Los Usos de La Narración
Los Usos de La Narración
Los Usos de La Narración
Los usos de la
Ricardo
Piglia narración
Ricardo Piglia se mueve con igual soltura y maes-
Félix Romeo
1968-2011
In Memoriam
1.
Este libro plantea un problema central, especialmente en estos
tiempos: ¿qué quiere decir entender un relato?, o en todo caso,
¿cuál es la comprensión que está en juego en una narración? En
Gente y cuentos quienes intervienen en la discusión literaria son personas
ajenas a la literatura, muchos de ellos sin educación formal y en condi-
ciones de pobreza y marginalidad. En ese punto la apuesta de este libro
lo aproxima a las Lecciones de literatura de Nabokov, también destinadas
a discutir los textos con un grupo alejado de los contextos literarios es-
tudiados (los undergraduates de los Colleges norteamericanos).
Enfrentados con las tendencias dominantes de la crítica literaria actual,
ambos libros se proponen definir antes que nada los procedimientos de
uso de la narración: en el caso de las clases de Nabokov, los mapas, los
diagramas y los esquemas; en el caso de la experiencia de los grupos de
Sarah Hirschman, los lugares, las formas y los criterios de lectura y dis-
cusión. La crítica no es un modelo teórico sino una caja de herramientas,
un atlas que señala los caminos de acceso a la literatura.
Irónicamente, Sarah Hirschman recuerda que su trabajo ha sido tildado
de populista, pero el populismo —de Wittgenstein a Deleuze y de Bajtin
a Gombrowicz— ha sido un gran método de renovación de las reglas in-
terpretativas. Las propuestas —y la experiencia— de Gente y cuentos se Ricardo Piglia
© Daniel Mordzinski
acercan al «Hágalo usted mismo» de los manuales populares y a los mo-
delos de transmisión de los saberes prácticos, tan comunes en la cultura
de las clases subalternas.
¿qué sería un buen relato? Una historia que le interesa no sólo a quien la
cuenta, sino también a quien la recibe. Un ejemplo cotidiano es el relato
de los sueños. El que cuenta un sueño afronta los problemas que tienen
los narradores que creen que las historias que les interesan a ellos les
van a interesar a todos. Cuando uno cuenta un sueño, cuando uno dice
«soñé con la casa de mi infancia», esa imagen tiene para el narrador una
significación extraordinaria, porque recuerda bien cómo era esa casa de la
infancia, pero hay que saber transmitir ese recuerdo y ese sentimiento.
De modo que un buen narrador no es solamente el que ha vivido la
experiencia, el sentimiento de la experiencia, sino aquel que es capaz de
transmitir esa emoción. Por eso cuando me cuentan un sueño —lo digo
también un poco en broma— trato de ver si estoy en el sueño, si aparezco
ahí, porque eso haría al sueño un poco más interesante, o más peligroso
quizá, pero en todo caso yo quedaría implicado en esa historia ajena. La
narración depende de esa implicación y está siempre ligada al que recibe
el relato (en esa relación se ha fundado la poética del cuento desde Poe a
Borges). El relato se acelera o se distiende según el interés que produce,
y ésa es una clave en la historia moderna de la narración.
Supongamos que el primer narrador se alejó de la cueva, quizá bus- De alguna manera, esos dos gran- Todos ejercemos la narra-
cando algo para comer, persiguiendo una presa, cruzó un río y luego un des modos de narrar han construido
monte y desembocó en un valle y vio algo ahí, extraordinario para él, y sus propios héroes. Por un lado, la ción y sabemos lo que es
volvió para contar esa historia. Podemos imaginar que el primer narrador
fue un viajero. De hecho, el viaje es una de las estructuras centrales de
gran tradición del viajero, del errante,
del que abandona su patria; el astu-
un buen relato. Pero ¿qué
la narración: alguien sale del mundo cotidiano, va a otro lado y cuenta to Ulises, el polytropos, el hombre de sería un buen relato? Una
lo que ha visto, narra la diferencia. Y ese modo de narrar, el relato como muchos viajes, el que está lejos, el
viaje, es una estructura de larguísima duración que ha llegado hasta hoy. que añora el retorno; el sujeto que
historia que le interesa no
No hay viaje sin narración; en un sentido, se viaja para narrar. está siempre en situación precaria, el sólo a quien la cuenta, sino
También podríamos pensar que hay otro origen del acto de narrar. nómada, el forastero, el que está fuera
Porque sabemos que no hay nunca un origen único, hay por lo menos de su hogar y que vive con la nostal- también a quien la recibe.
dos comienzos, dos modos de empezar. Imaginemos ahora que el pri- gia de algo que ha perdido. Fue Ador-
mer narrador fue el adivino —el chamán, el rastreador— de la tribu, el no en Dialéctica del iluminismo el que llamó la atención sobre la debilidad
que narra una historia posible a partir de rastros y vestigios oscuros. de Ulises y por lo tanto sobre su astucia y su sagacidad como defensas
Hay unas huellas, unos indicios que no se terminan de comprender, es ante lo desconocido. Cabe imaginar a Ulises como una suerte de primer
necesario descifrarlos, y descifrarlos es construir un relato. Esta otra vía héroe en esa historia de la subjetividad. A partir de su propio aislamiento
nos conduce a la sospecha de que el primer narrador fue tal vez alguien y de su nostalgia, se constituye como sujeto.
que leía signos, que leía el vuelo de los pájaros, las huellas en la arena, Y, por otro lado, desde luego, el otro héroe de la subjetividad, la otra
el dibujo en la caparazón de las tortugas, y que a partir de esos rastros gran figura clásica, es Edipo, el descifrador de enigmas, el que investiga
reconstruía una realidad ausente, un sentido olvidado o futuro. A esa re- un crimen y al final termina por comprender que el criminal es él mismo.
construcción de una historia a partir de ciertas huellas que están ahí, en Es Edipo quien protagoniza la estructura del relato como investigación, y
el presente, a ese paso a otra temporalidad, lo nombraremos el relato por lo tanto como una historia perdida que es preciso reconstruir. Y ese
como investigación. Hay algo que no sabemos y el relato lo reconstruye, relato ausente es la historia de su vida. Freud ha construido una serie
lo imagina, lo narra. extraordinaria de relatos de la subjetividad a partir de ese personaje.
Etimológicamente, narrador quiere decir «el que sabe», «el que cono- Ulises y Edipo serían, así, los protagonistas de esos dos relatos bási-
ce», y notamos esa identidad en dos sentidos, el que conoce otro lugar cos, esos grandes modelos imaginarios del relato y de [la construcción
porque ha estado allí, y el que tiene las técnicas que permiten adivinar, de] la subjetividad.
conocer, narrar lo que no está aquí.
9. Para terminar, y en esa misma línea —como si se tratara de un relato
8. Si pensamos en esa historia larga de la narración podríamos imaginar circular—, retomaré el comienzo de este comentario para volver a pregun-
que ha habido dos modos básicos de narrar que han persistido desde el tarme qué quiere decir entender un relato, porque la comprensión de una
origen, dos grandes formas, que están más allá de los géneros, y cuyas historia no es del orden del concepto o de la información, sino de la expe-
huellas y ruinas podemos ver hoy en la narraciones que circulan y persis- riencia y la revelación (o de la epifanía, para decirlo con James Joyce).
ten. El viaje y la investigación aparecen como formas estables, anteriores Gente y cuentos, con sus ejemplos conmovedores y sus debates sobre
a la distribución múltiple de los relatos en tipos y en especies. la experiencia y los niveles de cultura, es un extraordinario aporte a la
Y, a la vez, esos dos grandes modos de narrar tienen sus héroes, sus comprensión especifica y a los usos personales de la narración.
protagonistas, sus figuras legendarias. Como si la repetición de esos
relatos hubiera terminado por cristalizarse en la figura que sostiene la
forma. Podríamos ver a la historia de la narración como la historia de El escritor como lector.
la construcción de un sujeto que se piensa a sí mismo a partir de un relato, Ricardo Piglia
[39] 17:00–18:00 h. Carpa de
porque de eso se trata, creo. La historia de la narración es la historia de
la Casa del Lago
cómo se ha construido cierta idea de la subjetividad
Dos miradas,
Diálogo entre
Valeria Luiselli y
Antonio Ortuño
dos estilos.
A ntonio Ortuño. El viaje, la mudanza de país y de ambiente, me
parece uno de los temas centrales de las cosas tuyas que he leído,
tanto en ensayo como en narrativa. Entiendo que hay allí un sus-
trato biográfico, además. ¿Cómo escurrirse de los estereotipos literarios
asociados con esa temática y viajar, digámoslo así, con los propios ojos
ao. Por último, ¿cómo fue en tu caso el salto del ensayo a la narra-
tiva?, si es que se trata de un salto. ¿O cómo es tu convivencia como
autora con uno y otra?
VL. No hubo tal salto —no en el sentido de haber cambiado de una voca-
ción a otra, de un planeta a otro, de una preferencia sexual a una distinta.
y con la prosa? Si existen diferencias entre escribir ensayo literario y escribir narrativa,
Valeria Luiselli. Tu pregunta, en el fondo, son sólo de grado y no de esencia. Así como al-
es: ¿qué distingue a un buen escritor de uno Es un prejuicio de taller lite- gunos escriben primero una novela y luego un
libro de cuentos, yo escribí primero un libro de
malo, a uno original de uno que nos aburre
profundamente? La respuesta a esa pregunta
rario exigirle a un narrador ensayos literarios y luego una novela. Pero me
es necesariamente elusiva, porque en reali- transmutarse, disfrazarse o gusta tu pregunta porque me da pie para hacer
proselitismo del ensayo literario. Me parece que
dad nunca sabemos qué es lo que palpita en
la buena prosa. Lo que sí sé es que no pienso travestirse de un texto a otro: existe la concepción errónea de que un ensayista
no es del todo un escritor. No se duda de que
en categorías cuando escribo. Es decir, no me
planteo nunca escribir sobre «el viaje», «el exi-
«ciclarse». ¿Se «cicló» Kafka un novelista que escribe ensayos de vez en cuan-
lio», «la extranjería», «la feminidad», etcétera. porque sus historias se parecen? do sea un escritor, pero al parecer un escritor
Lo que me interesa cuando escribo —lo que me que escribe sólo ensayos no es del todo un escri-
interesa en general— no son los grandes temas No, no se «cicló»: fue Kafka. tor. Y, si un día se le ocurre a ese ensayista es-
o las grandes categorías, sino las señas parti- cribir una novela, el mundo salta: «¡El ensayista
culares de las cosas, los matices de las circunstancias, los claroscuros se volvió escritor!» Hay una sensación generalizada de que el ensayo literario
de la personalidad, en fin. Creo que la originalidad de un escritor —in- es literatura de segunda categoría, y de que los ensayistas son ciudadanos
dependientemente de los temas que elija— está en saber revelar de un de segunda clase en la República de las Letras. Eso tiene que cambiar.
modo único las articulaciones internas de las cosas, en saber construir ***
situaciones o discursos complejos —no complicados— y expresarlos de
un modo sencillo —no simple—; y por supuesto, en encontrar las mejores VL. La narrativa actual en México, sobre todo aquella de las generaciones
formas y figuras lingüísticas, el tono exacto, y cierto pulso para hacer más recientes, parecería tener una serie de rasgos generalizables. Hay
todo eso. Dicho así, suena esquemático y hasta fácil. Pero hacerlo bien cierta fascinación por los personajes abyectos, por las circunstancias lími-
es endemoniadamente difícil. te y una violencia que se filtra en todas partes. A mí me queda bastante
ao. Otro elemento que me llama la atención es el aparato de citas claro en qué se distinguen tus libros de la mayoría de los que se están
—literarias, culturales en general— que acompaña a tus textos. Éste es escribiendo ahora, pero me interesa saber dónde te sitúas tú en ese pa-
un elemento complicado de manejar —es un delgado hilo el que separa norama y cuál es tu postura frente a la nueva narrativa nacional.
erudición de pedantería—. ¿Cómo trabajas esto, cómo lo incorporas a tu ao. La literatura mexicana, extendiéndola hacia la poesía y el ensayo,
prosa reflexiva o narrativa? es aún un juego de becarios peinadi-
VL. Creo que «aparato de citas» es darme un crédito que no me queda. tos, habilísimos para la glosa, la solapa Creo que la originali-
Mi trabajo ensayístico está lejos de tener un aparato de citas. Uso las citas
con absoluta falta de seriedad o de metodología académica, aunque no
y el circo de pulgas. Ahora, en la na-
rrativa hay una ebullición de historias
dad de un escritor está
sin un criterio. Las concibo como una manera de pedir aventón en carros violentas explicable porque la vida pú- en saber revelar de un
ajenos. Cuando citas a alguien te subes a su pensamiento para llegar a un blica en México se ha puesto así. Ya
lugar al que tu propio curso de ideas no podría llegar tan bien. Luego, te pasó en la Revolución de 1910. Muchas modo único las arti-
bajas de ahí y sigues por otra ruta. No uso las referencias literarias para son desechables, pero algo quedará.
Con todo, la mejor herramienta para
culaciones internas
legitimar mis propias ideas —que es lo que hace un «aparato de citas» en
un ensayo académico o un ensayo crítico— simplemente porque el tipo de entenderse con lo que pasa en la vida de las cosas, en saber
pública del país no es la narrativa, sino
ensayos que escribo no piden legitimidad teórica. ¿Cómo evitar la pedan-
tería?, preguntas. La pedantería es una forma del exceso. Es un exceso el periodismo. Me quedan las cosas
construir situaciones
de afectación y a la vez una falta de criterio para administrar el lenguaje. más claras leyendo a Diego Osorno o discursos complejos
Trato de no ser excesiva con las citas, trato de no ser excesiva en general. que a cualquier narconarrador. Yo no
Cualquier tipo de name-dropping o word-dropping es pedante. Es tan pe- escribo directamente sobre la vida y expresarlos de un
dante atiborrar un texto de citas y locuciones latinas, como hacerlo con
referencias pop, o con adjetivaciones inútiles y adornos lingüísticos.
pública de mi país, o no lo he hecho
hasta el momento, y espero que lo que
modo sencillo.
hago sea del todo diferenciable de unos y otros, de violentos de ocasión
y decorativos de vocación.
VL. La voz narrativa en tus cuentos y en tus tres novelas, si bien no es
Valeria Luiselli
la misma, sí conserva rasgos semejantes en cada una de tus obras. ¿Cómo
evitas la repetición? ¿Cómo ha ido cambiando tu manera de situarte en
una voz narrativa para contar una historia?
AO. Nunca he leído que a un ensayista lo acusen de sonar a él mismo:
se sobrentiende que su enunciación se va aplicando a diferentes temá-
ticas y materias y se le juzga según su precisión para exponer, articular,
argumentar, rebatir y seguir sus razonamientos. Es un prejuicio de taller
literario exigirle a un narrador transmutarse, disfrazarse o travestirse de
un texto a otro. En los talleres lo llaman, con un terminajo propio de la
My life in Hay
de vida, pero me parece que vivir la mayor parte del día como el resto de
los humanos le conviene a un narrador. Hay que leer a Perec, pero en el
camión y levantando la vista de cuando en cuando hacia los pasajeros.
Lecturas y escrituras
Jon Gower
Antonio Ortuño, Valeria Luiselli e
Iván Thays con Eduardo Rabasa
[41] 17:00–18:00 h. Centro Cultural El Ágora
Prize Heavyweights
Hay
That was the subject being
thrashed out at La Casa del Lago by three
writers who are no slouches themselves when
T
odo azar es una cita, dice Borges. Quizá por esa razón me encontré con Senel Paz a la dike and Philip Roth, who have been slugging
llegada a Veracruz. Habían cancelado mi vuelo y Senel llegó a esa hora por una conexión it out, in a slightly more civilized version of a
equívoca. Era la segunda vez que coincidíamos en la llegada al Hay (nos pasó en Cartage- prize fight, through much of their careers. So
na) a altas horas de la noche. Recordamos encuentros pasados donde la con-fusión fue la norma which of their works fully deserves its place
y gracias a los que coincidimos con autores que eran ahora nuestros amigos. Hablábamos de in the canon of us literature?
esto, a unos minutos de que cerraran el restorán, cuando alguien exclamó: qué casualidad, en- Amis backed his friend Bellow all the way,
contrármelos ahora que acaba el día. Rodolfo Mendoza Rosendo se sentó a cenar y nos puso al especially that Dickensian evocation of Chi-
día de los libros más recientes de la colección Pitol traductor. Unas pocas horas y no obstante ya cago in «The Adventures of Augie March»,
habíamos hablado más de lo que hacemos en un mes de libros y lecturas. Esto es el Hay, pensé. which showed «how beautiful American
Por eso lo había esperado con tanto gusto. could be», as he «created a language from
Recuerdo como si fuera hoy el día en que Sergio Pitol y yo nos perdimos siete veces en la mis- the street». It is an astonishing work: critic
ma estación del metro en Moscú y yo estuve a punto de darme por vencida. Nos habíamos pro- Clive James apparently read Roth’s «Portnoy’s
puesto ir a una galería y no podíamos salir del metro. Sergio me dio entonces la mejor lección Complaint» and thought he too could become
de literatura. «Lo importante no es saber a dónde vas», me dijo. «Lo que importa al escribir y al a novelist: he then read «Augie March» and
vivir no es el punto de llegada sino el de salida». Ese día aprendí que los sitios en que mejor me thought he could become an accountant!
muevo son los que desconozco; que, bien visto, lo que importa ocurre aun cuando parece que no Goldman talked very enthusiastically about
está ocurriendo. La condición para que esto suceda es estar atento al azar. Sólo eso. Joseph Heller’s «Catch-22», a book that affect-
De modo que cuando al día siguiente en la camioneta coincidí con Michael Nyman y lo escuché ed him so much when he was in the eighth
hablar de sorpresas donde no las buscas y desencuentros con autores que ansiabas conocer no me grade in school that he and a friend would
extrañé: la vida tiene sus propias rutas. También lo oí hablar de su método de trabajo: «cuando com- spend afternoon after afternoon writing their
pongo lo hago durante tres o cuatro días, sin que exista nada más» y escuché a Ana Barreira preguntarle own version of it.
sobre la relación entre matemática y música: «la matemática, ¿es una invención o un descubrimien- Many works got short shrift. Lago pointed
to?» Simplemente lo anoté. Estos diálogos y estas preguntas no se escuchan todos los días. out that Mailer never wrote a perfect book,
Como tampoco se tiene oportunidad de oír a tres grandes novelistas hablar sobre «la gran novela other than «The Naked and the Dead» per-
norteamericana» desde sus faltas y sus resquicios. Por supuesto, se habló de Saul Bellow, de John haps. Goldman said he hated Updike as a kid,
Updike, de Norman Mailer y Philip Roth. Pero también, milagro, de las autoras que no estaban invi- in part because his father liked him. Roth’s
tadas a esa cita. La inteligencia de Frank Goldman lo hizo hablar, no de la tradición, sino de las mu- «American Pastoral» had heads shaking.
chas tradiciones que empiezan a conformar esa literatura. Los autores judío-norteamericanos fue- Asked by an audience member to sum
ron los primeros en cuestionar la «blancura» de la norma; pero a ésta siguen los afroamericanos, up US literature in one word, two panel
Toni Morrison a la cabeza. Y los hispanoamericanos que escriben en EU ahora. Y las autoras. Amis, members promptly came up with answers.
Goldman y Lago coinciden en que escriben distinto. «Son más excéntricas, más calladas y no llevan «Democratic», ventured Lago. «Mongrel», said
la batalla de la competencia por la verdad literaria a cuestas». Después vino la mesa en la que es- Amis, neatly capturing the hybrid quality of a
tuve invitada a conversar con Ricardo Piglia y Rodrigo Rey Rosa sobre el cuento. «Elogio a la breve- literature that is increasingly fuelled by new,
dad», lo llamaron. Y creo que la brevedad, cuando termina un día del Hay, es lo único que lamentas. and very different immigrant energies.
Mario Bellatin Secreto de Margo Glantz en conver-
sación con Mario Bellatin
Margo Glantz
[36] 13:30–14:30 h. Carpa
de la Casa del Lago
Diego Rabasa
Entrevista con
Richard Ford
Escuché el día de hoy en una plática un término que me llamó la atención:
honestidad literaria. Como si las reglas en el mundo real y el mundo lite-
Richard Ford en conver-
sación con Eduardo Lago
[43] 19:00 - 20:00 h.
Carpa de la Casa del Lago
... pero a la vez que desgarrador también es hermoso porque también te hizo
Jis
darte cuenta de que tuvieron instantes de amor puro en los que tú pudiste
percatarte precisamente de qué dimensión puede tener esa sensación en la
vida de una persona.
Verbos para comenzar Definitivamente. Y esto me hizo entender que tienes que tomar los mo-
mentos cuando se te presentan. Esto es fundamental. Siempre fuimos bue-
nos para esto. Siempre fuimos buenos para decirnos constantemente que nos
queríamos. Mi esposa y yo tenemos esto también. Éramos buenos para no
tomar nada por sentado y, sobre todo, para aprovechar los momentos.
En Rock Springs vemos que la geografía es muy importante para las historias.
El sitio en el que acontecen. ¿Consideras que esto aplica para toda tu literatura?
Bueno, creo que es importante en un nivel secundario. Me interesa mucho
más cómo reacciona la gente, cómo habla, cómo aman, cómo odian, etcé-
tera pero me preocupa poner esto encima de un lienzo que sea plausible.
Y he visto paisajes que me parecen muy acertados para contar una his-
toria pero yo no creo que las personas estén determinadas por el sitio en
el que viven. Y si en algún sentido es así yo trato de romper toda atadura
que pueda quitarme la responsabilidad de lo que sucede en mi vida. Me
gusta pensar que todo tiene que ver con quién soy yo y no con alguna
fuerza extraña que no puedo controlar.
Lecturas y escrituras
Antonio Ortuño e Iván Thays con Eduardo Rabasa
[41] 17:00–18:00 h. Centro Cultural El Ágora