado anexo a la Escuela Normal, que
aunque de resorte nacional, fue logrado a través de minutas y gestiones del gobierno
provincial.
Creación del Consejo Editorial del Estado con la finalidad de publicar las obras más
trascendente para La Rioja. Este Consejo Editorial se ensayó con Zoonomía Riojana de
Celindo Mercado, Cuentos Populares de la Rioja de J. Z. Agüero Vera, y otros.
Creación de la Escuela de Diseño y Técnica Artesanal y del Instituto de Profesorado de
Artes Plásticas, cuyo director y propulsor fue Mario Edgar Aciar. Además se
reestableció y jerarquizó el Museo de Bellas Artes Municipal encargando a Miguel
Dávila su dirección. En este aspecto –subraya Mercado Luna– merece destacarse la
Dirección de Cultura dirigida por Carlos Cáceres.
“Todas estas medidas y otras, pueden inscribirse como un verdadero movimiento
literario y artístico en la provincia que ciertamente marcó una época”.
Justicia:
En esta cuestión se produjo la restructuración con total autonomía de la Fiscalía de
Estado que pasó a ser no un organismo dependiente sino de contralor y fiscalización
tanto que por vez primera en la provincia la Fiscalía demandó al propio gobierno por
actos y decretos que no se observaban la Constitución.
También se mantuvo el sistema oral a pesar de retornare a la Constitución anterior
(1933). También marcó una época reconocida la independencia del Poder Judicial,
produciéndose en este periodo una serie de juicios contenciosos administrativos en
contra del Poder Provincial.
Salud Pública:
Creación por ley del A.M.I. (Asistencia Médica Integral). Este anhelo del partido fue
presentado a la Legislatura por el diputado médico doctor Lauro Busleimán Cabrera.
Y por último la ley de tierras que puso fin a un pleito centenario en Chamical. Fue la ley
de Saneamiento de Títulos mediante el procedimiento de auto-expropiación.
Una ley similar en materia de tierra fue dictada para la merced de San Isidro de Sierra
de las Minas.
Fue –sintetiza Ricardo Mercado Luna– una Legislatura muy respetuosa y que no tuvo
mayores problemas.
La casa de las leyes
Integrada la Sala de Representantes, como se decía en aquel entonces, hubo que buscar
un lugar físico para sesionar.
El primer testimonio sobre esto es de enero 20 de 1854 y es una carta dirigida al
Excelentísimo Presidente de la Honorable Sala de Representantes de la Provincia; que
firma Ángel María de la Colina y en la que dice:
“El infrascripto remite a V.H. el archivo perteneciente a la Legislatura de la Provincia
a continuación del oficio 19 del presente (enero) en prolijo inventario como se le
ordena (es bueno saber que de este archivo que menciona De la Colina, nada ha
quedado).
“E igualmente remite la llabe de la casa que debe ocupar la Soberanía que es la de
Don Francisco Albares contratada al precio de tres pesos mensuales debiendo dicho
señor poner una dosena de sillas para el servicio, con una mesa perteneciente al Estado
con una salibadera de cobre que no pertenece a dicha casa. Quedando el infracripto
obligado según orden que tiene el Exmo. Sr. Gobernador de la Provincia a probeer de
papel, tinta y oblea y plumas.
“Dios guarde a V.H.”
El testimonio es más que elocuente: doce sillas, una mesa, salivadera. Y la suma de tres
pesos mensuales por el alquiler de la casa de don Francisco Álvarez que pasaría a la
historia como el medico de la montonera.
En sus amenas y vividas Crónicas Riojanas y catamarqueñas, Salvador de la Colina
cuenta refiriéndose a la Legislatura (1860) que “el local de las sesiones era una casa de
la plaza principal (25 de Mayo), que ocupa antes el banco nacional, y hoy pertenece a
la sucesión de Lorenzo Torres”.
Y dirá luego: “Recuerdo con bastante precisión el escenario y el drama. En una
pequeña mesa, con carpeta hecha de algodón, a cuadros blancos y azules, estaba el
presidente don Amaranto Ocampo, y rodeaban la pieza en sillas con asiento de suela
negra clavada con tachuelas amarillas, los diputados: don Lorenzo Pizarro, don Ángel
Mariano de la Colina, don Nicolás Carrizo, don Lorenzo Antonio Blanco, don
Francisco Solano Granillo, mi padre (que era diputado y ciego) y otros que no tengo
presente”.
Tal era el edificio de la Honorable Legislatura en sus principios. Y que ahí debe haber
permanecido casi 30 años.
El 17 de agosto sanciona con fuerza de ley la autorización del Poder Ejecutivo “para
contratar con el Ingeniero D. Arturo Castaño, la construcción de dos edificios en el
municipio de la Ciudad; debiendo uno de dichos edificios ser para la H. Legislatura de
la Provincia y el otro para las oficinas de la Municipalidad”.
Y en su articulo segundo la Legislatura decía: “El primer edificio de que habla el
articulo anterior será construido en la parte de terreno sobrante al fondo donde se
construye actualmente la Escuela Normal “Telechea”.
En la época de las dos legislaturas, 1985, funcionaban una en casa privada y la otra en el
edificio de la Plaza 25 de Mayo.
Que de estas cuestiones la Legislatura tomó debida nota lo vemos perfectamente
establecido en el articulo 61 de la Constitución de 1909, en el que se dice: “Las sesiones
se celebran en un local fijo y serán públicas, a menos que ella resolviese lo contrario”.
No podía pues sesionarse en cualquier parte, sino en un local expresamente determinado
para la Legislatura.
El 1º de enero de 1907 la Legislatura expresa en una nota: “Al Poder Ejecutivo de la
provincia. Tengo el agrado de comunicar a Usted que la H. Cámara en sesión de fecha
29 de diciembre próximo pasado, ha resuelto adoptar, desde el miércoles 2 del
corriente para su recinto, el salón penúltimo de la izquierda del 2º departamento del
cabildo que ocupa actualmente la Casa de Gobierno”.
Luego la Legislatura pasó a establecerse donde actualmente funciona.
Leyes sociales
En respuesta al interrogante planteado de las leyes sociales que fueron aprobadas en
estos periodos legislativos, Cavero manifestaba: “Quizá la más importante y
revolucionaria fue la creación del S.N.I.S. (Sistema Nacional Integrado de Salud). Fue
muy polémica pero se pudo llevar a cabo e implementar. Se le dio también mucha
manija a leyes sociales de distintos tipo”.
Planes de colonización
“En esa labor legislativa –afirmaba Cavero– estaba la bodega tipificadota de
Chilecito, la de frutas y hortalizas de Chilecito, la planta fruti hortícola de San Blas de
los Sauces y de La Rioja”.
Durante el gobierno de Menem se logró la equiparación de los títulos de nuestra
universidad a nivel nacional y la creación de las sedes universitarias de Chilecito y
Chamical.
“No dejar a los salvajes unitarios pisar con su inmunda planta el territorio de esta
provincia”
La perdiz está levantada. Así, al día siguiente el gobernador catamarqueño Navarro
envía comunicaciones a distintas autoridades. En la que le envía al gobernador de La
Rioja, Manuel Vicente Bustos le dice:
“¡Viva la Confederación Argentina! ¡Muera el loco traidor salvaje unitario Urquiza!
“Catamarca, febrero 4 de 1852.1 Constituido el infrascripto en el estricto debe de
conservar a toda costa la tranquilidad de su provincia, la seguridad individual de sus
conciudadanos, y en la parte que le sea posible los sacrosantos derechos de la Nación,
está dispuesto a tocar todos los recursos con que cuenta, y sacrificar su existencia
misma para no dejar a los salvajes unitarios pisar con su inmunda planta el territorio
de esta provincia y predar los intereses de los fieles catamarqueños, que en nada han
ofendido a sus injustos agresores. Partiendo de estos principios, el que firma ha
levantado en armas la provincia de su mando, y se ha puesto en expectación vigilando
sobre todos los puntos para no dejar impunes a los que intentaren saquearla y robarla.
A este mismo fin, no pierde momentos en indagar las marchas, y el rumbo que pueden
tomar los bandidos, que partiendo de la República de Chile, pretenden poblar estas
provincias de lágrimas y de sangre. Las dos adjuntas copias darán a V.E. alguna luz de
la actitud amenazadora que han tomado, y de que es muy probable que tomando el
rumbo de Vinchina sea esa provincia la primera que experimenta los funestos efectos
de sus pérfidas intenciones.
“Para este caso, está dispuesto el infrascripto a concurrir con las fuerzas a su mando
al punto que V.E. le señale, lo mismo que espera que si tomaren el rumbo con dirección
a ésta, V.E. se dignará protegernos con sus fuerzas para asegurar el escarmiento con
que deben ser aleccionados hasta su exterminio.
“Espera de igual modo este gobierno que V.E. tendrá a bien comunicarle
oportunamente todas las noticias que ha adquirido, o adquieren a este respecto de los
que vinieran a esa provincia procedentes de la República de Chile a sus negocios
comerciales, o con cualquier otro objeto”.
La anunciada invasión preocupaba en extremo a los gobiernos rosistas de La Rioja y
Catamarca. Así, además de los consabidos slogans sobre los unitarios, frases que muy
pocos días después sean exactamente las contrarias, observamos en los documentos
transcriptos algunos nombres que luego seguirán sonando en la historia argentina. El
más notable, el de Felipe Varela, dedicado hasta ese entonces, más que nada, a labores
de pastoreo, a llevar arrias a Copiapó y a hacer funcionar su molino de Guandacol, y
que no obstante eso, ya tenia buenos antecedentes guerreros. Otro aspecto a resaltar es
el deseo de coordinación de fuerzas entre ambos gobiernos, teniendo en cuenta la
importancia de la fuerza invasora, los nombres de sus capitanes y la seriedad de los
informantes.
El 6 de febrero en otra misiva urgente a Bustos, Navarro le informa desde Catamarca:
“En estos momentos acaba de tener aviso el infrascripto por el jefe departamental del
Fuerte (de Andalgalá) que el salvaje unitario traidor, Crisóstomo Álvarez con su horda
de vandalaje, en número más de 400, ha invadido Santa María, departamento de esta
provincia, después de haber manifestado su insuficiencia ante las fuerzas capitaneadas
por el excelentísimo de Salta, retrogradando desde los Molinos para traer a pueblos
que juzga más débiles, la desolación y el pillaje. Este gobierno ha dispuesto una fuerte
división compuesta de las dos armas, que marchará hoy para trabajar de acuerdo con
el general Balboa, a quien también se ordena comunique a V.E. repetidos avisos por
aquella vía a fin de que arregle a V.E. sus marchas, y en combinaciones bien
calculadas e indefectibles se logre el escarmiento de aquellos empecinados y delirantes
enemigos de la quietud y orden general.
“Se servirá V.E. instruirse de la adjunta nota para el excelentísimo de San Juan y darle
una rápida dirección para obtener resultados oportunos, como interesantes al bienestar
común de estas provincias”.
Finalmente, Navarro comentará la comunicación del gobernador salteño que: “Asegura
el infrascripto que con una respetable fuerza persigue y perseguirá a esa horda de
salvajes unitarios hasta concluirlos y exterminarlos en cualquier parte de la República,
de modo que arreglada por esta parte del Sud otra fuerte expedición, es más que
evidente el castigo que vienen buscando de la justicia de los pueblos esos ilusos
traidores salvajes unitarios”.
Estas notas, redactadas con la premura que los acontecimientos marcaban, muestran que
poco antes del dramático desenlace, del que faltaban aun muy pocos días, las provincias
del Noroeste, San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta y Tucumán se habían combinado
militarmente para destruir la columna invasora a la brevedad.
Pudiendo ponerse de relieve por la rapidez de que hacía gala el invasor si tomamos
razón de las distancias que se anotan en los informes pertinentes.
En realidad, Navarro, por cuya provincia habían entrado los invasores, no sabia bien
donde se encontraban, por lo que a todos los gobernadores próximos comprometía en la
lucha contra el salvaje unitario.
Interregno rosista
Rosas, impone sí un gobierno fuerte; impone sí una suerte de conciencia nacional e
impide la penetración sin barreras del comercio y de la industria extranjera. Durante sus
años de pax romana, paz basada en el terror y en la aceptación ciega a sus dictados, la
economía del país, estancada e incluso arrasada por años de indiscriminado accionar,
aumenta su vigor y crece. El país ve incluso derrotadas militarmente a las fuerzas
invasoras conjuntas y una plena toma de conciencia de que éramos una Nación y un
pueblo, hizo carne en el país. Quizás don Juan Manuel no adecuó su pensamiento al
paso del tiempo y éste lo dejó de lado.
Quien lo sustituyó tenía conciencia de lo que el país necesitaba.
Fue por ello que levanta enhiesta y vigorosa la idea del federalismo e incluso prosigue
usando la divisa punzó. Pero a ese federalismo de hecho y que se basaba en mucho en la
existencia de un poder unipersonal fuerte y sin trabas, Urquiza agregaría el federalismo
de derecho, con un compromiso formal y taxativo, con una Constitución que
encuadraría a los hombres a los intereses regionales y particulares y los llevaría a
aceptar que de ahora en más sería ese marco de la ley y no otro que obligaría al país, sus
hombres e instituciones.
LA NOVELA DE VARELA
El periodismo moderno
Los años de la Concordancia son años que en La Rioja se expresan en una interminable
serie de periódicos tales como el Calchaquí, La opinión, Tribuna, El Zonda, La Voz del
Norte, Yunque, El Progreso, La Rioja, El Descamisado, Nueva Era y otros.
De todos estos, sin duda, podemos rescatar por significativos y batalladores a El Zonda
y La Rioja.
Estos eran periódicos con todas las de la ley. Noticias locales, comentarios, noticias
nacionales, internacionales y toda la variada gama de secciones con que cuentan los
diarios modernos. Del periodismo de estas décadas sobresale La Rioja que dirigiera el
periodista y escritor Ángel María Vargas.
Con este medio podemos decir que la provincia accede al periodismo moderno y
dinámico de los tiempos modernos. Pero no podemos pasar por alto publicaciones
especializadas como Láinez que dirigiera por más de una década el hace poco
desaparecido Estargidio de la Fuente y que se constituyera en el más autorizado vocero
de las necesidades e inquietudes de los docentes riojanos.
Conclusión en democracia
Inexorablemente el periodismo gráfico, aquí y en todo el mundo, ha dado paso al
periodismo radial y televisivo. Y así a medida que el periodismo gráfico en la actualidad
en La Rioja cuenta con dos periódicos y una revista, el radial tiene doce radios FM con
posibilidades futuras de otras tantas más, y un canal televisivo regional.
A lo largo de toda esta historia de 130 años algunas cuestiones se han planteado que son
dignas de tenerse en cuenta. Antes, en el siglo pasado especialmente, el monopolio
informativo llevó a ridículos excesos. Primera conclusión: el Estado es mal periodista.
Hoy el casi monopolio sigue planteado. Tres radios oficiales y varias recién nacidas,
pequeñas y privadas. Un canal oficial absolutamente monopolizado por el gobierno. La
Rioja en esta cuestión de la censura tiene una historia por demás interesante y
abundante. Leyes de prensa han surgido en todos los tiempos, tratando de amordazarla.
Segunda conclusión: al Estado riojano siempre le gustó censurar.
La solución a este estado de cosas: un periodismo gráfico con contados medios y una de
día en día, más significativa presencia de los medios radio-televisivos oficiales hace
necesario el mayor control de los mismos por todas la fuerzas políticas en vigencia en la
provincia. Como se practica y estila en las democracias europeas.
Mientras no exista ese control por parte de las fuerzas democráticas por el pueblo a
través de los partidos políticos, la libertad de prensa en La Rioja no tendrá plena
vigencia.
Luis Fernández Zárate, maestro de periodistas riojanos, dejó escrita una muy interesante
Historia del periodismo de la Rioja que abarca hasta bien entrado el siglo actual
cronológicamente. Es una lastima que siga esta obra de incalculable valor, inédita. Pues
de haberse publicado, los riojanos se asombrarían de las decenas y decenas de
periódicos de todo tipo que aparecieron en esta provincia desde hace más de 130 años.
En el siglo actual la proliferación de diarios, periódicos y demás ha sido tan grande que
en la época de mayor esplendor del periodismo riojano (1920-1940) además de La
Crónica, La Democracia, La Justicia, El Velazco, El Independiente, El Radical, El
Zonda, La Rioja, El Calchaquí, y muchos más, aparecían revistas, periódicos de ideas,
profesionales, y esa revista que todavía nos asombra y llena de respeto como Láinez,
órgano de la docencia riojana.
Pero algo que debemos tener muy en cuenta: el primer periodista de La Patria, Carmelo
Valdés, fue perseguido por sus ideas; Rosa Bravo tuvo que huir de la provincia porque
lo persiguieron; Carlos Quiroga, de la plana mayor del primer El Independiente, estuvo
preso y fue perseguido, y si seguimos la negra crónica de la censura en La Rioja
podremos llegar hasta nuestros días sin mayor inconveniente, por no hablar de
cuestiones obvias como la censura de la Revolución Libertadora, la censura de la
Revolución Argentina de Onganía, la censura del Proceso de Reorganización Nacional.
Casi, casi podríamos decir que fueron muy pocos los años sin censura que ha habido
entre nosotros desde que comenzó la larga y prolífera vida del periodismo riojano.
Por eso, esto que ahora tímidamente entre algunos, y con mayor virulencia entre otros,
se quiere imponer como el derecho a réplica, no es sino algo ya archiconocido y
practicado en La Rioja y por supuesto en el país: evitar que los periodistas y los
ciudadanos en general utilicen los medios de comunicación para expresar libremente sus
ideas. Y este melifluo derecho a réplica se lo endulza o trata de hacerse pasar como
producto de buena calidad, so capa de proteger honores y famas. Y cuando no se utiliza
esta frase, se echa mano a la palabreja que supieron usar con harta frecuencia los
gobiernos conservadores y los peronistas: el desacato.
La obra de Paoletti
Si estimamos la significación inmensa de este libro de Alipio Paoletti lo hacemos tras
considerar los demás testimonios e historias aparecidas en los últimos tiempos como
consecuencia de las múltiples revelaciones que quedaron al desnudo tras el fracaso del
régimen militar y la ascensión de la democracia al poder.
Quizás lo que les faltaba a esos testimonios e historias era una ajustada valoración de
los diferentes factores que integraron el drama. Y es aquí, justamente, en esta
concepción global de una etapa imborrable de la historia argentina con la que Paoletti,
pocos meses antes de su muerte, escribió el más logrado, cabal, profundo, sincero y
permanente testimonio de lo que fue esa etapa.
Atahualpa Yupanqui supo decir que el verdadero amor al folklore lo tuvo al conocer La
Rioja, sus cantos, sus poetas. Este reconocimiento del máximo exponente del folklore
nacional tiene sus raíces, quizás, en una lejana visita que supo hacer a la tierra de
Facundo allí por 1939. Sin duda que conocía los valores de esta tierra ríspida, agreste y
plena de tradiciones de todo tipo, pues el viaje de Atahualpa Yupanqui fue casi una
peregrinación a las fuentes en las que él quería abrevar.
Hace algunos años recaló en La Rioja el director cinematográfico Nicolás Sarkis que
preparaba material para un filme relacionado con la inmigración árabe. Un día nos
comentó que no había recogido testimonios sobre racismo o, mejor, actitudes racistas
por parte de los nativos, ante la llegada de los turcos o sirio-libaneses. Le respondí que
yo sí tenía documentos que testimoniaban que a principios de siglo los riojanos no
veían con buenos ojos que, en vez de italianos o españoles, la provincia receptara los
mal llamados turcos o rusos.
Y le entregué copia de esos testimonios. A ellos podríamos agregar los pintorescos
denuestos que contra los turcos escribió en 1917 el doctor Cesar Reyes, a los que
calificaba de la peor manera apuntando un dato numérico de interés: en esa época ya
estaban viviendo en la provincia unos cuatrocientos turcos dedicados en su mayoría al
comercio ambulante y al corretaje.
Recogemos otro testimonio de 1939 y que nos dice claramente que el paso de los años
no había disminuido la inquina de los riojanos hacia los turcos.
Con motivo de una nota aparecida en el periódico riojano La Voz del pueblo (1939), en
la que se hablaba peyorativamente acerca de los turcos, árabes y sirio-libaneses, el
periodista Pedro Camilo Alem publicó una nota en la que refutaba los conceptos del
Menguele pueblerino: “Durante el último proceso electoral, cuando se mencionaban
nombres para candidatos a diputados provinciales, haciéndose más recio el tejemaneje
de la política lugareña, no dejó de causarme molestia e inquietud el hecho de que en la
prensa y en corrillos donde se comentaba la cuestión, la denominación de extranjeros,
turcos, árabes, etcétera, estaba en boca de algunos en forma despectiva y hasta
insolente, máxime cuando se referían a personas actuantes en ciertos departamentos”.
Y Alem, descendiente de sirio-libaneses, pero argentino y riojano en todo lo que hizo y
trabajó y cuyo nombre y apellido lleva hoy el estadio oficial de La Rioja, no podía
menos que lamentar esas desagradables muestras de intolerancia.
“En las sociedades humanas existió, existe y seguirá existiendo, mientras no lleguen a
la perfección, la lucha entre los buenos y los malos, entre los sanos de espíritu y los
corruptos, entre los capaces y los que no lo son en los diferentes órdenes de la vida,
entre los que tienen almas de santos y los pillos. De esta ley –afirma Alem– no nos
escapamos los argentinos ni los extranjeros que habitan nuestro suelo amparados en la
libérrima Constitución. No pretendo –aclara– incitar a la polémica sobre el problema
de las razas ni del derecho de los extranjeros para compartir en la vida nacional,
porque esa cuestión ha sido ya debidamente debatida, defendida y aclarada en el
Parlamento Argentino por nuestro ilustre comprovinciano Joaquín V. González como lo
fue en el libro, en la cátedra, en el periodismo y la tribuna, por otros tantos maestros”.
Y entonces, Pedro Camilo Alem monta el picazo de la cólera y no puede menos que
salir a defender a sus antepasados y a los que como él se enorgullecen de sus
ascendientes turcos, sirios, libaneses, árabes, pero que se sienten al mismo tiempo
orgullosos de su argentinidad. Y así le dice al director del diario La Voz del Pueblo:
“Mi padre, señor director, fue libanés y mi madre riojana, corriendo por sus venas
sangre llanista. Menciono esto para que el lector sepa y se explique por qué defiendo
el nombre de los extranjeros y por qué hablo como lo saben hacer los llanistas, que
siempre supieron defender sus derechos de argentinos”.
Y a continuación puntualiza: “En la política riojana hay un porcentaje apreciable de
extranjeros, especialmente de árabes vinculados estrechamente a sus luchas. Caudillos
con votos que actúan con entusiasmo localista a la par de los nativos y que jamás se
quedaron con plata que los dirigentes les dieron para afrontar campañas, porque,
cuando por excepción la recibieron, le dieron su destino y porque sobre todo ´sus
elementos´ fueron y son sostenidos permanentemente por el peculio personal. Estoy
creyendo –afirma– y lo seguiré mientras no me prueben lo contrario, que ´esos árabes
y turcos´ no han degradado ni pisoteado jamás nuestros derechos de argentinos,
porque saben que son los de sus hijos.
“Si alguna excepción hubiera, lo que vendría a confirmar la regla de lo que sostengo,
con seguridad estuvo detrás de él algún profesional de la política criolla”.
Y Pedro Camilo Alem hace un desafío: “Señáleme, señor director, cual de mis
numerosos amigos árabes, turcos, sirios, libaneses, extranjeros que viven en todos los
departamentos de nuestra provincia fue capaz de degradar y pisotear sus derechos de
argentino.
Le pido sindicarlo –agrega desafiante– porque debemos depurar el ambiente. Yo hasta
ahora me he sentido y me siento espiritualmente digno de descender de Oriente, porque
conozco a los que de allá vinieron y están en la provincia.
“Los sé libres de poder provocar el ´asco y repugnancia´ como se expresa en el suelto
que motiva la presente, siendo en cambio, todos ellos factores de trabajo y progreso
hasta en la más lejana y olvidada ranchería riojana”.
Por esa misma época y como eco de campañas racistas antijudías producidas en el país,
también en La Rioja aparecieron sueltos de indudable raíz nazi.
No olvidemos el año 1939, en el que Pedro Camilo Alem sale en defensa de los árabes,
turcos, sirio-libaneses, injuriados por los comentarios racistas de un periodista que se
escudó en el anonimato, pero que no era en absoluto un hecho aislado y sin relevancia.
Actos, comentarios racistas, han existido y existen en La Rioja y en el país. Por eso
rescatamos la clara actitud de Pedro Camilo Alem, que supo dar la cara y salir en
defensa de gente de trabajo, a la que se le criticaba únicamente por ser de raza o religión
distinta. Uno de cuyos denostados hijos es hoy Presidente de la Nación.
UN CURIOSO ANTECEDENTE DEL CABLECARRIL A LA MEJICANA
En la segunda mitad del siglo pasado y en buena parte de éste, el escritor francés Paul
Groussac ocupa en la historia de la literatura argentina un lugar de singular relieve. Este
joven intelectual francés llega al Río de la Plata como tantos otros jóvenes europeos:
buscando nuevos horizontes que colmaran no solamente su curiosidad sino para
expandir la cultura europea y francesa. Algunos vinieron, estuvieron breve tiempo entre
nosotros y partieron. Otros, como Groussac, quedaron prendidos y prendados en estas
tierras y aquí realizaron obras titánicas y significativas.
Groussac, además de profesor en importantes establecimientos argentinos, realizó una
tarea de pionero en muchas cuestiones. La crítica literaria lo tiene como uno de sus
principales exponentes; la historiografía, el ensayo y muchos otros trabajos similares,
entre los que no podemos menos de mencionar su revista La Biblioteca, todavía hoy
digna de ser consultada.
Dardo Rocha diría en julio del ´90: “La revolución está en todas las casas, no se sabe si
el ejército mismo no se encuentra convulsionado y nadie podría asegurar que esta
noche no tuviéramos movimientos perturbadores. En todas partes, en las plazas y en las
calles, los ciudadanos se reúnen y se agitan y hablan, como de una cosa necesaria, de
una nueva revolución”. Lucio V. Mansilla hizo notar que ese estado era exclusivo de
Buenos Aires, “que no quiere resignarse a no ejercer la hegemonía política del país,
que continua siendo el seno donde se agitan las grandes pasiones que estallan con
rugidos, que hacen que los hermanos se desconozcan. Pero no se manifestaba en el
resto de la Republica; los vencidos del ´80 eran los vencedores del ´90.
Las citas que hace el historiador José María Rosa mostrando el supuesto carácter
hegemónico de la Revolución del ´90, como algo casi exclusivo de Buenos Aires, no
responde a la realidad que se vivió en esos tiempos ni menos a lo ocurrido en las
jornadas revolucionarias de julio del ´90. Asi en La Rioja, aislada más que ninguna otra
de la Capital Federal, pues aun el ferrocarril no había llegado a ella; ubicada a más de
1.100 kilómetros del epicentro revolucionario y comunicada exclusivamente por el
telégrafo y las mensajerías, vivió las jornadas de julio y los hechos anteriores y
posteriores con suma intensidad, tensión y preocupación por el curso de los
acontecimientos.
Gobernaba La Rioja desde el 24 de junio de 1889 el doctor Joaquín Víctor González,
joven de poco más de 27 años, poeta, ensayista, autor de una tesis universitaria Estudio
sobre la revolución, publicada en el ´85, que había ocupado una banca como diputado
nacional y que se perfilaba ya como una autentica promesa del pensamiento argentino.
La apreciación de Mansilla desconocía las repercusiones ciertas del hecho
revolucionario, al asignarle una significación local.
En La Rioja en todo este proceso, hubo un protagonismo que meditó profundamente la
cuestión, que elaboró sesudas consideraciones y que dejó para la historia certeras
apreciaciones sobre el tema, la importancia del nuevo partido político urgido en el
Frontón de la Florida y las consecuencias que tuvo para La Rioja y el país la Revolución
del ´90.
Un estudioso de la Revolución
Una disertación leída en el Salón de la Sociedad Tipográfica de Córdoba en el ´82,
serviría de base a Joaquín V. González para su tesis doctoral, sobre el tema La
revolución, ensayo de derecho político que vería la luz como libro polémico y
significativo en el 85, tiempos en los que en la Universidad de Córdoba se planteaba en
todas sus instancias una amplia renovación de ideas.
En su disertación decía el riojano finalizando sus estudios de derecho: “Me propongo
demostraros el derecho del pueblo a defender su soberanía por medio de las armas”. Y
agregaría luego: “La soberanía del pueblo es uno de los grandes descubrimientos de la
ciencia política”.
González echaría mano a un aparato erudito realmente notable.
No dejaría ejemplo sin citar ni historiador, político o filósofo sin consultar. Asombra
pensar que tan sólo tenía 20 años y medio el autor de ambos trabajos. Sinteticemos su
exposición: “Del fondo de la Judea se levantó el cristianismo. Jesucristo vino a redimir
la personalidad humana, levantándola de la esclavitud moral y política, y asimilándola
al hombre a su origen, a devolverle la chispa divina de la razón, que crea, piensa y
desarrolla todas las demás facultades.
“Él devolvió al hombre y al pueblo la soberanía y la igualdad ante Dios y la Ley, que
Moisés había predicado en otro tiempo diciendo: ´El derecho de vida y muerte reside
en la Nación´.
“El cristianismo es, pues, el que nos ha devuelto los derechos políticos y así, Guizot se
expresa: ´No es Montesquieu quien ha devuelto sus títulos al genero humano;
Jesucristo ha venido a levantar al hombre en la tierra al mismo tiempo que lo redimía
para la eternidad”.
Y dirá, luego de citar a todos los filósofos habidos y por haber que de algo de este tema
hubieran tratado, lo siguiente: “No existiendo la soberanía de origen sino en el pueblo,
la que posee el gobierno es la misma del pueblo delegada en él para que pueda poseer
su carácter de autoridad (…). Con el estudio de la filosofía de la historia y de la
práctica, se ha llegado a establecer que el gobierno republicano-democrático-federal
es el que más garantía ofrece a la libertad”. Y expresa: “Cuando los pueblos se hallan
en condiciones de practicarlo, tiene el derecho de establecerlo (el auto-gobierno) por la
razón o la fuerza, si es este el deseo de la gran mayoría. La democracia no es un
gobierno en el sentido estricto de esta palabra, es más bien una institución política por
la cual todos los individuos son iguales ante la ley, pero como la práctica hacía
imprescindible su introducción, se ha admitido en la composición del sistema como una
garantía para la libertad”.
Y es que para González la soberanía del pueblo, la democracia, la libertad son la base
para la republica deseada. Y así lo que favorezca esto ayuda al desarrollo del pueblo y
lo que no, el mismo pueblo puede y tiene la obligación moral de tirarlo por la borda, es
decir, ejercer sus derechos revolucionarios.
Es tal la síntesis del pensamiento de González en esta obra sobre la Revolución, que no
deja aspecto sin tocar ni comentar en su buceo sobre una realidad que interesaba
conocer a fondo. Así, denostará el militarismo, la falta de interés del Estado por instruir
a la población y sentenciará: “La instrucción primaria es el fundamento de nuestro
sistema, y a mi juicio, el gobierno que a sabiendas la descuida es el más criminal de los
gobiernos. Al mismo tiempo que viola un derecho sagrado del pueblo, degrada la
personalidad humana, privándola de uno de sus más santos patrimonios, el
perfeccionamiento de sus facultades.
“El gobierno que restringe la libertad de la prensa, comete un grave delito contra la
soberanía que el pueblo le ha delegado”. Y finalizará esta primera parte de su estudio,
al sostener que “la libertad de culto es otro de los derechos que reclama la conciencia
humana, y el gobierno que no la establece o protege cuando el pueblo se halla apto
para abrigarla en su seno, comete un atentado contra la libertad”.
La revolución justificada
González tiene muy en claro cuándo se dan las condiciones que justifican la revolución
y lo expresa sin titubeos: “La violación del pacto en cuya virtud, el soberano se halla
en el ejercicio del poder, o la violación de los derechos del pueblo, y la tendencia
natural del espíritu humano hacia la libertad, han dado origen a la revolución.
Ella es tan antigua como la sociedad, porque ésta desde su nacimiento cometió abusos
y violaciones”. E irá más a fondo al decir: “La revolución se funda en algo más grande
que las pasiones de un circulo y las ambiciones de una casta; ella es un crimen enorme,
cuando no es la manifestación de la voluntad de la gran mayoría de la nación, porque
en caso contrario puede decirse muy bien, que el pueblo autoriza con su silencio los
actos del poder que se pretende refrenar.
“Pero es un derecho sagrado cuando tiene por objeto castigar un gobierno despótico
que se arroga la suma de todos los poderes, y niega al pueblo los derechos evidentes
grabados por Dios en su conciencia; cuando es atacado por la fuerza y ahogado por la
sangre de las victimas. Al pueblo asiste, en este caso, el derecho de legitima defensa”.
Más González piensa que el término revolución es mucho mas abarcativo y profundo
del que suele tener en boca de ciertos personajes que abusan de la palabra, sin
considerar sus profundas connotaciones: “la revolución, cuando es justa y legitima, y es
el eco de la voluntad de la gran mayoría, no debe ser objeto de terror, porque siempre
es una lección provechosa para la humanidad; la historia nos muestra que la
revolución ha enseñado a los pueblos en materia de política más que todos los sabios
que han escrito de esta ciencia.
“La palabra revolución –subrayaría– en el orden político abraza una gran idea,
porque es sinónima de progreso y de perfeccionamiento”.
El tema hace a la base de toda la estructura jurídica posible, es clave para definir
rumbos y adoptar posiciones y González muestra una elaboración y madurez de
pensamiento destacados. Y si importa analizar, aunque sucintamente esta cuestión, es
porque los acontecimientos revolucionarios del ´90 lo tendrán a él no como mero
espectador sino al frente de una provincia a la que –siguiendo su pensamiento– había
tratado de impulsar rápidamente por los caminos del progreso, pero la crisis, la negación
de valores en el orden nacional, lo llevaron a participar en dichas jornadas, desde una
perspectiva diferente, pero no por ello menos digna de tener en cuenta, pues mucho de
lo que diría antes y después de la Revolución del ´90, está presente en estas
consideraciones que figuran en su tesis académica La revolución, ensayo de derecho
político. Con la única y sustancial diferencia que en el ´90 muchas de las razones que
dieron lugar a la revolución popular ya habían sido largamente pensadas y valoradas por
él, en esta especie de juego de guerra elaborado en la quietud de los claustros
universitarios cordobeses.
Y afirmará algo que le cabe a la Argentina de entonces: “Los pueblos jóvenes en la vida
de la democracia ofrecen aún más dificultades para su definitiva habitud en las
practicas políticas, y en ellos, los principios que rijan en materia en revoluciones deben
ser más estrictos que en otro cualquiera.
“Antes de lanzarse a la revuelta, el pueblo debe manifestar su voluntad por medio de
sus órganos, ora sea por sus representantes o por medio de la prensa. Esta última tiene
influencia en la pacificación de los pueblos. En su país cuya prensa se elevase al nivel
de los verdaderos principios y se hiciera, como debe serlo, la luz del pueblo, se podría
contar como desterrada para siempre la semilla de las revoluciones”.
Algunos pensamientos, verdaderos apotegmas, resumen en la parte final de su trabajo el
pensamiento gonzaliano sobre la revolución. “La prensa debe ser libre como la voz del
pueblo”. Y algo que es como un principio universal de lo que debe tener en cuenta toda
revolución: ´Jamás un pueblo debe lanzarse a la revolución antes de asegurarse del
triunfo y del consentimiento de la gran mayoría.
“La soberanía –pontificaba González– reside originariamente en el pueblo y el
gobierno posee la soberanía delegada por aquel, garantiza el ejercicio de las
propiedades y de la libertad.
“El pueblo tiene el derecho de derrocar el gobierno siempre que no llene aquellos
fines, y establecer nuevo gobierno conforme a su voluntad.
“Las revoluciones deben ser una lección de política, entrañar el planteamiento de un
principio universal, y ser el eco de la gran mayoría y del asentamiento de la
humanidad.
“Son execrables y condenadas por la ley natural y de gentes, las sediciones intestinas,
como violatorias de los derechos de la humanidad.
“Los gobiernos deben suministrar a sus súbditos la educación primaria y los principios
de la libertad que tiendan a prepararlos para la vida del ciudadano.
“Cuando los soberanos no marchan de las ideas del siglo, una revolución es inevitable.
“La historia es la maestra de los pueblos en todos los actos de su vida política”.
La Rioja en el ´90
Habiendo asumido el Ejecutivo riojano el 24 de junio de 1889 tras ocupar una banca
como diputado nacional, Joaquín V. González parecía que intuía la brevedad de su
mandato de poco más de dos años (finalizó en octubre de 1891) pues se lanzó
frenéticamente a la realización de un ambicioso plan de gobierno, siguiendo no
solamente la pauta de liberalismo a rajacincha impuesto por el gobierno de Juárez
Celman, sino que se inscribía en pensamientos bien elaborados y atentos a la realidad
inmediata que le tocaba presidir, puestos a la mejor labor de gobierno. Su programa
estaba condensado en cinco puntos: reforma constitucional y legislativa; fomento de la
instrucción primaria; sanción de una nueva ley de tierras publicas con vista al progreso
agropecuario y a fin de atraer la inmigración; impulso a las obras de riego, ferrocarriles
y caminos; y mejoramiento de la hacienda publica.
Tenía bien claro el joven gobernador de La Rioja lo que debía hacerse, y en parte y en el
poco más del año previo al estallido de la revolución del ´90, pudo llevar a cabo buena
parte de sus proyectos, alguno de los cuales aun perviven son singular fuerza.
Y mientras reorganizaba en parte su administración –decreto sobre procedimientos
administrativos (15 de julio de 1889); ley orgánica de la administración provincial (18
de julio de 1890 )–, se lanzaba de lleno a la creación de nuevos organismos que
ayudaran a la salud, a la educación y al desarrollo de un pueblo postergado que no había
restañado las heridas de las guerras civiles. El 7 de agosto de 1889 promulgaba la ley de
creación del Consejo de Higiene, que pronto desarrollaría encomiable labor en pro de la
salud pública.
El 3 de octubre de 1889 aprobaba la nueva ley de educación que asignaba al Consejo de
Educación toda la responsabilidad en el manejo del problema educativo.
“Otra hermosa iniciativa –al decir del historiador Armando Raúl Bazán– fue la
fundación de la Biblioteca Pública, formalizada mediante una ley del 30 de octubre de
1889. Su patrimonio se formaría con las obras que se adquiriesen por compra y las que
fueren donadas por particulares. El propio González donó cuatrocientos volúmenes de
su biblioteca particular y también se contaron entre sus benefactores, Lucio V.
Mansilla, Juana Manuela Gorriti, Nicolás Calvo, Lisandro Segovia”. Esta iniciativa
que junto con las obras referidas a la educación popular ayudarían al despertar cultural
de la provincia, fue una de las muchas derrotas que sufriría González, aquellas que le
permitían decir que ninguna de ellas haría mella en su espíritu, pues tiempo después
tomaría razón que nadie se servía de esa biblioteca por lo que decidió pasarla al Consejo
de Educación para elevar la cultura de los maestros en los que sí confiaba.
La revista de la biblioteca dirigida por su amigo Pedro Delheye, editada a partir del 1º
de diciembre de 1889 y de la que se publicaron ocho números fue realmente un esfuerzo
digno y notorio y demostrativo de hasta dónde podía llegar la imaginación en el poder.
Lo que realmente dificultó su tarea de gobierno fue no poder cubrir el servicio de una
empréstito que por cuatro millones comprometía fuertemente a la provincia. “Para el
ejercicio de 1889 –relata Bazán– habíanse previsto ingresos por valor de 1.022.912,50
pesos y se recaudaron en realidad poco más de 700.000 pesos.
Además de los gastos ordinarios existían otros autorizados por leyes especiales
relativos a obras públicas e intereses bancarios que sumaban $530.945,91. Para colmo
de males el alza del oro hizo sumamente oneroso el servicio del empréstito contraído
con el Banco Central. Se había calculado una inversión de $480.000 anuales y hubo
que gastar en realidad $797.463,16 lo cual desbarató las previsiones hechas al
respecto”.
Muchas iniciativas quedaron en agua de borraja, aunque otras no obstante la crisis que
ya se hacía sentir, se concretarían antes y después de la revolución.
Así en agosto del ´89 se contrataba la construcción de una red de telégrafos que cubriría
la provincia; un mes después “se declaraban de interés público y expropiables los
terrenos necesarios para las obras de aguas corrientes, Tramway y luz eléctrica y el que
requería la construcción de una avenida y paseo público en la capital”; además de varias
leyes referidas a la construcción de mataderos en La Rioja y Chilecito, mercados,
molinos harineros y demás.
La crisis se hacía sentir en el país y golpeaba fuertemente las exiguas arcas de la
provincia.
Al año de asumir el gobierno riojano (24 de junio de 1890) González leía a la docena y
media de legisladores provinciales y un selecto grupo de invitados, el balance de la
labor cumplida y faltando poco más de un mes del estallido revolucionario. Su mensaje,
parecía referirse a otra sociedad, a otras circunstancias y realidad. Es que gran parte del
conocimiento de González en las cuestiones públicas de las que daría acabadas muestras
en sus altas responsabilidades posteriores, lo adquiría en estos poco más de dos años al
frente del Ejecutivo riojano.
Al referirse a la situación política y comentando las elecciones de diputados nacionales
y provinciales, reflexionaba: “se han verificado en el mayor orden y con las
formalidades y en los plazos fijados por las leyes, siendo de notar, sin embargo, que no
existiendo partidos en lucha, que estimulen la concurrencia a las urnas, el número de
sufragantes en ambas elecciones, ha sido bastante crecido para darnos a comprender
que la indiferencia en el ejercicio del sufragio, no es todavía una enfermedad de
nuestro organismo político.
“Existe un partido organizado (el Partido Autonomista Nacional) que se preocupa de
las cuestiones que la Constitución engendra en la vida democrática; y ahora es de
suponer que uno nuevo venga a reclutar (el Partido Unión Cívica que en abril del ´90
habría mostrado su fuerza en el Frontón de Pelota de la Capital Federal) elementos para
las futuras luchas electorales en toda la República. Mi deber, como gobernante, es
garantir la libertad de todos los partidos que nazcan a la sombra de la Constitución
cuya salvaguardia se me ha encomendado; y aunque he sido levantado por la acción de
uno de ellos, comprendo que desde que he prestado el sagrado juramento por Dios y la
Patria, me he consagrado a velar solamente porque todos los habitantes de la
Provincia tengan la misma libertad y la misma seguridad para el ejercicio de sus
derechos políticos”.
En realidad, y electoralmente hablando, mucho de lo que expresaba González era más
bien expresión de anhelos pues en esos tiempos y hasta muchos años después, las
elecciones seguirían siendo canónicas pues los candidatos eran elegidos por unanimidad
absoluta.
Como previendo futuros e inminentes problemas por esta cuestión, advierte a esta nueva
fuerza política que acaba de surgir: “Pero si mi palabra ha de llegar a sus oídos en
previsión de una lucha apasionada que pudiera extraviar los criterios y lanzarlos a
actos extremos de represalia; en obsequio a esta paz y tranquilidad que hemos
conquistado, a cuyo amparo se siente en todas partes la armonía del trabajo que nos
promete para días muy próximos una era de ventura y regocijo; cuando los
ferrocarriles que ya se acercan, van a venir a exigirnos el producto de nuestro labor,
para devolvérselo luego en moneda, esto es, en la fortuna, en el bienestar que todos
soñamos, cuando apenas ayer hemos salido del caos de nuestras guerras civiles y
comenzamos a encauzar nuestras fuerzas económicas cuando todo esto nos aguarda
como una recompensa justiciera a tan largos y dolorosos padecimientos, evoco el
patriotismo de mis conciudadanos de la provincia, y en nombre de su regeneración, de
su porvenir y de su vida, les pido con toda la fuerza de mi espíritu. Que no sacrifiquen a
sus pasiones políticas ni a sus ideales de partido, la paz laboriosa a que se halla
entregado el pueblo, hoy que Dios ha enviado lluvias copiosas sobre nuestros campos,
fecundidad a nuestros ganados, exuberancia a nuestra vegetación, y que nos promete
frutos vigorosos y abundantes. Si viera realizado mi deseo, de que el ferrocarril nos
encontrase ya vestidos de gala para recibirle en nuestro suelo en son de fiesta, todos
unidos y reconciliados como en el seno de un hogar, creería, como en los tiempos
bíblicos, que mi pueblo había recibido la unción del creador”.
Conclusión
Quizás analizar la Revolución del ´90 desde La Rioja y en La Rioja, poco sentido
hubiera tenido sin la figura protagónica del doctor Joaquín Víctor González. Y es que la
marginalidad de la provincia, sus dificultades económico-financieras tradicionales
acentuadas en aquella coyuntura y exacerbadas aun mas por compromisos contraídos en
época de bonanza e imposibles de cumplir, llevaron al gobernante y teórico de lo que
significa la Revolución, conceptualmente hablando, a apreciar con meridiana claridad
que lo que vivió la República y La Rioja en estas jornadas de julio del ´90, constituían
la expresión de un pueblo en armas contra un gobierno y un sistema que no lo
representaban en absoluto.
Por ello, quizás la importancia que tiene desde una perspectiva histórica, valorar esa
particular revolución que tanto significó para el progreso de las ideas políticas y
económica del país de clases sociales postergadas y por el surgimiento de nuevas
expresiones político-partidarias que tendrían en La Rioja particular y profundo arraigo.
Los largos y medulosos mensajes de González a la Legislatura, sus numerosos
proyectos de leyes y decretos propiciando cambios sustanciales en códigos,
instituciones y demás; el acentuado interés durante su gestión por la obra pública, la
educación y la cultura popular, son los frutos tempranos de uno de los intelectuales y
pensadores, mas provinciano y más universal que hayamos tenido.
De allí los análisis que hiciera González de la crisis y la Revolución del ´90 y lo que
significa como tremendo impacto en una sociedad llena de carencias y necesidades; la
manera como encaró las mismas, el sacrificio que impuso pero que, además, el publico
aceptó con alto espíritu de cooperación; las desilusiones ciertas al ver cómo se disolvían
sus más cálidos y generosos proyectos, aunque algunos contra viento y marea siguieron
su vuelo, crecieron y duraron hasta hace poco como su querido Consejo General de
Educación, palanca y eje de la educación popular que él entendía era el único reaseguro
contra la injusticia y la libertad en la Republica.
La crisis y la Revolución del ´90 en la provincia, tuvieron un protagonista de primera
línea, un joven gobernante que supo más que nadie lo que cabía hacer en las
circunstancias que agobiaban a la Nación y La Rioja, que adoptó los recaudos
necesarios para sobrellevarlas mejor y que una vez pasado el vendaval revolucionario,
predicó la conciliación, la concordia y un curso de acción basado en la unidad fraterna.
La Revolución del ´90 en La Rioja dejó profundas y claras lecciones que la historia y el
protagonismo imborrables de González permiten, aún hoy, rescatar con provecho.
BIBLIOGRAFIA
Archivo Histórico de La Rioja: Cargas y Datas – Año 1890, carpetas, 49-52/1890
Archivo Histórico de La Rioja: Conocimientos Año 1890, Carpeta Nº 4.
Archivo Histórico de La Rioja: Libro de Leyes y Decretos Año 1890.
Archivo Histórico de La Rioja: Libro copiador de Notas locales – Año 1890 – Libro
Copiador Notas Externas.
Bazán, Armando Raúl: Historia de La Rioja, Ed. Plus Ultra, Buenos Aires, 1979.
González, Joaquín V.: Obras Completas, Universidad Nacional de la Plata, edición
ordenada por el Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1935.
González, Joaquín V.: Estudio sobre la revolución – Córdoba 1895 – Mensajes del
Gobernador Joaquín V. González a la H. Legislatura 1890 y 1891, Ediciones de la
Constitución, La Rioja, 1892.
Rosa, José María: Historia Argentina, t. 8, p. 428, Ed. Granda, Buenos Aires, 1969.
Y comienza la tragicomedia
“Golpes de puño: Levantada la sesión de diputados De la Fuente y Villafañe
continuaron su violento diálogo. Villafañe aplicó un golpe de puño sobre la cabeza de
De la Fuente.
“Villafañe lleva la peor parte: De la Fuente, que es un hombre ágil y físicamente bien
constituido tomó a Villafañe del cuello y lo asestó contra el suelo propinándole una
serie de golpes que dejaron maltrecho al diputado oficialista.
“Villafañe, enceguecido por la ira, extrajo un revolver intentando hacer fuego contre
De la Fuente, pero éste logró desviar el caño en circunstancias en que el diputado
Busleimán se interponía entre los dos, logrando despojar de su arma al agresor para
entregársela al Presidente de la Cámara Dr. Wenceslao Frías.
“Los amigos: Villafañe desarmado, pedía ayuda exclamando: “Mis Amigos, ¿dónde
están mis amigos?”
“Pero parece –comentaba socarronamente el cronista– que los amigos del Sr. Villafañe,
temerosos que les sucediera lo mismo que a éste, no se animaban a intervenir”.
Y la cosa se complica y aparece una patada misteriosa y anónima
Y como la tragicomedia debía aumentar o hacerse más completa, alguien que nunca se
supo bien quien fue, introdujo una patada en escena y llevó las cosas a su clímax.
Veamos. “Un puntapié misterioso. De resultas de éste desagradable incidente, que tan
poco habla a favor de nuestra Legislatura, el Sr. Villafañe envió los padrinos al Dr.
Busleiman Cabrera, a pesar de que todo el mundo esperaba que se los enviaría al
diputado De la Fuente.
“En efecto: el mayor Juaristi y el Dr. Armando Ocampo se apersonaron al Dr. Elías
Busleimán Cabrera y, según la versión que ha llegado a nuestro poder le habrían exigido
amplia explicación, por un puntapié recibido en la Legislatura por el diputado Villafañe
o en su defecto una reparación por las armas (y esto de los duelos forma parte de un
interesante capitulo de la historia riojana, que hasta bien entrada la segunda mitad de
este siglo todavía vería llevarse a cabo este tipo de limpieza de honras y prestigios).
“El Dr. Busleimán Cabrera habría contestado lo siguiente: “Yo no acostumbro dar la
patada a mis amigos”.
“Según parece, el dolor que dice sentir el diputado Villafañe provendría de uno de los
golpes que le propinó su colega De la Fuente”.
“Se quiso ocultar el hecho. Sabemos que de la Casa de Gobierno se solicitó a los
corresponsales de los diarios metropolitanos que no trasmitiesen las noticias del
incidente. Nosotros creemos que esa orden –así hay que interpretarla– será de efectos
contraproducentes.
Hechos tan desagradables como el que comentamos, hay que hacerlos públicos para
que el pueblo sepa de qué manera se comportan sus representantes de las Cámaras
Legislativas. Precisamente la publicidad es la mejor sanción aplicable a todos aquellos
legisladores que olviden el cumplimiento con sus deberes, restan autoridad a sus
investiduras y hacen de sus bancas que no les pertenecen, porque son del pueblo, algo
así como el mostrador de sus rencillas personales.
“Condena general: Nuestra imparcialidad periodística –continúa diciendo La Rioja–
hemos recogido opiniones de numerosas personas autorizadas que presenciaron la
roña del martes y todas están de acuerdo en condenar la actitud del Sr. José María
Villafañe, quien en su calidad de vice primero de la Cámara estaba obligado a guardar
mayor serenidad que el resto de sus colegas”.
“El gordo de la esquina” y un humor con mucha sorna y un acta muy seria
El gordo de la esquina seudónimo del entonces periodista y luego gobernador riojano
Don Herminio Torres Brizuela, autor de numerosas y divertidas cartas que por esa
época aparecían en la prensa local firmando con ese seudónimo, envía una carta al
director de La Rioja en la que dice: “Yo soy un tipo que no falta nunca a la barra de la
Legislatura. Por esa circunstancia estoy en condiciones de poder escribir un par de
líneas relacionadas con el enigma del día ¿Hubo patada? ¿O no hubo patada?
“Sobre este tema y ayudado por la Arqueología y el Almanaque de las Píldoras de
White, trataré de dilucidar este punto para que las generaciones venideras, no
confundan la verdad histórica.
“Anuncie mi conferencia, Señor director, para el número del sábado. Le sacude la
mano. Su afectísimo. El gordo de la Esquina”.
Pero si unos tomaban para el titeo y la burla esto de la patada, el pateado y sus padrinos
no lo pensaban así y seguían la cuestión de la salvaguarda del honor con singular
pundonor, como corresponde a las cosas del honor y más si éste agraviado o, mejor,
pateado.
El 3 de agosto se daba cuenta de que no se había realizado el duelo entre los diputados
Busleimán y Villafañe y se transcribía el acta en la que se establecía esa decisión.
“En la ciudad de La Rioja a los veintinueve días del mes de julio del año mil
novecientos treinta y cinco, reunidos el doctor D. Armando Ocampo y el mayor D.
Eduardo Juaristi en representación del señor D. José María Villafañe por imperio del
acta poder de la fecha se han apersonado ante el doctor D. Elías Busleimán Cabrera a
las veintitrés y treinta horas, a los efectos de pedirle amplias explicaciones por
incidentes personales suscitados en la Cámara Legislativa, entre el señor D. José
María Villafañe y el señor D. Mario de la Fuente y por la participación que el Dr. D.
Elías Busleimán Cabrera tuvo en el mismo y que el señor D. José María Villafañe
considera altamente ofensiva para su dignidad personal, o en su defecto una
reparación por las armas.
“Apersonados los padrinos Dr. D. Armando Ocampo y mayor D. Eduardo Juaristi ante
el Dr. Elías Busleimán Cabrera manifestó que se hallaba convencido de que se trataba
de un error por cuanto el Sr. D. José María Villafañe tuvo el incidente con el Sr. D.
Mario de la Fuente, a quien aplicó un fuerte golpe de puño en el rostro y que al
inclinarse hacia delante fue tomado de la cabeza por el Sr. D. José María Villafañe al
suelo, siempre tomado por el señor D. José María Villafañe consiguió desprenderse el
sobretodo y sacar un revolver; que en esas circunstancias el señor Dr. Emilio de la
Vega que se hallaba próximo lo tomó del brazo derecho a la altura de la muñeca a fin
de impedirle que hiciera fuego; que dado las alternativas de la lucha y viendo el
inminente peligro en que se hallaban los circunstantes, el Dr. D. Elias Busleimán
Cabrera intervino al solo efecto de tomarle el revolver que mantenía el Sr. D. José
María Villafañe en la mano y que en ese preciso instante, el señor D. José María
Villafañe gatilló sobre el dedo del Dr. D. Elías Busleimán, lo que impidió que saliera
el disparo, consiguiendo quedarse con el revolver mencionado y del que hizo entrega al
señor presidente de la Cámara Dr. D. Wenceslao Frías; y que nunca lo han animado
hacia el Sr. D. José Villafañe sentimientos de enemistad y por el contrario se
consideraba su amigo leal y sincero.
“Que no hace nombramiento de padrinos porque considera no haber necesidad ya que
de él no ha partido ofensa alguna para con el señor D. José María Villafañe.
“Nota: Al hacerse firmar la presente acta el Dr. D. Elías Busleimán Cabrera manifestó
que si bien se notificaba en todo el contenido de la presente acta no creía necesario
firmarla dado que considera no haber causa para ello”.
Fue justamente un aviador francés de los que vinieron a nuestro país invitados por el
riojano Almandos Almonacid, el primero que llegó a La Rioja hace 70 años. En su
edición del miércoles 3 de junio de 1921, el periódico La Democracia, que dirigiera el
político, revolucionario, periodista, químico y tantas otras cosas más, Francisco
Baigorrí, publicaba bajo el título “Raid aeronáutico/Córdoba, La Rioja y
Catamarca/con el piloto Sr. Julio Abel”, una extensa crónica que es, sin duda, la
partida de nacimiento de la actividad aeronáutica en nuestra provincia.
“Después de varios días de expectativas popular –decía La Democracia–, arribó a esta
ciudad el avión destacado por el Aero Club de Córdoba, institución que patrocina el
raid aeronáutico, siguiendo la ruta que por iniciativa del director general de Aviación
del Ejército, coronel Mosconi, unirá en breve a nuestra provincia con el resto de la
República.
“El día del aterrizaje en la pista provisoria, fue esperado desde las primeras horas de
la tarde propicia como estuvo por la temperatura y el despejado cielo, por todo el
pueblo que se había dado cita allí, y que aclamó a los aviadores al descender éstos del
aparato”.
Eleuterio Mercado nació en San Juan en 1845 realizando sus primeros estudios en el
Seminario Conciliar de Córdoba ordenándose en 1869 de Presbítero. “Sus dotes –
recuerda Pelanda López– son relevantes: de allí que en 1876 lo vea San Juan en el
cargo de Vice-Rector del Seminario. Y en 1877 Mendoza lo tenga como Capellán de la
Compañía de María hasta 1881.
“Incardinado luego a Córdoba fue capellán del Hospital San Roque. En 1885 por
disposición del Obispo de Córdoba, se encamina hacia La Rioja para hacerse cargo del
Curato y de la Vicaria Foránea el 22 de agosto.
“Pronto La Rioja, valoró las dotes del nuevo Vicario. Es un autentico misionero de la
fe: catequesis, evangelización, misiones, ejercicios espirituales, ayuda al pobre, al
enfermo y al extraviado espiritual… nada escapa al celo del nuevo Vicario: es un
verdadero pastor evangélico… ¡Porque es trabajador como el solo!
“Su tino, acierto en el consejo y seguridad en la ejecución lo han destacado entre todos
los ciudadanos y entre los religiosos conventuales que sirven de puntal a su acción
social y apostólica.
“De allí que cuando La Rioja comienza su organización civil más adecuada a los
tiempos, se fijan los ojos de gobernantes y gobernados en don Eleuterio.
“Tras se designación como presidente de la Comisión Municipal y de Fomento, el
Presbítero se pone a trabajar. ¡No tienen local! No importa: en el Cabildo hay una
pieza vacía. Hay que determinar la jurisdicción; se lo hará. El mismo presidente de
puño y letra escribe las actas con su hermosa caligrafía inglesa.
“Ya en la segunda sesión se nombra la Comisión para redactar la ley orgánica. El
ritmo es acelerado. El cansancio llega y don Eleuterio falta por enfermedad a la
tercera sesión.
“Luego, de nuevo en la brecha. A comprar los muebles. A nombrar el primer
ordenanza: Benjamin Carrizo… y a hacer frente a las inesperadas eventualidades del
devenir de los tiempos.
“Un flagelo está azotando a Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba… y como río
desbordando ya se lanza hacia el norte: el Cólera Grande…
“Comienzan las sesiones extraordinarias: hay que crear el Consejo de Higiene… que
se nombre al doctor Roque A. Luna, al Dr. Diego Catalán y al Dr. Eleazar Herrera
Motta y a los Sres. Benjamin de la Vega Plaza y Juan Antolínez… y que las
disposiciones se cumplan.
“Habrá que afrontar el problema que trae el jefe de Policía; es decir, el complot de los
abastecedores de carne…
“Siempre dejan –comenta Pelanda López– a don Eleuterio la redacción de la
ordenanzas… y van marchando con prudencia y con acierto: “que se autoricen puestos
libres y se los libere de derechos…” la crisis se conjura. Pero un día don Eleuterio
llegó a la sesión sin redactar la ordenanza: “…por disposición del Consejo de Higiene
había que fumigar a todo pasajero que llegara a La Rioja…” ¡Tal vez le pareció
mucho! Y así llegó diciembre del primer ejercicio de don Eleuterio Mercado como Jefe
de la Comuna. Y presenta el Presupuesto para el año 1887: Todos, incluidos el
Presidente e Intendente son honorarios.
“El primer sueldo comienza con el Secretario de Actas con una asignación de $60. Y el
total asciende a $15.412 anuales.
“El calculo de recursos es de $9.417… y así comienza la historia de los déficits
municipales de La Rioja.
“En la sesión 18° del 15 de febrero de 1887, se le concede licencia para ausentarse a
Sanagasta… y aquí termina la documentación del primer intendente, don Eleuterio
Mercado. Las actas hacen un alto hasta junio de 1888: parece que faltaba el alma de
aquella Asamblea”.
El presbítero Mercado continuaría en La Rioja practicando el bien y ejerciendo su
ministerio yendo luego a Córdoba, a Roma y al mundo, falleciendo tras una larga
jornada de trabajo y lucha el 13 de diciembre de 1912 en La Docta. Allí fue enterrado
¡Original e ilustre personaje!
El positivismo a la riojana
Francisco Bustos, a pesar de sus muchos defectos, soberbias y oligárquicas maneras,
hizo por estos años un gobierno progresista.
Roca y Juárez marcaban las pautas y aquí en La Rioja los seguidores del roquismo y del
juarismo cumplían a pie juntillas. Por eso si bien desaparece de la escena, iremos
municipal, don Eleuterio Mercado, la obra de buen gobierno sigue y sigue en forma
constante. Incluso hasta desaparece la figura del presidente de la Comisión Municipal y
de Fomento tomando a su cargo estas tareas el Jefe General de Policía y eso lo será en
repetidas oportunidades hasta que la institución municipal se encamine y afiance.
Por ello a pesar de que difumina un tanto la labor municipal, continúa haciéndose obras
en la capital y ésta sigue su lento crecimiento. El 27 de junio de 1887 Bustos promulga
una ley de “Fundación Monte de Piedad y Banco Provincial”, que buscaba por sobre
todo contar con fondos propios para expropiación de una línea férrea, para catastro y
obras públicas, negociándose fuera de la provincia un empréstito por 2.000.000 de pesos
para fundar un Banco Provincial.
Y el banco se hizo tiempo después pero no olvidemos que se avecinaban pesados
tiempos de negociados y que bien definirían los comentaristas jocosos de aquellos
tiempos con un adjetivo: del Uñicato (por unicazo y uña). Sabido es que ese banco
provincial se fundiría y arrastraría por largos años su quebrantada presencia en la
provincia como testimonio de las malas acciones hombres.
El 12 de junio de 1887 se decidió que la plaza conocida por “Principal” se llamaría
Plaza “25 de Mayo” y la “Nueva Plaza”, “9 de Julio”.
No costaba nada, pero algo había que hacer. Y así siguiendo con el lento proceso
evolutivo de la ciudad, podremos contabilizar la creación de tres Juzgados de Primera
Instancia, la modificación de la Ley de Procedimientos y una disposición que
indudablemente trajo buenas consecuencias: la ley del 16 de agosto de 1887 por la cual
se autorizaba al Poder Ejecutivo para proceder a la expropiación del terreno
perteneciente a las testamentarias Colina y Granillo, sito en la calle Litoral para ser
destinado para la Escuela Normal.
Y así aún sin don Eleuterio, La Rioja seguía progresando. El 29 de noviembre de 1887
se autorizaba al Ejecutivo para expropiar una manzana de terreno en la ciudad si no lo
hubiese fiscal en los sitios adecuados para construir un Matadero Público, autorizándose
a vender en pública subasta el anterior matadero.
Podemos decir que así como en el orden nacional los hombres de la Generación del ´80
prohijaban toda medida de adelanto, integración tecnológica y demás, así también en La
Rioja sus dirigentes aspiraban a hacer lo mismo.
El medio no ayudaba, las dificultades eran mayores y la inmigración que motorizaba
otras sociedades argentinas aquí a La Rioja llegaba en cuenta gotas. Así el 7 de
diciembre de 1887 se autorizaba al Ejecutivo Provincial para contratar con empresas
particulares la provisión de aguas filtradas y del alumbrado a gas o luz eléctrica a la
capital.
Y así mientras los progresistas riojanos querían luz, telégrafos y hasta tranvías, otros
más serenos y menos pretenciosos seguían bregando por logros más modestos pero
también significativos. En tal sentido podemos anotar la autorización del P.E. para
“mandar abrir cuatro avenidas que, unidas entre sí, rodeen la ciudad al Norte, de
Naciente a Poniente, con la “calle ancha” al Sur, con la misma dirección, el Río de la
Cruz, al Poniente, de Sur a Norte, la Acequia del Medio y al Naciente en la misma
dirección cuatro cuadras de la Plaza Veinticinco de Mayo”. En la autorización que
comentamos se especifica menudamente: “Las avenidas tendrán veinte metros de
ancho y serán convenientemente arregladas con plantaciones de árboles de uno y otro
lado de modo que puedan servir de paseos públicos, y se denominarán: la del Oeste,
“Gral. Sarmiento”, la del Sur, “Gral. B. Mitre”, la del Este, “Baltazar Jaramillo” y la
del Norte, “Juan Bautista Alberdi”.
Y de nuevo se buscaba arreglar el tema del Mercado Progreso que motivaba a declarar
de “utilidad pública la expropiación del “Mercado Progreso” de esta ciudad, con todo
lo edificado en el terreno determinado en la concesión hecha a los Sres. Laforque y
Compañía, por ley de fecha 7 de agosto de 1886”. Y algo que es digno de rescatar del
olvido: “El Jurado para la tasación de las obras a expropiarse se compondrá por un
representante nombrado por los dueños del Mercado, otro nombrado por el P.E. y un
tercero sacado por suerte de entre los diez mayores contribuyentes del Municipio”.
El 6 de noviembre de 1888 la ciudad dio un importante paso adelante, al autorizarse al
P.E. para contratar con empresas particulares el empedrado del municipio de la Capital,
previa licitación, no pudiendo hacerlo a más precio de dos pesos nacionales por metro
cuadrado, obligándose a cada propietario a pagar al Gobierno por el frente de su casa un
peso moneda nacional por el metro lineal. El Gobierno pagaría el resto. Una forma de
aplicación inmediata en obras públicas de los impuestos.
Alumbrado
No sabemos qué habrá dicho doña Intendencia, pero en una de ésas con excepción del
periodista verseador nadie prestaba mayor atención a la cuestión, entretenidos los
riojanos con los espectáculos teatrales que con singular éxito se ofrecían en la Normal,
en casas de familia o en las veladas filodramáticas del Círculo de Obreros Católicos que
juntamente con la Sociedad de Obreros de San José y otros mostraban las incipiente
organización sindical en La Rioja de principios de siglo. Y si no era el teatro era el
cinematógrafo como lo señala un aviso del 27 de octubre de 1905 que rezaba: “Hoy
tiene lugar en su local la sesión de cinematógrafo suspendida el miércoles por mal
tiempo. En adelante con bombas se anunciarán las sesiones que serán variadísimas”.
El fin de un letargo
El incansable viajero César Carrizo escribía en 1935 sobre la capital: “Las calles sin
adoquinar, los muros sin revoque, las casa empobrecidas y aporreadas por el zonda, la
lluvia y el sol, las tapias mordidas por el salitre, los callejones sin vereda conmueven el
alma más empedernida. Y si bien algunos chalets y algunas casas de moderna
arquitectura asoman por entre los tapiales, ello no hace sino acentuar los tonos
sombríos del cuadro”.
La ciudad de La Rioja, casi, casi se mantenía con la misma traza que marcara el
fundador hacía 350 años. El periódico El Zonda (10 de mayo de 1935) publicaba una
nota con el siguiente título: “La ciudad de La Rioja debe cambiar su fisonomía de aldea
y ponerse a tono con los capitales de provincia. Y en él se decía: “El aspecto edilicio y
el mal estado de la pavimentación de La Rioja, dicen de la necesidad de un cambio
fundamental, que ponga a la ciudad capital a tono con el progreso de sus hermanas de
otras provincias.
“Si bien el estado de la Comuna no es muy bueno que digamos o carece de un margen
favorable para embarcarse en empresas de fuertes desembolsos pecuniarios, el estudio
inmediato y consciente del problema que nos ocupa, dice que cuando hay buenas
intenciones y capacidad en la materia, se los puede realizar con eficaz resultado.
“La pavimentación –sigue diciendo El Zonda–, que es una de las obras requeridas por
el pueblo y que cambiaría totalmente la fisonomía edilicia de la capital, puede
realizarse. Para nadie escapa este criterio que hacemos. La materia prima lo tiene el
medio. La mano de obra es económica en la provincia. La financiación ya está
planeada por ley de un gobierno anterior (de Empréstito, Nº 486 de Fomento Urbano y
Rural, de Agüero Vera). Sólo es menester optar por el tipo conveniente a la zona y
ejecutar sin más trámite la obra”.
Y se dirá finalmente: “También se obligaría en forma indirecta a la edificación, ya que
los propietarios de terrenos no querían pagar impuestos por baldíos que no dan interés.
De lo que se desprende que ejecutada la pavimentación la ciudad tomaría otro aspecto
edilicio y otra importancia comercial”.
Poco después (22 de julio de 1935) y tras referirse al mal estado sanitario de La Rioja se
hacía mención al deficiente presupuesto municipal diciendo que fue sancionado sin
ningún estudio, después de haber estado ocho meses en el Concejo Deliberante.
La razón de esto sería seguramente el atraso de remesas a la provincia desde el
Gobierno Nacional.
Y se daba una noticia que hablaba de expectativas y anhelos de concretar futuras
empresas: “Ayer se volvió a oír Radio La Rioja. Será sostenida por la Municipalidad.
Respondiendo a los generales deseos de la población, las autoridades comunales se
preparan en la adopción de las medidas necesarias para el sostenimiento de LV-14,
estación que desde ayer volvió a deleitar con su onda amiga a los oyentes riojanos. Se
anunció que el próximo domingo se realizará la audición inaugural en su nuevo
carácter de “estación municipal” en cuyo acto participarán las autoridades
provinciales, comunales y las personas que en diversas formas han demostrado su
simpatía hacia nuestra radiofusora. El horario de transmisión adoptado es de 10 a 13
horas diariamente”.
El año 1936 fue en la acción legislativa riojana, de singular importancia, pues además
de la sanción de la Ley N° 737 que permitió contar con el dinero suficiente para
construir la actual Casa de Gobierno, se sancionó la 752 por la que se autorizaba al
Poder Ejecutivo a emitir un empréstito en títulos, hasta la cantidad de 2.000.000 de
pesos, que se denominó “Provincia de La Rioja”.
Las lógicas y eternas dificultades económico-financieras de la provincia pudieron
paliarse en parte. Y de ahí que tiempo después se pudiera sancionar la Ley N° 758 que
autorizó al P.E. a invertir la suma de $380.000 en diversas obras públicas.
Y así La Rioja vio construirse los modernos cuarteles que en esa época albergaron a los
efectivos del R.I.15, el arco de entrada a la ciudad, la pavimentación de las ciudades de
La Rioja y Chilecito, el primer tramo pavimentado de ruta entre Nonogasta y Chilecito
y otras obras que perduraron por su importancia.
El periodista Ángel María Vargas en una amena recordación del entonces gobernador de
La Rioja, general Eduardo Fernández Valdés supo escribir: “Todo el que pasara frente
a la Casa de Gobierno y levantara su vista hacia sus siempre frescas tejas coloniales,
sus rejas y molduras de corte español tenía que decir: “la hizo el General”. El que
condujera un vehiculo por las calles bien asfaltadas de la ciudad y no sufriera los
barquinazos de la antigua “piedra bola” tenia que repetir: “lo hizo el General”. Y el
que preguntara, frente al edificio que actualmente ocupa el Hospital de Niños Clodulfa
Ozán (antigua Asistencia Pública) debía escuchar la misma frase: “la hizo el General”.
“Frase que volvía a oírse cuando se mencionaban los edificios para escuelas que
ordenó construir en la campaña o alguien decía frente a la estación del ferrocarril:
¡qué bonita! o ante los cuarteles del antiguo Regimiento 15 de Infantería: “tal vez sea
los mejores del país”, pues con respecto a aquella y estos, el general Fernández Valdés
interpuso su paciencia. Su insistencia y su influencia ante el general Justo, presidente
entonces de la República, para que realizara esas obras”.
Y tras mencionar Ángel María Vargas que otra obra del general Fernández Valdés fue el
mástil de la Plaza 25 de mayo con el retrato en cerámica de Belgrano y la institución de
la Semana de La Rioja, Vargas comenta: “Alguien calificó su administración de
gobierno municipal; pero si se recuerda lo que era esta ciudad allá por la tercera
década de este siglo, comprenderá que toda obra de renovación debía empezar por la
capital de la provincia. Fernández Valdés así lo entendió y así lo hizo.
“El general Fernández Valdés delimita claramente dos épocas en la vida de la
provincia. Antes de su gobierno impera la colonia hasta en los adobes y en las tapias
que llegan hasta la plaza principal; después de él, nada más que con lavarle la cara a
la ciudad se inicia el progreso de la provincia”. Y dirá luego: “Había terminado su
letargo”.
Vargas comenta que Fernández Valdés “buscaba el asesoramiento de los más
capacitados para la realización de sus obras. Así procedió con el arquitecto Arturo
Ocampo, que confeccionó los planos juntamente con el general, de la actual Casa de
Gobierno y dirigió su construcción (la misma costó 350.000 pesos).
“Cuando se trató de asfaltar la ciudad buscó el consejo del Director de Obras
Sanitarias de la Nación, en esa época ingeniero Edmundo Gellon. Cuando instauró la
celebración anual de la Semana de La Rioja, encomendó los estudios previos a una
comisión formada por el doctor Juan José Romero y los profesores Dardo de la Vega
Díaz, Rafael Torres y Juan Carlos Gómez”.
El día 26 de junio de 1936 y bajo el título: “La maquette de la nueva Casa de
Gobierno” se decía: “Por varios días ha sido exhibida en los salones del Club Social la
maquette que reproduce fielmente lo que será el edificio de la nueva Casa de Gobierno
que dentro de poco tiempo comenzará a construirse en esta capital.
“El público que ha visitado con el expresado motivo el Club Social, no ha escatimado
su comentario favorable para esta obra que figura como primer punto en el plan
trazado por el actual gobierno y que irán transformando la fisonomía de nuestra
ciudad”.
La ciudad de La Rioja tuvo en este gobierno del general Fernández Valdés un recodo
fundamental en su progresiva marcha hacia la modernización. Se realizaron obras
fundamentales, obras significativas y comenzaron algunas como el pavimento que el
tiempo fue incrementando. Fue en la historia de la Ciudad de Todos los Santos de la
Nueva Rioja un gobierno fundacional y creativo.
En el breve lapso del cambio de gobierno y siendo intendente de La Rioja Ángel Molina
Herrera, éste da a conocer un breve comunicado municipal (19 de enero de 1939), que
decía: “Además de multados se publicarán los nombres de los que se bañen en la
Quebrada. El intendente que suscribe pide al pueblo de la Capital que colabore con la
Municipalidad para evitar que personas inescrupulosas se sigan bañando en el río de
la Quebrada, que nos provee de agua. Esa colaboración consistirá en denunciar los
contraventores al Decreto Nº 1.622 que prohíbe bañarse en el río, los que no solamente
serán multados sino que se publicarán sus nombres para que el pueblo los conozca.
“La Municipalidad tiene un empleado permanente que recorre y vigila diariamente el
río, pero dada su longitud es indispensable la colaboración del pueblo en defensa de su
propia salud”.
Al finalizar estos 100 años de vida municipal de La Rioja resalta con caracteres bien
nítidos y contrastantes la labor del intendente municipal, profesor Rafael Torres (1939-
1942). No afirmaremos que fue el mejor, el más imaginativo, el de mayores
realizaciones.
Sería emitir un juicio de valor que no hace el equilibrio del juicio histórico, pero su obra
que aún pervive, sus muchas inquietudes puestas y expresadas en obras de real
jerarquía, nos señalan un periodo intendencial brillante y positivo. Por eso decimos que
la intendencia con don Rafael Torres se puso realmente los pantalones largos.
Fue de ahí en más, mas madura, más jerarquizada y con más vuelo. Pues don Rafael
Torres le supo marcar un nivel de jerarquía que posteriores intendentes no hicieron sino
reafirmar. Apenas hecho cargo de sus funciones como intendente de la capital el
profesor Torres, envía sendas cartas al inspector seccional de escuelas Láinez Rosendo
Cano, y al director de la Escuela Normal, Dr. Adolfo Bazán, es la que dice: “Estoy
empeñado en la actualidad en la tarea de realizar obra urbana, buscando por ese
medio la mejor conservación edilicia y un mejor cuidado por parte del público de
nuestros paseos.
“Como la escuela es el medio más eficaz para difundir esta idea, pues ella llegará así
hasta los hogares más apartados y humildes, me he valido en solicitar su eficaz apoyo
en pro y defensa de nuestro urbanismo.
“Si cree aceptable esta sugestión, puede obligar al personal docente de las escuelas
ubicadas en los barrios suburbanos, a que den clases sobre urbanismo edilicio,
tratando de inculcar al niño que es un deber cuidar la belleza de la ciudad, no
manchando sus edificios, no destruyendo sus jardines, no escribiendo letreros en sus
murallas y no quebrando los gajos de los árboles de las calles y plazas públicas”.
Esta pequeña muestra nos señala el sentido docente de la función municipal. Y Torres
en esto fue realmente un maestro. La tarea a realizar era enorme y la ciudad iba a
necesitar de muchos esfuerzos, de mucha colaboración y ganas de hacer cosas. En una
crónica de La Voz del Pueblo (abril de 1939), titulada “Recorriendo la ciudad” se
anotaba: “Sitios baldíos de la gente rica que esperan ansiosa la hora que el gringo
venga a edificar al lado para que se valorice su terreno sin que nada le cueste.
“Casas en derrumbe o ruinas de escombros en pleno centro que no ven las horas que la
pala del obrero acabe con ellas, después de todo, sus dueños tienen dinero en los
bancos, automóviles nuevos y pasean hasta Mar del plata. ¡Cómo no criticar todo esto
que nos grita nuestra indecisión y nuestra pereza riojana tan triste y legendaria!
“Pero mejor que todo empecemos a caminar, demos una vuelta por la ciudad, que hace
mucho no la hemos visto de cerca; llegamos a la calle Telechea esquina J. V. Gonzalez,
una ruina nacional, las ruinas de San Nicolas de Bari, desde el tiempo del temblor
grande 45 años de ruinas, a una cuadra de la plaza principal, medio manzano; todos
los turistas que ahora llegan llevan de La Rioja como un recuerdo, la foto de estas
ruinas, su dueño: el Obispado, que mucho puede y no ha querido en casi medio siglo
arreglar esa esquina con cualquier pretexto; los franciscanos con menos medios, más
humildes y pobres, han edificado media cuadra en la calle 25 de Mayo y siguen a la
vuelta por la calle J. B. Alberdi.
“Continuamos una cuadra más y otro baldío. Casi todo un manzano, ¿de quien es?, de
los dominicanos. Todo un manzano a excepción de la esquina de la P.B. Luna y
Santiago del Estero donde se levanta la nueva Asistencia Pública, obra del último
gobierno, signos de modernismo. Los dominicanos mantienen ese baldío en pleno
centro de hace 350 años.
“Seguimos a pocos pasos otro baldío: dicen que es de los señores Vera, gente que vive
afuera, que han adquirido dinero y no quieren edificar. Pasamos allí frente mismo de
La Merced, una esquina en ruinas, apenas blanqueadas, por casualidad tal vez, ¿de
quién es? Su dueño un millonario que vive en Santa Fe y no edifica ni vende hasta que
le valoricen edificando al lado.
“Y dejamos para el último, hemos llegado a la misma Plaza 25 de Mayo, frente a
nuestra casa colonial, en el corazón mismo de la ciudad, frente a la Catedral el mejor
de los baldíos”. La verdad era que había mucho por hacer y hasta diríamos que pronto.
Los vecinos se mostraban recios al pago del asfaltado de la ciudad y lo expresaban
públicamente, pero no obstante la crisis, eterna crisis económico-financiera, la falta de
fondo, la mala voluntad de muchos y el escepticismo de otros, don Rafael Torres puso
manos a la obra. Así anotamos el 22 de julio de 1939: “Se llevó a cabo en el local de la
Intendencia Municipal la apertura de propuestas en la licitación para la construcción
de 700 metros cuadrados de veredas para las propiedades que circundan la Plaza 25
de Mayo y a una cuadra a todos los rumbos presentándose en dicho acto los
proponentes señores Santiago Aquilino, Rodolfo Nechi y Alberto Caballero,
comerciantes de esta ciudad. El Ejecutivo Municipal previo estudio de las mismas
procedió a adjudicar por Decreto N° 1.749 al señor Alberto Caballero quien ha
formulado precios por demás convenientes o sea de $3,55 m/n el m2”. Por otra parte el
senador nacional por La Rioja Héctor González Iramain y en palabras transcriptas en el
Diario de Sesiones del Senado de la Nación hacia el elogio del profesor Torres (6 de
junio de 1939) : “El actual intendente municipal de la ciudad capital de La Rioja,
profesor Rafael Torres movido por el mismo afán y cariño por el lugar, hace esfuerzos
por acelerar ese progreso con economías casi heroicas; suprime todo gasto innecesario
y se despoja del automóvil oficial que provee el reducido presupuesto municipal para el
propio intendente con el fin de adquirir para la Municipalidad y para el servicio de la
ciudad, barredoras y segadoras mecánicas. Actualmente proyecta la construcción de un
matadero y de un frigorífico modernos, con la misma finalidad”. Y mientras el
Intendente Torres ahorraba centavos para llevar a cabo sus planes, la provincia no le iba
en zaga.
Pues de esa época son iniciativas tales como la de otorgar un subsidio al historiador
Dardo de la Vega Díaz para la edición de Toponimia Riojana; transfiriendo a favor de la
Nación un terreno expropiado en la ciudad de La Rioja destinado a la construcción de
un Hotel de Turismo. Y en su último mensaje a la legislatura el gobernador Héctor de la
Fuente (1942) decía sobre un tema que encararían a fondo los gobiernos peronistas: “El
problema de la vivienda que preocupa a todas las comunidades, se afrontó por primera
vez entre nosotros, con la construcción de 42 casitas cómodas e higiénicas que forman
todo un barrio (Barrio San Román) en terrenos antes incultos y despoblados”. Y
agregaría: “Con la construcción del Palacio de Justicia, el Poder Judicial tendrá un
edificio propio donde pueda cumplir sus altas funciones”.
Pero no nos adelantemos en el tiempo y retomemos los problemas que planteaban los
vecinos en septiembre de 1939: “La población de La Rioja, capital de la provincia,
lucha por conseguir la mejora del servicio de luz, habiéndose creado al efecto una
junta permanente de acción pro-mejoras, ampliación y abaratamiento de la energía
eléctrica que se suministra a la ciudad. En el manifiesto dado a conocer explicando los
motivos de la fundación de la entidad, se expone el carácter negativo que representa
para el desarrollo de la capital la deficiencia del servicio de luz que paraliza
prácticamente su progreso en cualquier orden de actividades, especialmente en el
industrial. Talleres y otros establecimientos de trabajo, deben instalar plantas
eléctricas privadas, lo que representa una inversión sumamente gravosa, prohibitiva en
muchos casos y no sólo las fábricas deben hacer frente a ese problema: el Hospital de
beneficiencia San Vicente instalará sus propias máquinas para producir corriente.
El documento que dio a publicidad la junta constituida en la Rioja permite conocer
detalles interesantes sobre el suministro de luz a la ciudad, suministro que presenta
deficiencias extraordinarias, mayores de lo que a la distancia se puede imaginar.
“En primer término no se extiende más allá de cuatro cuadras de la plaza principal. Se
interrumpe con frecuencia con una repercusión insospechada. Veces hubo en que la
Legislatura se vio obligada a levantar las sesiones por falta de luz…”.
Recordemos que desde principios de siglo La Rioja tenía problemas de luz. Casi había
transcurrido medio siglo y el problema subsistía.
A fines de 1939 y como consecuencia de una gestión del gobernador doctor Héctor de la
Fuente llegó a La Rioja una comisión de senadores nacionales integrada por Alfredo
Palacios, Benjamin Villafañe y el representante riojano Héctor González Iramain.
Venían a constatar sobre el terreno las necesidades de las provincias y de su capital. Y
de esa actividad daba razón una crónica del 9 de noviembre que decía: “Recorre la
ciudad el doctor Alfredo Palacios”.
“El Dr. Alfredo Palacios, integrante de la Comisión Legislativa que visita La Rioja en
gira de estudio de los problemas que afectan a las provincias pobres del país,
acompañado del Dr. Juan Maurín Navarro recorrió la ciudad capital, para testificar la
pobreza que sufre la población, en especial la clase trabajadora, su estado sanitario,
etc.
“El Dr. Palacios al comprobar personalmente las condiciones de vida del grueso de la
población riojana quedó vivamente impresionado por lo mucho que hay que hacer a
favor de ella y manifestó que hasta tanto se reúna el Senado hará gestiones ante la
Dirección de los FF.CC. del Estado y Obras Sanitarias, a fin de lograr algunas mejoras
que son de urgencia para La Rioja”.
Y como la cosa, parece que era mostrar los trapitos al sol y dejar bien sentado que la
capital necesitaba de todo, en dos breves sueltos se hacía mención a que la capital
carecía de un hospital bien dotado pues una partida de 200.000 pesos m/n para “la
construcción de un nuevo cuerpo del Hospital San Vicente nunca se concretó” y que la
“Cárcel de La Rioja necesita se le suministre luz eléctrica y de alguna mejora
imprescindible. De lo contrario los señores presos tomarán la de Villadiego sin
dificultad alguna”.
Pero con altos y bajos, con atrasos y esperas, la ciudad de La Rioja marchaba e iba
concretando algunas realizaciones importantes. Y así el 18 de diciembre de 1941 “se
transfería a favor del Comando de Aviación del Ejército, 100 hectáreas del inmueble
expropiado, destinado al emplazamiento del aeródromo de la ciudad capital de La
Rioja”. Y un día después se autorizaba al Ejecutivo a pavimentar 24.000 metros
cuadrados en la ciudad de La Rioja y la construcción de un barrio para empleados u
obreros con un máximo de 25 grupos de viviendas de dos casas habitaciones cada grupo
en La Rioja y la construcción de un parque balneario (Yacampis).
Por ese entonces y al cabo de dos años y medio al frente de la Intendencia de la capital,
la labor del profesor Rafael Torres no podía escapar al obligado elogio de propios y
extraños y así en el periódico Prensa Riojana (1° de octubre de 1941) y al hablar de la
“Acción Municipal –Progreso Edilicio”, se comentaba: “Tócanos ahora pasar revista
de la acción municipal desplegada por nuestro intendente don Rafael Torres. Su
actuación al frente de la comuna no puede ser más eficaz al encarar problemas tan
vitales y primordiales para una capital, como ser el Mercado, el Matadero, cementerio,
arreglo de la Plaza 25 de Mayo, veredas y sitios baldíos clausurados.
“Las importantes obras mencionadas que cambian fundamentalmente el aspecto
edilicio de nuestra ciudad cuestan cerca de medio millón de pesos de nuestro erario
municipal. Ninguna época como la actual ha sido menos propicia para llevar a la
práctica obras de tanta importancia por su costo, pero la noble y patriótica
comprensión del Sr. Intendente ha proyectado y ejecutado tales obras que ningún
intendente anterior se animó ni siquiera de proyectar, a pesar de haber contado con
épocas más prosperas en que recaudaba mayores recursos”. El aniversario de la ciudad
(20 de mayo de 1942) adquirió ribetes hasta entonces nunca alcanzados, pues en esa
oportunidad La Rioja contó con la presencia de una serie de invitados especiales, en la
inauguración de varias obras de significación: los intendentes de Buen os Aires,
Córdoba, Paraná y otros.
“Los actos inaugurales contaron con la presencia de distinguidos intendentes de otras
ciudades de nuestro país, los cuales acentuaron así la trascendencia de aquellos.
“A las 10 horas de la mañana se llevó a cabo la inauguración del nuevo local de una
Escuela Nacional donada con filantrópico gesto por el señor Roger Ballet. Llegada la
tarde a las 18 horas de la misma, consumóse la bendición de los respectivos locales del
Mercado Frigorífico Municipal “Ramírez de Velasco”, corralón y matadero modelo,
que viéronse concurridos por un nutrido público; una hora después se hizo lo propio
con el edificio del Mercado Frigorífico Municipal “Progreso”, donde usaron de la
palabra el señor ministro de Gobierno e Instrucción Pública, doctor Germán
Kammerath Gordillo, nuestro intendente, profesor Rafael Torres, y el de la ciudad de
Paraná, doctor Enrique Aceval”.
Y meses después, terminando casi el gobierno de Torres y al hacer una suerte de
balance de su obra (21 de enero de 1943) se decía: “Intensa labor de progreso realiza la
Intendencia Municipal de La Rioja”. Se ha escrito un verdadero capítulo en la historia
municipal de la ciudad: el intendente municipal don Rafael Torres, ha sido el primer
ciudadano de La Rioja que lo ha forjado merced a su constante afán de progreso y a su
intenso amor por la tierra nativa.
“Nadie, hasta la fecha, ha realizado como él una acción tan noble como eficaz a favor
del adelanto edilicio de nuestra antigua ciudad.
Transformación plausible
“Desde que el señor Rafael Torres gobierna la comuna se inició una era de total
transformación: se adelantó enormemente bajo el punto de vista edilicio y la
administración municipal se encauzó por nuevos rumbos que denotan perseverancia,
trabajo y honradez”.
Autoridad municipal
“Antes –y esto sinceramente se debe manifestar en rigor a la verdad– la autoridad
municipal tenía una importancia relativa.
Pasaba casi inadvertida para todos. No se efectuaban obras siquiera de aliento.
Absolutamente. Por lo común los intereses políticos y de familia, malograban a veces
más de una hermosa iniciativa en bien de la colectividad.
“Él dirigió las siguientes construcciones terminadas: Mercado Frigorífico Municipal
“Progreso”, Corralón, Matadero, Refacción y ampliación del Mercado Ramírez de
Velasco”.
Este periodo al frente de la intendencia municipal de La Rioja del profesor Torres fue
para la ciudad y en varios ordenes de cosas culturales, realmente importante. Y así el 20
de noviembre de 1940 se fundó la Junta de Historia y Letras de La Rioja, siendo su
dirección provisoria y socios fundadores los siguientes: presidente, Dardo de la Vega
Díaz; secretario-tesorero, Francisca Coppari; prosecretaria, Delina del Carmen Roldán;
vocales, Ricardo Vera Vallejo, Carlos Vallejo, Francisco Baigorrí, Elías Ocampo, Fray
Bernardino Gómez, Fray Rainiero Nieva, Melchor Sánchez, Marcial Catalán, Virginia
Santirso y Domingo Nieto.
Y en tren de prohijar las actividades artísticas se resolvió otorgar becas de $50
mensuales a estudiantes que desearan cursar estudios fuera de la provincia en pintura,
escultura, música, canto, declamación.
Organización interna
“La labor desplegada por el ex Comisionado Municipal, Dr. Carlos Alberto Fernández
y que deseamos destacar es de aquellas que no por su carácter silencioso dejan de
tener trascendencia, en este caso mucha, pues el referido funcionario ha imprimido
(sic) normas nuevas y eficaces a la organización interna del trabajo en las oficinas
municipales con lo que se gana tiempo y se asegura una mayor eficacia aparte de la
formación particular de cada empleado aumentando su experiencia e idoneidad.
“Otra tarea de gran importancia ha sido la confección de un padrón de contribuyentes
ajustado a la realidad, los intereses del vecindario y los de la comuna.
Labor edilicia
“No obstante las dificultades propias de la depresión económica reinante en el mundo
entero y de las que se relacionan con toda actividad edilicia, la acción desplegada por
el Dr. Fernández y el señor Luis Basso, ha sido perseverante y eficiente.
“En efecto: la conservación y apertura de calles; el cuidado y aumento progresivo del
arbolado; la implantación de nuevas practicas higiénicas; la inminente inauguración
de una plazoleta frente al Cementerio; la pavimentación de la avenida Facundo
Quiroga; la guerra de los cercos reemplazados por murallas; la construcción de
veredas, etc. Dicen claramente de la preocupación constante y sincera de estos
funcionarios por el bien común.
Situación económica
“Actualmente la Municipalidad puede ostentar, con orgullo sus finanzas saneadas y su
movimiento administrativo en franco tren de constante superación.
“La deuda contraída por la construcción del Mercado Modelo (Progreso) se cubre
puntualmente y dentro de algunos años ese establecimiento constituirá una de las más
seguras y caudalosas fuentes de recursos de la comuna. Justo es reconocer –pues al
César lo que es del César– la visión y el espíritu emprendedor del ex intendente, Prof.
Rafael Torres, a quien pertenece tan importante iniciativa.
Porvenir de la comuna
“En base a lo que acabamos de consignar en esta breve reseña, el porvenir de nuestra
Municipalidad no puede ser más halagueño.
Depende, ahora, del acuerdo con que el vecindario elija, próximamente, sus nuevas
edilicias que el progreso hasta hoy evidenciado en nuestra capital continúe con igual o
mayor ritmo”.
Por ese entonces y a pedido de los vecinos del barrio El Pantanillo se remodelaba la
avenida Castro Barros.
Cabe mencionar entre las obras dejadas por la Intervención de Ocampo Gimenez la
adjudicación para la construcción de un edificio destinado a la Terminal de Ómnibus de
La Rioja.
Quedó para los riojanos de este período el grato recuerdo de un interventor federal y un
grupo de colaboradores que con humildad y eficacia dieron solución a muchos
problemas de la provincia y de la capital.
FACUNDO Y GUEMES
Lo que fue hace 400 años una verdadera obsesión del fundador Juan Ramírez de
Velasco en el sentido que lo hombres y mujeres que lo acompañaban en la fundación de
Todos los Santos de la Nueva Rioja (20 de mayo de 1591) sembraran y se proveyeran
de los alimentos suficientes para subsistir, entre los que tuvo prioridad el trigo, hoy sí es
apenas un lejano recuerdo, pues los otrora campos de pan llevar son hoy o campos
abandonados y cubiertos de hierbas o están dedicados a otros cultivos más rentables,
con excepción de contados lugares: algo en el norte (San Blas de los Sauces) y algo en
el oeste (Famatina, Pituil, Campanas, Villa Castelli, Vinchina), en extensiones de
algunas pocas hectáreas.
Este trabajo procura dar testimonio de esa sustanciosa y nutritiva historia que ofrece, sin
duda, algunos hechos realmente curiosos y originales.
Capital 4
Famatina 12
Llanos de la Costa baja 1
Llanos de la Costa de Arriba 0
Guandacol 1
Vinchina 4
Arauco 10
Total de Molinos
en la provincia 32
CONCLUSIÓN
La producción de trigo en la provincia ha disminuido paulatinamente en las últimas
décadas. En 1960 se produjeron 790 toneladas de trigo; en 1970, 300 toneladas; y en
1985, 310 toneladas.
Departamentos históricamente trigueros apenas si cultivan este cereal: San Blas de los
Sauces en 1974 apenas si tenía 52 hectáreas cultivadas de trigo; Vinchina en 1974, tenía
107,35.
Actualmente funcionando en la provincia hay dos molinos: el de Vinchina y el de
Campanas.
Este último fue reacondicionado por el vecino de esa localidad del departamento
Famatina, Juan Nievas, que dedicó mucho tiempo y esfuerzo para reacondicionar el
viejo molino harinero. En nota publicada por el diario El Independiente del 12 de
febrero de 1991 se comentaba de un microemprendimiento consistente en sembrar de 3
a 5 hectáreas de trigo con semillas suministradas por la Asociación de Trabajadores
Provinciales, en la tierra facilitada por un vecino para moler el trigo cosechado en el
reacondicionado molino de Campanas.
Quizás el poco trigo que se cultiva actualmente en La Rioja sea únicamente para
preparar algunas de las exquisitas comidas regionales: ancho dulce (trigo, arrope y pasas
de uva), locro de trigo o “el pan de mujer”.
Esta historia del trigo y la molienda es una historia muy ligada a los cuatrocientos años
de vida de una ciudad y una provincia en la que a todo lo largo de su amplia geografía
ha dejado los redondos y pétreos testimonios, sus morteros y demás muestras de un
pueblo laborioso que ponía el hombro y agachaba el lomo para cultivar el trigo amable
y nutricio.