Aprendizaje y Memoria 2
Aprendizaje y Memoria 2
Aprendizaje y Memoria 2
Durante gran parte de la primera mitad del siglo XX, la memoria no constituyó un tema
respetable para los psicólogos experimentales, lo que refleja el dominio del conductismo.
Sin embargo, algunos conductictas —en particular, los estadounidenses— estudiaron la
llamada conducta verbal utilizando el aprendizaje de pares asociados, en el cual se
representan pares de palabras no relacionadas, donde el primer miembro del par representa
el estímulo y el segundo la respuesta.
Este enfoque asociacionista hizo que el estudio de la memoria tuviera una posición firme
dentro del marco conceptual conductista, y que desde entonces se le observa de manera más
clara en la teoría de interferencia, que es una de las principales teorías del olvido.
Fases
En el proceso de almacenamiento de los conocimientos en la memoria es posible
diferenciar las siguientes fases:
Memoria sensorial
Se denomina memoria sensorial a la capacidad de registrar las sensaciones percibidas a
través de los sentidos. Constituye la fase inicial del desarrollo del proceso de la atención.
Esta memoria tiene una gran capacidad para procesar gran cantidad de información a la
vez, aunque durante un tiempo muy breve.
Existe una serie de almacenes de información provenientes de los distintos sentidos que
prolongan la duración de la estimulación. Esto facilita, generalmente, su procesamiento en
la llamada memoria operativa.
Los almacenes más estudiados han sido los de los sentidos de la vista y el oído:
La memoria operativa o memoria de trabajo está formada por varios subsistemas, a saber:
un sistema supervisor (el ejecutivo central) y dos almacenes secundarios especializados en
información verbal (el lazo articulatorio) y visual o espacial (la agenda visoespacial).
El ejecutivo central coordina los recursos del sistema y los distribuye por diferentes
almacenes, denominados esclavos, según la función que se pretenda llevar a cabo.
Se centra, por lo tanto, en tareas activas de control sobre los elementos pasivos del
sistema; en este caso, los almacenes de información.
Además, se ha demostrado que las personas ancianas muestran peor rendimiento en las
tareas que requieran el uso del componente del «ejecutivo central» de la memoria de
trabajo. Por el contrario, las tareas que precisen del bucle fonológico no se verán tan
afectadas por la edad. En la actualidad aún no está aclarada esta cuestión.
Las características de esta memoria son importantes al tratar de desarrollar una serie de
reglas que permitan obtener una buena ejecución en una tarea.
Otra característica que diferencia ambos tipos de representación se refiere a que los eventos
almacenados en la «memoria episódica» son aquellos que se han codificado de manera
explícita, mientras que la «memoria semántica» posee una capacidad inferencial y es capaz
de manejar y generar nueva información que nunca se haya aprendido explícitamente, pero
que se halla implícita en sus contenidos (entender el significado de una nueva frase o de un
nuevo concepto utilizando palabras ya conocidas).
Los recuerdos
Los recuerdos son imágenes del pasado que se archivan en la memoria. Nos sirven para
traer al presente algo o a alguien. Se definen también como una reproducción de algo
anteriormente aprendido o vivido, por lo que están vinculados directamente con la
experiencia.
Los recuerdos de un colectivo humano nos dan una aproximación más cercana de la
realidad que la propia historia, puesto que ella suele saltarse los hechos individuales para
centrarse en los acontecimientos globales.
Patología
La enfermedad del Alzheimer es una clase de demencia progresiva causada por la aparición
de placas y nudos neurofibriliares en distintas regiones de la corteza cerebral y el
hipocampo. Al principio, estos nudos y placas, se concentran en la región temporal media,
esta zona está relacionada al establecimiento de nuevas memorias explícitas. Esta zona es
vital para el establecimiento de la memoria episódica y contribuye a la formación de nuevas
memorias semánticas. La apolipoproteína E (APOE) es esencial para el catabolismo de
lipoproteínas. Además, ha sido vinculada a enfermedades cardiovasculares. La APOE E4
ha sido relacionada a una mayor sensibilidad a desarrollar Alzheimer. El APOE4 tiende a
producir una acumulación amiloide en el cerebro, algún tiempo antes de que aparezcan los
primeros síntomas del Alzheimer. A pesar de los recientes hallazgos, la presencia del gen
apolipoproteína E, no permite explicar todos los casos de la enfermedad del Alzheimer.
Alteraciones cuantitativas
Amnesias
La mala memoria está provocada por factores o deficiencias biológicas ajenas propiamente
al funcionamiento normal de la misma.9 La amnesia es la ausencia de recuerdos de un
período determinado de la vida. El sujeto suele estar consciente de que son recuerdos que
existieron, pero que se han perdido. Pueden ser parciales o totales.
Hipomnesia
Hipermnesia
Dismnesia
Alteraciones cualitativas
Otra de las ayudas eficaces para mejorar la retención consiste en dedicar una buena parte
del tiempo de estudio no a la lectura sino al repaso mental de lo que se ha leído, a su
reproducción ordenada sin recurrir al libro más que cuando falla la memoria. De esta forma
no solo la retención, sino los mecanismos de captura de lo retenido, se consolidan y
perfeccionan. En algún caso, el tiempo dedicado con fruto a este repaso mental ha llegado
hasta el 80%.9
Caducidad: Los datos almacenados pueden ir diluyéndose con el paso del tiempo. Y
esto tiene un sentido en la memoria sensorial, y en los plazos corto y mediano, pues
es la manera de que no lleguen a saturarse. Pero no encontramos explicación al
hecho de que se olviden cosas que estaban almacenadas en la memoria a largo
plazo, pues su capacidad es prácticamente ilimitada. Algunos investigadores
afirman que los recuerdos se conservan de por vida, y lo que falla es el modo de
acceder a ellos.
Por comisión:
La Memoria y la Psicología.
La memoria es una función cerebral que interviene en todos los procesos de aprendizaje
del ser humano. Es vital para la supervivencia del individuo como lo ha sido para la
supervivencia de la especie. Esto es un punto común con muchas de las especies animales,
por no decir todas y cuando consideramos novedosos aspectos en estudio como la memoria
de las células, también es un punto común con las plantas y los demás seres vivos.
La memoria humana, al igual que el ser humano en sí, es compleja y fascinante. Es a ella
a la que mayor atención préstamos y a la que mayor esfuerzo le exigimos en nuestras vidas
ya que, nuestra vida existe gracias a nuestra memoria. La vida está formada por recuerdos.
La memoria es la capacidad de adquirir, almacenar y recuperar información. Somos quienes
somos gracias a lo que aprendemos y recordamos. Sin memoria seríamos incapaces de
percibir, aprender o pensar, no podríamos expresar nuestras ideas ni tendríamos una
identidad personal, porque sin recuerdos sería imposible saber quiénes somos y nuestra
vida perdería sentido. Este mapa conceptual consiste en un resumen del tema de la memoria
humana que estamos estudiando. Del título principal "La memoria humana" salen distintos
apartados en los que se divide el tema.
“Tu cara me parece conocida”: Que nos ocurre cuando encontramos una persona a la que
conocemos (o creemos conocer) pero nos es imposible identificar (o determinar con quién
tiene tal parecido).
Sensación de conocer: Este es el caso en que creemos firmemente conocer algo o saber
algo, pero a la hora de utilizar ese conocimiento se fracasa. Esto nos ocurre con más
frecuencia en materia semántica.
Fenómeno de “lo tengo en la punta de la lengua”: Está muy relacionado con el anterior y
es específicamente la incapacidad de encontrar la palabra correcta para lo que se quiere
decir, encontrando tal vez muchas asociadas o relacionadas pero sin que se ajusten
exactamente a lo buscado.
“Deja vu”: Es una anomalía del reconocimiento que implica que experimentamos esa
situación de “esto ya lo he visto” o “esto ya lo he vivido”, aún a sabiendas de que es la
primera vez que lo vemos o vivimos.
“Jamais vu”: Es el caso contrario al anterior. Aquí, aunque el individuo conoce y sabe que
conoce determinada situación y la recuerda, no experimenta ninguna sensación de
familiaridad.
Atendiendo a un parámetro estrictamente temporal, se puede hacer una primera distinción entre
memoria de duración breve o memoria de corto plazo, y la de duración más prolongada o
memoria de largo plazo. Esta clasificación dependiente del tiempo fue propuesta por
Ebbinghaus (1885) en su libro titulado “Memoria: una contribución de la psicología
experimental” y la formalizó posteriormente William James al publicar los Principios de
Psicología (1890), en donde describía entre otras cosas, la distinción entre las memorias primaria
y secundaria, que más tarde se vincularían a la organización y función de sistemas cerebrales,
haciendo referencia a una memoria que duraba unas cuantas horas y una memoria que duraba
días, semanas o incluso años. De forma general se puede obtener una memoria corta con una
exposición única a un estímulo, mientras que para obtener una memoria más prolongada
generalmente es necesaria la repetición de la tarea (James, 1890).
Sin embargo, hay ocasiones en las que un solo estímulo es capaz de generar una memoria
prolongada, tanto o más que la repetición de estímulos no significativos. Se trata, lógicamente,
de estímulos altamente relevantes para el individuo que, por tanto, podrían activar los
mecanismos celulares implicados en la generación de memorias de larga duración de forma aguda.
Uno de los principales especialistas en esta área, Squire (1987) ha propuesto un sistema de
clasificación de memoria humana de las distintas funciones de aprendizaje y memoria de largo
plazo, basado en la experiencia de estudios neuropsicológicos. La visión que esta clasificación nos
ofrece es la de un sistema de memoria distribuida, en el sentido de que, a pesar de que sea posible
identificar cada una de las diversas funciones de memoria con determinados substratos
neuroanatómicos, no puede hablarse de un sistema de memoria en el cerebro del mismo modo
que podemos hablar de la corteza visual o somatosensorial. Por el contrario, es muy probable que
la memoria y el aprendizaje sean capacidades de numerosos sistemas cerebrales, corticales y
subcorticales, dotados de plasticidad y capaces, por lo tanto, de modificarse en función de la
experiencia.
La clasificación propuesta por Squire divide la memoria en humanos de largo plazo en dos
grandes sistemas: el sistema de memoria explícita y un conjunto de subsistemas de memoria
implícita. La memoria explícita se identifica en gran parte con lo que Tulving denomina
“memoria episódica”, es decir, el conocimiento de eventos vividos personalmente y ligados a
contextos de tiempo y espacio específicos. Se ha demostrado que el hipocampo es necesario
para la adquisición de este tipo de información, aunque quizá no lo sea tanto para su
conservación a largo plazo. La hipótesis más aceptada actualmente es que el hipocampo es
necesario para la fase inicial de adquisición del conocimiento explícito pero no es, sin embargo,
un sistema de almacenamiento de la memoria. El proceso de consolidación de la memoria
explícita parece depender del intercambio entre el hipocampo y diversas zonas corticales, a través
de sistemas bidireccionales de conexiones córtico-hipocampales; asimismo, parece que los
sistemas de almacenamiento se localizarían a nivel cortical y de nuevo dependería del hipocampo
la reactivación y reorganización, para la utilización de esas memorias corticales (Ellis y Young,
1992).