Derechos de Los Accionistas
Derechos de Los Accionistas
Derechos de Los Accionistas
RESUMEN: Objetivo: Este artículo aborda el tema de los derechos mínimos fundamentales
del accionista de la sociedad anónima. Exposición. Se analizan los derechos del accionista
desde la doctrina, la legislación comparada y la jurisprudencia, así como sus clasificaciones
y evolución. Hallazgos. Con la codificación del derecho mercantil, se reconocieron diversos
derechos al accionista, pero desde finales del siglo pasado, algunas legislaciones autorizan
la supresión, alteración o suspensión de algunos de ellos, lo que ha generado una crisis en
el concepto de accionista y de sus derechos mínimos. Discusión. La doctrina debate sobre
el carácter inderogable de algunos derechos de los accionistas, por lo que en este artículo
se propone una clasificación que considera los derechos instrumentales del accionista.
Conclusión. No existe consenso en la doctrina ni en la legislación comparada sobre los
derechos mínimos fundamentales del accionista. Es necesario identificar esos derechos para
evitar abusos en la sociedad anónima
PALABRAS CLAVE: accionistas, sociedad anónima, derechos de los accionistas.
derecho de voto.
ABSTRACT: Objective: This article addresses the minimum fundamental rights of the
shareholder of the corporation. Exposition. The rights of the shareholder are analyzed
from the doctrine standpoint, comparative legislation and jurisprudence, as well as their
classification and evolution. Findings. With the codification of commercial law, various rights
were recognized to the shareholder, but since the end of the last century, some laws authorize
the suppression, alteration or suspension of some of them, which has generated a crisis in
the concept of shareholder and their minimal rights. Discussion. The doctrine discusses the
non-derogable nature of some rights of shareholders. This article proposes a classification
that considers the instrumental rights of the shareholder. Conclusion. There is no consensus
in the doctrine or in the comparative legislation on the fundamental minimum rights of the
shareholder. It is necessary to identify those rights to avoid abuses in the corporation.
KEY WORDS: shareholders, corporation, shareholders’ rights, right to vote.
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DERECHO GLOBAL. ESTUDIOS SOBRE DERECHO Y JUSTICIA
SUMARIO
I. Introducción. II. Estatutos de accionista de la sociedad anónima. III. Perspectiva
histórica de los derechos de accionista. IV. Clasificación de los derechos de accionista;
IV.1 Clasificación por su contenido; IV.2 Clasificación por la naturaleza de los
derechos; V. Nueva clasificación de los derechos de los accionistas. V.1 Derechos
esenciales o instrumentales del accionista V.2 Derechos mínimos fundamentales o
inderogables. V.3 Derechos disponibles VI. Conclusiones. Bibliografía.
I. Introducción
Con la consolidación de los Estados nacionales, la sociedad anónima (S.A.)
se configura como una sociedad democrática en la que sistemáticamente los
accionistas tienen derecho a participar en la asamblea con un voto por acción,
no existen acciones sin voto ni de voto plural, las resoluciones se adoptan bajo
el principio de mayoría y se acuñan diversos derechos como inderogables (voto,
asistencia y participación en las utilidades); sin embargo, diversos fenómenos
económicos y jurídicos han hecho crisis en el concepto de sociedad y de socio;
el abstencionismo, la sociedad unipersonal, la desregulación y flexibilización
societarias, las clases de acciones y en general la huida del derecho societario al
contractual, y han puesto en riesgo los derechos inderogables del accionista y las
bases fundamentales de estos; lo que se analiza en este trabajo a partir del carácter
de accionista, la evolución del reconocimiento de sus derechos, las clasificaciones
sobresalientes y la necesidad de optar por una nueva clasificación como la que
se expone en la que se reconozcan los derechos mínimos fundamentales y los
inderogables de todo accionista que impidan el abuso de la mayoría.
distinto con patrimonio propio que no puede confundirse con el de los accionistas
aunque éstos hayan aportado e integrado el capital social, pues con ello solo
adquieren el estatus o calidad de accionista que es una situación jurídica por la
cual es titular de un conjunto de derechos en la sociedad, una cualidad o posición
subjetiva y compleja que le permite, según el monto y clase de acciones de que
sea titular, tener injerencia en el ente social (Barrera Graf, 1983, pág. 19), integrar
la voluntad social en la asamblea general, constituir los órganos sociales y
adquirir un conjunto de derechos y deberes corporativos y patrimoniales (Castro
Ossandon, 1985, pág. 14), algunos de los cuales no pueden ser alterados por la
sociedad. Dicho estatus se adquiere de forma originaria desde el momento en
el que suscribe cuando menos una acción (Pérez Fontana, 1983, pág. 109) o
por asignación de ésta en virtud de capitalización de pasivos, fusión o escisión,
o de manera derivada por la adquisición de acciones a otro accionista (Duque
Domínguez, 1994, pág. 35) (Barrera Graf, 1983, pág. 79) (Tobío Rivas, 1995,
pág. 19).
asambleas generales en función de las acciones con derecho a voto (artículos 91,
fr. VII, 181, 182, 188, 189 LGSM).
11. Derecho de transmitir las acciones (a. 111, 124, 125 y 130 LGSM),
aunque la LGSM autoriza a la sociedad a establecer en los estatutos sociales, y
a los socios en pactos parasociales, limitaciones de cualquier naturaleza, pero no
a suprimirlo, salvo en el caso de las acciones de trabajo que la ley autoriza a la
sociedad a determinar las normas respecto de su inalienabilidad.
b) Derechos irrenunciables
Según la doctrina (Duque Domínguez, 1994, pág. 64), son los derechos
que no se pueden suprimir ni por acuerdo mayoritario, ni con el consentimiento
o voluntad del accionista, no son disponibles por éste ni a favor de la sociedad o
de tercero porque son concedidos en su interés y en interés de la propia sociedad
y son esenciales para su tipología social (De la Cámara Álvarez, 1997, pág. 572),
como el derecho a impugnar acuerdos. Estos derechos encuadran dentro de los
inderogables, cuya característica es que precisamente no son renunciables.
pág. 2). Para Vicent Chuliá tienen tal carácter los derechos de asistencia,
representación, información, voz y voto (Vicent Chuliá, 1991, pág. 484), porque
una vez concedidos no es posible que puedan ser derogados o suprimidos por la
sociedad, pero pueden ser objeto de enajenación a cambio de dividendo (Paz-
Ares Rodríguez J. C., 1996, pág. 185).
c) Derechos renunciables
otros.
personales sino para promover el interés común de la sociedad, que los mismos
poseen dimensión social y no individual; de ahí que se discuta si tales derechos
individuales son derechos inderogables por la asamblea general, invulnerables a
la decisión de la asamblea que no puede suprimirlos ni limitarlos, e irrenunciables
porque los accionistas no pueden renunciar en absoluto o abstracto a los mismos
aunque sí en concreto.
Derivado de lo anterior se cuestiona si tales derechos son del accionista
y por tanto solo protegen su esfera de libertad, que no puede ser invadida por
acuerdos mayoritarios de la asamblea ni por el órgano de administración (teoría
individualista), sin que ello implique estar habilitado para exigir cualquier
prestación a la sociedad; o si se trata de derechos de sujetos que despliegan
una actividad en el órgano societario y entonces, son derechos en interés de la
sociedad, derechos de corte colectivo y por tanto se conceden al accionista para
controlar la administración de la sociedad, conservar el patrimonio y obtener el fin
social para el cual se constituyó la sociedad pero no en su provecho individual; en
este segundo supuesto, el accionista no se considera como individuo sino como
parte de una sociedad para la cual realiza una función (teoría funcional) mediante
el ejercicio de ciertos poderes que se le conceden para tutelar y promover los
intereses sociales.
todos los accionistas, por lo que la misma LGSM previene que la amortización
se lleve a cabo mediante sorteo (artículos 136). También la LGSM prevé la
posibilidad de excluir al accionista y privarlo totalmente de su estado de socio, ya
sea por no pagar sus acciones o por incurrir en alguno de los supuestos que deben
estar especialmente previstos en los estatutos sociales; fuera de esos casos, salvo
que los estatutos o la clase de acciones que se emita, la asamblea general carece
de facultades y competencia para alterar el estado de socio y particularmente
para disponer de los derechos del accionista; el art. 195 garantiza no solamente
el derecho de audiencia a los titulares de la clase de acciones de que se trate,
sino también sujeta la disponibilidad del derecho de clase al consentimiento de
dicha clase adoptado por mayoritaria calificada; lo que desde luego garantiza la
permanencia de derechos de las clases de accionistas y también da pauta para
que dicha clase condicione de algún modo a la sociedad, la aceptación de la
variación de sus derechos, de donde resulta que la ley privilegia el fin social sobre
el individual del accionista, aunque podría ser solo en interés de la mayoría que
puede abusar de la minoría.
La Companies Act de 2006, art. 630, ha previsto que se pueden variar los
derechos de clase a) cuando los estatutos establezcan esa posibilidad y conforme
lo señalado en los mismos o, b) cuando los estatutos nada digan pero los titulares
de la clase de acciones de que se trate otorguen su consentimiento por escrito de
por lo menos las tres cuartas partes del valor nominal de las acciones emitidas
de esa clase (con exclusión de cualesquiera acciones en autocartera), o c) por
resolución especial aprobada en una asamblea especial de los tenedores de esa
clase. Lo que parece constituir una buena medida de protección a los accionistas
respecto de sus derechos adquiridos, si bien en lo individual tendrán que someterse
a la decisión de la mayoría de los de su misma clase. Esta situación difícil pero
entendible para quienes forman parte de una sociedad, obviamente surge en los
casos en los que la variación de los derechos es para colocar a los accionistas en
una situación inferior a la que tienen en la sociedad; esto es, para disminuir de
algún modo sus derechos, puesto que si es para mejorarlos no hay perjuicio para
esa clase especial de accionistas, aunque puede existir para los demás accionistas.
91, Fr VII de la misma LGSM permite disponer de ese derecho y diversos arts. de
la LGSM se refieren tácita pero claramente a la posibilidad de disponer de ciertos
derechos considerados otrora como inderogables e irrenunciables, vgr. el derecho
de un voto por cada acción. De lo que sigue es que el accionista puede renunciar
a sus derechos de socio siempre y cuando los mismos sean derechos privados,
disponibles, subjetivos, potestativos y patrimoniales en el sentido de susceptibles
de una valoración económica y no de la clase de derechos a que se refiere la
doctrina, porque el voto aunque está catalogado como el derecho por excelencia
de consecución o corporativo, tiene también un valor de cambio, es valorable en
dinero y en ese sentido es un derecho patrimonial; el art. 2209 del Código Civil
Federal señala que cualquiera puede renunciar a su derecho y remitir, en todo o
en parte, las prestaciones que le son debidas, excepto en aquellos casos que la ley
lo prohíba. Los derechos inderogables y los instrumentales no son renunciables,
además, la renuncia debe ser clara, precisa y que no deje lugar a dudas del derecho
al que se renuncia. Así, en una tesis aislada se ha sostenido que la renuncia de
derechos privados solo es válida cuando no afecta el interés público ni perjudica
el de terceros, por ser principio jurídico reconocido que la voluntad de las partes,
es la suprema ley de los contratos (Renuncia de derechos privados. No es válida
si se afectan los de terceros y el interés público, y si no se establece en términos
claros y precisos (interpretación del artículo 6o. Del Código Civil para el Distrito
Federal, Décima Época, Libro 19, Tomo III).
si bien el artículo 8o. de tal codificación establece como regla general que “los
actos ejecutados contra el tenor de las leyes prohibitivas o de interés público serán
nulos”, admite en su propio texto como excepción “los casos en que la ley ordene lo
contrario”, lo que encuentra congruencia y también sustento en el artículo 2209 de ese
código que prevé que cualquiera puede renunciar su derecho y remitir, en todo o en
parte, las prestaciones que le son debidas, excepto en aquellos casos en que la ley lo
prohíba (Normas sustantivas civiles, Tomo XVII, ).
VI. Conclusiones
Los accionistas de una S.A. gozan de diversos derechos que les permiten tener
injerencia directa o indirecta en la administración, en el control de la gestión
social, en las decisiones y en las utilidades de la sociedad, conforme la clase
de acciones de que sean titulares y los derechos mínimos fundamentales de
todo accionista que le garantizan un trato igual, equitativo, proporcional y
conforme a las normas imperativas y configurativas del tipo social de S.A. La
desregulación societaria y la flexibilización, como fenómenos facilitadores de
la constitución y funcionamiento de la sociedad han privilegiado a la autonomía
de la voluntad de los socios en la determinación de sus derechos y obligaciones
con la S.A., al punto que diversos derechos considerados inderogables en la S.A.
moderna se han transformado por la ley en derechos suprimibles y disponibles
y con ello puesto en predicamento diversos principios de la sociedad anónima;
sin embargo, los accionistas conservan un conjunto de derechos mínimos
fundamentales que no pueden ser derogados y que tienen derecho a conservar
para la subsistencia de tal carácter y la causa del negocio social que es la vocación
a ganancias y pérdidas, pues de otra forma no se tratará de un accionista sino de
un obligacionista o acreedor social. La nueva tendencia de la S.A. que privilegia
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