Botero. Derrifa PDF
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Fenomenología
J.J. Botero C.
Departamento de Filosofía
Universidad Nacional de Colombia
jjbotero@bacata.usc.unal.edu.co
Resumen
En este texto presento y discuto el esfuerzo deconstructivo adelantado por Jacques
Derrida en su obra La voix elle phénoméne alrededor de la primera de las Investigaciones
lógicas de Husserl. Comienzo por sustentar el "acento" heideggeriano de la empresa
deconstruccionista y continúo con la presentación crítica del carácter que toma el
deconstruccionismo en esta obra de Derrida. Encuentro que se trata de un valioso y
penetrante esfuerzo. No obstante, al fmal subrayo las dificultades que encuentra en la
parte final del libro y trato de mostrar sus insuficiencias, así como las causas y las
consecuencias de éstas.
Abstract
In this paper I present and discuss the deconstructive effort borne by Jacques Derrida in
La voix et le phénoméne over the first of E. Husserl's Logical Investigations. I first claim
and give support to the idea that there is a "Heideggerian gist" in all the deconstructive
enterprise; next I go on presenting and evaluating the character this deconstruction takes
in Derrida's book. I find this is a valuable effort and an insightful development of
deconstructionism. Nonetheless, I finally stress the difficulties it encounters in the final
part of the work and try to show its shortcomings, its causes and consequences.
J. J. BOTERO
planteada allí es que esta obra inaugura la vía por donde transitará en adelante
toda la fenomenología, en el sentido preciso de que este punto de partida, y el
proyecto expuesto en él, proyecto que Husserl jamás cuestionó posteriormente,
entraña y determina la totalidad del itinerario fenomenológico. Por consiguiente,
mostrar y deconstmir la pertenencia de esta obra a la tradición metafísica
occidental significa hacerlo en lo que respecta a todo el proyecto fenomenológico
husserliano.
Mi intención en las páginas que siguen es mostrar que la empresa
deconstmctiva de Derrida en esta obra no llega a feliz término debido a que
sufre en el camino una desviación que afecta precisamente a su naturaleza como
"deconstmcción". Para fundamentar mi apreciación parto de mostrar en qué
medida el tema de la deconstmcción en Derrida tiene un acento heideggeriano
tanto en su enfoque como en sus conceptos básicos, lo cual le implica desarrollar
una tarea conceptualmente muy exigente derivada de su parentesco con la
empresa heideggeríana de deconstmcción de la metafisica (secciones 1 -2). Luego
expongo los grandes rasgos de la deconstmcción derridiana para ver cómo se
lleva a cabo concretamente esta tarea (secciones 3-9). Finalmente (sección 10)
trato de mostrar en dónde ella se queda corta relativamente al acento
heideggeriano señalado y cuál es la explicación que se desprende de allí para
que la deconstrucción de la fenomenología sólo alcance a ser una cuasi-
deconstrucción.
68 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
cuales reposan sobre esta manera de concebir al ente (una metafisica) para
una subjetividad que carece de contenido, que no es más que un punto de
vista, una pura fimción. Esta cultura está impregnada por la técnica en cuanto
ésta es la puesta en práctica de aquella metafísica de la subjetividad que "trata"
al ente como "disponible" (Gestellt), o bajo el modo de la disponibilidad. Pues
bien, Heidegger piensa detenidamente todo este itinerario metafísico y se
esfuerza por comprenderlo. Y en esto consiste, esencialmente, la
deconstrucción.
Como tal, pues, la deconstrucción de la metafisica tiene que ver precisamente
con el intento por re-anudar con el momento inaugural de la interrogación
filosófica. Esta retro-spección nos permitirá aproximamos de nuevo a la cuestión
del Ser y ubicamos en una perspectiva apropiada para contemplar la historia de
lafilosofíaoccidental desde Platón como historia de la constitución del "destino"
de la metafísica.
Este acento heideggeriano, a su vez, remite a la crítica de la fenomenología
husserliana en la medida en que Sein und Zeit (SuZ, 1927) hace surgir la cuestión
del Ser en su diferencia con el ente, es decir, la cuestión de la "cosa misma" que
animaba a la fenomenología, mediante un replanteamiento radical del propio
método fenomenológico. Vale la pena recordar sus grandes líneas en cuanto
ello es significativo para comprender el sentido de la empresa deconstmctiva y
su acento heideggeriano.
La fenomenología en SuZ no es un método entendido en el sentido cartesiano
de un dispositivo de reglas que determina con anticipación la manera como la
cosa deba presentarse. En Descartes lo que da la norma no es la cosa, sino la
manera de considerarla. Esto entraña varios presupuestos: el de un sujeto, o un
foco subjetivo, puro; el de un objeto separable de los contextos; el de la
posibilidad de alcanzar una pura presencia del objeto puro ante el cogito. Si el
cogito, en efecto, es la inmediatez, entonces el "presente", en la idea clara y
distinta, no tiene ni pasado ni fiíturo, carece por completo de horizonte, y es
extraño a toda "situación"
Es de esta clase de método de lo que Heidegger quiere desprenderse. Para él,
el método es fenomenológico, en un sentido muy preciso que parte, por decirlo
así, de una lectura "griega" de lo que es el "fenómeno": un método que se deja
conducir por las cosas mismas, como lo exige la ontologíafimdamental.Entender
en qué consiste implica una especie de "división y reunión" en la cual el término
se divide en sus componentes "fenómeno" y "logos" para luego reunirse
nuevamente en "fenomenología". Aqui sólo voy a aclarar lo correspondiente al
"fenómeno".
Heidegger (cfr. SuZ § 7) analiza diversos sentidos de "fenómeno" que lo
llevan a distinguir las características que éste tiene para la fenomenología,
derivadas de su sentido originario clásico como auto-mostración (sich zeigen).
70 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
que ver con lo que es. Para despejar, pues, el horizonte de la cuestión del ser, es
necesario desarrollar una analítica del ser-ahí. De este modo, a la deconstmcción
de aquella metafísica que ha eclipsado al ser le precede la analítica del ente que
comprende al ser (el Dasein que somos nosotros).
En Kant, la Analítica tiene por objeto revelar un a priori, el a priori de todo
conocimiento, aquello que lo hace posible. En Heidegger se trata además de
detectar los rasgos (los "a priori trascendentales", o "existenciarios") de ese
modo de ser que es típico del Dasein, el cuestionante que plantea la cuestión
por el ser El punto de partida de esta analítica del Dasein es el entomo cotidiano,
el de los fenómenos "ordinarios" en los que se "transparenta", o "se da a ver",
la "cosa misma". Y el análisis consistirá en disociar en la unidad estmctural que
constituye al ser-en-el-mundo los tres momentos en los que se da ese juego de
manifestación y disimulación.
Esta analítica lleva finalmente a Heidegger a cuestionar el privilegio del
presente del que está afectada toda la metafisica al pensar al ente como presencia,
Vorhandenheit. Lo que muestra el análisis es justamente que este Vorhanden
(lo dado ahora) disimula la estmctura característica de la cotidianidad, que es la
de una actitud pragmática (en el sentido de ser relativa a una acción) en la cual
el entomo se caracteriza como posibilidades de actuar, y por consiguiente no
puede describirse como tal presente: lo Vorhanden (lo que está ante la mano)
disimula lo Zuhanden (lo que está a la mano). Aquello con lo cual nos
relacionamos en la vida cotidiana (lo "más inmediato", según Heidegger -cfr.
1927, p. 437) no es lo presente ante la mano (Vorhanden: en francés: main-
tenant), sino lo que se presta a una manipulación (Zuhanden). Y lo que
caracteriza a este Zuhanden es una estmctura de remisión en virtud de la cual
todo lo que se da remite a un operar en un mundo como horizonte, y al Dasein.
Al desprender la Vorhandenheit de esta estmctura relacional, se la contempla,
por decirlo así, cara-a-cara, como "cosa" portadora de determinadas propiedades.
El Dasein que somos nosotros, pues, no es para Heidegger un ser presente a
cosas dadas, como parece sugerirse en la fenomenología de Husserl, sino un
ser abierto a lo posible, un proyecto y, en cuanto tal, está siempre marcado por
su facticidad previa, o situado. Esta situacionalidad como facticidad previa
que caracteriza al ser-cn-el-mundo como tal es un estar abierto a la posibilidad
(lo cual hace que el proyecto mismo sea sentido, el sentido inherente a esta
posibilidad que hace al Dasein, y que es por consiguiente más fundamental que
las significaciones que se revelan en el comercio con las cosas), en oposición a
la conciencia como "cosa" presente ante otras "cosas". Lo "dado" es siempre
secundario con respecto a la "estmctura interpretativa" de lo "cn-tanto-quc".
La idea del enfrentamiento cara-a-cara a un "dato" es un privilegio del presente
(Vorhandenheit) y un eclipsamiento de esta estmctura esencial del Dasein de la
que se viene hablando. Nosotros nunca nos encontramos en presencia de puros
datos que después tengamos que precisar con atributos, ni a un dato al cual
tengamos que darle un sentido expost. Siempre nos encontramos, por el contrario,
en una "disponibilidad para..." (Zuhandenheit), es decir, ya con sentido, inscrita
en un proyecto. Nuestro modo de existencia cotidiana no es el puro presente de
un cara-a-cara a puros datos, sino lo que Heidegger llama inquietud, otro nombre,
si se quiere, para proyecto, o para la Existenz, o ex-istencia humana.
A su vez, la Existenz es articulada por el tiempo, pero por una temporalidad
no metafisica sino ex-tática, en la cual lo posible, lo por-venir, precede a lo
presente. El tiempo en esta dimensión ex-tática en cuanto apertura a lo posible
es retoma de un pasado y apertura a un porvenir que implica la retoma de una
situación. Sólo en el interior de esta temporalidad hay un presente. El presente,
pues, es inseparable del pasado y de la apertura al porvenir.
La deconstrucción de la metafisica, por otra parte, aparece ligada al tema
de la verdad del ser como a-letheia: una verdad que no es coincidencia ni
enfrentamiento cara-a-cara con un sentido que se dé completamente, sino
"diferenciación", "des-velamiento" indisolublemente entretejido con el volverse
a "velar" que es característico de la mostración-encubrimiento del ser. Esta
característica ha sido eclipsada por la metafísica desde Platón, filósofo en quien
esta idea de des-velamiento / encubrimiento comienza a desaparecer para emerger
en su lugar la de la contemplación del eidos como verdad que eclipsa así la a-
letheia como diferencia ser-ente. La metafísica adquiere así el carácter de una
onto-teología, es decir, de un esfuerzo por tematizar los predicados más
universales del ente en cuanto remiten a un ente supremo.
n.
Derrida se apoya en general en esta visión heideggeriana de la metafísica
como onto-teología, aunque su deconstmcción se apoya específicamente sobre
el tema de la escritura: la tradición occidental es la historia de la represión de la
escrítura en beneficio de la palabra, de la "viva voz", y ello no solamente en la
metafísica que va de Platón a Husserl, sino también en otras disciplinas "positivas"
como la lingüística y la etnología'. La razón es que detrás de este privilegio de la
palabra se encuentra el privilegio metafísico de la "presencia plena".
72 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
' No se trata de la escritura alfabética en sentido común, sino de un nuevo sentido como el que
puede verse, por ejemplo, en esas "máquinas de escribir" de nuevo tipo que son las grabadoras de
sonido.
74 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
in.
La primera de las Investigaciones Lógicas (Husserl, 1901) de Husserl, titulada
Expresión y Significación, aborda, como se sabe, el problema del lenguaje en
términos del problema de la significación: el tema de la expresión (Ausdrück)
se aborda desde el tema de la mención significativa. La justificación que tiene
el iniciar unas investigaciones acerca de la lógica con este tema es la necesidad
de obtener, para las proposiciones de la lógica, una claridad filosófica que nos
será dada mediante una visión evidente de la esencia de los actos de conocimiento
implicados en ella". El hilo conductor del estudio de Husserl es que hay una
visión evidente posible de la esencia de las vivencias de conocimiento, y que la
fenomenología como disciplina descriptiva puede llevar estas esencias a la
expresión. En efecto, aunque el método fenomenológico privilegia las esencias
(su asunto se circunscribe a ellas y a su intuición), es menester que éstas puedan
expresarse si se quiere que la descripción fenomenológica tenga el estatuto de
ciencia, pues no hay ciencia sin expresión, es decir, sin lenguaje.
Las esencias lógicas (por ejemplo las leyes) se dan en vivencias de
conocimientos, o actos, en los cuales se vinculan unas intenciones de
significación a unas expresiones lingüísticas en una unidadfenomenológica de
intenciones y expresiones verbales. La tarea fenomenológica consiste en describir
estas unidades en lo que ellas tienen de significación idéntica, repetible, ideal,
es decir, en su esencia.
Para comprender bien el intento de Derrida de operar la deconstmcción de la
fenomenología husserliana hay que tener presente esta característica del
procedimiento fenomenológico. Se trata, si se quiere, de una tarea
discriminatoria: a pesar de que de hecho hay evidencias lógicas, ligadas a la
significación y no a las palabras, los conceptos y las leyes de la lógica nos son
dados en principio bajo una forma verbal, lingüística; por consiguiente es preciso
llevarlos a la claridad y la distinción que son propias de la evidencia de esas
leyes y esos conceptos, claridad y distinción que sólo se dan en el ámbito de la
significación no "contaminada" de verbalidad. Este itinerario hacia la evidencia,
pues, que se conoce como un "retomo a las cosas mismas", significa un regreso
desde las formas verbales hacia las intuiciones de las esencias que fundan las
leyes y conceptos, es decir, desde las palabras hacia los sentidos y la significación.
En la base se encuentra la idea de que estos conceptos y leyes se originan en
intuiciones, siempre verificables y repetibles, operadas sobre esencias, y que
'' Husseri emprende así un itinerario paralelo al iniciado en esta misma época por otros fílósofos
que vinculan estrechamente el estudio de la lógica y el estudio del lenguaje (como ya lo había
hecho Aristóteles, por lo demás), en especial Frege y Russell, dando así inicio a dos de las más
grandes corrientes de lafilosofíadel siglo XX, la Fenomenología por un lado, y la llamada "fílosofía
analítica" por otra, las cuales, curiosamente dado este origen temático común, han continuado
ignorándose (cuando no agrediéndose) mutuamente desde entonces
estas intuiciones son quienes les otorgan los sentidos que ellostienen.La intuición
otorga el sentido auténtico en tanto ella es una visión sin distancia de la esencia,
diferente a la captación mediata e imprecisa que se obtiene por medio del
simbolismo lingüístico. La esfera simbólica (lenguaje) sólo es válida en la medida
en que se adecúe a la intuición. Las esencias, por su parte, son accesibles a la
intuición en cuanto idealidades que se dan "en persona", ellas mismas,
intuitivamente. La conciencia en donde todo esto ocurre no puede ser, entonces,
la conciencia empírica de la psicología, sino la conciencia que Husserl llamará
más tarde trascendental.
Según Derrida, la primera de las IL, cuyo título Ausdrück und Bedeutung él
traduce como "Expresión y querer-decir" por razones que se verán más adelante,
comienza por establecer las "distinciones" que regirán y determinarán todo el
resto de la fenomenología. La distinción capital es la que se establece con
respecto al "signo" entre "expresión" e "indicación". El problema es que esta
distinción está cargada con una presuposición. En efecto, las distinciones
establecidas obedecen a que las investigaciones fenomenológicas son
esencialmente una empresa vigilante que exige que la auténtica teoria del
conocimiento esté totalmente libre de presupuestos. La pregunta que se hace
Derrida es si esta vigilancia no está ella misma fimdada en una presuposición
que sería intrínsecamente constitutiva de la fenomenología, es decir, no algo
que la "contamina" sino algo que, por decirlo así, constituye su propio corazón.
La pregunta concreta es si la fenomenología, por gracia de esta misma vigilancia
que la lleva a establecer en tales términos tales distinciones "esenciales", no
pertenece al proyecto mismo de la metafisica occidental.
Husserl dice allí que no todo signo es una expresión, pues al lado de los
signos que expresan, caracterizados por un "querer-decir", se encuentran otros
que, desde el punto de vista de la significación, no expresan nada: son los
signos que solamente "indican". Como en la conversación, es decir, en la
comunicación, las funciones de expresión y de indicación se mezclan
continuamente, puede pensarse que el significado sea una región de la indicación.
Pero para Husserl la esencia de la expresión, y con ella de la significación, no
puede captarse en la comunicación. Para encontrar la expresión significativa en
su sentido auténtico, pues, hay que rechazar la indicación, es decir, la
comunicación misma, pues la expresión auténtica ejerce su función de
significación solamente "en la soledad del yo", en la vida psíquica solitaria en
donde no se encuentra mezclada con elementos indicadores.
Hay que insistir en el hecho de que esta reflexión hace parte de una visión
más global, la visión fenomenológica misma, caracterizada por el célebre
"principio de todos los principios" que establece como objetivo el imperativo
"ja las cosas mismas!" Lo que este principio subraya es el vínculo esencial
entre conocimiento y evidencia (no hay conocimiento a menos que haya
76 IbEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
' En el § 24 de Ideas, titulado "El principio de todos los principios", Husseri lo enuncia así:
"que toda intuición en que se da algo originariamente es un fundamento de derecho del
conocimiento; que todo lo que se nos brinda originariamente (por decirlo así, en su realidad
corpórea) en la "intuición ", hay que tomarlo simplemente como se da, pero también sólo dentro
de los limites en que se da".
' Concretamente en Derrida, 1962 y 1972
' Véase a este respecto 1972, en donde Derrida muestra cómo en todo acto de la "capa pre-
expresiva" (cfr. infra) hay un núcleo lógico que implica el privilegio del enunciado predicativo.
78 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
sentido. Para Husserl esto ocurre como una mención del sentido (una "visee
du sens") por parte de un ego-cogito solitario y silencioso. Pero esta mención,
por otro lado, no es una pura donación silenciosa del sentido pues ella es una
Bedeutung, un bedeuten o "querer-decir", o sea: una voz viva. La vida
trascendental en donde reside la significación es entonces una phoné, una voz
viva que, en cuanto no afectada por la muerte, posee las características de la
idealidad. Esto que, aunque silencioso, sigue siendo una voz, está, pues, referido
a sentidos. Lo cual hace surgir una cierta ambigüedad en la medida en que esta
"voz silenciosa" requiere la expresión para que haya sentido, pues el sentido
del lenguaje está determinado por su telos como presencia que se manifiesta en
el privilegio otorgado a la theoria, es decir, a la expresión, en cuanto teoria del
conocimiento y logicidad. Aparecen así, como consecuencia misma del enfoque
fenomenológico, a la vez un privilegio del silencio y su imposibilidad.
IV.
La reducción de la "indicación" en la significación está fundada en su ausencia
de "Einsicht", pues el índice no es más que una "motivación", o un "motivo" no
evidente para pasar de una cosa a otra (a lo indicado). Esta reducción se funda,
pues, en un privilegio de la "visión plena": como el lenguaje común está siempre
"contaminado" por la indicación, la reducción debe proseguirse hasta encontrar
una esfera no contaminada, la de la "visión plena".
Esta reducción avant la lettre (muy anterior a las Ideen) lleva a Derrida a
preguntarse si ella no determina desde ya las siguientes, junto con las diferencias
conceptuales que ellas establecen, por ejemplo entre hecho y esencia, o entre
trascendental y mundano, en términos de una separación entre dos modos de
significar. La intención de Husserl es contener la significación fuera de la
presencia a sí de la vida trascendental, pero no la Bedeutung, sino el movimiento
de la "significancia" como separación entre significante y significado. Así, lo
que fiínda la distinción empírico/trascendental es un doble movimiento de la
"significancia" (indicativa y expresiva). Si lo que funda el proceder reductivo
de la fenomenología, pues, es el juego mismo de la "significancia", entonces en
un nivel más profimdo que el de la presencia a sí de la vida trascendental debe
existir la separación (écart), ese juego mismo de la "significancia". Y si antes
de la identidad plena existe la diferencia de la "significancia", la no-identidad,
¿la "mención de evidencia", que se presenta como fiíndadora, no estará ella
misma fijndada en este juego de presencia/ausencia?
Ahora bien, dejemos la indicación y volvamos a la expresión. Sólo la expresión
tiene una Bedeutung, vale decir, un querer-decir. Para Husserl, la Bedeutung
hace del signo una expresión, gracias al lenguaje. En el § 5 de la prünera IL se
dice que no hay expresión sino dentro de un lenguaje. Ahora bien, ¿por qué
precisamente "ex-presión" (Aus-drück)l
80 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
V.
La reducción de la indicación implica la reducción de la comunicación. En ésta
tenemos, de un lado, el del hablante, unos actos intencionales que animan la
palabra expresada; y del otro, el del oyente, una intención de comprender. Es
esto lo que hace necesaria la mediación de las palabras. Para el oyente las
palabras fimcionan como signos del pensamiento (intencional) de quien habla, y
son, por consiguiente, indicios de este pensamiento que anuncian que allí hay
precisamente un pensamiento. Están, pues, untadas de indicación. En la escucha,
el acto intencional del hablante que da sentido a las palabras no está presente
de manera directa y originaria al oyente. Por eso su discurso será siempre
indicativo.
' En todo este contexto Derrida juega con las expresiones Dasein, Wirklichkeit, Existenz, que
como se sabe son categorías kantianas de modalidad, pero referidas a la percepción, mientras que la
categoria de necesidad está referida a la Razón.
' En una larga nota (cfr. pp. 50-51) Derrida emparenta la distinción real/representado, como
distinción empírico/fenómeno, con la distinción de De Saussure entre palabra real y signo. La
distinción saussuriana es, por decirlo así, "trascendentalizada" por Husseri.
82 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
VI.
Derrida ejercita su tarea deconstmctiva muy particularmente sobre el último
párrafo del § 8 de IL (ib., pp. 54 ss.), que trata especialmente de la representación
en el lenguaje. El punto de apoyo consiste en tomar la Vorstellung en su sentido
más general. El primer argumento de Husserl, según el cual en el soliloquio no
se comunica sino que se representa comunicando, hace jugar (explícita o
implícitamente) todos los sentidos de la palabra representación. Para captar la
esencia del lenguaje, Husserl distingue entre la representación y lo real, entre la
Vorstellung y la efectividad. Ahora bien, ¿estas distinciones son aplicables al
lenguaje? Para Derrida, como se sabe, el lenguaje es precisamente la
imposibilidad de distinguir entre la efectividad y la representación. Pero aquí es
el propio Husserl quien nos da los medios para pensar así. La práctica de la
deconstmcción, que consiste en hacer valer lo operatorio contra lo temático,
encuentra aqui una ilustración privilegiada cuando Derrida, por decirlo así, pone
a Husserl a jugar contra sí mismo: muestra, en contra suya, que algunas de sus
tesis permiten contestar los principios, o las distinciones de principio, que son la
base de su posición, pero no desde fuera, desde una posición opuesta, sino
desde dentro: no se sale del texto sino que se lo pone a jugar con(-tra-)sigo
mismo para "hacer ver" (apercibir) aquello que eclipsa pero que sin embargo él
mismo deja ver'".
Todo signo sólo es signo en virtud de cierta idealidad que trasciende el hic et
nunc. En el concepto mismo de signo, y en todo lenguaje, está la idea de
representación, a la vez como referencia a otro -idealidad- y posibilidad de
repetición (ib., pp. 55-56). Pero si todo discurso pertenece al orden de la
representación, entonces la distinción que hace Husserl entre discurso efectivo/
representación de discurso se cae. En el signo, esta distinción entre efectividad
y representación no se puede mantener. Las distinciones husserlianas, por
consiguiente, no se aplican al lenguaje. Como todo signo, además, tiene una
estmctura originariamente representativa (en el triple sentido de idealidad, de
repetición y de substitución), y como, por otra parte, la esencia del lenguaje
(del signo) Husserl la encuentra en una presencia plena no afectada por ninguna
re-presentación que sería como una muerte de la presencia, su esfuerzo conduce
irremediablemente a borrar el signo mismo para salvar a esta presencia no
"* Lo cual permite acentuar la paternidad de Heidegger, para quien lo impensado en toda fílosofía
está presente en ella, es algo interno a ella misma.
84 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
vn
El último argumento de Husserl que Derrida reseña apela a la presencia como
instante (Augenblick), como "guiño", o "parpadeo". Unos años después de las
IL el propio Husserl vendrá a erosionar esta puntualidad del instante, del presente,
cuando desarrolle sus análisis sobre el tiempo.
Derrida muestra (Capitulo V) cómo se da esta erosión del privilegio del
instante, y con ello la deconstmcción alcanza defmitivamente su tema: tras las
separaciones y las distinciones metafísicas se encuentra en juego un concepto
del tiempo que atribuye un privilegio absoluto a una sola modalidad del tiempo,
v.g. al presente. La deconstmcción juega aquí, no desde el exterior, oponiendo
otra instancia originaria, sino desde el interior de los propios textos de Husserl,
en particular en las lecciones sobre la conciencia del tiempo.
A diferencia de lo que ocurre con la idealidad en la vida solitaria del alma, que
no necesita anunciársenos pues ella es vivenciada por nosotros en el instante
mismo, entre el signo y el instante ("guiño", Augenblick) hay, según Husserl,
una antinomia. La no-significación, es decir, la presencia a sí, ha sido establecida
como "principio de todos los principios". Por consiguiente, entre el simbolismo
y la intuición originaria, entre el simbolismo y la percepción, ocurre
necesariamente una antinomia.
Ahora bien: es posible plantear en la raíz misma de todas las distinciones de
Husserl la cuestión acerca de si esta puntualidad del instante sobre la que todo
reposa no es una noción insostenible, y por consiguiente si toda la argumentación
no se encuentra en peligro. En efecto, si el presente no es indivisible, simple,
entonces todo puede ser cuestionado. Y es el propio Husserl quien cuestiona
esta noción de indivisibilidad del instante (Derrida, ib, p. 68) en las "Lecciones"
sobre la conciencia del tiempo. De cierto modo, el concepto de indivisibilidad
del presente cumple una función en las "Lecciones"; no obstante, la descripción
misma de la temporalización cuestiona este concepto como concepto de
puntualidad indivisa del presente (ib., pp. 68-68).
Derrida detecta aqui un concepto determinado de ahora (maintenant) que va
a jugar un papel importante en la deconstmcción. La descripción que hace
Husserl se centra en un "ahora puntual" que es como un "punto-fuente" (ib., p.
70. Ver, p. ej.. Ideas § 81). Y a este respecto sus afirmaciones sobre el tiempo
como centrado en el privilegio de este punto-fiíente del presente son ciertamente
tradicionales. Aquí la pareja forma/materia, pero también otras, van emparejadas
con este privilegio del presente.
No obstante, el contenido de la descripción de las "Lecciones" no concuerda
con estos principios (ib., pp. 71 ss). Lo que muestran estas descripciones, en
efecto, es que el "punto-fiíente", o todo punto susceptible de ser presentificado,
hace cuerpo unitario con una retención y una protención, i.e., con aquello que
no está dado, como pasado o como esperado. El "presente" no es presente sino
en conjunción con estas dos "ausencias" (ib., p. 72). Para Husserl la retención
de lo que acaba justo de suceder es aún una percepción; pero es una percepción
que no es percepción de un "objeto" presente.
Hay una percepción que, de derecho, sería de un presente. Y hay otra, efectiva,
en la cual la pura presencia no es más que un límite pues ella es en cuanto tal un
comercio de ausencia-presencia. Pero como el propio Husserl muestra que la
percepción no puede ser lo que ella es (puntualidad) sino en "comercio" con la
retención y la protención, entonces el concepto del presente no puede
corresponder al que enuncia el "principio". Si la presencia implica la ausencia
(el pasado y el por-venir), entonces esta ausencia sería una condición de
posibilidad de la presencia; pero esto, claro está, significa lisa y llanamente la
imposibilidad de la presencia pura y simple a sí (ib., p. 73).
86 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
VIII.
Resumamos y volvamos al tema de las IL, que es el lenguaje y la significación.
Lo que ha hecho Derrida es describir el trabajo husserliano en su nivel más
profundo, aquel en el que éste se reclama como seguidor de un principio, el pnncipio
de la pura presencia: lo originario es la presencia, y es allí en donde se encuentra
la raíz de la verdad. Ahora bien, cuando la descripción aborda el tema del tiempo
se encuentra que el presente está en permanente composición con lo no presente,
con una retención y una protención, lo cual inevitablemente significa im rompimiento
del "principio". Pero éste se rompe también cuando describe la idealidad, i.e., la
presencia ideal a la cual accede la conciencia trascendental, como susceptible de
ser indcfmida y permanentemente repetida. En efecto, si el sentido (la idealidad)
es susceptible de ser de este modo repetido, entonces es claro que hay una no
K.
Ya se sabe que hay indicación cuando no hay presencia inmediata, cuando hay
remisión a una alteridad. La reducción de la indicación, de la comunicación
misma, en el discurso solitario, se basa en la distinción expresión/indicación y
reposa sobre una noción demasiado simple de la "vida interior". Al afirmar esto
Derrida analiza los ejemplos que da Husserl para ilustrar su punto, pero los
analiza como síntomas (ib, pp. 79 ss).
Husserl toma los ejemplos de la vida práctica cotidiana (véase IL, fin del §
8). El sujeto se dirige a sí mismo como a una segunda persona y lo invita a
modificar su comportamiento. Pero aquí el lenguaje está compuesto
esencialmente de imperativos, no da información sobre ninguna cosa existente,
y por consiguiente no es indicativo. Aquello no puede ser, pues, más que una
comunicación ficticia. Ahora bien: ¿por qué Husserl selecciona este ejemplo?
La pregunta es pertinente porque tal elección parece contradecir elementos
fiíndamentales de la posición de Husserl. Para éste, en efecto, el modelo de
lenguaje está determinado por referencia al theorein; y la logicidad impone que
se excluyan las pseudo-indicaciones que aparecen en el discurso práctico, pues
éste escapa al theorein en la medida en que sm referencia a objetos no hay
teoria. La razón de elegir los ejemplos de la vida práctica, pues, parece ser que
ellos permiten mostrar, como en este caso, que el discurso no-teórico no "indica"
nada y por ello es un lenguaje falso, ficticio.
88 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
" Aquí, por supuesto, Derrida juega con los privilegios que le brinda la lengua francesa: oír =
entendre, es decir, también comprendre.
'^ Una interesante muestra, y también una consecuencia, del "acento" heideggeriano que he
mencionado varias veces en el texto de Derrida, y sobre lo cual desafortunadamente no puedo
extenderme aquí, se puede ver en la idea derridiana según la cual la metafisica, la filosofia, la
determinación del ser como presencia son "la época de la voz como control técnico del ser-objeto".
Esto hace que, por ejemplo, sea una necesidad comprender la unidad entre la techné y la phoné.
Heidegger actualizado! (Cfr Derrida, 1967b, pp. 84-86)
" Cfr. nota 11
90 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
X.
Quiero terminar este ensayo poniendo de presente lo más explícitamente que me
sea posible en dónde me parece que radica la insuficiencia de la deconstmcción
derridiana de la fenomenología. Hasta ahora espero hayan aparecido con suficiente
claridad los rasgos más sobresalientes de esta operación. En esta última parte, al
abordar nuevamente de manera directa el tema de la significación deberá aparecer
aquello que en gran medida contradice y hace desviar la operación deconstmctiva.
En cierto modo trataré de "deconstmir" una parte del discurso derridiano utilizando
sus herramientas para hacer ver cómo su práctica termina por contradecir no sólo
su tematización sino sus propias prácticas anteriores dentro del mismo texto.
Recuérdese que la deconstmcción no es una simple negación de algo para ser
reemplazado por otro algo. El deshacer, descomponer, desedimentar estmcturas,
en un cierto sentido más histórico que el movimiento estmcturalista cuestionado,
no es una operación negativa'''. Más que destmir se hace necesario comprender
cómo un "conjunto" está constituido y reconstmirlo para este fin. Sin embargo
la apariencia negativa sigue siendo más difícil de evitar de lo que sugiere la
gramática de la palabra (de-), a pesar de que ella puede designar más una
restauración genealógica que una demolición. De ahí la necesidad de ser muy
cauteloso en el trabajo de deconstmcción, en especial al apartar los conceptos
filosóficos tradicionales ya que al hacerlo no se puede olvidar la necesidad de
retomar a ellos, al menos en cuanto apartados. Hay que evitar a toda costa el
caer en lo que el propio Derrida llama una "teología" (o metafísica) "negativa"
(cfr. Derrida, 1985).
En todo caso, y a pesar de las apariencias, la deconstmcción no es ni un
análisis ni una crítica. No es un análisis en particular pues el desmantelamiento
de una estmctura no es una regresión hacia un elemento simple, hacia un origen
indisociable. Estos "valores", como el de análisis, son temas filosóficos que en
cuanto tales también están sujetos a la deconstmcción. Y tampoco es una crítica
en el sentido kantiano del término pues la instancia de krinein, o de krisis
(decisión, escogencia, juicio, discemimiento), así como todo el aparato de la
crítica trascendental, es también uno de los "temas" u "objetos" esenciales de la
deconstrucción''.
" La palabra "post-estrueturalismo" era desconocida en Francia hasta que fue "importada" de las
Estados Unidos, en donde el motivo de la deconstrucción fue asociado con "post-estrueturalismo"
en primer lugar. Esta sesgo negativo parece un error de interpretación de la tarea de deeonstrucción.
'^ Tampoco es, valga decirlo, un método, ni se la puede transformar en uno, en especial si se
acentúan las significaciones técnicas y procedimentales de esta palabra. A este respecto hay que
señalar que es precisamente esta "metáfora" técnica y metodológica que parece necesariamente
ligada a la palabra "deconstrucción" lo que aparentemente ha logrado seducir o arrastrar a muchas
personas vinculadas a algunos círculos académicos (y "culturales") de los Estados Unidos, como el
mismo Derrida lo ha reconocido (1985)
92 IDEAS Y VALORES
DERRIDA Y LA CUASI-DECONSTRUCCIÓN DE LA FENOMENOLOGÍA
J. J. BOTERO
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS