Fray Fermin de Alcaraz - La Divina Pastora 1831

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4

f* Щ § Ы п Л g ^ Ä i f o r « ,
LA DIVINA PASTORA,
Ó SEA

E L REBAÑO D E L BUEN PASTOR

JE SU CRIS TO,
g u i a d o , c u s t o d i a d o , y apacentado por su divina
M a d r e María Santísima;

CUYOS CARITATIVOS OFICIOS

se ofrecen á la piadosa consideración de las ovejas


de que se compone este místico Rebaño, en forma
de ejercicios para todos los dias del mes:

DADOS A LUZ

en utilidad de las ovejas por quienes el buen Pas-


tor dio su sangre y su v i d a : honor y gloria de la
buena PASTORA su divina M a d r e , con cuyo g l o -
rioso título es reconocida como PROTECTORA de las
Misiones Capuchinas en los dominios católicos
de España,

POR
EL R. P. Fu. FERMÍN DE ALCARAZ,
Misionero apostólico del Orden de Capuchinos , en la Pro-
vincia de la Encarnación de las dos Castillas , Teólogo de
Cámara del Sermo. Sr. Infante D. Sebastian , juez sinodal
de la Sacra Asamblea del Orden de S. Juan, y Secretario de
la Procuración general de su Orden , por las Provincias
de España ¿ Indias.

MADRID : IMPRENTA DE D . LEONARDO NUNEZ.


$ DE ABRIL DE I 8 3 I .
DEDICATORIA.
SOBERANA E M P E R A T R I Z DE CIELOS
Y TIERRA: HIJA PREDILECTA DEL PADRE : MADRE
PURÍSIMA DEL VERBO : ESPOSA AMADA DEL ESPÍ-
RITU SANTO: TEMPLO VIVO Y ANIMADO EN QUIEN
LA DIVINIDAD RECIBE GLORIA, OBSEQUIOS , CUL-
TOS Y HOMENAGES DE TODAS LAS CRIATURAS ; Y
DE DONDE HUYE CONFUNDIDO EL DRAGÓN INFER-
NAL HASTA PRECIPITARSE EN EL ABISMO: OBJETO
EL MAS CARIÑOSO DE LAS COMPLACENCIAS DE
DIOS : ARCA VERDADERA DEL TESTAMENTO : RE-
CLINATORIO SAGRADO EN QUE DESCANSA LA SA-
BIDURÍA ETERNA: MUGER FUERTE Á QUIEN COR-
RESPONDEN EN TODA SU VERDAD Y EXTENSIÓN
LOS ELOGIOS QUE PRODIGÓ EL SABIO : EMBELESO
DE TODA LA CORTE CELESTIAL : MILAGRO NUNCA
VISTO, OBRADO POR EL ESFUERZO DE LA OMNIPO-
TENCIA : COMPENDIO ADMIRABLE DE LAS MARA-
VILLAS DE LA DIESTRA DEL SEÑOR: ZAGALA GRA-
CIOSA Y COMPAÑERA INSEPARABLE DEL BUEN
T

PASTOR JESUCRISTO , QUE ATRAÍDO DESDE EL SE-


NO DEL PADRE POR EL OLOR SUAVÍSIMO DE VUES-
TRAS VIRTUDES , Y ABRASADO EN EL AMOR DE
IOS HOMBRES , NOS VISITO Y REDIMIÓ, DANDO SU
VIDA Y SU SANGRE POR EL BIEN DE SUS OVEJAS,

i ademas del testimonio irrefragable de la


revelación que nos dice cuánta sea vuestra cle-
mencia, y amor á hs hombres ¡no tuviera yo
6
también pruebas'repetidas para conocer que
vuestra caridad, hermanada admirablemente
con vuestra eminente dignidad, os hace acce-
1

sible a nuestros ruegos, y recibir benigna los


obsequios, aunque pequeños, que os ofrecen
los hijos desgraciados, de Adán • yo rio me atre-
vería de modo alguno a acercarme á vuestro
Real trono, llevando en mi mano esta pequeña
obra, para suplicaros que la recibieseis con
agrado y complacencia. Ella es un corto, es-
caso é improporcionado testimonio de mi'gra-
titud y reconocimiento á los favores, que como
Madre piadosa y tierna me habéis dispensado,
y de que veo marcado todo el curso de mi
vida. Asi es que cuando yo me acerco, y cuando
Vos os dignáis concederme acogida á vuestras
virginales plantas, y cuando postrado y re-
concentrado en mi propia pequenez os mito
sentada en el trono pastoral, acariciando y re-
cibiendo los' halagos y cariños de las ovejitas
que componen vuestro rebaño, ya no recelo,
no me detengo, ni dudo correr hasta ponerme
en la clase de una de ellas, aunque sea la mas
roñosa y miserable, y ofreceros el corto fruto
de mi ardiente devoción en este librito intitu-
lado : E l Rebano del buen Pastor Jesucristo,-
g u i a d o , custodiado, y apacentado por V o s
su Divina Madre.'
7
• Nadie en el mundo, desde los tronos has-i
ta las chozas de los mendigos ¡ es más digno,-
ni aun tanto, como Vos de mis obsequios^:
h'omenages, y por lo mismo á Vos sola hago-
término de los presentes. No miréis, Señora,
ni el pequeño volumen para tratar de los cá-.¡
r'itativos y multiplicados oficios, que en clase:
de- Pastora ejercéis con el rebaño de vuestro'''
querido Hijo, ni la rudeza de mis pensamien-X
tos, ni la idiotez con que están espresados,-
ni la improporcion del estilo con él grandes-
asuntó que contiene, ni las otras faltas sitf,.
número- que en él se encuentran; y que á ná' !i

ser vuestra bondad, os harían desecharlo como


impropio de vuestra grandeza. Yo confieso que
con el modo de esplicarme rebajo mucho de
su mérito; sin embargo, mi filial confianza me
dice que ampliando vuestra clemencia, lo re-
cibiréis como un esfuerzo de mi cariño, como
un testimonio de mi gratitud,y como una prue-
ba aunque escasa de que deseo viva, ardiente^,
y eficazmente que,seáis alabada, bendita,.y
glorificada de vuestras fieles ovejas; temida
y respetada del dragón infernal; y^digna, en
fin, de que confiándoos vuestro Hijo el cuidado
y defensa de su grey evangélica, todas vues-
tras ovejas os miren como el seguro apoyo de
su protección y amparo: y por lo mismo he
8
querido mas humillar el estilo y los pensa-
mientos para hacerlos comprensibles á todos,
que no hacer alarde de la sublimidad en és-
tos, y elegancia en aquél. Estos han sido, y
son mis designios y deseos. La sinceridad in-,
gema con que los es preso, y la claridad con
que Vos misma estáis leyenda m¡ corazón, me
dan una segura confianza de que hallaré aco-
gida en mi pretensión; esperando solo por re-
compensa que me anumereis, y permanezca yo
fiel, y obediente en vuestro rebaño y aprisco
pastoral, como oveja la mas indigente y ne~.
essitada, de vttestra solicitud y amparo*

SEÑORA:

Mesa rendido la peana de vuestros piest el mas


• pequeño de vuestros hijos,

0-c. K^ewwws) De (SUlcaftax,.


9

PRÓLOGO A L LECTOR.

^Escribir de las escelencias, gracias y p r e -


r o g a t i v a s , que l a mano del Todopoderoso
reunió milagrosamente en la siempre V i r g e n
M a r í a , Reyna de los cielos y la tierra, es
empeño superior en todo sentido á los alcan-
ces limitados del hombre, y que por lo mis-
mo debe imponer al ánimo mas encumbrado
y sabio; en consecuencia, solo puede empren-
derse desconfiando de nuestra suficiencia, es-
perándola de D i o s , y quedando nosotros de
asiento en nuestra propia y bien conocida
pequenez. Siendo por una parte el asunto mas
deleitable, mas gustoso, y de mayor consue-
lo para nosotros los hijos desgraciados de
A d á n , el recordar que tenemos una M a d r e
tan acercada á la D i v i n i d a d , que participa
de las perfecciones de Dios cuanto es posible
á una pura criatura; y tan generosa, benéfica,
y compasiva, que emplea en beneficio nuestro,
mejor que Esther con los de su pueblo, la ple-
nitud de gracias y la privanza que la dispen-
só el omnipotente A s u e r o , llena sin embargo
de terror á nuestro espíritu, y se estremece la
mano al coger la pluma para escribir de este
IO PRÓLOGO
portento admirable de la diestra del Altísi-
m o , que en su formación agotó todos los re-
cursos de la Omnipotencia D i v i n a , y recibió
tal esplendor y elevada grandeza, que des*
pues de Dios no se encuentra otra semejante
( i ) ; por lo tanto, solo Dios es suficiente para
conocer y esplicar sus perfecciones ( 2 ) , que
el Angélico Doctor llama cuasi infinitas (3).
Esta contrariedad de afectos la manifestó el
melifluo S. Bernardo ( 4 ) , cuando fluctuan-
do su encumbrado espíritu entre los contra-
rios afectos de terror y de dulzura, no acer-
raba á elegir un medio propio y adecuado
para hablar de las glorias de María. Según
esta v e r d a d , de que estoy bien persuadido, ya
no es estraño el que yo tema el aventurar mi
p l u m a , cuando la corto para ocuparla en el
asunto que yo me propongo esplanar: el que-
dar confundido en mi propia ignorancia eclip-
sando con ella este Astro refulgente que re-
cibe inmediatamente la influencia del Sol d i -
vino de justicia, cuando intento difundir sus
hermosas luces: y verme por último deslum- .
brado cuando me paro á mirar de hito en hito
á esta escelsa y singular criatura, cuyo culto

(1). S, Anselm. de Concept. Virg. (a) S. Ber-


nard. Serra. g i . art. g. (3) S. Thom. q. 16.
(4) S. Bernard. Setal. 4. de Asumpt. '
AL LECTOR. TI
y adoración deseo estender y perpetuar e n -
tre todos los habitantes del universo, y a c a -
so , deberé también recelar el que yo profa-
ne con mi tosca producción este Tabernáculo
augusto de la eterna é increada Sabiduría. Sin
embargo, desconfiando siempre de mí mismo,
olvidado de mi pequenez, y estribando solo
en el auxilio del misericordioso Padre de las
luces, que escudriñando los corazones de los
hombres, sabe muy bien que solo intento y
busco su mayor honra y gloria, y; la de su
Santísima Madre j me atrevo á tomar la plu-'
ma para renovar á los hombres la memoria
de sus misericordias sin fin, depositadas en
M a r í a , del modo posible, y significadas de;
un modo grandioso, en el hecho de nombrarla
Pastora de nuestras almas, decretando que
fuese Madre del buen Pastor Jesucristo.
S í , lector m i ó , á esta voz de Madrey
Pastora de los-hombres, desaparecen todos-
Ios motivos que pudieran sorprender ó infun-
dir espanto en nuestros ánimos, y solo se nos-
presentan los q^epuedeny deben llenar de con-"
tentó^ alegría,- confianza, ternura',,y a m o r f i - '
lial á nuestras,almas. Si S . B e r n a r d o , cuya
lengua parece fué formada principalmente
para elogiar á M a r í a , se llenaba no. obstante
de. terror y espanto, al. hacer el panegírico
I1 PRÓLOGO.
d e esta Señora, era porque si alababa su vir-
g i n i d a d , si predicaba su humildad, si m a g -
nificaba su misericordia, encontraba en las
otras criaturas estas virtudes con que se ase-
mejaban á esta Señora: así e r a , que buscan-
do su elevado espíritu una cosa que disipa-
se su temor por ser única y privativa alaban-
za de M a r í a , la encontró al considerarla M a -
dre Virgen del Cordero de D i o s , que debía
borrar la iniquidad del mundo ( i ) . Partien-
do como de este centro en sus alabanzas, y a
se alentaba su espíritu, y se fortalecía al con-
siderar que sus virtudes esceden cuasi infinita-
mente á todas las de los hombres y Angeles, y
porque hallando gracia en el Señor ( 2 ) , se
fabricó en ella el remedio universal de todo
el mundo perdido (3). Por esta razón no t e -
mo y o el emprender en este pequeño libro,
la- esplicacion de cuanto en sí encierra el t í -
tulo y oficio de Pastora de nuestras almas,
y Madre del buen Pastor Jesucristo, cual lo
es efectivamente María Santísima. Este asun^
to nada tiene de terrible ni espantoso: todo
es amable, todo d u l c e , s u a v e , gustoso^ hala-
g ü e ñ o , compasivo, misericordioso, y: capaz

(1) Serm¿ 4.de Asumpt.' ( a ) L u c . c a p . i . v . 3 0 .


• (3) S. Bernard. Serm. 4 . de Asumpt. 1. v. 304.
AL LECTOR. IJ
de arrebatar nuestros corazones, y traerlos
suavemente en seguimiento de esta nuestra
Madre Pastora, al modo que unas sencillas
ovejas siguen á su Pastor, oyen su v o z , le
conocen, y le aman. Siendo María nuestra
Pastora se hace tan familiar con los hombres,
-que sin temor podemos hablar de las mise-
ricordias que: obra con nosotros de dia y de
n o c h e : para inspirarnos toda confianza se
despoja de toda su gloria y magestad, y así
podemos considerarla sin que la debilidad de
nuestra vista pueda deslumhrarse. Siendo c o -
mo es mediadora para con el mediador del
P a d r e , según S.' B e r n a r d o , parece que el
Omnipotente la dio este título sacado de. los
tesoros de su infinita bondad, para darnos
.mayor confianza é infundirnos mayor alien-
t o , á fin de que sin temor ni recelo a l g u -
no nos acerquemos á implorar su intercesiOfíí
Ningún otro título nos la hace mas accesible*
¿ A quién causan terror las suaves pieles que
.cubren el amoroso pecho de esta Pastora?
¿ Q u i é n teme de un c a y a d o , d e que solo usa
para conducirnos por las sendas de la vida
eterna? ¿Quién se espantará de su voz dulce,
suave y sonora? ¿Quién huirá de ese rostro
tan divino? ¿Quién no se enamorará santa-
mente de sus hermosos ojos, no se llenará dé
í 4 PRÓLOGO'
amor divino al mirar sus sonroseados labios,
ó rehusará por último el acercarse á un trono,
.•cuyos símbolos.nos representan del modo mas
eficaz la compasión y misericordia? Sublimes
son, pero ciertos, todos estos afectos que el
.título y nombre de Pastora escita en nuestras
almas, los cuales, y o el menor de s u s o v e -
j u e l a s , alegre y confiado voy áesplicar para
edificación de todo su rebaño místico* Y o
confieso que acaso no llenaré la espectación
de los que. l e a n , ni tampoco escribiré digna-
mente de un asunto, que desde luego l o confie-
ro .superior ániis limitados conocimientos; sin
embargo, y o me resuelvo á publicar al rebañó
,de Jesucristo,en el modó'que: me es posible,
que. en María., siendo Pastora, se reúnen a d -
mirablemente todas las alabanzas, todas las
escelencias, todas las prérogativas, que con
mano generosa ¡la dispensó el Omnipotente!
qué.María,siendo Pastora, és madre del buen
Pastor Jesucristo, y por consiguiente es Reyu-
na de los cielos »y la tierra j ^puerta del ciélo^
entrada para. el.-Paraíso ^ estirella del mar,
consuelo del m u n d o , refugio del pecador,
puerto del navegante, auxilio del que p e l i -
g r a , caminó del que y e r r a , y esperanza del
que desespera. Siendo Pastora, es'la interven-
tora del mundo, defensa y escudo contra el
AI. LECTOR. I J
p e c a d o , terror del Demonio,pavor y espanto
de todos los espíritus infernales. Siendo P a s -
tora , es y a el terevinto que estiende sobre no-
sotros sus ramas de protección, dé honor.,.y
de gracia; el cedro levantado sobre el liba-
n o ; la .oliva preciosa cultivada en los. c a m -
p o s ; el plantel de las rosas de J e r i c ó ; el fra-
granté cinamomo, y por último la Madre
del amor hermoso, del conocimiento, y l a
santa esperanza ( i ) . Por lo t a n t o , no.creo
aventurarme cuando intento hacer ver en está
pequeña o b r a , que considerada M a r í a S a n -
tísima. Pastora de nuestras a l m a s , se reúnen
y compendian en este título cariñoso todos
los otros con que invocamos y a l a b a m o s * la
M a d r e de nuestro Dios. Como Madre-de;!
buen Pastor es ya M a d r e , d e l consuelo,:del
amparo, de los remedios., de la s a l u d , ¡del
r e f u g i o , de la g u i a , del buen camino, y los
demás c o n q u e la honra la piedad cristiana^
T o d o esto lo verás ¡ o h lector benévolo!
esplicado y esplanado en las consideracio-
nes y afectos distribuidos en los siguientes
ejercicios de la Divina Pastora, que ofrezco á
tu piedad, para que ella pueda entretenerse
y aumentarse en cada uno de los días d e l

(i) Eccles. cap. 34.


I6 PRÓLOGO
m e s ; con cuyo objeto dispongo treinta y una
Meditaciones para las mañanas, y otras tan-
tas para las tardes, con sus respectivos afec-
tos deducidos de las mismas consideraciones,
y una Oración diaria para concluir, que las
ovejas de esta Divina Pastora, apacentándo-
se de continuo con los pastos suaves, que les
ofrecen sus virtudes y escelencias, podrán ro-
bustecidas andar siempre tras las huellas vir-
ginales de tan preciosa, vigilante, y amable
Pastora.
¡Ojalá pudiera y o escitaren tu corazón
todo» los afectos, y toda la devoción de cuan-
tosísiervos de María la honran én la tierra,
yi d e cuantos Santos y celestiales espíritus la
glorifican en el c i e l o , para que así esta D i -
vJha.Pástora recibiese toda la alabanza, que
la merecen la escelsa dignidad con que la
honró, su H i j o , y los oficios de caridad que
ejercita con los mortales! Mas si por v e n -
tura ño llenase y ó e s t e mi sincero deseo, ó
i

no satisfaciese cumplidamente la espectacion


del que l e a , séame disimulado mi atrevi-
miento.; y yo espero que la recta considera-
ción de cuantos registren este libro, mirará
no precisamente la elegancia de su estilo de
que juzgo debe carecer, para que así se aco-
mode á la fácil inteligencia y comprensión de
AL LECTOR. 17
todos, ni la sublimidad de pensamientos poco
proporcionada para escitar la devoción, y
la unción del corazón, sino la sinceridad de
mí ánimo atento solo á promover el obsequio,
y el honor de la Madre de D i o s . Estos sen-
timientos de mi alma son los que desde ahora
ofrezco á esta gran Reyna y Señora nuestra,
á quien suplico se digne aceptarlos, y d i r i -
girlos por su maternal misericordia. V a l e .

2
Titulo y Oficio de Pastora.

D e s d e eí principio de la eternidad se d e -
cretó en Jos consejos de la infinita misericor-
dia de D i o s , que el V e r b o Eterno engendra-*
d o , sin tiempo, ért el seno del P a d r e , tomase
forma humana para visitarnos ^ y hacer l a
redención de su pueblo ( i ) . Para realizar
este designio misericordioso fué preciso es^-
coger una criatura, qué originada d e A d á n ,
fuese tan p u r a , tan santa, tan hermosa é i n -
;

maculada, que e l olor suavísimo de sus v i r -


tudes enamorasen a l V e r b o increado, y sin
degradación de su infinita Magestad dejase
el solio dé su gloria para encarnar en su.,
purísimo vientre. Esta fué la Hija feliz de
Joaquín y A n a , María Santísima, que c e r -
ciorada en el tiempo oportuno por el Á n g e l
del Señor de este decreto del Divino C o n -
sistorio, cooperó, ert' efecto, con el fíat pro-
nunciado libremente por sus virginales labios^
para el complemento de cuanto estaba d e -

(i) L u c . cap. i .
2O TITULO Y OFICIO
terminado en aquél sobre la redención del
género humano. E l e v a d a ya entonces esta
V i r g e n Madre á una d i g n i d a d , que ni hom-
bres ni Angeles pueden comprender, se la
debian justísimamante los títulos mas glorio-
sos y honoríficos, que denotasen la escelen-
cia y el mérito de ésta Soberana Rey n a : ta-
les son todos aquellos con que á porfía la
alaban y bendicen los Santos P a d r e s , y con
ellos toda la Iglesia C a t ó l i c a , llamándola
Cooredentora de los hombres, Tabernáculo
de la Sabiduría increada, Compendio de to-
das las maravillas criadas por D i o s , R e y na
de los cielos y la tierra, y semejantes; sin
embargo, es tal la dignación de esta Señora,
que á imitación de su Santísimo H i j o , quiere
ser c o n o c i d a , i n v o c a d a , y adorada de los
hombres con un título lleno de amor, de b e -
nignidad y de cariño, y que al mismo tiem-
po denota la profunda h u m i l d a d , de que
aun en enmedio de su incalculable elevación,
estuvo siempre adornada su bendita alma.
Imitadora perfecta de su Divino H i j o , le o y e
d e c i r : Yo soy el buen Pastor ( i ) ; y enton-
ces dice esta Señora de sí m i s m a : Yo tam-
bién soy la buena Pastora, escogida por el

(i) Joann. cap. 10.


DE PASTORA. 21
Pastor mi Esposo para tener parte en los ofi-
cios de este nuevo destino; dando á enten-
d e r á s ! á los hombres, que á pesar del grado
sublime de m a g e s t a d á q u e se vé elevada por
el Dios Omnipotente, que obró en ella cosas
g r a n d e s , no quiere despojarse de su humil-
dad , de su b e n i g n i d a d , de su amabilidad,
y de su maternal solicitud para hacer f e l i -
ces á los hombres, con el objeto sin duda de
ganarles el corazón, é infundirles toda con-
fianza, para de este modo traer acia sí las
ovejas perdidas, conservar á las que son fie-
les , y hacer de todas ellas un solo rebano
congregado en su solo r e d i l , y ponerlas á
cubierto de los lobos infernales que las ace-
chan dia y noche para d e v o r a r l a s , é inuti-
lizar en ellas el fruto de la sangré de su
H i j o , derramada por conducirlas á los pas-
tos de vida eterna; así podemos decir de esta
Señora lo que S. Pedro Crisólogo dice de su
Santísimo H i j o : María eligió el oficio de
amantísima Pastora para reunir á los pueblos
y á las gentes, que como ovejas errantes an-
daban vagas y dispersas ( i ) . L o s gentiles,
elegidos ciertamente por Dios para entrar á
su celestial rebaño, dispersos por la i d o l a -

(i) Serm. 6. i a Ps. pp.


•23 TÍTULO Y 'OFICIO
tría y estraviados entre las malezas incultas
?

de los errores mas groseros, caminaban sin


remedio á su perdición eterna. Aun el pue-
blo escogido de D i o s , imbuido en particular
res errores, y obcecado con la luz misma que
venia á iluminarlo, estaba en igual peligro;
pudiendo decir justamente con Isaías; T o d o s
nos hemos estraviado como ovejas e r r a n -
tes ( i ) . Por esto el amantísimo Redentor
Jesucristo toma el nombre y oficio de Pastor
para dirigirnos, y enseñarnos los caminos de
•paz y de s a l u d , y á su M a d r e Santísima por
coadjutor a en este nuevo ministerio, Compa-
decido de una dispersión tan lamentable, la
encarga el trabajar con él para reunir todo su
-rebaño; y entonces parece se cumplió.entera-
mente lo que Dios dijo por su profeta E z e -
quiel: Salvaré mj grey, y no estará ya espues-
ta á la rapiña, porque suscitaré sobre ellas un
Pastor que das apaciente ( 2 ) , N i esto deja de
ser apropiable á esta S e ñ o r a , porque si J e -
sucristo, asegurado por tres veces del amor
que S. Pedro le tenia, ÍO hace pastor de su
g a n a d o , diciéndole: Apacienta mis corderos:
apacienta mis ovejas ( 3 ) ; ¿cuan mas p r o -

'1) C a p . §3. v. 6. (a) C a p . 34. v. aa. y 33.


'3) Joann. a i . v.
• DE PASTORA. ?3
píamente se daría esta comisión á l a que sig-
nificó con mas propiedad que nadie la p e r -
sona de su Hijo Santísimo, y suplió cumpli-
damente su falta en la tierra, después de su
Ascensión á los c i e l o s , apacentando, forta-r
leciendo, animando, y confortando á todos
los primeros fíeles, y entre ellos á los mismos
A p ó s t o l e s , para completar y perfeccionar el
establecimiento de la ley de g r a c i a , y est-
tender el Evangelio por toda l a redondez de
j a tierra?
Si discurrimos por todos los periodos de
l a vida de esta Santísima V i r g e n , y si exa-r
minamos los oficios que ejercitó en la tierra,
y aun al presente e j e r c e , sublimada como,
está en los c i e l o s , hallaremos cuan propia-;
mente le damos,el título de Pastora de las
almas. Adornada con variedad de virtudesj
se aventajó en ellas á todas las demás espo-
sas del C o r d e r o , que siguiendo en pos de é l ,
atraídas por el suave olor de sus virtudes^
fueron como maestras y pastoras de las de?
mas vírgenes: cuales fueron las C l a r a s , las
Teresas y G e r t r u d i s , que con sus hijas se
ofrecen al Cordero inmaculado; pero g u i a -
das y conducidas por M a r í a . Aclamada por
R e y n a de todo lo c r i a d o , le es ya propio
e l ' t i t u l ó de Pastora dada por Isaías á los
24 TÍTULO Y'OPÍ&IO
R e y e s ( i ) : Pastora igualmente deMosApóst-
t o l e s , porque fué maestra y consejera de to-
5

d o s e l l o s : de la I g l e s i a , pqrque la sustenta
con el Pan de los Angeles formado en su
vientre purísimo, y la ilustra con su vida
esclarecida: de los Ahgeleá hechos pastores
por Dios ( i ) , porque los aventajó en gracia',
en g l o r i a , y en solicitud por el bien de los
hombres 5 y en fin Pastora así nombrada de un
tnodo terminante por el casto Esposo que erl
los Cantares la o r d e n a , y d i c e : Marcha tras
las huellas de los ganados, y apacienta tus
corderos junto á los tabernáculos délos Pastóí
res (3). Como si dijera: Y o que soy el Pastot?
b u e n o , que he venido á dar mi vida por mis
ovejas ( 4 ) , iré delante como esforzado ma-»
yoral abriéndoles el caminó de la vida eter-
n a , y apartándolas de las sendas perdidas
por donde caminaban á su eterno precipicio}
pero tu ¡óh 'hermosísima entre las mugeres!
(5^) como Z a g a l a de mi rebañó, vendrás de-
tras de todas ellas animando á las ñacas,
¡avivando á las flojas y perezosas, llamando
á la que se estravíe, y amparándolas á todasj
para que unidas y uniformes caminen á su
' - .' ' i

. (1) Isai. cap. 44. v. 28. . (a) Ib. cap. 13. v. 20.
(3) Cahtic. 1. v . 7 . (4) Joan, i p . v. 4.
' (5) Cantic- ib, •• - J
BE PASTORA. ' 2Y
f i n , 'ninguna se pierda j y todas participen del
calor de nuestro amor solícito por su bien.
A q u í sé verifica á la letra que el Divino Es¿-
poso eligió una Coadjutora semejante á él
mismo ( i ) , para pastorear la grey de su san-
ta Iglesia; Por esto, llegado el momento en
que Jesucristo debia partir de este mundo á
el P a d r e , privándolo de su amorosa présen-
c i a , señala á esta Divina Pastora por Madre
<ie todos los hombres en la persona de San
J u a n , diciéndola: M u g e r , mira ahí á tu Hijo;
y después dice al discípulo: Esa es tu MaJ-
dre ( 2 ) . Entonces fué cuando Jesucristo co-*
misionó á su propia M a d r e , para que e n s ú
ausencia quedase por Madre de los Apóstoles
y los fieles ( 3 ) , y como t a l , consolase á loS
afligidos, enseñase á los ignorantes, levantase
á los caidOs, dirigiese á los que con ansiedad
titubean, é instruyese á todos en los sucesos
y a prósperos y ya adversos de la vida. E n -
tonces fué cuando el Sumo Pastor, próximo
y á á lá muerte, declaró mas terminantemen-
te que nunca su voluntad, de que su misma
Madre se quedase por Pastora de las ovejas
adquiridas con su sangre, y que veía quedar

(1) Gen. 1. v. 18. (2) Joan. cap. ao. v. a 6*


(3) Corn. in Joan. 4it. JD.. '
20 TÍTULO Y OFICIO
desamparadas en los desiertos de este valle
de lágrimas, diciéndola: Y á desde hoy no
eres solamente Madre m i a , sino que te lla^
marás generalmente Muger por tu especial
fecundidad (al modo que Dios puso por nom-
bre Sara á la muger de Abrahán por ser
constituida Madre de muchas gentes) ( i ) :
y á serás Madre de infinitos hijos, que ilumir
nados con mi f é , y reengendrados con mi
g r a c i a , han de creer en m í : á todos los abri-
garás en tu seno como á hijos legítimos ( 2 ) :
"ámalos como á mí propio: confírmalos en
su f é : fortifícalos con el pasto de mi d o c t r i -
,na; y haz que se robustezca la esperanza que
deben tener de reunirse conmigo en el redil
eterno de mi gloria. A s í lo siente l a Santa
I g l e s i a , columna y firmamento de la verdad,
en la oración que señaló para el dia en que
se celebra la festividad de esta Divina Pasr
t o r a , q u e d i c e : O h buenPastor, y Señor nues-
tro Jesucristo, que diste tu vida por tus o v e -
j a s , y estando pendiente en la cruz nos en-
comendastes á tu Madre V i r g e n como p u e -
blo tuyo p r o p i o , y como ovejas apacentadas
por tí mismo , concédenos por intercesión
de esta misma Señora, que siguiendo tus p i -

(1) Gen. cap. 17, y . i g . (a) Taul.^cap. 44.


,- BE- PASTORA; - '27
.•j5adds én l a tierra, como verdadero Pastor
nuestro, merezcamos ser conducidos á los
pastos de l a vida eterna en los cielos ( 1 ) , Dp
cuyo principio, como tan autorizado, debe-
,mos mirar originado el título y oficio de Pas-
t o r a ; respetando sin embargo el d i c h o , y los
escritos de algún sabio y piadoso que apela
para este fin, á revelaciones y apariciones
de María Santísima en traje de Pastora ( 2 ) . ,
que aunque merezcan todo nuestro respeto,
no son tanto como éste que l a Santa Iglesia
:.nos propone para reconocer á ,María Santt-
-sima por Pastora de- las a l m a s , ó Madre d e l
buen Pastor.

.Principio y progresos de la devoción á Mar


- rfa Santísima bajo la advocación y titula
de Pastora,

. E s constante que hasta el año de 1 7 0 3


nadie habia venerado á María Santísima, ni
• invocado su poderoso patrocinio en imagen
y título de Pastora de las almas; pero desde
aquella feliz época han s i d o , y son diariar
;mente tales los progresos de este culto y p i a -
0" . .
1
•_• • •
11 1
- -• • • .• -
( 1 ) Oficio d e la Pastora. (2) Petrus a R i -
vaden. Vida de S. Juan de Dios, Cxi. stel. lib. 3.
^cap. . . , . . . .
28 TÍTULO Y OFÍCIO
dosa invocación, que no podemos dudar haya
sido inspirada por el Padre de las luces, dé
quien dimana todo don perfecto: como ni tam-
poco de que haya sido sostenida y acrecenta - 1

da por Jesucristo, que celoso cual verdadero


y legítimo Hijo de las glorias de su Santísima
M a d r e , formó y suscita diariamente varones
piadosos, que con su zelo le hayan dado todo
el incremento con que hoy vemos estendida
esta devoción. L a provincia de Capuchinos
de Andalucía se adelantó, y fué la primera
en tributar á María el culto tan grato á esta
Señora, bajo el título de Pastora de las a l -
mas. N a d i e puede disputarle esta gloria. A l l í
n a c i ó , entre sus alumnos se estendió, y de
allí se propagó este culto religioso á toda cla-
se de gentes, á todo clima y región, en térmi-
nos que la voz amorosa de Pastora resuena
y a hasta los últimos fines de la tierra, cruzan-
do de oriente á poniente^ y del septentrión
al mediodía. Dicha santa Provincia, fecunda
siempre de varones apostólicos, que sirvien-
d o de honor y de gloria al claustro c a p u -
c h i n o , han trabajado y trabajan infatigables
por acrecentar, apacentar, y sostener el
rebaño de Jesucristo, contó en aquel siglo
entre sus hijos al insigne apostólico y vener
rabie misionero F r . Isidoro de S e v i l l a , cuyo
DE PASTORA. 29
dolo nombre honra los anales de aquella
santa Provincia, y aun está esculpido en los
de toda la Iglesia católica, que jamás o l v i -
dará el nuevo lustre que la dio con sus v i r -
tudes, y con sus tareas apostólicas; siéndole
también eternamente agradecidas las almas
sin número que se salvaron de su perdición
eterna por su predicación, y su ,zelo.
Este segundo Enós fué el primero que:
principió á invocar el nombre de María con
el título de Pastora: él hizo que el pincel y
l a gubia se empleasen, por primera v e z , en-
ofrecer á nuestra adoración las Imágenes de
M a r í a , que ó en estatuas, ó en pinturas, de-,
notasen el trage pastoril con que esta Señora
se adorna y atavía para salir, según el man-;
dato de su Esposo, á apacentar sus cabritos
junto á los tabernáculos de los Pastores. T o -
mando dicho varón apostólico este testo de
los Cánticos por tema para predicar el dia 8
de Setiembre del año de 1 7 0 3 en la c i u -
dad de S e v i l l a , lo espuso y esplanó con tan-
ta sabiduría, con tal fervor, y con tanta un-
ción del Divino E s p í r i t u , que luego al ins-
tante aquella c i u d a d , decidida siempre por
l a devoción y el honor de la Reyna del cie-
l o , principió á invocar su protección, y á
venerarla y honrarla con el título de Pastora
a¡o TÍTULO Y"OFICIO
mística'de las almas* V i e n d o él mismo e l
buert principio que habia tenido esta insti-
tución santa, tomó á esta Señora p o r P a t r o -
na de sus misiones, llevándola ya en ellas
por guia y directora de la grey del buen P a s -
t o r ; la c u a l , al tiempo mismo en que se reu-
aia para apacentarse con el pasto de la d i - ~
vina palabra, alababa y bendecia á su ce-"
lestial Pastora¡ resultando la mayor gloria
de M a r í a , el fruto copioso de su fervorosa
predicación, y la salvación de muchos que
por este m e d i o , de la misericordia Divina,
salieron del estado lastimoso de condenación,
á que por sus culpas estaban destinados.
' Acrecentado rápidamente el rebaño d e
esta Divina Pastora, fué y a preciso é indis-
pensable formar un redil s a g r a d o , en que*
reunido, estuviese á cubierto de los asaltos
del lobo infernal, con cuyo objeto el infati-
gable y V . P. Sevilla fundó varias cofradías
:

y hermandades de corderos místicos de l a


Divina Pastora. Fundó la primera en su mis-
ma patria, la dicha ciudad de S e v i l l a , en el'
dia 23 del mismo mes y a ñ o , con aproba-
ción dé la Santa Sede, que concedió á dicha
hermandad todas las gracias é indulgencias-
que estaban y á concedidas á las hermanda-
des mas célebres. L a -segunda sé. fundó- en
' DE PASTORA. gl
Carmoná él ano de 1 7 0 6 , para cuyo-fin se'
erigió un magnífico retablo, en que fué colo-
cada la imagen de la Divina Pastora. L a ter-
cera se estableció en Utrera en el siguiente
a ñ o , en donde al retablo é Imagen de sin-
gular gusto, se añadió un camarín que les
diese nueva hermosura. L a cuarta en Jerez
de la Frontera el año de 1 7 1 3 , colocando
dicha Santa Imagen en la parroquia de San
Dionisio. Herederos posteriormente los P a -
dres dé aquella santa Provincia del z e l o , fer-
v o r , y devoción con que el V . P. F r . Isidoro
de Sevilla f u n d ó , y estendió la invocación
y el culto de María con el título de Pasto-
r a , trabajaron siempre, y trabajan en el dia,
por conservar y aun acrecentar este culto
religioso, en términos que no hay Iglesia d e '
sus conventos en que no sea venerada la D i -
vina Pastora; ni tampoco hay pueblo ó c i u - '
d a d , en que habiendo hecho sus Misiones,
no hayan dejado eternizado é indeleble el
amor, la devoción y el culto á María San-
tísima con el título de Pastora. Esta verdad
la confirmarán Ántequera, E r i j a , A l c a l á la
R e a l , Andujar, Marchena, Arabal, Arace-
n a , y otras no pocas én todos los cuatro rey-
nos de Andalucía. Pero reciente tenemos la
memoria del hombre de D i o s enviado desde
3X
? TÍTULO Y OFICIO
C á d i z , , e n nuestros mismos d i a s , por d i s p o
;

sicion del Altísimo, para combatir la impie-


dad de nuestro s i g l o , y prepararnos los ca-,
minos de tribulación , persecuciones, aflic-
c i ó n , y trabajo, con que el cielo justamente,
airado por nuestro general desorden había
de afligirnos, según que él mismo, superior-
mente inspirado, nos a n u n c i ó , previniendo;
los males sin número que inundarian no solo,
la Andalucía sino á toda la Península: hablo,
del apostólico, penitente, y segundo S. P a -
b l o , el V . P. F r . Diego José de C á d i z . Este
insigne operario del E v a n g e l i o , llevando por.;
protectora de sus Misiones á esta Divina P a s -
t o r a , adquirió triunfos gloriosos en favor de;
las almas,,hizo guerra sangrienta al espíritu
del e r r o r , y estendió el culto de esta Señora,,
no solo en el suelo de su nacimiento, sino,
en todos los fines, aun los mas escondidos y.
remotos de la España.
E n efecto, no quedó aislada en solos los
reynos de Andalucía la devoción y culto de
Ja Divina Pastora. Siguiendo este ejemplo las
otras provincias de Capuchinos en E s p a ñ a /
l o estendieron por toda e l l a , y lo llevaron
hasta sus Indias; por manera que no hay ya
p u e b l o , lengua, ó tribu, que no conozcan y
adoren á la Divina. Pastora. Este título de
DE PASTORA. 33
tanto consuelo para los miserables hijos de
A d á n , s e o y ó de allí á poco en el reyno de
V a l e n c i a , y con igual rapidez que en A n -
dalucía se estendió por todo é l , particular-
mente en dicha c a p i t a l , en cuyo convento de
Capuchinos se colocó una hermosísima Ima-
gen de Pastora, y se instituyó una cofradía
con el designio de tributarla incesantemente
el culto mas cuidadoso y esmerado. Pasó
después á A r a g ó n , en donde fué recibida por
Patrona de las Misiones Capuchinas en aque-
lla santa Provincia; con cuyo motivo, tuvo
y á la Pastora Divina tantos rebaños místicos
cuantos componen las innumerables almas,
que con el bien de la predicación de aquellos
apostólicos Obreros, volvieron á las sendas
de la justicia de donde se habían estraviado
por el vicio. C a t a l u ñ a , finalmente, principió
poco después á venerar las Imágenes de la
Divina Pastora, é invocar con este título lá
protección de la Reyna del c i e l o , y en con-
secuencia se colocó la primera Imagen en la
parroquia de S. M i g u e l ; y fué j u s t o , que el
caudillo y defensor de la Iglesia Militante,
simbolizada por el mismo Jesucristo en la fi-
gura de un Rebano místico, recibiese el pri-
mero en su templo, y c a s a , á la que con ante-
¿áéion y preferencia á otra cualquiera cria-

3
34 TÍTULO Y OFICIO
tura celestial ó terrena, d e b í a , como ejér-
cito bien ordenado, infundir terror y espan-
to al común enemigo. Pasados algunos años,
se colocó también la Imagen de la Divina
Pastora en el convento de P P . Capuchinos
de Sta. Madrona en la ciudad de Barcelona;
y entonces, y a nadie pudo contener el a f e c -
to y devoción de aquellas gentes, hasta que
lograron se instituyese en l a dicha Iglesia
una hermandad en el año de 1 7 6 3 con apro-
bación del l i m o . Diocesano, la cual herman-
dad se trasladó después por motivos justos á
l a Iglesia de P P . Carmelitas de dicha ciudad.
L o s bienes que las Américas han conse-
guido desde que l a D i v i n a Pastora pasó los
mares, y se presentó en aquellas vastas y dis-
tantes regiones conducida por los Misione-
ros Capuchinos, es asunto él solo de una his-
toria voluminosa. Aquellas desgraciadas gen-
tes vivían de asiento en las tinieblas y som-
bras de la muerte, en número incalculable,
esclavizadas por el Dragón,infernal, que se-
ñoreándose por aquellos inmensos países, con-
taba tantas víctimas cuantos eran los que
nacían desgraciados, y morían infelices, sin
la verdadera luz que ilustrase sus a l m a s ; mas
llegando el tiempo feliz para ellos en, que
las Misiones Capuchinas de las provincias de
DE PASTORA. 3J
España aparecieron entre e l l o s , guiados y
conducidos por la Madre del buen Pastor,
quedó y a preso el d r a g ó n , que los tiranizaba.
C a r a c a s , C u m a n á , G u a y a n a , y Meracaibo,
después de q u e , ilustradas con luz del cielo,
reconocieron al único y verdadero D i o s , que
los f o r m ó , y adquirió por pueblos suyos con
su propia sangre, formaron y a un solo reba-
ño con la Iglesia C a t ó l i c a , y adoctrinados
por e l zelo de los Misioneros Capuchinos, se
ven y a protegidos por el Supremo Pastor, y
la predilecta P a s t o r a , á quienes acuden todos
los fieles de aquellos vastos países, para en-
contrar el refugio y el consuelo en todas sus
necesidades; llegando á tanto los progresos
de la devoción al título de P a s t o r a , que for-
mado un pueblo por los Misioneros C a p u -
chinos de la provincia de A n d a l u c í a , de I n -
dios convertidos á la fé católica por su pre-
dicación, y civilizados con su infatigable ze-
lo , se le puso por nombre i La Divina Pasto-
ra. A s í las naciones fieras, indóciles, y ham-
brientas, como lobos, de carne y de sangre,
fueron guiadas por María á los pastos de le-
c h e , y g r a m a , y convertidas á la mansedum-
bre de ovejas ( i ) .

(i) S. Pee. Crisol. Serm. o\


36 rrÍTULO Y OFICIO
Pero no han sido menos rápidos los pro-
gresos que la devoción á la Madre del buen
Pastor ha hecho en esta mi santa provincia
de la Encarnación de las dos Castillas, ni
menos afectuoso y reverente el c u l t o , que en
toda ella se le tributa; especialmente desde
que un hijo s u y o , cuyo gobierno general de
toda la Congregación Capuchina la colmó
de gloria y honor, que eternizará su nom-
b r e : E l E x m o . y R m o . P. F r . Nicolás de
Bustillo: siendo Definidor general en R o m a ,
consiguió de la Santa Sede el oficio, y misa
de la Divina Pastora, en el Domingo segun-
do después de Resureccion.
A poco de estenderse en los reynos de
Andalucía la devoción, y culto de la Divina
P a s t o r a , fué reconocida por Protectora d e
las Misiones en esta santa Provincia. Bajo sus,
auspicios se instituyó el colegio de Misione-
ros en la ciudad de T o r o el año de 1 7 6 5 ,
haciendo centro de la devocion.de los fieles,
l a hermosísima Imagen que con este traje, y
t í t u l o , se colocó en una de las capillas de
l a Iglesia de dicho convento. Desde él s a -
len anualmente aquellos fervorosos Operarios
del E v a n g e l i o , predicando penitencia para
la-remisión d é l o s pecados, por las dos C a s -
tillas, el reyno de G a l i c i a , A s t u r i a s , y en
' SE PASTORA. 37
la corté misma de M a d r i d , guiados y con-:
ducidos por la Divina P a s t o r a , cuyo a f e c -
tó y devoción quedaba, y de dia en dia se
graba mas profundamente en el corazón de
cuantos acuden en crecidos concursos á oir
la palabra de D i o s ; de cuyas resultas,, han
sido varios los monumentos de culto y v e -
neración erigidos en varios pueblos'.jen ob->
sequío de la Divina P a s t o r a , especialmen-
te en los principales del obispado de Z a -
mora cuya especificación era largo/dé e s -
i

tampar.
Creció esta devoción en los tiempos mas
calamitosos para la desventurada España^
cuando después de ta guerra sangrienta-te-
nazmente sostenida por sus hijos contra Ja
invasión usurpadora dé N a p o l e ó n , se vio l i -
bre de este azote del cielo por la intercesión
de la Madre de Dios. Entonces, cuando las
pasiones exacerbadas d e los hombres, las
doctrinas y máximas de impiedad, y la des-
moralización notoria de costumbres, que c o -
mo efectos tristes, pero precisos de la o c u -
pación de unas tropas revolucionarias, pare-
ce debían haber dejado amortiguada en unos,
y extinguida en otros la piedad; entonces, di-
g o , fué cabalmente cuando la devoción y
cultp de la Divina Pastora llegó á un incre^
j8 TÍTULO Y OFICIO
m e n t ó , que sin haberlo v i s t o , parecerá e x a -
gerada su narración.
Á resultas del. decreto espedido por
nuestro piadoso y católico Monarca D . F e r -
nando V I I (que Dios guarde) en el año de
1 8 1 <L , para que en todos los pueblos de
su monarquía se hiciesen Misiones, que r e -
formando las costumbres, restaurasen tam-
bién las ruinas del santuario, se estendie-
ron las Misiones Capuchinas de l a p r o v i n -
cia de Castilla desde Sierra-Morena hasta el
M a r Cantábrico, y desde el cabo de F i n i s -
terre hasta los límite^ del reyno de V a l e n c i a ,
y con ellas la devoción y culto de l a Divina
Pastora;;quedando en todos los pueblos g r a -
bado profundamente el agradecimiento á los
favores que el cielo los dispensó por su i n -
tercesión. L a corte de E s p a ñ a , M a d r i d , se
singularizó en este culto extraordinariamente.
E n el año de 18 i 6 . se vio por primera v e z
l a Imagen de la Divina Pastora, conducida
procesionalmente por sus principales calles,
entre innumerable concurso de gentes, que
con himnos y cántico» alababan á tan amable
Pastora. E n consecuencia, y por satisfacer
la piedad de los fieles, se proyectó colocar
dicha Santa Imagen con el decoro debido
en el convento de S. Antonio del P r a d o , c o -
DE PASTORA. 39
mo matriz de todos los de la provincia de
C a s t i l l a ; y el cielo protegió y sostuvo este
pensamiento con tanto interés, que á poco de
idearlo se r e a l i z ó , facilitándose por sí m i s -
mos los innumerables y grandes inconvenien-
tes que se presentaron, y abundando los re-
cursos para los grandes gastos que hubo que
soportar hasta concluirlo todo con la hermo-
sura y decoro con que hoy se v é . Se trabajó,
ante todas cosas, por un diestro artífice la
hermosísima I m a g e n , que en dicho convento
se venera, y se colocó interinamente al lado
izquierdo del A l t a r m a y o r , hasta disponerle
otro propio, y digno de tal Pastora. Presen-
tarse la Reyna de los cielos én este traje á
los habitantes de M a d r i d , y cautivar para sí
los corazones de todos e l l o s , fué una misma
cosa. L a devoción y afecto tomó un vuelo
tan r á p i d o , qué todos á pórfia llevaban á su
presencia, con sus corazones, los dones y o -
frehdas que cada c u a l , según su clase, podia
proporcionar, deseosos todos de verla c o l o -
cada en su Altar y T r o n o . Hubo no pocas d i -
ficultades que vencer para su colocación. N o
fué la m e n o r , e l que la pequenez de la I g l e -
¡

sia no ofrecía un sitio proporcionado para la


ejecución del p r o y e c t o ; pero ésta la allanó
la piedad de los Exmos. Sres. Duques de M e -
40 TÍTULO Y OFICIO
dinaceli, patronos de dicho convento, pues
teniendo en aquélla un altar propio de su
ilustre casa, dedicado á S. Pedro de Alcánta-
ra , en que están depositadas las innumerables
reliquias, que vinculadas en e l l a , atestiguan
Ja piedad que siempre clasificó á tan ilustres
Príncipes de la E s p a ñ a , lo cedieron gusto-
samente para que en él se colocase dicha Ima-
g e n , sin mas condición que la de que se con-
servasen en él las reliquias é imágenes que en
el mismo se veneraban. E n efecto, el arte l o
dispuso de tal forma, que guardando la Ima-
gen de la Divina Pastora el sitio principal d e
dicho a l t a r , se conserva todo con el debidov
decoro, distribuido ordenadamente en el mag-
nífico r e t a b l o , que de nuevo fué construido
á espensas d é l o s bienhechores, que nada e s -
casearon hasta concluirlo con magnificencia,
y grandeza, compatible con el Instituto C a -
puchino.
N o se satisfizo con solo esto la piedad
de los hijos de M a d r i d . Para dar mayor im-
portancia al culto de la Divina Pastora, se
erigió bajo sus auspicios una Congregación
de ambos sexos, que con sus limosnas unos,
y con su asistencia personal otros,sostienen,
el alumbrado de oración y vela cuantas v e -
ces se espone en dicha Iglesia al culto p ú - „
DE PASTORA. 41
blico el augusto Sacramento del Altar. E l
dia 8 de Diciembre de 1 8 1 8 fué la prime-
ra vez que estos adoradores del Cordero de
D i o s , inmolado por nuestra s a l u d , se p r e -
sentaron con los cuatro cirios, que de media
en media hora se mudan , y alternan con
otros tantos: .y desde entonces hasta hoy, no
solo no ha decaído esta devoción; sino que
de dia en dia toma indecibles incrementos.
E l dia 7 de Setiembre de 1 8 1 9 se celebró,
por primera-vez la fiesta de la Divina Pas^
tora en su nuevo A l t a r , cuyas funciones s i -
guieron por nueve dias continuos , con una
concurrencia inmensa de gentes de toda clase
y g e r a r q u í a ; cuya Novena se repite anual^
mente de.sde la Dominica segunda después de
Resurrección, cada vez con mayor entusias-
mo de las innumerables ovejas que d i a r i a -
mente,se escriben en su místico r e b a ñ o ; en
términos, que en el dia es la Divina Pastora
uno de los simulacros de mayor devoción, y
culto,, en la villa y corte de M a d r i d . .
N o se ha limitado á solo ella este afecto
religioso: Ja-ciudad de Salamanca ha dado,
y está dando en el d i a , iguales testimonios de
ella. E n e l dicho año de 1 8 1 6 , mientras l a
comunidad de Capuchinos estuvo refugiada
en el cojegip de Sta, C a t a l i n a , por haber sido
42 TÍTULO Y OFICIO
demolido el propio convento por las tropas
francesas en los años anteriores de su i n v a -
sión, se colocó en él la Imagen de. la Divina
Pastora con suma devoción, y contento de
sus católicos habitantes. Restauradas á poco
tiempo las ruinas de dicho convento, se tras-
l a d ó á él dicha Imagen en procesión pública,
cuya augusta ceremonia fué una d e las mas
solemnes que vio aquella ciudad,' y se colocó
en una pequeña c a p i l l a , en donde estuvo has-
ta el año de 18 2 $ , en que la devoción y libe-
ralidad religiosa d e l E x m o . Sr. Marques de
A l m a r z a y Cerralvo mandó erigir á sus es-
pensas l a suntuosa c a p i l l a , camarín,'y trono
en que hoy se halla colocada. Este culto sa-
l i ó de Jos límites de aquella c i u d a d , y se es-
tendió á varios pueblos de su Obispado; y
tanto en éstos, como en aquélla, persevera con
diarios aumentos el culto de esta Señora, á
quien acuden los fieles buscando el consuelo
en sus aflicciones, el socorro en sus necesida-
d e s , l a salud en sus dolencias, y el refugio
en todo género de adversidades.
Por último, con los Misioneros de esta
misma provincia qué pasaron á la Habana,
en la Isla de C u b a , para fundar én ella el
:

colegio de Misiones, en el año de 1 7 8 4 , pasó


también á aquella populosa y opulenta c i ü - '
DE PASTORA. 43
dad la devoción y culto de IaDivina Pastora,
cuya Imagen fué colocada en propia capilla
de la Iglesia de dicho colegio en el principio
mismo de su fundación. Desde entonces ere-?
ció su devoción y culto en tales términos,
que hoy sus fiestas son de las mas concurridas
y celebradas ; aquellos piadosos habitantes
;

fundan en la protección de esta Señora una


especial confianza para la consecución de las
gracias sin número^ con que el cielo remu-r
ñera generosamente su piedad y .devocioní
L o s multiplicados prodigios de. .esta Señora
corroboran su esperanza, y alguno reciente
en nuestros dias daría largo y gustoso asunta
á mi p l u m a , sino temiese salir del intento.dé
brevedad que me he propuesto.
Concluyamos con d e c i r , como cosa ya in-
dubitable, que tanto en las Américas como
en la Península, se ha estendidó hasta los ú l -
timos términos la devoción y culto de la M a -
dre del buen Pastor Jesucristo; y de aquí es,
que es conocido y respetado y á este sagrado
t í t u l o , en cuya alabanza se componen himnos,
se hacen N o v e n a s , y los Oradores sagrados
apuran todos los recursos de la invención,
y la elocuencia, para elogiar de todos modos
á la Madre de Dios con el título y a d v o c a -
ción de Pastora; en términos que los Varones
44 TÍT. Y OFICIO DE PASTORA.
Apostólicos que desde el año de 1 7 0 3 honran
los anales Capuchinos, se distinguen en su
2elo y sus virtudes por la devoción tierna de
l a Divina Pastora, y por la solicitud infati-
gable con que han procurado propagarla; de-
biendo á ella todos los frutos preciosos' que
r e c o g i e r o n , y e n * l dia recogen¡ e n e l campo
7

evangélico c o n s u p r e d i c a c i o a y tareas apos-


1

t ó l i c a s : á que correspondieron tan cumplida


y-, fervorosamente los fieles hijos de M a r í a
Santísima, qué reputándose ovejas de tan a-*
mablePastorayconsagran todos sus desvelos
á su< cultoiygveneracion,^erigiendo Altares^
formando-Imágenes, y eternizando en otros
iguales monumentos su amor y gratitud; -•
47

D Í A PRIMERO.

Ego sumPastor bonus* J O Á N . C Í O . F a c i a -


• mus ei adjütorium simile sibi. GEN.C.2.

' v. 18.

Yo soy el buen Pastor: Hagámosle una


' compañera semejante á él.

E a e s t e dia se nos propone Jesucristo á sí


mismo por buen Pastor de nuestras almas¿
y á su Madre María Santísima por compás
ñ e r a , y coadjutora^ para cuidar, de su reba-^
ñ o , sobre lo c u a l ,
. Considera lo primero, rque siendo todo
el género humano como una inmensa grey^
c r i a d a , y formada;por Dios para ostentar-
sus infinitas perfecciones y comunicar fuera dé
sj su bondad sin término, y poblar con los
predestinados Jos. .vacíos que dejó en el cielo
la rebelión de¡ L u c i f e r , y sussecuaces, á nin-
gún; otro debiá encomendarse este rebaño^
sino á un Pastor- b u e n o , é impecable por
esencia, que saliendo del seno del Eterno P a -
dre j 'como ür) yayo, resplandeciente de su
46 DIA PRIMERO.
eterna l u z , y engendrado de su propia sus-
tancia desde la e t e r n i d a d , tuviese la misma
naturaleza, las mismas perfecciones, y por
consiguiente iguales sentimientos con el P a -
d r e , y el Espíritu Santo, de amor, de t e r -
nura , y de amabilidad para con los hombres.
T a l es Jesucristo, Redentor nuestro, que
apareciendo en tiempo entre ellos con benig-
n i d a d , y humanidad ( 1 ) , en manifestación
de su bondad pastoral se despoja de los t í -
tulos imponentes de L e ó n de Judá , Hijo del
Dios A l t í s i m o , R e y de los R e y e s , Juez de
vivos y muertos, constituido por el Padre
con potestad para juzgar aun á los A n g e -
les ( 2 ) , con los cuales infundiría temor y
espanto en nuestros ánimos, y no nos permi-
tirían levantar nuestros ojos para mirarlo,
sino conturbados de asombro, y de terror;
y en su lugar toma el nombre j y oficio de
buen Pastor, para darnos á entender, que sin
degradar la sublime y gloriosa dignidad de
su naturaleza D i v i n a , solo pretendía que sus
criaturas conociesen el amor, y la caridad
perpetua con que las amó siempre, y las atra-
j o á sí mismo compadecido de ellas ( 3 ) ; á

( i ) Apost. ad Tic. cap. 3, ( 1 ) Apoc. c. 5.


v . 1. r = T.t:c. c. 1. v. 32. — Ápoc. 19. v, i5. ¿=r
A c t . 10. V. 42. (3) Jerem. 3 1 . v. 3.
DÍA PRIMERO. 47
cuyo intento dice S. Pedro C r i s ó l o g o , que
Dios eligió el oficio de mansísimo P a s -
tor ( i ) .
Pero como las obras de este Dios son i n -
finitas en su perfección, así como no juzgó
oportuno el que A d á n estuviese solo en el
Paraíso ( 2 ) , y por esto se le dio una compa-
ñera semejante á é l , del mismo m o d o ; y aun
con mucha mas r a z ó n , y con un éxito m u -
cho mas f e l i z , quiso el buen Pastor tener cer-
ca de sí una Z a g a l a tierna, fiel, y amorosa,
que le i ayudase en su ministerio pastoral, en-
trando á la parte de todas las fatigas, s u -
dores, y trabajos, que habían de costarle el
apacentar el rebaño á él confiado, por c o -
misión del Eterno P a d r e , así como partici-
paría también de la gloria de su H i j o , cuan-
do uniendo sus padecimientos con los sacri-
ficios del buen Pastor, se remediase la ruina
del género humano ocasionada por el enga-
ño de la serpiente astuta: por esto se dice
justamente, que el Señor estuvo con M a r í a ,
y ella estuvo con él e n . la obra de nuestra
redención, siendo compañera en sus t r a b a -
jos ( 3 ) ; y siendo M a d r e de misericordia,

(1) S. P. C h r i s . Serm. 6. in Ps. pp. (2) Gen.


c. 2. v, 1.8. (3) Albert, Mag. lib, 1, de laud, B.M.
48 DÍA PRIMERO.
ayudó al Padre de las misericordias en la
obra de nuestra salud.
AFECTOS. N i la lengua puede espre-
sar , ni puede tampoco la letra estampar las
maravillas obradas en beneficio nuestro por
el buen Pastor Jesucristo, y la buena Pastora
su Madre Santísima: ya desde ahora tenemos
unos Abogados poderosísimos en Hijo y M a -
dre para con el Padre E t e r n o , y ellos nos
abren los tesoros inmensos de las riquezas de
D i o s , facilitándonos el camino para acercar-
nos al trono de sus misericordias. ¡ A h ! L o s
Angeles mismos quedan asombrados cuando
advierten, y ven el modo admirable con que
se prepara la reparación del hombre perdido
por el pecado; y si fuera posible, envidia-
rían nuestra suerte al ver que para efectuarla
el mismo Hijo de D i o s , y la Madre V i r g e n ,
en cuyo vientre tomó forma de h o m b r e , se
nombran nuestros Pastores para custodiarnos,
ampararnos, y protegernos en los pantanosos
desiertos del mundo.'¡Oh feliz culpa! que me^
recio tener tales, y tan elevados reparadores,
como son Jesús y María.
S í , feliz podemos llamar al instante en
q,ue fué culpable nuestro primer p a d r e ; sin
suceder esta desgracia, no recogeríamos los
frutos abundantes de la caridad de Jesús buen-
DÍA PRIMERO. 49
Pastor, y de María buena P a s t o r a , no nos
.veríamos elevados á la dignidad de ser sus
ovejas cubiertas con las mismas pieles de la
humana naturaleza, y en fin, no tendríamos
un Pastor Dios Redentor, y una Divina Pas-
tora cooredentora nuestra. ¡ O h , amables Pas-
tor y Pastora! vuestros nombres son ensalza-
dos con nuestro mismo abatimiento! vuestros
dones se hacen mas estimables cuanto son
mas gratuitos! ¡ A h , qué desgracia! si sien-
do yo de vuestro rebaño, me hago oveja in-
grata é infiel á tanta misericordia! ¿ Q u é ha-
ré y o para no incurrir en tal ingratitud? Y o ,
mientras viva en el mundo, marcharé cons-
tantemente por las sendas mismas, que me
deja marcadas vuestra ardiente caridad: y o
no cesaré de regar mi rostro con mis lágri-
mas , en testimonio de mi reconocimiento y
fiel correspondencia:::
Considera lo segundo, que formada M a -
ría Santísima para ser digna compañera del
d i v i n o , y buen Pastor Jesucristo, no suce-
dió lo que con E v a , dada á nuestro primer
P a d r e , para que ambos como superiores y
gefes del género humano, los multiplicasen
hasta llenar la tierra de habitadores ( i ) .

(0 Gen. i .
4
5O DI A PRIMERO.
Estos con su c u l p a , apenas se encargaron
de este gran rebaño, lo entregaron á las g a r -
ras del lobo infernal; el c u a l , cebando en
todos ellos sus crueles c o l m i l l o s , los hirió
tan de muerte, que ningún poder humano
era capaz de sanar sus sangrientas y p r o -
fundas heridas: por esto E v a , mas bien que
coadjutora de A d á n , debió llamarse des-
tructora de la grey h u m a n a ; pero M a r í a ,
nombrada Pastora ó Z a g a l a del buen P a s -
t o r , fué tan fiel en el cumplimiento de e s -
te encargo , que contribuyó con su Divino
Hijo á la reparación del mundo perdido, de
un modo tan generoso, tan sobrenatural, y
tan d i v i n o , que enjugó nuestras lágrimas,
y curó nuestras h e r i d a s : dio á su Hijo la
sangre que como buen Pastor ofreció por sus
ovejas, y borró con ella el sello de m a l d i -
ción con que todos estábamos marcados: nos
abrió el redil eterno de la g l o r i a , y cerró
las puertas del abismo , despojándolo t a m -
bién de las víctimas, que allí esperaban con
ansia, el parto de esta Divina Pastora: por
u l t i m o , vela tan sin descanso por nuestro
b i e n , que no permite padezcan sus ovejas
la menor necesidad ó indigencia, sin que al
notarla, no eleve sus ruegos al Omnipotente
para socorrernos. Fué de tal suerte coadju-
DIÁ PRIMERO. j-í
tora del buen P a s t o r , que toda la tierra
recobró un nuevo ser, y manifestó su a l e -
gría en medio de sus males, al ver que si
E v a arrancaba lágrimas á nuestros ojos, M a -
ría traía consigo el contento y lá alegría;
porque si aquélla fué autora del pecado,
María lo era del m é r i t o : si E v a nos dañó
de muerte, María nos socorrió cort la vida:
si aquella primera Madre del género huma-
no hizo al mundo c u l p a b l e ; María , siendo
Madre del R e d e n t o r , dio á los hombres la
salud ( i ) . P o n d e r a , alma m i a , estas v e r -
d a d e s , y conocerás cuan fiel fué esta Pasto-
ra desde que el H i j o , nombrándose á sí m i s -
mo buen Pastor, la escogió entre todas las
hijas de Adán por compañera y coadjuto-
ra suya.
AFECTOS. ¡ O h Santísima, inmacula-
d a , y caritativa Pastora dé mí alma! ¿ á quién
mejor que á tí pertenece él nombre y título
de Pastora? Si el buen Pastor se llama tal,
porque dá su alma por sus ovejas, tú nos
distes para nuestro remedio cosa infinita-
mente mas preciosa que tú a l m a , cual fué,
y e s , este Pastor Divino. E l ejemplo de su
caridad por nosotros te infundió á tí tanto

(i) S. August. Serm. a. de ¿4nunciat.


¿2 DÍA PRIMERO.
amor, que te obligó á que nos amases h a s -
ta entregarlo al sacrificio por darnos la v i -
d a , quedando tú sin E s p o s o , s i n P a d r e , sin
tu Señor, y sin el Hijo á quien distes forma
humana, para que apareciendo con ella entre
sus ovejas, se nombrase nuestro Pastor. ¡ A h !
¿quiénes somos los hombres ¡oh admirable
Pastora! para que con ellos hagas tales exce-¡
sos de amor? E l hombre siempre inconstante,
siempre ingrato, y siempre i n f i e l , j p u d o
acaso merecer tanta dignación? ¡ A h ! el nom-
bre de Pastora me descubre lo cariñoso y
tierno que es tu corazón, y no acierto cómo
agradecerte justamente, el que hayas toma-
do á tu cuidado elevarme sobre mi propia
miseria, cooperando con tu H i j o , para que
de hijo de Adán me vea adoptado por hijo
de Dios.
N o , no tememos ya la astucia del D r a -
gon infernal, cuando todos los hombres per-
tenecemos al rebaño de quien Jesucristo es
buen Pastor, y,María su Madre buena Pasto-
ra. E l hijo lo sujeta en la c r u z , y la Madre
quebranta su cabeza con sus p i e s , y ambos
velan por nuestra salud. E n el buen Pastor
tenemos un abogado para con el P a d r e , y
y en la Pastora una medianera para con es-
te mediador. Con el poder de este Divino
DÍA PRIMERO. 53
Pastor, y la mediación de esta Divina Pas-
tora, pereció el tigre sangriento con sus h i -
j o s , porque les faltó la presa con que se
mantenían; ni tampoco nos asusta el rugido
del León infernal, ni tememos á sus dien-
tes yá deshechos ( i ) . A s í es ya c é l e b r e , y
adorable por todo el universo, el nombre de
esta dulce Pastora. ¡ O h nombre suave á mis
labios, y tierno para mi corazón! Vuestro
Hijo os lo dio, para qué en él tuviésemos
nosotros una prenda segura de la p a z , y la
s a l u d , que nos trajo al mundo. T o d o el U -
niverso confiado á vuestra protección, ofre-
ce de continuo á nuestra vista prodigios d e
vuestro p o d e r , y de vuestra bondad.
O R A C I Ó N . ¡ O h Dios altísimo, Criador
de los cielos y la t i e r r a ! qué formando al
hombre á vuestra imagen y semejanza; no
solo püsistes íódas las cosas bajo de su domi-
n i o ; sino que adbrnastes también su alma con
todas las gracias que le eran necesarias para
serviros, a m a r o s , y ser eternamente f e l i z ;
pero viciada á poco su naturaleza, por el pen-
cado á que fué inducido A d á n , por la compa-
ñera misma que le distes para la multiplica-
ción del género humano, se desordenaron to-

(0 Job. c. 4. v. ro. 1 1 .
54 DÍA PRIMERO.
das sus pasiones, viniendo á ser para V o s ob-
jeto de ira, y de venganza. Compadeceos, Se-
ñor , de m í , descendiente como soy de un Pa-
dre así criminal, y completad en mí los,de-
signios que formastes al elegir V o s otra E v a
inocente, p u r a , y santa, con cuya c o m p a -
ñía remediases el estrago lastimoso que el
Dragón infernal hizo en este gran rebaño
del linage humano. ¡ O h Pastora amable! a l -
canzadnos aquella gracia , que V o s sabéis
nos es tan necesaria, para vencer la ley del
p e c a d o , que contradice al E s p í r i t u , y que
cautivándonos para obedecer á la sensuali-
d a d , nos arrastra acia el pecado y la per-
dición. Sujetad al Dragón infernal con el
poder que se os d i o , para cooperar con
vuestro Divino Hijo á nuestra redención, á
fin de que renovada en nosotros la natura-
leza corrompida, seamos dignos de acom^-
pañaros en los tabernáculos celestiales del
Pastor supremo Jesucristo. Amen.
Se reza un Padre nuestro,. cinco Ave
Maríasy un Gloria Patri.
DÍA SEGUNDO.

Mulier, ecce filius iuus. JOAN. C. 1 9 . V . 2 6 .

Muger v é ahí á tu Hijo.

E n este día se nos recuerda, que estando


nuestro Divino Redentor Jesucristo pendien-
te del árbol de la c r u z , y próximo á espirar
entre tormentos del c u e r p o , y aflicción de
su santísima a l m a , nombró para nuestro con-
suelo á su misma Madre por Pastora del g é -
nero humano, sobre lo c u a l ,
Considera primero, que éntrelos inefa-
bles y multiplicados misterios que obró J e -
sucristo pendiente del patíbulo ignominioso
de la c r u z , no fué el menor, y sí el que nos
manifestó de un modo estraordinario su ar-
diente c a r i d a d , el señalar á su Santísima
M a d r e , para que supliendo sus veces en el
m u n d o , de que él iba á ausentarse, velase d i -
ligentemente sobre el rebaño, que el mismo
Señor, dejaba y á fundado en su naciente I g l e -
sia. Desde entonces miró y á esta Señora como
hijos propios á todos aquellos por quienes su
Divino Hijo derramaba su sangre, y sacri-
j¡6 DÍA SEGUNDO.
ficaba su v i d a , que ef an cuantos descendían
de A d á n , sin esceptuar ni uno solo. E n t o n -
ces se la dio el encargo dé acudir solícita
para levantar á los caidos. sostener á los dé-
biles, y consolar á los afligidos ( t ) , como
tierna y amorosa Madre. Reconocida inme-
diatamente por t a l , se reunieron á su voz los
Discípulos dispersos,se fortificó la debilidad
de S. P e d r o , desapareció la cobardía de los
A p ó s t o l e s , y todos los fieles perturbados con
la muerte del Pastor, se confirmaron en la
f é , oyendo atentos los documentos de ésta su
digna substituta; en tales términos, que r o -
bustecidos todos con los pastos de su v i r g i -
nal palabra, marchaban contentos y alegres
á la vista de los Concilios y los Jueces, j u z -
gándose dichosos en sufrir afrentas é ignomi-
nias por el nombre de Jesús ( 2 ) . Previsto todo
esto, como lo f u é , por este Redentor Divino,
dice á su Madre desde la cruz en que espi-
raba: M u g e r , ese es tu H i j o ; como si dije-
r a : Y á desde ahora serás Muger fuerte y g e -
nerosa , y por lo tanto vas á ser en mi a u -
sencia la base, piedra, y columna de mi Igle-
sia, para que la sostengas con tu poder: y
con tu constancia, oración, y consejo, d i s i -

(t) Corn. in Joan. 1. D . (a) A c t . cap. g.


DÍA SEGUNDO. 57
pés, y calmes todas las tempestades de tenta-
ciones con que se ha de ver combatida en lá
sucesión de los siglos ( i ) . Aquí se verificó y á
la profecía de Jeremías: á esta hermosa, y
delicada doncella, acudirán yá desde hoy los
pastores con sus rebaños, y al rededor de
ella fijarán suS cabanas, y ella los apacen-
tará con su propia mano ( 2 ) : y habitando
en lugar seguró, dirán así los pastores cómo
las ovejas: E l Altísimo por sí mismo ha f u n -
:

dado este tabernáculo de protección, él solo


puede contar el número de los que habitan
en é l , llenos de gozo y de contento (3): como
corderillós tiernos, saltaremos de contento,
y nos regocijaremos en t í , ¡ o h , Divina P a s -
tora! conservando la mémóriadel amor que
nos- profesas , superior á las Melicias del
vino (4). • - -
A F E C T O S . •' ¡Pastor dementísimo! p i a -
doso Pastor de'mi a l m a , centro en quien se
reúnen los afectos tiernos de mi corazón, ¿ có-
mo pudiera yo' agradecerte él honor que trié;
dispensas haciéndome coheredero del Discí-
pulo q u e m a s arriabas, y ésto cuando parece
que solo debía 'llamarte la atención una M á -

(1) Corn. in Joan. 1. D . (4) . Jerem. c, 6. v..3.


(3) s - 86. v.
p
7. (4) Cant. c. 1. v. 3.
58 DÍA SEGUNDO.
d r e , la mas querida para t í , la cual que-,
daba sumergida en un mar de aflicción, y
privada y á del consuelo que debería produ-
cir tu amorosa presencia, en su preciosa a l -
ma? ¡ A h ! si tú ¡oh mi dulce J e s ú s ! eras
también hijo de M a r í a , ¿ por qué no la dabas
el consuelo de nombrarla como me nombras-
tes á mí? T ú no quisistes entonces nombrarte
hijo de M a r í a , pero y o te confesaré hijo de
D i o s v i v o ; y aunque te vea en la cruz l l a -
g a d o , atormentado, reputado con los per-
versos, y espirando con ignominia y afren-
t a , te confiesa mi alma por verdadero D i o s ,
te adora como uno en la esencia con el P a -
clre,: y el Espíritu Santo, y te ama como á
su amoroso y legítimo Pastor: así como estás
desfigurado, eres para mí hermoso; y desea-
ble sobre los hijos de los hombres ( i ) .
¡ O h Z a g a l a amabilísima! ¡ á cuánta cos-
ta, tuya mereeistes el título de Pastora de mi
a l m a ! Sin mas apoyo que el tronco infame
de la cruz por donde corría la sangre de tu
H i j o , estabas de p i e , y así fuistes crucifi-
cada en su compañía: él padecía en el cuer-
p o , , y tú eras atormentada en tu corazón, en
el cual se reunían todos sus dolores, y que-

(4) E x Laur. Just. de 7. verb.


DÍA SEGUNDO. ^9
daban señaladas todas las llagas que lo te-
nían desfigurado: allí fuistes clavada con,
duros clavos, coronada de crueles espinas:
tu amoroso pecho atravesado con la pene-
trante lanza, y acibarados tus dulces labios
con hiél y vinagre: fuistes por fin sacrificada
por tus ovejas como buena Pastora, en semer
janza de tu Santísimo Hijo. Siendo superabun-
dante la redención de este hombre Dios, com-
pletastes por tu parte, lo que según sus de-
cretos faltaba á su Pasión ( i ) ; y así, muriendo
con él como buena Pastora, principiastes el
oficio que te dejó encomendado el Pastor que
moría ( 2 ) . ¡ Ah! ¿qué haré yo para nunca sa-
lirme de éste tu rebaño: ser siempre tu oveja
fiel, y que tú siempre seas mi Pastora?:::
Considera lo segundo, con la debida de-
tención, el tiempo en que todos los hombres
fuimos encomendados al cuidado y solicitud
pastoral de María en la persona del Discí-
pulo S. Juan, y advertirás, que cuando los
verdugos tenian yá á este inocente cordero
fijo con duros clavos en la cruz, cuando di-
vidían entre sí sus vestidos, y echaban suer-
tes para decidir la pertenencia de la túnica
inconsútil , en quien estaba significada la

( 1 ) D.Paul.adCol.c.i.v.ap. (a) S.Bonav.amor.c;4.


6ó DÍA SEGUNDO.
Iglesia Católica ( i ) , entonces cabalmente
quisó este supremo Pastor dar á conocer, que
hasta el último instante de su vida quería tra-
bajar sin descanso, porque se conservase ileso
•sin detrimento el redil de su Iglesia Santa,
dejando delegada especialmente para esto á
su Santísima Madre, y encargándola que en-
señase, y adoctrinase, á los que quedábamos
nombrados hijos suyos, en los dogmas y ver-
dades pertenecientes á la redención, justifi-
cación, y salvación de todos nosotros. De
forma, que para consagrar el título y oficio
de Pastora, para darle todo el poder y au-
toridad que le es debida, para ejercitarlo en
utilidad nuestra, terror, y espanto del abis-
m o , y para que nosotros formásemos una
cabal idea de su grandeza, é importancia,
se erijieron dos Altares por singular dispo-
sición del Eterno Padre, el uno incruento en
el corazón de María, y el otro de sangre en
el árbol de la cruz con que su Hijo lavaba
los pecados del mundo; en éste sacrificaba
Jesucristo su cuerpo, cumpliendo con el ofi-
cio de Pastor de ün modo nunca visto, cuál
era dar la Vida, por librar de la-muerte á
sus ovejas; y en aquél sacrificaba María sü

(3) Petr. Alex.


DÍA SEGUNDO. 6i
inocente alma, reservándose la vida para apa-
centar las ovejas desconsoladas, y reunir las
que se habian dispersado en aquellos dias
de tribulación. Sacrificados así Hijo y Madre,
y levantadas las manos acia el cielo*, cele-
bró María con su Hijo este sacrificio vesper-
tino, y consumaron entre ambos el Misterio
de la Redención (i). Así se instituyó el nue-
vo empleo de Pastora, que se le dio,á esta
Esposa del Espíritu Santo, en amparo y
defensa de la grey del buen Pastor, Estos r

principios tuvo el redil evangélico | ¡en x[ue


dijo Dios por Jeremías, que reuniría las ove-
jas que habian quedado dispersas de su re-
baño, de todas las tierras adonde las hubiere
arrojado la tribulación, para que crezcan, y
se multipliquen colocadas yá en sus propias
tierras (a). Esta es la Pastora que dijo el
Señor crearía para apacentar sus ovejas con
pastos saludables, con cuya protección no
tendrán yá miedo, ni pavor alguno, y nin-
guna de ellas faltará en el redil (3).
AFECTOS. Llena de confianza y for-
taleza, alma mia, y levantándote de tu pu-
silanimidad y flaqueza, deja caer yá de tu

( 1 ) Arnold. de 7. verb. n. 186a. (a) Jerem.


c
- 33- - 3-
v
(3) I - - 4-
b v
62 DÍA SEGUNDO.
cuello las pesadas cadenas con qué el prín-
cipe infernal te tenia presa, y cautiva. Le-
vanta tus ojos cansados yá de llorar tu triste
situación, y mira al Redentor Divino que obra-
da yá tu redención, y próximo á ausentarse
dé este mundo, deja en él á su amada Madre
nombrada por tü Pastora, para qué te am-
pare y te defienda; por consiguiente, tienes
yá á la Madre de Dios por Madre, curatriz,
y refugio tuyo: y ten por cierto, que desde
que oye este encargo escrito con la sangre
de su Hijo, cumplirá sobre abundantemente
con él, por ser como lo es la última manda
que la deja en su testamento. No temas yá
tu perdición ni tu muerte, porque ella te
curará la roña de tus pasiones que te traen
flaco y desmedrado, fortalecerá la debilidad
con que tantas veces te has rendido á sus estí-
mulos, y alejará de tí el lobo infernal que
procurará inflamarlas con su álito pestilente.
Confia en tu Pastora , porque sosteniéndote
ella no te perderás.
Hijos todos de esta Madre, corred, y
apresuraos á entrar en el rebaño de esta
Soberana Pastora: ella aguarda en él con
una compasiva inquietud á cuantas ovejas
se han estraviado, y con una eficacia ma-
ternal las llama, y las busca para poner-
DI A SEGUNDÓ. 63
las en seguridad. ¡Ah, cuánto es el gozo dé
esta Pastora, cuando obedientes sus ovejas á
su voz, se apartan de sus estraviadós ca-
minos! Su corazón se llena de gozo al reci-
birlas, y con los Angeles del cielo celebra
su hallazgo. Rebaño escogido del Señor, ad-
vertid cuan amable es el tabernáculo que Je-
sucristo os señala, para que habitéis en él con
toda seguridad: de dia y de noche estáis en él
seguros por la Vigilancia, y solicitud de tan
buena Pastora. ¡Ah dulce Pastora! ¡Jamás
nos apartaremos de tu abrigo delicioso! ¡Ja-
más abandonaremos este lugar seguro de
nuestra esperanza! Tú eres la defensa en
nuestros combates, el consuelo en nuestras
penas, la corona en nuestras victorias, y
el camino de nuestra verdadera felicidad;
cubiertos yá con tu manto maternal, nada
tenemos que temer.
ORACIÓN. Yo os doy gracias ¡oh Dios
mió! porque distes tal virtud y poder á esta
Santísima Pastora, para infundir en los cora-
zones de los primeros pastores de la Iglesia la
fortaleza y generosidad necesaria para prin-
cipiar la predicación del Evangelio, y ali-
mentar con el pasto de tu divina palabra la
grey que la dejabas confiada. Lleno asimismo
de confianza, me acerco también á vuestro
6>4 DIA SEGUNDO.
tròno, ¡ oh piadosa Cooredentora de los hom-
bres ! suplicándoos me concedáis la gracia de
comunicarme la constancia, y fortaleza, que
roe es necesaria para permanecerfielcon Vos
al pie de la cruz, en donde se os confirió el
título de Pastora de mi alma, rubricado con
las gotas últimas de la sangre de vuestro Dir
vino Hijo, y signado por un testigo tan acre-r
ditado como S. Juan, en cuya persona fui
yo nombrado oveja vuestra; á fin de que no v

separándome yo jamás de vuestro rebaño,


.por mas que quieran estraviarme los escán-
dalos del mundo, me haga digno de entrar
en el redil eterno de la gloria. .Amen.
Se rezan -,un Padre nuestro , cinco y í . w
Marías, yun .Gloria Patri,
DÍA TERCERO.

Deinde dicit Discípulo, Ecce Matet tud.


JOAN, C. 1 9 . V. 2 7 .
Después dice al Discípulo, vé ahí á tu
Madre.

E n este día se nos recuerda que Jesu-


cristo, estando para espirar en el suplicio
ignominioso de la cruz, nos dio el testimo-
nio mas convincente de su infinita caridad,
señalando á su misma Madre, por Madre
también de todos los hombres, y Pastora de
nuestras almas, sobre lo cual,
Considera primero, que aunque Jesu-
cristo, como oveja obediente y pacífica, se
dejó despojar de su propia piel, dilacerada
en todo el discurso de su pasión á la vio-
lencia de los azotes, clavos,espinas, y lan-
za, para cubrir de este modo nuestra mise-
rable desnudez; aunque se dejó sacrificar,
cual inocente y humilde cordero, para ab-
solver al mundo de su iniquidad; y aunque
entregó su alma, por sus ovejas, cual amo-
66 DÍA TERCERO.
rosísimo Pastor, para llenar así cumplida-
mente los oficios de este título ( i ) , aun con
todo esto, no se dá por satisfecho el amor
que abrasaba su encendido corazón por nues-
tro bien, y por nuestra seguridad, y así de-
termina llevar hasta su colmo los excesos de
este amor, y aun darnos de él una prueba
y señal tan convincente, y tan propia, so-
lo de su caridad infinita, que á ninguno de
los hombres podría ocurrírsele, y aun me-
nos se hubiera atrevido á pedir, y fué se-
ñalarnos por nuestra Madre, es decir , por
Protectora, amparo, refugio, y consuelo de
los Hijos desgraciados de Adán á su propia
Madre, privándose á sí mismo del consuelo
de nombrarla con este amoroso título, co-
mo para darla á entender, que á solos los
hombres debía ya reputar por Hijos suyos.
La grandeza del amor de Jesús en este he-
cho caritativo y generoso, debes deducirla
¡ oh alma mía! de la excelencia, y precio in-
calculable del favor que nos dispensa, cuan-
do el Divino Pastor nos da yá la franqueza
de ir á descansar al abrigo del manto ma-
ternal de esta Divina Pastora, que es el con-
ducto de todas sus gracias, la dispensadora

(i) S. Pet. Chrisol. Serm. 43.


DÍA TERCERO. 67
de todas sus misericordias, y la depositaría
de todos los tesoros del cielo. Pondera bien
¡alma mia! cuan liberal y generoso sea es-
te amor de Jesús, que nos eleva á una dig-
nidad envidiada aun i:de los mismos Ange-
les , puesto que á ninguno de ellos ha di-
cho aún esta Señora, como dice al hom-
bre: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado
espiritualmente con mis dolores sufridos al
pie de la cruz; y esta relación maternal es
para mí tanto mas apreciable, cuanto está
sellada con las últimas gotas de; la sangre
de mi Hijo Jesús. Así es que podemos con-
tar de seguro con todas las gracias capaces
de esclarecer, é iluminar nuestro espíritu,
para poder conocer todos los misterios ado-
rables y sublimes de nuestra sacrosanta re-
ligión, y ser asistidos con los favores que
una Madre, la mas cariñosa, es capaz de
dispensar á sus amados hijos¿ Esta dicha es
la mas grande que nosotros pudiéramos de-
sear, pues amando Jesús á su Madre á la
par de su corazón, cuando nos la deja
nombrada por Madre nuestra, nos cede-to-
do lo que mas él amaba; y siendo-la pa-
labra de Jesús tan eficaz, que hace y rea-
liza cuanto dice , nos hace verdaderamen-
te sus hermanos , dándonos sobre nuestra
68 DÍA TERCERO.
común Madre todos los derechos y acciones
que un hijo tiene sobre sus padres, por cu-
ya razón entramos yá á la parte de la he-
rencia de sus bienes, que es el fruto de la
sangre de su Divino Hijo, y del reyno de
los cielos franqueado por ella.
AFECTOS. ¡ Cuan magnífico eres, y
cuan generoso, ¡oh Jesús adorable de mi al-
ma! cuando por un esceso de tu amor á los
hombres, nos das por Madre, Protectora, y
Pastora nuestra, á tu misma predilecta é in-
maculada Madre, y en ella todos cuantos te-
soros encierran los cielos y la tierra, pró-
ximo como estabas á la muerte; y pocos mo-
mentos antes de entregar tu espíritu en manos
del Eterno Padre, no moria en tu alma la vi-
gilancia de verdadero Pastor, ni el cuidado
solícito de tu grey: hasta el último estremo
de tu vida se ocupaba en él tu diligente
amor(i). ¡Ah! Yo me lleno de confusión al
considerar un tal esceso de bondad. ¡Cómo
es posible que yo te contemple cuidadoso de
mi bien hasta el último aliento de tu vida,
y yo sea tan poco solícito de corresponder á
tanta bondad! Pero yá ¡Jesús mió! caigo en
la cuenta, y advierto mi grosera ingratitud;

(i) S. Agust. Serm. de S. Cip.


DÍA TERCERO. 69
y para remediarla, no solo te consagro desde
hoy mi corazón, sino que procuraré ganar y
conquistar para tí todos los corazones de los
hombres, á fin de que todos juntos hagamos
un solo rebaño, custodiado por esta solícita
Pastora.
Mil acciones de gracias os sean dadas
¡mi adorable Salvador! por tu inefable bon-
dad, manifestada no solo á todos los hom-
bres en general, sinofijadasobre mí tan par-
ticularmente, que de no haber otra criatura
á quien proteger, me la hubieras señalado
por Madre con igual amor, y misericordia,
dándomela como prenda segura de mi pre-
destinación. ¡Ah! ¡que no pudiera yo dis-
poner de todas las Gerarquías Angélicas, y
de las lenguas de todos los Santos, para ben-
deciros dignamente sin cesar! Con justicia,
y con razón , merecéis todos los afectos y
ternuras de mi alma: yo os los consagro sin
reserva alguna; pues aunque como oveja
errante me extravié, y delinquí, abusando
infielmente de vuestro amor, y aun de es-
te singular beneficio que me dispensasteis en
la cruz, aun no me he olvidado de tus
mandamientos; y esperando que me bus-
careis solícito entre mis estravíos, propon-
go ser yá fiel oveja de María por un amor
70 DÍA TERCERO.
ardiente, y por una fidelidad inviolable á
su voz ( i ) .
Considera lo segundo, que este nombra-
miento de Pastora de los hombres, hecho por
su Divino Hijo con caridad tan excesiva, es
un don y presente tanto mas estimable y
precioso, cuanto es mas elevada la digni-
dad de esta Santísima Criatura, y humilde
y despreciable nuestra baja y vil condición:
de forma, que aunque el favor que se nos
hace fuese en sí de poca recomendación,
según suena el nombre de Pastora, sin em-
bargo, la grandeza de esta Señora, y nues-
tra pequenez, nos lo hacen estimar como
una prueba evidente del amor de Jesucris-
to. ¿Quién mas grande, después de este Re-
dentor , que la Hija predilecta del Eterno
Padre, la Madre inmaculada del Verbo$
y la Esposa purísima del Espíritu Santo,
á quien se le dio todo el poder en los
cielos y en la tierra, para que reinase co-
mo Señora sobre todo lo que no es Dios?
¿Aquella á quien sirven los Angeles, cu-
ya hermosura admiran la luna y el sol,
cubierta y coronada con las estrellas del
firmamento, y á cuyo solo nombre se espan-

(i) Ps. 118. v. 176.


DÍA TERCERO. 71
tan y tiemblan las potestades del abismo?
Por esto es tanto mas admirable el amor del
buen Pastor Jesucristo, cuanto hace descen-
der á esta escelsa y celestial Reyna á la cla-
se de Pastora de unas viles criaturas, que en
semejanza y nombre de ovejas las deja confia-
das á su maternal cuidado, alejándola, y
privándola al parecer de su cuasi infinita
dignidad. Ahora puedes esclamar, alma mia,
con Job, y decir : ¿Quién es el hombre, Se-
ñor , á quien tan noblemente habéis eleva-
do ( 1 ) ? jPor qué abrís con tanta bondad
vuestro amoroso corazón á un tan vil gusa-
no de la tierra? El hombre todo terreno no
busca sino pastos corruptibles; y Vos le
dais una Pastora que lo alimenté con pan del
cielo. El hombre pecador será siempre una
oveja llena de roña y de miseria; y Vos lé
dais una Pastora purísima con virtud para
comunicarle su pureza. El hombre cual o-
veja indócil, y rebelde, se extravía por sen-
das peligrosas; y Vos le dais una Pastora,
cuya mansa, y dulce voz, lo hará retroceder
del precipicio adonde lo llevan sus pasio-
nes. El hombre, oveja débil é inconstante;
y Vos le dais una Pastora, que lo robus-

(1) Job. c. 7. v. 17.


72 DÍA TERCERO.
tezca, y lo fortifique. ¡Ab, cuan fuerte es-
este amor que obliga á Jesucristo á dar á
una criatura miserable y vil, como es el hom-
bre, lo que mas amaba en el mundo, qué
es su propia Madre ! Y penetrada tú, alma
mia, de esta verdad, advierte qué impre-
sión debe hacer en tí para comenzar desde
hoy una vida mas desprendida de todas
las criaturas, y mas arreglada en tu amor
á ellas.
AFECTOS. J Oh, mi Dios! sois admira-
ble en vuestra conducta con los hombres.
I Quién podrá penetrar el exceso á donde
llega vuestra incomprensible bondad? Un
Dios grande, tan santo, tan perfecto, y tan
elevado sobre mí, se digna fijar su aten-
ción para hacerme, no un favor común y
ordinario, que siempre sería grande por ve-
nirme de su divina mano; sino tan gran->
de y elevado como lo es su propia Madre,
á quien deja encargada la custodia y de--
fensa de mi alma. ¿Qué podré yo hacer
¡oh Dios mió! para agradecer dignamen-.
te tanto bien? ¡Ojalá que todo el poder de
mi alma, y todas las partes de mi cuerpo,
se convirtiesen en lenguas para daros gra-
cias y bendeciros! David, sin haber reci-
bido tanto , no sabia cómo agradecer vues-
DTA TERCERO. 73
tros Favores ( i ) . Yo pienso agradecerlos en
el modo posible á mi pobreza, profesan-
do una devoción tierna y fervorosa á esta
Madre Pastora que me dais, y un recono-
cimiento eterno á Vos que me la señaláis.
¡Oh, Dios mió! siempre seré vuestro sier-
vo ( 2 ) , y obediente y fiel oveja de vuestra
Madre, y mi Pastora.
Yo no debo recibir en vano este beneficio
estraordinario que Jesucristo me dispensa.
Mi corazón debe inflamarse al considerar
que abre sus labios moribundos para decir-
me, que su propia Madre es la Pastora de
mi alma. Este misterio inefable del amor
de mi Dios ; me descubre un tesoro abundan-
te de riquezas, y una fuente perenne de
misericordias; y al mismo tiempo me hace
conocer la dignación benéfica de Hijo, y
Madre Santísimos: porque si un Príncipe se
dedicase á criar, alimentar, y sostener á
un vil insecto de la tierra, ó á protejer 3
un facineroso condenado á muerte en una
cárcel, todo el mundo se admiraría de una
dignación tan heroica: María siendo mi
Pastora ^ ño obstante su escelsa dignidad,
toma á su cuidado el tenerme al abrigo de

(1) Ps. n g . v. 3. (a) Ps. 118. v. i a g .


74 D I A
TERCERO.
su maternal protección para alimentarme, y
robustecerme; y estando yo condenado á
muerte, me libra de ella, sacándome á luz
desde el abismo de perdición en que me
hallaba. ¡Oh bondad escesiva de mi com-
pasiva Pastora ! entremos , alma mia, en
los mismos sentimientos que dulcificarían las
penas de aquel miserable, pues éstos deben
de ser los tuyos en este dia, en que la Rey-
na de los cielos te se dá por Madre y Pastora.
ORACIÓN. Adorable Salvador mió,
que por una caridad incomprensible, y un
amor infinito, quisistes cautivar mi cora-
zón por la multitud de vuesrtos beneficios,
mas bien que por el rigor de vuestros cas-
tigos, yo os alabo, y os bendigo, porque
me hicistes nacer en el gremio del cristia-
nismo, donde como en redil seguro viva cier-
to de mi bien, y apacentado con saludables
pastos proporcionados por la solicitud, y
vigilancia de vuestra Madre, y mi Santísi-
ma Pastora. Hacedme la gracia de que yo
viya siempre agradecido á tanto bien, no
decayendo jamás de la dignidad de Hijo
de tal Madre, á que Vos me habéis elevado:
que nunca olvide vuestros beneficios, y sí
les tribute el homenage constante de mi re-
conocimiento: que los medite contínuamen-
DÍA TERCERO. 75
te, y así me haga digno de vuestro amor:
recibid los deseos de esta miserable oveja
vuestra, para que limpio, y purificado de
mis culpas, os ame y bendiga en el tiempo,
y por toda la eternidad. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco. Ave
Marías, y un Gloria Patri.

DÍA CUARTO.

Egredere, et ábi post vestigio. gregum¡


et,pasee hcedos tuos juxta tabemacu-
la Pastorum. CANT. C. I. V. 7..

Sal, afuera, y vé siguiendo las huellas


de los ganados, y guia tus cabritos
á pacer junto á las cabanas de los
Pastores,

L a • Divina Esposa María es nombrada


por el Divino Esposo Pastora de su grey,
para que la custodie y apaciente; y esta Se-
ñora, acepta con admirable humildad este
encargo , sobre lo cual,
Considera primeramente al Divino Es-
76 DÍA CUARTO.
poso, que es el Espíritu Santo, ocupado á
nuestro entender, en facilitar medios al hom-
bre para mejorar la suerte triste en que lo
dejó la caida de su primer Padre, dándole
una protección fuerte, que lo defienda de
tantos males como son los que por todas partes
le rodean. Á este fin escoje una criatura tan
predilecta y escelsa, como lo es María Santí-
sima, á la cual la dice, hablando con ella en
los Cantares: Sal, Esposa mia, vé siguiendo
las huellas de los ganados, y guia tus cabri-
tos á pacer junto á las cabanas de los Pasto-
res: que escomo si dijera: Sal, y desciende
del solio de tu grandeza y magestad, y no
te desdeñes de ir tras del rebaño de mis fie-
les ovejas, cuidando de guiarlas, y condu-
cirlas á los pastos de vida eterna; y aun pro-
cura también protejerá los cabritos descarria-
dos de las sendas rectas de mis mandamien-
tos, y llamándolos con tu dulce voz para que
no sean presa del Lobo infernal, condúcelos
á los pies de mis Pastores, que son los Sa-
cerdotes (1), para que autorizados, como lo
están por mí, los fortifiquen con los pastos de
los Santos Sacramentos. Vé aquí, alma mia,
nombrada yá por tu Pastora á la criatura

(1) S. Arobros. lib. 3. in c. 3. L u c .


DÍA CUARTO. 77
mas perfecta que salió de las manos del Cria-
dor, y admira la singular y estraordinaria
dignación de esta Señora, que no tiene á me-
nos, ni juzga ser incompatible con su digni-
dad , el ocuparse en un ministerio tan humil-
de, como fatigoso y molesto, por serla así
ordenado por su amado Esposo, á quien de-
sea complacer en un todo sin mirar su propia
conveniencia, ni recelar el que pueda por
esto decaer de su engrandecimiento. Desde
entonces, se nos dá yá á conocer esta Seño-
ra con la sencilla investidura de Pastora; y
contemplando esta humillación admirable,
advierte cuan contraria es la conducta de
María Santísima, á la que observan los mun-
danos: éstos, estudiando de continuo en su
propia elevación y engrandecimiento, ansian,
fatigosos y turbados por brillar en el mundo
con títulos de honra, de ostentación, y de
aplauso, y subir á los puestos y dignidades
de mayor distinción; mientras que la hu-
mildísima María se emplea gustosamente en
la ocupación mas humilde que hay entre los
hombres, y se honra con el título que ellos
reputan por mas despreciable. Así la que es
Reyna de los cielos y la tierra, y maestra
de toda virtud, nos dá una lección la mas
-importante, y mas apropósito, para arreglar
78 DÍA CUARTO.
los sentimientos de nuestro altivo corazón.
AFECTOS. ¡ Ah! Yo me lleno de con-
fusión cuando considero, y conozco, que Ma-
ría Santísima estando adornada de tantas gra-
cias, privilegios, y dones celestiales: hallán-
dose en una elevación tan eminente , que
nada, fuera de Dios, puede comparase con
su alteza y dignidad: viéndose también co-
ronada por la Santísima Trinidad como Rey-
na y Soberana de todo lo criado, sometida
sin embargo, y obediente á las órdenes de
su Esposo, toma el cargó y oficio de Pasto-
ra, con tanta resignación, como si fuera la
última de Jas criaturas. Eres ciertamente
grande y admirable ¡oh Dios mió! en todas
tus obras; y si yo fuera capaz de penetrar á
fondo esta verdad, tendría lo bastante para
conocer la vanidad de las grandezas huma-
nas, y recibir con ánimo quieto y resignado
las humillaciones, y abatimientos que orde-
nas para mi bien. ¿Quién podría creer que
llegase tu dignación al término de anona-
dar, en cierto modo, á tu Madre escelsa con
el oficio de Pastora de los hombres, para ele-
var á éstos á tan eminente digidad, que su-
biese hasta el punto mas sublime? ¡Qué gozo
para una alma fiel, que sabe penetrarse de
la grandeza de este misterio!
DÍA CUARTO. 79
Nada mas has podido desear ¡oh alma
mia! para quedar convencida, y satisfecha de
la bondad y clemencia de tu Dios, y de la
humildad y dignación de la Esposa del Es-
píritu Santo: por esta razón, el conocimiento
que hoy se te dá de los designios de Dios
en señalar por Pastora tuya á esta Señora, y
la perfecta sumisión con que ella acepta este
encargo, te acusan y reprenden de continuo,
cuando vés á tu corazón dominado por el
deseo de las glorias mundanas. La Madre
de Dios toma á su cuidado el asistirte, y pro-
tejerte, como si de nada mas tuviera que cui-
dar desde el cielo donde vive, y reyna con
su Divino Hijo; y á tí te ciega, y te aluci-
na la posesión de un honor terreno y pasa-
jero, sin acabar de conocer, que la verda-
dera gloria, tu honor, y tu honra, consiste
en saberte anonadar en la presencia de tu
Dios, siendo como eres la mas vil de todas
las criaturas. Conoce tu verdadero interés,
no sea que la bondad misma de esta Señora,
sea la que algún dia condene tu poco esme-
ro en imitarla.
Considera lo segundo la humildad de
esta Santísima Reyna de los cielos y la tierra,
cuando quiere ser conocida con el traje y ocu-
pación de Pastora, cuyo destino es reputado
8o DÍA CUARTO.
entre los soberbios mundanos por lo mas ne-
cio, estólido, y digno de desprecio. Ella lo
acepta gustosa, por ser así la voluntad de su
casto Esposo, y por aficionar nuestras almas
con su ejemplo á esta virtud santa de Ja hu-
mildad, que es el fundamento de todas las
otras, y desterrar enteramente de las ovejas,
que componen su rebaño, el orgullo, la pre-
sunción, y la soberbia, origen y principio
de nuestra perdición, y raiz fecunda de todos
nuestros males. Piensa con detención esta
verdad; y sabiendo que solo en el pobrecito y
humilde descansa el espíritu del Señor (i),
y que Dios resiste á los soberbios ( 2 ) , cono-
cerás que éste, y otros testimonios semejan-
tes de humildad, fueron la causa de que es-
ta humildísima Pastora fuese elevada á la
mayor dignidad de que es capaz una cria-
tura; al paso que por la soberbia fueron
precipitados desde el cielo, á lo profundo
del abismo, la tercera parte de los Espíri-
tus Angélicos, despojados nuestros primeros
Padres de la inocencia en que habian sido
criados, y lleno todo el mundo, desde en-
tonces hasta hoy, de males sin número que
hacen gemir á sus desgraciados descendien*

(1). I s a i . c . 66. v. 1. (a) Jacob, c. 4;v.o*.


DÍA CUARTO. 8r
tes. Para destruir, pues, ésta Soberana Rey-
na á un monstruo tan cruel como es la so-
berbia, acepta el oficio de Pastora nuestra,
y para cumplir con él se despoja de todo el
aparato, magestad, y grandeza que le per-
tenece, como á Rey na de todo lo criado, y
se nos presenta con la humilde simplicidad
de Pastora: con un semblante dulce, ino-
cente, y cariñoso, y con los atavíos que son
propios del oficio, y ocupación de una can-
dida y sencilla Joven, que pasando su vida
en lo humilde de los valles y los prados,
pastorea y conduce su rebaño á los pastos
saludables con que pueda sostener su vi-
da. Mira, alma mia, con qué defensivo tan
sencillo cubre su hermoso rostro de los ar-
dores del sol: qué pieles tan inocentes abri-
gan su amoroso pecho contra los rigores del
frió: qué calzado tan pobre defiende sus her-
mosas plantas, de las espinas que sembró en
la tierra el pecado de Adán: con qué caya-
do tan rústico se sostiene, para aliviar las
fatigas que le ocasiona el seguir á sus ove-
jas: especialmente cuando descarriadas cor-
re en pos dé ellas para reducirlas á su a-
prisco, y librarlas de los lobos infernales,
ó de los precipicios á donde se dirijían: y
finalmente, con qué humildad escoje las ca-
6
$2 DÍA CUARTO.
bañas de los pastores para el descanso de su
delicado y hermoso cuerpo.
AFECTOS. Yo os doy gracias, Madre
mia y Pastora Santísima, porque me dais
en este dia una tan bella instrucción, sobre
una virtud que yo por mi soberbia no he
comprendido hasta el presente. Vos sin de-
jar de ser grande y escelsa, os humilláis
hasta poneros en laclase de los Pastores;y
yo siendo un miserable, vil, y despreciado
insecto de la tierra, cargado no solo de de-
fectos naturales que deberían abatirme has-
ta el polvo, sino también de maldades sin
número, y ofensas contra mi Dios, que me
han reducido á laclase ignominiosa de es-
clavo del demonio, me afano por mi pro-:
pia elevación. ¡Ah! es insoportable este tu
orgullo, alma mia! Acaba ya de conocer
que si la Madre de Dios se despoja este-
riormente de todo el aparato propio de su
escelsa dignidad , es para enseñarte eficaz-
mente el modo de abatirte; y así procura
lavar diariamente con tus lágrimas los dis-
gustos que has causado á esta Madre Pas-
tora con tu orgullo y tu soberbia, y estam-
par en tu corazón una lección tan impor-
tante , y oportuna, para que seas digna
morada del Divino Espíritu.
•DÍA CUARTO". 8*3
Hijos dé los hombres, ¡hasta cuándo se-
réis vosotros de un corazón pesado, y de-
tenido, para seguir los ejemplos de humil-
dad que os dá esta Rey na Pastora! Aman-
do de continuo la vanidad, os' apresuráis
por Ja consecución de un bien que sé escapa
de vuestras manos: corréis tras dé un fan-
tasma de gloria mundana, de cuya ilusión
quedáis á cada paso convencidos; y vais á
buscar la paz, y el sosiego del corazón, en-
tre el tumulto de las pasiones, cuya pesa-
dez os oprime. ¿Seréis siempre ciegos para
no descubrir el fundamento verdadero y só-
lido de vuestro engrandecimiento? Esta Pas-
tora Divina os lo muestra-con su ejemplo.
Siendo escelsa, y grande sobre toda pura
criatura, porque antes sé humilló mas qué
ninguna, os enseña y dice i Que en la hu-
mildad reside el principio del contento, del
reposo, de la gloria, y sólida felicidad: y
al mismo tiempo vuestra propia esperien-
Cia os enseña, que la soberbia y él orgullo
os esclaviza en términos dé gemir tristes,
inquietos, y llenos de confusión bajo de un
yugo afrentoso para el espíritu, y grave
para el corazón. No os engañéis á vosotros
mismos, y corred el velo engañoso que os
ciega.
84 J>*A COARTO.

ORACIÓN. Yo conozco,,'Pastora ama-


ble, la gran necesidad que tengo de cam-
biar los sentimientos elevados y orgullosos
de mi corazón, y confieso lo obligado que
estoy á trabajar de continuo .para adquirir la
la virtud de la humildad; pues que ésta fué
la que más resplandeció en vuestra bendita
alma, y por cuya recompensa sois llamada
Bienaventurada por todas las generaciones,
y los pueblos todos del Universo: por lo
mismo, postrado humildemente ante vues-
tro trono de Magestad, os pido infundáis
en mi alma esta grande virtud,y aun tam-
bién que la posea con tal perfección, que
no sienta placer, ni contento alguno, sino en
los desprecios y humillaciones, para que
abatido así mi corazón altivo, os imite en
la humildad, y me vea exaltado con Vos en
el reyno de los cielos, en donde reynais con
vuestro Divino Hijo por los siglos de los
siglos. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
8*

DÍA QUINTO.
Erat autém éleganti aspecfu nimis, cui
, vir suus reliquerat familiam copiosam,
ac possessioms armentis boum, et gre-
gibus ovtum plenas, JUD. c. 8. v. 7.

Era hermosa, por estremo, y habíale


dejado sü Esposo muchas riquezas,
y numerosa familia, y posesiones lle-
nas de vacadas, y de rebaños de o-
vejas.

E „ « « . • • « . ' „ „ o maneta c u í n su-


s

blime es el grado de honor á que es eleva-


da María Santísima, cuando recibió el títu-
lo y ofició ée Pastora de nuestras almas,
!

dado por su Santísimo Hijo, sobre lo cual,


Considera primero, que disponiendo el
Dios Omnipotente todas las cosas en los cie-
los y en la tierra con brazo irresistible, y
con una 'providencia sabia, fuerte, y sua-
ve ( 1 ) , en términos que en todas ellas se

(1) Sap. c. 8. v. 1.
86 DÍA QUINTO.
nos descubriesen admirablemente sus perfec-
ciones infinitas, puso el Señor un singular
estudió (á nuestro modo de entender) para
delinear, y ejecutar cuanto dice relación con
nuestra Divina Pastora, y Madre suya, pa-
ra que así entendiésemos que esta Señora era
la primogénita .ante toda otra criatura, y
producida de la boca del Dios Altísimo (i).
Por este motivo, y para que nuestra débil
penetración no se oprimiese con el resplan-
dor del honor sublime á que decretó elevarla
en el tiempo determinado por sus decretos
justos, y sabios, no solo haciéndola Madre
suya propia, sino señalándola también por
Pastora nuestra, y de toda la Iglesia, nos
la dejó mucho antes significada con varias
figuras, y espresada en las personas y ac¿
ciones de varias heroínas de la antigua ley,
las cuales, desde la ocupación de,Pastoras
fueron sublimadas á un grado escelso de
honor. Entre éstas, la valerosa, y esforzada
Judit, fué la que singularmente representó
á.María Santísima. De esta heroína ¡dice -la
Sagrada Escritura, que su .esposo, la habia
dejado muchas vacadas, y rebaños de ovejas,
en cuyo gobierno entendía retirada y obs-

(i) Eccles. c. 14. v. $.


DÍA QUINTÓ. 87
curecida en lo mas retirado de su casa ( 1 ) ;
pero el Señor, que la tenia hecha figura, y
sombra de esta nuestra Divina Pastora, la
sacó de aquel retiro, para cuidar de otros
rebaños mucho mas crecidos, los cuales se
veían sin Pastores que acertasen á gober-
narlos , y estaban próximos á ser devorados
por un lobo carnicero que habia decretado
su esterminió ( 2 ) . Ozías , y todos los an-
cianos del pueblo de Dios, oyeron y obe-
decieron el consejo de Judit, y triunfando
así de sus enemigos, el sumo sacerdote Joa-
quín, con todos ellos, pasaron de Jerusalén
á Betulia para honrar á esta su libertado-
ra (3). Pondera que esta Divina Pastora se
Vio mucho mas honrada por la diestra del
Altísimo que la confortó, y la dio un corazón
generoso para salvar de su ruina ( 4 ) , no á
un solo pueblo, sino á todo el linage hu-
mano; pues deslumhrado el infernal Holo-
fernes con el esplendor que la dio el Om-
nipotente al salir del retiro de la nada
en su concepción purísima, cortó la cabeza
de aquél monstruo que se señoreaba sobre
todo el Universo, y hecha después Coore-
dentora de los hombres, se la dio la pose-

(1) Judit. c. 8. v. g. (2) Ib,


(3) Ib. c. 15. v. .
9 (4) Ib, ( )
S Ib.
88- DÍA QUINTO.
sion de todas las ovejas de este inmenso re-
baño, adquirido con la sangre de su Hijo
Dios: se rompió el yugo de nuestro cauti-
verio, y los despojos de este triunfo se le
dieron como pertenencia propia ( i ) ; y así
los redimidos honran justamente su memo-
ria, y celebran su nombre con cánticos é
instrumentos por todas las edades ( 2 ) .
AFECTOS. Eres bendita ¡oh esforza-
da Pastora! en todos los tabernáculos de
Jacob, y por lo mismo á la voz sola de,
tu nombre, resonarán por todas partes los
honores tributados al Dios de Israel (3). E l
Señor te escogió toda hermosa, y sin man-
cha, y derramó sobre tí sus bendiciones,
comunicándote un poder tan soberano sobre
los enemigos de tu escogida grey, que con
tu mismo brazo has cortado los brios, é
inutilizado sus fuerzas preparadas para per-
dernos. Bendita eres del Señor, Criador del
cielo y de la tierra, que dirigió tu mano
para cortar la cabeza del Lobo infernal que
intentaba devorarnos. Desde entonces se ha
hecho tan célebre tu nombre, y tan digno
de honor, que no cesarán de publicar tus
alabanzas cuantos conserven en los siglos

£1) Judit. c. 1 5 . v. 14. (2) Ib,


(3) Ib. c. 13. v. 3 1 .
DÍA QUINTO. 89
venideros la memoria de los prodigios, que
el Señor ha hecho por tu medio. Siendo
Pastora de tu pueblo, no solo no has te-
mido esponerte á los mayores trabajos por
conservarnos, sino que eres el medio segu-
ro ante Dios para impedir nuestra ruina.
Tú eres la gloria de Jerusalen, tú la ale-
gría de Israel, y tú la honra de nuestra
nación ( 1 ) .
Adonai, ¡oh Dios grande! cuando el mons-
truo del abismo juró destruir á tu pueblo,
y disputarte la soberanía que sobre él ejer-
ces, sentastés tus reales en medio de él pa-
ra librarnos de sus manos: humillástes su
soberbia, y con el brazo de una humil-
de Pastora, á cuyo poder lo has sujetado,
le cortastes la cabeza. No, no ha sido ne-
cesario juntar grandes ejércitos, para echar
de medio de tus ovejas á este Dragón, prín-
cipe de los demonios, sino que la Hija de
Joaquín, y Ana, lo ha denrivado en tierral
Despojándose del traje de Reyna, y vistién-*
dose con los atavíos de hermosa Pastora^
ungido su rostro con el óleo de tu miseri-
cordia , y recogidos sus hermosos cabellos
con el sombrero ¡que cubre su cabeza, se

(1) E x j u d i t , c. 13. et i g .
9o DÍA QUINTO.
presenta delante de nuestro enemigo, y el
Dragón se estremece á su vista: todos sus in-
fernales ministros dan ahullidos en los cam-
pamentos del abismo, al notar el poder irre-
sistible de este brazo que los oprime. ¡ Tanto
es el honor que el Omnipotente, y sus cria-
turas , dispensan á esta Divina Pastora (i)!!!
Considera además, que aun desde el prin-
cipio del mundo quiso Dios que el nombre,
y oficio de Pastor, fuese un símbolo de ho-
nor especial cual convenia, para que sin de-
gradación alguna pudiese aplicarse en la ple-
nitud de los tiempos al Verbo Divino encar-
nado, y á su Santísima Madre. Así fué: no so-
lo fueron ennoblecidas con el oficio, y ocupa-
ción de Pastoras, varias de aquellas Muge-
res que mas espresamente significaron en el
antiguo testamento á esta Divina Pastora;
sino que los antiguos Padres, y Patriarcas,
que representaban la persona y oficios del
Redentor Jesucristo, ocuparon sus primeros
años en el oficio y destino de pastores. Tales
fueron el inocente Abel, figura la mas es-
presa de Jesucristo; Abrahan, Isaac, y Ja-
cob: Moysés, guardando y apacentando sus
ovejas, aprendió á gobernar el pueblo de

(i) E x Jud. c. 16,


DÍA QUINTO. 91
Dios, y se hizo su digno legislador: David
fué sacado de entre los rebaños que custodia-
ba,para ser elevado al trono de Israel. Los
Patriarcas que debían de ser cabezas de las
doce tribus, de donde saldrían miles de esco-
gidos signados con el nombre del Padre celes-
tial , y del Cordero de Dios(1), á cuyo inten-
to dice S. Agustin: que los primeros justos,
fueron instituidos pastores de ganados, antes
que reyes de los pueblos ( 2 ) .
Considera además, que después de la
Encarnación del Hijo de Dios, se acrecentó
mucho mas el honor del oficio pastoral. Los
pastores fueron los primeros que, al nacer
el Pastor de los pastores, acudieron á tribu-:
tar su adoración á aquel niño, que bajo el
símbolo de Pastor, queria significar todos los
oficios de Redentor del género; humano. .Es-
tableciendo, su Iglesia, quiso que el.gefe de
ella, y todos sus ministros de primero .y se-
gundo orden, se nombrasen pastores. De aquí
conocerás cuan honorífico es para esta Señor-
ra el nombre, y oficio de Pastora, por el cual
reúne en su persona toda la santidad y sa-
biduría de los antiguos Padres y Patriarcas,
que muchos siglos antes de nacer esta Seño-

" (1) Apoc. c . 7 . (a) X . ' i p . de Civit.


91
DIÁ QUINTO.
ra delinearon yá sus escelencias y prerogati-
vascon los rasgos mas espresivos, y se ocu-
paron en pedirla al cielo con el incensario,
ios sacrificios, y holocaustos. La fortaleza,
heroicidad, y hermosura de las mugeres mas
esclarecidas de aquel tiempo: el zelo de los
Apóstoles, la ciencia de los Doctores, la vi-
gilancia de los Pastores dados por Dios á su
Iglesia para regirla, y gobernarla; por cuya
razón todos cuantos han apacentado con
acierto el rebaño de Jesucristo, han "tenido
precisión de acudir á la protección de esta
Santísima Pastora, porque como dice un sa-
bio ( i ) , así como en comparación de Dios
nadie es bueno, así en comparación de su Ma-
dre nadie hay mas perfecto, por heroicas que
sean sus virtudes. Siendo María Madre de
Dios,, debe obtener una dignidad cuasi in-
finita ( 2 ) , y solo Dios puede darla el honor
que se la debe (3).
• AFECTOS. Yo me regocijo ¡oh Santí-
sima Pastora! al veros sublimada á un tal
honor, que mi lengua no puede esplicar. Esté
nombre de Pastora es celebrado, é invocado
con alegría y confianza en todo el Universo:

( 1 ) Sofron.Serm. g. (a) S . T h o m . p. 1. q. a<S.


art. ó. (3) And. C r e t .
DÍA QUINTO. 93
es dulce y suave á nuestros labios: amable
y cariñoso para el corazón; y así os gran-
geais con él las alabanzas de todos. Título
lleno de consuelo para nuestras almas, sobre
los otros con que invocamos vuestra protec-
ción. Vuestro Hijo os lo dio pendiente de la
cruz, y vuestro amor á los hombres os obligó
á aceptarlo. Él es para Vos nombre de ho-
nor y magnificencia, y para mí un tesoro de
bondades y riquezas, que me descubre todo
vuestro amor , y me pinta elegantemente
vuestras perfecciones. ¡Ah, nombre sagrado
de Pastora ! depósito del amor divino! tro-
no de gracia y de salud, y prenda cierta de
la paz dada al Universo! Los hombres todos
te honran justamente, por los prodigios de
poder y de bondad que en él se encierran.
¡Oh, escelsa Pastora ! por mas que este
honroso título os eleve sobre Ja pequenez de
tus ovejas, reducidas á una situación bien
triste en este valle de lágrimas, Vos no os
desdeñáis de descender de vuestro magestuo-
so trono, bajar hasta nosotros, y poneros al
frente de vuestros rebaños, para observar mas
de cerca nuestras desgracias, y darnos pron-
to consuelo en ellas; porque sabéis bien, qué
no es honra del Pastor el que sus ovejas su-
fran daño alguno, sin acudir pronto á su re-
94 DÍA QUINTOÍ

medio ( i ) . Vos, Pastora amable, animada


con el calor del amor divino, justamente Os
lamentáis á las veces dé nuestra ingratitud,
porque velando Vos por nuestro bien, no-
sotros indiferentes á vuestra bondad, nos ha-
cemos de un corazón duro é incorregible;
pero hoy reconocidos, proponemos eficaz-
mente ser fieles á vuestra voz, y obedientes
á vuestros mandatos.
ORACIÓN. Dignísima Pastora, y Se-
ñora mía, postrado con la mayor humildad
ante vuestro trono escelso, os tributo los ho-
nores que os son debidos, porque señalán-
doos el Omnipotente por Pastora de todos los
hombres, reunís en vuestra persona los do-
nes, y virtudes del Espíritu Santo. Sois el
Sagrario de todas las gracias, y el Templo
de Jos dones celestiales; y por esto, escep-
tuando á vuestro Divino Hijo, ninguna mas
santa, ninguna mas perfecta, y.nadie más
apropósito para protejer la Iglesia que él
fundó con su sangre: y pues el detrimento
de la grey cede en ignominia del Pastor que
la custodia ( 2 ) , os ruego, y os suplico, que
me alcancéis de la Trinidad Santísima todas
las virtudes que Vos conocéis me son preci-

(1) S. Aug.de gest. cu m Emer.


(2) S. Hier. ep. 10. ad Fur. p. 80.
DÍA QUINTO, 97
sas para hacerme hijo digno del Escelso, y
merecer honraros, alabaros, y bendeciros
eternamente en la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Martas ¿y un Gloria Patri.

DÍA SESTO.

Dominus nonien tuum itdmagnificavit, ut


non recédât Icius tua de ore hominum,
qui memores fuerint virtutis Domini
in ceternum. JUDIT, C. 1 3 . v. 2 5 .

Hoy ha hecho el Señor tan célebre tu


nombre, que no cesarán jamás de pü¿
blicar tus alabanzas, cuantos conser-
ven en los siglos venideros la memo-
ria de sus prodigios.

E n este dia se nos manifiesta cuan glorioso


es para María Santísima el título, y oficio
de Pastora, sobre lo que,
Considera primero, que á proporción que
esta Señora se humilló y anonadó ante la Ma-
96 DÍA QUINTO.
gestad del Dios escelso, nombrándose sierva,
y esclava suya, cual lo demuestra en el sen-
cillo y rústico aparato de Pastora, el Omni-
potente la elevó á tal grado de gloria, es-
cogiéndola entre todo el linaje de Adán para
compañera en su redención, por lo cual jus-
tamente es aclamada Bienaventurada por to-
das las generaciones. Obró en ella, y por
ella, cosas tan grandes y admirables, que
aun las inteligencias Angélicas quedaron ató-
tinas, y pasmadas, al ver que se agotaban
los recursos de la Omnipotencia cuando se
formaba esta singular criatura; pues en efec-
to, no tuvo Dios mas que darla, siendo como
era esta Señora una pura criatura. Porque su
Hijo se humilló hasta la muerte, y muerte
de cruz afrentosa, se le dio un nombre sobre
todo nombre, á cuyo acento todas las cria-
turas celestiales, terrenas é infernales doblan
su rodilla, y toda lengua lo confiesa por ver-
dadero Dios, colocado á la diestra del Pa-
dre ( 1 ) . Tal fué la gloriosa recompensa de
aquel buen Pastor, que bajo de este título
compendió y epilogó por sí mismo toda la
gloria del nombre dado por el Padre, dicien-
do á sus Apóstoles: Yo soy el buen Pastor,

(1) S. Paul, ad Philip, cap. a.


DÍA SESTO. 97
y como tal me sacrifico por mis ovejas. Ma-
ría en el título, y oficio de Pastora, recibió
igual recompensa de gloria y de alabanza*
María es el nombre de esta buena Pastora;
y el título de Pastora es el que mejor, y mas
admirablemente, cifra y compendia todas las
glorias, y alabanzas de tan sagrado, tan es-
celso, y tan celestial nombre. Por el título
de Pastora se nos significa la comunicación
de su virginal bondad, que difundida sobre
todos los mortales, los consuela, y los con-
forta en sus aflicciones: por él se constituye
guia de los hombres, ministra de nuestra con-
versión á Dios, y coadjutora de la redención
del mundo; de suerte, que el que invoca este
nombre dulcísimo, hace que se estremezca el
infierno, llena de alegría los Coros Angéli-
cos, y dá mayor gloria á María que con nin-
guno otro título, porque en el de Madre del
buen Pastor, ó Pastora de nuestras almas, se
reúnen como en su centro toda la gloria, y to-
da la virtud y eficacia de cuantos títulos glo-
riosos se daná esta Señora. Por esto dice S.An-
selmo, que tenemos mas pronta la salud invo-
cando el nombre de la Madre que el del Hijo;
no porque aquél sea de mayor gloria, sino
porque el Hijo invocado por su propio nom-
bre suele no oírnos inmediatamente; pero
7
98 DÍA SESTO.
pronunciado el nombre de su Madre, aun-
que el que llama sea indigno de ser oido, los
méritos de la Madre escitan la misericordia
de Dios para que nos oiga (i). Es tanta la
gloria de este nombre de Pastora, que con
él se le dio á María Santísima toda la gra-
cia para desear, buscar, y conseguir la salud
de toda la grey de Jesucristo.
AFECTOS. Ya puedes, alma mia, es-
clamar justamente con el Profeta: ¡ Ah! cuan
grandes, ostentosas, y magníficas, son todas
vuestras obras, ¡oh Dios Omnipotente! ¡cuan
santos y profundos vuestros pensamientos!
No, no hay capacidad en mi espíritu para
comprender las cosas admirables que habéis
obrado por mi bien; y así al contemplarlas,
tengo que cerrar mis ojos, confesando que
sois sobre los pensamientos de los hombres. La
humillación, y la exaltación de vuestro Hijo
Santísimo, siendo Redentor y Pastor de mi
alma, la humillación y la exaltación de vues-
tra Hija predilecta María, haciéndola Pastora
mia, y Madre del buen Pastor, todo es para
mí.admirable é incomprensible; pero sé que
todo es hecho por hacerme feliz: sí, por esta
dignación os alabo, y os bendigo: os alabo

(i) S, Ansel. /. de Exc. Vir. c. 6.


DÍA SESTO. 99
mil veces mas,, porque de todo esto resulta la
gloria de esta mi amada Madre Pastora. Yá
sé que si me he de salvar ha de ser por su me-
diación , porque Vos la habéis dado con el o-
ficio de Pastora el encargo de conducirme á
vuestra gloria, y dispensarme por su mano
las gracias de que necesito para conseguir
este bien. Yo os agradezco esta gloria que dais
á mi Madre Pastora, y os adoro con todo el
rendimiento de mi alma, y de mi cuerpo.
¡Oh, Señora mia,y apacible Pastora!
Vos sola sois, después de vuestro Hijo, el con-
suelo que Dios ha dejado á mi alma en este
mundo: Vos sois la guia segura, y cierta, que
me conduce en mi peregrinación: Vos la for-
taleza que robustece mis débiles fuerzas: Vos
la riqueza que remedia todas mis miserias:
Vos la mano caritativa que rompe las crue-
les cadenas con que me aprisionaba el León
rugiente: Vos sois el alivio de mis dolores,
la esperanza de mi salud, mi Reyna, mi re-
fugio, mi consuelo, mi vida, y el medio de
toda mi felicidad ( i ) ; y todo lo reúne y com-
pendia el título, y oficio de Pastora de mi
alma. ¡ Ah, qué gozo y qué consolación para
mi espíritu j cuando reflexiono y medito esta

(i) S. Efren. in Encom. Deip.


100 DÍA SESTO.
gloria á que os ensalzó el Omnipotente!
Considera lo segundo, que el Omnipo-
tente, y buen Pastor Jesucristo, entre todas
las empresas que proyectó, y realizó fuera
de sí, ninguna otra tomó con mayor empe-
ño , y estudio, que procurar la gloria de
su bendita Madre. Teniendo presente que
ésta su querida, y predilecta, procuró siem-
pre copiar en su alma todas sus virtudes, y
sabiendo cuan solícita y cuidadosa vivía
para no incurrir en fealdad alguna, que
pudiese empañar el lustre y dignidad de
madre de Dios, no es fácil comprender cuan
ardiente era el zélo que ardia en su cora-
zón por la gloria de éste su verdadero tem-
plo: por lo tanto echó, digámoslo así, to-
do el resto de su omnipotencia para elevar-
la á un grado de gloria tal, que todas las
criaturas juntas no pudiesen igualarla: lo
cual se verificó dándola el destino de Pas-
tora, pues por este medio partió el Pastor
Divino, con su Madre Pastora, la gloria
que le pertenecía como á Salvador del géne-
ro humano, y aun la hizo una misma, iden-
tificándola en la persona de su Madre ( r ) .
Encargándola el cuidado , y asistencia de

(i) Arn. C a r i , de Laúd. Firg,


DÍA SESTO. IOI
su místico rebano, puso yá en su manó todo
el valor de su redención para que lo dis-
pensase á su voluntad ( i ) , y de este tesoro
inmenso sacase lo necesario para alimentar-
nos, y robustecernos, hasta llegar á los mon-
tes santos del Señor. Siendo Pastora, es el
propiciatorio en que reside la misericordia,
y desde el cual habla el Señor á los hom-
bres, les concede el perdón, los dones, y
las gracias, y el mundo todo tiene, y ob-
tendrá todo el bien que necesita ( 2 ) : por
manera que las místicas ovejas de este re-
baño, pueden decir, que con esta Pastora
les han venido todos los bienes (3). Ponde-
ra , por consiguiente, cuan glorioso es á es-
ta Pastora el ver que las Ovejas redimidas
por su Divino Hijo, han conseguido yá unas
entrar por su medio en el redil eterno de
la gloria, y que puestas yá en seguridad, le
alaban y bendicen por todas las eternida-
des: y que otras van llegando diariamente
á aquella feliz mansión de bienaventuranza,
guiadas y conducidas por su maternal so-
licitud; y que aun las que quedan en este
mundo, tienen de continuo elevados sus ojos
á sus piadosas manos , porque saben que

( 1 ) S. Efren. Serm. de Nat. (2) Idiot. iu Pref.


(3) Sap. c. 7. v. x 1.
102 DÍA SESTO.
de ellas les han de venir todos los auxilios
de que necesitan (i) para no ser víctimas
de los Lobos infernales. En esta Pastora
se obró la salud del mundo, y por esto
dice S. Pedro Damiano: Forma Dios el con-
sejo para la reparación del hombre, é in-
mediatamente decreta obrarlo por María,
destinándola para Madre del Verbo ( 2 ) . To-
do esto es sumamente glorioso á esta Pasto-
ra, porque todo Pastor se gloría de la .uti-
lidad , y el bien de su grey ( 3 ) .
AFECTOS. Al paso que ésta mi San-
tísima Pastora es colmada de gloria con es-
te oficio honorífico, de que se glorió su Hi-
jo Santísimo, con preferencia á otro cual-
quier glorioso dictado, yo me considero tam-
bién lleno de honor y de gloria por verme
elevado á una dignidad que no podia yo es-
perar , cual es el pertenecer al rebaño de
esta gloriosa Pastora. Si esta Señora dice
de sí: Yo soy la buena Pastora; yo puedo
decir también: soy la oveja de esta buena
Pastora. ¡Ah! Siendo yo una criatura des-
preciable, marcada con sello de maldi-
ción eterna, que me hace objeto de vengan-
za, ante los ojos de Dios, ¿cómo podría yó

.'. (í)- S. Bonav. in Spec. (2) S. Petr. Dara. in


Serm.de Anunc. (3) S. Leo. Szr. i. de -¿tniv.
DÍA SESTO. 103
esperar que la Madre Santísima de un hom-
bre Dios fijase su gloria en cuidar solícita
de remediar mi desgracia? pero siendo esto
así, me lleno de confianza: no temo per-
der el cielo, ni recelo el caer en el infier-
no , porque una Madre tan piadosa sabe
mi fragilidad, y tiene en sus manos las gra-
cias necesarias para hacerme fuerte y cons-
tante en el servicio de su Hijo. Aunque Dios
me tuviese reprobado, yo sé que no se pue-
de negar á quien le ama, y de corazón le
busca por el conducto de su Madre ( 1 ) .
Siendo Vos, Reyna mia, Madre del buen
Pastor Jesucristo, os habéis hecho familiar
con él; ó por mejor decir, os habéis unido
tan íntimamente con él, que la carne de és-
te vuestro Hijo es tomada de vuestra pro-
f

pia sustancia. El permanece en Vos, y Vos


habitáis con él: lo cubrís de vuestra propia
carne, y él os viste con la gloria de su di-
vinidad: y ambos destrozáis al monstruo
sangriento del abismo, y aniquiláis á todos
nuestros enemigos. Digna sois por lo tanto
de que no cesen los hombres de alabaros y
bendeciros. Sí, sois bendita sobre todas las
mugeres de la tierra, y bendito el Señor,

(1) S. Bonav. p. %,de¿4mor.


i c-4 DÍA SESTO.
Criador de ella, porque dirige vuestra mano
para humillar á nuestros enemigos; y ben^
dita en todos los tabernáculos de Jacob, pues
en todas las Naciones que oyeren mentar
vuestro nombre, será glorificado por esto
el PÍOS de Israel (i).
ORACIÓN. Dios Omnipotente, que
procuráis con tanto esmero la gloria de es-
ta Pastora Santísima, ocupándoos desde la
eternidad en delinear á una criatura tan es-
celsa, y en trazar los rasgos de gloria á que
queríais elevarla, concededme que yo me
conserve en el honor y gloria que me cabe,
por ser Hijo de una Madre tan escelsa: y
para esto, dispensadme las gracias de que
necesito para conformar mi vida con la su-
ya, evitando todo cuanto pueda desagrada-
ros, y aplicándome al ejercicio de todas las
virtudes propias de una oveja de María; y
que no buscando yo otra gloria, ni grandeza,
que la que me resulta de pertenecer á la grey
de esta Pastora, me vea elevado á la gloria
donde vives yreynas por eternidades. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.

(i) Judit,c. 13.V.23.24.31.


DÍA SÉPTIMO.
I

Nigra sum, sed formosa, filies Jerusq-


lem. Introduxit me Rex in cellaria
sua. CANT. c. i . v . 3.4.

Soy morena, hijas de Jerusalén, pero


soy bien parecida; por lo tanto me
amó el Rey, y me introdujo en sü
gabinete elevándome á Esposa suya.

E n este dia vemos á nuestra Divina Pastora


elevada hasta el trono de la Santísima Tri-
nidad, formando con las tres Divinas Perf
sonas como una sola familia, sobre lo cual¿
Considera primero, que es cosa muy
común el que las Pastoras tengan el color
moreno y denegrido; y esto tanto mas, cuan-
to sea fina y delicada la tez de sus rostros^
porque pastoreando sus ganados en el cam^
po, el sol, el aire, y las intemperies, obs-
curecen el color sonroseado de su juventud;
pero esto lejos de hacerlas desagradables á
la vista, las dá cierto realce, que las hace
mas graciosas, y de figura mas interesante.
IOÓ DÍA SÉPTIMO.
Así cabalmente lo dice de sí misma esta San-
tísima Pastora en los Cantares. Soy more-
na , es verdad, pero soy bien parecida, y
hermosa como las tiendas del Cedar, y co-
mo los pabellones de Salomón: no reparéis,
pues, en que soy morena, porque esto di-
mana de que los ardores del sol cogidos al
guardar mis ganados en el campo, han obs-
curecido mi color (i). Considera que es tan
hermosa esta Pastora Di vina, que en medio de
su color moreno, reúne en todo su virginal
cuerpo toda la hermosura de que es capaz
la naturaleza; y así para esplicarla, y a-
nalizarla, serían necesarios nuevos vocablos,
y un lenguaje todo divino. Esta hermosura
consiste en la admirable armonía de su com-
plexión: en la disposición, y conveniencia
sin igual, de sus virginales miembros: en
la celestial consonancia de su modestia, de
su honestidad, de su mansedumbre, y de todo
el cúmulo de virtudes que adornan su ben-
dita alma, las cuales, siempre redundan
maravillosamente en el cuerpo; y consiste
por último en que el fuego del amor divi-
no que abrasaba su espíritu, y el candor de
su mente ilustrada por el Espíritu Santo, re-

. Cant. i..v.«{..
DÍA SÉPTIMO. IO7
lucen en su semblante, de forma que mos-
trándose éste Angelical, se difunde en todo
el cuerpo una hermosura toda celestial y
divina. Desde la planta del pie, dice San
Dionisio, hasta lo sumo de su cabeza, nada
hubo en esta Virgen indecente, indecoroso,
ó reprensible, ni en su cuerpo, ni en su al-
ma ( l ) ; antes bien, toda ella fué formada
por el cincel Divino con sabiduría infinitaj
dejando á su cuerpo exento de toda super-
fluidad, libre de toda imperfección, y col^-
-mado de toda hermosura. La caridad infor-
mó su corazón: la prudencia tomó asiento
en su cabeza: el pudor cubre su frente: la
afabilidad se destila por sus labios: la ho-
nestidad resplandece en sus mejillas: la pu-
reza se descubre en sus inocentes manos: y 1

toda la hermosura de los cielos abunda, y


se manifiesta en la gentileza, y garbo, con
que se vé sentada en un peñasco á la som- 1

bra de un frondoso árbol, acariciando sus


corderos, mientras que descansa de las fa-
tigas de su empleo pastoril. ¡Ah, bendita
seas, hermosa, inocente, y Divina Pastora!
AFECTOS. A la presencia de mi her-^
mosísima Pastora, son cosa vil todas las her- 1

(r) S.Dionis.lib. i.de Laud.firg.art.35.


io8 DÍA SÉPTIMO.
mosuras de la tierra que tantas veces han
cautivado mi corazón. Ella es mas apacible
que el sol, mas refulgente que las estrellas,
mas dulce que la miel, mas suave que el bál-
samo, mas rubia que las rosas, mas candida
que los lirios, hermosa sobre toda hermosu-
ra , y graciosa sobre toda honestidad. Así
como el cuerpo de Jesucristo, formado por
virtud Divina, fué el mas perfecto y hermo-
so sobre los hijos de los hombres ( i ) , así
también el cuerpo de esta admirable Pastora,
formado inmediatamente para la Encarna-
ción del Verbo Eterno, fué, el mas perfecto
que pudo fabricar la naturaleza. ¡Ah, qué
bondad! ¡Qué amor tan industrioso el de mi
Dios, cuando me dá una Pastora, cuya her-
mosura sea capaz de cautivar los afectos de
mi corazón, para desviarlos de los afectos
terrenos que tantas veces me han hecho delin-
cuente! por que ¿cómo es posible que haya
quien pare su atención en las hermosuras de
la tierra, teniendo á su vista una Pastora
tan divinamente graciosa?
; ¡Cuan agraciada, y hermosa eres! ¡oh
Pastora Santísima! como la azucena entre las
espinas, así te distingues entre las hijas de

(i) PS.44.V.3.
DÍA SÉPTIMO. 109
Adán ( 1 ) . Tus mejillas son encarnadas como
la grana, y graciosas como de tórtola: tu
cuello como si estuviera adornado de colla-
res de perlas ( 2 ) : como de paloma son vivos
y brillantes tus ojos: tus cabellos dorados, y
finos como el pelo de las cabras, que vienen
del monte de Galaad (3): tus dientes blan-
cos y unidos como hatos de ovejas acabadas
de lavar: tus labios como escarlata: tu ha-
blar dulce y sonoro: tu cuello recto, y ay-
roso, como la torre de David ceñida de ba-
luartes: toda eres hermosa, y en tí no hay
defecto alguno (4). ¡Ah! manifiéstame hala-
güeño ese tu hermoso rostro: suene en mis
oídos tu dulce voz, porque es tanta la virtud
de tu presencia, que infundes en los que te
miran la gracia de pureza, y de virginidad:
es tanta la dulzura de tu voz, que das con
ella vida á los muertos, y salud á los peca-
dores. Sí, Pastora Santísima, á mi alma le
es bastante para su bien el que resuene en
ella tu voz.
Considera lo segundo, que siendo tanta,
y tan admirable la hermosura de esta nuestra
Madre Pastora, yá no es estraño que mirán-
dola el casto Esposo sentada á la sombra que

S C a n t . c . a. v. a.

Ib. c. 4 . 7 . 1 . 3 . 3 . 4 .
(a)

(4)
Ib. cap. i . v . 9 .

Ib. 7.
110 DÍA SÉPTIMO.
tanto habia deseado de aquel árbol,cuyo fru-
to era dulce á su paladar ( i ) , quedase cauti-
vado de su garbo, y herido como con una fle-
cha de su casto y divino amor: y que á una
sola mirada de esta Virgen Pastora , quedase
preso con las trenzas que cuelgan de su cue-
llo ( 2 ) , y por esto entrase la Santísima Tri-
nidad, como en una especie de consejo, para
elevar hasta su. mismo gabinete ó habitación
á esta singular criatura, como escribiéndola
en el número de esta individua familia. La
Santísima Trinidad, dice S. Bernardo, san-
tificó á María, la preparó, y adornó para
casa: suya (3). La Sabiduría eterna edificó
para sí misma.esta casa ( 4 ) , porque en cual-
quier casa, dice S. Ambrosio, es notable la
falta de la muger (5:). Admírate pues, ¡oh
alma mia! de la elevación de esta purísima
criatura, que sublimada hasta ser de la fa--
milia de la Santísima Trinidad, es como ejem*
piar del gobierno de esta celestial casa. En
ella resplandecen las tres Divinas Personas;
y en su pureza, como en un espejo cristali-
no, pueden verse el Padre, el Hijo, y el Es-
píritu Santo (6). Es tanta su grandeza, que

( 1 ) Cant.c.6.v.2.3. (4) Ib.c.4.v.9. (3) S. Ber-


nard.de S e r m . M . (4) Prov. c. p. (g) S. Amb.
in Hexam. (tí) Rev. S. B r i g . c. 42.
DÍA SÉPTIMO. I l l
mirando el rayo.de la divina perfección, nin-
guna criatura humana puede imaginársela
mayor (i). ¿Qué estraño, pues, que si la
Santísima Trinidad la introdujo en su propia
casa paira el gobierno de ella, disponga de
sus riquezas con la autoridad de Madre, con
la libertad de Hija, y con los derechos de
Esposa? Por esto dice S. Agustín: Si la lla-
mo forma de Dios, la hallo digna de está
alabanza, porque como en cera blanda se im-
primió el sello .de las perfecciones divinas,
y la forma exactísima de la divinidad ( 2 ) ;
aunque con la distinción, de que las perfecr
ciones de Dios son infinitas, y de incorrup-
tible é indestructible forma, y las de nues-
tra Pastora son copiadas en cera espuesta por
naturaleza á la mutación y corrupción. Co-
mo familiar de la casa de Dios, se la dio la
aptitud necesaria para entender en el gobier-
no místico de ella, y por esto nos recuerda
eficazmente los preceptos de Dios: vé con pán
ciencia nuestros descuidos; y cuando por ellos
debemos de ser castigados, intercede pode-
rosamente para mitigar la ira del Padre ai-
rado, y de aquí dimana el que miremos con
suma benevolencia á esta nuestra dulce Ma-

Í
i) Rev. S. B r i g . c. 44.
i) S. Aug. deslsump. t o m . i o .
112 DÍA SÉPTIMO.
dre, recibamos alegres sus mandatos, y los
ejecutemos prontamente, y así se verifica,
que María es nuestra diligente Pastora qué
nos apacienta cort cariño, y nosotros sus fie-
les ovejas que la seguimos obedientes.
AFECTOS. ; Bendita seas para siempre,
¡oh Santísima Trinidad! Dios Padre, que es-
forzando tu omnipotencia, acumulastes tan-
tos dones celestiales en esta hermosísima Pas-
tora. Dios Hijo, que formastes en ella para
tí mismo la Madre mas pura, mas santa, y
mas graciosa que pudo haber en lo humano.
Dios Espíritu Santo, que á su hermosura
corporal la distes un realce todo divino, in-
fundiendo en su bendita alma las gracias su-
ficientes para que fuese tu digno asiento, y
tabernáculo. Alabado seáis, bendito, y mil
veces glorificado ¡ Dios mió! porque de mi
propia naturaleza, siendo apestada, vil, y
corruptible, formastes para Vos una Madre
digna de vuestra Soberana Magestad; y para
mí una Pastora, á quien por tanta hermosu-
ra de alma, y cuerpo, me es de suma honra
y gloria el servir. Ella robó vuestro corazón,
y por esto la devastes hasta introducirla bajo
del solio mismo de vuestra gloria. ¡Ah,qué
podré yo temer, si mi Madre Pastora es la
que dispensa las riquezas del Omnipotente!
BIA SÉPTIMO. H3
j Bendita seas, Pastora Divina! bendita y
alabada sobre los Patriarcas, á quienes aven-
tajas en la fé: sobre los Profetas, á quienes
escedes en sabiduría: sobre los Apóstoles, á
quienes superas en zelo: sobre los Mártires,
Confesores, y Vírgenes, porque todos juntos
no pueden igualarte en paciencia, en humil-
dad , ni en pureza: bendita sobre todas las
criaturas, á quienes aventajas en hermosura
.de alma, y cuerpo, por cuya razón mereces
.que todas te sirvan, y te obsequien. Salid,
pues, todas las ovejas y corderitos que for-
máis el rebaño de esta singular Pastora, y ved
Ja corona de honor, y de hermosura, con que
el Rey eterno de Ja gloria adornó á su pro-
pia Madre en el dia en que quedó colmado
de júbilo su corazón, cuando se vio coloca-
da etf el gabinete del Dios Altísimo ( 1 ) .
. ORACIÓN. , Dios escelso, grande, y om-
nipotente en todas tus obras, que para ador-
nar y hermosear á esta Señora, que desti-
nabas para Madre del Verbo, y Pastora de
nuestras almas, quisistes reunir todas las gra-
cias y hermosura distribuidas en todas tus
criaturas, presentando así al mundo este mi-
lagro de toda gracia y virtud, propio de tu

(1) C a n t . c . 3. v. 1 1 .
8
114 Í>IA SÉPTIMO.
mano Omnipotente, infundid en mi corazón
un casto y santo amor á esta hermosa Pasto-
ra, el cual cautive todos mis afectos, y los
purifique de todo amor profano, para que yá
mi voluntad no se aficione á las hermosuras
caducas y perecederas de la tierra, que tan-
tas veces me han arrastrado por el cieno de
mis torpes deseos; antes bien, las repute des-
de hoy por tierra, y polvo, como en efecto
lo son: y pues tan singular hermosura cau-
tivó tu corazón con tanta fuerza, que ele-
vastes á esta Pastora á que formase una mis-
ma familia con tu adorable Trinidad, haced
que la hermosura de mi alma me haga digno
de habitar con los espíritus puros, y reful-
gentes, en la celestial patria donde no entrará
nada manchado, y en donde vives y rey ñas
por los siglos de los siglos; Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patfi.
DIA*OCTAVO.

Et habebis omnem populum sicut oves.,


quibus non est Pastor, el non latrabit
vel unus canis contra te: hcec tnihi dic-
ta sunt propter Providentidm Dei:et
quoniam est Mis Deus, missa sum.
JUDIT, c. i r.v. 1$. 1 6 . 1 7 .

Todo este pueblo lo tendrás como ove-


jas que carecen de Pastor, y no ha-
:
brá en este rebaño perro alguno que
se atreva á ladrar contra tí. Todo
esto me ha sido ordenado por espe-
cial providencia de Dios, el cual me
envia para anunciaros estas cosas.

E n este día se nos manifiesta la potes-


tad, que el Pastor Divino, dio á su Madre
la Divina Pastora sobre el rebaño que le
confió, sobre lo cual,
Considera lo primero, que siendo orden
de la Providencia el dar á cada ¡uno las
II 6 DÍA OCTAVO.
gracias dé que necesita para desempeñar los
cargos que pone á su aÜdado, se cumplió
aquélla de un modo mas perfecto y espe-
cial en María Santísima, cuando se la dio
el de Pastora de los hombres, revistiéndola
de mas autoridad que la que tuvo Judit pa-
ra salvar á los de su nación; y así, aun-
que ésta se nos manifieste en el cayado ó
báculo pastoral , que como legítima y po-
derosa Pastora tiene en su mano, le fueron
también entregados otros cinco báculos (i),
que denotan todo el lleno de potestad con
que la adornó el supremo Pastor Jesucris-
to, para dar á este sublime oficio toda la
importancia que era debida y necesaria pa-
ra su exacto desempeño. El primero es de
poder que ejerce sobre los soberbios, que
olvidados del principio humilde de su ser,
se elevan sobre sí mismos, reputando como
cosa degradante la humildad propia de una
oveja: con éste báculo los castiga hasta su-
jetarlos y humillarlos, y tal vez confun-
dirlos en su misma nada, porque, á imi-
tación de su divino Hijo, resiste á los so-
berbios, y alcanza gracia á los humildes. El
segundo es de disciplina, con que corrije y

(i) Pet.Blesens. S. 4G.-p.928.


DÍA OCTAVO. I 17
arregla á los inquietos y bulliciosos, que
poco acostumbrados á sujetar sus pasiones,
turban la paz y la quietud de la mística grey
de Jesucristo. El tercero es de doctrina, por-
que hecha asiento de la sabiduría increada,
se la infundió cuanta era necesaria para a-,
doctrinar, y enseñar la grey inmensa que se"
confió á su solicitud y cuidado. El cuarto
es de misericordia, con que compadecida de
la condición desgraciada á que fueron redu-
cidas sus ovejas por el estravío de su primer
padre, halaga, acaricia, y procura dulcificar
los males que las afligen. Y el quinto denot3,
que es destinada á custodiar, y guardar toda
su grey, poniéndola á cubierto de toda ad-
versidad y contratiempo. Así se verifica, que
en manos de esta Pastora están todas las ri-
quezas, la gloria, la opulencia, y la justicia:
y que á fin de enriquecer á los que la aman,
y llenarlos de sus tesoros, camina por las
sendas de la rectitud ( i ) . Pondera que siendo
esto así, es esta Pastora como el centro en
que se reunió, y se hermanó la misericordia
y la verdad, la paz y la justicia, de cuyas
virtudes fué adornada para regir y gobernar
a los hombres: por cuya razón, dice S. Ger-

(i) Prov.c.8.v. i S . a o . a i .
п 8 DÍA OCTAVO.
man, qué sus palabras ti enen cierta aíi tori ­:
dad, aun con el mi smo Jesucri sto á qui en
habla como Madre.
AFECTOS. Esta amante Pastora me ha
recibido en su rebaño, ¡dónde hay una fe­
licidad semejante á la mi a! ¡Ah! cuan gran­
de es el torrente de dulzura que yo advi erto
en mi alma, al ver la conducta que conmi­
go observa esta Santísi ma Pastora! ¡Oh, la
mas amable, la mas tierna, y compasi va de
las Pastoras! ¿qué sería de mí si con admi ­
rable cari dad no te hubi eras encargado de
mi custodi a? Yo, cual oveja i nfi el, abusé
de tu ternura, y tu paci enci a, cuasi desde
el momento mi smo en que usé de mi li ber­
tad. Oveja fugi ti va, perdí bi en pronto de
mi vi sta el redi l en que me custodi abas:
marché de preci pi ci o en preci pi ci o, hasta
familiarizarme con los Lobos sangrientos: me
vi oveja flaca, débi l, y enferma, y solo me
restaba un momento de vida cuando tú, Pas^
tora mi a, levantastes tu cayado, devastes
tu voz, y mezclando la dulzura con el rigor,
me hi ci stes volver al gremi o de tu grey.
¡Ah! No vuelva yo á serte infiel, ¡oh ama­
da Pastora de mi alma!
Vos, cual poderosa Pastora armada сон
tu cayado, eres la defensora i nvenci ble;de
DÍA OCTAVO. 119
tu rebaño, pues al tiempo mismo que con
él conduces á tus ovejas á los pastos pin-
gües y saludables, las defiendes de los aco-
metimientos de las bestias feroces ( 1 ) : él
me representa una potestad temible para mí;
pero juntamente es un objeto bien consolan-
te de mi alma, porque ese báculo es la va-
ra de que os servís para humillarme, para
castigarme, y apartarme de mis extravíos.
Yo me sujeto á su autoridad con tanto mas
gozo, cuanto son grandes los bienes queme
proporciona, obligándome á que vuelva á
buscar tu protección. Yo beso rendidamen-
te este báculo, porque es el aijon que emplea
tu amor para acelerar mis pasos acia mi
eterna felicidad, y para obligarme á ser fiel
y obediente á tu voz; por esto, aunque al-
guna vez me aflijas, y castigues con él, yo
esclamaré resignado y obediente, diciendo:
Tu vara y tu báculo con que me has corre-
gido, y custodiado, han sido todo mi con-
suelo ( 2 ) .
Considera lo segundo, que debiendo por
ley de naturaleza participar la Madre de las
prerogativas de los hijos, debió esta Ma-
dre Pastora participar de la potestad que el

(1) S.Laurent. Jas.de Cont.muttdi, c. 15V


(a) Ps. 42. v. 4.
Í20 DÍA OCTAVO.
Hijo tiene sobre el rebaño, que adquirió por
derecho legítimo de conquista. Supuesta su
maternidad Divina, debió yá convenirla la
autoridad, y el dominio , que la declara-
sen Señora de todos los hombres, y á noso-
tros sus siervos y esclavos. Esta potestad no
consistió solo en ser libre de la esclavitud
del pecado, ó en estar eximida de todo hu-
mano imperio; sino porque era tanta su dig-
nidad, que por ella se la debia la potestad
sobre todo cuanto tiene el cielo y la tierra:
por cuya razón, dice S. Juan Damasceno:
María fué hecha Señora de todas las cosas
criadas, cuando fué hecha Madre del Cria-
dor de todas ellas ( i ) . Porque Jesús es Rey
y Señor, dice S. Atanasio, la Madre que lo
engendró debe ser Reyna y Señora ( 2 ) . Se
me ha dado por participación, puede decir
nuestra Pastora, toda la potestad en los
cielos, y en la tierra ( 3 ) .
Advierte, alma mia, cuan poderosa es
esta Pastora á quien el buen Pastor confia
tu custodia, y tu defensa: cuan rica, y abun-
dante, esta Madre hecha por Dios el con-
ducto de sus misericordias. Es, pues, in-

S lu.e,.de Fid.ortoi.
Matth.c.48.
(?) Serisi.inEvag.B.F.
DÍA OCTAVO. i 21
mensa su potestad, y escede sobre manera
á toda escelencia y potestad criada. N u n -
ca pudo venir al pensamiento del hombre el
que se nos daría por Pastora á la misma que
engendró, y de su propia sustancia dio cuer-
p o , vida^ c a r n e , y sangre, á aquel omni-
potente Hijo que se llamó á sí mismo Pastor
bueno: admírate de tan incomprensible d i g -
n i d a d , que por sí misma contiene todas las
prerogativas del c i e l o , y toda la potestad
sobre las cosas criadas. N i el traje humilde
de Pastora obscurece, ó menoscaba en lo mas
mínimo, esta potestad; antes b i e n , adquie-i
re con él una cierta dignidad de inestima-
ble precio. Todos sus adornos, aunque sen-
c i l l o s , son como sobrepuestos de oro e n -
gastados en p l a t a , con que la adornó el R e y ,
ó Supremo Pastor, estando en su c a b a n a , ó
recostado en su asiento ( i ) , desde donde l a
dice en mejor sentido que Judit á H o l o f e r -
nes: Tendrás por tuyo á todo este Pueblo,
y lo gobernarás como ovejas á quienes ha
faltado su Pastor; y será tan respetable tu
potestad, que no habrá quien se vuelva con-
tra tí para disputarte el dominio que a d -
quirirás sobré é l : las cuales cosas te son d i -

(i) Cant. i . v. I Q .
122 bia octavo.
c h a s , por la particular providencia que y o
tengo sobre mi grey. /

AFECTOS. Nosotros, ¡ oh querida Ma-


dre del Pastor divino! somos por justo d e -
recho tus siervos, y por esta razón debemos
emplear todas nuestras fuerzas y faculta-
des en publicar y alabar la potestad que en
tí deplositó el cielo para regirnos y gober-
narnos como pueblo t u y o , y ovejas pasto-
readas por tí misma. E l Omnipotente te ador r

nó á este fin con las joyas hermosísimas de


prudencia, de c a r i d a d , y de fortaleza, p a -
ra que fueses digna dispensadora de las ben-
diciones del cielo. Nuestra esperanza toma
un inesplicable incremento, cuando te v e -
mos con un deseo eficaz de favorecernos, y
te miramos revestida de todo el poder del
Omnipotente para darnos cuanto quieras, y
á tu Hijo propicio para dispensarnos c u a n -
to tú le pides. T u potestad no reconoce l í -
mites: de un mar á o t r o , y hasta los últir-
mos fines de la tierra, te aclaman todas las
generaciones como depositaría del poder di-
vino. ¡ A h , cuan felices somos siendo o v e -
jas de tal Pastora! ¡quién no se ofrecerá gus-
toso á su obsequio, y su servicio, siéndole
debidos por tantos títulos nuestros respetos
y homenages! Nosotros, que componemos la
PTA OCTAVO* 123
grey de una Pastora tan escelsa^ y podero-
sa , llenémosnos de sumo contento y r e -
gocijo, al conocer que no hemos sido l i b r a -
dos de las garras de los Lobos infernales
con o r o , p l a t a , ú otra preciosidad de la tie-
r r a , sino con la sangre del Cordero inma-
c u l a d o , formada á este fin en su purísimo
vientre. ¿ Q u i é n , pues, será de una cerviz
tan d u r a , que desconociendo la potestad de
esta Pastora, resista el someterse á su d i -
rección y gobierno, diciendo: N o serviré: no
prestaré obsequio á esta depositaría de l a
Omnipotencia Divina?. ¡ A h ! lejos de noso-
tros tal ingratitud y presunción; y antes
por el c o n t r a r i o , digámosla con sumisión
de hijos, levantaros, S e ñ o r a , no nos d e s -
amparéis como.Pastor que deja su grey en
mano de los Lobos hambrientos y m a l i g -
nos (1).
ORACIÓN. O h , Santísima Pastora, en
cuyo báculo pastoral está significada la su-
prema potestad que en tí depositó el Omni-
potente para regir y gobernar el rebaño in-
menso que tu Divino H i j o , y nuestro buen
Pastor, adquirió y redimió con su preciosa
sangre: y o entre todas tus ovejas, la mas

(1) 4.Esd.c. g. v. 18.


114 J>u OCTAVO.
necesitada de ser dirigida y gobernada por
t í me postro ante el trono de tu magestad,
?

y con la mas profunda sumisión de mi a l -


m a , reverencio y me sujeto á tu potestad,
sin reconocer otra mayor después de D i o s .
Conozco que cuantas gracias y favores, así
espirituales, como corporales, he recibido
hasta h o y , se me han dispensado por tus p o -
derosas manos. Y o te doy gracias por t o -
dos e l l o s , y aunque para nada necesitas d e
mi obsequio, tu liberalidad misma aumenta
Ja obligación de mi g r a t i t u d ; por lo tanto,
alcanzadme gracia para que y o gaste toda
mi vida en obedecerte y servirte, á fin de
que gobernado por tu potestad pastoral has-
ta la hora de mi muerte, te a l a b e , y te g l o -
rifique después de e l l a , en la patria de Jos
escogidos. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Martas, y un Gloria Patri.
DÍA NONO.

In omni térra steti, et in omni populo ^


et in omni gente primatum habui. ECCLET
SIAST. C. 2 4 . V. 9. I O .

Puse mis pies en todas las partes déla


tierra, y en todos los pueblos, y en
todas las Naciones tuve el supremo
dominio. .

E n este dia se nos dá á conocer el supremo


imperio que recibió María Santísima sobre
todo el Universo, cuando se la dio el oficio
de Pastora de los hombres, sobre lo c u a l , .
Considera primero, que el traje, y aun
todo el aparato de una Pastora, aunque á los
ojos del mundo carnal y terreno parezca
propio solamente de gente rústica, idiota, y
despreciable; sin embargo, en nuestra Divina
Pastora se descubren á la luz de la fé los d i s -
tintivos honrosos del imperio y primacía que
ejerce sobre el rebaño de Jesucristo, y d e l
poder con que sujeta los corazones de todos,
1 2 6' D Í A NONO.
grandes y pequeños ( i ) . Su báculo pastoral
nos representa aquella vara que salió de la
raiz de Jesé, en que apoyándose esta tierna
V i r g e n ,. y M a d r e , se hizo familiar é igual
en cierto sentido con su amado. L l e v a n d o
en su maño este cetro glorioso de R e y n a , ó
báculo imperioso de Pastora, nos manifiesta
que su imperio ejerce su autoridad en donde
•su Divino Hijo ordena, y manda, y que dicho
cetro es la fortaleza de Dios puesta en su
mano, para usar de ella al modo mismo.que
el R e y usa de la vara de su virtud y su rey-
no. E l trono sobre que nuestra Pastora ejer-
ce su imperio, aunque rústico y agreste, es
tanto mas respetuoso, cuanto escede la d i g -
nidad de Madre del buen Pastor 4 los tronos
de todas las ..potestades Angélicas y huma-
n a s , cuyo esceso lo declara S. Juan Crisós-
tomo, diciendo: E s infinita la distancia que
'hay entre la Madre de D i o s , y los siervos
de Dios ( 2 ) . Así e s , que por sí sola hace
nuestra Emperatriz Pastora una gerarquía
fundada por D i o s , en tal honor y g l o r i a , que
tiene sus fundamentos sobre los montes de la
santidad mas encumbrada, y sobre la p e r -
fección y hermosura de todas las criaturas.

< (i) Eccles.'a4.v. r i . ( a ) - S. 1. de Dorm. Mar.


DÍA NONO. 127
Considera además, que la corona dada
á esta Pastora por la Santísima T r i n i d a d ,
como signo de su imperio, hace mucha Vén-
taja á las otras con que son coronados los
príncipes del cielo. D e estas, dice el Profeta,
que son formadas de piedras preciosas ( 1 ) ,
y la de nuestra Emperatriz Pastora, es com-
puesta de las estrellas del firmamento ( 2 ) ;
y por consiguiente tanto mas refulgente y her-
mosa , cuanto escede una estrella á la esme-
ralda y el topacio. Por fin, se presenta nues-
tra bellísima Pastora con el último signo de
su imperio, que es el manto, bajo del cual
están depositados todos los tesoros y rique-
zas del cielo con que abundantemente son
enriquecidos sus vasallos. V é , alma m i a , c ó -
mo el R e y Omnipotente de los siglos, p r o -
curó que no le faltase cosa alguna de cuanto
era necesario para elevarla á la dignidad de
Emperatriz del Universo, cuando la disfra-
zaba con el traje de Pastora.
A F E C T O S . Y a conozco, ¡ o h Soberana
Emperatriz de todo lo criado! que todo tu
virginal cuerpo está rodeado de un singular
y admirable esplendor, que es la señal cierta
de la dignidad r e g i a , del principado, y del

(1) Ps. ao. (a) Apoc. 1a,


128 DÍA NONO.
dominio que ejerces aun en los mismos cielos.
Este es justamente el vestido dorado que,
entretegido con variedad de colores, forma
el ornamento decente que te hace digna de a -
sistir, como Emperatriz, á la diestra del R e y
.de los R e y e s , y Señor de los Señores ( i ) .
A la vista de tanta escelencia, toda g r a n d e -
za humana se humilla; y se abate hasta el
polvo toda magestad terrena. E l Padre ¡oh
Emperatriz Pastora! te comunica su poder,
para regir y gobernar el pueblo inmenso que
te es confiado: el Verbo Eterno te infunde su
sabiduría, para dictar las leyes que lo d i r i -
j a n ; y el Espíritu Santo, abrasando tu c o -
razón con su infinita caridad, te hace, su t r o -
no en que HSbite corporalmente la divinidad.
¡ A h ! ¡quién podrá medir la profundidad, la
a l t u r a , y longitud de tu imperio!
Regocijémosnos cuantos componemos el
místico rebaño de María. E l l a es nuestra Em-
peratriz, y nosotros por consiguiente somos
su pueblo a m a d o , adquirido como pertenen-
cia propia por los esfuerzos de su amor, mas
bien que por los de su imperio. Sea feliz para
nosotros, y bendigamos aquel d i a , en que
reducidos de nuestros estravíos, principiamos

(0 . P s
-44-
DÍA NONO. 129
á ser sus fieles ovejas; pues entonces, esta
Divina Pastora rompió las cadenas que nos
esclavizaban, disipó las tinieblas, que obscu-
recían nuestras almas, y con imperio de S o -
berana decretó la libertad de verdaderos h i -
jos herederos de su reyno. Desde entonces
hacemos una Nación santa, el pueblo de a d -
quisición, y aun el dote y patrimonio que la
dio su Esposo, su R e y , y su Dios. ¡ A h , el
espíritu se anega, y se confunde en este mar
inmenso de grandeza, de felicidad, y de r i -
quezas ! Ovejas de M a r í a , elevad vuestras vo-
ces: anunciad al mundo t o d o , que vuestra
Pastora Mafia es la Emperatriz de cielos y
tierra, pronta á derramar sus tesoros en socor-
ro de cuantos reconocen su pastoral imperio.
Considera lo segundo, que los límites del
imperio de nuestra Soberana Pastora soh los
mismos que forman el reyno de Jesucristo,
los cuales como en un mapa abreviado los
describe el Abad R u p e r t o , diciendo: Si M a -
ría es Madre del R e y , á quien el Padre E t e r -
no constituyó sobre las obras de sus manos,
posee todo el reyno de Jesucristo, y así en el
cielo es reconocida por R e y n a , y en la tierra
es Emperatriz de todos los reynos ( 1 ) ; y

(1) Lib. 3. in Cant.

9
I 3o DÍA NONO.
aun el infierno reconoce su dominio ( i ) . Si,
alma mia, los espíritus infernales obedecen
á esta Pastora desde que su pie victorioso
humilló y pisó la cerviz del príncipe de aque-
llas lóbregas cavernas, teniéndolos cautivos
con su v i r t u d , y su p o d e r , para que no pue-
dan dañar á su místico rebaño. E s E m p e r a -
triz sobre todos los Reyes de la tierra, porque
por ella reynan los R e y e s , los legisladores
decretan leyes justas, y los príncipes man-
dan ( 2 ) . L a Iglesia la venera como Sobera-
n a , y como á tal le atribuye el destruir por
sí sola todas las heregías en todo el mundo.
Presidiendo esta V i r g e n de las Vírgenes á
todos aquellos que no se mancharon con de-
leites carnales, y residiendo en el trono.de
Dios apoyada en su a m a d o , es reconocida
como Emperatriz por aquel número escogido
de a l m a s , que estando ante el trono de Dios,
cantan de dia y de noche un nuevo cántico
que solo ellas saben entonar. L o s Angeles no
se desdeñan de someterse á su imperio, antes
bien tienen por gran dicha el servir á tan
clemente, y poderosa Señora, á quien, la Igle-
s i a llama Reyna de todos e l l o s ; y por ú l t i -
m o , en la tierra, y en los mares, ejerce la

(1) S.Bonav.in S p e c . c . i . 8. (2) Prov.c. 8.i¿.


J)IA NONO, ¡t'sk
autoridad de Emperatriz í y aun el aire no
está esceptuado de su imperio; antes bien está
formado de él su Real trono
A s í son de estensos los límites ett que
nuestra Pastora ejerce el imperio dado por
su Hijo;,pero advierte, alma m i a , que todo
esto es nada en comparación de otro ernis-"
ferio de magestad infinita que obtiene está
Señora, y e s , la potestad que se la dio y
ejercitó sobre su Divino H i j o : potestad, que
aunque no d i c e l a dependencia de ser vasa-
l l o , es sin embargo de Un orden noble y real;
pues por e l l a , el Dios Omnipotente" á quierí
obedecen todas las criaturas, y de quien es-
tá pendiente la existencia de todas e l l a s , obe-
deció sus órdenes y mandatos, viviendo su-
jeto á María Santísima como M a d r e , y á S«
José como Esposo de María ( 2 ) . Por c u y a
consideración, dice esta Señora de sí m i s -
m a : Y o me arraigué eii un pueblo glorioso,
y en la posesión de mi D i o s : estoy elevada
cual cedro sobre el L í b a n o , y como ciprés
en el monte de Sion: Estendí mis ramas c o J

md el terebinto, y éstas están llenas de ma-


g e s t a d , y de hermosura (3).

(1) E c c l e s . c 24. v . 7 . (2) L u c e . 2, v. 51.


(3) Eccles.c. 24. v. 1 6 . 1 8 . 24.
13» WA NONO.
AFECTOS. Por t í , ¡oh bendita M a r í a !
se repara la inocencia, y es vencido el d e -
monio, porque de tí está escrito que serías
la que pisases su cabeza. Eres terrible á t o -
dos los Espíritus infernales, como un e s -
cuadrón bien ordenado, y puesto en acción
de guerra. Sabiendo ellos que tú eres la M a -
dre del R e d e n t o r , que destruyó su imperio,
te miran con mas respeto, y t e m o r , que á
un ejército preparado siempre para reprimir
su soberbia ( i ) . L o s mares, la tierra, la I g l e -
sia misma, los A n g e l e s , y los Santos, reco-
nocen tu imperio; y aun el Unigénito del
Padre se somete >á la autoridad de M a d r e
con que le intimas tus preceptos. ¡ O h esfe-
ra infinita del imperio de tan augusta P a s -
tora! E n cuantos sitios es reconocida la san-
gre del Cordero inmaculado, allí es t a m -
bién respetado el imperio de María. Cuantas
criaturas adoran al Cordero de D i o s , otras
tantas se sujetan también al imperio de l a
Pastora que lo engendró, lo c r i ó , y lo sus-
tentó durante su vida mortal. ¡ F e l i c e s , pues,
y dichosas las ovejas que componen tan dis-
tinguido rebaño! Venid t o d a s : rodead e l
trono de vuestra Emperatriz Pastora: fijad

(i) Idiot. in Contemplat. firg. c. 4.


DÍA NONO. i 33
en ella vuestros ojos: recorred con santa c u -
riosidad, y detención, los términos sin lími-
tes de su imperio: y en una estension tan in-
calculable, buscad é indagad el sitio que
vosotras ocupáis en este mapa inmenso. N o
os acobardéis si notáis que solo tenéis en él
un punto imperceptible, porque vuestra E m -
peratriz Pastora escelsa, y sublimada sobre
los cielos, pone sus ojos en las criaturas hu-
mildes, toma á su cargo el defenderlas, y
no desecha las obras de las manos de su H i -
j o : Obedeced su imperio, y sujetaros á é l
con sincera h u m i l d a d , teniendo por dicha,
como lo e s , el que se digne admitir entre sus
sirvientes á una criatura v i l , y pecadora,
y merezca ser contada en el número de su
familia. A s í , perteneciendo á su místico r e -
b a ñ o , seréis participantes de su clemencia
y liberalidad.
ORACIÓN. ¡ O h Pastora escelsa! aun-
que es verdad que ejerces sobre tu rebaño
e l imperio que te dio el Omnipotente, d e s -
de el trono de inmensa gloria en que vives,
y reynas con tu H i j o , nosotros, sin embar-
g o , rodeamos aquí en la tierra tu trono pas-
t o r a l , en que te nos presentas amable y com-
p a s i v a , con la segura confianza de que no
tienes á menos el considerar nuestras mise-
134 D I A
NONO*
l i a s desde la elevación en que te h a l l a s ; an->
tes bien, divisas mejor desde ella nuestra tris-
te situación, y te haces mas poderosa p a r *
dispensarnos las gracias de que necesitamos?
te pedimos por lo t a n t o , que oigas atenta
los clamores de tus hijos que te piden á una
v e z , salud en sus enfermedades, consuelo
en sus tribulaciones, y remedio en sus n e -
cesidades. Eres poderosa para con D i o s , y
compasiva para con los hombres, y esto
aumenta nuestra confianza. Eres R e y n a del
U n i v e r s o , danos la sumisión de fieles-va-
sallos, para que dirigidos por t í en la tier-
ra , reynemos en tu compañía:en el cielo¿
Amen.
Se. reza un Padre nuestro, cinco Ave-
Marías , y un Gloria Patri.
D I A DIEZ,

Eece Agnus Deí: ecce qui tollit peccata


mundi. JOANN.C. 1-.-v.29.

Mirad al Cordero de Dios: mirad ai que


quita los pecados del mundo.

- E n este dia se nos presenta María Santí-;


sima como Madre del Cordero D i v i n o , á
quien dio forma humana en su purísimo:
vientre, para que así pudiese quitar los pe->
cados de todo el mundo, sobre lo c u a l ,
Considera lo primero, que entre todas•
las criaturas que salieron de las manos o m -
nipotentes del C r i a d o r , y entre todas las mu-
gares de quienes pudo Dios echar mano pa-
ra dar forma corporal á este su Cordero in=-
m a c u l a d o , que decretó enviar al mundo pa?-
ra borrar el pecado con que se miraba p r o -
f a n a d o , solo María fué digna de ser e l e v a - -
da á esta inefable dignidad, por una p r e f e -
rencia merecida de la voluntad D i v i n a , que
complaciéndose en la hermosura, candidez,
é inocencia de esta singular criatura, robó
todo el cariño de su C r i a d o r , y la hizo asien--.
I36 EIA DIEZ.
to de su sabiduría increada. E l Padre E t e r -
no mirándola como H i j a , el Hijo recono-
ciéndola por verdadera M a d r e , y el E s p í -
ritu Santo amándola como á su dilecta y es-
cogida esposa, se vio destinada por toda la
Santísima Trinidad para realizar el desig-
nio mas sublime, y e s c e l s o , que se formó
en aquel Divino consistorio de engendrar,
dar á l u z , c r i a r , y alimentar á aquel C o r -
dero D i v i n o , que en la plenitud de los tiem-
pos habia de ser sacrificado, para purificar
al mundo de la mancha que afeaba la her-
mosura con que salió de las manos del Cria-
d o r , y rasgar el funesto decreto de maldi-
ción con que todos los hombres nacen mar-
cados. V é a q u í , alma mia, cuan escelso y
sublime es el oficio de Pastora, que María
Santísima recibió por comisión especial de
toda la Santísima T r i n i d a d ; pues que en su
rebaño se cuenta y á su segunda Persona, d a -
da á conocer al mundo por el Divino P r e -
cusor,con el símbolo de Cordero de D i o s : en
cuya compañía pastorean todas las ovejas
que componen el rebaño de esta Divina Pas-
tora. A s í f u é , que considerándose esta S e -
ñora honrada con este empleo, procuró l l e -
nar sus deberes con todo esmero y diligen-
cia. E n consecuencia de esta v e r d a d , no so-
DÍA DIEZ. 137
lo prestó su beneplácito para que el Verbo
Eterno descendiese á su vientre purísimo des-
de el seno del Eterno P a d r e ; sino que dado,
á luz sin detrimento de su virginal pureza,
ejercitó con él los oficios de verdadera Pasr
t o r a , alimentándolo con el pasto purísimo
y saludable de su virginal sustancia: trans-
migrando con él al Egipto para librarlo de
«n L o b o sangriento, que lo buscaba rabioso,
para despedazarlo: cuidándolo, asistiéndolo,
y velando sobre su conservación: acompañán-
dolo en todas sus peregrinaciones 5 y o f r e -
ciéndolo por último al sangriento sacrificio,
llegado que fué el tiempo decretado desde
l a eternidad, para derramar su sangre san-
tísima, y borrar los pecados del mundo.
AFECTOS. ¡ O h cielos! entonad c á n -
ticos de g o z o , y de alegría, para bendecir
y alabar á la Trinidad Santísima, por los
grandes designios que desde la eternidad for-
mó sobre nuestra Pastora M a r í a , escogién-
dola desde entonces para Madre del V e r b o
increado, que en tiempo habia de tomar for-
ma de hombre. Y o quisiera ¡oh Dios mió!
tener las lenguas de todos los hombres, y
los corazones de todas las c r i a t u r a s , para
glorificaros eterna, é incesantemente, por-
que prevista y criada esta bendita criatu-
13 8" DÍA DIEZ.
r a , nos mostráis en ella aquella montana del
Sion, desde cuya altura se descubre el C o r -
dero inocente de Dios (1)5 y cuando os veo k-
V o s ¡amada Pastora mia! escogida para Ma^
dre de este mismo Cordero de D i o s , os f e - 1

l i c i t o ; y os doy é l parabién, y aun y o mis- ;

m o t o m o parte en vuestra dicha¡, porque sien--'


do y ó vuestra oveja fiel, me -considero per-*-
tenecer al rebaño de que es Cordero tierno
vuestro amado Hijo Jesús, cuya dicha la
reputo por roas estimable que todo cuanto
:

el mundo puede ofrecerme de lisongero y


apreciable. :
^
t; - ¡ t A h , qué-prodigio tan admirable! E l
V e r b o Eterno-desciende al seno de María,-
reduciendo á una estrecha prisión su o m n i -
potencia, y anonadando la magestad sobe-
rana que hace la g l o r i a , y hermosura del P a -
r a í s o , p a r a vestirse allí de las pieles groseras*
de nuestra humana naturaleza, y manifes-
tarse después a l mundo como un Cordero que
venia á acallar los clamores de los afligi-
dos hijos de Adán , que suspiraban tanto
tiempo habia, porque el Padre enviase á es-;
te Cordero dominador de la tierra desde la
piedra del desierto ( 1 ) , en quien estaba s i g - '

(1) Apoe. c.• 14. v . t. (a) I s a i . c . 16. v. 1. .


DÍA DIEZ; 139
niñeada esta Divina Pastora. S í , Cordero de;
D i o s , y o os adoro en el seno de vuestra p u -
rísima M a d r e , y protesto que vuestros a b a -
timientos serán para mí un motivo continuo, -

y poderoso, que escite mi reconocimiento y:


amor.
Considera lo segundo las grandes p r e -
rogativas con que el cielo adornó á María^
y la distinguió del resto de las criaturas, pa->
ra que fuese digna M a d r e - d e l Cordero dé-*
D i o s , y las bellas disposiciones de esta Sé- 5

ñ o r a , para merecer por su parte tan escelsai


dignidad. Preservada, ante todas cosas, d é
la mancha del pecado original, fué siempre*
amable, hermosa, é inmaculada, desde el
momento en que su bendita alma fué unida 1

a su santísimo cuerpo; sin que el L o b o in->:


férnal la llegase jamás á manchar con sus
álitos pestíferos, según que convenia á lai
que debia de ser madre del autor de la gra-'
cia. F u é asimismo adornada de razón d e s - 1

de el instante primero de su ser, é ilustrada -

con gracia tan abundante, que escedia á t o -


das las inteligencias criadas del cielo y de^
la tierra; y por esto todas sus acciones cor-¡
respondían perfectísimamente á los movi-.
mientosdel Espíritu Santo, sin notar la mas >
imperceptible rebelión de las pasiones, que
140 DÍA DIEZ.
pugnan en nosotros contra la r a z ó n : y por
ú l t i m o , confirmada en g r a c i a , y adornada
con todos los dones del Espíritu Santo, d u -
plicó el mérito de todas sus obras cual m u -
ger f u e r t e , y en tanto g r a d o , que escede
al d é l o s Angeles y los Santos todos juntos.
Prevenida esta Señora con tantas gracias, y
correspondiendo á ellas con toda la perfec-
ción de que es capaz una criatura, no hubo
virtud de que no estuviese adornada su ben-
dita a l m a ; pero entre t o d a s , la pureza vir-
ginal en que se complació el Esposo D i v i n o ,
fué la que principalmente la hizo digna de
que se la encargase por decreto especial de
la Santísima Trinidad el c u i d a d o , y la asis-
tencia del Cordero de D i o s , formado de su
purísima sangre. Esta v i r t u d , facilitando la
comunicación de los dones del Altísimo|, l a
hizo instrumento apropósito para criar aguar-
d a r , y defender á este Cordero de D i o s , con
el mismo esmero y diligencia, que un Pastor
guarda y defiende á los corderillos tiernos
de cuya custodia está encargado. N i de dia,
ni de noche, ni en invierno, ni en verano,
ni en la serenidad, ni en medio de las tem-
pestades: en ningún instante, aun el mas p e -
queño, de todo el tiempo en que se recono-
ció Pastora del Cordero de D i o s , y Madre
DÍA DIEZ. 141
suya propia, se descuidó, descansó, ni per-
donó diligencia alguna para cumplir e x a c -
tamente, y hasta su c o l m o , los oficios que
le imponía este alto destino.
AFECTOS. ¡ A h , qué bella y hermosa
eres, oh Pastora carísima ( 1 ) ! ¡Cuan e m i -
nentes tus virtudes! ¡cuan admirable tu san-
tidad ! ¡ y cuan hermosos los primeros pasos
de tu inocente v i d a ! ¡Oh Hija del Príncipe!
( 2 ) ¿cómo p o d r i a y o , Madre m i a , felicitar-
te por tantas gracias como el cielo te dis-
pensó desde el primer instante de tu purísi-
mo ser natural? Y o bien quisiera reunir á
todas las criaturas del cielo y de la tierra;
y llamándolas la atención para que admira- ,
sen la grandeza del destino de Pastora del
Cordero de D i o s , obligarlas á formar c á n -
ticos de alabanza en tu obsequio, porque
amándote el Pastor Divino mas que á los
tabernáculos de Jacob ( 3 ) , te eligió para
tomar de tu sustancia la forma de C o r d e -
r o , con que se manifestó al mundo. Y o por
mi parte te doy gracias por el singular y
eficaz ejemplo que me habéis d a d o , para en-
señarme el modo y manera de disponer mi
cuerpo, y a l m a , para recibir en ella l o s d o -

(1) Cant. c. 7,. v. <5. (a) Cant. c. 7, v. 1.


(3) Ps.8(5.v.í.
•••i4 a
DÍA DIEZ.
nes y laá gracias del cielos alabó y bendi-
go la pureza inmaculada con que conservas-
tes intacto tu castísimo c o r a z ó n , para que
fuese digno de que en él se obrase el ma^
yor de los milagros que habia de remediar
al mundo perdido por la culpa.
M i corazón se llena de alegría cuando
considero los inefables privilegios con que
para este fin te adornó el Omnipotente; pe-
ro al mismo tiempo, me lleno de confusión
cuando veo la fealdad de mi concepción en
el pecado: la ninguna correspondiencia; y
aun el mal uso que y o he hecho de Jos fa-
vores y gracias de mi D i o s , que sacándo-
me misericordiosamente de las garras del
L o b o infernal, de quien fui presa desgra-
ciada en aquel fatal instante, me dejó mar-
cado con el sello de su inocente rebaño; del
c u a l , y o posteriormente me estravié por mis
culpas repetidas diariamente::sobre t o d o , me
confundo al ver las impurezas de mi corazón
manchado con los groseros placeres de la car*
ne$ que os obligaron justamente á borrarme
del número de las ovejas, que componen el re*
baño de que es Cordero tu Santísimo Hijo;
pero y á desde hoy quiero comenzar á vivir
con aquella misma dependencia que Una ove-
ja tiene de su Pastor. Y o quiero que mi cuer-
DÍA DIEZ. 145
p o , y mi a l m a , sirvan solo para tabernácu-
lo de mi D i o s ; y para conservarlos con la
pureza necesaria, me entregó todo á tu cui-
dado y asistencia, y no tendré otro placer
que en imitar constantemente tus virtudeá.
O R A C I Ó N . O s suplico, Pastora D i v i n a ,
que alcancéis á mi alma tanta g r a c i a , que
desde hoy mismo principie á disponerme p a -
ra recibir útilmente los favores de mi D i o s ,
imitando la pureza de vuestro cuerpo , y
vuestro espíritu: aquélla mortificando mis
sentidos', y ésta por la rectitud de mis inten-
ciones; pues y á mi corazón arde en el deseo
eficaz de ser fiel oveja de vuestro rebaño.
N a d a puedo por mí mismo, pero V o s todo
lo podéis en vuestro Divino; Hijo : vuestra
bondad me infunde una entera confianza ,de
ver borrados mis pecados por el mérito de Ja
sangre del Cordero Divino.. Comience yo con
vuestro auxilio á disponerme para recibir en
mi corazón á Jesucristo por amor, y por rea-
l i d a d , en el Sacramento Augusto del Altar»
y así os imite como oveja vuestra en esta
v i d a , y os alabe después en la eterna. Amen.
<_-••.• Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri,
,144

DÍA ONCE.

Dilectus meus mihi, et ego Mi, qui pas-


citur inter lilicf,'.: similis esto caprece
hinnuloque cervorum. CANT. c. 2. v . 1 6 . 1 7 .
M i a m a d o es s o l o p a r a m í , y yo soy
t o d a d e m i a m a d o , e l c u a l se a p a c i e n -
ta e n t r e lir.ios::: a s e m é j a t e , amado
m i ó , á l a c a b r a , y al c e r v a t i l l o .

E n este día se nos manifiesta que María San-


tísima, después de haber dado forma corpo-
ral al Cordero de Dios que debía redimir a l
m u n d o , fué como Pastora suya para criarlo
y alimentarlo, sobre lo c u a l ,
Considera lo primero, que entre la m u l -
titud de maravillas que se obraron en el por-
tal de B e l é n , nacido que fué el Hijo de D i o s ,
Una de e l l a s , y que era de un singular honor
y gloria para María Santísima, fué consti-
tuirla y nombrarla Pastora de aquel Cordero
inocentísimo, que vestido con las. pieles de
la humana naturaleza, venia á ser sacrificado
por l a salud de los hombres; pues como este
DÍA ONCE. 145
Hijo Unigénito del Eterno Padre aparecía en
el mundo cual corderito tierno, desvalido, y
necesitado de todo a u x i l i o , y espuesto á los
rigores é inclemencias de la cruel estación
de un invierno f r i ó , fué necesario señalarle
una Pastora a m a b l e , cariñosa, compasiva y
solícita,, para que no pereciese en una situa-
ción de tan entera y absoluta indigencia. E l
buen Pastor, dice Isaías ( 1 ) , apacienta su
g r e y , reúne y recoje sus corderos en sus bra-
z o s , y los. toma en su mismo seno. Si exami-
namos los oficios de esta Señora con su D i -
vino Hijo desde el punto mismo en q u e , s a -
liendo de su purísimo vientre, lo recibió en
sus amorosos brazos, veremos cuan á la letra
cumplió esta Señora el encargo que se la d a -
ba de c r i a r , alimentar^ y c u s t o d i a r á este
tierno C o r d e r o , ejercitando así el oficio de
Pastora suya con a l e g r í a , contento, y r e g o -
cijo de su amoroso corazón. Apenas conoció
que se acercaba la hora de darlo á l u z , í e
retirá á un rincón de un establo, y elevada
en una,sublime contemplación, abrasada en
un ardiente amor de D i o s , y en el deseo de
ver yá con sus Ojos á este Hijo tan deseado,
sale éste de su claustro virginal al modo que

i (1) Cap..;40. v. 11.


10
146 DÍA ONCE.
el sol sale por entre una nube resplandecien-
t e , dejando ilesa su pureza virginal. Enton-
ces esta tierna M a d r e , viendo en un establo
á esta prenda de su amor, lo toma en sus
brazos, y le dice con mas ternura que la E s -
posa de los Cantares: M i amado es todo para
m í , y yo soy toda para mi a m a d o l o a p a -
centaré como Pastora entre las azucenas y
lirios de mi casto amor, y le daré por m o -
rada mi propio pecho. A d v i e r t e , alma mia,
como inflamada esta Pastora en el amor de
este su Divino C o r d e r o , y enternecidos sus
ojos, al ver yá con ellos al que amaba su c o -
razón , lo abraza estrechándolo entre sus her-
mosos brazos: lo acaricia con la mayor t e r -
nura : le ofrece el alimento de que la p r o v e -
y ó el Espíritu Santo, para sustentar á aquel
mismo que con su poderosa palabra sostiene
todo lo criado: no lo deja de sus brazos, ni
lo pierde de vista, acariciándolo de continuo
en su seno. ¡ A h , qué consuelo para esta S e -
ñora recibir un oficio de tanta dignidad í jqué
contento para su alma oírse llamar Madre mia
por aquel niño recien nacido! Entonces, h a -
ciéndose toda de su a m a d o , le rindió un pro-
fundo homenage, ofreciendo en su obsequio
sus cuidados, su obediencia, y aun su propia
v i d a : y cooperando con los designios de su
DÍA ONCE. 147
Hijo por la salud de los hombres, deseaba
que todos ellos se cumpliesen á la letra según
que por el Padre eran decretados.
AFECTOS. O j a l á , ¡oh V i r g e n Santa é
inmaculada! que viese yo á mi corazón pe-
netrado de los mismos sentimientos, y afectos,
que inflamaron al vuestro en el portal de B e -
l é n , para felicitaros dignamente porque v i s -
teis en él realizado el nacimiento del Reden-
t o r , que la tierra y el cielo tanto deseaban*
Y o tomo parte en la alegría que vuestro d i -
choso parto difundió en todas las criaturas,
y solo hallaré contento verdadero en meditar
atentamente tan amoroso misterio. Hasta hoy,
entretenido con las vanas ilusiones del mun^
d o , busqué solícito el contento y la alegría
de mi corazón en su vanidad y l o c u r a ; y á
pesar m i ó , estoy yá desengañado de que solo
en el servicio, y el amor de este vuestro tier-
no H i j o , puedo encontrar esta felicidad; y
así lo buscaré con deseo de ser todo suyo,
aunque sea en los establos de las bestias en
donde le hizo nacer el amor que me tenia,
antes de que yo pudiese amarlo. Acompañan^
doos a l l í , ¡oh.Pastora D i v i n a ! me haré digno
de ser contado en vuestro rebaño amando á
Jesús: conociendo á Jesús: viviendo de la
vida de Jesús; y obedeciendo como humilde
148 DÍA ONCE.
oveja Ja voz de este Cordero y Pastor. S í , mi
amado Jesús, yo os ofrezco mi corazón, y o
os consagro todos mis afectos, y en adelan-
te solo quiero vivir d i r i g i d o , y apacentado
por V o s .
¿Cómo podrá mi lengua, ó qué espresio-
nes serán bastantes, ¡ oh Padre Eterno! para
daros gracias por haber confiado la asisten-
c i a , y la crianza de vuestro Eterno y único
H i j o , á la solicitud amorosa de mi Madre
María Santísima, para que como Pastora d i -
ligente lo alimentase de su propia sustan-
cia? Gracias os sean dadas igualmente, ¡oh
Divino Espíritu! porque fuistes el autor de
esta grande obra. L o s A n g e l e s , los hombres,
y todas las generaciones alaben eternamente
vuestra liberalidad inefable, ¡oh Santa é in-
dividua Trinidad! mientras que yo me r e g o -
cijo de ver á esta inocentísima Pastora ocu-
pada en criar y alimentar á vuestra segunda
persona, que es el Hijo.
Considera lo segundo , que constituida
María Santísima Pastora del Cordero de Dios,
desde el instante mismo en que nació al mun-
do para limpiarlo de toda iniquidad, este
Hijo único y verdadero Dios la reconoció por
Su verdadera Pastora; y asemejándose á los
tímidos cabritillos, que no osan separarse del
DÍA ONCE. 149
lado de sus madres, permaneció este Corde-
r o Divino rendido y obediente á su amada
M a d r e . Como el cordero y el pastor deben
guardar entre sí una unión la mas íntima ( 1 ) ,
este Cordero Divino no se separó un momen-
to del lado de su Pastora, siguiéndola á t o -
das partes sin equivocarla con otra criatura
a l g u n a : á semejanza de aquellas ovejas que
por la v o z , por el vestido, y por la vigilan?
cia pastoral conocen á su Pastor, sin enga-
ñarse, ni equivocarse, aunque oigan la v o z
de otros pastores que las llamen ( 2 ) : así fué^
que desde su mas tierna e d a d , hasta llegar á
la de varón perfecto, fué gobernado y d i r i -
gido por ésta su solícita Pastora. V é aquí,
alma m i a , cambiado enteramente lo que dice
S. Juan en alabanza de las Vírgenes ( g ) : Q u e
siguen al cordero á cualquier parte donde
vá ; pues el Cordero Jesús es el que sigue,
•oye, y obedece á su Madre Pastora ( 4 ) ; y
aunque á la edad de doce años se separó por
tres días del redil de su santa casa, dejando
á esta sensible Pastora sumergida en el dolor
mas profundo, por juzgarlo perdido ó devo>
r a d o por sus enemigos ( f ) , luego al punto

( 1 ) S. Aug. t . 4 6 . in Joan. (2) Corrí. áLap. itt


Joan.c, 10. (3) A p o c e . 1 4 . v . 4 . (4) S.Bern.
in Hom. S. Mis. , (j) Luce;a.v.44.
i fo DÍA ONCE.
que dejó evacuados los asuntos á él confiados
por su Eterno P a d r e , volvió al yugo de l a
obediencia santa de su amada Madre;esto es,
al redil de esta su Pastora, en el que perma-
neció tan sujeto, que jamás se volvió á apar-
tar de su lado sin decirla primero á dónde
iba en cumplimiento de su misión d i v i n a , y
cuándo volvería en cumplimiento de su p e r -
fecta sumisión á su verdadera Madre ( i ) ,
obedeciéndola gustosamente en .todas aque-
llas cosas que los buenos hijos obedecen á sus
padres ( 2 ) : sin que se sepa, que desdé su
tierna edad hasta los treinta años en que prin-
cipió á ejercitar los oficios de Pastor D i v i n o ,
hiciese cosa alguna notable, sino estar suje-
to y obediente á su Santísima M a d r e , estan-
do atento á los documentos de su educación,
y escondido y resguardado en el humilde a l -
bergue de la casa de José y de María,
• AFECTOS. ¿Cómo me atreveré, ¡ o h
Dios mió! á aparecer en tú adorable presen-
c i a , viéndote reducido á un estado penurioso
é indigente, por darme ejemplo, y enseñarme
á vivir en el mundo? M i indocilidad se r e -
siste á toda sumisión, y yo te miro en los
brazos de tu Santísima Madre sujeto como un

(1) Luc. Burg.¿« Exp. Evang. (a) Ib.


DÍA ONCE. I$ I
manso corderito á sus preceptos, y obedecién-
dolos con toda exactitud. M i delicadeza se
aflige por cualquier cosa que me falta de mi
gusto y mi placer, y yo te veo privado de
toda conveniencia, y sin otro regalo que la
leche virginal de que milagrosamente fué pro-
vista tu Madre Santísima para alimentarte: á
vista de tanta dignación, queda mi alma ab-
sorta en la grandeza de tu amor á los hombres,
y yá solo, entenderé en copiar en mí mismo
los admirables ejemplos que me distes en
aquel lugar humilde de B e l é n : y á no me
asustará la indigencia, y la penuria, ni me
acobardarán las penalidades de la v i d a : seré
siempre fiel á tu voz obedeciendo tus m a n -
damientos santos, y haciéndome así digno de
ser reputado por oveja del rebaño de María.
Y o te a d o r o , mi dulce Jesús, con el mas
profundo respeto de mi corazón. Y o te r e -
conozco por mi S a l v a d o r , y mi Dios. Y o te
ofrezco y consagro todos los afectos de mi
a l m a , . y quisiera estar poseido de todos los
sentimientos respetuosos que son debidos á tu
soberana grandeza, para de este modo hacer
eficaces tantas resoluciones como tengo f o r -
madas de vencer mis pasiones, de huir, y
menospreciar la vanidad del mundo, para se-
guirte humilde, pobre, desnudo, y abatido,
I $1 DÍA ONCE.
en el portal donde te dignastes aparecer en
el mundo. Y á se avergüenza mi desenfrenada
soberbia, y se abate mi presumida arrogan-
c i a ; pues hombre miserable como soy rehuso
toda sumisión, cuando te veo descender del
alto cielo al portal de los pastores,- y volver
desde el circo de los doctores de la l e y , á
la obediencia y sujeción de María ( i ) . Y o
confio que con tu gracia sostendrás mis p r o -
pósitos , para que tenga yo la gloria de per-
tenecer á la grey mística de que tú eres C o r -
dero inmaculado.
ORACIÓN. • O h Pastora del V e r b o En-
carnado I interponed en favor mió vuestra po-
derosa mediación, para que mi espíritu, a u -
xiliado por la gracia de mi D i o s , se resuel-
v a á practicar cuantos afectos han producido
en mí la consideración de veros, ¡ó Madre
m i a ! empleada en alimentar y criar á vues-
tro Santísimo Hijo como verdadera Pastora
s u y a , y á este tierno Cordero sumiso y obe-
diente á vuestra amorosa v o z todo el tiempo
de su vida. H a c e d , Señora, que no queden
estériles en mí estos mis deseos: por esto cla-
maré noche y dia á los pies de este trono,
en que nos manifestáis para nuestro bien ese

(i) S, Ant. Pad. Serro. in Luc. c. a.


DÍA ONCE. I 3*3
Divino Cordero: volved sobre nosotros vues-
tros ojos de misericordia, para que fieles á
la v o z , y llamamientos del Pastor D i v i n ó ,
lleguemos á apacentarnos en compañía suya
en los pastos eternos de la gloria. Amen. - !

Se rezan un Padre nuestro ,' cinto Ave


Marías ^ y un Gloria Patri.

±>IA DOCE ?

Vos autem greges me i , greges pascuas


mece, homiries estis. EZEQ. c. 34. v . 31
.Vosotros pues, ó hombres, vosotros
• sois los rebaños mios, los rebaños
que y o apaciento. - r
' f'
ty :¡
-

E n este dia se nos hace Ver el amor v e r *


daderamente maternal que la Divina Pastor-
í a tiene á sus ovejas, sobré lo c u a l ,
Considera lo primero ¿que: María San-
tísima toma gustosa el oficio de Pastora, no
precisamente por la g l o r i a que le. resulta por
ser honrada, venerada, y respetada con e s -
te título, sino para manifestarnos el amor
1^4 DÍA DOCE.
que nos tiene, y comprometer el nuestro, á
fin de q u e , amándola tiernamente en esta v i -
da , é imitando sus virtudes, seamos eterna-
mente felices en el Paraíso. Celestial. Este
es el fin principal de un buen Pastor: ésta
toda la ciencia con que apacienta su grey,
á saber: despreciar sus propios intereses, y
entregarse, sin reserva, al cuidado de aqué-
llos que como ovejas están-fiados á su c u s -
todia ( i ) . L a fuerza del amor de esta Pas-
tora la hizo fuerte y generosa en tal forma,
que no hubo cosa d u r a , amarga, ó pesada,
: que hó la sopórtase por amor nuestro ( 2 ) .
Pudo decir esta Señora mejor que Jacob á
L a b á n : Siendo y o Pastora de tu g r e y , j a 7
más tomé un trá&ritó para sustentarme ^'an-
tes bien procuré que se multiplicase, sin
perdonar para esto molestia alguna (3):
hasta el traje esterior lo mudé por ser éste
mi signo especial de amor (4). Á semejan-
za.; de- su •HijOíjSantísimo que j resucitado.de
entre los. muertos, disfrazó su estado y á g l o -
rioso con e l traje de Pregrino, para encen-
der en su amor a los discípulos que cami-
naban á Eíftaás, esta Señora depone los vesr

~ ( 1 ) ChrisÍHom.in P s . 1 3 3 . (2) S . P e t . C r i s o -
l0g;S.4o. /(.3) 'j@«n;c.3i.v 38. . (4) Silv.c.i.v.o.
;
DÍA DOCE7 I f J"
tidos, y g a l a s , que de las riquezas del cie-
lo le son fabricadas para ostentación de su
grandeza, y se viste, no de pedrerías y j o -
yas que pudiesen deslumhrar los ojos d é b i -
les de sus ovejas, como lo hizo la Pastora
Judit con Holofernes ( i ) , sino de un traje
tan sencillo, que no pudiésemos temer el acer-
carnos á e l l a ; pues así como el adorno de
Reyna es un signo de magestad, así el t r a -
je de Pastora lo es de: a m o r , y - t a n t o , que
con él es su amor á nuestros ojos s u a v e ; h e r -
moso, yiatractivo. Pondera, alma mia,.que
es propio de los pastores vestirse de~ pieles
para conformarse mejor x o n lo esterior de
sus ovejas; y ser de éste modo mas bien-ama-
d o s , que temidos d& éllasr ;por esto*'el D i o s
que en el antiguo testamentóse llama Dios de
los ejércitos, imponía tanto.respeto al• pue-
blo de Israel, que decían-todos á úná v o z á
M o y s é s : Haced de modo que no sea Dios
el que nos hable, pues de: otro modo acaso
todos moriremos ( 2 ) ; por lo que dice Isaías^
que la justicia es e l ceñidor de su cintu-
ra ( 3 ) ^ pero después que apareció en el mun-
do con la forma de s i e r v o , se gloriaba en

1) J u d . c . 4 . v. i g . " (a) Exod. c. ao.y. i¡¡.


3) I s a i . c . i . v . 5.
DU DOCE.
ser reconocido como un manso, y humilde
cordero, para atraerá los hombres á su amor:
á este ejemplo, é imitación, esta amorosa
Pastora se viste de pieles, para que no nos
cause temor alguno el acercarnos á ella,
viéndola vestida con el traje propio de nues-
tra mortalidad; por manera, que parece que
todo su estudio, y esmero, se cifró en bus-
car un medio con que darnos á entender que
su amor la hacia toda para todos.
AFECTOS. ¡ O h amante corazón de mi
M a d r e , y Pastora M a r í a ! ¡Cómo podré y o
corresponder á un amor tan tierno, y tan
solícito por mi bien ! V o s , Pastora Santísi-
m a , . con. vuestros vestidos humildes, toma-
dos en manifestación de vuestro amor, ren-
dís nuestros corazones , y arrebatáis todos
los afectos de nuestras a l m a s : nadie puede
dudar del amor que tenéis á vuestras ovejas,
cuando os oímos decir y clamar: ¡Oh hom-
bres, todos cuantos habitáis la redondez de
l a tierra, vosotros, sin escepcion de ninguno,
sois los rebaños que e l buen Pastor ha con-
fiado á mi custodia ..y-defensa, y que a p a -
ciento llena de alegría por el amor que os
tengo! ¡Oh amor hermoso de la Pastora mas
amable! ¡ O h clemencia compasiva de una
M a d r e l a mas tierna! ¡ O h piedad desinte-
DÍA DOCE» I 57
resada! ¡ O h , imán de nuestros corazones,
hasta dónde llega la grandeza de vuestro
amor para con vuestra grey! ¡Quién había de
pensar jamás que llegase á tanto vuestro fino
amor, que por haceros amable y accesible
á vuestras ovejas, cambiaseis los adornos de
Reyna por el traje sencillo de Pastora! A l á -
bente, pues, todas las criaturas de la tierra:
bendígante los Angeles del cielo: asómbrese
el mundo de este portento de amor: y d e r -
rítanse nuestros corazones á vista de las bon-
dades que obras con los miserables hijos de
Adán.
¡ Q u é ingratitud sería la m i a , oh dulce
Pastora, si y o no correspondiese á un amor
tan desinteresado, tan benéfico, y propio solo
de una Madre la mas sensible! ¡ A h ! dadme
l a mano, Pastora D i v i n a , para que y o no
caiga en abismo tan horrendo. Y o quiero con
toda eficacia agradecer tus finezas, y para
esto no hallo mejor medio que seguir tus pa-
sos como oveja fiel, y obedecer tus manda-
tos oyendo atento tu v o z . Para esto meditaré
de continuo tus virtudes, y las grabaré p r o -
fundamente en mi alma para su imitación:
contemplaré de dia y de noche tus perfec-
fecciones, y en ellas se recreará y apacen-
tará mi a l m a : procuraré estender tu.culto y
• Ij8 DÍA DOCE;
veneración bajo el título de P a s t o r a , . s i g -
no especial de tu amor: haré que todos los
hombres reconozcan y agradezcan el que les
tienes, y así se multiplique tu místico rebaño.
Considera lo segundo, la gran diferen-
cia que hay entre el amor que esta Divina
Pastora tiene á sus o v e j a s , y. el que los
otros pastores tienen á sus rebaños. Éstos
mas parece que sé apacientan á sí mismos
que no á sus ganados, pues si procuran so-
lícitos que se alimenten, engorden, y se mul-
tipliquen, no es por amor desinteresado que
les tengan; sino para alimentarse después de
su leche, vestirse con sus l a n a s , . y regalar-
se con las reses mas gordas ( i ) ; á cuyo fin,
tanto á ellas c o m o á sus crias, les dan muer-
te sangrienta con sus. propias manos , y sin
compadecerse al oir sus tristes balidos, las
ven espirar, las desuellan, las descuartizan,
y las convierten por último en su propio a l i -
mento; no así esta tierna y amorosísima Pas-
tora. Esta Señora no aceptó este oficio por
su propia u t i l i d a d , sino por la : nuestra:,
amando á sus ovejas, las conduce á sestear,
entre lá verde yerba de los montes-altos d e
I s r a e l , en donde quedan saciadas con los

(i) Ezeq. c . 3 4 . v. 3. 8.
DÍA DOCE. I 59
pastos abundantes que allí se encuentran ( i ) .
Siendo Rey na de los cielos, y la tierra, n a
necesita de nuestros bienes; y si tuviese ham-
bre , nada nos p e d i r í a , por que. el Omnipo¿-
tente la dio en posesión cuanto el mundo
contiene ( 2 ) . E s Pastora, para que á su abri-
g o , y protección puedan sus ovejas descan-
sar» sosegadamente en medio de los bosques^
seguras de las bestias malignas ( 3 ) . É s tal
su amor, que aun á la ovejita mas pequeña
la hace valer tanto como la sangre de sü Hi-r
j o , puesto que por librarla del-Lobo infernal,
lo entregó para que muriese en la cruz ( 4 ) :
A d v i e r t e , alma mía, que es tan solícito su
amor para que ninguna perezca, que si en el
mundo solo hubiese una sola oveja de quien'
cuidar, hubiera entregado con igual gene-
rosidad á su amado Hijo por s a l v a r l a , y aun
ella misma volvería á pasar gustosa por to-
dos los sufrimientos y amarguras que costó
á su tierno corazón la redención del género
humano: podemos, pues, decir con S. A g u s -
t í n , que nos amó mas que á sí misma, pues
quiso que su H i j o , á quien amaba mas qué
á su propia v i d a , muriese por nosotros ( y ) .

(1) E z e q . c . 3 4 . V . 14. ( 2 ) . Ps. i g . v . 2..


(3) Ezeq. c. 34. y. 2 g. (4) Euseb. Emis. Hom.
6. de Pase, (g) S . A u g . j » Medit.
i6o DÍA DOCE.
L l e g a por fin á tanto el amor de está Divina
Pastora, que velando y desviviéndose por
amor á sus ovejas, pudo decir al Pastor s u -
premo mas propia y desinteresadamente que
Jacob á L a b á n : De dia y de noche ando
al calor y al f r i ó , sin perdonar molestia a l -
g u n a , hasta tanto que aun el sueño se ha r e -
tirado de mis o j o s ; así e s , que desde que
me distes el encargo de Pastora, tus ovejas
no han sido estériles, y yo no me alimenté
jamás con las .reses de tu grey ( 2 ) .
AFECTOS. Y o no acierto, ¡oh Madre
m í a ! ni en mí hay facultades para corres-
ponder dignamente al amor que nos m a -
nifiestas, cuando tomas sobre tí el cargo de
Pastora de los hombres, ni en el mundo en^
cuentro símiles adecuados ,>para juzgar de tu
solicitud pastoral conmigo. Los Pastores ter-
renos se llaman dignos de este nombre, y
aptos para desempeñar este oficio por su amor,
su vigilancia y solicitud (3); pero ninguno
se espone como tú al d o l o r , al tormento, y
muerte espiritual, que sufristes por ser nues-
tra Pastora, sin recibir otro emolumento; ni
utilidad, que la gloria de obedecer é imitar
á tu Divino H i j o , y hacernos á nosotros fe-

(3) G e n . c . 33. v. 38..40. (3) Rup.Ab.l. 9. in Joan.


. DÍA DOCE. 16 Í
lices: ninguno ofrece,como tú,á sus ovejas un
pan de vida eterna, para saciarlas con el c e -
lestial alimento del cuerpo del Pastor mismo
que las habia redimido ( i ) . ¡ O h qué bondad,
oh qué amor tan superior aun á las esperanzas
mismas de los hombres! ¡Almamia! cómopue-
des resistirte y á , para no amar á una Pastora
que tantas pruebas te ha dado de su amor!
Ofrécete sin reserva al obsequio, é imitación
de una P a s t o r a , que te dio todo cuanto t e -
n i a , sin escepcion de su propio Hijo.
E s para m í , ¡oh amorosa Pastora! un
motivo de gran dolor el haber hasta hoy
considerado tan poco el grande amor que
me tienes; y lejos, por esta causa, de c o r -
responder á é l , haberme dejado engañar del
amor por las criaturas, á quienes y o tomé
por instrumentos de mi reprensible conduc-
ta. Este mi dolor se aumenta cuando c o n -
sidero, que siendo tú tan solícita por el r e -
baño adquirido con la sangre de tu Hijo;
y o estravié á muchas de tus ovejas con mis
malos ejemplos, y escandalizándolas de obra
y de p a l a b r a , acometí contra ellas como un
L o b o carnicero, dándoles ocasión de ruina y
de pecado. ¡ A h ! desde entonces se alejó de mí

(i) Cris. Hom. p.


II
ióa DÍA DOCE,
tu amor pastoral, que no apacienta lobos, sino
ovejas; y entonces convertido yo en lobo san-
griento , fui vencido de los Lobos infernales.
Y o me avergüenzo, y detesto esta mi c e g u e -
dad : confieso que merezco Jas penas mas s e -
veras por haber abusado así de tu amor; pero
confiado en éste tu mismo amor, por mi ingra-
titud ofendido, prometo cambiar totalmente
mi conducta: procuraré el bien de mis p r ó g i -
mos: seré tu oveja fiel; y entonces venceré,
aunque me rodeen lobos á millares ( i ) .
ORACIÓN. ¡ O h amabilísima Pastora!
ilustrad mi alma con un conocimiento claro
de las verdades eternas, para que meditan-
do siempre la ley santa de mi D i o s , siga
constante por los caminos que V o s , como
Pastora me mostráis, que son los que ú n i -
camente pueden conducirme á mi eterna fe-
licidad: despejad mi entendimiento de todos
los vapores terrenos que lo ofuscan: herid
mi corazón con las saetas de vuestro amor,
para que mi voluntad jamás se estravíe c o -
mo oveja errante que camina á la muerte.
Espero de vuestro amor que me concederéis
esto que humildemente os p i d o , para que
desembarazada mi voluntad de todo afecto

(2) E x D . Cris. Hom. 34. in Matth.


DÍA DOCE; 163
terreno, y no aspirando sino á los v e r d a d e -
ros bienes de la g l o r i a , me sea abierta la en-
trada á este redil celestial, en donde goce de
vuestro amor por los siglos.sin fin. Amen.
Se reza un "Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patrú

; DIÀ TRECE.

Sicut visitât Pastor gregem suum, in die


. quando fuerit in medio ovium suarum:
sic vis itabo oves meas^ et liber abo eas
de omnibus locis::: in die nubis et ca-
íiginis.EzzQ. c. 34. V. 12.

Al modo que el pastor visita su rebaño


en el dia en que se halla en medio de
sus ovejas, así cuidaré yo. las-ovejas
mias, y las recogeré de todos los lu-
gares por donde fueron dispersadas en
el dia del nublado, y de las tinieblas.

E n este dia se nos hace ver la utilidad que


resulta á las ovejas de M a r í a , de tener por
164 DÍA TRECE.
Pastora á esta Madre de D i o s , sobre lo c u a l ,
Considera lo primero, que siendo nuestra
Madre Pastora Reyna y Emperatriz de todo
el Universo, y habiendo recibido de mano del
Omnipotente el honor, la g l o r i a , la potestad
y el imperio sobre todo lo c r i a d o , en el hecho
mismo de declararla Pastora de la grey del
Pastor universal, t u v o , por consiguiente, en
toda su perfección la virtud característica de
la dignidad R e a l , que es la liberalidad, por
la que los Reyes se asemejan á la d i v i n i -
dad ( i ) . Así f u é , que elevada á una digni-
dad tan eminente, y destruidas con su i m -
perio las potestades infernales que nos o p r i -
mían , no blasonó de sus trofeos por sola la
exaltación de su nombre; sino porque así que-
daba espedita su autoridad para atender á
procurarnos nuestra eterna salud. Sabe muy
bien esta Señora, mejor que E s t h é r , que su
elevación á ser Madre del buen Pastor Jesu-
cristo, no fué solo para gloria s u y a ; sino para
que ampliando su protección cerca de su H i -
j o , en beneficio de las ovejas redimidas con
su sangre, las colme de toda bendición: ben-
diciones del alto c i e l o , y bendiciones manan-
tiales fecundos de toda felicidad en la tierra,

(i) Demost.
DÍA TRECE. 165
que sobrepujan á las que (hasta tener por Pas-
tora á M a r í a ) había dispensado Dios á los
hombres ( i ) . Pondera, alma mia, que esta
Pastora debe de ser amada por su liberali-
dad , mas que temida por su dignidad R e a l ;
porque semejante á D i o s , mas que ninguna
otra c r i a t u r a , distribuye generosamente á
toda su grey todo género de felicidad. L a
promesa hecha por Dios al legislador de los
Hebreos cuando le dijo: Y o te mostraré todo
bien ( 2 ) , parece tuvo su complemento cuan-
do nos confió á la custodia de esta Divina
Pastora, pues por su medio se nos comunican
tan copiosas y abundantes gracias, que p o -
demos justamente d e c i r : que con ella nos ha
venido todo b i e n , y que por su mano hemos
recibido innumerables riquezas de honesti-
dad (3). Estando ciertos del poder de sus
ruegos para con D i o s , "lo estamos también de
que nada se le niega de cuanto pide en b e -
neficio de su rebaño: siendo cierta su libera-
l i d a d , lo es también que sus ovejas pueden
prometerse todo lo que el Omnipotente les
puede conceder: siendo cierta su ternura pas-
t o r a l , lo es también que sus ovejas pueden

£1) Gen. C.49.V. i$.z6. (i) Exod. 33.V. 19*


(3) Sap.c.7.v. 11.
IÓ6 DÍA TRECE.
descansar á la sombra de su protección.
AFECTOS. Siendo yo oveja de tu rebat-
ñ o , ¡oh Pastora amable! descansa yá mi a l -
ma tranquila en medio de la borrascosa a g i -
tación del mundo. Esta dependencia, tan
ventajosa para m í , me asegura contra la mult-
titud de precipicios que en él me esponen á
mi perdición eterna , y no es el menor, eí
error y la mentira con que me aluciné cuan*-
do me separé de tu g r e y ; pero yá el mundo
tiende inútilmente sus redes alrededor de mí,
porque los documentos con que gobernáis tu
r e b a ñ o , enseñan á mi alma el modo de l i -
brarse de ellas. ¡ O h suerte feliz Ja mia! pror-
tegido en tu redil santo, descubro desde él los
lazos que el León rugiente me tenia armados,
me burlo de todos e l l o s , y dejo frustrados
sus malignos intentos. A n t e s , cual débil y
tímida o v e j a , me rendía al menor asalto de
la tentación. ¡ A h , triste efecto de mi debi-«-
lidad é ignorancia, que me hacia esclavo de
mis pasiones, y víctima de mi error! pero
siendo tú mi refugio y mi s o c o r r o , se ha
disipado en mi alma el amor de Jos falsos
bienes que Ja cautivaban , y ha desaparecido
el temor de los. males que la afligian.
Si vosotras, cuantas ovejas participáis de
l a sangre del C o r d e r o , queréis tener parte en
DÍA TRECE. 167
esta suerte f e l i z , c o r r e d , daros prisa á p o -
neros bajo la protección de esta buena P a s -
tora: estando en su r e d i l , abrid los senos de
vuestro corazón, dilatad los términos de vues-
tros deseos, pedidla cuanto necesitéis, no solo
con entera confianza, sino ciertos y seguros
de no hallar repulsa en su piadoso corazón:
confírmese vuestra esperanza con el seguro
conocimiento de q u e , ni la ambición insacia-
ble de los mundanos, ni la avaricia abrasa-
dora del opulento, ni la concupiscencia mas
ardorosa, ni los deseos, y pasiones todas de
los hombres, pueden apetecer ni aun imagi-»
nar tantos beneficios, tanta f e l i c i d a d , ni t a n -
ta dicha como la que esta Pastora proporcio-
na á sus fieles ovejas. ¡ Tantos son los bienes
que conseguimos en su rebaño! Mientras que
permanezcamos en é l , no nos deben causar
temor ni la multitud, ni la fuerza de nuestros
enemigos: aunque todo el infierno se rebele
contra nosotros, y los males de la vida se
reúnan para afligirnos, no se turbará nuestra
esperanza, sabiendo que esta Pastora nos pro-
tege en su rebaño, y no se aparta de noso-
tros para consolarnos, y sostenernos en l a
pelea. ¡Lobos infernales, huid á la vista de
una Pastora que tiene en su mano la omni-
potencia divina para defender á sus ovejas!
168 DÍA TRECE.
Considera lo segundo, que supuesta la
suprema potestad que María tiene sobre su
rebaño, la participación de la liberalidad d i -
v i n a , y su ánimo pronto para distribuir erí
beneficio nuestro los tesoros inagotables de
l a omnipotencia de su H i j o , de que es depo-
sitaría , pueden muy bien prometerse sus o v e -
jas el conseguir de su liberal mano, cuanto
necesiten en el orden de la naturaleza y de
la g r a c i a : bienes de fortuna, socorros en las
necesidades y aflicciones del cuerpo, y abun-
dancia de todo lo necesario para el bien de
nuestra alma: todo nos lo podemos prometer
de esta Divina Pastora, que no se aparta ni
un momento de sus ovejas, ni las entrega para
que sean presa de los L o b o s ; antes bien q u e -
dan estas fieras sujetas á e l l a s , pues les a l -
canza tanta g r a c i a , que burlando sus astu-
c i a s , vuelven á la vida después de muertas,
y resucitan aunque estén despedazadas ( i ) .
S í , alma mia: esta Señora, cual vigilante Pas-
t o r a , no afloja ni un momento en sus c u i d a -
dos sobre sus ovejas : deseándolas siempre
su mayor bien, busca de continuo todos los
medios de proporcionarlas cuanto necisitan,
presentando sus ruegos ante el trono del A l - '

- (i.) S.Pet.Cris.S.40.
DÍA TRECE. 169
tísimo, si necesario e s , para que mejor alcan-
cen con su mediación los favores de aquel
D i o s , que todo lo concede cuando su Madre
es la qué pide. A este intento, dice de sí mis-
ma esta Señora: Y o ando en los caminos de
l a justicia para enriquecer á los que me a -
man ( 1 ) . Por manera q u e , al parecer, solo
por nuestro provecho y utilidad, ha deposi-
tado el Omnipotente en nuestra Pastora todas
sus riquezas, á fin de que en su rebaño hallen
entero y universal socorro Jos miserables h i -
jos de A d á n ( 2 ) . Todos los bienes que c o n -
seguimos, quiso el Señor que se nos c o n c e -
diesen por María en clase de Pastora : ella
busca la oveja perdida, y en sus propios bra-
zos trae á su rebaño á la que se estravió: ella
cura y fortifica á la enferma y achacosa, y
guarda cuidadosamente á la fuerte y robus-
ta : por su medio visita el Supremo Pastor á
sus ovejas, las reúne, y las conduce a t i e r r a
p r o p i a , para que pasten y se alimenten de
las yerbas verdes y frondosas de su gracia.
A s í se r e a l i z ó , por medio de nuestra Pasto-
ra M a r í a , lo que el Señor prometió á su re-
baño por boca de Jeremías. Y o reuniré, dice,
á mis ovejas, trayéndolas de las tierras d o n -

• ( 1 ) Prov.c.8.v.ao. (2) AbaáAd.c.2^.sup.Eccl.


i7° nu TRECE.
de las echó la tribulación, y las volveré á
su propio pais; crecerán y se multiplicarán:
no tendrán y á miedo á nadie, y no faltará
ninguna de ellas de mi redil ( i ) .
A F E C T O S . ¡ Oh Pastora Santísima! Sois
el medio de nuestra reconciliación con vues-
tro Hijo y nuestro D i o s : por lo t a n t o , sois
;

la esperanza de los que desesperan: la abo-


gada de Jos que se hallan destituidos de todo
a u x i l i o : el puerto seguro de los que naufra-
gan : el consuelo del mundo perdido por
A d á n : la libertadora irresistible de los opri-
m i d o s : sois el amparo de los huérfanos, la
redención de los cautivos, y la salud d e los
enfermos: V o s la firmeza de los penitentes,
la gloria de las V í r g e n e s , su g o z o , y su co-
rona. Dios os bendiga, ¡oh fuente de g r a -
cia y consolación! dulce amparo de los con-
vertidos , Reyna y protectora del género hu-
mano. Dios te salve, pues bajo vuestro a m -
paro se mitigan, nuestros dolores, se reme-
dia nuestra tristeza, y desaparece toda a d -
versidad y desgracia ( 2 ) . Con un tesoro-tan
precioso, con una guia tan segura, con una
Pastora tan poderosa, no hay y á bienes en
la tierra que y o no desprecie, ni escollos

(1) Jer.c.33.v.3.4. ( a ) S.Efren.rfe Laud.Virg.


DÍA TRECE. 171

que 110 e v i t e , ni enemigos que no supere: mi


protección es mi Pastora, y con ella tengo
seguros, todos los bienes.
Lejos; de mí la turbada desconfianza de
las almas pusilánimes. Y o esperaré siempre
conseguir los bienes que me proporciona l a
protección: de mi Madre Pastora. Sé también
jque mis fuerzas no son bastantes, por sí so-
l a s , para salir victorioso en la continua l u -
cha á que me precisan unos enemigos tan
formidables y temibles, como son los que
de dia y de noche m e r o d e a n : conozco mi
debilidad, y supuesto este conocimiento, y o
sería un temerario si presumiese de mi f o r -
taleza y mi virtud. N o : esta Pastora que
me protege, y que sé cuanto me a m a , es to-
da mi seguridad. Desde el redil en que c u s -
todia mi a l m a , acometeré intrépido á todos
mis enemigos, con mas confianza que si me
custodiasen ejércitos de hombres armados.
Si mi Madre Pastora vela de continuo por
mi bien, ¿quién será capaz de dañarme? Si
la misma que venció al Dragón infernal es-
tá de mi parte, ¿quién podrá hacerme t e -
mer? N a d i e : : :
ORACIÓN. ¡ O h Pastora divina! llena
de amor y de clemencia para con vuestras
ovejas! Estoy cierto de que el mayor a g r á -
Í72 JHA TRECE.
v i o que puedo haceros, es el dudar de vues-
tra voluntad pronta para socorrernos en nues-
tras necesidades; y a s í , lejos de incurrir y o
en este crimen, os confieso por mi Madre
y A b o g a d a , y que por esta razón no sois
capaz de olvidaros, ni un instante, de las ne-
cesidades de vuestro rebaño en' la presente
vida. Cabalmente soy la oveja mas necesita-
da de vuestra protección y amparo, y en
quien por lo mismo puede resplandecer mas
el poder que se os dio para regir vuestra
g r e y . Concededme, que caminando por Jas
sendas de la ley santa de mi D i o s , evita
los escollos del mundo, y llegue sin tropie-
zo á la mansión feliz de la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
*73

DÍA CATORCE.

Oves, et caprce steriles non fuerunt, a-


rietes gregis non comedí'.:: Die noctu-
que eestu urebar, et gelu, fiígiebatque
somnus ab oculis meis. GEN.C.31.V.38.
40.41.

Las ovejas y las cabras no fueron es-


tériles : no me comí los carneros de
la grey::: Dia y noche andaba al sol
y al yelo, y el sueño huía de mis ojos
por custodiarla: tanta es la solicitud
con que he servido á tus rebaños.

E n este dia se nos manifiesta la solicitud


con que nuestra Divina Pastora custodia su
rebaño, sobre lo c u a l ,
Considera lo primero, que este título^
el traje, y ocupación de Pastora, con que
esta Señora se nos presenta, es lo que sin-
gularmente nos hace conocer su incansable
solicitud en procurar nuestra felicidad tem-
174 D I A
TRECE.
poral y eterna. L o s otros títulos con que
glorificamos á M a r í a , son por lo común,
para ensalzar su nombre, y ostentar sus p r e -
rogativas y grandezas; pero el de Pastora,
como que al parecer hace que esta Señora
descienda de su escelencia y dignidad, ter-
mina solo en provecho y utilidad nuestra.
E l ropage mismo que pende de sus hombros,
entretejido de pieles y l a n a , significa la piel
de aquella oveja, que estraviada y buscada
con solicitud, la puso bajo la protección de
su poderoso brazo ( i ) ; y nos da á entender,
que tiene tan presente la asistencia solícita
de su rebaño, como el vestido mismo con
que nuestra Pastora se cubre. N o es como
aquellos Pastores de quienes se lamenta el
S e ñ o r , diciendo: ¡ A y de los Pastores que se
apacientan á sí mismos! no curando mas que
de alimentarse con su l e c h e , vestirse de sus
l a n a s , y regalarse con las reses mas bien
nutridas; y que sin procurar fortalecer las
débiles, ni buscar á las que se han estra-
v i a d o , las dominan y rigen con aspereza y
con soberbia ( 2 ) : sino que diligente, y s o -
lícita , no solo no pierde de vista ni un mo-
mento el rebaño que le confió el Pastor S u -

(1) Barón. Anal. a i p . n. 13.


(a) Ezeq. c. 34. v. a.
DÍA TRECE. "7*
premo, sino que penetraría gustosa hasta los
abismos por asistir aun á la mas pequeña, y
miserable de sus ovejas. P o n d e r a , que así
como no hay momento en que el L o b o i n -
fernal deje de velar solícito por la p e r -
dición de alguna de ellas; así no hay tam-
poco un instante en que nuestra Pastora no
vele también para dejar burlados los esfuer-
zos de tan astuto enemigo, pudiendo decir
mejor que Jacob: Por cuidar con solicitud
mis rebaños, anduve de dia y de noche, es-
puesta al sol y al f r i ó , y aun el sueño se
retiró de mis ojos. S í , alma m i a , esta Seño-
ra apacienta por sí misma sus ovejas: las
procura el necesario descanso: busca con s o -
licitud las que se estravían: recoge á las que
están abandonadas, y á todas las gobierna
con juicio y con sabiduría ( i ) : imprime en
ellas el sello de la ley de D i o s : lo graba en
sus corazones ( 2 ) ; y estermina de la tier-
ra donde pastan sus ganados á las bestias
malignas, que son los demonios, y así d e s -
cansan todas sin temor, sabiendo que no
duerme, ni se descuida la Pastora que c u s -
todia el rebaño de Israel ( 3 ) . Así las c o l -
ma de bendiciones; y cuando haya de asaltar-

(1) Ezeq.c.34.v.ig.i<5. (a) Jerem.c.3i.v.33.


(3) Ps. n o . v . 4 .
176 DÍA TRECE.
las el enemigo, se miran mas seguras que
si las custodiasen los siete Pastores que d e -
bían gobernarla tierra de A s u r , y humillar
la soberbia de los Asirios ( 1 ) .
AFECTOS. ¿ C ó m o podré y o a g r a d e -
ceros ¡ oh amable P a s t o r a l o s beneficios
que me dispensáis con vuestra solicitud p a s -
toral sobre mi alma? | C ó m o he de r e c o m -
pensar la profusión con que me mostráis
vuestra bondad , vuestra misericordia, y
vuestra ternura maternal, V o s en clase de
Pastora, y yo en semejanza de oveja v u e s -
tra? ¿ Q u é servicios serán bastantes para no
ser yo ingrato á tantos bienes de que me
colmáis en esta v i d a , y me preparáis para
l a eterna? ¡ A h ! V o s para velar sobre mí
con tanta solicitud, os olvidáis de que d e -
sertando y o á las veces del recinto en que
custodiáis vuestra g r e y , rasgué con mis ma-
n o s , y pisé con mis pies, la adopción santa
con que me recibisteis por H i j o , y que d e -
clarándome así enemigo vuestro, provoqué
el rigor de la justicia d i v i n a , merecí vues-
tra indignación, y vuestros c a s t i g o s , mas
bien que vuestra solicitud pastoral; sin em-
bargo , mil y mil v e c e s , solícita de mi bien,

(1) Mich.c. g. v. g . 6 .
DÍA CATORCE. 177
me habéis llamado para perdonarme, y p o -
nerme en seguridad de mis enemigos. ¿ C ó -
mo podré yo en adelante ser insensible á
tanto amor? ¿Cómo podré agradecerlo d e -
bidamente?
Con este fin me entrego enteramente á
V o s , mi dulce Pastora, sin reserva alguna:
os seré siempre fiel, socorrido, como espero,
de la gracia de mi D i o s : me sujetaré g u s -
toso á vuestro gobierno pastoral, aunque sea
necesario para esto apurar el cáliz de amar-
gura que pueda ofrecerme el vencimiento
de mis pasiones, y los combates de mis ene-
migos. Por no separarme de vuestro rebaño
sufriré todos los males de la v i d a , y aun
los desafio como incapaces de privarme de
este bien. Sabiendo y á la solicitud con que
veíais por mi f e l i c i d a d , recobro fuerza é in-
trepidez contra los que intenten estorbármela.
L a invocación sola del nombre • de Pastora,,
pondrá en vergonzosa fuga al L o b o sangrien-
t o ; y si vuelve á acometerme, y o encontra-
ré en vuestra bondad pastoral los socorros
necesarios para mi seguridad. Sois mi espe-
ranza , mi amparo, y mi consuelo. ¡ A h , dón-
de hallare yo un apoyo mas fuerte de mi-
esperanza!!!
• Considera lo segundo, que sabiendo es-
Í2
178 DÍA TRECE.
ta Señora que el oficio de Pastor impone la
obligación de evitar el o c i o , y trabajar i n -
fatigablemente por el bien de su rebaño ( 1 ) ,
y que entonces se aumentan las ovejas, y
están seguras de los lobos, cuando son asis-
tidas por su propio Pastor ( 2 ) , procuró c o -
mo buena Pastora llenar cumplidamente dos
cualidades que clasifican al verdadero y s o -
lícito Pastor: la solicitud para no perder de
vista á sus ovejas, aun en las tinieblas de
la noche: y la fidelidad en custodiarlas y
defenderlas de toda desgracia ( 3 ) . Estas dos
atribuciones pastorales, las cumple nuestra
Pastora corrigiendo los estravíos de sus o v e -
j a s , para que su propia miseria y frágil con-
dición, no las conduzca á su eterna ruina:
preservando á su grey de las sugestiones dia--
b é l i c a s , para que no sean seducidas por la
astucia de su enemigo: y dirigiendo al S u -
premo Pastor, por e l l a s , sus oraciones y sú-
plicas, para alcanzarles la gracia que les es
tan necesaria, para no rendirse á su debilidad
pusilánime ( 4 ) . Este es el lleno de solicitud
con que María apacienta su r e b a ñ o , por c u -
y a razón puede francamente decir á su D i -

(1) S. Greg; Magn. col. 36$. (2) S. Athan.


001.327. (3) Hug. Car. sup. Gen. cap. 30.
(4) S. Bern. de ver. Past.
DÍA TRECE, 179
vino H i j o , dándole razón del desempeño de
su cargo pastoral: Ninguna de las ovejas á
mí confiadas, ¡ ó Hijo mió! han perecido por
mi descuido ( 1 ) . Pondera, que perteneciendo
á la solicitud pastoral el reducir al rebaño
á aquellas ovejas que se estravían, aunque
sea aterrándolas con el castigo ( 2 ) , corrige
con mano poderosa á las que alucinadas, y
c i e g a s , corren por las sendas del vicio y el
desorden; unas veces con mano caritativa y
de M a d r e , y otras, cuando esto no alcanza,
poniendo á su vista los castigos con que e l
supremo J u e z , y Pastor, suele manifestar su
-indignación en ejercicio del atributo de su
justicia. Siendo propio del buen Pastor g u a r -
dar con solicitud á su g r e y , y librarla de
los acometimientos de las bestias feroces ( 3 ) ,
es solícita esta Señora para auxiliarnos en
las tentaciones del demonio, que envidioso
de nuestra d i c h a , prepara con disimulo sus
redes, y atiza el fuego de las pasiones para
precipitarnos, rendirnos, y devorarnos; pues
como es dado á esta Señora el ahuyentar á
los enemigos malignos, huyen éstos a v e r -
gonzados cuando se presenta la Madre del
buen Pastor á sostener á sus ovejas en la b a -

(1) Hog.Car.sup. Gen. c. 30. (a) S.Aug. E p .


ad Bonif. (3) S. Laur. Just. de Cont. mun.
i8ó DÍA CATORCE.
t a l l a ; y por último, se emplea continuamen-
te en rogar por nosotros á la misericordia
de D i o s , para que asistidos de su gracia,
seamos libres de los peligros y miserias de
l a presente vida. E s tanta la piadosa s o l i -
citud de nuestra Pastora con su rebaño, que
en decir de S. G e r m á n , jamás se satisface,
ni se cansa de entender en nuestra defensa.
AFECTOS. ¡ A h , qué cualidades tan
amables clasifican á mi Santísima y digna
Pastora! Siendo, como lo e s , tan cuidadosa
y solícita de mi bien, me es preciso el c o n -
fesar, que debo á su solicitud y asistencia
el verme libre de la opresión ignominiosa
del Dragón infernal: yo me v i , a l a s veces,
gimiendo bajo su dura esclavitud; pero M a -
r í a , cual solícita Pastora, rompió los lazos
con que me tenia cautivo, y custodiándome
en su r e d i l , encuentro en su maternal abrigo
los socorros de que á todo instante necesito
para no reincidir en tan fea esclavitud. S í :
V o s ^ a s t o r a amable, me habéis librado del
peso insoportable de mis culpas, por las que
me vi en una situación tan triste; y aunque
para sujetarme al recinto de vuestro místico
r e d i l , tengo que tomar sobre mí el yugo de la
ley santa de mi D i o s , es éste un yugo sua-
Ve y dulce para mi alma. ¡ O h caridad i n -
DÍA CATORCE. ISI
comprensible! Para mostrarme yo agradeci-
do á e l l a , os haré continuo sacrificio de ala-
banzas: celebraré con cánticos eternos la so-
licitud maternal con que custodias v u e s -
tro rebaño: y publicaré, á la faz del mundo
entero, el nombre de Pastora que con tanta
v i v e z a , y energía, nos descubre los rasgos de
vuestra ternura y vuestro amor.
P e r o , ¡qué compasión escitan en mi a l -
ma tantos desgraciados mundanos, que a l u -
cinados y ciegos con los encantos del siglo,
huyen del rebaño de esta Pastora para e n -
tretenerse en sus locos debanéos, en que v i e -
nen á quedar esclavos de sus propias pasio-
nes! ¡Ah insensatos! ¿Por una diversión tran-
sitoria, como lo es la que disfrutáis en el
b a y l e , el teatro, ó las concurrencias p r o f a -
n a s , para lo que tenéis que soportar mil m o -
lestias, y aun acaso la pérdida de vuestra
s a l u d , renunciáis de la p a z , la a l e g r í a , y
el contento, que con su pastoral solicitud
difunde esta Pastora en el corazón de sus
fieles ovejas? Preguntad á las almas fieles,
y ellas os dirán cuan gustoso y dulce es e l
vivir bajo la protección maternal de esta
Divina Pastora, y convencidos de esta v e r -
d a d , corred todos á entrar en su rebaño: y
para que os sea útil su solicitud por v u e s -
iS'í- DÍA TRECE.
tro bien, mirad con el interés debido v u e s -
tra eterna s a l u d : arreglad vuestras a c c i o -
nes del modo que Dios os manda: y por el
ejercicio de todas las v i r t u d e s , correspon-
ded á la solicitud con que esta Divina P a s -
tora vela de continuo por vuestro bien.
ORACIÓN. ¡Dios omnipotente! que
manifestáis vuestra bondad én darnos una
Pastora tan solícita y vigilante por nuestra
f e l i c i d a d , con cuya amabilidad se dulcifica
la pena que puede causarnos el vencimiento
de nuestras pasiones, tan necesario para noes-
traviarnos del gremio de vuestra g r e y : V o s ,
que tan misericordiosamente derramáis las
consolaciones del divino Espíritu sobre las
almas que os son fieles, infundid en nuestros
corazones la luz de vuestra divina gracia:
abrasadlos con los ardores del amor santo:
animadnos, y fortalecednos á todos, para
que superando los obstáculos que el enemi-
g o pone á nuestra perseverancia en la v i r -
t u d , consigamos veros y alabaros en c o m -
pañía de nuestra Madre Pastora en la g l o -
ria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Martas ¡ y un Gloria Patri,
D Í A QUINCE.

¿Volite timere pus Mus grex. ruc. c. 1 2 .


v. 3 2 .

No tenéis vosotros por qué temer, pe-


queño rebaño mió.

JEstas mismas palabras repite la Divina Pas-


tora.,, en este dia, á todas las ovejas que com-
ponen su místico rebaño, para consolarlas en
todas sus aflicciones de alma y cuerpo, so-
bre lo cual;
Considera lo primero, el modo afable y
cariñoso con que el Divino Redentor Jesu-
cristo quiso consolar á sus discípulos, cuan-
do los vio atribulados por las persecuciones,
tentaciones, y trabajos, de que se veían cerca-
dos por todas partes. No queráis temer,,les
dice, vosotros que componéis mi corto reba-
ñ o ; pues aunque os veáis afligidos de mil
modos, y privados de todo lo que recréala
sensualidad de los mundanos, mi Padre ce-
lestial tiene decretado el que seáis felices en
su reyno eterno. Con las mismas palabras de
consuelo dulcifica la Divina Pastora las a-
,I§4 D I A
QUINCE.
facciones y trabajos de sus ovejas en este va-
lie miserable de lágrimas, por cuya razón la
llama la Iglesia consoladora de los afligidos.
Sí, alma mia, aunque las ovejas de esta Pas-
tora tengan toda la seguridad, y protección,
viviendo bajo de su custodia sin saltar de su
redil; no pueden sin embargo esceptuarse de
las penurias y trabajos, que como resultado
fatal del pecado de A d á n , afligen en este
mundo á todos sus descendientes; antes bien,
asegura el Señor, que la tribulación prueba
á los justos, así como los vasos de un alfa-
rero son probados en el fuego ( i ) . Así como
un navio está espuesto en alta mar á las fu-
riosas olas de las tempestades, que comba-
tiéndolo por todas partes lo hacen zozobrar,
y él mismo se vé varias veces á punto de ser
sumergido en las aguas amargas del mar, así
los justos en la peligrosa navegación de este
mundo, antes de arribar al puerto feliz de
su salvación, son afligidos de mil modos y
maneras, espuestos á continuos peligros, y
precisados frecuentemente á gustar de las
aguas amargas de la tribulación. Por esto di-
ce S. Pablo, que hay peligros en todas partes,
mientras que peregrinamos en el mundo; pe-

(i) Eccles. c. 17.


DÍA QUINCE. 185"
ligrosen la mar, en la tierra, en las pobla-
ciones, en la soledad, y aun entre nuestros
falsos hermanos. Estas tribulaciones llegan
á las veces á acongojar á las ovejas del pe-
queño rebaño de María; y por esto, con tan-
ta timidez como los Apóstoles, claman á esta
Señora , diciéndola: V e d , Señora, y ad-
vertid que nos vemos á punto de perecer, si
Vos no nos salváis. Mas como el oficio pas-
toral escita la compasión de las ovejas dé-
biles ( 1 ) , esta solícita Pastora, condolida
de ver las suyas tristes, angustiadas, y aco-
bardadas, dulcifica sus penas, y tranquiliza
sus ánimos¡ afligidos, infundiendo en ellas
tanta paz y contento espiritual, que superan
á todas cuantas satisfacciones puede ofrecer-
les el mundo: tanto es el consuelo que en-
cuentran las ovejas de María en sus tribula-
ciones , que solo puede dar idea de él quien
lo esperimente.
A F E C T O S . Cuando observo, ¡oh Dios
mió! que á vuestros mayores amigos los de-
jais vivir rodeados de tribulaciones; y que yo,
siendo el mayor pecador que sustenta la tier-
ra , me lamento cuando he de soportar a l -
gún trabajo por serviros, me avergüenzo, y

(1) S. G r e g . Mag. in 1.1. R e g .


I 86 UIA QUINCE.
confieso que soy la criatura mas criminal del
mundo: solo he buscado hasta hoy las dulzu-
ras que con larga mano dispensáis á los que
os sirven; y la adversidad mas pequeña me
turba, me aflige, y apaga todo mi fervor:
quiero, pues, ¡oh piadosa Pastora mia! apro-
vecharme de este conocimiento, y por lo mis-
mo, me abandono enteramente á vuestra pro-
tección, con una confianza tan firme, que na-
da será capaz de atribularme. Busqué mi con-
solación en las criaturas, en vez de acudir á
Vos: estoy desengañado de este error, y así
desde este momento en Vos buscaré el alivio
de mis penas; aunque me vea envuelto entre
las tribulaciones más amargas, yo no perde-
ré jamás de vista que Vos las presenciáis con
voluntad de favorecerme, y aun con gusto
de verme pelear con valor.
Vuestras ovejas descansan yá bajo de
vuestro amparo, y en él encuentran la tran-
quilidad y el contento que los mundanos no
pueden hallar, ni en los falsos placeres, ni
en el esplendor de la grandeza, ni en la abun-
dancia de riquezas: todo esto que los des-
lumhra, y que es para ellos un santuario de
felicidad, es en verdad un torrente rápido
que los arrebata, sin que ellos perciban el
abismo adonde van á sumergirse. Yo por mi
DÍA QUINCE. í'87
parte, cuándo me vea oprimido con el peso
de alguna aflicción, acudiré á Vos, pues que
sois poderosa para socorrerme, y llena de ca-
ridad para ampararme; y me compadezco de
los miserables esclavos del mundo, los cua-
les si alguna vez os buscan en sus tribulacio-
nes, es después de haber asurado hasta las
heces de su amargo cáliz, y haberles enseña-
do la esperiencia, que solo en los sentimien-
tos de la Religión está la medicina de sus
males. ¡Ojalá pudiera yo hacerles conocer
su ceguedad, y que rompiesen las cadenas con
que los oprime el tirano cruel á quien sirven!
Considera lo segundo, que aunque la po-^
bréza,el hambre, la persecución, y contra-
dicciones de la vida, aflijan á las almas, que
cual fieles ovejas se dedican al servicio de su
Dios, y este Señor las permita para acriso-
lar su paciencia, su fortaleza, y su virtud;
hay sin embargo otro género de tribulación
que las aflige mucho mas, y es, la tentación
con que el demonio las solicita, y provoca al
pecado, intentando separarlas del redil de su
Pastora adonde él no puede penetrar. Este
León rugiente vé con envidia y rabia sustraí-
das de su imperio á aquellas almas que fueron
suyas algún dia, y colocadas ahora en lugar
seguro: é indignado de que dichas almas pa-
188 DÍA QUINCE.
sen del servicio suyo al de una Muger,que le
declaró eterna enemistad, las persigue como
fugitivas y apóstatas, procurando el que vuel-
van á su dominio, en términos, que basta ser
oveja de María, para estar cierto de que hay
precisión de estar con las armas en la mano,
para sostener una continua lucha con el Dra-
gón. Se aumenta la aflicción de estas almas,
cuando ven juntarse á Lucifer un ejército au-
xiliar formado de sus propias pasiones y con-
cupiscencias, que cual robustos soldados mi-
litan en sus propios miembros, y pelean en
favor de la carne, y contra el espíritu: de
la cual lucha se quejaba S. Gerónimo, d i -
ciendo ( i ) : Me persigue la lujuria, me aco-
mete la avaricia, el vientre quiere hacerse
mi Dios, y la concupiscencia se empeña en
que yo deseche al Espíritu Santo, y viole su
templo. Pero en medio de tantas aflicciones,
las ovejas de María corren á la protección
á que se hicieron acreedoras, desde que se es-
cribieron en el rebaño de tan Divina Pasto-
ra: y como la índole y condición de tan ama-
ble Señora, es tan generosa y compasiva, no
queda jamás defraudada su esperanza. Esta
Pastora Santísima sabe que el sueño del pas-

(i) E^ist. i .
DÍA QUINCE. 189
tor es gozo para el Lobo ( 1 ) , y que la au-
sencia del pastor dá ocasión á estas fieras
para que acometan á la grey ( 2 ) : y por lo tan-
to, vela, y está siempre al lado de sus ovejas,
las cuales con su presencia se fortifican para
pelear. Y cuando yá sus fuerzas se fatigan,
corren á esta torre y fortaleza de David,
puesta, por Dios en medio del rebaño de su
Iglesia, como lugar de asilo, para que sus
hijos puedan acojerse, huyendo de la perse-
cución de tantos enemigos; y armados dé nue-
vo con los mil escudos que en ella están de-
positados, vuelvan desde allí sus armas con-
tra ellos, y entonces es segura la victoria,
pues esta Señora funda su gloria en que los
que se refugian á ella, se hagan temibles á
las potestades del abismo.
A F E C T O S . Es preciso confesar, alma
mia, que no has entendido hasta ahora las
ventajas de la vida espiritual, y que solo te
has hecho sensible á las impresiones de los
sentidos, como si no fueras de orden mas no-
ble que tu cuerpo. Te figurabas que todo es-
taba para tí perdido, cuando Dios quiso ha-
cer una ligera prueba de tu fidelidad, espo-
niéndote á la tentación: desengáñate de éste

(1) S. E f r . de Tim. Dei. (a) S. Aran. col. 327.


190 DÍA QUINCE.
tu error, sabiendo que cuanto mas fuertemen-
te eres así probada, entonces vela sobre tí
con mas solicitud tu diligente Pastora: y que
tu desconfianza en medio déla tentación, solo
puede dimanar de tu poca fé, y de no tener
una cabal idea de la bondad de tu Pastora,
que tanto mas multiplica sus socorros, cuan-
to es mayor el conflicto en que te hallas. Si
tú amases, cual eres amada, te alegrarías
cuando la tentación te proporciona el dar
señales de tu fidelidad á tu Dios; y no te
irías á buscar los consuelos en tus penas, sino
en el Dios de toda consolación, y en su
Madre Santísima, que en clase de Pastora es
el consuelo de todo atribulado.
Convencido de esta verdad, ¡oh mi pia-
dosa Pastora! aunque alguna vez os vea como
indiferente é insensible al ver mi tribulación,
sabré que esto lo hacéis por el placer que
sentís, al ver que mi mérito se aumenta á
proporción de lo reñido del combate, y lo
constante de mi fidelidad; y así, mi confian-
za estará siempre en Vos: clamaré, y mis
clamores os harán una santa violencia para
que estéis á mi lado como Pastora solícita,
hasta que el Dragón huya de mí avergonza-
do y vencido. Asegurado, y cierto, de que ja-
más me desamparáis entre las tentaciones mas
DÍA QUINCE. I9I
violentas, yo prefiero yá este estado de tri-
bulación, á todos los que, por la quietud y
el sosiego, pudieran lisonjear mi alma. Mi
cobardía me hace á las veces creer que estoy
.perdido, y me aflige el temor de que Luci-
fer me arranque de vuestro rebaño por mi
consentimiento en la tentación; pero sabien-
do que V o s , Pastora mia, estáis peleando
conmigo, se reanima mi corazón tan fuerte-
mente , que no me afligen yá los combates, y
llego á desafiar á todos los enemigos de mi
salvación.
O R A C I Ó N . O h , Santísima Pastora, es-
peranza firme de cuantos atribulados gimen
én el valle de este mundo, lamentándose de
las tribulaciones que de mil modos afligen
sus ánimos, no retardéis vuestros socorros,
y libradnos de todos los peligros á que con-
tinuamente estamos espuestos. Si hasta hoy
ha sido desgraciado el éxito de nuestros com-
bates, por haber en ellos buscado el auxilio
de las criaturas, de quienes esperábamos el
consuelo, y la paz; hoy mismo proponemos
todos eficazmente el recurrir á V o s , por una
oración ferviente y continua, que obligue
vuestro ánimo pastoral á socorrer nuestras
necesidades, confiando enteramente en vues-
tra bondad inefable: con cuya confianza nos
192 DÍA QUINCE.
sometemos á todas las tentaciones y adver-
sidades, sean espirituales ó corporales, con
que nuestro Dios quiera probar nuestra fideli-
dad y constancia. Alcanzadnos, Señora, la
perseverancia en esta resolución cristiana,
para que peleando legítimamente , consiga-
mos la corona que se nos reserva por premio
en la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
DÍA DIEZ Y SEIS.

Ego paicam oves meas::: Et quod con-


fiadum erat alligabo, et'quod. infir-
mum fúerat consolidabo. EZEQ. C. 34.
v. 1 5 . 1 6 .

Yo apacentaré mis ovejas, vendaré las


heridas de aqúélias_que han padeci-
do alguna fractura, y daré vigor á
las enfermas.

D e este modo manifiesta María Santísima


su solicitud pastoral con sus ovejas enfer-
mas,! sobre lo cual,
Considera lo primero, que el nombre y
oficio de Pastor lleva consigo la obligación
de trabajar continuamente, y sin'dar tre-
guas para el descanso, á fin de asistir á sus
ovejas en cuanto necesiten ( 1 ) . Y por esto,
nuestra Divina Pastora, tan digna de este
nombre, no se contenta solo con apacentar
su rebaño, proporcionándole pastos saluda-

(1) S. Greg. Magti. col; 363.


J
3
194 DÍA DIEZ Y SEIS.
bles en los frondosos valles del campo mís-
tico de la Iglesia, en donde conserve sanas
y robustas á sus ovejas ( i ) ; sino que no
perdona además fatiga ni trabajo por curar
á las enfermas, vendar las heridas de aque-
llas á quienes mordió el Lobo sangriento,
ó padecen alguna fractura, y dar vigor á
las débiles, ó convalecientes, de sus ante-
riores dolencias. Advierte, que efectivamen-
te contraen las ovejas de María enferme-
dades corporales, que las afligen en esta vi-
da, y hacen conocer cuan miserable es la
condición del cuerpo humano. Para conven-
cerse de esta verdad, no hay mas que en-
trar en un hospital, y luego al instante se
presenta reunida una multitud de desgracia-
dos, que gimen atormentados con mil géne-
ros de dolencias. No hay miembro en nues-
tro cuerpo que no sea susceptible de acha-
ques, de que no pueden esceptuar ni la edad,
ni el nacimiento, ni otra cualidad por re-
comendable que sea: á ellos están espuestas
las ovejas de María; y aunque haya algunas
que gocen de una perfecta robustez corpo-
ral, suele no suceder así con el espíritu, que
igualmente está espuesto á enfermedades tan-

(i) S. Greg. Magn. col, 363.


D U DIEZ Y SEIS. 195
tó mas sensibles y cuanto es mas apreciáble la
salud espiritual que la. corporal: y tanto mas
perniciosas que aquéllas, cuanto éstas traen
consigo una muerte eterna, si con tiempo
no se acude á remediarlas, y porque este
género de males no nos proporcionan el mé-
rito, que los corporales sufridos con resig-
nación y paciencia. Siendo, pues, uno de
los cuidados, y atenciones primeras de. un Pas-
tor, el dar la salud al rebaño enfermo ( 1 ) ,
María, como cuidadosa Pastora, atiende con
particular esmero á sus ovejas dolientes, sien-
do como es salud de los enfermos ( 2 ) . Es en
efecto, para sus ovejas la probática piscina,
en cuyas aguas movidas por su mano cari-
tativa, se encuentra el alivio en las dolen-
cias del cuerpo y del alma: de ésta, con los
poderosos auxilios de la gracia, alcanzada
por su intercesión de la bondad Divina, pa-
ra sacarlos del abismo de la muerte eterna;
y de aquél, procurándole la salud, y soste-
niéndolos entretanto con su mano, para que
con sus padecimientos se labren.la, corona
del cielo. Así lo esperimentan cuantos acuden
á esta Pastora con entera confianza, y de-

(1) Alap. in Ezeq. c. 34. (a) Eccles. in Letan.


196 DÍA DIEZ Y SEIS.
seo eficaz de su salud corporal y espiritual,
A F E C T O S . Es cosa estraña, alma mia,
el que te ocupe tanto el cuidado de tu cuer-
p o , le manifiestes tanto amor, y tomes tan-
to sentimiento cuando lo ves afligido con las
enfermedades, que heredó de su primer pa-
dre, y que por lo tanto, son efecto preciso
de su frágil condición. Estas sus miserias,
pudieran proporcionarte mil ventajas para
la vida eterna, sufriéndolas con resignación,
aplicando tu atención principalmente á la
salud del espíritu, y cercenando las consi-
deraciones y cuidados que tienes por un cuer-
po, que nació para la corrupción. Pero tú,
en vez de conducirte de este modo razona-
ble, cuando adviertes dolencias en el cuerpo,
no piensas sino en aliviarlo y consolarlo, aun-
que sea con olvido de tu salud espiritual.
Conoce y á , y advierte, el mal uso que has
hecho délos males corporales con que Dios
ha tenido á bien regalarte: deja el cuidado
de tu salud á la vigilancia pastoral de Ma-
ría : y haz de tu cuerpo una víctima, que
sacrifiques gustosa á todas las dolencias con
que el Señor se digne afligirlo. ¡Oh Pastora
de mi alma! dadme esta resolución constan-
te, y yo daré gracias á la Divina Providen-
cia por haber sujetado mi cuerpo á tantos
DÍA DIEZ Y SEIS-. I 97
padecimientos; por que, sino obstante ellos
lo amo tanto, que me olvido de la salud de
mi alma, ¿ que sería si no tuviese yo contra-
tiempo alguno?
Yo me confundo, ¡oh amable Pastora!
cuando pienso en la solicitud, y afán de los
hombres, para buscar á toda costa un médi-
co esperimentado y hábil para curar las en-
fermedades del cuerpo, y advierto la indi-
ferencia, y poca actividad, para buscar el re-
medio de los males del espíritu, mayormente
ofreciéndonoslo V o s , ¡oh Divina Pastora! en
cuyas manos depositó el Omnipotente la me-
dicina mas eficaz para librarnos de unas
enfermedades , cuyo término es la muerte
eterna. Yo os pido mil veces perdón, San-
tísima Pastora, por el poco aprecio que has-
ta ahora he hecho de vuestra bondad, en la
que habiendo podido encontrar el remedio
infalible de mis males, no me acerqué á Vos;
antes bien me alejé, olvidado de mi eterna
salud. Me reconozco enfermo: son tantos
mis males cuantas son mis pasiones; pero acu-
do á Vos como medicina que sois de todas
ellas: y cuando recobre mi salud, yo vela-
ré diligentemente sobre m í , para que estas
pasiones no vuelvan á dañar á mi alma: pa-
ra defenderme de su pestífero veneno, im-
198 DÍA DIEZ Y SEIS.
ploraré de continuo vuestra asistencia, has-
ta vencerlas y esterminarlas.
Considera lo segundo, que siendo las en-
fermedades del espíritu mucho mas lamen-
tables que las del cuerpo, debes parar la
atención en ellas con particular esmero pa-
ra nó enfermar, ó yá enfermo, para procu-
rar tu salud espiritual, para lo que te se ofre-
ce esta Divina Pastora, que sabe muy bien,
que solo son dignos del nombre de Pastores,
aquellos que procuran no enfermen sus ove-
jas,' ó que enfermas, les procuran la sa-
lud ( 1 ) . Estas enfermedades son mas difíciles
de conocer que las del cuerpo, y para des-
cubrirlas , necesitas acudir de continuo á esta
tu diligente Pastora. Todas las pasiones son
otras tantas enfermedades, que frecuente-
mente se complican las unas con las otras,
y el mayor peligro suele ser el no conocer-
las; pues no conociéndolas, no hay deseo
de sanar. Sin este deseo yá no causa pena
la enfermedad, y con esta insensibilidad se
hace cada dia mas habitual y peligrosa; pe-
ro entre las enfermedades del espíritu, la
mas común es la lepra, que trayendo su orí-
gen del ardor escesivo de las mismas pasio-

(1) Phil. Jud. de Agrie, t. 1.


DÍA DIEZ Y SEIS. 199
nes, y del apego desarreglado á las cosas
del mundo, corrompe todos los buenos sen-
timientos: de la virtud. Es por lo mismo la
que produce efectos mas funestos en el a l -
ma, pues que no apreciando, cual debe, la
hermosura que recibió en las aguas del bau-
tismo, se acostumbra á ver sin horror su pro-
pia fealdad: se hace insensible á las cosas
celestiales; y como es imposible aficionarse
á un mismo tiempo á dos objetos opuestos en-
tre s í , estando apegada, y transportada por
el amor á las cosas de la tierra, se olvida
de Dios, no procura volver á é l , y viene
por último á incurrir en el mayor de los ma-
les, que es la obduracion del corazón. A d -
vierte , que cuando esta Divina Pastora vé á
una oveja suya caida en tanta miseria, su
corazón tierno y compasivo se llena de amar-
gura y de sentimiento: y como las desgra-
cias de las que están fiadas á su cuidado ha-
cen esta impresión en su espíritu, agota t o -
dos los recursos de su bondad para pro-
curar su curación, y entre tanto, las trata
con especial ternura y cariño, por lo mismo
que las vé mas necesitadas de estos lenitivos,
pues es propio del buen Pastor tener com-
pasión de su grey ( 1 ) . Esta bondad infun-

(1) S.Theod. sup. Ezeq.


aoo DÍA DIEZ Y SEIS.
de á sus ovejas tal confianza, qué las obli-
ga á acogerse á esta medicina universal de
sus males, y buscar en ella toda consolación,
seguras de dar á su Pastora el mayor placer
que tiene, que es hacer bien á sus ovejas,
y sanar todos sus males: siendo como es tan
fácil á esta Señora el curarlos, que si noso-
tros queremos sanar, no tiene mas que, á imi-
tación de su Hijo, estender sobre nosotros
su mano benéfica.
A F E C T O S . Cuanto mas pienso en la fla-
queza de la condición humana, se aviva mas
mi f é , y crece mi esperanza. Esceptuando un
pequeño número de almas privilegiadas de
un modo milagroso, todos los demás, aun
los mas Santos, esperimentan las debilida-
des de la naturaleza corrompida, y sienten
el estímulo de las pasiones, en cuyo torren-
te naufragaron algunos, y otros estuvieron
á las veces á punto de fenecer. ¡ Ah, qué lla-
gas tan profundas ha hecho el Lobo infer-
nal en muchas almas con este aguijón mor-
tífero! V o s , Dios mió, nos llamáis la aten-
ción continuamente para que conozcamos es-
te abismo, sobre cuyo borde andamos en
este miserable mundo, y aun nos proponéis
frecuentemente ejemplos de las debilidades
de vuestros mismos amigos, para que no con-
DI A DÍEZ Y SEIS. .2 O I
fiemos de nuestra aparente robustez, y pa-
ra que veamos en las heridas de estos justos
el esceso de la malicia^del pecado; y en su
curación, y santificación, los prodigios de
vuestra misericordia, y lo eficaz de vuestra
gracia.
Pero, ¡oh caridad sin término también
Ja de nuestra Pastora! cuanto mas espüestá
está su grey con esta habitual enfermedad,
ella , redoblando sus cuidados , la custodia
con mas solicitud, manifestando así la bon-
dad de una buena Pastora ( i ) . ¿Qué sería
de tantas almas, que al fin os glorificarán
eternamente en la gloria, si cuando ellas gér
mian con las enfermedades deJ pecado, no
hubierais Vos. acudido á su socorro? Compar
decida de sus males, é inquieta por los pro-
gresos que, como cáncer pestífero, hacia en
vuestro rebaño, os apresurabais á deríamar
sobre sus heridas el bálsamo Divino de la
sangre de vuestro Hijo, y al instante se les
comunicó un espíritu de vida; y llenas des- .
de entonces de fuerza, y de vigor, no solo
recobraron la salud, sino que se robustecie-
ron para no recaer. Este es, oh Santísima
Pastora, el fruto de vuestra caridad con vues-

(i) S. Bern. S. i . Dom. i . post Pentec.


20Ü DÍA DIEZ Y SEIS.
tras ovejas enfermas. No contenta solo con
curar la lepra de sus almas, animáis con
vuestra solicitud su reconocimiento y fideli-
dad, os hacéis su defensa contra los atracti-
vos délas pasiones^ y en las alas de vuestra
protección se elevan á la mayor santidad.
ORACIÓN. Vos, dulce Pastora, sois
hecha por Dios la médica solícita de mis
.males, pues él mismo depositó en vuestra
imano el antídoto soberano, que. nos dá el re-
medio infalible en nuestras dolencias, así
corporales como espirituales. Yo os suplico
•me apliquéis este remedio tan eficaz, en don-
de está depositada toda mi salud. Con esta
«petición me tendréis siempre á vuestros pies,
•pues á Cada instante advierto la enfermedad
d e mi condición -humana. Curad especial-
mente la insensibilidad y poco afán por mi
salud espiritual, que es la lepra que trae
a mi alma á punto de una muerte eterna.
<VOs sois tan: caritativa, que no podéis r e -
husarme esta gracia, pedida con todo el afec-
to de mi corazón. Curadme por vuestra pro-
pia mano, para que tengáis la gloria de ver-
me caminar robusto por las sendas de la vir-
tud, hasta la cumbre del cielo. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
DÍA DIEZ Y SIETE, v
Investiga Mam, et manifestabitur pibi-y
et continens factus i ne derelinquas eami
in novissimis enim invenies réquiem iñ
ea, et convertetur tibí in oblectatio-
mm. ECCLES. C. 6. V . . 2 8 . . 2 9 . ;

Búscala, y ella se te manifestará: y e n -


contrándola , no te separes de ella,
porqué en las postrimerías hallarás
en ella tu r e p o s o , y s e t e convertirá
-

en consuelo y dulzura.

L a solicitud pastoral de María con sus ove-


jas, se manifiesta de un modo particular cuart-
do éstas se hallan próximas á su muerte, so-
bre lo cual,
Considera lo primero, que alcanzando á
las ovejas que componen el místico rebaño
de María la sentencia universal de muerte,
pronunciada por el Criador Omnipotente so-
bre todos los descendientes de Adán, esta Se-
ñora, cual vigilante Pastora, aumenta y e s -
204 D I A D I E Z T
SIETE.

fuerza su solicitud pastoral en aquel momen-


to terrible y espantoso, en que descargando
la muerte el golpe mortal de su guadaña, se
decide la suerte eterna de sus ovejas. Enton-
ces, cabalmente, resuena en los oidos de las
que estando en salud permanecieron fieles
en el redil de Marta, aquella promesa con-
solatoria que se les hizo al señalarse por ove-
jas de tan caritativa Pastora, á saber: Busca
á tu Pastora, sigue fielmente sus caminos, y
ejla misma te saldrá al encuentro; y cuando
yá estés en su compañía, nunca te separes de
su rebaño; y de este modo, cuando se acer-
que el fin de tu vida, hallarás en ella todo
tu reposo, y las.aflicciones que comunmente
acompañan á aquel triste momento, se con-
vertirán en consuelo, paz, y alegría de tu
alma. Estos documentos fueron dictados por
el espíritu de Dios para el consuelo de aque-
llas que, cual ovejas fieles, no desertaron del
rebaño de esta Pastora, en cuya solicitud y
protección verán dulcificadas todas las penas,
y angustias, que afligen al moribundo en su
hora última. Si son grandes las ventajas qué
logran en salud las ovejas de María, perma-
neciendo en su aprisco, advierte, alma mia,
que son mayores sin comparación las que con-
siguen al tiempo de su muerte. Entonces asis-
DÍA DIEZ Y SIETE. 10$
te á sus ovejas cual caritativa Pastora, mi-
tigando los dolores de su enfermedad, dul-
cificando sus angustias, y embotando la es-
pada de la muerte que tanto atormenta á los
mundanos. Ni se contenta solo con librar á
sus ovejas de todos los males que pueden afli-
girlas en aquel temible lance, sino que las
colma de bienes, y las llena de consuelo y
alegría. Como en aquella hora se agolpa so-
bre nuestra alma todo lo mas triste para nues-
tra frágil mortalidad, esta misericordiosa
Pastora asiste á sus ovejas en este tiempo de
tribulación, y las recrea, como la lluvia re-
frigera y vivifica la tierra en una gran se-
quedad ( i ) ; y así sucede, que lo mas espan-
toso para el hombre, que es el morir, viene
á ser para las ovejas de María un dulce sue-
ño , necesario para pasar á la inmortal coro-
na del cielo, donde se hallen seguras de toda
aflicción, y dolor, en el seno de tanaman-
tísima Madre: llena para esto su voluntad
de ardentísimos afectos de amor divino, en-
ciende en sus almas el deseo de ver al Rey
sumo de la gloria, en el lleno de su magni-
ficencia y magestad, y á su Reyna sentada
á su diestra, á quien alabará eternamente,

(i) Eccles.c. 3S.v. 26.


20Ó DÍA DIEZ Y S I E T E .
no yá en Imagen y figura de Pastora como
acá en la tierra, sino gloriosa y resplande-
ciente como se vé elevada sobre los coros
de los Angeles. y

A F E C T O S . A dónde iré y o , ¡ oh ama-


ble Pastora! ¡ Qué refugio buscaré cuando vea
yo afligido mi cuerpo, y turbada mi alma
con los anuncios temibles de una muerte pró-
xima é inevitable! ¡En quién pondré yo mi
confianza para mitigar el terror, y espanto,
de mi cercana disolución! Ciertamente que
á Vos deberé acojerme, pues que sois mi ca-
ritativa Pastora. Vuestra solicitud pastoral,
de que tantas pruebas estoy recibiendo en el
discurso de mi vida, será todo mi recurso
en unos momentos tan críticos y temibles. Sí:
en vuestra protección tengo que buscar la paz,
el consuelo, la tranquilidad, y alegría, que
no podrán darme todas las lágrimas de los
que rodearán mi lecho,al tiempo de morir.
Abrigado con vuestro manto pastoral, se dul-
cificarán todas mis penas, se suavizarán mis
dolores, y mi alma partirá en paz al seno
de la gloria. Nadieserá capaz dé disminuir
en mi alma esta confianza que Vos misma me
inspiráis, ni desvanecer los motivos y razo-
nes poderosas que la-fortifican.
Bien conozco que merecen mejor tu
DÍA DIEZ Y SIETE. 107
asistencia pastoral en aquella triste hora de
la muerte, las almas inocentes, y los cora-
zones justos, con quienes te recreas en las
soledades en donde, cual Pastora, sesteas los
ganados. Estas ovejas reclaman justamente
tu ternura, y la preferencia de tu amor; sin
embargo, no desmaya mi confianza, porque
sé de tu misma boca, que la misericordia
es tu compañera inseparable sobre la tierra,
y porque en el centro de tu corazón pasto-
ral , leo las palabras mas consolantes para
mi alma en la hora de mi muerte. Me dices,
con el mismo afecto que el Pastor Divino,
que empleas mayor solicitud para buscar á
los pecadores, que no á los justos ( i ) , y
que dejas las noventa y nueve de tus ove-
jas en el desierto, para ir á buscar á la una
sola que se halla en riesgo de perderse ( 2 ) .
Este oráculo de tu clemencia, -y tu amor,
llenará de consuelo y dulzura á mi alma al
separarse de mi cuerpo, y mis últimos suspi-
ros serán alentados con ésta tu solicitud pas-
toral sobre ella. . •
Considera lo segundo, que siendo la-vi*,
da del hombre una continua milicia sobre la
tierra ( 3 ) , que le obliga á sostener una cons^

(1) M a r e e , a. v. 17. ..(•») ' L o e . c. i g . v . 4,


(3) Job.c.7.v.i.
2©8 DÍA DIEZ y SIETE.
tante lucha, de cuya victoria resulta el ga-
lardón, ó corona de justicia, que Dios re-
serva para los que son fieles hasta el fin; en la
hora de la muerte se refuerza el enemigo de
nuestra salvación, para acometernos con ma-
yor empeño en unos momentos tan críticos,
que hacen temblar aun á los mas esforzados
y valientes, y en el que se vá á decidir la
suerte eterna de nuestra alma contra quien
pelea un enemigo diestro en pelear, y que se
hizo audaz por las victorias que consiguió en
nuestra cabal salud. Este conflicto es tan es-
pantoso, que lo temen aun los mas santos, re-
putados por columnas firmes de la Iglesia;
porque sin embargo de serlo, desconfian de
su propia virtud para salir victoriosos, ma-
yormente considerando que muchos Héroes,
acostumbrados á vencer al León rugiente,
vieron en aquel fatal momento deshojarse en-
tre sus moribundas manos, los laureles con
que tantas veces en su vida se habían coro-
nado. Con estas reflexiones, los sentidos se
turban, el espíritu se comprime, y un sudor
niortál que se difunde por todos los miem-
bros, dan á conocer hasta á los mismos cir-
cunstantes, la reñida batalla que el pacien-
te está sufriendo consigo mismo, y con el
enemigo dé su salvación. En circunstancias
DÍA DIEZ Y SIETE. 209
tan difíciles, esfuerza su solicitud pastora]
la Madre de misericordia María, para for-
talecer con oportuno auxilio y socorro á
aquellas ovejas, que vivieron fieles en su re-
baño. En virtud de esto les procura, ante
todas cosas, el pasto dulce, sabroso y suave
de los Santos Sacramentos, en quienes está
depositado el fruto de la sangre del Corde-
ro de Dios, y robustecidas con é l , se vuel-
ven confiadas á aquella misericordiosa Pas-
tora, bajo de cuyo manto se vieron protegi-
das durante su vida, cuyo aspecto amable y
cariñoso llenó tantas veces sus almas de con-
suelo: según acostumbraban en salud,invo-
can su protección, y entablan con su bien-
hechora los dulces coloquios con que se rega-
laban sus almas. Advierte, qué. muerte tan
dulce, y tranquila, logran estas ovejas fieles
de María, aun en medio de los temores que
las circundan entonces: y también, qué señar-
les tan claras de amor y de cariño les dará
esta Divina Pastora, siempre solícita de su
bien: qué dulzura difundirá en sus corazones:
qué suave serenidad en sus almasi y qué con-
fianza tan segura, escuchando en su interior
las palabras dulcísimas con que las animará
á morir resignadas en la voluntad divina,
para tomar posesión de la felicidad eterna

14
aio DÍA DIEZ Y SIETE.
que les reserva en el reyno de su Hijo. Con
este fin , mandará á los santos Angeles, y
entre ellos al príncipe Miguel, que estén á
su lado para auxiliarlas en la pelea con el
Dragón, hasta que exhalando su último alien-
to, reciban en sus manos sus dichosas almas,
para trasladarlas á los pastos eternos de la
gloria.
A F E C T O S . Yo me considero como una
oveja adquirida por María Santísima, con sus
propias penas, padecidas en compañía de su
Hijo al pie de la cruz; y así puedo, y debo
llamarme hijo de su dolor, y estar seguro
del interés que tiene de mi salvación eterna.
Soy como el despojo de aquella victoria que
esta Señora consiguió del Dragón infernal, y
por lo tanto encuentro en su maternal amor
toda mi defensa, y toda mí seguridad, contra
los enemigos que intentan mi perdición. Sí,
Pastora mía, cuando estos mis enemigos se
junten con los horrores de la muerte, para
atribularme, yo te imploraré como á una
poderosa Protectora, á una Madre aman-
tísima, y á una auxiliadora caritativa. En
tí hallaré cuanto sea capaz de fortalecer-
me contra el espanto y el horror que me
inspirará la disolución de mi s e r , y la
presencia del Demonio, que ha de presen-
DÍA DIEZ Y SIETE. 211
tarme entonces la batalla mas cruel y re-
ñida.
N o , no perderá mi alma de vista el lu-
gar de alegría, y de reposo, que se le pre-
para por descanso y premio de su victoria:
Verá con quietud que se rompen los lazos que
la aprisionan en el cuerpo, porque así es ne-
cesario para unirse con su Dios. ¡ A h , qué
dulzura taíi copiosa se derramará en mi espí-
ritu , con una protección tan decidida de esta
solícita Pastora! Mi enemigo, empeñado en
perderme, verá que asiste á mi lado esta Se-
ñora, cómo mi consejera, mi apoyo, y mi for-
taleza. Él temblará al rededor de mí, deses-
perado por ver que no puede desvanecer mi
esperanza. Verá con asombro suyo, que bus-
c o , y encuentro en mi Madre Pastora, toda
mi consolación en mis tribulaciones y angus-
tias, mi fortaleza en las tentaciones, la pa-
ciencia en los males que me angustian, mi
resignación en la voluntad divina, mi indi-
ferencia por la vida ó por la muerte , y mi
seguridad, cuanto mas se acerca mi última
hora. Verán, en fin, que estoy entregado á
la vigilancia de mi Pastora, y que esta Se-
ñora se ocupa toda en procurar mi salvación;
pues sé, que siendo estaReyrta buena, y le-
gítima Pastora, ha de compadecerse de co-
2 I\ DÍA DIEZ Y SIETE.
razón de las necesidades de sus ovejas ( r ) .
ORACIÓN. ¡ O h , Pastora compasiva!
E l amor que os inspira este dulce empleo,
os inclina á favorecer á vuestras ovejas, con
tanto mayor esmero, cuanto es mayor la ne-
cesidad que tienen de vuestro socorro; y así
no es posible el que las abandonéis en el ter-
rible lance de la muerte, en que tienen mas
que temer. Yo os suplico, por lo mismo, que
cuando á mí me veáis angustiado con los do-
lores de la muerte, y atribulado con las ten-
taciones del Demonio (que entonces redobla-
rá sus esfuerzos contra mí), os acordéis que
soy oveja vuestra, y seáis mi defensora con-
tra las asechanzas del Lobo infernal. Espero
en vuestro amor pastoral, que no me habéis
de desamparar en tanta necesidad, y para
que yo principie á merecer esta gracia, a l -
canzadme los socorros de ella, para ser ver-
dadera y legítima oveja vuestra por la ob-
servancia de la ley santa de mi Dios, para
que logrando así una muerte santa, entre
después de ella en el seno de la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.

(i) Hug. Card. sup. Gen. c. 30.


D I A D I E Z Y OCHO.

Vos autem greges mei, hcec dicit Domi-


nus: Ecce ego judico ínter pecus et pe-
cus : arietum et hircorum. EZEQ. C. 34.
v. 1 7 .

Vosotros,rebaños mios, esto es lo que


os dice el Señor: Hé aquí que yo ha-
go distinción entre ganado y ganado,
entre carneros y machos de cabrío.

Se manifiesta solícita la Divina Pastora en


favor de sus ovejas, abogando por ellas en
el tribunal del justo Juez, cuando son pre-
sentadas á él después de su muerte, sobre
lo cual,
Considera lo primero, que debe llegar
irremisiblemente el tiempo en que el Supre-
mo Pastor Jesucristo ha de juzgar todas nues-
tras acciones: y nosotros, presentándonos en
su tribunal rectísimo, hemos de darle cuenta
de todas ellas, sin reservarle aún el mas es-
condido secreto de nuestro corazón. Entonces
214 D I A M E Z Y
OCHO.
hará el Señor distinción entre el ganado fiel,
que por la observancia exacta de su Divina
L e y , estuvo siempre sujeto á la dirección
y gobierno de su Madre Pastora, á quien
tenia confiada su custodia; y entre las ove-
jas desobedientes, que por correr tras sus
desordenados apetitos, ó por seguirlas má-
ximas del mundo, sacudieron de sí aquel
yugo santo y suave. Juzgará igualmente á
aquellos, que según la expresión del Profeta
Ezequiel ( i ) , acometieron como torosa las
ovejas flacas, y endebles, queriendo echar-
las fuera del aprisco de esta Pastora, y dis-
persarlas , que es decir, á aquellos que con
sus escándalos, y malos ejemplos, destroza-
ron el rebaño de Jesucristo. Para unos y pa-
ra otros será terrible esté juicio; pues si su
exactitud y rigor hizo temblar aun á los Jus-
tos, y Santos mas eminentes, ¿qué efectos
causará en aquéllos, que con sus crímenes,
llevan yá sellada la sentencia de condena-
ción? E l juez es sabio, justo, é inexorable:
los fiscales, que son los Demonios, astutos
y diligentes para acriminar, aun las accio-
nes mas indiferentes. E l resultado de este
juicio, no es menos que la suerte eternamen-

(i) Cap. 34.v. ai.


DÍA DIEZ V OCHO. 2 I $
te feliz, 6 eternamente desgraciada de nues-
tra alma: y todo cuanto concurre en é l , ca-
paz de angustiar y atormentar á los que de-
ben de ser juzgados. Considera, en tan apre-
tado lance, la suerte tan feliz que logran
aquellas almas, que cual ovejas fieles, tie-
nen por su abogada y protectora á la madre
misma del Juez que las vá á juzgar, y sen-
tenciar , cuya solicitud pastoral con ellas
se acrecienta, á medida del peligro y ries-
go en que se hallan. Así es, que aquella
grey que tantas veces en vida, y en salud,
imploró sus socorros y auxilios, elevando
sus voces á su Divina Pastora, verá que es-
ta Señora, compadecida de su situación, to-
mará á su cargo su defensa, respondiendo
á todas las acusaciones del astuto Lucifer;
y confundiendo su envidia y su soberbia, ella
aplacará la ira del justo Juez, interponien-
do entre sus ovejas y la justicia sus mereci-
mientos, y aun la sangre misma que esta Se-
ñora Je dio para ser sacrificado por ellas: y
en fin, como Pastora solícita, no perdonará
diligencia, ni fatiga, para que se cierren las
cavernas eternales del abismo, y por su pro-
pia mano nos conduzca á los montes eter-
nos, pingües y amenos de la gloria.
AFECTOS. En medio del temor que
2 I6 DÍA DIEZ Y OCHO.
me causan los juicios temibles de Dios, pre-
gunto yo á mi alma: ¿Qué recursos tienes tú
para desagraviar á un Dios ofendido? ¿Qué
asilo podrás buscar para ponerte á cubierto
de los rigores de su justicia ? ¡ Ah! yá lo sé,
y mi fe me lo demuestra. Yo interesaré en
favor mió á la Madre del buen Pastor, que
es el Juez que me juzgará, é invocándola
con voz de hijo, que clama á su tierna Ma-
dre, ella abrirá su manto misericordioso, y
allí escondido y abrigado, aplacaré con gri-
tos de penitencia la indignación del justo
Juez, antes de presentarme á responder con-
tra las acusaciones de mi contrario Lucifer.
¡ O h , Pastora compasiva! Ciertamente qué
para nada necesitas de mí, sino para aumen-
tar la gloria que te resultará de salvar á una
oveja que contabas en el rebaño que tu Hi-
jo te confió, y que el Demonio te intentaba
robar. Sed, pues, mi defensa contra los ardi-
des de este enemigo furioso, que tratará en-
tonces de acobardarme con la memoria de
mis culpas pasadas, con la pintura del rigor
de los juicios de Dios, y con la presencia
de una eternidad dé penas, en que acaso pa-
decen otros muchos, menos culpables que yo.
Justo es, Dios mió, que mis culpas sean
castigadas, para que así quede satisfecha
DÍA DIEZ Y OCHO. 217
vuestra adorable justicia; pero V o s , ¡oh Di-
vina Pastora! á quien tantos desvelos y so-
licitudes acarrea mi felicidad, dirigid con
vuestra maternal y piadosa mano el azote
que me ha de castigar. Con tal que yo me
vea perdonado, y libre de una eterna con-
denación, me doy por contento, por mas que
venga sobre mi alma la tribulación y el cas-
tigo; mas para castigar á una oveja tantas
veces ingrata é infiel á vuestra solicitud, con-
sultad con los sentimientos compasivos de
vuestro corazón, mejor que al riguroso de-
creto de la justicia, para que una oveja vues-
tra no llegue á ser objeto de la eterna in-
dignación del justo Juez. Escoged los cas-
tigos mas apropósito, para hacerme volver
al redil místico de donde me estravié, y cor-
roborad mi espíritu para que jamás vuelva
á separarme de él. ¡Ah! ¡qué desgracia la
mia,si al haberme de presentar al justo Juez,
me hallo ignominiosamente esclavizado de
mis pasiones! Libradme de este peso inso-
portable que me abruma de dia y de noche:
sed Madre de misericordia en tiempo, pa-
ra que os glorifique en la eternidad.
Considera lo segundo, el juicio espan-
toso de aquellos, que miserablemente enga-
ñados, hacen consistir toda su felicidad en
2l8 DlA DIEZ V OCHO.
los pasatiempos y deleites de la presente v i -
da, significados por el Profeta con la espre-
sion de carneros, y machos de cabrío. E s -
tos , obedeciendo á sus sentidos, y deseos des-
ordenados , nada mas esperan después de
concluir entre vicios su criminal existencia;
al paso que las ovejas fieles de María, adoc-
trinadas con los documentos de la revela-
ción , saben que desde el punto último de su
vida ha de principiar una eternidad, en la
que no hay que esperar, sino castigo de los
reprobos, ó premio de los justos. Aquellos
insensatos reputaron por fatuidad, y deshon-
ra, la docilidad de las ovejas de María ( i ) :
entregados á los placeres presentes, ningu-
na pena tomaron por lo venidero; y así, en-
tre el despecho y la rabia de su propia de-
sesperación , confesarán haber errado la sen-
da de la verdad, mientras que las ovejas de
María,.marchando por e l l a , entrarán en el
aprisco eterno de la gloria. Advierte, alma
mia, la demencia y locura de estos desgra-
ciados carneros, descuidados tan ciegamen-
te de aquel fatal momento en que deben
oir la sentencia de su desgracia eterna, sin
que por otra parte tengan merecido el pa-

(i) Sap.c. g.v.4.


DÍA DIEZ Y OCHO. 219
trocinio de esta poderosa Pastora, que tan-
to podria favorecerlos; y esto te hará cono-
cer , cuan feliz es la suerte de aquellas a l -
mas , que contadas en el rebaño de María,
tienen merecida su protección. Esta Señora,
cual solícita Pastora, no se apartará de su
lado para sostenerlas en este apurado con-
flicto, prodigando en su favor todas las gra-
cias , auxilios y socorros apropósito, para
hacer cierta su perseverancia final, y pre-
miarla con la corona de justicia. Esta Se-
ñora toma por su cuenta la causa de su jui-
cio, y como sus súplicas no pueden ser des-
atendidas, como, su testimonio no es sospe-
choso para el Juez, como su autoridad no
tiene límites, y su caridad solícita no tiene
término, nada tienen que temer sus ovejas
al ser juzgadas, si por ellas responde su Pas-
tora. Saben que las súplicas de la Madre son
mandatos para el Hijo, que sus palabras son
el mayor empeño para el Juez, y que su v o -
luntad, una vez á él manifestada, decide
irrevocablemente el decreto de su eterna sal-
vación. Aunque una oveja débilmente estra-
viada, hubiese principiado á escribir por sí
misma la sentencia de su condenación, esta
Pastora, condolida de su ruina, tiene arbi-
trios para disipar sus pensamientos pecami-
220 DÍA DIEZ Y OCHO.
nosos, antes de completar la ruina que ella
misma se principiaba á preparar.
A F E C T O S . Corred, ovejas de María,
entrad sin temor en aquella tierra tenebrosa
y cubierta con las sombras de la muerte, y
no receléis de presentaros ante el Juez de
vivos y muertos, sabiendo que, aunque jus-
ticiero , es al fin Hijo de la Pastora á quien
servís, y aun Cordero del rebaño á que per-
tenecéis: mediando su piadoso patrocinio no
dará contra vosotras una sentencia severa:
no podrá condenaros, cuando conozca que
su Madre os quiere salvar: confiad, por que
siendo vuestra Madre y Pastora, no os aban-
donará en tan gran peligro; ni el Hijo ne-
gará las peticiones de su corazón, reduci-
das á procurar por todos modos que no se
pierda ninguna de sus ovejas. Llenaros de
consuelo al oir á esta diligente Pastora, que
para corroborar vuestra esperanza, os dicd
con rostro amable y compasivo á cada una
de vosotras: Tn eres mi siervo, y yo soy so-
lícita de tu bien: por lo tanto, cuando pa-
ses por las aguas de la tribulación, que es-
pecialmente te han de afligir en el tiempo
angustioso de tu juicio ( i ) , ó cuando veas

(i) Isai/c.^ivv.p.
DÍA DIEZ Y OCHO. 221
que el Dios justo viene sobre t í , como las
olas de un mar enfureeido ( i ) , para juzgar-
te, no temas, que yo te alargaré mi mano
para que no seas confundido.
Fortalecido mi corazón con esta dulce
confianza en la solicitud pastoral de María,
yá no temeré; antes bien seguro de mi am-
paro, elevaré mi voz, y la diré: ¡Oh M a -
dre mia! pónme junto á tí cuando haya de
ser juzgado, y defiéndeme de cualquiera
mano , ó poder, que entonces pelee contra
mí ( 2 ) . Escóndeme bajo la sombra de las
alas de tu protección, cuando me halle á la
vista de los enemigos sin piedad, que enton-
ces afligirán á mi alma ( 3 ) , incitándola con
la tentación, ó acusándola en el juicio. Sí,
con el patrocinio de esta Pastora serán' ahu-
yentados mis enemigos, porque sentada al
lado del Juez en el trono desde donde ad-
ministra la justicia, con una sola mirada di-
sipará toda la maldad de mis contrarios ( 4 ) :
inutilizará sus maquinaciones, para que sus
manos no puedan completar lo que intenta-
ron (5-). ¡Ah! el Dios de los cielos, el Juez
omnipotente, no podrá menos de mirar con

( 1 ) J o b , C.31.V.23. (a) I b . c . i 7 . v . 3 . (3) Ps.i<5.


v.8. (4) Prov.c.ao.v.8. (g) J o b , c . $. v. i a .
121 Di A DIEZ Y OCkO.
misericordia á aquella oveja fiel, que habitó
en el redil y tabernáculo de su propia Ma-
dre.
ORACIÓN. ¡Oh, clementísima Pasto-
ra! celebren los hombres, y los Angeles, es-
te oficio de piedad, qué te confió el Omni-
potente para el consuelo y amparo de tus
ovejas; y pues necesitan de é l , especialmen-
te cuando se hallen en su tribunal rectísimo,
manifiéstanos allí tu amor maternal, tomán-
donos como ovejas desvalidas en tus pasto-
rales manos, para presentarnos á él. Sed
nuestra abogada y defensora respondiendo á
las acusaciones de nuestro enemigo; y para
que yo me haga digno de tanto bien, ilus-
trad mi alma para que siempre esté prepa-
rado, y no me vea sosprendido por el dia
último, y oyendo una favorable sentencia,
entre como siervo fiel en el gozo de mi Dios
á alabarte eternamente en la gloría. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
DIA DIEZ Y NUEVE.

Et congregabuntur ante eum omnes gen-


tes, et separabit eos ab invicem, si-
cut pastor segregat oves, ab hoedis.
MATTH. c. 25. v. 3 2 .

Se reunirán todas las naciones para pre-


sentarse á su t r i b u n a l , y separará.los
unos de los o t r o s , así como el pastor
separa las ovejas de los cabritos.

E n este día se nos recuerda el juicio que


el Dios de la magestad ha de hacer de to-
dos los descendientes de Adán, en el día
último de los siglos, en el cual María San-
tísima hará oficios de diligente Pastora en
favor de sus ovejas, sobre lo cual,
Considera lo primero, que tiehe Dios
reservado un día para residenciar general-
mente á todos cuantos pertenecieron al re-
baño de esta Divina Pastora; pues aunque
en él serán presentados á su tribunal justo¿
todos los que nacieron originados de Adán,
224 D I A D I E Z Y
NUEVE.
hace el Señor especial mención de este reba-
ño, diciendo: Que los separará á los unos de
los otros, como el Pastor separa las ovejas de
los cabritos, y que las ovejas serán puestas á
la mano derecha, y los cabritos á la izquier-
da. Pondera primeramente, cuan espantoso
será este dia para todo el género humano por
todas las circunstancias que en él han de con-
currir, según el testimonio del mismo Jesu-
cristo. Al sonido horrendo de una trompeta,
que penetrará desde lo sumo de los cielos,
hasta lo profundo de los abismos, principia-
rán á marchar las almas de justos y pecado-
res, para ir á reunirse con sus cuerpos, que
vivificados con aquel mismo eco omnipotente,
saldrán igualmente de los sepulcros, en que
yacían reducidos á cenizas. Ert' seguida se
abrirán los cielos, de donde saldrá el Juez
omnipotente, no ya con los símbolos de amor
y misericordia, como buen Pastor; sino re-
vestido del poder de su infinita, magestad,
acompañado de todos los escuadrones angé-
licos, y respirando furor contra los perversos,
que despreciaron su misericordia, y malo-
graron los frutos de su redención. Pondera lo
segundo, que este dia será mucho mas espan-
toso y temible para los que pertenecieron al
rebaño de esta Divina Pastora; pues verán
DÍA DIEZ Y NUEVE. 22$
que el Juez,cual Pastor solícito,separará las
ovejas fieles reconocidas por su humildad,
su mansedumbre, y el candor de su vida, de
los cabritos bulliciosos, indóciles y lascivos:
aquéllas esperimentarán en el Juez todo el
amor solícito de un buen Pastor, y así con
rostro alegre y cariñoso , les dirá: Venid,
benditos de mi Padre, á poseer el reyno que
os tengo preparado, á cuyo tiempo la Divi-
na Pastora los acojerá bajo de su manto, y
rodeada de estas almas fieles, tendrá con ellas
todo su contento y alegría eterna; mas á és-
tos les dirá con una voz de trueno y de es-
panto , y con todo el furor de su omnipo-
tente ira: Id, malditos de mi Padre, al fue-
eterno preparado por mi Justicia para v o -
sotros, y los Demonios á quienes habéis ser-
vido, que es como si dijera: Yo os formé y
crié para que me reconocieseis por vuestro
Dios: Yo formé los cielos, la tierra, los ma-
res , y cuanto en ellos existe, para que to-
do os facilitase el que me sirvieseis: os pu-
se en el rebaño de mi Iglesia, y os di una
Pastora, depositaría de mis gracias, adon-
de acudieseis para estar á cubierto de vues-
tros enemigos; vosotros os hicisteis de su ban-
do, queriendo mas habitar entre leones y fie-
ras que os devorasen: apartaos por lo tanto
15
22Ó DÍA DIEZ Y N U E V E .
de mí como partidarios de la maldad: no
os conozco por ovejas mías, porque veo en
vosotros el sello del Demonio: sea con él
vuestro domicilio en tienieblas eternas, y
en fuego abrasador que jamás se apagué ( i ) .
A F E C T O S . ¿Es posible que yo crea,
sin duda alguna, que ha de llegar el día
en que debo presenciar este juicio último, en
el cual ha de ser examinada mi vida con
toda severidad, y que lejos de estremecerme
con espanto, pase yo mi vida en una torpe
insensibilidad? ¡Ahí qué será de mí, si al
comparecer ante aquella magestuosa asam-
blea, me veo cargado de crímenes y delitos!
¡Cómo.me presentaré al trono del Supremo
Juez, habiéndole ofendido tantas y tantas
veces, cuando me lleno de rubor al haber
de manifestar á un confesor una falta que
.cometí! ¡Qué confusion para mí el ver á
aquel Dios, antes tan lleno de bondad, que
cu,al caritativo Pastor me cargó sobre sus
hombros, para volverme á su aprisco; y en-
tonces tan riguroso é inexorable, que tendrá
su placer en desmenuzar y analizar hasta
mi mas pequeño pensamiento, mayormente
cuando lejos de poderme yo justificar; mi

(i) S. Hip. tract. deConsum. sec.


DÍA DIEZ Y NUEVE; 227
conciencia misma será el fiscal mas activo
que he de tener!
Vos,Pastora Divina, y Madre mia, po-
déis mitigar el desconsuelode mi alma. ¿Qué
sería de mí, sí cuando yo gimo oprimido con
el peso.de mis maldades, me cerraseis las
avenidas para guarecerme bajo de vuestro
manto, y escluido de vuestro rebaño, que-
dase sin vuestro amparo ante el Juez qu&
examinará con rigor todas mis acciones? ¡Ah,
yo no puedo pensar seriamente en esto que
puede sucederme, sin que mi alma se llene
de un horrible espanto! El esceso de mi in-
gratitud me acobarda: mi vida llena de mal-
dades, es un caos horrible en que me con-
fundo; y mi conciencia es un espejo fiel, en
donde veo la copia fea de mis vicios. ¡ Pas-
tora Divina! ¿Cómo podré yo sin vuestro
apoyo sostener, este juicio, aplacar la justa
cólera del Juez, ó desarmar el brazo aira-
do de su justicia? Dispensadme vuestra pro-
tección, pues con ella los cabritos se hacen
corderos, y de la mano izquierda son tras-
ladados á la derecha ( 1 ) .
Considera lo segundo, los contrarios
efectos que producirán estas dos sentencias^

(1) Abad G u i l l . de Judie.

*
128 DIA DIEZ Y NUEVE.
oidas que sean por las ovejas de María, y
por los cabritos reprobados. Aquéllas al oír
una decisión del Juez omnipotente tan placen-
tera, y alegre para ellas, se postrarán delan-
te de su trono, dándole gracias por la glo-
ria infinita con que decreta remunerar su fi-
delidad: le adorarán con profundísima re-
verencia, confesando, que por solo el mé-
rito infinito de su redención, y el amor pas-
toral de María, su digna Madre, se ven con-
vidados á entrar en el gozo eterno de la
Bienaventuranza.Y los reprobos cabritos, des-
pedazando sus entrarlas con furia y rabia, y
desesperados con furor, clamarán á los mon-
tes para que caigan sobre ellos ( i ) , y los
aniquilen, para no ver su eterna confusión;
y viendo que esto no puede suceder, vo-
mitarán maldiciones horribles contra las cria-
turas de quienes abusaron para ofender á
su Criador, y aun blasfemarán de este Dios
omnipotente, que tan terriblemente los cas-
tiga. Pondera, que promulgada que sea es-
ta sentencia, se principiará á mover aquel
ejército numeroso de Santos y Justos, yendo
á su cabeza nuestra Pastora con su Divino
Hijo, rodeada de éstas sus amadas ovejas,

(a) L u c . c. 23. v. 30.


DÍA DIEZ Y NUEVE. 229
dirigiéndose todas á aquella verdadera tier-
ra de promisión, donde sin dolor, sin llan-
to, ni tristeza, se ocuparán eternamente en
cantar hymnos y alabanzas al Cordero inma-
culado, con cuya sangre fueron redimidos,
y á la Divina Pastora que lo engendró, y
crió, para que les franquease con su reden-
ción las puertas eternales de la gloria; pe-
ro los reprobados cabritos quedarán en la
tierra, aguardando que ella se abra hasta su
mismo centro, para que encerrados en aque-
llos lóbregos, y pestilentes calabozos, sean
atormentados sin intermisión por los siglos
sin fin ( 1 ) . No apartes, alma mia, tu con-
sideración de esta escena trágica que tú mis-
ma has de presenciar; y.si tu liviandad, tu
ambición, tu codicia, tu sensualidad, te ha-
cen indigno de quedar entre las ovejas de
María, y te cabe la. suerte infeliz de quedar
entré los cabritos reprobos, advierte la an-
gustia y la desesperación en que te verás
sumergida, viendo que las ovejas fieles, de
quienes alguna vez fuistes compañera, siguen
á su Pastora alegres, y contentas, para,ir á
recibir por premio de su penitencia y sus
trabajos, el galardón infinito de una glo-

(1) Apoc. a o . v . 10.


2gO DÍA DIEZ Y NUEVE.
ria eterna; y que pudiendo td lograr igual
dicha, habiéndote con este fin franqueado
su protección esta Divina Pastora, habiéndo-
te ella misma buscado tantas y tantas veces
con solicitud pastoral, para que no vinieses
á ser presa del Lobo infernal, por ser tú in-
fiel, y rebelde á su voz, quedas en poder
de éste tu cruel enemigo, por quien serás
•atormentada en un fuego ardiente, que du-
rará tanto tiempo cuanto las ovejas de Ma-
ría reynen con su Pastora en el cielo, que
es decir, por toda la eternidad*
A F E C T O S . Mi corazón se penetra de
dolor,al ver el número incalculable de hom-
bres, que viven descuidados de esta separa-
ción de justos y dé reprobos, que hará el Juez
omnipotente en el día último, esponiéndose
á la desgracia de ser puestos á la mano iz-
quierda. Vos, Pastor Divino, que debéis juz-
garnos á todos, tened piedad de estos infe-
:

lices-, que alucinados, no piensan mas que


en vagatelas, y se olvidan de este dia, en que
os presentareis, no como Pastor, sino como
Juez. Por mi parte os ..doy. gracias, por las
que me dispensáis, poniéndome en seguridad
para cuando llegué el dia de vuestro jui-
cio} cuyo favor lo-miro conseguido, vién-
dome escrito en el rebaño de esta Señora,
DÍA DIEZ Y NUEVE.: 23 I
en donde aprendo á vivir muy distintamen-
te , que viven la mayor parte de los hom-
bres. Aborrezco desde ahora todos los pe-
cados , que pudieran hacerme reo de con-
denación eterna: me duelo de haber per-
dido tanto tiempo, que pudiera haber em->-
pleado en llorar mis culpas, y haber con
mis lágrimas aplacado la ira del justo Juez,
y evitado el rigor de su justicia.
Salvadme, Jesús mió, pues aunque pecar
dor, soy obra de vuestras manos, y el pre-
cio de vuestra sangre. ¿Por qué se ha de
irritar.tu furor contra tus ovejas ( 1 ) ? ¿qué
gloria puede resultarte de verlas perdidas
para siempre? Cuantos sean precipitados en
el abismo, no te conocerán sino para mal-
decirte y blasfemar tu redención: sus len-
guas abrasadas no sabrán sino arrojar blas--
femias contra tu justicia; y ni esta clemen-
tísima Pastora, tu M a d r e , se verá libre
de sus execraciones horrorosas. En aquel lu-
gar de tormentos, se olvidarán las marar-
villas de tu bondad, obradas en favor de
tus criaturas: allí no se agradecerá la pro-:
teccion amorosa, ni la solicitud pastoral de
esta Madre con.sus ovejas: allí no se ha-

(3) Palm. 73. v. 1.


232 DÍA DIEZ Y NUEVE.
blará de tu amor, de tu misericordia, ni de
las otras infinitas perfecciones, que harán la
bienaventuranza de los justos en el cielo; y
en lugar de esto sonarán gritos horrendos,
ahüllidos desesperados, y un continuo y e-
terno rechinar de dientes ( 1 ) . ¡ A h , Pastor
Divino! yo me sujeto á cuantos castigos
queráis darme en esta vida, y sufriré resig-
nado los juicios de los hombres, por injus-
tos que sean, si así lo exige vuestra justicia
para espiar mis culpas, y no incurrir en
tal desgracia.
ORACIÓN. ¡ O h , Pastora clementísi-
ma! yo me acojo á vuestro aprisco pastoral,
y corro á ponerme bajo de vuestro manto,
gimiendo y llorando por mis culpas, y pi-
diéndoos que me reconciliéis con vuestro Hi-
jo antes de que llegue yo á caer en las ma-
nos de su justicia: aplacad su justo enojo
causado por mis delitos: estoy pronto, y re-
suelto á domar mis pasiones, mi vanidad, mi
sensualidad, el apego á las cosas de la tier-
ra j y aun mi tibieza en el servicio de mi Dios:
alcanzadme un ardiente amor á mi Pastor
Divino, para que encontrándolo lleno de dul-
zura en el día último, logre yo oir Ja sen-

(1) Matth. c. 8. v. ia.


DÍA DIEZ Y NUEVE. 233
tencia favorable, que me ponga en posesión
del rey no de los cielos. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.

DÍA VEINTE.

Et pascam pecus occisionis::: \0h paupe-


res gregis!: et assumpsi mihi duas
virgas, mam vocábi decorem, et J
al-
teram funiculum , et pavi gregem^
ZACAR.C. 1.1 .v.7.

¡Oh pobres ovejas de mi rebaño! Yo


apacentaré-.éstas reses que se vén a-
tormentadas en él matadero: á cuyo
fin me labré dos cayados: al uno lo
llamé hermosura,;y al otro cuerda ó
lazo, y así apacenté mi grey.

o e nos manifiesta, la solicitud pastoral dé


María con sus ovejas en el purgatorio, so-«
bre lo cual, ••'••}
2 34 m A
VEINTE.
Considera lo primero, que esta piadosa
Pastora jamás pierde de vista las ovejas que
se le confiaron por su Divino Hijo, y así no
solo vela, custodiando las que andan por los
valles de este mundo, sino que por sí sola
eorre por todo el ámbito de los cielos, y pe-
netra hasta lo. profundo de los abismos ( i ) ,
para que ninguna se esceptne de participar
del calor de su amor, cuyas palabras las es-
plica S. Bernardo, diciendo: María penetró
hasta el abismo, porque ejerce su autoridad
en el purgatorio, y libra de sus tormentos á
sus hijos, los visita, y los consuela ( 2 ) . Este
oficio pastoral Id ejercita María Santísima
con aquellas sus ovejas, que son destinadas
á aquellos tormentos, con tanta mas solici-
tud, cuanta es mayor la necesidad que tie-
!

nen de la asistencia de su Pastora. No hay


pastor que no se compadezca de su grey,
cuando la vé espuesta á las inclemencias del
tiempo, ó atormentada alguna de sus reses
con algún dolor; y siendo esta Señora la me-
jor de las Pastoras, no puede mostrarse in-
diferente , viendo el estado triste y doloro-
so en que se hallan aquellas almas, que ha-
biendo vivido en el mundo en su rebaño, es-

(1) Eccles. c. 44. v. 8. (2) S . B e r n ; S. 3.


DÍA VEINTE. 23?
tan detenidas por la justicia divina en aquel
lugar de tormentos para purificarse, como
el oro en el crisol, de toda la escoria de sus
imperfecciones, antes de entrar en los pastos
deliciosos del campo celestial, donde no pue-
de entrar cosa alguna que esté manchada!.
Nosotros, aunque no tan compasivos como
lo es esta Divina Pastora, si llegásemos á
penetrar en aquellos horribles calabozos, no
podríamos menos de compadecernos, y der-
ramar torrentes de lágrimas, al ver á nues-
tros mismos padres, hermanos, y amigos, ar-
der con el mismo fuego del infierno inflama-
do, y atizado por los ministros de la divina
justicia. Y aunque estén sostenidas aquellas
almas con la esperanza de que sus tormen-
tos tendrán fin, y que después de ellos, han
de gozar para siempre de la vista dichosa de
su Dios, sin embargo, nos llenaríamos de
asombro, y se herizarian nuestros cabellos^
si oyésemos los lamentos, los gemidos y c l a r

mores con que manifiestan aquellas almas jus-


tas, los tormentos insufribles en que están de-
tenidas. ¡Qué impresión, pues, hará en el
corazón piadoso y caritativo de esta Madre
Pastora, el ver aquellas sus ovejas, con quie-
nes se recreó tantas veces, y á quienes amó
en el mundo con amor tan activo de Pastora,
236 DÍA VEINTE.
que superó el temor natural de la muerte ( 1 ) ,
llorar y lamentarse entre llamas crueles y
activas! Entonces es cuando, encendida en
su maternal corazón la llama de su miseri-
cordia, echa manó del poder inmenso que con
el oficio de Pastora la concedió el Pastor Su-
premo, para que éstas sus ovejas, ni se vean
destituidas de socorro, ni sean por mucho
tiempo atormentadas: porque si apacienta al
pecador, ¿no apacentará mejor al justo (2)?
si apacienta á los que han de condenarse,
¿no apacentará á los que se han de sal-
var ( 3 ) ?
A F E C T O S . Mi alma se aflige ¡oh pia-
dosa Pastora! al verse rodeada de mil im-
perfecciones, que aunque no me priven de
la amistad de mi Dios, me esponen á tener
que espiarlas en las horribles penas del pur-
gatorio. Un esfuerzo de vuestra pastoral so-
licitud, puede iluminarla y robustecerla^
para evitar aun las ofensas mas leves contra
vuestro Divino Hijo. Es verdad que en el
purgatorio esperimentaré la protección,.que
allí dispensáis á vuestras ovejas; pero yo cla-
mo por mi salud, antes de pasar á aquella
cárcel de tormentos: no me dejéis, por lo

( 1 ) S. Aug..t. sup. Joan, (a) S. Avg.deJSp.i.


ad Rom, (3) Id. sup. Ps. 6 1 .
DIA VEINTE. 237
tanto, de asiento en mis imperfecciones, ni
permitáis á mis enemigos el gusto que ten-
drán en atormentarme; porque sabiendo ellos
que esta facultad les es concedida por tiem-
po limitado, y que al fin me libraré de aque-
llas penas para ir á ocupar en el cielo las
sillas que ellos dejaron vacías por su sober-
bia, redoblarán su furia, y me harán mas
insufribles los tormentos. Este es el bien que
yo espero de vuestra misericordia.
No miréis mis pecados, ó Pastor Divi-
no, como ofensas hechas á vuestra bondad,
sino como un efecto de mi naturaleza enfer-
ma y corrompida, y sea yo por esto objeto
mas bien de vuestra compasión, y misericor-
dia, que no de vuestra airada justicia. Lle-
no Vos de caridad, tomasteis sobre Vos mis-
mo todas mis enfermedades para curarme de
ellas. ¿Sufrirá, pues, vuestro amor paternal,
que mi debilidad, y flaqueza, me reduzcan á
el estado triste y doloroso en que se vén unas
almas, que amándoos, están separadas de
Vos envueltas en llamas abrasadoras? Solo
el recelo de que pueda caberme esta desgra-
cia, me hace temblar, mayormente cuando
reflexiono sobre el reato de mis culpas pasa-
das, la violencia, y el peso de mis pasiones
y flaquezas, que me abaten y acobardan. Sin.
2^8 DÍA VEINTE;
embargo, alabo y bendigo vuestra gran mi-
sericordia, porque me disteis una Pastora,
cuya tierna compasión con su grey, tranqui-
liza ésta mi turbada agitación, y me hace es-
perar, que si caigo en aquel lugar de vues-
tra justicia, allí encontraré su protección.
Considera lo segundo, que esta Divina
Pastora, para apacentar ésta su grey de es-
piacion en el purgatorio, dice que tomó en
su mano dos báculos, el uno de hermosura,
y el otro á manera de cuerda, ó lazo, con
cuyos dos símbolos ó figuras, quiere que en-
tendamos el modo con que apacienta á aque-
llas sus ovejas. Ante todas cosas, procura
esta Señora que ninguna de ellas llegue á ser
pábulo de las llamas voraces del purgatorio,
haciendo que en este mundo convalezcan per*
fectamente de las heridas que recibieron en
las peleas, que sostuvieron con el León san-
griento, á pesar de que saliesen al fin victo-
riosas. Así usa misericordiosamente del cor-
del ó lazo con que detiene á sus ovejas, para
que se libren de aquellas formidables llamas,
alcanzándoles de su Hijo tal cúmulo de gra-
cias, y favores, que ó se mantengan en una
perfección heróyca, ó purguen sus faltas por
Ja tolerancia en los trabajos de esta vida; y
aun por esto se deben llamar felices aquellas
DIA VEINTE. 239
almas, á quienes esta Divina Pastora ata, y
liga, con este su cordel pastoral. Mas si lle-
ga á tanto la ceguedad de algunas ovejas de
María, que no alcanza ésta su amorosa so-
licitud, y al fin-vienen á parará las llamas
del purgatorio, usa en favor de ellas del otro
báculo de hermosura, es decir: que esta ca-
ritativa Pastora se presenta en aquella cár-
cel de espanto, y con su dulce presencia re-
crea y consuela á aquellas sus almas queri-
das, y alivia su desconsuelo con la esperan-
za de que, satisfecha que sea la justicia de
Dios, serán sueltas de sus prisiones, para
gozarse eternamente con su Dios; y aun tam-
bién mitigando sus tormentos, y dulcifican-
do sus penas con el dominio que ejerce en
el reyno del purgatorio ( i ) . Esta Princesa
Soberana desciende en efecto á aquella cárcel
para cuidar de su grey, con especialidad en
las festividades mas solemnes, en que se re-
cuerdan y celebran los adorables misterios
de nuestra redención ( 2 ) . ¿Y quién podrá
dudar de que esta Reyna, que es juntamente
Madre de misericordia, visitará vez alguna
aquella región tenebrosa en donde gimen, y
se lamentan las almas justas, á quienes apa-
1

(1) S. Bern, S. 3. de Nom. Mar, (a) Dionis.


Cartnx. S. a. de ¿4sum.
240 DÍA V E I N T E .
cerno, custodió, gobernó, y amó como ove-
jas á ella encomendadas por su Hijo, sin que
al mismo tiempo indulte á muchas con regia
liberalidad, y consuele á todas con su belle-
za , y hermosura? Como el solio de esta Rey-
na es la magnanimidad, y el cetro es la mi-
sericordia , sus obras son compadecerse, y per-
donar; y en tal caso, ¿ cómo entrará en aquel
lugar de penas su báculo de hermosura, sin
que vaya derramando gracias, favores, cle-
mencia, y compasión hacia unos hijos tanto
mas dignos de ella, cuanto se vén mas afligi-
dos é imposibilitados de procurarse por sí mis-
mos alivio alguno?
A F E C T O S . Si yo llego á verme ¡oh a-
mada Pastora! entre las llamas del purgato-
rio, en medio del horror, y la tristeza, que
ha de causarme aquella cárcel espantosa, me
consolaré con la esperanza de veros en la glo-
ria, y de que mientras yo satisfago á la divi-
na justicia, me visitaréis, y me recrearéis con
vuestra amorosa y pastoral presencia. Enton-
ces, vuestro corazón compasivo, se enterne-
cerá al verme triste y cautivo entre llamas:
mis lamentos mezclados con mis lágrimas, y
mis clamores unidos al deseo de ver á mi
Dios, penetrarán vuestros oidos maternales,
y no podréis menos de interceder con la jus-
DÍA V E I N T E . 241
ticia dé vuestro Divino Hijo para que se ali-
vien mis penas. N o , no es posible que vues-
tro corazón, siempre atento á aliviar mis pe-
nas y aflicciones, y pródigo siempre y ge-
neroso en socorrer mis necesidades, escuche
con indiferencia mis lamentos en el estado
deplorable de angustia, y de dolor, á que
me veré reducido en el purgatorio. Vos se-
réis entonces mi esperanza, y mi refugio: á
Vos clamaré, para que se rompan los lazos
que me cautivan,, y consiga mi libertad ( 1 ) .
Mas al presente, para que yo pueda sa-
tisfacer, como deseo, á la divina justicia, y
purificar todas mis imperfecciones en térmi-
nos, que saliendo de esta vida, no encuen-
tre impedimento para entrar en el reyno de
los escogidos, sed V o s , Pastora mia, propi-
cia á mis súplicas, y oidlas con ánimo propio
de compasiva Pastora. ¡Ojalá que todas mis
obras, palabras, y pensamientos, sean dignos
de la santidad de un cristiano; y por consi-
guiente con derecho á tus promesas, y á la
clemencia que me ofrece vuestra solicitud
pastoral. Yo para purificar mi alma os es-
pongo, con simplicidad de corazón, la mi-
seria en que fui concebido: os manifiesto las

(1) Ps. 133. v. 7.


16
24 2 D I A
VEINTE.
llagas profundas que abrió en ella el peca-
d o , cuyas cicatrices aun no están enteramen-
te borradas. Ved V o s , Madre mia, y consi-
derad los males que me afligen, y ellos mis-
mos interesarán vuestro poder para su socor-
r o ; y en esto tendréis mas gloria, que la que
yo os daré, confesando tu patrocinio desde
las llamas del purgatorio.
ORACIÓN. ¡ Oh clementísima Pastora!
cuyo hermoso resplandor no solo brilla en el
cielo como en su trono, sino que penetra tam-
bién hasta el abismo ( i ) , iluminando aquella
espantosa cárcel del purgatorio, y consolan-
do á aquellas almas que amáis, y reconocéis
ovejas de vuestro rebaño: escitad en favor de
ellas vuestra clemencia, y compasión, pues
al fin son ovejas vuestras, amadas y queri-
das del Pastor Divino que os las confió. Y
si yo por el reato de mis culpas, me he de
ver algún dia en el purgatorio, rio os olvi-
déis de mis penas, y antes bien aliviadlas
con solicitud de Pastora: mas para que yo
evite, y me libre de estos tormentos,encen-
ded en mi corazón un fervoroso amor á Vos,
y á vuestro dulce Hijo Jesús, y siendo yo así
perfecta y fiel oveja vuestra en vida, pase

(i) S. Bernard. Hora. 3.


DÍA VEINTE. 243

Juego después de mi muerte á alabaros en


el cielo. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.

DÍA VEINTE Y UNO.

Sicüt Pastor gregem suum páscet: in


brachio suo <congregabit agnos, et in
• sinu suo levabit, foetas ipse portabit.
I S A I . C . 40.V. 11.

Como un Pastor apacentará su rebaño:


recogerá con su brazo los corderi-
nos, los tomará en su seno, y lle-
vará él mismo las ovejas que los es-
tán criando.

Se nos .manifiestan los multiplicados bienes


que esperimentan las ovejas de M a r í a , p e r -
maneciendo fieles, quietas, y pacíficas en e l
redil en que las custodia, sobre lo c u a l ,
Considera lo primero, que son tantos los
favores que consiguen, y tantas las gracias
que la liberal, mano del Omnipotente dispen-
244 1 ) 1 A
VEINTE Y UNO.
sa á aquellas almas, que en clase de ovejas
se subscriben en el rebaño de esta Divina
Pastora, y como á tal la siguen y obede-
cen , que su enumeración no tendria fin,
si quisiésemos recordarlas todas. Aunque
parezca cierta especie de esclavitud el que
un corderito siga las pisadas de su diligen-
te pastor, sin declinar un punto de la senda
por donde lo conduce, y sin estraviarse
de su compañía, es á la verdad en lo qué
consiste toda su dicha, en lo que se cifra su
verdadera libertad, y lo que le asegura de
una protección fuerte, que lo pone á cubier-
to de toda desgracia ó precipicio. Así suce-
de á las ovejas de María, mientras que si-
guen con fidelidad á su Pastora, ó perma-
necen quietas dentro de su redil místico. Por-
que si esta poderosa, y piadosa Madre, re-
compensa cualquier obsequio que se la ha-
ce, con tanta generosidad, que escede la es-
peranza, y los votos de cuantos la invocan,
¿cuántos bienes podrán prometerse de sus ri-
cas, y generosas manos, aquellas almas que
se escriben en el número de sus ovejas, que
á cara descubierta se confiesan por siervos
suyos, y que despreciando las erradas má-
ximas del mundo orgulloso, y fatuo, cons-
tituyen en esta servidumbre su mayor glo-
DÍA VEINTE Y UNO. b+f
ría? Á* la verdad, que no pudiendo obrar
nuestra Madre Pastora sino con aquel lleno
de generosidad, y de poder, que le son pro-
pios, no podrá olvidarse tampoco, ni des-
entenderse de sus ovejas propias y fieles^
para cuidar de las agenas, 6 que se hallan
fuera de su rebaño: porque mas propio es
al buen Pastor el cuidar, y ser solícito del
bien de sus ovejas que están en su rebaño,
que no de las que huyen de él ( i ) . Sí, a l -
ma mia, todos los bienes, gracias y favores
que esta misericordiosa Pastora puede dis-
pensar, y dispensa en efecto al género hu-
mano , debes esperarlos de sus manos bené-
ficas , en quienes depositó el Omnipotente to-
dos sus tesoros, si permaneces fiel, y te su-
jetas al redil en que custodia su grey. L a
protección que en él te dispensa, te pro-
porcionará una vida honesta, agradable, y
pacífica, por la fruición de todos los bienes
que puedan hacerte sólidamente feliz en es-
te valle de miserias, donde gimes desterra-
do de tu verdadera Patria: una defensa fir-
mísima contra los males tan frecuentes co-
mo peligrosos, que te afligen en la vida hu-
mana : en la abundancia de los bienes, te

(i) S. Athan. Eptst. i. ad Ep. Creí.


246 DÍA VEINTE Y UNO.
dará la necesaria templanza para que uses-
de ellos, sin que tu corazón llegue á apri-
sionarse: en cualquier estado de tu vida, el
uso de una perfecta y santa libertad: en-
tre el tumulto de las pasiones, una paz inal-
terable: en las vicisitudes humanas, una ale-
gría permanente: y el resultado de todo, se-
rá tu felicidad temporal y eterna.
A F E C T O S . La Madre del buen Pastor 1

Jesucristo me ha recibido misericordiosa-*


mente en su rebaño. ¡ A h , qué felicidad la
mia! Es cierto que no hay dicha alguna tem- 5

poral que pueda compararse con ella. ¡ Qué:


consuelo disfruta mi alma con la protección,
y seguridad, que me ofrece tan caritativa
Pastora! ¡en qué abismo de males me vería
yo precipitado, á no ser por sü inestimable
bondad! Oveja fugitiva, y estra viada por los
derrumbaderos del mundo, perdería bien
pronto de vista aquel redil seguro, en que
esta Divina Pastora protege á su fiel rebaño
contra los asaltos de las fieras hambrientas,
é insaciables, que á todas horas intentan de-
vorarlo. Yo no tendría otros pastos de que'
nutrirme, sino las yerbas venenosas que pro-
duce el mundo, y vendría á familiarizarme
con las bestias feroces, que tanto abundan
en él. Lánguida, flaca, endeble, y enferma,
DÍA V E I N T E Y UNO. 247
no tendría fuerzas bastantes para defender-
me, cuando llegase á descubrir los perver-r
sos intentos, que contra mí abrigan en su
maligno corazón: y rodando de precipicio
en precipicio, vendría á parar en el eterno
abismo.
Pero, ¡oh feliz momento! ¡instante d i -
choso, en que me resolví á entrar en vues-
tro redil santo, oh Divina Pastora! y ma-
yor será mi dicha si, como os prometo, per-
severo fiel, sin estraviarme de los límites
que tenéis marcados á vuestras ovejas. Esta
sujeción es dulce para mí, y tranquiliza en
un todo la turbación de mis pasiones, que
han sido siempre el principio y origen de
las amarguras de mi alma, cuando he que-
rido complacerlas, y las armas de que se
han valido mis enemigos para rendirme á su
cruel imperio. Protejido y á , y amparado de
vuestro poderoso brazo, nada tendré que te-
mer, aunque me rodeen las sombras de la
muerte, y me vea por todas partes acome-
tido por las flechas del tentador mi enemi-
go. No me dejaré seducir de los encantos
seductores, en que perecen tantas víctimas
que andan fuera de vuestro rebano. Yo de-
safiaré todos los peligros, y aun me bur-
laré del Lobo infernal, viendo con ojos tran-
248 DÍA VEINTE Y UNO.
quilos los lazos que arma para perderme,
porque Vos estáis en mi defensa, y porque
en vuestro ánimo maternal encuentro un mo-
tivo cierto para esta mi confianza. ¿Cómo
podré yo dudar de mi seguridad, si nunca
jamás me separo de una Pastora, á quien
tiemblan todos mis enemigos?
Considera lo segundo, que por ser tan-*
tos los bienes que nos resultan de pertene-
cer al rebaño de la Madre del buen Pastor,
y de permanecer nosotros en él fieles, y cons-
tantes , nos persuade el Espíritu Santo ofre-
cer dóciles nuestro cuello á sus ligaduras,
y nuestros pies á su servidumbre ( 1 ) : nos
manda buscar á esta Señora; y en hallándo-
l a , no huir de su amable compañía ( 2 ) , por-
que sus grillos son para nosotros una fuer-
te defensa, y sus lazos un vestido de glo-
ria ( 3 ) . Siendo, pues, uno de los primeros»
cuidados, entre los diligentes pastores, el
formar redes, y otros lugares de abrigo y
defensa, en que sus ovejas estén seguras de
los asaltos de los lobos, y otras fieras; Ma-<
ría, como diestra, y sabia en este oficio pas-
toril, los forma también con mayor solici-:
tud , y en ellos encierra y ata su rebaño,*

-.(1) Eccles.c.o'.v.ag. (2) Ib.v.a8. (3) Ib.v.3o;


DÍA VEINTE Y UNO. 249
para que no pudiendo así sus ovejas abusar
de su perniciosa, y mal entendida liber-
tad, estén seguras, y no se espongan á los
males .sin número, que frecuentemente las
acarrean su perdición eterna. Por esto el Es-
píritu Santo nos exhorta, á que entremos gus-
tosos en esta especie de servidumbre, dicien-
do al alma santa: Cautívate gustosa con sus
ligaduras, y permanece á su lado tan cons-
tante, que ni un punto te separes de su com-
pañía. Considera, que aunque esto parezca
á los mundanos una esclavitud inso porta-?
ble, y dura, es sin embargo un manantial de
bienes, y felicidades, que tú nunca podrás
bastantemente agradecer, y estimar. Quie-
re esta Pastora tenerte sujeto en su rebaño,
de tal suerte, que tu mente, tu voluntad,
y tus afectos, tus pasos, movimientos, y
acciones, estén sujetas á la ley de su Santí-
simo Hijo , para evitar el que estraviado
por el torpe abuso de estas facultades, y en-
gañado por la concupiscencia, no te precipi-
tes en un abismo eterno de males; antes bien
siguiendo sus preceptos, y dejándote guiar
por sus documentos, vayas siempre por el
camino recto de tu salvación. Pondera, que
dominando en nuestros miembros el desorde-
nado apetito, á manera de fieras indómitas,
2fO DÍA VEINTE v UNO.
por nosotros mismos nos perderíamos eter-
namente, sino se refrenasen y contuviesen
con el redil que esta Señora tiene, para su-
jetar y defender á su rebaño: en él los com-
prime esta diligente Pastora, y los modera
deteniendo nuestros pies, para que seamos
modestos: nuestras manos, para que seamos
continentes: nuestra cabeza, para que seamos
obedientes: nuestro cuerpo todo, para que hu-
yamos del fausto, arrogancia, y deseo de do-
minar: y nuestra alma, para que vivamos
sometidos á la observancia de los preceptos
de Dios. Estos lazos con que María tiene
sujetas sus ovejas, y que á primera vista com-
primen, y causan una servidumbre sensible
á la concupiscencia, nos ofrecen una ven-
tajosa protección: son la base de la virtud,
y la fortaleza que nos corrobora para huir de
las ruinas, y precipicios, preparados á los
incautos por nuestro enemigo común: y por
último, esta sujeción hace nuestro ornamen-
to, nuestra gloria, y nuestra seguridad; pues
por el recto uso de nuestra libertad, man-
damos como Soberanos á todos los afectos
del alma, y sensaciones de nuestro cuerpo. .
A F E C T O S . Son tristes, y amargos á mi
memoria, aquellos dias que, usando yo mal
de mi libertad, los pasé entre los éntrete-
DÍA VEINTE Y UNO. 1¿l
nimientos mundanos, y los estravíos de mis
pasiones. Mi alma entonces perecía de ham-
bre, y sed, en los áridos desiertos del mun-
d o , adonde me conducía el amor á mi in-
dependencia: allí no hallaba sino aguas ce-
nagosas, y emponzoñadas, que lejos de apa-
gar, encendían mas el fuego de mis pasio-
nes que me abrasaba: como irracional, me
alimentaba con pastos groseros, que enconr
traba y o , conducido por una inclinación
brutal. V o s , caritativa Pastora, no pudis-
teis menos de enterneceros al ver á vuestra
oveja encenagada cual vil insecto, asquero-
sa , y miserable, y darla la mano para poder
salir de un estado tan deplorable, y condu-
cirla á los campos amenos, y deliciosos, en
que apacentáis vuestros rebaños, cuyas aguas
abundantes, y cuyos pastos pingües y sabro-
sos , tienen á sus ovejas blancas y hermosas.
¡Ahí ¿seré yo tan insensato, que vuelva á
huir de vuestro redil pastoral, en que en-
cuentro toda mi dicha? ¿Después de haber
recobrado mi felicidad, me fatigaré por pre-
cipitarme otra vez en mis desventuras? N o ,
amable Pastora, siempre os seré fiel, y nun-
ca os perderé de vista.
Yo sé que fijas cariñosamente tus ojos
sobre mí , cuando yo no desmerezco tu
2jT2 DÍA VEINTE Y UNO.
protección; y con tu voz dulce, y sonora^
fijas la natural inconstancia que tantas ve-
ces me ha hecho saltar los límites de tu re-
dil santo. Con tu asistencia, y tu cuidado,
dulcificas la amargura que esperimenta mi.
alma, poco acostumbrada á sacrificar su mal
entendida libertad: tú velas cual diligente
Pastora, para que yo sea verdaderamente fe-
liz: vivo bajo la salva-guardia de tu solici-
tud, y nada me faltará en adelante, si yo no
me aparto de tu dulce compañía. En ella en-
cuentro alimentos con que recobro las fuer-
zas diariamente menoscabadas por mi pro-
pia y miserable condición. Su gusto delicio-
so cautiva todos mis apetitos, sacia todos
mis deseos, me fortalece al mismo tiempo
que me recrea; y si á las veces me dejas sen-,
tir hambre, y deseo de estos pastos saluda-
bles, no es mas que por escitar mi confian-
za, probar mi fidelidad, y hacérmelos tan-
to mas gustosos, cuanto son mas deseados.
¡Ah,son innumerables los bienes que yo con-
sigo en el redil de esta Divina Pastora!
ORACIÓN. Santísima Pastora, desde
hoy me entrego sin reserva por vuestra fiel
oveja, y me pongo en vuestras manos, para
que dispongáis de mí en un todo,según vues-
tra voluntad: aceptad esta ofrenda, que yo
DÍA VEINTE y UNO. 1
os hago ij con toda la sinceridad de mi co-
razón. En mí tenéis la mejor proporción pa-
ra ejercitar vuestra caridad de Pastora, pues
que apenas hallareis otra oveja mas necesi-
tada de vuestro amparo, y protección. Yo
bien sé, que por haber huido tantas veces
de vuestro redil, y haber abusado de vues-
tros favores, tengo merecido vuestro enojo
y vuestro castigo; pero como fuera de Vos
¡Madre mia! me veo miserable, vuelvo á
buscaros, proponiendo que yá jamás os se-
ré infiel: alcanzadme el don de la perseve-
rancia en este mi propósito, para que sien-
do así digno de vuestra protección, lo sea
también de veros y alabaros en la Gloria.
Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Martas, y m Gloria Patri,
3J4

DÍA VEINTE Y DOS.

Dispersa? sunt oves mea, et factte surit


in devorationem omnium bestiarum a-
grt. EZEQ. C. 34. V . $ .

Mis ovejas se han dispersado, y así v i -


nieron á ser presa de todas las fieras
del campo.

Se nos hace conocer, en este día, que las


ovejas estravíadas del redil de la Divina Pas-
tora, están espuestas á infinitos males, so-
bré lo cual,
Considera lo primero, la desgracia de
una alma, que después de haber sido resca-
tada del poder infernal por el Pastor Divi-
no, á costa de su sangre, y confiada á la so-
licitud y protección de María Santísima, a-
quélla en clase de oveja, y ésta de Pastora
diligente, huye del redil místico, y anda des-
carriada por las sendas tortuosas de sus v i -
cios. Abusando desgraciadamente de su l i -
bertad, salta, y se escapa del recinto en que
es custodiado el rebaño de María: y defen-
DÍA VEINTE Y DOS. 255
dido de todos los males, corre á una parte
y otra, como un ciego, sin saber á dónde vá,
ni á dónde viene, pues que todos sus pensa-
mientos, todas sus palabras, y acciones, solo
se dirigen á buscar; ó los placeres, que cual
yerbas venenosas le dan muerte lastimosa; ó
el interés, que llena su corazón de zozobras
é inquietudes; ó el honor, que escita en él
una sed ardiente, que tanto mas se enciende,
cuanto mas intenta saciarla. Su razón oscure-
cida no es ya capaz de dirigirla; y así, arre-
batada por el ímpetu de las pasiones, se pre-
cipita en un abismo lamentable de desgracias,
y es devorada por ellas mismas, que á ma-
nera de bestias feroces, se ensangrientan en
el alma. Porque huir del rebaño de María,
es renunciar á los preceptos y máximas del
Evangelio: es cerrar los oidos á los llama-
mientos y estímulos de la gracia: es vivir
sin orden entre el ruido tumultuoso de las
pasiones: y es finalmente gobernarse solo por
los movimientos de la naturaleza corrompi-
da, opuesta siempre á la gracia, la cual hu-
ye siempre de una alma que vive en un tan
criminal desarreglo: queda por consiguiente
abandonada á su propio consejo: y en segui-
da, el demonio, cual Lobo carnicero y ham-
briento, carga sobre ella, la dispersa, la ar-
1$(> DÍA VEINTE Y DOS.
rebata, y la devora ( i ) . Pondera que esta
muerte sangrienta que el Lobo infernal dá
á las ovejas, que están fuera del redil de esta
Divina Pastora, no es nada menos que la
privación de la divina gracia, por la que el
alma queda en situación mas fea, y horrible,
que un cuerpo muerto: privada de esta gra-
cia con que vive, y respira, queda sin acción
para Jas obras meritorias: fétida, y corrom-
pida, mas que Lázaro en el sepulcro: ro-
deada de un enjambre de hábitos, y costum-
bres malas, mas asquerosas que los gusanos:
sus mismas pasiones, la hacen presa del D e -
monio: y aquella miserable criatura princi-
cia y á , desde este mundo, á ser atormentada
por el gusano roedor de su propia concien-
cia , que ha de ser su mas cruel verdugo en
el infierno por toda la eternidad. Así como
el que se halla en el rebaño de María, nada
tiene que temer ni recelar, así la oveja que
de él se estravia, no hay desgracia que no la
siga, y por consiguiente nada puede suceder
á nuestra alma mas formidable y espantoso.
AFECTOS. ¡ Estraña ceguedad la dé
los hombres! ¿Es posible que dotados de ra-
zón, caigan en el desvarío de huir de una

(i) Joan. c. 10. v. i a .


DÍA VEINTE Y'DOS; 2$7
Pastora, que Dios Jes preparó para su cus-
todia, y su defensa, por seguir á Lucifer,
que cual Lobo cruel las devora, y despeda-
za? Pero no te admires, alma mia, porque
éste era el estado á que estabas tú también
reducida, cuando no seguías sino el impul-
so de tus pasiones. Así lo conozco y confie-r
so, ¡oh mi dulce Pastora! y por esto se cu-
bre mi rostro de rubor, y me confundo, cuan-
do pienso en los estravíos de mi pasada vida.
¡Ah! cuántas veces loco, y temerario, huí
del gremio de tu rebaño místico, y fui tras
del placer, la adulación, la lisonja, mi pro-
pio interés, y la vanidad del mundo, pasan-
do así la mayor y mejor parte de mi vida!
Así lo confieso en tu presencia, ¡Madre mia!
y mi corazón se aflige, y se angustia, por
el dolor que me causa el recordar la situa-
ción triste en que me v i , por dejarme arras-
trar de unos vicios que tanto te desagradan,
y haber vivido con el desorden en que vi-
ven los que no se cuentan en tu escogido y
fiel rebaño.
Es por lo tanto necesario, alma mia, co-
menzar á velar seriamente sobre todas tus
acciones, para evitar el que seas algún día
víctima desgraciada del Lobo infernal, que
es el fin funesto de los que se hallan fuera
l
7
2j8 DÍA VEINTE Y DOS.
del rebaño de esta Divina Pastora, renun-.
ciando para esto de tus pasiones, y despre-
ciando al mundo, y sus falsas máximas. Así
resuelvo el practicarlo; mas como nada po->
dré realizar, sin el socorro de la gracia de
mi Dios, acudiré para conseguirla, y lla-
maré á las puertas del corazón compasivo
de mi Madre Pastora. S í , Madre piadosa,
yo clamaré hasta interesar en favor mió tu
ternura maternal: inclinaré mis oidos, para
escuchar tu voz, y conocer tu voluntad: te
sacrificaré la mia, para que esté obediente
á tus preceptos: te presentaré mi entendi-
miento, para que lo, ilumines con tu sabidu-
ría; y mis deseos, para que los purifiques de
todo lo terreno. Solo pretendo y á , el que di-
rijas todos mis proyectos, santifiques todos
mis trabajos, y hagas meritorias todas mis
obras. Yo quiero estar siempre en el lugar
en que apacientas tu grey, y como oveja fiel,
ser toda tuya, y en tí tener toda mi espe-
ranza y felicidad. ¡ Ah! no es posible que des-
eches mis ruegos, nacidos del pleno conven-
cimiento en que me hallo, deque una oveja
sin Pastor, es como un ciego sin guia ( i ) .
Considera lo segundo , que no son solo

(i) S. Athan. col. i .


DÍA VEINTE Y DOS. sjo,
los males ya indicados Jos que afligen á una
oveja ^ que se halJa fuera deJ rebaño de esta
Divina Pastora, sino que hay otros muchos,
que son como consecuencia precisa del cri-
men que cometió con tan criminal fuga. En
el momento en que la ejecuta, cae sobre ella
el rayo fulminante de la maldición de Dios,
para que rio halle en parte alguna un lugar
seguro en qué guarecerse de los infinitos ma-
les, infortunios, y desgracias que la rodean.
La tierra que pisa fuera del redil de María;
Jos pastos de que sé alimenta, el agua que
bebe, y aun el aire que respira, todo esto
está para ella lleno de la maldición de Dios:
así es que en lugar de nutrirse, y recrear-
se, se halla siempre enferma; y como sus
humores están inficionados, anda siempre
triste, angustiada, y macilenta: y aun todas
Jas cosas que á ella pertenecen, participan
de esta maldición de Dios, para que nada
pueda lucirle ni aprovecharle. Considera
además, que sus males y desgracias se au-
mentan hasta el estremo de verse privada de
la herencia riquísima , que como á hija de
1

tal Madre, le correspondía: es despojada de


la nobleza de hija de D i o s , declarada in-
fame y rebelde; y como todas las criaturas
la ven cubierta de una piel roñosa, y mise-
a6o DÍA VEINTE Y DOS.
rabie, sin divisar en ella el sello que distin-
gue á las ovejas de María, todas de común
acuerdo se arman contra ella, para vengar
la injuria hecha á una cariñosa Pastora, que
tantos testimonios de amor le tenia prodiga-
dos. Los Santos Angeles, que antes estaban
prontos para su defensa, son yá entonces mi-
nistros de la justicia divina, que vibrando
la espada del zelo por el honor de esta Pas-
tora, castigan su rebelde apostasía. Pondera
que en situación tan triste, queda esta oveja
á discreción del Lobo infernal, el cual se-
ñoreándose sobre ella, la transporta desde
el rebaño de María, á los desiertos oscuros
y tenebrosos del pecado, en donde no logra-
rá el consuelo de ver el cielo sereno, y des-
pejado, para ser iluminada con su luz; antes
bien, palpando siempre las densísimas tinie-
blas de la ignorancia , y del vicio, se pro-
fundizará cada vez mas en el limo de su mi-
seria, bebiendo como agua la iniquidad; y
poniendo el sello á todas sus desgracias, ven-
drá tal vez á incurrir en la desesperación,
desconfiando de su remedio, pues por mas
que haga, por mas que llore, y se aflija,
fuera del rebaño de María, no hallará una
senda por donde pueda escapar, y librarse
de ser pasto de las ñeras infernales, hasta
DÍA VEINTE Y DOS. a6r
tanto que desengañada, preste sus oídos á la
voz de esta diligente Pastora, que la liama
misericordiosamente, para que vuelva al re-
baño de que ciegamente huyó, facilitándole
al mismo tiempo la gracia de Dios que para
esto necesita.
A F E C T O S . ¡ Ah! ¡Tan desdichado como
todo esto, y tan lastimoso es el estado á que
yo quedé reducido, desde el momento en que
por el pecado me aparté del rebaño de M a -
ría! ¡Tan digna de llorarse era la vergon-
zosa esclavitud en que me veía! ¡Y tan mi-
serablemente dejé al Demonio tomar posesión
de mi alma, obrando el mal en presencia de
mi Dios! Por esta mi ceguedad, he andado
desfallecido, y sin fuerzas, por rodeos esca-
brosos en el camino de la iniquidad, preci-
pitándome de pecado en pecado, hasta que
me hubiera abismado en mi eterna perdición,
si con tiempo no hubiera corrido á guare-
cerme en el rebaño de María. ¡ Desgraciado
de m í , si esta Señora no me • hubiera abier-
to la puerta de su redil místico, de donde
yo mismo me fugué! En lugar de la quietud,
del contento, y de la seguridad de que dis-
fruto en este paraíso de delicias, no me res-
taría sino el trabajo y el dolor, el hambre y
la sed, la enfermedad y la muerte: se com-
2Ó2 DÍA VEINTE Y DOS.
pletarian los intentos del Lobo infernal, que
eran dispersarme del rebaño de María, para
saciar en mí sus fauces sangrientas.
Pero libre yá de tantas calamidades, per-
maneceré á tu lado, ¡oh Santísima Pastora!
sabiendo que entre la oveja , el cordero , y
el pastor, debe de haber una fiel y amistosa
alianza ( i ) , y de este modo estaré yá segu-
ro de volver á incurrir en ellas. Yo sé que
por el amor que me tienes te ocupas en mi
felicidad, te afliges por mis desgracias, y
que escuchas mis lamentos. Yo sé que no solo
eres mi Pastora, sino también mi amantísima
Madre; y así invocaré este dulce nombre,
para enternecer tu piadoso corazón. El ha-
blará al justo Juez en mi favor, y ambos
tendréis compasión de las desgracias que me
rodean, durante la vida mortal. Ellas arran-
can á vuestros ojos lágrimas de dolor, cuan-
do yo llego á rendirme á mis pasiones, ce-
diendo á la fatiga que me causa la pelea, que
con ellas, y el Demonio, tengo que soportar.
¡ A h ! tu corazón es demasiado compasivo,
para que pueda endurecerse á mi voz', que
publica el deseo ardiente que mi alma tiene
de servirte, y agradarte.

(i) S. Aug. t. in Joan. c. 49.


DÍA V E I N T E V DOS. 263
ORACIÓN. ¡Oh, compasiva Madre, y
Pastora de mi alma! Yo sé que tu afecto ma-
ternal no puede menos de enternecer tu co-
razón, al verme rodeado de las mayores mi-
serias fuera de tu rebaño , porque es propie-
dad del buen Pastor compadecerse de las des-
gracias de su grey ( i ) . Yó te suplico, por
lo tanto, que me traigas á tu redil con tal
fuerza, que no pueda yo resistirme. Yo re-
nuncio para esto de buena gana mi libre ai-
vedrío, y lo resigno en tus manos, para qué
no pueda ir, ni venir, sino adonde tú me
conduzcas. Robustece mi corazón, para que
yo te siga sin retroceder, y si vés que débil,
y sin fuerzas, me fatigo en el camino de la
virtud, dame tu mano maternal con que sea
fortalecido, pues quiero seguirte fiel, aunque
tenga que subir al Calvario á ser crucificado
con mi Dios, para de este modo resucitar
después en la patria de la felicidad eterna.
Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.

(4) S. Greg. Magn. in ¡ib. 1. Reg. c. 3.


264

DÍA VEINTE Y TRES.

Et cum proprias .oves emiserit ante eas


vadit. JOAN.c 1 o. v. 4 .

Y cuando hace salir á sus o v e j a s , vá


delante de ellas.

S e nos manifiesta en este día, que la Ma-


dre del buen Pastor, cual diligente Pastora,
guia con su ejemplo á sus ovejas marchan-
do delante de ellas, cuando las saca de su
redil al campo, sobre lo cual,
Considera lo.primero, que cuando esta
Divina Pastora saca á sus ovejas, ó las ha-
ce salir á los pastos en el campo del gran?
Padre de familias, vá delante de ellas, yá>
para que no salgan de los límites de esta :

mística heredad, en donde esclusivamente


se hallan los alimentos dé vida eterna; yá
para prevenir las emboscadas de los Lobos
q u e , ó se hallan escondidos entre las ma-
lezas, ó se disimulan con la piel misma de
las ovejas por una hipocresía estudiada; yá
para indicarles el camino recto y seguro por
donde deben andar, para entrar en el redil
DÍA VEINTE Y TRES. aóy
eterno de la gloria; y yá también para forta-:
lecerlas con su ejemplo: pues observando
que la Pastora misma que las guia, es la pri-
mera que se ofrece á soportar toda clase de
molestias, ellas se robustecen para andar
con ánimo fuerte, y constante, por las sen-
das ásperas y estrechas que conducen al cie-
Jo, y para soportar los frios, los calores,
intemperies, y demás penurias á que está
sujeta la vida del hombre en el desierto pe-
ligroso de este mundo. Además, como no
solamente es propio del buen Pastor el con-
ducir sus ovejas á los pastos, y guardarlas
con solicitud de los acometimientos de las>
bestias feroces ( i ) , sino que también debe
resplandecer en vida, y en costumbres, pa-
ra que como en un espejo vea en él su
grey lo que debe hacer ( 2 ) : la Divina Pas-
tora, en cumplimiento de esta''obligación 1

pastoral, vá siempre delante de sus ovejas


dándolas.ejemplos admirables de pureza, y
santidad de vida. Siendo tal el cumulo de
virtudes que hermosean á su bendita alma,
que aun á la oveja mas desanimada, y c o -
barde, es bastante á inspirarla fervor y áni-
mo para emprender su imitación. Aunque

(1) Lor. Just. de Contemt.mundi. (2) G r e g . 1

Magn. lib, 7. in'i. Reg. - •• • • '


2 66 DÍA VEINTE Y TRES.
muchas de las Hijas de Sion sé hagan admi-
rar por las riquezas de virtudes, que reu-
nieron en sus almas, á todas sobrepujó nues-
tra Pastora, como que era la que debia ir
delante dándolas lecciones de caridad ar-
diente y fervorosa para con D i o s , en que
vivió tan encendida como lo está el hierro
dentro del fuego ( i ) ^ como que la caridad
misma ¿ que es D i o s , tomó asiento en su
corazón ( 2 ) : de una fé tan v i v a , que de-
sató con e l l a , lo que Eva ató con su in-
credulidad ( 3 ) : de una esperanza tan ani-
mosa, que el Espíritu Santo la llama Ma-
dre de la esperanza santa ( 4 ) : de pobreza,
naciendo, y viviendo entre la escasez y la pe-
nuria, no obstante de ser la Reyna de cie-
los y tierra : de humildad , aun cuando se
vio proclamada por Madre del escelso y om-
nipotente Dios: y de pureza, con que robó
los cariños del Divino Espíritu, por cuya
razón no se desdeñó la segunda Persona de
la Santísima Trinidad, de descender al seno
purísimo de su virginal vientre desde el so-
lio magestuoso de su gloria.
AFECTOS. En ésta, mi amada Pastora,

(1) S. Ildeph. Orat. 1. (2) Cor. A l a p . in


Cant. 3 . 9 . (3) S.Iren. de S.Virg. (4) E c c l .
c. 34. v. 34.
DÍA VEINTE Y TRES. 267
resplandece toda la hermosura de la virtud, 1

de cuyo ejemplar debo yo tomar la norma


de vivir, y entender lo que debo practicar,
y de lo que debo huir, para ser su legítima
oveja. ¡Ojalá pudiera yo informar mi alma
con tan eminente ejemplar, y entender sin
intermisión en imitarlo. Aunque mi imagi-
nación se confunda, y mi entendimiento no
sea capaz de percibir una perfección tan
eminente, mi voluntad, sin embargo, se en-
ciende en el deseo de correr por las huellas
de sus hermosos pasos, cuando la veo de-*
Jante de mí dándome ejemplos de humildad,
de paciencia, de constancia, de limpieza
perfectísima, de hermosura honestísima, de
desprecio de las cosas terrenas, y abrasada
en el amor de Dios, y de los hombres. Así
¡oh Pastora Santísima! se fortalece mi alma,
no solo para contemplar, y admirar el o*-,
mulo de virtudes con que te haces un vivo
ejemplar de tus ovejas, sino también para
ser cuidadoso, y diligente imitador de todas
tus perfecciones. -
E a , pues, alma mia, por >sobrenatural
les y eminentes que sean las que esta Divi-'
na Pastora propone á sus ovejas, cuando vá-
delante de ellas, no te dejes sobrecoger por*
el temor ó la cobardía. Cuanta mayor difi-
2 68 DÍA VEINTE Y TRES.
cuitad te cueste esta empresa, tanto mayor
debe ser tu solicitud y cuidado, para ase-
mejarte á ella en cuanto lo permita la frá-
gil naturaleza de que eres formada. Mira,
y obra, según el ejemplar que el Señor te
ha mostrado en el monte donde es apacen-
tada su grey ( i ) . Es verdad que el ejem-
plar de los predestinados esencialmente es
Jesucristo; pero mirando su Divinidad con
nuestros ojos débiles, era fácil que nos des-
lumhrásemos con su resplandor infinito: y así
esta Pastora, siendo de nuestra misma con-
dición limitada, nos facilita el que la imi-
temos, y por esto quiso Dios dárnosla por
Pastora, para que fuese delante ofreciéndo-
nos el ejemplo de sus eminentes virtudes, y
siguiéndola, nos adelantásemos en perfec-
ción á los justos de la antigua ley, en que
fueron desconocidas algunas, que tuvieron
su principio en nuestra Pastora. ¿Quién ¡oh
Virgen santa! principió á consagrar á Dios
l a virginidad sino Vos? ¿Qué ley habia en
aquélla que aconsejase vivir en carne, y te-
ner una vida angelical? ¡ A h ! yo seguiré
siempre tras de una Pastora tan virtuosa,
que vá delante animándome con su ejemplo!

(i) Exod.c.sg.v.40.
DÍA VEINTE Y TRES. 269
Considera Jo segundo, que para Uenar
esta Divina Pastora en un todo su oficio pas-
toral, no solo vá delante de sus ovejas mos-
trándolas con sus virtudes el recto camino
que conduce al cielo, sino que las fortale-
ce y anima con su ejemplo, para soportar
con resignación todas las tribulaciones, fa-
tigas, y sudores, de que están sembradas las
sendas escabrosas de la virtud por donde
deben andar en este mundo, para ser legí-
timas ovejas de tan pacientísima Pastora:
siendo cierto, que mas fruto hacen á las ove-
jas los ejemplos, con que el Pastor las apa-
cienta, que no sus palabras ( 1 ) . Consistien-
do toda nuestra perfección en conformar nues-
tras operaciones con la vida, y costumbres
de esta Santísima Pastora, como que era la
copia mas exacta en que estaban delineadas
todas las perfecciones del ejemplar de los
predestinados, Jesucristo,es indudable que
tanto mas seremos dignos de ser apacenta-
dos, y gobernados por esta diligente Pasto-
r a , cuanto con mayor exactitud copiemos
en nuestras almas su conformidad con las
disposiciones y decretos del Altísimo : su
pronta voluntad para entrar gustosos por

(1) S. Bernard. S. 1 . in Dam.post. Pent.


27O DÍA V E I N T E y TRES.
los caminos ásperos, y fragosos, por don-
de su Hijo la condujo hasta subir al Calva-
rio, en donde completó en su corazón lo que
faltaba á su redención ( i ) ; y por último su
resignación, su tolerancia, y su humildad.
Para facilitarnos tanto bien, se anonadó á sí
misma tomando la forma de sierva, y ove-
juela, resignada en un todo á la voluntad
del Omnipotente. Pondera, que en esta vir-
tud tan propia de la docilidad que deben te-
ner las ovejas de María, fué delante de ellas
dándolas ejemplo para que la imiten. No so-
lo se resignó en la voluntad Divina, cuan-
do se nombró esclava al ser elevada á la
dignidad de Madre de Dios, sino que tam-
bién se manifestó dócil, y sometida á los
designios del Altísimo en todas las adversi-
dades, angustias, y dolores, que en todo
el discurso de su preciosa vida le ocasionó
el: título de Cooredentora de los hombres;
Tan sometida estuvo siempre á la voluntad
Divina, que no tuvo otro deseo que com-
placerla, así en lo que á esta Señora era ho-
norífico, como en lo que á los ojos del mun-
do degradaba su dignidad , tanto en lo sa-
tisfactorio, como en lo que era motivo de

(1) Apost. Ep. ad Colos. i : 24.


DÍA VEINTE Y TRES. 271
pena á su corazón. Siempre, y en toda cir-
cunstancia, estuvo pronta esta Señora para
obedecer los mandatos del Señor, sin que la
estimulase para esto su propia utilidad, si-
no el gusto de ofrecerle un grato obsequio
de sí misma. Grandes, como eran las gra-
cias, dones, y prerogativas con que la ador-
nó el cielo, todo lo reconocía derivado de
aquel océano de hermosura, y bondad del
Omnipotente, en cuya comparación se repu-
tó siempre cual vil esclava, é insecto des-
preciable de la tierra. Con estas lecciones
vá esta Pastora delante de sus ovejas, por-
que sabia que para serlo dignamente, debe
el Pastor apacentar su rebaño con buenos y
saludables ejemplos suyos, no ágenos, por-
que éstos no engordan á su grey ( 1 ) .
A F E C T O S . Esta consideración , alma
mia, es un poderoso motivo de confusión
para t í ; pues debes conocer, que lejos de
marchar dócil, y obediente, por el camino
por donde te conduce esta Santísima Pastora
con su mismo ejemplo, tú te empeñas en an-
dar por los caminos perdidos, y estravia-
dos del mundo, aborreciendo toda subordi-
nación , y suspirando por una perniciosa y

(1) S. Bern. S. i . Bom. 1. post Pent.


273 DÍA VEINTE Y TRES".
nial entendida libertad: huyendo de toda
mortificación, y amando lo que puede com-
placer á tu sensualidad; y por lo mismo has
deseado á las veces la consolación Divina,
pero sin desasir tu corazón de las criaturas
con quienes lo tienes dividido. ¡ A h , mi D i -
vina Pastora! conozco que hasta hoy no os
he amado lo bastante, porque de haberos
amado, no hubiera habido trabajo ó dificul-
cultad, por repugnante que fuese, que no
hubiese yo superado por imitar tus admira-
bles virtudes, y hacerme así digna oveja
vuestra.
Bien tarde he conocido esta mi ingrati-
tud, sin embargo quiero desde hoy principiar
á repararla. Yo no me apartaré yá jamás
del campo ameno, y deleitable, donde pas-
tan vuestras ovejas. Por estrechas que sean
Jas sendas que conducen á é l , por mas que
estén sembradas de abrojos y espinas, aun-
que vea de una parte y de otra precipi-
cios horribles, yo no me acorbardaré, por-
que yendo Vos delante de mí, superaré to-
dos los obstáculos, y marcharé seguro de
toda clase de peligros. V o s , Pastora mia,
veíais sobre mí, siempre que yo dócilmen-
te siga vuestros pasos. Vuestro tierno co-
razón está siempre atento á todas mis ne-
DÍA VEINTE Y TRES* 273
cesidades. Espuesto , como estoy, en esta
vida á Jas mordeduras del Lobo infernal,
no descuidáis un momento, y os aceleráis,
á defenderme: me animáis, me llenáis de
fortaleza con vuestra presencia yendo al com-
bate delante de mí. De este modo guia es-
ta Pastora á sus ovejas por sendas, que ella
misma allana con su ejemplo, teniéndolas
siempre á su vista. ¡ A h ! tanta bondad, un
amor tan sin igual, no puede menos de en-
grandecer Ja gloria de su nombre, y ha-
cernos conocer las riquezas de su miseri-
cordia.
ORACIÓN. ¡ Oh Pastora clementísima!
que yendo delante de tus ovejas, pones á su
vista todas tus acciones, tus virtudes, y es-
celencias, con el designio de darlas el ejem-
plar, y norma perfectísima, de cuanto de-
ben practicar para ser siempre ovejas tuyas,
y adquiridas con la sangre de tu Hijo San-
tísimo : muéstrate misericordiosa con esta
miserable ovejuela, alcanzándome gracia pa-
ra que constantemente te siga y te imite:
esparce en mi alma los rayos de tu luz:
ilustra con ella las sendas escabrosas por
donde tengo que caminar en este valle de
miserias, y oscuridad, para que vestido de
modestia, humildad , y de todas tus insig-
18
174 DÍA VEINTE Y TRESW
nes virtudes, todos me conozcan por ver-
dadera oveja tuya, y en la hora de mi muer-
te, reconocido igualmente por el Pastor Di-
vino con estas divisas, me coloque entre sus
familiares y domésticos en la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloría Patri.
D Í A V E I N T E Y CUATRO.

Oves mece vocem tneam audiunt, et ego


cognosco eas, et sequuntur me. JOAN.
c. 1 0 . v. 2 7 .

Mis ovejas oyen mi v o z , y yo las co-


nozco, y ellas me siguen-

E n este dia se nos manifiesta, que la D i -


vina Pastora llama con su propia voz á sus
ovejas, y cuando éstas la oyen, son recono-
cidas como propias de su rebaño, y ellas en-
tonces siguen á su Pastora, sobre lo cual,
Considera lo primero, que el cuidadoso
y solícito Pastor, apacentando su ganado
con amorosa solicitud, dirige de cuando en
cuando su Voz á sus ovejas con ciertos sig-
n o s , ' y modos tan varios, que adiestradas
ellas , y acostumbradas á sus ecos , entien-
den Fácilmente lo que el Pastor quiere signir
ficarlas: y ellas obedecen con tal prontitud¿
que á las veces dejan los pastos en que están,
ó. recreando su paladar, ó satisfaciendo la
necesidad y el hambre que las aflige. A esta
276 DÍA VEINTE Y CUATRO.
manera las ovejas efe María oyen y obede-
v

cen la voz de su escelentísima Pastora, y


entienden cuanto ella quiere significarlas,
seguras de que es tal su bondad, que jamás
les llama la atención con su amorosa voz,
sino para que atiendan, y procuren su ma-
yor bien; y por esto, se gloría esta Señora,
diciendo: Mis ovejas oyen mi voz, y ellas
me siguen, y obedecen. Pondera, que siendo
tres las condiciones que pueden observarse
en las ovejas de María, como prudente y sa-
bia Pastora, son también tres los tonos de voz
de que usa para regir y custodiar su rebaño.
Hay ovejas delicadas y enfermas, ó porque
no convalecieron perfectamente de los males
que padecieron, ó yá por la dificultad de de-
sarraigar los malos hábitos contraidos en sus
anteriores estravíos, ó yá porque la fuerza
de las pasiones pesa tanto sobre ellas, que
solo á fuerza de una violencia continua, en
que á las veces flaquea su fragilidad, pueden
superar la guerra cruel y reñida que están
sosteniendo de dia, y de noche, con la ley
;

repugnante que milita en sus miembros. A es-


tas ovejas las llama esta Divina Pastora con
una voz blanda, y suave, que introduce has-
ta lo interior de sus almas la dulzura, y sua-
vidad, que destilan sus virginales labios,
DÍA VEINTE Y CUATRO. 277
dándolas con ella el confortante mas pode-
roso para recobrar las fuerzas perdidas, y
robustecerse en el camino de la virtud. Hay
otras que se vén á punto menos que espi-
rar , porque las dificultades que encuen-
tran en el camino de la virtud, y la es-
periencia de su propia fragilidad, junto con
los ardides del Demonio que se une á ellas,
las tiene al borde de la desesperación, pa^
reciéndolas no ser posible el sostenerse. A
éstas las conforta su Divina Pastora, llamán-
dolas con una voz dulce, y compasiva, que
las infunde una plena y segura confianza en
los auxilios de la gracia, con que pueden su-
perar toda dificultad. Las hay sordas á los
llamamientos de Dios, y que resisten tenaces
á sus inspiraciones santas: á éstas las llama
con voz alta, fuerte, é imperiosa, infundién-
dolas temor y asombro, para que si no el
amor, á lo menos el temor de la ira de Dios,
y sus castigos, convierta sus corazones, y
las haga dóciles humildes, y obedientes, co-
mo lo es una oveja fiel, porque el buen Pas-
tor debe obligar con el terror del castigo á
sus ovejas cuando resisten á su v o z ( i ) .
A F E C T O S . V o s , ¡oh dulce Pastora! no

(1) S, Aug. Ep. ¿o. ad Bonif.


278 MA VEINTE Y CUATRO.
perdonáis diligencia alguna para que yo sea
digna oveja de vuestro rebaño. En medio de
mis estravíos, ó abatido con mi propia mi-
seria, me llamáis con voz caritativa y pas-
toral ; y si esto no basta, me seguís á lo le-
jos llamándome, ¿.invitándome á que vuel-
va á vuestro rebaño, cuando yo, locamente
seducido, me separo de él. Si me resisto, y
me empeño en huir, Vos os llenáis de com-
pasión, y lloráis mi pérdida; pero no cesáis
de llamarme con piedad, solicitando mi aten-
ción á vuestra voz, como si Vos tuvieseis ne-
cesidad de mí para conservar la gloria que
os. resulta de ser Pastora de la grey de vues-
tro Hijo Santísimo. A tanta bondad, y ter-
nura, no puede yá resistir mi corazón. C e -
sad, pues, de correr yá tras de mí llaman-,
dome con vuestra dulce voz, porque yo me
rindo á ella. Vuestra voz penetró mi cora-
zón, y con su virtud y magnificencia, se ro-
bustece mi debilidad: mi indocilidad cede,
y remediados así los principios de mis males,
no me separaré yá un momento del redil,
donde vuestras ovejas oyen palabras de vida
eterna de vuestra virginal boca.
Ovejas ingratas, y descarriadas, ¡ojalá
que vosotras entendierais la felicidad que dis-
frutaríais, si dóciles y obedientes á la voz
DI A VEINTE Y CUATRO. 279
de vuestra Pastora, no os separaseis ni un
punto de este redil santo! ¡Ah! Esta piado-
sa Madre, en el colmo de sus misericordias,
os hace oir interiormente su voz reprendien-
do vuestros estravíos: advertid que esta voz
nace del corazón amoroso de una Madre, que
os ama entrañablemente, no obstante vuestra
ingratitud: que vá detrás de vosotras lla-
mándoos, cuando ingratas huís de su presen-
cia, y os ofrece todo su valimiento y pro-
tección, cuando merecíais ser abandonadas.
No cerréis, pues, vuestros oidos á su voz,
poniendo así estorbos á el amor con que os
busca, y os llama. No la obliguéis á que
enojada de vuestra pertinacia, y endureci-
miento, cese de llamaros, se retire, y os deje
en manos de vuestros enemigos.
Considera lo segundo, la estimación y
el aprecio que se merece la voz de esta D i -
vina Pastora, yá sea dirigida á las ovejas en-
fermas, á las débiles, moribundas,ó sordas
y endurecidas; y esto lo podrás conocer por
la escelencia de la Madre del Pastor Divi-
no , que habla á sus ovejas con aquel lleno
de grandeza, y magestad,que es propia de
la voz de Dios, puesta por él mismo miseri-
cordiosamente en boca de tan digna Pastora,
para comunicarnos sus órdenes, y voluntad
a8o DÍA VEINTE v CUATRO;
santísima. Siendo, como lo es en efecto esta
Señora, el conducto fiel que escogió el Om-
nipotente para adoctrinar al mundo, nos
hace entender los documentos de vida eter-
na, que su Santísimo Hijo predicó, y ense-
ñó con sus palabras y ejemplos. Por cuya
razón, nada aventuramos con decir, que la
voz de esta nuestra Pastora es, en cierto modo
y sentido, toda divina; y aun por esto, el
Divino Esposo pide á ésta su querida E s -
posa , que haga resonar su dulce voz en sus
oidos para recrearlos con su dulzura ( i ) .
Pondera aquí, alma mia, la atención con que
debes escuchar la voz de tu Pastora, porque,
si es tanta la que se merece la de un Mo-
narca de la tierra, que nadie se atreve á des-
preciarla, ni aun contradecirla, ¿no es pre-
ciso confesar, que es sin comparación mas
respetable la voz de esta Divina Pastora, en
quien reside la plenitud de autoridad, de-
positada en sus labios por su Divino Hijo, y
que por consiguiente se profiere con todo el
lleno de sabiduría celestial, que es necesario
para dirigir, gobernar, corregir, y enseñar
á todo el rebaño místico de la Iglesia? Y así,
no es estrafío que de su voz tomasen leccio-

(i) Cant. c. 3. v. 14.


DÍA V E I N T E y CUATRO. 28 I
nes los Apóstoles, para anunciar á todo el
mundo la doctrina del Evangelio: conver-
tirlo á la ley de un Crucificado: reducir á
penitencia á los pecadores mas endurecidos:
y aun librar á los yá muertos de las oscuri-
dades de los sepulcros. Considera, que si tan
respetable es la voz de los pastores de la Igle-
sia, que dice el mismo Dios, el que os oye,
á mí me oye ( i ) , la voz de esta Pastora, á
cuya custodia y asistencia son encomendados
por Jesucristo los Apóstoles, los Doctores,
y Predicadores de su Evangelio, lo debe de
ser mucho mas sin comparación, y mas te-
niendo, como tiene en sí misma, la virtud y
la fuerza para producir todos los bienes, que
puedan apetecer las ovejas que la oyen. Ella
penetra, y se significa con virtud divina aun
en las almas mas criminales, si quieren apli-
car sus oídos á sus ecos; y es tal su eficacia,
y su poder, que los saca de los espantosos
senos de la muerte y la corrupción, y los
resucita á nueva y ejemplar vida: de forma,
que no solo los anima para practicar las vir-
tudes cristianas, sino que los fortalece tam-
bién para emprender, y realizar cosas tan
prodigiosas, que el mundo mismo, incapaz

(1) Luc. c. 10. v. 16.


a 8a DÍA VEINTE Y CUATRO.
de penetrar este misterio, se asombra y que-
da atónito. Según esto, podemos conocer y
confesar, que no hay, ni debe haber en las
ovejas de María, otra solicitud mas digna de
su atención, que el oir la voz de su Pastora,
guardarla, y conservarla en su corazón, para
que, fructificando en é l , copien en sí mismas
las virtudes de la Pastora que las guia.
A F E C T O S . Parece increíble, ¡oh Pas-
tora Santísima! que Vos tengáis la bondad
de dirigir vuestra voz afectuosa, y tierna, á
mí que soy la misma nada: que derraméis en
mi alma una consolación tan dulce, con los
acentos formados en vuestros hermosos la-
bios, y que sin embargo oiga yo esta voz con
tanta.indiferencia, y acaso con menor apren-
d o , que si un hombre cualquiera me hablase
de novedades impertinentes. ¡Ah! Yo bien
:

conozco cuan criminal soy por esta ingrati-


tud, y cuan justo es vuestro enojo contra mí
por no haber estimado, cual debía, el im-
perio de vuestra soberana y pastoral voz. Y o ,
desgraciado é infeliz, desprecié mas de una
vez lo que Vos me decíais, yá en la lectu-
ra de los libros espirituales, ó yá por boca
de los Predicadores, que cooperan á la ins-
trucción del rebaño de vuestro Hijo Santísi-
mo: leyendo sin atención, ú oyendo distrai-
DIA VEINTE Y CUATRO. 283
do, 6 cerrando de intento mis oidos por el
recelo de que, al hablarme V o s , me intima-
seis la ejecución de lo que yo debo practi-
car; pero yá quiero reparar estas faltas, es-
cuchando vuestra voz con respeto, sea cual
sea el conducto por donde llegue á mis oidos,
y ejecutar fielmente cuanto ella me ordene.
Sí::: estoy yá convencido: conozco que
la voz amorosa de mi Pastora es digna de
toda mi atención; y así, el poco aprecio que
hasta hoy he hecho de ella, me obliga á re-
parar esta mi ingratitud: yá en adelante pen-
saré y meditaré de continuo sus preceptos,
y la respetaré con toda la resignación de mi
espíritu, convencido como estoy, de su efi-
cacia, de su grandeza, y su fecundidad. Ella
producirá en mi alma los frutos abundantes,
que ha producido en el corazón dé tantas
sus ovejas santas y perfectas. Yo confieso su
cuasi omnipotente virtud, y la considero por
lo mismo capaz de transformar mi corazón
en el modo que Vos queréis. Si ella me dice^
que es necesario mortificarme en la comida,
en la bebida, ó en los regalos de mi cuerpo:
si me manda renunciar todo cuanto ha recrea-
do mis sentidos; si me ordena que quite la oca-
sión en que tantas veces he tropezado, y por
la que me he visto sumergido en el pecado,
284 DÍA VEINTE Y CUATRO.
6 que renuncie finalmente al mundo, á sus
máximas, y costumbres, yo lo ejecutaré todo
con exactitud. ¡Virgen Santísima! ¡Pastora
Divina! confirmad esta mi resolución. ¡Espí-
ritu Divino! comunicadme vuestros auxilios
para realizarla.
ORACIÓN. ¡ O h , Pastora admirable!
cuya voz hace entender á todas tus ovejas
la voluntad del Omnipotente, y los caminos
por donde debemos marchar, para santificar-
nos con su exacto cumplimiento; haced que
esta vuestra voz se introduzca en mi corazón
de una manera tan eficaz, con una fuerza tan
penetrante, y con un eco tan claro, y evi-
dente, que no pueda resistirme á practicar
cuanto Vos me ordenáis. Yo al presente, ¡oh
Madre mia! me encuentro en la firme reso-
lución de ejecutarlo así: mas por la esperien-
cia de mi infidelidad pasada, llego á descon-
fiar de mis propósitos, por firmes que me pa-
' rezcan; y así si Vos no tenéis compasión de
mi flaqueza, y debilidad, no haré mas que
levantarme para caer: concededme, pues, la
gracia de perseverar fiel, siguiendo el eco
de vuestra v o z , hasta entrar en los pastos
eternos de la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
28;

DÍA VEINTE Y CINCO.

Alienum non sequuntur, sed fugiunt áb


eoi quict non noverunt vocem alieno-
runi. JOAN.C. io.v.;.

Mis ovejas no siguen la voz del Pastor


estraño; sino que huyen de él, por-
que no conocen la voz de los es-
trafios.

E n este dia se nos manifiestan las disposi-


ciones con que las ovejas deben oir la voz
de su Pastora, y la diligencia con que de-
ben quitar los estorbos que impiden el fruto
de esta amorosa v o z , sobre lo cual,
Considera lo primero, que por eficaz y
poderosa que sea la voz con que la Divi-
na Pastora llama á sus ovejas, yá para con-
ducirlas por el camino de,la virtud, ó yá
para separarlas de los extravíos del vicio,
ningún efecto producirá en ellas si no fijan
su atención á sus ecos, y disponen su co-
razón para recibirla,: para conservarla, y
cooperar á ella: por consiguiente, para que
286 DÍA VEINTE y CINCO,
la voz de tu Pastora ¡oh alma mia! sea voz
de consuelo, y aprovechamiento tuyo, ad-
vierte que debes tener tu corazón dispuesto
para recibirla, y que la mejor disposición
para adelantar en todo género de virtud,
dirigida por la voz de esta Pastora, es la
humildad, porque ella es la raiz y el fun-
damento de todas; y sin ella ninguna pue-
de haber sólidamente fundada en el cora-
zón. Además, la humildad atrae las gracias
del cielo, é informa el corazón de la cria-
tura de tal manera, que lo hace digna mo-
rada del espíritu de Dios, cuyas luces lo
penetran y lo abrasan; y este fuego sagra-
do le dá vigor y actividad para transfor-
marse en criatura toda celestial, y entrar gus-
tosa por las sendas mas difíciles del cristia-
nismo. Una oveja así humilde, se aprovecha
cuidadosamente de todas las instrucciones
que su Pastora la dá con su voz tierna, yá
en la lectura piadosa en que la ofrece un
pasto saludable, y yá en las inspiraciones
con que habla á su corazón: y como, por
ser humilde, no tiene lugar en ella la en-
vidia, la vanidad, y el deseo de las hon-
ras del mundo, eS susceptible de todas las
impresiones de la gracia , y las Obedece co-
nociendo la voz de su Pastora, por cuyo
DÍA VEINTE v CINCO. 287
conducto se le comunican por el Padre de
las misericordias. Si la humildad es una
cualidad propia de una inocente oveja, no
lo es menos la paciencia con que se deja
atar para ser despojada de su lana, y aun
para ser conducida á la muerte, sin irri-
tarse , ni volverse contra quien la clava el
cuchillo. Esta virtud es igualmente necesa-
ria, para que los buenos pensamientos, las
inspiraciones, y demás medios con que nos
habla nuestra Pastora, fructifiquen en nues-
tras almas. Esto quiso el Señor signiñcar,
diciéndonos: Con vuestra paciencia posee-
réis vuestras almas. Es decir, que seremos
señores de nuestro corazón para ejecutar
sin dificultad, ni repugnancia, todo lo que
exija la gloria de Dios, y pueda contribuir
á nuestra santificación, que es el intento de
esta Pastora cuando dirige su voz á sus ove-
jas. El que es verdaderamente paciente, no
dá. lugar á la pasión contraria, que quitan-
do la tranquilidad, y el reposo interior, ha-
ce que el corazón se gobierne por el pro-
pio desarreglado humor impaciente; y en-^
tonces, no hay que admirar si desaparece
toda buena disposición, con que debe oirse
la voz de la Pastora, que guia y conduce
á sus ovejas por los caminos de la virtud.
288 DÍA VEINTE Y CINCO.
A F E C T O S . ¡Error lamentable! si la
humildad es la mejor disposición para que la
voz de mi madre Pastora fructifique en mi
alma, ¿de dónde viene que yo ame tan po-
co una virtud que me es tan necesaria ? ¡ Ah!
Esto se origina de que yo no conozco su mé-
rito, y solo me afano por sus contrarios,
cuales son la vanidad, la soberbia, el ho-
nor, y estimación de los hombres: hasta hoy
no he sabido sufrir una palabra, que daña-
se á mi amor propio: el menor desprecio
de los hombres, me ha llenado de tristeza
y de dolor: yo me confundo al verme tan
imperfecto y miserable, y no es estraño que
estando yo tan mal dispuesto, haya fructi-
ficado tan poco en mi espíritu la voz de es*
ta Santísima Pastora. Gracias os doy, ¡oh
Madre mia! porque en tiempo oportuno me
hacéis conocer éste mi error. Yo me apli-
caré al estudio de la humildad, pues qué
ella me dispone eficazmente para recibir las
impresiones de vuestra voz. Es cierto que
esta virtud es difícil y repugnante á la na-
turaleza viciada, sin embargo, no desconfio
de conseguirla con vuestra protección. Sí,
humildísima Pastora, comunicadme esta vir-
tud , que os ensalzó á la mayor grandeza y
dignidad.
»1A VEINTE Y CINCO. 2 89
No me causa admiración, si inspirán-
dome con eficacia la voz de esta Divina Pas-
tora tantos buenos pensamientos, tantas bue-
nas resoluciones, y tantos vivos deseos de
practicar la virtud, no pudo reducirme su
eficacia á la ejecución de ellos tan pronta-
mente como era justo, puesto que no me
valí del otro medio que tengo para conser-,
yar su eco en mi corazón, que es la pacien-
cia ( 1 ) . El verme tan poco cuidadoso de esta
virtud, es mi mayor confusión entre los des-
arreglos de mi vida. Todas mis resolucio-
nes se desvanecen sin efecto, si para esto
tengo que sufrir la mas pequeña molestia.
Tan poca es mi tolerancia, que si las cosas
no salen á medida de mi gusto, me lamen-
to , me inquieto , murmuro, y alborotadas
mis pasiones, no me dejan con su bullicio
oir la voz de mi Pastora. ¡Tal ha sido has-
ta hoy mi conducta! y cuando no hubiese
yo cometido otra falta, tendría bastante que
llorar toda mi vida. Yo os pido perdón, ¡ oh
Dios mió! y á V o s , Pastora, os suplico que
no ceséis de llamarme hasta vencer mi obs-
tinación.

Considera lo segundo, la obligación

(1) Luc. c. 8. v. 1$.


390 DÍA VEINTE Y. CINCO'.
de quitar de tu corazón todos los obstácu-
los que pueden ensordecer tus oidos á la voz
de tu solícita Pastora, cuando cuidadosa de
tu bien, te llama para que atiendas á'los
llamamientos é inspiraciones de la gracia.
Uno de estos perniciosos obstáculos, es la
demasiada solicitud-por la fama, la salud,
el honor,-y demás que el mundo aprecia,
cuyos cuidados ocupan tanto á el alma, que
la roban toda la atención, y no la dejan oir
la voz de la Pastora. Esta verdad está fun-
dada en la misma esperiencia,que es la prue-
ba mas convincente. Cuando los oidos están
enteramente aplicados á estas cosas tempo-
rales, no es yá posible percibir-las espiri-
tuales, y aun llegarás al estremo de despre-
ciar la voz, que te llamará la atención acia
ellas: te será sumamente sensible el obede-
cer al Evangelio, que te manda buscar pri J

meramente é l réyno de los cielos, y no to-


mar cuidado por las cosas necesarias á< la
vida, dejando á la'Providencia la provisión
de ellas ( 1 ) . Considera que el deseo desar-
reglado délas riquezas, es otro grande obs-
táculo para percibir el eco de la voz de es-
ta Divina ¡Pastora. Jesucristo' lo* tiene dicho,

(1) Match, c. 6. v. 1 3 .
DÍA VEINTE Y CINCO. 291
y lo dijo de un modo tan terminante,. que
no deja duda alguna: Es imposible, dice, que
algún rico se salve ( 1 ) , porque las riquezas
ocupan de tal suerte el espíritu del hombre,,
que lo hacen sordo alas voces de la gracia,
hasta perder el cuidado de su .salud eterna:
y porque este deseo crece con las mismas
riquezas, y. cuanto éstas se aumentan, toma,
aquél mayor incremento, hasta, embarazar-5
l o , y aun esclavizarlo en. sus. mismos afec-
tos desordenados. El amor de los placeres
es, por último, un grande obstáculo para
oir la voz de la Pastora, é inutiliza las gra-
cias que ella intenta dispensarte llamándo-
te acia s í : porque este amor, criminal des-,
arregla enteramente á el alma, y no la de-i
;

ja gustar de la dulzura que ..lleva en, sí. la


voz de tan-amable Pastora, y con que la
acaricia para desviarla de los placeres pro-
hibidos. Como este .amor es un fuego ardien-»
te, y devorador, que diseca todas las semi->
lias de la virtud, y aun apaga las luces de
la razón, la precipita en una multitud de
otros crímenes, y dejando la sociedad, y com-
pañía de-aquellas almas que, cual ovejas fie-
les, siguen la voz de su,Pastora que las lia—

(1) Matth. c. 10. v. . 4 . .


391 . T>tK VEINTE Y CINCO.
ma á los entretenimientos gustosos de la vi-
da espiritual, cierra sus oidos á los clamo-
res de tan piadosa Madre, y se estravía á
saciar su gusto con amistades humanas, con
juegos y diversiones peligrosas, de donde
con dificultad sale sin ser rea de multitud
de pecados mortales que comete, y hace co-
meter á otros: quedando poco á poco tan
esclavizado el corazón, que yá le parece no
poder vivir sin aquellos pasatiempos y pla-
ceres, que antes, cuando obedecia la voz
de su Pastora, no tenían lugar en su vo-
luntad.
A F E C T O S . Desde hoy queda yá es-
tampada en mi alma esta importante verdad
del Evangelio: ¿Deque me sirve poseer to-
do el mundo, si pierdo mi alma? Esta refle-
xión será un correctivo poderoso para refor-
mar los deseos desarreglados de las cosas
del mundo, que hasta hoy han agitado á mi
corazón, y lo han hecho sordo á la voz de
mi Santísima Pastora. Confieso esta verdad
con confusión mía: es cierto que he pasado
la mejor parte de mi vida sordo á sus dul-
ces ecos, y ocupado en cuidados supérfluos,
de que no he sacado otra utilidad, que la
inquietud, la amargura, y el descontento,
cada vez mayor de mi corazón. Lloro, pues,
DÍA VEINTE Y CINCO. 293
mi ceguedad, cuando desengañado conside-
ro en la que he vivido ambicionando, y pro-
curando los bienes pasageros que V o s , Pas-
tora mia, condenáis, y el desvelo con que
me he proporcionado las comodidades, y
cuanto ha podido lisonjear á la carne; y
me entrego enteramente á la dirección de
tan caritativa Pastora, cuya dulce voz me
dice, que no ponga mi atención en las co-
sas de la tierra, ni me deje cautivar de los
deleites pasageros, cuya duración es solo
momentánea.
Bendígante los cielos y la tierra, ¡oh
Santísima Pastora! y queden atónitos y sus-
pensos al oir la dulzura de tu voz: voz ca-
riñosa , y afable, con que conduces á tus ove-
jas á los pastos de vida eterna. Los Angeles
la escuchan con admiración y placer. Los
espíritus infernales la tiemblan, y al oírla
huyen precipitados hasta esconderse en lo
mas profundo del abismo. Tus ovejas se for-
talecen , y se animan con sus dulces acen-
tos, renuncian de sí mismas y de todos los
placeres de la vida, y caminan gustosas por
las amarguras del Calvario, cifrando su glo-
ria en quedar crucificadas con su dulce Je-
sús. ¡Tanta es la virtud y eficacia de tu po-
derosa voz! ¡ A h , cuan feliz hubiera yo si-
294 1> IA
VEINTE Y CINCO.
d o , si siempre hubiese andado por las sen-
das que ella me marcaba!'Así prometo ha-
cerlo desde hoy y pues sé que de lo contra-
rio^, las gracias que mi Pastora me ha dis-
pensado Con su voz, serán algún dia un car-
go'terrible contra mí ¿ por haberlas hecho
inútiles para* la salud de mi alma. Quiero,
pues, con tiempo remediar éstos males, y
reparar mis pérdidas, por la mortificación
continua de mis sentidos, y por la exacta
y fiel obediencia á la voz de tan amable
Pastora.
O R A C I Ó N . Mi amada Madre Pastora,
que con tanta fidelidad guardasteis en vues-
tro corazón el eco de la voz del Divino E s -
poso, por cuya fiel correspondencia Fuisteis
elevada sobre todas las criaturas, dadme
una parte de estas- santas disposiciones, y
grabad profundamente en mi alma vuestra
voz, para que produzca en ella los frutos
, preciosos que Vos intentáis. Bien sabéis que
no hay* cosa mas frágil que mi corazón; y
aunque al presente no quiero yá ocuparme
de las cosas de la tierra, y renuncio de ri-
quezas y placeres, veo sin embargo, que
mil veces he propuesto esto mismo,-y aún
no Jo he cumplido con toda perfección.
Macedme la gracia de que hoy comience á
DÍA VEINTE Y CINCO. 29 J
realizarlo tan constantemente, que perseve-
rando fiel en esta resolución hasta la muer-
te, salga de esta vida, siempre obedecien-
do á vuestra v o z , y que ésta me guie á la
mansión.eterna de la gloria. Amen.
• Se reza un Padre nuestro', cinco Ave
Marías y un Gloría Patri.
r .,

D Í A V E I N T E Y SEIS.

Égo te cpgnovi in deserto, tn térra so-


. Utudjnis. Juxta pascua sua adimpleti
sunt, et saturati. OSE.'C 1 3 . v . 5. 6.
Y o te reconocí por hijo en el desierto,
en la tierra estéril; y en estos pastos
quedaron Satisfechos mis ganados.

E n este día debemos examinar las cualida-


des de las ovejas, para que pueda conocerse
quiénes son las que pertenecen al rebaño de
.la Divina Pastora, sobre lo c u a l ,
. Considera lo primero, que las propieda-
des mismas, que la naturaleza inspira á las
ovejas que componen los rebaños materiales,
296 DÍA VEINTE Y SEIS.
son también las que deben copiar en sus a l -
mas las que deben componer el rebaño mís-
tico de nuestra Pastora; y aun por esto qui-
so esta Señora, que se distingan con el nom-
bre de ovejas aquellas almas j que ella tiene
bajo de su. especial protección y amparo. Son
muchas y varias'estas propiedades: lo pri-
mero las ovejas, sobre los otros animales fa-
miliarizados con el hombre, apetecen la so-
ledad , los montes, y desiertos, y aborrecen
el ruido'de las ciudades; y según esto dice
el buen Pastor por Oseas: Yo te reconocí por
hijo cuando estabas en el desierto, y en la
tierra estéril de los gozos mundanos. Y aña-
de S. Agustín (.1.): Los que habitan las tier-
ras desiertas, gozan de los coloquios divi-
nos, y unen sus mentes á su Dios. Los es-
perimentados en el oficio pastoral, tienen
además observado, que las ovejas apetecen
para su alimento las yerbas amargas, y pas-
tan gustosamente en los campos en que pre-
valece el salitre. Por esta semejanza, una a l -
ma se hace mas digna de ser reputada por
oveja de María, cuanto mas ama la aflicción
corporal, y la mortificación de los sentidos,
y halla sus delicias en las amarguras de la

(1) Serm. de Morib.


DÍA VEINTE v SEIS. 297
vida. El mismo balido dá la oveja cuando
salta alegre y contenta por los prados, que
cuando la hieren, la golpean, ó llevan al
matadero: lo cual es símbolo de la igualdad
de ánimo que, así en lo próspero como en
lo adverso, deben conservar las que se dicen,
y son ovejas de María. Por esto canta la Igle-
sia, y dice que los Mártires son sacrificados
á manera de reses de ganado ( 1 ) . La oveja
además es tímida y cobarde sobre los otros
animales, y ésta es la propiedad del justo,
de quien dice Salomón ( 2 ) : Bienaventurado
el que siempre está temeroso. Además, entre
toda clase de ganados no hay ninguno mas
débil, ni mas indefenso, que las ovejas: ellas
ni tienen dientes para morder, ni uñas con
que despedazar, ni hastas con que herir, ni
veneno con que matar, y por lo mismo son
la figura mas espresa de una alma justa per-
teneciente al rebaño de María, la cual es
bienaventurada porque es pacífica ( 3 ) , y á
nadie puede dañar. Enseña además la espe-
riencia, que cuando alguna oveja descarria-
da del rebaño, anda errante de una parte á
otra, no cesa de balar triste, y afligida, has-
ta que oyendo la voz del pastor que la 11a-

(1) i.Him.Mar. ( a ) Prov.c.a^v.i/}. (3) Matth.


c s- v . p .
298 DÍA VEINTE Y SEIS.
<ma, vuelve á reunirse con sus companeras;
y si se mira lejos de su aprisco, se llena de
miedo y de temor. Este-es un signo que dis-
tingue á las ovejas de María. Si alguna se
aparta por el pecado de la recta senda de la
ley de Dios, inmediatamente. se llena de te-
mor, advirtiendo el interior remordimiento
de su conciencia: teme ser oprimida por la
justicia divina; y no cesa éste su temor, has-
ta que obedeciendo la voz de su Pastora, cor-
re á los pies del confesor-, se purifica de su
infidelidad, y vuelve á-la obediencia de los
preceptos divinos.
A F E C T O S . Una alma obediente á los
mandamientos de Dios, humilde, dócil, su-
frida, mortificada, y esenta del dominio de
Lucifer, tiene sin duda un derecho para per-
tenecer al rebaño de la Madre del buen Pas-
tor. ¿Cómo será posible, Madre mía, que
una criatura así justa, deje de ser objeto de
complacencia á tu corazón maternal"? Ella
sin duda hace tu gozo,.y tus delicias. Los
tesoros de la sangre de tu Hijo, puestos en
.tus manos, se abren, y tú se los comunicas
para enriquecerla, y aumentar su hermosura.
¡Feliz por lo tanto, y dichosa aquella alma,
que sabe por su fidelidad, hacerse digna de
pertenecerá tu rebaño! Almas puras, que
DÍA VEINTE Y SEIS. 299
en clase-de ovejas lográis yá esta dicha, acer-
caros, y jamás os separéis de este santuario
de felicidad: él se formó para vuestra de-
fensa : en él hallareis el necesario preserva-
tivo contra los contagios del siglo. Nos aco-
barda-, sin embargo, el temor de que v i -
viendo en una tierra cubierta de los Vapo-
res malignos del pecado, abusemos de tus
dones-, y degeneremos de la santidad-de ove-
jas tuyas.
Pero tú, ¡oh poderosa Pastora! eres la
defensora invencible de tu grey, y con tu
protección no se perderá ninguna de las ove-
jas que te encomendó tu Hijo. Agradeced,
ovejas todas de María, á vuestra Pastora esta
caridad con que vela por vuestro bien. Ella
os escogió entre millares de criaturas para
hacer de vosotras una gente santa ^documen-
tada por sí misma con lecciones de vida eter-
na. Su ternura, su compasión, su misericor-
dia , os recrea cuando sois fieles ovejas su-
yas: os reprende, y os corrije, cuando de-
generáis de tales: os castiga, cuando in-
gratas os separáis de su compañía para ren-
diros al vicio: y usa de todos los medios que
le sugiere su amor, para cautivaros bajo su
dulce y amable imperio. ¿Seréis tan ingratas,
que os desnudéis de las cualidades de ovejas
3oo DÍA VEINTE Y SEIS.
suyas, para tomar la insignia vergonzosa de
siervas del Demonio?
Considera lo segundo, sobre las demás
cualidades que distinguen á las ovejas de los
otros animales, que éstas se muestran agra-
decidas á sus pastores por el esmero y dili-
gencia con que las cuidan, dejándoles aun
á sus propios hijos para que se utilicen de
ellos, y tal es la gratitud que deben tener á
su Pastora las ovejas de María, pues como
dice Lira ( i ) , los que son verdaderamente
fieles, conocen los beneficios de Dios. Las
ovejas se aman unas á otras, y aman también
á su Pastor; y esto nos enseña la caridad que
las ovejas de María deben tener para con
Dios, y para con el prógimo, lo cual es un
signo de predestinación, y por esto dice San
Agustin ( 2 ) : Que el amor es el que distin-
gue á los hijos de Dios de los del Diablo.
Las ovejas obedecen á un silbido de su pas-
tor, al movimiento de su mano, ó á su pri-
mera voz; de suerte que en el momento que
la oyen, ó advierten su señal, dejando los
pastos en que se recreaban, ó retrocediendo
de las sendas por donde iban, vienen llenas
de alborozo á presentarse á sus órdenes (3).

(1) In Joan .c. 10. v. 14. ( a ) Tract. $.tnJoán*


(3) P s . p o . v . a.
DÍA VEINTE Y SEIS. 301
Esta conformidad con la voluntad divina, y
esta renuncia de la voluntad propia, es el
distintivo mas propio de las ovejas de M a -
ría. Las ovejas cuando yá tienen crecida su
lana, se la dejan cortar, para que con ella
se cubran otros que carecen de vestido. Así
las ovejas de María se conocen por el ejer-
cicio de la misericordia con los necesitados,
cumpliendo con el mandato del Evangelio,
que dice ( 1 ) : El que tenga dos túnicas, dé
una al que no la tiene. Apenas se encuentra
otro animal de quien el hombre saque mas
utilidades que de la oveja: la leche, que por
industria del pastor se divide en muchas sus-
tancias sabrosas, y de regalo: los corderos,
con cuyas carnes nos alimentamos: la lana,
y las pieles, con que nos vestimos. Por esta
razón los elegidos de Dios, se significan coa
el nombre de ovejas, porque siendo abun-
dantes en buenas obras, son dignos de en-
trar á componer el rebano del Pastor Supre-
mo. Finalmente, en la oveja puso la Provi-
dencia un recurso generalísimo para el sur-
tido de las necesidades, usos y costumbres
de los hombres: los pobres se visten de sus
pieles y lanas mas bastas: para los nobles y

(1) Luc. c, 3. v. 11.


302 DÍA VEINTE Y SEIS.
ricos tienen otras mas finas, buscadas á gran
precio, con cuyos paños y telas se honran aun
los mismos Monarcas: de sus tripas se for-
man cuerdas para los instrumentos que de-
leitan los sentidos: de sus cueros, se hacen
pergaminos en que se escriben los diplomas
pontificios, las concesiones de los Reyes, y
las ejecutorias de los grandes. Y á esta imi-
tación los que son del rebaño de la Madre
del buen Pastor, deben, á ejemplo del Após-
tol ( i ) , hacerse todo para todos, con,el fin
de ganarlos para Jesucristo, de quienes asi-
mismo dice en otro lugar ( 2 ) : Vosotros sois
nuestra Epístola escrita en vuestros corazo-
nes, no con tinta, sino con el espíritu de
Dios vivo: no en tablas de piedra, sino en
vuestros corazones, porque siendo inocentes
y santos, se estienden generosamente como
un pergamino, y se imprimen las gracias, do-
nes y privilegios con que Dios los enriquece.
A F E C T O S . Venid, ovejas de María, ha-
ced vuestra morada en el redil de esta Pas-
tora, mirad en él un templo augusto de san-
tidad y perfección: allí habitan los mansos
y humildes de corazón: los justos, los pa-
cientes , y los caritativos con sus prógimos:

(1) i.adCor.c.o.v,32. (í) _.adCor.c.3.v.a.


DÍA VEINTE Y SEIS; • 303
las almas compasivas en las necesidades de
sus hermanos, cuyos pies están prontos para
el cumplimiento de los deberes .cristianos,
cuyas manos están siempre abiertas para el
bien, y cerradas para el mal, y sus oidos
sordos á la murmuración y la mentira. ¡ Ah,<
qué pureza y santidad de sentimientos son
los que ennoblecen á las ovejas de esta Se-
ñora! ¡Y qué gracias tan singulares deben
esperar ellas, de su perseverancia y fiel
correspondencia! Su Pastora se ocupará de
continuo en proporcionarlas una eterni-
dad feliz. Gozaros, pues,. ovejas de Maria,
mientras que camináis por las sendas de la
justicia, y compadeced la suerte infeliz.de
las que andan por los caminos de la ini-
quidad.
Éstas no tienen entrada en el redil de
la Pastora Divina. Después que ellas inuti-
lizaron las diligencias de esta piadosa Ma*
dre, que mil y mil veces esforzó su amor¿
y su poder, para reducirlas á su aprisco; y
cumplidos sobre ellas los decretos de la jus-
ticia divina, serán arrojadas para siempre de
este asilo de salvación. Como en él reposa
el espíritu de la verdad, no tendrán entra-
da las que con el artificio, la doblez, y el
fingimiento, la hacen traición, la abandonan
304 DÍA VEINTE Y SEIS.
por el interés, ó la ocultan por cobardía. Eri
este aprisco donde la Esposa hace entender,
su voz al Esposo, no entrarán los espíritus
orgullosos, y rebeldes, que temerariamente
se apropian el derecho de ser oidos como orá-
culos , cuando con sus voces esparcen densas
nubes que desfiguran el error, y la mentira,
dándolos á beber en las copas doradas de
Babilonia. En este asilo de humilde simpli-
cidad, no hallarán acogida los genios hipó-
critas, que aparentando modestia, y virtud,
cubren sus vicios con el manto de Religion.
¡ A h í La Divina Pastora solo admite en su
grey los corazones rectos, sinceros, fieles,
y sencillos: por lo tanto no tengáis, ovejas
de María, otra regla de vuestra conducta
que la verdad: sea vuestra ocupación estu-
diar en la virtud; y sea vuestra gloria, el
buscarla con humildad, amarla, y practi-
carla con fervor.
ORACIÓN. V o s , Santísima Pastora, q ue
con admirable dulzura , y amorosa caridad,
sois el modelo y la lección práctica con que
vuestras ovejas estudian vuestras virtudes, y
aprenden á copiarlas en sí mismas para ha-
cerse dignas de pertenecer á vuestro rebaño,
haced que la consideración de ellas nos ha-
ga semejantes á V o s , en el modo posible, y
- DÍA VEINTE Y SEIS; "305
por su práctica vengamos á ser hasta en la
eternidad vuestras amadas ovejas. Para con-
seguir este favor, dadnos un corazón forma-
do según la voluntad de'Dios, para que uni-
dos á él por amor, y atentos también á las
necesidades de nuestros prógimos, entremos
a l a posesión de la bienaventuranza,ofreci-
da á los misericordiosos, la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri. -

DÍA VEINTE Y SIETE.

Ego vitam ceternam do eis: et non per ir


" bunf in- aternum, et non rapiet eos
quisqüam de mam mea. joAN.c.io.v.28.

Y o doy á mis ovejas la vida eterna; y


no se perderán j a m á s , y ninguno las
arrebatará de mi mano.

-La Divina Pastora forma su familia de sus


propias ovejas: las sella con su propio nom-
bre; y este sello es un signo de salvación
eterna, contra el cual no tiene fuerza algu-
20
:3o6 DÍA VEINTE Y SIETE.
na el Dragón infernal, sobre lo ¡cual,
Considera lo primero, que .mirando á
nuestro modo el orden de los decretos del
Omnipotente, en la formación de sus cria-
turas, vemos que nuestra Pastora Divina
fué la primogénita ante todas ellas: y que
si María hizo nacer la luz indefectible Je-
sucristo, por cuya consideración fueron cria-
das todas, parece que esta Señora no de-
bió estar escluida en el modo posible de es-
ta regalía peculiar del Verbo encarnado. Es-
to supuesto, figúrate,'alma mía, formada
esta Virgen según los decretos de la volun-
tad Divina, clasificada con toda íá digni-
dad, que sobre todas las criaturas, se la de-
bía por el sublime objeto con que era pro-
ducida; y por consiguiente, con todo el lle-
no de imperio, y de dominio. sobre todo lo
que Dios habia de obrar fuera de sí. En el
momento era ya preciso que el Criador, que
todo lo hizo, y dispuso sabiamente, la se-
ñálasela familia, ó servidumbre que era de-
bida al obsequio, y servicio de ésta Rey na,
sobre todas las rey ñas del Universo, y que
esta familia se escogiese entre aquellas cria-
turas que el Dios, que todo lo penetra,.veía
ser de una voluntad mas pronta para servir
á esta su Rey na, y Señora. Esto era así con-r
DÍA VEINTE Y SIETE, 307
ducente, para que esta Señora conservase
toda la dignidad de Soberana, y para faci-
litarle el mas pronto y rendido obsequio de
sus sirvientes y domésticos, á los cuales, con
estefinse les hace entender, que todo los bie-
nes y gracias que les dispensa la mano gene-
rosa del Omnipotente por sus servicios, de-
ben recibirlas por mano de la Señora á quien
sirven. Advierte, alma mia, que esta familia
destinada por Dios para tanto, bien, y pa-
ra honor tan estimable, son las ovejas que
moran en el redil místico de esta Pastora.
Esta elección no la entendimos nosotros en-
teramente, hasta quefijandoel:Señor sobre
nosotros sus ojos de misericordia, y hacién-^
donos conocer la Divina Pastora cuan sua-
ve, y dulce es el yugo que nos impone, nos
acogimos gustosos á su rebaño, para no sa-
lir de los límites que ella señala á sus ove-
jas. Esto las dá cierta seguridad, de que
al formar el Omnipotente el libro de la vi-
da, se escribieron, en él los nombres de. las
ovejas de María, de quienes dice ella mis-
ma en persona de su Hijo: Que nadie será
capaz de quitárselas de la mano. Esta fir-
mísima confianza que debes tener, siendo ove-
ja de María, se confirma sabiendo que en
sus manos depositó su Hijo el tesoro inago-
3-8 DÍA VEINTE Y SIETE.
table de sus méritos: que por respeto de Ma-
dre, nada se le niega de cuanto pide; y que
por su Esposo, se la manda echar raices en-
tre sus escogidos ( i ) : por cuya razón, dice
S. Anselmo ( 2 ) , que así como es imposible
que se salven aquellos de quienes aparta Ma-
ría sus ojos, así no pueden menos de ser
glorificados aquellos de quienes no aparta
su vista. ¿Y en quién mejor pone sus ojos
esta Señora , que sobre sus ovejas, sobre
quienes vela de continuo cual solícita Pas-
tora?
AFECTOS. ¡Ovejas de María! al con-
siderar la dicha que os cabe desde que el
Dios misericordioso os eligió para compo-
ner la familia, formar la corte, y prestar
un debido y razonable obsequio á la Rey na
de los cielos, y la tierra, Madre del Verbo
Eterno, vuestras almas deben inundarse de
un gozo y alegría, que os enagene de todas
las glorias del mundo. Sois ovejas de Ma-
ría, la que haciendo de vosotras esta hon-
rosa elección, inclinó á la voluntad Divi-
na á que escribiese entre los predestinados
á todos los que hábian de ser sus domésti-
cos. Vosotras sois, en clase de ovejas, las

(1) Eccles. c.a4; v.xj.-(a) A p . Apton. p.4. tit.i£.


DÍA VEINTE Y SIETES 309
mas humildes y pequeñas entre sus fami-
liares; pero gozaros, de que.entre las ovejas
de esta Señora, los últimos son los prime-
ros, y los primeros son los últimos. Glo-
ríense aquellos que constituyen su gloria en
la privanza y elección de los grandes y po-
derosos monarcas de la tierra, vuestra gloria
consiste en ocupar el lugar último entre los
habitantes de la casa de María, para servir-
la tanto mas fiel, y santamente, cuanto es
mayor la condición humilde en que os ha-
lláis.
No se aminore vuestra confianza, cre-
yendo que por: esto no os sea lícito aspirar
á la dignidad escelsa de hijas de María; antes
bien,,,la clase humilde de ovejas debéis mi-
rarla como un escalón para subir á ella , así
como á vuestra Pastora, el reconocerse y
llamarse sierva del Señor, la hizo mas digna
de ser Hija del Padre Eterno, Madre del
Verbo increado, y Esposa del Espíritu San-
to; porque miró Dios (dice esta Señora) la
humildad de su sierva, obró en mí cosas
grandes el Omnipotente, y me aclaman feliz
todas las generaciones. Siendo ovejas de la
Madre del buen Pastor, estad seguras de
vuestra eterna dicha, porque ni el honor del
Hijo, ni la naturaleza de la Madre, pue-
3 IO BIA VEINTE Y SIETE.
den permitir que sus ovejas sean entrega-
das al Lobo infernal. Tiene esta Señora
sobre su familia un derecho especial dado
á ella por su Hijo, y en su virtud erije un
tribunal de misericordia para juzgarla; y así,
si el rigor de la justicia Divina, que ha de
juzgar á la santidad misma, cerrase la puer-
ta del cielo, tenemos abierta esta ventana;
por donde se nos franqueará la entrada á
Jos que pertenecemos á su rebaño.
Considera lo segundo, que los Pastores
tienen siempre cuidado de imprimir un- se-
llo sobre todas sus ovejas para'conocer las
que son suyas, é impedir el que, equivo-
cándose con las agenas, pueda alguno ale-
gar derecho para apropiárselas. María, co-
mo sapientísima, y diligente Pastora:, hace
lo mismo con las ovejas de su rebaño, pa-
ra que nadie pueda quitárselas de su mano.
Este sello lo vio el Profeta del Apocalipsis
y así dijo: Vi al Cordero sobre el monte Sion,
y con él ciento y cuarenta y cuatro mil per-
sonas que tenían escrito en sus frentes su
nombre, y el de su Padre, los cuales can-
taban un Cantar nuevo delante de su trono,
cuyo cántico nadie lo puede cantar sino los
que siguen al Cordero, y que son escogidos
de entre los hombres, como primicias de
DÍA VEINTE Y SIETE. 511
Dios y del Cordero (i). Deduce de aquí,
alma mía, cuánta sea la dicha de las ove-
jas que se vén marcadas con el sello de la
Madre de este Cordero de Dios, y cuánta
la seguridad que pueden tener de su elec-
ción, y glorificación. El mismo Profeta d i -
ce, que el Cordero que está en medio del
solio será su Pastor, y los llevará á las fuen-
tes de aguas vivas, y no tendrán que temer
el hambre, la sed, ni los calores del estío ( 2 ) .
Con la esperanza de tanta felicidad prome-
tida á las ovejas marcadas por la Madre del
buen Pastor, es justo que todos se apresuren
á agregarse al rebaño de esta Señora, y ten-
gan por dicha el verse sellados con el sello
de esta Pastora. Considera además, que' el
selló que distingue á las ovejas de María,
es por parte de ellas unsigno de fidelidad
á su Pastora, así como por parte de esta
Señora es un signo de protección, tan te-
mible al Lobo infernal, que aun viéndolo
á lo-lejos, lo estremece, lo ahuyenta, y lo
hace-huir hasta confundirlo en el abismo.
Te tomaré á mi cargo, dice esta Señora
á su Oveja, como siervo m i ó , y pondré en
tí mi sello porque te elegí (3). Es signo de

Í
O ' A p o c e . 14. v. 1 . 3 . 4 . (2) I d . c . 7 . v . 16.17.
3) A g e . c . a.v. 24.
313 DÍA VEINTE Y SIETE.
fidelidad, y como tal debemos llevarlo en
nuestro corazón, y en nuestro brazo, para
no olvidarnos de la gratitud á su amor, y
tener siempre presente que pertenecemos á
su rebaño. Por lo cual, debemos nosotros
testificar nuestra obediencia, y fidelidad á
esta Señora, diciéndola también: Te recono-
ceré por Señora mia, y te pondré en mi bra-
zo , como señal de mi fidelidad, porque te
elegí por curatriz, y Pastora de mi alma.
Llevando, pues, las ovejas de esta Señora
esculpido por sello estas dulcísimas palabras:
Ave María, atestiguan sufidelidadá su Se-
ñora, de cuya servidumbre, lejos de aver-
gonzarse, nada reputan por mas glorioso. Con
este signo se hallan las ovejas mas seguras en
el rebaño de María, que Daniel en el lago de
los Leones, sellado por el sello del Rey y de
sus grandes ( i ) ; y por lo tanto, participan
del privilegio de los hijos de Dios, á quienes
no puede dañar el maligno Lucifer ( 2 ) . Es
la porción escogida, y mas ilustre entre los
rebaños de Cristo (3), á quienes mirando el
Supremo Pastor con esta señal, conoce que
son suyos, y nadie puede quitárselos (4).

(1) Dan. c. 6. v. 16.17. (2) E p . 1. Joan.c. i .


v. 18. (3) S. C y p . de tíab. Firg. (4) E p . a."
td Tim. c. a. v. 19.
DÍA VEINTE Y SIETE. 313
AFECTOS. Cuando yo paro mi consi-
deración en el rebaño de la Madre del buen
Pastor, y lo miro marcado con su dulcísimo
nombre, encerrado en su aprisco, y custo-
diado por multitud de Angeles, que al mis-
mo tiempo asisten al servicio de esta Rey-
na, se eleva mi alma, y se transporta de go-
zo y de contento. Me parece veo el Scmcta
Sanctorum^ mas respetable y santo, que el
de la ley antigua: marcado yo con esta se-
ñal de salud, no temo yá ni á la perver-
sidad del mundo, ni á la malicia de los pe-
cadores, ni al furor de los Demonios. En va-
no se conjurarán todos juntos contra mí: aun-
que se arrojen sobre mí comofieraspara de-
vorarme , triunfaré de todos ellos, marcado
como estoy, con el nombre de mi Pastora:
mi alma se hará invulnerable á sus golpes:
con este escudo seré fuerte en mi debilidad,
opulento en mi indigencia, y grande en mis
humillaciones: con él pondré en vergonzosa
fuga á mis enemigos:'el eco solamente del
dulce Nombre de María, los llenará de ter-
ror , y él será el broquel con que lograré
tantas victorias, cuantas sean las batallas que
rne presenten.
¡Oh, qué asilo para mi alma de tanta se-
guridad! tenedme, Pastora amantísima, ata-
314 MA VEINTE Y SIETE.
do y ligado como esclavo sin libertad en
vuestro rebaño: abrid á mi alma la puerta'
de este aprisco, para que en él viva yo con se-
guridad: introducidme en vuestra santa casa,
y sea yo del número de los que componen
vuestra familia, en donde vuestros hijos se vén
defendidos de los escollos del mundo, están
á cubierto de las pasiones, y vén lecciones
prácticas de todas las virtudes. El ejercicio
de todas ellas, hará el alimento de mi al-
ma hasta el último suspiro de mi vida, y
así mereceré entrar en el torrente de dulzu-
ra, y de alegría, con que son glorificados
los Angeles y los Santos. ¡Con qué placer
dejará entonces mi alma la habitación de bar-
ro en que ha estado detenida en este mun- r

do, para entrar en aquel reposo^ eterno pre-'


parado para los que os aman! Este será el
complemento de los favores que espero d&
Vos, como oveja vuestra; y no obstante que 1

yo me juzgo indigno de él, me atrebo, su-


puesta vuestra bondad, á prometerme de se-
guro su consecución: vuestra palabra es el
apoyofirmede mi esperanza: Vos me tenéis
dicho: Los que me obsequian, conseguirán
la vida eterna.
ORACIÓN. Virgen Santísima, en quien
reunió el Omnipotente tal cúmulo de dones¿
DÍA VEINTE Y SIETE. 31 £
y de gracias,"que haciéndoos para si Hija,
Madre, y Esposa, os hizo para nosotros
Emperatriz, Réyna, y Señora, reuniéndo-
lo todo en el nombre y título de Madre del
buen Pastor: yo me constituyo gustosamen-
te desde este dia vuestro humilde siervo, su-
plicándoos que os digneis admitirme en el
número de las ovejas que componen vues-
tra grey, y como tal, borréis el sello de es-
clavitud con que el Demonio tenia marca-
da mi alma, y la pongáis otro sello, cu-
yos suavísimos acentos salieron de los labios
del Ángel, que os saludó diciendo: Ave Ma-
ría. Imprimid-en mi alma este sello,.con tal
fuego de amor y caridad, que no se borre
hasta el ultimo instante dé mi vida, en que
presentándome al tribunal supremo, y vién-
dome vuestro Santísimo Hijo marcado con
él Ave María, me reconozca por oveja vues-
tra, y me coloque á su derecha, para go-
zar de las delicias eternas de la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro y cinco Ave
Marías ¿y un Gloria Pátri.
D Í A V E I N T E Y OCHO.

In pascuis uberrimis pascam eas,et in


montibus excelsis Israel erunt pascua
earum: ibi requiescent inherbis viren-
tibus, et in pascuis pinguibus paseen-
tur, EZEQ. c. 34» v. 1 4 .

En pastos muy fértiles las apacentaré,


y estarán sus pastos en los altos mon-
tes de Israel: allí sestearán entre la
verde yerba, y quedarán saciadas
con los abundantes pastos.

E n este día se nos manifiestan la variedad


y naturaleza de los pastos con que la Madre
del buen Pastor alimenta á sus ovejas,.so-
bre lo cual,
Considera lo primero, que como el nonv
bre de Pastora se origina de apacentar, y
como el que es pastor debe proporcionar pas-
tos saludables á su grey, por lo mismo ésta
nuestra legítima, y verdadera Pastora, cum-
ple diligentemente con esta obligación pro-
DÍA VEINTE Y OCHO. 317
pía de su oficio, y asegura que apacentará
por sí misma á sus ovejas, las proporcionará
pastos fértiles, y abundantes, producidos en-
tre la frondosidad de los altos montes de
Israel, en donde, y con los que quedarán
saciadas, y satisfechas. Estos pastos pingües,
saludables, y gustosos, con que la Divina
Pastora dice que alimenta á sus ovejas, son
de varias calidades, según que lo exije la
necesidad de ellas mismas. No son estos man-
jares materiales con que puedan recrear sus
sentidos, y deleitar su concupiscencia, pues
las ovejas de María usan de una comida y
bebida invisible, que no puede verse por los
hombres, á la manera que dijo S. Rafael á
Tobías ( 1 ) . Sus propias virtudes son prime-
ramente las que nos ofrece como bebida, y
comida, propia de Angeles ( 2 ) . Pues al de-
cir de S. Bernardo (3): El solícito pastor
debe procurar á su grey pastos de sus bue-
nos y propios ejemplos para que se nutraj
porque los ágenos no la engordan. En este
campo ameno, y delicioso, en el cual no pue-
de entrar el germen venenoso que pudiera
inficionar sus producciones, por ser el huer-

(r) Tób, c. i a . v. 19. (a) Novar, c.9. v. 23.


(3) Serm. 76. sup. Cant.
2l8 DÍA VEINTE Y OCHO.
to cerrado por mano del Omnipotente, es én
donde las ovejas de María encuentran yerbas
saludables, dulces, y sabrosas, con que se ro-
bustecen sus almas al tiempo que se recrean:
tal es su abrasada caridad para con Dios, y
el prógimo. Encuentran otras amargas con
que purifican los vicios de la digestión, con-
traidos, por los gustos dañosos de los senti-
dos : tales son su paciencia, resignación, y
conformidad en las adversidades de la vida.
Otras substanciosas que las fortalecen para
emprender cosas arduas, y difíciles, como
las practicó esta verdadera Muger fuerte. Y
otrasfinalmentede fácil digestión, acomo-
dadas á la debilidad y flaqueza de ciertas
ovejas, que por lo mismo escitan su compa-
sión, y su misericordia. Considera además,
que necesitando las ovejas aguas puras, y
limpias; para facilitar la digestión de estos
pastos, ella misma se hace fuente abundan-
te , con que se riega la tierra estéril del co-
razón humano ^ y produce frutos sazonados
de virtudes ( i ) . Estas aguas las comunica
nuestra Pastora por el conducto de la pala-
bradivina, que procura se les anuncie por
los operarios del Evangelio, cuya palabra re-

(i) R k . lib.p.
DÍA VEINTE v OCHO. 319
cibida y conservada en el corazón, tan cui-
dadosamente como la guardó esta Madre de
Dios, produce á su tiempo frutos en pacien-
cia, y en todo género de virtudes.
. AFECTOS. El redil, ¡ oh Divina Pas-
tora l en donde viven tus ovejas olvidadas,
é ignoradas del mundo, y desconocidas en
la tierra, les ofrece una suerte verdaderamen-
te feliz, porque en él se remedian todas sus
necesidades. Desde aquel abrigo santo en que
fijan su morada: en este Santuario de tu ma-
ternal misericordia, en donde se alimentan
con los pastos suavísimos de tus virtudes, co-
bran ánimo, y robustez, para subir al monté
santo del Señor. De allí sale el rio de aguas
puras y refrigerantes, con qué apagada la sed
ardorosa de las pasiones, curan de sus majes,
y sé; preservan de los asaltos de, la muerte,
i Agua abundante de dulzura, y de paz¿ que
llena de gustos santos á los que la beben!
¡Y. pastos saludables, que mantienen robus^
tas á cuantas almas viven bajo la protección
pastoral de María! ¡ Ah, dulcísima Pastora!
¿Con qué profusión distribuyes á mi alma es*
tos alimentos preciosos! Yo me deleito en su
abundancia, y:es tal la fortaleza que con ellos
adquiero, que yá rneatrevo ádesafiar ato-'
;

dos los enemigos de mi salvación: aunque


320 DÍA VEINTE Y OCHO.
todos se reúnan contra mí, no me son yá
temibles.
Y á la verdad, ¿á quién podrán yá te-
mer aquellas almas á quienes Vos, como Pas-
tora, apacentáis y sustentáis? Vos, Pastora
Santísima, veíais sobre ellas durante la no-
che, las cuidáis desde el amanecer, y en todo
el dia vais en pos de ellas sin perderlas de
vista. Vos combatís, y ahuyentáis al Dragón
infernal, cuando pretende inquietarlas: las
colmáis de vuestros dones, y reguláis sus pa-
sos en todos sus caminos: con los manjares
que como Pastora les proporcionáis, corro-
boráis su natural flaqueza, y curáis los ma-
les de su viciada complexión. Si ellas se aco-
bardan, las dais vigor: y si se detienen en
seguiros, las animáis para que os sigan: si se
vén caídas, Vos las levantáis, y así finalizan
gloriosamente su carrera. ¡Oh, DivinaPas-r
tora! las ovejas apacentadas por Vos, reco*
gen con alegría los frutos de vuestra protec-r
cion sobre ellas. ¡Felices, pues, y dichosas
las que moran en tal rebaño! ¡ y mas felices^
cuando entren en los tabernáculos eternos,
libres yá de esperimentar las debilidades'de
la humana condición, y dejando en el mun-
do á sus enemigos confundidos con sus pla-
nes de perdición.-
DÍA VEINTE y OCHO; 321
Considera lo segundo, que según S. Ber-»
nardo, está ordenado por Dios, que todo cüán*
to su liberal mano dispensa á los hombres^
pase primero por las de María: por consi^
guíente, no solo los pastos yá dichos, cotí
que nos hemos de sostener, han de ser distri-i
buidos por esta diligente Pastora; sino qué
también hemos de recibir de su mano el prin-
cipal alimento de nuestras almas, del cual,.
el que no come y bebe, ni puede tener vida,
ni entrará en los rediles de la gloria. Esté
alimento sobresustancial, en que está deposi-
tada nuestra vida, en quien debemos consi-
derar el prodigio de todas las maravillas del
Dios Omnipotente, el compendio de todos
sus beneficios, y la prenda segura de sus pro-'
mesas, es el Sacramento augusto de la Eu- 1

caristía, el cual por una especial ? razón 10


debemos juzgar recibido de mano de esta pu^
rísima Pastora. Habiendo tenido ésta Señora
en la Encarnación de aquel verdadero Ag-*-
ñus Dei una parte tan principal, como qué
de su propia sangre y sustancia se formó el
cuerpo, que real y verdaderamente reside
en eL Augusto Sacramento: y habiéndola te-
nido igualmente en eLsacrificio de este Cor-
dero inocente, que. desde los Altares se nos
dá por alimento de nuestras al mas,,como que
.2'
32» M A VEINTE Y ' OCHO*
ella misma lo ofreció- por víctima de éspia-
cion, y lo acompañó en su sacrificio, pade-
ciendo igual muerte en su espíritu; no pue-
de dudarse de que esta Pastora* es el Arca
sacrosanta en que está encerrado este pan de
los Angeles, y que cuando se abre para dis-
tribuirlo á sus hijos,es con intervención suya,
como dispensadora que es de los dones del
Altísimo. Pondera aun mas: que ningún otro
pastor, fuera de su Divino Hijo, llevó el
amor á sus ovejas hasta el estremo de ali-
mentarlas con su propia carne, y sangre, co-
mo lo hace nuestra caritativa Pastora, sien-
do (como lo es) la carne de Jesucristo parte
del cuerpo virginal de María. De la carne
de esta Señora, dice S. Agustín, recibió car-
ne el Verbo Eterno, y por esto cuando éste
se nos dá á comer para nuestra salud, nos
dá María su propia carne (i). Es una mis-
ma carne la que nació de la Virgen María,
y la que se nos dá consagrada con la apa-
riencia de pan ( 2 ) ; y siendo el Hijo parte
del Padre, y de la Madre (3), es consiguien-
te que los que reciben el cuerpo, y la sangre
del Hijo - reciben también una gran porción
y

(1) InPs.p8. (2) Ttoos.deEuc.c.i. (3) P h i l ,


E t h i c . c. 4.
DÍA VEINTE Y ÓCHOí; 323

de la sustancia de la Madre. Intérnate, al*


ma mia, mas y mas en esta consideración,y
conocerás que aun los pastos con que nues-
tras almas se alimentan en todos los otros
Sacramentos, son pastos nacidos en los altos
montes de la eminente santidad de María*
Todo el decoro y gravedad de los Sacramen-
tos de la Iglesia, dice S, Bernardino de Se--
na ( i ) , consiste, se perfecciona, y nace de
la carne virginal de María, y así son parte
de su propio cuerpo; el fundamento de esta
sentencia es, que todos los demás Sacramen-
tos se ordenan, como á su último término^
á la Eucaristía, que es el mas escélente en-
tre los Sacramentos, -
AFECTOS. Advertid, ovejas de María¿
cuánto debéis á esta clementísima Pastora,
Madre del buen Pastor, y cuan fervorosas
deben de ser las gracias que la debéis dar,
después de haberlas rendido también á este
Señor. Aquel mismo cuerpo que esta purísi-»
ma Pastora engendró en su vientre, que se
formó y se nutrió en su seno virginal, que
dio á luz sin detrimento de su pureza é in-
tegridad, que envolvió en pobres paños y cch
locó en un pesebre, y que sustentó con su

(1) Tom. 1. Serm,61.


*
324 DÍA VEINTE Y OCHO.
maternal sustancia; este mismo es el que nos
ofrece para nuestro alimento, teniéndolo de-
positado en nuestros Altares, para que nun-
ca padezcamos hambre de él. ¡Ah, no son
bastante las lenguas de los hombres para en-
grandecer debidamente su solicitud pastoral!
¡Quién pudiera persuadirse, que para ali-
mentarnos como ovejas suyas, habia de ofre-
cernos este pasto delicioso, producido en sus
mismas entrañas! Alabad la generosidad, y
magnificencia de vuestra Pastora, que os ofre-
ce por comida á aquel Verbo Eterno, que
después de tomar forma humana, dice de sí
mismo: Yo soy pan vivo que descendí de los
cielos : el que me come, jamás verá la
muerte ( 1 ) .
Sí, piadosa Pastora , después que nos
agregastes á tu rebaño, y te hicistes nuestra
Madre, no permites (como hacen muchas
otras madres) que seamos entregados á mu-
geres estrañas para sustentarnos y criarnos,
síno que tú misma tomas la molestia de te-
nernos en tus brazos, y con un amor que su-
pera al de las madres mas cariñosas, nos das
por alimento el cuerpo y sangre de tu Hijo:
por consiguiente, nos alimentas de tu propia

(1) E x Pat. Dam. S. de Nat. Mar.


DÍA VEINTE Y OCHOI 325
sustancia, y así viviendo de la vida de Jesu-
cristo , vivimos también de tu espíritu, y de
tu vida. ¡Qué oveja de María rehusará yá el
acercase para recrearse en estos dulces pas-
tos, preparados para ellas por el amor de su
Pastora, y producidos de su misma carne y
sangre! Llegad , pues, sin recelo, ovejas de
María, bebed de esta agua saludable, y co-
med de estos pastos sabrosos, pues en ellos
encontrareis tanto bien, y tanta gracia, qué
seáis una cosa con vuestro Pastor.
ORACIÓN. ¡ Oh, clementísima Pastora!
Siendo yo como soy la menor entre vuestras
ovejas, no recelo ser despedida cuando me a-
cerco á alimentar mi alma con los pastos qué
ofrecéis á vuestro rebaño. Yo reputaría, esto
por un atrevimiento de parte mia, conside-
rando lo indigna que soy de tanto bien por
la multitud de mis pecados; pero se anima
mi pequenez, cuando os oigo decir ( 1 ) : Qo-
med, amados mios, y bebed hasta saciaros dé
mis manjares; y pues me convidáis con un
amor mas que de Madre, eseitad en mi alma
el hambre espiritual, para que llegando ham-r
oriento, y desocupado mi espíritu de todo
manjar terreno, me sacie de los del cielo^

(1) Cant. g. v. 1.
326 DÍA VEINTE Y OCHO.
y de un solo bocado reciba la gracia, la sa-
lud, y la vida eterna. Amen. -
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Martas, y un Gloria Patri, !

DÍA VEINTE Y NUEVE.

Et alias oves habeo, ques non sunt ex,


hoc ovili, ét illas oportet ^ me addu-
cere::t ét fiet unum üvile^ et unus Pas-
tor. JOAN» c. 1 o. v. 1 6 .

Tengo también otras ovejas que no son


de este aprisco, es necesario que yo
. l a s traiga á él.,, y entonces resultará
. que solo hay un aprisco, y ün Pastor i

E n este dia se nos manifiesta que la soli-


citud pastoral de la Madre del buen Pastor
Jesucristo, no reconoce términos, ni límites,
y así se estiende aun á procurar la salva-
ción de aquellas, almas, que envueltas en las
obscuras sombras de la infidelidad, se ha^r
lian fuera del redil de la Iglesia católica,
sobre lo cual,
DÍA VEINTE Y NUEVE. 327
Considera lo primero, que además de
las ovejas que esta Divina Pastora mira co-
mo suyas propias, que nadie podrá quitar-
las de su mano, y que pertenecen al reba-
ño de la católica Iglesia; asegura que tam-
bién tiene.otras, las cuales, aunque se ha-
llen fuera de él, serán reducidas con su pas-
toral solicitud al redil místico en donde cus-
todia á las demás, y por esto las nombra ove-
jas suyas, á pesar de que aun no hayan en-
trado en él. Estas son ciertamente los gen-
tiles, que engañados con las falsas y gro-
seras ideas de la Idolatría, no han encon-
trado aun la puerta por donde se entra al
redil seguro de la Iglesia católica,á Jaque
son llamados todos por la voluntad amplí-
sima del Redentor, que quiere que todos los
hombres sean salvos, y que vengan al cono-
cimiento de la verdad ( 1 ) . Llamándolas
ovejas suyas, nos anuncia la vocación y con-
versión de los gentiles, para manifestar que
es Reyna y Pastora de todas las gentes: y
que su voluntad de apacentar, custodiar, di-
rigir, y ejercitar las demás funciones de ver-
dadera y legítima Pastora, se estiende á to-
dos cuantos incluyó la voluntad de su San-

(1) A p . 1. ad T i m . c. 3. v. 4,
J2 8 JDIA VEINTE Y NUEVE.
tísimo-Hijo, para que participasen dePfru-
to de su redención, que son todos los qué
se originan de Adán sin distinción de cla-
ses , reynos, ni naciones. Pondera , cuan
justa y propiamente llama suyas, nuestra
Santísima Pastora, á estas ovejas; pues ha-
biendo su Divino Hijo aceptado su misión
divina, y nacido de lo alto, para visitar y
hacer la redención de su pueblo: habiéndo-
lo rescatado de la esclavitud del Demonio,
con un, precio tan grande y estimable ( i ) ,
como era el sacrificio de su santísima hu J

manidad formada en el vientre purísimo de


nuestra Madre Pastora, y siéndole dadas
por herencia legítima todas las gentes, y los
términos todos de la-tierra (a); entró tanv*
.bien nuestra Pastora á la participación de
esta herencia de éste su Hijo legítimo, nd
solo por el título de Madre suya, sino tam-
bién por haberle ayudado en su redención^
y prestado su consentimiento á la embajada
del Ángel Gabriel. El cual, dice Santo To-
más (3), aguardó la resolución de Marías
que representaba la naturaleza humana; pa-*
ra que con atención á ella, se realizase el

" (í) "Ap7 i . ad Cor. c. 6. (a) Ps. i. v.


(3) Part. 3. q. <5. <
1
3 - g
DÍA VEINTE V NUEVE. 329
desposorio espiritual del Hijo de Dios con
nuestra carne. Y además, porque si el pre-
cio con que fuimos redimidos, fué la san4-
gre del Verbo humanado, esta moneda se la
dio nuestra Pastora, y por esto dice que su
fruto es de mas valor que el oro, y las pie*-
dras preciosas (i). Yfinalmente, porque
entregando á su Hijo al sacrificio, y pre-
senciada su muerte afrentosa, padeció en su
espíritu cuanto el Hijo sufrióen todo su cuerí-
po.(2). Así, pues, como nuestra Madre Eva
trajo el castigo á todo el mundo, así la Ma-
dre del Salvador nos trajo la salud. Si Eva
fué autora de nuestra general ruina, María
lo fué del mérito universal (3). María por úlf
timo, deseó la salud de todos, la intentó, y
la, consiguió ( 4 ) : por cuya razón puede de-
cirse que María salvó lo que Eva condenó (y);
-,. AFECTOS., ¡Oh bienaventurada Pas-*
tora! ¿Quién podrá satisfacer dignamente el
derecho que tienes á nuestro reConocimien-?
to, por haber socorrido al mundo perdido
con tu beneplácito, y consentimiento, para
la encarnación del Verbo eterno, que venía
á librarnos del cautiverio del Demonio? ¿có-¡

(1) Prov. 8. v. 19. (2) S. Bonav. de Comp.


Virg.\u.\. (3) S. Aug.Serm. 8. (4) Ricardi
sup.Cant.c26. (g) Innoc, 3. S. 2. de Assump.
33° MA VEINTE Y NUEVE.
mo será capaz nuestra fragilidad de tribu-
tarte las alabanzas, de que eres digna, por
haber encontrado en tí el género humano
la entrada á los apriscos del Pastor Supre-
mo? Las gentes que dormían en las tinieblas,
y. sombras de la muerte, viéndote resigna-
da en la voluntad del Altísimo, vén abrirse
para ellas las puertas del cielo cerradas des-
de el primer pecado. Todo el mundo cau-
tivo esperaba este dia de salvación, en que
siendo tú guarda de nuestra fé, se borrasen
Jas culpas del primer Padre (i). Con razón
fijan en tí sus ojos todas las criaturas, por-
que en tí, y por tí, crió de nuevo el Omni-
potente cuanto habia formado en la tierra ( 2 ) .
Pueblos, y Naciones del Universo, yá
podéis enjugar vuestras lágrimas, y aclama-
ros felices y dichosos, sabiendo que ésta Pas-
tora os cuenta en el número de las ovejas
redimidas por su Hijo. Levantad vuestras
cabezas oprimidas con el yugo del Demonio,
y fortificad vuestros corazones tímidos, por-
que el cielo os dá en ella una cooperadora
dé vuestra redención, que es la paz, el go-
zo, y la salud delmundo, la mediadora glo-
riosísima, y la conciliadora del cielo con la

(1) S.Bern.Serm.7. ( í ) Id.Serni.a.jíoJí Pentec.


DÍA VEINTE Y NUEVE. 33 I
tierra ( i ) . Celebrad con alegría la grande-
za de esta Hija de Sion, que despojó al In-
fierno de sus víctimas, y hermanó á la jus-
ticia con la misericordia. Vuestros cánticos
resonarán en el piadoso corazón de esta Ma-
dre, y mirando á los hombres como á ove-
jas suyas, podrán todos seguramente invo-
car su protección. Ella endulzará vuestras
penas, y las miserias de vuestro destierro.
Asegurados de su amor, tened por cierto
que yá no habrá quien os eche de su reba-
ño, si vosotros no queréis huir de él; por-
que esta piadosa Señora jamás abandona á
los que recibió por hijos.
Considera lo segundo, la misericordia
amplísima de esta Divina Partora con las
ovejas que no están en su aprisco, las cua-
les dice, que hallándose en situación tan tris-
te, le pertenece á ella el traerlas á él para
formar un solo rebaño, dirigido por un so-
lo Pastor. En consecuencia de esta solicitud
pastoral, no perdona diligencia, uo rehusa
trabajo , ni escasea medios y arbitrios para
traer á sí á estas ovejas estraviadas. Ella
las vé puestas en manos de pastores merce-
narios, que engañándolas con falsos dogmas,

(1) S. Efren. wat. ad Virg.


33 2
DÍA VEINTE Y NUEV2.
y con ritos supersticiosos, no son pastores
para regirlas y salvarlas, sino para robar-
las , para sustraerlas del rebaño del verda-
dero Pastor, y después de despojarlas de to-
da su sustancia, sacrificarlas, matarlas, y
conducirlas al fuego del infierno. Compa-
decida esta tierna Pastora de ver á estas sus
¿ovejas conducidas entre tinieblas por conti-
nuos resbaladeros, y empujadas por sus fal-
,sos sacerdotes, para que caigan en abismos
de que no puedan levantarse ( i ) , estiende
sobre ellas sus cuidados, y amor pastoral:
jao las pierde de vista para que tengan vi-
da, y la tengan con abundancia ( 2 ) , lo cual
.nO pueden conseguir sino reconociendo y ado-
rando al único y verdadero Dios, y á su
único Hijo, enviado desde su diestra para
iluminar á todos los que estaban de asiento
pn Jas tinieblas, y sombras de la muerte. Con
este fin procura esta Divina Pastora, que lá
verdad del Evangelio-resuene en todos los
estremosde la tierra, y en ellos sean anun-
ciadas las palabras de vida que el Padre
reveló por la boca, primero de los Profetas,
y después por la de su propio Hijo (3), en-
viando Apóstoles, y Predicadores, que die- ;

(1) Jerem. c. 23. v. 12. (2) Joan. c í o . v. 10.


(3) A p . ad Hebr. c. 1. v. n.
DÍA VEINTE Y NUEVE. 333
sen noticia de la redención á las gentes que
no conocían, ni á esta Divina Pastora, ni
á su Divino Hijo, de cuyo ministerio tam-
poco quiso esceptuarse la misma Señora; y
á esto alude lo que dice á su Esposo en los
Cantares ( i ) : Vén, querido mió, salgamos
al campo, y moremos en las granjas; pues
como los gentiles se hallan fuera de los mu-
ros de la ciudad santa, que es la Iglesia,
se hace preciso salir á buscar á estas ove-
jas errantes por los montes, como que de-
generaron en bestias irracionales. Admira los
frutos abundantes que esta Divina Pastora
ha cogido en toda la estension de la tierra
con su cuidado pastoral sobre los gentiles,
viendo que en las llanuras y en las monta-
fias, en los poblados y en los desiertos, pa-
saron estas reses á lo interior de su aprisco
por mano del legítimo Pastor, que tenia cuen-
ta de ellas (2). Las gentes feroces se do-
mesticaron, sus errores se disiparon con la
luz de la revelación, se desarmó, y quedó
vencido el Príncipe del mundo, y sus mi-
nistros quedaron sin virtud para dañar; en
términos, que pudieron yá habitar juntos
el Lobo y el Cordero (3).

f (1) Cantic. c . 7 . v. i i . (a) Jerem. c . 3 3 . v, 13..


(3) Isai. c. 1 1 . v. 6, - -
334/ D I A
VEINTE Y NUEVE.

AFECTOS. ¡Ovejas conquistadas por


la solicitud de la Pastora Divina, pensad
con alegría, que sois yá su pueblo de ad-
quisición, redimido de la cautividad del De-
monio, no con el valor corruptible del oro,
sino con la preciosa sangre que el Verbo eter-
no recibió para vuestro bien en el vientre
purísimo de esta Virgen! Yá no será posi-
ble que haya entre vosotras alguna de tan
dura cerviz, que resista el. venir al rebaño
donde esta Pastora quiere reunirías á todas;
antes bien, cuando esperimenteis la dulzu-
ra, y la suavidad de sus pastos deliciosos,
es bien seguro que se os harán gustosos los
lazos, que os detendrán, para que no salgáis
de su redil místico. Su nombre se hizo ama-
ble á todas las gentes, con sus maravillas
quedaron asombradas, y su palabra las ha
sujetado á la ley del Evangelio. Los Reyes
de la tierra han reconocido su poderosa pro-
tección, le han rendido sus cetros, y han
colocado á sus pies sus. coronas y diademas.
Regocijaros ¡ almas santas! al recordar es-
tos triunfos que vuestra Pastora ha conse-
guido por su zelo pastoral, en beneficio de
Jos redimidos por la sangre de su Hijo.
Yo os doy gracias, ¡oh Pastora Santí-
sima ! porque esta solicitud se estiende, no
"DÍA VEINTE Y NUEVE. 33£
solo á las ovejasfielesque moran en el apris-
co de la Iglesia católica, sino también á to-
dos cuantos descienden de Adán; pues no
hay nación tan bárbara, ni pueblo tan fe-
roz, á quien no ames con amor de Madre,
y le proporciones las gracias suficientes pa-r
ra conseguir su salvación, si ellos quisieran
aprovecharlas. ¡ Ah! vuestra bondad es gran-
de, vuestro amor incomprensible, y vuestra
misericordia á nadie esceptúa. ¡Pobres Idór-
latras! ¡Desgraciados infielesI que vivís ig-r
norando aún cuál sea vuestro verdadero Dios,
es digno de compasión vuestro estado: ve-'
nid á esta vuestra Pastora, y ella os hará
conocer la verdad, os sacará del estado in-
feliz en que os halláis, y os santificará ro-
dándoos con la sangre del Cordero que os
redimió. Preciso es que no tengáis corazón
de carne, ni sentimientos de recta razón, si
os resistís á los llamamientos de esta Pasto*
ra, que trabaja tan solícita por traeros á sa
rebaño, cuando vosotros solo habéis pensado
hasta ahora en ofender á su Hijo, y despre-
ciar su redención; mas entretanto que no-
sotros, ¡oh Madre tierna! lloramos esta obs-
tinada ceguedad en que hoy viven tantos
hombres, os amaremos , y os bendecire-
mos como á nuestra Pastora, puesto que Vos
336 DÍA VEINTE V NUEVE.
nos amáis como á ovejas queridas.
- ORACIÓN. ¡Oh benignísima Pastora!
luz del mundo, y reconciliadora de los hom-
bres , compadeceos de tantos infelices hijos
de Adán , que sin estar en el gremio dé
la Iglesia católica, se vén por consiguien-
te fuera del redil de vuestro Hijo; y sin en-
contrar la puerta para la vida eterna, se ha-
llan envueltos en errores y vicios abomi-
nables. No puede vuestra clemencia ver sin
dolor, que estas almas, compradas con la
sangre de vuestro Hijo, sean por esto pá-
bulo de las llamas eternas. Os rogamos, Se-*
ñora, que derraméis sobre ellas las luces del
divino espíritu con que sean disipados sus
errores; y entonces, agradecidas á la pro-
tección que las dispensáis como Pastora de
ellas, formemos todos un solo rebaño en es-
te mundo, gobernado por un solo Pastor,
y en el ©tro os alabemos igualmente uni-
dos por toda la eternidad Amen.
v.' Se reza'un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
337

DÍA TREINTA.

Peni de Livano Sports a mea: veni coro-


naberis de capite Amana, de vértice
Sanir et tíermon, de cubilibus Leo-
num &c. CANT. c. 4. y. 8.

Vén del Líbano Esposa mia: vén, y se-


;

rás coronada de la cima de Amana,


de la cumbre de Sanir y de Hermon,
de las cuevas de los Leones, y. de los;
montes de los Leopardos,

E n este día se nos manifiesta la exaltación


de la Divina Pastora al Cielo Empíreo, y
la corona especial con, que fué remunerada
su solicitud pastoral, sobre lo cual,
Considera lo primero, que aunque la
Madre de Dios resplandeció en la tierra con
todo el poder y autoridad de Pastora, y
aunque sus ovejas notaron en ella las se-
ñales claras de su oficio pastoral, quedando
con ellas en el mundo después de la Ascen-
22
338 DÍA TREINTA.
"sion de su Divino Hijo á los cielos, se ma-
nifestaron éstas mas claramente en el dia
solemne de su coronación, en que el verda-
dero Salomón la hizo subir á su trono, y
la presentó á todo su rebaño, para que por
él fuese reconocida por verdadera Reyna y
Señora. La sabia ordenación de su Santísi-
mo Hijo, tuvo muchos y graves motivos para
que esta Divina Pastora tuviese como sus-
pensa esta coronación, y conversase por al-
gún tiempo con la grey de la primitiva Igle-
sia antes de ser asunta á su trono real;pero
llegado que fué el tiempo prefijado desde la
eternidad, quiso el Omnipotente manifestar,
que María, no solo era elegida por Pastora;
sino también coronada por Emperatriz uni-
versal de cuanto crió su poder, para que de
este modo, las ovejas redimidas con la san-
gre del Pastor Divino, conociesen la razón
que hay para que ellas se rindan gustosas
á su imperio; pues el honor que recibe la
1

Pastora en su coronación, y las gloriosas


insignias de su imperio, ceden en gloria y
honor de las ovejas que están sujetas á él.
Pondera, que no hay pensamiento qué pueda
dignamente comprender cuánta fué la honra
que el Pastor Divino dispensó á su Madre¿
y Esposa la Pastora, en este dia de su co-
DÍA TREINTA. 339
ronacion, porque tampoco hay comprensión
humana que entienda, ni la estension de la
generosidad de Dios, ni los actos heroicos
con que nuestra Pastora se hizo digna de tan-
ta gloria. Así como en la tierra, dice S. Ber-
nardo ( i ) , no hubo para el Verbo Eterno
un templo mas digno, que el vientre purí- ;

simo de María, en que lo recibió como Hijo;


así tampoco en los cielos hay lugar mas no-
ble, que el solio real á que la sublimó éste
su Divino Hijo. Por esto es llamada por su
Esposo desde el Líbano, Amana, Hermon,
y Sanir, para que dejando estos montes llenos
de cuevas y madrigueras de las bestias fero-
ces , que representan á este valle de lágri-
mas (2),se trasladase á los altos cielos, para
ser coronada con las tres aureolas de virgi-
nidad, de magisterio, y de martirio (3): y
además con las doce estrellas con que la vio
el Profeta del Apocalipsi, diciéndola su Es-
poso que salga de las cuevas de los Leones,
y deje los montes de los Leopardos. Y en-
tendiendo por esto los reynos, y los impe-
rios del mundo (4), hace el Esposo de to-
dos ellos la corona de esta Soberana Empe-

c í ) Serna, de ¿4ssump. (2) Cor. Alap. in v. 8-


9 . 4 . Cantic. (3) Ibid. (4) Ibid.
34© DÍA TREINTA.
ratriz, la constituye sobre todas las obras
de su omnipotencia, y la dá un legítimo
derecho sobre las coronas de todos los Re-
yes y Emperadores del Universo; por cuya
razón los palacios de éstos se consagran con
su presencia, y se tienen por honrados cuan*
do en ellos habita nuestra Pastora.
AFECTOS. La exaltación á los cielos
de mi Madre Pastora es para -mí el mayor
consuelo, porque si subió tanto, fué para
prepararme el asiento de mi felicidad eterna..
Esta fé tan consolante, y ésta esperanza tan
dulce, me sostienen en mi destierro , por-
que siendo yo fiel á mi Pastora, veré pron-
to el dia, en que libre de la esclavitud de
la carne, marcharé á su presencia, y ante
el Tabernáculo mismo de la Divinidad se
abismará mi alma en el océano de sus per-
fecciones infinitas, brillaré con los rayos de
luz y de gloria en el santuario de la Tri-
nidad Santísima, donde vive y reyna mi Ma-
dre Pastora. ¡Ahí Quién podrá comprender
las caricias que yo recibiré entonces de su
amor, ni las dulzuras de que se inundará
mi alma! Entonces se acabaron yá mis pe-
nas, tendrán fin mis sufrimientos, se disi-
parán mis temores, y colocada mi alma en-
tre las ovejas gloriosas que rodearán su tro-
DÍA TREINTA. 341
no, coronará sus dones coronando mis mé-
ritos, y me ocuparé en darla honor y glo-
ria eterna, sin temor del Léonrugiente. Sien-
do justo que el cuerpo dé pecado descienda
á la noche pasagera del sepulcro, para re-
ducirse al polvo de que fué formado, llega-
rá también dia en que se reanimen mis ce-
nizas esparcidas por la tierra, para ser par-
ticipante en cuerpo, y alma, de la gloria
que me reserva mi Santísima Pastora.
En el momento en que realizada está
mi esperanza, entre yo glorioso y triunfan-
te en la celestial Jerusalén, veré postrados
y rendidos á todos los enemigos que han in-
tentado mi perdición, y me hallaré seguro
en una felicidad eterna. Entonces será cuan-
do, yo conozca claramente la infinita bon-
dad de mi Dios, en darnos por Pastora cui-
dadosa de nuestras almas, á la misma que
escogió para Madre suya. ¡Ah, cuándo ve-
ré yo este dia feliz! ¡Mi alma suspira por
entrar en el gozo de mi Dios, en la casa
misma que él ha destinado para su gloria,
mansión santa, y habitación de los escogi-
dos, cuya luz es el mismo Dios, y cuya feli-
cidad es su Divinidad misma! ¡Qué gozo
tan inefable, Ver en mi Pastora glorificada,
el prodigio de la omnipotencia, y del amor
34* DÍA TREINTA.
de Dios para con el género humano! Si es-
ta esperanza te sostiene, ¡oh alma mia! ¿por
qué te desconsuelan y afligen los males pre-
sentes, cuyo sufrimiento ha de facilitarte la
consecución de tanto bien?
Considera lo segundo, que para formar
una cabal y entera idea de la magnificen-
cia, y decoro, con que nuestra Pastora fué
recibida en el solio de gloria, que correspon-
día á su mérito, ni hay entre los hombres
agudeza bastante de ingenio, ni inteligencia
en los Angeles. Este Tabernáculo en que des-
cansó la sabiduría eterna, fabricado por lo
mismo con mayor esmero que los cielos, de-
bió ser colocado con todo el honor, la glo-
ria, y la magestad que convenia á la dig-
nidad de su mismo Divino Hijo; y según
esto, la infinita y generosa liberalidad del
Omnipotente, que miraba en María la con-
dición de Madre, y la dignidad de Coore-
dentora, no omitió recurso alguno de su
infinito poder, para recompensar dignamen-
te á una y otra. La vistió de inmortalidad,
la exaltó sobre los Angeles, la comunicó los
privilegios de su omnipotencia, y la dio las
insignias de su magestad real. Pondera, que
para hacer mas glorioso este triunfo de núes-,
tra Pastora, quiso este Señor que se ejecutase
DÍA TREINTA. 343
después del suyo, yendo delante á los cie-
los para preparar el trono de su Madre, y
para que viéndola toda la corte celestial su-
bir rodeada de los Angeles, y esperada á las
puertas del cielo por la Santísima Trinidad,
tuviese mayores motivos para admirarse de
este triunfo. Si esta Reyna hubiera subido en
compañía de su Hijo, la corte del cielo hu-
biera estado indecisa con diversos afectos de
júbilo, y de admiración, dudando si se con-
vertirla á honrar al triunfador, ó mas bien
á la Madre, á quien el mismo Hijo honraba
con tanta preferencia. Advierte, alma mia,
como el Padre, el Hijo, y el Espíritu San- ;

to, dispusieron todas las cosas, á nuestro


modo de entender, para celebrar la entrada
de nuestra Pastora en los cielos. Los Ange-,
les se distribuyeron por orden, llevando en.
sus manos las insignias de gozo, alegría, y
victoria: el pasmo, y el asombro, no les de-,
jó comprender cabalmente los preparativos
de gloria y de magnificencia, que notaban en
aquellos palacios eternos, y en sus morado-
res; y quedaron atónitos cuando vieron á una
pura criatura pasar por medio de todos ellos,
sostenida por el brazo de su amado, hasta
llegar á el trono donde ningún nacido de
Adán podrá llegar jamás. Toda aquella ce-
344 DÍA TREINTA.
lestial corte., suspensa con tal maravilla, ol-
vidó sus cánticos de gloria, y nada sabian
yá, sino preguntarse mutuamente: ¿Quién es
ésta, que sube á tanto honor, recostada so-
bre su amado ( 1 ) ? Nosotros conocemos la
inmensidad del Padre, la divinidad del Hijo,
y la santidad del Espíritu, que de ambos pro-
cede; ¿pero quién es ésta, que se apoya en
el Hijo de Dios, y sube hasta colocarse jun-
to á él, como si fuera su semejante? Esta es
María, la Pastora de los hombres, que con
el Pastor Divino cooperó á la redención de
todos ellos; por esto se la dá el ornamen-
to del sumo imperio, entrando en los pala-
cios eternos á reynar, sobre lo que crió la
virtud de Dios: por esto se la dá asiento
en el trono real, y colocada sobre los coros
de los Angeles, es reputada tanto mas escelsa,
cuanto es mas digno que todos el nombre
que adquirió de Madre de Dios: por esto
fué puesta en su cabeza la diadema de in-
mortalidad, á la que en dicho de S. Bernar-
do, nadie puede poner precio: y por esto
se la vistió el manto real, con que asistirá
eternamente á la diestra de su Hijo, ador-
nada con variedad de hermosuras.
AFECTOS. Corred pueblos de la tier-

(i) C a n t i c . c. $. v. 5.
DÍA TREINTA. 3451

ra: venid, y contemplad á la Madre del ver-


dadero Salomón sublimada hasta el trono au-
gusto de su Divino Hijo, desde donde da*-
ráeternamente a l a Trinidad Santísima mas
gloria, y honor,que todo lo restante de aqué-
lla celestial corte. Desde la altura de su tro-
no, se hace también para vosotros vuestra
mediadora, vuestra abogada, y vuestra ma-
dre. ¡Oh prodigio inefable! todo el fruto de
la redención infinita de un Hombre Dios, es-
tá yá en su mano para distribuirlo á su re^
baño. Desde el trono de tanta gloria, no 0I7
vidará que somos su pueblo, y su herencia,
y desde allí distribuirá los pastos saludables
para sustentar nuestras almas» ¡ Ovejas que-
ridas, embriagadas con el torrente de dul-
zura, que abundantemente sale de su celest
tial trono, sabed, que vosotras hacéis las
delicias de su amante corazón! Si sois fieles
á escuchar, y practicar cuanto ella os or-
dena, esperad seguramente reynar en su com-
pañía, y participar de su felicidad eterna;
El nombre de Pastora os asegura esta ver-
dad , él está lleno de ternura para los co-
razones rectos,dóciles ásus mandatos, é imi-
tadores de sus virtudes. Ella en fin si subió
á los cielos, es para que desciendan á la tier-
ra los rayos de su misericordia , nos abra-
34° DÍA TREINTA;
sen en el amor de nuestro Dios, y nos ha-
gamos dignos de la recompensa eterna que
allá nos reserva.
Entretanto yo me alimentaré de dia, y
de noche, con el pan de mis lágrimas, y
con el vino de la compunción, al verme aun
en un mundo tan miserable, como engaño-
so, rodeado de una multitud de impíos, de
libertinos, é incrédulos, siempre dispuestos
á insultar mi fé, y á burlarse de mi espe-
ranza. Ellos se acercan á mí con escarnio,
y se rien de mi indiferencia por los bienes,
y los placeres de la presente vida, en que
ellos fundan su única felicidad. Ellos se me
burlan cuando me vén insensible, ó por los
males que ellos temen, ó por los bienes que
apetecen. Yo no puedo hablar para conven-
cerlos, de que la verdadera felicidad deben
esperarla fuera de este mundo en. la patria
de los escogidos, sin hacerme objeto de su
burla y su ironía. ¡Ah, Señor! si ellos co-
nociesen el bien por que yo suspiro, ellos
se avergonzarían de su ceguedad, y mas re-
ligiosos que los importunos consoladores de
Job, no se burlarian de la esperanza que me
sostiene, de que volviendo á tomar mi pro-
pia carne, veré con mis ojos á mi Redentor,
que vive y reyna en los cielos; pero ciegos
DÍA TREINTA. 347
como son, me preguntan al modo que aque-
llos: ¿Dónde está ese tu Dios en quien es-
peras? ¿Dónde su justicia, y sus promesas?
¿Dónde su amor, su bondad, y las consolar
ciones que aguardas? Él te entrega á una vi-
da triste y miserable, mientras que nosotros
gustamos la dulzura de una vida tranquila;
pero vos, Señor, que sois omnipotente en los
cielos, y en la tierra, animad mi confianza,
y volviendo vuestros ojos, sobre estos sober-
bios, confundidlos con las cosas mismas en
que cifran su bienaventuranza.
ORACIÓN. ¡Oh, Santísima Pastora!
gozo y contento- de todos los Bienaventura-
dos, y aun de la Trinidad Santísima, que
os elevó á lo mas escelso para haceros par-
te de su gloria: subiendo Vos hasta su mis-
mo trono, nos estáis manifestando el lugar
que tenéis preparado á las ovejas, que os
siguen fieles en este mundo: haced que no
nos estravíemos del camino que debe con-
ducirnos al real Palacio en que reynais, en
donde tomando posesión del asiento, qué
se nos señale según nuestros méritos, vi-
vamos eterna y felizmente en vuestra ama-
ble compañía. Amen.
Se reza un Padre nuestro', cinco Ave
Marías,y un Gloria Patri.
DIÁ T R E I N T A Y UNO.

Tabernaculum vero facies::'. et-operi-


mentum aliudfecto de pellibus arie-
:
ium rubricatis. E X O D . C . 2 Ó . V . I . 1 4 .
Y harás el tabernáculo::: y-lo cubrirás
de pieles-de carneros almagradas. .

3En esté día se nos .manifiesta el cuitó, y


veneración que las ovejas deben tributar á
su Pastora, sobré Jo cual,
Considera lo primero, como queriendo
Dios dar á su pueblo un signó de su pro-
tección , y amparo, en que reposase la
plenitud de la Divinidad , y fuese como la
imagen sensible que reuniese todo su culto,
mandó fabricar una preciosa arca, y un ta-
bernáculo en que colocarla, qué por todas
sus,circunstancias fué el símbolo mas espreso
de, nuestra Divina Pastora. Mandó reunir
para su estructura, su adorno^ y su defen-
sa, lo mas precioso de maderas, de telas, y
devrnetales,, y juntarlo todo con lo despre-
ciable de las pieles de carneros. No puede
DIA TREINTA Y UNO. 349
darse uria significación mas clara de nuestra
Divina Pastora. Ella es, en realidad, y no
en figura, la preciosa Arca del Testamento
fabricada por la mano del Dios vivo, en la
cual depositó, no los símbolos de la Divi-
nidad; sirio á la Divinidad misma, tan real
y verdaderamente como fué desde ah ¿eter-
no , en donde el Verbo Eterno se vistió de
las groseras pieles de la naturaleza humana.
Ella se vé cubierta de las preciosas telas de
grana, de púrpura, y;de jacinto, como se
vé en.la túnica,'el manto, y demás qué a-
dornan su virginal cuerpo, y lo hermosean,
al tiempo que lo hacen respetable: y porque
siendo Pastora, debe andar por los campos
haciendo guia á sus rebaños, así cómo el
Arca del Testamento dirigió por mucho tiem-
po al Pueblo de Israel por los valles, y de-
siertos; por esta razón sé cubre con las pie-
les mismas que cubrían á la que fué su figu-
ra, para estar defendida de las aguas, el ca-
lor, los¡aires é intemperies. Considera ade-
más , como para defensa de aquella Arca
misteriosa, y para que se adorase por el
pueblo en un modo respetuoso, se mandó
edificar el tabernáculo de tablones de ma-
dera fina y escogida, colocados con orden,
y hermosa simetría, en términos que cubriese
3 jT.O PÍA TREINTA Y UNO.
al Área por la espalda y los costados; asi-
mismo que de sus columnas pendiesen finas
y preciosas colgaduras, y del techo colgase
por medio de sortijas, el velo formado de
telas estimables. Todo muy conforme á los
Tabernáculos y Altares que, llegado el tiem-
po de la ley de gracia, debían erigirse para
colocar esta Arca Santa en toda su propie-
dad, y en clase de Pastora cubierta de pie-
les , y telas ricas, recibir nuestros cultos y
adoraciones, y ser como el punto de reunión
adonde acudan sus ovejas á honrarla, pre-
sentarla sus súplicas, hacerla ver sus nece-
sidades, defenderse de los enemigos, que cual
Lobos carniceros las rodean dia y noche,
mitigar la ira de Dios justamente irritada
por sus ingratitudes, y atraer sobre sí mis-
mas las bendiciones del cielo. Con este fin,
y á semejanza de lo mandado por Dios á
su Pueblo, se erijen para resguardo de esta
verdadera Arca de la alianza, los taber-
náculos, y retablos hermoseados con arte y
con estudio, y se cubre con las colgaduras
y el velo que cuelgan del techo de su ha-
bitación santa: en donde igualmente se es-
mera la piedad, para que todo sea con el
decoro debido á tan gran Pastora.
. AFECTOS. Fieles ovejas de María, yá.
DIA TREINTA Y UNO. 3 I
podéis enfervorizar vuestras almas, para tri-
butar á vuestra Pastora el culto que la es
debido. En el cielo en cuerpo y alma, y en
la tierra significada en su peregrina imagen
de Pastora, es después de su Divino Hijo
el objeto de vuestro amor, y el término de
vuestros homenages. Ella está en medio de
vosotras para ser _ Vuestro refugio, vuestra
fortaleza, y vuestro consuelo. Consagradla
vuestros cánticos: dirigidla vuestros cordia-
les afectos : dedicaros sin reserva á su ob-
sequio: amadla, si fuera posible, cuanto ella
os ama: y anunciad átodo el Universo este
tesoro de gracia y de bendiciones. ¡Ovejas
descarriadas! no temáis acercaros al trono
de esta amable Pastora: venid á su templo,
santificado con su maternal presencia: ella
es la que mas se, compadece de vuestra tris-
te situación: por vosotras, y por vuestra sa-
lud ¿ decretó el Señor enviarla en clase de
Pastora: venid ante su Imagen: sus ojos vén
vuestras necesidades, sus oidos oyen vuestras
súplicas, y su corazón se llena de contento al
veros retroceder de los caminos de perdición:
ella os reconciliará con su Hijo, abriendo
por medio de sus Ministros los tesoros de su
sangre, con la cual, rociadas vuestras almas,
serán limpias de las horruras del pecado.
$fi DÍA TREINTA Y UNO.
i. Sí: yo os alabaré y bendeciré con toda
sumisión y respeto ¡oh Pastora Divina! Yo
me uniré á esta porción de almas fieles, en
cuyos corazones arde el zelo por vuestro cul-
to y adoración. Todos juntos cercaremos
vuestro Tabernáculo, considerando en él, y
en vuestra Imagen de Pastora, el gran pro-
digio de vuestro amor, de Jas misericordias
de Dios , y de nuestra protección. Para es-
to estaré siempre unido á estagrey,en cu-
ya compañía-, después de tributaros los de-
bidos homenages, y agradecer vuestros favo-
res, procuraré reparar con mis lágrimas la
indiferencia, el olvido, y la ingratitud de
los hombres, no solo porque no os tribu-
tan el debido culto; sino mas bien, por la
profanación y sacrilegios con que os ofen-
den en vuestro Santo Templo. Yo me haré
modelo de veneración, y respeto, poniendo
toda mi gloria en adoraros éñ vuestra I m a -
gen , y ante ella invocar vuestra protección.
Postrado en vuestra presencia, solo me ocu-
paré en consagraros todo mi interior, y es-
terior, las operaciones de mi entendimien-
to , y los afectos de mi corazón y de mi
alma.
Considera lo segundo, cuan admirables
y estupendas son todas las obras del Ahí-
DÍA TREINTA Y UNO. Zf$
simo, así en el orden de la naturaleza, como
en el de la gracia, y cómo esceden infi-
nitamente la capacidad del hombre. Al ver
la formación del Universo, y de los seres
que lo ocupan, al considerar la sublimidad
de los decretos divinos, y la suave fuer-
za en ejecutarlos para la institución de la
Iglesia , hecha yá la redención del hom-
bre, no puede menos nuestro entendimien-
to de abatirse hasta el polvo, y cerrar sus
ojos para no ser deslumhrados con tanta ma-
gestad. Mas entre todas estas obras del Al-
tísimo dispuestas desde la eternidad, y eje-
cutadas en tiempo por una sucesión sabia
de acontecimientos, debemos contar por una
de las mas admirables, la institución de la
Madre de Dios por Pastora de la grey re-
dimida con la sangre del Cordero, y la
erección de sus Imágenes en la caritativa
y amorosa significación de sustentar, cus-*
todiar, y proteger á las ovejas, por quie-
nes el buen Pastor dio su alma, su sangre, y
su vida.
La Iglesia católica, columna y firma-
mento de la verdad, aprobó con su permi->
sion la piedad con que la Madre de Dios
era venerada en la Imagen de Pastora, des-
de el tiempo en que salió á luz este amo^
23
3 £4 D I A
TREINTA Y UNO.
roso título: y después, por especial decre-
to, ordenó el culto que se la debía con el
oficio y misa de Madre del buen Pastor, con
que se la honra en todo el orden de Capu-
chinos, como especial protectora de sus Mi-
siones. Yá con esto, las ovejas del rebaño
de Jesucristo tienen un signo esterior co-
mo punto de reunión para ellas, adonde de-
ben acudir para rendir sus cultos y home-
nages religiosos, é implorar la divina mise-
ricordia por la mediación de tan caritativa
Pastora. Pondera ¡alma mía! que aunque
Dios exige toda nuestra adoración en espí-
ritu, y en verdad, por su ser infinito, por
su magestad, y su gloria sin término; y aun-
que sea lícito, honesto, y religioso, el in-
vocar á los santos y amigos de Dios, y ve-
nerarlos á ellos y á sus imágenes con un cul-
to respectivo, hay entre éstos dos géneros
de culto, uno que especialmente debemos
tributar á la Divina Pastora, ó Madre del
buen Pastor, por reconocer en ella una co-
municación especial de las perfecciones di-
vinas, que escede á la de los Santos, y se
queda un punto inferior á lo infinito. Y para
que en esto, alma mia, no padezcas equivo-
cación, advierte que si invocamos á los San-
tos que reinan con Jesucristo en el cielo, por
DÍA TREINTA Y UNO. 3
medio de sus Imágenes que nos los repre-
sentan en la tierra, es en razón de interce-
sores, por cuyo medio esperamos conseguir
de Dios la gracia, y aun los bienes de o r -
den inferior: y si adoramos la Divinidad,
aniquilándonos en su presencia hasta el abis-
mo de nuestra nada, por reconocer la supre-
ma é infinita magestad, soberanía, é impe-
rio en los cielos y en la tierra; en nuestra
Pastora hay una especial dignidad, que re-
side en su maternidad divina, la cual exige
uno como honor medio entre Dios y los
Santos, y con la que resplandece en térmi-
nos, que después de Dios no se halla otra se-
mejante. Es tanta su perfección, que solo
Dios puede conocerla ( i ) . No pudo Dios,
dice Santo Tomás, formar una Madre mas
digna que María; y así es, que aquellas al-
mas que en clase y semejanza de ovejas del
buen Pastor, adoran y reverencian á su Ma-
dre, y sus Imágenes, cumplen con un deber
impuesto por éste su Divino Hijo, zeloso
siempre del honor de su Madre.
AFECTOS. Yo no cesaré yá un instan-
te de tributar el debido culto á mi Madre
Pastora: le ofreceré todos mis homenages,

(i) S. Bernard. Serra, «¡i. a. 3. c. 1.


3? 6 DÍA TREINTA Y UNO.
no solamente en el retiro de mi oración, si-
no en todo tiempo y lugar. Fundaré mi glo-
ria en declararme adorador de tan santa Ma-
dre, hasta que todo el mundo sea testigo de
mi zelo, y mi fervor, para estender su culto,
y aumentar el número de las ovejas que la
obsequien y la sirvan: y. reunido yo con es-
tas almas santas, que la reconocen por su
Pastora, la tributaremos todo honor, gloria,
y bendición: celebraremos sus beneficios, y
cantaremos sus alabanzas. Sí, Divina Pas-
tora , en el templo mismo en que os adora-
mos, contemplaremos la altura á que os en-
salzó el Omnipotente. Nuestro corazón se lle-
nará de alegría en el lugar mismo en que
establecéis el imperio de vuestra protección
en vuestra Imagen de Pastora. Allí mirare-
mos á una Madre, ocupada de continuo en
aliviar nuestros males. Cuanto mas pobres
seamos los que nos postramos ante vuestro
trono, tanto seremos mas enriquecidos de
vuestras gracias: cuanto mas despreciados,
seremos mas amados de Vos : cuanto mas
perseguidos, seremos mas protegidos, y tan-
to mas os comunicaréis á vuestros siervos,
cuanto nosotros seamos mas fieles en hon-
raros.
La impiedad se armará contra el fiel re-
DIA TREINTA Y UNO. 3J7
baño de María en el esceso de su ceguedad
y endurecimiento; pues como se reservó pa-
ra nuestro siglo el proferir en público la blas-
femia horrible, que antes solo pronunciaba el
insensato en lo escondido de su corazón ( i ) ,
de negar la existencia de Dios; se arrojará
mucho mejor á negar á nuestra Pastora el cul-
to, y adoración, que como á Madre suya la
es debido: querrán destruir el imperio que
ejerce en los cielos y en la tierra, levantando
el estandarte de la incredulidad para seducir
á los simples. No cesará su furor hasta abo-
lir el culto, y hacer que se olviden los pro-
digios de la redención, y se desfiguren las
obras de su sabiduría y misericordia. ¿Y cuál
será, ovejas de María, vuestro apoyo para
no ceder á este torrente de impiedad que por
todas partes nos circunda? Vos, sin duda al-
guna, ¡ó Pastora divina! Vos que los cono-
céis, y estáis viendo su malicia desde el al-
to cielo en que habitáis: Vos los confundi-
réis , é inutilizareis los planes diabólicos de-
lineados en sus juntas infernales, en que se
agitan por destruir vuestro culto. Mas co-
mo vuestro amable corazón se compadece del
estravío de estas ovejas indóciles, por ingra-

(i) Ps. 13. v. 1.


3? 8 DÍA TREINTA y UNO.
tas que ellas sean, seguidlas desde lejos: lla-
madlas ; y acaso ellas oyendo vuestra voz,
cediendo á sus propios remordimientos, ó
convencidos de su error, os darán el con-
suelo de que las veáis volver á Vos pesaro-
sas de sus yerros, y resueltas á serviros y
honraros.
ORACIÓN. Vos sois Pastora Divina,
por cuyo medio, como por un aqüeducto ce-
lestial , vienen á nosotros todos los dones tem-
porales y espirituales: por lo tanto, yo la
menor, y mas favorecida de vuestras ovejas,
me postro ante vuestro trono de magestad, y
en unión de los espíritus angélicos que lo cer-
can, adoro, y reverencio vuestra admirable
escelencia, y dignidad, elevada sobre todo lo
que no es Dios: os doy gracias por la protec-
ción queme dispensáis, y todo me consagro
por vuestro siervo. Fijando mis ojos en ese
Tabernáculo en que os ostentáis Pastora vi-
gilante de la grey de vuestro Hijo, deposi-
to en Vos mi confianza, y espero de vues-
tras hermosas manos cuanto me sea necesa-
rio para vivir en el mundo fiel á los precep-
tos de Dios,y alcanzar la vida eterna. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
FIN.
KXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX&
X . X

Q INDULGENCIAS. Q
>K X
X X
L o s E x m o s . Sres. Nuncio de x
x x
Su Santidad y Arzobispo de San- £í
>í >;
Í*Í t i a g o , y otros Ilmos.Prelados de £S
l a Iglesia en E s p a ñ a , conceden £S
>*< 2 8 0 dias de Indulgencia á todas ><
^ las personas que leyeren cada una x
d e las Consideraciones, Afectos, x
x >;
£5 ú Oraciones que componen los e - £S
^ jercicios contenidos en este libro.
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3»!
INDICE
de las materias contenidas en
libro.

Páginas.

JL/iscursopreliminar de la Obra.-. .
Id. sobre el título de Pastora. *9
Principio, y progresos que tuvo, y tie-
ne el culto de María Santísima con
la advocación de Pastora........ 27

Dia i ? Jesucristo -Pastor bueno; y su


Madre compañera y coadjutora suya
y. para cuidar de su rebano.-. . . . . . AS

Dia 2° Cuándo se dio ó María Santí-


sima él oficio, y título de Pastora. SS

Dia 3? El amor de Jesús á los hom-


bres , dándoles á su Madre porPas-
"' .tora. \ . . . . . . . . . 6;
Dia 4° La humildad de María San-
tísima en recibir el oficio de Pasto-
3Ó2
ra de los hombres j$
D i a 5? El honor que recibió María
Santísima con el oficio de Pastora,
en recompensa de su humildad.... 8 jr
D i a 6? La gloria que resulta á Ma-
ría Santísima con el oficio de Vas-
tora. 95
D i a 7? Por el oficio de Pastora es
elevada María Santísima á ser 4e
la familia de la Santísima Trini-
dad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . xpjr
D i á 8? La potestad que recibió Ma-
ría Santísima con el oficio de Pas-
tora . . ... . 115
Dia 9 ? El imperio que ejerce la Di- _
vina Pastora sobre su místico re-
laño. . . ... . . . . . . . . . 12)?
D i a 1 0 . María Santísima, Pastor a,que
engendró al Cordero de Dios. . . . . . 13$
D i a 1 1 . María Santísima fué Pasto-
ra que crió, sustentó,y defendió al
363
Cordero de Dios 144
D i a 1 2 . El amor pastoral que la Di-
vina Pastora tiene á sus ovejas. . . 153
Dia 1 3 . La utilidad que resulta á las
ovejas de María, teniendo por Pas-
tora á esta Madre de Dios. . . . . 163
Dia 1 4 . Solicitud con que la Divina
Pastora custodia su rebano...... 173
Dia 1 5 . Solicitud pastoral de María
Santísima con los afligidos 183
Dia 1 6 . Solicitud pastoral de María
con los enfermos. 193
Dia 1 7 . Solicitud pastoral de María
Santísima con sus ovejas, en la hora
de la muerte. 203
Dia 1 8 . Solicitud pastoral de María
Santísima, en el juicio particular de
sus ovejas. . 213
Dia 1 9 . Solicitud pastoral de María
Santísima con sus ovejas, en el jui-
cio universal. . . 223
364
Dia 20. Solicitud pastoral de Maria
Santísima con sus ovejas, en el Pur-
gatorio 23 j
Dia 2 1 . Cuánto importa á las ovejas
de María Santísima, el permanecer
; quietas y pacíficas en su rebaño. . . 243
Dia 2 2 . A cuántos males se esponen
•las ovejas, que se salen del redil, y
custodia de su Pastora. 2^4
Dia 2 3 . La Divina Pastor a vá delan-
te de sus ovejas guiándolas con su
ejemplo. 264
Dia 2 4 . Las ovejas deben oir, y obe-
decer la voz de su Pastora 27^
Dia 2y. Estorbos que .impiden á las
ovejas el oir la voz de su Pastora. 28y
Dia 2 6 . Cómo se conocen las verdade-
ras ovejas de María........ 295
Dia 2 7 . El sello con que la Divina
Pastora sella á sus ovejas, es un sig-
; no de predestinación. 305
3 *
6

Dia 2 8 . Los pastos con que la Divina


Pastora alimenta á sus ovejas. . . . 316
D i a 2 9 . María Santísima es Pastora
de los Infieles 326
D i a 30. La corona con que la Divina
Pastora fué coronada por su Esposo
el buen Pastor 337
D i a 3 1 . El culto que las ovejas deben
tributar á su Divina Pastora María
Santísima 348

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