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Surrealismo

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Philippe Halsman, Dali Atomicus (1948).


El surrealismo o superrealismo (del franc�s �surr�alisme�)1? fue un �movimiento
literario y art�stico que busca trascender lo real a partir del impulso ps�quico de
lo imaginario y lo irracional�,[cita requerida] cuyo primer manifiesto fue firmado
por Andr� Breton en 1924. Se considera su antecedente inmediato, el dada�smo, como
oposici�n a la raz�n positivista y rebeli�n contra las convenciones literarias
burguesas.[cita requerida] Los escritos surrealistas pretend�an expresar la verdad
mediante la llamada escritura autom�tica, que omite las correcciones racionales.
Los escritos surrealistas se basan en la utilizaci�n de im�genes para la expresi�n
de emociones. En la pintura, tuvo su elemento m�s popular a Salvador Dal�.[cita
requerida]

�ndice
1 Origen del t�rmino
2 Precedentes
3 Primeros pasos
4 El surrealismo al servicio de la revoluci�n
5 T�cnicas surrealistas
6 La pintura surrealista
7 Apogeo y decadencia del surrealismo
8 El surrealismo en Espa�a y Latinoam�rica
8.1 El surrealismo en la pintura espa�ola y latinoamericana
8.2 El surrealismo en la literatura hisp�nica
9 El surrealismo en la historia
9.1 En la literatura
9.2 En las artes pl�sticas
9.3 En los medios audiovisuales
10 V�ase tambi�n
11 Referencias
12 Bibliograf�a
13 Enlaces externos
Origen del t�rmino
El t�rmino proviene del franc�s: surr�alisme; sur ['sobre o por encima'] m�s
r�alisme ['realismo']. Fue acu�ado por el escritor franc�s Guillaume Apollinaire en
1917. En el programa de mano que escribi� para el musical Parade (mayo de 1917)
afirma que sus autores han conseguido:

Una alianza entre la pintura y la danza, entre las artes pl�sticas y las mim�ticas,
que es el heraldo de un arte m�s amplio a�n por venir. (...) Esta nueva alianza
(...) ha dado lugar, en Parade a una especie de surrealismo, que consider� el punto
de partida para toda una serie de manifestaciones del Esp�ritu Nuevo que se est�
haciendo sentir hoy y que sin duda atraer� a nuestras mejores mentes. Podemos
esperar que provoque cambios profundos en nuestras artes y costumbres a trav�s de
la alegr�a universal, pues es sencillamente natural, despu�s de todo, que �stas
lleven el mismo paso que el progreso cient�fico e industrial.

La palabra surrealista aparece ya en junio de 1917, en el subt�tulo de Las tetas de


Tiresias (drama surrealista), para referirse a la reproducci�n creativa de un
objeto, que lo transforma y enriquece.[cita requerida] Como escribe Apollinaire en
el prefacio al drama:

Cuando el hombre quiso imitar la acci�n de andar, cre� la rueda, que no se parece a
una pierna. Del mismo modo ha creado, inconscientemente, el �surrealismo�...
Despu�s de todo, el escenario no se parece a la vida que representa m�s que una
rueda a una pierna.
Precedentes

Retrato en "Vertumnus" (Verano) del emperador Rodolfo II realizado por Giuseppe


Arcimboldo. Todos los frutos y flores representados en el cuadro eran propios de la
estaci�n del verano en el siglo XVI. Algunos surrealistas vieron en �l a un
precursor.
Los surrealistas se�alaron como precedentes de la empresa surrealista a varios
pensadores y artistas, como el pensador presocr�tico Her�clito, el Marqu�s de Sade
y Charles Fourier, entre otros. Las teor�as psicoanal�ticas de Sigmund Freud sobre
el sue�o y el subconsciente fueron sin duda uno de los pilares en la creaci�n del
pensamiento surrealista.

En cuanto a las artes, la poes�a surrealista bebe de la dial�ctica y encuentra


precursores en Arthur Rimbaud, Alfred Jarry o Lautr�amont. En la pintura, el
precedente m�s antiguo es el de Hieronymus Bosch "El Bosco", que en los siglos XV y
XVI cre� obras como "El jard�n de las delicias" o "El carro de heno"; as� como, a
finales del S-XIX, el m�s notable es Giorgio de Chirico y su pintura metaf�sica. El
surrealismo retoma estos elementos y ofrece una formulaci�n sistem�tica de los
mismos. Sin embargo su precedente m�s inmediato es el dada�smo, corriente de la que
retoma diferentes aspectos.

Primeros pasos
La primera fecha hist�rica del movimiento es 1916, a�o en que Andr� Breton,
precursor, l�der y gran pensador del movimiento, descubre las teor�as de Sigmund
Freud y Alfred Jarry, adem�s de conocer a Jacques Vach� y a Guillaume Apollinaire.
Durante los siguientes a�os se da un confuso encuentro con el dada�smo, movimiento
art�stico precedido por Tristan Tzara, en el cual se decantan las ideas de ambos
movimientos. Estos, uno inclinado hacia la destrucci�n nihilista (dad�) y el otro a
la construcci�n rom�ntica (surrealismo) se sirvieron como catalizadores entre ellos
durante su desarrollo.

Yvan Goll, Surr�alisme, Manifeste du surr�alisme,2? volumen 1, n�mero 1, 1 de


octubre de 1924, portada de Robert Delaunay
En el a�o 1924 Breton escribe el primer Manifiesto Surrealista y en este incluye lo
siguiente:

Indica muy mala fe discutirnos el derecho a emplear la palabra surrealismo, en el


sentido particular que nosotros le damos, ya que nadie puede dudar de que esta
palabra no tuvo fortuna, antes de que nosotros nos sirvi�ramos de ella. Voy a
definirla de una vez para siempre:
Surrealismo: "sustantivo, masculino. Automatismo ps�quico puro, por cuyo medio se
intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el
funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la
intervenci�n reguladora de la raz�n, ajeno a toda preocupaci�n est�tica o moral."
Filosof�a: "El surrealismo se basa en la creencia de una realidad superior de
ciertas formas de asociaci�n desde�adas hasta la aparici�n del mismo, y en el libre
ejercicio del pensamiento. Tiende a destruir definitivamente todos los restantes
mecanismos ps�quicos, y a sustituirlos por la resoluci�n de los principales
problemas de la vida.

Han hecho profesi�n de fe de Surrealismo Absoluto, los siguientes se�ores: Aragon,


Baron, Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos, Eluard, Gerard, Limbour,
Malkine, Morise, Naville, Noll, Peret, Picon, Soupault, Vitrac."

Tal fue la definici�n del t�rmino dada por los propios Breton y Soupault en el
primer Manifiesto Surrealista fechado en 1924. Surgi� por tanto como un movimiento
po�tico, en el que pintura y escultura se conciben como consecuencias pl�sticas de
la poes�a.

En El surrealismo y la pintura, de 1928, Breton expone la psicolog�a surrealista:


el inconsciente es la regi�n del intelecto donde el ser humano no objetiva la
realidad sino que forma un todo con ella. El arte, en esa esfera, no es
representaci�n sino comunicaci�n vital directa del individuo con el todo. Esa
conexi�n se expresa de forma privilegiada en las casualidades significativas (azar
objetivo), en las que el deseo del individuo y el devenir ajeno a �l convergen
imprevisiblemente, y en el sue�o, donde los elementos m�s dispares se revelan
unidos por relaciones secretas. El surrealismo propone trasladar esas im�genes al
mundo del arte por medio de una asociaci�n mental libre, sin la intromisi�n censora
de la conciencia. De ah� que elija como m�todo el automatismo, recogiendo en buena
medida el testigo de las pr�cticas medi�mnicas espiritistas, aunque cambiando
radicalmente su interpretaci�n: lo que habla a trav�s del m�dium no son los
esp�ritus, sino el inconsciente.

Durante unas sesiones febriles de automatismo, Breton y Soupault escriben Los


Campos Magn�ticos, primera muestra de las posibilidades de la escritura autom�tica,
que publican en 1921. M�s adelante Breton publica Pez soluble. Dice as� el final
del s�ptimo cuento:

"Heme aqu�, en los corredores del palacio en que todos est�n dormidos. �Acaso el
verde de la tristeza y de la herrumbre no es la canci�n de las sirenas?"

El surrealismo al servicio de la revoluci�n


A partir de 1925, a ra�z del estallido de la Guerra del Rif, el surrealismo se
politiza; se producen entonces los primeros contactos con los comunistas, que
culminar�an ese mismo a�o con la adhesi�n al Partido Comunista por parte de Breton.

Entre 1925 y 1930 aparece un nuevo peri�dico titulado El Surrealismo al servicio de


la Revoluci�n en cuyo primer n�mero Louis Arag�n, Bu�uel, Dal�, Paul �luard, Max
Ernst, Yves Tanguy y Tristan Tzara, entre otros, se declaran partidarios de Breton.
Por su parte Jean Arp y Mir�, aunque no compart�an la decisi�n pol�tica tomada por
Breton, continuaban participando con inter�s en las exposiciones surrealistas. Poco
despu�s se incorporaron Magritte (1930), Masson (1931), Giacometti y Brauner en
1933 y tambi�n Matta (que conoce a Breton en 1937 por mediaci�n de Dal�) y Lam; el
movimiento se hizo internacional apareciendo grupos surrealistas en los Estados
Unidos, Dinamarca, Londres, Checoslovaquia y Jap�n. Desde este momento, se abrir�
una disputa, a menudo agria, entre aquellos surrealistas que conciben el
surrealismo como un movimiento puramente art�stico, rechazando la supeditaci�n al
comunismo, y los que acompa�an a Breton en su giro a la izquierda.

En 1929 Breton publica el Segundo Manifiesto Surrealista, en el que condena entre


otros intelectuales a los artistas Masson y Francis Picabia. En 1936 expulsa a Dal�
por querer mantenerse neutral frente a la politizaci�n del movimiento y no condenar
el nazismo alem�n, y a Paul �luard. En 1938 Breton firma en M�xico junto con Le�n
Trotski y Diego Rivera el Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente.

T�cnicas surrealistas
Art�culo principal: T�cnicas surrealistas
El surrealismo tom� del dada�smo algunas t�cnicas de fotograf�a y cinematograf�a
as� como la fabricaci�n de objetos. Extendieron el principio del collage (el
"objeto encontrado") al ensamblaje de objetos incongruentes, como en los poemas
visibles de Max Ernst. Este �ltimo invent� el frottage (dibujos compuestos por el
roce de superficies rugosas contra el papel o el lienzo) y lo aplic� en grandes
obras como Historia Natural, pintada en Par�s en 1926.

Crearon el cad�ver exquisito, en el cual varios artistas dibujaban las distintas


partes de una figura o de un texto sin ver lo que el anterior hab�a hecho pas�ndose
el papel doblado. Las criaturas resultantes pudieron servir de inspiraci�n a Mir�.

En el terreno literario, el surrealismo supuso una gran revoluci�n en el lenguaje y


la aportaci�n de nuevas t�cnicas de composici�n. Como no asum�a tradici�n cultural
alguna, ni desde el punto de vista tem�tico ni formal, prescindi� de la m�trica y
adopt� el tipo de expresi�n po�tica denominado como vers�culo: un verso de
extensi�n indefinida sin rima que se sostiene �nicamente por la cohesi�n interna de
su ritmo. Igualmente, como no se asum�a la tem�tica consagrada, se fue a buscar en
las fuentes de la represi�n psicol�gica (sue�os, sexualidad) y social, con lo que
la l�rica se rehumaniz� despu�s de que los ismos intelectualizados de las
Vanguardias la deshumanizaran, a excepci�n del Expresionismo. Para ello utilizaron
los recursos de la transcripci�n de sue�os y la escritura autom�tica, y engendraron
procedimientos metaf�ricos nuevos como la imagen visionaria. El lenguaje se renov�
tambi�n desde el punto de vista del l�xico dando cabida a campos sem�nticos nuevos
y la ret�rica se enriqueci� con nuevos procedimientos expresivos.

La pintura surrealista

Salvador Dal� junto a Man Ray.


Masson adopt� enseguida las t�cnicas del automatismo, hacia 1923-1924, poco despu�s
de conocer a Breton. Hacia 1929 las abandon� para volver a un estilo cubista. Por
su parte, Dal� utilizaba m�s la fijaci�n de im�genes tomadas de los sue�os, seg�n
Breton, �...abusando de ellas y poniendo en peligro la credibilidad del
surrealismo...�; invent� lo que �l mismo llam� m�todo paranoico-cr�tico, una mezcla
entre la t�cnica de observaci�n de Leonardo da Vinci, por medio de la cual,
observando una pared se pod�a ver c�mo surg�an formas y t�cnicas de frottage; fruto
de esta t�cnica son las obras en las que se ven dos im�genes en una sola
configuraci�n. �scar Dom�nguez invent� la decalcoman�a (aplicar gouache negro sobre
un papel el cual se coloca encima de otra hoja sobre la que se ejerce una ligera
presi�n, luego se despegan antes de que se sequen). Adem�s de las t�cnicas ya
mencionadas de la decalcoman�a y el frottage, los surrealistas desarrollaron otros
procedimientos que incluyen igualmente el azar: el raspado, el fumage y la
distribuci�n de arena sobre el lienzo encolado.3?

Mir� fue para Breton el m�s surrealista de todos, por su automatismo ps�quico puro.
Su surrealismo se desenvuelve entre las primeras obras donde explora sus sue�os y
fantas�as infantiles (El Campo labrado), las obras donde el automatismo es
predominante (Nacimiento del mundo) y las obras en que desarrolla su lenguaje de
signos y formas biomorfas (Personaje lanzando una piedra). Arp combina las t�cnicas
de automatismo y las on�ricas en la misma obra desarrollando una iconograf�a de
formas org�nicas que se ha dado en llamar escultura biom�rfica, en la que se trata
de representar lo org�nico como principio formativo de la realidad.

Ren� Magritte dot� al surrealismo de una carga conceptual basada en el juego de


im�genes ambiguas y su significado denotado a trav�s de palabras poniendo en
cuesti�n la relaci�n entre un objeto pintado y el real. Paul Delvaux carga a sus
obras de un espeso erotismo basado en su car�cter de extra�amiento en los espacios
de Giorgio de Chirico.

El surrealismo penetr� la actividad de muchos artistas europeos y americanos en


distintas �pocas. Pablo Picasso se ali� con el movimiento surrealista en 1925;
Breton declaraba este acercamiento de Picasso calific�ndolo de �...surrealista
dentro del cubismo...�. Se consideran surrealistas las obras del per�odo Dinard
(1928-1930), en que Picasso combina lo monstruoso y lo sublime en la composici�n de
figuras medio m�quinas medio monstruos de aspecto gigantesco y a veces terror�fico.
Esta monumentalidad surrealista de Picasso puede ponerse en paralelo con la de
Henry Moore y en la poes�a y el teatro con la de Fernando Arrabal.

Otros movimientos pict�ricos nacieron del surrealismo o lo prefiguran, como por


ejemplo el Art brut.

V�anse tambi�n: Surrealismo abstracto, Surrealismo figurativo y T�cnicas


surrealistas.
Apogeo y decadencia del surrealismo
En 1938 tuvo lugar en Par�s la Exposici�n Internacional del Surrealismo que marc�
el apogeo de este movimiento antes de la guerra. Participaron entre otros, Marcel
Duchamp, Jean Arp, Dal�, Max Ernst, Masson, Man Ray, �scar Dom�nguez y Meret
Oppenheim. La exposici�n ofreci� al p�blico sobre todo una excelente muestra de lo
que el surrealismo hab�a producido en la fabricaci�n de objetos.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, los surrealistas se dispersan,


algunos de ellos (Dal�, Breton, Ernst, Masson) abandonan Par�s y se trasladan a los
Estados Unidos, donde siembran el germen para los futuros movimientos americanos de
posguerra (expresionismo abstracto y Arte Pop).

El surrealismo en Espa�a y Latinoam�rica


El surrealismo en la pintura espa�ola y latinoamericana
En Espa�a el surrealismo aparece en torno a los a�os veinte no en su vertiente
puramente vanguardista sino mezclado con acentos simbolistas y de la pintura
popular. Adem�s de Joan Mir� y Salvador Dal�, el surrealismo espa�ol lo componen
Maruja Mallo, Gregorio Prieto, Jos� Moreno Villa, Benjam�n Palencia y Jos�
Caballero, adem�s de los neocubistas que se pasan al surrealismo (Alberto S�nchez y
�ngel Ferrant).

Hubo un importante n�cleo surrealista en las Islas Canarias, agrupado en torno a la


Gaceta de Arte de Eduardo Westerdahl, del que un grupo de poetas invitaron a Andr�
Bret�n a venir en 1935; all� compuso este el poema Le chateau etoil� y otras obras.
Los m�ximos representantes de la pintura surrealista en el archipi�lago fueron
�scar Dom�nguez, Juan Ismael y el propio Westerdahl.

En Latinoam�rica se consideran surrealistas, adem�s de los ya citados Roberto Matta


(Chile) y Lam, a Remedios Varo y Leonora Carrington (ambas inmigrantes europeas
posteriormente nacionalizadas mexicanas).

La que es considerada como la primera exposici�n surrealista en Latinoam�rica se


llev� a cabo en Lima, Per� en 1935 por iniciativa de los poetas y pintores
surrealistas peruanos C�sar Moro y Emilio Adolfo Westphalen.4? Posteriormente en
M�xico, en enero de 1940, el mismo C�sar Moro con Andr� Breton y Wolfgang Paalen
logran presentar en la Galer�a de Arte Mexicano una selecci�n de cuarenta obras
tanto de representantes del movimiento surrealista como de americanos cuyo trabajo
ten�a afinidad con el movimiento.[cita requerida]. Existe un debate sobre si la
obra de Frida Kahlo pertenece a la corriente surrealista. Breton consideraba a
M�xico la esencia del surrealismo e interpretaba sus obras como surrealistas, si
bien la propia Kahlo dec�a claramente "Yo no pinto sue�os... pinto mi realidad".5?

Es de destacar el aporte al movimiento realizado desde Buenos Aires, Argentina, en


ese entonces considerada como la capital latinoamericana de la cultura, de artistas
y literatos como Aldo Pellegrini, Planas Casas y Batlle Planas.

El surrealismo en la literatura hisp�nica


El surrealismo fue seguido con inter�s por los intelectuales espa�oles de los a�os
30. Exist�a el precedente de Ram�n G�mez de la Serna, quien utilizaba algunas
f�rmulas vinculables al surrealismo, como la greguer�a.

Varios poetas de la generaci�n del 27 se interesaron por las posibilidades


expresivas del surrealismo. El primero en adoptar sus m�todos fue Jos� Mar�a
Hinojosa, autor de La flor de Californ�a (1928), libro pionero de prosas narrativas
y on�ricas. Su huella tambi�n es evidente en libros como en la secci�n tercera de
Sobre los �ngeles y en Sermones y moradas de Rafael Alberti; en Poeta en Nueva York
de Federico Garc�a Lorca y Un r�o, un amor y Los placeres prohibidos de Luis
Cernuda. Vicente Aleixandre se defini� a s� mismo como "un poeta superrealista",
aunque matizando que su poes�a no era en modo alguno producto directo de la
escritura autom�tica. Miguel Hern�ndez sufri� una ef�mera etapa surrealista y
durante la posguerra la impronta surrealista se percibe en los poetas del Postismo
y en Juan Eduardo Cirlot, y en la actualidad existe un cierto postsurrealismo en la
obra de algunos poetas como Blanca Andreu.

Pero puede decirse que fue solo en Canarias donde la aventura surrealista tuvo, en
el primer minuto del movimiento, aut�ntica expresi�n, esto es, declarada
vinculaci�n al movimiento pero sin instalarse en Par�s: la Facci�n Surrealista de
Tenerife, tal como la describiera Domingo P�rez Minik posteriormente.6? Todos sus
componentes, liderados por Agust�n Espinosa y vinculados a Par�s por el pintor
tinerfe�o �scar Dom�nguez, ven�an de la experiencia de la vanguardia insular con la
revista La Rosa de los Vientos, aparecida en 1926, y continuar�an trabajando en la
renovaci�n art�stica y literaria de las islas en Gaceta de Arte, una de las m�s
importantes revistas de la vanguardia hisp�nica, con diverso contenido de
vanguardia internacional y con colaboradores no surrealistas como Domingo P�rez
Minik y Eduardo Westerdahl.7? Aparte de Espinosa, Pedro Garc�a Cabrera, Emeterio
Guti�rrez Albelo, Domingo L�pez Torres y Jos� Mar�a de la Rosa completan la n�mina
de escritores surrealistas con obras como Crimen (1934) -considerada por algunos
como la mejor prosa surrealista en lengua castellana8?-, Romanticismo y cuenta
nueva (1933), Enigma del invitado (1936), D�rsena con despertadores (1936), Lo
imprevisto (1937) y V�rtice de sombra (1936). Juan Ismael se unir�a a �scar
Dom�nguez en la pl�stica, pero desarrollando su actividad en las islas. Como en los
dem�s casos, la Guerra Civil Espa�ola acab� con el grupo y con la vida de alguno de
ellos, como L�pez Torres -ahogado por los nacionales- o Espinosa, que muri� poco
despu�s del golpe de Estado; Garc�a Cabrera, por su parte, ser�a detenido y huir�a,
uni�ndose a las tropas republicanas. Sin embargo, la actividad hab�a llegado a su
culmen con la visita de Andr� Breton y Benjamin P�ret a Tenerife en 1935,
organizando una exposici�n de pintura, firmando el Segundo Bolet�n Internacional
del Surrealismo, intentando proyectar La Edad de Oro de Luis Bu�uel -prohibida por
el gobierno de la isla- y dejando en Breton un recuerdo que constituir� el
contenido del cap�tulo V de su L'amour fou (1937).9?

Aunque no se le pueda considerar un surrealista estricto, el poeta y pensador Juan


Larrea vivi� de primera mano la eclosi�n del movimiento en Par�s y reflexion� m�s
tarde sobre su valor y trascendencia en obras como Surrealismo entre viejo y nuevo
mundo (1944). En la actualidad existe una corriente de neosurrealismo en la poes�a
de Blanca Andreu. El espa�ol Fernando Arrabal tuvo una asistencia diaria al "caf�
surrealista" La Promenade de V�nus de 1960 a 1963. Andr� Breton public� su teatro,
su "Piedra de la locura" y algunos de sus cuadros.

En Hispanoam�rica el surrealismo cont� con la adhesi�n entusiasta de poetas como el


chileno Braulio Arenas y los peruanos C�sar Moro, Xavier Abril y Emilio Adolfo
Westphalen, adem�s de influir en la obra del escritor cubano Alejo Carpentier y de
los poetas chilenos Pablo Neruda, Gonzalo Rojas y el peruano C�sar Vallejo. En
Argentina, pese al desd�n de Jorge Luis Borges, el surrealismo sedujo a�n al joven
Julio Cort�zar y produjo un fruto tard�o en la obra de Alejandra Pizarnik. El poeta
y pensador mexicano Octavio Paz ocupa un lugar particular en la historia del
movimiento: amigo personal de Breton, dedic� al surrealismo varios ensayos
esclarecedores.

El surrealismo en la historia
En la literatura
El surrealismo tuvo como antecedente la pataf�sica de Alfred Jarry, y el movimiento
dada�sta fundado en Z�rich en 1916 por T. Tzara, H. Ball y H. Arp. Animados por
id�ntico esp�ritu de provocaci�n, Andr� Breton, Louis Aragon y Philippe Soupault
fundaron en Par�s la revista Litt�rature (1919), mientras en EE. UU. manifestaban
actitudes similares Man Ray, Marcel Duchamp y Francis Picabia, y en Alemania, Max
Ernst y Hugo Ball.

A esta fase sucedi� una actitud m�s met�dica de investigaci�n del inconsciente,
emprendida por Breton, junto a Aragon, Paul �luard, Soupault, Robert Desnos, Max
Ernst, etc. La primera obra de esta tendencia, que cabe calificar de primera obra
literaria surrealista, fue Los campos magn�ticos (1921), escrita conjuntamente por
Breton y Soupault. Tras la ruptura con Tzara, se adhirieron al movimiento Antonin
Artaud, Andr� Masson y Pierre Naville.

Breton redact� la primera definici�n del movimiento en su Manifiesto del


surrealismo (1924), texto que dio cohesi�n a los postulados y prop�sitos del
movimiento. Entre los autores que citaba como precursores del movimiento figuran
Freud, Lautr�amont, Edward Young, Matthew Lewis, G�rard de Nerval, Jonathan Swift,
Marqu�s de Sade, Fran�ois-Ren� de Chateaubriand, Victor Hugo, Edgar Allan Poe,
Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Mallarm� y Jarry. En el mismo a�o se fund� el
Bureau de recherches surr�alistes y la revista La R�volution Surr�aliste, que
sustituy� a Litt�rature, de cuya direcci�n se hizo cargo el propio Breton en 1925 y
que se convirti� en el �rgano de expresi�n com�n del grupo.

La producci�n surrealista se caracteriz� por una vocaci�n libertaria sin l�mites y


la exaltaci�n de los procesos on�ricos, del humor corrosivo y de la pasi�n er�tica,
concebidos como armas de lucha contra la tradici�n cultural burguesa. Las ideas del
grupo se expresaron a trav�s de t�cnicas literarias, como la �escritura
autom�tica�, las provocaciones pict�ricas y las ruidosas tomas de posici�n
p�blicas. El acercamiento operado a fines de los a�os veinte con los comunistas
produjo las primeras querellas y cismas en el movimiento.

En 1930 Breton public� su Segundo manifiesto del surrealismo, en el que excomulgaba


a Joseph Delteil, Antonin Artaud, Philippe Soupault, Robert Desnos, Georges
Limbour, Andr� Masson, Roger Vitrac, Georges Ribemont-Dessaignes y Francis Picabia.
El mismo a�o apareci� el nuevo �rgano del movimiento, la revista Le Surr�alisme au
Service de la R�volution, que suplant� al anterior, La R�volution Surr�aliste, y
paralelamente, Aragon (tras su viaje a la URSS), �luard, P�ret y Breton ingresaron
en el Partido Comunista. A fines de 1933, Breton, �luard y Crevel fueron expulsados
del partido. En los a�os treinta se sumaron al movimiento Salvador Dal�, Luis
Bu�uel, Yves Tanguy, Ren� Char y Georges Sadoul. Ya expulsado del grupo por Breton,
Dal� public� en 1942 "La Vida Secreta de Salvador Dal�", autobiograf�a que re�ne
muchos de los elementos propios del surrealismo y que constata las virtudes
literarias de un Dal� en pleno auge creativo.

Tras los a�os previos a la II Guerra Mundial, marcados por la militancia activa de
Breton, y los a�os de exilio neoyorquino de la mayor�a de sus miembros, durante la
ocupaci�n alemana de Francia, el movimiento sigui� manteniendo cierta cohesi�n y
vitalidad, pero a partir de 1946, cuando Breton regres� a Par�s, el surrealismo era
ya parte de la historia.

En las artes pl�sticas

Pintura surrealista
Al principio el surrealismo era un movimiento fundamentalmente literario, y hasta
un poco m�s tarde no producir�a grandes resultados en las artes pl�sticas. Surge un
concepto fundamental, el automatismo, basado en una suerte de dictado m�gico,
procedente del inconsciente, gracias al cual surg�an poemas, ensayos, etc., y que
m�s tarde ser�a recogido por pintores y escultores.

La primera exposici�n surrealista se celebr� en la Galerie Pierre de Par�s en 1925,


y en ella, adem�s de Jean Arp, Giorgio de Chirico y Max Ernst, participaron
artistas como Andr� Masson, Picasso, Man Ray, Pierre Roy, P. Klee y Joan Mir�, que
posteriormente se separar�an del movimiento o se mantendr�an unidos a �l adoptando
�nicamente algunos de sus principios. A ellos se adhirieron Yves Tanguy, Ren�
Magritte, Salvador Dal� y Alberto Giacometti.10?

La rebeli�n del surrealismo contra la tradici�n cultural burguesa y el orden moral


establecido tuvo su cariz pol�tico, y un sector del surrealismo, que no consideraba
suficientes los tumultos de sus manifestaciones culturales, se afili� al Partido
Comunista Franc�s. Sin embargo, nacieron violentas discrepancias en el seno del
grupo a prop�sito del debate sobre la relaci�n entre arte y pol�tica; se sucedieron
manifiestos contradictorios y el movimiento tendi� a disgregarse. Es significativo,
a este respecto, que la revista �La r�volution surr�aliste� pase a llamarse, desde
1930, �Le surr�alisme au service de la r�volution�. En los a�os 1930, el movimiento
se extendi� m�s all� de las fronteras francesas. Se celebr� en 1938 en Par�s la
Exposici�n Surrealista Internacional.

La segunda guerra mundial paraliz� toda actividad en Europa. Ello motiv� que
Breton, como muchos otros artistas, marchase a los EE. UU. All� surgi� una
asociaci�n de pintores surrealistas alemanes y franceses que se reuni� en torno a
la revista VVV. Estos surrealistas emigrados a EE. UU. influyeron en el arte
estadounidense, en particular en el desarrollo del expresionismo abstracto en los
a�os 1940. Cuando Breton regres� a Europa en 1946 el movimiento estaba ya
definitivamente deteriorado.

Entre los artistas pl�sticos se manifiesta una dualidad en la interpretaci�n del


surrealismo: los surrealistas abstractos, que se decantan por la aplicaci�n del
automatismo puro, como Andr� Masson o Joan Mir�, e inventan universos figurativos
propios; y los surrealistas figurativos, interesados por la v�a on�rica, entre
ellos Ren� Magritte, Paul Delvaux, o Salvador Dal�, que se sirven de un realismo
minucioso y de medios t�cnicos tradicionales, pero que se apartan de la pintura
tradicional por la inusitada asociaci�n de objetos y las monstruosas deformaciones,
as� como por la atm�sfera on�rica y delirante que se desprende de sus obras. Max
Ernst es uno de los pocos surrealistas que se mueve entre las dos v�as. La obra de
Ernst ha influido particularmente en un ep�gono tard�o del surrealismo en Alemania
que es Stefan von Reiswitz.

En los medios audiovisuales

Cabeza de Luis Bu�uel, obra del escultor I�aki, en el Centro Bu�uel de Calanda.
En la vertiente cinematogr�fica, el surrealismo dio lugar a varios intentos
enmarcados en el cine de las vanguardias hist�ricas, como La Coquille et le
clergyman (1926) 'La caracola y el cl�rigo', de Germaine Dulac o L'�toile de mer
(1928) 'La estrella de mar', de Man Ray y Robert Desnos, un cortometraje dada�sta.

Tambi�n se puede considerar surrealista Entr'acte , corto de 22 minutos de duraci�n


escrito por Ren� Clair y Francis Picabia, dirigido por Clair.

Luis Bu�uel, en colaboraci�n con Dal�, realiz� las obras m�s revolucionarias: Un
perro andaluz (Un chien andalou, 1928) y La edad de oro (L'�ge d'or, 1930).

En 1931 Jean Cocteau escribi�, dirigi� y estren� La sangre de un poeta ,


mediometraje surrealista de 50 minutos de duraci�n.

En Estados Unidos la madre del surrealismo cinematogr�fico, desde 1940, fue Maya
Deren. Su obra Meshes of the Afternoon (1943), de 14 minutos de duraci�n, se
considera la primera obra maestra surrealista estadounidense. Sin embargo, tambi�n
se puede considerar surrealista un film anterior, Rose Hobart (1936), en donde
Joseph Cornell realiza un nuevo montaje en fomra de collage a partir de celuloide
de otro film anterior, East of Borneo (1931), cinta pre-code dirigida por George
Melford.

Alfred Hitchcock y Salvador Dal� colaboraron cuando el primero encarg� al artista


catal�n parte de la escenograf�a de Recuerda (Spellbound, 1945).

Desde los a�os sesenta del siglo XX cineastas contempor�neos como Alejandro
Jodorowsky, David Lynch, Jan �vankmajer, Fernando Arrabal y, en los a�os ochenta y
noventa, Jean-Pierre Jeunet, Julio M�dem, Stephen Sayadian, o Carlos Atanes, entre
otros, muestran la influencia del surrealismo.

El cine escrito o dirigido por el Grupo P�nico, formado por Roland Topor, Arrabal y
Jodorowsky, tambi�n se considera cine surrealista o post-surrealista, pues los tres
formaron parte del Grupo Surrealista liderado por Breton en Par�s entre 1960 y
septiembre de 1962. De entre todos sus films The Holy Mountain (1973), de
Jodorowsky, se considera el ejemplo m�s depurado de cine simbolista y surrealista.

V�ase tambi�n
Mujeres surrealistas
Grupo Logicofobista
Referencias
Superrealismo y superrealista son t�rminos m�s apropiados en castellano, y como
tal los recomienda la RAE en su diccionario, pues el prefijo sur- no existe en esta
lengua; sin embargo, el uso ha impuesto las formas surrealismo y surrealista (que
tambi�n recoge el DRAE, aunque remitiendo a las formas con prefijo sobre-).
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Mountain Project
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P�rez Corrales, Miguel Entre islas anda el juego, Teruel, Museo de Teruel, 1999
P�rez Corrales, Miguel Agust�n Espinosa. Entre el mito y el sue�o, Las Palmas,
Cabildo de Gran Canaria, 1986.
P�rez Corrales, Entre islas anda el juego, op. cit.
Essers, V., op. cit., p�g. 557-558
Bibliograf�a
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Spector, Jack J. (2003). Arte y escrituras surrealistas (1919-1939). Madrid:
Editorial S�ntesis.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categor�a multimedia sobre Surrealismo.
Wikcionario tiene definiciones y otra informaci�n sobre surrealismo.
Wikiquote alberga frases c�lebres de o sobre Surrealismo.
Definici�n del surrealismo �Qu� es el arte surrealista?
Surrealismo: caracter�sticas y principales artista

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