La Ideologia Politica de Goethe PDF
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(2) «Un corazón alemán de caballero sintió con pena el afán de ser justo
eo esta confusión. En diversas empresas por él acometidas, socorrió y causó
daño, según cuadrase. Unas reces dio él mismo escolta, otras dispersó los con-
voyes. En el desconcierto hizo justicia y agravió, de suerte que la ola que le
soportaba concluyó por pasar sobre su cabeza y engullirle.»
(3) aTambién tenia yo. pues, sentimientos prusianos, o para hablar con más-
propiedad, jederiáantn.D
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(6) «Por fin vemos otra vez cosacos, que nos han libertado de los tiranos;
pero que pueden liberarnos también de la libertad.»
(7) «¡Ojalá que, siguiendo el ejemplo de los ingleses, se pudiese inculcar'
a los alemanes menos filosofía y más energía; menos teoría y más práctica!»
(8) «América, tú estás mejor que nuestro Continente, el Viejo. No posees
castillos en ruinas ni basaltos. No pertnrban en la actualidad tu vida interior"
ni el estéril recuerdo ni la inútil lucha.»
(9) ARTURO FARINELLI, Goethe et l'Espagne, Turín, 1904.
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íhoffet es, Deutsche, vergebens; bildet, ihr konnt es, dafür freier
j!u Menschen Euch aus» (12). Tampoco con esta «formación libre»
pretendía aludir Goethe a la libertad política. En la esfera de la
(política interior, el ministro del diminuto Estado de Weimar era,
por ejemplo, un convencido adversario de la libertad de prensa y
<an partidario de la tradicional forma de separación radical de las
-clases sociales. Su concepción del Estado corresponde más bien al
siglo XViii. Su ideal lo constituía un Estado asistencial, dirigido,
y no la autodeterminación democrática.
- Durante el tiempo que abarca la vida de una generación fue
"Goethe ministro en el exiguo Estado de Sajonia-Weimar, donde
todos eran conocidos. En este país coincidieron muchas veces l:i
• cultura más elevada y la máxima prudencia política. No es, pues,
de admirar que las simpatías de Goethe fuesen hacia la clase me-
•dia, a la que tan primoroso monumento ha elevado en su Hermana
eund Dorothea. Del campesino se encontraba, sin embargo, bastan-
te más distanciado Miraba con desconfianza la incipiente indus-
trialización, y se daba perfecta cuenta de que en ella actuaban
'•fuerzas que podían sustraerse al control superior. Del mismo modo
.que desdeñaba las multitudes, la masa y las diversiones fáciles, su
.apreciación acerca del progreso era, también, prudentemente ne-
rgativa. «Los ferrocarriles, las diligencias, los buques de vapor y
'todas las facilidades de comunicación posibles son las cosas que el
mundo culto persigue para sobrepujarse, para supercultivarse y,
-en definitiva, perseverar en la mediocridad.»
De la misma manera que Goethe ha sido visto de diverso modo,
según el punto de vista político, y ha sido reclamado ya por un
'bando, ya por el otro, ha variado también mucho el enjuiciamien-
to de su personalidad. Los médicos y los psicólogos estudiaron su
•carácter y sus enfermedades (13).
Incluso el interés por su obra ha dependido de las épocas, sin
que le haya sido siempre favorable la colaboración de los exégetas,
en especial la de los filólogos desde sus cátedras, pues no pocos
•de entre ellos se las compusieron de modo y manera que la figura
'"humana de Goethe aparecía desdibujada por una plétora de deta-
(12) «En vano esperáis, alemanes, reuniros en nna nación; en lugar de ello
[preparaos más libremente., pues lo podéis, para ser hombres.»
• (13) LANCE-EICHBAUM, Genie, Irrsinn und Ruhm, Munich, 1928.
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G. VON WALDHEIM.
(14) «Con el odio nacional ocurre, desde luego, una cosa particular. Siempre
lo hallarán revistiendo la máxima violencia e intensidad en los peldaños ma-
bujos de la civilización. Pero hay un escalón en el que desaparece totalmente.
•y en el que uno se encuentra, hasta cierto punto, por encima de las naciones
y en el que la dicha o el infortunio de la nación vecina se sienten como si le
acaeciesen a la propia. Este nivel de la civilización era en mí algo connatural,
y yo me había afianzado en él desde mucho antes de alcanzar la edad de sesen-
ta años.»
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