La Testarudez de La Mente

La Testarudez de la mente y su
Resistencia al cambio
Generalmente vemos la mente como una secuencia de datos e información,
cuidadosamente ordenada y adaptable a las necesidades de cada uno,
desafortunadamente no es así, a pesar de que en efecto es maravillosa y capaz de hacer
cosas asombrosas, y de lograr llevar a cabo actos formidables, inventos,
descubrimientos, etc. Hemos sido testigos de todo esto a lo largo de la historia y con
innumerables ejemplos.
Ahora, eso hablando a nivel de capacidad, pues llevarlo al plano de la realidad, es una
cosa muy diferente, en especial hablando en cuestiones emocionales, que nos han
marcado en nuestra vida y desarrollo, comienza a haber conflicto, pues todo lo que queda
grabado en la consciencia (y en el inconsciente).
A pesar de ser seres pensantes seguimos teniendo un instinto de supervivencia, que nos
lleva a buscar sobrevivir al costo que sea, siendo aún este egoísta y absurdo.
Sumergiéndonos en un irónico circulo vicioso de autodestrucción, donde buscamos
protegernos de las amenazas externas, pero terminamos adoptándolas, convirtiéndonos
en nuestros propios verdugos y destructores.
Lo peor de todo esto es como estar encerrados en una prisión, sombría, oscura, húmeda
y desagradable, donde lentamente estamos muriendo. Pero permaneciendo ahí, con las
llaves de la prisión en las manos, y ahí nos quedamos, esperando solamente que no
azote alguna ola que aumente la incomodidad. Conformándonos de la manera más
patética, con tal permanecer en nuestra comodidad.
Y esto nos pasa a la mayoría, nos resistimos a salir de esa comodidad, no queremos el
cambio, porque esto nos arranca de nuestra zona de confort, empujándonos a lo
desconocido, eso nos causa estrés.
Ya que estamos acostumbrado a estar bajo el mismo modelo estructurado que llevamos
a lo largo de los años, y que llegue algo que nos pida que cambio que no encaje con ese
modelo ya organizado, exige que toda la estructura se vea modificada, por lo tanto,
haremos todo por evitarlo, puesto que no solo implica la destrucción de lo ya levantado,
el esfuerzo de derrumbarlo, la frustración de verlo desaparecer, para después tener que
levantar de nuevo bajo un nuevo orden, que no habíamos tenido antes nos causara
mucho dolor y desgaste emocional y psicológico.
Además de que la nueva estructura es terreno que no ha sido experimentado, sin
experiencia, ni alguna referencia de confianza, empeora la idea de adoptarla, por la falta
de conocimiento de este, así como tener que familiarizarse con ella.
La ventaja en esto es que así como se produce el miedo, también se produce la
curiosidad, entonces se trata de que la segunda logre dominar a la primera, si es el caso
entonces la necesidad y el deseo de explorar y descubrir lo desconocido, vencerá el
freno y la parálisis que produce el miedo.
Logrando que derrocar los hábitos viciados, a los que hemos servido, desde
generaciones pasadas. Para lograr esta ruptura es posible de dos maneras, la lenta, por
medio del proceso, desapegándose de estas, y la rápida, en corto “a la viva México”.
Arrancando de una vez por todas los estigmas y creencias dañinas y contraproducentes
que nos han tatuado desde la infancia.
Una de las maneras más eficientes, en el caso terapéutico, es provocar el cambio,
haciendo que el paciente enfrente lo desconocido, y dejar de esperar que una condición
limite obligue a cambiar. Claro, que esto debe hacerse de una forma conveniente y
sensata. Esto me recuerda a las vacunas, donde la única manera de hacernos
resistentes al virus es exponernos a él, pero en una dosis mínima, o con el virus muerto,
una vez nuestro sistema inmunológico es expuesto al virus, puede atacarlo y reconocerlo
en un próximo contacto y poder reaccionar de forma efectiva.
Sin embargo algunos virus entran en nuestro sistema, y no son detectados hasta que es
muy tarde, y causan un daño en el organismo, y los mismos nutrientes que son para
nuestro bien, nutren el virus que nos daña, y lo mismo ocurre con las creencias, si no
estamos vacunado vamos a defender las creencias tanto benignas como malignas. A
pesar de que nos enfermen y nos traigan ruina las defendemos.
La vacuna es la realidad, contra tal cosa no hay resistencia una vez que somos
alumbrados por la realidad, solo nos queda aceptarla, porque los hechos desenmascaran
los mitos que nos hayan inculcado, de tal forma que se hacen inestables e insostenibles.
Por lo tanto, es necesario tener explicaciones y referentes teóricos, pues en lo personal
considero que es absurdo hacer algo sin conocer porqué se hace, pero al mismo tiempo
no es fructífero saber lo que se tiene y porqué si no se lleva a la práctica, esta experiencia
confirma la teoría, y le da validez.
Lo complejo es encontrar un equilibrio, de ser realistas y ambiciosos sin dejar de ser
humildes pero también astutos, fortalecidos sin dejar de ser sensibles a lo que nos rodea.

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