Las Lágrimas de San Pedro
Las Lágrimas de San Pedro
Las Lágrimas de San Pedro
Día 1º
Pedro le respondió:
Jesús le dijo:
Te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante, me habrás
negado tres veces.
Pedro le replicó:
Hasta ahí llega Pedro. Acepta la muerte heroica, pero no acepta morir
como su Maestro: humillado, en silencio, siendo objeto de burla. Ni se
conoce a si mismo, ni conoce a Jesús.
“ En esto llegó Judas , uno de los Doce, con un tropel de gente armados de
espadas y palos.·
Luego lo arrestan.
“ Guarda tu espada, pues todos los que empuñan su espada para matar, a
espada morirán” (Mt 26, 52)
“¿Si quería morir, por qué nos ha llamado a seguirle? Si yo no puedo echar
mano de la espada ¿por qué no vienen esas famosas legiones de ángeles,
por qué Dios no salva a su Consagrado? ¿Por qué se deja aprehender aquí,
de noche, como si fuera un vulgar malhechor de arrabal?
“ Salió después al portal, le vio otra criada y dijo a los que había allí:
“Ya no sé lo que quiere, no sé quién es. Dios siempre interviene a favor del
justo. ¿Por qué no interviene ahora en favor de Jesús? ¿Es que no era
justo? ¿Nos ha engañado?”
“He aquí al hombre de quien yo me serví siempre, para tener una posición
de privilegio, para cultivar mi imagen personal aureolada ante lo discípulos
y ante las masas, y que ahora va a morir por mí.”
“No, mi puesto es dejar que él muera por mí, que sea más bueno, más
grande que yo. Quería hacer más que él, quería ir siempre por delante de
Jesús, precisamente cuando durante toda mi vida no he sido capaz de
entender su Misterio. Y ahora en cambio es él quien me ofrece esta vida
suya que yo no he comprendido y que he rechazado”..
Pedro entra por esta humillación vergonzosa en el conocimiento del
Misterio de Dios revelado en Jesús de Nazaret, su Maestro.
“Yo no soy lo que creo ser: Yo no soy lo que los demás creen que soy. Soy
lo que Dios ve que soy ahí, en el hondón más hondo de mi ser. Y ¿qué soy
ahí?
Hay que tener mucho coraje para mirar sin pestañear la imagen exacta que
refleja el espejo de la verdad.
Pero también desmonta la idea de un Mesías que salva desde fuera. No;
Jesús salva desde dentro, dándolo todo, dándose todo. Desde el amor
crucificado.
¡Qué difícil nos resulta dejar a Dios ser Dios en nuestra vida..dejarnos
salvar. Nos parecemos al niño chico que se ha levantado enfurruñado y que
la madre intenta arreglarlo: lo que hace la madre peinándolo con las dos
manos, el niño lo deshace con una. Somos así.
Por favor abre los ojos y los oídos. “¡Porque cada minuto que cierras
los ojos, pierdes 60 segundos de luz....de Su Luz¡”
PRECES
TE ROGAMOS OYENOS
TE ROGAMOS, OYENOS.
TE ROGAMOS, OYENOS.
TE ROGAMOS, OYENOS.
Día 2º
- No lo conozco, mujer
- No lo soy.
- No sé de qué me hablas..
“ Se volvió”
Fue en ese momento cuando cantó un gallo con grito acerado por segunda
vez, y su canto sonó en la noche fría más claro, más limpio, más cercano.
Esta vez su grito se clavó en el alma de Pedro, que recordó las palabras de
Jesús en la Cena:
“ Antes de que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres” (Jn 13,
38: Lc 22, 34)
La voz del animal fue para Pedro como un relámpago que iluminó hasta las
entretelas del alma. Y a su luz, en un segundo, midió la hondura de su
traición
¡Qué ojos tan profundos los de Jesús, tan llenos de ternura, de algo infinito
que nadie puede describir, porque nadie ha sido jamás capaz de aguantar
su mirada¡
Hubiera preferido todas las imprecaciones y acusaciones de Jesús, a
aquella mirada mansa, dolorida: la mirada de quien, por su culpa, se sentía
infinitamente solo.
Todavía vibraba el eco del canto del gallo en la noche: la carcajada del Mal,
el triunfo del pecado sobre la cobardía de Pedro.
¡Qué drama tan ajeno a los que les rodeaban¡ Nadie tenía una sensibilidad
tan a flor de piel como para descubrir los sentimientos que sobrenadaban
en el río de sus ojos¡
Pedro sintió de pronto, que su corazón se había quedado sin la mirada del
Maestro. Su vida era muerte sin el amor de Jesús. Su boca paladeaba
sequedad y amargor. De tenerlo todo con él, se encontró frustrado con su
propia nada
Y de nuevo el dolor sordo de la herida. La sangre que fluía de su corazón
lacerado, suave y cálida como la última lágrima de quien se ha cansado de
llorar. Era la herida producida por su cobarde amor., por su desamor, sus
vanas declaraciones de amor. El amor no se declara, se prueba. Las otras
declaraciones son palabras de humo.
Pero no; lo que desasosegaba sin descanso fue la mirada de ternura con
que lo envolvía, el temblor cálido de esperanza con que lo acogida. Era lo
que más le dolía: él, tan viril, tan viejo lobo de mar, encontrarse ahora
gimiendo inconsolable como un adolescente no correspondido en su amor
primero.
Ahora, sin saber Pedro cómo, sus lágrimas eran mansas. Se habían
serenado sus sentimientos, como se remansa en un recodo del río el agua
despeñada. Ya no le acongojaba la angustia, sólo experimentaba una
inmensa tristeza por si mismo, una enorme pobreza.
“Una vida en que no cae una lágrima, es como uno de esos desiertos en
que no cae una gota de agua: sólo engendra serpientes” (Castelar)
¡Lágrimas de S Pedro.¡ Gracias por enseñarnos que hay algo que limpia el
corazón: el llanto purificador,: las lagrimas derramas por el amor herido,
que no perdido. ¡El drama del desamor¡.
PRECES
DÍA 3º
TU ERES ACEPTADO
Para unos la imagen del pastor, su perro fiel y su rebaño, vista fugazmente
desde un coche o tras las ventanillas confortables del tren en marcha
veloz, es una postal romántica. ¡Qué belleza de pastor y rebaño pastando
en el ribazo del paisaje, dorados por el sol amarillo de la tarde otoñal, que
muere entre espasmos de nostalgia y melancolía.¡
Pedro le contestó:
Jesús le responde:
Los corderos son siempre los más sencillos y desprotegidos del rebaño.
Implícitamente el Maestro le está indicando:
“ Por tercera vez insistió Jesús: “ Simón, hijo de Juan ¿me amas?” Pedro
se entristeció porque Jesús le había preguntado por tercera vez si le
amaba y le respondió: “ Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”.
Entonces le dijo Jesús:”Apacienta mis ovejas” (Jn 21, 16-17)
“ Tú eres aceptado. Tú eres aceptado por alguien que es más grande que
tú...Acepta simplemente el hecho de que eres aceptado. Cuando esto nos
ocurre, experimentamos lo que es la gracia. Después de semejante
experiencia, tal vez no seamos mejores que antes, ni creamos más que
antes. Pero todo ha quedado transformado. En ese momento la gracia
triunfa sobre el pecado y la reconciliación supera el abismo de la
alienación” (Tillich)
ROGUEMOS AL SEÑOR.
PIDAMOS ESTA TARDE AL SEÑOR, EL MILAGRO DE ABRIR NUESTROS OJOS
LLOROSOS POR NUESTROS DESAMOR, Y ENCONTRARNOS TAN CERCA CON
LAS LLAGAS DEL CRUCIFICADO-RESUCITADO, TATUADAS EN SUS MANOS
PÁLIDAS, SEÑALES DE SU AMOR VICTORIOSO QUE NOS DESAFÍAN A LA
SUPERACIÓN DE UNA VIDA NUEVA EN PRUEBAS CONCRETAS Y REALES DE
AMOR,
ROGUEMOS AL SEÑOR.
No basta con afirmar que Jesús es el Mesías esperado por Israel, porque
entonces reduciríamos la confesión de Pedro a un título socio-político-
religioso. Pedro confesaría, lo mismo que sus coetáneos: a Jesús como el
Hijo de David que iba a venir, debelaría a los odiados romanos e
instauraría un nuevo Reino, el de Israel..
Jesús declara dichoso a Pedro, no por sus méritos, sino porque el Padre le
ha revelado el Misterio de Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios.
Comenzaré diciendo que este relato que acabamos de proclamar, tiene que
ser leído en perspectiva de Resurrección. Miles de judíos se habían
convertido al cristianismo; y judeo cristianos ya, se habían lanzado a la
evangelización de los paganos, llevando en sus labios un único mensaje.
“Jesús es el Ungido de Dios, el Mesías esperado, el Hijo de Dios”
¡JESUS VIVE¡
Lo peligroso de Jesús son sus interrogantes. “¿Quién soy Yo para ti, qué
relación concreta tienes en la vida conmigo?”
La misma pregunta que hizo a Pedro vuelve insistente. ¿ QUIÉN DECÍS QUE
SOY YO?
Volvamos al evangelio. Los cuatro Evangelios, pero sobre todo Juan, más
que entregarnos un recuerdo frío e intelectual de su Maestro, comunica lo
que él y su comunidad vivían. No es un centón de textos fríos, sino que sus
escritos son textos con alma, porque son testimonios quemantes de un
testigo de excepción. Se le siente vivir en el Evangelio con toda la gracia y
frescura del nacedero, algo así como el fluir de la vida misma. EL
conocimiento vivenciado de los temas anteriores, nos aproximen a aquella
bellísima confesión de Job: “ Hasta ahora hablaba de Dios de oídas; ahora
te han visto mis ojos,
PRECES
TE ROGAMOS, OYENOS.
TÚ QUE INCREPASTE A LA TEMPESTAD MARÍTIMA PARA QUE NO SE
HUNDIERA LA BARCA DE LOS DISCÍPULOS, PROTEGE DE TODA
PERTURBACIÓN A TU IGLESIA Y FORTALECE AL SUCESOR DE PEDRO,
TE ROGAMOS OYENOS.
TE ROGAMOS OYENOS
TE ROGAMOS, OYENOS.