Derechos Fundamentales - Peces Barbas PDF
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1. INTRODUCCION
(*) Versión castellana de la voz "Diriti e doveri fundamentali" destinada al Novísimo Digesto
Italiano en la parte referente a los derechos.
establecenpor el poder, titular de la soberanía,y que afectana sectoresespe-
cialmenteimportantes para la organizacióny funcionamientodel Estado y de
la Sociedad.
d) Alguien tiene un derechoo un deber fundamental SQlocuandouna nor-
ma jurídica lo reconoceo lo establece.Sonderechosy deberesjurídicos. En el
lenguajeordinarío el término derechosfundamentales,derechoshumanos en
la utilización más extendida,se usa con un sentido más amplio, incluyendo
también aquellossupuestosen los cualesesos"derechos humanos" no están
incorporados al Derecho positivo. Se atríbuye así al término una dimensión
moral. Incluso sehabla de derechosmorales (MacCormick, Finney, Dworkin,
Feinberg,Nino, PérezLuño, Fernández).Si utilizásemosuna definición léxica
de derechoshumanostendríamosque aceptareseuso amplio queabarcatam-
bién a derechosno recogidos en el Derechopositivo. Pero seobtiene mayor
beneficio estipulando que derechosfundamentalesse refiere a aquellosdere-
chos recibidos por el Derechopositivo.
En relación con los deberesse puede haceruna argumentaciónsimilar.
e) No sedebedesconocer,sin embargola raíz éticaque estáenlos cimientos'
de los conceptosde derechosy deberesfundamentales,y queexplicala confu-
sión y la identificación de sus dimensionesética y jurídica. Si parececonve-
niente reservarlo jurídico para aquellasnormas aprobadaspor los órganos y
por los procedimientosestablecidosen la norma de identificaciónde normas
de un Ordenamiento positivo, y en esta matería, no todo lo que eseDerecho
positivo calificasecomo derechoo deber fundamentalpodría considerarseco-
mo tal. Sólo lo sería aquelDerechoque fuera coherenteconla moralidad críti-
ca que ha elaborado el conceptode derechosfundamentaleso derechoshuma-
nos con la pretensiónde incorporarlos al Derecho positivo, única dimensión
en la cual adquierenlos derechossupleno desarrollo. De ahí la importancia de
la indagaciónsobre esamoralidad crítica que llamo filosofia de los derechos
fundamentales.
f) Los derechosy los deberesfundamentalesson del individuo o de los gru-
pos, asociaciones,etc, enque los hombresse insertanpero, a diferenciade los
derechosy deberessubjetivos del ámbito del Derecho privado, no comportan
solamentebeneficios para el titular del derecho, ni los debereslimitan sola-
mentelas ventajasque proporcionan a unos directosbeneficiaríosde los mis-
mos. Suponenen ambos casosventajas adicionalespara el conjunto de los
hombres y también para la sociedad y para el Estado.
Cuando un ciudadano participa, con el ejercicio del derechode sufragio, no
solamenteseproduce un beneficio para él, sino tambiénpara el Estadoque re-
cibe el apoyo de s~ participación,para el Derechoque surja de esosórganosy
que tiene mayor consensoy mayor aceptación,y para los demásmiembrosde
la sociedada los que la participación política de eseciudadanosuponeuna
contribución para afrontar, entre todos, los problemas.
Cuando un ciudadano subvienea las cargas públicas como deber funda-
mental, estáproduciendoun beneficio no sólo al ministerio de Hacienda,ante
el que tiene que cumplir su deberde pago de los impuestos,sino al Estadoque
acrecientasu presupuestode ingresosy a los ciudadanosque se beneficiarána
través de los serviciospúblicos de esospagos.
g) Todas las observacionesque acabamosde hacer llevana una considera-
ción separadade los derechosy de los deberesfundamentales;aunqueexistan
conexionesentre ambosse distorsionaría y se forzaría el análisis al intentar
una consideraciónconjunta.
Históricamenteseha hechohincapié en uno u otro conceptosegúnlas épo-
cas. Las ideologíasprevalentesen el Estado Absoluto, o enlas modernasso-
ciedadesautoritarias y totalitarias han puesto el acento sobre los deberes,
mientras que las ideologíasliberal y democráticashan insistido en el papelpri-
mordial de los derechos.
Hoy parece razonableque esetratamiento autónomo se haga compatible
con las múltiples conexionesque al final habría que poner de relieve.
B) a) Derechosy deberesfundamentalesson un conceptohistórico. Solamen-
te en el mundo modernoa partir del tránsito a la modernidadsepuedehablar
propiamentede ellos. Las condicionessociales,económicas,culturales y polí-
ticas que surgen en esemomento histórico permiten usar esostérminos con
propiedad. Su uso para designara fenómenoso conceptospropios de etapas
histórícas anteríoresno es correcto.
Los deberes fundamentalesse encuentran plenamente en el Derecho de
cualquierade las formas políticaspropias del mundo moderno,incluido el Es-
tado absoluto. Los derechosfundamentalessólo aparecerán,en su dimensión
integral, reconocidosen el Derecho positivo, a partir del Estado liberal, con
una evoluciónque esindispensableconocerpara entenderplenamenteel fenó-
meno "derechos fundamentales".
b) Esteestudio histórico, para sercomprensivode todaslas dimensionesdel
problema arranca de los aspectosmoralesque estánen la raiz de los derechos
fundamentales.La afirmaciónde que alguientiene un derechoo un deberfun-
damentalsólo cuando una norma jurídica lo reconoceo lo establece,no debe
cerrar el camino a los cimientosmorales y a su justificación. La positivación
de los derechosfundamentaleses el último eslabónde un procesoque seinicia
muy previamente, con la aparición de un depósito de moralidad, la moralidad
que expresa la dignidad del hombre, moralidad crítica que tiene la pretensión
de convertirse en moralidad legalizada.
c) La dimensión moral previa que, en su proceso de desarrollo histórico, se
incorpora al Derecho positivo, para formar los diversos derecho y deberes se
sitúa en la historia, como hemos visto, pero tiene un indudable componente ra-
cional. La reflexión racional permite construir, en el ámbito filosófico una ex-
plicación y una justificación de esos conceptos en su origen y en su evolución
hasta alcanzar su plenitud por su reconocimiento jurídico positivo. Existen di-
versos modelos para esta tarea. Aquí sólo interesa poner de relieve para con-
cluir estas observaciones previas que razón e historia son dos puntos de vista
complementarios, y en ningún caso excluyentes para entender el fenómeno de
los derechos fundamentales. La razón y su situación en la historia, la razón
histórica es el instrumento de análisis que desde el dato antropológico de la
condición humana permitirá llegar a las ideas de derechos y deberes funda-
mentales.
A) Fundamentación histórica
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libertad y de las instituciones jurídicas y políticas surgidas de la revolución li-
beral. Sin embargo, sectores cada vez más importantes, tanto en el seno delli-
beralismo (Stuart Mili) como del socialismo (Blanc Lasalle, Bernstein) lleva-
rán adelante la generalización de los derechos fundamentales, partiendo de la
tesis de que no existe contradicción, sino complementariedad entre los ideales
de la revolución liberal y del socialismo, entre la libertad y la igualdad.
Así el paso del sufragio censitario al sufragio universal y el reconocimiento
del derecho de asociación, supondrán la incorporación de la clase trabajadora
al sistema parlamentario representativo, y esa integración a su vez generará un
nuevo tipo de derechos, los económicos, sociales y culturales y explicará el pa-
so del Estado liberal de Derecho al Estado social de Derecho.
A partir de este proceso histórico frente frente a los reduccionismos de la li-
bertad sin igualdad o de la igualdad sin libertad, se podrá construir una teoría
de los derechos fundamentales con la raíz complementaria de esosdos valores
de libertad y de igualdad, que se pueden integrar en la idea de una libertad
igualitaria.
También esta dimensión ayudará a construir la fundamentación racional de
los derechos.
k) El proceso de internacionalización es el más actual de los tres que expli-
can los derechos fundamentales desde su devenir histórico. Pone de relieve la
existencia de una contradicción entre el hecho de que el poder político nacio-
nal sea el creador del Derecho interno, donde se recogen y se protegen los de-
rechos, y al mismo tiempo sea el límite del poder la defensa de individuo ante
el poder, una de las razones que justifican su aparición.
Por otra parte, la defensa de los derechos humanos en la sociedad actual
exige la concentración de los Estados para una defensa más eficaz (derecho a
la vida frente al terrorismo, o de otros derechos frente al crimen organizado a
nivel internacional). Esa defensa no se puede producir en el estrecho marco
del Estado, porque el enorme progreso de las comunicaciones abre al hombre
el universo en su integridad. Hoy el espacio del mundo es asequible para todos
en poco tiempo y las organizaciones de todo tipo tienden a desbordar las fron-
teras nacionales.
Así se entienden las dos dimensiones básicas que están en la raíz de la pro-
gresiva tendencia a un tratamiento de los derechos fundamentales a nivel in-
ternacional. Por un lado esta extensión se funda en planteamientos de filoso-
fía política, abierta a la idea del Estado mundial o de la supranacionalidad y
de la superación de la soberanía, y por otro en exigencias más pragmáticas,
usando los instrumentos clásicos del Derecho internacional especialmente los
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tratados multilaterales o bilaterales. Todavía muchos Estados contemplan con
desconfianza el primero de los puntos de vista y se resisten a entregar parcelas
de su soberanía a un órgano supranacional. Solamente en áreas geopolíticas
formadas por Estados sustentados por ideologías homogéneas, el proceso de
internacionalización ha progresado (Consejo de Europa).
La dificultad mayor en este proceso de internacionalización está en la ine-
xistencia de un poder político efectivo, por encima del Estado, y capaz de ga-
rantizar la eficacia del Derecho internacional de los derechos fundamentales.
Este subsiste aún con el acuerdo de los Estados, aunque en el área de los 21
países del Consejo de Europa se haya producido el hecho nuevo del recurso in-
dividual, que abre al ciudadano a la condición de sujeto de ese Derecho inter-
nacional (Robertson, Vasak, Morrison, Castberg, Jacob, Uribe Vargas).
En todo caso, problemas como el peligro de la guerra nuclear impulsa de
nuevo la vieja utopía de la paz por el Derecho (Kant), que hoyes objeto de in-
terés y reflexión desde la filosofía política y jurídica (Bobbio), y dentro de esa
corriente se inserta también un nuevo impulso por la internacionalización de
los derechos fundamentales.
B) Fundamentación racional
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En ese coloquio, Bobbio rechazará la posibilidad de un fundamento absolu-
to, coherente con su línea crítica del Derecho Natural. El problema no es para
Bobbio justificarlos sino protegerlos para que sean reales y efectivos. La funda-
mentación iusnaturalista de los derechos, que fue la más importante en el ori-
gen histórico de los mismos, sufre hoy la crisis de las doctrinas del Derecho
Natural. Es la tesis de unos derechos naturales, descubribles por la razón en la
naturaleza humana, y válidos exclusivamente por su racionalidad (Maritain,
Cotta, Finnis, Lachance).
Esta justificación desconoce la mediación del poder en la producción nor-
mativa, y la necesidad de que la validez del Derecho positivo se contraste con
la eficacia derivada del uso del Derecho, de su obediencia por los destinatarios
de las normas. Es una racionalidad sin fuerza, que así no puede garantizar ni
la paz ni la seguridad (Bobbio) y que incorpora, con el subjetivismo interpreta-
tivo que introduce, una gran inseguridad (Bentham).
Junto al modelo iusnaturalista clásico, otras propuestas de fundamentación
pueden ser asimismo identificadas como iusnaturalistas. Así, las concepciones
de una ética material (Scheler y Hartman) que defienden la existencia de valo-
res en sí, sistemáticos e invariables y descubribles por la intuición, o la teoría
de los derechos morales, que incide en la confusión entre Derecho y moral de
la que se había desembarazado la cultura europea a partir del siglo XVII (To-
masio).
Otras fundamentaciones abiertas al iusnaturalismo desde un liberalismo
progresista son las de Rawls y Dworkin.
Para Rawls el núcleo es la hipótesis de una posición original en la que unos
individuos situados bajo un velo de ignorancia, deciden racional, libre e inte-
resadamente sobre las bases de organización y principios de convivencia. Es-
tos principios suponen que cada persona ha de tener un derecho igual al más
amplio sistema de libertades básicas, compatible con un sistema similar de li-
bertad para todos, y en segundo lugar que las desigualdades económicas y so-
ciales sean para mayor beneficio de los menos aventajados y que los cargos y
las funciones sean asequibles a todos. Del primer principio se derivan dere-
chos naturales absolutos, puesto que sólo pueden ser restringidos en favor de
la libertad y para potenciar el conjunto de libertades, o cuando los destinata-
rios entienden y aceptan que son restricciones justificables por razones de inte-
rés común.
La filosofía de Dworkin se funda principalmente en el rechazo del positivis-
mo y en la postulación de que en el Derecho coexisten las normas con princi-
pios, es decir, imperativos de justicia, de honestidad o de alguna otra dimensión
de la moral. En relación con los derechos fundamentales, éstos constituyen
criterios para valorar a las leyes y a la costumbre. Los hombres tienen dere-
chos morales que les protegen frente a las decisiones que pudieran querer to-
mar la mayoría de los ciudadanos. El modelo es un modelo constructivo basa-
do en los derechos, en concreto en el derecho de todo individuo a ser tratado
como igual, y supone la promesa, en una visión contractualista, que la mayoría
hace a las minorías de que la dignidad y la igualdad de éstas serán respetadas.
Esos derechos no I?ueden ser negados por razones utilitarias o de interés gene-
ral, si el poder quiere tomarse los derechos en serio.
Estas posiciones iusnaturalistas rompen el equilibrio entre razón e historia,
desde una desconsideración o desconocimiento de la historia. Las justificacio-
nes positivistas producen el reduccionismo contrario: extraen todos sus argu-
mentos de la realidad histórica y desconocen o desconsideran a la razón.
En la perspectiva más común, la fundamentación positivista es reconduci-
ble a la teoría formalista de la Justicia (Bobbio) y considera el Derecho positi-
vo como Derecho justo (Hobbes). Los derechos fundamentales serán así aque-
llos que estableciese, sin ningún límite y sin ningún respeto a contenidos mora-
les previos, el legislador en una sociedad democrática. (La sociedad no demo-
crática o no se plantea el tema o si se hace es para ocultar las vergüenzas del
sistema político con una referencia retórica a los derechos humanos). Esto,
por otra parte, es incompleto, porque el poder en una sociedad democrática
no es neutro ante los principios, sino que por el contrario incorpora unos valo-
res coincidentes con los que fundamentan a los derechos humanos.
No parece por consiguiente posible sostener lógicamente una fundamenta-
ción positivista.
Hay que señalar la posición de Bobbio, el argumento del consenso,
donde los derechos estarán tanto más fundados cuanto más aceptados.
la Declaración Universal de 1948, como la mayor prueba histórica del "con-
sensus omnium gentium" sobre un sistema de valores. La observación de Ma-
ritain es la mejor respuesta a la propuesta de Bobbio: el acuerdo existía, pero a
condición de que no se preguntase el por qué.
Esta justificación se mueve exclusivamente en una dimensión historicista,
como ocurre con la de Dino Pasini, que en varios trabajos los fundamenta en
una evolución histórica que va desde los derechos naturales en el origen del
Estado Liberal hasta los derechos sociales que pretenden que la igualdad jurí-
dica no sea anulada y violada por una desigualdad de hecho. Es una concep-
ción histórica dinámica que implica el progresivo reconocimiento, el respeto y
la tutela jurídica del hombre y que Pasini, en un planteamiento metodológica-
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mente próximo al que hacemos aquí, estudia en su desarrollo en el tiempo.
Esta fundamentación positivista-historicista, considera a los derechos como
históricos, variables y relativos y acentúa su origen social. Son obra del hom-
bre en sociedad (Eusebio Fernández). También este reduccionismo es rechaza-
ble porque disminuye la raíz de la fundamentación al prescindir de su dimen-
sión racional. ...
b) Una fundamelación racional no es incompatible con la historia. Por el
contrario, la razón del hombre es siempre razón, situada históricamente y las
realidades que pretende ordenar u organizar, están asimismo situadas' en la
historia. ,
Si los derechos fundamentales tienen una realidad dualista, filosofía de los
derechos fundamentales y Derecho positivo de los derechos fundamentales y
si el paso de una dimensión a otra necesita de la mediación del Poder, entendi-
do como conjunto de Instituciones, operadores jurídicos y ciudadanos que
usan y aplican el Derecho, los problemas de fundamentación se sitúan en la fi-
losofía de los derechos fundamentales con una repercusión importante en el
tema del poder.
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como preferenciasderivadasde la exigenciafáctica objetivamentegeneraliza-
bles. La dificultad del paso de las necesidadesa los valores (Marchello)sepue-
de superarentendiendoa éstoscomo una racionalizaciónabstractaque parte
de la experienciareal de las necesidadesen el ámbito de la argumentaciónque
en la situacióncomunicativa idealseproduceentre los seresque forman la so-
ciedad. Es un deberserque no seseparadel ser,esuna proyecciónque el hom-
bre hace, es un producto de la historia del hombre. El hombre tiene necesida-
des, y éstasexpresanuna carencia.La satisfacciónde las necesidades es la su-
peraciónde la carenciay cuando la satisfacciónsepiensaseproduce un valor.
Así el valor es una abstracciónmental realizadasobrela experienciahumana
de la necesidad(Bobbio), siempreque la necesidadseageneralizablepor la ex-
tensiónde su realidad y que el valor pueda serelevadoa categoríageneral,de-
seablepor la mayoría para satisfaceresanecesidad.
Libertad e igualdad o libertad igualitaria, como expresiónde las preferen-
ciasgeneralizablespara la stisfacciónde las necesidades radicales,es decir, co-
mo valores, estánenla raÍz de los derechosfundamentalesque se explican por
su referencia a uno, a otro o a ambos.
El poder que convierta en Derechopositivo a esamoralidad de la dignidad
humana, debeparticipar de la creenciaen los mismosvalores y situarlescomo
decisionespolíticas fundamentalespara serintegradasen suordenamientoju-
rídico. La faceta jurídica de esosvalores convertidos en decisionespolíticas
del constituyente,son su consideracióncomo normasbásicasmateriales,que,
junto con las normasbásicasformales-órganosy procedimientospara la pro-
ducción de normas-, constituyen los criterios de identificación del Ordena-
miento.
c) Esta fundamentaciónsincrónicasearticula con la diacrónica para la me-
jor comprensiónde los derechos.
El valor libertad irá apareciendocon perspectivasparcialesque se explican
mejor tras analizar los problemashistóricos y racionales:
1)La aportaciónliberal: la libertad de hacerlo que cadauno quiera. Es la li-
bertad como no interferencia.
2) La aportación democrática, la libertad para intervenir en el estableci-
miento de los criterios de hacero para poder hacerlo que sequiera, la libertad
participación.
3) La aportación socialista esla libertad para poder hacerlo que sequiera.
Es la libertad prestación.
La primera está en la raÍz de los derechosindividuales (libertad de pensa-
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miento, de expresión, religiosa, inviolabilidad del domicilio, de las comunica-
ciones, etc).
La segunda está en la raíz de los derechos políticos (derecho de participa-
ción política, de acceso a los cargos públicos, derecho de sufragio).
La tercera está en la raíz de los derechos económicos, sociales y culturales.
La igualdad a su vez aparecerá como igualdad formal y como igualdad ma-
terial. La igualdad formal, que aparece a partir ya del Estado Liberal se pre-
senta en cuantro dimensiones:
1) Como generalidad, estableciendo un abstracto destinatario de las nor-
mas, el hombre y el ciudadano. Todos son destinatarios del Derecho y todos
están sometidos a las mismas instituciones y Tribunales.
2) Como equiparación lo que supone trato igual de circunstancias no idénti-
cas. Se produce cuando no se consideran relevantes a efectos jurídicos circuns-
tancias como el sexo, el nacimiento, la raza, la condición social, etc, (principio
de no discriminación).
3) Como diferenciación. Cuando se considera relevante la presencia de cir-
cunstancias que justifican un trato desigual (la riqueza, la edad, la
ciudadanía).
4) La identidad de procedimiento o igualdad procesal que supone la existen-
cia de unas reglas previas e imparciales, iguales para todos, para resolver los
conflictos y para llegar a la formación de la voluntad de los operadores jurídi-
cos.
La igualdad material se encuentra menos elaborado y obliga a plantear el te-
ma de entre quienes y respecto a qué cosas (Bobbio).
Entre los muchos criterios que se pueden alegar en este caso por coherencia
con todo lo anterior, nos remitimos al criterio de la igual satisfacción de las
necesidades básicas que está, junto con la libertad de prestación, en la raíz de
los derechos económicos, sociales y culturales, yen el proceso de desfunda-
mentalización de algún derecho de imposible contenido igualitario como la
propiedad.
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en el sistema anglosajón, aunque las técnicas de limitación del poder en que
consistirá el control de la legalidad de la Administración y de la Constitucio-
nalidad de las leyes, ampliará el protagonismo de los tribunales de justicia en
la producción de los derechos.
Los primeros derechos recogidos en textos de Derecho positivo, son los re-
lativos a la tolerancia y al respeto, a la conciencia, como el Edicto de Nantes
en el siglo XVI (1598). Junto a estos derechos se protegerán las libertades indi-
viduales, en el siglo XVII en Gran Bretat\a, en la lucha frente a la prerrogativa
regia, Petition of Rights (1628), Bill of Rihts (1689) y también las garantías
procesales (Habeas Corpus Act 1679).
También encontramos declaraciones de derechos en las Colonias Inglesas
de Norteamérica en el Siglo XVII. (Rhode Island, Massachussets, West y New
Jersey,etc).
En el Siglo XVIII, con el triunfo de la revolución liberal en Francia y en las
Colonias Inglesas que constituirán los Estados Unidos de América, se produ-
cirán las Declaraciones de Derechos que comprenden especialmente libertades
individuales y garantías procesales (Virginia 1776, Francia 1789, diez primeras
enmiendas a la Constitución americana, 1791).
En el siglo XIX se producirá la extensión de la Revolución liberal a otros
países (España, Bélgica, Prusia y otros Estados alemanes, Piamonte, etc).
Asimismo se iniciará el reconocimiento del derecho de Asociación (Francia,
Gran Betraña, Prusia, España, etc), aunque con retrocesos a veces importan-
tes. También se inicia el reconocimiento jurídico de algunos derechos econó-
micos y culturales como el derecho a la educación o el derecho al trabajo
(Francia 1848).
En el siglo XX se producirá la generalización del sufragio (Francia, Gran
Bretaña, Alemania, Italia, España) y la aparición del Estado social de De-
recho con el reconocimiento de los derechos económicos, sociales y culturales
(República de Weimar 1919, República Española 1931). Este fenómeno se
consolidará tras la victoria de las democracias frente al nazismo y al fascismo
(Constituciones italiana, 1947, y alemana, 1949) y tras la desaparición poste-
rior de varios regímenes autoritarios (Portugal, Grecia, España).
Por fin el proceso de internacionalización se consolidará tras la segunda
guerra mundial en el ámbito universal, (Declaración de la ONU 1948) y Pactos
Civiles y Políticos y Económicos, Sociales y Culturales (1966); en el ámbito re-
gional especialmente en América (Declaración 1948 y Convención 1970) y en
Europa (Convenio Europeo y protocolos adicionales a partir de 1950).
b) El Derecho de los derechos fundamentales será el conjunto de normas de
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un Ordenamiento jurídico positivo fundadas en la moralidad de la defensa de
la dignidad del hombre, de los valores de libertad y de igualdad que represen-
tan las normas materíales básicas de eseordenamiento.
Desde el punto de vista subjetivo es un error identificar a los derechos fun-
damentales con la categoría de los derechos subjetivos. Se puede perfilar su
caracterízación a través de la consideración de los opuestos y de los correlati-
vos jurídicos de cada modelo (Hohfeld, Ross, Nino, Atienza).
Los derechos fundamentales pueden ser:
1) derecho subjetivo, cuyo opuesto es el no derecho y el correlativo el de-
ber. Existe derecho subjetivo frente a alguien cuando ese titular tiene el dere-
cho de exigir un deber de otra persona (derecho a la vida y a la integridad físi-
ca si se trata de un d~ber negativo o derecho a la asistencia o a la educación si
se trata de un deber positivo).
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chos fundamentales en la relación juridica, éstos pueden ser clasificados con
arreglo a los siguientes criterios:
1) Por las formas de producción: podemos distinguir los derechos según su
forma de incorporación al Derecho positivo: por el Derecho legal (Constitu-
ción, Ley) y por el Derecho judicial (jurisprudencia de los tribunales). El pri-
mer supuesto se sitúa más en el ámbito del Derecho continental y el segundo
en el Derecho anglosajón, aunque hoy en día la integración de ambos criterios
es la regla más general.
2) Por las garantías. Este es U" criterio muy importante, hasta el punto de
que se afirma que el auténtico problema de los derechos es el de su garantía
m.".sque el de su fundamentación (Bobbio). Se puede distinguir entre garan-
tías judiciales y no judiciales. Entre las primeras se sitúan las obtenidas a tra-
vés de los tribunales ordinarios y por los tribunales constitucionales (amparo)
y entre las segundas las parlamentarias (comisiones de investigación) y las del
ombudsman o Defensor del pueblo. Este mismo esquema se puede reproducir
en el ámbito internacional aunque las garantías jurisdiccionales son muy esca-
sas (Convenio de derechos humanos del Consejo de Europa).
3) Por el contenido de los derechos podemos distinguir: derechos individua-
les (a la vida, al honor, libertad religiosa, libertad de opinión y de expresión,
etc); económicos sociales y culturales (huelga, sindicación, garantías de higie-
ne y de seguridad en el trabajo, derecho a la sanidad y a la seguridad social,
derecho a la educación); derechos de sociedad, comunicación y par-
ticipación (libertad de circulación, libertad de prensa y de infor-
mación); derechos de seguridad (garantías procesales y penales) y derechos
políticos (derecho a la participación política, derecho de sufragio, derecho a
elecciones periódicas, derecho a un acceso igual a funciones y cargos
públicos).
4) Por el ámbito de aplicación pueden ser estatales o nacionales e interna-
cionales. Estos últimos tienen origen diverso, valor jurídico desigual, diferen-
te ámbito de aplicación, diferentes garantías y diferentes sujetos o destinata-
rios.
5) Por razón del sujeto titular pueden ser derechos del individuo, de las co-
munidades infraestatales (familiares, partidos), de los Estados en la esfera in-
terna y de los Estados y de los pueblos en la comunidad internacional.
6) Por razón de su forma de ejercicio pueden ser: derechos autonomía, de-
rechos participación, derechos prestación y derechos deber. En los primeros el
titular puede actuar libremente en un ámbito acotado por el Derecho sin inter-
ferencia de otros. En los segundos el Derecho habilita al titular para intervenir
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en las principales dimensiones de la vida de las Instituciones, y en los terceros
el titular está habilitado para reclamar una actuación positiva por parte de los
poderes públicos. Son derechos de crédito frente a esos poderes. En los últi-
mo, el titular del derecho es, al mismo tiempo, titular de un deber (el derecho
a la educación en España y el derecho de sufragio en Bélgica por ejemplo).
d) Quizás el problema central de una teoría jurídica de los derechos funda-
mentales sea el de sus formas de producción y el de sus garantías.
Una observación de la realidad permite constatar que la incorporación de
los derechos fundamentales al Derecho positivo se suele producir por medio
de las normas jurídicas de más alto rango en la cadena de validez del Ordena-
miento, principalmente la Constitución y la Ley. Es razonable porque los de-
rechos fundamentales cumplen una función de límite al poder, y de guía para
el desarrollo del Derecho en todos sus escalones a través de todos los operado-
res jurídicos. No tendría sentido que su positivación se produjese en otros ni-
veles inferiores.
Su constitucionalización se sitúa en la cultura jurídica actual con una serie
de rasgos que identifican en ella los derechos fundamentales.
1) Son Derecho y, por consiguiente, utilizables por sus titulares sin necesi-
dad de esperar a un desarrollo legislativo.
2) Aquellos desarrollos de los derechos imprescindibles para su mejor tutela
deben hacerse por Ley, y en algunos casos se explicita la garantía de que ésta
debe respetar el contenido esencialde los derechos reconocídos en la Constitu-
ción (República Federal Alemana, España).
3) En algunos supuestos específicos, generalmente en el ámbito de los dere-
chos económicos y sociales, de aquellos que exigen una prestación positiva de
los poderes públicos, algunas dimensiones instrumentales (como las que orga-
nizan los servicios públicos que deben realizar la prestación) se regulan por
disposiciones reglamentarias del ejecutivo.
4) La función de límite del poder y de guía de producción del Derecho la
realizan como normas básicas materiales del ordenamiento. A veces también
se positivizan los valores superiores que son su fundamento (artículo 1°-1 de
la Constitución Española).
Eso supone que la identificación de una norma como perteneciente a un Or-
denamiento (validez) no se produce exclusivamente con los criterios formales,
órganos habilitados y procedimiento, que identificaban al Ordenamiento co-
mo dinámico (Kelsen), sino también con su necesaria congruencia con esas
normas básicas materiales que son los derechos fundamentales.
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5) Desde ese punto de vista son normas secundarias, en el sentido de Hart,
normas de producción de normas, porque presuponen la existencia de otras
normas, sus destinatarios son los operadores jurídicos que tienen que producir
otras normas o usar las ya existentes y proporcionan una guía acerca de como
han de usarse o producirse otras normas, que alcance darles, cuando otorgar
precedencia a alguna, cuando considerar a otra inconstitucional, etc. (Carrió).
Se puede decir que todas las normas del ordenamiento en su creación, inter-
pretación y aplicación, se basan materialmente en los derechos fundamentales
que suponen así la Constitución material.
6) En su dimensión de derechos subjetivos, libertades, inmunidades, los
destinatarios de estas normas son normalmente los ciudadanos, aunque pue-
den serlo también operadores jurídicos, pero desde este punto de vista no son
normas secundarias, sino primarias, normas de conducta que permiten hacer,
que prohiben hacer, que permiten exigir comportamientos de otros, que per-
miten modificar situaciones-jurídicas de otras personas, etc. Cuando los dere-
chos fundamentales sean potestadas se puede sostener que son normas secun-
darias para la producción de otras normas.
e) Aún sin llegar al extremo del realismo escandinavo y de otras posiciones
judicialistas de identificar al Derecho exclusivamente a través de su aplicación
por los jueces, la garantía de la eficacia de las normas es muy importante para
evitar sacrificar a los que lo cumplen voluntariamente, en beneficio de los in-
fractores, rompiéndose así el principio de igualdad y favoreciendo la creencia
de que no produce consecuencias no respetar las normas, en este caso las re-
ferentes a los derechos fundamentales.
Se puede hablar de garantías genéricas para referirnos al contexto de la so-
ciedad en que estos se sitúan. Son los presupuestos de la sociedad democráti-
ca, tanto desde el punto de vista jurídico político como desde el punto de vista
económico social y cultural. Sin una limitación del poder, a través de su origen
consensual y basado en la soberanía popular, una separación de poderes y una
aceptación de que los derechos son límite al poder y guía para el resto de la
producción normativa, sin respeto al principio de las mayorías, sin un sistema
parlamentario representativo, sin participación de los ciudadanos, sin someti-
miento de los gobernantes al Derecho, etc., no puede arraigar un sistema de
derechos fundamentales.
Por otra parte sin la satisfacción de una serie de necesidades básicas como la
educación, la sanidad, la vivienda, la seguridad social, no se puede pretender
un uso igual de los derechos, ni una atribución igual de los beneficios que és-
tos producen entre todos los ciudadanos.
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La tendencia a que estas condiciones se realicen progresivamente en la so-
ciedad es una garantía indirecta o genérica como la hemos calificado. Es el
problema de la mediación del poder, entre la moralidad y el Derecho positivo
de los derechos fundamentales, vista desde otro punto de vista. Es, en definiti-
va, la identificación de la filosofía de los derechos y de su posible juridifica-
ción con la sociedad y el poder democráticos.
Las garantías específicas suponen la actuación de los tribunales o de otros
operadores jurídicos habilitados para ello, en los supuestos en que el incum-
plimiento, desobediencia o no utilización de una norma que recoge un derecho
fundamental, puede impedir la función de norma básica material que los dere-
chos realizan o pueden frustrar la pretensión de los titulares de esos derechos
fundamentales como derechos subjetivos, como libertad, como potestad o co-
mo inmunidad.
Así, las garantías en relación con los derechos fundamentales cumplen dos
objetivos:
1) Contribuyen a la custodi<X,de la Constitución; en este caso preservando a
los derechos como normas básicas materiales (normas secundarias), como cri-
terios de validez y de identificación de normas.
Esta función se realiza a través del recurso de Insconstitucionalidad (Ale-
mania, Italia, Francia, España, etc), en los sistemas en que existe una jurisdic-
ción concentrada (Tribunales Constitucionales) o a través de recursos ordina-
rios cuando existe una jurisdicción difusa, atribuyéndose esas competencias a
los Tribunales ordinarios, y especialmente al Tribunal Supremo (Estados Uni-
dos).
También se puede producir en el nivel inferior cuando los derechos están re-
cogidos exclusivamente en leyes (3" república francesa) o desarrollados de és-
tas, a través de' la acción de los Tribunales Ad:ninistrativos (Tribunales Ordi-
narios especializados en el control de la Administración). Sin embargo la posi-
tivación de los derechos fundamentales a través de la Ley, puede producir la
intervención, en estos casos de los Tribunales Constitucionales, con lo cual, de
alguna manera la incorporación de la regulación de los derechos en leyes ordi-
narias dota a éstas de una especial protección e incluso puede llevar a través de
esa protección a un aumento de su rango en relación con otras leyes ordina-
rias. No entrará en juego, por ejemplo, el princípio derogatorio del criterio
cronológico -Iex posterior derogat anterior- (Decisión del Consejo Constitu-
cional Francés sobre la Ley de Asociaciones de 190 1).
2) Protegen a los titulares de los derechos subjetivos, libertades, potestades
e inmunidades
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Lo hacen por medio de los Tribunales ordinarios: por la vía penal cuando se
sanciona con una pena la infracción de un derecho que constituye delito (ho-
micidio, torturas, allanamiento de morada, coacciones, prevaricación, calum-
nias e injurias, etc; por vía civil cuando se solicita una indemnización en un su-
puesto de violación de un derecho (reclamación civil frente a la prensa por vio-
lación de la intimidad personal o familiar); por vía administrativa, ante la ac-
tuación por vía de hecho de las administraciones públicas frente a un derecho
fundamental (prohibición de reuniones o manifestaciones, negativa a inscribir
una asociación, etc). Normalmente en estos supuestos se suelen establecer pro-
cedimientos sumarios y urgentes para agilizar el restablecimiento del derecho
violado.
En determinados sistemas jurídicos existe la posibilidad de acceso directo
del ciudadano a los Tribunales Constitucionales, una vez agotados todos los
recursos ordinarios y en relación sólo con algunos derechos especialmente los
civiles y políticos (recurso de amparo en España).
Otros operadores jurídicos no judiciales pueden contribuir a la garantía de
los derechos fundamentales: la Administración puede fomentar ejercicio a
través de la aplicación a determinados casos de sanciones positivas o premios
(Bobbio). Así cuando se favorece la contratal;:ión, con incentivos o con exen-
ciones tributarias a los empleadores que contraten trabajadores de primer em-
pleo, o que se encuentren en el paro; el Parlamento puede contribuir asimismo
por medio del control del gobierno por la oposición (interpelaciones, pregun-
tas, comisiones de investigación, debates políticos, etc) y por medio de las pe-
ticiones que los ciudadanos dirijan a las Comisiones de peticiones; finalmente,
con origen escandinavo, aparece el Ombusman o Defensor del Pueblo, el de-
fensor cívico, que es un órgano normalmente dependiente del Parlamento,
que defiende los derechos de los administrados frente a la Administración.
Algún autor considera que las garantías pueden ponerse en marcha aunque
no se haya infringido una norma, puesto que el Derecho está formulado por
principios además de por normas (Dworkin). En todo caso la resolución de
juez que aplica el principio es ya una norma y la propia competencia del juez
para resolver es consecuencia de una norma que le habilita para producir nor-
mas.
En la dimensión internacional la garantía es aún poco efectiva en Naciones
Unidas, y en la mayor parte de las regulaciones regionales con excepción del
Consejo de Europa.
Desde el 3 de septiembre de 1953 entró en vigor la garantía de los derechos
fundamentales para las demandas entre los Estados yen 1955 se inicia la posi-
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bilidad del recurso individual, en virtud del cual cualquier persona sometida a
la jurisdicción de un Estado miembro que haya aceptado el procedimiento del
artículo 25 del Convenio Europeo, puede acudir ante la Comisión Europea en
defensa de un derecho de los protegidos en el mismo. Admitida la demanda
individual, y fracasada la conciliación que debe intentar la Comisión tras un
examen contradictorio "la Comisión redactará un informe en el que hará
constar los hechos y formulará un dictamen sobre si los hechos comprobados
implican, por parte del Estado interesado una violación de las obligaciones
que incumben a tenor de la convención (art. 41). El asunto puede concluir en
el Comité de Ministros del Consejo de Europa que tomará las medidas para
establecer el derecho violado, o ser trasladado al Tribunal, por la Comisión,
por el Estado miembro del ciudadano ofendido, por el Estado miembro que
haya presentado el caso ante la Comisión, y por el Estado que haya sido de-
mandado ante la Comisión.
La sentencia del Tribunal será motivada y en ella se puede condenar al Esta-
do que haya violado alguna de las obligaciones establecidas en la Convención
a que entregue a la parte lesionada "una satisfacción equitativa", si el Dere-
cho interno de dicha parte sólo permite de manera imperfecta borrar las con-
secuencias de esta decisión (art. 50). Los Estados miembros se comprometen a
conformarse a las decisiones del Tribunal en los litigios en que sean partes
(arts 32 y 54).
D. CONCLUSION
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jurídíca, y nuevos problemas como la guerra, el hambre en muchos pueblos, o
la contaminación y la degradación del medio ambiente, son objeto de delibe-
ración moral que se orienta hacia la ampliación de nuevos derechos.
En el Derecho positivo la superación de la relación Estado-Individuo, y su am-
pliación a otros ámbitos, como la protección de los derechos frente a los
particulares, y muchas veceséstos pueden ser tan poderosos como los Estados
(las multinacionales), o la extensión del ámbito donde se pueden aplicar (a
toda la sociedad) yel fortalecimiento de las dimensiones internacionales de su
reconocimiento y de su protección son temas que hoy ocupan la reflexión en el
pensamiento jurídico. Los derechos fundamentales siguen provocando emo-
ción y resentimiento y siguen siendo también una importante razón, con todas
sus limitaciones, de la esperanza de la humanidad.
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