Fray Fermin de Alcaraz - La Divina Pastora 1831
Fray Fermin de Alcaraz - La Divina Pastora 1831
Fray Fermin de Alcaraz - La Divina Pastora 1831
f* Щ § Ы п Л g ^ Ä i f o r « ,
LA DIVINA PASTORA,
Ó SEA
JE SU CRIS TO,
g u i a d o , c u s t o d i a d o , y apacentado por su divina
M a d r e María Santísima;
DADOS A LUZ
POR
EL R. P. Fu. FERMÍN DE ALCARAZ,
Misionero apostólico del Orden de Capuchinos , en la Pro-
vincia de la Encarnación de las dos Castillas , Teólogo de
Cámara del Sermo. Sr. Infante D. Sebastian , juez sinodal
de la Sacra Asamblea del Orden de S. Juan, y Secretario de
la Procuración general de su Orden , por las Provincias
de España ¿ Indias.
SEÑORA:
PRÓLOGO A L LECTOR.
2
Titulo y Oficio de Pastora.
D e s d e eí principio de la eternidad se d e -
cretó en Jos consejos de la infinita misericor-
dia de D i o s , que el V e r b o Eterno engendra-*
d o , sin tiempo, ért el seno del P a d r e , tomase
forma humana para visitarnos ^ y hacer l a
redención de su pueblo ( i ) . Para realizar
este designio misericordioso fué preciso es^-
coger una criatura, qué originada d e A d á n ,
fuese tan p u r a , tan santa, tan hermosa é i n -
;
(i) L u c . cap. i .
2O TITULO Y OFICIO
terminado en aquél sobre la redención del
género humano. E l e v a d a ya entonces esta
V i r g e n Madre á una d i g n i d a d , que ni hom-
bres ni Angeles pueden comprender, se la
debian justísimamante los títulos mas glorio-
sos y honoríficos, que denotasen la escelen-
cia y el mérito de ésta Soberana Rey n a : ta-
les son todos aquellos con que á porfía la
alaban y bendicen los Santos P a d r e s , y con
ellos toda la Iglesia C a t ó l i c a , llamándola
Cooredentora de los hombres, Tabernáculo
de la Sabiduría increada, Compendio de to-
das las maravillas criadas por D i o s , R e y na
de los cielos y la tierra, y semejantes; sin
embargo, es tal la dignación de esta Señora,
que á imitación de su Santísimo H i j o , quiere
ser c o n o c i d a , i n v o c a d a , y adorada de los
hombres con un título lleno de amor, de b e -
nignidad y de cariño, y que al mismo tiem-
po denota la profunda h u m i l d a d , de que
aun en enmedio de su incalculable elevación,
estuvo siempre adornada su bendita alma.
Imitadora perfecta de su Divino H i j o , le o y e
d e c i r : Yo soy el buen Pastor ( i ) ; y enton-
ces dice esta Señora de sí m i s m a : Yo tam-
bién soy la buena Pastora, escogida por el
d o s e l l o s : de la I g l e s i a , pqrque la sustenta
con el Pan de los Angeles formado en su
vientre purísimo, y la ilustra con su vida
esclarecida: de los Ahgeleá hechos pastores
por Dios ( i ) , porque los aventajó en gracia',
en g l o r i a , y en solicitud por el bien de los
hombres 5 y en fin Pastora así nombrada de un
tnodo terminante por el casto Esposo que erl
los Cantares la o r d e n a , y d i c e : Marcha tras
las huellas de los ganados, y apacienta tus
corderos junto á los tabernáculos délos Pastóí
res (3). Como si dijera: Y o que soy el Pastot?
b u e n o , que he venido á dar mi vida por mis
ovejas ( 4 ) , iré delante como esforzado ma-»
yoral abriéndoles el caminó de la vida eter-
n a , y apartándolas de las sendas perdidas
por donde caminaban á su eterno precipicio}
pero tu ¡óh 'hermosísima entre las mugeres!
(5^) como Z a g a l a de mi rebañó, vendrás de-
tras de todas ellas animando á las ñacas,
¡avivando á las flojas y perezosas, llamando
á la que se estravíe, y amparándolas á todasj
para que unidas y uniformes caminen á su
' - .' ' i
. (1) Isai. cap. 44. v. 28. . (a) Ib. cap. 13. v. 20.
(3) Cahtic. 1. v . 7 . (4) Joan, i p . v. 4.
' (5) Cantic- ib, •• - J
BE PASTORA. ' 2Y
f i n , 'ninguna se pierda j y todas participen del
calor de nuestro amor solícito por su bien.
A q u í sé verifica á la letra que el Divino Es¿-
poso eligió una Coadjutora semejante á él
mismo ( i ) , para pastorear la grey de su san-
ta Iglesia; Por esto, llegado el momento en
que Jesucristo debia partir de este mundo á
el P a d r e , privándolo de su amorosa présen-
c i a , señala á esta Divina Pastora por Madre
<ie todos los hombres en la persona de San
J u a n , diciéndola: M u g e r , mira ahí á tu Hijo;
y después dice al discípulo: Esa es tu MaJ-
dre ( 2 ) . Entonces fué cuando Jesucristo co-*
misionó á su propia M a d r e , para que e n s ú
ausencia quedase por Madre de los Apóstoles
y los fieles ( 3 ) , y como t a l , consolase á loS
afligidos, enseñase á los ignorantes, levantase
á los caidOs, dirigiese á los que con ansiedad
titubean, é instruyese á todos en los sucesos
y a prósperos y ya adversos de la vida. E n -
tonces fué cuando el Sumo Pastor, próximo
y á á lá muerte, declaró mas terminantemen-
te que nunca su voluntad, de que su misma
Madre se quedase por Pastora de las ovejas
adquiridas con su sangre, y que veía quedar
3
34 TÍTULO Y OFICIO
tura celestial ó terrena, d e b í a , como ejér-
cito bien ordenado, infundir terror y espan-
to al común enemigo. Pasados algunos años,
se colocó también la Imagen de la Divina
Pastora en el convento de P P . Capuchinos
de Sta. Madrona en la ciudad de Barcelona;
y entonces, y a nadie pudo contener el a f e c -
to y devoción de aquellas gentes, hasta que
lograron se instituyese en l a dicha Iglesia
una hermandad en el año de 1 7 6 3 con apro-
bación del l i m o . Diocesano, la cual herman-
dad se trasladó después por motivos justos á
l a Iglesia de P P . Carmelitas de dicha ciudad.
L o s bienes que las Américas han conse-
guido desde que l a D i v i n a Pastora pasó los
mares, y se presentó en aquellas vastas y dis-
tantes regiones conducida por los Misione-
ros Capuchinos, es asunto él solo de una his-
toria voluminosa. Aquellas desgraciadas gen-
tes vivían de asiento en las tinieblas y som-
bras de la muerte, en número incalculable,
esclavizadas por el Dragón,infernal, que se-
ñoreándose por aquellos inmensos países, con-
taba tantas víctimas cuantos eran los que
nacían desgraciados, y morían infelices, sin
la verdadera luz que ilustrase sus a l m a s ; mas
llegando el tiempo feliz para ellos en, que
las Misiones Capuchinas de las provincias de
DE PASTORA. 3J
España aparecieron entre e l l o s , guiados y
conducidos por la Madre del buen Pastor,
quedó y a preso el d r a g ó n , que los tiranizaba.
C a r a c a s , C u m a n á , G u a y a n a , y Meracaibo,
después de q u e , ilustradas con luz del cielo,
reconocieron al único y verdadero D i o s , que
los f o r m ó , y adquirió por pueblos suyos con
su propia sangre, formaron y a un solo reba-
ño con la Iglesia C a t ó l i c a , y adoctrinados
por e l zelo de los Misioneros Capuchinos, se
ven y a protegidos por el Supremo Pastor, y
la predilecta P a s t o r a , á quienes acuden todos
los fieles de aquellos vastos países, para en-
contrar el refugio y el consuelo en todas sus
necesidades; llegando á tanto los progresos
de la devoción al título de P a s t o r a , que for-
mado un pueblo por los Misioneros C a p u -
chinos de la provincia de A n d a l u c í a , de I n -
dios convertidos á la fé católica por su pre-
dicación, y civilizados con su infatigable ze-
lo , se le puso por nombre i La Divina Pasto-
ra. A s í las naciones fieras, indóciles, y ham-
brientas, como lobos, de carne y de sangre,
fueron guiadas por María á los pastos de le-
c h e , y g r a m a , y convertidas á la mansedum-
bre de ovejas ( i ) .
tampar.
Creció esta devoción en los tiempos mas
calamitosos para la desventurada España^
cuando después de ta guerra sangrienta-te-
nazmente sostenida por sus hijos contra Ja
invasión usurpadora dé N a p o l e ó n , se vio l i -
bre de este azote del cielo por la intercesión
de la Madre de Dios. Entonces, cuando las
pasiones exacerbadas d e los hombres, las
doctrinas y máximas de impiedad, y la des-
moralización notoria de costumbres, que c o -
mo efectos tristes, pero precisos de la o c u -
pación de unas tropas revolucionarias, pare-
ce debían haber dejado amortiguada en unos,
y extinguida en otros la piedad; entonces, di-
g o , fué cabalmente cuando la devoción y
cultp de la Divina Pastora llegó á un incre^
j8 TÍTULO Y OFICIO
m e n t ó , que sin haberlo v i s t o , parecerá e x a -
gerada su narración.
Á resultas del. decreto espedido por
nuestro piadoso y católico Monarca D . F e r -
nando V I I (que Dios guarde) en el año de
1 8 1 <L , para que en todos los pueblos de
su monarquía se hiciesen Misiones, que r e -
formando las costumbres, restaurasen tam-
bién las ruinas del santuario, se estendie-
ron las Misiones Capuchinas de l a p r o v i n -
cia de Castilla desde Sierra-Morena hasta el
M a r Cantábrico, y desde el cabo de F i n i s -
terre hasta los límite^ del reyno de V a l e n c i a ,
y con ellas la devoción y culto de l a Divina
Pastora;;quedando en todos los pueblos g r a -
bado profundamente el agradecimiento á los
favores que el cielo los dispensó por su i n -
tercesión. L a corte de E s p a ñ a , M a d r i d , se
singularizó en este culto extraordinariamente.
E n el año de 18 i 6 . se vio por primera v e z
l a Imagen de la Divina Pastora, conducida
procesionalmente por sus principales calles,
entre innumerable concurso de gentes, que
con himnos y cántico» alababan á tan amable
Pastora. E n consecuencia, y por satisfacer
la piedad de los fieles, se proyectó colocar
dicha Santa Imagen con el decoro debido
en el convento de S. Antonio del P r a d o , c o -
DE PASTORA. 39
mo matriz de todos los de la provincia de
C a s t i l l a ; y el cielo protegió y sostuvo este
pensamiento con tanto interés, que á poco de
idearlo se r e a l i z ó , facilitándose por sí m i s -
mos los innumerables y grandes inconvenien-
tes que se presentaron, y abundando los re-
cursos para los grandes gastos que hubo que
soportar hasta concluirlo todo con la hermo-
sura y decoro con que hoy se v é . Se trabajó,
ante todas cosas, por un diestro artífice la
hermosísima I m a g e n , que en dicho convento
se venera, y se colocó interinamente al lado
izquierdo del A l t a r m a y o r , hasta disponerle
otro propio, y digno de tal Pastora. Presen-
tarse la Reyna de los cielos én este traje á
los habitantes de M a d r i d , y cautivar para sí
los corazones de todos e l l o s , fué una misma
cosa. L a devoción y afecto tomó un vuelo
tan r á p i d o , qué todos á pórfia llevaban á su
presencia, con sus corazones, los dones y o -
frehdas que cada c u a l , según su clase, podia
proporcionar, deseosos todos de verla c o l o -
cada en su Altar y T r o n o . Hubo no pocas d i -
ficultades que vencer para su colocación. N o
fué la m e n o r , e l que la pequenez de la I g l e -
¡
D Í A PRIMERO.
' v. 18.
(0 Gen. i .
4
5O DI A PRIMERO.
Estos con su c u l p a , apenas se encargaron
de este gran rebaño, lo entregaron á las g a r -
ras del lobo infernal; el c u a l , cebando en
todos ellos sus crueles c o l m i l l o s , los hirió
tan de muerte, que ningún poder humano
era capaz de sanar sus sangrientas y p r o -
fundas heridas: por esto E v a , mas bien que
coadjutora de A d á n , debió llamarse des-
tructora de la grey h u m a n a ; pero M a r í a ,
nombrada Pastora ó Z a g a l a del buen P a s -
t o r , fué tan fiel en el cumplimiento de e s -
te encargo , que contribuyó con su Divino
Hijo á la reparación del mundo perdido, de
un modo tan generoso, tan sobrenatural, y
tan d i v i n o , que enjugó nuestras lágrimas,
y curó nuestras h e r i d a s : dio á su Hijo la
sangre que como buen Pastor ofreció por sus
ovejas, y borró con ella el sello de m a l d i -
ción con que todos estábamos marcados: nos
abrió el redil eterno de la g l o r i a , y cerró
las puertas del abismo , despojándolo t a m -
bién de las víctimas, que allí esperaban con
ansia, el parto de esta Divina Pastora: por
u l t i m o , vela tan sin descanso por nuestro
b i e n , que no permite padezcan sus ovejas
la menor necesidad ó indigencia, sin que al
notarla, no eleve sus ruegos al Omnipotente
para socorrernos. Fué de tal suerte coadju-
DIÁ PRIMERO. j-í
tora del buen P a s t o r , que toda la tierra
recobró un nuevo ser, y manifestó su a l e -
gría en medio de sus males, al ver que si
E v a arrancaba lágrimas á nuestros ojos, M a -
ría traía consigo el contento y lá alegría;
porque si aquélla fué autora del pecado,
María lo era del m é r i t o : si E v a nos dañó
de muerte, María nos socorrió cort la vida:
si aquella primera Madre del género huma-
no hizo al mundo c u l p a b l e ; María , siendo
Madre del R e d e n t o r , dio á los hombres la
salud ( i ) . P o n d e r a , alma m i a , estas v e r -
d a d e s , y conocerás cuan fiel fué esta Pasto-
ra desde que el H i j o , nombrándose á sí m i s -
mo buen Pastor, la escogió entre todas las
hijas de Adán por compañera y coadjuto-
ra suya.
AFECTOS. ¡ O h Santísima, inmacula-
d a , y caritativa Pastora dé mí alma! ¿ á quién
mejor que á tí pertenece él nombre y título
de Pastora? Si el buen Pastor se llama tal,
porque dá su alma por sus ovejas, tú nos
distes para nuestro remedio cosa infinita-
mente mas preciosa que tú a l m a , cual fué,
y e s , este Pastor Divino. E l ejemplo de su
caridad por nosotros te infundió á tí tanto
(0 Job. c. 4. v. ro. 1 1 .
54 DÍA PRIMERO.
das sus pasiones, viniendo á ser para V o s ob-
jeto de ira, y de venganza. Compadeceos, Se-
ñor , de m í , descendiente como soy de un Pa-
dre así criminal, y completad en mí los,de-
signios que formastes al elegir V o s otra E v a
inocente, p u r a , y santa, con cuya c o m p a -
ñía remediases el estrago lastimoso que el
Dragón infernal hizo en este gran rebaño
del linage humano. ¡ O h Pastora amable! a l -
canzadnos aquella gracia , que V o s sabéis
nos es tan necesaria, para vencer la ley del
p e c a d o , que contradice al E s p í r i t u , y que
cautivándonos para obedecer á la sensuali-
d a d , nos arrastra acia el pecado y la per-
dición. Sujetad al Dragón infernal con el
poder que se os d i o , para cooperar con
vuestro Divino Hijo á nuestra redención, á
fin de que renovada en nosotros la natura-
leza corrompida, seamos dignos de acom^-
pañaros en los tabernáculos celestiales del
Pastor supremo Jesucristo. Amen.
Se reza un Padre nuestro,. cinco Ave
Maríasy un Gloria Patri.
DÍA SEGUNDO.
DÍA CUARTO.
DÍA QUINTO.
Erat autém éleganti aspecfu nimis, cui
, vir suus reliquerat familiam copiosam,
ac possessioms armentis boum, et gre-
gibus ovtum plenas, JUD. c. 8. v. 7.
(1) Sap. c. 8. v. 1.
86 DÍA QUINTO.
nos descubriesen admirablemente sus perfec-
ciones infinitas, puso el Señor un singular
estudió (á nuestro modo de entender) para
delinear, y ejecutar cuanto dice relación con
nuestra Divina Pastora, y Madre suya, pa-
ra que así entendiésemos que esta Señora era
la primogénita .ante toda otra criatura, y
producida de la boca del Dios Altísimo (i).
Por este motivo, y para que nuestra débil
penetración no se oprimiese con el resplan-
dor del honor sublime á que decretó elevarla
en el tiempo determinado por sus decretos
justos, y sabios, no solo haciéndola Madre
suya propia, sino señalándola también por
Pastora nuestra, y de toda la Iglesia, nos
la dejó mucho antes significada con varias
figuras, y espresada en las personas y ac¿
ciones de varias heroínas de la antigua ley,
las cuales, desde la ocupación de,Pastoras
fueron sublimadas á un grado escelso de
honor. Entre éstas, la valerosa, y esforzada
Judit, fué la que singularmente representó
á.María Santísima. De esta heroína ¡dice -la
Sagrada Escritura, que su .esposo, la habia
dejado muchas vacadas, y rebaños de ovejas,
en cuyo gobierno entendía retirada y obs-
(1) E x j u d i t , c. 13. et i g .
9o DÍA QUINTO.
presenta delante de nuestro enemigo, y el
Dragón se estremece á su vista: todos sus in-
fernales ministros dan ahullidos en los cam-
pamentos del abismo, al notar el poder irre-
sistible de este brazo que los oprime. ¡ Tanto
es el honor que el Omnipotente, y sus cria-
turas , dispensan á esta Divina Pastora (i)!!!
Considera además, que aun desde el prin-
cipio del mundo quiso Dios que el nombre,
y oficio de Pastor, fuese un símbolo de ho-
nor especial cual convenia, para que sin de-
gradación alguna pudiese aplicarse en la ple-
nitud de los tiempos al Verbo Divino encar-
nado, y á su Santísima Madre. Así fué: no so-
lo fueron ennoblecidas con el oficio, y ocupa-
ción de Pastoras, varias de aquellas Muge-
res que mas espresamente significaron en el
antiguo testamento á esta Divina Pastora;
sino que los antiguos Padres, y Patriarcas,
que representaban la persona y oficios del
Redentor Jesucristo, ocuparon sus primeros
años en el oficio y destino de pastores. Tales
fueron el inocente Abel, figura la mas es-
presa de Jesucristo; Abrahan, Isaac, y Ja-
cob: Moysés, guardando y apacentando sus
ovejas, aprendió á gobernar el pueblo de
DÍA SESTO.
. Cant. i..v.«{..
DÍA SÉPTIMO. IO7
lucen en su semblante, de forma que mos-
trándose éste Angelical, se difunde en todo
el cuerpo una hermosura toda celestial y
divina. Desde la planta del pie, dice San
Dionisio, hasta lo sumo de su cabeza, nada
hubo en esta Virgen indecente, indecoroso,
ó reprensible, ni en su cuerpo, ni en su al-
ma ( l ) ; antes bien, toda ella fué formada
por el cincel Divino con sabiduría infinitaj
dejando á su cuerpo exento de toda super-
fluidad, libre de toda imperfección, y col^-
-mado de toda hermosura. La caridad infor-
mó su corazón: la prudencia tomó asiento
en su cabeza: el pudor cubre su frente: la
afabilidad se destila por sus labios: la ho-
nestidad resplandece en sus mejillas: la pu-
reza se descubre en sus inocentes manos: y 1
(i) PS.44.V.3.
DÍA SÉPTIMO. 109
Adán ( 1 ) . Tus mejillas son encarnadas como
la grana, y graciosas como de tórtola: tu
cuello como si estuviera adornado de colla-
res de perlas ( 2 ) : como de paloma son vivos
y brillantes tus ojos: tus cabellos dorados, y
finos como el pelo de las cabras, que vienen
del monte de Galaad (3): tus dientes blan-
cos y unidos como hatos de ovejas acabadas
de lavar: tus labios como escarlata: tu ha-
blar dulce y sonoro: tu cuello recto, y ay-
roso, como la torre de David ceñida de ba-
luartes: toda eres hermosa, y en tí no hay
defecto alguno (4). ¡Ah! manifiéstame hala-
güeño ese tu hermoso rostro: suene en mis
oídos tu dulce voz, porque es tanta la virtud
de tu presencia, que infundes en los que te
miran la gracia de pureza, y de virginidad:
es tanta la dulzura de tu voz, que das con
ella vida á los muertos, y salud á los peca-
dores. Sí, Pastora Santísima, á mi alma le
es bastante para su bien el que resuene en
ella tu voz.
Considera lo segundo, que siendo tanta,
y tan admirable la hermosura de esta nuestra
Madre Pastora, yá no es estraño que mirán-
dola el casto Esposo sentada á la sombra que
S C a n t . c . a. v. a.
Ib. c. 4 . 7 . 1 . 3 . 3 . 4 .
(a)
(4)
Ib. cap. i . v . 9 .
Ib. 7.
110 DÍA SÉPTIMO.
tanto habia deseado de aquel árbol,cuyo fru-
to era dulce á su paladar ( i ) , quedase cauti-
vado de su garbo, y herido como con una fle-
cha de su casto y divino amor: y que á una
sola mirada de esta Virgen Pastora , quedase
preso con las trenzas que cuelgan de su cue-
llo ( 2 ) , y por esto entrase la Santísima Tri-
nidad, como en una especie de consejo, para
elevar hasta su. mismo gabinete ó habitación
á esta singular criatura, como escribiéndola
en el número de esta individua familia. La
Santísima Trinidad, dice S. Bernardo, san-
tificó á María, la preparó, y adornó para
casa: suya (3). La Sabiduría eterna edificó
para sí misma.esta casa ( 4 ) , porque en cual-
quier casa, dice S. Ambrosio, es notable la
falta de la muger (5:). Admírate pues, ¡oh
alma mia! de la elevación de esta purísima
criatura, que sublimada hasta ser de la fa--
milia de la Santísima Trinidad, es como ejem*
piar del gobierno de esta celestial casa. En
ella resplandecen las tres Divinas Personas;
y en su pureza, como en un espejo cristali-
no, pueden verse el Padre, el Hijo, y el Es-
píritu Santo (6). Es tanta su grandeza, que
Í
i) Rev. S. B r i g . c. 44.
i) S. Aug. deslsump. t o m . i o .
112 DÍA SÉPTIMO.
dre, recibamos alegres sus mandatos, y los
ejecutemos prontamente, y así se verifica,
que María es nuestra diligente Pastora qué
nos apacienta cort cariño, y nosotros sus fie-
les ovejas que la seguimos obedientes.
AFECTOS. ; Bendita seas para siempre,
¡oh Santísima Trinidad! Dios Padre, que es-
forzando tu omnipotencia, acumulastes tan-
tos dones celestiales en esta hermosísima Pas-
tora. Dios Hijo, que formastes en ella para
tí mismo la Madre mas pura, mas santa, y
mas graciosa que pudo haber en lo humano.
Dios Espíritu Santo, que á su hermosura
corporal la distes un realce todo divino, in-
fundiendo en su bendita alma las gracias su-
ficientes para que fuese tu digno asiento, y
tabernáculo. Alabado seáis, bendito, y mil
veces glorificado ¡ Dios mió! porque de mi
propia naturaleza, siendo apestada, vil, y
corruptible, formastes para Vos una Madre
digna de vuestra Soberana Magestad; y para
mí una Pastora, á quien por tanta hermosu-
ra de alma, y cuerpo, me es de suma honra
y gloria el servir. Ella robó vuestro corazón,
y por esto la devastes hasta introducirla bajo
del solio mismo de vuestra gloria. ¡Ah,qué
podré yo temer, si mi Madre Pastora es la
que dispensa las riquezas del Omnipotente!
BIA SÉPTIMO. H3
j Bendita seas, Pastora Divina! bendita y
alabada sobre los Patriarcas, á quienes aven-
tajas en la fé: sobre los Profetas, á quienes
escedes en sabiduría: sobre los Apóstoles, á
quienes superas en zelo: sobre los Mártires,
Confesores, y Vírgenes, porque todos juntos
no pueden igualarte en paciencia, en humil-
dad , ni en pureza: bendita sobre todas las
criaturas, á quienes aventajas en hermosura
.de alma, y cuerpo, por cuya razón mereces
.que todas te sirvan, y te obsequien. Salid,
pues, todas las ovejas y corderitos que for-
máis el rebaño de esta singular Pastora, y ved
Ja corona de honor, y de hermosura, con que
el Rey eterno de Ja gloria adornó á su pro-
pia Madre en el dia en que quedó colmado
de júbilo su corazón, cuando se vio coloca-
da etf el gabinete del Dios Altísimo ( 1 ) .
. ORACIÓN. , Dios escelso, grande, y om-
nipotente en todas tus obras, que para ador-
nar y hermosear á esta Señora, que desti-
nabas para Madre del Verbo, y Pastora de
nuestras almas, quisistes reunir todas las gra-
cias y hermosura distribuidas en todas tus
criaturas, presentando así al mundo este mi-
lagro de toda gracia y virtud, propio de tu
(1) C a n t . c . 3. v. 1 1 .
8
114 Í>IA SÉPTIMO.
mano Omnipotente, infundid en mi corazón
un casto y santo amor á esta hermosa Pasto-
ra, el cual cautive todos mis afectos, y los
purifique de todo amor profano, para que yá
mi voluntad no se aficione á las hermosuras
caducas y perecederas de la tierra, que tan-
tas veces me han arrastrado por el cieno de
mis torpes deseos; antes bien, las repute des-
de hoy por tierra, y polvo, como en efecto
lo son: y pues tan singular hermosura cau-
tivó tu corazón con tanta fuerza, que ele-
vastes á esta Pastora á que formase una mis-
ma familia con tu adorable Trinidad, haced
que la hermosura de mi alma me haga digno
de habitar con los espíritus puros, y reful-
gentes, en la celestial patria donde no entrará
nada manchado, y en donde vives y rey ñas
por los siglos de los siglos; Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patfi.
DIA*OCTAVO.
(i) Prov.c.8.v. i S . a o . a i .
п 8 DÍA OCTAVO.
man, qué sus palabras ti enen cierta aíi tori :
dad, aun con el mi smo Jesucri sto á qui en
habla como Madre.
AFECTOS. Esta amante Pastora me ha
recibido en su rebaño, ¡dónde hay una fe
licidad semejante á la mi a! ¡Ah! cuan gran
de es el torrente de dulzura que yo advi erto
en mi alma, al ver la conducta que conmi
go observa esta Santísi ma Pastora! ¡Oh, la
mas amable, la mas tierna, y compasi va de
las Pastoras! ¿qué sería de mí si con admi
rable cari dad no te hubi eras encargado de
mi custodi a? Yo, cual oveja i nfi el, abusé
de tu ternura, y tu paci enci a, cuasi desde
el momento mi smo en que usé de mi li ber
tad. Oveja fugi ti va, perdí bi en pronto de
mi vi sta el redi l en que me custodi abas:
marché de preci pi ci o en preci pi ci o, hasta
familiarizarme con los Lobos sangrientos: me
vi oveja flaca, débi l, y enferma, y solo me
restaba un momento de vida cuando tú, Pas^
tora mi a, levantastes tu cayado, devastes
tu voz, y mezclando la dulzura con el rigor,
me hi ci stes volver al gremi o de tu grey.
¡Ah! No vuelva yo á serte infiel, ¡oh ama
da Pastora de mi alma!
Vos, cual poderosa Pastora armada сон
tu cayado, eres la defensora i nvenci ble;de
DÍA OCTAVO. 119
tu rebaño, pues al tiempo mismo que con
él conduces á tus ovejas á los pastos pin-
gües y saludables, las defiendes de los aco-
metimientos de las bestias feroces ( 1 ) : él
me representa una potestad temible para mí;
pero juntamente es un objeto bien consolan-
te de mi alma, porque ese báculo es la va-
ra de que os servís para humillarme, para
castigarme, y apartarme de mis extravíos.
Yo me sujeto á su autoridad con tanto mas
gozo, cuanto son grandes los bienes queme
proporciona, obligándome á que vuelva á
buscar tu protección. Yo beso rendidamen-
te este báculo, porque es el aijon que emplea
tu amor para acelerar mis pasos acia mi
eterna felicidad, y para obligarme á ser fiel
y obediente á tu voz; por esto, aunque al-
guna vez me aflijas, y castigues con él, yo
esclamaré resignado y obediente, diciendo:
Tu vara y tu báculo con que me has corre-
gido, y custodiado, han sido todo mi con-
suelo ( 2 ) .
Considera lo segundo, que debiendo por
ley de naturaleza participar la Madre de las
prerogativas de los hijos, debió esta Ma-
dre Pastora participar de la potestad que el
S lu.e,.de Fid.ortoi.
Matth.c.48.
(?) Serisi.inEvag.B.F.
DÍA OCTAVO. i 21
mensa su potestad, y escede sobre manera
á toda escelencia y potestad criada. N u n -
ca pudo venir al pensamiento del hombre el
que se nos daría por Pastora á la misma que
engendró, y de su propia sustancia dio cuer-
p o , vida^ c a r n e , y sangre, á aquel omni-
potente Hijo que se llamó á sí mismo Pastor
bueno: admírate de tan incomprensible d i g -
n i d a d , que por sí misma contiene todas las
prerogativas del c i e l o , y toda la potestad
sobre las cosas criadas. N i el traje humilde
de Pastora obscurece, ó menoscaba en lo mas
mínimo, esta potestad; antes b i e n , adquie-i
re con él una cierta dignidad de inestima-
ble precio. Todos sus adornos, aunque sen-
c i l l o s , son como sobrepuestos de oro e n -
gastados en p l a t a , con que la adornó el R e y ,
ó Supremo Pastor, estando en su c a b a n a , ó
recostado en su asiento ( i ) , desde donde l a
dice en mejor sentido que Judit á H o l o f e r -
nes: Tendrás por tuyo á todo este Pueblo,
y lo gobernarás como ovejas á quienes ha
faltado su Pastor; y será tan respetable tu
potestad, que no habrá quien se vuelva con-
tra tí para disputarte el dominio que a d -
quirirás sobré é l : las cuales cosas te son d i -
(i) Cant. i . v. I Q .
122 bia octavo.
c h a s , por la particular providencia que y o
tengo sobre mi grey. /
(0 . P s
-44-
DÍA NONO. 129
á ser sus fieles ovejas; pues entonces, esta
Divina Pastora rompió las cadenas que nos
esclavizaban, disipó las tinieblas, que obscu-
recían nuestras almas, y con imperio de S o -
berana decretó la libertad de verdaderos h i -
jos herederos de su reyno. Desde entonces
hacemos una Nación santa, el pueblo de a d -
quisición, y aun el dote y patrimonio que la
dio su Esposo, su R e y , y su Dios. ¡ A h , el
espíritu se anega, y se confunde en este mar
inmenso de grandeza, de felicidad, y de r i -
quezas ! Ovejas de M a r í a , elevad vuestras vo-
ces: anunciad al mundo t o d o , que vuestra
Pastora Mafia es la Emperatriz de cielos y
tierra, pronta á derramar sus tesoros en socor-
ro de cuantos reconocen su pastoral imperio.
Considera lo segundo, que los límites del
imperio de nuestra Soberana Pastora soh los
mismos que forman el reyno de Jesucristo,
los cuales como en un mapa abreviado los
describe el Abad R u p e r t o , diciendo: Si M a -
ría es Madre del R e y , á quien el Padre E t e r -
no constituyó sobre las obras de sus manos,
posee todo el reyno de Jesucristo, y así en el
cielo es reconocida por R e y n a , y en la tierra
es Emperatriz de todos los reynos ( 1 ) ; y
9
I 3o DÍA NONO.
aun el infierno reconoce su dominio ( i ) . Si,
alma mia, los espíritus infernales obedecen
á esta Pastora desde que su pie victorioso
humilló y pisó la cerviz del príncipe de aque-
llas lóbregas cavernas, teniéndolos cautivos
con su v i r t u d , y su p o d e r , para que no pue-
dan dañar á su místico rebaño. E s E m p e r a -
triz sobre todos los Reyes de la tierra, porque
por ella reynan los R e y e s , los legisladores
decretan leyes justas, y los príncipes man-
dan ( 2 ) . L a Iglesia la venera como Sobera-
n a , y como á tal le atribuye el destruir por
sí sola todas las heregías en todo el mundo.
Presidiendo esta V i r g e n de las Vírgenes á
todos aquellos que no se mancharon con de-
leites carnales, y residiendo en el trono.de
Dios apoyada en su a m a d o , es reconocida
como Emperatriz por aquel número escogido
de a l m a s , que estando ante el trono de Dios,
cantan de dia y de noche un nuevo cántico
que solo ellas saben entonar. L o s Angeles no
se desdeñan de someterse á su imperio, antes
bien tienen por gran dicha el servir á tan
clemente, y poderosa Señora, á quien, la Igle-
s i a llama Reyna de todos e l l o s ; y por ú l t i -
m o , en la tierra, y en los mares, ejerce la
DÍA ONCE.
±>IA DOCE ?
~ ( 1 ) ChrisÍHom.in P s . 1 3 3 . (2) S . P e t . C r i s o -
l0g;S.4o. /(.3) 'j@«n;c.3i.v 38. . (4) Silv.c.i.v.o.
;
DÍA DOCE7 I f J"
tidos, y g a l a s , que de las riquezas del cie-
lo le son fabricadas para ostentación de su
grandeza, y se viste, no de pedrerías y j o -
yas que pudiesen deslumhrar los ojos d é b i -
les de sus ovejas, como lo hizo la Pastora
Judit con Holofernes ( i ) , sino de un traje
tan sencillo, que no pudiésemos temer el acer-
carnos á e l l a ; pues así como el adorno de
Reyna es un signo de magestad, así el t r a -
je de Pastora lo es de: a m o r , y - t a n t o , que
con él es su amor á nuestros ojos s u a v e ; h e r -
moso, yiatractivo. Pondera, alma mia,.que
es propio de los pastores vestirse de~ pieles
para conformarse mejor x o n lo esterior de
sus ovejas; y ser de éste modo mas bien-ama-
d o s , que temidos d& éllasr ;por esto*'el D i o s
que en el antiguo testamentóse llama Dios de
los ejércitos, imponía tanto.respeto al• pue-
blo de Israel, que decían-todos á úná v o z á
M o y s é s : Haced de modo que no sea Dios
el que nos hable, pues de: otro modo acaso
todos moriremos ( 2 ) ; por lo que dice Isaías^
que la justicia es e l ceñidor de su cintu-
ra ( 3 ) ^ pero después que apareció en el mun-
do con la forma de s i e r v o , se gloriaba en
(i) Ezeq. c . 3 4 . v. 3. 8.
DÍA DOCE. I 59
pastos abundantes que allí se encuentran ( i ) .
Siendo Rey na de los cielos, y la tierra, n a
necesita de nuestros bienes; y si tuviese ham-
bre , nada nos p e d i r í a , por que. el Omnipo¿-
tente la dio en posesión cuanto el mundo
contiene ( 2 ) . E s Pastora, para que á su abri-
g o , y protección puedan sus ovejas descan-
sar» sosegadamente en medio de los bosques^
seguras de las bestias malignas ( 3 ) . É s tal
su amor, que aun á la ovejita mas pequeña
la hace valer tanto como la sangre de sü Hi-r
j o , puesto que por librarla del-Lobo infernal,
lo entregó para que muriese en la cruz ( 4 ) :
A d v i e r t e , alma mía, que es tan solícito su
amor para que ninguna perezca, que si en el
mundo solo hubiese una sola oveja de quien'
cuidar, hubiera entregado con igual gene-
rosidad á su amado Hijo por s a l v a r l a , y aun
ella misma volvería á pasar gustosa por to-
dos los sufrimientos y amarguras que costó
á su tierno corazón la redención del género
humano: podemos, pues, decir con S. A g u s -
t í n , que nos amó mas que á sí misma, pues
quiso que su H i j o , á quien amaba mas qué
á su propia v i d a , muriese por nosotros ( y ) .
; DIÀ TRECE.
(i) Demost.
DÍA TRECE. 165
que sobrepujan á las que (hasta tener por Pas-
tora á M a r í a ) había dispensado Dios á los
hombres ( i ) . Pondera, alma mia, que esta
Pastora debe de ser amada por su liberali-
dad , mas que temida por su dignidad R e a l ;
porque semejante á D i o s , mas que ninguna
otra c r i a t u r a , distribuye generosamente á
toda su grey todo género de felicidad. L a
promesa hecha por Dios al legislador de los
Hebreos cuando le dijo: Y o te mostraré todo
bien ( 2 ) , parece tuvo su complemento cuan-
do nos confió á la custodia de esta Divina
Pastora, pues por su medio se nos comunican
tan copiosas y abundantes gracias, que p o -
demos justamente d e c i r : que con ella nos ha
venido todo b i e n , y que por su mano hemos
recibido innumerables riquezas de honesti-
dad (3). Estando ciertos del poder de sus
ruegos para con D i o s , "lo estamos también de
que nada se le niega de cuanto pide en b e -
neficio de su rebaño: siendo cierta su libera-
l i d a d , lo es también que sus ovejas pueden
prometerse todo lo que el Omnipotente les
puede conceder: siendo cierta su ternura pas-
t o r a l , lo es también que sus ovejas pueden
- (i.) S.Pet.Cris.S.40.
DÍA TRECE. 169
tísimo, si necesario e s , para que mejor alcan-
cen con su mediación los favores de aquel
D i o s , que todo lo concede cuando su Madre
es la qué pide. A este intento, dice de sí mis-
ma esta Señora: Y o ando en los caminos de
l a justicia para enriquecer á los que me a -
man ( 1 ) . Por manera q u e , al parecer, solo
por nuestro provecho y utilidad, ha deposi-
tado el Omnipotente en nuestra Pastora todas
sus riquezas, á fin de que en su rebaño hallen
entero y universal socorro Jos miserables h i -
jos de A d á n ( 2 ) . Todos los bienes que c o n -
seguimos, quiso el Señor que se nos c o n c e -
diesen por María en clase de Pastora : ella
busca la oveja perdida, y en sus propios bra-
zos trae á su rebaño á la que se estravió: ella
cura y fortifica á la enferma y achacosa, y
guarda cuidadosamente á la fuerte y robus-
ta : por su medio visita el Supremo Pastor á
sus ovejas, las reúne, y las conduce a t i e r r a
p r o p i a , para que pasten y se alimenten de
las yerbas verdes y frondosas de su gracia.
A s í se r e a l i z ó , por medio de nuestra Pasto-
ra M a r í a , lo que el Señor prometió á su re-
baño por boca de Jeremías. Y o reuniré, dice,
á mis ovejas, trayéndolas de las tierras d o n -
DÍA CATORCE.
(1) Mich.c. g. v. g . 6 .
DÍA CATORCE. 177
me habéis llamado para perdonarme, y p o -
nerme en seguridad de mis enemigos. ¿ C ó -
mo podré yo en adelante ser insensible á
tanto amor? ¿Cómo podré agradecerlo d e -
bidamente?
Con este fin me entrego enteramente á
V o s , mi dulce Pastora, sin reserva alguna:
os seré siempre fiel, socorrido, como espero,
de la gracia de mi D i o s : me sujetaré g u s -
toso á vuestro gobierno pastoral, aunque sea
necesario para esto apurar el cáliz de amar-
gura que pueda ofrecerme el vencimiento
de mis pasiones, y los combates de mis ene-
migos. Por no separarme de vuestro rebaño
sufriré todos los males de la v i d a , y aun
los desafio como incapaces de privarme de
este bien. Sabiendo y á la solicitud con que
veíais por mi f e l i c i d a d , recobro fuerza é in-
trepidez contra los que intenten estorbármela.
L a invocación sola del nombre • de Pastora,,
pondrá en vergonzosa fuga al L o b o sangrien-
t o ; y si vuelve á acometerme, y o encontra-
ré en vuestra bondad pastoral los socorros
necesarios para mi seguridad. Sois mi espe-
ranza , mi amparo, y mi consuelo. ¡ A h , dón-
de hallare yo un apoyo mas fuerte de mi-
esperanza!!!
• Considera lo segundo, que sabiendo es-
Í2
178 DÍA TRECE.
ta Señora que el oficio de Pastor impone la
obligación de evitar el o c i o , y trabajar i n -
fatigablemente por el bien de su rebaño ( 1 ) ,
y que entonces se aumentan las ovejas, y
están seguras de los lobos, cuando son asis-
tidas por su propio Pastor ( 2 ) , procuró c o -
mo buena Pastora llenar cumplidamente dos
cualidades que clasifican al verdadero y s o -
lícito Pastor: la solicitud para no perder de
vista á sus ovejas, aun en las tinieblas de
la noche: y la fidelidad en custodiarlas y
defenderlas de toda desgracia ( 3 ) . Estas dos
atribuciones pastorales, las cumple nuestra
Pastora corrigiendo los estravíos de sus o v e -
j a s , para que su propia miseria y frágil con-
dición, no las conduzca á su eterna ruina:
preservando á su grey de las sugestiones dia--
b é l i c a s , para que no sean seducidas por la
astucia de su enemigo: y dirigiendo al S u -
premo Pastor, por e l l a s , sus oraciones y sú-
plicas, para alcanzarles la gracia que les es
tan necesaria, para no rendirse á su debilidad
pusilánime ( 4 ) . Este es el lleno de solicitud
con que María apacienta su r e b a ñ o , por c u -
y a razón puede francamente decir á su D i -
(i) E^ist. i .
DÍA QUINCE. 189
tor es gozo para el Lobo ( 1 ) , y que la au-
sencia del pastor dá ocasión á estas fieras
para que acometan á la grey ( 2 ) : y por lo tan-
to, vela, y está siempre al lado de sus ovejas,
las cuales con su presencia se fortifican para
pelear. Y cuando yá sus fuerzas se fatigan,
corren á esta torre y fortaleza de David,
puesta, por Dios en medio del rebaño de su
Iglesia, como lugar de asilo, para que sus
hijos puedan acojerse, huyendo de la perse-
cución de tantos enemigos; y armados dé nue-
vo con los mil escudos que en ella están de-
positados, vuelvan desde allí sus armas con-
tra ellos, y entonces es segura la victoria,
pues esta Señora funda su gloria en que los
que se refugian á ella, se hagan temibles á
las potestades del abismo.
A F E C T O S . Es preciso confesar, alma
mia, que no has entendido hasta ahora las
ventajas de la vida espiritual, y que solo te
has hecho sensible á las impresiones de los
sentidos, como si no fueras de orden mas no-
ble que tu cuerpo. Te figurabas que todo es-
taba para tí perdido, cuando Dios quiso ha-
cer una ligera prueba de tu fidelidad, espo-
niéndote á la tentación: desengáñate de éste
en consuelo y dulzura.
14
aio DÍA DIEZ Y SIETE.
que les reserva en el reyno de su Hijo. Con
este fin , mandará á los santos Angeles, y
entre ellos al príncipe Miguel, que estén á
su lado para auxiliarlas en la pelea con el
Dragón, hasta que exhalando su último alien-
to, reciban en sus manos sus dichosas almas,
para trasladarlas á los pastos eternos de la
gloria.
A F E C T O S . Yo me considero como una
oveja adquirida por María Santísima, con sus
propias penas, padecidas en compañía de su
Hijo al pie de la cruz; y así puedo, y debo
llamarme hijo de su dolor, y estar seguro
del interés que tiene de mi salvación eterna.
Soy como el despojo de aquella victoria que
esta Señora consiguió del Dragón infernal, y
por lo tanto encuentro en su maternal amor
toda mi defensa, y toda mí seguridad, contra
los enemigos que intentan mi perdición. Sí,
Pastora mía, cuando estos mis enemigos se
junten con los horrores de la muerte, para
atribularme, yo te imploraré como á una
poderosa Protectora, á una Madre aman-
tísima, y á una auxiliadora caritativa. En
tí hallaré cuanto sea capaz de fortalecer-
me contra el espanto y el horror que me
inspirará la disolución de mi s e r , y la
presencia del Demonio, que ha de presen-
DÍA DIEZ Y SIETE. 211
tarme entonces la batalla mas cruel y re-
ñida.
N o , no perderá mi alma de vista el lu-
gar de alegría, y de reposo, que se le pre-
para por descanso y premio de su victoria:
Verá con quietud que se rompen los lazos que
la aprisionan en el cuerpo, porque así es ne-
cesario para unirse con su Dios. ¡ A h , qué
dulzura taíi copiosa se derramará en mi espí-
ritu , con una protección tan decidida de esta
solícita Pastora! Mi enemigo, empeñado en
perderme, verá que asiste á mi lado esta Se-
ñora, cómo mi consejera, mi apoyo, y mi for-
taleza. Él temblará al rededor de mí, deses-
perado por ver que no puede desvanecer mi
esperanza. Verá con asombro suyo, que bus-
c o , y encuentro en mi Madre Pastora, toda
mi consolación en mis tribulaciones y angus-
tias, mi fortaleza en las tentaciones, la pa-
ciencia en los males que me angustian, mi
resignación en la voluntad divina, mi indi-
ferencia por la vida ó por la muerte , y mi
seguridad, cuanto mas se acerca mi última
hora. Verán, en fin, que estoy entregado á
la vigilancia de mi Pastora, y que esta Se-
ñora se ocupa toda en procurar mi salvación;
pues sé, que siendo estaReyrta buena, y le-
gítima Pastora, ha de compadecerse de co-
2 I\ DÍA DIEZ Y SIETE.
razón de las necesidades de sus ovejas ( r ) .
ORACIÓN. ¡ O h , Pastora compasiva!
E l amor que os inspira este dulce empleo,
os inclina á favorecer á vuestras ovejas, con
tanto mayor esmero, cuanto es mayor la ne-
cesidad que tienen de vuestro socorro; y así
no es posible el que las abandonéis en el ter-
rible lance de la muerte, en que tienen mas
que temer. Yo os suplico, por lo mismo, que
cuando á mí me veáis angustiado con los do-
lores de la muerte, y atribulado con las ten-
taciones del Demonio (que entonces redobla-
rá sus esfuerzos contra mí), os acordéis que
soy oveja vuestra, y seáis mi defensora con-
tra las asechanzas del Lobo infernal. Espero
en vuestro amor pastoral, que no me habéis
de desamparar en tanta necesidad, y para
que yo principie á merecer esta gracia, a l -
canzadme los socorros de ella, para ser ver-
dadera y legítima oveja vuestra por la ob-
servancia de la ley santa de mi Dios, para
que logrando así una muerte santa, entre
después de ella en el seno de la gloria. Amen.
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Marías, y un Gloria Patri.
(i) Isai/c.^ivv.p.
DÍA DIEZ Y OCHO. 221
que el Dios justo viene sobre t í , como las
olas de un mar enfureeido ( i ) , para juzgar-
te, no temas, que yo te alargaré mi mano
para que no seas confundido.
Fortalecido mi corazón con esta dulce
confianza en la solicitud pastoral de María,
yá no temeré; antes bien seguro de mi am-
paro, elevaré mi voz, y la diré: ¡Oh M a -
dre mia! pónme junto á tí cuando haya de
ser juzgado, y defiéndeme de cualquiera
mano , ó poder, que entonces pelee contra
mí ( 2 ) . Escóndeme bajo la sombra de las
alas de tu protección, cuando me halle á la
vista de los enemigos sin piedad, que enton-
ces afligirán á mi alma ( 3 ) , incitándola con
la tentación, ó acusándola en el juicio. Sí,
con el patrocinio de esta Pastora serán' ahu-
yentados mis enemigos, porque sentada al
lado del Juez en el trono desde donde ad-
ministra la justicia, con una sola mirada di-
sipará toda la maldad de mis contrarios ( 4 ) :
inutilizará sus maquinaciones, para que sus
manos no puedan completar lo que intenta-
ron (5-). ¡Ah! el Dios de los cielos, el Juez
omnipotente, no podrá menos de mirar con
*
128 DIA DIEZ Y NUEVE.
oidas que sean por las ovejas de María, y
por los cabritos reprobados. Aquéllas al oír
una decisión del Juez omnipotente tan placen-
tera, y alegre para ellas, se postrarán delan-
te de su trono, dándole gracias por la glo-
ria infinita con que decreta remunerar su fi-
delidad: le adorarán con profundísima re-
verencia, confesando, que por solo el mé-
rito infinito de su redención, y el amor pas-
toral de María, su digna Madre, se ven con-
vidados á entrar en el gozo eterno de la
Bienaventuranza.Y los reprobos cabritos, des-
pedazando sus entrarlas con furia y rabia, y
desesperados con furor, clamarán á los mon-
tes para que caigan sobre ellos ( i ) , y los
aniquilen, para no ver su eterna confusión;
y viendo que esto no puede suceder, vo-
mitarán maldiciones horribles contra las cria-
turas de quienes abusaron para ofender á
su Criador, y aun blasfemarán de este Dios
omnipotente, que tan terriblemente los cas-
tiga. Pondera, que promulgada que sea es-
ta sentencia, se principiará á mover aquel
ejército numeroso de Santos y Justos, yendo
á su cabeza nuestra Pastora con su Divino
Hijo, rodeada de éstas sus amadas ovejas,
DÍA VEINTE.
(i) Exod.c.sg.v.40.
DÍA VEINTE Y TRES. 269
Considera Jo segundo, que para Uenar
esta Divina Pastora en un todo su oficio pas-
toral, no solo vá delante de sus ovejas mos-
trándolas con sus virtudes el recto camino
que conduce al cielo, sino que las fortale-
ce y anima con su ejemplo, para soportar
con resignación todas las tribulaciones, fa-
tigas, y sudores, de que están sembradas las
sendas escabrosas de la virtud por donde
deben andar en este mundo, para ser legí-
timas ovejas de tan pacientísima Pastora:
siendo cierto, que mas fruto hacen á las ove-
jas los ejemplos, con que el Pastor las apa-
cienta, que no sus palabras ( 1 ) . Consistien-
do toda nuestra perfección en conformar nues-
tras operaciones con la vida, y costumbres
de esta Santísima Pastora, como que era la
copia mas exacta en que estaban delineadas
todas las perfecciones del ejemplar de los
predestinados, Jesucristo,es indudable que
tanto mas seremos dignos de ser apacenta-
dos, y gobernados por esta diligente Pasto-
r a , cuanto con mayor exactitud copiemos
en nuestras almas su conformidad con las
disposiciones y decretos del Altísimo : su
pronta voluntad para entrar gustosos por
(1) Match, c. 6. v. 1 3 .
DÍA VEINTE Y CINCO. 291
y lo dijo de un modo tan terminante,. que
no deja duda alguna: Es imposible, dice, que
algún rico se salve ( 1 ) , porque las riquezas
ocupan de tal suerte el espíritu del hombre,,
que lo hacen sordo alas voces de la gracia,
hasta perder el cuidado de su .salud eterna:
y porque este deseo crece con las mismas
riquezas, y. cuanto éstas se aumentan, toma,
aquél mayor incremento, hasta, embarazar-5
l o , y aun esclavizarlo en. sus. mismos afec-
tos desordenados. El amor de los placeres
es, por último, un grande obstáculo para
oir la voz de la Pastora, é inutiliza las gra-
cias que ella intenta dispensarte llamándo-
te acia s í : porque este amor, criminal des-,
arregla enteramente á el alma, y no la de-i
;
D Í A V E I N T E Y SEIS.
Í
O ' A p o c e . 14. v. 1 . 3 . 4 . (2) I d . c . 7 . v . 16.17.
3) A g e . c . a.v. 24.
313 DÍA VEINTE Y SIETE.
fidelidad, y como tal debemos llevarlo en
nuestro corazón, y en nuestro brazo, para
no olvidarnos de la gratitud á su amor, y
tener siempre presente que pertenecemos á
su rebaño. Por lo cual, debemos nosotros
testificar nuestra obediencia, y fidelidad á
esta Señora, diciéndola también: Te recono-
ceré por Señora mia, y te pondré en mi bra-
zo , como señal de mi fidelidad, porque te
elegí por curatriz, y Pastora de mi alma.
Llevando, pues, las ovejas de esta Señora
esculpido por sello estas dulcísimas palabras:
Ave María, atestiguan sufidelidadá su Se-
ñora, de cuya servidumbre, lejos de aver-
gonzarse, nada reputan por mas glorioso. Con
este signo se hallan las ovejas mas seguras en
el rebaño de María, que Daniel en el lago de
los Leones, sellado por el sello del Rey y de
sus grandes ( i ) ; y por lo tanto, participan
del privilegio de los hijos de Dios, á quienes
no puede dañar el maligno Lucifer ( 2 ) . Es
la porción escogida, y mas ilustre entre los
rebaños de Cristo (3), á quienes mirando el
Supremo Pastor con esta señal, conoce que
son suyos, y nadie puede quitárselos (4).
(i) R k . lib.p.
DÍA VEINTE v OCHO. 319
cibida y conservada en el corazón, tan cui-
dadosamente como la guardó esta Madre de
Dios, produce á su tiempo frutos en pacien-
cia, y en todo género de virtudes.
. AFECTOS. El redil, ¡ oh Divina Pas-
tora l en donde viven tus ovejas olvidadas,
é ignoradas del mundo, y desconocidas en
la tierra, les ofrece una suerte verdaderamen-
te feliz, porque en él se remedian todas sus
necesidades. Desde aquel abrigo santo en que
fijan su morada: en este Santuario de tu ma-
ternal misericordia, en donde se alimentan
con los pastos suavísimos de tus virtudes, co-
bran ánimo, y robustez, para subir al monté
santo del Señor. De allí sale el rio de aguas
puras y refrigerantes, con qué apagada la sed
ardorosa de las pasiones, curan de sus majes,
y sé; preservan de los asaltos de, la muerte,
i Agua abundante de dulzura, y de paz¿ que
llena de gustos santos á los que la beben!
¡Y. pastos saludables, que mantienen robus^
tas á cuantas almas viven bajo la protección
pastoral de María! ¡ Ah, dulcísima Pastora!
¿Con qué profusión distribuyes á mi alma es*
tos alimentos preciosos! Yo me deleito en su
abundancia, y:es tal la fortaleza que con ellos
adquiero, que yá rneatrevo ádesafiar ato-'
;
(1) Cant. g. v. 1.
326 DÍA VEINTE Y OCHO.
y de un solo bocado reciba la gracia, la sa-
lud, y la vida eterna. Amen. -
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave
Martas, y un Gloria Patri, !
(1) A p . 1. ad T i m . c. 3. v. 4,
J2 8 JDIA VEINTE Y NUEVE.
tísimo-Hijo, para que participasen dePfru-
to de su redención, que son todos los qué
se originan de Adán sin distinción de cla-
ses , reynos, ni naciones. Pondera , cuan
justa y propiamente llama suyas, nuestra
Santísima Pastora, á estas ovejas; pues ha-
biendo su Divino Hijo aceptado su misión
divina, y nacido de lo alto, para visitar y
hacer la redención de su pueblo: habiéndo-
lo rescatado de la esclavitud del Demonio,
con un, precio tan grande y estimable ( i ) ,
como era el sacrificio de su santísima hu J
DÍA TREINTA.
(i) C a n t i c . c. $. v. 5.
DÍA TREINTA. 3451
Q INDULGENCIAS. Q
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L o s E x m o s . Sres. Nuncio de x
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Su Santidad y Arzobispo de San- £í
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Í*Í t i a g o , y otros Ilmos.Prelados de £S
l a Iglesia en E s p a ñ a , conceden £S
>*< 2 8 0 dias de Indulgencia á todas ><
^ las personas que leyeren cada una x
d e las Consideraciones, Afectos, x
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£5 ú Oraciones que componen los e - £S
^ jercicios contenidos en este libro.
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INDICE
de las materias contenidas en
libro.
Páginas.
JL/iscursopreliminar de la Obra.-. .
Id. sobre el título de Pastora. *9
Principio, y progresos que tuvo, y tie-
ne el culto de María Santísima con
la advocación de Pastora........ 27