Prevaricato PDF
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Lex
* Fiscal adjunta suprema titular. Jefa del área especializada de la Fiscalía de la Nación
en denuncias contra magistrados. Doctora en Derecho, magíster en Derecho Civil y
Comercial, y abogada titulada de la Universidad de Lima. E-mail: pattbenavides@
hotmail.com
© Los autores. Artículo publicado por la Revista Lex de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Alas
Peruanas. Este es un artículo de acceso abierto, distribuido bajo los términos de la Licencia Creative Commons Atribución-No
Comercial-Compartir Igual 4.0 Internacional.(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/), que permite el uso no
comercial, distribución y reproducción en cualquier medio, siempre que la obra original sea debidamente citada.
Cargador de cacao. Óscar Allaín
RESUMEN
En el presente artículo, la autora trata sobre la evolución del delito de prevaricato, desde su re-
gulación en la antigua cultura romana, su codificación en el Digesto, así como regulación en el
Código Penal de Santa Cruz de 1831, el Código Penal de 1864, el Código Penal de 1924, finali-
zando con su aplicación en la legislación nacional contemporánea.
Palabras clave: prevaricato, juez, fiscal, administración pública, resolución judicial, dictamen.
ABSTRACT
The author addresses the evolution of the crime known as prevarication, starting with its regula-
tion in the ancient Roman culture, its codification in the Digest and its regulation in the 1831
Criminal Code of Santa Cruz, the 1864 Criminal Code, the 1964 Criminal Code,, ending with
its national legal contemporary application.
1
En latín, Lucius Cornelius Sulla Felix, []Roma, 138 a. C - Puteoli, 78 a. C.
2
En latín Flavius Petrus Sabbatius Iustinianus.
3
Ramón Ferrer Barquero, El castigo del juez injusto. Un estudio de derecho comparado (Miami, Florida: Centro para la
Administración de Justicia, 2003). http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/60E3C859078F-
4B9205257A7C005BE1A3/$FILE/monograph8.pdf
En latín:
Ley 1: Praevaricator est quasi varicator, qui diversam partem adjuvat prodita causa sua.
Quod nomen Labeo a varia certatione tractum ait. Nam qui praevaricatur, ex utraque parte
constitit, quinimo ex altera. Is autem praevaricatur proprie dicitur qui publico judicio ac-
cussaverit, caeterum advocatus non proprie praevaricatur dicitur. Quid ergo de eo fiet, sive
privato judicio, sive publico praevaricatus sit, hoc est, prodiderit causam? Hic extra odinem
solet puniri.
En esta época se castigaba tanto al cónsul o pretor, por vulnerar la ley o traicionar al Im-
perio, mediante la acción perduelio y Les Cornelia, como al abogado que había traicionado a
su cliente para colaborar con la otra parte en la contienda, el cual era juzgado por el mismo
tribunal que había participado en el proceso en el cual prevaricó, realizando una audiencia
extraordinaria en la que se declaraba nulo lo resuelto y se ordenaba al abogado devolver el
dinero o especies recibidos.
III. EL DELITO DE PREVARICATO EN EL PERÚ
Una vez lograda la emancipación de España, en 1821, las naciones hispanoamericanas
realizaron los esfuerzos por organizar el Gobierno y generar sus primeras legislaciones. Como
primera codificación penal tenemos el Código Penal de Santa Cruz de 1831, elaborado bajo
el modelo del Código Penal Español de 1822. el Código Penal de Santa Cruz fue proclamado
en la época de la Confederación Perú-Boliviana, bajo el Gobierno del mariscal Andrés de
Santa Cruz; sin embargo, tuvo un corto período de vigencia, pues fue derogado a los pocos
años, el 31 de julio de 1838.
En el Código Penal Español de 1822, se puede observar la tipificación del delito de preva-
ricato de derecho, en el artículo 324°, el cual establece que:
Art. 324. El que de palabra ó por escrito provocara con sátiras ó invectivas í desobede-
cer alguna ley ó al Gobierno ú otra autoridad pública, sufrirá un arresto de quince dias á
dos meses, ó una multa de ocho a treinta duros, con privación de empleo y temporalida-
des al eclesiástico secular ó regular ó funcionario público que cometiere este delito ejer-
ciendo las funciones de su ministerio. Pero si un eclesiástico secular ó regular, abusando
de su ministerio en sermón ó discurso al pueblo, ó en edicto, carta pastoral ú otro escrito
oficial, censurare o calificara como contrarias á la religión ó á los principios de la moral
evangélica las operaciones ó providencias de cualquiera autoridad pública, sufrirá una
reclusión de dos á seis años, y se le ocuparán las temporalidades. Si denigrare con alguna
de estas calificaciones al cuerpo Legislativo, al Rey, ó al Gobierno supremo de la Nación,
será estrañado del reino para siempre, y se le ocuparán también las temporalidades. (El
resaltado es nuestro).
Como puede apreciarse, en esta época no procedía la denuncia por el delito de prevaricato,
cuando el proceso judicial en que se habría generado el delito estaba en trámite, debiendo
esperar la parte agraviada a que el proceso judicial culmine. Igual razonamiento jurisdiccional
se mantendría durante la vigencia del Código de 1924, conforme veremos más adelante.
3.3. Código Penal de 1924
Ante los defectos encontrados en el Código Penal de 1863, se produjeron en el Perú dis-
tintos movimientos a efectos de efectuar su modificación, los que se vieron expresados en el
decreto de marzo de 1871 y octubre de 1873, decreto del 03 de julio de 1974, en los cuales
se nombraron comisiones para reformar el Código Penal. En 1900, el Gobierno dictó una
resolución declarando “urgente salvar los vacíos e imperfecciones de que adolecen los Códigos
Penales”, nombrándose nuevamente una comisión de altos juristas y magistrados, disuelta al
igual que las anteriores, no efectuándose la anhelada reforma. En 1916, el Congreso nueva-
mente dictó una ley para la reforma del Código Penal, la misma que tampoco tuvo éxito. Más
adelante, mediante Ley N° 4460, de fecha 30 de diciembre de 1921, el presidente Augusto
B. Leguía nombró una comisión para la revisión del proyecto del Código Penal y del Código
de Procedimientos en Materia Criminal. En el artículo 1° de la citada ley, se lee: “Que el
Código de Procedimientos en Materia Criminal no guarda perfecta armonía con el Código
Penal vigente, lo que dificulta la buena administración de justicia en el ramo”. En tal sentido
se encarga a una comisión compuesta por dos senadores, tres diputados y dos magistrados
de la Corte Suprema para la revisión del proyecto del Código Penal. Presentado el Proyecto
de Código Penal por la comisión, fue promulgado por el presidente de la república el 11 de
enero de 1924, por Ley N° 4460, y publicada el 28 de julio de 1924.
El Código Penal de 1924 tipificaba el delito de prevaricato en los artículos 334 a 357, cuyo
texto original establecía lo siguiente:
Artículo 354°.- El juez que dictara resoluciones manifiestamente contrarias al texto expreso
y claro de la ley o que citara resoluciones o hechos falsos o que se apoyare en leyes supuestas
o derogadas, será reprimido con multa de la renta de treinta a noventa días e inhabilitación
absoluta perpetua .
Este artículo que posteriormente fue modificado por el D. Leg. N° 121, de 12 de junio de
1981, en el cual incluyó al fiscal4 como actor del delito de prevaricato en los casos en los que los
dictámenes que emitiere se encontrasen contrarios al texto expreso y claro de la ley o que citare
resoluciones o hechos falsos o que se apoyare en leyes supuestas o derogadas. Igual situación se
produjo con los servidores y funcionarios públicos, a los que se les sancionaba con la misma
pena en caso incurrieren en la misma conducta típica en el proceso administrativo; así tenemos:
Artículo 354°.- El juez que dictara resoluciones o el fiscal que emitiere dictámenes mani-
fiestamente contrarias al texto expreso y claro de la ley o que citare resoluciones o hechos
falsos o que se apoyare en leyes supuestas o derogadas, será reprimido con multa de la renta
de treinta a noventa días e inhabilitación absoluta perpetua.
La misma pena será aplicada al funcionario o servidor público que incurriere en las mismas
acciones en asunto administrativo.
4
El 2 de enero de 1930 se promulgó el Código de Procedimientos en Materia Criminal, el que en su artículo 2 precisó
que el ejercicio de la acción penal era pública, siendo asumida por el Ministerio Fiscal. Su organización, constitución,
competencias y prohibiciones fueron encomendadas al Ministerio de Justicia. Este ejercía el control sobre los integrantes
del Ministerio Público o Ministerio Fiscal, como se le denominaba.
Artículo 355°.- El juez que, maliciosamente, o sin motivo legal , ordenara detención, o no
otorgara la libertad del detenido o preso cuya soltura ha debido declarar, será reprimido con
multa de la renta de treinta a sesenta días e inhabilitación absoluta no menor de un año.
Artículo 356°.- El juez o el árbitro o el fiscal o el asesor que conociere en causa que patroci-
nó como abogado, será reprimido con multa de la renta de treinta a noventa días e inhabi-
litación, conforme a los incisos 1° y 3° del artículo 27, por no más de tres años.
Artículo 357°.- El abogado o mandatario judicial que se coludiera con la parte contraria, o
que sirviese por sus consejos o su asistencia a partes que tengan intereses opuestos, o que de
otra manera perjudicase intencionalmente la causa que defiende o representa, será reprimi-
do con multa de la renta de treinta a noventa días e inhabilitación, conforme a los incisos
1°, 3° y 6° del artículo 27, por no más de tres años.
En la jurisprudencia de los años 1950 a 1960, respecto a la aplicación de este delito a ma-
gistrados encontramos la siguiente:
No procede la apertura de instrucción por delito de prevaricato contra un Juez Instructor,
cuando los hechos denunciados se refieren a diligencias judiciales practicadas en instruccio-
nes que están en trámite y respecto de los que se puede hacer valer los recursos legales. Ej.
20 de abril de 1950 – R. de J. P. 1950.
No esta expedita la acción penal por delito de prevaricato si el agraviado no ha agotado los
recursos legales respecto a la resolución que cree ha sido dictada al margen de la ley - Ej. 17
de mayo de 1951.
La denuncia que se basa en sospechas no da lugar a la apertura de instrucción contra un juez
por los delitos de prevaricato y abuso de autoridad. Si se considera que un juez no actúa con
arreglo a ley, se debe recurrir ante el Superior Jerárquico agotando los recursos legales. La
denuncia por prevaricato solo procede si se funda en actos ilegales practicados en juicio que
ya terminó, y no si está en tramitación. Ej. 15 de noviembre de 1958.
No procede la apertura de instrucción por delito de prevaricato contra un Juez de Primera
Instancia a quien se imputa haber pronunciado resoluciones indebidas, y si además, los
presuntos agraviados formularon los recursos legales, como recusación y queja, esta última
declarada infundada. Ej. 07 de setiembre de 1961.
En ese contexto podemos apreciar que el tipo penal contenido en el artículo 354° del
Código Penal de 1934 no varía mucho el contenido prescrito en el artículo 418° del Códi-
go Penal vigente, el cual lo tipifica como un delito de comisión instantánea; sin embargo,
la citada jurisprudencia nos señala que en esa época no procedía la denuncia por el delito
de prevaricato a procesos en trámite, debiendo esperar la parte agraviada a que concluya el
proceso judicial, lo cual se vería igualmente incierto, por cuanto como se observa de la Eje-
cutoria del 07 de setiembre de 1961, tampoco procedía si en el proceso judicial pertinente
Para la configuración del tipo penal se requiere que los hechos denunciados se adecuen
materialmente a los componentes típicos descritos en la norma penal; en este sentido, el
primero consiste en la “condición del autor cualificado”; es decir, que el agente delictivo sea
un “juez” de cualquier grado o instancia, que tenga competencia para ordenar la detención
contra una persona o para otorgar o conceder la libertad al detenido o preso. Por su parte, el
comportamiento típico, como segundo elemento, está definido por dos verbos rectores que
se configuran independientemente, que importan la existencia de dos modalidades delictivas
que configuran el ilícito denunciado. La primera modalidad consiste en que el agente “ordene
la detención de una persona, de manera maliciosa o sin motivo legal”; en tanto la otra consiste
en que “no otorgue —de manera maliciosa o sin motivo legal— la libertad de un detenido o
preso, que debió decretar”.
La primera modalidad consiste en una conducta comisiva por la cual el tipo exige que
el juez ordene la detención de una persona sin cumplir las disposiciones constitucionales
y legales que habilitan tal detención, la misma que surge como un acto netamente arbi-
trario y carente de sustento legal o fáctico, vulnerando el principio constitucional que
señala que “nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez
o por las autoridades policiales en caso de flagrante delito”,5 cuando no se cumple con las
formalidades de procedimiento establecidas en la ley procesal penal, o cuando el juzgador
imponga una pena privativa de libertad, a pesar de que no se encuentra prevista como
sanción del delito.
La segunda modalidad se refiere a una conducta omisiva del juez, coligada su obliga-
ción legal de decretar la libertad de un ciudadano que se encuentra detenido o preso, y que
independientemente del caso concreto haya logrado su libertad. La conducta se configura
cuando la detención legítima deviene en ilegítima, ya sea, por ejemplo, cuando el inculpado
ha cumplido el plazo máximo de detención y se le mantiene en ese estado de manera mali-
ciosa, negligente o sin justificación legal alguna, o cuando el juez no cumpla con ordenar la
libertad de un preso, en virtud de lo dispuesto por una sentencia recaída en un proceso de
hábeas corpus.
Respecto al aspecto subjetivo se requiere de la concurrencia de un actuar “doloso” del
magistrado, es decir, de una determinada relación psicológica entre el agente y su obra, en la
que se exige que el juez sea consciente de que la decisión de ordenar la detención o la de no
otorgar la libertad inmediata a un detenido o preso no se encuentra ajustada a lo establecido
en la ley (elemento cognitivo), y que su voluntad esté dirigida a realizar el tipo legal, en base
a dicho conocimiento (elemento volitivo).
5
Artículo 2°, inciso 24, literal “f ” de la Constitución Política del Perú.
Cabe mencionar que en ambos casos se requiere de un elemento adicional para la configu-
ración del tipo penal, esto es, el carácter malicioso o la ausencia de motivo legal; este elemento
destaca aún más la arbitrariedad de la detención del ciudadano por ser contraria a la razón, a
la ley y al correcto desenvolvimiento a las funciones jurisdiccionales.
Prohibición de conocer un proceso que patrocinó
Artículo 420.- El Juez o Fiscal que conoce en un proceso que anteriormente patrocinó como
abogado, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años.
Ante estos actos, el delito de prevaricato que ha estado presente desde las primeras culturas
de la humanidad sirve como un freno ante acciones de los magistrados que dicten resolucio-
nes o emitan dictámenes contrarios al texto expreso y claro de la ley, citen pruebas inexistentes
o hechos falsos, o se apoyen en leyes supuestas o derogadas, sancionando esta acción dolosa,
conforme al Código Penal vigente, con una pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de cinco años.
Resulta, pues, deber y obligación de todos los magistrados ajustar sus acciones al marco
legal vigente, de conformidad con las facultades que les han sido conferidas.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
- Exposición comentada y comparada del Código Penal de 1863. Arias José Viterbo, 1898.
- Taramona H., José R. Código Penal de 1924 concordado. Lima: Jamse Editores S. A., 1980.
- Espino Pérez, Julio D. Código Penal de 1924 concordado. Lima: Importadora Sevillano,
1982.
- Ley N° 4868, de 11 de enero de 1924.
REFERENCIAS
- Ferrer Barquero, Ramón. El castigo del juez injusto. Un estudio de derecho comparado. Mia-
mi, Florida: Centro para la Administración de Justicia, 2003. http://www2.congreso.gob.
pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/60E3C859078F4B9205257A7C005BE1A3/$FILE/
monograph8.pdf
Recibido: 3/10/2016
Aprobado: 24/10/2017