Sueños y Realidades - Juana Manuela Gorriti TOMO II
Sueños y Realidades - Juana Manuela Gorriti TOMO II
Sueños y Realidades - Juana Manuela Gorriti TOMO II
OBRAS COMPLETAS
DI: LA
....
VICENTE G. QUESADA.
TOMO SEGUNDO.
BUENOS-AIRES.
Imprenta de Mayo de C. Calav~Je (Editor)-Moreno 24/.
t 865.
EL. ANGEIJ CAlDO.
1
EL REY CHICO.
IV.
B O n R A S eAs DEL AL ~l A •
1..,\ fITA.
LA FUGA.
~L ASESl!\ATlJ.
E I. V' O l U NT A R 1 O .
1.A LEONA.
EL RECL ..\MO
ESCENAS OE A BORDO.
EL RA PTe •.
XI\".
nl~VRl.ACIONES.
E L E Ne l: E NT R () .
Lilna 1~62.
·
EIJ TESORO DE LOS INCAS
LEYENDA HISTÓRICA.
1.
Hácia los úllimos añus del reinaJo ULJ Oon Cárlos IU,
vivia en una villa de A.ragon el hidulgo AlulJSJ de MaMo-
nado. Era este uno de esos ilobles de rica alcurnia y es-
~uálida hacienda; condecorados con reales órdenes,. pero
de escarcela tan limpia como los hlasones de su escudo;
caballeros de Calülraba ó de Alc:ll1lHra cuyo agujereado
nnnlt) venían á remendat· sus hijos con el uro de la Amé-
rica, y muchas veces á costa de infamias y de crímenes.
La casa solariega de Maldonado, negra y derruida como la
furtlJ na de Sil dueño, tenia por vecino el opuItmto p;¡}acio
(lt~ Vahleneira perteneciente al marques de este nombre;
yi"jnpabcieguá quien cada ario traia el esUo á morar111-
gunos di;lS en sus tierras. Con él vino una vez la hermosa
¡leon ¡r'a de Aranda, su pupila radianlr, aparicion que
dCITamó luz y alegria en la triste vilia y á la que no pu-
EL Tr.:--ORO BE WS I~C \"" tOi
dieron ver sin amarla I/)..; dos hijos de Maldanado, Diego y
Sancho.
y heahí flue la discordia dividió aqllellos hermanos,
que desde ese momento se acecharon, aborreci¡"ndosc con
. morta 1. '
un OdIO
Pero aunque.nobles, ninguno de ellos podia aspirar
tÍ la mano de la bella pupila del marques de Valdeneira;
porq::e Eleonora, descendiente de una de las mas ilustres
casas de España, carecia de bienes; y por tanto debía ha-
cer un malrimonio rico, que le diera los medios d(~ oCllpnr
en la curte el puesto á que la llamaba su nacimiento.
Un dia Diego oyó á su hermano decir á Alonso de
Maldonndo:
-Padre: necesito riquezas, y para adquirirlas voy á
la curle asolicitar un empleo en l\I'j ico.
Aquellas palabras fueron para el rival de Sancho un
rayo de luz. En efecto, ¡por:qué no habia tenido tambien
él la misma idea? ¿por qllé no habia pensado en esa do-
mus rÍutea C¡Ufl S3 llamaba América, de donde podia
sacar á plenas manos oro para comprar el amor de
Eleonora? Sí! iría allá, y con mas probabilidades de
buen éxito que su hermano, por qué no se detendría en
los medios. Solo que, como s:.óia que A.IOtBO no le per-
mitiria dejar el reino, plle3 c!)m) segundon de una casa
noble se debia al ejército, pal"tiria en secreto. Aqu?llo
sería una desercíon; pCl"O niego d~seaba lIlucho á Elco-
nora para andarse con escrúpu}.)l. S mcho habia pe-
1ido á S:.l padre un plal) JU"d'J3 alias plr.l cnri(IU]-:
tO~ ~tlB~j¡)j Y RII:ALlhA Uf~S.
conduce al I\odadero.
-A 1 fi n ! -esclamó.
y á poeo una mujer cubierta de los piés á la cabeza
con una gran manta negra se detuvo ante él y murmuró
,~on sombrío acento:
- H{me aquí Diego! Traigo sobre mi cabeza la
cólera de Dius y la maldicion de mis antepas!l.dos; pero
tú lo has querido. Tu pié va á hollar el sagrado recinto
que solo han pisado los hijos de los reyes. I Plegue al
gran Pachllcamac castigarme á mí sola y no estender sobre
tí su enojo,
Ah ra uejaq .c ligue tus manos, que vende tus ojos,
y te cllvllcha en la manta de mi padre para que las almas
de lns 1neas no te COflüzcan al entrar en la ciudad sagrada.
VII.
las lindas flores color de oro que brillan allá abajo entre
las piedras? Voy tÍ cojerlas para ti.
y una bella niña de cinco años, fresca, rosada y en·-
vuelta en un gracioso anacco descendió saltando alegre-
mente uno de aquellos ásperos senderos. Al mismo
tiempo de trás un peñasco salió una joven india, grit~ndo
con angustioso acento: I No, Cecilia, no, hija mia! Esas
piedras están en el camino .... ¡Oye las carreras de los
soldados I Si vienen .... Ahi están! Allá viene uno ....
~fi hija! .... ~ija mia .... , Oh !
En efecto, un regimiento descendió costeando la
cascada.
Al llegar al valle, de una de las últimas compañias
se habia separado un oficial, y llamando á un ordenanza
habíale dicho algunas palabras señalando á la niña, que
á 10 lejos cogia flores entre las piedras del camino.
RI soldado se dirigió háeia ella á galope, y Uegand& á
su lado, inclinóse sobre el estribo, y la arrebató en sus
brazos. Mas al momento de enderezarse sobre la silla
para colocar á la niña en el arzon, sintió dos m~mos de
acero, que aferrándose á su garganta lo dBrribaron en
tierra.
ta india habia corrido en auxilio desu hija; y tenien-
do la. eab~za del soldado·bajo 5U rodilla buscaba con ojos
~er~es una piedra para aeabar de matarlo.
SI HACES MAL l'iO ESPElfES BIEN. tti7
LOS HANIHDOS.
u
IV.
nE~lNISCENCIAS.
VI.
medespeñ6 en un barranco.
Al eaer vÍ á ese hombre. Era el oficial que seis años
antes me ultrajó en esos mismos sitios, y que ahora me
robaba mi hija, mi pobre hijita que me llamaba ... 6 ...
La india se interrumpi6 de súbito. Su mirada ha-
bia encontrado el rostro de Amelia. Fijó en el1a los ojos
conespresion de angustiosa duda, y gritó de repenle-
-¡Ceci.!ia! I!
-Mamay-murmúró Amelía, cayendo desmayada
en los brazos de la india.
e uillermn se precipitó hácia ella, y la tomó en :)Us
SI HAcEs MU NO ESPftRES BIEN. tSt
brazos. Pero Amelía, vol viendo en si, lo rechazó con
ttrror.
-¡Desventurado!-esclamó-huye lejos de mi. ¿No
comprendes? jSoy tu hermana!
El coronfl estrechando sus sienes entre las crispadas
manos, huyóde allí, dqudo roncos gritos.
Al siguiente dia, los cabreros de la montaña encon-
traron su caJáver, devorado por los buitres, en el fondo
de uu despeñadero.
Vll.
CONCU!5ION.
-Y .... 1
-ya ...... 1
Así se abordaron, al encontrarse unt! noche en el
portal de escribanos, dos lindas y elegantes jóvenes.
La una resplandecía con todas las galas de la hermo-
sura y de la felicidad; la otra, mas jóven aun, tenill en su
bello rostro una espresion de tristeza y de resignacion que
la hacia €D estremo interesante.
Embozado sobre el paletot en un chal escoces, se-
gu~alas de cerca y furtivamente un apuesto caballero.
-¿ Comenzaste ya-continuó 10 primera-á cum-
plir el terrible voto? .
-Sí: hace dos dias sirvo en Santa Ana, y mafia na
tomo el hábito de hermana de la caridad.
-Pero ,has pensado, desdichada Amalia, <.>n el
o;(!F.~OS l" I\E.~.Lm.\Il~.
-¡Ah!
-y sin embargo, meditando en ello, no ellcontraria
razon para dudar de Guillermo. Peru ¡ ay ! el corazon
no medita ni razona: siente; y aquÍ -continiló la mu··
chacha llevando su mano al pecho -aquí hay una con-
viccioll profunda de que ya n) me ama. Oh! quiera
200 SUF.Ños \' RF..\I.IIHJlJ.:S.
ti N A. ~lL R A. 1L\ .
L AH 1J A DEL ARTE.
E L S U E ~ O DE .~ Re E L I 1 .
•
•
•
}:n la misma hora, á una milla de distancia, en la
pobre cabaña del ganadero, Grizel. despues de una larga
vigiliaentrp.las lágrimas, la duda y la esperanza, oyó en
fin á lo iejos en el reloj del castillo, las doce campanadas
de media noche. .
Al ver llegar el momento decisivo, Grizel tuvo miedo:
habria deseado volver á las horas de duda y ansiedad que
10 habian preeedido. Un sudor frio heló su cuerpo; al-
lose trémula, y acercándose á ]a ventana escuchó con so-
bresalto. El silencio era profundo; y sin embargo, creyó
oir lo~ pasos de alguien que se aleja!la.
-Guillermo! esclamó, Guillermo me ha traido el
ramillete de la velada!
y corriendo á la ventana, abrióla con gozoso ademan.
El. RnllLl.iTE O[ 1..\ VELW.\.
.~LUCIi\ACIO~.
DOS MUJERES.
Lima. 18~2.
Era de la creacion el cuarto dia y la luz primaveral
rosada y tibia se derramaba á torrentes sobre la naciente
creaClOn. Yel etéreo azul del firmamento era tan puro,
que dejaba ver las estrellas en tomo del sol. Y los vastos
mares bullian en su profunda cuenca; y la tierra se esten ..
dia en l1anuras y se alzaba en monlañas y se hundía en
cónca vos valles.
y el Eterno sonrió á su obra.
y la tierra se estremeció de alegria, y los prados se cu-
brieron de flores; y las yerbas aromáticas brotaron en la
falda de las monlaü.-, y tupidos bosques en las cimas de
ellas.
y Dios lcndiú sobre su obra una mirada de compla-
ccnCld.
y las flores de los prado~, y In yerba de los campos,
y lus árboles tle las florestas, enlonarun un himno de ala-
banza al Creador.
Yel naranjo del EOi'n dijo al cedro oel Sanir:
i Bendito s~ el Seúor! Ek·vu tu tima hLÍsta ('leic-
2íO SUEÑOS Y REALIDADE:;.
Lima.
LA FIEBRE A~I.\R]LLA
Un dia mas abrumada que nunca del pesar qU& m..
roia el alma, leia yo «I~elül). El desórden de espírih.l
sembrado en todas sus pújinas, esa uesesperacion sin ob-
jeto, ese dolor de la duda, el conjunto ue delirios que ha-
cen de ese eslraño libro tina sombría pesadilla, produje-
ron en mi un efecto inaudito.
Parecióme ver elevarse de los negros renglones qua
rec.orria, una niebla roja que subió á mis ojos y pasó á
mi cerebro transformándose allí en un inmenso torbellino
que paseó sus ámbitos dilatandolos hasta lo infinito, é in-
cendiándolos con soplos de líquido fuego. Y en tanto
que una llama abrasadora devoraba mi cabeza, mi cuer-
po aniq uilado por estraña languidez se desplomaba como
una masa inerte, y rodaba sin término en la pendiente rá-
pida de un torrente cuyas olas color de azufre ibunil psr-
derse en los lejanos celajes del horizonte.
Al fin 1& amarilla onda que me arrastraba fué ha-
. ('ién<1o~(-' mas lenta; el aire mas denso; la luz mns téntI~
hasta perderse en profundas tinieblas ..... y un mar de
01 vido invadió m i ser ........ .
Poco á poco, una vaga sensacion de vida pólpitó en
las fibras entorpecidas de mi torazon; un destello del pen-
samienlo comenzó á colorear las brumas que oscurecian
mi cerebro. Llamé large tiempo á la memoria y vino al
fin, pero larde y por el extremo opueslo de mi existencia.
Maseuandoqueriall('g{l~ al tiempo presente, encontra.ba
una valla insuperable que me detenía con mas fuerza,
mientras mas me obslinaba en romperle. Faligada de
N4Ln l'\loo~, díam fin paso ,al través de lo mente al mudal
de i~.3jenesfq1Je venia'u de lus OSOtJ>rUS regioues 'del pasa-
oo.
Ví u tln niña rOjada, alegre y turou 1m tia ('lorrf'r Sltl·
tanJo'lm los floridos cnmpos.
\i una juven, hermosa vtrjelil., vestida de \ijeros CM-
doles, coronada de rosas blancas y de biancas Husiones,
d'a.r ~1llTh:1nO, el corazon y el drstino al hom:bre que despe-
dazó su destino y su COTillon. Ví una madre, pálida, ooa
lt:lS cabellos desgreñados, v~lm' de rodinas y anegada en
lúgl'imas ú su hija moribunda. Víla con los ojos secos y
el corawn henchido de sollozos, estrechar contra Sil pe-
cho ti StJ nitia muerta. y depositar con sus manos el yerto
rl161aver en lil túmha.
V\ una mujer solitaria, abandonada impunemente
pur aquel que juró pr.otegerla yamarla hasta la IDuert-e.
VHa, buscando el olvido en el tumulto del mundo, llamar
~n ausilio suyo á la coqueterio, á la frivolidad, y reir,
I.A FIF.nnE UfAl\lt.U.
UIIGI) HIO-
••••••
A LOS LECTORES~
Noviembre de 1865.
VU.:.ENTE G. QUESADA.
LA PRBISA lRORNTINA y LA SEÑORl DI QORRITI.
1.
l.'
Desde la orilla del rio filIe los In:1 íos. lIa!lla ron {~n Sil poe·
tico lenguaje parienf,e riel mar-Parana,-sin duda p.r Sll mag-
nificencia y el c.audal de sus aguas correntos~s que se jirijen
al Oce:!no, he visto muchas veces descender el sol iluminan-
do con SllS últimos rayos las nubes que le acompañaban en Sll
adios, dejando al ocultarse la luz tan dulcemente melancólica
del crepúsculo de nuestro pais: de esa hnra de inefahle J bere-
na hermosura, precursora deJas noches argentinas. tranqui1as
y despejadas. ~Las habeis olvidado? ¿o~ ocordais señora. de
e~a luz crepusrular, alumbrada por la cual ,Jugadal!! ~jn duda
su EÑOS \' 1\ E Al. llJAllE ,.; .
11.
¡Recuerdos ,le la infancia! escenas placenteras y seduclo-
ra~ que pasastei5 \'elo~es para no volver y que cstais ahora
mezcladas con las ajitacionei' (le hl vida pdiosl 'Uecue¡'dos
e\'o,~a(los por la lectura de vueslro libro, remii1iscencias
inolvidables de la primera cllad, refrescad mi.frente preocu-
palla por la narracion seductora de las vuestras!
Ayudada por vuestra memoria y á tI trisle luz de la
lámpara (lel proscrito, habei5 reconstruido el Chamic:ll, sus
edificios derruidos, SllS arbolc{las, sus jardines, y ha beis evo-
callo los recuerdos que quedaron gravados en la ardiente é
impresionable imajinacion de la- que entónces era niña: al
hacerlo Si~ han levanlado para ayudar HlCslra memoria la
somhra de lo~ muertos, y yur~lras rrminiscencias están em-
310
111.
1.
Apesar de qll8 los trabajos literarios no producen lu-
cro en América, sin embargo la literatura cuenta en estos paí-
ses con notables y fecundos ingenios. La pohreza que casi
JUlCIO DE LA PRF:i\S"-\.
1I.
VICENTE G. QUESADA. •
. Julio de 1864•
• (Remta de Buenos·Aires, t. 4. Q )
•
SUENOS y REALIDADES.
1111.·
BIBLIOGRAFIA.
1.
Si algo se necesitase para probar la exactitud de estfl
juicio y la noble generosidad de las argentinas, bastaria
senalar como un te.~timonio la· proteccion que dispensan
á In edicion tle las obras completas de la aulora de
las palabra3 que sirven de epigraf~ a estas líneas. El
bello sexo se ha apresurado 3 contribuir á In ímpre.
¡oion de 8utñ JS y Realidades, como una proteccion a la
Sl'f.~o:; \' IIE.\I.JIl.\UE-;.
SUEÑOS Y REALIDADES.
.....-
IIDICB DEL TOMO 11.
EL ANGEL CAmo.
1. Ciento contra lino. 5
H. El Rey Chico . 16
111. La voz del corazon 23
IV. Borrascas del alma 30
V. El pacto. 4l
VI. La cita . 45
VII. La flJga . 49
VIII. El asesinato. 57
IX. El voluntario . 62
X. La Leona 64
XI. El reclamo. 68
XU. Escenas de á bordo 70
XIII. El rapto 73
XIV. RevelaciOl.es 75
XV. El encuentro 83
EL TESORO m: I.OS INCAS. (Leyenda histórica.) 87
QUiE~ ESClTCHA su MAL OYE.
(Confidencia de una confidencia.)
l. "
137
11. J.. a Alcoba de una escéntrica. 142
SI HACES MAL ·NO ESPERES BIEN.
l. El rapto.
n. Los bandidos . 158
Ill. El protector . 160
IV. Doce años despues. . 162
V. Reminiscencias . 168
VI. Historia de los Caminos , . 176
VII. Conclusion. 182
UNA HOHA DE COQllET~ll1A. 185
EL RAMILLETE DE tA VEI.ADA.
l. La confidencia. 197
1I. Una mirada 203
rIl. La hija del arte 209
IV. El sueño de Arcelia . . 215
V. El sueño de Grizel. . 218
VI. La Condesa. 220
"n. Al ucinacion . . 222
ViII. Dos mujeres . 227
UNA REDONDILLA. 231
EL ,NARANJO y EL CEDRO. (Leyenda bíblica.) 237
LA FIEBRE AMARILLA. 241
GÜEUES~ (Recuerdos de la infancia.) 249
EL GENERAL VID.U. (Apuntes para su biografia.) 287
Alos lectores . :305
La prensa Argentina y la Señora de Gorriti-
(juicio sobre sus obras y noticias referentes á
su persona.) 307
..... J •
•
LIST A DE SUSCBIPCION.
0'.'0
BtJENOS-AIRE~h
.0\ .
Anchorena, s"ñora doña. Estanislada Arana de
AIl!ina. señora doña. Antonia l\1an de
Alvear, i'Iilñora doña Teodelina F. de
Alvaro Barros, !leñora doña N. Haatsrnan ¡{ft
..\.lzaga, señora doña Zelmira P. de
Anchorena, óeñora ¡{oña M. Aguirre de
Achaval. señora doña Jacoba de
Ah·arez. señora doña Maria de
Amaral, señora !loña 80fia de
.'\maral, señorita doña Sofia Ignacia
Amoedo, señorita doña Joaquina
Anzó, señora doña Pastora Boneo de
Avellaneda, señora doña Cármen Nobraga de
B.
Boneo, señora doña [saae Medina de
Barros Pazos, señora doña Leocadia M. de
Basabe, señora doña Laura O. de
Backer, señorita doña Euelmira
Barbieri, sañorita uoña Clotildl'
Barrenecbea, señora doña Clorinda R. de
Beaseocbea, señora doña Tomasa G. de
Benites, señol"1l doñllCruz de
Bernal, señola doña M. Linch de
Bilvao Lavieja, señora doña N~ de
Borches. señora doña Rosa U. de
Burz:wo. seDora doña Luisa Canera da
~.
Cobo, .eñorita doña 0010re8
Cavireau, ~eñorita de
Carranza, señora doña Amelia'G. de
Carranza, señora doña Ana Velazquez
Casavalle, señorita doña Mária •
Castro, señorita doña Enliqueta
Cernada~, señorita d!lña Aguéda
Cires, señora doña Isabel
Corvalan, señora doña Candelaria C. d.
Costa, señorita doña Valentina
Cramer, señora doña G. L. de
Crisol, señorita doña N.
D.
Dominguez, señora doña 'Ana Cané de
Dessiens, señorita doña Isabel
Dillon, senora doña N. de
E.
E8e¡j.Jad~, señara dolia N. d(~
F.
F OX, señora doña N. Somellera de
Freyer, señorita doña Maria
Fazier, señora d"ña AJIdrea R, de
G.
Galup, señora doña N. de
Garay, señora doña Petrona
Gayoso, señorita doña Carolina
Gomez, senorita doña Elisa
Gomez, señora doña Josefa
Guyot, senora doña Rosa Bequis ·de
l.
Ibañez. ~eñora doña Irene L. de
Iblarrola, señorita doña Pamela
Isla, señora doña Rosa C. de
K.
Kier, señorita doña Deidamia
L.
Lamas, señora deña N. Somellera de
Lapuente, señora doña UrsuJa de
Lastra, señora doña Angela B. de
Lastra, señora doña Josefa
Leloir, señora doña Tránsito S. Valiente de
Loubet, señora doña Petrona Moreno d'e
M.
Mitre, seriora doña Delfina Vedia de
Madariaga, señorita doña Carolina
Mandeville, señora doña Maria
Mármol, señora doña Marciala E. de
Martinez, señora doña N. de
Medina, señora doña Srminda G. de
Miliavaca, señora doiia Celerina F. de
Muñoz, señora doña Jesua B. de
N.
Navarro, señOlita. doña Concepcion
Noronha, señora doña Juanil Manso de
Noya, señorita doña Rosalía
o.
Olaguer, 8eñora doña Manuela Alcufona«a d.
Obligado, señora doña Maria O. de
Olh'er, señorita doña N.
Otamendi. aeñora doña :Ma ria P. de
P.
Pardo, señora doña Encarnaci()n N. de
Pardo, señorita doña Carolina
Perez del Cerro, señora doña N. de
Pillado, señora doña Guillermina D. de
Piran, señorita doña Ismaela
q.
Quintana, señora doña. Susana Rodriguez de
Quesada señorita doña Ciriaca
Que.sada, Aeñora doña. Rlvira Cpa! da
R.
Riglos, señora doña Francisca Saavedra de
Rodrigll~z, señorita doña CI\rlota
..,
~.
A.
Ascuénaga, sAñor don Miguel
.~gote. (Diputado) don N.
Alcorta, don Sañtiago
Antonio. don N.
Arauz, [Diputado] doctor don N.
Arauz, don Luis
Aravena, don Marce!ino
Argerich, doctor don Manuel
Arizaga, don Marcelino
A.tengo, don Marcelino
Augier, don Marcelino
B.
Bazan, doctor don Abel
Banés, don Juan
Bircena, don Benito
Belvifl, don Severo
Billingnr~h, don "ariano
Bo~ettj, don Juan Domingo
Bohm, don L T.
Borjes. don Juan Francisco
(~.
G.
Gainza, don Martin
Gallegos, don Miguel [2 ejemplares J
Garcia Fernandez, doctor don Miguel
Gomez, don Asencio .
Gomez, [Diputado) don Monuel José
Gonzalez, don José Maria .
Gorostiaga, doctor don José Benjamín.
Granel, (Diputado) doctor don N.
Granillo, (Diputado) don A.
Gutíerez, don Maximo
H.
Huergo, doctOr don Oelfin
Hale. don Samnel lborrado)
~.
s.
Saavedra, don Federico .
Saem, don Luis (2 ejemplárMl
Saldíu, dOD Adolfo
SaJvadora., don Jo,é Maria
~armiento, (Diputado) don Bllelllln'ntur&
~hipe, don Martin
Suarez, don Jo~é
:'ustaita. don Jmlll P.
T.
Tllmayo, Sidey
Torre!!. don Gregorio
Torre~. don Miguel
Torres, don (;árlos
u.
Ure, don Juan
Ugartp.che, uon Cayetano de
Fnivenid:td (2 ejemplares)
qUII.ME~.
Baranda, don Andre,
Flores, señora doña F.milia Guzmall de
MerC'hante, señora doña Manueh :'010 do!
Wilde, doctor don Jos(- A.
ROSAP30.
Alucio, ,don Angel
Auae, don Luis M aria
Barroso, seiiora doña Pastora l\J. ti"
Carranza, don Mauro
Carrama, don Palemon
Castro, don Luis
Castellanos, don Federico
Castellanos, donjuan
CarIes, señora doña Margarita M. de
Fragueiro, don Martin .
Garcia, don Fernando
Gori, don V.
Gutierrez, don José Agustín
Hertz, señora doña Manuela Ojeda de
JUlIJ'ez, señorita doña Esilda
Lasaga, don Pedro
Lejana, señora doña Jualla R. Esquivel de
Mármol, señora doña Cristina Carranza de
Mármol, señorita doña Petrona del
M achado, doctor dOD José Ole gario
Machain, don Evaristo
Machain, don Eusebio
Machain, don José
Medina, selioradoña Dolores Clt'mente de
Mendez, señora doña Mercedes Huergo de
l\Jendez, señora doña Susana Muñoz de
Muñoz, señora doña Susana de
Ortiz, don Federico
Paganini, don Lisandro
Peñalosa, señora doña Antonia :\Iachado d~
Pereira, don Zenuu
Pianteli, don Enrique
Pueyrredon, don Manuel A.
Quintana, don Erasmo
Ramayo, don Pedro Lindor
Rodriguez, don Lúcio (borrado)
Rueda, doctor don Manuel
Santa Ana, doctor don Tesallrlr,)
Sesar, doctor don Manuel
Sohle, señora doña Felisa R. de
Tartabul, señora doña Mercedes
Zuviría, doctw dOIl J 0;':(> Maria
PARAN".
Ballesteru~,"eñorita doña Delfina
Benetti. señora doña Dolores C. de
Etienot; don Amaro
Fontes, señora doña Mercede~ M. de
GODzalez del Solor, señora doña Clodomira !\J. ds
Leiva., señora doña Seferina
Lopez, dOD Jacinto
Molinas, señora doña .Florencia R. ,te
Ocampos, 8eñora doña ARteria G. de'
Puig, señora doña Simona C. de
Ramo,"" don Eliseo
Sola, don J u~tu
VH~TORU,.
Campos, señora doña Carmell
Esquivel, señora dolia Rit.'\ F. df'
Fernandez, señora doña Luisa N. d.'
Lopez, señora doña Dolores N. de
Medrano. señora doña Segunda Espíndola de
Sanchez, señorita doña Desideria
Sosa, señorita doña Teodora
Vergara, don Anieeto .
GI.TA LEGI.TA V.
Caldere, don N.
G ¡anello, dOJ) Segundo M.
GUALEGUAYC .. IJ.
Aguilar, señora doña Rafael
eaceres, señora doña Fidela
Irasusta, señora doña Felipa
Labasti, donCasimiro
Lemo, don JUllto
Mendez, señora doña Amelía B. ele
Mann, don Abelardo (borradol
Perez, don Anteoio
Pinto, señora doña Dolores O. de
Rodríguez, don Nicandro
Seguí, señora doña Cornelia Y. de-
Sobra!, señora doña Carmen
\- iIlagra, señora doña Dorlisa
Wood, seQ,ora doñ¡¡. Francisca C. de
'",."