La Perfumería Natural

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La perfumería natural

Los perfumes son evocadores. Perceptibles, pero invisibles, tal vez eso les rodea de magia y de
misterio. Llegan no se sabe de dónde, nos cautivan y producen cambios en nuestra realidad.
Nos relacionamos con el mundo exterior a través de los sentidos. Vivimos en una cultura en la
actualidad muy visual y auditiva, a costa de la infravaloración del resto de los sentidos. Tal vez
el olfato es el más olvidado de todos actualmente, ya que el gusto y el tacto se emplean más
en las actividades cotidianas en los medios urbanos. Seguramente en el entorno natural de
vida de nuestros antepasados no muy lejanos, el sentido del olfato tenía más importancia
como detector de experiencias externas y seguramente también, estaba más desarrollado y
afinado que en la actualidad. Del mismo modo que puede educarse y mejorarse el oído
musical o el gusto para detectar particularidades de un vino, también el olfato puede
desarrollarse y hacerse más sensible para disfrutar de los mensajes que los aromas nos
comunican. El hombre pasó de emplear el olfato para cuestiones prácticas (alimentación,
reproducción, defensa de depredadores, etc.) y de supervivencia, a emplearlo en formas
hedónicas de disfrute (cocina, perfumería) o espirituales (ofrendas y rituales a las deidades) de
las sensaciones que los aromas producen en nuestro cerebro. Podríamos decir que la
perfumería es al sentido del olfato lo que la cocina es al sentido del gusto, para oler no es
necesario crear un perfume ni para comer es necesario elaborar un plato, pero el ser humano
gusta de cierta complejidad en todo lo que hace.

En principio, el gusto de los humanos por los aromas se basa en las sensaciones agradables
que plantas y flores producen en nosotros. No hay nada comparable al perfume de una flor,
pero el ser humano ha intentado y sigue intentando reproducir y mejorar esas manifestaciones
naturales para gozar de las impresiones sensoriales que provocan. Hay algo en los perfumes
que provoca cambios en la percepción de la realidad de los seres humanos, de manera que
afectan mucho por ejemplo en cuanto a la atracción sexual –en esto tenemos mucho en
común con los animales que se comunican sexualmente a través de las feromonas-, cambios
en el estado de ánimo, facilidad en evocar recuerdos y experiencias muy antiguas, etc.

Todas estas cuestiones han llevado a crear en todas las culturas y desde tiempos
inmemoriales, formas de extraer, conservar y modificar los aromas de las plantas –y
posteriormente de algunos animales- para crear mezclas aromáticas que nos hacen sentir bien.
Ese es el espíritu de la perfumería y ese es su poder sobre nosotros.

Perfume viene del latín “per fumum” (a través del humo), por lo que hay teorías que dicen que
las primeras formas de perfume consistían en quemar hierbas y resinas aromáticas para
disfrutar del olor y como dedicación a las deidades celestiales. Hay innumerables referencias
en textos de todas las religiones y también sin número de prácticas y rituales en los que se
hace uso de los perfumes para este fin. Las escrituras antiguas que se conservan y también
restos arqueológicos alimentan la idea de que el perfume siempre fue muy importante para
nuestros antepasados y que su uso era común y práctica importante tanto en rituales
religiosos como en usos personales y terapéuticos. Los aceites y ungüentos perfumados
aparecen en referencias sumerias y egipcias, pasando después a la cultura helénica y judeo-
cristiana que dio origen a la actual cultura occidental. La historia del perfume es interesante y
compleja, denota la forma en que las personas viven en el mundo y cuáles son sus patrones
psicológicos y culturales en cada momento, son una buena expresión de el momento cultural
que atraviesa la humanidad, tanto por el tipo de perfumes como por la forma de aplicarlos y
conservarlos (por ejemplo, el tipo de envase es muy significativo de la cultura dominante en
cada momento).

Un perfume es una mezcla o combinación de olores. En la antigüedad, exclusivamente


naturales (de fuentes vegetales principalmente), pero en la actualidad suelen ser sintéticos
totalmente o con poca cantidad de materias primas naturales. Luego explico el porqué de este
cambio. La perfumería es el arte de combinar esas materias primas de forma armoniosa para
crear una nueva sensación, una sensación que puede ser desde agradable a gloriosa. Esa
mezcla además tiene que ser consistente, ha de tener una persistencia, una duración, una
homogeneidad. Y debe de ser original, claro.

Las materias primas de origen vegetal pueden estar en torno a las mil. De las plantas, podemos
obtener aromas de prácticamente todos los tejidos vegetales, aunque en cada planta suele
haber más aromas en unas partes que en otras. Por ejemplo, en una rosa o un jazmín, es
evidente que los aromas se concentran en la flor, pero en un cítrico como la naranja o el limón,
tenemos una gran cantidad de esencias en la cáscara. Algunas plantas, en varios tejidos, ese
mismo limonero, tiene también una gran cantidad de esencia en las hojas (petit-grain
limonero). Existen aromas en las semillas (pimienta, clavo, apio, angélica, cardamomo…), en las
raíces (jengibre, vetiver), en las resinas (incienso, mirra), en las maderas (cedro, sándalo), en
las hojas y tallos (menta y plantas aromáticas), en las cortezas (canela), en musgos y algas, es
decir, en todo tipo de vegetales y tejidos vegetales que encontramos en la naturaleza. Este
tipo de aromas suele extraerse mediante destilación al vapor de agua, expresión o diferentes
tipos de maceraciones de forma tradicional.

También existen esencias animales (musk o almizcle, ámbar gris, civeta, castóreo), que en la
antigüedad se empleaban muchísimo como fijadores (notas de fondo que sirven para anclar y
dar persistencia a la mezcla), así como por sus cualidades afrodisíacas. Este tipo de esencias
son sumamente intensas y casi siempre de olores nauseabundos (de tipo fecal), pero que
diluidas adecuadamente y utilizadas convenientemente, daban a las composiciones un toque
muy apreciado, cálido, sensual y profundo. En la actualidad se emplean mucho menos que
antes.

En cuanto a las materias primas sintéticas o artificiales, suelen ser productos de síntesis de
origen petroquímico. En la “paleta” de un perfumista puede haber unas diez mil de estas notas
aromáticas. La incorporación de estas fragancias a la perfumería ha cambiado totalmente el
panorama y el tipo de perfumes que pueden elaborarse. También la complejidad en el mundo
profesional de la perfumería y la desconexión del efecto terapéutico que los aromas naturales
tienen sobre el ser humano.

Sin embargo, la manera antigua de elaborar perfumes, sólo a base de materias primas
naturales y vegetales, es una forma muy hermosa de trabajar con sustancias naturales que
nos hacen sentir bien, de jugar y desarrollar la creatividad de cada cual y de experimentar y
crear nuevas mezclas que nos resuenan o nos hacen vibrar, reír y disfrutar.
Un “nez” (hombre-nariz en francés), es decir, un perfumista profesional, es un artista que
conoce y memoriza miles de fragancias y es capaz de recordarlas y especialmente, combinarlas
en su imaginación, para poder conseguir nuevos efectos. No hay muchos de estos privilegiados
en el mundo, y los mejores, naturalmente, trabajan para grandes empresas del sector de la
perfumería. Suelen tardar bastantes meses o años en crear nuevas fragancias, tras cientos o
miles de pruebas. Su formación como profesional también es completa y compleja, pasando
años de conocimiento, práctica y afinamiento de sus habilidades hasta llegar a ser un
compositor profesional de fragancias propias.

Pero para tocar un instrumento musical, no es necesario que todos seamos un Mozart o un
Beethoven. Podemos también disfrutar de la música llegando a otros niveles de virtuosismo o,
simplemente, desarrollando estilos diferentes. Eso es lo que proponemos con nuestro curso de
Perfumería Natural, que cada persona a quien interese este tema o tenga una sensibilidad
especial hacia el mismo, puede disfrutar conociendo y empleando las materias primas
naturales para crear sus propios perfumes personalizados. Con una base suficiente y con el
conocimiento de las materias primas, cómo se manejan y algunas técnicas de perfumería
antigua, puede desarrollarse el gusto, la creatividad y el juego de una manera muy hermosa y
enfocarse tanto a la creación de aromas estéticos o terapéuticos, ya que la naturaleza no
entiende de separaciones artificiales, como la que existe actualmente entre lo que se
considera medicina y la perfumería.

Enrique Sanz Bascuñana

Aromatólogo. Artesano Perfumista.

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