El Ejército de Franco

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CAMBIO POLÍTICO Y EJÉRCITO: ANÁLISIS DE


DOS DOCUMENTOS SOBRE EL CUERPO DE
OFICIALES EN 1975 POLITICAL CHA....

Conference Paper · May 2017

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Roberto Muñoz Bolaños


Universidad Camilo José Cela, Universidad Francisco de Vitoria, Instituto Universitario General Gutierr…
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CAMBIO POLÍTICO Y EJÉRCITO:
ANÁLISIS DE DOS DOCUMENTOS SOBRE EL CUERPO DE OFICIALES EN 1975
POLITICAL CHANGE AND ARMY
ANALYSIS OF TWO DOCUMENTS ON THE ARMY CORP OFFICERS IN 1975
UN CHANGEMENT POLITIQUE ET UNE ARMÉE
UNE ANALYSE DE DEUX DOCUMENTS SUR LE CORPS DES OFFICIERS DE L’ ARMÉE EN 1975
Roberto Muñoz Bolaños

RESUMEN
En esta investigación, se analizan dos documentos inéditos de 1975, que giran en torno a la
composición del cuerpo de oficiales del Ejército de Tierra español y a su posición frente a la
situación política que surgiría tras la muerte del general Franco.
PALABRAS CLAVES
Ejército de Tierra, franquismo, Fuerzas Armadas, poder militar, transición española

ABSTRACT
In this research, two unpublished documents of 1975, which revolve around the
composition of the officer corps of the Spanish Army and its position on the political situation that
would arise after the death of General Franco are analyzed.
KEY WORDS
Army, francoism, Armed Forces, military power, Spanish transition

RÉSUMÉ
Dans cette recherche, on analyse deux documents inédits de 1975, qui tournent autour de
la composition du corps d'employés de l'Armée de terre espagnole et sa position en face de la
situation politique qui surgirait après la mort du général Franco.
MOTS-CLÉS
Armée de Terre, franquisme, Forces Armées, pouvoir militaire, transition espagnole

INTRODUCCIÓN

Las Fuerzas Armadas (FAS) tuvieron un papel primordial en la Transición, ya que al ser el
principal bastión de la dictadura, era también la única institución con capacidad para detener el
proceso de cambio político que se inició en 19761. Esta importancia explica porque su estudio ha
tenido una gran importancia en la historiografía reciente2. No obstante, esas obras han sido
construido, salvo la de Puell, a partir de fuentes hemerográficas, normativas y orales

1
Sobre el papel de las FAS en el franquismo y las bases del poder militar, véase Muñoz Bolaños, R., “El gran bastión del
Franquismo: El Ejército español en 1975”, Pasado y Memoria: revista de Historia Contemporánea, 15 (2016), pp. 255-
279.
2
Véase Agüero, F., Militares, civiles y democracia, Madrid, Alianza Universidad, 1995; Fajardo Terribas, R., El Ejército en
la transición hacia la democracia (1975-1982): acercamiento a la política reformadora de Gutiérrez Mellado, Granada,
Universidad de Granada, 2003; Fernández López, J., El rey y otros militares: los militares en el cambio de régimen
político en España (1969-1982), Madrid, Trotta, 1998; Navajas Zubeldía, C., «La transición militar: una transición larga
(1975-1989)», en Carlos Navajas Zubeldía y Diego Iturriaga Barco (coords.), España en democracia: Actas del IV
Congreso de Historia de Nuestro Tiempo, Logroño, Universidad de La Rioja, 2014, pp. 27-45; Ortega Martín, J., Las
transformaciones de los ejércitos españoles (1975-2008), Madrid, UNED, 2009; Puell de la Villa, F., Gutiérrez Mellado:
Un militar del siglo XX (1912-1995), Madrid, Biblioteca Nueva, 1997, y Rodrigo Rodríguez, F., El camino hacia la
Democracia: Militares y política en la Transición española, Madrid, Universidad Complutense, 1989.

1
fundamentalmente. La novedad de la investigación que presentamos radica precisamente en que
se apoya en documentos inéditos contemporáneos a los hechos, concretamente dos informes
redactados en agosto y septiembre de 1975, donde se analizaba el cuerpo de oficiales del Ejército
y su papel en la “ciclogénesis explosiva” en la que parecía que se iba a adentrar España tras la
muerte de Franco3. La hipótesis que planteaban era que el Ejército estaba dividido
ideológicamente, y que esa división podría provocar la caída de la monarquía a medio plazo si el
futuro rey no modificaba el régimen político vigente. El objetivo de esta investigación será
precisamente demostrar si esta hipótesis era correcta.
Para hacerlo, utilizaremos como fuentes fundamentales ambos informes,
complementándolos con los documentos de nuestro propio archivo4; los del general de división
Ángel de Lossada y Aymerich5; el testimonio de los protagonistas militares de este periodo 6; la
legislación militar aprobada durante el franquismo, y la amplia bibliografía existente sobre este
régimen y la Transición.
Finalmente, la estructuramos en dos epígrafes. El primero, se centrará en el contexto
histórico en el que se sitúan ambos documentos. Y el segundo, en el análisis de los mismos
siguiendo su propia estructura.

ESPAÑA EN 1975: CRISIS Y DESORIENTACIÓN. EL PAPEL DE LAS FAS

Estos documentos se redactaron entre junio y septiembre de 1975, un periodo de especial


importancia en la historia de España por cuatro dinámicas paralelas.
La primera, la enfermedad del general Franco, que ya contaba con 82 años de edad, y que se
consideraba definitiva; lo que implicaría el fin del fundador del régimen y la entrada inmediata en
un periodo de incertidumbre7.
La segunda, el deterioro irreversible del régimen franquista. Se trató de un proceso
complejo, cuyo origen hay que situarlo en los cambios socio-económicos que habían tenido lugar
en nuestro país desde los años sesenta del siglo XX, y también en los políticos que se habían
producido en Europa Occidental, transformando la dictadura española en una excepción dentro de
un escenario democrático8. En estas condiciones, la pervivencia del franquismo una vez muerto el
dictador se antojaba imposible.
La tercera, vinculada con la anterior, era la delicada situación en la que se encontraría el
futuro rey tras el fallecimiento de Franco; “aprisionado” entre su juramento de defender los
principios fundamentales del régimen, por un lado, y la necesidad de democratizar España, por
otro. De hecho, ni siquiera existía un proyecto coherente de reforma que permitiese el paso de la
dictadura a un régimen democrático. Pues, tanto la tesis de Miguel Herrero y Rodríguez de

3
Archivo Pedro Sainz Rodríguez (APSR), Fundación Universitaria Española (FUE), Fuerzas Armadas. Ejército de Tierra.
Nota informativa-Agosto 1975, caja 41, carpeta 2 (en adelante Informe agosto 1975), y APSR, FUE, Fuerzas Armadas.
Ejército de Tierra. Nota informativa-Septiembre, caja 15, carpeta 18 (en adelante Informe septiembre 1975).
4
El autor de este artículo conserva en su archivo el sumario, la vista oral y las sentencias de la Causa 2/81, incoada por
el fracasado golpe de Estado del 23-F, que le fueron cedidas por el letrado Ángel López-Montero y Juárez, abogado del
ex teniente coronel Antonio Tejero Molina en esa causa. Archivo Personal del Autor (APA).
5
Archivo del general de división Ángel de Lossada y de Aymerich (ALA). Este archivo pudo ser consultado gracias a la
gentileza de Fernando Puell de la Villa.
6
El testimonio de los principales protagonistas militares del final del franquismo y la transición se encuentran en la
Fundación Ortega y Gasset-Marañón (FOM).
7
Sobre la enfermedad final del general Franco, véase Preston, P., Franco: Caudillo de España, Barcelona, Grijalbo,
1994, pp. 957-961.
8
Véase Sánchez-Cuenca, I., Atado y mal atado, Madrid, Alianza, 2014, pp. 17-19.

2
Miñón9, como la de un grupo de constitucionalistas encabezados por Jorge de Esteban10, no se
consideraban efectivas, y a medio plazo, podían provocar la caída de la monarquía. Este nudo de
contradicciones aparecía recogido en el documento11:

Está perfectamente claro que la misión que se le encomienda al Príncipe puede calificarse de
imposible, porque las circunstancias socio-políticas le colocan en la convergencia de dos corrientes
absolutamente contradictorias; por un lado tiene un “mandato” del Régimen para continuarlo, con las
apariencias democráticas que se juzguen necesarias, pero siendo en esencia el mismo, estando obligado
a actuar en el marco de la Ley Orgánica, que le impedirá toda acción de democratización auténtica. La
otra corriente la forma la incontenible presión democrática que subyace a la actual estructura política y
en la que influirá, como ya expusimos, el Ejército, que la forzará a hacer una democratización real, y esto
le obligaría a romper la ortopedia institucional que le tendrá aprisionado; en una palabra, se verá
forzado a dar un verdadero “golpe de Estado”, lo que no es posible aun suponiendo que tuviere éxito
momentáneo, pues su persona quedaría inutilizable para el futuro. El Príncipe no puede romper la
legalidad actual que ha jurado sostener, y de la que él es su pieza fundamental, pues de hacerlo caería
con descrédito, arrastrando con él la posibilidad de una Monarquía en España. El Príncipe podría venir
sucediendo a una Persona, ya instalada en el Trono, en el marco de una Monarquía establecida.
Estas consideraciones que son absolutamente realistas, nos traen de la mano el gravísimo
problema a resolver en estos momentos, si se quiere que la Monarquía vuelva a España, y que es el
siguiente; cómo el Príncipe puede “despegarse” del Régimen, sin que su persona quede inutilizada para
el futuro. Se trata de una operación delicadísima, que hay que estudiar y proyectar de forma objetiva,
tratando de adivinar con acierto, las realidades intimas que van a mover a la sociedad española en el
futuro inmediato.

La cuarta, la desarticulación de la Unión Militar Democrática (UMD), tras el arresto, el 29 de


julio, de nueve de sus miembros12. El conocimiento de su existencia resultó un auténtico trauma
para buena parte de la opinión pública y de la élite política y militar española. Pues, la institución
militar se había considerado hasta ese momento como un bloque monolítico totalmente afecto al
régimen. Además, inmediatamente se puso en relación esta organización con el Movimento das
Forças Armadas (Movimiento de las Fuerzas Armadas, MFA) portugués, con el que tantas
similitudes tenía, y que en 1974 había derribado la dictadura en ese país 13. La posibilidad de que
una acción de este tipo pudiera producirse en España fue la razón fundamental para que se
redactaran los dos documentos que estamos analizando.

EL EJÉRCITO DE TIERRA EN 1975: LOS DOCUMENTOS DEL ARCHIVO PEDRO SAINZ RODRÍGUEZ

Estos informes tenían por objeto analizar el cuerpo de generales, jefes y oficiales del Ejército
de Tierra, el más numeroso e importante de las FAS, pues contaba con 21.278 miembros, frente a
los 4.083 de la Armada y los 4.785 del Ejército del Aire 14.
Dentro de esta institución, la élite estaba constituida por los catorce tenientes generales que
ocupaban los destinos de ministro del Ejército –comandante en jefe del Ejército–, jefe del Estado

9
Herrero de Mión defendía el poder constituyente del rey y su capacidad para cambiar el sistema mediante un
referéndum. Véase Herrero y Rodríguez de Miñón, M., El principio monárquico: Un estudio sobre la soberanía del rey
en las Leyes Fundamentales, Madrid, EDICUSA, 1972.
10
Este grupo de juristas defendían la posibilidad de una reforma del sistema a través de la modificación de las Leyes
Fundamentales que articulaban la dictadura. Esteban, J. et alli, Desarrollo político y Constitución española, Barcelona,
Ariel, 1973.
11
Informe septiembre 1975, p. 1.
12
Informe septiembre 1975, p. 3.
13
Gómez Rosa, F., La Unión Militar Demócrata en la transición política, Madrid, Universidad Complutense, 2007, pp.
186-193.
14
Alto Estado Mayor, Anuario Estadístico Militar, 31-XII-1975, Madrid, Alto Estado Mayor, 1976.

3
Mayor Central (EMC) –jefe de Estado Mayor (EM) del ministro–, director general de la Guardia
Civil, y las capitanías generales de las nueve regiones militares peninsulares, Baleares y Canarias 15.
De los dos documentos, el más importante era el fechado en agosto de 1975; pues el de
septiembre se limitaba a ser una ampliación y corrección de errores del mismo, que demostraban
que sus autores eran civiles. La estructura, muy similar en ambos, se articulaba en cinco puntos. El
primero, que sólo aparecía en el de agosto, era la presentación del documento. El segundo, el más
importante, analizaba detalladamente los diferentes mandos del Ejército; distinguiendo cuatro
niveles en función de los empleos militares. El tercero, abordaba la subversión dentro del Ejército,
incluyendo tanto los movimientos de la extrema derecha como a la UMD. El cuarto, se centraba en
la relación entre el entonces príncipe de España y el Ejército. Y el quinto, recogía el pronóstico que
realizaban los autores sobre la situación y el papel del Ejército a medio plazo.

Presentación

En este punto, los autores del documento hacían referencia a dos aspectos fundamentales.
El primero, eran las fuentes utilizadas para realizarlo, que incluían desde militares en activo
pertenecientes a todos los empleos16, incluyendo a miembros del Servicio de Información Bis del
Ejército (SIBE)17; reconociendo también que “algunos puntos del informe quedan sin una
confirmación suficiente” debido “a la dispersión que supone el verano y el trabajo ‘a ralentí’, por
esta causa, de dichos servicios”18. El segundo, su “fiabilidad elevada”19.

Cuerpo de oficiales

Los autores del documento, en función del origen, edad y participación o no en la Guerra
Civil, dividían a los mandos del Ejército en cuatro niveles20:

a) Nivel Superior
b) Nivel Alto
c) Nivel Medio
d) Nivel Inferior

a) Nivel Superior

Bajo esta denominación, los autores del documento incluían “a los Tenientes Generales y
Generales de División de la escala activa y grupo A, o sea, los que ejercen los mandos de las
grandes unidades y ocupan los cargos de mayor responsabilidad”21. Del análisis realizado,

15
Muñoz Bolaños, R., «La institución militar en la posguerra (1939-1945)» en Fernando Puell de la Villa y Sonia Alda
Mejías (eds.), Los ejércitos del franquismo (1939-1975), Madrid, IUGM-UNED, 2010, pp. 22-29.
16
Informe agosto 1975, p. 1.
17
Su misión era el control ideológico de los mandos y soldados de las diferentes unidades. Almenara Martínez, V., Los
servicios de inteligencia en España, Madrid, Arcopress, 2010, pp. 20-21.
18
Informe agosto 1975, p. 1.
19
Ibid., p. 1.
20
Ibid., p. 1.
21
Ibid., p. 2. Los tenientes generales pasan a situación B a los 66 años y los generales de división a los 64. La Ley
12/1961, de 19 de abril, sobre declaración de aptitud para el ascenso y ascensos en régimen ordinario de los Oficiales
Generales y particulares en el Grupo de Mando de Armas y sus asimilados de la escala activa del Ejército de Tierra.
Boletín Oficial del Estado (BOE), 22 de abril de 1961. Puntualmente modificada por la Ley 15/1973, de 19 de
diciembre. BOE, 20 de diciembre de 1973.

4
destacaban dos datos de gran importancia. Por un lado, el carácter conservador y escasamente
prestigioso de estos militares. Así, de los tenientes generales afirmaban22:

Con carácter general (…), son conservadores, tratando de mantener las posiciones alcanzadas, sin
manifestar abiertamente preferencias políticas aunque se les supone una adhesión al Régimen. Carecen
de personalidad diferenciada y su prestigio entre los grados inferiores es pequeña, lo mismo como
militares que como personas.

Por su parte, los generales de división escribían: “De los 40 que forman la plantilla en activo
la mayoría pertenecen al tipo medio militar, sin mayor preparación ni prestigio, indiferentes en
materia política, de signo conservador”23.
Por otro, la crudeza y amplitud con la que describían a sus integrantes; lo que iba a tener
gran trascendencia en la política de elección de mandos que se iba a iniciar una vez muerto
Franco. En esta descripción, distinguían tres grupos en función de su procedencia.
El primero –residual por cuestiones de edad– estaba constituido por los militares
pertenecientes a las promociones formadas en las antiguas academias específicas de cada Arma y
Cuerpo, existentes hasta la creación de la Academia General Militar (AGM) en 1927. Eran, por su
trayectoria vital, y las vivencias que habían tenido, extraordinariamente conservadores y
partidarios del status quo. Pero, dada su edad, su influencia en el futuro sería nula. A este grupo
pertenecían dos tenientes generales: Luis Gómez Hortigüela (15 de abril de 1976)24, capitán
general de la III Región Militar, y Luis Díez Alegría (1 de octubre de 1975), jefe de la Casa Militar de
S. E. el Generalísimo25.
El segundo, mayoritario, estaba constituido por los “generales de Franco”; nombre dado a
los cadetes formados bajo su dirección en la AGM durante el periodo comprendido entre 1928 y
1931. Sus miembros ocupaban en 1975 la casi totalidad de la capitanías generales, la jefatura del
Estado Mayor Central (EMC) y el Ministerio del Ejército, asemejándose ideológicamente a los
anteriores. Además, al haber nacido entre 1910 y 1913, tendrían el control del Ejército hasta 1978-
1979; siendo por tanto el principal apoyo del entonces príncipe de España si decidía mantener el
franquismo26. De este grupo, destacaba la información que se daba sobre dos de sus integrantes
que iban a tener gran importancia en la Transición.
Por un lado, el teniente general Fernando de Santiago y Díaz de Mendívil (23 de julio de
1976), director del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), del que se
afirmaba: “de buena formación militar; inteligente; enérgico; carece de ideas políticas; partidario
del Príncipe. Tiene algún prestigio en el Ejército”27. Su ideología monárquica y su prestigio le
convertirían en vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa en el primer
Ejecutivo de Juan Carlos I. No obstante, en su nuevo destino, este militar terminaría demostrando
mayor devoción por el recuerdo de Franco que por el rey28.
Por otro, el militar más importante de la Transición: el general de división Manuel Gutiérrez
Mellado (30 de abril de 1976), comandante general de Ceuta, del que se hacía el análisis más
extenso que aparecía en el documento29:

22
Informe agosto 1975, p. 2.
23
Ibid., p. 4.
24
La fecha entre paréntesis indica el día de su pase a situación B, lo que implicaba la imposibilidad de ejercer mandos
operativos en el Ejército.
25
Informe agosto 1975, p. 4.
26
Ibid., p. 11.
27
Informe agosto 1975, p. 4.
28
Sobre el cese de De Santiago por Suárez, véase Muñoz Bolaños, R., “Movimientos involucionistas y tramas golpistas”
en Fernando Puell de la Villa y Silvia Ángel Santano (eds.), El legado del general Gutiérrez Mellado, Madrid, IUGM-
UNED, 2013, pp. 197-199.
29
IHCM, Escalillas del Arma de Artillería. Año 1975. Puell de la Villa, F., Gutiérrez Mellado, op. cit., pp. 169-176.

5
Inteligente; trabajador; preparado; honesto. Varios años de Secretario General del Alto Estado
Mayor de donde era el alma. Jefe Militar de las negociaciones con los EE.UU., cargo que simultánea con
el mencionado. Su postura política: “Las Instituciones después de Franco”, pero su natural inquietud
frente al porvenir de España quizá le hagan cambiar de actitud. Procede de la Academia General de
Franco. Prestigio entre los que le conocen.

Por estas características era la persona elegida para –como vicepresidente del Gobierno para
Asuntos de la Defensa (1976-1979) y de Seguridad (1979-1981), sustituyendo a De Santiago–
dirigir la “transición militar”, un proceso que sería paralelo a la transición política, y cuyo éxito fue
clave para la consolidación de la democracia30. Sin embargo, en agosto de 1975, estos destinos no
estaban en el horizonte de este militar; pues, sino ascendía a teniente general, su carrera
terminaría en ocho meses31.
El tercero, el formado por los hombres que habían entrado en el Ejército en tiempos de la II
República. El documento hacía un análisis muy detallado del mismo, ya que por edad –habían
nacido entre 1915 y 1917– y por el avance en los escalafones en los años siguientes, iban a
convertirse en los líderes del Ejército a partir de 1978-1979. Además tenían unas características
específicas, entre las que destacaban tres: Una mayor inquietud política, formación universitaria
en muchos de ellos, y destinos en el extranjero que “les amplía el plano de visión de la política
española, al disponer de más ocasiones de contrastarla con las de otras naciones occidentales” 32.
Era la primera característica la que les convertía, para los autores del documento, en los militares
más peligrosos a medio plazo si el príncipe de España, una vez convertido en Jefe del Estado,
decidía mantener el régimen franquista33. Del mismo, destacaban dos militares que iban a tener
un importante papel en la Transición: el teniente general José Vega Rodríguez (19 de diciembre de
1979), director general de la Guardia Civil, y el general de división Jaime Milans del Bosch y Ussía
(8 de junio de 1979), general jefe de la gran unidad más poderosa del Ejército español, la División
Acorazada (DAC) Brunete n.º 1.
El primero constituía un caso único en el Ejército español, como muy bien recogía el informe
de agosto: “«Tiene mentalidad de guardia 2.º» dicen los mandos de la Guardia Civil, entre los que
no cuenta con simpatías. Poca formación cultural; ambiciones políticas; tiene contactos con
grupos de la oposición moderados, conocidos del Gobierno. Prestigio discutido”34. En el de
septiembre, se hacía referencia a un incidente que había tenido lugar el 20 de agosto de 1975,
durante el entierro del teniente de la Guardia Civil Antonio Pose Rodríguez, asesinado por el
Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP), el 16 de ese mismo mes, donde un grupo de
guardias civiles había zarandeado los coches de tres ministros, incluido el del Ejército, lo que iba a
suponer su relevo “del cargo de Director General de la Guardia Civil” y su sustitución “por uno de
los considerados «duros»; al parecer Campano”35. El informe acertaba porque el teniente general
Ángel Campano López sustituyó a Vega el 10 de octubre. Pero esto no supuso el final de la carrera
militar de Vega, como implícitamente deseaban los autores del documento, pues le veían como a
un futuro “Spinola español”. De hecho, a partir de 1975, Vega manifestaría sus “ambiciones
políticas”, apoyándose en sus contactos con la oposición, lo que le convirtieron en uno de los
militares más importantes del momento. Gutiérrez Mellado, conociendo su no oposición al cambio

30
Muñoz Bolaños, R., “La última trinchera: El poder militar y el problema de la Unión Militar Democrática durante la
transición y la consolidación democrática, 1975-1986”, Historia del Presente, 25 (2015), pp. 151-162.
31
Gutiérrez Mellado pudo ascender a teniente general porque se produjo una vacante en este empleo tras el
fallecimiento en accidente de tráfico del capitán general de la IV Región Militar, teniente general Bañuls Navarro, el 3
de marzo de 1976. Puell de la Villa, F., Gutiérrez Mellado, op. cit., p. 176.
32
Informe agosto 1975, pp. 5-6.
33
Ibid., p. 11.
34
Ibid., p. 4.
35
Ibid., p. 2.

6
político, le nombró Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME) en 1977, poniéndole así al frente del
Ejército. Sin embargo, realmente aspiraba a un puesto en el Gobierno, más concretamente al de
Gutiérrez Mellado, al que superaba en el escalafón 36. De ahí, que empezase a cortejar a los
partidos de izquierda, especialmente al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), llegando a
definirse como “socialdemócrata”37, y a alabar públicamente las virtudes militares de Valentín
González El Campesino y Enrique Lister. Esta actitud de Vega terminaría provocando su
enfrentamiento con el vicepresidente del Gobierno y su dimisión como JEME en 197838, lo que
supondría el fin de su carrera militar.
Muy distinta era la opinión que vertían sobre Milans del Bosch: “Inteligencia media; buena
preparación militar; pocas simpatías; muy afecto al Régimen y al Príncipe. Algún prestigio. Manda
la unidad más fuerte del Ejército”39. De hecho, este militar monárquico y conservador, por edad,
hoja de servicios, posición social y contactos políticos, estaba destinado a liderar, a medio plazo, el
Ejército. Sin embargo, su manifiesta oposición al cambio político, le terminarían convirtiendo en
una de las cabezas del golpe de Estado del 23-F40.
Por último, existía un militar de este nivel que no pertenecía a ninguno de estos tres grupos:
el azul Campano López, el primer alférez provisional que alcanzó el empleo de teniente general.
Este grupo de oficiales procedía del mundo civil, y habían ingresado en el Ejército durante la
Guerra Civil. Al finalizar el conflicto, 10.709 oficiales de este grupo41 se incorporaron al mismo
como profesionales, engrosando los escalafones. La mayoría procedían de familias de clase media
y, en buena medida, de zonas rurales. De ello, en parte, derivaba el acentuado carácter
conservador de este grupo, definiéndose como anticomunistas, antiliberales y fuertemente
nacionalistas, lo que les convirtió en los más firmes defensores de las esencias del régimen
franquista42. Campano era el representante más acabado de este grupo. En agosto de 1975, era
capitán general de la I Región Militar, siendo definido como: “Politizado; en el mundo de los
negocios; ambicioso. Muy afecto a Franco. Se supone irá a la Casa del Generalísimo en Octubre.
También se habla de él como Ministro del Ejército y Jefe del Gobierno. Poco prestigio en el Ejército
por su politización”43. A pesar de este desprestigio, en 1975, era uno de los militares más
importantes del Ejército, ya que contaba con el apoyo de veteranos e influyentes tenientes
generales azules –Alfonso Pérez Viñeta y Tomás García Rebull, en la reserva y Carlos Iniesta Cano,
en situación B– y sobre todo del circulo de El Pardo; grupos contrarios a cualquier evolución del
régimen en sentido democrático y a la figura del entonces príncipe de España. Estos apoyos fueron
claves para que fuese nombrado director general de la Guardia Civil 44. Sin embargo, tras la muerte
de Franco, esas relaciones dejaron de tener importancia; lo que influiría en su carrera. Pues,
Suárez y Gutiérrez Mellado, que nunca confiaron en el por su ideología franquista y falangista,
utilizaron como excusa unos actos de indisciplina en el seno de la Guardia Civil, que tuvieron lugar
en diciembre de 1976, para desalojarle de la dirección de ese Cuerpo45. Y, tras permanecer unos
meses en situación de “disponible”, pasaría a la Capitanía General de la VII Región Militar

36
FOM, Entrevista al capitán general honorario Manuel Gutiérrez Mellado, Madrid, 8/9/1987.
37
Mérida, M., Mis conversaciones con los generales, Plaza & Janés, Barcelona, 1979, p. 269.
38
Diario 16, 19 de mayo de 1978.
39
Informe agosto 1975, p. 5. APA, Causa 2/81, Sumario, f. 2504.
40
Muñoz Bolaños, R., 23-F, op. cit., pp. 59-60. Muñoz Bolaños, R., “Un incidente militar en la Transición: La elección del
general Gabeiras como jefe del Estado Mayor del Ejército (1979)”, Historia Contemporánea, 50 (2015), pp. 270-273.
41
Busquets, J., Aguilar, M. Á. y Puche, I., El Golpe. Anatomía y claves del asalto al Congreso, Barcelona, Ariel, 1981, p.
9.
42
Informe agosto 1975, p. 6.
43
Informe agosto 1975, p. 2.
44
Preston, P., Franco, op. cit., p. 948.
45
Martín Villa, R., Al servicio del estado, Barcelona, Planeta, 1985, p. 151.

7
(Valladolid) –un destino secundario en relación con los que había tenido anteriormente–, donde
permanecería hasta su pase a situación B en 1981.

b) Nivel Alto

Con este nombre, los autores del informe, incluían “a los Generales de Brigada y Coroneles,
porque su actitud ante la crisis política española es más o menos la misma, salvando los errores de
todas las generalizaciones”46. Los generales de brigada pertenecían mayoritariamente a las
promociones que habían ingresado durante la II República y en menor medida a las de alféreces
provisionales47. Sobre estos últimos afirmaban: “Estos Alféreces Provisionales, que por ser los
primeros de estas promociones, son en general los más valiosos de esta procedencia, son los que
se incorporaron al Ejército en plena guerra., desde julio de 1936 a abril de 1939”48. Pero, sobre
todo “la totalidad de los escalafones de Coroneles de las distintas armas y la mayor parte de los
escalafones de Tenientes Coroneles de los mismos”49. Y, lo que era más importante, los autores
del documento consideraban que serían un fuerte apoyo para el futuro rey si decidía mantener el
régimen franquista50.

c) Nivel Medio

Estaba integrado por los militares que tenían el empleo de teniente coronel, pertenecientes
a dos grupos: el de los alféreces provisionales y el de las primeras promociones de oficiales de la
AGM, formados a partir de 1942, concretamente a las diez primeras, comprendidas entre 1942 y
1951. Ideológicamente estos militares se aproximaban a los Alféreces Provisionales, pero entre
ellos existía una «ruptura» por dos causas51:

1.º El T. Coronel procedente de Oficial Provisional tiene una mentalidad social y política distinta al
que no participó en la guerra.
2.º Dicho T. Coronel, que forma la escala de los procedentes de la guerra, tiene en general, una
preparación militar inferior a los procedentes de la Academia General Militar.

Pero, más allá de estas diferencias, lo verdaderamente importante de los militares de este
empleo radicaba en su carácter franquista y en su futuro a medio plazo, ya que a partir de 1979,
ocuparían los empleos de coronel y de general de brigada, siendo también un fuerte apoyo del
futuro rey si decidía mantener el franquismo. Sin embargo, como esto no ocurrió, de este nivel
saldrían los principales núcleos golpistas de la Transición: el del teniente coronel de la Guardia Civil
Antonio Tejero Molina, miembro de la X promoción (1951), figura clave del golpe de Estado del 23-
F52; el de los “coroneles”, liderada por el coronel de Artillería DEM José Ignacio San Martín López,
perteneciente a la I promoción (1942), y el de los “técnicos”, dirigido por su compañero de
promoción y empleo Luis Muñoz Gutiérrez 53.

d) Nivel Inferior

46
Informe agosto 1975, p. 3.
47
Ibid., p. 5.
48
Ibid., p. 5.
49
Ibid., p. 5.
50
Ibid., p. 11.
51
Ibid., pp. 6-7.
52
Muñoz Bolaños, R., 23-F, op. cit., pp. 60-64.
53
Muñoz Bolaños, R., “«Espontáneos», «Coroneles» y «Técnicos»: Las tramas militares golpistas y la «Solución
Armada» (1980-1981)”, Tiempo Presente. Revista de Historia, 4 (2016), pp. 9-25.
Ibid., pp. 98-113.

8
Estaba constituido por los militares que tenían el empleo de comandante, capitán y teniente
en 1975. Dentro del mismo, destacaban los comandantes, capitanes y tenientes pertenecientes a
las promociones comprendidas entre la XI (1952) y la XXII (1963) de la AGM. Pues, como indica
Puell, componían un conjunto peculiar, muy atípico en un régimen autoritario, debido a que nadie
se preocupó de formarles ideológicamente durante su educación castrense54. Esta característica
aparecía reflejada en el informe de agosto de 197555:

En este nivel puede observarse:


a) Una proporción apreciable que posee estudios universitarios, con carrera terminada o no.
b) Una proporción apreciable de cursillistas de las distintas especialidades del Ejército.
c) Un número apreciable de diplomados de Estado Mayor.
Esta condición de grupo preocupado por aprender, unido a que la Guerra Civil aparece para ellos
en una gran lejanía y no comprenden del todo las razones de aquella ruptura, lo hace muy permeable a
las preocupaciones de la Sociedad actual, ya perceptibles en la prensa diaria y sobre todo en las revistas,
y no ven la razón de nuestra separación de Europa.

Precisamente, de este grupo habían surgido los integrantes de la UMD y se consideraba


especialmente peligroso del Ejército, pues a partir de 1979 estarían al frente de las unidades
operativas del Ejército –batallones y compañías–, lo que les podría permitir derribar la monarquía,
si esta mantenía el franquismo56.
Por el contrario, las promociones formadas entre 1964 y 1975 eran fuertemente franquistas,
gracias a la labor del entonces general de brigada de Infantería Iniesta Cano, director de la AGM,
que creó unos ciclos de conferencias, para que los más importantes ideólogos del franquismo –
Jesús Fueyo y Blas Piñar, entre otros–, adoctrinasen a los cadetes57. Sin embargo, dada la edad y el
grado de sus miembros –tenientes–, era, sin duda, el menos importante de los subgrupos del
Ejército a medio plazo.

Los movimientos subversivos: La extrema derecha y la UMD

Como reflejo de la situación de división intergeneracional existente en el seno del Ejército,


los autores del documento hacían referencia a lo que denominaban “movimientos subversivos”;
distinguiendo dos:

a) La subversión de derechas.
b) La subversión liberal.

a) La subversión de derechas

Con este término, los autores del documento se referían a los movimientos que un conjunto
de civiles y militares pertenecientes a la élite franquista más conservadora estaban realizando con
el objetivo de impedir cualquier cambio político en sentido democrático. Dentro de los primeros,

54
Puell de la Villa, F., Gutiérrez Mellado, op. cit., p. 196.
55
Informe agosto 1975, p. 7.
56
Ibid., p.11.
57
Iniesta Cano fue director de la AGM entre los años 1963 y 1967. Además de su preocupación por la formación
ideológica de los cadetes, destacó por su intento de acercar la sociedad civil al Ejército. Así creó el Premio Academia
General, entregado por el Rector de la Universidad de Zaragoza a un alumno de la misma, y, en contraprestación, el
Premio Universidad de Zaragoza, para el alférez alumno de la Academia, nº 1 de su promoción. Véase Iniesta Cano, C.,
Memorias y recuerdos, Barcelona, Planeta, 1984, p. 182 y Busquets, J. y Losada, J. C., Ruido de sables. Las
conspiraciones militares en la España del siglo XX, Barcelona, Crítica, 2003, p. 8.

9
se referían concretamente a Blas Piñar, del que se afirmaba que “ha sabido desarrollar una
propaganda muy hábil en el Ejército, valiéndose de su revista «Fuerza Nueva» que se recibe
gratuitamente en todas las Salas de Banderas, Cuarteles Generales, Ministerio y demás
Dependencias”58.
En el ámbito militar, el documento se refería a los generales azules, haciendo mención al
hecho de que, salvo Campano, estaban en situación B o en la reserva59, lo que les impedía ocupar
mandos operativos en el Ejército.
También citaba otros tres núcleos de extrema derecha dentro del Ejército que, demostraron,
con posterioridad, la fiabilidad del documento.
El primero, recogido en el documento como “la labor desarrollada por la famosa «política
paralela» creada por Carrero Blanco y dirigida por el T. Coronel San Martín, que perdió fuerza e
influencia a la muerte de su creador”60, se refería al Servicio de Documentación de la Presidencia
del Gobierno (SECED), el órgano de información contra la subversión creado por el presidente del
Gobierno asesinado por Euskadi Ta Askatasuna (ETA), en el que estuvieron destinados buena
parte de los miembros de movimientos golpistas de los “coroneles”: Juan Ramón Pardo de
Santayana y Coloma, Joaquín Villalba Sánchez de Ocaña, Armando Marchante Gil o Ricardo Pardo
Zancada61.
El segundo, parte de los integrantes del SIBE62, donde habían ido destinados algunos
antiguos miembros del SECED, y de donde saldrían los componentes del movimiento golpista de
los “técnicos”: Muñoz Gutiérrez, y Jesús y José Crespo Cuspinera63.
El tercero, las unidades destinadas en el Sahara Occidental, de las que decían que “una
mayoría de los mandos de esta guarnición son seguidores de Blas Piñar”64. Parte de estas unidades
pertenecía a la DAC Brunete, que durante la Transición, y como se demostraría en el golpe de
Estado del 23-F, sería uno de los principales núcleos golpistas del Ejército. Sus mandos habían
permanecido destinados en la misma desde la crisis del Sahara Occidental, empezando por el
propio San Martín, que en 1974 era jefe del Grupo de Artillería Autopropulsada (ATP) XII, y en
1981, jefe de Estado Mayor (EM) de la misma 65.

b) La subversión liberal: La UMD

El documento comenzaba localizando a sus integrantes dentro de los empleos de


comandante y capitán por las razones que dadas anteriormente66. Para, a continuación, se
explicaban la evolución de esta organización en 1974-1975, abordando tres puntos:

1. La frustración técnica o militar

Era una de las dos causas que estaban en el origen de la organización, y tenía que ver con las
carencias materiales y falta de entrenamiento de las unidades militares españolas 67. Era una
sensación general en todo el Ejército. No obstante, operaba principalmente en el Nivel Inferior, en

58
Informe agosto 1975, p. 9.
59
Informe agosto 1975, p. 11.
60
Ibid., p. 11.
61
APA. Testimonio escrito del coronel de Artillería DEM José Ignacio San Martín López, Madrid, 28 de abril de 1998.
62
Informe agosto 1975, p. 8.
63
Muñoz Bolaños, R., 23-F, op. cit., pp. 98-103.
64
Informe agosto 1975, p. 8.
65
Muñoz Bolaños, R., 23-F, op. cit., pp. 152-163.
66
Informe agosto 1975, p. 8.
67
Ibid., pp. 8-9.

10
donde, al intentar encontrar sus causas, se culpaba a los ministros del Ejército que consintieron
este estado de cosas, llegando en último término a culpar al propio régimen y a Franco.

2. La frustración política y social

Era la segunda causa, y derivaba del rechazo que el franquismo tenía en el mundo
occidental, al que sin embargo le unía la lucha contra el comunismo 68. Esta situación les llevaba a
apostar por la necesidad de un cambio político que supusiera la completa democratización de
España; objetivo fundamental de la UMD como reconocieron sus integrantes en una carta que
enviaron al teniente general Manuel Gutiérrez Mellado69.

3. La conspiración para la sedición del mes de julio

Bajo este epígrafe se explicaba el proceso de desarticulación de la UMD, por el SIBE, cuyo
responsable el entonces coronel de Artillería DEM José María Sáenz de Tejada y Fernández de
Bobadilla70, antiguo alférez provisional y un militar que tuvo gran importancia en la Transición,
alcanzando en 1984 el cargo de JEME. Sáenz de Tejada reconocería posteriormente que era
necesario intervenir contra la UMD para evitar que pudiera seguir creciendo en una situación de
incertidumbre provocada por la enfermedad final del general Franco. Pues, se trataba de una
organización clandestina que podía romper la unidad del Ejército, y había sido precisamente esa
dinámica la que había provocado la Guerra Civil. Por tanto, había que salvar la cohesión interna de
la institución militar y había que hacerlo de forma rápida. Y así fue la operación que permitió el
arresto, el 29 de julio, de nueve de sus miembros 71.
Tras estas detenciones, la organización quedó no sólo descabezada, sino que su existencia
fue conocida por todos los integrantes de las FAS y por la opinión pública.

El príncipe y el Ejército

En este punto, de especial trascendencia para el futuro de la monarquía, cuya consolidación


era el principal objetivo de los redactores de los documentos, se trataban tres aspectos de
especial relevancia.
El primero era el apoyo del entonces príncipe de España entre los militares, que según los
autores, disminuía de forma inversamente proporcional a la edad de los oficiales72.
El segundo, la relación que el futuro Jefe del Estado había mantenido con los miembros del
Ejército, destacando en este sentido el hecho de que tenía contactos con todos los niveles, pero
con desigual resultado, ya que era “objeto de crítica” en los “niveles más bajos”73.
El tercero, la presencia de militares en la Casa de S.A.R. el príncipe de España, que los
autores de los documentos consideraban adecuada “para que el Príncipe tenga un prestigio en el
Ejército”74, pero hacían una fuerte crítica de los oficiales que individualmente ocupaban esos
puestos. Las razones que daban eran “su carácter aristocrático, unido a que estos militares no son
excesivamente inteligentes ni poseen una preparación política de acuerdo con las circunstancias,

68
Ibid., p. 9.
69
ALA, Carta de la U.M.D. al Excmo. Sr. Don Manuel Gutiérrez Mellado. Madrid, 6 de octubre de 1976, carpeta UMD, p.
2.
70
Informe agosto 1975, p. 3.
71
FOM, Testimonio del general de Ejército José María Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla, Madrid, 29 de
septiembre de 1987.
72
Informe agosto 1975, p. 10.
73
Ibid., p. 10.
74
Ibid., p. 10.

11
ayuda poco a formar una imagen del Príncipe aceptable al Nivel Inferior”75. Eran dos generales: el
de brigada de Caballería Nicolás de Cotoner y Cotoner, marqués de Mondejar, jefe de la Casa de
S.A.R. el Príncipe de España y el de brigada de Artillería Alfonso Armada Comyn, marqués de Santa
Cruz de Rivadulla, secretario de S.A.R. el Príncipe de España. Ambos eran antiguos alféreces
provisionales, supernumerarios del Opus Dei, profundamente monárquicos y franquistas, y
partidarios de que el futuro rey mantuviera el régimen dictatorial en su integridad76. De los dos,
sólo hacían referencia a Armada, por considerarle el militar clave del entorno del futuro rey –lo
que era cierto– y el vínculo de unión entre los palacios de El Pardo y La Zarzuela. Su retrato era
muy crítico77:

Alfonso Armada no es bien visto en los niveles de mando inferior, cuya actuación va a ser decisiva en un
futuro próximo, ni tampoco en los de su nivel, siendo objeto de crítica por:
a) El favoritismo que supone el permanecer en Madrid en todos los empleos, desde Capitán a General,
para que pueda simultanear su destino militar con el servicio en la Casa del Príncipe, con su trabajo
en la Junta de Energía Nuclear y en asociaciones de tipo socio-religioso de carácter ultraconservador
a las que pertenece.
b) Por su postura conservadora (del «bunker») y conocidas simpatías por Blas Piñar (…).
c) Su carácter poco simpático.

Estas características de la personalidad de Armada explicarían porque los autores del


documento pensaban que “sería conveniente apartarle del lado del Príncipe, para que tenga éxito
la operación de «despegue»”78. En este sentido, como en otras ocasiones, el documento demostró
una gran fiabilidad. Pues, una vez muerto Franco, este militar –con el apoyo del marqués de
Mondejar– trabajaría cerca del rey, para mantener el régimen franquista, apoyando la continuidad
de Carlos Arias Navarro. Esta actitud fue la causa de su enfrentamiento con el mentor político de
Juan Carlos I, Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, primero79, y después con el presidente del
Gobierno, Adolfo Suárez, lo que provocaría su cese como secretario de Juan Carlos I80.
Posteriormente, sería el personaje clave del golpe de Estado del 23-F81

Resumen y conclusiones

En este punto, en el informe de agosto, no sólo se resumía la totalidad de su contenido; sino


que se hacían dos predicciones de enorme importancia.
La primera, que hasta 1978/1979, los principales mandos del Ejército estarían ocupados por
los “generales de Franco”, que constituían el mayor apoyo al régimen dentro de las FAS, y que
trasladarían esa lealtad al futuro rey.
La segunda, que a partir de 1978/1979, tendrían lugar un cambio de suma importancia en la
élite militar; articulado en tres niveles. Los mandos del Nivel Superior pasarían a estar ocupados
por los militares que habían ingresado en el Ejército durante la II República, “cuyo fervor por

75
Ibid., p. 10.
76
Cierva, R. de la, Opus Dei: controversia y camino, Madrid, ARC, 1997, pp. 31-32. Armada, A., Al servicio de la Corona,
Barcelona, Planeta, 1983, pp. 139-140 y 149. Cuenca Toribio, J. M., Conversaciones con Alfonso Armada. El 23-F,
Madrid, Actas, 2001, pp. 73 y 93.
77
Informe agosto 1975, pp. 4-5.
78
Ibid., p. 4.
79
Fernández-Miranda, P. y A., Lo que el Rey me ha pedido. Torcuato Fernández-Miranda y la reforma política,
Barcelona, Plaza&Janés, 1995. p. 97.
80
Calvo Sotelo, L., Memorias, Barcelona, Plaza & Janés, 1993, p. 21. Peñaranda, J. M. de, Desde el corazón del CESID,
Madrid, Espasa-Calpe, 2012, p. 213. La versión de Armada: Cuenca Toribio, J. M., Conversaciones, op. cit., pp. 93-94.
APA, Causa 2/81, Acta de la celebración del Consejo, Fs. 103-103v.
81
Muñoz Bolaños, R., 23-F, op. cit., pp. 77-78.

12
Franco y su Régimen estará muy debilitado”82. Los de Nivel Alto, por alféreces provisionales y
miembros de las primeras promociones de la AGM, “afectos al régimen”83. Por último, los del Nivel
Medio, por miembros de las promociones de la AGM comprendidas entre 1952 y 1963, “que ya
está iniciando su repulsa al Régimen, y que dentro de unos años habrá aumentado en influencia y
número”84. Esta división haría que85:

El Ejército entrará en un periodo de crisis, que determinará la caída del Régimen, si las circunstancias
políticas y sociales no le han derrumbado con anterioridad, arrastrando en su caída al Príncipe, si antes no ha
tomado la determinación de separarse del Régimen.

Para evitar esa crisis, que consideraban segura y de consecuencias irreversibles, los autores
del documento hacían la siguiente advertencia al futuro Jefe del Estado, que se cumpliría
totalmente86

Existe, pues, un margen de unos tres años en que su acceso al Trono tras el fallecimiento de Franco está
asegurado. Transcurrido este plazo, el acceso al Trono sería más problemático e incluso imposible, y aun
instalado en él, si sigue la política del Régimen, será obligado a dejarlo.

CONCLUSIÓN

Los dos documentos que hemos analizado presentaban en algunos casos generalizaciones
excesivas y cierto presentismo, especialmente en relación con la influencia de la UMD y la
posibilidad de que en España se produjera una sublevación militar similar a la que había tenido
lugar en Portugal en 1974. El Ejército español pertenecía a una cultura militar muy distinta, y era
mucho más conservador que el del país vecino, siendo en general afecto al franquismo, salvo en el
caso de los llamados “úmedos”. Igualmente, por razones obvias, no podían tener en cuenta
determinados acontecimientos que se produjeron años después, como la oleada terrorista
encabezada por ETA y los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), el auge
de las posiciones separatistas y la agudización de la crisis económica, que provocaron fuertes
tensiones en el seno de las FAS, y radicalizaron la posición políticas de muchos de sus integrantes.
Pero en términos globales, tienen una gran importancia para conocer la historia reciente de
nuestro país por su fiabilidad, especialmente en relación con cuatro aspectos, que fueron claves
en el proceso de cambio político.
El primero, la actitud decidida del Juan Carlos I en favor de un proceso de democratización
rápido, ya que conocía sus conclusiones sobre que grupos ocuparían los diferentes niveles del
Ejército a corto y medio plazo 87. Esta posición le permitió no sólo salvaguardar la institución que
encabezaba, sino también la propia estabilidad y paz del país.
El segundo, vinculado con el anterior, que este cambio político se produjo en el periodo
recogido en estos informes, más concretamente entre el 2 de julio de 1976 –nombramiento de
Suárez como presidente del Gobierno– y el 6 de diciembre de 1978 –aprobación de la constitución
en referéndum popular–. Es decir, antes de 1979.
82
Informe agosto 1975, p. 11.
83
Ibid., p. 11.
84
Ibid., p. 11.
85
Ibid., p. 11.
86
Ibid., p. 10.
87
A comienzos de septiembre de 1975, don Juan Carlos comentó al embajador de los Estados Unidos Wells Stabler que
“si hasta entonces había pensado que contaría con el apoyo de los militares durante unos cuatro años, ahora empezaba a
creer que, si no se producía un cambio de régimen pronto, ese plazo de tiempo podría verse muy reducido”. Powell,
Ch., El amigo americano: España y estados unidos de la dictadura a la democracia, Barcelona, Galaxia
Gutemberg/Círculo de Lectores, 2011, p. 292.

13
El tercero, que el análisis de los diferentes grupos del Ejército y especialmente de los
militares de más alto empleo, se ajustó al devenir posterior de sus carreras militares con bastante
fiabilidad.
El cuarto y más importante, que la idea de que el Ejército estaba dividido en relación con el
cambio político se manifestaría a partir de 1976. Fue esa división la que hizo posible la
democratización de España de forma pacífica y legalista, al impedir cualquier intervención
institucional de las FAS en el ámbito político. Esta división quedaría plasmada en los cuatro
acontecimientos más importantes desde el punto de vista militar de la Transición:

1. La reunión del 8 de septiembre de 1976, donde Suárez presentó su proyecto de reforma


a la élite de las FAS, y donde los militares contrarios al cambio político –influidos por
civiles con el intelectual monárquico y antiguo ministro de Obras Públicas Gonzalo
Fernández de la Mora–, no pudieron imponer su postura por la indiferencia u oposición
de sus compañeros.
2. El Consejo Superior del Ejército (CSE) que tuvo lugar el 12 de abril de 1977, para estudiar
la legalización del PCE, y donde la postura intervencionista de algunos tenientes
generales como Pedro Merry Gordon, capitán general de la II Región Militar (Sevilla) fue
frenada por otros como Federico Gómez de Salazar o Antonio Ibáñez Freire, haciendo
inviable una intervención institucional del Ejército.
3. El golpe de Estado del 23-F, donde de nuevo la división existente entre los capitanes
generales de las distintas regiones militares, unido a la actitud de otros mandos del
Ejército, tanto a nivel de general como de jefe y oficial, impidió que la operación tuviera
éxito.
4. El golpe de Estado del 27-O, donde los tenientes generales, pertenecientes a las
promociones de la II República, y el Centro Superior de Información de la Defensa
(CESID), desarticularon la operación encabezada por coroneles y tenientes coroneles
pertenecientes a las primeras promociones de la AGM, los más derechistas del Ejército,
junto a los alféreces provisionales, tal como señalaba el informe.

Sin embargo, fue curioso que a lo largo de la Transición sólo existió un tema en el que la casi
totalidad de los integrantes del Ejército estuvieron de acuerdo: el rechazo a que los integrantes de
la UMD condenados y expulsados del Ejército reingresasen de nuevo en el mismo. Lo que, más allá
de sus diferencias, demostraba el carácter esencialmente conservador de sus miembros.

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