La Declaración de Seneca Falls
La Declaración de Seneca Falls
La Declaración de Seneca Falls
Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para una parte de
la familia humana asumir entre los pueblos de la Tierra una posición diferente a la que
había ocupado hasta entonces, pero uno posición a la que las leyes de la naturaleza y las
de Dios avalan, un conveniente respeto al juicio de la humanidad exige que declare las
causas que lo impulsan en otra dirección.
Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres y
mujeres han sido creados iguales; que están dotados por su Creador de ciertos derechos
inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que
para asegurar estos derechos se instituyeron los gobiernos, que derivan sus poderes
legítimos del consentimiento de los gobernados. Siempre que cualquier forma de
gobierno se vuelva destructora de estos principios, quienes sufran tal cambio tienen el
derecho de negar su lealtad hacia él y de insistir en la institución de un nuevo gobierno
que se funde en estos principios, así como de organizar sus poderes en la forma que
juzguen ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y su felicidad.
[…] Tal ha sido el paciente sufrimiento de las mujeres bajo este gobierno y tal es ahora
la necesidad que las obliga a exigir la igualdad de condición a la que tienen derecho.
La ha privado de los derechos que se otorgan a los más ignorantes y degradados de los
hombres, trátese de naturales como de extranjeros.
Habiéndola privado del primer derecho de todo ciudadano, el sufragio, dejándola sin
representación en las cámaras legislativas, la ha sometido de innumerables formas.
Le ha quitado todo derecho de propiedad, hasta del salario que ella devenga.
También ha formulado las leyes de divorcio, así como cuáles son sus causales, y en
caso de separación, a quién se dará la custodia de los hijos, de modo que no existe
consideración alguna respecto a la felicidad de la mujer, estando la ley, en todos los
casos, fundada sobre la falsa superioridad del hombre, y recayendo todo el poder en sus
manos.
Después de privarla de todos los derechos como mujer casada, si es soltera y dueña de
propiedades, se le grava con impuestos para sostener a un Gobierno que solo la
reconoce cuando su propiedad puede reportar ganancias.
Ha cerrado para ella todos los caminos a la riqueza y la distinción que por considerar
más honorables los reserva para él. No es reconocida como maestra de teología,
medicina o leyes.
Se ha esforzado por todos los medios por destruir la confianza en sus facultades,
disminuir el respeto por sí misma y hacerla que asuma una vida de dependencia y
abyección.
Al acometer la gran empresa que tenemos ante nosotros, anticipamos no poca cantidad
de malas interpretaciones, tergiversaciones y burlas; pero usaremos todos los medios
que estén a nuestro alcance a fin de lograr nuestro objetivo. Emplearemos agentes,
haremos circular volantes, presentaremos nuestras peticiones ante las legislaturas
estatal y nacional y nos esforzaremos por conseguir el apoyo del púlpito y de la prensa.
Esperamos que esta convención sea seguida por una serie de convenciones que
abarquen todas las regiones del país.