Notas Literatura Fantástica
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éxito mediático de los Harry Potter, de los dragones y las espa-
das de los videojuegos, de la magia del rey Arturo y los vampiros
cinematográficos, de los golems cabalísticos y los zombis de Ro-
mero, de las pitonisas y brujos, de los astrólogos, de los podero-
sos que semejan a los duques y barones de la época feudal, de las
masas de ciudadanos pobres y migrantes que recorren Europa
como antaño lo hacían los vagabundos huyendo de la miseria y
de la peste negra.
En 1923 Nicolás Berdiaeff publicó un libro titulado La
Nueva Edad Media y allí planteó la inminente reaparición de
una sociedad inmersa en los valores de la civilización medieval
occidental. En parte no se equivocó. Hemos vuelto a un tiempo
mítico donde no existe el libre albedrío, el futuro está escrito, lo
mágico penetra lo cotidiano y algunos líderes nuestros recuer-
dan al famoso inquisidor Tomás de Torquemada. Este libro de
Burgos nos estimula a pensar en estos anacronismos históricos
y culturales.
Notas para una historia de la literatura fantástica colombiana (1997-2015)
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Demostrar que estos textos agregan más superstición e igno-
rancia a la sociedad colombiana y que no pueden ser entendi-
dos como pertenecientes al corpus narrativo o periodístico es un
aporte innegable a la crítica literaria y su misión de diferenciar la
cultura de sus simulacros.
Orlando Mejía Rivera.
Manizales, julio de 2017.
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Unas palabras
preliminares del autor
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inmortal (2012), ambas de Carolina Andújar. En este artículo
trato de mirar cuál ha sido el tratamiento de la figura del vam-
piro por estos tres autores colombianos, relacionándolo con la
tradición literaria acerca de este monstruo clásico de la literatura
y el cine.
En el segundo texto, Unos zombis deambulando por Bogotá:
Muérdeme suavemente de Fernando Gómez, examino una de las
pocas obras que en la literatura colombiana ha incursionado en
el género de los zombis a la luz de la tradición básicamente ci-
nematográfica que sobre estos personajes existe en Occidente.
El tercer artículo, Melodramas con brujas, vampiros u hombres
lobos: El caso Pie de Bruja de Carolina Andújar, vuelve sobre esta
autora para considerar su novela Pie de Bruja (2014), revelando
que tanto ésta como sus dos novelas anteriores están estructura-
das como típicos melodramas que incluyen los estereotipos tra-
dicionales del género.
Notas para una historia de la literatura fantástica colombiana (1997-2015)
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El sexto artículo se llama Trece relatos infernales y el género
del terror y es un estudio de la colección de cuentos Trece relatos
infernales (2015), de Álvaro Vanegas, Esteban Cruz Niño y Ga-
briela Arciniegas, dentro de este particular género amante de lo
atroz. Tras dar una rápida mirada al hecho del terror y ofrecer
un sucinto panorama del desarrollo del mismo, nos ocupamos de
relacionar este intento colombiano en el campo, con la tradición
occidental en el mismo.
El penúltimo texto de nuestra excursión, Colombia Sobre-
natural o de cómo leer la literatura de lo paranormal, trata de la
compilación Colombia Sobrenatural (2015), donde la española
Mado Martínez reúne diversos episodios supuestamente sobre-
naturales ocurridos en distintos lugares de Colombia. Aquí nos
centramos especialmente en el problema de cómo leer esta clase
de textos, si como una muestra periodística o como un material
de la cultura oral popular.
El artículo postrero se llama La tradición de abusar de la li-
teratura fantástica y un epígono colombiano y aborda la inveterada
costumbre de los últimos siglos de Occidente de confundir la
ficción y la realidad, cómo esa mezcla ha dado lugar a un género
literario como el de la “ficción verídica”, y cómo este hábito nos
pone a pensar sobre lo fácil que es para la mente humana revol-
ver lo ficticio y lo real.
Como se advertirá por la descripción de los materiales del
libro, no pretendemos ser exhaustivos. En el lapso considerado
dentro del género han aparecido otras obras y otros autores, pero
literalmente no nos ha alcanzado el tiempo para incluirlas. Este
Campo Ricardo Burgos López
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Alguien me ha preguntado alguna vez qué nos dicen las
obras fantásticas nacionales sobre nuestro país y yo creo que ellas
nos revelan varias cosas. Las ficciones verídicas (o textos fantás-
ticos que se hacen pasar por textos realistas) como los de Mario
Mendoza o Mado Martínez nos ponen de presente la premo-
dernidad que aún campea por estos lares. Autores con éxito co-
mercial como Andújar muestran cuánto gusta el colombiano del
melodrama anacrónico y cuánto nos gusta copiar modas extran-
jeras (el llamado . «romance paranormal»). el rechazo del medio
a ciertos autores fantásticos evidencia cómo el país todavía es
presa de ciertas taras al leer (por eso no valen ciertos géneros).
Por cierto, este último rasgo (la marginación del escritor fantás-
tico nacional) también es prueba de cuánto nos desconocemos
los colombianos a nosotros mismos y de cómo en pleno siglo
XXI todavía se proscribe cierta imaginación en nuestro territo-
rio. Increíblemente, en la Colombia de hoy aún no se permiten
ciertos sueños y hasta para soñar hay que cumplir ciertos regla-
mentos tácitos (aunque parezca raro, quizá nuestro inconsciente
Notas para una historia de la literatura fantástica colombiana (1997-2015)
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Interés Literatura