TITULO
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El aparato respiratorio, o sistema respiratorio, es el encargado de captar el oxígeno (O2) del aire e
introducirlo en la sangre, y expulsar del cuerpo el dióxido de carbono (CO2) ―que es un desecho
de la sangre y subproducto del anabolismo celular―.1
En humanos y otros mamíferos, el sistema respiratorio consiste en vías respiratorias, pulmones y
músculos respiratorios que median en el movimiento del aire tanto dentro como fuera del cuerpo
humano.
El aparato respiratorio incluye fosas nasales (usadas para hacer ingresar el aire al cuerpo), tubos
(como la tráquea y los bronquios), los dos pulmones (donde ocurre el intercambio gaseoso).
El intercambio de gases es el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono, del ser vivo con el
medio. Dentro del sistema alveolar de los pulmones, las moléculas de oxígeno y dióxido de
carbono se intercambian pasivamente, por difusión, entre el entorno gaseoso y la sangre. Así, el
sistema respiratorio facilita la oxigenación con la remoción contaminante del dióxido de carbono y
otros gases que son desechos del metabolismo y de la circulación.
El sistema respiratorio también ayuda a mantener el balance entre ácidos y bases en el cuerpo a
través de la eficiente eliminación de dióxido de carbono de la sangre.
Índice [ocultar]
1 En organismos simples
2 En organismos complejos
4 Véase también
5 Referencias
6 Enlaces externos
En organismos simples[editar]
Los protozoarios (organismos unicelulares), así como las hidras y las medusas (organismos
pluricelulares que están compuestas por dos capas de células), respiran a través de su membrana
celular (por medio de difusión) y sus mitocondria (véase respiración celular).
En organismos complejos[editar]
Los insectos, en cambio, bombean aire directamente a los tejidos corporales por medio de una red
de tubos, llamados tráqueas, que se abren a los costados del cuerpo. La zona final del sistema
traqueal está formada por finísimos conductos denominados «traqueolas».
Los peces introducen agua a través de su boca bañando las branquias donde captan oxígeno y
liberan el dióxido de carbono; luego expulsan el agua a través del opérculo (una abertura que
tienen a cada lado del cuerpo).
Los |anfibios mudan su sistema respiratorio durante su paso desde su vida acuática (cuando son
jóvenes) a la terrestre (cuando son adultos). Así, los renacuajos respiran por medio de branquias,
igual que los peces; pero una vez realizada la metamorfosis (por ejemplo como ranas o sapos)
respiran por medio de[[[pulmones]] y en algunos casos, por la respiración cutánea.
En las aves, los órganos que intervienen en la respiración son llamados sacos aéreos, que están
comunicados con los pulmones. Estos "sacos" sirven para almacenar el aire, pero no extraen el
oxígeno, mientras que los pulmones si lo hacen. Existen sacos aéreos anteriores situados en la
cavidad torácica y los sacos posteriores situados en el abdomen.
En el ser humano[editar]
En los seres humanos, el sistema respiratorio consiste en las vías aéreas, pulmones y músculos
respiratorios, que provocan el movimiento del aire tanto hacia adentro como hacia afuera del
cuerpo. El intercambio de gases es el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono, del cuerpo con
su medio. Dentro del sistema alveolar de los pulmones, las moléculas de oxígeno y dióxido de
carbono se intercambian pasivamente, por difusión, entre el entorno gaseoso y la sangre. Así, el
sistema respiratorio facilita la oxigenación con la remoción contaminante del dióxido de carbono (y
otros gases que son desechos del metabolismo) de la circulación.
El sistema también ayuda a mantener el balance entre ácidos y bases en el cuerpo a través de la
eficiente remoción de dióxido de carbono de la sangre.
Sistema de conducción: fosas nasales, boca, epiglotis, faringe, laringe, tráquea, bronquios
principales, bronquios lobulares, bronquios segmentarios y bronquiolos.
Sistema de intercambio: los conductos y los sacos alveolares. El espacio muerto anatómico, o zona
no respiratoria (donde no hay intercambios gaseosos) del árbol bronquial incluye las 16 primeras
generaciones bronquiales, siendo su volumen de unos 150 ml.
La función del aparato respiratorio consiste en desplazar volúmenes de aire desde la atmósfera a
los pulmones y viceversa. Lo anterior es posible gracias a un proceso conocido como ventilación.
La ventilación es un proceso cíclico y consta de dos etapas: la inspiración, que es la entrada de aire
a los pulmones, y la espiración, que es la salida. La inspiración es un fenómeno activo,
caracterizado por el aumento del volumen torácico que provoca una presión intrapulmonar
negativa y determina el desplazamiento de aire desde el exterior hacia los pulmones. La
contracción de los músculos inspiratorios principales, diafragma e intercostales externos, es la
responsable de este proceso. Una vez que la presión intrapulmonar iguala a la atmosférica, la
inspiración se detiene y entonces, gracias a la fuerza elástica de la caja torácica, esta se retrae,
generando una presión positiva que supera a la atmosférica y determinando la salida de aire desde
los pulmones.
Mientras este ciclo ventilario ocurre, en los sacos alveolares, los gases contenidos en el aire que
participan en el intercambio gaseoso, oxígeno y dióxido de carbono, difunden a favor de su
gradiente de concentración, de lo que resulta la oxigenación y detoxificación de la sangre.
El volumen de aire que entra y sale del pulmón por minuto, tiene cierta sincronía con el sistema
cardiovascular y el ritmo circadiano (como disminución de la frecuencia de inhalación/exhalación
durante la noche y en estado de vigilia/sueño). Variando entre 6 a 80 litros (dependiendo de la
demanda).
Se debe tener cuidado con los peligros que implica la ventilación pulmonar ya que junto con el aire
también entran partículas sólidas que puede obstruir y/o intoxicar al organismo. Las de mayor
tamaño son atrapadas por los vellos y el material mucoso de la nariz y del tracto respiratorio, que
luego son extraídas por el movimiento ciliar hasta que son tragadas, escupidas o estornudadas. A
nivel bronquial, por carecer de cilios, se emplean macrófagos y fagocitos para la limpieza de
partículas.
Control de la ventilación[editar]
Sensores (entradas).
Quimiorreceptores centrales cerca de la superficie ventral del bulbo raquideo están rodeados por
el líquido extracelular del cerebro y responden a los cambios de H+ en ese líquido. El nivel de CO2
en la sangre regula la ventilación principalmente por su efecto sobre el pH del LCR.
En los pulmones también existen receptores sensoriales que intervienen en el control del calibre
de las vías aéreas, la secreción bronquial, así como en la liberación de mediadores por las células
cebadas u otras células inflamatorias, esta información llega a los centros superiores a través de las
fibras sensoriales del nervio vago. Los receptores asociados a la vía vagal son los siguientes:
Receptores de estiramiento pulmonar en el músculo liso de las vías aéreas, producen impulsos
cuando se distiende el pulmón, y su actividad persiste mientras el mismo se encuentre insuflado.
Receptores de sustancias irritantes entre las células epiteliales de las vías aéreas y son estimulados
por gases nocivos y aire frío.2
Receptores nasales y de las vías aéreas superiores la nariz, la nasofaringe, la laringe y la tráquea
poseen receptores que responden a la estimulación mecánica y química. Se les atribuyen diversas
respuestas reflejas, como estornudos, tos y broncoconstricción.
Barorreceptores arteriales los barorreceptores de la aorta y los senos carotídeos por el aumento de
la presión arterial puede causar hipoventilación o apnea reflejas. La disminución de la presión
arterial causará hiperventilación.
Controlador central
Centros respiratorios bulbares: la región dorsal del bulbo está asociada con la inspiración, estas son
las responsables del ritmo básico de la ventilación, y la región ventral con la espiración.
Centro apneústico: se ubica en la parte inferior de la protuberancia. Los impulsos desde este
centro tienen un efecto excitador sobre el área inspiratoria del bulbo.
Otras partes del cerebro: sistema límbico y el hipotálamo, pueden afectar el patrón de la
respiración, por ejemplo en alteraciones emocionales.
Efectores (salidas).
Como actuadores del sistema respiratorio están el diafragma, los músculos intercostales,
abdominales y los músculos accesorios. En el contexto del control de la ventilación es fundamental
que estos diversos grupos trabajen conjuntamente en forma coordinada. Hay evidencias de que en
algunos neonatos, en particular los prematuros, existe falta de coordinación en la actividad de los
músculos respiratorios, en especial durante el sueño. Por ejemplo, los músculos torácicos pueden
realizar el trabajo inspiratorio mientras los músculos abdominales efectúan el trabajo espiratorio.
Adaptación a alturas[editar]
Inmediatas
Hay taquicardia y aumento del gasto cardíaco, aumento de la resistencia de la arteria pulmonar,
hiperventilación (que si es excesiva puede llevar a una alcalosis metabólica), cambios psicóticos, el
aumento de la frecuencia respiratoria y aumento de la presión venosa es por aumento del tono
enérgico.
Crónicas
Aumento de la masa de glóbulos rojos, aumento del p50, compensación renal de la alcalosis
respiratoria, aumento de la densidad de capilares musculares y aumento del número de
mitocondrias y sus enzimas oxidativas.
Vía nasal: Consiste en dos amplias cavidades cuya función es permitir la entrada y salida del aire, el
cual se humedece, filtra y calienta a una determinada temperatura a través de unas estructuras
llamadas cornetes.
Faringe: Conducto muscular membranoso, que ayuda a que el aire se vierta hacia las vías aéreas
inferiores. Se divide en: Nasofaringe, Orofaringe y Laringofaringe.
Laringe: Conducto cuya función principal es la filtración del aire inspirado. Además, permite el paso
de aire hacia la tráquea y los pulmones, y también tiene la función de órgano fonador al pasar el
aire por las cuerdas vocales, produciendo el sonido.
Tráquea: Brinda una vía abierta al aire inhalado y exhalado desde los pulmones.
Bronquio: Conducto tubular fibrocartilaginoso que conduce el aire desde la tráquea hasta los
bronquiolos.
Bronquiolo: Conducto que conduce el aire desde los bronquios hasta los alvéolos.
Alvéolo: Divertículo terminal del árbol bronquial donde se produce la hematosis (Permite el
intercambio gaseoso entre el aire inspirado y la sangre, de manera que en su interior la sangre
elimina el dióxido de carbono y recoge oxígeno).
Pulmones: Órganos cuya función es realizar el intercambio gaseoso con la sangre, por ello los
alvéolos están en estrecho contacto con los capilares.
Diafragma: Músculo que separa la cavidad torácica (pulmones, mediastino, etc.) de la cavidad
abdominal (intestinos, estómago, hígado, etc.). Interviene en la respiración, descendiendo la
presión dentro de la cavidad torácica y aumentando el volumen durante la inhalación y
aumentando la presión y disminuyendo el volumen durante la exhalación. Este proceso se lleva a
cabo, principalmente, mediante la contracción y relajación del diafragma.
Células sensitivas.
Nervio olfativo.
Pituitaria.
Cornetes.
Fosas nasales.
PACO2: Presión alveolar de dióxido de carbono. Presión alveolar de dióxido de carbono (PACO2)=
0,863 VCO2/VA
PAO2: Presión alveolar de oxígeno. Presión alveolar de oxígeno (PAO2)= PiO2- PaCO2/R
PiO2: Presión inspiratoria de oxígeno. A nivel del mar esto supone: [(760-47)×FiO2]
R: Cociente respiratorio, aproximadamente 0,8 (relación entre consumo de O2 (VO2) y producción
de CO2 (VCO2)).
FiO2: Fracción inspiratoria de oxígeno (aprox. 21 %, a nivel del mar). Para calcular los valores
normales de la D(A-a)O2, en función de la edad se puede emplear la siguiente ecuación: D(A-a)O2=
2,5 + (0,21 × edad). En el nivel del mar, la presión parcial ejercida por el contenido de vapor de
agua es de 47 mmHg y la del dióxido de carbono es de 40 mmHg, lo que hace que la presión del
aire alveolar seco sea de 713 mmHg (760 − 47 = 713).
VA: Ventilación alveolar, es la diferencia entre la ventilación pulmonar y la ventilación del espacio
muerto.
Conceptos[editar]
Global: Disminución de PaO2 < 60 mmHg y aumento de PaCO2 > 45 mmHg (acidosis respiratoria).
Nitrógeno 78 %
Oxígeno 21 %
Nitrógeno 75 %
Oxígeno 14 %
Dióxido de carbono 5 %
Vapor de agua 6 %