Reproducción
Reproducción
Reproducción
Para escuchar música hasta finales del siglo XIX en el Bajo Cauca, Provincia de
Pasto, era necesario asistir a las presentaciones de los músicos locales agrupados
en bandas de vientos, conjuntos de cuerdas típicas, estudiantinas y orquestas de
cámara; lo mismo que de intérpretes del piano y cantantes, o bien a las
esporádicas visitas de orquestas extranjeras y compañías de zarzuela
procedentes de los países vecinos o de Europa. La poca frecuencia de eventos de
esta naturaleza llevaba a sus habitantes al aprendizaje de un instrumento para
interpretar las obras clásicas y populares disponibles y componer las propias
cuando éstas se agotaban. Esto produjo abundancia de compositores e intérpretes
y la proliferación de agrupaciones de diverso tipo; como una muestra de este
fenómeno puede consultarse el libro Compositores nariñenses de la zona andina,
1860-19171 en el que se encuentran cuarenta compositores con una abundante
producción de pasillos, danzas, valses, bambucos, marchas, villancicos, fox-trots,
one steps, pasodobles, polcas e himnos, siendo los tres primeros los de mayor
recurrencia.
1
En Compositores nariñenses de la zona andina, 1860-1917 (Editorial Universidad de Nariño, 2011), puede
encontrarse un catálogo extenso que evidencia la abundancia de música compuesta por cuarenta
compositores. Este texto se citará con frecuencia porque es la primera fase de una investigación que da cuanta
de algo más de 150 años de producción musical en los Andes de Nariño y de la cual, el presente texto, hace
parte.
1
el canto y la interpretación del piano, el violín y la mandolina, entre otros
instrumentos. Utilizaban repertorio popular y clásico en sus presentaciones
públicas para el regocijo de los herméticos círculos sociales a los que pertenecían.
A estas mujeres se les permitía, además, participar en reinados, escribir poesía,
declamar, pero no componer, bajo el sofisma de que tal actividad podía atentar
contra su feminidad2; debido a esta obtusa concepción, el número de mujeres
compositoras fue sumamente escaso; aún en el presente es considerada una
actividad masculina3. Las clases populares, por su lado, disfrutaban de la música
de cuerda y del canto de sencillas tonadas con las que alegraban las fiestas
parroquiales o familiares.
2
ÁLVAREZ, María Teresa. Élites intelectuales en el sur de Colombia. Pasto: Editorial Universidad de
Nariño, 2007. p. 511.
3
En el Capítulo IV del libro Compositores nariñenses de la zona andina, la música académica y las nuevas
tendencias populares, 1950-1990 se examina con mayor detenimiento esta circunstancia.
2
finales del siglo XIX y sorprenden por su belleza y elaboración; en la foto puede
verse un ejemplar importado de Suiza en 1878, elaborado a mano y cuyo
mecanismo está montado sobre pedrería de rubíes4. Posee cortas melodías de
compositores clásicos y románticos perfectamente identificables: La mascotte
(polca), Cavalleria rusticana (coro), L´Helvetienne (mazurca), Carmen (fantasía) y
Aimer, boire et chanter.
Mecanismo de una caja de música de propiedad de Jorge González. Fotografía: José Menandro
Bastidas.
Otro invento creado con propósitos similares fue la pianola 5. Las teclas de este
instrumento eran accionadas por presión neumática que impulsaba el aire a través
de agujeros dispuestos en un rollo de papel donde el fabricante dibujaba la obra
4
Testimonio del señor Jorge González. Entrevistado el 2 de febrero de 2008.
5
En 1904 la firma Welte & Sons fabricó y vendió el mecanismo del piano auto ejecutante “Mignon”, en
verdad la primera pianola, el cual hizo posible por primera vez suplantar a un pianista, ya que incluía todos
los detalles de las dinámicas y acentos. Muchos pianistas y compositores importantes a comienzos del siglo
pasado, entre ellos Eugen d’Albert, Ferruccio Busoni, Ignaz Paderewski, Claude Debussy y Richard Strauss,
hicieron uso de este medio con el fin de propagar sus obras en pianos auto ejecutantes y reproducir y
preservar para la posteridad interpretaciones de sus propios trabajos. Desde 1920 otros compositores también
han reconocido las posibilidades ilimitadas de los pianos mecánicos o pianolas. Stravinsky, Hindemith y Toch
crearon composiciones originales que eran imposibles de tocar mediante las normales técnicas manuales. Con
la expansión del gramófono y la radio, los instrumentos mecánicos cayeron cada vez más en el olvido.
http://www.pianomundo.com.ar/instrumentos/pianolas.html. Fecha de consulta: 18/01/ 2011.
3
correspondiente. Este procedimiento de reproducción mecánica de la música no
llegó a convertirse en una gran industria debido al alto costo del instrumento y a la
proliferación del fonógrafo, el disco y la radio. En las casas distribuidoras podían
encontrarse rollos con obras clásicas y populares, del mismo modo que era
posible adquirir, según lo afirma Yehudi Menuhin, facsímiles de las
interpretaciones de pianistas virtuosos como Paderewski y Rachmaninoff, en un
primer intento por llevar las versiones de dichos pianistas hasta los estudiosos de
este instrumento, así como a todo tipo de melómanos. “Legiones de pianistas
aficionados seguían los movimientos de esas manos espectrales, mientras la
presión neumática oprimía las teclas correspondientes a las perforaciones
contenidas en el rollo de la pianola”6.
El fonógrafo
No obstante las bondades de la pianola, no fue sino con la aparición del fonógrafo
a cilindros cómo el intérprete llegó de una manera más fiel a los hogares. Thomas
6
MENUHIN, Yehudi y DAVIS, Curtis. La música del hombre. Bogotá: Fondo Educativo Interamericano,
1981. p. 223.
7
Revista Ilustración Nariñense, No. 34 serie III, junio 2 de 1929, páginas comerciales. Sala Regional del Área
Cultural del Banco de la República de Pasto.
4
Alva Edison (1847-1931) lo patentó en Washington en noviembre de 18768 y su
propósito inicial fue servir como máquina de dictado en oficinas y despachos, lo
que lleva a pensar que su propósito inicial no fue la música. Al decir de Menuhin
“…El impacto del fonógrafo sobre la música fue tan fundamental como la invención
de la escritura musical y la de la imprenta”9. Esta consideración, no obstante, tiene
dos lecturas: una, la de los consumidores y comerciantes y otra, la de los
compositores e intérpretes. Es apenas obvio que la población, en una demanda
creciente de música, se volcara sobre estos nuevos inventos de la tecnología para
poder acceder a un mayor número de repertorios, lo cual, de paso, llevó a
enriquecer a los dueños de negocios, siempre atentos a satisfacer las demandas
de la sociedad. Contrariamente el compositor y el intérprete, hasta entonces
boyantes, pasaron a ocupar un segundo plano porque su contratación, con el paso
de los años se hizo cada vez menos frecuente. Como consecuencia lógica
sufrieron un proceso de marginación y la creación sufrió una considerable
disminución.
Muchos músicos importantes decidieron tomar rumbo hacia el norte y los países
del sur en busca de mejores oportunidades, buscando ubicarse en orquestas de
baile, bandas, colegios para trabajar como docentes, estudios de grabación y en
circos ambulantes. Algunos de ellos nunca regresaron a su tierra natal, contrajeron
matrimonio y levantaron sus familias en diferentes lugares. Los más destacados
compositores e instrumentistas que emigraron en distintos años de la primera
mitad del siglo XX fueron: Manuel María Burbano (1883-1971), Jeremías Quintero
(1884-1964), Julio Restrepo (1889-1980), Ismael Burbano Dorado (1890-¿),
Teófilo Monedero (1895-1971), Noé Rosero Zamora (1898-1996), Alfonso Delgado
Guerrón (1898-1992), Marceliano Paz Ruiz (1903-1983), Victoriano Alfonso
Riascos (1903-1967), Plinio Herrera Timarán (1904-1994), Pedro Heriberto Morán
8
RESTREPO DUQUE, Hernán. A mi cánteme un bambuco. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1986.
p. 181.
9
Idem. p. 224.
5
(1915-2010), Nicomedes Ibarra (1916), Humberto Chaves Cabrera (1917-2010)10,
Tomás Burbano (1919-2001), Fausto Martínez Figueroa (1921-2008) y José
Rafael Guerrero Villota, entre otros.
El fonógrafo muy pronto pasó de ser una simple máquina de dictado a convertirse
en un instrumento para la reproducción de música. Hacia 1890 se podían
escuchar canciones grabadas en cilindros de cera. Sin embargo, debido a lo
dispendioso de la elaboración y fragilidad de dichos cilindros, los fabricantes se
vieron, prontamente, en la necesidad de buscar una solución diferente que fuera
más duradera y cuya producción se pudiera realizar en serie. De esta búsqueda
se desprendió el disco plano, inventado por Emil Berliner, más resistente y
económico que, al poco tiempo, se convirtió en un fenómeno masivo11. El
fonógrafo de Edison llegó a Pasto a finales del siglo XIX y no se constituyó en un
artefacto de uso general entre la población por las obvias complicaciones para su
consecución. En la foto puede apreciarse un modelo original con su respectivo
cilindro de cera en el que fue grabada La muerte de Otello, lamentablemente
inaudible12.
10
BASTIDAS ESPAÑA, José Menandro. Compositores nariñenses de la zona andina, 1860-1917. Pasto:
Editorial Universidad de Nariño, 2011. pp. 66, 105, 157, 177, 207, 245, 263.
11
RESTREPO DUQUE, Hernán. Op. cit., p. 182.
12
Este fonógrafo pertenece a Jorge González, coleccionista y hábil reconstructor de estos artefactos.
6
Fonógrafo de Edison. Propietario Jorge González. Fotografía: José Menandro Bastidas.
El cine
El cine parlante tardó unos años en llegar a Pasto debido a las difíciles
condiciones de acceso que aún, para esa época, tenía la región meridional. En el
mismo artículo, Montezuma alude a esta situación al decir: “…Cuándo se verá la
nueva maravilla en el humilde rinconcito dónde yo nací”14. Mientras en Estados
13
MONTEZUMA HURTADO, Alberto. Crónicas de Nueva York. En: Revista Ilustración Nariñense, No. 13
Serie II, mayo de 1926. p. 9.
14
Ibíd.
7
Unidos, para 1931, ya se había generalizado y en ciudades como Bogotá, Cali y
Medellín de igual manera, en Pasto sólo se pudo disfrutar de esta atracción hacia
1934. No obstante las limitaciones, los emprendedores siempre encontraban las
maneras para traer hasta estas escarpadas tierras las nuevas tecnologías para
brindar bienestar a sus habitantes y ganar dinero. Cuando el cine se volvió
parlante se produjo otro golpe a la interpretación en vivo. Los músicos que
ambientaban las escenas de las películas se vieron desplazados y marginados
nuevamente.
Con el fin de dar al espectador las mejores condiciones para poder disfrutar de las
películas, en un comienzo cine mudo, se adecuaron recintos y se construyeron
teatros, algunos de los cuales aún se conservan. La más importante de las
empresas de construcción que se desarrollaron en Pasto con propósitos
culturales, entre ellos el cine y la música, fue el Teatro Imperial. Este
emprendimiento lo financió el empresario Rafael Villota Chaves quien encargó los
diseños, en 1922, al ingeniero Belisario Ruiz15. Fue levantado en tapia pisada,
adobón y madera en la actual carrera 26, entre calles 14 y 15, lugar en el que aún
se encuentra. En noviembre de 1923 este teatro presentó tres películas, que,
según lo registra El Diario del Sur16 de la época, fueron aclamadas por el público.
Estas películas fueron: El Príncipe de lo imposible, Los arlequines de seda y oro y
La bailarina velada. El fondo musical lo realizó la Banda Militar 17 del Regimiento
Boyacá No. 12, labor que, como se dijo, generalmente desempeñaba un pianista.
El teatro fue terminado hacia 1934 cuando el ingeniero Samuel Chaves le
construyó la fachada que hoy luce.
15
PASUY ARCINIEGAS, William. El Teatro Imperial, un recinto con memoria… Patrimonio cultural de
Nariño. http://www.revista-mm.com/ediciones/rev51/arquitectura.pdf. Fecha de consulta: 16/01/2013.
16
El Diario del Sur fue el primer diario del Departamento de Nariño. Fue fundado por Ildefonso Díaz del
Castillo en 1923 y tuvo vigencia hasta el 9 de agosto de 1925, según el texto Elites intelectuales en el sur de
Colombia escrito por la doctora María Teresa Álvarez, p. 360. No tiene ninguna relación con el periódico
actual del mismo nombre.
17
El Diario del Sur. Año 1, noviembre 1º de 1923. Páginas comerciales.
8
El Teatro Imperial fue diseñado para cumplir diferentes fines: presentación de
bandas y grupos musicales, teatro, zarzuela y cine 18. Contaba, además, con una
posada donde podían hospedarse los artistas de las compañías visitantes a
quienes se les ofrecía “…cuartos de arrendamiento, buena luz, inodoros y baños
de agua caliente y fría y servicio de hotel todo a precios bajos” 19. Durante mucho
tiempo el Teatro fue signo de distinción y motivo de orgullo para la ciudad, pero a
partir de la década de 1960 inició su declive hasta convertirse en una sala de cine
porno y en un deprimente inquilinato. En el año 2000, en la rectoría de Pedro
Vicente Obando, la Universidad de Nariño lo compró por un costo de 460 millones
con miras a su restauración y puesta en funcionamiento para la celebración de los
cien años del Alma Mater que sucedió en 2004. Fue restaurado por el arquitecto
William Pasuy para volver a ser, desde entonces, un centro de cultura para la
región y el país. En la actualidad el teatro presta sus servicios a la comunidad con
el mismo lustre de sus mejores días, sin embargo, no exhibe cine ni zarzuela, en
él se realizan eventos académicos, representaciones teatrales y conciertos de
diferente tipo.
18
Revista Ilustración Nariñense, No. 81 Serie VI diciembre de 1946. Páginas comerciales.
19
Revista Ilustración Nariñense, No. 12 Serie I, marzo de 1926. Páginas comerciales.
20
Ilustración Nariñense No. 68 de agosto de 1939.
21
La empresa Cine Colombia fue creada el 7 de junio de 1927 mediante Escritura Pública No. 2221 de la
Notaría Segunda de Medellín, con un capital inicial de $ 1.500, dividido en 150.000 acciones de $10 cada
una. Ha fomentado la cultura del cine desde diversos ángulos por más de ochenta años. Hace parte de la
9
exclusivo, en ese entonces, de la Warner Brothers, RKO Radio Pictures, Universal
Pictures y Republic Pictures, empresas norteamericanas en plena expansión.
El Teatro Alcázar, ubicado en la actual Plaza del Carnaval, abrió sus puertas al
público en abril de 1942. Al respecto, la revista Ilustración Nariñense comenta: “El
estreno de este elegante coliseo cineasta ha constituido un éxito en la sociedad y
el pueblo pastenses, quienes han visto complacidos que sea un caballero oriundo
de nuestros valles, como lo es el señor José María Navarrete, el que ha logrado
darnos un ejemplo de laboriosidad y de perseverancia que significa también un
verdadero adelanto para el progreso y embellecimiento de la ciudad. Buena
acústica, producto, entre otras cosas, del juego armonioso de las líneas rectas del
conjunto, luz atenuada para los entreactos, simétrica disposición de los asientos y
ordenada distribución de las plateas y galerías media y popular, máquina
proyectora de último modelo, expertos mecánicos, elegante hall y por encima de
todo espléndidas películas, han hecho del Teatro Alcázar un verdadero refugio del
arte y de la cultura en la vida de nuestra urbe”22.
10
Como se puede ver, el cine hacía parte de la cotidianidad de la sociedad pastusa y
gozaba de amplia acogida. Para una ciudad, cuyos habitantes en 1951 era de
84.58326, sus tres teatros eran claro signo de la importancia que este espectáculo
tenía para sus gentes y muestra, de paso, la eficacia de dicho medio para llevar
entretención a la población en general. En 1950 el diario El Derecho presenta una
estadística de los teatros Ariel, Imperial y Alcázar que evidencia una asistencia de
cuarenta mil personas mensualmente a estas salas de cine. Añade además que
“…el cine es la mayor y probablemente la única diversión de los moradores de
esta ciudad”27. Como resultado de esta bonanza en 1952 abrió sus puertas el
Teatro Metropolitano en los predios de la Universidad de Nariño, ubicado en la
calle 22 actual. Este teatro tuvo un fin fatal por el colapso de su techo en el que
fallecieron muchas personas. Posteriormente ofrecieron sus servicios el Teatro
Colombia y el Gualcalá.
El Gram-O-Phone o vitrola
26
CERÓN SOLARTE, Benhur. Pasto: Espacio, economía y cultura. Pasto: Fondo Mixto de Cultura de
Nariño. Colección Sol de los Pastos, 1997. p. 301.
27
Diario El Derecho, 12 de mayo de 1950.
11
(1888-1965), María Barrientos (1884-1946) y Claudia Muzio (1889-1936), entre
otros. Muchas personas, determinadas por la tradición de la ejecución musical en
vivo, llegaron a considerar que el fenómeno de la música grabada sería pasajero y
que muy pronto quedaría olvidado; sin embargo, la historia ha demostrado que,
lejos de esta consideración, ese fue el inicio de una industria convertida en una de
las más rentables del planeta en el presente.
En la primera década del siglo XX la vitrola hizo su arribo a tierras nariñenses y los
comerciantes, representantes de importantes firmas americanas y europeas, se
dedicaron a difundirla en el departamento por todos los medios posibles. Casas
comerciales como Luís Escrucería & hijos, Agencia Internacional, la Ferretería de
E. H. Bracht, Casa Victor, Manuel M. Navarrete, El Carnaval, Almacén de Julio
Bravo, Hermógenes Zarama & Cia., Casa Sueca y Manuel Huertas Soto28, entre
otros, se dedicaron a la venta de este novedoso artefacto y su complemento, los
discos. Hay un caso particularmente importante en este proceso de expansión del
fenómeno de la vitrola en el territorio nariñense. Se trata del abogado Gerardo
Martínez Pérez quien, con “…verdadera fortuna se dedica al comercio de
instrumentos de música mecánica y logra victrolizar (sic) el departamento”29.
28
CHAVES BENÍTEZ, Arturo (Juan del Sur). Nariño y su evolución instrumentista musical en la emoción
nativa. En: Revista Pasto, No. 3 de abril de 1940. p. 43.
29
Ibíd.
30
El modelo VE9 Victor-54 se introdujo a finales de 1928 para sustituir a la ya obsoleta VE9-55 en la parte
superior de la línea producción de la Victor. Poseían un hermoso mueble y además de reproducir la música de
los discos tenía una radio, RCA 64, que fue el origen de lo que se conocería más tarde como el equipo de
sonido.
12
inventos que proporcionaban una mayor calidad en la reproducción musical? La
razón se encuentra en un hecho simple: los campos nariñenses carecían del
servicio de energía eléctrica. El ingeniero Laureano Rosero Pérez, en sus
correrías realizadas por los diferentes municipios, ha encontrado un buen número
de victrolas, la mayoría, en buen estado de conservación. Posiblemente, algunas
de las que ahora forman su abundante colección, correspondan a las que vendió
Gerardo Martínez. Este abogado, ignorante en asuntos musicales 31, permitió que
muchos hogares nariñenses, incluidos los de los lugares más apartados, tuvieran
acceso a la audición de música grabada y por lo tanto es responsable, en parte,
de una consecuencia negativa: la disminución de la escucha de música en vivo
que, como se dijo, también afectó la composición.
Vitrolas Decca y Victor, colección de Laureano Rosero Pérez. Fotografías: José Menandro
Bastidas
31
CHAVES BENÍTEZ, Arturo (1940). Idem.
13
Jorge González haciendo una
demostración del funcionamiento de una de
sus vitrolas, 2008. Fotografía: José
Menandro Bastidas.
32
Historia de la radio. Banco de la Republica.
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/periodismo/radio.htm. Fecha de consulta:
23/01/2013
14
de La Voz de Barranquilla33. Los primeros radios que llegaron a Pasto fueron
traídos de Estados Unidos y Europa y en ellos se sintonizaban las potentes
emisoras norteamericanas y las del viejo continente. Los aparatos de radio se
empezaron a distribuir comercialmente en Nariño hacia 1929 por medio de la Casa
Comercial Luis Escrucería & Hijos con sedes en Tumaco, Pasto, Ipiales y otros
municipios. Los radios que se distribuyeron inicialmente fueron de la marca Pilot,
importados de Estados Unidos y fabricados por la Pilot Radio Corporation ubicada
en Long Island City34.
15
sucursal de los Almacenes C. E. Halaby & Co. de Medellín y vendía todo tipo de
artefactos eléctricos para el hogar. Otras marcas de radios que llegaron al territorio
nariñense fueron: Martico, vendido en el almacén de Julio Bravo en Pasto; Zenith,
cuya principal atracción consistía en estar acompañado de un generador de
molino a viento Wincharger y un acumulador de 160 amperios para evitar el uso
de pilas38, ideal para usar en el campo; General Electric, distribuido por la Casa
Sueca en Pasto; Philips, ofrecido por Hermógenes Zarama y Cia.; Philco, vendido
por la Casa A. Aristizábal & Co. en su lujoso almacén ubicado en el centro de la
ciudad y Fergurson, distribuido por Almacén Electra de Julio Bravo e Hijos, entre
otros.
Radio Philco, 1948. Propiedad de Lyda Tobo Mendivelso. Foto: José Menandro Bastidas.
La fabricación de radios era, por entonces, una fiebre mundial. No sólo fueron
estas marcas, reconocidas internacionalmente y dotadas de grandes capitales, las
que produjeron estos artefactos, también lo hicieron pequeños empresarios que
intentaron hacer fortuna con ello. En Pasto, en 1944, se registró uno de estos
intentos. Se trata del Laboratorio de Radio Mecánica de Carlos Pazmiño F. que
fabricó radios y los vendió comercialmente39. Se desconoce cuáles hayan sido sus
alcances pero se presupone que, debido a la competencia con las marcas antes
mencionadas, no haya logrado mayor cobertura.
38
Ilustración Nariñense No. 63, septiembre de 1937. Páginas comerciales.
39
Ilustración Nariñense No. 88, diciembre de 1944. Páginas comerciales.
16
La historia de la radiodifusión en Pasto inició con la aparición de la Voz del Gato.
Ramiro Rosero Arteaga comenta que “…fue una especie de emisora de juguete,
ya que era un equipo tan pequeño, que sólo alcanzaba a ser oído en el sector
urbano de Pasto”40. Fue construida por Jorge Camargo Spolidori en 1935 en los
altos del edificio de Delfín Guayasamín en la Plaza de Nariño. Esta emisora operó
durante poco tiempo porque funcionó sin autorización 41. Dos años más tarde, en
1937, tres emprendedores, Jorge Rosero Rivera, Segundo Pesantes y Jorge
Santacruz, fundaron Radio Nariño. Las primeras emisiones musicales fueron los
pasillos El cafetero y Yagarí y el tango Amigo mío de la compositora Maruja
Hinestrosa42, esposa de Rosero Rivera. Radio Nariño fue la primera emisora que
contó con todos los permisos legales para su funcionamiento. Su acción
contribuyó al desarrollo regional, a la vez que permitió defender los intereses del
conservatismo.
El 8 de diciembre de 194243 salió al aire Ecos de Pasto. Esta emisora es, quizá, la
más importante de las radiodifusoras de Nariño de todos los tiempos. Para 1968
Ecos de Pasto poseía una potencia en antena de diez kilovatios y su área de
sintonía se extendía a los departamentos de Nariño, Cauca y Huila, así como a la
Intendencia del Putumayo y al norte de Ecuador44. El 22 de diciembre de 1960
nació la Emisora Mariana, un emprendimiento del sacerdote jesuita antioqueño
Jaime Álvarez. Esta emisora fue creada con el propósito de transmitir mensajes
religiosos y programación cultural. Ecos de Pasto y Emisora Mariana, que
conformaban el Centro Nariñense de Radiodifusión, estaban “…al servicio de
Dios, sin beatería y al servicio de la Patria, con dignidad”45. Siguieron muchas
40
ROSERO ARTEAGA, Ramiro. Historia de la radio en Nariño. Pasto, publicado con el apoyo de la
Organización Ardila Lulle, 1996. p. 51.
41
Ibíd.
42
ROSERO ARTEAGA, Ramiro. Op. cit., p. 58.
43
Ramiro Rosero Arteaga en su libro Historia de la radio en Nariño (p. 74) afirma que el año de creación fue
1941 mientras que en la Revista Cultura Nariñense No. 1 de julio de 1968 se encuentra el año 1942, en cuanto
al día las dos concuerda en el 8 de diciembre.
44
Revista Cultura Nariñense, No. 1, julio de 1968.
45
Ibíd.
17
otras y, como es lógico, hicieron su arribo a Pasto las potentes emisoras que
transmitían en cadena como RCN, Caracol y Todelar.
46
ROSERO ARTEAGA, Ramiro. Op. cit., p. 81.
47
RESTREPO DUQUE, Hernán. Op. cit., p. 221.
18
Si bien este fenómeno de los aparatos reproductores de música, mecánicos y
eléctricos, redujo gradualmente la composición y atenuó sensiblemente la labor
del intérprete, se dio otro fenómeno importante para la producción local que
permitió visibilizar repertorios antes sujetos a un consumo restringido. Del mismo
modo, aunque en menor proporción, así como llegaba música grabada del interior
del país, de Ecuador y de otras latitudes, también los músicos nariñenses
empezaron a darse a conocer por este medio.
Los compositores más destacados que llevaron sus obras al público a través del
disco fueron: Jeremías Quintero (1884-1964), Manuel J. Zambrano (1889-1964),
Noé Rosero (1898-1996), Luís E. Nieto ( 1899-1968), Alfonso Delgado Guerrón
(1898-1992), Floresmilo Flórez (1899-1962), Augusto Ordóñez Moreno (1901-
1941), Maruja Hinestrosa (1916-2002) y Humberto Chaves Cabrera (1917-2010),
entre otros. Algunos de los sellos en los que grabaron fueron: Grenett, Odeón,
RCA Victor y Philips, entre los más importantes. Es muy conocida una versión del
fox-trot Cisnes del lago del sacerdote Floresmilo Flórez, realizada por el argentino
Terig Tucci con su Estudiantina Colombiana en agosto de 1937 48, la cual fue
difundida por diferentes emisoras. Ahora bien, si es cierto que estos músicos
tuvieron la oportunidad de grabar sus trabajos, el número, tanto de compositores
como de obras, no es representativo en comparación con la magnitud de la
producción registrada a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
48
BASTIDAS ESPAÑA, José Menandro. Op. cit., p. 165.
49
Revista Ilustración Nariñense, 31 de julio de 1926 Serie II No. 15. Páginas comerciales.
19
Tomás Burbano, Julio Ibáñez y Carlos Washington Andrade grabadas en sellos
nacionales de casas disqueras como Discos Victoria, Sonolux, Discos Colombia y
Ondina, entre otros.
Estos discos eran distribuidos en Pasto, en la segunda mitad del siglo XX, por dos
enamorados de la música: Ramiro Chaves y Antonio Alvarado Rivera. Cada uno
de ellos poseía su almacén y su sello discográfico respectivo: Discos Chaves y
Discos La Tienda. Estos dos empresarios consagraron sus vidas al fomento de la
cultura del disco y a apoyar a los compositores que buscaban abrirse paso en
Nariño, en Ecuador y Colombia con sus producciones de albazos, sanjuanitos,
boleros, cumbias, corridos, pasodobles, pasillos ecuatorianos y, cada vez con
menor frecuencia, bambucos y pasillos nacionales. Ramiro Chaves sacó a la
venta, a finales de la década de los sesenta, varios volúmenes bajo el título de Mi
Nariño que contenía interpretaciones de la Ronda Lírica con el cantante Bolívar
Mesa, Los Nariñenses y el Padre Anselmo Caradonna50, entre otros. Estas
producciones discográficas se constituyen, en el presente, en un verdadero
documento de lo que fueron los momentos musicales más importantes de dicha
década. Muchas de estas grabaciones se siguen reproduciendo en la actualidad
en los formatos propios de los últimos tiempos (MP3, USB, CD) y se escuchan con
cierta nostalgia. Las versiones del bambuco Chambú, Café amargo, Viejo dolor,
Bunde sanjuanero y La molienda, en la voz de Bolívar Mesa, todavía despiertan
emociones en aquellos que sobrepasan los cincuenta años de vida. En el Capítulo
II de Compositores nariñenses de la zona andina, la música académica y las
nuevas tendencias populares, 1950-1990, está relacionada la reseña biográfica de
Antonio Alvarado donde se destaca su labor como empresario de la distribución y
producción discográfica y como compositor y pintor primitivista.
50
Revista Cultura Nariñense Nos. 1 y 6, 1968.
20
todo justo afirmar que “…en adelante la creación musical será ocasional”51. La
gran mayoría de las obras de Manuel J. Zambrano y Jesús Maya Santacruz (1904-
1985), dos de los compositores más prolíficos en suelo nariñense, tuvo lugar en
fechas posteriores a 1930. Zambrano concentró su esfuerzo creativo después de
jubilarse de la Banda Departamental ocurrida hacia 1952 y Maya logró su mayor
inspiración en los años 1969 y 198352. Otro tanto ocurre con Maruja Hinestrosa,
Heriberto Morán, Nicomedes Ibarra, Luís El Chato Guerrero, Humberto Chaves,
entre otros. Sin embargo, estas obras, en su mayoría repertorio andino, no se
visibilizaron porque las disqueras estaban enfocadas en la música de moda como
el mambo, el chachachá53 y el bolero cubano; el tango y la milonga argentinos; el
yaraví, el albazo, el pasillo y el sanjuanito ecuatorianos; la ranchera y el huapango
mexicanos; la cueca chilena, el blues norteamericano; el porro, la cumbia y otros
ritmos colombianos de carácter festivo, dejando estas creaciones en una
prolongada fermata alcanzando los días presentes en procura de atención.
El largo periplo realizado desde los cilindros de cera hasta la USB del presente,
permite ver la preocupación constante del espíritu humano por el cambio y el
mejoramiento aunque, a veces, las consecuencias de ese anhelo hayan implicado
derivas que van en contravía de los valores culturales. Es lamentable que la
música tradicional se haya invisibilizado debido a la avalancha sonora traída por la
radio comercial. Afortunadamente los compositores jóvenes realizan en el
presente un proceso de síntesis. Estos músicos recurren, con alguna frecuencia,
al viejo baúl de sus tatarabuelos para extraer de él elementos formales y estéticos.
Con este recurso y la formación académica, que asiste a la mayoría de ellos, se
crea la nueva música andina colombiana. En el Capítulo V del libro arriba
mencionado, se puede apreciar con mayor detalle esta situación.
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BASTIDAS URRESTY, Julián. Son Sureño. Bogotá: Ediciones Testimonio, 2003. p. 66.
52
BASTIDAS ESPAÑA, José Menandro. Op. cit., p. 197.
53
Este ritmo cubano de creación del habanero Enrique Jorrín tiene diferentes tipos de escritura: chachachá,
Cha cha cha, Cha-cha-cha, ChaChaCha, etc. Aquí se ha usado la primera por parecer la más acertada.
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