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Lo que identifica a la ciencia como tal es una actitud frente a la cosas y a la vida
que exige una metodología estricta. Tiene que ver con la búsqueda de la verdad
y con lo que ella, con fidelidad absoluta, nos exige.
Así mismo, que las Teorías de Aprendizaje si bien ya están formuladas, deben ir
actualizándose a medida que la ciencia avanza y no perder de vista el hombre
que buscan formar.
II. INTRODUCCIÓN
III. FILOSOFÍA Y CIENCIA
2. 1. Origen de la Filosofía
La historia de la Filosofía tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años. Durante
largo tiempo la Filosofía fue concebida como la teoría del pensamiento, la ciencia del
pensar. Sin embargo, su rasgo básico fue la especulación.
La voz "filosofía" es una voz doble, compuesta de otras dos voces de origen griego
(philein, amar, aspirar y sophia, sabiduría). Es decir, "filosofía" significa "amor a la
sabiduría" o , para ser más exactos, "aspiración a la obtención de la sabiduría.
En sus orígenes la ciencia y la filosofía constituían una sola cosa. Sólo la Filosofía
abarcaba todo el saber y todo el contenido de lo que hoy llamamos ciencia.
La ciencia se dividía en el saber sobre el ser en cuanto tal y en géneros particulares del
ser. Pero lo que movía al hombre a estudiar era el deseo de saber, de saber cómo son las
cosas. La primera manera de saber es a través de la experiencia, pero el deseo de saber
no se detiene allí, ya que el hombre pretende saber y conocer la esencia de las cosas, de
por qué se desenvuelven de una manera y no de otra.
La filosofía nació a raíz de un querer saber de este tipo, para conocer al mundo según la
necesidad, su totalidad, su esencia.
Fue en esta época de la historia cuando comenzaron a estructurase las ciencias naturales,
entendidas como un sistema de conocimientos rigurosamente clasificado y verificado.
El pensamiento moderno acabó convirtiendo a la filosofía en colaboradora de la ciencia.
A partir de aquí fue frecuente que una misma persona reuniera la doble condición de
científico y filósofo.
Galileo y Newton son grandes ejemplos de este cambio, que alcanzó hasta la época
contemporánea, como lo demuestra Bertrand Russell. Así se tiene que los dos factores
más importantes de la ciencia moderna, fueron también dos de los temas filosóficos más
apasionadamente discutidos, dando lugar inclusive a dos escuelas filosóficas de la Edad
Moderna: el racionalismo, que se fundó en los aspectos lógico-racionales del
conocimiento, y el empirismo, que afirmó la validez absoluta de la experiencia en el
ámbito del conocimiento científico-filosófico.
Filosofía y ciencia no solo no se oponen, sino que se encuentran como dos extremos,
como en dos polos entre los que se desarrolla todo el pensamiento racional de la
humanidad.
Aquél que se encuentra lo más pegado a los hechos empíricos, aquellos enunciados que
están más cerca de los hechos empíricos, que pueden verificarse a través de la
observación y de la experimentación, esos enunciados se tienen por científicos; cuanto
más analíticos, más especializados, más pegados a los hechos, más científicos.
Mientras que en la línea opuesta a lo empírico, en la línea de una mayor teoría o de una
teoría de mayor alcance, más universal o menos particular, conforme va hacia
interpretaciones más globales, hacia cuestionamientos teóricos de mayor alcance de los
principios que regulan un mismo conocimiento; en esa línea se camina hacia
planteamientos más filosóficos.
A. Función de fundamentación
El segundo papel que le cabe a la filosofía es una función totalizadora, una función de
totalización. Es decir, dado que la ciencia avanza en el sentido de una especialización
creciente, lo que supone una fragmentación creciente del saber, esa línea analítica se
compensa tratando de recomponer los fragmentos; tratando de hacer síntesis del estado
en que se encuentran los conocimientos, o bien, del conjunto del saber.
La filosofía actúa como distancia crítica, de algún modo innovadora. Reconduce las
perspectivas bilaterales de la investigación. Reorganiza las piezas fundamentales,
pudiendo arrojar alguna luz. En ese sentido la filosofía es siempre necesaria,
imprescindible para la ciencia.
En la medida en que el científico se eleva por un lado a analizar los supuestos teóricos
en los que se está moviendo, y por otro lado a querer integrar su propia investigación
en la unidad del saber, acaba haciendo filosofía aunque no se dé cuenta, aunque haya
partido del ámbito de una ciencia determinada.
Las teorías científicas que han sido superadas, abandonadas, fueron teorías que
expresaban una racionalidad en un momento determinado y en un momento ulterior no
representaron ya la racionalidad del conocimiento del mundo. Por ejemplo la teoría
newtoniana de la ley de gravitación universal confrontada con los conocimientos
actuales del universo no es ya una expresión de la racionalidad de la ciencia. Hoy día, si
mantuviese alguien esa teoría estaría manteniendo una racionalización que excluye
cantidad de fenómenos que se han detectado después.
El conocimiento del mundo físico sólo se extrae del trabajo de las ciencias físicas y
naturales; y del desarrollo de las ciencias matemáticas aplicado a la comparación de
teoremas, y mediante la utilización de técnicas e instrumentos sofisticados, mediante el
diseño de experimentos que traten de alguna manera de fijar las hipótesis.
Los contenidos del conocimiento, los contenidos empíricos, sólo nos llegan a través de
las ciencias positivas, que necesitan de la filosofía para entramar esos conocimientos en
tanto totalización, y para discutir hasta qué punto alcanzan esos conocimientos un grado
de objetividad. Así que se necesitan mutuamente.
Desde el comienzo de los tiempos modernos, siglos XVI y XVII, los filósofos europeos
se han movido dentro del paradigma de la racionalidad. Algunos pretendidos
postmodernos lo que quieren precisamente es transcender el paradigma de la razón que
es el paradigma dominante en toda la modernidad, la razón y el sujeto de la razón.
La subjetividad desde el yo cartesiano, desde el "ego cogito ergo sum", que se ponía
como la fuente indudable de toda certeza, la fuente de todo conocimiento porque a ese
yo, a ese sujeto, le correspondían las ideas innatas.
De ahí se da un salto al siglo XVIII, a Kant, cuya obra no es más que una crítica de las
estructuras de la subjetividad. La crítica de la razón pura, la razón es la esencia misma
de la subjetividad. Se trata de decirnos cuál es el sistema de categorías que constituye la
razón humana; es decir, la subjetividad humana.
III. EL EMPIRISMO
3.1. Características
El empirismo supone una crítica a los racionalistas bajo el supuesto que la razón tiene
carácter ilimitado, e incluso el propio proceso irracional puede producir cualquier tipo
de conclusión. La razón por sí misma no tiene fundamento y funciona a partir de
supuestos. Por tanto, sólo se consideran válidos los conocimientos adquiridos mediante
la experiencia.
Los principales representantes de esta corriente filosófica son: Bacon, Hobbes, Newton,
Locke, Berkelery y Hume. De ellos, Bacon y Newton trabajaron preferentemente en el
campo de las ciencias naturales.
Los empiristas entienden por ideas todo aquello que es objeto de conocimiento; Locke
incluirá las percepciones, mientras que Hume no. Tanto Locke como Hume admiten un
subjetivismo del conocimiento y sostienen que no conocemos realmente la realidad,
sólo las ideas sobre ésta.
Locke sostiene, contra la teoría de las ideas innatas de Descartes, que todos nuestros
conocimientos tienen su origen en nuestra experiencia, tanto externa (a través de los
sentidos), como interna (a través de la razón); para él, al nacer, nuestra mente es como
una hoja en blanco que se irá llenando con nuestra experiencia.
Fue el introductor del empirismo y del método inductivo, a través del Novum Organum;
en esta obra realiza una defensa de la lógica inductiva y una crítica de la lógica
deductiva aristotélica.
Señala, entonces, que el objeto de conocimiento son las ideas, definidas como contenido
del entendimiento y sin ningún carácter ontológico, ya que son el resultado directo de la
sensación o la reflexión (ideas simples), o el resultado de la actividad asociativa de la
inteligencia humana (ideas compuestas). No representa un empirismo radical y acepta el
conocimiento por demostración, no fundamentado en la experiencia, (como la
demostración de la existencia de Dios por el argumento cosmológico o teleológico), y la
validez de conceptos originados por el sujeto (como los matemáticos o geométricos).
George Berkeley (1685 - 1753). Fue un clérigo inglés que continuó las
especulaciones de Locke sobre la teoría del conocimiento. Sin embargo, su
planteamiento fue mucho más radical y las consecuencias de su extremismo se
resumen en dos ideas centrales: es imposible forjar ideas abstractas y la
existencia objetiva de la materia es una mera ilusión.
Para Berkeley las dificultades del conocimiento no se deben a una imperfección de las
facultades humanas, sino al mal uso que se hace de ellas. Siendo la elaboración de ideas
abstractas el principal de estos malos usos.
En síntesis para Berkeley no hay ideas abstractas. Es decir, todas las ideas son
particulares o concretas, y provienen de los sentidos externos, de los sentidos internos y
de la creación imaginativo - fantasiosa; y todas ellas residen en un lugar que él llama
mente, espíritu, alma o yo. Todo lo que existe es percibido como idea dentro de una
mente. La materia no existe, o no se sabe si existe.
Señala que las leyes científicas sólo son para los casos en que la experiencia ha probado
su certeza. No tienen, pues, carácter universal, ni es posible la previsibilidad a partir de
ellas. La sustancia, material o espiritual no existe. Los cuerpos no son más que grupos
de sensaciones; el yo no es sino una colección de estados de conciencia. Esto es el
fenomenismo.
Hume es precursor del positivismo; se puede decir que la intención y los objetivos de
Hume son los mismo impulsos que más tarde movieron a Kant.
La filosofía kantiana supone una síntesis del racionalismo y del empirismo, cerrando
una época filosófica muy importante. Kant procede a un estudio de cómo es posible la
construcción de la ciencia, llevando a cabo una reflexión sobre el problema de las
relaciones de la razón con la realidad, que en ella aparecen vinculadas.
Fue propuesto por los miembros del llamado Círculo de Viena tras la primera Guerra
Mundial, entre los que podemos destacar a Rudolf Carnap.
Se puede esbozar diciendo que postularon que existía un único y universal método
científico, en el que la experimentación y la observación objetivas son las únicas
herramientas que permiten conocer las propiedades del mundo real y las leyes que lo
rigen. En este proceso las observaciones se expresan primero en un lenguaje descriptivo,
debiendo ser luego traducidas a un lenguaje lógico-matemático. Según ellos, el hecho de
que este lenguaje lógico-matemático fuera único y coherente, aseguraba la unificación
de todas las ciencias en una sola.
Desde este enfoque epistemológico, un modelo será considerado como válido cuando
tenga su génesis en la observación del sistema real a modelar y consigamos inducir una
estructura lógico-matemática consistente con ella.
El concepto de ciencia propuesto por el empirismo lógico fue criticado en sus diferentes
aspectos por posteriores corrientes epistemológicas, siendo la importancia que tenía la
inducción en el método científico una de sus facetas más cuestionadas.
Las teorías educativas no son explicativas, sino prácticas. Tratan de aproximarse cada
vez más, a las científicas, porque además de fundarse en presupuestos filosóficos
aprovechan las investigaciones de la Psicología, Sociología y Biología aplicables a
temas educacionales.
La teoría empírica de la educación se apoya en la Psicología, que ha dado origen a
varios paradigmas o modelos científicos. Todas las teorías educacionales anteriores a
1879, año en que se inicia la Psicología como ciencia, con William Wundt; atendían a
los hechos prácticos, mientras que la teoría carecía de validez y significación.
Se podría decir que la teoría empírica de la educación sería admisible, como tal, cuando
pudiera verificarse experimentalmente.
4.1. Concepto
4.2. Requisitos
1. debe ser realista, para ayudar al docente a tomar conciencia de lo que ocurre en su
clase;
Carl Rogers nació en Chicago en 1902 en una familia patriarcal y religiosa, rigurosa
moralmente, intransigente y trabajadora. Fue alumno del "Union Theological
Seminary", aunque lo abandonó pues no deseaba verse forzado a aceptar determinadas
creencias y a limitar su libertad. En la Universidad de Columbia se comenzó a interesar
por la psicoterapia y la educación. De 1945 a 1957 enseñó Psicología en la Universidad
de Chicago, luego en la de Wisconsin y más tarde en el "Western Behavioral Science
Institute", de California. Entre 1938 y 1950 concibió la psicoterapia no directiva o
terapéutica centrada en el cliente.
La difusión de las ideas de Rogers entre los teóricos de la educación ha creado un clima
propicio para centrar la acción educativa en el educando, con el propósito de adueñarse
de sí mismo, crear actitudes positivas, integrarse mejor en todas sus esferas y estratos,
conseguir mayor tolerancia ante las situaciones desagradables y frustrantes, y lograr una
mejor adaptación general.
5.2. Fundamentación
5.3. Principios
2) cuando el estudiante advierte que su objetivo tiene relación con sus proyectos
personales, se produce el aprendizaje significativo;
3) los aprendizajes amenazadores del yo se realizan cuando las amenazas exteriores son
mínimas;
1. Cognitivo (vacío)
2. Empírico (importante)