Resumen Informalidad
Resumen Informalidad
Resumen Informalidad
Horacio Gago Prialé: Abogado. Doctor en Derecho por la Universidad Pontificia Comillas de
Madrid. Profesor de Sociología del Derecho en la Facultad de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Lo que fallaba era que el mercantilismo no había engendrado lucha de clases, sino otro
tipo de combate contra el Estado, la informalidad económica. La resistencia contra la ley
que protagonizaban estos nuevos actores no era armada, sino económica.
Nunca antes de la segunda mitad del siglo XX el sistema cerrado, vertical, exclusivo, y
oligárquico de procesar las normas jurídicas en el país había sido puesto en cuestión
frontalmente y de raíz.
La masa humana que definió sus propios derechos de propiedad sin esperar que el Estado
mercantilista lo hiciera por ella, se apartó radicalmente de la institucionalidad oficial para
surcar otros senderos, crear una economía y una sociedad organizada por normas distintas
y propias.
Nunca se comprendió que más allá de los permisos y las licencias, la informalidad es un
estado de invisibilidad de activos ante fuentes de reconocimiento, ya sea administrativo
(Estado) o financiero (bancos, inversionistas, redes financieras, mercados de capital). Que
lo que corresponde hacer es conectar, a través del derecho, los distintos fragmentos
sociales y económicos que se encuentran aislados, para que los activos salgan a la luz, y
que esa conexión jurídica no es materia de inventar nuevas entidades y edificios públicos
para centralizar trámites, sino que es un tendido legal de redes donde cada activo funciona
como un terminal de computadora.
¿Cómo podría el Estado haber dictado leyes legítimas si no conoce las bases de esa
legitimidad?
No menos del 75 por ciento de los intercambios de activos en el Perú se realizan sin
atender las normas del sistema legal. Cuatro de cada cinco hechos jurídicos que suponen
ejecución recíproca de prestaciones no se ajustan a las leyes establecidas por el legislador
para esos efectos.
3. La confusión.
En países como el Perú los signos cotidianos de incumplimiento de las leyes son de tal
magnitud y naturaleza, que los síntomas y efectos del problema se suelen confundir con
sus causas verdaderas. Lo que pasa es que vivimos en medio de una cultura del irrespeto
a la convivencia organizada, somos informales congénitos. Para corregimos necesitamos
sanciones más duras.
En suma, para los próceres del sistema, el proceso normativo no es el problema. El modo
cerrado y de espaldas a las comunidades sociales como se hace el Derecho en países de
tradición positivista como el nuestro, no tiene nada que ver con la informalidad. Lo que
pasa es que no hay instituciones, la coerción es insuficiente y las autoridades que deben
hacerlas cumplir son negligentes.
Primero. Sí hay instituciones, ellas encaman el Derecho, pero las reglas de juego en qué
consisten son precisamente las que promueven las ineficiencias.
Tercero. Las autoridades encargadas del cumplimiento de las leyes darán siempre
espectáculos delirantes si el engranaje de leyes es irracional e incoherente.
La regla general es que los colectivos humanos impulsan sus soluciones en base a cuán
exitosamente lograron mensurar, sistematizar y estandarizar sus consensos, a fin de
convertirlos en leyes, arraigadas y legítimas.
La eficiencia del derecho espontáneo está dada por su legitimidad, por la capacidad de
respuesta a las manifestaciones de la vida real que poco a poco van encontrando su
dimensión normativa justa, aquélla que responde a las necesidades del colectivo.
Naturalmente los fragmentos sociales en los que no exista acceso a ciertas condiciones
físicas elementales para desarrollar intercambios comerciales no desarrollarán
instituciones propias de una economía extendida.